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Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017

La armonía del mundo Pietro Citati Traducción Rafael Antunez

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n tiempo hubo hombres que creían en la armonía del mundo. Ellos se reconocían con una señal. En las horas del día o de la noche, sus ojos se alzaban hacia la invisible ciudad celeste. Mientras que los otros percibían allá arriba solamente conflagraciones de astros, deslumbrantes estrellas, ardientes soles, luctuosos cometas, sangrientos eclipses de luna, o embrollos sin sentido como la madeja de lana enredada de un gato, –ellos contemplaban un espectáculo distinto. En torno al «glorioso planeta Sol, que está en su trono sobre los otros y los corrige y los guía», las estrellas y las constelaciones forman un tapete maravillosamente trenzado, del que derivan todos los tapetes terrenos, alfombras entretejidas de lana, de palabras, de colores y de sonidos. Este bordado viviente se mueve: rotando, las estrellas producen un sonido y una música, ahora aguda y vibrante, ahora grave y solemne, desciende de los senderos del cielo sobre los senderos de la tierra. Y aunque el deseo sea grande, no alcanzamos a escucharla, porque vivimos envueltos en ella, como peces en el agua. Pero si la alcanzáramos, seríamos distintos. Nos olvidaríamos de comer y beber, de amar y sufrir, de pensar y escribir, para sólo escuchar esa música increíblemente suave. Nuestra tierra es una copia del cielo –cuentan los geógrafos de la armonia mundi. Sobre la superficie del globo, la naturaleza combina sabiamente la violencia del fuego y la fecundidad del agua, el peso de la tierra y la ligereza del aire. Alterna los días y las noches. Combina las heladas y puntiagudas cadenas de los montes y las colinas que descienden arrastrándose hacia los valles; acerca el rugido de los torrentes, la lentitud perezosa de los grandes ríos, las olas furiosas del mar, como si se tratara de componer con las cosas una música continuamente variada. Algo o Alguien, el Innombrable que tiene todos los nombres, provee para los hombres mitos: los asiste y los guía, y permite que alcancemos la felicidad preparada para cada uno de nosotros, si sólo sabemos cómo escuchar la voz de Dios o la voz de la naturaleza. Trunca los proyectos de los ladinos, y los hace «andar a ciegas en pleno día como si fuera de noche». Ensalza a los humildes, da esperanza a los débiles, salva a los justos de la mano de los opresores. Da el aire al embrión en el huevo, nutre a los hijos de la oruga, «prepara aquello de lo que viven los mos-

quitos, las serpientes y las moscas, aquello de lo que tienen necesidad los topos en sus madrigueras». Sabemos, desde la Biblia hasta Voltaire, cuantas ironías, sarcasmos y protestas había suscitado esta idea de la armonía del mundo. ¿Dónde está el orden en la historia de la tierra? ¿Dónde la justicia en la vida de los hombres? ¿Y el famoso concierto de las esferas celestes no será quizá una Babel de gritos, una música estridente, un murmullo informe, como el que a lo lejos anuncia nuestras ciudades? En cualquier tiempo vemos desastres, calamidades, destrucción, violencia e insensatez, arbitrio de los poderosos, sangre derramada. Troya envuelta en el humo y las cenizas de los incendios, las columnas de los templos paganos cortadas y tiradas al suelo, Santa Sofía despojada de ofrendas por siglos, Ciudad de México arrasada, Pekín invadida por los mongoles… Cuantas veces el destino elige y condena sin motivo: prepara para uno de nosotros el camino fácil y abierto, que lo conducirá, sin mérito ni dolores, entre la multitud de los beatos; y para otro, el sendero espinoso que lo lleva, aún en vida, a los más atroces tormentos del infierno. No es verdad –como ya recuerda la Biblia– que «Dios castiga al que ama la iniquidad y siembra lutos». No es verdad que «el malvado es desgraciado por toda la vida, y que al prepotente le están reservados años contados»: no es verdad que él «va errando para buscar el pan, y que la angustia y la calamidad lo aterrorizan»; no es verdad «que la luz del impío se apagará, y que su recuerdo desaparecerá de la tierra». Si bien, puede parecer absurdo, hoy en día hay quien vive como si creyera en la armonía del mundo. Son personas extrañas. Cuando los conocemos, parecen estar separados de nosotros por una pared de vidrio, que no podemos abatir o superar. No tienen casa, son los invitados, los vagabundos, los peregrinos, quizá los prisioneros. Hablan a gusto en imágenes, parábolas y enigmas, como un viejo chino o Kafka, –el cual era uno de ellos. No tienen pasiones, su rostro, compuesto por una sustancia más compacta e impenetrable que la nuestra, no refleja sus pasiones. Sigue en Pág. 20


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Seamus Heaney Nota y traducción de Clara Janés

Se reía amablemente Seamus Heaney, de que me propusiera traducir algunos de sus sonetos y, cada vez que pasaba por mi lado y me veía con pluma, papel y sus poemas al lado, me picaba. Me inquietaba un poco, ya que uno nunca sabe…. Decía que el reto sería traducir con rima rigurosa esos sonetos tan libres. Al final, en cambio, eligió mi trabajo para ser leído, junto a otros dos, como resultado de aquel seminario de traducción de su poesía, que tuvo lugar en Rótterdam en 1986. Por aquel entonces todavía no era Premio Nobel, pero como había escrito ya Robert Lowell era “el mejor poeta irlandés desde Yeats”. Nacido en 1939, pasó su juventud en una granja, y el tipo de vida tradicional se refleja en su primer libro Death of a Naturalist (Muerte de un naturalista, 1966). Estudió literatura en Belfast, donde ejerció la enseñanza durante algunos años. Fue luego lector en la universidad de Queen y posteriormente profesor, entre otros lugares, en la de California en Berkeley, en Harvard y en el Carysfoot College de Dublín. Trabajó para la la BBC, y para distintos periódicos. Libros como Door into the Dark (Puerta a la oscuridad, 1969), North (1975) y Station Island (1984) dan prueba de la claridad y la firmeza de su escritura. En su ensayo “Aprendiendo de Eliot” apuntó: “la naturaleza de la realidad poética es doble: descubierta primero como un hecho extraño de la cultura, la poesía se interioriza a lo largo de los años hasta convertirse, por así decir, en una segunda naturaleza. La poesía, que al principio estaba fuera de nuestro alcance, generando la necesidad de comprender y someter su extrañeza, se convierte finalmente en un camino familiar dentro de nosotros, en una corriente que la imaginación remonta gustosamente hacia un origen”.

In memoriam M.K.H

Cuando los demás se habían ido a misa yo era todo suyo mientras pelábamos patatas. Rompían el silencio, dejadas caer una a una como la soldadura que el soplete llora. Frío consuelo puesto entre nosotros, cosas que compartir brillando en un cubo de agua limpia. Y de nuevo dejadas caer. Breves salpicaduras gratas del trabajo del otro nos devolvían a la conciencia.

Por ello, cuando a martillazos el párroco recitaba a su cabecera las oraciones para agonizantes y algunos contestaban, mientras otros lloraban, recuerdo su cabeza inclinada hacia la mía, su aliento en el mío, nuestros ágiles cuchillos sumergiéndose. Nunca más cerca el resto entero de nuestras vidas.


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Una naciente hermandad Director Lorenzo León Diez Consejero Editorial Rafael Antúnez Relaciones Públicas Francisco Romo Villaseñor

Rectora Dra. Arq. Margarita Acosta Mota Secretario Académico Dr. Arq. Joel Olivares Ruiz Dirección Administrativa Lic. Arturo Pacheco Panamá Dirección Académica Arq. Carlos A. Cabañas Ramírez

Diseño y Maquetación: Patricia Nuñez Zayas. Lariza Grisel Molina Castillo y Fabricio Torres P.

ciclo literario revista www.cicloliterario.com.mx ciclo.literario.periodico@gmail.com

Universidad Gestalt de Diseño www.gestalt.edu.mx informes@ugd.edu.mx

Ciclo Literario Universidad Gestalt de Diseño

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l primer número de Ciclo Literario apareció el mes de junio de 2001. A partir del número 6 del mes de abril del año 2002 se convirtió en el órgano de la Escuela de Escritores de Veracruz, hasta el mes de marzo de 2004. Durante este lapso el director del periódico y de la Escuela organizó siete diplomados en Creación Literaria, donde participaron los más brillantes escritores y profesores residentes en Xalapa, a saber: Rafael Antúnez, Francisco Cuevas Cansino, Francisco Morosini, Leticia Mora, Mario Muñoz, Ángel José Fernández, José Luis Martínez Suárez, Adriana Menassé, José Homero, Jaime Turrent, Juan Ramírez, Alberto Castillo, Alain Derbez, Felipe Casanova, José Luis Martínez Morales, Marco Carrión, Porfirio Carrillo, Nidia Vicent e Isabel Corral. Ciclo Literario siguió su camino teniendo como sede Oaxaca, durante 92 números, una actividad que creció en lo internacional, cuando se editó desde la ciudad de Madrid (durante 2012-13) y posteriormente fue plataforma de la Semana de Cultura Mexicana en Hungría, organización de la que ha sido coordinador el director de Ciclo desde 2011 hasta la edición de este año en que tendrán lugar las Jornadas de Literatura Húngara en Español y en la que participan, a partir de la Embajada Mexicana, la Universidad Veracruzana, el Instituto Cervantes de Budapest y las universidades ELTE, Szeged, Pécs, Pásmany, así como la Biblioteca de Lenguas Extranjeras. La Escuela Gestalt de Diseño fue fundada en 1987 y en 1991 se tornó una institución de estudios superiores; en 2001 representaba la primera y original oferta educativa del Gestalt en México. En 2008 se inauguró en su actual edificio como Universidad donde se imparten diversas licenciaturas y posgrados con un enfoque conceptual, metodológico, creativo y tecnológico –entre otros aspectos de su prisma educativo—que son señeros en la actividad docente, de difusión e investigación en nuestro país. A partir del presente número estamos presenciando el enlace de dos entidades culturales significativas en lo estatal y en lo nacional, ambas con reconocimiento en ámbitos fuera de nuestras fronteras. Estas experiencias hacen posible que la valiosa y trascendente aportación artística y educativa que tuvo como territorio la Escuela de Escritores, que ocupó una antigua y hermosa casona de la calle de Juárez, y la dinámica de alta calidad que ha desplegado la Universidad Gestalt durante 30 años, se unan para provocar, una vez más, la fiesta de la escritura creativa, el arte literario y el ejercicio periodístico, en el marco de la Universidad Gestalt de Diseño que convoca al Primer Diplomado en Creación Literaria y Periodística. Las páginas de Ciclo han logrado una presencia importante en la lectura de lo que hoy es, más que nunca, un objeto cultural –aunque también está en la red virtual como revista electrónica; se postula como periodismo artístico en un formato que hasta ahora ha conservado los valores visuales (refinándolos) del tabloide clásico: dos columnas tipográficas regulares en un puntaje concebido para una lectura muy cómoda y buscando a un lector pos moderno, cuya atención fundamental es la lectura de imágenes, mismas que en Ciclo han ocupado los fotógrafos históricos y los artistas universales de este arte.

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La combinación que estamos a punto de iniciar, entre escritores y diseñadores profesionales, así como discípulos de los géneros literarios y periodísticos y de diseño editorial y páginas web, seguramente será notable para la cultura veracruzana y el país, pues estamos poniendo sobre la mesa del taller ambas vocaciones –complementarias hoy más que nunca- y que, enraizadas en la tradición, buscarán crecer en las nuevas condiciones de lo que se llama ya: la era digital. ¡Enhorabuena!


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Arquitectura post moderna e imagen urbana, su raíz en la tradición Joel Olivares Ruiz es, sin haber nacido aquí, un xalapeño de cepa: estudió a partir del tercero de primaria en la Rébsamen, la secundaria en la Antonio María de Rivera y la preparatoria en la Juárez. Se graduó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Veracruzana, cursó la especialidad en diseño en la Universidad Internacional de Arte de Venecia, la maestría en diseño industrial en el Politécnico de Milán y su doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid. Es fundador de la Universidad Gestalt de Diseño de Xalapa. Su obra arquitectónica es mencionada en forma destacada por ensayistas como Felix Ruiz de la Puerta y su investigación El lenguaje gráfico de la arquitectura, obtuvo el Cum Laudem como tesis de doctorado. Con él conversamos del estado en que se encuentra esta entidad urbana llamada Xalapa.

-Joel Olivares, llegaste hace 60 años a Xalapa. A mí me sucede encontrar cada vez que llego a esta ciudad verla como una entidad de crecimiento sorpresivo. Cómo se manifiesta lo vital en las calles, en las banquetas, en los edificios, en los parques. He tenido largas estancias fuera, y cuando regreso a Xalapa me asombra que sea ya una ciudad densa, populosa. Si recuerdo mi primera estancia aquí, en los setentas, era una ciudad provinciana donde quizá el concepto urbano era difícil de aplicar, a lo mejor no era todavía una urbe en ese momento y sin embargo ahora Xalapa es una urbe con todas las de la ley, que significa ese tránsito espeso, ese movimiento constante pero con un enigma que es algo característico de la ciudad: nunca la podemos ver completa desde ningún punto de vista, no sabemos dónde están los principios, los finales, las fronteras ¿no? nunca podemos verlo por la propia orografía del territorio. Crecimiento claro en todos sentidos, rascacielos y zonas con las características de nuestras sociedades tercermundistas, lejos de decir que es ordenado, un crecimiento nada más...una ciudad construida por albañiles, por las propias personas con sus albañiles ¿verdad? lo que nos da esa tremenda estética xalapeña, que tu me dirás qué nombre le pondrías a esta estética, si se puede llamar así, al resultado en conjunto de las singularidades constructivas. Esta introducción es una invitación para que hagas una reflexión de tu experiencia desde la infancia, cómo has vivido Xalapa, qué es para ti en este momento, y en el transcurso de tu vida como ciudadano pero sobre todo como un profesional de la arquitectura, el urbanismo, y el diseño. Entonces lo que te estoy pidiendo es una exposición de tus vivencias que seguramente irás ligando con la evolución conceptual que has podido lograr en tu estudio e investigación. -A mí me pasa exactamente lo mismo, cuando he tenido oportunidad de salir por dos, tres años…llegar a Xalapa y ver cómo se han estado dando todos estos cambios. Mi primera impresión cuando llegue de niño, a los diez años, fue toparme con una Xalapa provinciana y la imagen

primera al asomarme por la ventana de mi casa a las calles fue la de los techos con las tejas. Viniendo del DF, habitando unos departamentos, yo dibujaba como todos los niños los techos de rojo, con tejas, eso es básicamente una imagen arquetípica, esa experiencia y esa impresión la he recordado toda mi vida y mucho de mi trabajo en teoría ha sido investigar sobre esas imágenes. Siempre viví por la zona de los Berros, calles empedradas, con muchas pendientes y disfrutaba la libertad de poder transitar, caminar; salíamos a jugar todas las tardes al estadio, eran solamente llanos, y después estaba El Dique, había un riachuelo, nos íbamos atrás de la UV a pescar axolotes…era un paraíso, porque vivir en el concreto, con todos los problemas de seguridad en el DF y llegar a Xalapa fue la libertad, andar en bicicleta, compartir, realmente hacer una vida propia. Por supuesto todo ese desarrollo de primaria, secundaria, prepa… vinculado a la familia y a las otras familias que nos reconocemos como generación…tener amigos de toda la vida. Nos conocíamos, a lo mejor no teníamos mucha amistad con los Chedraui, por ejemplo, pero fuimos compañeros alguna vez y sabíamos quién era cada quien; eso permitía que en toda esa etapa de adolescente hubiera mucha comunicación, en todas las tertulias estábamos presentes, en los equipos de fútbol jugábamos los mismos, había mucha interacción como pueblo que era. Xalapa siempre ha tenido un estatus y un sentido cultural, tanto en el arte, la música y las letras. Podías ver obras de teatro y a veces estrenos…y muy fácil, te costaba cinco pesos ir al concierto, cualquiera podía hacerlo…ir a exposiciones de artes pláticas que me llamaron la atención desde que era chico. Yo sabía que iba a arquitectura desde secundaria. Intenté entrar a artes plásticas, a escultura, pensando que de algo me iba a servir. Pero no duré ni una semana, no encontré ninguna guía. Ese sentimiento, cuando entré a la escuela de arquitectura, también lo tuve: de estar frente a un papel en blanco con una entrega de 24 horas y sin saber qué hacer.


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Esas preguntas son las que me llevaron muchos años después a dedicarme a la academia: tratar de encontrar métodos que simplifiquen tu manera creativa de desarrollar proyectos, y por supuesto siempre con todas las ventajas de contar con muchos conocidos. Tengo cinco hermanas, siempre tenía contactos, amigos. Desde que decidí estudiar arquitectura, estuve en despechos, platiqué con chicos que estaban en la carrera y me puse muy pronto a trabajar. Éramos una familia numerosa, todo mundo tenía que aportar algo, había muchas carencias, mi papá a veces tenía trabajo, a veces no, estaba en la administración pública. Yo me metí a trabajar en la construcción del seguro social, en la obra, como asistente de lo que se llamaba tomador de tiempo, que consistía en llevar controles de obreros y ahí conocí a varios jóvenes recién egresados de la facultad que estaban haciendo sus prácticas profesionales. Fue un año el que estuve trabajando ahí y luego entré al despacho de uno de ellos y me enseñó a dibujar y hacer maquetas. En maquetas tengo la experiencia de hacer una torre Eiffel de un metro cincuenta centímetros con palillos y resistol 5000. Fue un éxito. Un amigo que tenía una tienda en el centro, la expuso en la vitrina como una semana. Yo tenía muchas ideas de promoción, no sé por qué se me ocurrió llevarla a la fábrica de resistol. La desarmé, tomé el autobús a México, tenía familia allá, llegué con ellos, investigue donde estaba la fábrica, quedaba lejos, una zona totalmente industrial…tenía 15 años…y llevé mi torre, me reciben los funcionarios, la ven y les fascina. Me preguntaron cuánto cuesta, pero yo no había pensado en eso, dije una cantidad, creo que 300 pesos, y me los pagan y me dicen que cualquier otra cosa que haga con mucho gusto la verían. Y la ponen dentro de un nicho para una exposición. Cuando llegue a la facultad de arquitectura yo sabía dibujar, tenía una idea de construcción, había participado ya en obras en este despacho de arquitectos. Recuerdo una anécdota con uno de mis profesores, Mario de la Garza, que me daba clases de física en la prepa. Una mañana llegué a la prepa con los zapatos todos manchados de cemento y le digo: profesor le entrego mi trabajo porque no puedo venir a clase pues estamos colando –los colados empezaban a las seis de la mañana. Luego yo estando en quinto año de arquitectura comentaba de la Garza que tenía un alumno en la prepa que llegaba para pedir disculpas porque no podía asistir ya que estaba colando ¡y yo nunca he ido a un colado!... Demolición de obras de arte Al entrar a la facultad todo se me facilitó: hacer los proyectos, los ejercicios, siempre dedicado, siempre tratando de hacer lo mejor y lo más completo, pero para los profesores, muy jóvenes muchos de ellos y otros inexpertos, resultaba yo un reto. Entonces a los dos años de estar allí…yo ya estaba harto...no me daban nada, no me enseñaban nada, y me fui al DF para tratar de entrar a la UNAM, hice mi solicitud, regreso

a Xalapa, veo de qué manera me puedo mantener allá yo solo, y es en ese momento que el chico con quien trabajaba en el despacho me recomendó con Enrique Murillo. Entonces inicio un aprendizaje: trabajaba con él de 7 de la noche a 12 de la noche todos los días, después de estar ocho horas de clase. Murillo me da toda la orientación y todo el aprendizaje que yo necesitaba en obras, en proyectos, en experimentos. Mucho de lo que soy se lo debo a él. Cuando salgo de la facultad fundamos un despacho, nos hacemos socios y realizamos muchísimas obras, como 25. Nos iba bastante bien. Pero yo sentía como que algo me faltaba, que tenía una carencia en el desarrollo de mi obra. En ese entonces Xalapa se estaba desarrollando con todo este aspecto urbano que mencionas, se construían unidades habitacionales, todo con cubitos, todo igualito y nosotros con Enrique buscábamos básicamente recobrar las cubiertas inclinadas, los ateliers, la recuperación de villas antiguas, herrerías. Sin entrar a un colonial mexicano buscando más bien hacer una arquitectura moderna pero con conceptos antiguos o tradicionales y esa es la línea que él ha seguido con éxito hasta su premio de la bienal con Caxa. Fue una etapa de mucho experimento, de mucha idea, de romper esa racionalidad con la que se estaba haciendo la arquitectura. En el centro histórico de Xalapa estaban demoliendo las casas neoclásicas, había mucho dolor, el urbanismo intentaba hacer la ciudad funcional, una ciudad de plato roto en la montaña. Querían hacer las avenidas, como la de Ávila Camacho, avenidas arboladas, pero pasando por encima de la ciudad, entonces cada edificio neoclásico era un edificio viejo, un edificio que había que tirar, eliminar. Todavía de estudiante me tocó dibujar algunos edificios que demolieron, que eran obras de arte, y siempre quedó en mi memoria ese tema, esa sensación de destrucción. La experiencia de restauración Cuando cursaba la facultad ofertaron una beca para ir a hacer una especialidad en restauración, la gané. Me fui a Florida tres meses, y regresé con el ánimo de hacer algo de restauración en Xalapa. En ese momento había la idea de ampliar la calle de Enríquez y todavía había algunos edificios, ya había un estacionamiento donde actualmente es la plaza de las artesanías. Estaba el edificio de Enríquez que está metido, o sea había el proyecto de alinear, mover incluso el Palacio de Gobierno para ampliar la calle, entonces nos pidieron apoyo para limpiar la calle de Enríquez de anuncios y les hicimos un proyecto de remodelación. En ese entonces era el presidente municipal el licenciado Manuel Fernández Ávila, y tuvo todo el empuje para pasar encima de todos los comerciantes y propietarios de la zona del centro y se hizo la remodela-


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017 ción. Le metimos colores a edificios neoclásicos que nunca habían sido pintados, quitamos todos los anuncios, ampliamos la calle peatonal, se pavimentó, se plantaron los árboles, se hizo más humano ese pedacito, nuestro proyecto era hacer la calle totalmente peatonal, pero no quisieron. Se hicieron algunas remodelaciones de fachadas, todavía quedan algunas cosas de lo que se hizo, pero básicamente el principal aporte fue experimentar cómo pintar los edificios. Estamos en una época donde todos eran blancos y algunos de colores vivos, ya aparecía la vinílica, las casas neoclásicas se pintaban con cal. No había gamas de colores especiales para los diseños neoclásicos. Entonces introdujimos la vinílica para pintarlos y tuvimos que experimentar con modelos, hacer algunas pruebas, tuvimos errores pero la mayoría fueron aciertos y logramos demostrar que la arquitectura puede estar de colores Cuando hicimos ese trabajo, que fue muy sonado a nivel nacional, nos invitó la UAM de Xochimilco a dar una charla sobre esta experiencia. Antes de la sesión me regalaron un libro que ellos habían editado sobre la arquitectura pos moderna. Nosotros no sabíamos que estábamos haciendo arquitectura pos moderna. Al acto asistían los autores. Entonces cambié el orden de las diapositivas, y antes de hablar sobre los modelos que tomamos de diferentes países para hacer esta intervención, hablé sobre la experiencia de cómo lo hicimos y después cómo eso podría vincularse a esos modelos. Cambió el sentido y claro, la charla fue un éxito, pues lo que ellos habían estudiado de manera teórica, nosotros lo habíamos hecho de manera práctica, sin tener una idea de que eso era el movimiento pos moderno. Se había tirado un edificio junto al edificio Enríquez, y la idea que propusimos era hacer una plaza que se vinculara con el atrio del beaterio, para hacer un pasaje peatonal, pero lo que querían era reubicar a los ambulantes. Propusimos entonces un pasaje pero todo con una arquitectura de jardín, o sea que fuera desmontable, toda metálica con un domo con vidrio esmerilado, para que los ambulantes no tuvieran una propiedad sino tuvieran un sitio nada más, y fuera como un pasillo nada más, limpio, más que neoclásico art nouveau. Modelo iconográfico En el proyecto hicimos un modelo de edificio que era como un tapón; después, en mi tesis de doctorado le llame modelo iconográfico. Era un icono de un edificio pero no era ningún edificio. Todo de forma neoclásica, con arcos, hecho con concreto y con apariencia de concreto. Resultó un detalle, digamos formal, porque nosotros nos alineamos, y con ese tapón de concreto, impedimos que la calle central tuviera tentación de alinearse, como estaba el trazo de los urbanistas, y se recuperó ese fragmento, se salvaron tres de los edificios neoclásicos que estaban por la casa Olivier e hicimos una fachada falsa, con arcos solamente y metal, para el edificio Enríquez y el banco de Serfin, que nunca aceptó nada, ellos hicieron su fachada de piedra, que está horrible, y el due-

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ño del edificio Enríquez se mostró reticente, dijo, no, nosotros tenemos nuestro arquitecto, esto no lo entendemos, y lo que hizo fue una caricatura de neoclásico, porque las alturas de las ventanas neoclásicas no son las de los edificios modernos, quedaron allí, medio chaparras, y quedó una especie de colonial mexicano como fachada, y con su pórtico. El colonial mexicano, prestado Esos son de los temas que la ciudad o que los xalapeños, sobre todo de las familias que tienen esas propiedades y que tienen cultura, no entienden. Lo colonial mexicano son modelos de arquitectura del bajío, son prestados, no tienen una relación, sobre todo en las formas y los materiales, de los edificios neoclásicos originales de la zona este de México, una arquitectura neoclásica, con figuras humanas antropomorfas, casi casi tirando ya hacia el art nouveau y eso nunca se reconoció. Anteriormente se había hecho una remodelación de la plaza Lerdo, que esta frente al Palacio de Gobierno. Allí se había tapado un edificio moderno, donde esta Bancomer ahora. Esa fachada se intentó hacer neoclásica, pero se trajeron canteros de Oaxaca, porque aquí no hay canteros. Nosotros, que teníamos una idea de arquitectura moderna, industrializada, que eliminara todo lo que es esa arquitectura de albañil, al verlos ahí con su cincel labrando la piedra, sentíamos que era espantoso. Eso fue lo que me llevó a seguir estudiando, a seguir trabajando en demostrar, cómo la arquitectura post moderna puede dar soluciones a temas tanto de imagen urbana como de arquitectura contemporánea, con raíces propias de la arquitectura tradicional. La magnitud de la destrucción -De la arquitectura neoclásica de Xalapa, desde que tú recuerdas, ¿qué porcentaje calculas que haya desaparecido? -Yo calculo que ha desaparecido un 70 por ciento. -Es una lástima ver que esas construcciones existen allí como fragmentos, puntos apenas, y para el extraño que pueda tener noción de cómo era una ciudad antigua, es prácticamente imposible de construir mentalmente lo que era Xalapa, ¿no? No se puede imaginar cómo era Xalapa después de la destrucción que hubo. -Claro. Debemos considerar que muchos llegamos a Xalapa y nos hicimos xalapeños por esas cualidades que tiene Xalapa, sus calles tortuosas, empedradas, húmedas, ese sabor, esa escala, y sobre todo el paisaje, lo cerca que está la montaña, los valles, etc. ese contacto con la naturaleza. Cuando no se tiene eso claro, Xalapa es cualquier cosa, y al entrar a una ciudad y hacerla cualquiera, pierdes la oportunidad de recrearla.


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El cobro de la naturaleza Hicimos una intervención en la COP 16 de Can Cun, que es un congreso internacional de sustentabilidad mundial. Lo promueve la UNESCO. Fue en el momento en que hubo unas grandes inundaciones en el Papaloapan, que afectó a Tlacotalpan, y en el Puerto de Veracruz, cosa que en el tiempo que he estado jamás había vivido, todo el zócalo estaba inundado y unas colonias que estaban en zonas de resumidero. Esa demostración fue la que hicimos, exponer esa idea de lucro que provoca que donde hay pantanos la humedad se resuelve simplemente echándoles tierra y tapándolos con concreto para vender esos terrenos a muy alto costo, acciones que la naturaleza cobra cuando hay un evento de este tipo, porque sale el agua de todos lados y destruye. Tenía dos metros de altura el agua en algunas colonias, toda la propiedad se destruyó, ese es el costo de esa miopía, de esa falta de memoria histórica del territorio donde vas a vivir, porque no te enteras o porque no quieres enterarte. De esa forma también se están eliminando las dunas de Coatzacoalcos.

con las proporciones guardadas, y la conexión es muy caótica, precisamente, esa zona ya limpia, con una circulación vehicular especializada en transporte público, pienso por ejemplo en tranvías tipo San Francisco o Lisboa, con áreas peatonales y bancas para contemplar el paisaje, sería maravillosa para propios y extraños… - Si, caminarla. En mi familia de niño nunca hubo coche, y yo me acuerdo que todo era a pie, y podíamos venir del centro hasta esta zona, el norte, a pie, y había senderos. - ¿Tú crees que haya alguien en Xalapa que tenga una visión de urbanismo, de diseño, que rescate los valores que todavía tiene Xalapa, dentro de lo destruido, valores como estos que estamos hablando, de estas zonas de riqueza cultural, comercial, gastronómica? -Fíjate que sí, porque en el ejercicio que hemos hecho con alumnos que estaban en la facultad y después, cuando esos alumnos han participado de manera profesional al regresar y hacer la maestría, subsisten esas ideas.

Una ciudad sustentable, posible

Cuando truena el tren que va de Veracruz a México y se deshace, rematan todos los predios y lo que queda del tren, que a veces pasa y a veces no. Al eliminarlo hicimos un proyecto de recuperación, mandar el tren fuera de la ciudad porque la ciudad está partida por la vía. Hay tanta ciudad después de la vía, como la que quedó dentro…y planteábamos recuperarla para hacer un corredor vial, y además recuperar el tren en un circuito perimetral. La idea no prosperó.

Hicimos una exposición a un grupo que se llaman Los Cien, de Manuel Fernández. Trajimos a dos especialistas, uno de Curitiva, Brasil y otro de España, que vino a plantear este tema de las remodelaciones en las zonas del puerto. Las preguntas que les hicimos básicamente consistieron en su visión de Xalapa, si tenía todavía oportunidades de hacerse una ciudad sustentable, y dijeron que por supuesto que sí, porque está toda la comarca libre, en todo el territorio, de aquí hasta Perote, no hay nada, y para abajo, hacia la costa, desde Rinconada no hay nada. Entonces tenemos todavía un sitio espectacular, un punto medio de la montaña, entre lo que es el valle que viene desde Veracruz, hasta la altura de Perote. Un punto exacto donde chocan las nubes, con ese microclima que pocas ciudades en el mundo tienen. Está todo para hacerse, pero no hay ni voluntad política ni organización social ni conciencia de lo que tenemos. -Veo que la zona comercial de Xalapa, el mercado Galeana, el mercado Jauregui, estas calles que convergen en ese gran puente Xalitic, el corazón comercial tradicional es un tesoro, no creo que todavía las autoridades hayan visto el tesoro que hay allí… -No, para nada. -Porque se conserva la tradición sorprendente de la cocina, las fondas, de locales que venden barro, canastas… las verduras, frutas y vegetales frescos de la región. Yo viviendo diez años en Oaxaca considero que tiene un nivel de autenticidad y de riqueza como la de Oaxaca,

Carril para triciclos Aquí, en la Universidad Gestalt, tenemos la maestría en diseño urbano sustentable y salen proyectos de ese orden, corredores viales, ciclo vías. Precisamente cuando se pavimentó Ruiz Cortines, fuimos a hablar con el presidente municipal para decirle que era una oportunidad, (estoy hablando de hace como quince años) para crear una ciclo vía, y nos miró como si le pidiéramos un carril para triciclos, y actualmente todas las ciudades se hacen con ciclo vías, es el reto. A la presidenta municipal anterior también se le presentó un proyecto y lo tomó como bandera. Hizo dos calles en el centro con ciclo vía…pero así son los políticos, todo es fachada. Ideas hay, de hecho nosotros acabamos de firmar un convenio con SEDEMA para hacer este tipo de proyectos. Tuvimos una reunión con los tesistas y les decíamos: la meta es exponer la idea, el objetivo académico es sembrar ideas, hacer conciencia, cómo sería la ciudad si tuviera esto, o lo otro. Resolver el transporte público -Si no se resuelve el transporte público es difícil poder pensar en otra cosa ¿no? -Sí. A mí me interesó mucho desde que estuve la primera vez en Curitiba, un sitio que está a cuatro horas de Sao Paulo, pero no es un


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017 pueblito turístico es una capital en un estado del interior. Ya no me acordaba porque es Curitiba importante, por los tranvías sobre todo, claro que ahora se llaman trolebuses o metrobuses, que son un éxito en ciudad de México o en la capital de Colombia. Pero Curitiba tiene 40 años de hacerlos. Mi hijo se casó con una curitibeña y tuve que ir a la boda. Descubro esa ciudad. Es como Xalapa, tiene el mismo clima, el mismo nivel de montaña y el mismo trazo. Solamente que ellos lo que hicieron fue respetar el núcleo histórico, lo remodelaron, y crearon avenidas de ese núcleo hacia afuera, pero con una visión muy moderna. El gobierno tomó el negocio en sus manos no va detrás de los fraccionadores sino adelante. El estado creó la infraestructura y el proyecto y los fraccionadores se adicionaron a ese plan global. Hay avenidas muy amplias y resolvieron las partes internas, a través de vías peatonales, de bicicletas, andadores y sobre todo incrementaron el número de parques, aunque como en Xalapa Curitiba tiene cerca el exterior. Lo llevaron al interior, ese exterior lo llevaron a la ciudad, zonas que eran basureros las hicieron parques, zonas que eran antiguas minas de arena, las hicieron baños, le metieron agua, y en el mundo tienen más proporción de zonas verdes por habitante que otras ciudades, -En ese sentido Xalapa ¿cómo está? -Xalapa está en las últimas. Tiene poquísimas áreas verdes. Creo que la media son cinco metros cuadrados por habitante. Xalapa a lo mejor tiene un metro 50 centímetros por habitante. Xalapa tenía 350 mil habitantes, y ahora con todo lo que ha crecido, colonias que han hecho la mancha urbana, anda sobre las 700 mil personas. Cuando Curitiba hizo su proyecto, tenían 500 mil habitantes y proyectaron la ciudad…a 30 años: dos millones de habitantes calcularon, o sea en lugar de limitarla estimularon su crecimiento y los dos millones apenas los llegaron a cumplir en 40 años. Pero no se siente una ciudad de dos millones, porque tiene sobre las avenidas edificaciones verticales, y después todas las conexiones hacia las colonias, es una ciudad impresionante. El urbanismo de quinto patio -Cómo ves esas áreas en Xalapa que se están desarrollando en ese corredor donde se cuenta con Plaza Américas, por ejemplo…¿Qué articulación hay? -Cero, se dice que es un urbanismo del quinto patio, o sea sobre la avenida se van haciendo patios, no hay conexiones entre estos patios, estos quintos patios, con otras zonas. Entonces se crean unos caos terribles, aunque tu tengas una colonia, la colonia está aislada, es como si casi estuviera deshabitada, sin circulación. Son lugares masivos pero no hay descongestionamiento, y sobre todo que no priorizan, como lo hizo Curitiba, el transporte público. Ellos lo hicieron de una manera muy simple. Aquí el que llega a gobierno es un poco para hacerse rico, a ver qué negocios hace, su objetivo no es plantear un proyecto de ciudad donde sus habitantes fueran los que se hagan de negocios y el gobierno solamente organizara las reglas. A todos los camioneros les propuso dejar sus camiones a un sistema de programación de rutas, a todos los camioneros los hizo accionistas, ellos pagaban al departamento de programación, para que les hicieran la programación de rutas, entonces les daba lo mismo si estaba su camión en

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una ruta de fuera o de dentro porque los beneficios se repartían, según las acciones que tuvieran, si tenían dos camiones tenían más acciones, si tenían un camión, menos, entonces se repartía de manera proporcional. De esa cantidad se quedaba una parte para hacer renovación de quipo. Así, de esos dos o tres camiones que tenían destartalados, ahora tienen autobuses de primera línea, y su dinero sigue funcionando. Políticos y ciudadanía - ¿Está lejos Xalapa de poder alcanzar algo así? - Sí y no. No, porque no hay una voluntad política, no hay conciencia, o sea los políticos llegan con la visión de solo administrar los recursos públicos, pero no a plantear un modelo de desarrollo para los problemas de sobrepoblación, falta de infraestructura, tratamiento de agua, recuperación de la basura y, sobre todo, de la carencia de agua. Paradójicamente estamos en una zona de abundancia de agua con lluvia, veneros, manantiales, arroyos y ríos que se contaminan por el crecimiento urbano y se tiene que traer agua del estado de Puebla. Los políticos piensan que son los habitantes que tienen que solucionar sus cosas, los habitantes piensan que son los políticos los que tienen que solucionarlo todo. Entonces básicamente es como cada quien se hace su casa, sus muros, y vive su entorno privado. No hay ese sentido de comunidad. Pero por otro lado también hay problemas, y hay gente que piensa en esos problemas, las soluciones no son fáciles pero ya hay propuestas en otros lados, que han funcionado. Yo recuerdo cuando se hablaba de las calles peatonales, decían que no podrían subsistir, porque los que compran son los que traen coche, actualmente las plazas comerciales son calles peatonales.


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El fresco multidimensional de Miklós Báffy Lorenzo León Diez

Miklós Báffy Los días contados Las almas juzgadas El reino dividido Traducción del húngaro de Éva Cserháti y Antonio Manuel Fuentes Treviño Prólogo de Mercedes Monmany Libros del Asteroide Barcelona 2009-2010

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a publicación de las tres novelas de Miklós Báffy (1873-1950) en español: Los días contados (2009), Las almas juzgadas (2010) y El reino dividido (2010) es un colosal acercamiento para la cultura hispana al decimonónico reino húngaro, parte dual de la Monarquía Austriaca.

La aparición de esta trilogía transilvana por la editorial catalana Libros del Asteroide nos pone en la mesa de trabajo, en la mesita de lectura, en el buró de la cama, en el asiento de un transporte, en la banca de un parque, frente a las animadas calles de Budapest de las primeras décadas del siglo XX: Llega un carruaje de tiro con un par de caballos poco habituales: animales del nevero, menudos, bien alimentados, fornidos, de patas cortas pero férreas, de crin tupida y cola larga. Un mozo abre la puerta y deja caer el estribo en dos escalones. Suben dos damas; el estribo vuelve a doblarse y la puerta de cierra de un golpe. El mozo sube al pescante y el carruaje se va rodando en silencio sobre sus ruedas de goma. Sí, estamos en Budapest, cuando apenas había uno o dos automóviles expulsando su pestilente humareda entre los carruajes. A todo mundo les molestaba verlos; los pobres caballos los odiaban, tal vez intuían que esas máquinas acabarían con ellos. El sofisticado autor de estas páginas, cientos de ellas, todas escritas con detalle inusitado, como el fotograma que hemos citado, pues es tal, es

un hombre (ya que lo debemos asignar en presente como es el estatus de lo perenne) que se propuso hacer un gran regalo a la humanidad: grabar en un muro multidimensional la experiencia individual y colectiva de una compleja sociedad que entraba en uno de sus momentos más álgidos, la prefiguración de la Primera Guerra Mundial. ¡Guerra! Guerra pero no en las lejanas colonias, sino en Europa. Lucha a vida o muerte por la supervivencia. Guerra que, una vez perdida, rompería la Monarquía Dual. Guerra cuyo precio pagaría Hungría y más Transilvania, que se alzaba como una ciudadela en el camino de los rusos hacia Constantinopla. Una voz que Miklós Báffy registra en el discurso íntimo del conde Slawta, Consejero de embajada, confidente del heredero de la Corona Francisco Fernando, temible artesano de los talleres políticos del Palacio Belvedere de Viena –donde se preparaba el derrocamiento de la antigua constitución húngara: ¡Tenemos que mandar! ¡Mandar! ¡Mandar hasta el mar de Marmara! Azorado, el joven diputado independiente por el distrito de la ciudad de Lélbánya, Bálint Abády, escucha al diplomático austriaco en la recepción en uno de los palacios de Budapest: Vendrá el Hoheit . Habrá una centralización más fuerte, departamentos asociados según las minorías étnicas, representadas en un único Consejo Imperial. Entonces –le dice Slawata al escandalizado Abády- se podrán dominar los Balcanes con monarquías, tal vez vasallas, donde reinen los segundones de la dinastía.


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017 Seremos una potencia mundial de verdad, no como ahora, que somos el segundo hombre enfermo de Europa. Abády, que cursó su bachillerato en el liceo Theresianum de Viena y luego el doctorado en la universidad de Kolozvár, queda taciturno, muy preocupado después de esta conversación: ¿Pretendían aumentar la Monarquía con los pueblos de los Balcanes?, ¿engordarla para que fuera un imperio de cien millones de habitantes? ¿Acorralar en el mismo patio naciones de pasado y cultura distintos, y pensar que eso significaba fuerza y no debilidad? ¡Qué locura! –exclama para sí- Claro que podrían reclutar muchos soldados, pero una dinastía no se mantenía por las armas, sino gracias a la tradición milenaria y multitud de relaciones sociales. ¡Sería una locura como el imperio mexicano del príncipe Maxi! En ese mapa, como ven, ya México ocupa su lugar ejemplar. Este gran fresco multidimensional que creo Báffy tiene necesariamente un eje, si bien a su alrededor gira un entramado de personajes y lugares muy denso, pues estamos ante un robusto ejemplar del modernismo novelesco que contiene, por cierto con gran delicadeza, la palpitación romántica, el amor de dos jóvenes, él (Bálint) un hombre delgado de estatura mediana de cabello ondulado rubio oscuro que a pesar del color de su pelo y de sus ojos claros, tenía los rasgos propios de un oriental: la frente fuerte, algo inclinada hacia atrás, los pómulos muy marcados y los ojos achinados…y ella: Adrienne Milóth, de pelo castaño y ondulado, como si flotara en una tormenta eterna, y los ojos ámbar. Bálint recorre sus vastas tierras, en las faldas de los montes Vlegyiasza, en Dénestornya, entre los ríos Aranyos y Maros y la imagen de una inquieta cascada le evoca a Adrianne. Como si todo lo que cobrara forma en las fuerzas misteriosas de la naturaleza le recordara esa mujer delgada, esbelta: sus labios arqueados, su sonrisa mágica. La sabiduría narrativa de Miklós Báffy, aristócrata, político, diplomático, novelista, músico, pintor, dramaturgo y escenógrafo, pone en el núcleo de este tornado que significaría la caída de la Dualidad Monárquica y el inicio de las tragedias bélicas del siglo XX, a un descendiente de un líder besenyó del clan Tomaj que se estableció en Hungría durante el reinado de Géza en el siglo X y los gobernadores, voivodas y demás nobles de su familia habían desempeñado papeles decisivos durante el reinado de los Árpad. El bisabuelo de su madre Róza Abády había sido gobernador y la palabra de su padre, Péter Abády, económo protestante, era escuchada en la corte de Francisco José. De esta manera, el joven diputado del parlamento húngaro, escenario desde 1902 de una lucha despiadada de partidos, encarna los valores de una sociedad tradicional que encuentra en su inteligencia una expresión finalmente desolada de su destino: el error húngaro, representado por un extraño personaje, András Jópál, joven matemático que trata de inventar una máquina para volar, que le dice a Abády: los intentos de los hermanos Wright son interesantes, pero están mal resueltos. El científico que, víctima de su carácter irascible sucumbe a sus intentos retirándose a una aldea para realizar los trabajos más humildes del campo, manifiesta ante Abády no un destino individual: aquel era el destino húngaro. El

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error húngaro. ¡Cuántos hombres semejantes a él! Un sinfín de talentos que de un salto se situaban entre los mejores del mundo, pero luego abandonaban y se rendían con la misma facilidad que habían saltado. Tal vez fuese la otra cara del destino húngaro: la virtud consistía en el simple hecho de tener la capacidad de lograr algo, no hacía falta lograrlo. Estamos hablando de una novela de 1600 páginas en tres volúmenes de un autor que pertenece a una pléyade de artistas y pensadores sin cuyas obras no se entendería el arte y la cultura de occidente*. No obstante la trilogía transilvana alcanza su trascendencia al envolver una época y un prisma de circunstancias sociales donde anida el drama de las minorías étnicas, lo hace en la gracia de tocar lo más esencial: el amor romántico…esta fuerza absorbente que significa la felicidad y la infelicidad de las mujeres y los hombres, es la vena –como si fuese un Danubio interior en el alma de los personajes- que nutre nuestra percepción: es el gran pintor ejecutando su arte en el lienzo del tiempo donde la belleza de los cuerpos concretos, singulares, con nombre y seña, se expande como la visión que tiene Abády en la casa de Adrianne: una habitación sumergida en una oscuridad absoluta, una negrura aromática, impregnada por un olor parecido a la almendra o al clavo; pero no era un perfume artificial, sino algo suave, embriagador, cálido; el aroma de una mujer. Debemos notar que Miklós Báffy, como los grandes escritores de su estirpe, navegan firmemente en el interior de esa vena danubiana que significa la percepción embriagadora de la mujer y que en otros trabajos hemos destacado: allí está, por supuesto Gyula Krudy y evidentemente Sándor Márai, pero también con gran mérito Lajos Zilhay, que incorporó a su arte narrativo, como el amante de la cinematografía que fue, la sensibilidad visual. La pareja Abády-Adrienne es consonante con la pareja László Gyeróffy-Klára Kollonich : veámoslo a él en este fotograma (quiero destacar en los autores húngaros su potencia visual, sea palabral o fotográfica): él: llevaba levita de color gris azulado, chaleco de pico de botonadura doble color mantequilla, pantalones a finas rayas blancas. Sus zapatos de charol, al final de los bien planchados pantalones parecían puñales refulgentes. En la solapa de levita no faltaba el clavel amarillo, la flor que era el símbolo de su amor: Klára: cuyo brillo vital de su cutis no era marmóreo ni alabastrino, sino que reflejaba la madurez de una fruta preciosa. Su piel de color salmón claro se bañaba en los centelleos de la vajilla. Como los rayos de sol que bailaban en la cara de los bañistas, las llamas verdes danzaban por sus hombros desnudos, en la curva de los labios, debajo de la barbilla, deslizándose por su piel con cada movimiento. *Músicos como Béla Bartok; cineastas como Cukor. Korda. Michel Curtiz, Miklós Jancsó o István Szabó: pintores como Moholy-Nagy y Vasarely; fotógrafos como Robert Capa, André Kertész y Brassai; filósofos y sociólogos como György Lukács, Karl Mannheim, Ágnes Heller o Ferenc Fehér, o si prefiere, la llamada Escuela de Budapest; psicoanalistas como Sándor Ferenczi, o historiadores como Arnold Hauser y Francois Fetjo, por no hablar de una inmensa nómina de poetas y novelistas: Gyula Krúdy, Ferenc Molnár, Mihály Babits, Endre Ady, Dezsó Kosztolányi, Milán Füst, Ignotus, Friyes Karinthy, Sándor Marai, Géza Csáth, Kálmán Mikszáth, Lajos Kassák o Lajos Zilhahy.

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Nueva York Víctor León Diez es considerado un precursor del nuevo fotoperiodismo desarrollado en las tres últimas décadas del siglo XX en la Ciudad de México, de acuerdo al historiador de la fotografía Jhon Mraz. El reconocido fotógrafo mexicano Nacho López afirmó: ¨El ojo de Víctor León disecciona la realidad con la destreza de un cirujano¨.

Donde las naves esperan.

Víctor León pertenece a una generación de extraordinarios fotoperiodistas como Pedro Valtierra, Rogelio Cuellar, Marco Antonio Cruz, Enrique Ibarra, Francisco Mata y Elsa Medina , entre otros. Es creador del concepto de la ¨imagen irreversible¨ donde la fotografía mantiene una lectura clara y contundente sin que ésta pueda manipularse con un pie de foto en sentido opuesto a la imagen original. El archivo fotográfico de Víctor León desarrollado en técnica analógica refleja el devenir histórico de los treinta años finales del siglo XX en México, Cuba y Estados Unidos. Actualmente su trabajo se centra en la digitalización de su archivo destinado a la edición de un libro cuyo contenido ofrecerá una selección de cien fotografías de su colección.

Columpio.

Metropolitan Art Museum.

Mariposas callejeras.


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El diseño: un gran barco formado de papeles Antonio Pérez Ñiko nació en La Habana, Cuba, en 1941. En su país desarrolló una intensa actividad como cartelista pues –relata- “cada organismo estatal tenía su departamento de diseño gráfico para producir su propaganda. La competencia nos hacía esforzarnos en cada obra que generábamos. La imaginación se desbordó para poder cambiar lo material por lo intelectual”. En esta tarea su obra puso el acento en “la preocupación de que la tipografía fuera protagonista del mensaje y en el caso del color, la utilización de pocos, para hacer más claro y directo el mensaje” Ñiko llegó a México en 1981, se incorporó como catedrático a la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, hasta que en 1988 ingresa a la Universidad Gestalt de Diseño, donde ha guiado la creatividad de decenas de jóvenes diseñadores, un maestro con gran experiencia pues calcula él mismo que a lo largo de su carrera ha diseñado más de 600 carteles.

¿Cómo define el diseño? “Como un gran barco formado de papeles, con colores, líneas y manchas. Navegando entre textos convertidos en tipografías. Asomando por entre ilustraciones que me permiten mirar hacia arriba y ver aparecer pájaros de alas como grabados que recorto para pegarlos en espacios llenos de flores y donde las nubes dejan caer suspiros de agua que se parecen a los carteles que diseño”

Formado en la vieja escuela, antes de la era digital, Ñiko –expresa- “quisiera seguir doblando y extendiendo el papel. Oliendo su resultado, llenándome de sus formas y mandando a enmarcar para disfrutarlo como parte de la ambientación de mi casa. Quiero seguir informándome a través de este medio, lo quiero seguir viendo vivo”. Y en efecto, el cartel combina información y arte. Un soporte que autores como Lautrec han hecho clásico. “El arte está presente en el diseño gráfico ha sido utilizado por el arte como factor de cambio. Como simple recuerdo, el Pop es un ejemplo casi inmediato. En el inicio del cartel los creadores de estos eran artistas: Lautrec, Cheret, Mucha, etc.” “En cada trabajo busco establecer ideas que convoquen a una reflexión. Las imágenes deben ser exactas. Me interesa que siempre haya algo de humor. La tipografía tiene un papel de informador claro y definido, nunca de complemento.”. Y dice para finalizar: “Vivimos en un mundo a veces agobiante por la cantidad de estimulos visuales, a veces desagradables, por lo que es necesario algún que otro momento de tranquilidad y disfrute perceptual”.


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¡Báffy…está embobado!..¡Dios! ¡Qué placer al modelar a sus personajes! ¿Veámoslo trabajar en la ubre de la narración! El largo beso de Klára había salvado a László para siempre. Se sintió como los conquistadores, como Cortés cuando zarpó para México. La Trilogía Transilvana es un banquete: pavo frío a la Richeliu, fuentes de trucha y urogallo, lomo de corzo de las montañas de Csík, jamón casero, exquisitas liebres, paté de gallineta (el secreto: sin dulce de Tokaji). La Trilogía Transilvana es una cacería, una competición hípica. Para convocar el Parlamento una reunión de partidos o al comité del casino, en verano había que tener en cuenta la caza de la perdiz, en septiembre la del ciervo, a principios de invierno la del faisán y en primavera los días de carrera, para poder intercalar las asambleas entre estos acontecimientos. La trilogía transilvana en un duelo sin vendajes protectores, y a la estocada o a herida grave como los espadachines de la vieja escuela húngara, no a la estocada a primera sangre, como la escuela italiana, donde se enseñaba el punto d´ arresto. Con la traducción al español de esta universal obra de Miklós Báffy podemos ingresar como en un sueño a la quintaesencia de la sociedad finisecular y contemplar el fotograma que se despliega en una envolvente melodía creada por estas palabras: Neszti-Györgyi había cazado tigres en la India, leones en Sudán, zorros en Inglaterra y en Francia; su yate navegaba la Rivera francesa, y no había carrera donde faltaran sus caballos. Las mujeres se volvían locas por él, pero ninguna había podido captar su atención, aunque había tenido varios duelos por amoríos, lo que consideraba una especie de deporte, algo que formaba parte de su agitada vida; y como aparentemente nada hacía mella en él –ni la pasión ni el miedo-, nunca le había pasado nada serio. Este veloz perfil que hemos trazado de una imposibilidad, que es compartir el hechizo de esta obra, lo concluyo con otra cita, de Lázló Gyeróffly: Detrás de nosotros está la vida, desolada, fría, cruel. Delante los placeres: comidas que disfrutar, bebidas para embriagarse, belleza, color, luz, un ramo de flores y un cuerpo femenino rosado. Todo lo que puede hacer olvidar la impiedad de la vida, la muerte quizá, con sus pasos sigilosos, escondida en el frío comedor y envuelta en su negro crespón, se encuentra ya presente. *Músicos como Béla Bartok; cineastas como Cukor. Korda. Michel Curtiz, Miklós Jancsó o István Szabó: pintores como Moholy-Nagy y Vasarely; fotógrafos como Robert Capa, André Kertész y Brassai; filósofos y sociólogos como György Lukács, Karl Mannheim, Ágnes Heller o Ferenc Fehér, o si prefiere, la llamada Escuela de Budapest; psicoanalistas como Sándor Ferenczi, o historiadores como Arnold Hauser y Francois Fetjo, por no hablar de una inmensa nómina de poetas y novelistas: Gyula Krúdy, Ferenc Molnár, Mihály Babits, Endre Ady, Dezsó Kosztolányi, Milán Füst, Ignotus, Friyes Karinthy, Sándor Marai, Géza Csáth, Kálmán Mikszáth, Lajos Kassák o Lajos Zilhahy.

Los maestros del Primer Módulo

Diplomado en creación literaria y periodística Géneros Literarios Rafael Antúnez es narrador, ensayista y traductor. Recientemente su novela La isla de madera fue publicada en Colombia y la Universidad Veracruzana publicó su traducción de El mar el amor y la muerte, cuatro novelas italianas, así como Bestiario de amor, de Richard de Fournival. Antúnez es polígrafo y uno de los maestros de escritura literaria más cautivadores, como lo ha demostrado en los cursos que ha impartido en los últimos diez años, en la originaria Escuela de Escritores y en otras instituciones. Es el director del Instituto Literario de Veracruz, organismo editorial con un importante acervo no obstante su fundación reciente.

Géneros Periodísticos Lorenzo León ejerce todos los géneros literarios: novela, cuento (fue Premio Nacional en 1985), poesía, ensayo y crónica. Así también es un reconocido periodista que ha pertenecido a redacciones de diarios nacionales y fundador de publicaciones periodísticas en la Universidad Veracruzana, de la que es investigador. Su obra abarca más que 15 rubros, los más recientes son Sándor Márai, el Amor Burgués (UV) y Cuentos Infieles (Lectorum). Fundó en 2002 la Escuela de Escritores de Veracruz y dirige desde entonces Ciclo Literario.

Teoría y práctica de la escritura y la lectura Julio Quesada es originario de Málaga, España. Es doctor en filosofía por la Universidad de Madrid y autor de doce títulos entre los que destacan sus libros sobre Nietszche y Heidegger. Forma parte del Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana y es uno de los más reconocidos pensadores y catedráticos internacionales que residen en Xalapa. Su obra más reciente es Otra historia de la filosofía.


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Cien años de la Revolución Rusa 1917-2017

Lenin y Trotsky revisitados Cartas desde la revolución bolchevique Jacques Sadoul Turner Noema 2016

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a escritura es el poder de la memoria. Los hombres inventaron los signos para transmitir la experiencia, la reflexión, la especulación, la pregunta, la duda, las respuestas. Pero sobre todas las cosas la escritura fue creada para consignar las acciones. ¿Y qué son los sucesos? ¿Qué los acontecimientos? Son masas enormes de energía individual que se conjunta y se hace una revolución, pues lo propio de toda revolución profunda es precisamente colocar provisionalmente arriba lo que está abajo, abajo lo que está arriba. La escritura de cartas es el instrumento más notable para confirmar la urgencia que impone la acción: política, militar, diplomática, económica, personal. Un género, el epistolar, que sostiene grandes torres de formas diversas, estilos que marcan épocas. Por lo tanto la escritura que tiene como objetivo describir uno de los mayores hechos históricos de la modernidad: la revolución Rusa de octubre de 1917…es de lo más trascendente…testigos occidentales en la gran convulsión de los soviets fueron algunos, el más conocido John Reed, con sus Diez días que conmovieron al mundo. Pero ahora se nos revela otro escritor que vivió al interior de esas gestas heroicas que significaron las concentraciones de obreros industriales, soldados y campesinos que barrieron un mundo milenario: el imperio de los zares. Dos hombres estaban a la cabeza de ese movimiento que llevó al pueblo ruso a una guerra contra 14 países opuestos rabiosamente a un gobierno que demandaba para los proletarios y los pobres, todo el poder: los bolcheviques. Lenin y Trotsky, quizá las figuras más emblemáticas del marxis-

mo convertido en acción, eran dos líderes demasiado insoportables no solamente para los tronos, las oligarquías, los parlamentos, los estados de Europa…sino también para la fina cultura socialista en la que habían participado estos dos hombres en sus vidas en el exilio. Y hoy sorpresivamente asaltaban realmente el poder con las armas filosóficas, políticas, estratégicas…de la teoría de un alemán que escribió: un fantasma recorre el mundo… Hablamos de Jacques Sadoul, capitán que se desempeñaba en el cuerpo de oficiales de la misión militar francesa y que fue destinado a Petrogrado en esos meses cruciales, convirtiéndose prácticamente el único puente entre el gobierno bolchevique y los aliados en la guerra contra Alemania. En su estancia de octubre de 1917 a mayo de 1918 registra estos hechos en cartas dirigidas a su amigo, el diputado socialista Albert Thomas, quien había sido ministro de armamento y quería obtener información directa y privilegiada sobre los acontecimientos que iniciaron en febrero del mismo año, en lo que se conocería como la primera revolución que derrumbó al régimen zarista para dar paso al gobierno provisional encabezado por el social revolucionario Kérenski. Sin embargo la cosa no paró allí, por supuesto, sino –nos dice Sadoul al iniciar su crónica- la masa de tropas maximalistas avanza tras Lenin y Trotsky hacia una segunda revolución.. Ya el palacio de invierno ha sido bombardeado, tomado y saqueado. Todos los objetos de arte, muebles, tapices, cuadros han sido


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salvajemente destruidos. Han apresado al batallón de mujeres que lo defendía. Las han conducido a un cuartel, donde las infelices han sido brutalmente violadas. Muchas eran jóvenes de la burguesía. Le explica el capitán Sadoul a su interlocutor: me he prometido enviarle mis impresiones al desnudo y evidentemente lo cumple trabajando en una escritura directa y poderosa: La jornada del domingo ha costado cara a ambos partidos. Más de dos mil muertos en Petrogrado, se dice. Un número aún mayor en Moscú, donde la batalla prosigue con un espantoso salvajismo. Podrían haber saqueado almacenes de alcohol. Bandas de borrachos, de malhechores, la escoria de los suburbios, saquea, quema, asesina mientras las tropas gubernamentales y los bolcheviques se degüellan y Sadoul entiende claramente que la segunda revolución rusa es una revolución social y se esforzará, por todos los medios, por inspirar una situación revolucionaria en todos los países europeos. Estas cartas son –como lo dice el prologuista Constantino Bértoloalgo más inesperado y sorprendente: la historia de cómo una “intimidad política” se hace carne, relato, tragedia, acontecimiento. En efecto, Sadoul escribe: Llevo una vida espantosa. Estoy demasiado involucrado en la acción de la mañana a la noche para tener tiempo siquiera de resumir mis jornadas. El cronista define con precisión lo que es la naturaleza del género: Al escribir estas notas cotidianas, siempre me preocupo de hacer abstracción de mi personalidad militante. No hago ni filosofía ni doctrina ni propaganda. Encierro mis sentimientos personales, reservándome el manifestarlos en tiempo útil. Mi misión es informar. Me importa informar objetivamente. Soy un testigo que mira y que cuenta o, más exactamente, un juez extranjero al proceso que se desarrolla ante él. Por tanto me olvido de que soy socialista y para responder a esta cuestión tan delicada como la de la traición moral, apartando cualquier sentimentalismo, quiero reflexionar con la razón. Sadoul es un hombre que sabe en todo momento la importancia histórica que tendrán para la humanidad los hechos que está contemplando desde el sitio más privilegiado del poder, pues tiene la oportunidad de vivir parte de mi vida con esos dos hombres (Lenin y Trotsky). Conozco todas sus inquietudes, todas sus esperanzas, todos sus proyectos. Hay emociones que no se fingen y creo poder afirmar más que nunca la profundidad de las convicciones de los jefes bolcheviques. Más que nunca se me aparecen como unos iluminados, si este calificativo conviene a unos cerebrales como estos que caminan inexorablemente por la vía que han trazado con antelación, apoyados y rodeados por el entusiasmo de sus tropas. Sadoul nos da cuadros que quedarían fijados en la memoria histórica de todos los pueblos de la tierra: son las reuniones de los revolucionarios: el vaivén de los soldados, camaradas de ojos duros, armados,

abarrotan el vestíbulo…Durante las sesiones del congreso me sorprendieron la sangre fría, la elocuencia directa, despojada de retórica, de Lenin y Trotsky, de Kámenev, que saben arrastrar al auditorio hasta el entusiasmo más vivo, sin dejarse llevar nunca por la emoción…¡Qué pena que no tenga ni tiempo ni talento para demorarme en la descripción de este espectáculo! Sadoul se mueve como por su casa en el cuartel de los dirigentes soviéticos. Trosky le insiste que acuda cada noche a charlar con él. Me recibe dejando de lado todo lo demás. Parece cansado, nervioso y lo reconoce. Desde el 20 de octubre no ha vuelto a su casa. Su mujer, amable pequeña militante, lozana, vivaz, agraciada, me decía que los inquilinos de su casa amenazan con matar a su marido. Nadie es profeta en su barrio, pero, ¿no es gracioso pensar que este dictador implacable, este maestro de todas las Rusias no se atreve a dormir en su casa por miedo a la escoba de su portera? Sadoul, socialista revolucionario él mismo, puede distinguir lo que será, años después para los historiadores, moneda corriente: Trotsky domina la insurrección, de la cual es el alma de acero, manteniéndose Lenin más bien como su teórico…Trotsky es evidentemente un hombre agrio y amargado…al que Sadoul no puede reprochar no conocer suficientemente al pueblo ruso, la materia que trabaja, y no comprender que este pueblo no tiene como él un alma de llama y acción, sino más bien de inercia y pereza. Ambos, Lenin y Trotsky, como especialistas incomparables de la destrucción en general y del antimilitarismo en particular, demoledores natos, parecen tener menos aptitudes naturales, y en todo caso menos experiencia, en materia de reconstrucción. Lenin siempre es infinitamente más absoluto, más dogmático, más imperioso y más cortante que Trotsky. Quien quiera que conozca un poco lo que han hecho, los combates que han librado desde hace veinte años por el ideal socialista, los duros sacrificios que han aceptado, el desprecio absoluto que sienten por los bienes materiales, la vida ultramodesta que siempre han llevado y que se sienten felices de llevar tanto en el poder como en el exilio, debe rechazar estas calumnias mientras no se sostengan más seriamente. Estos dos hombres constituyen realmente toda el alma de la revolución. Son unos hombres de acción extraordinarios, unos conductores de multitudes como no había visto nunca. Han sabido adquirir y mantener, a pesar de todas las calumnias, en las condiciones más difíciles, un prestigio sorprendente. Tienen en grado supremo y las calidades y los defectos de los grandes líderes religiosos y políticos: voluntad de acero, tenacidad increíble, convicción entusiasta, la fe que mueve montañas y rompe todos los obstáculos. Trotski cuando evoca a sus tropas ardientes y devotas hasta la muerte, su voz, tan a menudo caustica y áspera, se suaviza. Le conmueve una emoción tierna que solo ilumina rara vez a este hombre nervioso, frío y amargo, cuya sonrisa satánica me deja a veces helado. Porque el alma de Trotski desborda amargura, desprecio y, puedo decirlo, odio hacia las clases dirigentes.


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017

Las cartas de Sadoul son un constante alegato en favor de que los aliados que luchan contra Alemania comprendan la importancia de ayudar a la nueva república socialista que está naciendo, llamados desesperados que caen en el vacío. El bolchevismo en su forma actual, no ha salido enteramente del cerebro de Lenin y de Trotski, sino que es una consecuencia, un producto de la guerra, que se percibía en potencia desde hacía muchos meses en el alma rusa, y que Lenin y Trotski no han hecho más que concretar en fórmulas sencillas lo que se hallaba en la consciencia cansada y cobarde de cada uno. Los gobiernos de Europa, aireados por esta banda de insurrectos que descomponen evidentemente el equilibrio de poderes en favor del capital y los privilegios de las clases dirigentes de Europa, estrangularían con sus propias manos a Rusia si pensaran así ahogar a los bolcheviques. En efecto, el cronista que trata a toda prueba de narrar objetivamente termina exasperándose: Ahora voy a decir lo que verdaderamente pienso: unidos a la burguesía rusa, los gobiernos capitalistas, fieles servidores se los explotadores del proletariado, quieren mantener a cualquier precio la dominación del capital sobre las clases trabajadoras. Y por ello han jurado matar la revolución rusa. Al mismo tiempo que estas cartas –dice Bértolo- recogen y trasmiten en un mismo tiempo una historia de alta relevancia en lo colectivo, la revolución soviética, significan una aventura del yo, la conversión al comunismo de un socialista moderado: Hoy pienso que Lenin y Trotsky vieron más claro que nosotros, socialistas oportunistas y conciliadores, que han sido más realistas, que son más que nosotros los discípulos atentos y los auténticos aplicadores del marxismo. La virgen roja Para finalizar esta rápida ojeada al respetable volumen que constituyen las cartas de Sadoul, es notable su sensibilidad literaria al retratar a Vera Sergine, la ciudadana Kollontái, la virgen roja. Primero la encuentra el francés en una reunión del comité de Guerra y posteriormente es invitado a la casa de la ministra de Salud Pública. Está vestida con un elegante corsé de terciopelo oscuro, drapeado a la antigua, que moldea agradablemente las formas armoniosas de un cuerpo largo y ágil visiblemente libre de trabas. Rostro regular, rasgos finos, cabellos ligeros y sueltos, ojos azules, profundos y dulces. Kolontái es una mujer muy hermosa de apenas cuarenta años. Pensar de un ministro que es hermosa es extraño, y noto esta sensación que nunca hasta ahora me había hecho sentir ninguna audiencia ministerial. Nuestros ministros tienen evidentemente otros encantos. Habría que componer un ensayo sobre las consecuencias políticas del acceso de mujeres hermosas al poder. (LL)

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Desnudo corazón Alfredo Coello Torres

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l corazón antes de nacer, en el vientre la madre le transmite su universo emocional. La razón de su existencia es nuestra esperanza de toda la vida; la que dure, obvio. Hoy las corrientes del New Age han decidido darle a éste órgano una señal de identidad que lo acerca al entendimiento y al pensamiento. Y no estoy en el terreno de las sociedades indígenas, no. Ése es barro de otra olla, por el momento. Inclusive hoy, hay quien apuesta a definir al corazón como un ser, no sabemos si sueña o no; pero, afirman, es un órgano con raciocinio-neuronal y se lo ‘piensa autónomo’ del cerebro. Con los “avances de la ciencia” todos nuestros órganos, ahora, son autónomos; piensan por sí solos y compiten con nuestro querido e imprescindible cerebro. Hoy se afirma: el estómago y los intestinos son cerebros autónomos con millones de neuronas igual o más que las del cerebro humano. Al corazón en este siglo XXI se le ha convocado para definir nuestra identidad individual. Fuera de toda sociología y en compañía de su antropología se le emplaza a relacionar su funcionalidad a través del tiempo y el desprendimiento de la imaginación, se dice que es capaz de sentir todas las emociones y pensamientos posibles; siente tu corazón, hazle caso a tu corazón y una larga letanía que prescribe el ‘buen comportamiento’ como ser humano para relacionarte con tus semejantes. Y … ¿cuándo te trasplantan un corazón ajeno? Hasta aquí las buenas intenciones nos conceden la oportunidad de rastrear otro órgano pensante que no sea el cerebro humano individualizado (y sólo para no polemizar con el psicoanálisis), abren un arcoíris a las diferentes formas de enfrentar las realidades futuras. Con esto queremos incidir en la duda a la historia y al devenir del corazón humano como ser pensante. Ha dado inicio apenas este siglo XXI de la pos modernidad y viene acompañado con una serie de investigaciones en fisiología, medicina y varias áreas del conocimiento ‘jamás’ pensadas antes. Es necesario indagar el porqué de esa afirmación. Lo haremos más adelante. Por el momento me gustaría incursionar en un ámbito hasta hoy muy poco explorado por la literatura, por las religiones y las disciplinas alternativas

al desarrollo humano y con énfasis las que se proclaman como alternativas fisiológicas y curativas a través de: “hazle caso a tu corazón”. Toda la parafernalia de la “autoayuda” ahora es el gran negocio de la estupidez que el capitalismo de la ignorancia ha puesto en el mercado. Muy bien, entonces abordemos lo que le sucede al corazón cuando se extirpa, se muere y desecha; luego “otro corazón” se trasplanta. El vacío nada entre la nada de todo el cuerpo, o de los dos cuerpos, el donante y el receptor. El corazón muere, tu corazón, en un hospital híper especializado tiene que suspender su actividad para que sobreviva ‘otro’ en el espejo de la nada. Tu cuerpo existirá, entonces, sólo en la virtud de ¿‘hacerle caso a un corazón extranjero’? Se abren horizontes hasta hoy insospechados y “el hombre comienza a sobrepasar infinitamente al hombre... Se convierte en lo que es más terrorífico y perturbador técnico (...) el que desnaturaliza y rehace la naturaleza, el que recrea la creación, el que la saca de la nada y el que quizá, vuelva a llevarla a la nada. El que es capaz del origen y del fin “. (Jean-Luc Nancy / El Intruso) ¿A dónde nos dirigimos? ¿Qué umbrales empezamos a tocar cuando aparece un extraño intruso en nuestro cuerpo, es decir, cuando otro corazón que no el nuestro es trasplantado y empieza a crecer, crece en todos los sentidos y hacia todos lados? El imaginario de la razón obligará su misión a desenterrar otros rumbos, perdido en la memoria ajena no sabrá cómo responder a sus amigos ni a sus enemigos. La pregunta entonces sería la de si: ¿Le haces caso a tu corazón? ¿Cómo hacerle señas al que te han injertado? La pregunta es desde ya...una imaginaria respuesta antes de formularla. Porque no existe la posibilidad de respuesta… ni de pregunta. El horizonte humano en el arcoíris de nuestros deseos ha borrado en su lejanía a la nada y por eso, la ilusión de representar simbólicamente un ser humano pensante con el corazón que no sea el suyo, pierde toda capacidad de invocación. Injerto tras injerto…somos lo que nunca fuimos.


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017

“Mi corazón – dice J. Luc Nancy después que lo injertaron de corazón– puede ser el corazón de una mujer negra… una posibilidad de red en que la vida/muerte se comparte, la vida se conecta con la muerte, lo incomunicable se comunica.” Es realmente apasionante y al mismo tiempo desgarrador, inquietante, admirable y hoy ya no sabemos cuántos epítetos más endilgarle al texto-experiencia de vida de este maestro. Pues de inicio no sabemos en qué momento se ha puesto en el pecho del ser humano un injerto de corazón. Nos referimos aquí al ‘momento histórico’ y psicológico, fisiológico y todas las artimañas científicas para mantenerlo vivo durante la extracción y el tiempo que está fuera de los dos cuerpos, es decir: ese puente del vacío, de la nada, entre la vida y la muerte y entre la muerte-vida. El trasplante de quien muere y del que espera vivir. Tal vez no sea importante para quien no ha vivido o pensado a su corazón en una situación de emergencia, pero sí para el estudioso o el filósofo que lo acompaña en su razonamiento y en su viaje onírico. Es el imaginario supra-real donde todos los tiempos se anulan al mismo tiempo, cuando se manifiestan en la alegría y tristeza de saberse intervenido por un intruso que al mismo tiempo eres tú mismo, tu propio extranjero. Lo que significa que la anulación en sí misma y por sí misma no existe más. La filosofía de la identidad ha rendido pleitesía al paradigma perdido entre la fisiología, la antropología y el imaginario de toda literatura. En estos tiempos ¿tendremos que hablar de la Prótesis del Alma? De la ¿Prótesis del Espíritu? Hegel ha muerto…Y en su tumba cae el “Me cago en el espíritu” de Antonin Artaud. (Abro sólo un mínimo apunte; ¿qué sucede cuando la atracción de los sexos encuentran el deseo amoroso en la vida cotidiana y cuándo… se traduce en novela, poesía y lo que quieran las demás artes; ¿cómo referirse a la mujer que conociste antes de que se injertara más nalgas, más tetas?) Esto requiere de un largo ensayo en esta segunda década del siglo XXI. Y un ensayo con todos los adelantos de la tecnología de injerteralogía posmoderna (por llamarla de alguna forma –el maestro Jorge Juanes se refiere a esto como lo post humano)… pues hace menos de veinte años era imposible hablar así: Te conocí cuando tenías menos centímetros de volumen en las tetas. ¿Eras otra? ¿Quién eres ahora que tus nalgas han crecido desmesuradamente?¿Te conocí cuando (ambos sexos) tenías otro corazón y …ahora? Voy a dejarlo por aquí, pero… pero… insisto en la necesidad de abordar tanto a nivel histórico como en la sociología del deseo, la protuberancia que no “existía antes” y hoy persiste y se manifiesta ad deseum

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y ad nausean… dejo el paréntesis abierto para trabajar el tema. Parece que no, pero sí tiene que ver con el asunto de los Injertos de Corazón, o mejor dicho, con una operación a corazón abierto y después te lo ‘cierran’ con un trasplante. Regreso por el momento al sentido donde la dirección encuentra al Intruso que no es él y al mismo tiempo es el ‘otro’ que se confunde con su Yo extraviado; en la vía que se desvía… por la pregunta profunda (en la dirección de Blanchot). Habría que regresar y romper violentamente cualquier semejanza contraria a la similitud… todas la similitudes que apunten hacia una realidad fractal está amenazada al fracaso. La ida y vuelta de un corazón que no es el tuyo ha decretado la muerte de tu ‘propio corazón’. Ése órgano suave y acorazado por todas las culturas flojas y suaves, las guerreras y las que han sido derrotadas como entes de una ilusión imaginaria, hoy prófugas del misterio y la fugacidad que devora a dentelladas digitales todo… todo. Lo que existe y lo que no existe. Buscar identidades es el misterio constante de querer entendernos a nosotros mismos y no al ‘otro’ que habita mi memoria y mi tiempo y al que no alcanzo a comprender por las leyes de la física cuántica. En los espacios ‘sociales’ de hoy, el todo se reduce a otra realidad; ‘realidad idiotizante´ en los Face e Internet. Ya no busco la nada, pues enterita ha desaparecido por solicitar una historia incomprendida en la literatura de las mejores escritoras y escritores del siglo XX. Y hoy, me pregunto, hoy ¿a quién le tengo que preguntar por donde transita mi pregunta desde la nada? Inútil… dirían los sartreanos trasnochados de mediados del siglo XX. ¿Es lícito ésta forma de escribir? ¿Ésta de mencionar continuamente el paso de los siglos? Bueno, lo hicieron desde la Ilustración y las luces y en los tiempos perdidos también lo hacemos nosotros, igual como yo lo hago hoy en el norte de mi país. Extraviarse en el texto se vale cuando ya nada se puede añadir a los que antes de nosotros han escrito sobre nosotros. Quien se ha perdido en el futuro es, necesariamente, el Intruso del uno en el otro y el que antes no existía donde ahora es extranjero al habitar tu corazón y… te ha salvado la vida. Y el intruso habla cuando menos te lo esperas, tiene razón pero no espera a la imaginación para decir lo que siente, entonces… de nuevo el ‘suspense’ y el misterio de la vida se refracta en lo inexistente donde existe lo primero y el ultimo no existe en ninguno de los dos; la nada resuelve el todo por el silencio sin fronteras….


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Y el Intruso que no es otro que “yo mismo” y el “hombre mismo”; en la presencia de su ‘nuevo’ corazón declara: “Estoy, junto con mis semejantes... en los comienzos de una mutación... el hombre comienza a sobrepasar infinitamente al hombre...Se convierte en lo que es; el más terrorífico y perturbador técnico... el que desnaturaliza y rehace la naturaleza, el que recrea la creación, el que la saca de la nada y el que, quizá vuelve a llevarla a la nada. El que es capaz del origen y del fin.” Jaques Derrida en su texto Le Toucher opina que el filósofo Jean -Luc Nancy es de ‘una lúcida sobriedad y exactitud, testimonio único en la historia de la filosofía y de la humanidad.’ Mi escrito es una mera ventana que quiere acercarse a la complejidad y al tiempo sincero y simple de éste enorme filósofo. El misterio continúa, es enigma y esencia de nuestra existencia y por eso permanece hasta hoy. Un toque final: cuando cruces la calle de tu memoria, cuando te devuelva el sueño la última vocal imaginaria que aprendiste el primer día, cuando en la escuela del barrio donde creciste no te acuerdes, entonces abre el sueño, abre la ventana de tus días, abre el cielo de tus fronteras y vuela sin rumbo, siembra la sombra de tu vuelo en todas las estaciones de los años... entra a la vida; sin paradigma, sin sombra, sin espejo y tu ajenidad es la sospecha de nuestro futuro. Bibliografía: Le Toucher / Jean-Luc Nancy Jacques Derrida. Edit. Galilée. Paris 2000 Francia.

El Intruso Jean-Luc Nancy Edit. Amorroutou/editores Avellaneda, Buenos Aires 2007 Argentina.

El Diálogo Inconcluso Maurice Blanchot Edit. Monte Ávila Editores Caracas, 1970 Venezuela.

La armonia...

Cualquier ofensa les afecta, la excluyen de su mente. Cualquier injusticia es percibida por ellos, pero ven más allá. Ignoran los pequeños lamentos, la miseria del disgusto, la protesta mediocre, el deseo mediocre, la esperanza mediocre. Incluso si actúan, en su mente queda siempre un ojo lejano e inmóvil, que contempla con piedad y sin indulgencia todo lo que pasa. Así, llegan a conservar una serenidad sin sombras: una alegría fría y sin razón. Quien los conoce mejor, comprende que esta serenidad está sostenida por la desesperación. Nadie mejor que ellos sabe lo que está mal: abandono, desventura, locura: «la inmensa, interminable oscuridad», que se insinúa en nuestros pensamientos y donde habitan el odio, la codicia, el ansia, los fantasmas, la sospecha. Todas las cosas inconclusas y carentes, todas las posibilidades que no se realizarán y que como nunca resaltan, con una claridad atroz, frente a su mirada. Ninguno de ellos osa afirmar que la armonía reina sobre la tierra. Nunca han escuchado la música de las esferas celestes, nunca han admirado el fuego de los elementos; y el cielo, un templo habitado por un Nombre benigno, es quizá para ellos solo un Sahara catastrófico. Sin embargo, siempre, en casi cualquier ocasión, hablan más de sí los hechos que las apariencias de la vida. Con un desesperado coraje, pueden soportar todo mal, e ir hacia otro mal, como si no existiera. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo pueden reconstruir la armonía perdida, el cielo hecho pedazos? Tal vez, ellos indican con el gesto un pequeño detalle: algo ligero y oculto en el corazón de la pesadumbre: el entrelazamiento de las ramas de un pino, un rayo de luz que desciende en el fango de la ciudad, una Alicia sentenciosa y maravillada en el reino de los horrores adultos, un bellísimo poema perdido entre volúmenes de abominable prosa, una piedra generada por la lenta cristalización de la naturaleza. Fragmentos: risas escuchadas en el sueño, un gesto olvidado y grabado para siempre en el aire, paseantes que conversan quietamente entorno a todo y a nada; y moviendo estos fragmentos, ellos comienzan a diseñar la imagen del mundo perfecto. Es decir, miran a través de las cosas, no sobre las cosas, hacia el cielo que no conocen. Dentro del mundo que nosotros vemos hay oculto otro, tan precioso e inmaterial, que sólo ojos bien ejercitados saben verlo. Ellos lo contemplan en la transparencia de las cosas, lo filtran con la mirada; y si la primera imagen es todavía aciaga, si tras el primer velo alzado se anuncia otro horror, miran aún más a fondo, fijando el ojo aún más lejos, hasta que, detrás de un último velo, se anuncia tímidamente una chispa de luz. Hay momentos en los que nadie sonríe, no brilla ninguna tímida luz. Entonces Giobbe decía: «¡Acaso sabía donde encontrarlo, y llegar hasta su trono!... He aquí que me dirijo al oriente, pero Él no está; a occidente, mas no lo encuentro: si se mueve hacia el septentrión, me resulta inalcanzable, si al medio día, tampoco lo veo…» Y se preguntaba angustiado: «¿Pero, entonces, la Sabiduría de dónde viene? ¿Dónde está el lugar de la Inteligencia? Ésta se halla oculta en la mirada de todo ser viviente, y desconocida a las aves del cielo». La desgracia nos deja con el corazón herido: la condena de un tribunal invisible nos golpea sin razón. Somos aplastados contra el suelo, rodeados por una intolerable crueldad, por un silencio obstinado y por la vergüenza. ¿Dónde podrá esconderse en estos momentos la armonía del mundo? Sus últimos secuaces, –estos paseantes, estos invitados, que para nuestra fortuna habitan aún entre nosotros– no ceden aún. La armonía del mundo es lo contrario de lo que existe: una imagen irreal e imposible, que la fantasía persigue en la mente y recrea con palabras puras, y es por ello, a pesar de todo, que debemos adorarla.


Ciclo literario / Número 121 Julio - Septiembre 2017

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Fotografía y violencia Umberto Eco y en la semana de cultura la virtud no reconocida mexicana de Hungría Joel Olivares Ruiz

Mientras personas reales están por ahí matándose entre sí o matando a otras personas reales, el fotógrafo permanece detrás de la cámara para crear un diminuto fragmento de otro mundo: el mundo de imágenes que procura sobrevivir a todos. Susan Sontag

“El fotógrafo de guerra tiene en su cámara no un fusil sino una opción moral, aunque comparta su vida en la vulnerabilidad de todos los que son sujetos de la violencia”, dijo el reconocido fotógrafo húngaro Stalter Gyorgy, en la presentación de la conferencia Fotógrafos mexicanos: historia y forma, que impartió el investigador de la Universidad Veracruzana, especializado en estudios visuales, Lorenzo León Diez, en el Instituto Cervantes de Budapest, en un acto organizado por la Embajada de México en Hungría con motivo de las fiestas nacionales de septiembre de 2016. La afirmación de Stalter Gyorgy, autor de varios libros que revelan las entrañas urbanas y rurales del mundo transilvánico, -muchos de ellos publicados en conjunto con su esposa, la también reconocida fotógrafa de las etnias minoritarias del país, Horváth Judit, quien estuvo también presente en la sala- fue en respuesta a la pregunta de la embajadora Isabel Téllez sobre qué piensa un fotógrafo de guerra respecto a su vida misma en el instante de fotografiar acciones violentas. Lorenzo León, antes de la proyección del video, señaló: “Las fotografías que vamos a ver en esta muestra abarcan los últimos 15 años del siglo XX y los primeros 10 años de nuestro siglo y fueron realizadas por fotógrafos mexicanos que formaron parte en su momento del Departamento Fotográfico de uno de los más importantes diarios de México, compilación publicada en el año de 2009 con el título 25 años en imágenes de La Jornada y es el resultado de una selección que comprende aproximadamente 6 millones de negativos en blanco y negro, copias positivas clasificadas en 7 mil temas y un respaldo digital con 16 millones de imágenes clasificadas por día y por órdenes de trabajo realizadas por más de 50 fotógrafos.” Agregó que “se trata de un trabajo monumental que ustedes, ciudadanos húngaros apreciarán cabalmente pues son parte de una sociedad que tiene a la fotografía como un territorio consustancial en su cultura y que ha aportado importantes Sigue en Pág. 22

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studiando en Milán en los años 70s descubrí el libro La Estructura ausente de Umberto Eco, autor que me maravilló de tal manera que cuando apareció la primera edición de El Nombre de la rosa y Della periferia del imperio, libro aun no traducido al español, me reconcilié con la literatura.

Por mi formación arquitectónica y mi mente racional hacia la teoría, solo me dediqué a los libros considerados serios para mi entonces gusto, aunque desde adolecente agoté la vasta biblioteca de mi padre y la suscripción de novelas del Readers Digest de mi hermana mayor. Leer era mi pasatiempo favorito que dejé básicamente porque no recordaba lo que había leído, esto tal vez por la superficialidad de las novelas con las que me topaba o por la falta de argumentos lógicos. El tiempo para imaginarme las situaciones y la retórica de la escritura se me hacía aburrido y poco a poco abandoné este tipo de lectura, con excepción de la novela policiaca que de alguna manera te atrapa, pero sin tiempo para seguirla. Lo que me llamó la atención de Umberto Eco fue la manera clara de plantear sus libros, de la llamada escuela estructuralista, siendo un filósofo que lo mismo elabora el tratado de semiótica, estudios de estética y análisis de la arquitectura, pero que a la vez aplica el mismo método para hacer analogías entre el discurso de Nixon con el cuento de caperucita roja o el fenómeno del comic en la sociedad contemporánea. Todo esto me embelesó para seguir hasta la fecha toda su obra. Uno de mis principales profesores en Milán, Attilio Marcolli era compañero suyo en el doctorado de semiótica en Bologna y al saberlo le pedí que me introdujera para conocerlo. Aceptó pero a él no le hacían mucha gracia los estudios de Eco, consideraba poco serio escribir cada semana en el Corrieri de la Sera, tratando temas cotidianos de actualidad y para mi este era el principal atractivo, pero como Marcolli era en ese momento mi tutor y yo le tenía mucho respeto y admiración, me dejé este viaje a Bologna para una vez concluido mis estudios de maestría seguir el doctorado en semiótica con Umberto Eco. La vida me llevó por otros rumbos sobre todo a causa de las repetidas devaluaciones del peso en México y aun si logré hacer el doctorado en Europa, aunque no en Italia. Como paradoja entre mis dos irreconciliables referentes teóricos pude vincular el análisis fenomenológico de la semiótica de Umberto Eco, con la metodología abductiva de Marcolli. Al investigar los orígenes de ambas teorías, ya que provienen las dos del pragmatismo de Charles Sanders Pirce. A Marcolli le pude mostrar mi trabajo donde sostengo este enlace de metodología y creatividad durante la defensa de mi tesis, él fungió como jurado y con

Foto: Fabrizio León

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La fotografía... creadores a la fotografía universal, como André Kertész, Robert Capa y Brassai, “Son fotos –dijo- producidas por la cámara óptica y la película foto sensible (cuyo negativo era fuente de cada fotograma) revelada con fluidos químicos e impresa bajo el brillo rojo de la luz de seguridad, en otras palabras son piezas del fin de la era analógica de lo fotográfico”. Sobre este tema Stalter Gyorgy comentó que las fotografías de guerra de Robert Capa no tienen solamente una trascendencia histórica por lo que revelan (como es el caso de su trabajo en la Guerra Civil de España) sino por quien las tomó, un hombre con una gran cultura visual y destacado exponente de la escuela fotográfica de artistas húngaros. En otra sesión de la Universidad ELTE y durante el X Coloquio Internacional de Estudios Hispánicos, León Diez presentó el número 119 de Ciclo Literario con textos bilingües, pues se distribuye en las escuelas de español de las universidades Eotvos Loránd y la Universidad de Szeged. Ciclo difundió por primera vez en Hungría dos textos que no estaban traducidos: La ciudad de los Magyares, del escritor español Vicente Blasco Ibañez, parte de una crónica sobre el Budapest de 1907 y el poema Hungría, de Rafael Alberti. El número incluyó también una reseña sobre Gyula Krudy y un ensayo sobre la literatura latinoamericana y la húngara. En la organización de este evento participó la Secretaria de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México, que envío a Budapest un lote de sus publicaciones de arte y literatura que fueron obsequiadas al público asistente. Viene de Pág. 21

Umberto Eco... Eco nunca tuve la oportunidad de verlo y expresarle mis ideas donde apliqué su teoría. Después de la muerte de Eco, visité el claustro del doctorado de semiótica en la Universidad de Bologna. Para mi sorpresa había desaparecido su cátedra, al igual que se ha sustituido el enfoque de estudios por él creado por la Hermenéutica. Así, resulta que uno de los más grandes filósofos de nuestra era está siendo olvidado porque aún no ha sido comprendida la intención de su discurso: que la filosofía fenoménica se puede aplicar a cualquier situación cotidiana y no solamente al discurso trascendental, como lo plantea el autor italiano en la novela de El nombre de la rosa, donde la trama se centra en ocultar un manuscrito hipotéticamente de Aristóteles dedicado a la Poética, libro que trata de la virtud de la creatividad como valor moral y que, según Fray Jorge, uno de los personajes de la novela, hay que evitar a toda costa aunque haya que asesinar y al final destruir ese tratado, quemando todo el monasterio, porque la risa, la ficción y la creatividad no deben ser consideradas una virtud moral. Umberto Eco en la actualidad será más recordado como uno de los primeros novelistas posmodernos y un filósofo que se ocupa de temas poco serios, esto es porque vivimos una época entre la funcionalidad del siglo XX y la inmediatez virtual del siglo XXI, donde el discurso de la creatividad pasa a un segundo término. Pero en un futuro, al igual que hoy leemos las sentencias morales del Quijote y de William Shakespeare, de la obra literaria de Eco emergerá la filosofía que la fundamenta.


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TODO ES DISEÑO

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l Diseño es una disciplina relativamente nueva que engloba profesiones más antiguas como son la Arquitectura y el Urbanismo, aparece al inicio del siglo XX y aunque ya tiene una historia comprobada de ms de 100 años, todavía hay personas que desconocen la importancia de esta disciplina vinculada a la producción industrial de la mayoría de objetos y productos que consumimos cada día, desde la casa que habitamos, los muebles que usamos, los instrumentos que operamos para producir otros objetos, los libros, las imágenes de la televisión o de las páginas web, el cine, las caricaturas o los juegos digitales, así como la prometedora realidad virtual; estas son algunas aplicaciones del Diseño, pero son áreas de aplicación del Diseño también la ropa, la joyería, los zapatos o el equipo especializado para hacer cualquier deporte, el equipo para cirugía, los automóviles, aviones y barcos. De hecho todo lo que se fabrica o construye requiere Diseño, sea o no de manera industrial, pero no sólo eso, sino lo que se vende o cómo se vende, expone o publicita, requiere de sitios específicos, como aparadores, stands de exposiciones, letreros e imágenes ilustradas o fotográficas. Estamos tan inmersos dentro de un mundo del Diseño que podríamos catalogar a la población en dos grupos, aquellos que hacen los objetos de consumo y los producen, incluyendo a los administradores y vendedores, y el segundo grupo son los usuarios del Diseño que potencialmente sería el resto.

Estudiar Diseño en una Universidad especializada como la UGD es una buena opción para desarrollar el potencial creativo partiendo del lenguaje morfogenético y construir el entorno del siglo XXI, de diseño internacional, nacionalista mexicano, sustentable y adaptado a las condiciones tecnológicas de nuestro medio. Xalapa ha sido su sede por excelencia por el enfoque humanista que la ha significado a través de su historia, es por ello que incluir esta nueva área de desarrollo literario primero, pictórico y cineasta después son los retos que nos hemos planteado al cumplir el año venidero, los 30 años de construir una propuesta innovadora constructivista–gestáltica.


Vasco Szinetar con Jorge Luis Borges


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