Armando Javier Prado Flores MSpS (Ed.)
Las competencias de los discĂpulos misioneros Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
PUEBLA 2012
Las competencias de los discípulos misioneros
Presentación Las competencias de los discípulos misioneros: son como jugar fútbol o tu deporte favorito. Antes del partido: los jugadores habrán llegado con gusto: por el juego, por los compañeros y hasta por las apuestas. También habrán llegado con susto: por el propio desempeño, por el otro equipo y por el qué dirán. El gusto y el susto son muy poderosos: ¡pueden realizarse! Durante el partido: los jugadores habrán descubierto que el mundo real no es el mundo imaginado, es mucho mejor, más divertido: ¡y es el único que existe! Así de simple… y de complejo. Después del partido: los jugadores podrán contar anécdotas de lo que pasó y cómo aprendieron a enfrentar los retos de cada jugada: ganen o pierdan, ¡lo divertido nadie se los quita! Sin balón no hay juego: las competencias son como un balón, el más humilde basta para jugar pero el más profesional es mejor, más bonito ¡y más caro!: las competencias consisten en ciertos conocimientos, ciertas actitudes y ciertas habilidades que usamos en un contexto determinado y para una finalidad específica. Sin competencias no hay juego. Sin juego no hay diversión: quedamos aburridos y tristes. ¡Solos! Los goles: tan maravillosos, ¡son lo de menos! Al terminar el hermoso juego de las competencias de este manual, los jugadores: podrán explicar tres términos técnicos: encuentro con Jesús, transformación personal, transformación comunitaria. Estarán ansiosos por encontrar a Jesús en todas partes y por salir al encuentro de los demás. ¡Serán dichosos! ¿Quién lo diría? Sucedió algo increíble y maravilloso: el juego nos hizo más humanos, más autónomos, más comprensivos y más compasivos. Amén. ¡Aleluya! P. Armando Javier Prado Flores MSpS. Vicario Episcopal para Laicos.
DIRECTORIO Arzobispo de Puebla: Excmo. Sr. D. Víctor Sánchez Espinosa. Vicaría de Pastoral: Pbro. Lic. Juan Calixto Alonso. Director del proyecto: R. P. Lic. Armando Javier Prado Flores MSpS. Coordinadora del Consejo: Mtra. Mónica Liliana Cortiglia Bosch (UPAEP).
PLEGARIA Señor, Padre de misericordia, derrama sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo. Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido. Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando. Plegaria Eucarística 5b.
Miembros del Consejo: Mtro. Arturo Villanueva González (AMNIESIC). Lic. Mónica Fernández García (UPAEP). Mtra. Janet Ruiz Basurto (SCOUTS). Diácono Dr. Alejandro León Narváez (FIMPES). R. M. Mtra. María Magdalena Silva Rentería HJ (CIRM). Mtra. Beatriz Ortiz de Montellano (ANÁHUAC). Mtra. Patricia Meneses Campos (LA SALLE). Nihil obstat: Pbro. Lic. Mario Alvarado Bravo, Censor. Imprimatur: + Víctor Sánchez Espinosa, Arz. de Puebla. Íconos: Vicaría de Laicos de la Arquidiócesis de México. Diseño gráfico e impresión: Publicaciones CODICOS. Edición: Vicaría de Pastoral de la Arquidiócesis de Puebla. © Armando Javier Prado Flores, MSpS.
Diseño
publicacionescodicos@gmail.com
Las competencias de los discípulos misioneros
Muy queridos hermanos: Jesucristo nuestro Señor suscitó una gran fascinación entre hombres, mujeres y niños. Pero también fue un signo de contradicción para las instituciones religiosas, políticas y sociales de su tiempo. Tras su muerte y su gloriosa resurrección, muchos experimentaron su presencia poderosa y lo aclamaron como Señor, Salvador y Mesías: por eso mismo recibieron el sobrenombre de cristianos, que significa ungidos, en Antioquía hacia el año 60 D.C. Como ellos, también nosotros hemos tenido la dicha de encontrar a Jesús: perla preciosa, tesoro escondido. Al conocerlo lo amamos, lo seguimos, lo anunciamos: “lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, esto les anunciamos” (1Jn 1,1). El encuentro con Jesús es una gracia, un regalo gratuito, sin mérito alguno de nuestra parte. No es una obligación ni algo forzoso: es una invitación que podemos aceptar o rechazar, pues somos personas libres. Adherirse a la persona de Jesús es como nacer de nuevo, tener vida nueva, ser una criatura nueva. La amistad con Jesús nos transforma en él y nos hace suyos: le pertenecemos en la libertad y en la responsabilidad recíproca. No hay dicha más grande. A los suyos, Jesús los transforma con su Espíritu y les regala una dinamismo interior: la Ley de su amor, de su gracia, de su libertad. Quien acepta su regalo y corresponde a él, se convierte en discípulo misionero. El discípulo misionero ha recibido un don que lo transforma y lo desborda: desde dentro hacia fuera. Y su correspondencia a la gracia es algo tan evidente que también se nota: desde fuera hacia dentro.
Esta hermosa transformación es como un río de frescas aguas, con veloces corrientes y remansos tranquilos, con formidables caudales y cascadas inmensas. Para disfrutar este río, explorarlo y cruzarlo, nos servirá la obra que ahora me alegro en presentar: “Las competencias de los discípulos misioneros”, es un Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera. Será como un mapa para no perdernos, como una brújula para orientarnos… pero un mapa no descubre las bellezas del terreno ni alerta sobre sus peligros. El territorio hay que recorrerlo con los propios pies, tocarlo con las propias manos, apreciarlo con el propio corazón y comprenderlo con la propia cabeza. Así de simple, así de complejo. Bienvenido, pues, este hermoso manual que llega para cubrir una asignatura pendiente y llenar un vacío largamente sentido. Si nos gozamos en este fruto maduro, quizá nos alegra más el proceso que le dio origen: la colaboración participativa de hermanas y hermanos apasionados por Cristo y por la humanidad. Agradezco al equipo que ha producido este trabajo: Al R. P. Armando Javier Prado Flores MSpS, mi Vicario para los Laicos, Director del proyecto. A la Mtra. Mónica Liliana Cortiglia Bosch, Coordinadora del Consejo. A los Miembros del Consejo y a las Instituciones por ellos representadas: Mtro. Arturo Villanueva González (AMNIESIC), Lic. Mónica Fernández García (UPAEP), Mtra. Janet Ruiz Basurto (SCOUTS), Diácono Dr. Alejandro León Narváez (FIMPES), R. M. Mtra. María Magdalena Silva Rentería HJ (CIRM), Mtra. Beatriz Ortiz de Montellano (ANÁHUAC), Mtra. Patricia Meneses Campos (LA SALLE). Agradezco a la Vicaría de Pastoral por el cuidado de la edición y el acompañamiento al proyecto. Al Pbro. Lic. Mario Alvarado Bravo, Censor de la obra. Al equipo de Publicaciones CODI-
Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
COS, de la Arquidiócesis de Puebla por el Diseño gráfico y la impresión. A la Mtra. Griselda Alatorre Rodríguez y al IESDE por las facilidades para el curso de capacitación. Al Dr. Alfredo Miranda López, Rector de la UPAEP, por su apoyo personal e institucional. Finalmente, agradezco también al Staff del proyecto y al Equipo de certificadores sin los cuales no se podrían multiplicar los talleres en las parroquias y en los decanatos de nuestra Arquidiócesis. A todos ellos, y a los demás colaboradores, les expreso mi más sentido agradecimiento, y admiración, por su profesionalismo y por su entrega generosa que nos ayuda a adquirir las competencias que necesitamos para pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera, objetivo de la III Asamblea Diocesana de Pastoral (2011), y de las Post-Asambleas del presbiterio, la vida consagrada, las asociaciones laicales y los consejos pastorales: en las parroquias, decanatos y zonas de la Arquidiócesis. Finalmente, aliento a todas las instancias pastorales a aprovechar este instrumento para proseguir incansablemente en su abnegada e insustituible misión apostólica. Que Dios, que inspiró esta buena obra, consolide la formación de educadores profesionales competentes y comprometidos con los valores humanos y cristianos en la transformación evangélica de la sociedad (Cf. DA 486). Reciban la bendición de su hermano y arzobispo. Puebla, Pue., 5 de febrero de 2012, fiesta de san Felipe de Jesús, protomártir mexicano. + VÍCTOR SÁNCHEZ ESPINOSA Arzobispo de Puebla.
03
APARECIDA 278:
Aspectos del proceso formativo de los discípulos misioneros
E
n el proceso de formación de discípulos misioneros, destacamos cinco aspectos fundamentales, que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí:
I El Encuentro con Jesucristo
Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el kerygma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad de una iniciación cristiana verdadera. Por eso, la Iglesia ha de tenerlo presente en todas sus acciones.
II
IV
La Conversión
Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación, se actualiza para nosotros la redención de Cristo.
III El Discipulado
La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía.
La Comunión
No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es acompañado y estimulado por la comunidad y sus pastores para madurar en la vida del Espíritu.
V La Misión
El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas maneras de acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona.
En la casilla correspondiente, señala tu principal fortaleza con un signo de más (+). Y tu principal debilidad con un signo de menos (-).
04
I
II
III
IV
V
Las competencias de los discípulos misioneros
APARECIDA 280:
Una formación atenta a dimensiones diversas
L
a formación abarca diversas dimensiones que deberán ser integradas armónicamente a lo largo de todo el proceso formativo. Se trata de la dimensión humana-comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera.
a) La Dimensión Humana y Comunitaria
Tiende a acompañar procesos de formación que lleven a asumir la propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Se trata de desarrollar personalidades que maduren en el contacto con la realidad y abiertas al Misterio.
b) La Dimensión Espiritual
Es la dimensión formativa que funda el ser cristiano en la experiencia de Dios, manifestado en Jesús, y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda. Por medio de los diversos carismas, se arraiga la persona en el camino de vida y de servicio propuesto por Cristo, con un estilo personal. Permite adherirse de corazón por la fe, como la Virgen María, a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su Maestro y Señor.
c) La Dimensión Intelectual
El encuentro con Cristo, Palabra hecha Carne, potencia el dinamismo de la razón que busca el significado de la realidad y se abre al Misterio. Se expresa en una reflexión seria, puesta constantemente al día a través del estudio que abre la inteligencia, con la luz de la fe, a la verdad. También capacita para el discernimiento, el juicio crítico y el diálogo sobre la realidad y la cultura. Asegura de una manera especial el conocimiento bíblico teológico y de las ciencias humanas para adquirir la necesaria competencia en vista de los servicios eclesiales que se requieran y para la adecuada presencia en la vida secular.
pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la responsabilidad de los laicos en el mundo para construir el Reino de Dios. Despierta una inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas.
d) La Dimensión Pastoral y Misionera
Un auténtico camino cristiano llena de alegría y esperanza el corazón y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente. Proyecta hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. Contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios
En la casilla correspondiente, señala tu principal fortaleza con un signo a) de más (+). Y tu principal debilidad con un signo de menos (-). Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
b)
c)
d)
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La matriz del proceso formativo de los discípulos misioneros
E
n la vida del discípulo misionero todo es gracia, inclusive las fortalezas y debilidades: las fortalezas son gracia y las debilidades también. [En el análisis FODA, las Oportunidades y Amenazas se refieren a factores externos, mientras que las Fortalezas y Debilidades se refieren a cuestiones internas, intra-personales].
El itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz. El Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía a sí, llenos de asombro. El seguimiento es fruto de una fascina-
ción que responde al deseo de realización humana, al deseo de vida plena. El discípulo es alguien apasionado por Cristo, a quien reconoce como el maestro que lo conduce y acompaña. En el texto de Aparecida 278 hallarás los títulos de: I, II, III, IV, V. Por favor escríbelos en las casillas correspondientes. En el texto de Aparecida 280 hallarás los títulos de: a) b) c) d). Por favor escríbelos en las casillas correspondientes. Felicidades, haz elaborado la matriz del proceso formativo de los discípulos misioneros. Reflexiona ahora dónde están tus principales fortalezas y debilidades. Y escríbelo en la casilla correspondiente.
«Los discípulos misioneros viven y conviven en trato frecuente y familiar con toda la creación y con Dios Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo»
El proceso formativo de los discípulos misioneros
I
II
III
IV
V
a)
b)
c)
d)
Matriz del Proceso Formativo de los Discípulos Misioneros.
06
Las competencias de los discípulos misioneros
LAS COMPETENCIAS SON NECESARIAS PARA PASAR A UNA PASTORAL DECIDIDAMENTE MISIONERA Las competencias son ciertos conocimientos, actitudes y valores, habilidades y virtudes, que la Iglesia de hoy necesita, para pasar a una pastoral decididamente misionera. Las competencias se basan en el misterio del Verbo hecho carne. El
misterio de la Encarnación nos revela que: «lo que no se asume, no se redime», según escribió san Ireneo en el siglo II DC. La redención humana es la acción divina del Verbo, es decir, la plena asunción de lo humano. Esta obra de
salvación no es, ni puede ser, sino una obra divina (llamada también divinización en la patrística de los siglos IV-VIII DC) que resalta el valor divino de lo humano: Jesús, Verbo encarnado, es «lo humano sin añadidos».
Las competencias cifran la alegría del encuentro con Jesús que nos transforma en sus discípulos misioneros y descifran sus evidencias: las cifran desde dentro hacia fuera y las descifran desde fuera hacia dentro. constituyen un bien para todos los seres humanos: son patrimonio común de la humanidad; se han formulado pensando en “los cercanos, en los alejados y en los no creyentes”; permiten identificar las principales fortalezas y debilidades de cada persona; representan una evangelización con nuevos métodos, con nuevas expresiones y con nuevo ardor; son los pilares del discípulo misionero del siglo XXI.
«Los discípulos misioneros viven y conviven en trato frecuente y familiar con toda la creación y con Dios Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo»
DIMENSIONES Y ASPECTOS
I. ENCUENTRO CON JESÚS
II. CONVERSIÓN
III. DISCIPULADO
IV. COMUNIÓN
V. MISIÓN
A) DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA
1. Autoconocimiento
2. Aprecio
3. Empoderamiento
SER + HUMANOS
Es la llave del ENCUENTRO CON JESÚS y de la COMUNIÓN.
6. Autoregulación
SER + AUTÓNOMOS
Es la llave del DISCIPULADO: querer libremente lo que Dios quiere de mí.
SER + COMPRENSIVOS
Es la llave de la CONVERSIÓN: cambio de la mente y del corazón.
B) DIMENSIÓN ESPIRITUAL
4. Clarificación
5. Asertividad
C) DIMENSIÓN INTELECTUAL
7. Diversidad
8. Empatía
9. Comunicación
D) DIMENSIÓN PASTORAL Y MISIONERA
10. Interculturalidad
11. Cooperación
12. Resolución no violenta de conflictos
SER + COMPASIVOS
Es la llave de la MISIÓN: un mundo fraterno de hijas e hijos de Dios.
COMPETENCIAS =
CONOCIMIENTOS
+ ACTITUDES Y VALORES
+ HABILIDADES Y VIRTUDES
+ CONTEXTO
+ FINALIDAD.
LAS COMPETENCIAS TRANSVERSALES SON LOS PILARES PARA PASAR A UNA PASTORAL DECIDIDAMENTE MISIONERA. Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
07
HACIA UN PROYECTO PERSONAL DECIDIDAMENTE MISIONERO CONFIRMA TUS COMPETENCIAS EN LA DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA 1. AUTOCONOCIMIENTO. Tu principal fortaleza es:
2. APRECIO. Tu principal fortaleza es:
3. EMPODERAMIENTO. Tu principal fortaleza es:
ELABORA TU PROYECTO PERSONAL DECIDIDAMENTE MISIONERO
«LO QUE NO SE ASUME, NO SE REDIME» 08
Las competencias de los discípulos misioneros
HACIA UN PROYECTO FAMILIAR DECIDIDAMENTE MISIONERO CONFIRMA TUS COMPETENCIAS EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL 4. CLARIFICACIÓN. Tu principal fortaleza es:
5. ASERTIVIDAD. Tu principal fortaleza es:
6. AUTORREGULACIÓN. Tu principal fortaleza es:
TU APORTACIÓN PARA UN PROYECTO FAMILIAR DECIDIDAMENTE MISIONERO
«LO QUE ES COMÚN, SE RESUELVE EN COMÚN». Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
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HACIA UN PROYECTO PARROQUIAL DECIDIDAMENTE MISIONERO CONFIRMA TUS COMPETENCIAS EN LA DIMENSIÓN INTELECTUAL 7. DIVERSIDAD. Tu principal fortaleza es:
8. EMPATÍA. Tu principal fortaleza es:
9. COMUNICACIÓN. Tu principal fortaleza es:
TU APORTACIÓN PARA UN PROYECTO PARROQUIAL DECIDIDAMENTE MISIONERO
«EL CONSEJO PASTORAL EXISTE PARA HACER OPERATIVA LA MISIÓN de la iglesia». 10
Las competencias de los discípulos misioneros
HACIA UN PROYECTO ARQUIDIOCESANO DECIDIDAMENTE MISIONERO CONFIRMA TUS COMPETENCIAS EN LA DIMENSIÓN PASTORAL Y MISIONERA 10. INTERCULTURALIDAD. Tu principal fortaleza es:
11. COOPERACIÓN. Tu principal fortaleza es:
12. RESOLUCIÓN NO VIOLENTA DE CONFLICTOS. Tu principal fortaleza es:
TU APORTACIÓN PARA UN PROYECTO ARQUIDIOCESANO DECIDIDAMENTE MISIONERO
«EN LA IGLESIA POBLANA TODOS (100%) SOMOS DISCÍPULOS MISIONEROS DE JESÚS». Los ministros ordenados son discípulos misioneros de Jesús BUEN PASTOR (0.01%) Los consagrados son discípulos misioneros de Jesús TESTIGO DEL AMOR DEL PADRE (0.02%) Los laicos son discípulos misioneros de Jesús LUZ DEL MUNDO (99.97%). Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
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UN TESORO ESCONDIDO, UNA PERLA PRECIOSA Misión
Conversión Encuentro con Jesús
Comunión
Discipulado
PERFIL DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS Son Compasivos
Son Humanos
Los Discípulos Misioneros Son Comprensivos
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Son Autónomos
Las competencias de los discípulos misioneros
«MÁS COMPASIVOS»
PARA EL RESPETO Y LA CONVIVENCIA SOLIDARIA. La dimensión pastoral y misionera es la dimensión de un auténtico camino cristiano que llena de alegría y esperanza el corazón, y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente. Proyecta hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. Contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la corresponsabilidad de los discípulos misioneros para construir el Reino de Dios en el mundo. Despierta una inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas.
«MÁS COMPRENSIVOS»
PARA EL DIÁLOGO Y LA CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS. En la dimensión intelectual, el encuentro con Cristo, Palabra hecha Carne, potencia el dinamismo de la razón que busca el significado de la realidad y se abre al Misterio. Se expresa en una reflexión seria, puesta constantemente al día a través del estudio que abre la inteligencia, con la luz de la fe, a la verdad. También capacita para el discernimiento, el juicio crítico y el diálogo sobre la realidad y la cultura. Asegura de una manera especial el conocimiento bíblico teológico y de las ciencias humanas para adquirir la necesaria competencia en vista de los servicios eclesiales que se requieran y para la adecuada presencia en la vida secular.
Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
«MÁS HUMANOS»
PARA VIVIR Y CONVIVIR, RESPETANDO LA VIDA Y DIGNIDAD DE CADA PERSONA SIN DISCRIMINACIÓN NI PREJUICIOS. La dimensión humana y comunitaria tiende a acompañar procesos de formación que lleven a asumir la propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Se trata de desarrollar personalidades que maduren en el contacto con la realidad y abiertas al Misterio.
«MÁS AUTÓNOMOS»
PARA LA TOMA DE DECISIONES, EN TRATO FRECUENTE Y FAMILIAR CON DIOS PADRE POR SU HIJO JESUCRISTO EN EL ESPÍRITU SANTO. La dimensión espiritual es la dimensión formativa que funda el ser cristiano en la experiencia de Dios, manifestado en Jesús, y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda. Por medio de los diversos carismas, se arraiga la persona en el camino de vida y de servicio propuesto por Cristo, con un estilo personal. Permite adherirse de corazón por la fe, como la Virgen María, a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su Maestro y Señor.
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EJE Y
LOS TRES EJES DE LAS COMPETENCIAS DIMENSIÓN PASTORAL Y MISIONERA
EJE Z
S ORE MAY
LTOS
ADU
JÓV
ENES
S
NIÑO
COM CARI PETENC SMÁ I TICA AS S
COM MIST PETENC I AGÓ GICAAS S
DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA
COM ESPE PETENC CÍFIC IAS AS
DIMENSIÓN ESPIRITUAL
COM DISC PETENC IPLIN IAS ARES
COM TRAN PETENC SVER IAS SALE S
DIMENSIÓN INTELECTUAL
ENCUENTRO CONVERSIÓN DISCIPULADO COMUNIÓN MISIÓN CON JESÚS
EJE X
INDICADORES DE PROGRESIÓN 1. Se conoce a sí mismo sin confundirse con los demás.
EL REINADO DE DIOS
2. Se aprecia a sí mismo sin aislarse de los demás.
6. Toma sus decisiones con responsabilidad.
8. Puede ponerse en el lugar del otro.
12. Resolución no violenta de conflictos.
3. Confía en sí mismo y en los demás.
5. Ejerce sus derechos sin lesionar los de otros.
9. Dialoga sin someterse a los demás y logra acuerdos sin someter a los demás.
11. Coopera sin competir, ayudando sin suplir.
4. Aclara sus creencias sin homologarse a los demás.
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7. Comprende las diferencias sin excluir ni marginarse.
10. Coincide en el afecto y en la solidaridad.
Las competencias de los discípulos misioneros
LAS COMPETENCIAS CIFRAN Y DESCIFRAN LA ALEGRÍA DEL ENCUENTRO CON JESÚS: las cifran desde dentro hacia fuera y las descifran desde fuera hacia dentro.
AUTOCONOCIMIENTO
APRECIO
HUMANIDAD
EMPODERAMIENTO
EN LA DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SON CAPACES DE «HUMANIDAD» PARA VIVIR Y CONVIVIR, RESPETANDO LA VIDA Y DIGNIDAD DE CADA PERSONA SIN DISCRIMINACIÓN NI PREJUICIOS. La dimensión humana y comunitaria tiende a acompañar procesos de formación que lleven a asumir la propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Se trata de desarrollar personalidades que maduren en el contacto con la realidad y abiertas al Misterio.
1
AUTOCONOCIMIENTO: EL DISCÍPULO MISIONERO SE CONOCE A SÍ MISMO, SU ORIGEN Y DESTINO, SE ACEPTA COMO PERSONA Y BUSCA UNA SANA INTEGRACIÓN PERSONAL DE ACUERDO A SU EDAD Y CONDICIÓN. • El discípulo misionero conoce su origen y destino, sus cualidades y defectos y, más allá de ellos, se valora como persona. • El discípulo misionero ejerce su libertad con responsabilidad para lograr una sana autonomía afectiva y asumir su propia historia, donde Dios habita. • El discípulo misionero establece relaciones de simetría con otras personas para una sana convivencia y un verdadero trabajo en equipo. • El discípulo misionero valora a la persona humana como «fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales». • El discípulo misionero reconoce la común dignidad de todos los bautizados que unifica a clero y laicos. Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
AUTOCONOCIMIENTO 15
2
APRECIO: EL DISCÍPULO MISIONERO MANIFIESTA APRECIO POR SÍ MISMO Y POR LOS DEMÁS EN LA VIDA COTIDIANA. • El discípulo misionero desarrolla una sana autoestima y se compromete con un proceso de sanación personal. • El discípulo misionero experimenta el amor de Dios -que consiste en el don de Sí mismo- y lo expresa con su amor humano: sincero, fraterno, personal y capaz de grandes sacrificios por el Reino de Dios. • El discípulo misionero establece lazos de afecto y solidaridad con las personas de su entorno más cercano. • El discípulo misionero aprecia y vive en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. • El discípulo misionero es flexible para renovarse y cambiar, puede confrontarse con los demás y asumir los proyectos acordados en común, abandonando posiciones de seguridad personal. • El discípulo misionero fomenta la vocación universal a la santidad que unifica al clero con los laicos y la vida consagrada.
3
EMPODERAMIENTO: EL DISCÍPULO MISIONERO ES EL PRINCIPAL RESPONSABLE DE SU FORMACIÓN (=AUTOFORMACIÓN) Y PARA RESOLVER LAS NECESIDADES COLECTIVAS CONFÍA EN LAS CAPACIDADES DE LOS DEMÁS, SUMANDO LAS PROPIAS. • El discípulo misionero mantiene iniciativa e interés por aprender a lo largo de la vida, se especializa en algunas áreas de su interés personal y se pone al servicio de la comunidad. • El discípulo misionero procura el Bien Común de su entorno y plantea metas alcanzables para dar solución a problemas actuales de su comunidad: planifica, ejecuta y evalúa. • El discípulo misionero confía en las capacidades de la comunidad para contribuir a su propio desarrollo y propicia la plena participación de mujeres y hombres para crear nuevas formas de solidaridad. • El discípulo misionero cultiva la maduración afectiva-sexual de su personalidad con prontitud, alegría, gratuidad y calidad mediante: el contacto con la realidad, la mística de «aprender haciendo» y la apertura al Misterio. • El discípulo misionero coincide con la misión, la visión y los valores de su comunidad cristiana de referencia. • El discípulo misionero promueve la corresponsabilidad de todos los discípulos misioneros en la vida y misión de la iglesia, independientemente de su estado canónico. • El discípulo misionero es capaz de renunciar a algunos intereses legítimos para poder enfrentar situaciones poco gratificantes o adversas, para perseverar en el servicio de los demás y para descubrir ¡y seguir! el llamamiento vocacional como un proceso constante. • El discípulo misionero tiene aspiraciones, expectativas e ideales realistas para aceptar sin excesiva tensión los límites personales y eclesiales de frente al ideal evangélico.
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APRECIO
EMPODERAMIENTO
Las competencias de los discípulos misioneros
CLARIFICACIÓN
ASERTIVIDAD
ESPIRITUALIDAD
AUTORREGULACIÓN
EN LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SON CAPACES DE «ESPIRITUALIDAD» PARA LA AUTONOMÍA Y LA TOMA DE DECISIONES, EN TRATO FAMILIAR Y ASIDUO CON DIOS PADRE POR SU HIJO JESUCRISTO EN EL ESPÍRITU SANTO. La dimensión espiritual es la dimensión formativa que funda el ser cristiano en la experiencia de Dios, manifestado en Jesús, y que lo conduce por el Espíritu a través de los senderos de una maduración profunda. Por medio de los diversos carismas, se arraiga la persona en el camino de vida y de servicio propuesto por Cristo, con un estilo personal. Permite adherirse de corazón por la fe, como la Virgen María, a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su Maestro y Señor.
4
CLARIFICACIÓN: EL DISCÍPULO MISIONERO HA CONVERTIDO A JESÚS EN EL CENTRO VITAL QUE LO UNIFICA Y VIVIFICA COMO SER HUMANO, Y PROFUNDIZA EN LA MADURACIÓN DE SUS VALORES DÁNDOLES UN ESTILO PERSONAL. • El discípulo misionero establece con claridad una escala personal de valores y coadyuva a que los demás establezcan la suya para anunciar juntos un mensaje de alegría en vez de amenaza, más humanidad en vez de condenas, más comprensión en vez de rigidez, más compasión en vez de dureza, más entrañas de misericordia en vez de culpas y castigos. — El discípulo misionero es un seguidor de Jesucristo y está habituado a unirse a Él, como amigo: “encuentra a Jesucristo en todas las cosas y a todas las cosas en Jesucristo”. — El discípulo misionero es un hijo de Dios, Padre amantísimo: hace una opción total por el Reino de Dios y su justicia (conversión teologal), cultiva una conciencia evangélicamente crítica ante los acontecimientos, se deja interpelar por ellos y asume sus implicaciones (mistagogía). Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
CLARIFICACIÓN
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— El discípulo misionero es un discípulo dócil al Espíritu Santo: descifra su acción en el mundo, calibra sus inspiraciones en la comunidad cristiana y discierne su dinamismo interior acompañado por un director espiritual habitual. — El discípulo misionero vive en comunión con la Iglesia y pertenece a una comunidad de referencia para su vida cristiana. — El discípulo misionero es un misionero y lleva la Buena Nueva a toda la creación, saliendo al encuentro de todos los ambientes: a los ya bautizados (acción pastoral), a los alejados (nueva evangelización) y a los no creyentes (misión Ad Gentes). — El discípulo misionero es un contemplativo en la acción: santifica el tiempo con el trabajo y el servicio cotidiano, con la oración y los sacramentos, especialmente con la Eucaristía, cumbre y fuente de vida cristiana. — El discípulo misionero venera a María, madre de Jesús, primera discípula misionera y sigue su ejemplo de completa disponibilidad a la voluntad del Padre y total docilidad al Espíritu Santo. • El discípulo misionero reconoce el dinamismo interior y la sombra inseparable de su propia persona, discierne sus motivaciones y purifica sus intenciones para elegir lo que quiere y para querer lo que ha elegido. • El discípulo misionero se arraiga en un camino de vida y de servicio, dándole un estilo personal.
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ASERTIVIDAD: EL DISCÍPULO MISIONERO EXPRESA CON CLARIDAD SU POSTURA PERSONAL PARA ABORDAR LOS ASUNTOS DE INTERÉS Y RELEVANCIA COMÚN, CONSIDERANDO OTROS PUNTOS DE VISTA. • El discípulo misionero expresa sus necesidades y sus ideas con pertinencia y claridad. • El discípulo misionero desarrolla una capacidad de escucha atenta y efectiva para comunicarse con los miembros de su comunidad. • El discípulo misionero fomenta la participación laical con voz y voto en mayores niveles de la vida de la Iglesia como el análisis, la toma de decisiones, la planificación, la ejecución, la evaluación y la celebración. • El discípulo misionero se adhiere de corazón a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su Maestro y Señor.
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AUTORREGULACIÓN: EL DISCÍPULO MISIONERO ES CAPAZ DE TOMAR DECISIONES DE FORMA AUTÓNOMA Y DE ASUMIRLAS CON RESPONSABILIDAD. • El discípulo misionero responde por sus decisiones ante él mismo y ante los demás; ejerce sus derechos y deberes; y se ajusta a las necesidades de su comunidad. • El discípulo misionero renuncia a intereses egoístas y favorece el Bien Común en la toma de decisiones de los miembros de su comunidad, promueve un consumo responsable y un desarrollo sustentable para cuidar todas las formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta. • El discípulo misionero practica la no-violencia activa rechazando la violencia en todas sus formas (verbal, física, emocional, sexual, económica y social); protege a los más débiles y vulnerables; denuncia situaciones que violenten la dignidad humana en cualquier nivel; y preserva la libertad de conciencia. • El discípulo misionero favorece la urgente renovación de la Iglesia que ha de venir de todos los bautizados, según su propia consciencia y compromiso.
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ASERTIVIDAD
AUTORREGULACIÓN
Las competencias de los discípulos misioneros
DIVERSIDAD
EMPATÍA
COMPRENSIÓN
COMUNICACIÓN
EN LA DIMENSIÓN INTELECTUAL LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SON CAPACES DE «COMPRENSIÓN» PARA EL DIÁLOGO Y LA CONSTRUCCIÓN DE CONSENSOS. En la dimensión intelectual, el encuentro con Cristo, Palabra hecha Carne, potencia el dinamismo de la razón que busca el significado de la realidad y se abre al Misterio. Se expresa en una reflexión seria, puesta constantemente al día a través del estudio que abre la inteligencia, con la luz de la fe, a la verdad. También capacita para el discernimiento, el juicio crítico y el diálogo sobre la realidad y la cultura. Asegura de una manera especial el conocimiento bíblico teológico y de las ciencias humanas para adquirir la necesaria competencia en vista de los servicios eclesiales que se requieran y para la adecuada presencia en la vida secular.
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DIVERSIDAD: EL DISCÍPULO MISIONERO DIALOGA Y TOMA ACUERDOS SOBRE LA REALIDAD Y LAS CULTURAS CON JUICIO CRÍTICO Y DISCERNIMIENTO. • El discípulo misionero busca la verdad, la hace suya y la comunica. Busca la verdad mediante la experiencia, la reflexión, el estudio y el diálogo; y es capaz de admirarse de todo cuanto de verdadero, noble y justo hay en el mundo. Hace suyos los significados de la realidad, sabiendo que el corazón tiene razones que el entendimiento no comprende. Comunica la verdad con humildad: corporalmente, oralmente, por escrito y en lenguajes multimedia. • El discípulo misionero afirma el valor incondicional de la persona más allá de su historia individual; y reconoce su dignidad independientemente de su condición física, emocional, sexual, moral, cultural, entre otras.
Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
DIVERSIDAD 19
• El discípulo misionero valora lo diferente, sean realidades o culturas distintas a las suyas; y es capaz de tomar lo positivo de todos ellas como oportunidades de complementación para llegar a alcanzar la Verdad Suprema. • El discípulo misionero defiende la libertad de expresión y la diversidad cultural; privilegia la escucha y el diálogo; evita el fanatismo, la maledicencia o el rechazo del prójimo. • El discípulo misionero crea corrientes de pensamiento que transformen a la sociedad conciliando las diferencias.
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EMPATÍA: EL DISCÍPULO MISIONERO SABE PONERSE EN EL LUGAR DE LOS DEMÁS Y PUEDE COMPRENDER QUE LA REALIDAD TIENE DIVERSOS SIGNIFICADOS QUE NOS ABREN AL MISTERIO Y FACILITAN TOMAR ACUERDOS. • El discípulo misionero analiza la realidad y evangeliza las culturas, aprovechando los elementos culturales compatibles con la fe y con la vida cristiana y “elevando sus valores al misterio de la salvación, que proviene de Cristo”. • El discípulo misionero puede ponerse en el lugar de otra persona sin perderse de vista él mismo: en situaciones concretas, en función de sus necesidades y para el bien de todos. • El discípulo misionero respeta a los demás y está dispuesto a encontrar aspectos comunes para convivir en armonía, evitando imponer las propias ideas para construir un futuro más humano y más cristiano. • El discípulo misionero vive con pasión las certezas, creencias y valores de su comunidad de referencia.
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COMUNICACIÓN: EL DISCÍPULO MISIONERO ASEGURA LA NECESARIA COMPETENCIA EN EL INTERCAMBIO DE DATOS, INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTOS PARA PROPICIAR LA COMPRENSIÓN ENTRE PERSONAS Y GRUPOS. • El discípulo misionero escudriña los Signos de los tiempos (palabra viva de Dios), la Sagrada Escritura (palabra escrita), la Tradición (palabra trasmitida), el Magisterio de la Iglesia (palabra interpretada) y la Investigación Teológica (palabra en búsqueda) y los comunica con una adecuada hermenéutica. • El discípulo misionero favorece la comunicación entre personas y grupos, ejercitando el dinamismo de la razón y la reflexión seria puesta constantemente al día a través del estudio, para crear sinergias, sumar voluntades y satisfacer las necesidades de la comunidad. • El discípulo misionero dialoga y genera códigos comunes para el intercambio de ideas entre personas y grupos que mejoren el conocimiento, la comprensión y la ejecución de diferentes proyectos de vida. • El discípulo misionero propicia la recta comprensión del método pastoral: escuchar, planear, ejecutar, evaluar y celebrar. • El discípulo misionero descifra el paso de Dios en su vida, haciéndose acompañar por un asesor espiritual individual y permanente.
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EMPATÍA
COMUNICACIÓN
Las competencias de los discípulos misioneros
INTERCULTURALIDAD
COOPERACIÓN
COMPASIÓN
NOVIOLENCIA
EN LA DIMENSIÓN PASTORAL Y MISIONERA LOS DISCÍPULOS MISIONEROS SON CAPACES DE «COMPASIÓN» PARA EL RESPETO Y LA CONVIVENCIA SOLIDARIA. La dimensión pastoral y misionera es la dimensión de un auténtico camino cristiano que llena de alegría y esperanza el corazón, y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente. Proyecta hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. Contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la corresponsabilidad de los discípulos misioneros para construir el Reino de Dios en el mundo. Despierta una inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas.
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INTERCULTURALIDAD: EL DISCÍPULO MISIONERO FAVORECE UNA MAYOR ACEPTACIÓN DE LOS DEMÁS EN LA CONVIVENCIA COTIDIANA PARA SALVAGUARDAR SUS PECULIARIDADES PERSONALES, CULTURALES Y CARISMÁTICAS. • El discípulo misionero reconoce que la interculturalidad anuncia a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente, implicando el respeto, la dignidad y los derechos de todas las personas para una convivencia justa y solidaria. • El discípulo misionero lee y comprende mas allá de lo inmediato, se anticipa a las necesidades latentes de la comunidad y respeta los tiempos de las personas y del grupo. • El discípulo misionero despierta un impulso constante para salir al encuentro de los alejados y de los que ignoran al Señor en sus vidas.
Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
INTERCULTURALIDAD 21
• El discípulo misionero propone proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes que llenen de alegría y esperanza el corazón, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. • El discípulo misionero contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. • El discípulo misionero comparte tiempo y recursos cultivando la generosidad para abatir la exclusión, la injusticia, la opresión política y económica, manteniendo una actitud respetuosa hacia la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales. • El discípulo misionero respeta y promueve las creencias y valores de las diferentes tradiciones culturales y religiosas para alcanzar un mundo más sabio, comprensivo y compasivo. • El discípulo misionero vive lo que cree, se nutre del evangelio y da gracias por todos los frutos del trabajo humano.
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COOPERACIÓN: EL DISCÍPULO MISIONERO COLABORA CON PERSONAS Y GRUPOS PARA SATISFACER LAS NECESIDADES PROPIAS Y DE LOS DEMÁS, ESPECIALMENTE DE LOS MÁS NECESITADOS. • El discípulo misionero incentiva la corresponsabilidad eclesial para construir el Reino de Dios en el mundo y promueve la acción local en un mundo global y fomenta las alianzas y redes de colaboración para mejorar la calidad de vida de la comunidad local desde un enfoque evangélico; apoya las metas del milenio y el pacto mundial: erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, fomentar una asociación mundial para el desarrollo. • El discípulo misionero asume los compromisos acordados por su comunidad en tiempo, forma y costo; acepta la libertad de los demás y se sostienen mutuamente para lograr el Bien Común. • El discípulo misionero es corresponsable en la vida y en la misión de la iglesia, fomentando un nuevo ardor pastoral, nuevos métodos y nuevas expresiones. — El discípulo misionero es un profeta y promueve los ministerios de la palabra para que Jesucristo sea conocido en una comunidad evangelizada y evangelizadora. — El discípulo misionero es un místico y promueve los ministerios litúrgicos para que Jesucristo sea celebrado en la belleza y el decoro del culto divino. — El discípulo misionero es un servidor y promueve los ministerios caritativos para que Jesucristo sea servido en la asistencia, cooperación y desarrollo con los más necesitados. — El discípulo misionero posee el sacerdocio bautismal y acompaña a los ministros ordenados: De los obispos, configurados con Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. De los presbíteros, configurados con Jesucristo, buen Pastor. De los diáconos, configurados con Jesucristo, servidor. — El discípulo misionero está llamado a la santidad y promueve la vida consagrada, configurada con Jesucristo, testigo del amor del Padre. — El discípulo misionero pertenece al pueblo santo de Dios y promueve la vida laical, configurada con Jesucristo, luz del mundo. — El discípulo misionero es un comunicador y promueve los ministerios de la información para que Jesucristo sea comunicado dentro y fuera de la Iglesia. • El discípulo misionero es un fiel cristiano que: Evangeliza (primer nivel). Ayuda en la formación de evangelizadores (segundo nivel). Coadyuva en la formación de formadores de evangelizadores (tercer nivel). — El discípulo misionero cultiva los dones y carismas recibidos para edificación de la comunidad eclesial. — El discípulo misionero trabaja en equipo y planifica sus proyectos pastorales insertado en la pastoral de conjunto. — El discípulo misionero da continuidad a los proyectos pastorales de la comunidad eclesial evitando la improvisación o el recomenzar de cero con ocasión de los cambios de personal. — El discípulo misionero recorre un itinerario personal para su formación como discípulo misionero.
COOPERACIÓN
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Las competencias de los discípulos misioneros
— El discípulo misionero acompaña a otros hermanos: sea ejercitando el ministerio de la dirección espiritual y capacitándose para llegar a ser buen director espiritual (en voz activa), sea recibiendo personalmente dirección espiritual permanente, sólida y progresiva (en voz pasiva). — El discípulo misionero discierne su vocación específica y convoca con el testimonio de su propia vida. — El discípulo misionero privilegia los procesos más que los eventos. — El discípulo misionero desecha las estructuras caducas y reinventa otras nuevas. — El discípulo misionero es administrador, no dueño, de los bienes, obras y servicios de la comunidad. — El discípulo misionero coadyuva al Consejo Pastoral de su comunidad.
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RESOLUCIÓN NO VIOLENTA DE CONFLICTOS: EL DISCÍPULO MISIONERO PRACTICA LA NO VIOLENCIA ACTIVA Y PROMUEVE LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL PERDÓN PARA RESOLVER LOS CONFLICTOS INELUDIBLES DE LA CONVIVENCIA HUMANA. • El discípulo misionero resiste al mal a fuerza de “hacer bien el bien” con personas y grupos, y fomenta la justicia y el perdón en su entorno para alcanzar una cultura de comprensión y compasión ante las debilidades propias y ajenas. • El discípulo misionero favorece la negociación asertiva, la conciliación y la resolución pacífica de los conflictos que se presentan en la comunidad, promoviendo una cultura de paz y no violencia para una convivencia sana y solidaria. • El discípulo misionero elige un estilo de vida congruente con el Evangelio para que el amor triunfe sobre el mal, el bien sobre el odio, la dignidad sobre la injusticia y el perdón sobre el resentimiento. • El discípulo misionero se proyecta hacia la misión de formar otros discípulos misioneros al servicio del mundo.
NOVIOLENCIA
VICARÍA DE PASTORAL DE LA ARQUIDIÓCESIS DE PUEBLA Av. 16 de Septiembre 901. Col. Centro. Puebla. www.miconsejopastoral.arquidiocesisdepuebla.mx vicariadepastoralpue@gmail.com
Manual para pasar a una pastoral decididamente misionera
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EL PERFIL DE EGRESO DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS
11. El discípulo misionero colabora con personas y grupos para satisfacer las necesidades propias y de los demás, especialmente de los más necesitados.
1. El discípulo misionero se conoce a sí mismo, su origen y destino, se acepta como persona y busca una sana integración personal de acuerdo a su edad y condición.
2. El discípulo misionero manifiesta aprecio por sí mismo y por los demás en la vida cotidiana.
10. El discípulo misionero favorece una mayor aceptación de los demás en la convivencia cotidiana para salvaguardar sus peculiaridades personales, culturales y carismáticas.
3. El discípulo misionero es el principal responsable de su formación (=autoformación) y para resolver las necesidades colectivas confía en las capacidades de los demás, sumando las propias.
9. El discípulo misionero asegura la necesaria competencia en el intercambio de datos, información y conocimientos para propiciar la comprensión entre personas y grupos.
4. El discípulo misionero ha convertido a Jesús en el centro vital que lo unifica y vivifica como ser humano, y profundiza en la maduración de sus valores dándoles un estilo personal.
8. El discípulo misionero sabe ponerse en el lugar de los demás y puede comprender que la realidad tiene diversos significados que nos abren al misterio y facilitan tomar acuerdos.
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12. El discípulo misionero practica la no violencia activa y promueve la justicia, la paz y el perdón para resolver los conflictos ineludibles de la convivencia humana.
7. El discípulo misionero dialoga y toma acuerdos sobre la realidad y las culturas con juicio crítico y discernimiento.
6. El discípulo misionero es capaz de tomar decisiones de forma autónoma y de asumirlas con responsabilidad.
5. El discípulo misionero expresa con claridad su postura personal para abordar los asuntos de interés y relevancia común, considerando otros puntos de vista.
Las competencias de los discípulos misioneros