El vinatero
CUADERNOS DE HISTORIA LOCAL (Oficios tradicionales) UNIVERSIDAD POPULAR DE MIGUELTURRA
Nยบ 3
Cuadernos de historia local: Número 3 (vol II) Edita: Universidad Popular.(Área de Cultura. Excmo. Ayuntamiento de Miguelturra) Realizado por: Mª del Castillo González Garrido. Monitora del Aula de Estudios de la U.P. Colaboran: Isabel Gómez Rodrigo. Carmen Corral Ocaña Mª José Sánchez Rodrigo. Alberto Martín Castellanos. Esmeralda Muñoz Sánchez. Amalio Segura González. Manuel Palmero Rodrigo. Ignacio Cañizares Campallo José Antonio Mondéjar Rodrigo. José Manuel García Pardo. Teresa Sánchez Serrano Lucio Punzón Nieto Estrella Martín Sánchez. Teresa Sánchez Arévalo Foto portada: «Bodega de La Concha. 1945» Diseño y maquetación: Marcial González Rivero Imprime: FISENSI Artes Gráficas I.S.B.N. Fascículo: 3: 84-934322-3-7 I.S.B.N. Genérico: 84-934322-0-2 Depósito Legal: CR. 187/2001
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Índice 1. Introducción. 2. Antecedentes históricos. 3. Enfermedades de la vid 4. Cultivo y recolección. 5. Proceso de elaboración 6. Bodegas. 7. El vino en los remedios populares. 8. Coplas, adivinanzas, dichos y refranes 9. Bibliografía utilizada 10. Fuentes orales
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1. Introducción Como explica el profesor Mangas en su publicación «la agricultura romana»1: En las economías modernas, sigue la tendencia de reducir el número de personas ocupadas en el sector agropecuario para pasar a desempeñar otras funciones en el sector secundario o bien, y cada día más, en el sector terciario o de servicios. Todo el mundo sabe que ello es posible gracias a la introducción de máquinas y de nuevas técnicas que permiten conseguir mayores rendimientos con menores costes, a pesar de muchos desajustes que se crean con la implantación de nuevos modelos. La agricultura en la comarca manchega, no ha variado mucho del modelo agrario europeo vigente hasta épocas muy recientes. Se puede afirmar que el sector agropecuario ha sido el más importante para la economía de la zona, aportando una valiosa fuente de ingresos, y empleando a un gran número de trabajadores. Hay que subrayar, por otra parte, la incorporación de técnicas más avanzadas de explotación y producción, a la vez que se han ensayado y descubierto otras 1
nuevas, aunque tales innovaciones, no afectan solo ni principalmente al desarrollo técnico; muchos avances se
Vista actual de un viñedo
Detalle de emparrado
deben al resultado de combinar cambios en las condiciones jurídicas del suelo, la apertura a nuevos mercados, la utilización más racional del medio y el empleo de mano de obra especializada, etc
Julio Mangas. La agricultura romana. Cuadernos de historia 16, Nº 146, pág. 4
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2.Antecedentes históricos «No existe unanimidad sobre el lugar en el qué comenzaron a realizarse los primeros cultivos de vid en España y quiénes fueron los que introdujeron las técnicas de elaboración del vino. Según diversas fuentes, los primeros viñedos se habrían asentado en el litoral suroeste andaluz, constituyendo el punto de entrada y el lugar de las viñas más antiguas de España. Esta teoría parece ser la más probable, y está avalada por la presencia de los fenicios en la península hace alrededor de 3.000 años. Los fenicios fueron, en efecto, los que trajeron la vid a la Península, cuando, allá por el año 1100 a.C., arribaron en las costas de Cádiz y Tartessos. La colonización fenicia y su introducción de la vid en nuestras tierras fueron recogidas en importantes libros de la Antigüedad («Geografía» de Estrabón, siglo I a.C. y «Ora Marítima» de Rufo Festo Avieno, siglo IV d.C.,). No obstante, los fenicios no sólo se instalaron en Cádiz y el sur de la Península. También llegaron hasta el nordeste y el levante español, donde posteriormente serían reemplazados por colonizadores griegos. Fruto, sin duda, de esta expansión de los pueblos del Mediterráneo Oriental fue el origen y rápido desarrollo de una importante cultura
vitivinícola en todas estas zonas. Serían los romanos los que continuarían la producción de vinos en la península, para lo que incorporaron sus métodos particulares de elaboración. La necesidad de abastecer al vasto imperio y sus legiones contribuyó a intensificar el ya notable tráfico comercial que habían alcanzado los vinos españoles. El declive del Imperio Romano y la posterior invasión bárbara supuso un freno en el desarrollo de la viticultura en España. La llegada de los visigodos a la península contrarrestó la acción de los bárbaros, concediendo mayor importancia a la viticultura. La venida de los árabes en el siglo VIII también se tradujo en algunas dificultades para el desarrollo de la vid y la elaboración del vino debido a la prohibición coránica de consumir bebidas fermentadas y alcohólicas (...). Pese a ello, el cultivo de la vid continuó e, incluso, se mejoró durante el periodo de dominación musulmana. Sin embargo, no sería hasta después de la Reconquista por parte de los Reyes Católicos cuando se produciría el despegue definitivo de la vinicultura. Las comunidades religiosas y los monasterios que se fueron restableciendo jugaron un importante papel ya que serían los monjes y frailes los que más se afanaron en recuperar la tradición vinícola. El vino era un elemento imprescindible para sus ritos religiosos, aunque no se conformaron -57-
con el necesario para su culto, sino que se encargaron también de abastecer sus bodegas para alegría de los lugareños y peregrinos. De este modo, las viñas comenzaron de nuevo a florecer alrededor de los monasterios y abadías para extenderse posteriormente a otros terrenos.
progresivamente los viñedos a mediados de siglo, contribuyó a consolidar la vinicultura en España. Muchos vinateros franceses se establecieron al otro lado de los Pirineos como única forma para continuar con su medio de vida y trajeron consigo sus variedades de uva, maquinaria y métodos, entre los que destacaban la disposición de las cepas, el control de la fermentación o el sulfatado.
A lo largo de los siglos siguientes el vino se convirtió en un alimento esencial en la dieta de la época, a lo que se unió la posibilidad de comercializarlo en lugares distintos a los de su producción. Este desarrollo de los flujos comerciales potenció el nacimiento de las distintas regiones vinícolas y se produjo así un considerable trasiego de municipios y regiones que se turnaron en el abastecimiento de vino a la Corte.
Sin embargo, a finales del siglo la plaga terminó afectando a la península. Afortunadamente, en aquel momento ya se conocía la solución para acabar con ella: injertar sobre patrón americano, inmune a la plaga, con lo que la recuperación de las viñas y su producción resultó menos traumática que otros países europeos.
El siglo XIX es crucial en la industria vinícola española. Aunque tímidamente, comienzan a implantarse algunas reformas que tienen como objetivo la mejora de la calidad del vino y se implantan nuevas técnicas industriales de elaboración del vino que sustituyen a las tradicionalmente artesanales. Por otro lado, la desgraciada llegada de la filoxera al norte de Europa, que devastó
Ya en el siglo XX, la industria vinícola tuvo que enfrentarse a dos nuevos desastres. La Guerra Civil condenó a la viña al abandono y cuando el enfrentamiento acabó, la II Guerra Mundial supuso la paralización del mercado europeo del vino. Ambos sucesos supusieron un nuevo y duro golpe para el sector, que sólo a partir de los años cincuenta empezó a recuperar la normalidad. -58-
determinadas fechas, influyen en el rendimiento y conservación de las cepas. Cuando el terreno tiene demasiada agua se produce en el suelo una falta de oxígeno, esto provoca que la planta se asfixie, manifestándose exteriormente por la decoloración y caída de las hojas. Los cambios bruscos de temperatura, sobre todo si estos vienen acompañados de fuertes heladas en la época en que empiezan a brotar las viñas, dan lugar en muchas ocasiones a la perdida total de la cosecha de ese año.
Desde entonces, las reestructuraciones de viñedos y la renovación y modernización de los procedimientos de elaboración y bodegas han caracterizado la actuación de los viticultores y vinicultores españoles, hasta situar a los vinos de España en igualdad de condiciones competitivas que los foráneos, tanto en el mercado nacional como mundial» (http://www. Winesfromspain.com).
3. Enfermedades de la vid
Entre los parásitos que atacan a las cepas hablaremos en primer lugar de el «piral», insecto que recibe distintos nombres según la zona, este insecto deposita los huevos en las pámpanas más próximas al tronco de la cepa, cuando el tiempo es bueno las larvas abandonan el capullo convirtiéndose en pequeñas orugas de color verdoso que se colocan en las yemas tiernas. «Si durante la primavera se produce una disminución intensa en la temperatura, el insecto hace una especie de telaraña que lía la pámpana», quedándose el piral en el interior y alimentándose de la uvas nuevas que quedan en medio. Para el día de San Juan se convierten en mariposas, estas depositan los huevos en las pámpanas de la umbría, iniciándose de nuevo el proceso de reproducción.
Según podemos leer en el monográfico de la revista «zahora» 2 sobre Villarrobledo: Las viñas sufren daños producidos por el ataque de distintos agentes, estos pueden ser de origen vegetal, animal o por acción de los virus. En la actualidad, la gran variedad de fitosanitarios ha mermado la acción de muchas de éstas enfermedades, plagas que hace menos de 50 años eran muy difíciles de combatir. En este apartado haremos referencia a alguna de las enfermedades que han repercutido directamente a través de los años en nuestras viñas. Destacamos en primer lugar aquellas que resultan de los factores climáticos: el intenso frío o la escasez o el exceso de agua en 2
Otra de las plagas más nocivas para la vid es la filoxera, insecto parecido a un
Revista de tradiciones populares «zahora». Número 35. Monográfico sobre Villarrobledo, págs.: 48 y 49
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bajas, donde suelen instalarse las larvas, echándoles a continuación azufre para matar los huevos que pudieran quedar en las plantas.
pulgón de minúsculo tamaño y de color amarillento. Actúa primero en las hojas, introduciéndose después bajo tierra y dañando las raíces de una forma tan perjudicial que originan la muerte de la planta. Esta epidemia ha sido una de las más devastadoras, debido entre otras causas a la gran rapidez reproductora de la especie.
4. Cultivo y recolección
El mildiu y el oídio son dos de las La vid o cepa, es una planta delicada enfermedades de origen bacteriano que que necesita de cuidados durante todo más han repercutido en los cultivos de el año, entre finales de enero y principios la zona. La primera es una de las más de febrero los labradores comenzaban conocidas por los agricultores por los los trabajos en las viñas, el laboreo grandes daños que produce en las planconsistía en darle «dos vueltas a la tierra tas, el desarrollo de la bacteria depende para terminar con la pasada del rulo». A de los factores climáticos y ataca al intecontinuación, se realizaban las cavas que rior de las hojas, a los tallos y a los fruse hacían con azadón y consistían en tos. El oídio, conocido también como unas aberturas dispuestas alrededor de «cenicilla o polvillo», produce daños solas cepas, era lo que se llamaba «descubrir bre todo en los racimos, aunque tamcepas». bién pueden aparecer sus efectos en los brotes y en los sarmientos. Este hongo se suele propagar cuando el clima es favorable, coincidiendo con una determinada humedad ambiental y una temperatura en torno a los 15ºC. Antes de existir la gran cantidad de fitosanitarios en el mercado, los agricultores realizaban trabajos de prevención. Coincidiendo con la festividad de Santiago, se procedía a «despampanar», este trabajo Vendimiando en la finca «La Olivilla». 1949 consistía en quitar las hojas más -60-
inactiva, pero al llegar la primavera nacen los primeros brotes, de los que posteriormente saldrán las hojas llamadas pámpanas, y el fruto o uvas.
Entrada la primavera, por San Isidro, cuando los sar mientos empiezan a despuntar se procedía a cubrir cepas, haciendo también tres surcos a cada banco formando una cruz «armanta» «matando de esta forma las malas hierbas que habían salido en medio». Con la tierra a pie de vid se «aterraban los plantones» con el fin de que la planta conservase la humedad durante el verano, evitando al mismo tiempo que las raíces quedasen al aire. Con el principio del otoño y la llegada de los primeros hielos, llegaba también la temporada de la poda o corta de sarmientos; los expertos podadores, aconsejan cortar un sarmiento de cada brazo y eliminar completamente el otro, circunstancia que aportará vigor a la planta. Al cortar el sarmiento hay que tener en cuenta ir dejando las ramas con más yemas, para que al año siguiente produzca más uvas.
Cuadrilla de Pascual «Cañamero»
La uva se compone de pulpa, semillas y piel u hollejo. La mayor parte de la producción se utiliza para la fabricación de vinos y en menor proporción para consumo, mostos y otros productos.
Tradicionalmente, con los sarmientos cortados se hacía un haz o gavilla, que era almacenada en un lugar del corral llamado gavillero, las gavillas se utilizaban durante todo el invierno para encender el fuego en las chimeneas y hogares. Durante época invernal la planta esta
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Antiguamente solo se comían uvas frescas en periodo de maduración, es decir durante la vendimia, y más tarde las que se salvaban de la podredumbre en las «cuelgas», que se hacía en las cámaras intentando que durasen el mayor tiempo posible frescas, o se secasen convirtiéndose en pasas. Estas uvas también solían emplearse para elaborar platos típicos como son el arrope y el mostillo.
El final del verano coincide con la época de vendimia, normalmente son los meses de septiembre y octubre en los que frecuentemente se desarrolla esta actividad tan arraigada en toda la comarca.
el traje de faena, los vendimiadores eran trasladados en carros o galeras al plantío. Las mujeres se protegían del sol bajo grandes sombreros de paja, pañuelos bajo el sombrero y manga larga para evitar que el sol les quemase la piel. Antiguamente, el gusto se decantaba por mantener la piel clara y no morena, ya que la palidez era signo de distinción.
Después de la virgen de la Estrella (patrona del pueblo, celebrada el 8 de septiembre), los trabajadores se «ajustaban» con los amos formando cuadrillas, otras veces, el capataz era el encargado de buscar vendimiadores, y lo hacía entre los hombres y mujeres conocidos o relacionados con las familias de los compañeros de trabajo.
Frecuentemente, los plantíos estaban lejos del pueblo (Ciruela, Peralbillo, etc.), y los vendimiadores debían pasar una o varias noches fuera de casa. Este hecho se conocía como «estar de quintería»; pero como solían ser gente alegre y joven, por las noches organizaban fiestas donde cantaban y bailaban al son del caldero, la botella y excepcionalmente, alguna guitarra o castañuelas, también solían practicar algunos juegos como las prendas, la pámpana rota, el cazador, etc...
Era frecuente que las mozas empleadas en las casas para ayudar en la limpieza, lo dejasen por la vendimia; pues los jornales del campo (aunque bajos) solían ser mayores que los domésticos, el riesgo estaba, en que unas veces la esperaban, pero otras no, y al terminar de vendimiar, se veían en la obligación de buscar otra casa donde servir.
El horario de trabajo era de sol a sol, es decir desde que se levantaban hasta que no podían seguir cogiendo uvas por falta de luz.
La recolección de la uva no ha variado mucho con el tiempo, antes igual que ahora, se recoge a mano, por parejas de mujeres u hombres que llevan una espuerta donde van echando los racimos, y una vez llena la vaciaban en las serillas o cuévanos. De los cuévanos al carro, y cuando éste se colmaba se llevaba a la bodega donde se depositaba la uva, y otra vez al plantío. Al amanecer el día y ataviados con
Entre hombres y mujeres había discriminación salarial, la mujer siempre cobraba menos que el hombre. El dueño de la cosecha, como compensación por el escaso jornal, les proporcionaba «el avío» durante esos días. -62-
5. Proceso de elaboración
Este duro trabajo se veía recompensado a la hora del almuerzo y la comida, de esta tarea solía encargarse una de las vendimiadoras que abandonaba antes de tiempo el «tajo para preparar el ajo patatas». Tradicionalmente el almuerzo consistía en gachas, patatas fritas o pimientos con sardinas, mientras que en la comida los platos más usuales eran el caldo de patatas, fideos con bacalao y los arroces caldosos. Los utensilios y los ingredientes necesarios se traían desde la «casa grande» hasta la viña, lugar donde se cocinaban, después de este descanso reanudaban «la faena» hasta la puesta del sol.
Nada más llegar a la bodega, se procedía al «pesaje» de la uva, para ello se sujetaba el cuévano al gancho de la romana, y el carrero junto con el bodeguero cantaban el peso al apuntador: «... ¡un pelao!», cuando el peso era de 100 kilos justos.
Terminada la recogida, en algunos sitios, se hacía una comida llamada «remate»; de ahí el dicho de «vamos de remate, o vamos de último día». Al acabar la vendimia, aun quedaban algunas familias que iban a la «rebusca», que consistía en Pisaores en la bodega de Andrés Ocaña. 1954 pasarse por todas las cepas para ver si los vendimiadores se habían dejado algún «... ¡carambola!», si coincidía el peso de racimo en la planta, las cogían y ya tela serilla con el peso de la anterior. nían para hacer unas «cuelgas» y así haLos cuévanos tenían una capacidad bía algo más en la casa para comer, o se entre cinco y siete arrobas vendían, aunque la pagaban más barata. -63-
movidos mediante un gran volante lateral, hacían pasar las uvas entre los rodillos estrujándolas como en un molino, obteniendo así el mosto.
(aproximadamente unos 60-80 kg. de uva). Posteriormente, la uva era descargada en el jaraíz, lugar donde se realizaba toda la maniobra de separación de lo útil o caldo de la uva, y lo inútil o desperdicios.
Después de la «pisa» o molienda, la pasta que quedaba (el cascajo) se pasaba a la prensa, similar a la de las aceitunas, de donde se sacaba el último jugo de las uvas desechadas. La prensa consistía en una cuba grande y cilíndrica, llamada jaula, con un eje central en forma de tornillo. A lo largo de este eje se desplaza hacia arriba y hacia abajo una tapa o plancha (la campana), que era movida entre dos hombres por
Máquina estrujadora
El primer paso del proceso era la «pisa»; varios hombres calzados con chanclas o zancos, especiales para la realización de esta tarea, se afanaban en aplastar las uvas con sus pies, tratando de romper el hollejo y dejar salir el mosto; a esto se le llamaba «pisar o estrujar». Estos hombres eran conocidos como «pisaores». Con el paso del tiempo y la introducción de nuevas tecnologías, fueron sustituidos por máquinas llamadas estrujadoras dotadas de una tolva y tres rodillos metálicos dentados, que al girar sobre ellos mismos,
Prensa de cascajo -64-
sacar un poco de mosto y disolverlo completamente antes de incorporarlo a la tinaja. Después había que taparlas con valeos, por que son de un material (esparto) que permite la salida de anhídrido carbónico e impide la entrada de insectos y suciedad.
medio de una palanca con sendos brazos dando vueltas alrededor del eje, para conseguir más mosto. El mosto obtenido de la pisa, así como de las operaciones posteriores, se deslizaba por unos conductos a un depósito existente en la bodega que solía estar a ras de suelo (la pileta o pozo), desde donde se elevaba a las tinajas con una bomba manual, más recientemente eléctrica. Se sacaba de la parte superior para que se «asolasen los posos», de tal forma que el mosto llegaba a las tinajas limpio de impurezas.
Las tinajas no se podían llenar completamente, por que el mosto al fermentar aumenta de volumen, lo que provocaría una pérdida de liquido por rebosamiento, o la rotura de la tinaja. La fermentación es un proceso químico natural que consiste en la transformación de los azúcares del mosto en el alcohol del vino, esto se produce debido al calor, haciéndose necesario controlar la temperatura evitando que la fermentación termine al inhibir las levaduras, además de perder aromas.
La proporción aproximada, era de kilo y medio de uvas para un litro de mosto. El mosto que salía de la «pisa», era llamado «mosto yema o mosto flor», que es el de más calidad. La limpieza y desinfección de las tinajas se hacía quemando dentro de ellas una pajuela, consistente en una tira de cañaheja o torcía de algodón, cubierta de azufre que arde con llama, esta se suspendía en el interior de la tinaja, la cual se tapaba con una manta «mojá», para activar la acción desinfectante; con el paso de los años esta técnica fue sustituida por el uso generalizado del sulfuroso.
La temperatura ideal para el vino blanco está entre 17 y 21 grados centígrados, debiendo mantener esta temperatura durante al menos 13 días; en las primeras jornadas, la fermentación es más activa, disminuyendo a medida que se alarga en el tiempo. Se considera que la fermentación ha terminado cuando se consigue entre 1 ó 2 gramos de azúcar por litro.
Una vez el mosto en las tinajas se le añadía sulfuroso para evitar microbios y oxidaciones. La proporción era de 100 mg. por litro. Para agregarlo, era necesario
Para comprobar si la fermentación había terminado, se solía acercar una cerilla encendida a la boca de la tinaja, si -65-
ésta se apaga es que todavía no había terminado, manteniendo anhídrido carbónico que es el que provoca el apagado del fósforo por falta de oxigeno,
trasiego, por lo que había que hacer varios hasta conseguir la limpieza y transparencia adecuadas, esta operación se realizaba entre los meses de febrero y marzo. El vino podía venderse en rama, es decir sin filtrar, o filtrado y limpio. De la uva blanca se obtiene vino blanco y de la tinta, rosado y tinto. La diferencia consiste en que, aunque el mosto es incoloro en los dos casos, el hollejo de la tinta si está presente en la fermentación, tiñe al mosto proporcionándole el color rojo tan característico del vino tinto. Los restos de uva triturada se llaman orujos, y se dejaban en unos depósitos llamados «pozos de los orujos», de donde se extraía por decantación un liquido con el que posteriormente se hacía el aguardiente de orujo.
Termómetros y pesavinos
si por el contrario la cerilla permanecía encendida, era señal de que el proceso estaba concluido y el aire en la bodega era más puro y respirable: «si la tinaja se apagaba», es decir, se paraba la fermentación por exceso de grado, se volvía a activar añadiéndole yeso. Una vez finalizado el proceso de fermentación se procedía al trasiego, primero de una tinaja a otra, y después se filtraba, que consistía en cambiar el mosto (vino ya) turbio, haciéndolo pasar por unos filtros que lo dejaban más limpio y transparente. En algunas ocasiones, no era suficiente con un
Una vez terminado todo el proceso, el vino ya estaba dispuesto para ser consumido.
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Otro producto de frecuente elaboración en las bodegas, era el vinagre, éste se conseguía aprovechando el vino de peor calidad que había sobrado de la cosecha anterior, que era almacenado en tinajas aparte, dispuestas de tal manera
que les diera el sol hasta que se agriaba convirtiéndose en vinagre.
relativamente poco tiempo, muchas de las casas, sobre todo las pertenecientes a las de familias con más capital, disponían de bodega propia con los medios precisos para la elaboración y producción de vino, aguardiente y alcohol. A continuación se expone un listado con algunas de las bodegas que nos ha
6. Bodegas Miguelturra, pueblo de gran tradición agrícola basada principalmente en el cultivo, tanto del olivo como de la vid, se ha caracterizado por la gran cantidad de pequeñas bodegas de carácter familiar, productoras de vinos de mesa. Tradicionalmente, el vino que se consumía era el producido durante el año, raras veces se daba un excedente que permitiera su venta fuera del pueblo, y cuando esto sucedía el comercio del producto se circunscribía a otros pueblos cercanos, siendo infrecuente la exportación a otras provincias o lugares de España, y más aún fuera de nuestras fronteras. Aunque si se mantuvo con cierta regularidad el comercio con algunos pueblos de Extremadura e incluso Portugal en los últimos años del siglo XIX. Muchas de las bodegas, disponían de un pequeño despacho de vino donde se servía por cuartillas; estos despachos se pueden considerar los precursores de los actuales bares, porque allí se reunían los hombres para charlar, hacer negocios o pasar el tiempo, mientras saboreaban un buen vaso de vino. No hay que olvidar que hasta hace
Vista de un jaráiz, antesala de la bodega
sido posible rescatar de la memoria de nuestros informantes:
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1. Moisés Anino. De gran volumen, no solo vendía lo suyo sino que traía uvas de otros sitios para hacer vino, venta local y exportación, se mantuvo operativa hasta 1973. En C/ La Corte. 2. Ernesto y Dominico Ramos. Bodega «La Confianza», de gran volumen, también venta local y exportación. en C/. Tercia, Pradillo y Cava, estaba en un gran edificio que
ocupaba toda la manzana; manteniendo la elaboración tradicional del vino hasta 1966, en que dejó de producir. Posteriormente fue un bar 3. Concepción Trujillo «bodega de la Concha». Elaboración de autoabastecimiento y el excedente, venta al detal, disponía de despacho de vino, en C/ Legión, también Venancio Payo, hoy Miguel Astilleros. 4. Cayo Cano. De gran volumen, exportación. En C/ Botija, adyacente a la fábrica de harinas, se cerró en 1980. 5. Antonino Róspide. De gran volumen, exportación, familia de recursos que además de la bodega tenían una fábrica de curtidos. La bodega en C/ del Aire, hoy Ramón y Cajal. 6. Miguel Fernández. De gran volumen, exportación, también con despacho de vino. En C/ Lanza. 7. Blas Fernández Trigueros. Pequeña bodega de venta al detal, el negocio se mantuvo hasta hace poco tiempo (década de los 80, S. XX), aunque en éstos últimos años solo como venta de vino a granel. En C/ Pozuelo. 8. Luis Pérez Morales «Varguitas»; es una de las pocas alcoholeras documentadas, con tinajas de barro y alcoholera, además de fábrica de flemas. En C/ Real. 9. Rogelio Castellanos SánchezIzquierdo. De pequeño volumen, venta al detal, esta bodega funcionó como tal, desde principios del siglo XX, hasta 3
1929-30 aproximadamente. Después de la guerra civil (1936-39), en un antiguo granero situado en el piso superior de la bodega, se organizaban bailes de amistad los domingos; costumbre que se mantuvo durante un corto espacio de tiempo. En C/ Real. 10. Darío González. Pequeña bodega de escaso volumen y venta al detal, con elaboración tradicional, se pisaba, y se vendía en casa, donde disponía de un despacho de vino a granel. En C/ Real. 11. Eufemio Trujillo, también una pequeña bodega de venta al detal, en C/ Real. 12. Ramón Herreros 3 . Pequeña bodega de elaboración propia y venta al detal, se mantuvo fabricando vino hasta los años 30 (S. XX). En C/ Real. 13. Máximo Castellanos, antigua bodega de pequeño volumen y venta al detal que estuvo funcionando hasta 1917. En C/ Real. 14. José Rivas, pequeña bodega de venta al detal, en funcionamiento hasta, más o menos, la década de los 20 (S. XX). En C/ Barranco, hoy Príncipes de España. 15. Celestino Martín Jurado. Escaso volumen, venta al detal. En C/ Barranco. 16. Bernardo Corral. Pequeña bodega de venta al detal, que se mantuvo abierta hasta después de guerra (1939). En C/ Barranco, hoy Príncipes de España.
Como anécdota, comentar que Manuel Herreros, fue durante muchos años Presidente y Hermano Mayor de la cofradía de los «Armaos».
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17. Ramón Rivas Azañón. Al contrario que la anterior, ésta comenzó a producir, una vez terminada la guerra; con escaso volumen, se dedicaba a venta al detal. En C/ Barranco, hoy Príncipes de España. 18. Bodega de las «buenas mozas», en funcionamiento hasta 1920, con escaso volumen de producción y venta al detal. En C/ Peligros. 19. Sotero Almagro, una de las bodegas más antiguas, también de escasa producción y venta al detal. En C/ Pardillo. 20. Manuel Castellanos; esta bodega estaba en Peralbillo, en los «baños de Trujillo», aunque de escasa producción,
21. Manuel Martín Jurado, pequeña bodega de venta al detal, que estuvo funcionando hasta 1918-20 aproximadamente. En C/ Roque Blanco, hoy Calixto Royo. 22. Joaquín Almagro, pequeña de venta al detal. En C/Peligros. 23. Lorenza Rodrigo López (de los «centimillos»), pequeña bodega que estuvo funcionando hasta pocos años antes de la guerra (1936-39). En C/ Almagro. 24. Justo Fernández «los chiles» 4 , pequeña bodega casera con escaso volumen de producción de venta al detal, que se mantuvo abierta hasta unos años antes de guerra. En C/ Veras. 25. Ciriaco Martín de Lucia, esta pequeña bodega con despacho de vino, cerró hacia 1920 aproximadamente. En C/ Cervantes. 26. Francisco Asensio «el de Galo», también en funcionamiento hasta 1920, de las mismas características que las anteriores, de poco volumen y venta al detal. En C/ La Virgen. 27. Bodega del Sindicato Agrícola, otra de las bodegas tradicionales de Miguelturra que Cuadrilla de vendimiadoras en los «Baños de Trujillo» se mantuvo hasta los años 30 (S. XX) aproximadamente. En mantenía un excedente que se vendía al C/ Ave María. detal. 4
Justo Fernández el propietario de la fábrica de harinas «la Estrella», cuya historia esta reflejada en el número 2 de esta misma colección: «Cuadernos de Historia Local, el molinero».
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30. Dario Barco García en c/ Real. Las dos últimas bodegas, de gran volumen con venta local y exportación, empezaron a funcionar en 1960. En la actualidad la única bodega que se mantiene en Miguelturra es la de la Sociedad Cooperativa Agrícola y Ganadera, con producción propia del vino «Aquílice». En C/ Real, 70, la cual dispone de una taberna despacho.
28. Emiliano Roldán Rivas «el Pelao». Fábrica de anisados, licores y jarabes: Anisados Monjardines, en C/ Roque Blanco, hoy Calíxto Royo. Hasta que comenzó la guerra, la fábrica se mantuvo con un solo empleado; después del acontecimiento bélico, fueron contratados tres más, y un escribiente para la oficina: Alejandro Serrano Matas «el carlista». En el año 1936, la fábrica se traslada a C/ Carretas, un antiguo molino de aceite, propiedad de María Laguna. Acabada la guerra se cierra el negocio y unos años después, vuelve a reabrirse en C/ Adán Nieto, siendo socio también, durante esta nueva temporada, Manuel Ramos Molina. Su cierre definitivo se produce en 1948. Entre otros productos, se fabricaban dos licores: anís «Cascorro» y brandy «Capitol».
7. El vino en los remedios populares
Desde la antigüedad se ha considerado el vino fuente de salud, estimulante, fuente de energía, e incluso recomendado para el tratamiento de algunas enfermedades. Hay escritos médicos y libros sagrados llenos de citas alabando las propiedades del vino. Tradicionalmente, se tomaba para abrir el apetito, a los niños desganados y de pocas hambres, era normal darles vino dulce, fácil de tomar, para conseguir que comieran. Prácticamente Trabajadores en la bodega de Dario Barco todos los remedios de Hipócrates, considerado el padre de la 29. José Mora Sánchez-Vizcaino en c/ medicina, recomiendan diversas clases Los Santos. -70-
examinaron la relación cintura/cadera y las preferencias alcohólicas de 12.145 personas entre 45 y 64 años. Curiosamente, la relación cintura/cadera resultó ser casi un 50% inferior en los bebedores moderados de vino que en los abstemios y casi la tercera parte que en los bebedores de cerveza.
de vino. Los grandes filósofos griegos lo elogian. Merece la pena citar a Sócrates: « El vino templa los espíritus y adormece las preocupaciones (...) revive nuestras alegrías y proporciona aceite a la efímera llama que es la vida. Si bebemos con moderación y a pequeños sorbos, el vino destila hacia nuestros pulmones como el rocío de la mañana (...). Es así como no viola nuestra razón, sino que nos lleva a una dulce alegría».
El vino y la tercera edad: 6 Un gran número de hombres sabios de todas las épocas han recomendado el consumo moderado de vino a los mayores. La evidencia de los estudios recientes apunta claramente en la misma dirección. A parte del riesgo cardiovascular y del cáncer, principales causas de mortalidad en los países avanzados, el vino previene otras enfermedades típicas de la tercera edad como la demencia, la enfermedad de Alzheimer o la degeneración macular. Una serie de estudios realizados en Estados Unidos y Europa se han centrado específicamente en la relación de un consumo moderado de vino con la longevidad. Todos ellos han concluido que existe una relación positiva entre ambos.
El vino y la obesidad: 5 Una creencia generalizada afirma que el vino provoca incremento de peso. Si se tiene en cuenta que una copa de vino contiene 100-150 kilocalorías, parece evidente que un consumo elevado justifica esa afirmación. Sin embargo una serie de estudios científicos en Estados Unidos, concluyen que el c o n s u m o moderado de vino (2-3 copas al día) no tiene influencia adversa sobre el peso corporal ni sobre el desarrollo de la obesidad. Existe incluso un estudio realizado en 1995 por el doctor Duncan y otros colegas en Río Grande de Sul (Brasil) en el que se 5y6
Carlos Falcó: Entender de vino, págs. 63 y 69)
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Remedios con vino: - Para el catarro: cataplasma de vino con manteca. - Para mejorar la memoria: uvas pasas con los rabitos. - Para retrasar las canas: mezclar 4 gramos de sulfato de hierro con un vaso de vino, mojar el peine en esta mezcla y peinarse durante 2 ó 3 minutos. - Para la llagas de la boca: mantener en la boca un trago de vino durante 5 minutos. - Para combatir el dolor menstrual: tomarse una copita añejo de 5 años o más. - Para los resfriados: cocer un vaso de vino tinto, cuando hierva, añadir una copa de coñac y retirarlo del fuego. Añadir azúcar y tomar. - Para las infecciones de la piel (ronchas, granos, etc.): se agregan 5 cucharadas de azufre a 1 litro de vino y se toma a diario dos cucharaditas. También es un buen depurativo. - Antigripal: calentar 1 litro de vino tinto con 50 g. de hojas de romero sin llegar a hervir. Retirarlo del fuego, dejar enfriar. Tomar 1 cucharada cada 2 horas. - Para el catarro: echamos en un cacharro 1 cebolla grande troceada, añadimos 2 vasos de vino blanco; se deja reposar 24 horas, se cuela, se entibia y se añade 150 g. de miel, que al estar caliente se disolverá fácilmente. Una vez bien disuelto, se toma 4 veces al día: en ayunas, a mediodía, a media tarde y antes de acostarse.
- Para combatir el reuma: se ponen a cocer 12 puerros pelados y limpios en 1 litro de vino blanco seco. Se mantiene en ebullición durante 20 minutos para que se evapore el alcohol y se reduzca el líquido. Tomar 3 ó 4 vasitos al día.
Remedios con uvas: - Para aumentar la energía y el vigor: licuar uvas tintas hasta obtener 1 litro de mosto, añadir 5 ramas de romero. Dejar reposar durante 9 días en sitio fresco y oscuro. Transcurrido este tiempo, tomar 2 vasitos diarios, uno en ayunas y otro antes de acostarse. -72-
8. Coplas, adivinanzas, dichos y refranes
Remedios con vinagre: - Para limpiar toda clase de suelos, incluidos los de madera: añadir al agua de fregar un buen chorretón de vinagre. - Para la caída del cabello: hacer una infusión con 50 g. de hojas de ortigas en 1 litro de vinagre y aplicarse fricciones tres veces al día. - Como purgante: tomar 1 vaso de vinagre aguado por las mañanas en ayunas. - Para quemaduras solares: empapar un paño en vinagre puro y aplicar directamente sobre la piel limpia.
coplas: De la uva sale el vino. De la aceituna el aceite. Y de mi corazón sale, Cariño para quererte.
Remedios contra la resaca: - Infusión de hierbas con ginseng. - Una tostada en ayunas con miel. - Frotarse con medio limón en cada axila. - Tomar una cerveza o vino con gaseosa en el desayuno. - Desayunar un buen zumo de naranja y mantenerse a dieta todo el día. Por la noche cenar una sopa de cebolla. De esta manera el organismo quedará depurado.
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El casero de Peralbillo, Enfermó. Y su madre le decía: «bebe vino y agua no».
- El miedo guarda la viña. - Al pan, pan y al vino, vino.
A la virgen del Carmen Tres cosas le pido La salud y el dinero morena, Y un buen marido Que no fume tabaco Ni beba vino. Cada vez que te emborrachas Vienes en busca mía, ojalá te emborraches, Todas las horas del día. Los curas y los taberneros Son de la misma opinión Cuantos más bautizos haya Más reales al cajón.
Adivinanzas: El sol las madura, La mano las rompe, El pie las tritura Y la boca se las bebe. (El vino)
De la viña vengo de vendimiar Si aciertas lo que traigo en el cesto Te doy un racimo de ciento. (Las uvas)
Dichos: - Tener mala uva. - La cuba es la cárcel del vino.
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Refranes: - Lluvia para San Juan, quita vino, aceite y pan no da. - Uvas con queso saben a beso. - Octubre vinatero, padre del buen enero (también cuero). - Cuando llueve en agosto, llueve miel y llueve mosto. - Con pan y vino se anda el camino. - Quien no ha probado el vino, la muerte le viene de camino - Gástate en juergas y vino lo que has de dejarle a tus sobrinos. - Encima del melocotón, vino al montón. - Por Santiago y Santa Ana, pintan las uvas y para la Virgen de agosto, ya están maduras. - Por San Simón y San Judas, buenas salen las uvas. - El vino por San Andrés, buen vino es. - Al leñador vino, a la sierra el tocino. - De la uva sale el vino, y del vino los desatinos. - La uva no es uva, hasta que está madura.
- Viejo que buen vino bebe, tarde muere. - Si a tu amigo quieres conocer, hazlo jugar y beber. - Tras la sopa, la copa. - Torreznos sin vino, como olla sin tocino. - Media vida es la candela, pan y vino la otra media. - Pan de hoy, carne de ayer y vino de antaño. - Leche y vino, veneno fino. - Mala es la llaga que con vino no sana. - En vino y en moro, no pongas tu tesoro. - El juego, la mujer y el vino, sacan al hombre de tino. - De borrachos y panzones, están llenos los panteones. - Beber y comer, buen pasatiempo es. - A comida picante, vino abundante. - Nunca hagas el desatino de mezclar agua con vino. - Lo rancio es bueno en el vino, pero malo en el aceite y el tocino.
Ángel. tecnología popular en Albacete. - Vallejo Cisneros, Antonio: Música y tradiciones populares. BAM, nº 60.
Internet: http://www.Winesfromspain.com http://www. bodegasoledad.com
10. Fuentes orales
- Lucio Puzón Nieto. 72 años, trabajó como encargado de bodega en casa de Darío Barco. - Alberto Martín Castellanos. 83 años, participante y miembro del Aula de Estudios, y poseedor de una memoria prodigiosa.
9. Bibliografía utilizada - Falcó, Carlos: Entender de vino. mr. ediciones. Ediciones Martínez Roca, S.A. 1999-2004. - Mangas, Julio. La agricultura romana. Cuadernos de historia 16, Nº 14. - Revista zahora. Nº 35: Monográfico sobre Villarrobledo. - Revista zahora. Nº 43: Ñacle García,
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La industria del vino en Miguelturra desde la publicidad
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