María, la mujer icono del misterio

Page 1



EPILOGO

El camino recorrido, partiendo de las instancias c,lel presente y prosiguiendo a través del estudio del testimonio normativo y fontal del nuevo testamento y de la consideración de la historia de la fe, ha reconocido en María a la mujer, icono del misterio. En la femineidad concreta de aquella que, única entre las mujeres y bendita entre todas ellas, fue al mismo tiempo y por siempre Virgen, Madre y Esposa por pura gracia del Altísimo, se deja percibir la revelación de la gloria escondida bajo los signos de la historia. En la Virgen, icono de la acogida del Hijo, resplandece la divinidad de Dios, la primacía absoluta de su iniciativa. Ella es al mismo tiempo el icono de la Iglesia virgen, la figura del hombre llamado a ser «oyente de la palabra» y a realizarse en el asentimiento de la fe, y la trasparencia de lo femenino en su dimensión radical de acogida fecunda. En la Madre, icono maternal de la paternidad divina, se muestra la humanidad de Dios, la verdad de la encarnación del Hijo eterno. Ella es el icono de la Iglesia madre y al mismo tiempo la madre de la Iglesia, cercana y presente con su intercesión maternal en el caminar del pueblo de Dios en la historia. Ella es la imagen del hombre llamado a amar y a realizarse plenamente en la caridad y al mismo tiempo el centro de lo femenino maternal en cuanto gratuidad radiante. En la Esposa, icono de la nupcialidad del Espíritu, resplandece el Dios de la alianza, que quiso que María engendrase la forma divina en la tierra y la forma humana en los cielos. Ella es el icono de la Iglesia esposa, pueblo de la alianza, llamado a ser, en la santidad, profecía de la esperanza entre los pueblos, siervo de la liberación del mundo. Ella es la imagen del hombre hecho para el diálogo, que perfectamente se realiza sólo en la santidad, y el núcleo de lo femenino con su carga de reciprocidad y de anticipación.


278

Epílogo

Conocer y amar a esta mujer María, tal como nos la presenta el santo relato de los orígenes y como la fe de la Iglesia ha aprendido siempre a conocerla y amarla, significa abrirse a las dimensiones totales del misterio en el que la Trinidad santa quiso revelarse en el seno de la Virgen Madre como seno adorable y trascendente del mundo, origen, morada y patria nuestra. En la Esposa de la nueva y eterna alianza se dan la mano todos los mundos: el de Dios y el de los hombres, el del don y el de la acogida, el del adviento improgramable y maravilloso y el del éxodo, cargado de todo el cansancio humano de vivir. En ella y de ella viene Jesucristo, la alianza en persona, única salvación del mundo. María está totalmente en relación con él, nos conduce a él en el Espíritu, para glorificar con él y en él al Padre de toda vida, al amor fontal, al principio primero de los seres. Contemplarla es aprender a creer, a esperar y a amar. Orar como ella y en ella es experimentar el consuelo del Eterno. Invocarla es abrirse al don de su intercesión maternal y dejarse conducir más profundamente hacia la experiencia fecunda del misterio. Por eso la teología no tiene miedo de callarse para ceder el sitio a la belleza de la poesía, que supo evocar en pocas palabras la densidad del Todo. La reflexión se traduce en himno, el razonamiento en asombro y plegaria: Virgen Madre, hija de tu Hijo, la más humilde y alta de las criaturas, de la voluntad eterna término fijo, tú eres aquella que a la humana naturaleza ennobleciste, de modo que su Hacedor no desdeñó hacerse hechura suya. En tu vientre se encendió el amor, con cuyo calor, en la paz eterna, esta flor germinó. Eres entre nosotros luz meridiana de caridad, y allí abajo, entre los mortales, eres fuente viva de esperanza.


Ep铆logo

Mujer, eres tan grande y tanto alcanzas que el que quiere gracia y a ti no acude, es como querer volar sin alas. Tu benignidad no s贸lo alcanza al que pide, sino que muchas veces libremente a la petici贸n se adelanta. En ti la misericordia, en ti la piedad, en ti la magnificencia, en ti se junta todo cuanto en las criaturas hay de bondad. (Dante, Para铆so, Canto XXXIII, 1-21)

279


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.