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LA VIDA COTIDIANA Y SU CONVIVENCIA CON LA CONTABILIDAD

por María Guadalupe De León Garrido

Las prácticas contables están inmersas en las actividades que llevamos a cabo todos los días. Ser conscientes de esto y aprender algunas técnicas de la disciplina nos ayudará a organizar y administrar las finanzas cotidianas de una mejor manera.

Como bien sabemos la contabilidad, lejos de conceptualizarse como una ciencia aplicada solamente hacia una empresa, es una herramienta que nos permite tener una amplia visualización de la organización respecto de la economía de un ente ya sea pequeño, mediano o grande. Lo anterior es de gran utilidad y provecho, ya que de acuerdo con los datos y resultados que se obtengan, encontramos la manera para tomar las decisiones pertinentes que hagan frente a cada evento futuro. Dicho esto, no es descabellado mencionar que muchos de nosotros interactuamos o convivimos con la contabilidad de una manera cotidiana y que, además, en ocasiones este hecho pasa desapercibido puesto que se encuentra presente en las actividades ordinarias sin la necesidad de ser contadores y por eso, no nos damos cuenta de la interacción que tenemos con ella. La diferencia entre la contabilidad de una empresa y la que realizamos en nuestra vida personal sería el flujo de transacciones en un momento dado, sin embargo, su alcance busca ser el mismo, puesto que muchas circunstancias giran en torno al dinero y a la economía con la que contemos.

¿CÓMO TODOS EJERCEMOS DE CIERTA FORMA ALGÚN EJERCICIO DE CONTABILIDAD?

Como adultos fungimos como nuestros propios administradores porque requerimos estructurar y organizar nuestras finanzas, es decir, llevar un control de los gastos y responsabilidades que tenemos respecto de los ingresos que recibimos, ya que de esta manera sabremos con qué recursos contamos para cubrir dichas necesidades. En este sentido, una persona soltera, con o sin hijos, al contar con una o más fuentes de ingreso requiere llevar a cabo cálculos y estimaciones para saber qué necesidades puede cubrir sin que se vean afectadas las esenciales (vivienda, salud, alimentación, educación y vestimenta). Por lo regular estamos al tanto de cuáles son los egresos o gastos fijos que debemos encarar, como transporte, servicios básicos, alquiler, alimentación, entre otros; así como qué gastos extras o variables se pueden llegar a presentar, relacionados a reparaciones o averías que llegan a suceder.

Al elaborar nuestros registros y anotaciones estamos interactuando con una de las características de la contabilidad, asimismo, cotejarlos promueve que busquemos ser lo más exactos posible al momento de efectuar nuestras cuentas. A pesar de que estos cálculos lleguen a ser considerados como básicos, es un claro ejemplo de lo cerca que estamos de la contabilidad, ya que su objetivo toma un lugar significativo en nuestra propia gestión financiera para ayudarnos a decidir.

Otro ejemplo es cuando gracias a ella tenemos más posibilidades de ahorrar, ya que al controlar nuestros ingresos y egresos conoceremos qué otras necesidades seremos capaces de solventar a corto, mediano o largo plazo, puesto que sabremos cuánto capital tenemos en nuestra cuenta bancaria y cuánto tiempo nos tomará llegar a una cifra meta. Esto afina y catapulta nuestro sentido de la planeación y proyección para lograr obtener un bien o servicio requerido que inclusive represente alguna salida monetaria importante, que al tratarse de un gasto de ocio y cultura, no represente una merma al saldo disponible. Tal es el caso al momento de planificar unas vacaciones, de antemano estamos conscientes que sin dejar de atender nuestras necesidades básicas, buscamos cubrir los gastos que se devenguen, por lo que debemos establecer estrategias de ahorro que nos permitan visualizar una amplia perspectiva de cómo enriqueceremos nuestros ingresos o cómo consolidaremos un sistema de ahorro que nos permita lograr dicha meta. Así, es evidente el rol de la contabilidad en nuestra cotidianeidad, puesto que al planificar una reducción de gastos o diversificación de entrada monetaria estamos llevando a cabo un control de nuestros ingresos y egresos.

Al igual que en un ente económico, la contabilidad que realizamos en el hogar logra que a medida que nuestros cálculos sean más ordenados y pertinentes, mejor cubiertas estén las necesidades que debamos satisfacer de acuerdo con nuestras aspiraciones y estilo de vida. En consecuencia, contaremos con una mejor calidad de vida, ya que de esta manera estamos contribuyendo a nuestra estabilidad económica. Por esto, la contabilidad tiene una dimensión enorme y trascendente en la vida diaria de cada uno de nosotros; asimismo cabe mencionar que es una buena reflexión para comenzar a hacer uso de ella y establecer una dirección a nuestras finanzas personales, ya que si la contabilidad es sin duda la mejor herramienta para lograr un futuro próspero en una empresa, también lo es en la vida cotidiana de una persona.

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