Leyendas de Veracruz
ilustradas
3er Semestre
Licenciatura en Diseño Web y Arte Digital
LICENCIATURA: DISEÑO WEB Y ARTE DIGITAL
GRADO: TERCER SEMESTRE
MATERIA: ILUSTRACIÓN DIGITAL I
DOCENTE: EDITH MARIEL CRUZ DOMÍNGUEZ
ALUMNOS:
CASTILLO SALAS DIEGO ARTURO CHAVARRÍA GUZMÁN MARIEL SINAÍ
CRUZ CRUZ KARLA NAOMI DOMÍNGUEZ OREA ALDO CESAR GARCÍA ORTEGA ALAN RAMCÉZ HERNÁNDEZ LLERENA ANNA KARIME LUMBRERAS GALLEGOS ALAN MAR REDONDO ILZE DANIELA RUIZ CASTELLANOS YIRETH ADILENE SÁNCHEZ GARCÍA KENIA RENATA
TÉCNICA: TINTA CHINA
TEMA: LEYENDAS DEL ESTADO DE VERACRUZ
INSPIRACIÓN: ART NOUVEAU
Introducción
En este libro se hace una compilación de ilustraciones de los alumnos de 3er semestre de la licenciatura en Diseño Web y Arte Digital. El ejercicio consiste en realizar una ilustración de una leyenda del estado de Veracruz; el alumno debe investigar las diferentes versiones existentes con la finalidad de recopilar los elementos necesarios para una óptima representación de la leyenda asignada. La técnica utilizada es la tinta china con el uso de estilógrafos, en donde por medio de puntillismo, achurados y texturas logran generar tridimensionalidad en las formas.
LA MULATA DE CÓRDOBA
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en la época de la Inquisición vivía en la ciudad de Córdoba una hermosa mujer mulata, quien era huérfana, por lo que la llamaron Soledad. En aquellos años, la mezcla de razas era estigmatizada y rechazada por la sociedad, motivo por el cual la mulata fue señalada y rodeada de ataques e injusticias. Sin embargo, su gran belleza resaltaba y era envidiada por todas las mujeres del pueblo, fue así que comenzaron los rumores de que Soledad practicaba brujería. Se decía por las calles que, durante la noche, una luz intensa salía por las ventanas de la casa en la que vivía, mientras se escuchaba una música extraña y misteriosa. Ante la oleada de rumores, las autoridades del Santo Oficio y los vecinos empezaron a espiarla para comprobar que la mulata practicaba magia negra, pero quedaban desilusionados cuando observaban que Soledad no hacía más que ir a misa, con lo que se calmaban las sospechas en su contra.
Tiempo después, quien era el alcalde de Córdoba, cautivado por la belleza de la mulata le confesó su amor y prometió una gran fortuna a cambio de que fuera su esposa. Ella respondió “no” y el hombre despechado acusó a la Mulata de haberle dado una pócima para hacerle perder la razón y la denunció ante el Santo Oficio para que la condenaran a la hoguera.
Una noche, tras las acusaciones, el alcalde a lado de sus asistentes, policías y autoridades, rodearon la choza de Soledad y en nombre de la Santa Inquisición derribaron su puerta para capturarla, aunque se resistió a la detención fue rodeada y llevada hasta las mazmorras del castillo de San Juan de Ulúa, donde fue encerrada en espera de su castigo.
La mujer fue declarada culpable de practicar magia negra y la sentenciaron a ser quemada con leña verde en presencia de los ciudadanos. Por ello, la noche antes de morir, Soledad cambió un rezo para mostrar su arrepentimiento por un dibujo en la pared del calabozo de un magnífico barco, una auténtica obra de arte. Cuando el guardia la fue a buscar quedó cautivado con los trazos. Tenía perfectamente delineados todos los aparejos de un bajel dispuesto para una gran travesía en alta mar. Ante la sorpresa del guardia, Soledad le preguntó con una amplia sonrisa “¿Qué es lo que le falta a esta embarcación?” el guardia contestó que andar, “¡Pues mira cómo anda!” respondió la Mulata, subiendo ágil por las escalerillas del barco.
Felizmente se giró para despedirse de su captor con un suave gesto de la mano indicando su adiós, mientras la embarcación desaparecía ante los desorbitados ojos del hombre.
LA SIRENA DE TAMIAHUA
Hace muchos años, en Rancho Nuevo, un pueblo que existió entre Tampache y la hacienda de San Sebastián, dentro del municipio de Tamiahua, vivían una viuda llamada Damacia, acompañada de su hermosa hija Irene, una joven de tez morena, ojos aceitunados y larga cabellera negra.
En una ocasión, durante un jueves santo, Irene había ido a traer leña por el rumbo de paso de piedras, un acto prohibido en esos días. Al retorno a su casa, la joven llegó sucia por el trabajo realizado, por lo que le dijo a su madre que tomaría un baño, su madre le contestó “no hija te condenarás, en estos días no debemos agarrar agua, mucho menos bañarnos”, pero Irene tomó un jabón y se fue rumbo al pozo a lavarse la cara. Minutos más tarde, su madre escuchó unos gritos de angustia. Era Irene quien gritaba pidiendo ayuda, de pronto sus gritos se convirtieron en lamentos.
Cuenta la leyenda que en medio del pozo se levantó una gigantesca ola y ella se convirtió en otro ser. Su boca se hizo de pez, sus ojos más grandes, su negra cabellera y su piel se tiñeron de rojo y sus piernas desaparecieron, formándose debajo de la cintura una cola de pez, babosa y con escamas.
La inmensa ola arrastró su cuerpo por el río rumbo al mar. Inmediatamente, los lugareños la siguieron en pequeñas lanchas hasta la laguna y cuando estaban a punto de alcanzarla se apareció un extraño barco de madera viejo, destrozado y feo. De pronto ella saltó hacia él, con una sonrisa burlona y cantos macabros que decían “peten ak, peten ak”, que significa giren, giren o circulen, en huasteco.
A partir de ese momento, Damacia, la mujer que se quedó viuda y sin su hija, y cada jueves santo se dirigía a la playa con la ilusión de volver a ver a su hija Irene.
Los pescadores cuentan que cuando oyen sus fúnebres cantos se alejan del lugar porque aquel que la vea sufre desgracias. La sirena se convierte en una rubia y hermosa mujer de dulce voz, pero cuando los pescadores se acercan a contemplarla, un espectro voltea sus lanchas y se embravecen las olas del mar.
Ilustración: Alan Lumbreras Gallegos
EL CALLEJÓN DEL DIAMANTE
Esta historia se desarrolla en los tiempos de la colonia, en una de las viejas casonas del lugar. Ahí, vivía una joven criolla de hermosura desconcertante, casada con un español rico y distinguido. Se asegura que el joven quería mucho a su esposa y de novios le obsequió una sortija con un diamante negro que era “mágico”, pues tenía el don de intensificar el amor del marido y de descubrir la infidelidad de una mujer. La leyenda cuenta que el esposo tuvo un socio al que quiso como a un hermano, por lo que muy a menudo lo invitaba a su casa. Sin embargo, como resultado de las convivencias, la bella esposa y el socio del español comenzaron a sentir atracción entre ellos, por lo que cierto día ella aprovechó para ir a casa del amante, se quitó el anillo y lo colocó en el buró, muy cerca de la cama.
Al regresar, el esposo sintió una fuerza extraña que lo llevó a visitar su amigo, a quién encontró en su habitación durmiendo una siesta. Confiado entró a la habitación y lo primero que vio fue el diamante negro de su esposa en el buró. Lo tomó, salió rápidamente de ahí y se dirigió despechado a su hogar.
Momentos después, confirmó sus sospechas y enloquecido desenvainó su puñal y lo clavó en el pecho de la esposa, después arrojó sobre el cadáver el anillo de diamante negro y desapareció para siempre.
La gente que habitaba por ahí, en aquel entonces exclamaba “Vamos al Callejón del Diamante”, con la intención de observar el cadáver.
Ilustración: Anna Karime Hernández Llerena
LA CASA DE LA CONDESA DE MALIBRÁN
En el Veracruz amurallado, las personas rumoraban de las cosas extrañas que pasaban en una casa de una mujer extranjera de inigualable belleza. Esta mujer era esposa de un conde de la corona española de apellido Malibrán y que viajaba continuamente. Sus vecinos decían que ella acostumbraba visitar muy seguido los arrabales para ver a una anciana que practicaba la brujería, pues no podía tener hijos.
Muy a menudo la bella mujer organizaba grandes y escandalosas fiestas durante la ausencia de su esposo, las cuales se prolongaban hasta el amanecer, momento justo en que la dueña de la casa se quedaba sola en la mansión con alguno de sus visitantes, los cuales solían ser marineros apuestos y jóvenes. La leyenda refiere que la gran mayoría de esos amantes de una noche no volvían a sus navíos al día siguiente y nadie volvía a saber de ellos.
Un día, el marido de la condesa llegó sin avisar y encontró a su mujer en su habitación con uno de sus invitados. Enfurecido, se abalanzó sobre los infieles, asesinandolos con su espada.
Uno de sus esclavos, que ayudaría a desahacerse de los cuerpos, lo llevó a un foso que se situaba al fondo de su propiedad, el cual estaba lleno de lagartos.
A ese foso eran llevados los cuerpos de los amantes de una noche, que la mujer asesinaba al amanecer para no dejar huella de su infidelidad, pero antes los cuerpos eran desangrados y la sangre se usaba para que la condesa se bañara con ella, pues la vieja bruja a la que visitaba le había dado esa receta para la fertilidad.
El marido perdió la cordura casi al instante y durante mucho tiempo se le vio caminando fuera de la casa gritando “¡Que muera la condesa de Malibrán!”.
Se dice que quienes viven cerca de la casa escuchan lamentos y quejidos, además de ruidos de arañazos en ventanas y puertas que vienen del interior de la propiedad, en ocasiones se puede ver la silueta de una mujer.
Ilustración: Karla Naomi Cruz Cruz
LA TAPACAMINOS
En la carretera que va a Xalapa rumbo a Perote, a la altura del antiguo rastro de esta capital, cuando es de noche, ya muy tarde, y hay neblina o llueve, a los chóferes de los camiones o cualquier persona que vaya manejando sola un coche, se le aparece al borde de la carretera una muchacha muy guapa y arreglada, pidiendo aventón. Si no se lo dan, vuelve a aparecer más adelante, haciendo señas con las manos y con el cuerpo para que la recojan y la lleven a donde ella quiere ir. Y todo aquel que no se lo da, se le aparece una calavera dentro de su vehículo en la parte de atrás, que el chófer puede ver por el espejo retrovisor.
Cuando el conductor aterrorizado voltea la cabeza aquella ya no está, y no se le ve por ningún lado. Muchos de los que han vivido la experiencia se van a confesar por que se les remueve el sentimiento de culpa, y creen que es algún castigo. otros piensan que se debe a que en esa carretera asustan y no es bueno manejar de noche, algunos más dicen que es una tentación y sirve como prueba, ya que aquellos que suben a sus autos a la «tapacaminos» son los que sufren los accidentes.
Ilustración: Mariel Sinaí Chavarría Guzmán
LA CUEVA DE MACUILTÉPETL
Cuenta la leyenda que hace muchos años, en la época de la Inquisición vivía en la ciudad de Córdoba una hermosa mujer mulata, quien era huérfana, por lo que la llamaron Soledad. En aquellos años, la mezcla de razas era estigmatizada y rechazada por la sociedad, motivo por el cual la mulata fue señalada y rodeada de ataques e injusticias. Sin embargo, su gran belleza resaltaba y era envidiada por todas las mujeres del pueblo, fue así que comenzaron los rumores de que Soledad practicaba brujería. Se decía por las calles que, durante la noche, una luz intensa salía por las ventanas de la casa en la que vivía, mientras se escuchaba una música extraña y misteriosa. Ante la oleada de rumores, las autoridades del Santo Oficio y los vecinos empezaron a espiarla para comprobar que la mulata practicaba magia negra, pero quedaban desilusionados cuando observaban que Soledad no hacía más que ir a misa, con lo que se calmaban las sospechas en su contra.
Tiempo después, quien era el alcalde de Córdoba, cautivado por la belleza de la mulata le confesó su amor y prometió una gran fortuna a cambio de que fuera su esposa. Ella respondió “no” y el hombre despechado acusó a la Mulata de haberle dado una pócima para hacerle perder la razón y la denunció ante el Santo Oficio para que la condenaran a la hoguera.
Una noche, tras las acusaciones, el alcalde a lado de sus asistentes, policías y autoridades, rodearon la choza de Soledad y en nombre de la Santa Inquisición derribaron su puerta para capturarla, aunque se resistió a la detención fue rodeada y llevada hasta las mazmorras del castillo de San Juan de Ulúa, donde fue encerrada en espera de su castigo.
La mujer fue declarada culpable de practicar magia negra y la sentenciaron a ser quemada con leña verde en presencia de los ciudadanos. Por ello, la noche antes de morir, Soledad cambió un rezo para mostrar su arrepentimiento por un dibujo en la pared del calabozo de un magnífico barco, una auténtica obra de arte. Cuando el guardia la fue a buscar quedó cautivado con los trazos. Tenía perfectamente delineados todos los aparejos de un bajel dispuesto para una gran travesía en alta mar. Ante la sorpresa del guardia, Soledad le preguntó con una amplia sonrisa “¿Qué es lo que le falta a esta embarcación?” el guardia contestó que andar, “¡Pues mira cómo anda!” respondió la Mulata, subiendo ágil por las escalerillas del barco.
Felizmente se giró para despedirse de su captor con un suave gesto de la mano indicando su adiós, mientras la embarcación desaparecía ante los desorbitados ojos del hombre.
Ilustración: Ilse Daniela Mar Redondo
LA HISTORIA DE LA LLORONA EN XALAPA
Hay muchas versiones de la historia de La Llorona, pero en Xalapa y la región hay una muy arraigada y es que la mujer que pena lo hace porque ahogó a sus hijos. Esta versión cuenta que una joven mujer indígena se enamoró de un español con el que tuvo tres hijos a los que amaba; cuando la joven le pidió al español que se casara con ella pero éste le puso muchos pretextos. Así, tiempo después, el hombre se separó para casarse con otra mujer, una dama española rica por lo que la indígena enloqueció de dolor y desesperación y asesinó a sus hijos ahogándolos en un río y después, al recapacitar sobre sus terribles actos, se suicidó. Entonces, desde ese entonces se escucha el lamento desgarrador de la mujer a las orillas de los ríos.
Nadie se atrevía a salir de sus casas cuando en las madrugadas se escuchaban esos gritos espeluznantes y de hecho hay una versió que dice que si los gritos se escuchan lejos es porque está cerca.
También se cuenta que esta mujer iba tras los hombres que regresaban a sus casas de madrugada ya sea de trabajar o de la cantina y los perseguía. Algunos, dicen versiones, tenían la mala fortuna de encontrársela de frente y aseguran que tiene cara de mula por lo que de la sorpresa caían en shock y algunos de ellos morían, literal, del susto. Otras versiones aseguran que cubierta con un velo y vestida de blanco sólo caminaba con la mirada perdida por las calles hasta llegar a algún río o lago donde de repente desaparecía. Esta leyenda era infalible para los padres cuando sus hijos no querían ir a casa pues deseaban seguir jugando hasta entradas horas de la noche así que, tras escuchar esta historia, corrían rápidamente a su casa a dormir.
Ilustración: Yireth Adilene Ruiz Castellanos
LA MUJER DE LOS TAXIS
Aquella noche de espesa niebla y mucho frío decembrinos, un chofer de taxi andaba ruleteando en busca de pasajeros entre los escasos transeúntes. Primero recogió a un hombre que iba de la colonia El Tejar, a la salida a Veracruz por la Av. 20 de Noviembre. De vuelta, le hizo la parada una señora cerca del Panteón Palo Verde. La mujer estaba vestida de negro, y como muy preocupada le pidió que la llevara a la calle Altamirano. El conductor, al verla tan afligida, le preguntó por qué viajaba sola a esas horas, agregando que el aumento de frío a la madrugada podría hacer daño a alguien desabrigado. Secamente, ella se limitó a contestar que se había entretenido platicando con algunas amistades hasta tarde. Llegaron a la dirección indicada y la clienta le dijo que la esperara, asegurando que no tardaría. Pasando un buen rato, la mujer salió ya más tranquila, se subió al coche y amable le solicitó al conductor que la dejara en el mismo sitio donde la había levantado. Cuando la pasajera
quiso saber el costo de las carreras y el taxista respondió el precio, ella le explicó que en ese momento no tenía dinero, pero que la mañana siguiente pasara por su casa para que el esposo pagara os viajes. El chofer accedió, la señora le entregó una tarjeta con el domicilio apuntado y se despidieron.Al otro día, el dueño del taxi se presentó a cobrar sus servicios en la calle y número anotados. Tocó la puerta y salió un señor que resultó ser el marido de la misteriosa dama de la noche anterior. Cuando el conductor informó los motivos de su visita, el esposo no se sorprendió y le reveló con tristeza en la mirada que no era el primer taxista que iba a verlo por la misma causa, ya que su señora recurría a ellos para buscar ayuda. Terminó confiándole que la esposa había muerto varios años atrás, de una pulmonía fulminante, en la casa materna de la calle Altamirano y en un frío mes de diciembre. Por eso, la pobre no dejaba de penar ni de molestar a los choferes de taxis.
Ilustración: Alan Ramcéz García Ortega
EL PERRO DE ROJANO
Hace muchos años vivía una viejita en el callejón de Rojano, todas las mañanas acostumbraba ir a misa de Catedral a las siete, acompañada de su perro. Mientras ella estaba en la iglesia, el animal, fiel a su ama, esperaba en la puerta a que ésta saliera para regresar juntos. Un día, los vecinos hallaron a la anciana sin vida en una esquina, y a su lado el noble guardián. Aseguran que la mataron para robarle un valioso collar de perlas. Los ladrones – dice la gente –eran unos ensarapados, que huyeron heridos por las mordeduras del perro. Después del sepelio, el animal acudió a su tumba durante mucho tiempo, y allí se quedaba echado sin comer ni beber, incluso cuando
alguien le arrojaba algún mendrugo. Regresaba al callejón de Rojano por las noches y comenzaba a aullar sin cesar. Los vecinos perturbados en su sueño por los lastimeros aullidos, le tiraban piedras y palos para que se callara, sin lograrlo. Además, se volvió muy peligroso al atacar a las personas que transitaban por ahí vestidas con jorongo o cubiertas con sarapes. Por lo mismo, dos indignados hombres lo mataron a cadenazos pensando que así el callejón se libraría del molesto perro. Sin embargo, la gente nunca pudo deshacerse de la presencia del animal, que aparecía en la calle arrastrando las cadenas con que lo mataron.
Ilustración: Diego Arturo Castillo Salas
NAHUANI Y AHUILIZAPAN
En Veracruz se cuenta la historia de Nahuani, una guerrera valiente, determinada y hermosa, cuyo relato se relaciona con el origen del Pico de Orizaba o Citlaltépetl, la montaña mexicana más alta del país con 5 mil 747 metros sobre el nivel del mar que se encuentra en los límites de Veracruz y Puebla.
Nahuani siempre estaba acompañada de su amiga Ahuilizapan, un águila pescadora. Un día Nahuani se encontraba en una gran batalla y a pesar de su valor como guerrera, Nahuani sufrió la derrotada. Ante esto, el águila Ahuilizapan se elevó en lo alto del cielo y con mucho dolor se dejó caer fuertemente. Se dice que en el lugar en el que cayó comenzó a formarse una montaña que con el paso del tiempo se convirtió en un volcán.
Pasado el tiempo, Ahuilizapan ya convertida en montaña, recodó lo sucedido a su amiga Nahuani, esto hizo estallar su furia y comenzó con grandes erupciones que ocurrieron en un lapso de tiempo. La furia de Ahuilizapan era incontrolable por lo que los lugareños decidieron subir a lo más alto del volcán y rendir culto a la valiente guerrera, Nahuani, la entrañable y querida amiga del águila.
El Pico de Orizaba es una montaña fascinante, su cráter tiene forma cónica, cuenta con un diámetro de 480 metros y una profundidad de 300 metros. Existen diversas rutas con niveles de dificultad variados para subir al Pico de Orizaba y también se pueden realizar actividades como caminata, observar la flora y fauna, un safari fotográfico o senderismo de montaña, actividades que se pueden realizar en el Parque Nacional Pico de Orizaba.
Ilustración: Kenia Renata Sánchez García
Leyendas de Veracruz ilustradas se terminó de imprimir en el Taller Web|Art en octubre de 2024, 30 días después de la realización de las ilustraciones originales en la Universidad Gestalt de Diseño.