LUIS MARTÍNEZ FERNÁNDEZ
LOS CAMINOS DELA
,
TEOLOGIA Historia del método teolóf!ico c.J
PRESENTACIÓN DE
Mons. FRANCISCO ÁLVAREZ MARTÍNEZ ARZOBISPO DE TOLEDO, PRIMADO DE ESPAÑA
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS MADRID • MOviXCVIII
CAPÍTULO
X
FUNCIONES TEOLÓGICAS EN L4 PERSPECTIVA DE UNA NUEVA CATALOGACIÓN DE LUGARES TEOLÓGICOS PARA NUESTRO TIEMP01
- Los elementales cuatro lugares o fuentes teológicas reseñadas por Santo Tomás crecieron, como conocemos, en el Período de Oro de la Escuela de Salamanca, hasta el desdoblamiento de los mismos en los que ya enumera Melchor Cano 2 • Del último - La historia y las tradiciones humanaspartíamos para iniciar esta Tercera Parte de la obra 3, aun conociendo que al tratar de explicitarlo se abría una Fuente de Lugares teológicos, como hemos ido viendo en los teólogos de nuestro siglo, así como en el Concilio Vaticano II y su desarrollo. -Al propio tiempo, el mismo Concilio, por obra de aquel buen papa Juan, daba pie a la apertura de nuevos Lugares cuando, inspirándose en las palabras de Jesús, hablaba de auscultar los signos de los tiempos 4 para poder transmitir el Mensaje del Evangelio al hombre de hoy 5. 1 Aunque desde una perspectiva no coincidente con la nuestra, cf. R. BERZOSA MARTiNEZ, ¿Una nueva articulación de los lugares teológicos en la teología conciliar y postconciliar?, en AA.VV. Teología et1 el tiempo. Veinticinco años de quehacer teológico (Aldecoa-Burgos 1994), p.97-112. 2 Cf. supra, p.136-140 y notas allí. 3 Cf. supra, p.164ss. 4 El Concilio cita la expresión reiteradamente, p.e. GS 4; UR 4; PO 9,.passim. 5 Sobre este tema, cf. F. SAMMON, lntetpreting the Signs of the Times in the Light of the Cospel.- On naming and lntetpreting the Contemporary Wor/4, en <<MilltownSt>> 29 (1992) 144-149; P. DoN!, Lettura del/a storia: segni dei tempi, <<CredOggi>> 85 (1995) 21-31. En relación más directa con la teologia, aunque no tanto ni siempre con el tema de los Lt¡gares teológicos, pueden verse M. D. CHENU, Los signos de los tiempos. Riflexiótl teológica, dentro de AA.VV., La Iglesia en el mundo de hqy (faurus-Madrid 1970), p.255-278; G. GENNARI, Signos de los tiempos, en <<Nuevo Diccionario de Espiritualidad>> (Ed. Paulinas-Madrid 1983), p.1286-1303; L. GONZÁLEZ CARVAJAL, Los signos de los tiempos (Sa!Terrae-Santander 1987); S.
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-Es posible, no obstante, que pueda parecer un tanto extraño el ver unidas en el título de este capítulo final de nuestra obra la palabra funciones teológicas con la de lugares teológicos. La teología clásica, a la hora de hablar de las funciones, p. e. en Santo Tomás 6 , además de señalar la propiamente deductiva o conclusiva a partir de la fe, recoge las que ilustran y ejemplifican e iluminan la misma - notificación de la fe, es llamada por él 7mediante la utilización de las diversas analogías 8• En esta perspectiva, pues, pretende la Teología, llegado este momento, iluminar desde la fe toda la serie de inquietudes que la Historia dinámica de nuestro tiempo -como lugar teológico que señalara Cano-- ha ido planteando. - Es necesario recordar, no obstante, que son tantos y tan complejos los topoi que plantea nuestra hora, tan dificilmente homologables en su conjunto, que ya no cabe realizar aquella labor de desarrollo o desdoblamiento que Cano realizara a partir de los cuatro elementales lugares enunciados por Santo Tomás, haciéndoles crecer bajo algún tipo de analogización hasta la enumeración y el análisis que realiza en :su obra. Bastará haber seguido los trabajos de investigación y las publicaciones del profesorado de las Universidades Católicas, y particularmente de las Facultades Teológicas, así como los repertorios bibliográficos de las mismas para enunciar todos los ilimitados intereses que han ocupado y preocupado tanto al Magisterio de la Iglesia como a sus teólogos, antes, en y, muy significadamente, después del Concilio Vaticano II 9• - Dado, pues, este planteamiento, se intenta en las páginas que siguen enunciar, casi exclusivamente, pero sin pretensión de agotar el ilimitado catálogo, toda la serie de grandes temas sobre los que se ha reflexionado en los últimos años. QUINZA LLEO, Los signos de los tiempos ¿Una teología débil? (Inst. Fe y SecularidadMadrid 1991 ); L. SABOURIN, Una nueva exploración de los signos de los tiempos, en <<LaicosHoy>> 39 (1996) 263-264. 6 Cf. supra, p.124ss. 7 <<. .. Secundo, ad notificandum per aliquas similitudines ea quae sunt fidei» (In Boetium de Trinitate, q.2, art. 1). 8 Este crecimiento será explanado por los maestros salmantinos, como hemos visto: Cf. supra, p.96s. 9 Cf. a este respecto las breves indicaciones recogidas en A. CADAVID, Hacia dónde va la teología hoy, en «CuestT» 21 (1996:57) 53-70, y S. REsTREPO REsTREPO, La teología actual y algunas de sus tareas, en «CuestT» 21 (1996:57) 25-48.
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Se trata, en definitiva, del Método teológico 10 • Para ello, y sin pretender que esto signifique algún tipo de innecesaria disculpa, ha sido necesario examinar algunos repertorios bibliográficos -muy particularmente de revistas 11 - a través especialmente de los últimos años, conociendo que se insiste en ellos sobre los mismos problemas que preocuparon ya desde finales del Concilio en el tema que nos ocupa. A ello cabría ai1adir -pero esto queda ya al alcance del lector- todo lo reseñado acerca de la metodología de los teólogos que fueron pioneros de las inquietudes que llegaron y hasta provocaron el Concilio; todo ello recogído págínas arriba. Para finalizar, algunas citas bibliográficas sobre todos esos temas completarán lo intentado y podrán orientar suficientemente al interesado. Por lo demás, estimo que hoy no tendría un especial interés ir señalando la asignación de cada nuevo lugar a algún grado de autoridad que estimáramos podría corresponderle, al estilo de lo que realizó Melchor Cano 12 ; por lo que prescindimos de esta formalidad, que creemos ya innecesaria. 10 Indicamos a continuación una breve Bibliografia sobre el Método teológico en estos años inmediatos:. 1 problemi metodologici della teología su/le Rit•iste del 1992, <<T<Ita>> 18 (1993) 371-454; 11 sapere teologico e il suo metodo (Ediz. Dehoniane-Bologna 1993); NúMERO MONOGRAFICO, El método teológico, en <<Medellim> 20 (1994:78); Problemi metodologici del/a teología su/le Riviste de/1994, en <<T>Ita>> 20 (1995:4) 359-361; G. CoLOMBO, La teología italiana del postconcilio, en <<Teólogos>> 133 (1995) 5-30; NúMERO MONOGÁFICO, La situación de la teología en Francia, en <<ActPaso> 210-212 (1995) 125-128; J. MAcQUARRIE, Christian Theology at tbe End of Second Millennium, en <<ExpTimes>> 107 (1996:7) 205-209; A. CADAVID, Hacia dónde va la teología hoy, en <<CuestT>> 21 (1996:57) 53-70; S. CoRNu, Théologies au XX' sie'cle: un nouveau bilan, en <<RTPhib> 128 (1996:1) 67-76; G. RESTREPO, La teología actualy algunas de sus tareas, en <<CuestT>> 21 (1996:57) 25-48; lD., La teología actualy algunas de sus tareas en <<TVida>> 36 (1995:3) 263-278; C. PALACIO, Condiciones y desaftos del quehacer teológico universitario en América Latina, en <<TVida>> 36 (1995:3) 263-278; S. DIANICH, Prospettive di sviluppo della teologia in Italia, en <<RassT>> 36 (1995:3) 477-478; NúMERO MONOGRAFico, Revistas latinoamericanas de teolo,gía, en <<TVida>> 36 (1995:3); W. EGGEN,Ajrican Theological]ournals in 1994, en <<Exchange>> 24 (1995:3) 259-276; K. STEENBRINK, Asian Theological Journals 1994-1995, en <<Exchange>> 25 (1996:1) 73-92. 11 Hemos utilizado con gran provecho el Repertorio de Teología, Revistas, que desde hace años edita la Facultad de Teologia de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, siendo responsables de su preparación los profesores ALEMANY, GARCÍA PÉREZ Y BARBERO. 12 Cf. la p.164ss, donde a partir de la historia y las tradicioms humanas como Lugar de Melchor Cano -lugar de lugares, como hemos ido viendo- comenzaron a surgir las grandes inquietudes teológicas .
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-Así pues, cabe hablar en nuestro tiempo de una larga serie de lugares de reflexión que afectan a la fe, como también muy singularmente a su dimensión moral; que llevan consigo la apuesta del reto a esa fe, llámese simplemente cristiana, o también, y específicamente en nuestro caso, católica (en cuanto que a ésta le han ido creciendo las tareas o misiones: las funciones teológicas); reto, finalmente, al conjunto de la sociedad que necesita vivir al amparo de unos determinados valores éticos. De acuerdo, pues, con esta división un tanto convencional, procedemos a indicar sumariamente esos retos, como lugares de reflexión teológica, con una breve indicación bibliográfica. A)
LUGARES QUE NOS AFECTAN COMO CATÓLICOS
-El primer gran reto con que se enfrenta la fe cristiana 13, y la teología, consecuentemente, en los tiempos modernos -lugar teológico no considerado por Cano al elaborar su Catálogo, como conocemos-, es el fenómeno ateo 14 con todas sus vertientes, variables y caminos (agnosticismos e increencias de diverso tipo 15 ; también, de alguna forma, el actual proceso de secularización 16, etc.), desde la llamada 13 Cf. NÚMERO MONOGRÁFICO, La fe cristiana ante la n11eva situación socio·cttlttlral, en <<Almogarem> 15 (1995); NúMERO MONOGRÁFICO, La revelación cristiana ante la modernidad, en <Noces>> 9 (1996) . 14 Cf. a este respecto, H. R. S. BoNN, At~Jkliinmg 11nd Atheism11s, en «Ürientg>> 10 (1995:59) 441-449; B. MoNDIN, L'ateismo modemo e post-modemo, en «CitVita>> 51 (1996:4) 289-298; E. MENÉNDEZ UREÑA, Modemidad y sectllarización, en M. UREÑ;'>-J. PAREDES (ed.), Hombre y Dios en la sociedad de fin de siglo (UPCOI UNION, Madrid 1994); J. l. GoNZÁLEZ FAUS, Del ateísmo pos/cristiano a la increencia postmoderna, en <<RCatalanT>> 20 (1995:1) 37-54. IS Cf. A. ]IMÉNEZ ÜRTIZ, Los caminos de la increencia (l): La fe cri.rtim1a ante el desafio del ateísmo: «Proyección>> 39 (1992:166) 223-238; ID. (II): Del ateísmo al agnosticismo: «Proyección>> 39 (1992:166) 271-286; ID. (Ill): Diálogo critico con la racionalidad agnóstica: <J'royeccióm> 40 (1993:168) 13-22; ID. (IV): La marea de la indiferencia religiosa: <<Proyección>> 40 (1993:169) 105-118; M. P. GALLAGHER, Nuevos horizontes ante el desafio de la increencia, en <<RazFe>> 322 (1995:1165) 279--293; ZAGAL ARREGUI, H., ¿Cristianismo posmodemo o modemidad poscristiana?, en <<Anamnesis>> 6
(1996:2) 101-128. 16 Cf. G . VERUCCI, La chiesa catholica e la secolarizzaifone, en «CristStor>> 1611 (1995) 115-126; J. JoBUN, Christianisme et séctllarization, en «Gregorianurrm 77 (1996:3) 471-500; L. ÜVIEDO, Secttlarización como contexto social y de la reflexión teológica, en <<Antonianurm> 70 (1995:3/ 4) 401-428; A. PIERETTI, Va1¡gelo, ct1ltt1ra, secolaritd, en «PresPast>> 66 (1996:5) 33-40.
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Modernidad 17 hasta su desenlace ideológico en los desafios de la Postmodemidad, que para algunos podría ser una moda pasajera 18, o pretensión global para algún otro 19, cuando no una contribución que pudiera resultar positiva, al menos como acicate 20 • En todo caso, es necesario pensar que el desafio sistemático de sus retos a nuestra fe debe ser tomado muy en serio dentro de la acción pastoral, como también dentro de la reflexión teológica 21 , independientemente de que se intente un diálogo, siempre paciente y moderado, del que puedan derivarse, al menos, clarificaciones beneficiosas 22 • -El ministerio de Pedro y su magisterio, si bien es cierto que no constituye un Lugar teológico que haya dejado de tener vigencia en todas las épocas .(lugar de reflexión para la teología, como también punto esencial de referencia en el vivir de la Iglesia), se constituye, sin embargo, en la época actual en un lugar de privilegiada novedad, al menos desde dos puntos de 17 Su descripción, desde los orígenes, puede verse en J. D. HUNTER, W7.1at is Modernity? Historical roots and contempomry ftatures, dentro de la obra P. SAMSON-V. SAMUEL-C. SUGDEN (ed.), Faith and modernity (Regnum-Oxford 1994), p.12-28. Y
dentro de la misma obra puede ser muy interesante seguir lo escrito a este respecto por L. JoHANSSON, New Age. A syntesis of the premodern, modem and postmodern, ib., p.208-251. En síntesis, constituye la modemidad un gran reto a la necesaria Evangelización. Cf. R. ALEYZA, Modernidad: desaftos a la evangelizacion, en <<Páginas>> 137 (1996) 36-46; E. J. SERRANO, Nuevos desaftos para el cristianisn1o: ¿del rechazo moderno a su desecho por los postmodemos?, en <<PersoSoc» 8 (1994: 1/2) 167-187. 18 J. MoRALEDA RoDRÍGUEZ, La postmodemidad: el rostro ambiguo de un concepto de moda, en <<Sinite» 36 (1995:109) 201-216. 19 M. MúGICA RicARDo, Globalización y Postmodemidad, en <<lter>> 6 (1995:1) 82-87. 2 Cf. NÚMERO MONOGRÁFICO, Postmodemism: a contribution to spirituality?, en <<Way>> 36(1996:3). 21 Cf. J. ]ENARO PÉREZ, Respuestas teológico-pastorales al ftnómeno religioso postmodemo, en <<lter>> 6 (1995:1) 105-114; M. DE VIANA, Postmodemidady Fe cristiana, en <<lter>> 6 (1995:1) 55-76; C. DiAz, Moraly religión en la Postmodemidad, en <<Sinite>> 36 (1995:109) 275-288; A. GALEANO, Desaftos de la poslfnodernidad a la teología en América Latina, en <<TVida>> 36 (1995:3) 291-306. Cf. POSTMODERNIDAD, Bibliografta, en <<CuFiLatArm> 20 (1994:54) 125-134. 22 G. W ARO, Words of lije: hosting postmodem plenitude, en <<Way>> 36 (1996:3) 225-235; NúMERO MONOGRÁFICO, Diálogo con la postmodemidad· un ejercicio de tolerancia, en <<TXaver>> 45 (1996:115). Respecto a la posible inutilidad de este diálogo, dado cierto tipo de instrumentalización de la Iglesia en nuestro tiempo, puede verse el lúcido libro de MASSIMO BORGHESI, Posmodemidad y cristianismo, recién aparecido en España (Ed. Encuentro-Madrid 1997).
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vista: por la vastedad de las materias sobre las que se ejerce, llegando a constituirse en un verdadero Magisterio moral 23 para todo el mundo, incluso no cristiano 24, así como por la forma en que es ejercido: dinámicamente, dada la gran operatividad y presencia de los medios de masas ante los fieles de las partes más diversas del mundo. Pero, con ser ello importante y novedoso, lo es más si consideramos que esa forma de ejercicio doctrinal lo realiza hoy Pedro desde la colegialidad con su hermanos los obispos de la Iglesia - Iglesia Comunión 25- , mediante la institución de los Sínodos Romanos como 23 No es cosa de recordar la presencia del Papa en foros internacionales como la ONU, donde se oye con respeto su valiente Magisterio sobre temas morales, como tampoco recoger aqui Bibliografía de sus actuaciones. No obstante, sí quiero referirme a aspectos significativos de su Magisterio, como el Catecismo de la Iglesia Católica, y las Encíclicas sobre los más diversos y actuales temas, especialmente en el orden social y moral: Cf. NúMEROS MONOGRÁFICOS, Der Katechismus der Katolischen Kirche, en <<MüTZ>> 45 (1994:4), y Catechismo del/a Chiesa Cattolica, en «Salesianurm> 56 (1994:3); CARD J. RATZINGER-C. ScHONBORN, Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica (Ciudad Nueva-Madrid 1994); AA.VV., Introduzjone al Catechismo de/la Chiesa Cattolica (San Paolo-Milano 1993) (trad. castellana en San Pablo-Bogotá 1994). Puede verse amplia Bibliografía sobre el mismo en O . GoNZÁLEZ DE CARDEDAL-J. A . MARTiNEZ CAMINO, El Catecismo Postconciliar. Contexto y contenidos (San Pablo-Madrid 1993). Por otra parte, el Magisterio del Papa en los temas morales, independientemente de que sea tratado en otros diversos sitios, cf. W ASWANDI, K, L 'actualité de /'encyclique Veritatis splendor et ses enjeux mqjeurs, en <<RAfriT>> 18 (1994:35) 115-118. 24 Algunas de las Encíclicas más recientes del Papa plantean ante el mundo los grandes temas culturales, éticos y específicamente morales que el hombre de nuestro tiempo debe atender. Nos referimos en este momento a Veritatis splendor y a Evangelium vitae. Recogemos aqui una breve indicación bibliográfica sobre ambas: J. A. MARTiNEZ CAMINO (ed.), Libertad de verdad Sobre la Veritatis splendor (San Pablo-Madrid 1995); G. TRENTIN, Veritatis splendor. Su/ fundamenti teologici del/a mora~ en «StPataV>> 42 (1995:2) 355-372; V. PossENTI, La Veritatis splendor y la renovación de la vida sociopolítica, en <<RTLima>> 29 (1995:2) 293-307; A. BENTIJE, La Iglesia y la cultura moderna (Veritatis splendor. Una propuesta moral para hqy), en «TVida>> 35 (1994:3) 171-184. Sobre la Evange/ium vitae: J. RATZINGER, A propósito de la Evangelium vitae, en «Communio<RCatlnt>> 17 (1995::2) 167-173; J. GAFo, La Evangelium vitae, una defensa apasionada de la vida humana, en «RazFe>> 231 (1995:1160) 583-598; J. LAFFITTE, Evangelium vitae. Aspects théologiques et doctrinau, en <<NRT>> 117 (1995:6) 821-842; E. LóPEZ AzPITARTE, Comentario a la Evangelium vitae, en «RAgust>> 37 (1996:113) 507-530; G. RENTIN, Evangelium vitae: Jede et etica di jronte al/a vita, en «StPataV» 43 (1996:2) 3-18; J. R. FLECHA ANDRÉS, El Evangelio de la vida. Desafíosy propuestas de una encic/ica, en «SalTen> 83 (1995:981) 555-568. 25 Cf. J. F AMEREE, Collégialité et communion dans l'Église, en «RTLouV>> 25 (1994:2) 199-103.
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Asambleas significativas de la Iglesia 26 , o mediante el ejercicio doctrinal de las Conferencias Episcopales 27 , que, en comunión de fe y vida con el Papa y con todos los demás obispos, se pronuncian con autoridad moral sobre los más variados temas 28 • - La acción celebrativa de la Iglesia, el culto, es ciertamente Lugar teológico también privilegiado, no menos por ser el anticipo y el signo de la Ley de la Fe cuanto por su fuerza evangelizadora 29 como presencia viva del Espíritu en medio de su Iglesia 30. -Unido, de alguna forma, al Lugar anterior desde una perspectiva, al menos, de Iglesia que celebra su fe, es necesario hacer mención, hoy, de la Religiosidad popular 31 con toda su connotación, positiva y en algunos casos también negativa 32, de los aspectos catequéticos y de alabanza divina. -En cercanía, de alguna manera, con la Iglesia institucional que celebra la fe y el pueblo de Dios que la manifiesta en su vida, dos nuevos Lugares podrían unirse desde perspectivas unidas a la Institución: en un caso -los diversos ministe,
26 Cf. A. CAPRILE MiiRRANZINI, Sinodo del vescovi. Natura, Metodo, Prospettive (L. E. Vaticana-Roma 1985). 27 Cf. J. MANZANARES, lAs Confenncias Episcopales, en <<XXSigloS>> 4 (199 3: 14) 6-20. 28 Recogemos aquí la indicación de algunos de los DoCUMENTOS DE LAS CC.EE. y PAPA, en <<MediMom 40 (1990:2), 41 (1991:4), 42 (1992:5), 43 (1993:2), 44 (1994:1) sobre Ecología como futuro de la Humanidad· Alemania, Inglaterra y Gales; Bioética: Reino Unido, Congr. DF; Eutanasia, AIDS, Estados Unidos; Aborto: Bélgica y España; Vida: Polonia, Italia, Pont. Cons. Familia, CELAM; Ética: Brasil; Droga: Obispos y Pastores de Latinoamérica, Perú, Colombia, etc. 29 Cf. MAGRASSI, M. A., La liturgia, culmine e fonte dell'evangeli'{{,a'{forte, en MANICARDI, E-RuGGIERO, F. (ed), Liturgia ed evangelizzatione (EDB-Bologna 1996), 307-324. 30 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, La Liturgie, en <<Üecumenismeana>> 45 (1996:3); A. W ARD, Studia recentiora de Sacra Liturgia, en <<EphLio> 11 O (1996:3) 262-279; ; H. CASTIJJD, La fuerza evangelizadora de la Liturgia, en <<Senderos>> 1 (1978:2) 45-50; C. GIRAUDO, lnculturr;r la !iturgie (Madagascar), <<StMiss>> 44 (1995) 337-366; NúMERO MONOGRAFICO, Liturgie et inCll!turation, en <<QuestLitg>> 77 (1996:1/2); G. M. LUKKEN, lncu!turation et avenir de la liturgie, en <<QuestLitg>> 75 (1994:3) 113--134. 31 Cf. G. PANTEGHTNT, La re!igiositd popo/arr; come luogo teologico, oggi, en <<StPattaV>> 42 (1995:1) 289-306. 32 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n.1674-1676 y EN. 78; asimismo, III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO: Documento de Puebla, n.454-456.
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ríos 33- , y suscitadas por el Espíritu, en otros casos, como carisma que da medida de la vitalidad siempre joven de la Iglesia -las Comunidades y Movimientos ec/esiales 34. - Un Lugar teológico ciertamente nuevo, siquiera sea en el momento actual de la Iglesia con respecto, al menos, al tiempo de la elaboración clásica de catalogaciones, es el laico como stgeto activo y operante dentro de la Iglesia 35 . A partir sobre todo del Concilio, su papel de miembro vivo que aporta sus carismas, fruto de su participación en el Sacerdocio de Cristo 36, fue creciendo en la consideración de la Iglesia magisterial, como lo certificaba el Sínodo de los Obispos dedicado a su entidad eclesial y la exhortación apostólica Chistijideles laici, posterior al mismo. - Un problema que ha causado profunda ínquietud en la Iglesia, dado tanto el paulatino extrañamiento que la cultura experimenta con respecto a la Iglesia 37 como la necesidad de la paulatina evangelización de nuestro mundo 38, es el de la inculturación de la fe 39, dificil por su complejidad 40, así como 33 Cf. NÚMERO MONOGRÁFICO, Ministerios eclesiales: Nuevos ministerios para una Iglesia nueva, en <<Senderos>> 27/28 (1987). 34 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, Los nuevos Movimientos Eclesiales, en <<SalTer» 84 (1996:989); B. HoussET, Mouvements des laics, apostolat des laics, en <<Ét>> 380 (1994:4) 509-520; J. M. MARDONES, El marco socio-cultural de los Nuevos Movimientos Ecleiales, en <<SalTer» 84 (1996:989) 271 -280; NúMERO MONOGRÁFICO, Las Comunidades Eclesiales de Base. Icono de la Iglesia, en <<Senderos>> 18 (1996:52); J. M. MARTiN MORENO, Renovación carismática. ¿Organización o soplo del Espíritu?, en <<SalTen> 84 (1996:989) 313-324. 35 Cf. G. PANTEGHINI, Loici e realtd terrene. JI laico come uomo nel cuore del mondo e uomo del mundo ne! cuore de/fa Chiesa, en <<CredOggi>> 81 (1994:3) 64-78; NúMERO MONOGRÁFICO, Les assemblées dominicales en l'absence de prétre, en <<MaisDiew> 206 (1996) 83-168. 36 Cf. J. A. ÜÑATE, En tomo al sacerdocio común de los fieles, en «AnV alent>> 36 (1995:3) 229-232. 37 Cf. E. GARCÍA ROJO, Cultura y cristianismo, hoy. Un fenómeno de extrmiamiento, <<REsp>> 54 (1995) 455-490. Véase también el NúMERO MONOGRÁFICO, Nueva Evange!i~ción y culturas, en <<Senderos>> 38 (1991). 38 PONTIFICIO CoNSEJO DE CULTURA, Mensaje de Juan Pablo li ,¡ los Obispos italianos. Evangelizzazione della cultura e inculturazione della fede, en <<L'Osservatore Romano>> 13-Xl-1996, p.6: <<Cultures et foi, Cultures and Faith, Culturas y Fe>>; cf. también NúMEROS MONOGRÁFICOS, Nueva Evangelización y culturas, en <<Sederos>> 38 (1991); así como el dedicado a El cristianismo y las Ctl!turas, en <<Conciliutru> 251 (1994). 39 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, Inculturación, en <<TestimoniO>> 144 (1994); T. RADCLIFFE, Inculturation, en <<RReb> 53 (1994:5) 616-657; K. J. RiviNIUS, Inkulturation, en <<StiZt>> 119 (1994:10) 687-696; NúMERO MONOGRÁFICO, fnculturation:
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por el momento de la secularización creciente 41 y de las especiales características que tal lnculturación presenta en paises concretos 42. Lugar privilegiado --el de la cultura y la necesidad de su evangelización-, al que, si Cano hubiera sido capaz de reconocerlo en el movimiento renacentista de su época, lo habría situado, sin duda, al lado y en paridad con la Historia de la Iglesia. Sobre este lugar, al que se muestra muy sensible el mundo de hoy, la Iglesia y su teología se vienen preocupando con signos de atención muy cercanos 43, utilizando a veces las ayudas que le puede proporcionar la misma Sociología como ciencia auxiliar 44 y empeñando en todo caso sus esfuerzos por medio de la labor educacional 45 y catequética 46 • -Lugar también privilegiado del actual momento de la reflexión teológica en la Iglesia es todo lo referente al EcumeCospel and Culture, «StMiss>> 44 (1995); J. BuTSELAAR, Cospel and Culture: T!?e ne?v Focusfor Mission, en <<Exchange>> 23 (1994:2) 171-182; B. THOROGOOD, Cospel and culture-jinding tbe balance, en <<lntRMiss>> 84 (1995: 335) 407-412; L. SANNEH, The gospel, language and culture: the theologicalmethod in cultural analysis, en «lntRMiss>> 84 (1995:332/333) 47-54; NúMERO MONOGRÁFICO, lnculturación de la Iglesia, en <<Medellim> 20 (1994:79). 40 R. J. ScHREITER, Theorie und Praxis interkultureller Kommunikatiomkompetenz in der Theologie, en E. ARENS (ed.), Anerkennung der Anderen (Herder-Friburg 1995), 9-30; cf. también A. PIERIS, El problema de la universalidady la inculturación en relación con los modelos de pensamiento teológico, en <<Conciliutn>> 256 (1994) 107-122. 41 Cf. A. PIERETTI, Vat¡gelo, cultura, secolaritd, en <<PresPast>> 66 (1996:5) 33-40; L. J. Rumo, La religión en la cultura postmoderna y el paso a la experimcia de _fe, en <<.Anamnesis» 6 (1996:1) 101-110. 42 I. PÉREZ DEL VISO, La inculturación de la fe en América Latina, en <<TVida>> 36 (1995:3) 307-324; R. LüLSDORFF, Christianity and Culture in Cmtral Europe, en <<CultFe>> 4 (1996:3) 180-184; K. LKEHMANN, El diálogo fe-cultura en Centrot,uropa, en <<CultFe>> 4 (1996:3) 173-179. 43 Ahí está como un particular signo la creación dd Pontificio Consejo para la Cultura. Por lo demás, aparte de la Bibliografía anteriormente citada a este respecto, véanse M. GunÉRREZ, La comunicación inculturada como función de la teología, en <<TVida>> 36 (1995:3) 243-262; M. DHAVAMONY, The Christian Theology of Inmlkturation, en <<StMiss>> 44 (1995) 1-44; P. PoUPARD, Creation, Culture et Faith, en <<CultFe>> (1995:2) 84-93. 44 Cf. J. L. BRENA, Sociologia e teologia: come orientarsi?, en <<StPatv>> 43 (1996:2) 43-48; también A. ToNIOLO, L'indagine del/a sociologia e il confronto con la teologia, en la misma Revista, 19-22. 45 Cf. I. V. CULLY, Spiritual Cro1Vfh and Education, en <<Panorama>> 1 (1989:2) 56-58; L. J. FRANCIS, Theology of Education, ibidem, p.21 -22; S. AKE SEI..ANDER, Religiouse Education benveen Church an Society, en <<Panorama>> 3 (1991 :2) 79-93. 46 Cf. L. MEDDI, La catechetica, en G. LoRIZio-N. GALANT!NO (ed.), Metodologia teologica (San Paolo-Milano 1994), p.400-414.
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nismo, en cuyo campo se ha realizado, especialmente desde la teología de los que llamábamos pioneros del Concilio, una verdadera toma de conciencia que se fue generalizando en todos los niveles de la Iglesia, y constituye hoy como una especie de test por el que pueda medirse la fidelidad a Cristo por parte de las Iglesias cristianas 47 • En todo caso, es necesario dejar constancia de los permanentes, sinceros y humildes esfuerzos del Papa, los Obispos y, en general, Pastores y fieles en la búsqueda de caminos que propicien la unión (visitas y entrevistas con dirigentes religiosos, peregrinaciones, encuentros y semanas de oración, documentos importantes de su Magisterio 48 , etc.), a los que, a fuer de sinceros, debemos añadir para dejar constancia, la respuesta de búsqueda exis47 Sin pretensión de dar una visión bibliográfica de todas las implicaciones del tema ecuménico, que, por lo demás, no vendría al caso, sí querría recoger alguna somera visión de ciertos aspectos: lo que han supuesto en la última década (H. LLE\VELLYN, The Ecumenical Decade. A Gift to the Chttrches?, en <<Ecumlli> 46 [1994:2] 178-185), sus perspectivas de futuro (E. I. CASSIDY, El jtttttro del Movimiento ecuménico, en <<Dia!Ecm>> 29 [1994:94/95] 335-348; F. GIOIA, Prospettiva cattolica del dialogo inter-religioso, en <<Nicolaus>> 22 [1995:1] 89-102); los logros habidos a través de Acuerdos doctrinales de las Iglesias en estos últimos años (cf. A. GONZÁLEZ MONTES, Enchiridion OeCtlmenictltJJ, Bibliotheca Oecumenica Salmanticensis, 12, II vols. [Universidad Pontificia de Salamanca 1986-1993], a punto de publicación de un tercer volumen); el camino entreverado de clificu1tades del acuerdo común (cf. J. M. RAMBLA, La irrttpción del diálogo interreligioso dentro de la Iglesia, en <<Universalidad de Cristo. Universalidad del pobre>> [SalTetrae-Santander 1995], p.83-102; S. HAuG, Las relaciones de la Iglesia con las Religiones no cristianas, en <<Senderos>> 36 [1990:3] 95-113; H. MEYER, Ec11menical Consemus, en <<Gregorianurm> 77 [1996:2] 213-225), etc. 48 Como Magisterio reciente, véase la enciclica Ut tmtmt sútt (NÚMERO MONOGRÁFICO, Ut unum sin!, en <<Unitas>> [1995]) y algunos de sus ecos (JuAN PABLO II, Catechesi sttlla Ut unum sint, en <<Unitas>> [1995] 117-136); D. S!CARD, L'Enryclique Ut tltltml sint. Une étape-clé de l'apre's- Vatican JI?, en <<NRT>> 118 (1996:3) 340-36; VILLAR, J. R. Elementos eclesiológicos relevantes en la Etzcíclica Ut tmtltll sin!, en <<Dia!Ecum>> 31 (1996:101) 353-373; VALL, H ., Metodología ecuménica según la Encíclica Ut tmum sin!, en «l)ialEcum>> 31 (1996:101) 335-351; W. KLATBER, Ut unttm sint. Die Enzyklika Paps Johannes Paul II tmd ihr okumenischer Kontest, en «OkumRunds>> 46 (1997:1) 55-56; D. R. BoRRAS, Ut um1111 sin!. Une enryclique pour les chrétiens en voie de réconciliation, en <<EphTLouV>> 72 (1996:4) 349-370; B. GHERARDINI, Su/la Lettera Encic/ica Ut ummt sint di Papa Giovanni Paolo !!, en <<DivinitaS>> 1 (1997) 3-12; Orienta/e Lttmen (e f. C. GuGEROTTI, Orienta/e Lumen. PresCfltatifone, en «Seminarium>> 36 [1996:2] 197-208); el Directorio Ect~mánico (cf. E. FORTINO, Directorio Ec11ménico de la Iglesia Católica, en «PstEcurm> 11 [1994:31] 11-26; E. lDRIS CASSIDY, JI mtovo Direttorio Ect~menico del/a Chiesa cattolica. Un passo in avanti tzel camino deii'EctmJatlismo, en «StEcurm> 12 [1994:1] 9-28).
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tente en el Consejo Mundial de las Iglesias y Comunidades separadas.
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y en las Iglesias
B) LUGARES QUE NOS AFECTAN CONJUNTAMENTE CON TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD
Hemos dejado escrito lineas arriba que hoy no nos atreveríamos a distinguir entre Lugares propios e infalibles, propios y probables, y lugares extraños o ajenos, según se diera un determinado grado de adscripción o cercania a la fe; todo ello, en orden a la argumentación teológica, como dejara insinuado ya Santo Tomás y desarrolló la Escuela de Salamanca, significadamente por medio de Melchor Cano. Por lo mismo, nos hemos conformado con distinguir los dos tipos de Lugares, según el grado con que estimamos afectan a la argumentación teológica, dada su mayor o menor proximidad a la fe, con su carga, asimismo, de dificultad o de reto en la reflexión teológica. Quede, pues, ello dicho, dando por supuesto que tanto un grado como otro nos afectan como creyentes católicos, compartiendo el segundo grado, que vamos a desarrollar brevemente, con todos los hombres de buena voluntad, sean creyentes o no. - De acuerdo con lo que acabamos de indicar, un primer Lugar que debe ser reseñado, bajo esta división señalada, es el de la Ética, que, si bien es compartido como necesidad y urgencia por toda la humanidad, ni sus ámbitos alcanzan cierto grado de unanimidad 50 , ni es identificable, sin más, con una determinada moral 51, llámese algunas veces ética civil 52 , o 49 Cf., por ejemplo, el NÚMERO MONOGRÁFICO dedicado a Quinta Conferencia Mundial de Fey Comtitución, Santiago de Compostela 1993 // Koitwnía, en <<DialEcum>> 29 (1994:94/95); H. VALL, La utopía ecuménica (II); El proceso doctrinal de Fe y Constitució11 desde Montreal (1963) a Sa11tiago (1993), en <<EstEcb> 70 (1994:270) 289-341. 50 Cf. P. F. KNlTIER, Una ética mundial.· necesidad y dificultad, en <<TXaver» 46/2 . (1996:118) 141-154. 51 Cf. a este respecto CONFERENCIA EPISCOPAL EsPIU'\JOLA, Moral y Sociedad Democrática. lnstmcción Pastoral de la LXV Asamblea Plenaria de la CCE, en «CuestSoc>> 4 (1996:3) 203-218. 52 Cf. G . GONZÁI.EZ ARNÁlZ, Ética civil.· la historia de tm nombre, en <<DialFib> 12 (1996:35) 196-216; M. VIDAL, La ética civil paradigma moral de la sociedad democrática, en «Almogarerm 15 (1995) 121 -144.
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simplemente pública, por unida a los derechos ciudadanos en los sistemas democráticos 53 ; sin embargo, y en todo caso, abarca los grandes problemas de este momento de la humanidad 54, e importa sobre manera, por lo mismo, a la reflexión teológica y a la Iglesia 55 • -Unido, por lo mismo, al Lugar anterior, debería ser analizado el problema de la Política, tanto en su relación con el interés simplemente religioso 56 , o el de orden más cercano a nosotros como el cristiano 57 , el teológico 58 o, incluso, el eclesial 59 • -Lugar de especial significación para nuestro tiempo, por singularmente menospreciado y contestado en la actual sociedad, es el del valor de la vida 60 , desde la no nacida, contra la que se comete el execrable crimen del aborto 61 -liberalizado en la mayoría de países democráticos-, hasta la vida que se intenta en otros casos suprimir bajo las variadas fórmulas y propuestas de la eutanasia 62 , o manteniendo, en otros casos y todavía en muchos países, la vigencia de la pena de muerte, tan a contrapelo de la sensibilidad del hombre de hoy 63 . El 53 Cf. R. GATTI, Etica pubblica e diritti de cittadinanza. Rijlessioni sull'idea di democra<.fa oggi, en <<AggSoe>> 47 (1996:9/10) 629-640; NúMERO MONOGRÁFICO, En torno a la democracia, en «Prisma>> 6 (1996), dentro del que se trata de Ética y Política. 54 Cf. a este respecto el NÚMERO MONOGRÁFICO, Problemes d'éthique contemporaine, en <<LavalTPhib> 50. (1994:3). 55 Cf. A. MUNERA, Etica civil y teología, en «ClAS» 43 (1994:430) 50-64; D. ScARAMUZZI, Etica e teologia. Rijlessione teologica e do manda filosoftca, en <<RScReh> 1o/ 1 (1996:19) 45-70. 56 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, Religion et politique, en «Projet>> 240 (1994). 57 Cf. NúMEROS MONOGRÁFICOS, Cristianismo y orden político, en <<Communio<RCatint>> 17 (1995:4); y Política laica y cristianismo político, en <<lg!Viva>> 178-179 (1995:4/5). 58 Cf. I. SOTELO, Teología y Política, en <<lg!Vivro> 178(179 (1995:4/5) 341-362. 59 Cf. C. M. MARTINI, Église, société et politique, en <mi>> 384 (1996:5) 657-664. 60 Cf. NúMEROS MONOGRÁFICOS, Cuidar la vida, en «Sa!Tem 83 (1995:981); y Compromiso por la vida, en <<lusi>> 14 (199 S). 61 Cf. Concilio Vaticano II, Const. GS 50. 62 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, Diálogo médico-teológico: vida y muerte, en «TVida» 35 (1994:1/2); J. l. FLEMING, I catolici messi di fronte alfe strategie pro-eutanasia e pro-aborto, en <<MediMom 46 (1996:1) 101-120; A. FISHER, Killing and Letting Die: IPhat is the diffirence?, en «PhilipSacm 31 (1996:91) 63-77; FuNDACIÓN CIENCIAS DE LA SALUD (ed.), Morir con dignidad (Doce Calles-Aranjuez 1996); M. SEALY, Euthanasia: tmvard a european consensus, en «CathMediQ» 84/4 (1996:139) 24-26. 63 Cf. M. DI TANNI, La pena di morte, en <<EuntDoc» 48 (1995:2) 207-232; F.
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Magisterio de los últimos Papas 64 - como también lo hiciera solemnemente el Concilio a propósito del aborto-- se viene manifestando reiteradamente acerca de estas lacras morales y de su gravedad, y en comunión de magisterio con el Sucesor de Pedro, las Conferencias Episcopales que han emitido, asimismo, documentos sobre ambos temas en muchos países 65 • - En relación con el tema del valor de la vida y los atentados contra la misma - vida en sus inicios y vida en su final-, otros Lugares pueden ser, asimismo, reseñados bajo los más diversos aspectos que analiza la nueva ciencia médico-moral llamada Bioética 66 : Algunos de los temas inhertentes, p. e., a la procreación 67 , la terapia génica 68 , la experimentación con los genes, la misma biogenética 69 , etc. Y en referencia también muy cercana con el mismo tema de la vida, los problemas de la Demografía, verdadero desafio en cuanto significa superpoblación en relación con las posibilidades de supervivencia, la pobreza como amenaza, y la fácil tentación T ARGONSKJ, La pena di morte nel contesto della sensibilitd morale del nostro lempo, en <<MFrano> 94 (1994:1) 202-249. 64 Cf. un comentario, entre muchos, acerca de una de las recientes Encíclicas de Juan Pablo II (Evangelium vitae) tratando algunos de estos temas mo:rales: J. R. FLECHA ANDRÉS, El Evangelio de la vida. Desafíos y propuestas de una 1:.1zcíclica, en «SalTen> 83 (2995:981) 555-568. 65 Véase, p . e., COMITÉ EPISCOPAL PARA LA DEFENSA DE LA VIDA, DE LA CCE.,
El aborto, 100 cuestiones y respuestas sobre la deftnsa de la vida humana y la actitud de los católicos (Madrid 1991); La eutanasia, 100 cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida htt?llana y la actitttd de los católicos (Madrid 1993). Cf., asimismo, la cita de Documentos de Conferencias Episcopales de los más diversos países acerca de estos temas, supra, p .379 y nota 26. 66 Cf. N. BLÁZQUEZ, Bioética (BAC-Madrid 1996); J. L. PARADA NAVAS, Problemas actuales de Bioética. XI Jornadas de Teología, en «Carthaginensia>> 12 (1996) 441-452; NúMERO MONOGRÁFICO, Feminist perspectives on Bioethics, en «KennedInstEthic]>> 6 (1996:1). 67 Cf., p. e. NúMERO MONOGRÁFICO, Bioética y procreación humana, en <<CuBioeti>> 7 (1996:25); A. SurroN, Assisted reproduction: Bntish legislation and some liberal european approaches, en «CthMediQ>> 48/4 (1996:270) 15-21. 68 Cf. J. BELLANATO-J. R. AMOR PAN, Bibliograjfa sobre Ética y Terapia génica humana, en <<MCom>> 53 (1095:102) 183-199; AA. VV., El Derecho ante el Proyecto Genoma Humano, I y li (Fund. BBV-Bilbao 1994); B . FoRTE, Medicina y httmanismo: ingeniería gmética, en <<XXSiglos>> 5 (1994:20) 71-77. 69 Véase todo el tratamiento moral que sobre estos temas hizo la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE en la instrucción Donum vitae; cf. también CATHOLIC UNIVERSITY OF SACRED HEART, Against experimentation on human embryos, en <<MediMor>> 46 (1996:4) 802-809.
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del control de la natalidad por vías contraceptivas e incluso abortistas 70 • - En esta perspectiva de cercanía con el tema de la vida, así como con el del problema de la demografia, es necesario recoger aquí un Lugar de importancia fundamental, siquiera sea dicho por las asechanzas que se ciernen sobre él, que es la Familia 71 . Así lo ha visto con certera mirada, en estos finales de nuestro siglo, el Papa al dedicarle un Sínodo especial en 1980 (Misión de la Familia cristiana en el mundo contemporáneo) y escribir una Carta especialmente dedicada a las mismas 72 • Desde diversas perspectivas (antropológica 73 , filosófica 74, sociológica y teológica 75) se analizan hoy las diversas características (Comunidad al tiempo que Institución 76), de esta verdadera Escuela de humanidad 77 , en cuyo seno nace la fe y se prolonga la Iglesia. -Aunque tratado por la teología de todos los tiempos, el problema de la Guerra y sus secuelas de violencia e i'!fusticia 78 ha adquirido en nuestro tiempo características muy singulares, 7° Cf. M. RuBIO, El desafío demográfico. Supepoblación y supervivencia, en <<Moralia>> 17 (1994:2/3) 127-162; A. BoMPIANI, Sviluppo e popolaifone mi Terzo Mondo, en <<RTMor>> 26 (1994:4) 517-526; NúMERO MONOGRÁFICO, Ecología, demografta y bioética, en «CuBioeti>> 6 (1995:24); R. SASSONE, Population contro¿ en «CathMecliQ>> 48/4 (1996:270) 10-14. . 71 Cf. Bibliografta, en <<CuFiLatArrl» 20 (1994:54) 109-124; NúMEROS MONOGRÁFICOS, La Familia, Hqy, en «SocUtopia>> 6 (1995); Familia, en <<Nürdng>> 48 (1994:3); Io., en <<NAreópago>> 13 (1994:2); «PresPast>> 64 (1994:5. La problemática en la que se desenvuelve la Institución puede ser consultada en el NúMERO MONOGRÁFICO, Desafíos para la familia en tiempos de cambio, en «Páginas>> 21 (1996:140), así como en la obra de J. L. PARADA (ed.), Perspectivas sobre la familia (Espigas-Murcia 1994). 72 Cf. JuAN PABLO II, Carta a las familias, 1995. 73 Cf., p. e., A. MORENO, La familia: Aportes desde la A ntropología, en <<lter>> S (1994:1)15-32. 74 Cf. A. CHAPEllE, La famille dans la pensée moderne, en <<NRT>> 118 (1996:3) 398-409. 75 Cf., p. e., G. CAMPANINI, JI modelo de Jamiglia Ira sociología e teología, en «RTMom 16 (1994:102) 189-196. 76 Cf. E. E. FABBRI, Familia: comunidad o institución, en «CIAS>> 44 (1995:443) 215-226. 77 Cf. M. P. BuRACCHINI, La famiglia: sct1ola del/a piti ricca umanitd, en «PresPast>> 66 (1996:1) 97-112. 78 Cf. su tratamiento en el NÚMERO MONOGRÁFICO, La guerra, <<Communío<RCatlnt>> 16 (1994:6); B. SCHIELE, La violencia y la justicia, en «Conciliurm> 252 (1994) 57-72.
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y ello, no tanto por las viejas cuestiones de la guerra justa 79 o la justa defensa 80 que planteaban los clásicos cuanto por la capacidad ilimitada de matar que posee ahora el género humano, alicientada ésta por intereses espurios de dominio planetario en todos los órdenes, del económico al militar -he aquí la tecnología como amenaza- y el político. Ahora bien, sabido que este Lugar es tratado especialmente por la teología moral, lo referimos en este momento para recoger una dimensión del mismo que el Papa ha comenzado a exponer ante el mundo tratando de atajar tanta opresión de los débiles, y que pudiera requerir una mayor atención por parte de los poderosos: La ir!ferencia humanitaria 81 • El concepto, que había comenzado a dejarse oír con insistencia creciente ya desde mediada la década de los sesenta por intermediación de algunas ONG (Amnesry Intemational o Médicos sin Fronteras) 82, es utilizado por el Papa ya desde 1992 con aplauso por parte del mundo 83 , restando únicamente que se establezcan sus condiciones y limites, más allá de lo realizado hasta ahora en la antigua Yugoslavia, por ejemplo. -Y, en contraposición al tremendo fenómeno de los odios, las guerras y las muertes con violencia, la justa aspiración de la Pa:v siempre reintentada por perpetuo quehacer, que dice el Concilio 84 . Los últimos Papas, dada la precariedad de este bien, se han visto precisados a acudir a los foros internacionales para gritar la palabra Paz ante los oídos del mundo, han elaborado inmortales Documentos, como la encíclica Pacem in 79 Cf. LoETSCHER, e, Une guerrejuste est-e/le possible?, en <<RTPhil» 128 (1996:4) 339-356. 80 Cf. R. CosTE, De la guem juste á la juste déftnse, en «Ét>> 383 (199 5:3834) 321-332. 81 Cf. R.-J. DuPUY, L 'ingérence internationale jusqu'oti? Le droit d'assistatJce humanitaire, en «Études>>, enero 1992, 15-24; K. R. HIMES, The Morality of Humanitariam lnteroention, en «TSo> 55 (1994:1) 82-104; G. MArrAr, palla guerra all'ingerenza umanitaria. Rassegna di reccenti documenti, en <<Asprenas>> 42 (1995:2) 249-262. 82 Cf. D. HEDIN, La injerencia más allá de lo humanitario, en <<RyFe>> 251 (1993) 251-263. 83 Cf., por ejemplo, su valiente intervención ante la l Conferencia lnt~macional de Nutrición (5-12-92): «La conciencia de la Humanidad pide que sea obligatoria la injerencia hut!Janitaria en situaciones que comprometen gravemente la supervivencia de pueblos y etnias enteras», o su Discurso al Cuerpo Diplomático, de 1993 (Ecclesia, 2616 [1993] 15-17). 84 Const. GS 78.
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terris, que nuestro tiempo sigue leyendo e invocando con admiración después de tantos años 85 , y mandan celebrar Jornadas para orar en toda la Iglesia por este bien tan valioso, pero lábil. Junto a ellos, la humanidad entera está intentando tomar conciencia colectiva de la paz 86 , y las diversas Religiones e Iglesias, nuestra misma Teología, creyendo en su real posibilidad 87, de cara al Tercer Milenio, tratan iluminar lo más posible los contornos de este verdadero Lugar teológico 88 . -Y si la paz es aspiración cristiana -más allá de todo intento utópico por mandato y por legado del Señor-, su edificación ha de ser precedida del logro de la tolerancia 89 , que hunde sus raíces más profundas en nuestra fe cristiana 90 y está constituyéndose en uno de los puntos de referencia obligada del pensamiento moderno, al lado de la paz 91 • -En referencia muy directa con el problema de la paz, es invocado en nuestro tiempo el de la Ecología 92 , que tiene una esencial relación con la Ética -la genérica, más allá de cualquier tipo de ideología 93 , y específicamente la cristia8 5 Cf. N. MANCINI, La Pacem in tenis (1963-1993), en «RTMor» 16 (1994:101) 79-86; V. BuoNOMO, La comunitd internaifonale e la pace: una lettura a tren'anni de/la Pacem in tenis, en <<Societro> 6 (1993) 689-71 O. 86 Cf. M. ÜUMON N o use o, La paz en el mundo. Esfuerzos y resultados. Una visión desde la teología de la historia, en <<CuestSoe>> 3 (1995/:4) 385-391. 87 Cf. K. HbRMANN, La pace i possibile, en la obra G. TEICHTWEITER-W. DREIER (ed.), Crisi e Rinnovatmnto del/a Teología Morale (EDB-Bologna 1976), 557-577. 88 Cf. K. HbRMANN, La pace i possibile, en la obra G. TEICHnVEITER-W. DREIER (ed.), Crisi e Rinnovamento del/a Teología Mora/e (EDB-Bologna 1976), p.557-577; R. CosTE, Le défis de la paix d l'aube du !JI millénaire: que/les taches pour I'Église?, en <<NRT>> 117 (1995:3) 321-338; J. R. ARMoGATHE, Elementi per una teología del/a giusta pace, en <<MAeropago>> 14 (1995:56) 39-45; R. ETCHEGARAY, Les religions et la paix, en «BSecrNoCrist>> 88 (1995:1) 39-41; H. KÜNG, La paz universa4 las religiones universales, el ethos universa4 en «Conciliurrm 253 (1994 185-200. 89 Cf. NúMEROS MONOGRÁFICOS, La tolerancia a examen, en <<liJoralia>> 18 (1995:66/67), y La tolerancia, en <<EspVicb 2 (1995:6). 90 Cf. P. Truco, Raíces cristianas de la tolerancia, en <<lter» 6 (1996:2) 27 -42; NúMERO MoNOGRAFICO, La tolerancia: virtud cívica, virtud cristiana, en «<g!Viva>> 182 (1996:2); A. TORRES QUEIRUGA, Cristianismo y tolerancia: del abuso o la resignación al pl11ralismo fraterna4 en «lgiViva>> 182 (1996:2) 127-148. 91 Cf. D. VELASCO CRIADO, La tolerancia en el pmsamiento político de la modernidad, en «<giViva>> 182 (1996:2) 99-114. 92 Cf. Bibliografía, en «CorXIIl» 71 (1994) 236ss. Más recientemente, cf. BoFF, L., Las tendencias de la ecología1 en «Pasos>> 68 (1996) 1-.9. 93 Cf. L. M. PASTOR, Etica y ecología, en <diJediEtica>> S (1994)27-34; G. MANZONE, Etica ed ecología come scienza, en «ScuoiCat>> 122 (1994:6) 711-734.
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na 94- , y que, por esta misma razón, puede ser recogida como Lugar teológico dentro de esta ciencia 95 , afectando, por otra parte, su ámbito de extensión a temas tan variados como el desarrollo 96 , la pobreza 97 , la demografía y la bioética 98 , etcétera. -Lugar al que es especialmente sensible nuestro tiempo, y que dimana de la especial Dignidad de la persona humana 99 , es el de los Derechos humanos, unidos ambos como Lugares teológicos 100, ya que su origen es eminentemente evangélico 101, fundamentando desde el Cristianismo toda ética pública 102. La Iglesia, en los sucesivos momentos de su historia, ha sido, pues, la garante de tales derechos 103 , continuando con renovado fervor esa tarea de liderazgo en nuestros ellas los obispos del mundo católico unidos al Magisterio de Juan Pablo U 104. Dentro de esos derechos, destacan, entre otros, además del 94 Cf. E . LóPEZ AzPITARTE, Exigencias ecológicas y ética cristiana, en <<ProyecciÓn>> 42 (1995:179) 273-286. 95 Cf. P. HENRICI, La ecologia como problema teológico, en M. UREÑA-J. PAREDES, Hombro y Dios en la sociedad de fin de siglo (UPCO/UNIÓN, Madrid 1994); J. McCARTHY, Théologie et Écologie, en <<ObjetivEuro» 25/26 (1993) 32-40; M. GONZÁlEZ CRUZ, Teología y Ecología, en <<EphMeX>> 13 (1995:38) 201-212. 96 Cf. M. Cww, Ethics, Ecology and Development, en <~Darrna>> 18 (1993:4) 311-321. 97 Cf. d NúMERO MONOGRÁFICO, Ecología y pobroza. Grito de la tierra, ,grito de los pobres, en <<Concilium>> 261 (1995). 98 Cf. el NúMERO MONOGRÁFICO, Ecología, demogra.fta y bioética, en <<Cu:Bioeri>> 6 (1995:24). 99 P. FUENTE, Dignidad de la persona humana y Doctrina Social de la Iglesia, en <<CorXlll» 71 (1994) 53-64; NúMEROS MONOGRÁFICOS, Rispeto del/a persona, en <<TestimoniMondo» 21/4 (1995:124); The Human Person, en <~Dharma>> 21 (1996:1). 100 Cf. J. POHIER, Sur deux lieux théologiques des droits de l'homme, en A. HoLDREGGER, R. lMBACH, R. SuÁREz DE MIGUEL (ed.), De dignitate hominis (Herder-Friburg 1987), p.487-500. 101 J. P. VISSENBACH, Jesús y los derechos humanos, en <<lusi>> 2 (1988) 65-73. S. ZAMEGNI, Laboro, sviluppo economico, molo dei pubblici poteri, en <<Societ:i>> 3 (1993:4+2 supl.) 637 -658; V. PosSENTI, Cristianismo y derochos del hombro, en <<RTLimro> 28 (1994: 1) 78-87. 102 Cf. G. DALLA ToRRE, 1 diriti umani, fundamento del'etica pubblica, en <<St<Roma>> 91 (199 5:4/5) 725-738. 103 F. PrERNI, 1 diriti humani nel corso del/a storia, en <<TestimoniMondo» 21/4 (1995:124) 16-20; M. CAMUÑAS, La 1glesia y los Derochos Humanos. La deftn.ra de la vida, en <<lusi>> 14 (1995) 61-78. 10 4 G. PlANA, 1 diriti dell'uomo nel magistero de Giovanni Paolo 11, ibidem, p.471 -486.
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P.Ill
Antropología para llegar a Dios
referido a la vida 105 , del que ya hemos hablado, el de la libertad 106, muy singularmente la religiosa, el derecho al trabajo 107 , y los que dimanan de la propia identidad genética 108 , entre otros. - En esta dimensión de derechos del hombre, también es necesario escribir una palabra - aunque no sea precisamente la Teología su lugar más apropiado- acerca de la Justicia Socia/ 109 , a cuyo Lugar es preciso unir por el lado positivo la Solidaridad 110 , cuyos imperativos se imponen a la conciencia cristiana como deberes de justicia 111 , y la Pobreifl - -<:arisma, vida en la Iglesia, así como objeto de su Magisterio frecuente 112, y verdadero signo que configura con Cristo en sus dicípulos 113- , y la Marginación y el Racismo 11 4, por el lado negativo. -Y antes de dar por fmalizado este último capítulo de la obra, aún cabría una breve reflexión acerca de un Lugar, sobre el que nuestro tiempo está volviendo con renovado 105 Cf., además, J. Y. CALVEZ, I diriti umani e il Vangelo della vita, en <<St<Roma» 92 (1996:2) 167-172. 106 Cf. el NÚMERO MONOGRÁFICO, Freedom, en <<Way>> 35 (1995:3). 107 E. Ro;o TORREOLLA, Reflexiones sobre el trabajo y el empleo, en J . N. GARCÍA NIETO (ed.), De la ft a la utopía social (SalTerrae-Santander 1996); G. CALIMAN, JI futuro del laboro e il laboro nel futuro, en <Cocietro> 6 (1996:2+2 Supl.) 373-380; A. LOBELLO, JI laboro: quindici anni di riflessine nella societd e nella Chiesa italianza, en <<PresPast» 66 (1996:5) 71-78; NúMERO MONOGRÁFICO, Trabajo, en <·tTCateq>> 59 (1996) 108 Cf. G. B. KuruKDJIAN, Genética y derechos humanos, en <<RDerGenomaHum>> 2 (1995) 211-218. I09 Cf. L. LoRENZETTI, La via della giustiifa socia/e, en <<RTMoD> 26 (1994:4) 541-548; NÚMERO MONOGRÁFICO, Los Católicos y el Movimiento Obrero, en <<XXSiglos>> S (1994:2). 110 Cf. M. CAZZOLI, Rassegna bibliografica su/la solidarietd, en <<R.ScRel<lta>> 8 (1994:1) 227-230; y NúMERO MONOGRÁFICO, Solidaridad, en <<R.ScRel<lta>> 8 (1994:1). 111 Cf. F. GóMEZ, Imperativos de la solidariedad, hoy: superoivencia de la humanidad, en <<lnstFeSec>> 1993/94) 49-58;]. L. HERRERO, Solidaridad como revolución ético-espiritua4 en <<MisJovem> 36 (1996:228-229) 27-38 y 100-110. 11 2 Cf. T. MARIANI, Ji Magistero della Chiesa: poverta, solidarietd, gittstiifa, en <<PrsPasD> 66 (1996:7/8) 35-46. 11 3 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, La Iglesia y /os pobres, en <<CorXIII» 72 (1994); DossiER, Lo Iglesia espeñolay los pobres, en <<VidNw> 2060 (1996) 23-30. 114 Cf. G. DAL FERRO, Chiesa e razifsmo, en <<Societro> 3 (1993:4+2 Supl.) 757-762; S. ULLOA, Praxis pastoral con y desde los marginados, en «Üikodomeinl» (1994:1) 27-48; C. BARRON, Racism and Religious Lift, en <<RRel» 55 (1996:5) 494-505; C. BALIER, Les exclus de l'humanité, en <<Suppb> 197 (1996) 57-68.
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interés: el papel preponderante de la m"!fer y su influencia 115 , dado su acceso, con caracteres de una especie de liberación, a todos los ámbitos de la vida social 116 . El Santo Padre, consciente de esa importancia, y acorde con la sensibilidad de nuestro tiempo, ha dedicado al tema de la dignidad de la mujer una densa Carta 117, y la misma Teología ha reflexionado, junto con otros sectores del pensamiento 118 , acerca de este verdadero Lugar, que, incluso, comienza ya a ser tenido en cuenta por quienes muestran interés en el estudio del Método teológico 119 • Pero, si desde estas consideraciones genéricas quisieran algunos en la Iglesia ir más allá, al hilo del debate ecuménico suscitado por el acceso de la mujer al Ministerio sacerdotal entre los Hermanos separados 120 , la Iglesia, por medio de su supremo Magisterio, ha reiterado, una vez más, que no tiene conciencia de poder realizar lo que Cristo, de hecho, no quiso establecer, aun cuando quede abierta la cuestión, al hilo de las investigaciones históricas 121 , respecto a otras posibles responsabilidades y ministerios de la mujer dentro de la Iglesia 122• 11 5 Cf. NÚMERO MONOGRÁFICO, Mujer, en <<Testimonio>> 143 (1994); H. YUBERO SOTO, Influencia de los valores ftmeninos en la sociedad y en la Iglesia, en <<RAug>> 36 (1995:110) 537 -570; J. GIL, Una proposta de teologia ftminística, en <<RCa.talanT» 21 (1997:1) 81-116. 116 Cf. NÚMERO MONOGRAF!co, La donna libera/a: per un futuro di pace, en <<RTMor» 2743 (1995:107). 117 Cf. JUAN PABLO II, La dignitd della donna. Ripercomndo la Mulieris d~<;nitatem, en «PresPast» 65 (1995:10) 93-98; NúMERO MONOGRAF!co, JI papa scrive una lettera alfe donne, en «PresPas()> 66 (1996:4). 11 8 Cf. S. A. Ross-M. C. HlLKERT, Feminist Theology: A Rewiew of Literature, en <<TS()> 56 (1995:2) 327-352; M. JAKOBS, La teología ftminista en Europa: entre el movimiento y la institucionalización académica, en «Conciliurru> 263 (1996) 53--66. 119 Cf. M. A. O'NEILL, The nature of 1vomen and the method of Theolog;¡, en <<TS()> 56 (1996:4) 730-742. 120 Cf. C. KROMMENTHOEK, Historical Perspectives on Women in Ministry, en <<TorontoJT» 12 (1996:1) 67-71; C. MrSTELLO (ed.), Donna e Ministero. Un dibattito ecumenico (Ed. Dehoniane-Roma 1989). 12 1 Cf. P. BACQ, Vers des ministe'res apostoliques fémenins?, en <<LumVitae>> 50 (199 5:2) 155-168. El Santo Padre parece ser que ha querido dejar definitivamente sancionado el tema del hipotético acceso de la mujer al sacerdocio ministerial en su carta apostólica Ordinatio sacerdotalis, sobre el cual la Congregación para la Doctrina de la Fe, en respuesta ad dubium, afirma el 28 de octubre de 1995 que lo enseñado por el Papa en dicha Carta pertenece al Depósito de la Fe. 12 2 Cf. NúMERO MONOGRÁFICO, Diakonat der Frau, en <<TPQ>> 144 (1996:4).
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