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Un compromiso con la igualdad en el medio rural Rosa Aguilar Rivero
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Ya tenemos una legislación muy avanzada en igualdad de género, pero queda camino por recorrer Leire Pajín Iraola
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La lucha por la igualdad: un objetivo principal de la actividad sindical agraria Lorenzo Ramos Silva
El año del reconocimiento de la titularidad compartida de las explotaciones agrarias Teresa López
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Apoyar la labor de las mujeres en la agricultura contribuye al crecimiento sostenible Adriana Bucco
La igualdad entre mujeres y hombres se abre camino en el ámbito rural Almudena Fontecha López
Y ADEMÁS… • Informe FADEMUR
28 Cuestiones básicas sobre mujeres rurales ............. 36
Situación actual de las mujeres rurales en España ...
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El largo camino hacia la igualdad Ana Sabaté MartÍnez
AÑO VII. Nº 17 • MAYO 2011
EDITA UNIÓN DE PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS (UPA)
FUNDACIÓN DE ESTUDIOS RURALES
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Un compromiso con la igualdad en el medio rural ■ ROSA AGUILAR RIVERO Ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino
tura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, considerando que era el momento idóneo al estar encima de la mesa el debate sobre el futuro de la PAC después del año 2013.
Reconocimiento europeo
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n España, las mujeres constituyen el 48,9% de la población rural y, aunque juegan un papel fundamental en el desarrollo del medio, en muchas ocasiones su aportación pasa inadvertida. Consciente de esta situación, el Gobierno de España trasladó durante la Presidencia de la Unión Europea su compromiso con la igualdad plena de género al ámbito comunitario y dotó el debate de envergadura y resonancia a través de un evento específico que tuvo lugar en Cáceres del 27 al 29 de Abril: el Foro Europeo sobre las Mujeres en el Desarrollo Sostenible del Medio Rural. Como principal resultado de este foro, los directores generales de Desarrollo Rural Sostenible de los Estados miembros de la UE alcanzaron un acuerdo de conclusiones que a nivel político fue elevado al Consejo de Ministros de Agricultura de la UE. Este acuerdo aboga por la necesidad de aco-
meter determinadas modificaciones reglamentarias en el ámbito de la PAC que posibiliten el reflejo normativo y apoyo financiero a la acción positiva en materia de género en el medio rural, ya que uno de los mayores lastres de la actual programación reside, precisamente, en la ausencia de suficientes medidas de acción positiva para las mujeres. Por ello, la posición española ha sido incesante en su búsqueda de aliados para modificar la situación actual, apostando por favorecer el acceso diferenciado y prioritario de las mujeres en los futuros instrumentos comunitarios de apoyo financiero al desarrollo rural. Así, tras la finalización del Foro Europeo sobre Las Mujeres en el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, el Gobierno de España planteó sus resultados a la Comisión Europea, que mostró su apoyo pleno. Estas conclusiones también fueron elevadas ante la Comisión de Agricul-
Hoy podemos afirmar que el esfuerzo del Gobierno de España está dando sus frutos. El Parlamento Europeo acaba de aprobar una resolución sobre el papel de las mujeres en la agricultura y las zonas rurales, que recoge de forma completa el papel clave de las mujeres en el desarrollo sostenible del medio rural, y propone una serie de medidas a tener en cuenta para la futura PAC, entre las cuales destaca la petición de que el nuevo Reglamento FEADER establezca medidas específicas en favor de las mujeres en el período de programación 2014-2020, en línea con lo recogido en el espíritu del actual Tratado de la Unión. En definitiva, dentro de su política de desarrollo rural, el Gobierno de España apuesta por el reconocimiento expreso del papel estratégico de las mujeres rurales que tiene que conformar el núcleo de la visión social de la PAC y debe materializarse con carácter horizontal dentro de los programas de desarrollo rural. La PAC tiene que ser una política sostenible y eso pasa tanto por el reconocimiento de su viabilidad económica y ambiental como por la incorporación, en el mismo lugar de preeminencia, de criterios y orientaciones sociales. Y el reconocimiento del papel de las mujeres ocupa un lugar clave en la modernización del medio rural, tanto en la innovación y diversificación de la actividad en el medio rural como en la organización y liderazgo de la implicación de todos los sectores sociales en el futuro común de sus territorios. Es esta una apuesta estratégica, ya que la permanencia de mujeres en el medio rural constituye la
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mejor garantía contra el despoblamiento y el vacío territorial que merman el patrimonio cultural y natural en muchos Estados miembros. A nivel nacional, el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino reconoce el importante papel que desempeñan las mujeres rurales en el logro de los objetivos planteados por la Ley 45/2007, para el desarrollo sostenible del medio rural. Por eso hemos puesto en marcha una batería de actuaciones en colaboración con otros departamentos ministeriales y Administraciones Públicas que van desde una labor continua de diagnóstico y seguimiento de políticas hasta la gestión de fondos públicos dedicados específicamente a la promoción y mejora de las condiciones de vida de las mujeres rurales. Entre las propuestas de modificación legislativa en aras de una igualdad efectiva de género en el medio rural podemos resaltar el esfuerzo que estamos realizando para sacar adelante una ley sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias. En España, el compromiso del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por alcanzar la igualdad plena en todos los ámbitos se extiende, como no podía ser de otro modo, a los casi cinco millones de mujeres que viven y trabajan en el medio rural, muchas de ellas en el ámbito de la explotación familiar, compartiendo con los hombres las tareas agrarias, asumiendo buena parte de las mismas y aportando bienes y trabajo. Pese a ello, su labor carece de suficiente reconocimiento jurídico, valor económico y reflejo social, por cuanto no trasciende del ámbito familiar, ya que normalmente figura sólo una persona física como titular por explotación agraria. Hay un dato que pone de manifiesto la tremenda desigualdad de género y la segregación vertical existente en este ámbito: más del 70% de los titulares de explotación agraria son hombres.
Titularidad compartida Es cierto que en España no hay limitaciones legales al acceso a la propiedad agrícola por parte de las mujeres (la realidad muestra que cuando ellas son las titulares, suele tratarse de explotaciones de dimensiones económicas reducidas y baja rentabilidad), pero sí existen de facto para el acceso al crédito o a otros bienes y derechos inmateriales por no estar vinculados a la propiedad de la tierra, sino a su rendimiento, es decir, a la titu-
laridad de la explotación que cumple la función de ser la garantía del crédito. Además, en el ámbito rural todavía se mantiene el cliché de la mujer como mera colaboradora o empleada no retribuida, que trabaja en empresas familiares en las que el hombre ocupa la posición preeminente. El trabajo de las mujeres sigue entendiéndose más bien como una ayuda familiar que complementa a la renta principal y no como una aportación económica efectiva. Y aunque en el ordenamiento jurídico civil y mercantil existen figuras suficientes para que las mujeres ostenten los mismos derechos que los hombres, la realidad social demuestra que las mujeres que trabajan en las explotaciones agrarias no han recurrido a tales figuras societarias. Para acabar con esta situación, el Gobierno de España acordó en octubre de 2010 la creación del Grupo de Trabajo Interministerial sobre Titularidad Compartida de Explotaciones Agrarias (GITIC) para elaborar un proyecto de ley que regulase de forma completa la figura de la titularidad compartida de las explotaciones agrarias, fruto de cuyo trabajo ha resultado el anteproyecto de ley que ha sido aprobado recientemente por el Consejo de Ministros y que está actualmente en fase de consulta pública. El objetivo del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino es claro: queremos adaptar el marco jurídico a la realidad social, rompiendo las inercias discriminatorias que se han planteado de manera indirecta en la aplicación y desarrollo de
algunas normas de nuestro ordenamiento. De este modo, la titularidad compartida está llamada a constituir un factor de cambio de las estructuras agrarias tal y como están previstas en el ordenamiento jurídico agrícola, de modo que las mujeres del mundo rural gocen de una igualdad de derechos efectiva respecto a los hombres y queden expeditas las vías financieras, sociales, jurídicas, económicas y culturales en todo su potencial. Ello permitirá la supresión de barreras formales y sustantivas, así como potenciar la confianza, la seguridad jurídica, la igualdad y la visibilidad de las mujeres y, como consecuencia, un desarrollo sostenible en el que caben todas y todos en igualdad de condiciones. La futura ley persigue que las mujeres puedan ejercer y disfrutar de todos los derechos derivados de su trabajo en las explotaciones agrícolas en términos de igualdad con los hombres, favoreciendo la asunción de decisiones gerenciales y de los riesgos y responsabilidades derivados de aquéllas. Desde mi responsabilidad al frente del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino me comprometo a realizar todos los esfuerzos necesarios y a seguir trabajando para lograr la igualdad real y efectiva de mujeres y hombres. Porque nuestro medio rural sólo podrá ganar el futuro si lo hace con las mujeres a través de un desarrollo sostenible que genere igualdad de oportunidades para ellas y para ellos. Las mujeres rurales son y serán la clave para garantizar un mundo rural sostenible. ■
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Ya tenemos una legislación muy avanzada en igualdad de género, pero queda camino por recorrer desde la igualdad de oportunidades. Una ciudadanía visible y con derechos por igual. Y cabe destacar también la valiosa labor de las asociaciones de mujeres que han sido durante estos años el principal altavoz de las reivindicaciones a favor de la igualdad, y también las mejores cómplices a la hora de llevar a la práctica los cambios en el día a día de nuestra sociedad. Han sido muchos los avances en este siglo de reivindicación del Día Internacional de la Mujer. Muchas las barreras derribadas en nombre de la igualdad y que no han hecho otra cosa que construir una sociedad mucho más justa socialmente, más madura democráticamente y por qué no reconocerlo, mucho más productiva y competitiva económicamente.
Avances legales y sociales en España
■ LEIRE PAJÍN IRAOLA Ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad
urante el mes de marzo de este año hemos analizado y debatido los logros y retos alcanzados en materia de igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Este ya es un hecho significativo. Conmemoramos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no en un único día, sino en algo más de un mes de jornadas, actividades y debates organizados por diferentes entidades e instituciones, de carácter público y privado. Un mes para marcar nuevas metas a corto y medio plazo dentro de ese objetivo común, pero también un tiempo para echar la vista hacia
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atrás y poner en valor lo logrado hasta llegar aquí. Reconocer la labor y lucha de tantas generaciones de mujeres que trabajaron y pelearon duro por alcanzar una sociedad más igualitaria. Esta no es una reivindicación nueva ni mucho menos. Son muchas las mujeres, también algunos hombres, los que ya hace muchos años atrás comenzaron a defender una sociedad en la que no se renunciara al cincuenta por ciento del talento, de la creatividad, al cincuenta por ciento de la población. Personas que creyeron en una ciudadanía que participara en la sociedad
En los últimos años, España se ha puesto en cabeza de los países occidentales con una legislación más avanzada en igualdad de género, en reconocimiento de derechos civiles y creación de nuevos derechos sociales. Han sido muchas las medidas aprobadas, las políticas desarrolladas, pero aún queda camino por recorrer. A nadie se le escapa la importancia que tienen medidas como las tomadas en el mundo rural. Son muchas las mujeres que comparten con los hombres las tareas agrarias, que se suman a unas tareas domésticas a menudo asumidas en solitario. Una larga jornada de trabajo, invisible, ni remunerada ni reconocida. Medidas como el Anteproyecto de Ley sobre Titularidad Compartida de las Explotaciones agrarias tratan, en definitiva, de introducir también la igualdad de oportunidades en el medio rural, de hacer visibles y copartícipes a las mujeres de este sector.
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Que hoy en día el 71,2% de los titulares de las explotaciones agrarias sean hombres seguramente extrañe a muchos ciudadanos y ciudadanas. Como me extraña a mí o a personas de mi generación que, hace tan sólo treinta años, en España una abogada tuviera que pedirle permiso a su marido para ejercer la abogacía. O que tuviera que pedir permiso a su marido o a su hermano para abrir una cuenta corriente. Estas situaciones resultan totalmente superadas en la actualidad, pero conviven con nosotros otras no muy lejanas a ellas como ocurre en el mundo rural.
Políticas para evitar la despoblación rural Hablamos en muchas ocasiones de generar políticas que eviten la despoblación rural, que favorezcan que las familias de esos municipios mantengan vivos sus pueblos y los sectores agrario y ganadero, y sin embargo no profundizamos en algunos de los motivos más evidentes que producen esa despoblación. La ausencia de oportunidades es uno de los grandes retos que hay que abordar para superar este problema, especialmente para las mujeres jóvenes del mundo rural. Permanecer en esos pequeños pueblos no puede suponer de manera inherente la merma de derechos de las mujeres, que se ven obligadas en muchas ocasiones a trasladar su residencia a la ciudad para poder ver reconocidos sus derechos e incrementadas sus oportunidades formativas y profesionales. Y en este sentido, otra de las iniciativas que ha tenido un impacto positivo en la vida en el entorno rural ha sido la puesta en marcha del Sistema para la Autonomía y la Atención a la Dependencia. Hasta hace cuatro años, vivir una situación de dependencia era sinónimo de desamparo, e implicaba depender en gran medida de los familiares más inmediatos. Son muchas las personas cuidadoras, en su gran mayoría mujeres, que han dedicado una gran parte de su vida a un trabajo sin garantías, no reconocido ni remunerado. Y esta realidad ha sido especialmente dura en el entorno rural, en el que ha sido más difícil poner en marcha recursos específicos para las personas en situación de dependencia, a menudo forzando su
desplazamiento a municipios más grandes. Con la Ley de Dependencia se garantiza el derecho a disfrutar de una prestación que permita prolongar lo más posible la autonomía y atender las necesidades diarias de las personas con dependencia. Y esto, allí donde las personas han decidido vivir. También se visibiliza y dignifica el trabajo de las personas cuidadoras, regulando su trabajo, equiparándolo en derechos y en garantías. Y al mismo tiempo, esta es una ley que está generando riqueza, creando empleo en todo el territorio, también en los municipios rurales y en un sector especialmente importante para las mujeres. Esta ley está haciendo posible que se construyan residencias y centros de día en municipios pequeños y que se creen cooperativas para proporcionar servicios de ayuda a domicilio. Y esto responde a un modelo que considera que el Estado del Bienestar y la protección de los derechos de las personas vulnerables también son una oportunidad para la recuperación económica, además de ser un elemento diferenciador de nuestra forma de construir sociedad.
Y en coherencia con esta labor de llevar la igualdad de derechos y oportunidades a todos los rincones y sectores de nuestro país, se ha cumplido este mes de abril con una de las reivindicaciones que los trabajadores y trabajadoras del campo han defendido desde hace veinte años. El Consejo de Ministros aprobó el pasado 29 de abril la reforma por la que los trabajadores y trabajadoras que cotizan por cuenta ajena en el Régimen Especial Agrario se integrarán en el Régimen General de la Seguridad Social, lo que consigue una plena equiparación de derechos para cerca de un millón de personas, siendo más de 400.000 de ellas mujeres. En la práctica, estas personas tendrán el mismo derecho a la prestación por incapacidad permanente así como el mismo derecho a una jubilación que el resto de trabajadores, y no al 50% de las mismas como habían tenido hasta ahora. Sé que con el esfuerzo conjunto de Administraciones, asociaciones y organizaciones de la sociedad civil, y con la iniciativa de muchas mujeres y hombres comprometidos con la igualdad, seguiremos avanzando para que la vida rural sea cada vez más sostenible y equitativa. ■
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La lucha por la igualdad: un objetivo principal de la actividad sindical agraria
Acto organizado por FADEMUR en Madrid para conmemorar el Día Internacional de las Mujeres en marzo de 2011.
■ LORENZO RAMOS SILVA Secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA)
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a igualdad entre hombres y mujeres ha sido y es uno de los principios inspiradores de mi actividad profesional y sindical, que se prolonga ya durante treinta años. Cuando era niño, en mi Extremadura natal, observaba fascinado la capacidad de trabajo de las mujeres de mi pueblo: madres, abuelas, esposas…, sustento de los núcleos familiares desde el punto de vista afectivo y organizativo. Y agricultoras, ganaderas, gestoras, empresarias, trabajadoras…, en el día a día de su actividad profesional. Los desarrollos de la mujer y de la agricultura han estado íntimamente ligados desde el principio de los tiempos. No son pocos los historiadores y antropólogos que adju-
dican a las mujeres la invención de la agricultura y la ganadería como los métodos de obtención de alimentos que revolucionaron la historia del ser humano. En los grupos sociales prehistóricos parece demostrado que los hombres se dedicaban fundamentalmente a cazar y la mujer se encargaba del cuidado de los hijos. Desde su posición más estable, y ante un periodo de escasez de caza y frutos silvestres, es de lógica que las mujeres sacaran las castañas del fuego a la especie humana y dieran con el invento que, junto a la escritura, supondría el inicio de la Historia. Las mujeres se han tenido que enfrentar a lo largo de la historia a numerosas barreras y cortapisas que el género masculino les
ha impuesto, motivado por su afán de control y superioridad y escudados muchas veces en condicionamientos sociales y religiosos. Las mujeres del mundo rural han sufrido de forma lacerante la marginación a un segundo plano, detrás del hombre y no a su lado. El origen de las reivindicaciones feministas se ubica hace apenas un siglo en los entornos urbanos industriales, en el seno de movimientos sindicales y políticos. Esta primera revolución de las mujeres dejó fuera a los entornos rurales, donde el nivel de organización y asociacionismo y la apertura de las redes sociales eran mucho menores. Desde entonces, las mujeres rurales han estado en una situación de desventaja frente
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a sus congéneres de las ciudades, beneficiándose de las conquistas de derechos de la mujer en todos los frentes, pero sin ser las protagonistas del cambio y sin que la sociedad y las leyes atendieran a sus necesidades concretas. Cualquiera puede recordar cómo hace no mucho tiempo seguían existiendo notables diferencias en el nivel de emancipación de las mujeres urbanas y rurales. A pesar de la alienación general del género femenino durante el franquismo, orquestada por los dirigentes políticos y religiosos y con el género masculino como cómplice, las mujeres fueron poco a poco llevando a cabo su revolución silenciosa y paciente. Sin embargo, las mujeres rurales han tenido que ser mucho más pacientes y luchar contra su invisibilidad y su silencio con mucha más fuerza. La incorporación de la mujer al mundo laboral, que comenzó en España a finales de los 70 y tuvo ya carácter masivo a partir de la década de los 80, fue un fenómeno exclusivamente urbano, y digo urbano porque las mujeres rurales no tenían que incorporarse al mundo del trabajo, pues ya estaban incorporadas. En las ciudades, la separación entre la vida doméstica y la laboral es muy alta –aunque cada vez es más difusa– con lugares físicos y momentos del día bien diferenciados para cada tipo de actividad; sin embargo, esta separación no es tal en el mundo rural, en las explotaciones agrarias y ganaderas, entendiéndose el trabajo en el campo, tradicionalmente, como una prolongación de la vida doméstica y por tanto obligación de la mujer. Las mujeres, por tanto, han trabajado desde siempre en el campo, pero no ha sido hasta estos días cuando la sociedad se ha percatado de la situación de invisibilidad y la falta de reconocimiento a la que estaban sometidas. Afortunadamente, esto hoy está cambiando a pasos agigantados. Hoy en día no es aceptable que los hombres miren para otro lado e ignoren las costumbres y usos sociales que las mujeres rurales llevan siglos sufriendo. La humanidad tiene una deuda histórica con ellas que debe ser subsanada.
Igualdad y progreso para las mujeres rurales La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos se creó a principios de los 80 para defender los intereses del modelo mayori-
No es aceptable que los hombres miren para otro lado e ignoren las costumbres y usos sociales que las mujeres rurales llevan siglos sufriendo tario de producción europeo: las explotaciones familiares cuyos titulares son pequeños y medianos agricultores y ganaderos. Este objetivo de la organización de la que ahora tengo el orgullo de ser secretario general, no estaría completamente desarrollado hasta la creación, en 2004, de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR), cuyo lema inicial, que cada día cobra más fuerza, lo dice todo: “Igualdad y progreso para las mujeres rurales”. Y es que nuestra organización defiende desde sus orígenes la importancia del modelo familiar de explotación, un sistema de pro-
ducción sostenible, respetuoso con el medio ambiente y vertebrador del territorio. ¿Y con sus mujeres? Reconocíamos la vigencia y apostábamos por el futuro de un tipo de estructuras de producción olvidando al menos a la mitad de su base social: las mujeres. Y es que la mayor parte de las mujeres rurales desarrolla su trabajo en la explotación familiar agraria, padeciendo todos los inconvenientes de trabajar pero ninguna de sus ventajas, puesto que el trabajo no les reportaba –de forma directa y personal– remuneración, derechos sociales e identidad profesional.
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Desde UPA impulsamos la creación de FADEMUR convencidos de su oportunidad y necesidad, y de la capacidad de la Federación de ayudar a las asociaciones de mujeres a ser más visibles y gritar más alto para ser escuchadas en todos los foros de decisión. La puesta de largo de FADEMUR, en un acto en Cáceres en 2004, coincidió prácticamente con mi elección como secretario general de UPA, y el desarrollo de ambas organizaciones ha estado desde entonces absolutamente imbricado. Desde UPA se ha favorecido el empoderamiento de las mujeres agricultoras y ganaderas y de aquellas que viven en el medio rural, facilitando el desarrollo de sus ideas y posiciones. En todo momento desde la organización se ha apoyado la visibilización del importante papel que las mujeres desarrollan en el medio rural y la importancia de su participación en todos los ámbitos de la organización, ayudándolas tanto en las negociaciones internas como en la interlocución con las administraciones. La relación interna entre FADEMUR y UPA es tal, que la presidenta y secretaria de FADEMUR forman parte de la Comisión Ejecutiva Federal de UPA y ostentan los cargos de Secretaria de Administración y vicesecretaria de Organización, respectivamente. Esta relación viene recogida en los estatutos de ambas organizaciones, estableciéndose la necesidad de cooperar y colaborar en todas aquellas actuaciones que ayuden
a resolver los problemas del sector agrario y del medio rural en su conjunto. “Soy una de vosotras”, les suelo transmitir a las mujeres de FADEMUR en cada acto público en el que me dan la oportunidad. Y lo digo lleno de orgullo, queriendo reflejar mi absoluto compromiso, el de la Comisión Ejecutiva Federal de UPA y el de la organización entera con sus reivindicaciones y sus objetivos. Mi labor al frente de UPA ha coincidido con un proceso exponencial de incorporación y normalización de las mujeres dentro del sindicato.
La eficacia de las cuotas Hace casi diez años que UPA adoptó el sistema de cuotas para aumentar la presencia de mujeres en los órganos de representación y decisión de la organización. El resultado no ha podido ser más positivo: tenemos más afiliadas, el conjunto del sindicato ha ganado en fuerza y visibilidad y la paridad va llegando poco a poco a todos los estratos de la organización. El porcentaje de mujeres afiliadas a UPA también ha subido considerablemente, superando el 40% del conjunto de nuestras bases y alcanzando el 50% en algunas zonas del país. El reconocimiento del trabajo de las mujeres rurales por parte de las organizaciones profesionales agrarias es el primer paso para mejorar sus condiciones de vida, para que aparezcan en los papeles, para que pue-
dan reclamar derechos sociales y para que puedan participar en la toma de decisiones y en los órganos de poder. En los últimos años, coincidiendo con las dos últimas legislaturas en España, se han conseguido importantes retos para las mujeres rurales. Están viviendo, en estos días, su particular revolución. Hemos de reconocer que desde los Ministerios de Trabajo, de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y de Igualdad –cuya creación apoyamos decididamente desde UPA– se ha atendido a nuestras propuestas, traduciéndose en importantes avances en reconocimiento de derechos, con temas como la titularidad compartida de las explotaciones agrarias, o la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en la propiedad de la tierra o en los derechos de producción, que han recibido un claro apoyo por parte de toda nuestra organización. Los movimientos de mujeres han alcanzado logros sociales impensables hace pocos años en algunas sociedades occidentales. El género femenino ha demostrado que su capacidad de cambiar las cosas, de mejorar situaciones injustas y de resolver problemas complejos es formidable. Todavía está por ver qué papel van a desempeñar las mujeres en el futuro de la agricultura y la ganadería. No me cabe duda de que su trabajo será revolucionario y contribuirán de manera decisiva a configurar el porvenir de la producción de alimentos en un entorno globalizado. ■
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El año del reconocimiento de la titularidad compartida de las explotaciones agrarias FADEMUR hace realidad la visibilización de las mujeres rurales ■ TERESA LÓPEZ Presidenta de FADEMUR
odemos afirmar que el avance de los derechos de las mujeres es una de las revoluciones sociales más profundas que se hayan visto en toda la historia. Los hechos nos han demostrado que cuando las mujeres tienen acceso a la educación, a la tierra, a un empleo, a la salud, a una vida sin violencia…, no sólo están mejorando su calidad de vida y la de sus familias, sino que provocan un crecimiento económico y social también en sus pueblos y comunidades. Las mujeres rurales realizan en los países en desarrollo la mayor parte de las tareas agrícolas, pero padecen las peores condiciones de trabajo y una escasa o nula protección social. Ellas son las que producen la mayoría de los alimentos del mundo, pero con demasiada frecuencia se las excluye de la tenencia de la tierra y del acceso al crédito que necesitan para prosperar. Las mujeres rurales son las principales usuarias y conservadoras de los recursos naturales a lo largo del planeta, pero casi nunca se les da voz en los órganos de representación a nivel nacional y local, que es donde se decide sobre la manera de gestionar esos recursos y el territorio. También son las encargadas de los cuidados y la administración en el hogar, pero rara vez comparten esas responsabilidades en pie de igualdad con los hombres o tienen voz en las principales decisiones domésticas. En la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio celebrada en Nueva York, los Estados miembros se comprometieron a asegurar el acceso en igualdad de condiciones de las mujeres rurales a los re-
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cursos productivos, la tierra, la financiación, las tecnologías, la capacitación y los mercados. También se comprometieron a asegurar la participación plena y en igualdad de condiciones de las mujeres rurales en el desarrollo nacional, no sólo como beneficiarias por igual de ese desarrollo, sino como colaboradoras en pie de igualdad. Uno de los indicadores que se ha elegido para medir los avances de los Objetivos
del Milenio es el de la participación de mujeres en Parlamentos, estableciéndose un mínimo del 30%. Es verdad que el porcentaje global de mujeres en puestos parlamentarios continúa incrementándose, pero lo hace muy lentamente: en 1995 era del 11% de mujeres en los Parlamentos del mundo y en 2010 se alcanzó un 19%. En enero de 2011, sólo 28 países en el mundo han alcanzado el 30%, y de ellos 6 son de América Latina y el Caribe (Ar-
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gentina, Cuba, Costa Rica, Bolivia, Ecuador y Guyana). De esos 28 países, al menos 23 han logrado aumentar la participación de las mujeres con medidas de acción positiva, como las cuotas. Se calcula que al ritmo actual llevaría al menos otros 40 años lograr la paridad de género.
Avances en España En nuestro país, las mujeres de FADEMUR estamos muy satisfechas por todos los avances sociales conseguidos en los últimos años, especialmente para las mujeres rurales. Y estamos avanzando en derechos porque llevamos nuestra voz a todos los sitios donde se toman decisiones que nos afectan, reivindicando nuestro derecho a participar en el diseño de nuestro futuro y en el del medio rural en el que vivimos. Opinamos sobre todos los temas y reivindicamos nuestros derechos, porque se han de tener en cuenta nuestras espe-
cificidades como mujeres que habitamos en territorios rurales para poder avanzar en igualdad y en un desarrollo sostenible del medio. El medio rural español no es uniforme, conviven regiones con grandes pueblos con otras en las que la población está muy dispersa; zonas con mundo rural vivo con zonas en las que el despoblamiento es el gran problema, y pueblos envejecidos y masculinizados. Es preciso tener en cuenta todas estas peculiaridades de los distintos mundos rurales a la hora de poner en marcha nuevos derechos en cuya aplicación no puede haber diferencias. Últimamente se ha legislado mucho sobre derechos sociales que también tienen que llegar al mundo rural y a su ciudadanía. Pero en este último año tenemos que felicitarnos porque estamos a punto de conseguir una de las reivindicaciones históricas de FADEMUR y de UPA, el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres que trabajan en el sector agrícola y ganadero. Las mujeres de FADEMUR estamos muy
satisfechas porque hemos seguido avanzando hacia una futura ley que regule la titularidad compartida de las explotaciones agrarias. Este ha sido un paso fundamental en la lucha para la consecución de la igualdad entre mujeres y hombres en el sector agrario. Esta ley está previsto que vea la luz a finales de 2011 y por fin se reconocerán y se harán visibles los derechos y las aportaciones de las mujeres a la agricultura y la ganadería en nuestros país. Por primera vez muchas mujeres aparecerán en los papeles y podrán hacer la declaración de la renta individual, porque ahora sí tendrán rendimientos propios del trabajo. Consideramos que el desarrollo de la figura de la titularidad compartida será la piedra angular sobre la que tendrá que girar el resto de medidas que permitan el reconocimiento del trabajo realizado por las agricultoras y ganaderas para el mantenimiento y viabilidad de las explotaciones agrarias familiares. Además, del propio reconocimiento como trabajadoras y, por tanto, la posibilidad de ejercer los derechos
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que como tales tienen, se favorecerá la incorporación de las mujeres al sector agrario y, especialmente, la incorporación de las más jóvenes. En este sentido, tiene especial urgencia la elaboración y aprobación de la normativa correspondiente en la que se regule todos y cada uno de los aspectos que la nueva figura contenga, así como la modificación de la normativa anterior a la Ley 3/2007, en especial la Ley 19/1995, de 4 de julio, de Modernización de las Explotaciones Agrarias (BOE de 5-7-95)1. Por otro lado, la regulación de esta figura debe ir acompañada de un sistema de ayudas a través del cual se fomente entre quienes, hasta ahora, eran considerados como titulares de la explotación agraria, los cambios necesarios para el reconocimiento de las cónyuges como titulares también de la explotación agraria. El sistema de incentivos podría ser a través del pago de una ayuda que fomente la inscripción en este registro, la puesta en marcha de medidas fiscales beneficiosas para estas personas como reducciones en el pago de impuestos, por ejemplo. En cuanto a otra de las medidas puestas en marcha para favorecer la incorporación de las mujeres al sector agrario, mediante una reducción de la cuota de la Seguridad Social a cónyuges y familiares del/de la titular de la explotación agraria, podemos decir que ha resultado beneficiosa, pero sus resultados han sido limitados por la falta de difusión de la misma entre los sectores implicados. Desde FADEMUR consideramos necesaria la puesta en marcha de un convenio de colaboración entre la Administración Pública y las organizaciones del sector agrario, incluidas las organizaciones de mujeres rurales, a través del cual podamos llevar a cabo las acciones pertinentes para facilitar la información más completa a la población agraria sobre estas medidas para su posterior tramitación. Por otro lado, desde FADEMUR consideramos necesario ampliar también esta medida de reducción de cuota en dos sentidos: ampliación del porcentaje de reducción hasta el 50% de la cuota y ampliación del límite de edad para acogerse a la bonificación hasta 50 años. En este sentido venimos trabajando para lograr la implicación de las comunidades autónomas, con un resultado dispar. En FADEMUR entendemos que incentivar la incorporación de las mujeres como cotizantes al sistema de protección social es
una medida de justicia social, que trata de corregir demasiados años de trabas y discriminación, y en la que se han de involucrar todas las Administraciones que tengan competencias sobre la materia.
Las mujeres rurales como garantía de desarrollo sostenible Las mujeres de FADEMUR apostamos por un sector agrario donde nuestra presencia cada vez sea mayor, ya que de este modo nuestro medio rural resultará beneficiado, reduciéndose no sólo la emigración, sino el envejecimiento y la masculinización, que son obstáculos para el desarrollo sostenible y sostenido de nuestros pueblos. Como señala el premio Nobel de Economía, Amartya Sen: “A lo mejor nada sea tan importante hoy en la economía política del desarrollo como que se reconozca como es debido la participación y el liderazgo de las mujeres en el territorio político, económico y social”. No es posible en el mundo, ni en ningún país, avanzar en el desarrollo si se excluye del progreso a quienes representan a la mitad de la población: las mujeres. Las sociedades y los Estados deben comprometerse e invertir para una plena participación de las mujeres en todos los ámbitos: político, económico, social y cultural. La sociedad rural de hoy exige un compro-
miso con los poderes públicos y con la ciudadanía, la incorporación de las mujeres a la vida pública, al trabajo con derechos y a la participación política, está dinamizando la vida de nuestros pueblos y creando alternativas de futuro con proyectos innovadores. Nuestra Federación apuesta por convertir las debilidades en oportunidades y aprovechar los nuevos yacimientos de empleo que se están creando en el medio rural con la puesta en marcha de la Ley de Dependencia, la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, con la llegada de las nuevas tecnologías, y apostando por las iniciativas emprendedoras de artesanas y mujeres del sector agrícola y ganadero. FADEMUR ha formado, impulsado y apoyado la creación de Cooperativas Rurales de Servicios de Proximidad, que están ofertando servicios fundamentales para la supervivencia de nuestros pueblos en siete Comunidades autónomas. También hemos conseguido crear una red de artesanas que están comercializando sus productos de máxima calidad a través de una plataforma web, con más de 600 productos a la venta. Queremos que todos los avances sociales sean efectivos en el mundo rural, y por eso nos posicionamos: violencia de género, dependencia, igualdad, desarrollo sostenible, y también salud sexual y reproductiva. Las mujeres rurales no podemos quedarnos fuera de ningún debate que nos afecta, porque nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos e hijas. Hemos conseguido en los últimos años incorporar nuestras demandas a la agenda política, y estamos consiguiendo avances impensables hasta hace muy poco. Cada vez se conoce más y mejor nuestra realidad, la de más de 7 millones de mujeres que vivimos en el 90% del territorio. Apostamos por la agricultura y la ganadería familiar como base de la economía rural, por la diversificación de actividades, por la generación de nuevas oportunidades de empleo y por la mejora de la calidad de vida en nuestros pueblos. Nosotras somos la fuerza positiva del campo. ■
NOTA 1
Ley 19/1995, de 4 de julio, de Modernización de las Explotaciones Agrarias. http://www.mapa.es/desarrollo/pags/LEGISLACION/modernizacion/LEY19-1995.pdf
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Apoyar la labor de las mujeres en la agricultura contribuye al crecimiento sostenible
Adriana Bucco, en el centro, junto a Nieves Alonso, Teresa López, Bárbara Billocci y Ana Dorrego, en la Cumbre Europea sobre Mujer Rural celebrada en Cáceres en 2010.
■ ADRIANA BUCCO Presidenta de la Comisión Femenina del COPA (Comité de Organizaciones Profesionales Agrarias de la UE)
M
i nombre es Adriana Bucco. Tengo 46 años y soy madre de una hermosa joven de 17 años. Soy una empresaria agraria y propietaria de una explotación junto con mi hermana. La mía es una pequeña explotación que produce vino, frutas, verduras y heno, y contamos desde 1993 con la certificación “bio” como agricultura ecológica. En la granja tenemos una escuela de equitación y organizamos paseos a caballo. Los caballos son indispensables por dos motivos: para la producción de fertilizantes y para prestar un servicio a los turistas que eligen mi explotación para pasar unas vacaciones. De hecho, contamos desde 1995 con una casa con habitaciones y un peque-
ño restaurante, que mi hermana y yo gestionamos directamente. La mía es también una granja educativa que alberga a escolares e incluso a adultos para formación y otras actividades. Además, también somos una granja social, porque en 2005 participé en un proyecto de recuperación de las mujeres víctimas de malos tratos y acogimos a una joven nigeriana con un pasado triste. Aunque el proyecto tenía un plazo, seis meses, esta mujer todavía trabaja en la empresa y este trabajo le ha permitido recuperar su dignidad como mujer y madre. Las actividades de granja didáctica y casas rurales han permitido a mi empresa abrir las puertas de mi casa y tener contacto directo con el consumidor, hacerle saber có-
mo me ocupo de mi territorio y sus alrededores, la importancia de la estacionalidad de los alimentos que comemos, y todo ello contribuye a apreciar la importancia de una dieta saludable. Por esta razón abrí una tienda dentro de la explotación donde el consumidor puede comprar productos frescos y transformados (también tengo un laboratorio para el procesamiento de frutas y verduras) y el vino.
Compromiso sindical como agricultora y mujer Desde 1991 formo parte de la Coldiretti, el mayor sindicato agrícola italiano, así como
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de la Coordinadora Femenina Mujer Empresaria, atraída por las perspectivas que ofrecía, y ahora soy coordinadora nacional de Mujer Empresaria, además de ser vicepresidenta de la Federación de Coldiretti de mi provincia, Asti. En 2009 fui elegida presidenta de la Comisión Femenina del COPA en Bruselas, el comité que reúne a 60 sindicatos agrarios de los 27 países de la Unión Europea. Para un lector no experto en la materia puede parecer extraño que exista una coordinación de las mujeres y puede con toda razón preguntarse por qué existe. No es una pregunta trivial y una pregunta que a menudo nos hacemos las mismas mujeres que formamos parte de este movimiento sindical. La razón por la cual hace muchos años, en varios países europeos, nacieron las organizaciones de mujeres en los sindicatos debe buscarse en la necesidad de expresar sus demandas y requerimientos como empleadas o empresarias. La necesidad de un lugar para hacer frente a sus dificultades y encontrar un terreno común de solidaridad para resolver los problemas que surgieron de una participación cada vez más activa en el mercado laboral. Y hacer sentir su propia voz no era y no es fácil. Sólo debemos recordar que en muchos países el derecho a voto de las mujeres es historia reciente; este derecho se obtuvo en Italia en 1946. La entrada en vigor de esta ley condujo a la necesidad de ejercer el derecho de representación. ¿Cómo podrían tener un peso político las mujeres en el lugar de trabajo y en la sociedad si no están representadas?
La defensa de nuestros derechos y los desafíos del futuro Desde hace años, las mujeres tratan de obtener representación mediante la creación de asociaciones, movimientos, grupos de presión para conseguir una conciencia colectiva fuerte, en condiciones de buscar y recibir apoyo práctico con el fin de ejercer el derecho al trabajo, el seguro de maternidad, la seguridad en el trabajo. En algunos países europeos todavía sigue habiendo organizaciones agrarias en las que las mujeres no están representadas. Este es el caso de Polonia, donde uno de los sindicatos más fuertes aún no ha otorgado los derechos de voto a las mujeres, que por lo tanto están excluidas de la toma de decisiones.
No todo el mundo sabe que el 42% de las personas que trabajan en la agricultura son mujeres y una de cada tres explotaciones agrarias en Europa está gestionada por las mujeres. Por ello es necesario que las mujeres puedan aprovechar al máximo los recursos que ofrece vivir y trabajar en el medio rural. Las mujeres deben compartir los derechos y deberes de la posición que ocupan en sus empresas, incluida la participación en las rentas agrícolas. La crisis económica que el mundo está pasando traerá cambios radicales en la forma de abordar los retos de los próximos años y es precisamente en estos desafíos en los que las mujeres desempeñan un papel clave, gracias al papel multifuncional de la mujer en las explotaciones agrarias familiares, que está haciendo una contribución a la innovación y el progreso en todos los niveles sociales, en particular en las zonas rurales. Esta característica significa que poco a poco va cambiando la cara de las granjas de producción de alimentos, que se han convertido en empresas de múltiples funciones: incluidas las actividades de producción primaria con las relacionadas con la venta directa de productos y servicios. Y así en muchos países de la UE han nacido casas rurales, granjas escuela, trabajos sociales: las zonas rurales han abierto la puerta, dan la bienvenida en sus propias empresas a las personas, a los consumidores..., que son el último usuario de la comida que las empresas producen. Este proceso comenzó hace muchos años impulsado por el trabajo de las mujeres emprendedoras y ha permitido que las explotaciones agrarias salgan de las sombras y
entren con orgullo en la vida de las personas que no forman parte del mundo agrícola. Y este enfoque ha propiciado un proceso de sensibilización en ambos frentes: el productor que se ha adaptado a las demandas del mercado y los consumidores que han expresado una clara demanda de seguridad sanitaria y alimentaria. Las explotaciones que venden lo que se demanda se han fortalecido y han contribuido a crear “el mercado de los agricultores”, para traer los productos del campo a la ciudad, con la aparición de las redes de ventas organizadas por los propios agricultores para hacer una cadena corta, desde el productor hasta el consumidor. Un proceso de modernización de la agricultura en el que las mujeres pueden dar un gran empuje. Pero se necesita crear las condiciones básicas para que las mujeres rurales puedan desplegar todo su potencial. Es importante que las mujeres tengan acceso a crédito para hacer inversiones, para actuar mejor en el mercado y crear una buena posición económica. Debe reconocerse el papel de los trabajadores y que estén incluidos en el régimen de seguridad social para garantizar la seguridad social y los derechos de pensión a los cónyuges de los agricultores. En muchos países esto no ha sucedido todavía. Una solución puede ser el sistema de copropiedad de las explotaciones, con la creación de empresas que den los mismos derechos a hombres y mujeres. Es importante que las mujeres seamos capaces de hacer una formación continua para mejorar nuestros conocimientos y dar el valor correcto a nuestras capacidades. Es importante crear una red de servicios de apoyo a las mujeres que deben equilibrar el trabajo con el compromiso de atención a la familia, para realizar su proyecto de vida, de conformidad con las responsabilidades que implica su papel como madres. Después de un duro trabajo del Comité Femenino del COPA se presentó un documento propio en Cáceres durante la Presidencia española de la UE. Este documento fue aprobado por el Parlamento Europeo que ha redactado, a su vez, un documento sobre el papel de la mujer en las zonas rurales aprobado recientemente por el Parlamento en Estrasburgo. Todo ello con el convencimiento de que apoyar la labor de las mujeres en la agricultura es una forma de promover el crecimiento sostenible de un país, de todos los países de la UE. ■
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La igualdad entre mujeres y hombres se abre camino en el ámbito rural ■ ALMUDENA FONTECHA LÓPEZ Secretaria confederal para la Igualdad de UGT
Situación sociolaboral de las mujeres en el ámbito rural El medio rural se ha transformado muy rápidamente en los últimos años, y buena parte de estos cambios ha sido provocada por las mujeres de este entorno, que han decidido tomar parte activa de las decisiones laborales, económicas, sociales y de participación en su entorno. Pero aún no han alcanzado el protagonismo que les corresponde. El trabajo de las mujeres en las explotaciones agrarias y ganaderas ha sido indispensable, a la vez que invisible, para la supervivencia de muchas zonas rurales de nuestro país, transformar esta realidad tiene un largo recorrido. De forma paralela a la concienciación de muchas mujeres que han decidido tomar las riendas de sus recorridos vitales en el ámbito rural, nos encontramos que las mujeres jóvenes son las primeras en emigrar de las zonas rurales porque muchas de ellas no quieren repetir el papel que han desempeñado sus madres. Y esto provoca que las mujeres sean mayoría de la población envejecida en el campo. A la vez, la población activa femenina es mucho más baja que la masculina y mucho más baja también que la tasa de actividad de mujeres en el ámbito urbano. Mientras que aumenta el grupo de mujeres mayores en la medida que se reduce el tamaño de la población, la población activa de mujeres aumenta cuando aumenta el número de habitantes por municipio. Este dato está muy relacionado con el paro, el desempleo de mujeres aumenta de forma progresiva al descenso del número de habitantes por municipio, duplicando la cifra de paro de los hombres. Un ejemplo de ello son los municipios que se sitúan entre 1.000 y 5.000 habitantes, donde la tasa de paro en las mujeres supera en casi diez puntos a la de los hombres (20,8% frente a 11,2%).
La presencia de las mujeres ocupadas también está condicionada al tamaño de la población de los municipios. La participación laboral de las mujeres es mayor en los municipios de más de 20.000 habitantes. Este hecho se invierte en las mujeres rurales del sector agrario. Los únicos datos de que disponemos, referidos a 2001, ponen de manifiesto que las mujeres alcanzaban sólo el 4% de las ocupadas que trabajaban en la agricultura en toda España, el porcentaje llegaba al 10% en los municipios de menos de 20.000 habitantes. Teniendo un reparto diferente
si se trata de asalariadas o empresarias, estas últimas aumentan a medida que se reduce el tamaño de la población y las asalariadas, como es lógico, aumentan correlativamente al aumento del número de habitantes. Según datos del Censo Agrario correspondiente al año 2009, el 30% de las explotaciones agrarias tiene por titulares a mujeres. Mientras que el 66% de mujeres del ámbito rural figuran, como cónyuges de titulares de explotaciones agrarias, sin estar exentas bajo esa denominación de desarrollar a diario un trabajo productivo aña-
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dido al trabajo reproductivo, ambas tareas asignadas históricamente a las mujeres rurales. Las titulares de explotaciones lo son en su gran mayoría de explotaciones muy pequeñas. Al hablar de mujeres rurales se produce una asociación instantánea con las mujeres dedicadas a la agricultura y la ganadería pero no podemos evitar una breve mención a las mujeres rurales en otros sectores. En el sector industrial alcanzan un 17% en los municipios de menos de 20.000 habitantes, frente al 12,8% de las mujeres ocupadas en la industria en toda España. Varía muy poco la presencia de las mujeres rurales en el sector de la construcción, se sitúan en torno al 2%, tanto en los municipios con menos o más de 20.000 habitantes. Por último, las mujeres rurales del sector servicios, que suponen un 80% de las mujeres ocupadas en toda España, concentran un 70% en los municipios de menos de 20.000 habitantes. El número de mujeres empresarias aumenta para todos los sectores cuando se trata de poblaciones de menos de 20.000 habitantes. En las poblaciones pequeñas disminuye el número de asalariadas para cualquier sector, a excepción de la agricultura.
Las mujeres rurales en el ámbito internacional Las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en las economías rurales de los países desarrollados y en desarrollo. En la mayor parte del mundo en desarrollo participan en la producción de cultivos y el cuidado del ganado, proporcionan alimentos, agua y combustible para sus familias y participan en actividades no agrícolas para diversificar los medios de subsistencia de sus familias. Además llevan a cabo las tareas de cuidado de los niños, ancianos y enfermos. Si las mujeres en las zonas rurales tuvieran el mismo acceso que los hombres a la tierra, la tecnología, los servicios financieros, la educación y los mercados, se podría incrementar la producción agrícola y reducir entre 100 y 150 millones el número de personas hambrientas en el mundo. Así lo ha afirmado la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, en su informe “El estado de la alimentación y la agricultura 2010/11”, publicado el pasado mes de marzo.
El informe resalta desigualdades de género en el ámbito agrícola, en muchos países las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres para comprar, vender o heredar tierras, abrir una cuenta de ahorros o solicitar préstamos, firmar un contrato o vender su producción, mientras que, en los lugares en los que teóricamente cuentan con derechos, la realidad va unos pasos por detrás. Según declaraciones del director general de la FAO, Jacques Diouf, “la igualdad de género no es tan sólo un ideal noble, es también crucial para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria”, por lo que “debemos promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la agricultura en pro de la sostenibilidad y la lucha contra el hambre y la pobreza extrema”.
Las políticas de igualdad en el ámbito europeo La normativa comunitaria ha supuesto un respaldo fundamental para que los Gobiernos legislaran en materia de igualdad entre mujeres y hombres, y hay que recalcar que en esta materia se ha señalado la importancia de llegar a acuerdos con los interlocutores sociales, a través del diálogo social, con el fin de promover la igualdad de trato. En todos los países de la Unión Europea, tanto en aquellos con tradición de diálogo social como en aquellos menos
proclives a este tipo de acuerdos, hemos tenido la responsabilidad a la vez que la oportunidad de situar nuestras reivindicaciones al más alto nivel. Del ámbito europeo procede la Directiva 86/613/CEE, de diciembre de 1986, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, incluidas las actividades agrarias, así como sobre la protección de la maternidad; supuso un impulso a la igualdad de las mujeres rurales. Pero ha sido la Directiva 2010/41/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 7 de julio de 2010, sobre la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres que ejercen una actividad autónoma, que deroga la anterior, la que ha concretado toda una serie de derechos contenidos en la directiva precedente. Esta nueva directiva precisa que el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres implica que los cónyuges o parejas de hecho que formen una empresa juntos, serán tratados en igualdad de condiciones que las demás personas. Y puntualiza que cuando existe un sistema nacional de protección social para los trabajadores autónomos, los cónyuges o las parejas de hecho que participen en las actividades de un trabajador autónomo tendrán derecho a una protección social en su propio nombre. Los Estados miembros serán los que decidan si la aplicación de esta protección social se realiza de forma obligatoria o voluntaria.
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En cuanto a los derechos relacionados con la maternidad, las mujeres que ejerzan una actividad autónoma, así como sus cónyuges o parejas de hecho que contribuyan a la actividad de los trabajadores autónomos, deben poder beneficiarse de un subsidio por maternidad de al menos 14 semanas. Este subsidio debe ser suficiente para permitirles interrumpir sus actividades en caso de desearlo. Durante la interrupción de sus servicios debido a la maternidad, estas mujeres deben poder tener acceso a los servicios que ofrezcan sustituciones y a los servicios sociales existentes a nivel nacional. La prestación de estos servicios puede sustituir total o parcialmente el subsidio por maternidad. La resolución del Parlamento Europeo de 12 de marzo de 2008 sobre la situación de la mujer en las zonas rurales de la Unión Europea recomienda a los Estados miembros una especial consideración a las mujeres del mundo rural. Considera que la tasa de empleo es considerablemente menor que la de los hombres, situación, además, sobre la que apenas existen datos estadísticos. En cuanto a la propiedad de las explotaciones agrícolas, suele estar a nombre de los hombres, discriminando a las mujeres en ese medio. Se hace un llamamiento a los Estados para que desarrollen la figura jurídica de la titularidad compartida en las
explotaciones agrarias, para que se reconozcan plenamente los derechos de las mujeres a la seguridad social, desempleo o licencias por maternidad. El acceso a las tecnologías, servicios médicos y sociales es, en general, más difícil que en el medio urbano, por lo que es necesario un impulso desde los poderes públicos que favorezca la igualdad de las mujeres en el medio rural.
Las mujeres rurales y las políticas de igualdad en el ámbito nacional En el ámbito nacional, la defensa de nuestras reivindicaciones sindicales en materia de igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres han ido encontrando, en buena parte, respuesta legislativa. Las resoluciones del 4º Congreso Federal de la UPA, celebrado en 1998, recogían: “Al haber sido siempre consideradas como un grupo no definido, a medio camino entre el papel tradicional de soporte de la familia y el de colaboradora de la explotación familiar, las mujeres en el medio rural no han visto reconocida la importante función que siempre han tenido dentro de la explotación familiar agraria y de la cohesión social, económica y cultural de las poblaciones rurales”. Hace algo más de
una década las mujeres rurales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de UGT exigían la cotitularidad real a efectos de que hombres y mujeres, en una misma explotación, gocen de los mismos derechos. Esta denuncia formaba parte del conjunto de reivindicaciones de las mujeres rurales, de las que UGT se hacía eco. La Ley orgánica de Igualdad del año 2007 incorporó importantes mejoras laborales y de protección social, fruto de las reivindicaciones que desde las organizaciones sindicales habíamos venido manteniendo en el marco del diálogo social. Las mujeres rurales encontramos en este nuevo texto legal el reconocimiento de una serie de derechos y demandas que veníamos reclamando tiempo atrás. El artículo 30 de la Ley de Igualdad está dedicado al desarrollo rural y en él se recoge el compromiso de desarrollar la figura jurídica de la titularidad compartida, para que se reconozcan plenamente los derechos de las mujeres en el sector agrario, la correspondiente protección de la Seguridad Social, así como el reconocimiento de su trabajo. Junto con esta medida se recogen otras, referidas a mejorar el nivel educativo y de formación de las mujeres, y especialmente las que favorezcan su incorporación al mercado de trabajo y a los órganos de dirección de empresas y asociaciones. Se explicita el compromiso de promover nuevas actividades laborales que favorezcan el trabajo de las mujeres en el mundo rural, así como el desarrollo de una red de servicios sociales para atender a menores, mayores y dependientes como medida de conciliación de la vida laboral, familiar y personal de hombres y mujeres en el mundo rural. Igualmente se recoge nuestra reivindicación de fomentar la igualdad de oportunidades en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación mediante el uso de políticas y actividades dirigidas a la mujer rural, y la aplicación de soluciones alternativas tecnológicas allá donde la extensión de estas tecnologías no sea posible. En la concreción de este texto y en el posterior desarrollo legal de estas medidas ha jugado un papel fundamental la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR). Sólo seis meses después de aprobar la Ley de Igualdad se ponía en marcha por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en septiembre de 2007,
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el Plan para Favorecer la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Medio Rural. Este plan se plantea tres grandes objetivos. El primer objetivo está dirigido a conseguir que las mujeres puedan tener mejor acceso al trabajo, dispongan de más y mejores servicios. El segundo objetivo se concretaba en la necesidad de contribuir a frenar el despoblamiento de muchas zonas rurales. Para ello se considera necesario que la población que vive en ellos, pero especialmente las mujeres, puedan encontrar trabajo, y dispongan de servicios y comunicaciones, ya que sin ellas, como reconoce el propio plan, se hace imposible la renovación generacional. El tercer objetivo va dirigido a aprovechar el potencial económico y capacidad de las mujeres, de modo que su productividad permita que toda la economía rural se beneficie de ello. El pasado 25 de marzo se presentó en Consejo de Ministros el informe sobre el borrador de anteproyecto de ley sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias. Como se desprende de dicho informe este anteproyecto de ley viene a dar cumplimiento del artículo 30 de la Ley orgánica de Igualdad, en el que se contempla la figura jurídica de la titularidad compartida, como medida dirigida a hacer efectiva la igualdad entre mujeres y hombres en el sector agrario y conseguir el pleno reconocimiento del trabajo de las mujeres en el ámbito rural. FADEMUR había realizado previamente un estudio de investigación que fue dado a conocer en el año 2007, titulado “Eficacia del sistema de protección social relacionada con la igualdad de género en el sector agrario y la cotitularidad de las explotaciones.” Buena parte de este estudio ha pasado a formar parte del futuro texto legal. La titularidad compartida abre a las mujeres la posibilidad de ser copartícipes y visibles en las explotaciones agrarias. En la actualidad, el 71,2% de los titulares de las explotaciones agrarias en España son hombres, de forma que las mujeres que trabajan en ellas no pueden gestionarlas administrativamente ni consolidan ningún derecho cuando los titulares son sólo sus cónyuges. Con el nuevo escenario legal se adapta el marco jurídico a la realidad social, de modo que las mujeres del mundo rural gocen de una igualdad de derechos efectiva respecto a los hombres gracias a la posibilidad de ser copartícipes y visibles en las explotaciones agrarias.
Para alcanzar dichos objetivos, el anteproyecto de ley examinado por el Consejo de Ministros ofrece tres opciones de cotitularidad: la constitución de una sociedad de responsabilidad; la constitución de una sociedad de responsabilidad limitada, y la creación de una unidad económica, sin personalidad jurídica, que se inscribirán en el Registro de Titularidad Compartida y, cuando no sea posible ninguna de las dos alternativas anteriores, se reconocerán los derechos económicos generados por el trabajo como contraprestación por su actividad. Las explotaciones de titularidad compartida serán prioritarias y gozarán de preferencia para la obtención de beneficios, ayudas y demás medidas de fomento impulsadas por las Administraciones Públicas y la totalidad de las subvenciones se repartirán al 50% entre las dos personas cotitulares. Las mujeres cotitulares tendrán un derecho preferente en formación y asesoramiento a los profesionales de la agricultura. Sin duda, una vez aprobada y puesta en marcha esta ley, asistiremos a un cambio trascendental de la realidad rural, donde las mujeres alcanzarán el reconocimiento que históricamente se les había negado. Desde la Secretaría de Igualdad, entendemos que la acción sindical dirigida a las mujeres rurales debe ser transversal, co-
mo se recoge en nuestro Programa de Acción aprobado en el 40º Congreso Confederal celebrado en abril de 2009, pero al mismo tiempo se necesitan acciones específicas que reflejen la amplitud de demandas de las mujeres rurales. Podemos celebrar los avances de las mujeres en todos los ámbitos de participación conseguidos en las últimas décadas. Pero no podremos hablar de igualdad real o de igualdad plena si un grupo de mujeres queda excluido. Las mujeres rurales son indispensables para la continuidad y el mantenimiento de la población de los núcleos urbanos, necesarios para la vida de todos los ciudadanos. Si las mujeres que han elegido permanecer en el medio rural no encuentran las mismas posibilidades de vida y de ocio y las mismas facilidades de las mujeres de los grandes municipios, para su desarrollo laboral, familiar y personal, emigrarán hacia zonas más pobladas con mayores oportunidades. La igualdad real y efectiva será un hecho cuando todas las mujeres sin excepción gocen de los mismos derechos y de las mismas oportunidades. Nuestra acción sindical con perspectiva de género continúa para que no queden escollos, y ninguna mujer quede excluida de los beneficios de la igualdad, que sin duda redundan en beneficio de todos. ■
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El largo camino hacia la igualdad
■ ANA SABATÉ MARTÍNEZ Profesora de Geografía Humana (emérita). Universidad Complutense de Madrid
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os avances hacia una sociedad más igualitaria entre mujeres y hombres están afectando también a las zonas rurales, como no podía ser de otra manera; en estas líneas se plantean algunos de los cambios más significativos, sin perder de vista que queda aún un largo recorrido hasta alcanzar niveles realmente igualitarios. Para ello se han elegido tres aspectos fundamentales por considerar que evidencian los principales cambios que se están produciendo: situación demográfica, acceso de las mujeres a los mercados de trabajo y participación en la toma de decisiones en el ámbito local.
Situación demográfica Más allá de las conocidas condiciones de envejecimiento y masculinización de la población rural, se ha optado por introducir algunas de las tendencias más recientes1 a
partir de los datos del Padrón de Población actualizado a 1 de enero de 2010; se han analizado los municipios considerados estadísticamente como rurales (población inferior a 10.000 habitantes), ampliándolo en algunos aspectos hasta los 30.000 habitantes, por ser el umbral que la actual normativa española considera límite de la ruralidad, según recoge la Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural (45/2007); de acuerdo con esta última delimitación, en 2010 residían en núcleos rurales el 40% de los 47 millones de habitantes de España (y el 21% si nos atenemos a la delimitación estadística tradicional). La estructura de edades en 2010 consolida las características ya conocidas (ver gráfico 1): las generaciones intermedias de población adulta son las más numerosas, comprendidas entre 30 y 50 años2; por encima de este grupo, la población disminuye debido a la edad (proceso más acusado en el caso de los hombres) y por corresponder a
los grupos que protagonizaron el éxodo rural del pasado siglo; la reducción de población por debajo de los 30 años responde a la reducción de la natalidad, alimentada a su vez por la escasez de jóvenes en edad de tener descendientes. Además de lo anterior destaca una novedad que permite vislumbrar un horizonte ligeramente esperanzador para la demografía rural: se trata de una leve recuperación demográfica, con aumento de los nacimientos en los últimos 10 años; esta recuperación, aunque reducida, introduce por primera vez una inversión de la tendencia registrada desde hace varios lustros. Con respecto a los desequilibrios demográficos entre mujeres y hombres, la masculinización se mantiene hasta el grupo de edad de los 65 años o, lo que es lo mismo, por debajo de esa edad hay más hombres que mujeres en las zonas rurales en todos los tramos de edad; en cambio, por encima de los 65 años, las mujeres van
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GRÁFICO 1. ESTRUCTURA DE EDADES ZONAS RURALES 2010 (HASTA 10.000 HABITANTES)
Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón de 1 de enero de 2010.
siendo más numerosas cuanto más avanza su edad. El gráfico 2 permite visualizar los desequilibrios existentes en 2010, de manera que la masculinización –valores negativos en la parte izquierda del gráfico– alcanza sus niveles máximos en los grupos de edad comprendidos entre 40 y 59 años, coincidiendo por otra parte con las edades más numerosas en las zonas rurales: el grupo de 50-54 años marca la mayor diferencia, con 86 mujeres por cada 100 hombres en los municipios de menos de 10.000 habitantes. La feminización –valores positivos en la parte derecha del gráfico– sólo se produce a partir de los 65 años y, no obstante, es muy inferior a la registrada en las zonas urbanas y en el conjunto del estado (hay 125 mujeres mayores de 65 años por cada 100 hombres en las zonas rurales, pero 135 en el conjunto de España). Esto significa que el éxodo rural histórico (ocurrido hace 50 años y en el que participaron las mujeres en mayor medida que los hombres) repercute en la actualidad en una proporción de mujeres mayores algo
inferior a la existente en zonas urbanas. Por otra parte, la masculinización por debajo de los 65 años es más acusada cuanto menor es el tamaño de los núcleos, como se observa al comparar los datos de municipios hasta 10.000 y 30.000 habitantes.
La nota levemente optimista la aporta el hecho de que por debajo de 35 años la masculinización va disminuyendo progresivamente, lo que equivale a afirmar que un número creciente de mujeres jóvenes opta por quedarse en las zonas rurales, en una pro-
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GRÁFICO 2. MASCULINIZACIÓN/FEMINIZACIÓN EN ZONAS RURALES
Fuente: Elaboración propia a partir del Padrón de 1 de enero de 2010.
porción similar a la de los hombres de su edad. La mayor emigración femenina ha de entenderse como un indicador de desigualdad en sí misma, ya que pone en evidencia la existencia de condiciones más adversas para las mujeres, que se ha concretado en dificultades para acceso al mercado de trabajo, mayor repercusión de las deficiencias en los servicios y acusada presión social; según se ha señalado, a medida que disminuye la edad de la población adulta joven, mujeres y hombres tienden a comportarse de manera similar, lo que está indicando la evolución hacia condiciones de vida más igualitarias entre mujeres y hombres.
Acceso al mercado laboral: tiempos y vida cotidiana La incorporación de las mujeres al mercado laboral supone un progresivo reconocimiento legal, estadístico, social y económi-
co de su trabajo, frente al modelo tradicional consistente en la combinación de una serie de actividades múltiples e invisibilizadas en el campo, en el hogar y en diferentes empresas familiares; en la situación actual, según el estudio realizado por el MARM (MARM, 2011), el 49% de las mujeres declara llevar a cabo alguna actividad remunerada en el momento de la encuesta, frente a un 30% que se dedica exclusivamente a labores del hogar; esta última categoría tiene una marcada diferencia por edades, ya que se sitúan en ella el 14% de las más jóvenes (hasta 34 años) frente al 50% del grupo comprendido entre 50-65 años: este aumento de las mujeres activas y ocupadas entre las jóvenes indica un profundo cambio en la tendencia, que consideramos como una de las principales transformaciones: de hecho, según el Censo de Población de 2001 (Sabaté et alia, 2008), el 40% de las mujeres se consideraban población activa frente al 38% incluido en la categoría de labores del hogar; hay que tener en cuen-
ta que el método de medir la actividad es diferente entre ambos estudios, pero en todo caso pone en evidencia un considerable crecimiento en la inserción de las mujeres al trabajo retribuido. La forma de incorporación de las mujeres rurales al mercado de trabajo tiene unas características muy específicas, que se vienen acentuando durante los últimos veinte años y se concretan en los siguientes aspectos, según demuestra el estudio del MARM, 2011 (que refuerza y actualiza los resultados correspondientes al Censo de 2001 obtenidos por Sabaté et alia, 2008): ◆ Desequilibrio en cuanto a los sectores de ocupación, con una excesiva concentración en el sector servicios (en el que trabajan el 78,5% de las mujeres ocupadas) frente a una caída drástica del sector agrario, que queda reducido al 7% (ello contrasta con una distribución del trabajo masculino más equilibrada entre los cuatro sectores de actividad). Ver gráfico 3.
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Fuerte proporción de asalariadas (72,5%), mientras que autónomas y empresarias quedan en el 20%; a su vez, la figura de asalariada domina por completo entre la población joven, tanto mujeres como hombres. ◆ Elevado nivel formativo: dos de cada 10 mujeres ocupadas tienen estudios superiores universitarios (frente a uno de cada 10 hombres). ◆ La elevada formación y la especialización en el sector terciario encajan mal con las características de las zonas rurales, definidas por la insuficiente presencia de los servicios; esta aparente anomalía se explica porque las mujeres tienen una elevada movilidad, como vía para acceder al trabajo (casi el 50% trabaja en un municipio distinto al de residencia y utiliza el vehículo propio para desplazarse, en proporción similar a los hombres). Según diferentes indicadores, tanto cuantitativos como cualitativos, entre las mujeres rurales se está produciendo una dualización profesional, definida por su inserción en el mercado de trabajo a través de polos opuestos: ◆ Por una parte, una elevada proporción (33%) lo hace en trabajos poco cualificados (limpieza, servicios personales, hostelería, peonajes, etc,) y con un fuerte peso de contratos temporales, discontinuos y a tiempo parcial, e incluso sin ningún tipo de contrato. ◆ La incorporación de las mujeres al mercado laboral se convierte en sí misma en generadora de nuevos puestos de trabajo, ya que parte del trabajo doméstico y de cuidado se transforma en actividad retribuida que realizan otras mujeres; de manera muy simplificada se puede afirmar que el acceso de algunas mujeres a trabajos con horarios fijos y estables y buenos niveles profesionales repercute en la contratación de otras mujeres, tanto en el sector privado como en los servicios públicos (escuelas infantiles, ludotecas, centros de día, residencias para personas mayores, etc.). Gran parte de estos trabajos son a tiempo parcial, estacionales, precarios y en una proporción muy alta están relacionados con las “tareas del hogar”; la mayor parte de actividades derivadas del turismo rural (limpiar, cocinar, mantener la casa en orden, cuidar y atender a los visitantes) y, de manera muy especial, el desarrollo de la Ley de Dependencia van a agudizar es◆
GRÁFICO 3. SECTORES DE ACTIVIDAD DE LA POBLACIÓN OCUPADA EN ZONAS RURALES (2009)
Fuente: MARM, 2011.
◆
tas vías de integración laboral; el resultado es que muchas mujeres realizan de forma retribuida para el mercado las mismas actividades que antes se hacían como “obligación” en el seno de la familia (cuidar a los demás, cocinar, limpiar, etc.): hay un avance monetario, pero no en la asignación social de roles diferenciados por género. Por otra parte, y como elemento dinámico muy positivo, el elevado nivel de estudios está produciendo la feminización de profesiones necesarias, cualificadas y con gran interacción social: médicas, profesoras, técnicas de desarrollo, técnicas de igualdad, abogadas, veterinarias o personal de administración local son grupos profesionales que en la actualidad en el medio rural están ocu-
pados por mujeres, adultas-jóvenes, con una elevada proporción de las que trabajan para las Administraciones Públicas (29%), y por tanto de forma estable. Este grupo es del máximo interés en cuanto proceso de cambio, ya que la posición de las mujeres en puestos clave de la sociedad es en sí misma un motor de cambio, al tener las generaciones más jóvenes la referencia de otras mujeres ejerciendo puestos de relevancia y liderazgo. Desde el punto de vista de distribución del trabajo entre mujeres y hombres, las zonas rurales tampoco se libran de los desequilibrios entre las cargas de unas y otros: la sociedad sigue asignando a las mujeres la obligación de realizar la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado de otras personas; las elevadas tasas de envejeci-
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miento junto a la acusada insuficiencia de servicios públicos incrementan en las zonas rurales el peso de cuidar de las personas mayores, lo cual repercute casi exclusivamente sobre las mujeres (en el 85% de los hogares con personas dependientes, el cuidado de las mismas recaía sobre las mujeres, según el estudio del MARM, 2011). La carga del trabajo doméstico tampoco se ha reducido, con una media superior a las cinco horas diarias de dedicación al mismo (frente a 1 hora 45 minutos por parte de los hombres). El modelo actual de inserción de las mujeres en el mercado de trabajo es insostenible, puesto que sus jornadas laborales se elevan a las 12 horas, lo que encamina a las mujeres hacia trabajos retribuidos precarios, estacionales y a tiempo parcial (única vía para hacerlos compatibles con las responsabilidades asignadas del trabajo doméstico y cuidado). Y no menos importante es que la carencia de tiempo impide a las mujeres ejercer sus derechos en el disfrute de tiempos para estudio, ocio, descanso, relaciones sociales, parti-
GRÁFICO 3. MUJERES EN GOBIERNOS LOCALES. ELECCIONES 2007
Fuente: MAP y elaboración propia.
cipación en organizaciones sindicales o políticas. Avanzar en la igualdad requiere un nuevo modelo de reparto del trabajo doméstico y
de cuidado, una vez que las mujeres están aportando unos ingresos económicos familiares muy similares a los obtenidos por sus compañeros varones; la corresponsabili-
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dad en el trabajo doméstico y de cuidado se convierte así en el camino imprescindible para reducir los desequilibrios de género. La escasez de servicios adecuados determina que este nuevo pacto de corresponsabilidad sea incluso más necesario en las zonas rurales (donde apenas en las zonas periurbanas y entre familias más jóvenes se están realizando cambios sustanciales, al asumir algunos hombres parte de las actividades de trabajo doméstico y de cuidado).
Acceso a la toma de decisiones: las mujeres en los gobiernos locales Uno de los ámbitos donde mejor se puede evaluar la igualdad / desigualdad es en el acceso a los puestos de toma de decisiones, y por tanto a los gobiernos locales. Aunque pueda parecer paradójico, las mujeres tienen mayor presencia en los ámbitos de decisión de rango superior (Parlamento y aún más en el Gobierno paritario de la nación) que en los ayuntamientos. Como es bien sabido, la LOIEMH, 2007, estableció la paridad en cualquier órgano de decisión; sin embargo, los pequeños municipios quedaron fuera del rango de aplicación de dicha ley, ya que las listas electorales paritarias sólo son obligatorias para aquellos cuya población supera los 5.000 habitantes. En estas líneas se analizan algunos resultados de las elecciones locales celebradas en 20073; para ello se han establecido varios tramos de municipios según número de habitantes; algunos de los principales resultados quedan reflejados en el gráfico 4, de cuyo estudio resaltamos las siguientes ideas: ◆ La proporción de mujeres alcaldesas es siempre muy inferior a la de concejalas (15,16% y 33,04% para toda España, respectivamente). ◆ La proporción de mujeres alcaldesas apenas varía en relación con el tamaño de los municipios, con una proporción entre 15-16%, sin que haya diferencias entre zonas rurales y urbanas. ◆ La proporción de concejalas, en cambio, sí que varía en relación directa con el tamaño del municipio: a mayor tamaño, mayor proporción. Se ha separado el tramo de más de 5.000 habitantes para ver con claridad los resultados en aquellos municipios en donde fue obligatoria la paridad en las listas electora-
les, paridad que se cumple con el 41,02% de mujeres ocupando las concejalías correspondientes. La situación evidencia una tendencia a la normalización en la participación femenina en las listas electorales y posterior gestión municipal, pero sólo en lo referente a las concejalías. Sin embargo, los núcleos pequeños de población son más reacios a esta participación, de manera que a mayor ruralidad, menor proporción de mujeres concejalas (24,8% en los inferiores a 1.000 habitantes). La designación de alcaldías es otra cuestión: las cabeceras de lista son establecidas por los partidos, y la baja proporción de alcaldesas demuestra la resistencia de los mismos a garantizar una participación equilibrada de mujeres y hombres. Y, contra lo que pudiera suponerse a priori, este comportamiento es idéntico en cualquier tamaño de municipio. Las dificultades de gestión de los tiempos y la sobrecarga laboral que para las mujeres supone acumular el trabajo fuera y dentro del hogar son una de las rémoras para una
participación activa en la vida comunitaria, y por tanto en la política.
Conclusiones En conclusión, los tres criterios elegidos para valorar los niveles de igualdad en las zonas rurales muestran que se están produciendo avances considerables (en especial durante el primer decenio del siglo XXI), aunque todavía insuficientes: ligera recuperación demográfica, estabilización en la emigración de las mujeres, acceso al mercado de trabajo y creciente participación política son los principales cambios positivos que se han detectado. Estos cambios se producen fundamentalmente entre los grupos de población adultos-jóvenes, donde mujeres y hombres se van incorporando al trabajo, la política y la participación comunitaria de forma progresivamente equilibrada; por el contrario, cambiar las pautas de desigualdad de género entre la población de mayor edad –por otra parte mayoritaria en zonas rurales– es un objetivo más difícil de alcanzar. ■
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CAMARERO, L. (coord), CRUZ SOUZA, F. et al. (2009): La población rural de España: de los desequilibrios a la sostenibilidad social, Barcelona, Fundación Social La Caixa, 199 pp. Disponible en: http://obrasocial.lacaixa.es/ambitos/estudiossociales/volumenes09_es.html#vol27 NIELFA, Gloria; GÓMEZ-FERRER, Guadalupe; SABATÉ, Ana; RODRÍGUEZ MOYA, Juana; GAGO, Cándida; SUÁREZ, Magdalena; RUIZ FRANCO, Rosario; MUÑOZ, Mª del Carmen; DEL MORAL, Marta (2010): “El acceso de las mujeres a los poderes locales en España”. Comunicación presentada en el X Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Santander, 16-17septiembre 2010. Disponible en: http://www.unican.es/NR/rdonlyres/483E0463E1FA-42B4-A54F-823FC94A81F3/57962/GLORIAnielfa.PDF MARM (2011): Diagnóstico de la Igualdad de Género en el Medio Rural. Madrid, Dirección General de Desarrollo Rural, Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, 338 pp. Disponible en: http://www.marm.es/es/desarrollo-rural/temas/las-mujeres-en-el-mediorural/DIAGNOSTICO_COMPLETO_BAJA_tcm7-148973.pdf SABATÉ MARTÍNEZ, Ana (Directora), CASTELAO LÓPEZ, María; DÍAZ MUÑOZ, Mª Ángeles; GAGO GARCÍA, Cándida; RODRÍGUEZ MOYA, Juana; SERRANO CAMBRONERO, Milagros (2008) “Hacia un sistema de indicadores de género en España: un análisis territorial”. Ministerio de Igualdad, Instituto de la Mujer. Madrid, 410 pp. Disponible en: http://www.migualdad.es/mujer/mujeres/estud_inves/729.pdf
NOTAS 1
La explotación de los datos del Padrón actualizado a 1 de enero de 2010 se ha hecho de manera expresa para esta publicación. 2 Corresponde a la denominada “generación soporte” por CAMARERO et alia (2009). 3 El análisis y evolución a lo largo de todo el siglo XX puede verse en: NIELFA CRISTÓBAL, Gloria (ed.), “El acceso de las mujeres a los poderes locales en España: pasado y presente” (en prensa). Esta publicación es el resultado de las actividades realizadas por el Grupo de Investigación Consolidado de la Universidad Complutense de Madrid: Relaciones de género en el mundo contemporáneo: una perspectiva interdisciplinar desde la Historia, la Geografía y el Derecho. Una versión resumida está accesible en NIELFA et alia, 2010.
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Informe FADEMUR
Situación actual de las mujeres rurales en España El escenario rural El artículo 3 de la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, establece las siguientes definiciones: ❚ Medio rural: el espacio geográfico formado por la agregación de municipios o entidades locales menores definido por las Administraciones competentes que posean una población inferior a 30.000 habitantes y una densidad inferior a los 100 habitantes por km2. ❚ Zona rural: ámbito de aplicación de las medidas derivadas del Programa de Desarrollo Rural Sostenible regulado por esta ley, de amplitud comarcal o subprovincial, delimitado y calificado por la Comunidad autónoma competente. ❚ Municipio rural de pequeño tamaño: el que posea una población residente inferior a los 5.000 habitantes y esté integrado en el medio rural. De los 8.114 municipios que hay en España, 5.789 municipios tienen una población inferior a 2.000 habitantes (71,34% del total de municipios), en los que reside el 6% de la población total española.
GRÁFICO 1. ZONAS RURALES EN LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Padrón Municipal. Población a 1 de enero de 2010 (23 de diciembre de 2010).
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GRÁFICO 2. POBLACIÓN EN LAS ZONAS RURALES EN LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS
Ahora bien, desde el punto de vista de FADEMUR, la definición de medio rural no se puede basar únicamente en el indicador de población residente, porque esta definición no responde a la realidad ya que, por ejemplo, no se hace referencia a la actividad económica predominante. En este sentido, de acuerdo con la tipología actual del medio rural1, basada en las actividades económicas predominantes, en el medio rural podemos distinguir las siguientes zonas: ❚ Zonas rurales en la periferia urbana, donde el flujo de la población en movimiento y hacia y desde la ciudad es constante. ❚ Zonas ocupadas por pueblos más o menos aislados, independientes de las ciudades, con una diversificación profesional de sus habitantes porque la estructura económica no gira en torno a un único sector de producción. ❚ Zonas rurales ligadas a la explotación agraria. ❚ Zonas rurales exindustriales, como las que estaban ligadas a la minería o la pesca intensiva. Un conjunto de zonas rurales y municipios cuya población disminuye, entre otras causas, por la falta de oportunidades en cuanto al acceso a los servicios
FUENTE: Instituto Nacional de Estadística. Padrón Municipal. Población a 1 de enero de 2010 (23 diciembre 2010).
GRÁFICO 3. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA EN LA ÚLTIMA DÉCADA
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Padrón Municipal. Población a 1 de enero de 2010 (23 de diciembre de 2010).
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Informe FADEMUR GRÁFICO 4. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN FEMENINA ESPAÑOLA EN LA ÚLTIMA DÉCADA
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Padrón Municipal. Población a 1 de enero de 2010 (23 de diciembre de 2010).
GRÁFICO 5. MERCADO DE TRABAJO DEL MEDIO RURAL DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Fuente: Instituto Nacional de Estadística. Padrón Municipal. Población a 1 de enero de 2010 (23 diciembre 2010).
e infraestructuras, en relación a la formación, en lo que respecta al mercado de trabajo o la falta de oportunidades en el ocio y tiempo libre. En España se está produciendo, por tanto, un proceso de despoblamiento sostenido en la mayor parte de las áreas rura-
les, dirigiéndose las migraciones hacia las zonas urbanas o rurales intermedias muy próximas a zonas urbanas, o a municipios con gran actividad económica y amplia existencia de servicios. Junto a la despoblación de las zonas rurales hay que señalar otros fenómenos:
el envejecimiento y la masculinización. Estos temas sociales son causas y problemas, a la vez, en el desarrollo de los municipios rurales, cuyos efectos han comenzado a disminuirse en parte con la puesta en marcha de las distintas iniciativas y programas de desarrollo rural.
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Las mujeres rurales ante el mercado de trabajo Trabajadoras en el sector agrario En la Unión Europea (UE-27) hay 13,7 millones de explotaciones agrarias (datos de 2007), de las que 6,4 millones están por debajo de 1 UDE, principalmente dedicadas al autoabastecimiento. Además, casi la mitad (48%) de estas explotaciones se encuentra en Rumanía. Del resto, de las que tienen más de 1 UDE, se encuentran en Polonia (15,4%) e Italia (18,9%), España (12,9%), Rumanía (11,9%) y Grecia (9,7%). Entre la mayoría de los Estados miembros y en la UE-27 en su conjunto se ha producido una disminución constante en cuanto al número de explotaciones agrarias durante el período comprendido entre 2003 y 2007. En este período de cuatro años, el número de explotaciones agrícolas en la UE-27 disminuyó en 1,3 millones (8,8%), de los cuales casi la mitad fueron explotaciones con más de 1 UDE. En este caso destaca Estonia, donde el número de explotaciones disminuyó en más de un tercio (-36,7%), así como en Bulgaria (-25,9%), Portugal (-23,4%) y Hungría (-19,0%). En cuanto a la mano de obra, en la UE27 hay 11,7 millones de trabajadores a tiempo completo en el sector agrario.
ESTRUTURA DEL EMPLEO EN EL SECTOR AGRARIO EN ESPAÑA
Empresario con o sin asalariados Miembro de cooperativa Ayuda familiar Asalariado sector público Asalariado sector privado Otra situación profesional Total
MUJERES NÚMERO % (MILES)
HOMBRES NÚMERO % (MILES)
78,00 0,88 16,30 1,63 107,20 0,43 204,43
227,58 2,88 18,50 6,98 331,45 1,23 588,60
25,53 23,33 46,84 18,90 24,44 25,76 25,78
Fuente: INE. RECAN 2006 y elaboración propia
74,47 76,67 53,16 81,10 75,56 74,24 74,22
TOTAL NÚMERO (MILES)
305,58 3,75 34,80 8,60 438,65 1,65 793,03
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Informe FADEMUR Ahora bien, hay que tener en cuenta que el sector agrario es una actividad donde la mano de obra familiar resulta imprescindible, así casi cuatro quintas partes (78%) de la mano de obra agrícola total fueron los titulares de explotación o miembros de su familia. Las principales excepciones fueron Eslovaquia (44%) y la República Checa (27%), donde hay una estructura diferente de la propiedad. Siguiendo con el análisis de estos datos, algo más de un tercio (34%) de la mano de obra agrícola son mujeres, aunque en los Estados miembros del Báltico, este porcentaje estaba más cerca de la mitad, llegando al 50% en Letonia. En cuanto a la edad, sólo el 6,1% de la mano de obra tiene menos de 35 años y el 34,1% son mayores de 65 años. En el caso de España, de acuerdo con los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (Explotación estadística de la Encuesta de Explotaciones Agrarias 2007, publicada en 2008) destacan los siguientes datos: ❚ El 39,6% de la mano de obra agraria familiar son mujeres. ❚ El 48,85% de las mujeres que forman parte de la mano de obra no asalariada tiene más de 65 años (el 26,37% más de 65 años), frente al 46,97% de los hombres (el 27,00% más de 65 años). ❚ El 45,85% de la mano de obra no asalariada son titulares, el 28,53% son cónyuges del/de la titular y el 25,62% son familiares. ❚ Sólo el 28,50% de los titulares son mujeres (el 13,07% del conjunto de mano de obra no asalariada). ❚ El 70,41% de los cónyuges son mujeres (el 20,09% del conjunto de mano de obra no asalariada). ❚ Dentro de la categoría Otros familiares, el 25,38% son mujeres (el 6,50% del conjunto de mano de obra no asalariada). ❚ El 60,62% de las titulares tienen más de 55 años (el 36,26% más de 65 años). ❚ El 51,66% de las cónyuges tiene más de 55 años (el 25,64% más de 65 años). ❚ El 71,77% de las familiares tiene me-
MANO DE OBRA NO ASALARIADA PIRÁMIDE DE EDAD
% TOTAL MUJERES TRAMO DE OBRA/ TOTAL MANO DE OBRA FEMENINA
% TOTAL HOMBRES TRAMO DE OBRA/ TOTAL MANO DE OBRA MASCULINA
12,40 17,19 21,56 22,48 26,37
16,22 18,09 18,72 19,97 27,00
<35 años 35 a 44 años 45 a 54 años 55 a 65 años >65 años
TRABAJO EN LAS EXPLOTACIONES AGRARIAS
SEXO
Titulares
Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres Total
Cónyuges
Otros familiares
TOTAL
% TOTAL
291.293 730.708 1.022.001 447.720 188.172 635.892 144.960 426.125 571.085
13,07 32,78 45,85 20,09 8,44 28,53 6,50 19,12 25,62
Fuente: INE. RECAN 2006 y elaboración propia.
PIRÁMIDES DE EDAD POR SEXO (PORCENTAJE) MUJERES
<35
35 A 44
45 A 54
55 A 65
>65
Titulares Cónyuges Familiares
4,73 5,08 50,39
14,14 17,81 21,38
20,51 25,45 11,67
24,36 26,02 7,78
36,26 25,64 8,77
HOMBRES
<35
35 A 44
45 A 54
55 A 65
>65
Titulares Cónyuges Familiares
5,41 2,99 40,61
14,88 12,99 25,83
20,44 23,33 13,75
24,97 26,98 8,29
34,30 33,71 11,52
Fuente: INE. RECAN 2006 y elaboración propia.
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nos de 44 años (el 50,39% tiene menos de 35 años). ❚ En el caso de los hombres, el 59,27% de los titulares tiene más de 55 años (34,30% más de 65 años). ❚ El 60,69% de los cónyuges tiene más de 65 años (el 33,71% más de 65 años). ❚ El 66,44% de las familiares tiene menos de 44 años (el 40,61% tiene menos de 35 años). ❚ El 33,89% de la titularidad de las explotaciones con menos de 4 UDES recae en manos de mujeres. ❚ El 16,31% de la titularidad de las explotaciones con más de 40 UDES y menos de 60 recae en las mujeres. ❚ La presencia de las cónyuges en las explotaciones es aplastante (por encima del 70%) y aumenta a medida que lo hacen las dimensiones de las explotaciones. ❚ La presencia de mano de obra no asalariada formada por familiares de sexo femenino desciende a medida que aumentan las dimensiones de las explotaciones. ❚ La presencia de las mujeres dentro de la mano de obra agrícola familiar se sitúa en torno al 39,66% de media. Los sectores que están por debajo de este porcentaje son: frutales y cítricos (36,92%), cereales, oleaginosas y leguminosas (37,24%), cultivos leños diversos (38,98%), viticultura (39,54%), ovinos, caprinos y otros herbívoros (39,64%). ❚ En los sectores ganaderos, la presencia de las mujeres prácticamente es equivalente a la de los hombres. ❚ Dentro de la mano de obra agrícola familiar, los sectores que tienen una mayor presencia femenina son: cereales, oleaginosas y leguminosas (10,28%), frutales y cítricos (16,22%) y olivar (21,72%). ❚ El trabajo asalariado femenino en la agricultura y en la agroindustria es fundamentalmente eventual, concentrándose sobre todo en Andalucía (35,86%), Canarias (31,07%), Castilla y León (30,17%), Galicia (30,53%) y Murcia (22,31%). ❚ La feminización se ha dado principalmente en la agricultura intensiva, en orientaciones como la horticultura intensiva y la floricultura, y en los alma-
DISTRIBUCIÓN DE LAS EXPLOTACIONES AGRARIAS SEGÚN UDES SEXO
Menos de 4 UDES
De 4 a 8 UDES
De 8 a 16 UDES
De 16 a 40 UDES
De 40 a 60 UDES
Más de 60 UDES
Total
Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres Hombres Mujeres Total % mujeres
TITULARES
CÓNYUGES
FAMILIARES
282.696 144.912 427.608 33,89 135.895 61.563 197.458 31,18 123.183 41.372 164.555 25,14 124.452 30.434 154.886 19,65 31.592 6.157 37.749 16,31 32.889 6.855 39.744 17,25 730.707 291.293 1.022.000 28,50
90.074 169.119 259.193 65,25 39.939 84.605 124.544 67,93 28.307 74.310 102.617 72,41 21.097 77.796 98.893 78,67 4.392 20.622 25.014 82,44 4.363 21.268 25.631 82,98 188.172 447.720 635.892 70,41
148.103 53.640 201.743 26,59 97.396 34.668 132.064 26,25 73.596 24.393 97.989 24,89 68.987 22.642 91.629 24,71 18.323 5.839 24.162 24,17 19.720 3.779 23.499 16,08 426.125 144.961 571.086 25,38
Fuente: INE. RECAN 2006 y elaboración propia.
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Informe FADEMUR PRESENCIA DE LAS MUJERES EN LOS SECTORES AGRÍCOLAS Y GANADEROS
Bovinos mixtos Ganadería mixta, predominio granívoros Granívoros Agricultura general y herbívoros Otros cultivos y ganadería Horticultura (huerta y flores) Ganadería mixta, predominio herbívoros Cultivos agrícolas diversos Bovinos de leche Cultivos leñosos diversos Bovinos de carne Policultivos Viticultura Ovinos, caprinos y otros herbívoros Cereales, oleaginosas y leguminosas Frutales y cítricos Olivar Total S. Agrario
MUJERES
HOMBRES
923 3.855 4.016 5.921 6.070 8.068 10.132 10.218 10.590 12.848 16.281 17.812 21.969 22.124 29.946 47.261 63.259 291.293
1.526 5.285 12.945 10.771 13.592 32.085 9.454 31.802 17.197 44.546 25.434 48.152 57.427 53.959 87.920 134.255 144.358 730.708
MUJERES SECTORES/ TOTAL MUJERES (%)
0,32 1,32 1,38 2,03 2,08 2,77 3,48 3,51 3,64 4,41 5,59 6,11 7,54 7,60 10,28 16,22 21,72 100,00
Fuente: INE. RECAN 2006 y elaboración propia.
MANO DE OBRA ASALARIADA cenes de manipulado, actividades donde son factibles condiciones de flexibilidad. Además se ha observado un aumento del trabajo asalariado eventual respecto al fijo, sustituyendo al trabajo familiar, sobre todo en la agricultura más dinámica. Este tipo de actividades están directamente condicionadas por el carácter estacional de los cultivos, existiendo un número importante de mujeres asalariadas en el sector agrario que sólo son una oferta real de trabajo para determinadas faenas que exigen un escaso grado de cualificación (recolección del olivar, vendimia, cítricos, frutas y hortalizas.) ■
NOTA 1
Artículo de José Antonio López Ruiz “La despoblación en territorios rurales en el contexto de la Unión Europea: aproximación conceptual y especificidad del problema de las zonas rurales de montaña”, dentro del Informe 2005 “Los pueblos rurales afectados por la despoblación y los nuevos pobladores extranjeros”. Proyecto RURAL IN de Cruz Roja España http://www.ruralin.org/default.asp
MANO DE OBRA FEMENINA EN LAS EXPLOTACIONES AGRARIAS (EXPRESADO EN PORCENTAJE)
Titulares jefas de explotación Cónyuges Otras familiares Asalariadas fijas A tiempo parcial A jornada completa
21,21 70,38 25,48 16,01 21,01 12,88
JORNADAS DE TRABAJO REALIZADAS POR TRABAJADORAS EVENTUALES AGRICOLAS (% SOBRE TOTAL)
Total nacional Andalucía Aragón Asturias Baleares Canarias Cantabria Castilla y León Castilla-La Mancha Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco La Rioja Fuente: Instituto de la Mujer (2007) y elaboración propia.
27,30 35,86 9,45 9,76 2,67 31,07 8,75 30,17 14,00 13,79 15,49 18,61 30,53 5,71 22,31 15,79 15,28 13,30
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Cuestiones básicas sobre la mujer rural MUJERES RURALES HAY EN ESPAÑA? as mujeres rurales son aquellas mujeres que viven y trabajan en municipios rurales. De los 8.112 municipios que hay en España, 7.371 municipios tienen una población inferior a 20.000 habitantes (90,86% del total de municipios). En dichos municipios residen 14,9 millones de personas (32,30% de la población española), de las que más de 7 millones son mujeres.
L
ES LA TITULARIDAD COMPARTIDA DE LAS EXPLOTACIONES?
E
l Real Decreto 297/2009, de 6 de marzo, sobre titularidad compartida en las explotaciones agrarias, define la titularidad compartida como aquella en la que tanto la mujer como su cónyuge o persona ligada a ella con una relación de análoga afectividad inscrita en algún registro público cumplen los requisitos del artículo 4.1 de la Ley 19/1995, de 4 de julio, de Modernización de Explotaciones Agrarias, y declaran tal circunstancia a la autoridad competente de la comunidad autónoma respectiva a los efectos de su inscripción en el registro correspondiente.
es FADEMUR? ADEMUR, Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, es una joven organización progresista sin ánimo de lucro que lucha por alcanzar la igualdad y el progreso de las mujeres que viven y trabajan en el medio rural. Nació con el objetivo de reforzar el trabajo que vienen desarrollando las asociaciones de mujeres rurales que la integran. Actualmente, está constituida por más de ciento cincuenta organizaciones de mujeres rurales con implantación en casi todos los territorios, y representa a unas 55.000 mujeres que viven y trabajan en el medio rural. FADEMUR realiza un importante trabajo con las mujeres que viven en los pueblos en cuanto a formación, información, reivindicación e interlocución, a través de la puesta en marcha de programas dirigidos a nuevos yacimientos de empleo, nuevas tecnologías, creación de cooperativas rurales de servicios de proximidad, central de compras, promoción del autoempleo, artesanía rural…
F
Teresa López, presidenta de FADEMUR.
SE ENTIENDE COMO TITULARES Y JEFAS Y JEFES DE EXPLOTACIÓN? l/la titular se considera como persona física (a efectos de la Encuesta de Explotaciones Agrarias del Instituto Nacional de Estadística) cuando es una persona individual o un grupo de personas individuales (hermanos, coherederos, etc.) que explotan en común un proindiviso u otra agrupación de tierras o ganados sin haber formalizado legalmente una sociedad o agrupación. Cuando en una explotación comparten la titularidad dos o más personas individuales, se hace constar a efectos de identificación de la explotación sólo una de ellas de acuerdo con los siguientes criterios de preferencia: • La persona que dirige la explotación o tiene mayor participación en la gestión. • La persona que tiene mayor participación en las responsabilidades financieras o económicas. • La de mayor edad. El titular se considera persona jurídica cuando se trata de corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por la ley y las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que la ley conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de sus asociados. El/la jefe/a de la explotación es la persona responsable de la gestión corriente y cotidiana de la explotación agrícola. En las explotaciones cuyo titular es una persona física, el jefe de la explotación coincide, por lo general, con el titular. En caso de no coincidir, puede ser un miembro de la familia del titular u otra persona asalariada. En el caso de que el titular sea una persona jurídica, el jefe de explotación es necesariamente una persona asalariada. Toda explotación tiene solamente una persona como jefe de la misma, que es aquella que aporta la mayor contribución a la gestión de la explotación. Si esta contribución se distribuyese de igual manera, se considerará que el jefe de la explotación es la persona de mayor edad.
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ES LA DEMOCRACIA PARITARIA?
HAY MÁS DIFICULTADES PARA LAS MUJERES EN EL MEDIO RURAL? istóricamente, las mujeres rurales han trabajado y trabajan en los negocios y empresas familiares (más allá de las explotaciones agrarias), contribuyendo de forma importante a la marcha de la economía familiar. Sin embargo, este trabajo no ha estado reconocido ni por la sociedad, ni por sus familiares e, incluso, ni por ellas mismas. Esta falta de reconocimiento, esta invisibilización, ha conllevado la falta de independencia económica al no obtener unos ingresos propios, la falta de derechos sociales, la falta de identidad como profesional… A través de los medios de comunicación, sobre todo, las mujeres rurales han ido cambiando sus esquemas mentales y han cambiado los roles que tradicionalmente se les ha adjudicado por ser mujeres, de igual manera que a las mujeres del medio urbano. Sin embargo, muchas de ellas optan por emigrar en busca de un empleo, en busca de una independencia económica, de una vida mejor y con la existencia de servicios e infraestructuras... Las que se quedan en el medio rural, viven una doble discriminación a la que tienen que hacer frente, ser mujer y vivir en el medio rural. La problemática de las mujeres rurales no es diferente de la que sufren las mujeres que viven en el medio urbano, ahora bien, es mayor en tanto el medio rural limita las oportunidades laborales de las que disponen las mujeres así como la falta de servicios, infraestructuras, actividades para menores, atención a mayores, centros de ocio y tiempo libre…
H
a ausencia de las mujeres en los centros de representación política y de toma de decisiones implica un déficit democrático incompatible con una verdadera democracia. Si en el proceso de toma de decisiones no está presente el 52% de la sociedad se corre el riesgo de ignorar los planteamientos, los puntos de vista e intereses de la mitad de la sociedad. Ese déficit sólo puede ser superado con un reparto más justo de las responsabilidades públicas y privadas y una presencia más equilibrada de hombres y mujeres en los órganos de decisión política.
L
ES LA SEGREGACIÓN HORIZONTAL?
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a segregación horizontal es la concentración de mujeres y/u hombres en sectores y empleos específicos. Es lo que se conoce como “trabajos típicamente femeninos” (secretarias, enfermeras, maestras, etc.) y “trabajos típicamente masculinos” (mecánicos, conductores, etc.).
ES LA SEGREGACIÓN VERTICAL? a segregación vertical es la concentración de mujeres o de hombres en grados y niveles específicos de responsabilidad, puestos de trabajo o cargos. Se habla de segregación vertical cundo a mismo nivel de formación y experiencia laboral se opta por la candidatura masculina para los puestos de jefatura o dirección.
L
SON LAS ACCIONES POSITIVAS? as acciones positivas son estrategias destinadas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permitan contrastar o corregir aquellas discriminaciones que son el resultado de prácticas o sistemas sociales.
L SE DEFINE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES ENTRE MUJERES Y HOMBRES?
S
e fundamenta en la necesidad de garantizar el acceso de los miembros de una sociedad, mujeres y hombres, a los bienes que dentro de la misma se generan: económicos, materiales y no materiales, como la educación y otros bienes culturales. Por tanto, resulta imprescindible garantizar que mujeres y hombres puedan acceder y participar en las diferentes esferas (económica, política, participación social, de toma de decisiones) y actividades (educación, formación, empleo) sobre bases de igualdad.
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ES LA TRANSVERSALIDAD DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO? s el proceso de valorar las implicaciones que tiene para los hombres y para las mujeres cualquier acción que se planifique, ya se trate de legislación, políticas o programas, en todas las áreas y en todos los niveles. Es una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, sean parte integrante en la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las mujeres y los hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad. El objetivo final de la integración es conseguir la igualdad de los géneros.
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ES EL EMPODERAMIENTO?
E
l empoderamiento es el aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder. De acuerdo con la Plataforma de Acción de Pekín, se relaciona el empoderamiento con los siguientes ejes: los derechos humanos, la salud sexual y reproductiva y la educación. Estos ejes son considerados fundamentales para el avance de las mujeres en la sociedad y, a partir de ahí, se trata de potenciar la participación de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres en la vida económica y política y en la toma de decisiones a todos los niveles.
DÍAS DEL AÑO SE REIVINDICAN DERECHOS PARA LAS MUJERES? l Día Internacional de las Mujeres Rurales se conmemora el 15 de octubre. En 1995, en la Conferencia Mundial de las Mujeres se propuso que todos los 15 de octubre sirvieran para celebrar el hecho de ser mujeres rurales y reivindicar cada año ante las Administraciones de todos los países un tema de nuestro especial interés. Las mujeres rurales somos concientes de que es necesario producir alimentos sanos y de calidad suficiente para alimentar a más de 6.000 millones de personas. El Día Internacional de las Mujeres, originalmente llamado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se celebra el día 8 de marzo y está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas, ONU. En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Es fiesta nacional en algunos países. El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (o DIEVCM), aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 50/134, el 17 de diciembre de 1999, se celebra anualmente cada 25 de noviembre, en memoria de las hermanas Mirabal. La propuesta para que se celebrara en esa fecha la realizó la República Dominicana, con el apoyo de 60 países. El motivo que llevó a la República Dominicana a solicitar este día fue por el macabro asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas dominicanas, hecho que tuvo lugar el 25 de noviembre de 1960 por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
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ES VIOLENCIA DE GÉNERO? a violencia de género nace de la desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, y se ejerce por quienes sean o hayan sido sus cónyuges o estén o hayan estado vinculados a ellas por relaciones afectivas, aun sin convivencia. Las mujeres de todo el mundo son objeto de violación, de violencia doméstica y otras formas de violencia, y a menudo están ocultas la escala y la verdadera naturaleza de la cuestión. En el mundo, una de cada cuatro mujeres ha sido violada en algún momento de su vida. Dependiendo del país, entre una y tres de cada cuatro mujeres son maltratadas físicamente en sus hogares de forma habitual. Cerca de 120 millones de mujeres han padecido mutilaciones genitales. Las violaciones han devastado a miles de mujeres, niñas y familias en los recientes conflictos bélicos. Entre el medio urbano y el medio rural no se han detectado diferencias en lo relacionado al maltrato “técnico”, pero sí en cuanto al maltrato declarado: en los núcleos poblacionales mayores (de 2.000 a 10.000 habitantes) las mujeres se consideran ellas mismas como maltratadas en mayor medida que en los núcleos pequeños (de menos de 2.000), por lo que puede concluirse que en los municipios más grandes hay mayor conciencia de la gravedad de este problema. En ello puede tener que ver la fuerza de las redes vecinales y de amistad que existen en las zonas rurales, ya que cuando una mujer toma conciencia del problema y lo verbaliza hace que las personas de su entorno lo hagan igual.
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INICIO SUSCRIPCION
PRODUCCIONES AGRICOLAS Y FORESTALES
PRODUCCIONES PECUARIAS
1 de enero de 2011
• Seguros Combinados de: Cereza y Cereza de Cáceres. • Seguro de Explotación en Cereza de Cáceres. • Seguro de Rendimientos de Endrino.
15 de enero de 2011
• Seguros Combinados de: Kiwi, Hortalizas de primavera y verano, Uva de vinificación, Viveros de viñedo, Tomate y Remolacha azucarera. • Seguro de Explotación de Uva de vinificación de Canarias. • Seguro Integral de Uva de vinificación en Lanzarote.
• Seguros de Explotaciones de: Ganado vacuno reproductor y recría, Vacuno de cebo, Vacuno de lidia, Vacuno de alta valoración genética, Reproductores Bovinos de aptitud cárnica, Ganado Ovino y Caprino.
1 de febrero de 2011
• Seguros Combinados de: Algodón y otros Cultivos textiles, Producciones tropicales y subtropicales, y Uva de mesa.
• Seguros de Explotaciones de: Ganado Equino, Equino en razas selectas, Aviar de carne, Aviar de puesta y Ganado porcino. • Piscifactoría de truchas y acuicultura marina.
1 de marzo de 2011
• Seguros Combinados de: Cultivos herbáceos extensivos, Paja de cereales de invierno, Cultivos forrajeros, Frutos secos, Lechuga, Flor cortada, Lúpulo y Cultivos agroenergéticos. • Póliza multicultivo en cultivos herbáceos extensivos y multicultivo en hortalizas. • Tarifa general combinada. • Seguro forestal.
• Seguro para Mejillón. • Tarifa general ganadera.
15 de marzo de 2011
• Seguros Combinados de: Arroz, Fabes, Planta ornamental, Tabaco y Aceituna. • Seguro de Rendimientos de Remolacha azucarera de secano.
1 de abril de 2011
• Seguros Crecientes para Explotaciones: Citrícola, Hortícolas en Canarias, OPFH, Cooperativas y Cobertura de pixat.
1 de junio de 2011
• Seguros Crecientes para Explotaciones: Hortícolas bajo cubierta, Hortícolas al aire libre de otoño e invierno y Plataneras.
• Seguros de Retirada y destrucción de animales muertos en la explotación: Bovinos, Ovinos, Caprinos y resto de no Bovinos. • Seguros Renovables para la retirada y destrucción de animales muertos en la explotación: Bovinos, Ovinos, Caprinos y resto de no Bovinos.
1 de julio de 2011
• Seguros Creciente para Explotaciones: Tomates en Canarias.
• Seguro para Pastos.
1 de septiembre de 2011
• Seguros Crecientes para Explotaciones: Caqui y otros frutales, Frutos secos y Cultivos herbáceos extensivos.
1 de octubre de 2011
• Seguros Crecientes para Explotaciones: Olivareras, Vitícolas y Vitícolas en Canarias.
15 de noviembre de 2011
• Seguros Crecintes para Explotaciones: Frutícolas, Cultivos forrajeros y Cultivos agroenergéticos.
• Seguro de Explotación en apicultura.
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