Historia Miguelturra 2

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El molinero

CUADERNOS DE HISTORIA LOCAL (Oficios tradicionales) UNIVERSIDAD POPULAR DE MIGUELTURRA

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Cuadernos de historia local: Número 2 (vol II) Edita: Universidad Popular.(Área de Cultura. Excmo. Ayuntamiento de Miguelturra) Realizado por: Mª del Castillo González Garrido. Monitora del Aula de Estudios de la U.P. Colaboran: Estrella Martín Sánchez. Isabel Gómez Rodrigo. Mª José Sánchez Rodrigo. Alberto Martín Castellanos. Amalio Segura González. Manuel Palmero Rodrigo. José Antonio Mondéjar Rodrigo. Teresa Sánchez Serrano Carmen Corral Ocaña Lucio Punzón Nieto Agustín Rodríguez Sendarrubias Inocencio Rodríguez Sendarrubias Colaboración especial: TV Miguelturra Foto portada: «Molino del Emperador» Diseño y maquetación: Marcial González Rivero Imprime: FISENSI Artes Gráficas I.S.B.N. Fascículo: 1: 84-934322-2-9 I.S.B.N. Genérico: 84-934322-0-2 Depósito Legal: CR. 187/2001

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Índice 1. Introducción. 2. Miguelturra a finales del S. XIX 3. Molinos de agua 4. Instalación y mecanismo 5. Tenencia y explotación 6. El molino del Emperador 7. La fábrica de harinas 8. Coplas, dichos y refranes 9. Bibliografía 10. Fuentes orales

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1. Introducción La actividad comercial representa de forma evidente, el grado de desarrollo de las distintas sociedades, permitiendo el intercambio de bienes y tecnología y actuando, igualmente, como medio de comunicación y difusión social, cultural e ideológica entre los diferentes pueblos. Entre el comercio, el sector de la alimentación fue el gran estímulo de la producción local y en concreto, las harineras representaron un capítulo destacado del pasado; convirtiéndose con el tiempo en elementos esenciales del patrimonio histórico y etnográfico. Desde épocas tempranas en las riberas del Guadiana fueron apareciendo molinos harineros que a través de los años sufrieron transfor maciones, adaptándose a cambios técnicos, mejorando sus r udimentarias instalaciones y, en ocasiones, ampliando el negocio a la producción de electricidad; estrategia de supervivencia que les per mitió competir con las emergentes fábricas dotadas de modernos métodos de molienda. A mediados del siglo XX el antiguo sistema de molinos y aceñas que jalonaban el Guadiana, dejaba su lugar a instalaciones mayores que pronto se convertirían en fábricas de harinas y de producción eléctrica.

2. Miguelturra a finales del S. XIX De manera general el siglo XIX es considerado como el siglo de la «Revolución Industrial burguesa», aunque según algunos autores, en España no se puede hablar de una «Revolución total» (sobre todo en determinadas zonas del país), sin embargo, sí hubo ciertos cambios que desembocaron en un «Estado Liberal». En este ambiente prevalecen los núcleos rurales, que si bien lejos de los grandes acontecimientos revolucionarios, si están incorporando ciertas transformaciones que los adentran en el proceso histórico del siglo XIX. Con una población en torno a los 5.500 habitantes, en Miguelturra comienzan a medrar una serie de cambios que se establecerán definitivamente en el siglo XX. La vida comercial, industrial y artesanal del pueblo, inserto en una zona históricamente deprimida, vive de lejos los eventos que están marcando la dinámica socioeconómica y política de finales del XIX y comienzos del XX. Pese a este aislamiento, participará de aspectos como la creación de una pequeña burguesía local con una política basada en el control del capital económico y de la tierra. Burguesía que refleja su influencia a través de la arquitectura civil y la creación -28-


de un círculo lúdico en torno al «Casino Liberal» y el «Sindicato Agrícola y Católico». Así las cosas, se aprecia cómo a nivel local se está generando un sistema burgues-capitalista, al igual que ocurre en el resto del país. Conforme a lo visto se puede deducir que el contexto histórico de Miguelturra a finales del XIX es el de un núcleo rural, centrado en el sector primario, apenas dotado de infraestructuras, con tecnología rudimentaria y con las tierras y la autoridad en manos de medianos y grandes propietarios. En líneas generales el sector comercial de Miguelturra a principios del siglo XX denota unas características que prevalecerán a lo largo de dicho periodo, es un comercio tradicional que tratará de establecer un mercado de signo comarcal basado en el autoconsumo de la población, principalmente un campesinado sin propiedades y baja renta. Dentro del sector comercial se van a integrar negocios diversos que se irán expansionando conforme se avance en el tiempo, evolución paralela a las propias necesidades de los ciudadanos. Naturalmente a principios de siglo el tejido comercial será más limitado que a partir de la segunda mitad del mismo.

3. Molinos de agua Tradicionalmente la molienda del grano se realizaba en los molinos harineros, siendo una actividad totalmente ligada al sector agrícola y alimentario desde épocas medievales. En la zona ,Campo de Calatrava, eran frecuentes los hidráulicos, que combinaban técnica y arquitectura asociada a los cursos de agua, estaban situados en las riberas de los ríos de donde aprovechan la fuerza de la corriente para poner en marcha el mecanismo y mover las ruedas giratorias. Según Albalate Cabezas: “Esta actividad de transformación de productos básicos en alimentos de personas y ganados, se explica por una importante producción de cereales, una fuerte demanda local de harinas y la existencia de cursos fluviales (junto al viento y a la tracción animal) que permiten su funcionamiento (incluso después de llegar la electricidad).”1 Para Peris Sanchez « los molinos son el testimonio de una época en que la energía hidráulica constituye un recurso esencial para satisfacer necesidades básicas de la alimentación de personas y animales»2 . En Miguelturra los molinos más frecuentados, hasta bien entrado el siglo XX, han sido el del Emperador, Puente

Albalate Cabezas, P.: “Población y economía en Piedrabuena: El comercio y la industria (1900-2000)”, pág. 299. Diego Peris Sánchez: «Arquitecturas de agua y barro», en Centenario del Cardenal Monescillo,1897-1997. Volumen II. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha,1997, p. 330.

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Nolaya, y Malvecinos1, situado éste último en Carrión de Calatrava, algo más distante, pero no lejano del vecino término municipal. Más alejados, en la zona de Zacatena, estaban Molinocho, La Máquina, Flor de Rivera2 y Puente Navarro.

Los molinos documentados son edificios antiguos, al menos en sus estructuras primitivas y fundamentales,

En la actualidad muchas de estas construcciones, se encuentran en evidente estado de menoscabo, aunque recientemente, alguno de ellos ha sido reconstruido, como es el caso de Molimocho (en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel).

Vistas del molino de «Malvecinos»

1 Llamado así , según algunas versiones, porque existían dos molinos muy cercanos que se robaban el agua mutuamente, considerándose ambos malos vecinos para el otro. Otra leyenda, cuenta que se debe, a que al pasar por allí un rey moro, fue atacado por los vecinos del lugar que le dieron muerte cortándole la cabeza, y las últimas palabras que pronunció antes de morir, fue un lamento que decía: ¡Ay! malos vecinos.» 2 Durante el siglo XVIII, este viejo molino, dependió del Colegio de Jesuitas de Almagro, junto al que construyeron granja, bodega y capilla que sirvió de venta a los viajeros.

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ya que ocasionalmente se añaden algunas adiciones destinadas a vivienda. Su construcción mantiene un mismo esquema, la fachada, se caracteriza por el desarrollo en plano horizontal, adintelada, maciza y sobria; realizada con pequeños sillares irregulares de piedra caliza y recorrida longitudinalmente con hiladas de ladrillo, rompiendo la uniformidad del paramento, como puede observarse en los numerosos molinos en ruinas cuyos muros caídos en gran parte, se han visto despojados del enlucido y encalado con que fueron recubiertos originalmente. El tejado a dos aguas, cubierto con teja curva árabe.

diversidad de módulos y volúmenes adosados al núcleo principal, incluso a veces, en distintos niveles y planos dependiendo de la configuración más o menos abrupta del enclave del edificio. «Lo más característico de estos edificios es

Suelen ser construcciones homogéneas y unitarias, Molino «Flor de Ribera»: en la imagen de arriba restos del edifiaunque también los hay con cio. Abajo, vista panorámica

la construcción abovedada de los ojos, formando un arco de medio punto en el que predominan las dovelas de ladrillo si bien en algunos molinos hay arcos cuyas dovelas son sillares de piedra. Estos elementos los encontramos reite-31-


radamente en los molinos harineros del curso del Guadiana. …. Dicha repetición de elementos decorativos y arquitectónicos indican una época y estilo en los que fueron construidos, o al menos restaurados, que oscila entre finales del siglo XVII y comienzos del XIX 1".

4. Instalación y mecanismo

Molino de «Puente Navarro»

Su instalación junto a cursos fluviales permite el aprovechamiento de la fuerza del agua, que es desviada de la madre del río, mediante la construcción de una presa para luego ser conducida por un canal o caz hasta el salto de agua, desde donde se precipita con gran fuerza al cubo. El mecanismo de rotación, generalmente, se compone de tres elementos; una rueda metálica llamada rodete o rodezno2, consistente 1 2

en una turbina provista de álabes, que recibe el impulso del agua para generar el movimiento. La maza, un gran tronco

Jerez García, O. «Arquitectuta popular manchega» (BAM) nº 139. Pás: 254 y sig. Mecanismo introducido por los árabes en la Península Ibérica durante los años de dominación musulmana.

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de madera de álamo negro que a modo de eje transmite directamente el movimiento de rotación a la piedra corredera. Y una viga horizontal o puente donde apoya todo el conjunto, a la vez que soporta el mecanismo de molturación; consiste en dos piedras cilíndricas superpuestas con una abertura tubular en su eje, la inferior llamada solera permanece fija, y la superior o corredera gira con el fin de permitir con su rozamiento sobre la primera, la molienda del grano.

5. Tenencia y explotación En cuanto al tipo de tenencia que predominaba en los molinos, solía ser en régimen de arrendamiento (arrendado a sus dueños por la familia del molinero que lo explotaba), otros, los menos, eran propiedad de sus moradores; pero todos ellos parecen confirmar el carácter 1

familiar, autónomo y en gran parte autosuficiente del tradicional negocio, como lo avala el dato del escaso número de trabajadores asalariados en este tipo

de molinos, al menos de forma regular y permanente. Entre otros numerosos aspectos, el Catastro de Ensenada1 en su pregunta número diecisiete, aporta una interesante información que permite conocer particularidades sobre los molinos y su actividad tradicional. Deteniéndonos en el dato sobre el régimen de tenencia y propiedad, se puede inferir que: “la

Rodríguez Espinosa, E. y otros.:» Catastro del Marqués de la Ensenada. Primer vol., respuestas generales, Ciudad Real. Surcos,

1986.

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6. El molino del Emperador

tenencia, contrariamente a lo normal en épocas más recientes, fue sobre todo de arrendamiento. Los molinos solían ser, en su mayoría, propiedad de la nobleza, la aristocracia terrateniente local y la iglesia, los cuales cedían frecuentemente su explotación a algún molinero a cambio de una renta anual. Tampoco eran raros los casos de colonato siendo explotados por un servidor. Más infrecuente, era que el molinero fuese también el propietario del molino. Ello demuestra hasta que punto los molinos se consideraban como un elemento importante en la economía tradicional y, ya que no fueron nunca un privilegio señorial, como en otras partes de Europa, fueron objeto de interés de los poderes nobiliarios por su control y su monopolio.

Como se ha comentado anteriormente, uno de los molinos más frecuentados por los vecinos de Miguelturra, ha sido sin duda alguna el molino del Emperador. Situado en las proximidades de su anejo de Peralbillo, sobre el Guadiana (cuyas aguas corren durante todo el año, permitiendo su funcionamiento ininterrumpidamente) en el término municipal de Ciudad Real. El sitio es conocido desde antiguo, según el profesor Corchado Soriano2: «en la Edad Media es varias veces mencionado el molino y azuda del Emperador sobre el Guadiana, por dos donaciones vitalicias en 1219 (AHN, Calatrava, P-82) y en 1267 (Osteret, Indice, L3º, parte primera,fº 281), en cuyos documentos se habla de azuda, molino y campo de labor, lo que indica la existencia de una pequeña heredad tal vez señalada cartográficamente en el anejo de Peralvillo que pasa al sur del Guadiana (Mapa Topog.Nac., hoja 759); viniendo asimismo mencionada en la sentencia de Alfonso XI en 1329: «…e de las (azeñas) del Emperador dos ruedas e una…» (AHN, Calatrava. R-222), en 1385 se creó la encomienda de la Fuente del Emperador, cuyo principal miembro consistía en una dehesa hoy en el término de los Yebenes, prov. de Toledo, pero ignoramos si este suplemento

Al mismo tiempo, el Catastro de Ensenada, incluye referencias sobre la localización, características técnicas, funcionamiento, capacidad de producción aproximada, cuantía de las rentas producidas, número de piedras de los mismos, sistema de imposición seguido para con ellos, estacionabilidad de la molienda en muchos lugares debido a la irregularidad de la disponibilidad de agua, etc.” 1

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Escalera Reyes, J.: “Molinos de agua en la Sierra de Cádiz”, pág. 36 Corchado Soriano, Manuel. «El Campo de Calatrava: Los pueblos», pág. 344-45

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Emperador… se enajenó a las monjas de Toledo…»., y a partir de entonces dependió de dicho Colegio hasta su desamortización en el XIX».

de la Azuda del mismo nombre estuvo unido a ella desde su fundación o fue objeto de posterior donación, ya que en 1543 cuando los bienes de la encomienda fueron desmembrados, y enajenados al Colegio de Doncellas Nobles de

Vistas del molino del «Emperador» a mediados del siglo pasado

Toledo, se incluyó en la venta como se refleja en las relaciones de Miguelturra de 1579, contest. 22: «…el molino del Emperador y dehesa del Emperador… era de la jurisdicción de esta villa y de la Encomienda de la Fuente del

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Los her manos Rodríguez Sendarrubias, fueron los últimos molineros que lo mantuvieron operativo, hasta que lo vendieron en 1959.


Aprendieron el oficio de su padre Francisco Rodríguez Fernández, quien fue molinero desde muy niño en Sancho Rey en el molino conocido como Gajión. Posteriormente trabajó como maestro de molienda en la fábrica de harinas de Porzuna hasta 1920, y después en otros molinos, como Puente Nolaya y Piconcillo.

En 1927 decide quedarse en arrendamiento con el molino del Emperador, por una renta anual de 11.000 reales, hasta que en 1942 lo compra a sus propietarios, los Ayala, (una familia adinerada de Ciudad Real), quienes lo venden en el precio de 1250.00 pesetas a pagar en 10 años, como se puede observar en el contrato de compraventa adjunto.

DOCUMENTO PRIVADO DE COMPRAVENTA (Transcripción) En Ciudad Real a doce de enero de mil novecientos cuarenta y dos; reunidos: De una parte, como vendedores, Dª María Ayala Bollo, mayor de edad, soltera, sin profesión especial; y Don Juan Ayala Cueva, asimismo mayor de edad, casado con Dª Dolores Martín Lomo y abogado. Y de otra, como comprador, Don Francisco Rodríguez Fernández, mayor de edad, casado con Dª Emilia Sendarrubias Sendarrubias, molinero de oficio. Todos son vecinos de esta capital y se hallan en posesión de cédulas personales del ejercicio corriente. Por los vendedores se manifiesta, que son dueños de las siguientes fincas: 1.- Un molino harinero, llamado “El Emperador”, situado sobre el río Guadiana, en término municipal de esta capital, distante de ella siete kilómetros; lindante: al Norte, con dicho río; Mediodía, terrenos del Sr. Marqués de Villamediana y herederos de Don José Ibarrola; Este, terrenos del mismo marqués; y Oeste, terreno de la Rivera. Consta la fina de edificio Molino, que una extensión superficial de trescientos ochenta y siete metros y nueve decímetros, de los cuales doscientos setenta metros corresponden a construcción de un solo piso, y ciento dieciséis metros y siete centímetros a dos pisos; calzadas que ocupan una extensión superficial de mil setenta y siete metros y cuarenta y tres decímetros; una porción de terreno superficial de una hectárea, cinco áreas y ochenta y dos centiáreas; y de todo lo demás correspondiente a esta clase de precios, como son caudal de aguas que sirve de motor, cauces, presa y puentes, artefactos útiles y ansares, mobiliario y portazgo anexo a la finca. 2.- Un terreno llamado “Desagüero”, que fue de la Mesa Maestral, en el mismo término municipal, que comprende la vega inculta que está entre los molinos del “Emperador” y Puente Nolaya, por ambos lados del río, perteneciéndola la pesca del mismo, de caber once hectáreas, cincuenta y nueve áreas y doce centiáreas, o sea, dieciocho fanegas; que lindan: al Norte el molino Puente Nolaya; Este y Oeste, tierras de Dª Concepción Ibarrola y casado y Dª Dolores de Sarachaga; y Mediodía, el Molino del “Emperador”. Ambas fincas se hallan libres de cargas, y pertenecen por mitades indivisas a los vendedores, que adquirieron por herencia de sus respectivos padres Don Demetrio y Don Ricardo Ayala López, según adjudicación que les ha sido hecha en parte de pago de sus derechos hereditarios en los cuadernos particionales que se encuentran pendientes de protocolización. Están inscritas en el Registro de la Propiedad a favor de nombrados causantes Don Demetrio y Don Ricardo, la primera, al folio 37 vuelto del tomo 228 del archivo, finca nº 755 duplicada, inscripción 8ª y la segunda en el folio 169 vuelta del tomo 300 del archivo, finca nº 5.258, inscripción 4ª. Los otorgantes tienen convenida la compraventa de las fincas descritas, que formalizan bajo las siguientes condiciones:

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PRIMERA.- El precio fijado es de ciento veinticinco mil pesetas, por ambos inmuebles conjuntamente, sin especificación de cantidades parciales para cada uno de ellos; a pagar a partes iguales plazos anuales de doce mil quinientas pesetas, durante un periodo que, incluyendo el actual, contará diez años; quedando facultado el comprador para poder anticipar el pago de cualquier número de anualidades a su voluntad, y obligado a satisfacer el primer plazo el primero de octubre del año en curso y los restantes en la misma fecha de los correspondientes años sucesivos, así como a satisfacer el interés anual del tres por ciento de la cantidad que a cada vencimiento quede pendiente de pago y a partir del próximo vencimientos del año mil novecientos cuarenta y dos. SEGUNDA.- Caso de falta de pago de alguna anualidad, bien sea por precio o por intereses, los vendedores podrán optar por reclamar al cumplimiento exacto y total de este contrato o por su rescisión, con derecho en este último supuesto, a percibir, aparte del interés que hayan cobrado hasta ese momento por razón del aplazamiento regulado en la cláusula anterior, una indemnización que para cada vendedor y año de duración de duración del vigor del contrato se cifra en cuatro mil quinientas pesetas, con los legales intereses de demora por razón de la que pueda concurrir en el cumplimiento de esta obligación. Esta opción podrán ejercitarla separadamente los vendedores, y la decisión que cada uno adopte afectará, naturalmente, solo a la mitad que respectivamente les pertenece. Si la opción fuese por la rescisión de la venta, se hará coetáneamente la liquidación que proceda por devolución de la parte de precio que haya sido pagada anteriormente y por abono de intereses que puedan hallarse en descubierto y de la indemnización acordada. Únicamente cuando por causas que afecten económicamente y notablemente a la explotación del molino harinero, comprador y vendedores así lo acuerden, podrá demorarse el pago de uno o más plazos de precio o intereses, en los términos que los interesados convengan. Este convenio pueden también pactarle conjunta o separadamente cada uno de los vendedores con el comprador, no siendo, por consiguiente, obligatorio para cualquiera de aquellos el hecho de que el otro acceda a otorgar al aplazamiento. TERCERA.- La posesión y disfrute de las fincas, se transmite al comprador por el solo hecho de la firma de este documento y en el estado mismo en que se encuentran actualmente; comprometiéndose el adquiriente a conservarlas libres de toda carga o gravamen y a no transferir su propiedad en tanto tenga vigencia este contrato; debiendo abonar, desde este mismo momento, cuantas contribuciones les graven o se establezcan, de tal modo, que el descubierto en estos pagos, una vez cumplidos los correspondientes periodos voluntarios, dará a los vendedores al mismo derecho establecido en la base precedente para optar por la exigencia del cumplimiento del contrato o su rescisión en la forma expresada. CUARTA.- En caso de rescisión, las fincas deberán devolverse en buenas condiciones de conservación, sin derecho a indemnizaciones por reparaciones, mejoras o transformaciones de cualquier clase. QUINTA.- Si muriese el comprador, su viuda y descendientes quedarán obligados a cumplir las obligaciones que a este correspondan, disfrutando de idénticos derechos. SEXTA.- La escritura pública en que, en definitiva, habrá de formalizarse este convenio, no se otorgará hasta que el precio y demás obligaciones de pago estén totalmente satisfechos; y todos los gastos que se hagan hasta poner la escritura a nombre del comprador, serán exclusivamente de él. Y conformes en todo ello, formamos este documento que, ha sido extendido por triplicado, y puede ser suscrito por testigos a petición de cualquier interesado, en el sitio y fecha mencionados en su cabeza.

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Muchas son las anécdotas e historias que tienen para contar Agustín e Inocencio: como, que el viejo molino del Emperador fue también parador de diligencias, donde se cambiaban los troncos de caballos en la vía que iba de Toledo a Córdoba, antiguo camino real. Para cruzar este paso (que era propiedad del molino), debía pagarse un peaje, del que solo estaban exentos los caballos de patas blancas (prerrogativa de la que dicen no conocer su origen). Además, dentro de finca, en la vega, el molino poseía una vieja fuente de «agua agria» cuyos beneficios para la salud habían sido sobradamente probados; por este motivo, la antigua propietaria la dejo como «Patrimonio de la Humanidad», pudiendo disponer de ella cualquier enfermo que así lo estimase oportuno de forma gratuita, aunque el paso de carros y bestias, mantenía el gravamen con el pago de peaje, y además, los enfermos que hacían uso de la misma podían disponer de habitaciones que la familia del molinero alquilaba a quien acudía a tomar las aguas.

realizó una gran reforma en el edificio impulsada por Don Diego Sanz (un prelado de la iglesia residente en Almagro), incorporando al vetusto artefacto tres parejas de piedras más, con lo que pasó a seis . Pero Agustín, el mayor de los hermanos, afirma que cuando él lo conoció solo contaba con cuatro parejas de pedernal de unos 800 á 1000 kgs. de peso cada una. Se trataba de un molino «maquilero», en el que la molturación se realizaba al hacer pasar los granos de cereal entre dos piedras dispuestas de modo horizontal; una fija (solera) y otra móvil (corredera), la separación entre ambas era graduada a voluntad del molinero para obtener así un producto más o menos fino que una vez tamizado permitía la separación entre harina y salvado. A este molino acudían a moler gentes de Miguelturra, Aldea del Rey, Porzuna y otros pueblos cercanos. Pese a que la molturación de trigo a particulares no tenía gran relevancia en cuanto al volumen del negocio y cuando se hacía se adoptaba, generalmente, una formula de maquila; lo que es indiscutible es el papel que ha jugado la panadería en el mantenimiento de estos molinos; concretamente en Miguelturra antes de la guerra civil (1936) había 9 panaderías:

Así mismo, cuentan que existía una inscripción en latín fechada en 1781 en la que se podía leer: «…estas arcas se hicieron para el molino del Emperador, estando de Administradora Doña Ana Vicari», haciendo referencia a unas grandes arcas de madera, destinadas a guardar el grano para la molienda.

1. Fernando Sánchez, en c/ Malpica. 2. Pascual Domínguez, en c/ el Buque.

También dicen saber que en 1878, se -38-


3. Manuel Domínguez «Pelas», en c/ el Buque. 4. Darío Sánchez, en c/ Astilleros. 5. Bienvenido Sánchez, en c/ Cristo. 6. Nitalo, Dámaso y Claudio Sánchez Lozano, en c/ Damián Corral. 7. Santiago en c/ Oriente. 8. Esteban Sánchez, en c/ Corona (hoy Libertad). 9. Eutiquio Mora Róspide (tahona), en c/ Ramón y Cajal. Como se puede observar, en éstos años los negocios relacionados con la industria panadera, coinciden en manos de familias tradicionalmente ligadas a él: Sánchez y Domínguez que, ocasionalmente, irán cambiando de propietario dentro de la misma parentela. Solo el gremio de los panaderos, gozaba del privilegio de pagar un celemín por cada tres fanegas de trigo, y uno por cada dos fanegas de cebada. Para los particulares, el pago correspondía a celemín por fanega de cualquier especie .

tiempo de ser una mera fuente subsidiaria de ingresos (surgida a raíz de la crisis producida entonces por la irrupción de las harinas de fábrica), hasta convertirse en actividad económica fundamental. Tipológicamente el molino del Emperador corresponde, a un edificio de planta homogénea y unitaria distribuida en dos pisos, en el que se incluyen la vivienda del molinero (en el piso superior), y un pequeño horno para el gasto familiar. El resto de las dependencias estarían destinadas a las instalaciones propias del molino (almacenes, graneros, bóveda, caz, …). La energía eléctrica necesaria, tanto

En la gran mayoría de estos molinos, la molturación para las panaderías solía ser la ocupación Estado actual del molino del «Emperador» fundamental, siendo un medio para obtener, al menos en parte, la harina para la casa, como para el funcionamiento necesaria para elaborar el pan. del negocio, era producida por la propia fuerza del agua, a través de una dinamo Ello confirma la progresiva importancia (posteriormente un generador) que la de la industria panadera en la economía distribuía según las necesidades de congeneral de los molinos de la zona desde sumo. comienzos del siglo XX, pasando en este -39-


a la industria manufacturera nuevas tecnologías para satisfacer las crecientes demandas locales y comarcales. Este tipo de industrias, estuvo muy influenciado por las fluctuaciones permanentes a que se vio sometido el trigo durante gran parte del siglo XX (carestías, plagas, incautaciones, regulaciones administrativas en cuanto a su venta, etc.).

A parte de los trabajos propios del oficio, eran necesarios otros dedicados al mantenimiento y conservación del molino y su maquinaría; por ello todos los años se debía limpiar el río, desde el caz (canal de donde se toma y se conduce el agua) hasta la junta de aguas (punto donde coinciden el brazo que va al molino y la madre del río). Así mismo, se hacía indispensable el cuidado de las piedras, debiéndolas mantener a punto para obtener un mayor rendimiento. Cada piedra estaba formada de tres partes iguales (moliente, pecho y entrepecho) unidas entre sí por una disolución de azufre, la parte exterior o moliente, se dividía en 16 porciones proporcionales. El proceso de «picar» las piedras, estaba rodeado de un minucioso ritual; con una maceta provista de una cuchilla llamada piqueta, se procedía al picado del moliente, dejando el dibujo de la piedra en canto vivo lo más marcado posible. Para desplazar la piedra corredera y proceder a su limpieza se utilizaba una rudimentaria grúa llamada cabria, compuesta de piezas metálicas en forma de media luna con la que se ayudaban para dar la vuelta a una piedra tan pesada.

En Miguelturra la primera y única fábrica de harinas que hubo fue la de D. Justo Fernández Fernández, registrada en 1925 con el nombre de «Fábrica de harinas La Estrella», situada en la calle Botija, 9. Cándida Fernández Ocaña de 77 años, hija del fundador, relata emocionada la historia y avatares de la misma. En 1909 Justo Fernández marcha a América, concretamente a Chile, donde emprende una serie de negocios que le proporcionan una abundante fortuna. En el 23 regresa a su pueblo para contraer matrimonio. Nuevamente establecido en Miguelturra, decide invertir el capital (procedente , en gran parte, de sus negocios de ultramar) en la creación de un pequeño sector industrial, en el que se incluyen entre otros bienes, la fábrica de harinas y años más tarde una panadería asociada a ella.

7. La fábrica de harinas De igual forma que los molinos harineros, éstas fábricas, estaban íntimamente relacionadas con el sector agrario y alimenticio, incorporando como novedad

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Para la instalación de la factoría compra un antiguo solar aledaño a su domicilio


(que también es adquirido en estas fechas). Según el relato de Cándida: el solar, había pertenecido a una vieja capilla que ya estaba hundida cuando su padre la compro, aunque aún podían apreciarse algunas de sus estructuras originales, conservando parte de una nave y la bóveda que la cubría. En la actualidad, todavía se conserva una cruz fechada en 1772, tallada en piedra sobre una puerta situada en el patio, de la casa hoy propiedad de Cándida, que daba acceso al espacio de la harinera y sus instalaciones; dicha cruz, según el padre de Cándida: «la utilizaban los curas para bendición del aceite de ánimas», ya que en el mismo recinto de la empresa harinera, había también una prensa de aceite. Para la construcción de la fábrica fue contratado Francisco Rodríguez, maestro albañil, que realizó las obras de albañilería e infraestructura necesarias. El establecimiento, además de contar con abastecimiento propio de alumbrado, fue equipado con los más modernos elementos técnicos de fabricación (molinos de cilindros alimentados por turbinas, trituradores y compresores mecánicos, cernedores, cepilladora, etc).

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(quien dispone de vivienda en el mismo recinto de la fábrica). También un oficinista y un administrador; asimismo se generan otros trabajos indirectos, como son la contratación eventual de conductores para el reparto (al contar con dos camiones y un coche para estos menesteres), una costurera de sacos, etc.

Para el emplazamiento y montaje del innovador sistema DAVERIO, que revolucionó la tecnología y organización de la molienda, vinieron ingenieros y montadores suizos, que fueron los encargados de la instalación y puesta en funcionamiento de la flamante maquinaria importada de este país.

En principio no se contempla ningún día de descanso, sólo se paraba el día de la Virgen de la Estrella patrona del pueblo, cuya onomástica se celebra el 8 de septiembre. La producción diaria se estimaba en un volumen de Imagen de la fábrica del año 1960. (A la derecha la torre del transformador del que se surtía

El 12 de mayo de 1925 comienza su andadura la «Fábrica de harinas La Estrella», lo que supone la creación de nuevos puestos de trabajo de los que se beneficiaran muchas familias del pueblo. Se establecen tres turnos de 8 horas, con tres trabajadores por cada turno, además de un operario para el mantenimiento del motor, otro en planta y el maestro de harinas, Gabriel García -42-


10.000 kg. de harina molida cuya venta se hacía al por mayor. Se trituraba todo tipo de grano; trigo para consumo humano, y en otro molino, cebada, panizo y diferentes cereales para pienso de ganado.

En 1927, fecha en la que la familia Rodríguez Sendarrubias se había quedado en arriendo con el molino del Emperador, se asiste a una grave crisis (en detrimento del molino) que ve reducido su volumen de producción a favor de la nueva fábrica; por este motivo Francisco Rodríguez, el arrendatario de la vieja aceña, incapaz de afrontar el pago del arrendamiento al menos por este año, intenta negociar con los propietarios la disolución del contrato de cesión por falta de negocio, pero el ajuste se había hecho por 5 años con el aval de un fiador, razón por la cual, los dueños no acceden a dicha disolución,

obligando al molinero al mantenimiento del alquiler (que debe ser abonado por el fiador en el caso de que el molinero no lo pueda afrontar). Por suerte, la crisis fue pasajera, al año siguiente se vio subsanada aunque hubo que abaratar el precio de la molienda, siendo más provechoso moler en el molino que en la fábrica, y además los panaderos obtenían mayor rendimiento en pan. El proceso de molienda en piedra hace que las partículas de la harina tengan un contacto prolongado con la superficie de molturación y una reducción de tamaño muy progresiva (justo al contrario de lo que sucede en la molienda moderna). Esta circunstancia se traduce en harinas con un contenido de almidón dañado muy reducido y con una gran capacidad de adsorción de agua. El proceso permite obtener harinas de alta extracción, con todo su germen, aprovechando al máximo sus cualidades nutricionales con un alto contenido en fibra.

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Durante los veinte años que Justo Fernández mantuvo la fábrica, ésta paso por distintos avatares, épocas de mayor prosperidad y otras con muchas vicisitudes, contemporáneas a las


variaciones que mantuvo el trigo en el mismo espacio temporal. Sin olvidar la guerra civil (1936-1939) y las consecuencias de la misma en años posteriores viéndose agravados, aún más, los periodos de crisis. No obstante, en 1939 Justo, compra la panadería de Carmelo Madrid en calle el Ramo, ampliando así el negocio.

son, entre otros, el trigo y sus derivados, realizando continuas inspecciones tanto en las fábricas como en los molinos harineros, con el fin de vigilar que la producción y venta del género no excediera de la cuota fijada. A la par que se establecen cartillas de racionamiento para la población, distribuidas por Abastos, en vigor desde 1939 hasta que fueron suprimidas el 22 de marzo de 1952, cuando el Consejo de Ministros anunciaba que a partir del 1 de abril todas las personas podrían adquirir libremente el pan.

Después de la guerra, las restricciones son palpables en todos los sectores de la población, y de manera evidente inciden en los productos de primera necesidad. Tras finalizar la contienda la economía nacional entró en una fase de estancamiento que se prolongó durante la practica totalidad de los años cuarenta. La escasez de alimentos y la reducción de los salarios agrícolas, hasta en un 40 por ciento, marcaron la vida de la mayoría de los españoles. Los salarios fueron notablemente bajos en las tareas de escarda y limpieza de sementeras durante el año 42, donde solo se alcanzaron las 7,80 pesetas para el jornal diario del hombre, siendo el de las mujeres y menores de 18 años de 5,47 pesetas. El gobierno a través del Servicio Nacional del Trigo y la Fiscalía de Tasas, ejercerá un férreo control de las mercancías básicas de alimentación como

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Las cartillas de racionamiento se componían de varios cupones, con los que se podían adquirir suministros de determinados alimentos, solo en los establecimientos controlados por la Administración (demasiados condicionantes para callar los estómagos vacíos de una población azotada por el hambre). La dieta diaria se reducía a la ingesta


de pan, patatas, legumbres, cereales y fruta. El pan constituía el alimento más importante y codiciado, cuyos precios eran fijados anualmente en función del excedente disponible y la fluctuación de valor en el mercado. La «Junta Harino-Panadera», decretaba por aquellos años, las siguientes raciones de pan de acuerdo con la categoría de las cartillas de racionamiento distribuidas en: cartillas de 1º categoría ———— 100 gramos. cartillas de 2º categoría ———— 150 gramos. cartillas de 3º categoría ———— 200 gramos. Como se puede apreciar en el siguiente artículo del Diario Lanza (periódico local de Ciudad Real), de 9 de enero de 1942, donde se establecen los precios para ese mes.

En los años cuarenta la escasez de alimentos adquirió tintes dramáticos; una comisión médica, nombrada por el Director General de Sanidad, preveía en el verano de 1941, casi 2.000.000 de muertes en toda España por «hambre o enfermedades relacionadas con la desnutrición» para el siguiente invierno. La penuria se cebó de forma especial con los niños aumentando, ampliamente, la mortalidad infantil sobre todo en época estival; lo que se conoció popularmente como «la pedida de la Virgen del Carmen», (comentario muy extendido cuando moría algún niño coincidiendo con dicha celebración). Pero la política económica de Franco y el aislamiento de la nación terminaron por dinamitar una situación de por sí maltrecha. El gobierno controlaba la distribución de las mercancías entre la población y asignaba a cada persona una cantidad concreta de los productos más escasos (azúcar, arroz, aceite, pan…). La necesidad generó una economía de trueque en la que casi todo funcionaba mediante el intercambio de productos, y el mercado clandestino marcó el rumbo de la sociedad española: el estraperlo. En este ambiente, ambos negocios continuaron manteniéndose de forma paralela, aunque para ello hubieron de soportar no pocas dificultades, denuncias, registros e incautaciones; aún -45-


así, afirman haber quitado mucha hambre durante este periodo de escasez, que coincidió con los años de posguerra, conocidos popularmente como «los años del hambre».

En 1945 Justo Fernández, vende la fábrica de harinas a Ricardo Ruiz Plaza quién la mantiene operativa hasta 1966 explotándola directamente durante este periodo de tiempo, excepto dos o tres años en los que estuvo arrendada, volviendo después a manos de Ricardo hasta que se cerró definitivamente por baja producción en 1966; en estos últimos años fue contratado como gerente Manuel Díaz.

Muchas fueron las familias que llevaban, a escondidas, pequeñas cantidades de trigo y otras semillas para ser molidas y así, procurar el pan tan necesario en la alimentación. En tales circunstancias ni el molino, ni la fábrica se negaban a estos favores, aunque en ocasiones tuvieron que pagar incluso con la cárcel; como le ocurrió a Francisco (el molinero del «Emperador»), a quien, en 1942 pillaron moliendo «de estraperlo», 7 kilos de trigo y fue condenado a reclusión durante dos meses en el presidio de La Granja de Ciudad Real (donde coincidió con otros 14 molineros condenados por la misma razón), 10.000 pesetas de multa y tres meses cerrado el molino. También en la fábrica se produjeron episodios semejantes, aunque en este caso no se llegó a la encarcelación, si hubo denuncias ocasionales, a veces interpuestas por las mismas personas que iban a moler de estraperlo (ya que las denuncias por estas «infracciones» eran pagadas al denunciante por la autoridad competente); circunstancia que generó un ambiente popular de desconfianza, que en el caso de nuestro empresario, le llevo al traspaso del negocio.

Con el cambio de propietario la fábrica experimentó algunas variaciones, entre otras un nuevo nombre, a partir de entonces pasó a llamarse «Fábrica de harinas La Victoria», como la esposa del nuevo titular del negocio harinero. Según se puede apreciar, en el siguiente anuncio de prensa publicado en 1948 con motivo de las fiestas patronales, en el diario provincial «Lanza».

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Tras vender el molino del Emperador en 1959, la familia Rodríguez Sendarrubias instalará su negocio en el pueblo, donde abren un modesto molino impulsado por energía eléctrica en la calle Carretas (trasladándolo después a la calle Tercia), que es regentado por dos de los hermanos: Jorge y Agustín. A la par que se quedan en arrendamiento con otro viejo molino de piensos, también eléctrico, propiedad de la «Hermandad de Labradores»», ubicado en la calle Ave María, en el que ya trabajaba como

Más de 20.000 familias viven de Cuando en nuestro país se montó harinas eran rechazadas por los aquel personaje tan literario que cultural y técnica de molineros

molinero Cecilio Díaz Melero, al que mantuvieron el contrato de trabajo hasta el cierre definitivo de la empresa en 1972. Para entender mejor la trayectoria de esta industria ligada al sector alimenticio, incorporamos un artículo publicado en el diario «Lanza» en julio de 1960, donde se concatena la progresiva decadencia de los viejos molinos hidráulicos con el desarrollo de las modernas fábricas de harina y la incorporación de novedosos sistemas de molturación por cilindros.

esta industria. la primera fábrica por cilindros, las panaderos. Con su advenimiento murió era el molinero. La flamante asociación de España.

Con el advenimiento de las fábricas de harinas la figura del molinero dejó de ser un motivo literario. Se perdió esta figura como se perdió el de los, siempre también literarios, molinos de viento. Este personaje de picaresca, que en todo momento será el molinero, se apartó poco a poco con sus muelas y rodeznos al silencio de las riberas para dejar paso al producto de la pura técnica que eran las fábricas por cilindros, y de los nuevos personajes que ya no se llamaban molineros a secas, sino técnicos molineros. Unos hombres que si tratan en sus manos la superación de un modo de hacer tan viejo y serio como los siglos, ya no podrán ser situados bellamente en una

copla, en un poema o en un capítulo de novela. Y pese a su gran importancia en la vida industrial, ¿qué ha sido del molinero desde entonces acá? Propiamente dicho, un personaje ignorado para el público; un personaje con un nombre que, según el lugar, responde por el título del «maestro de harinas», el «técnico», el «mecánico» o sencillamente por el tradicional: «molinero». Pero nada más. Se perdió la conexión con el público, incluso la perdieron ellos. La profesión se aprendía en solitario, a base de herencias, empíricamente, y cuando más, refrescándose en una revista que ellos aman entrañablemente y cuyo nombre es «Molinería y Panadería». Pero aquello tocó a su fin.

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MOLINEROS EN EL PASEO DEL PRADO

1.800 FÁBRICAS DE HARINAS

De todos los puntos de España e incluso de los más apartados lugares han acudido molineros al Paseo del Prado madrileño. Una asamblea los ha convocado. Dos días de reunión y la Asociación Cultural y Técnica de Molineros de España ya es un hecho. Nos lo explica Gregorio de la Vega, su flamante secretario nacional, un joven muchacho que pesa a todo ya tiene Don en esa importante profesión: Se ha cumplido nuestro sueño. Ya tenemos la entidad que hará la magna obra de elevar el nivel cultural y técnico de los profesionales: una reunión entre nosotros, un posible cohesionar inquietudes, un intercambio de opiniones. ¿Cuyo resultado final...? Una autentica repercusión en la economía nacional, puesto que se aprovecha más esta riqueza nuestra que es trigo al poder lograr, con una perfecta formación, los rendimientos actuales con vistas a la competencia con el extranjero en las exportaciones. Esto, además, es el primer paso para conseguir tan deseada Escuela de Molinería. Algo que nos hace mucha falta: hasta el punto de que yo la creo de importancia nacional.

Este es el número de fábricas que hay en España, distribuidas con arreglo a la importancia triguera de nuestras diversas zonas. Y respecto de esta industria en el plano laboral, nos amplía el señor de la Vega: Pasan de 20.000 las familias que viven de ella. ¿Y al tanto del volumen económico? Una fábrica de mediana importancia, en el movimiento de venta, pasa de los 50 millones de pesetas. Multiplique usted por 1800. Otra cosa: ¿Hacia cuando se montó en España la primera fábrica de harinas? Hacia mil ochocientos ochenta y tantos. Fue en Barcelona, sistema austro-húngaro. La segunda se montó en Zaragoza. ¿Y se hizo pronto el público a las nuevas harinas? Los mayores oponentes fueron los panaderos. Rechazaban las harinas porque no estaban acostumbrados a ellas. Las harinas de fabricación por cilindros eran más fuertes, menos muertas y las masas necesitaban de otra preparación y otro trabajo. Como siempre, el progreso contaba con su oposición.

NUEVOS HORIZONTES CON RESPECTO DEL EXTRANJERO... ¿Se podrían establecer diferencias entre los molineros españoles y los de otros países? Teóricamente estamos por debajo de los extranjeros, pero nuestro don de improvisación, nuestra técnica particular, etc. es superior. No de otro modo se explica la constante demanda que tenemos desde otros países, especialmente de los hispan o a m e ricanos. Y para la formación del molino, ¿qué materias de enseñanza se imponen? Esto es complejo. Hemos pasado en pocos años del molino de río a la fábrica neumática casi con la velocidad misma que se ha pasado del puchero de barro a la olla exprés; y se sigue caminando a ese ritmo. Y esto requiere una constante formación, especialmente científica. El molinero no puede seguir siendo el peón más o menos adelantado profesionalmente. Se impone el laboratorio, pues al trigo no se le han acabado de sacar todavía sus excelentes cualidades y rendimientos.

¿Qué capacidad de molturación tienen nuestras fábricas? Oscilan entre los cinco mil y ciento veinte mil kilos por 24 horas. Aunque el tipo más corriente en España es el de 10.000 y 15.000 kilos. Algo más sobre el funcionamiento de la nueva Asociación. Tendrá contacto con otras asociaciones similares en el extranjero. Reuniremos libros e información acudiendo a las traducciones incluso al objeto de ensanchar en lo posible la biblioteca del molinero. Y llevar a cabo un vasto programa de cursillos, visitas, cursos de análisis, lecciones de molinería en sí, y más adelante... la creación de la escuela. Y aquí acabó nuestra visita a la recientemente creada Asociación cuyos buenos augurios parecen repercutir ya en ese campo básico de nuestra alimentación que es el trigo. Los rubios bosques, el sol de Junio, que ocupan el 20% de la superficie cultivada. (GIL VEGA)

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8. Coplas, dichos y refranes Recordando el Guadiana (por S. Angulo)

Castillo de Calatrava, eres famoso en la historia, Virgen de la Encarnación, que ganaste la victoria. Cuando te bañaba el río, que era digno de ver, adónde fueron tus aguas, que ya no se pueden ver. Las recachas se han marchado, ya no se ve el azulón, ni cantar las gallinetas, a la puesta del sol. Los peces ya se acabaron, y se terminó el cangrejo, sólo tiene la rivera, «alguneras» de conejos. Si pasas por la rivera, o la vas a visitar, ¡ten cuidado donde pisas! que te puedes abrasar. Molino de Malvecinos, nunca te podré olvidar que tenías cuatro piedras, trabajando sin parar.

La primera la Rumbona, porque hacía mucho ruido, que marchaba el «adinamo», y daba luz al molino. La segunda era la Alta, y así lo pude decir, que cada fanega de trigo, maquilaba un celemín. La tercera es la Gordilla, especial en su trabajo, porque a la vez que molía, hacía funcionar el cíazo. La cuarta es la Batanera, con silencio al arrancar, porque lleva la limpia, y la piedra de afilar. Molino de Concepción, y Vicente el Mayoral, Pilatos «el Guarrerillo» y Genaro el auxiliar. También había una muda, llamada «la de los perros» y su marido Matilde, de mote «cantinero». ¡Acércate al molino!, a ver si tienen harina, aunque sea de panizo, para hacernos la comida. Adiós molino harinero, -49-

y puente de Malvecinos, que pasé mi juventud, entre familia y amigos. Por debajo del molino, un baño muy limpio había, se bañaba mucha gente, y lavaban las «serillas». Allí se baño mi abuelo, allí se baño mi padre, allí me bañaba yo, en los brazos de mi madre. A las orillas del río, cuantas casas se veían, y todas de cangrejeros, que de la pesca vivían. Miraban a las estrellas, de noche y de «madrugá», porque no tenían reloj, ni lo podían comprar. Ya está saliendo el lucero, las cabrillas están altas, y la estrella fija del Norte, anunciando la mañana. Se levanta el pescador, coge la cesta y el cebo, a ver que tal se le da la pesca, el molino está moliendo. A la una de la tarde, el calor viene apretando, vámonos chiquillo a casa,


que nos están esperando. A ver que comemos hoy, pues comeremos patatas, con peces que hemos cogido, ajos, puerros y espinacas. La historia la han removido, Ana Belén e Isidro, haciendo muchas preguntas, y dibujándolo todo. Señores no «sogo» más, pues esto no tiene fin, recordando aquellos tiempos, cómo había que vivir. Si quieres saber más cosas, pregúntale a Basiliano, que siempre ha sido prudente, y les nombrará servicio, a Sebastián y a Inocente. S. A. T. Molino que estás moliendo el trigo con tanto afán, tú estás haciendo la harina y otros se comen el pan. ____________________ Tengo que ir al molino, aunque me muera de frío, a ver si me puedo traer la molinera conmigo. ____________________ Toditas las molineras cuando salen del molino

parece que van diciendo: «de la tierra sale el trigo». ____________________ Y si no se le quitan bailando los colores a la molinera y si no se le quitan bailando déjala que se pudra y se muera. ____________________ A la luz del cigarro voy al molino si el cigarro se apaga morena, me caigo al río. ____________________ Vengo de moler morena, de los molinos de abajo, cortejo a la molinera y no me cobra el trabajo. ____________________ A la entrada del molino a la molinera vi tumbadita en los costales y el polvo le sacudí. ____________________ El primer polvo que eché, se lo eche a la molinera, mira si le estaría bueno que me dijo que volviera

Dichos - Agua pasada no mueve molino. - No es oro todo lo que reluce, ni harina todo lo que blanquea. - Dios da la harina y -50-

el diablo la maquila. - Donde no hay harina, todo es mohina. - Cada uno quiere llevar el agua a su molino. - La molinera lleva ricos pendientes y el pobre molinero viejo y sin dientes. - La molinera gasta zapatos blancos, y el molinero anda descalzo. - La molinera lleva ricos collares, de la harina que roba de los costales. - Molinera, molinera, bien te lo decia yo: que el polvo de la harina, iba a ser tu perdición. - Mientras la molinera menea el anca, el molinero viene con la palanca. - Ya no puedo ir al molino por que tengo un intervalo, no tengo ni costal ni trigo, ni borrico donde llevarlo, ni tampoco sé el camino. Refranes - Ni primavera sin golondrina, ni despensa sin harina. - Quien al molino va, enharinado saldrá. - Huerto y molino, lo


que da no lo digas al vecino. - Molino que no muele, algo le duele. - Boca sin muela, molino sin piedras. - Para misa y para el molino, no esperes por el vecino. - Quiébrese la presa de mi vecino, y venga más agua a mi molino. - De molinero cambiarás, pero de ladrón no saldrás. - El trigo lo da Dios y la harina el molinero. - Año malo para el molino, bueno para el humo. - Unos nacen para ser trigo, y otros para piedra de molino. - Alguacil en andar y molino en moler, ganan de comer. - Cebada granada, antes de diez días segada. - El buen trigo en su montón, nunca le falta comprador. - No es harina todo lo que blanquea. - No es lo mismo predicar que dar trigo. - Por mucho trigo nunca es mal año. - Por muy limpio que esté el trigo, siempre tiene alguna semilla. - El que cuece y amasa, de todo le pasa. - El que cuece y amasa, unas veces cuece y otras amasa. - En buen año o en malo, molinero u hortelano. - El molinero andando gana, que no estándose en la cama. - El que está en el molino es el que muele, no el que va y viene.

9. Bibliografía - Albalate Cabezas, P. : «Población y Economía en Piedrabuena: El comercio e la industria(1900-2000). En: Entre la Cruz y Miraflores. Piedrabuena, espacio histórico y natural. Ayuntamiento de Piedrabuena, 2003. - Corchado Soriano, M.: «El Campo de Calatrava: los pueblos». - Escalera Reyes, J.: «Molinos de agua en la sierra de Cádiz». En: Etnografía Española , nº 4. Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos. Subdireción General de Arqueología y Etnografía. Madrid, 1984. - Jerez García, O.: «Arquitectura Popular Manchega». Biblioteca de Autores Manchegos (BAM), nº 139. Diputación de Ciudad Real, 2004. - López Salazar, J.: «Estructuras agrarias y sociedad rural en La Mancha, siglos XVI-XVIII», Ciudad real, Instituto de Estudios Manchegos, 1986. - Rodríguez Espinosa, E. y otros.: «Catastro del Marqués de la Ensenada». Primer vol. Respuestas generales, Ciudad Real. Surcos, 1986 - Ruiz Villamayor, J. y Sánchez Miguel, J.M.: «Refranero Popular Manchego y los refranes del Quijote». (BAM),

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nº 111. Diputación de Ciudad Real, 1998. - Valle Calzado, A. R. del: «Desamortización y cambio social en La Mancha, 1836-1854, Ciudad Real». (BAM). Diputación de Ciudad Real, 1996. - Vallejo Cisneros, A.: «Música y Tradiciones Populares». (BAM), nº 60. Diputación de Ciudad Real, 1990.

Puente Navarro: detalle de uno de sus ojos

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10. Fuentes orales - Agustín Rodríguez Sendarrubias, 77 años, molinero. - Inocencio Rodríguez Sendarrubias, 74 años, molinero. - Cándida Fernandez Ocaña, 77 años, (hija de Justo Fernández dueño de la fábrica de harinas).


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