Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

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URBANBATfest19: CIUDADES Y CUIDADOS HACIA UNA ARQUITECTURA DE LOS CUIDADOS

ENSAYOS SOBRE LA CIUDAD Y LOS CUIDADOS


Zainketen arkitektura baterantz Hacia una arquitectura de los cuidados Parte 3: Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

Edizioa Edita URBANBAT Oficina de Innovación Urbana Koop. Elk. Txikia Plaza de La Cantera, 5, 2º planta. 48003 Bilbao info@urbanbat.org www.urbanbat.org Editorea Editor Gorka Rodríguez Olea Diseinu grafikoa eta maketazioa Diseño gráfico y Maquetación Carlos Muñoz Sánchez | cAnicca [a+d+u] Testuak Textos Patricia Campelo, Izaskun Chinchilla, Zaida Muxí, Mònica Beguer, Maushaus, Gloria Sepúlveda, Atxu Amann, Serafina Amoroso, Iñaki Alonso, Mauro Gil-Fournier, ZAK, Reyes Gallegos, Isabel Martín, Igor Calvo, Xabier del Campo, La Plasita Argazkiak Fotografías Olga Ruiz para URBANBATfest, excepto: Ryoji Iwata (@johnny777), Francesc Polop, Jornet-LlopPastor arquitectos, Antonio Acedo, Miguel de Guzmán y fotografías aportadas por las y los autores de los ensayos para ilustrar sus textos y/o biografía. Tipografiak Tipografías Roboto, Roboto Mono, Libre Baskerville Las tipografías utilizadas son OFL (Open Font License)

CC BY-NC-ND 4.0 Creative Commonseko Aitortu-EzKomertzialaBerdinPartekatu 4.0 Nazioartekoa lizentzaiaren pean argitaratzen da lan hau Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional de Creative Commons




Introducción 7 CIUDADES CUIDADORAS Zaida Muxí Martínez

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LOS INQUILINOS DE LA CIUDAD Mònica Beguer Jornet

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EL HACHA DE GRETA Maushaus

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CUIDADORES 24 Gloria Sepúlveda Astorga ¿Y TÚ, QUÉ CUIDAS? Atxu Amann y Serafina Amoroso LA ARQUITECTURA QUE NOS CUIDA, PARA QUE NOS CUIDEMOS Iñaki Alonso

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CASAS Y FAMILIAS EXPANDIDAS Mauro Gil-Fournier Esquerra

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LA VIVIENDA Y LA COMUNIDAD A ESCALA HUMANA ZAK

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FLÂNERIE ES FEMENINO Reyes Gallegos Rodríguez

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AQUÍ MISMO, A LA VUELTA Isabel Martín

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EL PROCESO Igor Calvo

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CUIDADOS REFLECTIVOS Y RECÍPROCOS EN LA ERA DE LOS CAMBIOS 84 Xabier del Campo sobre palabras de Andrés Jaque POSTRE 96 La Plasita


Hacia una arquitectura de los cuidados

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

ENSAYOS SOBRE LA CIUDAD Y LOS CUIDADOS

Con motivo de la 8ª edición del festival hemos invitado a algunas de las personas que han participado en esta edición del programa a trasladarnos sus reflexiones sobre la relación entre el diseño urbano, la arquitectura y la atención a los cuidados de las personas que habitamos la ciudad. Cada autora se ha aproximado al tema en base a su experiencia como ciudadana y/o como profesional vinculada a distintas áreas del desarrollo urbano. Esta colección también supone un ejercicio libre de estilos, formatos y lenguajes. Así, encontrarás ensayos escritos de forma individual y en colectivo, artículos, poemas, fotografías, recetas gastronómicas…que conforman un rico y diverso compendio sobre la ciudad y los cuidados.

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CIUDADES “ CUI” DADORAS Las ciudades cuidadoras se proponen desde los feminismos, porque nos entendemos en relación con otros y otras, en las redes de apoyo mutuo.

Zaida Muxí Martínez


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CIUDADES CUIDADORAS

DE LAS CIUDADES DE LA COMPETENCIA A LAS CIUDADES DE LA COLABORACIÓN Zaida Muxí Martínez

Las ciudades y sociedades del mañana serán posibles, no como utopía, sino como realidad, si somos capaces de construirnos de manera cooperativa y colaborativa, sin competencias destructivas. Se trata de unas sociedades y ciudades en las que los cuidados sean lo principal. Los cuidados en sentido muy amplio, es decir, entre nosotros como seres humanos y con los ecosistemas con los que cohabitamos. Tenemos que olvidar la máxima de la autonomía y del individualismo, así como la estructura piramidal en la que se ha montado la sociedad planetaria. Los seres humanos, como bien se plantean, Yayo Herrero y Alicia Puleo, desde los ecofeminismos, somos interdependientes y ecodependientes. Interdependientes porque cada persona depende de otras y porque la autonomía e independencia no es sino el olvido de los cuidados físicos, sociales y emocionales que necesitamos para ser y gracias a los cuales existimos. La ecodependencia se trata de la conciencia de pertenecer a un sistema más amplio, en el que cada elemento es importante, lejos de la famosa pirámide que sitúa al hombre en la cúspide. El hombre, que no ser humano, ya que vivimos en la era del antropoceno androcéntrico, en la que experiencia dominante ha sido la del ser humano varón. Podemos aportar nuestro grano de arena imprescindible para la pervivencia del planeta y de nuestra especie desde cada detalle en la construcción de las ciudades hasta como vivimos. Las ciudades tienen que tener una escala humana y han de ser compactas, densas y mixtas. No se trata, evidentemente, de hacer nuevas ciudades, sino mejorar las que tenemos. Mejorarlas para vivir mejor, para que podamos escoger y dedicar de manera equilibrada nuestros tiempos a las cuatro esferas en que se componen nuestras vidas: la de la reproducción o cuidados, la de la producción, la propia o personal, y la socio-política-comunitaria. El equilibrio entre esferas, hoy desequilibrado por la producción, será posible si habitamos ciudades basadas en la proximidad, de distancias cortas, conformadas por barrios en el que podamos desarrollar todas las actividades de estas esferas, reduciendo al máximo los desplazamientos. 9


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Las tecnologías de la comunicación podrán ser una herramienta para evitar desplazamientos y para organizarnos, para compartir habilidades y tiempos, lejos de la falsa economía colaborativa que hoy nos invade y nos aleja de la cooperación y el equilibrio. Las ciudades cuidadoras se proponen desde los feminismos, porque nos entendemos en relación con otros y otras, en las redes de apoyo mutuo. Podemos encontrar trazas de estas redes en las ciudades actuales: las redes de guarderías, espacios para el cuidado de la primera infancia de 0 a 3 años, son una demostración de reconocer la necesidad de espacios para cuidados especiales, al tiempo que han permitido y permiten, principalmente a las mujeres compaginar las cuatro esferas de la vida. En el contexto español, y europeo, el futuro nos depara un reto especial en cuanto al cuidado de las personas mayores, hablamos de la cuarta edad. ¿Cómo preparamos las ciudades para cuidar un porcentaje que crece exponencialmente de personas de más de 80 años? Según el INE para el 2033 la población de 65 y más años supondría el 25,2% del total, cuando en 2018 era del 19%, y habrá cuatro veces más mayores de 100 años. La ONU indica que en 2050 la población mundial con 80 años o más pasará de 143 millones a 426 millones. Esto indica una cadena de cuidados compleja, que no se puede dejar, solamente, en las familias, como se ha hecho en el modelo latino de estado de bienestar, sino que los cuidados de menores y de adultos son parte de las tareas colaborativas que tenemos que asumir como sociedad. Preparar la ciudad para ello significa cambios de prioridades y de valoraciones; velocidades lentas, distancias cortas, mezcla de usos, al tiempo que es necesario crear nuevas tipologías de vivienda, tanto en su tenencia y en su gestión como en su distribución; también de deben inventar espacios y equipamientos públicos y colectivos aun por imaginar, que nos faciliten las diferentes esferas de la vida. Este futuro deseable y necesario ha empezado a hacerse realidad hace más de 25 años en la ciudad de Viena y de manera más reciente en ciudades como Barcelona. Se trata del urbanismo con perspectiva de género que implica el detalle, la atención a las necesidades de las diferentes personas y su resolución desde el conocimiento directo. En Viena, es ejemplar, la mejora del barrio de Mariahilfer, donde pequeñas actuaciones lo han hecho más accesible y seguro, dando más autonomía a las personas que en otros contextos serían dependientes. Barcelona, entre otras actuaciones, ha declarado la ciudad jugable, para que ello sea posible es necesario pacificar las calles, en las que las personas son el centro y que sean pensadas para su seguridad, para sus velocidades. Y es desde los feminismos y las aportaciones que ya han hecho y pueden hacer las mujeres que esto es posible, se trata de cambiar las prioridades poniendo la vida en el centro.

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Zaida Muxí Martínez Zaida Muxí es doctora arquitecta. Profesora de Urbanismo de la ETSAB. Co-directora con Josep Maria Montaner del Master Laboratorio de la vivienda del siglo XXI (2004-2014), es co-directora del Congreso Internacional de Vivienda Colectiva Sostenible. Especialista en urbanismo, arquitectura y género. Cofundadora del Col·lectiu Punt 6; integrante y cofundadora de la red “Un día una arquitecta”. De 2015 a 2019 Directora de Urbanismo Vivienda, Medioambiente, Ecología Urbana, Espacio Público, Vía Pública y Civismo de Santa Coloma de Gramenet. Su último libro es “Mujeres, casa y ciudades. Más allá del umbral”. 11


LOS INQUI“LINOS DE LA” CIUDAD

Tenemos un importantísimo trabajo que hacer sobre el espacio público, que es la clave en la regeneración de nuestras ciudades y en la mejora de la calidad de vida, no solo del ‘individuo neutro’ sino del conjunto de ‘inquilinos de la ciudad’.

Mònica Beguer Jornet TerritorisXLM


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LOS INQUILINOS DE LA CIUDAD Mònica Beguer Jornet

Somos herederos de una ciudad moderna planificada para fomentar la productividad. Una ciudad moderna que ha utilizado como modelo para organizarse al hombre-blanco-trabajador. Ha sido el trabajo productivo y no el reproductivo, el de los cuidados o el del bienestar, el que ha imperado en la construcción de las ciudades en las que vivimos. Planificar la ciudad para este ‘inquilino’ y no para todos los demás, ha tenido unas consecuencias que nos obligan a día de hoy, a reivindicar que se ponga la vida cotidiana, no solo la laboral, en el centro de las nuevas políticas urbanas. Donde posiblemente estas consecuencias son más evidentes, es en el espacio público de la ciudad. El lugar donde lo público, lo común, lo compartido, debería tener un protagonismo especial, ha estado en demasiadas ocasiones pensado exclusivamente para ese individuo neutro que utiliza el espacio público principalmente para desplazarse hasta su lugar de trabajo con su vehículo particular. El espacio público ha quedado relegado a un plano secundario, a un espacio que cubre necesidades de movilidad (determinada movilidad), sin esperar de él que se convierta además en un espacio vivible, habitable, jugable o confortable. De esta forma hemos sido herederos de una ciudad donde en nuestro hacer más cotidiano, tenemos dificultades para pasear con un cochecito de bebé o una silla de ruedas, donde los jóvenes no tienen espacios de ocio o juego al 13


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aire libre, donde los ancianos no se sienten cómodos ni tranquilos, o donde un recorrido a pie se nos hace impensable por inhóspito o desaliñado. En demasiadas ocasiones sufrimos el resultado de unos espacios urbanos programados para un individuo neutro excesivamente específico, un prototipo de individuo que no tiene necesidades cotidianas, no tiene familia a la que cuidar, tiempo libre para pasear, o necesidad de socializarse. La salud, el confort, la habitabilidad del espacio público, se han relegado a un segundo plano (cuando no a un plano inexistente). En estos últimos años estamos oyendo hablar de ‘urbanismo con perspectiva de género’ o ‘urbanismo feminista’, conceptos que no siempre son bien comprendidos. En definitiva, se trata desde mi punto de vista, de algo que a priori puede parecer muy sencillo: planificar las ciudades para los que la viven, para sus inquilinos. Este concepto que puede parecer una obviedad, conlleva una forma de planificar la ciudad y en particular el espacio público como lugar colectivo, comprendiendo y respondiendo a las distintas necesidades, compartidas y particulares de todos los usuarios, los inquilinos de la ciudad, con sus diferencias de edad, género, procedencia o dependencia.

Reurbanización de la calle Vic en Montmeló.

Esta voluntad de poner a las personas en el centro de la planificación urbana, ¿cómo la materializamos? ¿Cómo cambiamos los arquitectos y urbanistas nuestra forma de planificar la ciudad para fomentar una mejor calidad de vida para todos aquellos que la habitan? Estoy convencida (por no decir obsesionada) en que tenemos un importantísimo trabajo que hacer sobre el espacio público, que es la clave en la regeneración de nuestras ciudades y en la mejora de la calidad de vida, no solo del ‘individuo neutro’ sino del conjunto de ‘inquilinos de la ciudad’. El espacio público debe ser planificado desde un punto de vista funcional y cualitativo, no solo como un estándar cuantitativo predeterminado por la regulación urbanística correspondiente. Para mejorar la calidad de vida urbana debemos disponer de espacios públicos que garanticen su utilidad

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y confort. Del mismo modo que exigimos a las viviendas, las oficinas o los comercios, unos mínimos de habitabilidad, ¿por qué no lo hacemos con los espacios compartidos donde pasamos gran parte de nuestro tiempo? Para ello, evidentemente es imprescindible la participación ciudadana, la implicación de los futuros usuarios para comprender de primera mano cuáles son sus necesidades, preocupaciones y propuestas, pero también es fundamental poner el foco en el papel estratégico de la planificación y la programación (dos aspectos que deberían ir intrínsecamente vinculados en una nueva forma de planificar la ciudad). En este sentido y por no extenderme demasiado, creo que hay que resaltar cuatro aspectos clave que deben estar presentes en una nueva planificación estratégica del espacio público: la estructura, la escala, las actividades y el verde. La estructura. Del conjunto de espacios públicos creando una red en continuidad, entre ellos y con el territorio, y con conectividad, con los lugares de residencia, los equipamientos y servicios, y el patrimonio. Una buena estructura es la base para crear espacios que nos acompañen en nuestros itinerarios cotidianos, que nos faciliten programar áreas de juego para pequeños, jóvenes o ancianos cerca Autores: Jornet-Llop-Pastor arquitectos y TerritorisXLM.

de sus recorridos habituales, para crear itinerarios saludables, y facilitar el acceso a nuestro entorno natural.

La escala. Del espacio en sí (calle, plaza, jardín, parque…) que debe estar acorde con su funcionalidad y el papel que juega en nuestras vidas: de uso diario, de referencia en la ciudad o en el barrio, o de escala territorial. Y también del dimensionado en cada uno de ellos, de los espacios destinados a caminar, a pasear en bici, a jugar, a descansar, etc. La escala es un factor fundamental para crear espacios que generen sensaciones de confort y seguridad según su intensidad de uso y afluencia, así como el dimensionado de los espacios destinados a cada movilidad o función lo es para garantizar un buen servicio a nuestras necesidades de paseo acompañados, de espacios de encuentro, de lugares de descanso o contemplación, etc. Las actividades. La actividad que se desarrolla tanto en el propio espacio público como en su entorno privado es un factor clave que nos puede producir sensación de confort y seguridad o bien todo lo contrario cuando éstas son 15


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inexistentes o inapropiadas. El programar espacios con usos y actividades variadas en el propio espacio público es evidentemente necesario para dar funcionalidad y buen servicio a las ciudadanas y ciudadano. Tampoco hay que olvidar el importantísimo efecto rechazo que pueden producir unas plantas bajas cerradas o con actividades que nos resulten agresivas o inseguras. Planificar el espacio público teniendo en cuenta estos aspectos permitirá programar unas ciudades con itinerarios a pie que se nos hagan apetecibles, con áreas de ocio y juego para todos los gustos, edades y necesidades, y donde el espacio público sea un verdadero soporte de intercambio social y productivo. El verde. La vegetación en sus tres estratos: herbáceo, arbustivo y arbóreo, aportan al espacio público máximos niveles de confort y calidad paisajística y ambiental. Pensar el verde como una infraestructura vital que debe formar parte de la planificación urbana, es fundamental para garantizar unos niveles adecuados de calidad de vida y empezar a construir unas ciudades más resilientes y saludables. La infraestructura verde nos protege del calor, otorga belleza a la ciudad, mejora la calidad del aire y el hábitat de personas y animales (su biodiversidad). En definitiva, hace que la ciudad sea más caminable, más saludable, más vivible. Con estas líneas, solo pretendo evidenciar que la planificación urbana estratégica, tiene un papel fundamental y mucho trabajo por hacer para mejorar la calidad de vida de las personas que habitamos las ciudades. Éstos son solo algunos de los aspectos que deberíamos incorporar en una nueva manera de afrontar los retos pendientes para regenerar nuestras ciudades, para reconvertirlas en lugares más habitables, más saludables, más amables con todos sus habitantes, y no solo con el individuo neutro que dispone tan solo de una de las múltiples facetas que componen el conjunto de inquilinos de la ciudad.

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Mònica Beguer Jornet Arquitecta urbanista, fundadora de TerritorisXLM, oficina pluridisciplinar que desarrolla planes y proyectos de ordenación del territorio, ciudad y paisaje. Incorporamos la visión de otras disciplinas con el objetivo de aportar soluciones urbanísticas a los retos de la ciudad y el territorio contemporáneos desde una visión urbana, social y ambiental. TerritorisXLM fue galardonado en 2016 con el accésit al Premio Cataluña de Urbanismo. 17


EL HA“ CHA DE ” GRETA

Las niñas y niños de nuestras urbes, han quedado en un lugar social asimilable a otros colectivos descuidados y en peligro de exclusión, por ser el colectivo con menor acceso económico en un entorno mercantil.

Maushaus


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EL HACHA DE GRETA Maushaus

Aquella mañana de lluvia, ninguno de los troncos de los árboles pudo resistir al inflexible esfuerzo de las sierras eléctricas hundiéndose contra ellos, hasta lograr convertir la loma, en un puro espacio abiótico. Por muy altos y fuertes que fueran antaño esos pinos, ellos o cualquier resto de humus que quedara a sus pies, iba siendo devorado por las máquinas. Todas sus raíces sustentantes, eran sistemáticamente volteadas al aire, hasta perfilar un risco desnudo en forma de milhojas pétreo. A los pies de aquel montículo que acompaña al camino escolar, y al otro lado de las vías del tren que les separan, una niña lloraba devastada, sosteniendo fuertemente un vaso de yogurt. En su interior se desarrollaba una pequeña vida verde, bajo un relleno de algodón humedecido, con el que ella protegía e hidrataba a su pequeña dicotiledónea. La niña, escondió de la vista instintivamente su vaso apretándolo contra su cuerpo, como si aquellos hombres de chaleco naranja, tuviesen también la orden o el derecho de arrebatársela. -”Todo parece indicar que no volveremos a ver a las procesionarias del pino bajar otra vez a molestar!”-, dijo el padre en un torpe intento por avanzar unos pasos. Pero la situación evidentemente no fue a mejor y las lágrimas corrieron por las mejillas de ambos. Por fin, lograron alcanzar la verja del colegio, preludio de otro espacio asfaltado y gris, donde se despidieron derrotados con un fuerte abrazo. Este pequeño relato sin final feliz, que podría bien ser una ficción, no lo es y dibuja una imagen de la violenta cotidianidad a la que se ven enfrentados lxs más pequeñxs y cuya motivación escapa a su comprensión. Pero más allá de su estricta necesidad o escasa justificación, aparentando un bien mayor 19


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para la ciudadanía, en este caso concreto, la acometida de la obra de una infraestructura subterránea, y las maneras en que se acometen sus trabajos de desbroce, evidencian el desprecio y la enorme ingratitud de carácter práctico y rutinario que tenemos por la vida, en el entorno urbano. Podríamos haber dibujado otra estampa cualquiera, como una niña cronometrando los tiempos de circulación de los coches, hasta llegar su breve turno en un semáforo, o niñxs aupándose mutuamente para introducir una carta en la boca de un león de bronce en correos, pero nos gustaría hablar de los deseos de las niñas y niños en esta oportunidad que amablemente se nos brinda, a partir de algunas conclusiones a las que hemos llegado tras algunos procesos de participación infantil en la ciudad. Efectivamente las niñas y niños, tienen una necesidad de conexión con el entorno natural que no es sólo un deseo, pues su desarrollo cognitivo y corporal depende de ello. Por poner ejemplos, actos cotidianos, como despreciar y retirar las hojas y ramas caídas de los árboles de sombra en la ciudad, como si fuesen basura, les sorprende!, (y no digamos ya vadearlas contra las cuneta con agua potable a presión). Si hablásemos de deseos, pedirían más árboles frutales y seres animales trepando entre ellos, en vez de tubos de escape de camión. Es más, sueñan con que estos vehículos y mercancías circulen por los aires, para poder recuperar el suelo prometido. Parece ser que, al revés de lo que nos esforzamos lxs adultos por aparentar con nuestra asepsia urbana, ellxs son aún seres naturales. Y como tal, son capaces de asumir mancharse de barro las rodillas o hacerse postillas cayéndose de un guindo, porque así lo viven y aprenden, lo que no pueden llegar a aprender jugando en sus casas. Las niñas y niños aprenden en la ciudad y de la ciudad, perciben con mayor intensidad si hay o no agua en los alrededores, si hay sombras o hay sol, si te mojas o si se ve la luna de día, sienten más que razonan, pero dependen de ese espacio público para sobrevivir. Y como no nos gustaría pecar de 20


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ingenuidad, resaltaremos que este asunto de la desnaturalización progresiva y sistemática de nuestras ciudades, no es casual ni altruista. No se debe a que algún estudio haya concluido que la naturaleza sea enemiga de la humanidad y que por ello hayamos de desterrarla a otro planeta, no. Las niñas y niños de nuestras urbes, han quedado en un lugar social asimilable a otros colectivos descuidados y en peligro de exclusión, por ser el colectivo con menor acceso económico en un entorno mercantil. Como a otros colectivos y bajo el mismo pretexto de su seguridad y la de los demás, se les dispone en recintos, segregándoles del espacio común y cediendo su lugar, por ejemplo a lucrativas terrazas, que difícilmente querrán compartir su espacio para volver a volar cometas, andar en patines, o pintar en el suelo. Los intereses mercantiles no quieren oír de jugar a la pelota junto a sus sillas, es más prefieren encapsularse en suelo ajeno, creando espacios acondicionados sobre lo que era la vía pública y blindar su nuevo espacio con llave propia. Así pues, sospechamos que el enemigo natural de la infancia en la ciudad es más especulativo que otra cosa. Existe un conflicto de intereses con su espacio natural de desarrollo, que se ha convertido en un objeto de deseo para algunos particulares, y que con astucia y poder adquisitivo, pueden optar a invertir el capital que ellas y ellos no pueden sobre la ciudad. Va marginalizándose poco a poco a la infancia en las calles y acortando su territorio, a base de comunicaciones y carteles del tipo prohibitivo y gestos coercitivos. Poco a poco va mermando el territorio de la infancia en beneficio de unos pocos. Cuando ni tan siquiera les hemos asegurado caminar libres por las calles de nuestras ciudades, sin tener miedo a las ruedas de los vehículos, en cuanto se dan la vuelta, les desmantelamos servicios básicos como el agua, tratando de abocarlos hacia el consumo de bienes, como si fuese posible mayor negocio aún. Ellas y ellos a su vez, van abandonando así las calles, las plazas y los parques, recluyéndose en sus hogares y quedando mermadas sus capacidades, por no desarrollar la vida al exterior. No sólo el efecto es negativo para ellxs, la ciudad queda también afectada. Cuando lxs niñxs despueblan sus aceras, cuando la ciudad se mantiene fuera de su alcance (como los medicamentos), sus plazas se dramatizan y los rincones se obscurecen con turbia actividad. Ellxs nos re-enseñan el disfrute de la ciudad sin hacer uso del dinero, quienes nos inspiran a admirar el cambio estacional, reparando en el color de las hojas de los árboles, saltando en los charcos y lanzando helicópteros al aire. Son ellxs, quienes nos piden atrapar renacuajos y soplar dientes de león. No nos olvidemos que hacer una ciudad para lxs más pequeñxs, es hacer una ciudad hiper-inclusiva en la que cabemos todxs los demás agentes de la ciudad. Pero quizás no todxs piensen así, y con miras cortas, no vean su futuro comprometido y decidan no abonar el terreno presente.

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Si ocasionalmente nos olvidamos de todo esto, es fácil que poniendo un toque de atención reaccionemos y en adelante, pongamos más cuidado. Pero si va mas allá de los descuidos y la cuestión es de marcado interés lucrativo y voluntario, no nos asustemos si, de tanto descuidar con esa beligerancia con la que arremetemos contra la infancia y su territorio, un día en el futuro, venga una tal Greta y nos sorprenda con su armada de vikingas, hacha en ristre, y vete tu a saber...!!

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Maushaus Maushaus es un laboratorio de ideas entorno al arte y la arquitectura, dónde se diseñan contenidos pedagógicos y dispositivos destinados al aprendizaje lúdico. Dirigen el proyecto Anabel Varona y Carlos Arruti. Compaginan la docencia con la creación de programas didácticos para centros educativos e instituciones artísticas. Dirigen la Revista de Arquitectura para Niñ@s Amag!. Han escrito los libros “La arquitectura a través del juego” y “1,2,3 haURBANistak, tres maneras de mirar y pensar tu ciudad”. 23


CUI“ DADO-” RES

Es urgente un enfoque de los cuidados en las ciudades, porque cada vez hay más cuidadores/as y personas que necesitarán que los cuiden por edad, enfermedad o discapacidad.

Gloria Sepúlveda


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CUIDADORES

LA IMPORTANCIA DEL CUIDADO EN LA CIUDAD Gloria Sepúlveda Astorga

Las personas que realizamos la labor de cuidar sin remuneración a familiares en situación de discapacidad y/o dependencia severa, en muchas ocasiones no vemos salida a nuestro desgaste mental, físico, emocional y económico. Cada vez hay más abandono por parte de familiares, servicios y políticas públicas. El tema de los cuidados ha sido difícil de abordar en las ciudades, porque está en el interior de los hogares y es totalmente invisible, frente a otras problemáticas como los asentamientos informales o las personas en situación de calle. Existen muchas personas cuidando a uno o más seres humanos en situación de dependencia severa y lamentablemente su comunidad lo desconoce; en ciudades que aíslan y no existe voluntad política sobre la situación de los cuidados, donde no cuentan con datos de la cantidad de cuidadores que existen en los territorios e información cualitativa sobre sus necesidades. Es urgente un enfoque de los Cuidados en las Ciudades, porque cada vez hay más cuidadores/as y personas que necesitarán que los cuiden por edad, enfermedad o discapacidad. No podemos dejar que sólo sea un tema a resolver por las mujeres, que en su mayoría es a quienes les recae la tarea de cuidar. La perspectiva de género es un factor determinante cuando nos proponemos proyectar una ciudad en la que todos y todas tengamos igualdad de oportunidades y derechos. La construcción simbólica de nuestra sociedad ha sido determinada por la clasificación diferenciada entre dos sexos y dos géneros, “Hemos organizado nuestros mundos social y natural en términos de significados de género, en cuyo contexto se han construido instituciones y significados raciales, de clase y culturales” (Harding, 1996). La perspectiva histórica sobre el papel de las mujeres ha sido a través del cuidado. 25


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El trabajo de cuidados es el más difícil de todos, porque lo haces por otro(s) y tiene graves consecuencias en la vida de la persona que cuida, como dejar de lado su propia vida. En muchos casos desencadena el síndrome del cuidador, “un trastorno que se presenta en personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. Se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico. La persona tiene que afrontar de repente una situación nueva para la que no está preparada y que consume todo su tiempo y energía. Se considera producido por el estrés continuado (no por una situación puntual), en una lucha diaria contra la enfermedad, que puede agotar las reservas físicas y mentales del cuidador”. (NEURORHB, 2019). Se acrecientan las muertes de los cuidadores/as, en ciudades que no prestan apoyo a los cuidados. Lo conozco personalmente, porque le ocurrió a mi propia madre, la cual fallece en el año 2017 por consecuencia del síndrome del cuidador. Pasó tanto tiempo cuidando que se le olvidó cuidarse a sí misma. No pueden continuar muriendo personas por la sobrecarga de cuidar, se necesita un apoyo transversal de los actores que conforman la ciudad, como el Estado, las familias, la sociedad civil y las empresas. El desarrollo de Ciudades Cuidadoras ha comenzado poco a poco en España y ya existen múltiples experiencias: “Santurtzi, Ciudad Cuidadora”, “Madrid, Ciudad de los Cuidados”, “Zaragoza Hacia Un Modelo de Ciudad Cuidadora”, “Barcelona Ciutat Cuidadora”, entre otras. En Sudamérica existen iniciativas de cuidados, pero muchas veces no responden de la perspectiva de la ciudad, sino de servicios puntuales, por lo que debe articularse integralmente a través de metodologías de intervención participativa con la comunidad, utilizando distintas estrategias y acciones, a partir de la realización de diagnósticos socio-territoriales enfocados en los cuidados. Como por ejemplo, los mapeos participativos, que “ayudan a los miembros de una comunidad a graficar visualmente cómo perciben su territorio y entorno” (Rodriguez y Martinez, 2011), o el Plan Barrio “un instrumento de opinión, negociación y estrategia para la mejora del hábitat de un barrio o lugar concreto.” (Lorenzo, s/f). Este tipo de herramientas permitirá medir situaciones de accesibilidad del espacio público, el estado de las viviendas, la movilidad... así como el impacto de futuros proyectos urbanos y habitacionales en las distintas localidades. De la misma manera, es necesario incluir distintos instrumentos de levantamiento social en los hogares, para identificar los casos de personas que cuidan y las que están en situación de dependencia; conocer sus necesidades, historias de vida, dinámicas familiares, si son usuarios de prestaciones socio-sanitarias, etc. Lo que permitirá poder conformar una red comunitaria de servicios de cuidados, desde 4 pilares: lugar, relaciones sociales, cambios culturales y transformaciones urbanas. Esto facilitará un enfoque transdisciplinario e inclusivo para avanzar hacia ciudades que releven el rol del cuidado.

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Gloria Sepúlveda Cuidadora de hermana en situación de discapacidad y dependencia severa. Socióloga de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales. Master Desarrollo Urbano y Territorial de la Universitat Politècnica de Catalunya. Activista Colectivo Ciudadanas Cuidando. Experta en la gestión de programas, proyectos y estudios socio-territoriales e implementación de servicios de cuidados. Vive actualmente en Santiago de Chile. 27


¿Y TÚ, Q UÉ “ ” CUIDAS?

El diseño de nuestras ciudades, desde una falsa neutralidad, sólo ha atendido al ser humano individual, varón, autónomo y motorizado.

Atxu Amann Serafina Amoroso


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¿Y TÚ, QUÉ CUIDAS? Atxu Amann y Serafina Amoroso

De toda la vida: de toda la vida de Dios. Así va esto; siempre ha sido así. PUES NO. Confundir lo usual con lo normativo, lo normal con lo biológico, lo lógico con lo adecuado y lo necesario con lo operativo, solo contribuye a enmarañar situaciones y confundir al mundo en general. Peinar la historia a contrapelo, detectando aquellos momentos en los que aparece la propiedad privada y el proletariado, en los que lo público y lo privado se introducen como términos necesarios, excluyentes y complementarios, que se traducen espacialmente en una ciudad y una casa, recorrida por hombres y habitada por una mujer respectivamente, facilita evidentemente asumir la realidad sin preguntas. Que la mujer haya estado en casa realizando labores de reproducción y el hombre fuera produciendo, no se debe a una diversidad de capacidades y necesidades ni por supuesto a la diferencia en los genitales, sino a un conflicto de intereses, a un acuerdo no revisado y a la ausencia de métodos anticonceptivos. Que las labores del cuidado de la casa y sus habitantes sean gratuitas y el trabajo fuera sea remunerado evidencia la intencionalidad: el capitalismo nunca ha pagado por los cuidados. Por otra parte, la familia ya no es el referente. Vivir juntos solo es posible si existe la posibilidad de vivir sola, como acción disruptiva emergente que pone a la lógica reproductiva asociada a la vivienda en cuestión. Cuando el espacio ya no separa la producción de la reproducción, no solo evidencia el 29


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rol político de la reproducción dentro de la producción, sino que permite la organización de la producción y la reproducción. A la vez se politiza el espacio doméstico como esfera pública, destruyendo las tipologías e incluyendo diferentes formas de vida que ya no están limitadas a los muros de la casa, sino reorganizadas y abiertas a la ciudad. Aunque la visión del ser humano ha sido dualista desde hace mucho, la lucha política ha consistido en ver críticamente las dos perspectivas a la vez, ya que cada una de ellas revela al mismo tiempo las dominaciones y las posibilidades. Los dualismos orgánicos y jerárquicos que controlan el discurso desde Aristóteles en Occidente están lentamente siendo tecnodigeridos. Las dicotomías entre la mente y el cuerpo, lo animal y lo humano, el organismo y la máquina, lo público y lo privado, los hombres y las mujeres están en entredicho. Las propias ciudades se componen de una miríada de escenarios cotidianos donde la compleja interrelación y las recíprocas influencias entre la gestión del territorio y del espacio urbano - la macroescala - por un lado, y las redes de actividades y desplazamientos relacionados con lo doméstico - la microescala - por el otro, ya no se pueden ignorar: tienen impactantes recaídas a nivel social y político. Cada vez más, gracias a los nuevos hábitos impulsados por las nuevas tecnologías y la expansión de los dispositivos, los propios límites entre lo público y lo privado se difuminan y lo doméstico ya no es sinónimo de protección, cuidado o intimidad, siendo estas mismas características también atributos y prerrogativas de un espacio urbano diferente. La cosmopolita doméstica introduce lo público y lo laboral en casa a través de internet mientras el tiempo doméstico se expande en la ciudad a través de nuevos espacios que no se corresponden con los equipamientos del urbanismo del siglo XX y convierten a la ciudad en el verdadero laboratorio de prácticas informales: el tiempo es la variable a considerar en estas transformaciones que abre la posibilidad de pensar e imaginar atmósferas fuera de las lógicas establecidas. Aunque nos comportamos como si fuéramos inmortales, el ciclo de vida del ser humano abarca desde el nacimiento hasta la muerte. La diversidad funcional define la capacidad del ser humano como un factor abierto, que abarca condiciones variables en el tiempo en donde la dependencia es, por definición, la situación en la que una persona requiere de otras. Sin embargo, el diseño de nuestras ciudades, desde una falsa neutralidad, solo ha atendido al ser humano individual, varón, autónomo y motorizado: un sujeto político que sirve de referencia a las constituciones democráticas contemporáneas que toma decisiones por sí mismo y está en condiciones de ejecutarlas, produciendo espacios y ritmos limitados y excluyentes para el resto de los seres.

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

Frente a dicha ciudad contemporánea con tendencia a la acelerada Smart city, la ciudad inclusiva se sincroniza al ritmo de los más lentos y tiende a ser cuidadora. El propio concepto de cuidados se expande, incluyendo tanto prácticas concretas como sistemas de valores emocionales, relacionales, afectivos y éticos. Una ciudad cuidadora responde, por tanto, a la necesidad básica de cuidar y ser cuidado; y lo hace evidentemente desde el feminismo, desde la ecología social y desde la economía feminista, que prioriza el mantenimiento de las personas sobre los mercados, pasando por una redistribución de las responsabilidades sobre los cuidados y su reorganización en el marco de una ética más sostenible de la vida. De este modo se dinamitan los pilares que sustentan las dicotomías heteropatriarcales que han producido el espacio construido en el que vivimos y que han provocado que la feminización - y la consecuente sobrecarga para las mujeres - de los cuidados se acompañara de su invisibilización y precarización. La ciudad cuidadora permite que cada ciudadana, sola o acompañada, en cualquier etapa de su vida, disfrute una cotidianidad que se desarrolla a través de ámbitos no contaminados, que lejos de la lógica mercantilista

Tokyo. Foto: Sergio Martín de Blas y Atxu Amann.

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del consumo, facilitan sin obstáculos el movimiento autónomo en recorridos amables y la estancia de modo seguro durante las 24 horas, ofreciendo una red de sostenimiento de la vida ligada tanto a la Naturaleza como a la tecnología, que incluye lugares donde orinar, beber agua, descansar a la sombra, conectarse al wifi y resguardarse de la lluvia. La ciudad cuidadora permite colmar la brecha entre el reconocimiento “formal” de los derechos - alcanzado por medio de códigos y soluciones legislativas - y la realidad de los “hechos”, que no han cambiado de manera profunda las prácticas cotidianas, sociales y de vida. Al mismo tiempo, permite llenar el vacío entre el Estado del Bienestar que se derrumba y el mercado libre que intenta hacerse con todos los servicios relacionados con muchas de nuestras necesidades básicas. En la ciudad cuidadora, los cuidados, como necesidad básica que permiten la sostenibilidad de la vida, están en el centro del enfoque: la esfera reproductiva, ya fuera del hogar, construye una ciudad donde “se está como en casa”, pero sin esclavas.

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

Atxu Amann

Serafina Amoroso

Atxu Amann, investigadora y docente en la escuela pública de la UPM , trabajadora en el estudio Temperaturas extremas (amann_canovas- maruri) y madre. Experta en la comunicación arquitectónica, focaliza su actividad como conferenciante desde una actitud feminista y animalista que se complementa con una práctica e investigación en torno a la docencia disruptiva y propuestas para una domesticidad expandida en una ciudad cuidadora.

Serafina Amoroso es Doctora Arquitecta e investigadora independiente cuyos estudios recientes se centran en los enfoques de género y sus relaciones con el espacio y la educación. Profesora participante en el Visiting Teacher’s Programme de la AA en Londres (2014). Coorganizadora del congreso internacional MORE. Hasta abril de 2019, profesora asociada de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Florencia. 33


LA ARQUITECTURA QUE “ NOS CUI” DA, PARA QUE NOS CUIDEMOS En esta nueva época, la arquitectura tiene la responsabilidad de generar estructuras que faciliten o posibiliten las relaciones, que propicien las conexiones de esas soledades impuestas o elegidas.

Iñaki Alonso


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LA ARQUITECTURA QUE NOS CUIDA, PARA QUE NOS CUIDEMOS

DE LA “MÁQUINA DE VIVIR” AL “ORGANISMO DE VIDA” Iñaki Alonso

La esencia de la arquitectura la podemos encontrar en una cabaña, en ese abrigo que se configura como nuestra tercera piel, que nos protege y cuida. Si analizamos la evolución de la arquitectura hasta ahora, en muchas ocasiones se ha olvidado de ese sentido primigenio. En muchos casos, ha ido a casos extremos, donde la arquitectura llega a convertirse en un agente agresor que dificulta las necesidades esenciales de la vida de las personas. Con esta afirmación me refiero, por ejemplo, a muchos edificios con alto contenido en radón. Un gas que es el segundo factor de riesgo del cáncer de pulmón y el primero entre personas no fumadoras, para el que actualmente no existe normativa. También me refiero a viviendas con pésimas calidades de aire interior, con alto contenido de compuestos orgánicos volátiles, que tienen grandes emisiones de CO2 y otros gases al exterior que estropean las demás pieles que nos protegen y que trasladan sus efectos negativos afectando sobre la capa de ozono, el calentamiento global o la eutrofización de las aguas, por mencionar algunos. Pero en este artículo no nos vamos a referir a la reconstrucción de nuestra relación con el medioambiente a través de la arquitectura, factor fundamental para cuidarnos y para cuidar el planeta. Vamos a abordar la importancia de desarrollar una arquitectura que se preocupe de las relaciones entre las personas y favorezca una comunidad proactiva y resiliente. Tras visitar numerosos salones inmobiliarios, cada vez me resulta más evidente que el modelo de la vivienda en España no ha evolucionado mucho en los últimos 40 años… Más allá de toda la innovación en las herramientas 35


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de venta y marketing tecnológico, de los 3D, las gafas y las pantallas de última generación. No sé si es porque perdí la tele en una mudanza hace 15 años y no he vuelto a tener, pero esta fábula supertecnológica para vender el mismo modelo de siempre no me atrae lo más mínimo. La arquitectura se ha limitado a diseñar contenedores de individualidades o pequeños núcleos familiares más bonitos o más feos, con más flexibilidad o menos, pero sin mojarse en el hecho de replantear las relaciones entre las personas desde una perspectiva más radical. En España, hay casi 5 millones de personas que viven Covivienda. Boceto por sAtt. solas. Esto significa un 25% del total de hogares y más del 10% de la población española, afectando en mucha mayor medida a población de mayor edad. La Organización Mundial de la Salud alerta de que la soledad no deseada es la epidemia de nuestra era. Y podríamos hablar de muchas causas: la tecnología, internet, el replanteamiento de la vida familiar, las separaciones o incluso de las soledades elegidas como forma de vida. Sea impuesta o elegida, la soledad es una tendencia, nuestra relaciones cada vez son más líquidas. Es una realidad en la que la arquitectura también tiene responsabilidad. Vamos a pasar de una población urbana del 50% al 70% en los próximos años, cada vez vivimos más juntos y con mayor grado de soledad, dos tendencias que ya son realidades indiscutibles. No es una cuestión novedosa, han pasado 10 años desde que en 2009 Elionor Ostrom recibió el premio Nobel de Economía por su trabajo sobre la evolución histórica de los bienes comunes. La politóloga estadounidense 36


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abrió el camino para una innumerable muestra de textos y reflexiones sobre lo común, el procomún, los bienes comunes, la economía del bien común, la cultura colaborativa, los coworking, los cohousing y el COeverything. Hoy creo que estamos en un momento importante de rescate de ciertos vínculos sociales que son innatos a nuestra especie. No sé si es la “Revolución Empática” que promulgaba Jeremy Rifkin o una especie de preparación natural y autopoiética al colapso, como preconizan las corrientes más dramáticas o realistas (quién sabe) de la ecología profunda. Este despertar de lo común en poco menos de una década es una reacción al capitalismo individualista y es parte de este nuevo paradigma postcapitalista, más o menos catastrofista, pero seguro que transformador. En ese contexto, la arquitectura tiene mucho que decir. Como ha ido sucediendo a lo largo de la historia, la arquitectura siempre ha sabido leer los grandes cambios de la humanidad y ha aportado soluciones a nuestras formas de vivir. El paradigma del que venimos -y que todavía conserva su vigencia- es predominantemente científico, basado en una concepción mecanicista del mundo, donde lo importante son las partes, relegando el todo a otro plano (método analítico), donde se da la separación del sujeto-objeto (dualismo cartesiano) y un tremendo reduccionismo a todo lo interpretable por la física. Una física que nos ha llevado a descubrir y entender muchas cosas, pero que se ha dado de frente con otras muchas como las ciencias sociales. Pensar una organización o pensar la sociedad como una máquina ha sido un error del que nos hemos dado cuenta con el tiempo. Pensar la vivienda como una “máquina de habitar” -que decía Le Corbusier- ha sido otro gran fallo del que nos va a costar salir. Tanto las organizaciones como los edificios de viviendas tienen una componente social que desborda un paradigma mecanicista incapaz de dar respuestas a las necesidades psicosociales, que tienen más que ver con un paradigma holístico de pensamiento sistémico, donde entran en juego muchas variables. En esta nueva época, la arquitectura tiene la responsabilidad de generar estructuras que faciliten o posibiliten las relaciones, que propicien las conexiones de esas soledades impuestas o elegidas. Y digo que propicien porque no tiene toda la responsabilidad en que lleguen a ocurrir, pero sí en crear el tablero de juego para que sean posibles. En este caso, el diseño de un manual de uso y disfrute del edificio, talleres de construcción de lo común, la definición de roles, dinámicas sociales y facilitación; y la cultura de resolución de conflictos son esenciales. Si no existe la posibilidad, si la arquitectura bloquea este punto de partida, es difícil que podamos construir estructuras sociales proactivas y resilientes que sepan construir un equilibrio entre lo privado y lo común, abriendo posibilidades de cuidados que son esenciales para nuestras sociedades.

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Además de construir esta relación de respeto entre lo privado y lo común, también se puede y debe reconstruir una relación proactiva con la ciudad, con el barrio, es decir, con lo público. A la postre, la arquitectura también tiene la responsabilidad de reconstruir relaciones entre las personas, tiene que dar respuesta en cuestiones de relaciones sociales. Nos imaginamos unos edificios que son capaces de producir tanta energía como consumen, que reciclan sus aguas, aprovechan sus residuos orgánicos, que tienen espacios de vida común, que crean relaciones, que construyen vida, que se desmontan y se transforman, que tienen identidad física y digital, que se comunican con la ciudad, con el ciberespacio, que son capaces de producir alimentos a través de sistemas agrovoltaicos e hidropónicos y que son resilientes frente a crisis energéticas, a cambios climáticos y otras agresiones que podamos sufrir en el futuro. Se trata de superar el cambio de modelo y asumir la transformación de los edificios desde esas “máquinas de vivir” al nuevo paradigma de los “organismos de vida”. Unos organismos de vida para los que cada vez aparecen nuevos significantes -(e)cohousing, coliving sostenible, o covivienda ecológica- que desde la arquitectura responsable debemos reivindicar como espacios de posibilidad para los cuidados.

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Iñaki Alonso Iñaki Alonso, arquitecto por la ETSAM desde 1998, es fundador y CEO del estudio sAtt, dedicado al desarrollo de proyectos de arquitectura contemporánea con criterios sociales y ecológicos. Es presidente de la Asociación para la medición y difusión de la Ecología en la arquitectura, el Ecómetro, un sistema de medición de los parámetros de ecología. Y además, es fundador y expresidente de Sannas, asociación de empresas Triple balance. 39


CASAS Y FAMI“ LIAS” EXPANDIDAS

Los cuidados en la arquitectura revelan la necesidad de dejar de pensar en la autonomía de la arquitectura y su independencia.

Mauro Gil-Fournier Esquerra


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CASAS Y FAMILIAS EXPANDIDAS

LA ARQUITECTURA DE LAS COMUNIDADES DE CUIDADOS Mauro Gil-Fournier Esquerra

Lo urbano es un territorio donde la soledad se desarrolla. La soledad, como un síntoma contemporáneo de la conexión y comunicación permanente. Pero la soledad también es un mecanismo de transmisión, de la posibilidad de conocer, de compartir, mediante otros vínculos y otras tecnologías. Uno de esos vínculos son las series digitales. Esas tecnologías espacio-temporales donde narramos 40 minutos, historias de la vida. Esos momentos que vivimos en soledad. Una de estas historias, me ha emocionado profundamente, y me ha permitido comprender la necesidad de reinventar conceptos, profundizar desde el hackeo normativo, y la reorganización de las prácticas, las denominaciones adquiridas que hacemos de la casa en la ciudad contemporánea. Pose, es una serie americana creada por Ryan Murphy, Brad Falchuk y Steven Canals. La serie, ubicada en la década de los años 80 en la ciudad de Nueva York, trata sobre la comunidad transexual latina y afroamericana de los 80, sus fiestas, su cultura de ballroom, y el despiadado virus del SIDA. Es una serie magnífica, verdadera, honesta y muy bien realizada. Pero no soy crítico de cine. Lo que me parece relevante traer a debate, es como la ciudad para poder cuidar necesita reinventar conceptos básicos y nucleares, como ¿qué es una madre, una familia o una casa? La serie abre, expande e intensifica lo que significan estos conceptos a nuevas posibilidades de cuidar y ser cuidado en la ciudad, desde la precariedad de los mismos y la necesidad de imaginar otras posibilidades. Estos conceptos expandidos generan nuevas posibilidades para la ciudad y la arquitectura. Si no somos capaces de hacerlo, la ciudad ansiosa e instantánea [1] desplazará definitivamente el cuidado como práctica.

[1] El anterior festival urbanBAT18 desplegó un interesante proceso de medición de esa ciudad instantánea que sucede, en cada ciudad, como una matriosca de ciudades ansiosas por existir rápidamente. AAVV. “Miradas sobre la ciudad instantánea” Urban Bat Eds. Bilbao. 2018.

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Hacia una arquitectura de los cuidados

Una casa es una comunidad de cuidado. Si entendemos el cuidado, siguiendo a Tronto y Fisher, como “una actividad de especie que incluye todo aquello que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro «mundo» de tal forma que podamos vivir en él lo mejor posible. Ese mundo incluye nuestros cuerpos, nuestros seres y nuestro entorno, todo lo cual buscamos para entretejerlo en una red compleja que sustenta la vida.” [2] En este contexto, la casa más que una entidad nominativa separada del cuerpo, el espacio público y la ciudad, es un proceso de cuidados que se forma en continuidad, simultaneidad y de manera cada vez más instantánea en la ciudad ansiosa [3]. La casa, es en sí misma, una red compleja que sustenta la vida, como dicen Fisher y Tronto, al mismo tiempo aislada y conectada. [2] Fischer y Tronto “Toward a feminist theory of caring” Circles of care. Eds. Emily k. Abe and Margaret K. Nelson. Suny press, Albany, New York. 1990. [3] Gil-Fournier, Mauro. Tesis doctoral. “La ausencia de exterioridad en la arquitectura contemporánea”. Tesis Doctoral. UPM. Madrid, 2016. [4] Entiendo este texto como una continuidad del artículo que escribí en el año 2012 en La revista digital La Ciudad Viva que abrió para mí una línea de trabajo sobre la arquitectura y los cuidados. http:// www.laciudadviva. org/blogs/?p=13071 [5] Foucault, Michel. “Tecnologías del yo” (1982). Paidós, Barcelona, 1991. También entrevista de la revista Concordia nº 6 (1984) a Michel Foucault, “La ética del cuidado de uno mismo como práctica de libertad”, 20 de enero de 1984. [6] Krasny, Elke. “Architecture and Care” en Critical Care. Architecture and urbanism for a broken planet. Fitz, Angelika, Krasny Elke, Archizentrum Wien Eds. Mit press. Cambridge, 2019. pag 39.

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De esta manera, la “Casa Evangelista” de Pose, es una comunidad de cuidado en red, donde los conceptos de madre, familia, casa y ciudad se entrelazan y ensamblan en una forma particular de cuidado. El cuidado es una interacción. Se necesita un ser que necesite recibir cuidado y otro ser dispuesto a ofrecerlo. En el caso de la serie, Blanca Rodríguez-Evangelista (Mj Rodríguez), transexual y latina acoge la necesidad de cuidado de Damon (Ryan Jamaal Swain), abandonado de su casa familiar biológica y carente de techo, de hogar y de afectos. En Pose, la interacción del cuidado funda la Casa de Evangelista. Es decir, el cuidado es el afecto que inaugura la casa, el rol de madre de Blanca, y el comienzo de la familia como comunidad de cuidado. En la serie, para que esto pueda suceder, Blanca debe alejarse de la tiranía y la ansiedad que ejerce sobre ella su anterior madre, Elektra fundadora de la Casa de la Abundancia. Este sucede cuando Blanca decide abandonar la Casa de la Abundancia para fundar la Casa de Evangelista. O lo que es lo mismo, emprende su propio proyecto creativo fundando la casa como comunidad familiar de apoyo a los transexuales latinos y afroamericanos. Como hemos descrito y escuchamos en la serie “Una casa, es más que un hogar, es una familia”. En el contexto de la serie, esta frase toma otro significado. Una casa, es una comunidad de cuidado mucho más allá de lo biológico. El arquitecto como acompañante de comunidades de cuidado. [4] Si cuidarse es sinónimo de conocerse, cuidar de los demás, significa aproximarse, conocerlos, entenderlos. También el cuidado de uno mismo implica necesariamente relaciones complejas con los otros [5]. Cuidar de uno mismo, siempre remite a la interacción con otro. La práctica de la arquitectura es también una práctica de aproximarse al otro. Pero para que el arquitecto sea una figura relevante en el cuidado de lo urbano, es decir, si el arquitecto quiere desarrollarse en las prácticas del cuidado, debe repararse también de la educación y algunos valores adquiridos en un momento donde estas prácticas no estaban en el debate disciplinar. Los cuidados en la arquitectura revelan la necesidad de dejar de pensar en la autonomía de la arquitectura y su independencia [6].


Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

Hoy podemos manifestar en un mayor grado la consciencia de los procesos de diseño desde el cuidado para atender a los procesos de reparación, preservación y mantenimiento de todas las formas de vida y del planeta en sí mismo. De cómo los materiales son obtenidos, desplazados, de cómo nuestros proyectos impactan en el entorno, de cómo nuestras decisiones provocan efectos medioambientales [7]. No solo es la casa, en referencia a lo explícito de la serie descrita, una comunidad de cuidados más allá de lo humano. Sino, como decíamos al principio, el conjunto de diferentes mundos que incluye nuestros cuerpos, nuestros seres y nuestro entorno. Y de esta manera, propondría un ejercicio mental ¿Podemos observar la ciudad como una red compleja de comunidades de cuidado que sustentan la vida? ¿Qué conclusiones podemos sacar al hacer esa observación? Y una vez realizado este pequeño ejercicio yo me preguntaría: ¿Cuánta diversidad aceptamos y creamos sobre las comunidades de cuidado en la ciudad? ¿De cuántas participamos? ¿Cómo las diseñamos material y espacialmente? ¿Qué rol adquirimos los arquitectos en su concepción, acompañamiento y ejecución?

[7] Tronto, Joan C. “Caring Architecture” en Critical Care. Architecture and urbanism for a broken planet. Fitz, Angelika, Krasny Elke, Archizentrum Wien Eds. Mit press. Cambridge, 2019. Pag. 31.

Imagen de la serie Pose

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Hacia una arquitectura de los cuidados

[8] Sobre la materialidad de los cuidados: https:// maresmadrid. es/actualidad/lamaterialidad-de-loscuidados/. [9] Sobre la materialidad de los afectos http://viveroiniciativasciudadanas. net/2016/12/29/ afectos-materialesen-el-openlabs/

Creo sinceramente que necesitamos expandir los conceptos de casa y comunidad de cuidados a todo el vasto territorio de la ciudad y nuestro entorno para que como arquitectos seamos capaces de observar y diseñar la ciudad como un lugar donde cuidarnos materialmente [8] y afectivamente [9]. Más que lo biológico, más que humano y más allá de nuestro entorno cercano. “Como sociedad lo que cuidamos determina qué clase de sociedad somos” [10]. Cómo arquitectos lo que cuidamos determina qué clase de arquitectos somos.

[10] Tronto, Joan C. Ibidem, Pag.30.

Mauro Gil-Fournier Madrid, 15 de septiembre de 2019

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Mauro Gil-Fournier Esquerra Mauro Gil-Fournier Esquerra (1978). Licenciado Arquitecto ETSAM (2004). Doctor Arquitecto UPM (2016). Es codirector de la oficina de arquitectura estudio SIC (2009) y de estudio FAM (2002). También es cocreador de la plataforma de investigación-acción Vivero de Iniciativas Ciudadanas VIC (2008). Ambas estructuras están comprometidas en la coproducción de la innovación urbana y ciudadana. Primer premio Reinventing Cities 2019 con Urban Battery en Madrid. Desde 2017 colidera el proyecto europeo Mares de Madrid en el programa Urban Innovative Actions de la UE (2017-2019) También coproduce la plataforma digital de innovación ciudadana civics.cc premiada por la fundación EULAC como mejor iniciativa ciudadana Iberoamericana (2018). Es Fellow Residence en ArtOMI, New York (2019) Los proyectos de la oficina han sido premiados como el Detail Prize, Bauwelt Price, finalista en AR Arwards for emerging architecture, premio FAD, Mies Van der Rohe, entre otros. 45


LA VIVIENDA Y LA COMU“ NIDAD ” A ESCALA HUMANA La calidad de vida de las personas dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales (1986:16).

ZAK


Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

LA VIVIENDA Y LA COMUNIDAD A ESCALA HUMANA ZAK

El objetivo de este texto es proponer unas bases para una arquitectura que dé respuesta a las necesidades de las personas. A pesar de lo fecundo del debate sobre los cuidados, y cuyos frutos incorporamos, el término nos resulta restrictivo. La forma de entender los cuidados cambia dependiendo del contexto histórico, social y cultural. Desde hace solo unas cuantas décadas, en una sociedad como la nuestra, cuidar es algo que se realiza dentro de un tremendo aislamiento (convirtiéndolo en algo insostenible e invisibilizado). El diseño de la vivienda y su entorno ha sido su fiel reflejo, reduciendo sus espacios y sus características para albergar a una familia nuclear cada vez más aislada de su vecindario. En otros tiempos o en otras latitudes, la división entre productivo y reproductivo es más borrosa e incluso inexistente o innecesaria, con un diseño de la vivienda y el entorno con usos mezclados, más permeables y que invitan a la relación entre las personas (Federici, 2012). En este tipo de entornos, los cuidados aparecen mezclados, revueltos e integrados con otro tipo de actividades, y tienen el efecto de fortalecer el sentido de comunidad. Sin necesidad de reproducir modelos de otros tiempos o de otros lugares, nos interesa romper con el actual aislamiento y llevar los cuidados a la comunidad, colectivizar los cuidados (López, 2011). Sin embargo, cuando tratamos de pensar en relación a la comunidad, el término cuidados explota, ya que se abre a una nueva complejidad que no puede abarcar y se hace necesario un marco más amplio. 47


Hacia una arquitectura de los cuidados

La propuesta que realiza Max Neef en Desarrollo a escala humana (1986) resulta muy interesante ya que habla de necesidades en lugar de cuidados. Este es su postulado: La calidad de vida de las personas dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales (1986:16). Para que podamos entender con claridad qué son las necesidades humanas fundamentales, Max Neef diferencia entre necesidades y satisfactores. Esto se entiende muy bien con dos simples ejemplos: si la subsistencia es una necesidad, el alimento es un satisfactor; si el afecto es una necesidad, la amistad es un satisfactor. Así, las necesidades humanas son “finitas, pocas y clasificables”, y “son las mismas en todas las culturas y en todos los periodos históricos. Lo que cambia (...) es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades” (1986:17). Max Neef identifica las siguientes necesidades: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad. A cada una de ella le corresponden diferentes satisfactores, si bien puede haber algunos que sacien varias necesidades a la vez. Este planteamiento se acerca al concepto del que tanto se habla ahora de la vida buena, la vida plena, el buen vivir (Acosta y Martinez, 2009), mucho más integrador que el de cuidados. Nos propone una herramienta para abordar la intervención arquitectónica desde un punto de vista mucho más integrador, al tener como meta la calidad de vida de las personas y pensar en ésta de forma global y como miembros de una comunidad. Como ya hemos dicho, los satisfactores varían dependiendo del contexto, de forma que ante una misma necesidad, los seres humanos han encontrado diferentes respuestas. Sin embargo, el enfoque o la perspectiva con la que se da esa solución puede no ser positiva. Así, Max Neef describe una serie de satisfactores negativos: violadores o destructores, pseudo-satisfactores, inhibidores y singulares. Se trata, en general, de satisfactores con efectos negativos porque impiden a la larga satisfacer la necesidad para la que fueron creados, porque generan una falsa sensación de satisfacción, o porque impiden o no favorecen la satisfacción de otras necesidades. Un ejemplo de un satisfactor negativo sería el armamentismo para satisfacer la necesidad de protección. Desde la arquitectura, podríamos poner como ejemplo las comunidades o viviendas-fortaleza, aisladas del entorno y que impiden el libre movimiento de sus habitantes. O planificar una ciudad de forma segregada según usos concretos y limitados (normalmente asociados a lo productivo), en perjuicio de la seguridad o de la conciliación. Los satisfactores positivos son los que Max Neef denomina sinérgicos, y son “aquellos que por la forma en que satisfacen una necesidad determinada, es-

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timulan y contribuyen a la satisfacción simultánea de otras necesidades”. Un ejemplo sería la comida, que satisface más necesidades que la de alimentarse, por ejemplo, siendo una forma de establecer vínculos con otras personas, la identidad o el afecto. Un ejemplo desde la arquitectura son las plazas, lugares sinérgicos por excelencia, ya que en ellas se llevan a cabo multitud de actividades por diferentes personas: lugar de reunión, de juegos, de mercado, de actividades comunitarias, zonas ajardinadas, fiestas, etc. Esta perspectiva nos sirve para entender los espacios de forma que sirvan para más de una función. Esto resulta especialmente relevante si pensamos en los espacios intermedios, esos lugares que, por ejemplo, conectan espacios que tienen una función asignada. Entre la calle y la casa hay espacios que solo se piensan como lugares de paso (lo que nos puede llevar a la idea de su reducción o eliminación). Pensemos en visibilizar y dotar de identidad a estos espacios y veremos que sirven para muchas más funciones, por ejemplo, permitir que nos relacionemos con el vecindario y la comunidad. Esto hará que pensemos, también, en una relación más permeable entre las esferas privada y pública. La vivienda y las personas que viven en ella no estarán aisladas de su comunidad, reduciendo el aislamiento no deseado tan frecuente en nuestras ciudades. Se trata de promover espacios no jerarquizados ni monofuncionales, de pensar en espacios en los que sucede la vida, con toda la complejidad que implica, donde sucedan cosas, aunque eso implique cierta incertidumbre.

Sargfabrik. Estudio Bkk-2 Architektur Zt Gmbh . Viena

Es así como podemos imaginar barrios y vecindarios que integran lo comunitario, con programas mixtos en los que la vivienda se completa con espacios para el trabajo (subsistencia, creación), con servicios sanitarios (subsistencia, protección), servicios educativos y de cultura participativa (entendimiento, ocio, participación, identidad). Entornos que integran varias generaciones (protección, afecto, entendimiento, participación, identidad), diferentes creencias (identidad, libertad), que permitan e inviten a las personas a participar, permitan que se expresen (creación, libertad). Entornos en los que la comunidad se organiza para colectivizar los cuidados (afecto, participación, identidad). Esto es algo que ya se está llevando a cabo dentro del movimiento de vivienda colaborativa, ya que muchos de estos proyectos contemplan desde su

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gestación la importancia de los espacios intermedios, la creación de lugares de encuentro, de espacios multifuncionales, de integración de actividades productivas y reproductivas, de la colectivización de los cuidados. Sería interesante poder generalizar estas prácticas propias de la vivienda colaborativa y llevarlas a otros entornos. También es importante visibilizar, recuperar y fortalecer las prácticas que se siguen realizando de forma espontánea en ciertos entornos que generan espacios propicios al encuentro, al intercambio, a la creación de vínculos, y que favorecen la creación del sentido de comunidad. Somos conscientes de que el espacio construido no es más que uno de los ingredientes necesarios, pero también de que puede ser un obstáculo. La vida comunitaria necesita, principalmente, a las personas. Por ello, queremos pensar en la arquitectura para la creación de comunidad como un entorno que favorece e invita a las personas, como una especie de jardinería para mariposas cuyo objetivo es crear un entorno que atraiga a las mariposas. Bibliografía ALBERTO ACOSTA, ESPERANZA MARTÍNEZ (2009). El buen vivir. Una vía para el desarrollo. Revista Polis, n 25. Santiago (Chile), Editorial Universidad Bolivariana. ISSN-e 0718-6568 SILVIA FEDERICI (2012). Revolución punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas. Madrid, Traficantes de sueños. ISBN 978-849645-378-4 DANIEL LÓPEZ GÓMEZ (2011). Del encierro a las redes de cuidado comunitario, de la lucha por la dignidad humana a la mejora de la calidad. Una lectura desde Foucault. Voces de la Educación Social. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya. ISBN 978-84-9788-409-9 MANFRED MAX NEEF (1986). Desarrollo a escala humana: Conceptos, aplicaciones y reflexiones. Barcelona, Icaria Editorial. ISBN 978-84-7426-217-9

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

ZAK ZAK zak es grupo interdisciplinar de la UPV/ EHU que estudia la relación entre los cuidados y el diseño arquitectónico en el entorno de la vivienda. Apostamos por el diseño arquitectónico que tiene en cuenta las necesidades humanas y su carácter esencialmente comunitario, impulsando la creación de espacios de convivencia. Alex Mitxelena, Beatriz Moral, Enkarni Gomez, Ramon Barrena, Aitziber Etxezarreta, Irune Suberbiola y Cristiana Marcu. 51


FLÂNERIE “ ES FE” MENINO

Muchos de los problemas urbanos actuales provienen de un urbanismo heredado de un sistema patriarcal, que antepuso lo productivo a lo reproductivo; el capital a la vida, dejando al resto de usuarios desprovistos de representatividad y completamente al margen del diseño y la planificación.

Reyes Gallegos


Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

FLÂNERIE ES FEMENINO Reyes Gallegos Rodríguez

Dice Rebecca Solnit (2015) [1] que el caminar es una forma de resistencia frente al urbanismo sin escala humana. Caminar varias horas al día por mi ciudad con un niño y/o bebé, lo es aún más. Implica manejar nuevos tiempos y escalas con gran habilidad, y tener todos los sentidos puestos en la trayectoria. Pasear con un carrito es claramente un indicador urbano: las aceras estrechas, los numerosos obstáculos, el ruido del claxon y tubos de escape; la ausencia de sombras, de agua, de baños públicos, de asientos... Como cualquier habitante que no se siente cómodo ni representado en los espacios cotidianos que su ciudad le ofrece, en mi caso, ser madre intensificó mi deseo de recuperar el derecho a la ciudad, aquél que Lefebvre (1969) describiría como una forma superior de otros derechos: el derecho a la vida en la ciudad, al juego, al paseo; y en definitiva, a habitar y apropiarse del espacio público (Bayón, 2014). flâneur era el personaje masculino a través del cual Walter Benjamín contemplaba las múltiples percepciones de la escala humana de las ciudades (y de la poesía de Baudelaire) [2]. Los flâneurs son caminantes a la deriva, que observan y se detienen en las esquinas de forma azarosa y placentera. Los filósofos peripatéticos, los poetas de Nueva York y París, o grandes clásicos de la literatura y el cine, cuyos protagonistas son hombres, viajeros, aventureros, emprendedores o descubridores [3], evidencian el carácter masculino de la historia del caminar en solitario, con la carga política, espiritual, cultural y reflexiva que esto tiene. Debord, el padre de la psicogeografía, tamizaba las situaciones urbanas a través de filtros emocionales. Caminar sin rumbo –y sin miedo- le sirvió al género masculino como experiencia inspiradora, también para imaginar nuevos espacios. Pero, ¿cómo la habrían imaginado las mujeres? ¿Cómo serían las ciudades si las hubiésemos diseñado desde nuestras experiencias?

[1] Solnit, R. (2001). Wanderlust. Una historia del caminar. Madrid: Capitán Swing, 2015. [2] Harvey, D. (2008) París: Capital de la modernidad. Madrid: Akal. p.14 «Baudelaire oscilaría el resto de su vida entre las posturas del flâneur y del dandy; por un lado, un voyeur cínico y distanciado, y por otro, el hombre del pueblo que entra en la vida de sus semejantes desde la pasión por el otro» (). Flâneur: figura urbana que pasó de tener un carácter peyorativo en el s.XVI-XVII, a ser una figura esencial para escritores y artistas del s.XIX. [3] En La Odisea de Homero, “Ulises viaja por todo el mundo y duerme allí donde anochezca. Su mujer Penélope, obediente, le espera en casa. Kerouac era un hombre viajero en un camino de mujeres inmóviles. Rayuela, de Cortázar 53


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Dorothy Wordsworth, Sarah Hazlitt o Flora Thompson [4], las poissardes de la Revolución francesa (Solnit, 2015) [5], las sufragistas (González, 2010) [6], o las catorce madres de la Plaza de Mayo en 1977 (Buenos Aires), dan cuenta de que el uso de las calles por las mujeres ha tenido más fuerza política en lo colectivo que el del paseo masculino en solitario. [4] Solnit, R. (2001). Wanderlust. Una historia del caminar. Madrid: Capitán Swing, 2015. p.185 [5] --- p.322-324 [6] González Hernández, M.J. (2010) Las sufragistas británicas y la conquista del espacio, BIBLID. Universidad de Cantabria. González Hernández, M.J. (2010) Las sufragistas británicas y la conquista del espacio, BIBLID. Universidad de Cantabria. https:// www.google.es/ [7] Espegel, C. (2006) Heroínas del espacio. [8] Hasta la actualidad, y desde las primeras leyes higienistas de principios del XIX en París, el urbanismo y salud pública se han ido alejando inexplicablemente. [9] * desglosado al final del texto [10] Jacobs, J. (1961). Muerte y vida de las grandes ciudades. Madrid. Capitán Swing, 2011. Jacobs, J. (1969). La economía de las ciudades. Ediciones Península. A través de: Dpr-barcelona. (2011). De la atopía* al arte para hacer acupuntura urbana,Blog LCV. 9092. [11] Sánchez, J. (2013) Palets Fever; nuevos iconos urbanos. Blog LCV. 19467.

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Si bien el papel de la mujer ha sido decisorio en la construcción del común en la ciudad -desde la construcción del primer organismo habitacional en su propio cuerpo, a la organización de las primeras comunidades humanas conocidas (Espegel, 2006) [7]-, muchos de los problemas urbanos actuales provienen de un urbanismo heredado de un sistema patriarcal, que antepuso lo productivo a lo reproductivo; el capital a la vida, dejando al resto de usuarios desprovistos de representatividad y completamente al margen del diseño y la planificación de los espacios en los que habitaba. Por fortuna, ya existen numerosos estudios que tratan de cuantificar los valores deseables para diseñar entornos más habitables y saludables [8] (Indicadores urbanos, Recomendaciones de la OMS, Informes municipales incluidos en las memorias de algunos planes generales, etc.) [9] , aunque aún parecen ser criterios difíciles de llevar a cabo y gestionar, y en algunos casos siguen siendo parámetros objetivos, alejados de la experiencia y de las emociones propias de la vida cotidiana, donde la inseguridad y violencia en el espacio público siguen presentes.

Foto: Antonio Acedo

Pensar en la ciudad desde los cuidados implica poner la vida en el centro. Jacobs [10] reclamaba ya en el siglo pasado la calle como lugar de socializa-


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ción; tan en crisis en la actual gestión del espacio público (Sánchez, 2013) [11]. Ella adelantaba que había que observar la ciudad “desde las aceras; desde los pasos de cebra, desde las esquinas, desde la experiencia”. Zaida Muxi en Mujeres aprendiendo del pasado (2015) nos recuerda a La ciudad de las Damas (De Pizan, 1405) y los Paseos por Londres (Tristán, 1840, y Wolf V.), en una especie de alegato por estas mujeres “flânerie”* que observan la ciudad de otra manera, y en sus relatos, pretenden visibilizar lo que lleva tanto tiempo invisibilizado. Desde mi nuevo paralaje de la maternidad y reparto de roles, entendí que el urbanismo de los cuidados puede y debe actuar como un laboratorio de reflexión sobre cuestiones urbanas que aportan la capacidad de detectar que la ciudad no responde a la diversidad de la vida cotidiana y las necesidades de los entornos de convivencia; y que, a medio-largo plazo, esta nueva perspectiva englobará a las demás, ya que la aplicación de sus valores genera una sociedad más justa e inclusiva para todos sus miembros (Freire, 2017). Desde esta perspectiva de los cuidados, la calidad del espacio público como lugar de confluencia de las actividades y necesidades humanas (Gaudino, 2014) [12] se convierte en algo prioritario. Martín Barbero, filósofo del equipo municipal de Mockus, en la “1º Conferencia Internacional LCV” de 2008, en Sevilla, sostenía que la comprensión de la ciudad exige pensar juntos el espacio geométrico de los urbanistas y el antropológico de los peatones, o sea, el de los que la caminan, observan, la habitan y se apropian de ella (...) hacer ciudad significa recrear, a través de las prácticas expresivas cotidianas, el sentido de pertenencia de las comunidades, la percepción y reescritura de las identidades (M.Barbero, 2008) [13].

[12] Gaudino, S. (2014). La acera como vector y el andar como vínculo entre movilidad y salud urbana. Blog LCV.. 25792. [13] Martín Barbero, J. (2008) Art. La nueva experiencia urbana: trayectos y desconciertos Revista LCV nº1 p.64.

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[14] Si queremos que haya procesos participativos inclusivos donde las mujeres hablen (y teniendo en cuenta que sobre éstas recaen la mayoría de los trabajos de cuidados), deberemos prever espacios para los niños y programar las actividades en horarios compatibles. [15] Borja, J. (2013) Revolución urbana y derechos ciudadanos. Barcelona. Alianza Editorial. p.160.

Para una democratización del espacio urbano y del planeamiento, sería conveniente trabajar con nuevos mapas, planos, esquemas y leyendas que incluyan la experiencia de los cuidados, entre otras, y a todos los agentes, con diversas movilidades, géneros, edades y rentas [14]. Éste es el reto que nos planteamos con el Plan Reaviva en los espacios de proximidad de los once distritos de Sevilla. Es necesario construir y socializar una nueva condición de ciudadano y educación en ciudadanía como reto intelectual y político: en la vida cultural, en las instituciones y en el espacio público y cotidiano de cada día (Borja, 2013) [15], donde está la esencia de la libertad, de la democracia, y fundamentalmente, de la vida.

Este texto comparte título y contiene algunos fragmentos del segundo capítulo de mi tesis doctoral, leída en Septiembre de 2017.

[9] * Estudios y recomendaciones que mejoran la calidad de vida del peatón, como rebajar la temperatura ambiente con materiales específicos y vegetación, considerar un ancho mínimo de las aceras, eliminar obstáculos, etc.. Concretamente, la propuesta de Salvador Rueda sobre Indicadores de Sostenibilidad Ambiental de la Actividad Urbanística de Sevilla, aconseja un porcentaje máximo del 25% del espacio público dedicado a vehículos, y el 75% al peatón y otros usos; tramos peatonales con una longitud máxima de 300 metros, un 5% de la trama urbana como corredores verdes, un mínimo de 50% horas de confort térmico en las calles, y durante 3 horas seguidas de sombra; garantizar la existencia de 1 árbol cada 20m2 y 10m2 mínimo de verde urbano por habitante, acceso a paradas de transporte público a 300 m. máximo o vías básicas con asfalto sonoreductor. Propuestas muy interesantes que actualmente no cumplen ninguna calle de mi ciudad. También es un avance la legislación urbanística de Accesibilidad, las Ordenanzas municipales sobre las áreas saturadas de ruido o publicidad, el Código Técnico de la Edificación sobre Accesibilidad y Seguridad , el Informe de la OMS de 2016 sobre la calidad del aire ambiente , y otras muchas fuentes. En concreto, del documento preparatorio de la Consejería de Salud Pública de Andalucía para la LEY 16/2011, del 23 de diciembre, pueden extraerse interesantes propuestas o consideraciones hacia el objetivo de una ciudad saludable*. 56


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Reyes Gallegos Reyes Gallegos Rodríguez (Sevilla, 1979). Doctora Arquitecta por la ETSAS, especializada en Urbanismo y con más de diez años de experiencia laboral desde una perspectiva ecológica y de género. Master en Gestión, Protección y Ordenación del Paisaje por la UNIA y Master de Ciudad y Arquitecturas Sostenibles por la ETSAS, donde actualmente imparte clases como profesora invitada en Planeamiento y Medioambiente y en el Master MCAS (ETSAS), y es Asistente Honoraria del Dpto. de Proyectos Arquitectónicos (ETSAS) y doctorando sobre “Perspectivas y propuestas hacia una nueva gestión urbana”. Colaboradora en la Redacción del PGOU de Sevilla, dentro de la Gerencia Municipal de Urbanismo (2004-2007). Directora del Proyecto La ciudad Viva (2007-2015), de la Junta de Andalucía, un ejemplo pionero y canal de participación más utilizado en el ámbito urbanístico y en España durante años. Desde 2015 es ideóloga y coordinadora del Plan Reaviva, del Ayto. de Sevilla, para la mejora urbana en los once distritos de la ciudad de Sevilla, actualmente vigente y Premio Andalucía de urbanismo 2016. Y autora del proyecto y seguimiento del Proyecto Piloto “Ciudad Saludable” para la reurbanización de la Av. Greco, en Sevilla. Ha recibido reconocimientos a nivel nacional por acciones urbanas participativas con la plataforma de acción espacioelevadoalpúblico [eP], y en Proyectos firmados por Factor_ía SL y Eddea SL, para los que ha trabajado como Paisajista. 57


AQUÍ MISMO, “ ” A LA VUELTA [Camino rápido primo, de vuelta a casa, todavía, camino rápido.]

Isabel Martín


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AQUÍ MISMO, A LA VUELTA Isabel Martín

Está aquí al lado, cerca, aquí mismo aquí al lado. A la vuelta. Ahí, ahí, un poco más adelante, te coge de camino. Pero mejor vete por este lado. (2´) Es mejor para ti, es mejor... [Camino rápido primo, de vuelta a casa, todavía, camino rápido.] […] yo te voy a poner y a poner* a tres cuartos las peras y a dos las manzanas primita y a tres las ciruelas (1)

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Yo creo que te conozco tú me suenas. ¿De “quién eres”, dices? Me suenas… pero no caigo, ahora no caigo. Da igual, tu vente que es mismo aquí aquí al lado, vente. Caminas un poco más y ya llegas. Vente conmigo. Y llegamos y pasamos un rato. O me quedo yo, ¿Tú te quieres quedar? Pues yo si. Yo si me quedo. Aquí mismo. Porque quiero, y porque puedo, ¿Tú puedes? ¿Tú quieres? La Tana y la Juana fueron por aceite y las dos discutieron primita con el dependiente (2) Llámame si te hace falta claro tú me llamas. Y voy, si puedo. Voy contigo. ¿Tú cómo estás? Dime. O no. O no digas nada Yo me quedo aquí, igual. A tu lado, que está aquí mismo.

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Mismo aquí. A la vuelta. Al lado. Te vi por la corredera como te estaba cayendo una agüita calaera (3) Mismo aquí. A la vuelta. Si tú quieres, claro, y si puedes… […]como te estaba cayendo una agüita calaera * La Tana y la Juana. Bulerías de Lebrija, Antonia Pozo ( 1909- ?).

NOTAS AL PIE (1) Comercio de proximidad En una ciudad cuidadora el comercio de proximidad es fundamental para articular una vida cotidiana compleja y rica. Lugares en los que nos encontramos con las personas vecinas, donde tejer relaciones personales y sentimiento de comunidad. Lugares que facilitan que ocurra la cohesión social, donde el conocernos nos hace sentir segurxs. El derecho a la autonomía, a ir caminando Señoras camperas a la fresca. Azulejo paseo entrada a Alcoutim (Algarve, Portugal) orilla izquierda del Guadiana. Foto Isabel Martín. a por el pan y por el camino cruzarte cinco “buenos días”, con una movilidad cercana. Lugares donde compartir saberes cotidianos, “pues yo al gazpacho le echo pimiento”. Una trama urbana compleja, donde la mixticidad de usos ocurra permite que en distintas horas del día haya actividad. “Te coge de camino”, la ciudad que cuida incorpora los movimientos diversos de la vida cotidiana (“de casa, al colegio de camino al trabajo comprar fruta que falta, acercarme al médico y pasar a ver a mi madre que estaba hoy algo pachucha”…), no solo los lineales de la capa productiva ( casa – trabajo, trabajo-casa). La ciudad que cuida a las personas que las habitan les hace posible acceder a todos los lugares donde tienen que ( o quieren) realizar sus actividades, de manera sencilla, próxima, permitiéndoles en su diversidad ser personas autónomas…

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(2) Espacio público. Una ciudad cuidadora vela porque el espacio público sea un lugar que nos permita encontrarnos, que favorezca nuestra vida cotidiana en todas sus capas, que permita jugar y descansar, que permita la sombra y el sol , que permita hablarnos y escucharnos, que no esté privatizado, que no dependa si puedo y quiero pagar un café para poder estar juntas, y que sea accesible para todos los cuerpos con sus distintas movilidades y realidades. Que permita hacer cosas juntxs y solxs. Que permita improvisar y que cosas distintas sean posibles…Que nos permita dialogar, donde el conflicto intrínseco a una vida compartida se incorpore a los procesos urbanos, y donde podamos acompañarnos las vidas. (2´) Las violencias sobre los cuerpos. Nuestras ciudades y su espacio público también son el territorio donde ocurre, entre otras cosas, la normalización de la cosificación del cuerpo de las mujeres y las niñas (desde la publicidad sexista hasta el acoso callejero). Una ciudad cuidadora no invisibiliza la violencia sexual a la que están expuestas las mujeres y las niñas y cuida que el acceso a lo público y la participación en el disfrute de lo cultural y el ocio sea igual para todas las personas. Tampoco ignora o invisibiliza las realidades de diferencia de clase, la vida de los cuerpos racializados, las edades y sus necesidades diversas… (3) La vivienda Una ciudad cuidadora es aquella en la que conocemos a nuestras vecinas, donde podemos pedir sal y donde alguien nos trae un “cardito con yerbabuena pal resfriao que es mu güeno” porque nos ha llovido “una agúita calaera”. El fenómenos de la proliferación de apartamentos turísticos, por ejemplo, ha incorporado a la realidad cotidiana de las personas vecinas una intermitencia de “vecinas temporales” que genera percepción de inseguridad, y que dificulta el diálogo necesario en las convivencias colectivas y complejas de los edificios comunitarios y de nuestras calles. Una ciudad cuidadora nos permite percibirnos parte de un barrio, y para ello tenemos que poder quedarnos a vivir en el lugar, tener alquileres accesibles y seguridad de poder seguir viviendo el tiempo que necesitemos.

*Apunta al QR con el móvil y sube el volumen.

Poema inédito Isabel Martín Ruiz. Cotidiana S.C.A. construyendo entornos sensibles. En Sevilla a 16 de julio de 2019 62


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Isabel Martín Isabel Martín (1986. Punta del Moral, Huelva) es urbanista y arquitecta de lo cotidiano de profesión. Desde 2017 construye entornos sensibles con Eva Morales y Cristina Alba en Cotidiana.coop. Le pre-ocupan la vida: el feminismo, el sub-desarrollo territorial, lo personal y su carácter político, la historia y su memoria, las mujeres pasadas, presentes y futuras y todos los silencios. En 2018 publicó su primer poemario 90.3 de vaciante (Crecida) . 63


EL “ PRO” CESO

Cada imagen nos revela un espacio construido anónimo, en muchos casos invisible, sin apoyatura de co-relato simbólico.

Igor Calvo


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EL PROCESO

GEOGRAFÍA DE LOS CUIDADOS INSTITUCIONALES Igor Calvo

En el proyecto en curso El Proceso, Igor Calvo nos presenta una “geografía de los cuidados institucionales”, un mapeado que configura la ciudad de Bilbao a través de los espacios construidos para el ejercicio de los engranajes burocráticos que gestionan el cuerpo social. Cada imagen nos revela un espacio construido anónimo, en muchos casos invisible, sin apoyatura de co-relato simbólico. Todos ellos integrados -según estricta disciplina de la Unión Europea- en un miríada de dispositivos Administrativos Horizontales. Atravesar su umbral, significa aceptar la pasiva disciplina que domina los procesos de inclusión/exclusión; mecanismos que, sine ira et studio, sin volición, sin excepción, con la banalidad propia de los anónimos escribientes, declinan la verdad y la realidad de la población sometida a ellos. Espacios de cuidados que se tornan incomprensibles si los disociamos de los espacios de poder.

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Albergue municipal de Elejabarri - Doctor DĂ­az Enparantza, 43

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Área de Acción Social, Igualdad, Cooperación y Ciudadanía - Plaza Venezuela, 2

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Caritas [servicios generales] -Calle Ribera, 8

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Centro Civico CastaĂąos - Servicio social de base Uribarri-Zurbaran - Calle CastaĂąos 11

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Centro Civico La Bolsa - Servicio social de base Casco Viejo - Calle Pelota 10

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Centro de dia Isozaki Atea - Uribitarte, 12 bajo

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CMD Basurto - Servicio social de base Basurto-Altamira - Calle Zankoeta, 1

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Servicio municipal de acogida nocturna - Uribitarte, 11

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Centro Socio Sanitario de Atenciรณn a las Adicciones - Bailen, 1 sรณtano

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Servicio social de base Centro-Indautxu - Paseo Uribitarte 10

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CMD Deustu - Servicio social de base Deustu-San Ignacio - Avda. Lehendakari a Agirre 42

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CMD Rekalde - Servicio social de base Rekalde-PeĂąaskal - Travesia de Altube 6, planta 1

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Comedor social San Antonio - Irala kalea, 8

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Comedor social y Centro de dia apostolicas - Manuel Allende, 10

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Cruz Roja Bizkaia-Oficina provincial - Jose MÂŞ Olabarri, 6

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Departamento de Accion Social. Instituto foral de asistencia social - Ugasko, 3-3 bis-5 bis 1

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Ararteko - Edificio Albia - San Vicente, 8, 11ÂŞ planta

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Igor Calvo Igor Calvo encuentra en el entorno urbano la clave y la base de su trabajo fotográfico, centrándose en los procesos de transformación del ciudadan+ en mero objeto de producción/consumo y en la brecha que separa la producción de discurso y la realidad. Como miembro fundador de Colectivo Komite ha organizado proyectos de arte colaborativo, e-zines o instalaciones; además de desarrollar y participar en múltiples intervenciones urbanas. 83


CUIDADOS REFLECTIVOS Y RECÍPRO“ COS ” EN LA ERA DE LOS CAMBIOS La labor de los cuidados siempre es bidireccional o multidireccional, siempre estamos contribuyendo a construir elementos.

Xabier del Campo sobre palabras de Andrés Jaque


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CUIDADOS REFLECTIVOS Y RECÍPROCOS EN LA ERA DE LOS CAMBIOS Xabier del Campo sobre palabras de Andrés Jaque

Estamos en el Pabellón Alemán de Barcelona, uno de los edificios modernos más fotografiados de la historia de la arquitectura. Fue diseñado por Mies van der Rohe y Lilly Reich como pabellón de Alemania para la Exposición Internacional de 1929, y desmantelado pocos meses después del evento. Se reconstruyó en los años 80, en un proyecto que buscaba redefinir la identidad de la ciudad recuperando un espacio que en su día fue símbolo de su conexión internacional, haciéndolo en este caso, por la vía del cristal, el acero y los cuatro tipos de piedra que ensamblan este escenario. Una escultura de bronce de Georg Kolbe parece flotar en busca de su reflejo en el estanque pequeño y en las paredes luce abundante mármol verde de los Alpes. Unos metros por debajo de tal esplendor, apoyado en la pared del sótano del edificio, yace un cristal resquebrajado toscamente que ya cumplió su función como cubrimiento del estanque, y parece mostrar relajo por no tener que aparentar lustre a los ojos de los visitantes, porque nadie tomará fotografía alguna de aquel lugar. La paradoja está servida, ya que mucho de lo que tiene que ver con los cuidados, en este caso, con la fabricación cotidiana y el mantenimiento de la parte superior del pabellón, de alguna manera tiene que ocultarse, requiere ser invisibilizado en la parte inferior. Tanta estética minimalista necesita ocultar que las cosas envejecen y se rompen, en resumen, que requieren cuidados.

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Por eso los cristales rotos no molestan en las paredes, se habilitan espacios para que los trabajadores coman, y hasta hace unos años la gata Niebla pululaba por las esquinas en busca de ratones que difícilmente cazaría, ya que tras permanecer toda su vida a la oscuridad del sótano quedó ciega, volviéndose invidente también a la fantasía metafísica de Mies van der Rohe que lucía pocos metros por encima de su morada. En ese sótano parece que los cuidados son muy importantes, en contra de la parte de arriba que es un espacio para la retórica, lo que relaciona a ambos espacios casi como a Dorian Gray con su retrato. Así, para que la parte de arriba pueda tener esa imagen metafísica, tan editada y falsa, son necesarios otros elementos para los que estéticamente no estamos del todo preparados. Todo ello nos traslada a la necesidad de un cambio de paradigma estético, para que unas sociedades formadas en la modernidad y el minimalismo puedan entender que la verdadera belleza del Pabellón Alemán de Barcelona no está en la delicadeza del piso de arriba, sino en la del piso de abajo, aquella que proyectan los cartones, las tuberías y los cristales rotos, en definitiva, aquella que proyectan los cuidados. En el fondo, es el mismo efecto que hace que nuestras sociedades puedan gestionar sus mutuos afectos, no solo entre personas diferentes, también entre diferentes no-humanos.

PHANTOM. Mies as Rendered Society. Andrés Jaque / Office for Political Innovation. Fundació Mies van der Rohe, Barcelona, 2012. Arts Institute of Chicago.

“Phantom. Mies as Rendered Society” y la rearticulación de dos mundos La intervención en el año 2012 en el Pabellón supuso rearticular dos mundos. Trasladar materiales del sótano al piso superior cambiaba completamente las jerarquías y las relaciones del espacio. Por ejemplo, ubicando en el

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piso superior una aspiradora, un objeto comúnmente usado por el servicio de limpieza, ese personal se convertía en comisario o curador del pabellón, ya que elegía cuándo se usaban esos objetos, y por lo tanto cuándo el público entraba o cómo se podía mover por el lugar. Esa pequeña transformación es muy importante porque supone que una rearticulación del mundo material suponga también una rearticulación de lo social y de las jerarquías, y por tanto, una rearticulación de lo político. “Escaravox”, de las sombras a las luces Matadero Madrid fue diseñado en origen pensando en la logística de los vehículos que transportaban animales, resultando en un lugar con algunas zonas inhóspitas para su uso actual como espacio público. Uno de sus inconvenientes era la falta de sombra en su plaza principal, que este encargo trataba de subsanar, sin comprometer la flexibilidad y adaptabilidad de uso del espacio abierto. Hackear unos enormes sistemas de riego, ensamblándolos de forma que pudieran incorporarse luces, altavoces, mesas y otros elementos de mobiliario ofrecía abundantes zonas de sombra en la plaza, y además permitía hacer uso del espacio para eventos, lo que supuso aunar a personas muy diversas en torno a diferentes actividades socio-culturales.

Escaravox. Andrés Jaque / Office for Political Innovation. Matadero Madrid, 2012.

De este modo, la arquitectura se convierte en creadora de espacios de encuentro, y sobre todo, en generadora de afectos entre gente diferente, haciendo posible recomponer los tejidos sociales que pueden ocupar un espacio como Matadero a través de unos simples dispositivos materiales y cierta mediación.

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Un ejemplo, en definitiva, de cómo un encargo funcional puede pasar a rearticular la relación de algunas instituciones culturales con los agentes de creación de una ciudad. “IKEA Disobedients”, bienvenido a la república dependiente y politizada de tu casa Este proyecto nació como respuesta a la campaña de IKEA cuyo lema era “bienvenido a la república independiente de tu casa”, en la que la marca sugería que el momento de llegar a casa era el momento de ponerse cómodo. Por un lado, la campaña escondía la trampa de pensar que confort es lo mismo que emancipación, pero sobre todo, proponía que los espacios domésticos son espacios despolitizados y desconectados de lo exterior. “IKEA Disobedients” fue una contra-campaña publicitaria basada en una serie de archivos reales de personas que utilizaban sus viviendas como espacios de interacción con otros, y por lo tanto, como centros de proyectos políticos, que en último término se convertían en espacios de resistencia, disidencia y alteridad. Un ejemplo es el de Candela, que vivía junto a sus dos hijas y sus nietos en una vivienda social de Lavapiés, la cual terminaba de recargarse con la multitud de animales que dibujaban el aspecto cotidiano del piso. Carente prácticamente de ingresos, esta mujer trataba de soterrar un pasado de violencia doméstica sobreviviendo gracias a una economía alternativa y no monetarizada, construida desde aquello que sabía y podía hacer, cocinar. Cada día diferentes personas aparecían en su casa, sin avisar y cargadas con bolsas de la compra. Entre sus “clientes” destacados, los viudos que jamás habían cocinado, cuidados y alimentados ahora por otras manos, acogidos por una nueva cocina. Como este caso de disidencia a algunas instituciones del capitalismo, otra colección de historias componían el proyecto, todas ellas hablando de la posibilidad de pensar alternativas al sistema neoliberal, y por qué no, incluso a la manera en que IKEA prescribe el día a día, aflorando otros cuerpos, economías, conocimientos, entornos o asociaciones. De los apartamentos high-end en Nueva York al porno gay Un espigado edificio diseñado principalmente por el promotor Harry Macklowe apunta al cielo neoyorquino desde el 432 de Park Avenue. Algunos arquitectos y diseñadores, entre ellos Rafael Viñoly, aportaron propuestas en la fase de ideación del edificio, con poco éxito de materialización en la mayoría de los casos.

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IKEA Disobedients. AndrĂŠs Jaque / Office for Political Innovation. Madrid, 2011; New York, 2012. Museum of Modern Art, New York. Architecture & Design Purchase Fund, 2012 89


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Sin embargo, uno de los actores clave en el desarrollo del imaginario creado para comercializar los apartamentos de lujo que componen su interior, sería la agencia de comunicación DBOX, que se encargaría del diseño ficticio de los interiores gracias a técnicas de renderización. Años antes de que la construcción del edificio comenzara, Jake Jaxson desarrollaba un lenguaje visual muy concreto a la hora de dirigir videos de porno gay que distribuía desde la web cockyboys.com. La premisa era simple y lujosa: sexo frente a ventanas de cristales infinitos con el cielo de la ciudad de fondo. Ambas historias se enlazan cuando las renderizaciones diseñadas para crear los catálogos de venta de los pisos de lujo de 432 de Park Avenue, toman prestado el lenguaje creado por Jake Jaxson, y fundamentan la voluntad de transmitir fastuosa elegancia a través de lo que el propio Harry Macklowe bautizaría como “helicopter views”. Así, dos gallardos amantes dispuestos a tener sexo en una bañera cercana a una ventana, pasan a ser la modelo Christina Makowski, cuya estilizada figura se muestra frente a la cristalera de un renderizado piso en el edificio de Park Avenue, en este caso impresa en un catálogo promocional. Esa ha sido la receta para crear un mercado premium que ha multiplicado por veinte el precio de los apartamentos de lujo convencionales, y paradójicamente, la clave de ese aumento no reside en los lujosos materiales con los que se forja su interior, sino en un elemento que yace tras enormes cristales con bajo contenido en hierro que exageran los tonos azules. Ese elemento no es otro sino el cielo de Nueva York. Y el cielo cambió de color en La Gran Manzana Hablar del cielo de Nueva York, como ocurre en toda gran ciudad, es hablar de contaminación. O al menos así lo era, ya que para los años 80, la quema masiva de petróleo en las calderas de las calefacciones durante las décadas anteriores, había supuesto que en la paleta de colores con los que se dibujaba el cielo cada día, imperaran los tonos oscuros en detrimento de los azules. Ese color de cielo fue una gran preocupación para el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, quizás explicada también porque se trata de un financiero y promotor inmobiliario. Desde que Bloomberg ostentara el poder, desarrolló un ambicioso proyecto llamado Clean Heat, que tenía como objetivo eliminar el óxido de nitrógeno que oscurecía el firmamento de la urbe. Clean Heat proponía que los propietarios de los edificios transicionaran de las calderas de petróleo a las de gas natural. Envuelto en ese halo semi-ecologista, el plan aprovechaba la idea del gas natural como compuesto no contaminante, pasando por alto el hecho de que es un combustible fósil que no contamina en el punto de

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quemado, pero puede hacerlo en el de extracción. Esa campaña coincidía en el tiempo con otra promovida por el gobernador Andrew Cuomo, quien impulsaba la prohibición de la fracturación hidráulica como medio para la extracción de gas en el estado de Nueva York. El día en que Cuomo consiguió prohibir el fracking en Nueva York, sus votantes intelectuales, blancos y heterosexuales celebraban una victoria que se cobraría sus consecuencias 200 millas al noroeste, en el valle de Susquehanna, ya que a partir de ese momento se inició un silencioso trasvase de la contaminación de la ciudad al valle. El gas natural que se requería para calentar los hogares neoyorquinos, comenzó a extraerse del yacimiento Marcellus en Susquehanna. El método de extracción era el fracking, lo cual provocó que en el mismo grado en que el óxido de nitrógeno de la ciudad bajaba, aumentaba en el valle de Susquehanna. A día de hoy, 30.000 millas de acuíferos han sido contaminadas, lo cual afecta a la propia agua y produce emisiones de carbono o del propio óxido de nitrógeno. En paralelo, grandes compañías hacen todos los esfuerzos para ocultar esas consecuencias, invirtiendo largas cifras en paisajismo para aspirar a la invisibilización, ya que, como ocurriera con el sótano del pabellón de Barcelona, quizás sea una realidad que no estamos preparados para ver. Es así como el cielo de Nueva York nos acaba mostrando que los cuidados no son neutrales o necesariamente buenos, ya que cuidar puede ser poseer, hacerse cargo del aire o trasladar basura a otros lugares, con las consecuencias que lo anterior conlleva. Por lo tanto, cuidar es también una forma de violencia, ya que cuando hablamos de cuidados estamos hablando de una disputa, una batalla de cuidados, que acaban teniendo una dimensión política e ideológica. Por eso la propia discusión de cuidados requiere de plataformas políticas, en las que puedan ser escrutados, y donde pueda entenderse a sus víctimas. “COSMO”, la máquina purificadora de aire El grado de complejidad que tiene la política territorial o urbana es muy alto y existe una gran desigualdad en la capacidad de acción. En ese contexto, las instituciones democráticas tienen poca capacidad para formar parte de esos procesos, no tanto porque no tengan margen de regulación, sino porque les falta conocimiento e información, o están secuestradas por las estructuras de presión de las corporaciones. Es una realidad, que con mayor o menor grado de conocimiento e intención, grandes empresas y gobiernos tienen la capacidad de alterar los

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ecosistemas, por ejemplo, trasvasando la toxicidad de un espacio a otro. Por lo tanto, la pregunta que surge es la siguiente: ¿cómo podemos desarrollar estrategias equivalentes, que tengan capacidad de respuesta en diferentes escalas? Se debe tener presente, además, que los procesos de innovación son muy diferentes a los procesos de invención. Ambos se parecen, pero los primeros tienen otras cuestiones en cuenta, como la existencia de un nicho de mercado, una regulación, garantías etc. Esas cuestiones ralentizan el proceso de innovar, pero en muchos casos son necesarias por tratarse de conquistas históricas.

COSMO MoMA PS1. Andrés Jaque / Office for Political Innovation. New York, 2015.

COSMO, una máquina instalada en el MoMA PS1 de Nueva York, es un intento casi activista de canalizar esa pulsión de respuesta. Se trataba de un artefacto que era capaz de reciclar y limpiar el agua de las alcantarillas de la ciudad a través ciertos ecosistemas que permitían tratarla in situ. De esta forma, se pretendía invertir el efecto de acciones como las de Bloomberg o Cuomo, y en lugar de segregar la toxicidad a otros estados, se promovía una convivencia con ella. Sociedades, cambios presentes y retos futuros Es obvio asumir que todo lo descrito afecta a las estructuras de organización y funcionamiento creadas por los seres humanos, con las implicaciones de movernos en una era de cambios y retos.

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

El problema actual en la sociedad no es que no nos saludemos con nuestros vecinos o no los conozcamos, sino que nuestros vecinos han pasado a ser corporaciones, dinámicas extractivas, lobbies, restricciones a la migración etc. Somos conscientes de que tenemos nuevos vecinos, pero los entendemos como una simple climatología extraña que nos ha tocado vivir. Por ejemplo, sabemos que la economía se resiente, pero pensamos que en un futuro mejorará, también conocemos las consecuencias desastrosas de las crisis medioambientales, pero asumimos que al final, más o menos, nos acabaremos adaptando. Es decir, tanto social como profesionalmente acabamos viendo un espejismo falso de lo que es la realidad. Por eso, el principal problema en la actualidad es la necesidad de ajustar nuestra noción de lo que es “lo social”, que ha pasado a ser radicalmente trans-escalar, intermedia y tiene fórmulas de gobernanza que nada tienen que ver con las instituciones democráticas. En esa sociedad, ciertos actores cuentan con una capacidad de descripción privilegiada. Por ejemplo, algunas grandes empresas tecnológicas, que disponen de los medios para gestionar datos con los que conocen cómo y dónde nos movemos los ciudadanos. De esta forma, ante la transformación actual de las sociedades, los marcos políticos en los que operan y, sobre todo, las crisis que se avecinan, se está creando una enorme segregación, entre aquellos que creen que se van a salvar porque ocupan alguna posición de poder y el resto de la población. Reflectividad y reciprocidad de los cuidados La labor de los cuidados siempre es bidireccional o multidireccional, siempre estamos contribuyendo a construir elementos, pero al hacerlo nos ensamblamos en una sociedad que al mismo tiempo nos construye a nosotros. La reflectividad es la idea de que somos a la vez actores y resultado de la interacción con otros. Una reflexión interesante respecto a esa creación de elementos es el hecho de que estamos acostumbrados a verlos desposeídos del tejido social que los hace posibles, pero cuando los miramos desde otra perspectiva, elementos que son parecidos se muestran muy diferentes. Esto puede referirse actualmente a la creación de aparatos electrónicos, pero el mismo fenómeno puede afectar a otros contextos. Por ejemplo, la cultura “do it yourself” puede entenderse como la simple voluntad de fabricar un elemento por el placer de hacerlo, o desde otro prisma puede ser una alternativa política que tenga que ver con una renuncia al consumo, tratando de dar salida a necesidades a través de los componentes de los que ya se dispone, para no incrementar el consumo.

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Hacia una arquitectura de los cuidados

Por otra parte, cualquier forma de cuidado genera víctimas, por lo que en las sociedades, emergen igual de importantes las personas, los cristales rotos o los acuíferos, creando un ensamblaje que permite explicarse a través de teorías como la del Actor-Red. En definitiva, los sucesos no ocurren en tabulas rasas, por lo que el cuidado tiene que ver con la interacción, con la intervención y la contribución a lo colectivo, a aquello que ya está construido, y por lo tanto, tiene mucho más que ver con intervenir, reaccionar o responder, que con iniciar, inventar o comenzar desde cero. De ahí que el trabajo de la arquitectura y el diseño no consista en crear una realidad nueva o diferente, sino en rearticular lo que ya existe. ¿Cómo podemos reconstruir un mundo en el que haya reciprocidad y una distribución de derechos entre actores humanos y no-humanos? De desafíos como este depende cómo será la sociedad en la que vivamos en el futuro.

El 21 de noviembre de 2019, Andrés Jaque visitó Bilbao para participar en diferentes actividades dentro del festival URBANBATfest y la Design Week de Bilbao Bizkaia. En un desayuno organizado para el festival, el arquitecto, escritor y curador, se reunió con un reducido grupo de personas interesadas en esas disciplinas. El presente texto recoge las aportaciones de Andrés en su presentación, en la que trata los cambios y retos de las sociedades actuales, a través de diferentes reflexiones personales y una breve retrospectiva de algunos de sus proyectos.

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

Andrés Jaque

Xabier del Campo

Arquitecto, escritor y curador de renombre internacional, conocido por ser impulsor del enfoque interescalar y transmedio del diseño arquitectónico.

Echando la vista atrás me doy cuenta de que los últimos años los he dedicado a escribir. Para páginas web, campañas de publicidad o estrategias de comunicación de diferentes proyectos en los que me he involucrado. Algunos solo desde la profesionalidad, otros desde el alma. Los segundos, aquellos que tienen que ver con el emprendimiento, o los relacionados con los movimientos sociales de los que he formado parte. Todos desde la pasión, la inquietud y la pulsión de comunicar, que arrancó antes de que lo hiciera la maquinaria de mis recuerdos.

Fundador de la Oficina de Innovación Política, una práctica arquitectónica con base en Nueva York/Madrid, que trabaja en la intersección del diseño, la investigación y las prácticas en entornos críticos. Ha sido galardonado con el Frederick Kiesler Prize, la distinción más importante que reconoce las trayectorias en los límites del arte y la arquitectura.

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POS” TRE

Queremos alimentarnos bien, queremos tener ciudades bien alimentadas. Si no hay pan buenas serán tortas sí. Tortas de polvorón o de polvorín y cuidado que pueden llover...

La Plasita


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POSTRE

MANIFIESTO DE LOS CUIDADOS DULCES La Plasita

Nosotros le damos al coco y pensamos: Al bebedor fino después del dulce ofrécele vino. Somos harina de otro costal. Queda buen hambre no hay pan duro ni falta salsa a ninguno. Bizcocho borracho Ciudades dormitorios No! Queremos ciudades despiertas Los bancos! Para sentarse mi abuela y Que manden los mercados, y el mandamiento del pobre, primero reventar a que sobre. Los mercados sí, de abastos donde frutas y verduras alegren nuestros paseos que con pan y queso, nadie se pone obeso. Mercados donde encontremos nuestras medias Naranjas, y que no nos den calabaza. Y sabemos que no todo el monte es orégano, así que sacaremos las castañas del fuego. Naranjas a la antigua con canela Y bolitas de calabaza y orégano Y castañas asadas Pensabais que iba a ser pan comido pero, la fiesta sin vino no vale un comino... y el vino lo transformaron en agua y a ésta le pusieron precio. Nos la dieron con queso, pero este con uva sabe a beso, Queso y uva y reducción de vino tinto

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Hacia una arquitectura de los cuidados

*** Y es que a nadie le amarga un dulce no, pero...... E-952 E-951 E-954 Asparmato Ciclamato Todos ellos edulcorantes Todos ellos cancerígenos No se hizo la miel para boca de asno, y estos creen Tener la sartén por el mango, ¡de momento! Las cosas claras (a punto de nieve) y el chocolate espeso, que no está ya el horno pa bollos. Oblea o roca de chocolate Queremos alimentarnos bien, queremos tener ciudades bien alimentadas. Si no hay pan buenas serán tortas sí Tortas de polvorón o de polvorín y cuidado que pueden llover... Y Ya lo dijo Rosita, la cojita de Luxemburgo: -Nada más improbable más impensable que una revolución una hora antes de que estalle Tortas de polvor(i) ón Seremos la levadura que levante a las masas. ¿Será mucho ruido para pocas nueces? Después de Dios la olla. Buñuelos de aire y Nueces DIGESTIVOS Queremos Más más más más más Mucho más mucho más MAS Si se agarran a un clavo ardiendo Nosotras seremos aguardiente Aguardiente Con hielo

Diseñado con cuidado por la Plasita recuperando expresiones, refranes y chascarrillos del español

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Ensayos sobre la ciudad y los cuidados

La Plasita La Plasita es una aventura vital y empresarial iniciada en Berlín a final del s XX. Desarrolla proyectos diversos, una arquitectura singular y artesanal, y el estudio de las ciudades y el paisaje de forma caleidoscópica. Practica la Gastrosofía, que entiende como la teoría de los cuidados en torno a la alimentación. Aplica metodologías creativas y suele ir allá donde la inviten. Cocinar es uno de sus placeres, le satisface aún más el dar de comer. 99





Jaialdiaren ondorio guztiak (bideoak, argazkiak, testuak eta beste dokumentu batzuk) webgunean daude eskuragarri: Todos los resultados del festival (vídeos, fotografías, textos y otros documentos) se encuentran disponibles en la web: 8festival.urbanbat.org

Babesleak Apoyos Eusko Jaurlaritza. Kultura eta Hizkuntza Politika Saila Gobierno Vasco. Departamento de Cultura y Política Lingüistica Bizkaiko Foru Aldundia. Enplegua, Gizarte Inklusioa eta Berdintasuna Sustatzeko Saila Diputación Foral de Bizkaia. Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad Bizkaiko Foru Aldundia. Euskara eta Kultura Saila Diputación Foral de Bizkaia. Departamento de Euskera y Cultura Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Bilboko Udala Ayuntamiento de Bilbao


URBANBATfest19: CIUDADES Y CUIDADOS HACIA UNA ARQUITECTURA DE LOS CUIDADOS Parte 3: Ensayos sobre la ciudad y los cuidados


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