Orquídea - Suplemento

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Orquídea © 2021 The Orquídea COATEPC,VER VIERNES , MARZO 10, 2021 $5.00 ttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttttt

VOL.CLXV... No.54,8982

la primavera estalla en el Jardín Botánico Fairchild Miami, 19 mar (EFE News) Las orquídeas están por todas partes en el Jardín Botánico Fairchild de Miami-Dade (Florida).

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t Orquídeas en flor: la primavera estalla en el Jardín Botánico Fairchild

Editado POR: Alin Melany jarvio González Clase: Diseño Editorial de Periódico POR: Andres Marcelino Corrales Amenzcua

Como las plantas convirtieron a las hormigas en sus esclavas

EL PROYECTO UN MILLÓN DE ORQUÍDEAS


Orquídeas en flor: la primavera estalla en el Jardín Botánico Fairchild El lugar celebra hasta el próximo domingo un evento que va más allá de la botánica e incluye exposicione conciertos y conferencias.

Planta para comprender a Darwin

Darwin jardinero

Darwin reconoce en la introducción de su libro The different forms of flowers on plants of the same species (1877) que debería haberlo escrito un “botánico reconocido, distinción que no me puedo atribuir”. El naturalista británico no se dedicó a la identificación de las plantas ni se preocupó por describir las novedades botánicas que pudo encontrar en su recorrido americano. Sí se interesó, sin embargo, por cómo crecían y dedicó tiempo a cultivarlas y observar su desarrollo. Desde esa faceta de jardinero, tan arraigada en la nobleza británica del siglo XIX, fue un colaborador habitual de la revista The Gardeners’ Chronicle, fundada en 1841 por algunos de los paisajistas y botánicos británicos más destacados del momento. En ella, publicó sus primeras contribuciones, antes de llevar sus más detallados estudios botánicos ante la Linnean Society.

Entre bromelias, arelias, helechos, palmas y otras plantas selváticas reinan las orquídeas traídas desde distintos lugares de los trópicos. EFE/A. Mengott Naranjas, amarillas, blancas y de otros colores, de infinitas formas, con aroma o no, en los árboles, en la tierra o en los laboratorios, las orquídeas están por todas partes en el Jardín Botánico Fairchild de Miami-Dade (Florida), que como cada primavera celebra su evento dedicado a unas plantas que aquí tienen hasta música. Sede del Jardín Nacional de Orquídeas, el Botánico Fairchild celebra hasta el próximo domingo “Orchids in Bloom”, un evento que va más allá de la botánica e incluye exposiciones, conciertos y conferencias y atrae cada año a cientos de personas.

En un rincón de este arboreto y jardín botánico de 33 hectáreas fundado en 1938, “Orchid Music”, una instalación sonora del artista eslovaco radicado en Miami Juraj Kojs, convierte el ADN de orquídeas nativas de Florida como la Encyclia tampensis o la Cyrtopodium punctatum en una expresión musica.Cada uno de los módulos instalados en una pérgola del jardín emite unos sonidos que son producidos por el sintetizador que “lee” el ADN de cada especie y que combinados producen “la música de orquídeas”. En otro rincón, una gran escultura de Dale Chihuly,

uno de los artistas del vidrio más reconocidos en el mundo, compite en colorido y belleza con una multicolor mata de orquídeas. El epicentro de “Orchids in Bloom” (Orquídeas en flor) es, sin embargo, la “Selva Tropical Richard H. Simons”, un espacio de dos acres de exuberante vegetación continuamente humedecido por cientos de rociadores de agua y cruzado por un sonoro arroyo. Allí entre bromelias, arelias, helechos, palmas y otras plantas selváticas rodeadas de una neblina hecha de rocío, reinan las orquídeas traídas desde distintos lugares de los trópicos por los científicos de este jardín botánico situado .

EL PROYECTO UN MILLÓN DE ORQUÍDEAS En instalaciones repartidas por la inmensa propiedad trabajan científicos en iniciativas como el Million Orchid Project o en una investigación en colaboración con la NASA para determinar qué plantas comestibles son las mejores para cultivar en la Estación Espacial Internacional. El Million Orchid Project, cuyos orígenes se remontan a 2012, tiene como objetivo reintroducir especies nativas de orquídeas en el paisaje urbano del sur de Florida, donde hace más de un siglo crecían natural y abundantemente en los árboles, pero la civilización acabó con ese paraíso. En el laboratorio de Micropropagación, una científica explica cómo hace para cultivar las orquídeas que una vez que alcanzan el tamaño adecuado son adosadas a los árboles de parques y calles por científicos y voluntarios. La científica muestra un pequeño bote con diminutas semillas de orquídeas y explica que con dos o tres millones de esos pequeños granitos de color amarillento sólo se logran diez plantas. En el microlaboratorio, el hongo se sustituye con un compuesto de azúcares y almidón sobre el que se plantan los brotes de semillas germinadas, agrega la experta en un espacio colmado de cientos de pequeños botes con brotes de distintos tamaños y especies. Son plantas caprichosas, además: a algunas les gusta el banano, a otras el mango y hay algunas que aman la patata, dice mostrando un bote con polvo de banana que tras ser sometido a un proceso de esterilización sirve de alimento a las miniplantas.

A Darwin le preocupaban las adaptaciones de las plantas y, muy especialmente, su capacidad de movimiento, en unos seres vivos tenidos tantas veces por inmóviles. El naturalista británico estudió el crecimiento de raíces y tallos, pero dedicó minuciosos estudios en el invernadero de su Down House al conocimiento de las fuerzas que permitían trepar a las lianas, atrapar insectos a las plantas carnívoras o trasladar el polen con eficacia, de una flor a otra, para garantizar la descendencia de la especie. Siempre con una mirada atenta a detectar los tránsitos evolutivos que llevaban de unas formas a otras, seleccionando siempre la mejor adaptación. Como un observador minucioso, Darwin estudió el comportamiento de centenares de especies, en su mayoría exóticas y obtenidas en los jardines botánicos británicos, muchas en The Kew Gardens. Pero también desarrolló experiencias con las plantas silvestres que nacían espontáneamente en su finca de Downe, unos kilómetros al sur de Londres. Muchas de las especies que observó Darwin se cultivan en el Jardí Botànic de la Universitat de València y, fácilmente, podemos seguir su desarrollo o comportamiento atendiendo las explicaciones del autor británico. Sabemos por él que las hojas de la trompeta de los ángeles (Maurandya barclayana) tienen pecíolos sensibles capaces de rizarse sobre las ramas de las plantas próximas. Que ese giro, que las fija y les permite ascender sobre las plantas próximas, se completa en un tiempo de unas tres horas y diecisiete minutos. Darwin también nos explica, y lo podemos observar en el invernadero tropical del Jardí Botànic, que las plantas trepadoras que desarrollan zarcillos, como la parra de hoja de castaño (Tetrastigma voinierianum), son más eficientes trepando que las que se fijan mediante raicillas, como el ficus trepador (Ficus pumila).


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g Salud: recopilan usos medicinales de plantas de Sibaté

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Estas luciérnagas cuentan con una “armadura musical” Desde que la vida es vida, asistimos, aunque a veces sin darnos cuenta, a la mayor carrera armamentística que jamás pasará delante de nuestros ojos. Puede resultar una visión un tanto particular de la biología, pero en la naturaleza nada es casualidad, y como si de una guerra que se viene librando desde el principio de los tiempos se tratara, a mi a veces me gusta imaginarme el mundo natural como un inmenso y eterno campo de batalla donde el enemigo acecha en cualquier esquina, y las alianzas se tejen en los lugares más inesperados. Allá donde miremos podemos encontrar multitud ejemplos de ello: algunos tan evidentes como el veneno desarrollado por diversas especies de plantas y animales, o la coloración críptica y la habilidad para camuflarse de otras. Y es que bien hablemos de sofisticados sistemas de comunicación o de estrategias de caza especializadas hasta la perfección, se trata tan solo de las diferentes formas que tiene la vida de adaptarse a un mundo en constante pie de guerra. Un mundo en el que la máxima imperante es la de matar o morir; sobrevivir o perecer; comer o ser comido, y en el que para ello vale todo, desde la fuerza más bruta, hasta la más sutil seducción. Como vemos, los ejemplos son innumerables. En otras ocasiones, sin embargo, como si fuéramos incapaces de entender una tecnología que en secreto se desarrolla en los búnkeres subterráneos en los que la evolución planea su próximo golpe, estos sofisticados mecanismos destinados a la supervivencia pueden pasar desapercibidos a nuestros ojos, o como en el caso que veremos a continuación, a nuestros oídos. Para tratar de ilustrar estas palabras vamos a hablar de las luciérnagas. Las luciérnagas son conocidas por su brillo único y la luz que emiten gracias a una reacción química mediada por una encima llamada lucíferasa. La luz en las luciérnagas tiene un papel central en la vida de estos insectos, ya que pueden utilizarla con diferentes fines como el apareamiento o para atraer a sus presas. Y dado que sus cuerpos contienen veneno, otros investigadores también han barajado la posibilidad de que estos destellos de luz también sirvan a las luciérnagas como una señal aposemática, es decir, una advertencia a los depredadores potenciales. Sin embargo, entre los depredadores más habituales de las luciérnagas se encuentran los murciélagos, animales de sobra conocidos por su desarrollado sentido del oído, más también por su deficiente visión, lo que motiva que la señal luminosa e intermitente de las luciérnagas resulte un tanto ineficaz a la hora de disuadir a los murciélagos de acabar entre sus fauces. Esto precisamente fue lo que llevó a un equipo de investigadores de la Universidad Tel Aviv a preguntarse si además de la luz, las luciérnagas podían disponer de otros mecanismos de defensa ante los murciélagos. “La idea de este trabajo surgió accidentalmente durante una investigación sobre la ecolocalización de los murciélagos” cuentaYossi Yoveldirector de la Escuela de Neurociencia de Sagol, miembro de las Escuelas de Ingeniería Mecánica y de Zoología de la Facultad de Ciencias de la Vida George S. Wise y autor principal de un estudio que se publica esta semana en la revista iScience. “Estábamos deambulando por un bosque tropical con micrófonos capaces de grabar las altas frecuencias de los murciélagos, cuando de repente detectamos unos sonidos desconocidos en frecuencias similares procedentes de luciérnagas”, recuerda.

“Una mirada en profundidad utilizando vídeo de alta velocidad reveló que eran las luciérnagas las que producían estos sonidos mediante el movimiento de sus alas”, continúa explicando Ksenia Krivoruchko, la estudiante de doctorado que codirigió el estudio. Un ultrasonido que ni los seres humanos ni las propias luciérnagas pueden escuchar según se recoge en el trabajo títulado Fireflies produce ultrasonic clicks during flight as a potential aposematic anti-bat signal. Esto llevó a los investigadores a platear la hipótesis de que estos sonidos están destinados a lo oídos de los murcié lagos; concre tamente mantenerlos alejados de las luciérnagas venenosas, y por lo que les sirven como una especie de “armadura musical”. “Las mismas luciérnagas no podían detectar sus propios sonidos, lo que nos hizo descartar que este mecanismo estuviera destinado a la comunicación interna dentro de la especie”, aclara Krivoruchku. Tras el descubrimiento accidental, el equipo del laboratorio del profesor Yovel examinó tres géneros diferentes de luciérnagas comunes en Vietnam (Curtos Luciola y Sclerotia), además de una especie israelí del género Lampyroidea , y así constataron que todas ellas producen estos tipos de ultrasónicos únicos, pero que en ninguno de los casos podían escucharlos. Entonces, ¿se puede concluir que las luciérnagas han desarrollado un mecanismo de defensa especial específicamente para murciélagos?, plantean los investigadores. Yovel enfatiza que esta afirmación no fue probada en el estudio, pero varias características apuntan a esta conclusión. En primer lugar, el hecho de que las luciérnagas no puedan escuchar el sonido, mientras que los murciélagos si que pueden hacerlo, y lo que es más, emplearlo para encontrar a las luciérnagas, hace intuir a los investigadores que es más que probable que estos ultrasonidos sirvan a los insectos como una especie de señal de advertencia o medida disuasoria. Krivoruochku añade que el descubrimiento de ultrasónidos en las luciérnagas es en sí mismo una contribución importante al estudio de las relaciones depredador-presa: “la idea de señales de advertencia que el propio remitente no puede detectar es conocida en el mundo de las plantas, pero es bastante rara entre los animales”, cuenta la investigadora. “Encontrarnos con esta ‘batalla musical’ entre luciérnagas y murciélagos puede allanar el camino para futuras investigaciones y posiblemente dar pie al descubrimiento de toda una gama de mecanismos de defensa basados en el sonido y desarrollados por animales contra posibles depredadores”, añade sobre un hallazgo que podría asemejarse al descubrimiento de la pólvora. Sin embargo, entre los depredadores más habituales de las luciérnagas se encuentran los murciélagos, animales de sobra conocidos por su desarrollado sentido del oído, más también por su deficiente visión, lo que motiva que la señal luminosa e intermitente de las luciérnagas resulte un tanto ineficaz a la hora de disuadir a los murciélagos de acabar entre sus fauces. Ede la luz, las luciérnagas podían disponer de otros mecanismos de defensa ante los murciélagos.

Las luciérnagas producen ultrasonidos que potencialmente podrían disuadir a los murciélagos Foto: Brandon Alm

Los investigadores hipotetizan que estos sonidos están destinados a los oídos de los murciélagos; concretamente a mantenerlos alejados de las luciérnagas.


Las plantas han desarrollado características específicas para atraer a las hormigas, como el néctar que colma de sus flores y tallos, o espinas huecas para que estas se refugien. A cambio, las plantas usan a las hormigas para propagar sus semillas o incluso como guardaespaldas ante la amenaza de otros insectos. Algunas especies de hormigas han evolucionado estrechamente con los árboles en los que viven, y mientras que algunas especies no dependen en gran medida las plantas por mucho tiempo, sin embargo otras se basan se basan ellas tanto para la consecución de alimento, refugio o lugar donde anidar. ¿Son las plantas aburridas? A simple vista puede parecer que estas simplemente se limitan a estar ahí, haciendo la fotosíntesis mientras los demás animales se divierten. Pero en realidad, si les prestas la suficiente atención las plantas resultan fascinantes.

Esto se puede apreciar echando un simple vistazo a como se relacionan con algunos animales; por ejemplo las hormigas. Las plantas han desarrollado características específicas para atraer a las hormigas, como el néctar que colma de sus flores y tallos, o espinas huecas para que estas se refugien. A cambio, las plantas usan a las hormigas para propagar sus semillas o incluso como guardaespaldas ante la amenaza de otros insectos. Ahora un nuevo estudio publicado en las actas de la Academia Nacional de Ciencias ha analizado la historia genética de más de 1.700 especies de hormigas y 10.000 géneros de plantas, encontrando que la co-evolución entre hormigas y plantas comenzó con una relación depredadora por parte de las hormigas, a la que las plantas respondieron evolucionando hacia “un trato amigable” con estas, es decir, en vez de combatirlas como enemigas, las agasajaron como aliadas. “¿Cuándo empezaron las hormigas a depredar sobre las plantas y cuándo empezaron estas segundas a facilitarles las estructuras para que las hormigas pudiesen aprovecharse?”

se pregunta Matt Nelsen, investigador postdoctoral del Field Museum y autor principal del estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. “Algunas plantas cuentan con una serie de estructuras que han evolucionado específicamente para el usufructo de las hormigas”, explica Nelsen. “Han desarrollado características especiales que persuaden a las hormigas para que las defiendan del ataque de otros insectos e incluso mamíferos. Estas incluyen espinas huecas en las que las hormigas vivirán dentro, o néctar adicional en las hojas o tallos para que coman las hormigas. Algunas hormigas tan solo hacen trampa; toman el néctar y se van. Sin embargo otras se quedarán y atacarán cualquier cosa que intente dañar a la planta. “Otras plantas reclutan hormigas para ayudarlas a dispersar sus semillas, sobornándolas con “paquetes de alimentos” unidos a las semillas llamadas eleosomas. “La hormiga recogerá la semilla y se la llevará, se comerá el eleosoma y desechará la semilla, a menudo en un área rica en nutrientes donde crecerá mejor, y donde al estar lejos de su árbol madre no tendrá que competir con su progenitor por los recursos”,

Los científicos, no obstante, no están seguros de cómo comenzó la relación evolutiva entre las hormigas y las plantas. Si contemplamos la evolución como lo que es en ocasiones: una carrera armamentística entre especies que desarrollan formas de beneficiarse de sus vecinos, la pregunta de los científicos en este caso busca saber quién “disparó” primero, si las hormigas o las plantas. “Es la típica pregunta del huevo y la gallina; no sabemos si la acción de las hormigas dio lugar al desarrollo de las estructuras en las plantas, o si fueron estas estructuras las que en un principio atrajeron a las hormigas”, “Algunas hormigas no dependen en gran medida las plantas, sin embargo otras especies se valen de ellas para la consecución de alimento, refugio o un lugar donde anidar. Encontramos que, evolutivamente hablando, para llegar a este punto, las hormigas primero comenzaron a alimentarse en las copas de los árboles, luego incorporaron plantas a su dieta, y posteriormente comenzaron a anidar de forma arbórea. Si bien este cambio gradual hacia una mayor dependencia de las plantas es intuitivo, aún nos sorprende “, concluye Nelsen.

Como las plantas convirtieron a las hormigas en sus esclavas

Foto: Field Museum / Corrie Moreau


Regularización de mariguana se topa con ‘bache’ en Senado; se iría hasta septiembre Con esta decisión se pone en juego el potencial de un mercado que comprende a uno de los mayores grupos de consumidores de cannabis del mundo. La propuesta de ley en México para legalizar el cannabis se ha topado con un obstáculo en el Senado, donde se está considerando una versión diferente del dictamen. El líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, dijo este jueves que prefiere buscar una extensión a la fecha límite que la Suprema Corte estableció para abril para cambiar la ley prohibitiva actual, lo que deja en duda si el proyecto de ley podría someterse a otra votación en las próximas semanas. Está en juego el potencial de un mercado que comprende uno de los mayores grupos de consumi

Aplicar fertilizante sobre la planta en lugar de aplicarla en suelo aumenta un 50% el zinc en el grano de trigo

dores de cannabis elegibles del mundo. Los legisladores propusieron que las personas puedan tener plantas en sus hogares y que las empresas puedan solicitar licencias para operar en 2022, lo que despertó el interés de los inversionistas internacionales y locales ansiosos por buscar su “oro verde” en Latinoamérica.

Monreal anunció que buscará una prórroga al mandato de la Corte de legislar la legalización del cannabis. (Bloomberg)

“Lo mejor para todos es que sea una buena ley, no una ley que al vapor aprobemos y que después tenemos dificultades para la aplicación”, aseveró Monreal en una conferencia de prensa este jueves.

Salud: recopilan usos medicinales de plantas de Sibaté

por Redacción | Abr 5, 2021 | Alimentación, I+D+I - Salud

Un equipo del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (UCO) ha demostrado, con ensayos de campo realizados durante ocho campañas agrícolas, que pulverizar el fertilizante sobre las plantas aumenta hasta un 50 por ciento más la concentración de zinc en en el grano de trigo que si se aplica en suelo.’ La UCO ha explicado en una nota que a nivel mundial el déficit de zinc es más problemático en áreas rurales de países en vías de desarrollo, donde la dieta se reduce a la ingesta de productos vegetales cultivados sobre suelos con baja disponibilidad en nutrientes. La biofortificación, que es el proceso incrementar el valor nutricional de los cultivos a través de un aumento de la concentración de de minerales o vitaminas, se revela como un remedio a esta problemática.

La Senecio formosus o Arnica es una planta medicinal hallada en el municipio de Sibaté. Foto: Grupo de Estudios Botánicos - Rodamonte - Foto: Grupo de Estudios Botánicos - Rodamonte

En un libro quedó plasmada toda la información referente a un importante número de plantas medicinales y ambientales que se pueden encontrar en Sibaté, municipio ubicado al sur de Bogotá. Se trata de una publicación en la que las comunidades locales fueron clave, trabajando de la mano de la academia. La bióloga Natalia Ramírez, una de sus autoras, comenta que llegaron a la comunidad a través de la Junta de Acción Comunal (JAC) de la vereda Bradamonte, donde su presidente, Deogracias Jaimes, y los demás integrantes trabajan en pro de la protección del agua y el ambiente. Cuando los habitantes accedieron a colaborar, recurrieron al Programa de Gestión de Proyectos (PGP) de la Universidad Nacional, que se encargó de financiar el proyecto, que hoy se ve plasmado en la publicación: “Plantas usadas por la comunidad rural de la vereda Bradamonte, Sibaté (Cund. Colombia)”.


Plantas albinas, la orquídea fantasma devoradora de hongos El color verde, otorgado por la clorofila, es una característica definitoria, si no la que más, del reino vegetal. Las plantas son seres autótrofos que pueden producir su propio alimento a partir de sustancias inorgánicas simples como el dióxido de carbono y el agua. Sin embargo, en todo hay excepciones, y aunque mucho menos frecuente que en animales, las plantas también puede verse afectadas por uno de los desordenes genéticos más extendidos del reino animal: el albinismo.

“Una explosión violenta y silenciosa” Atrapamoscas Dionaea muscipula Los granos de polen del atrapamoscas son más de 15 veces más grandes que los del nomeolvides. No existe una relación directa entre el tamaño de la planta y el de su polen. Durante gran parte de la larga historia de la vida vegetal terrestre, las plantas tenían que estar muy cerca unas de otras, casi tocándose, para emparejarse. Los musgos dispersan su pálido esperma con la lluvia para que su flujo vital vaya flotando hasta sus congéneres cercanos, como hacían otras plantas primitivas, pero ese método de reproducción requiere humedad. Al principio, la vegetación sólo podía sobrevivir en rincones húmedos del planeta donde las gotas de agua comunicaran regularmente a los machos con las hembras. Pero llamemos a las cosas por su nombre. El polen venía a ser el esperma de las plantas, con dos espermatozoides por grano, rodeados por una membrana a menudo dorada, que es a la vez protección y vehículo. Si en la larga novela de las plantas el conflicto narrativo era la distancia entre los amantes, el polen fue la solución que los uniría, a través de metros o incluso de un continente a otro. Fue el truco evolutivo que transformó el mundo, ha­­ciendo posible el sexo entre desconocidos.

Al igual que sucede en los animales, el albinismo en plantas se caracteriza por la pérdida de pigmentos. La gran diferencia radica en que, si bien la pigmentación en el reino animal resulta hasta cierto grado algo supletorio, siendo los pigmentos fundamentales en las plantas para la consecución de la energía que necesitan para sobrevivir, el albinismo supone una sentencia de muerte casi segura; o con suerte, una vida efímera. No obstante ahora, un equipo de investigadores de las universidades de Hyogo y Kaganawa, acaba de hallar en Yokohama, Japón, una variante no fotosintética o “fantasma” de la orquídea dorada -Cephalanthera falcata- de casi el mismo tamaño que su contraparte

cuyos pormenores se detallan en un artículo publicado esta semana en la revista Frontiers in Ecology and Environment de la Sociedad Americana de Ecología sugiere que la orquídea fantasma estaba obteniendo sus nutrientes de hongos simbióticos, sin embargo el descubrimiento es una puerta entreabierta a cuestiones

Cephalanthera falcata- Orquídea dorada. Espécimen fotosintético (izquierda) Espécimen albino (derecha)

Plantas nanobiónicas Foto: Seon-Yeong Kwak / MIT

Imagina que al anochecer, en lugar de encender una lámpara cuando oscurece, pudieras leer a la luz de una planta brillante en tu escritorio.Ingenieros de MIT han dado un primer paso fundamental para hacer realidad esa visión al incorporar nanoparticulas unas

mucho más profundas. Las variantes no fotosintéticas de la orquídea dorada son presumiblemente más dependientes de los hongos que sus contrapartes fotosintéticas, falcata, parece ser estable Son solo algunas de las preguntas importantes que los investigadores reservan para futuras investigaciones.

planta de berro las cuales indujeron a emitir una tenue luz durante casi cuatro horas. Se trata solo del primer paso pues los investigadores creen que, con una mayor optimización del proceso, dichas plantas algún día serán lo suficientemente brillantes como para

iluminar un espacio de trabajo. “Nuestra intención es conseguir una planta que funcione como una lámpara de escritorio; una lámpara que no haya que enchufar y cuya emisión de luz es impulsada por el metabolismo energético de la propia planta”, declara Michael Strano, Profesor de Ingeniería Química en el MIT y director del estudio. Según apuntan los investigadores, esta tecnología también podría proporcionar una iluminación interior de baja intensidad, o incluso utilizarse para transformar árboles en farolas autónomas. Plantas nanobiónicas Las plantas nanobiónicas pertenecen a un nuevo área de investigación tiene como objetivo proporcionar a los seres del reino vegetal nuevas características a partir de agregación de nanopartículas que se integren en su metabolismo.


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