Sembrando vida y cultura
Las Chacras como espacios multifuncionales en comunidades
indígenas andinas Caso: Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador
Jesús Ramón Aranguren Carrera José Alí Moncada Rangel (Compiladores)
Sembrando vida y cultura.
Las chacras como espacios multifuncionales en comunidades indígenas andinas. Caso: Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador Jesús Ramón Aranguren Carrera y José Alí Moncada Rangel (Comp.)
CRÉDITOS AUTORIDADES UNIVERSITARIAS: Marcelo Cevallos Vallejos PhD. Rector Teresa Sánchez Manosalvas PhD. Vicerrectrora Académica Dr. Miguel Naranjo Toro Vicerector Administrativo EDITORIAL UTN
COMPILADORES: Jesús Ramón Aranguren Carrera PhD jaranguren@utn.edu.ec José Alí Moncada Rangel PhD jmoncada@utn.edu.ec Universidad Técnica del Norte Instituto de Posgrado Facultad de Ciencias Agropecuarias y Ambientales PARES REVISORES EXTERNOS: Dra. Rosa Mary Hernández Hernández PhD Bióloga. Doctorado en Ecología Docente investigadora en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Venezuela Correo electrónico: rodama33@yahoo.com.mx Dra. Carmen Angélica Morante Ascanio PhD Lic. en Educación, mención Docencia Agropecuaria. Doctorado en Ambiente y Desarrollo Docente investigadora en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ), Venezuela Correo electrónico: cmorante50@gmail.com ISBN: 978-9942-784-21-6 Septiembre, 2018
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INDICE DE CONTENIDOS PRÓLOGO
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PRESENTACIÓN
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INTRODUCCIÓN
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I PARTE: EXPRESIONES DEL SABER INDÍGENA Una aproximación al conocimiento de la diversidad y multifuncionalidad de las chacras andinas. José Alí Moncada Rangel, Jesús Aranguren Carrera y Carlos Lugo Almeida
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Cosmovisión de las plantas mágico espirituales de las chakras familiares de la comunidad Fakcha Llakta Alfonso Cachimuel
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II PARTE: ESPACIOS DIVERSOS La chacra: un espacio para conocer y conservar la agrobiodiversidad Doris Chalampuente Flores
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Evaluación de la sustentabilidad de chacras familiares en la comunidad Fakcha Llakta, cantón Otavalo Jesús Aranguren Carrera, Jonathan Vélez Moreira y Pedro Calderón Reascos
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La agenda agroecológica de Fakcha Llakta: base nutricional de los integrantes de las chacras familiares Luis Arias Andramunio y Jesús Aranguren Carrera
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La fauna edáfica: macroinvertebrados como bioindicadores de calidad del suelo de las chacras Renato Oquendo Andino y Diego Romero Cruz
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Agentes de control biológico: componentes de un manejo agroecológico de las chacras Julia Prado Beltrán y Miguel Gómez Cabezas
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El rol de los animales de crianza en las chacras de la comunidad Fakcha Llakta Silvia Nogales Mérida, Jesús Aranguren Carrera, Jhonatan Vélez Moreira y Pedro Calderón Reascos
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III PARTE: ESPACIOS MULTIFUNCIONALES Evaluación del consumo de alimentos provenientes de las chacras y estado nutricional de las unidades familiares Amparito Barahona Meneses, Oscar Rosero Cáceres y Widmark Báez Morales
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Las chakras andinas de Fakcha Llakta y el agroturismo Carmen Trujillo y Kennedy Lomas Tapia
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Agronegocios derivados de la agricultura familiar “chacra rural” Fernando Basantes y Juan Aragón
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PROTAGONISTAS DE LA INVESTIGACIÓN
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AUTORES DE LA OBRA
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PRÓLOGO “Agroecología..., conservación y transformación, innovación retroprogresiva... Ya no se trata de ‘conservar’ tal o cual especie, tal o cual raza, tal o cual paraje, sino de salvaguardar y hacer de nuevo viables modelos culturales locales, informaciones, conocimientos y sistemas campesinos inteligentes para que gestionen localmente sus territorios con una nueva perspectiva que integre... razas, especies y parajes. Lo que en el fondo hicieron los campesinos de toda la vida... Agroecología...” Jaime Izquierdo Para resolver los problemas ecológicos y sociales asociados a las prácticas agrícolas se necesita de un cambio hacia sistemas más sustentables. Los conocimientos y las prácticas utilizadas por los indígenas de la sierra andina, Mesoamérica y el trópico húmedo constituyen las bases del surgimiento de la agroecología en América Latina. Durante las décadas de los 70s y 80s del siglo XX, el maestro de la agroecología Steve Gliessman, comenzó a reconocer que los saberes construidos empíricamente por nuestros agricultores, a partir de la observación de su entorno y de la práctica de conocimientos locales y ancestrales trasmitidos de generación en generación, constituían la fuente para conceptualizar y orientar la agricultura hacía un modelo de agroecología. La agroecología ha cobrado fuerza en los últimos años en América Latina - y en especial en Ecuador - como un nuevo enfoque científico integrado al saber de los agricultores de la sierra andina, donde comunidades indígenas y afroecuatorianas intercambian conocimientos en cuanto a selección de semillas, prácticas agroecológicas y el trueque como intercambio, lo que permite la agrobiodiversidad de las chacras. La Universidad Técnica del Norte, en su misión de integrar el conocimiento científico con el de nuestras comunidades, ejecuta diversas investigaciones en el área de la agroecología, tal como es el caso del Proyecto “La Chacra Familiar: modelos para el manejo sustentable de los recursos naturales en la comunidad de Fakcha Llakta, Cantón Otavalo”, que integró estudiantes y docentes de diferentes disciplinas y carreras de las ciencias naturales y sociales. Este grupo se planteó el reto de trabajar, junto con la comunidad de Fakcha Llakta, en la valoración del conocimiento agroecológico subyacente en la agricultura familiar de este grupo humano. Esto requirió la integración de aspectos ecológicos, edafológicos, de salud y de la percepción de la gente sobre la chacra y el bosque. Las revisiones teóricas e investigaciones de campo derivadas de este trabajo se presentan en este libro titulado Sembrando vida y cultura. Las chacras como espacios multifuncionales en comunidades indígenas andinas. Caso: Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador. Esta obra recoge no sólo los resultados de tres años de pesquisas en la comunidad Fakcha Llakta, sino también la experiencia de años de docencia, vinculación e investigación en agroecología de los actores sociales participantes en la obra. Los capítulos del libro profundizan el concepto de chacra para el Ecuador, develan la cosmovisión de las plantas utilizadas con fines mágicos y religiosos en la comunidad, evidencian el rol de la biodiversidad en los agroecosistemas y los flujos de energía y nutrientes, estudian la dinámica poblacional de las especies, determinan la sustentabilidad y los aportes nutricionales de la chacra familiar. Al final, se abordan temas que permiten incorporar las chacras a los modelos de agronegocio y agroturismo, promoviendo que el sistema agrícola trascienda la visión de elemento para la subsistencia alimentaria y medicinal. Marcelo Cevallos PhD. Rector de la UTN
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PRESENTACIÓN La chacra es salud, es la botíca y el almacén del campesino, es recreación, es espiritualidad y sobre todo cohesión comunitaria La compleja realidad del planeta y de los seres que hacemos vida en él nos grita cada vez más fuerte -desde todo ámbito de espacio y tiempo- que las necesidades de alimentos, salud, justicia, educación y trabajo digno se han ido diluyendo y están imbuidas en un manto de desigualdad y de destrucción ambiental. Las consecuencias políticas, sociales, culturales, económicas y productivas de este escenario están llevando a repensar y reeditar modelos socioproductivos de culturas ancestrales, arraigados en pueblos o regiones particulares de América Latina. Sus sociedades, muchas veces minoritarias, están caracterizadas por mantener tradiciones y estilos de vida que demuestran una estrecha relación humano-naturaleza casi impoluta, a pesar de las presiones de culturas aparentemente más fuertes e impositivas. Las sociedades globalizadas poseen amplios tejidos, apoyados por estructuras políticas y económicas que han actuado de manera avasallante, encubriendo valores de estas sociedades y culturas minoritarias y milenarias, que tienen como base el entendimiento y práctica de una vida más íntegra, sana, honesta y con ética de sustentabilidad. Las chacras andinas son expresiones del saber indígena en su genuina, imperecedera, íntima y cosmogónica relación con la naturaleza, evidenciando las fortalezas de estas sociedades aparentemente venidas a menos. Estas culturas, desde la época Pre-Colombina, han construido una filigrana cultural para la producción de alimentos, de la salud y de la espiritualidad materializada en los huertos de las comunidades de la región andina. Este libro nos enseña y nos pasea por la multifuncionalidad de las chacras andinas, a través de investigaciones realizadas en la comunidad indígena de Fakcha Llakta, Peguche, Cantón Otavalo, Provincia de Imbabura, Ecuador. El ejercicio investigativo mostrado, a veces técnico y en otros más introspectivo y descriptivo, se sinergiza por la integración de conocimientos técnico-científicos con el local y ancestral, cuya relevancia es intangible; dado el bagage de información, conocimiento, tradiciones, creencias, costumbres que han integrado la cultura kichwa en Fakcha Llakta. Cada capítulo muestra esta sinergia desde distintos paradigmas y aproximaciones metodológicas, lo que enriquece al lector, pues le amplía el espectro de acción y las posibilidades de entendimiento, al ubicarlo en un escenario más integral y real de lo que es la multifuncionalidad de un proceso de producción de alimentos en una chacra. La experiencia de los pobladores de Fakcha Llakta es enaltecedora de la sustentabilidad. Así, los autores del libro lo han evidenciado a través de sus investigaciones descritas en los once capítulos que lo conforman. En su lectura y análisis queda demostrado como criterios de equidad, ética, autogestión, resiliencia, biodiversidad, productividad y conservación ambiental se han mantenido en la comunidad, a pesar de las transformaciones obligantes hacia unas costumbres y prácticas más modernas. Sin embargo, el eje de un convencimiento espiritual, mágico -rayando en lo místico- constituye el hilo que permite la continuidad del uso y manejo de las bondades de la naturaleza para la salud y alimentación, para la convivencia y las relaciones complejas con y para el ambiente. El libro introduce al lector en el saber agroecológico y en lo complejo de la agricultura desde el entendimiento de las funciones, manejo y uso de los recursos naturales. La idea final de los autores es promover la conservación de los procesos ecológicos, ambientales, socioproductivos, biogénicos, hídricos, culturales y sociales maerializados en los agroecosistemas de Fackta Llackta en Otavalo. 7
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Esta experiencia puede servir de guía para otros escenarios de producción agrícola; en otras localidades y regiones andinas y amazónicas. Sin duda, cada página escrita expone cómo, desde la cosmovisión andina, se cría la chacra. Más allá de mostrar lo que existe en los sistemas agrícolas andinos, también devela otras alternativas socioproductivas que pudieran ser incluidas por las poblaciones de Fakcha Llakta para diversificar su economía y sus formas de producción, desde una perspectiva agroecológica. En ello se incluye al turismo, actividad que rescata el valor antropológico de las chacras, al mostrar sus productos y sus procesos desde el escenario ecológico, ético y sustentable de la cultura kichwa. Igualmente, se ofrecen soluciones agroecológicas para que la agrodiversidad practicada en esta comunidad andina, se manifieste en un consumo de nutrientes más equilibrado y balanceado para todos sus habitantes. Sembrando vida y cultura es un espacio de conocimiento y de descubrimiento para revalorizar el culto por la vida en todas sus dimensiones físicas y espirituales. Como agroecóloga, considero que es un material indispensable de lectura para reconocer cambios de paradigmas posibles en la producción de alimentos y nuevas formas de vidas renovadas y cónsonas con la esencia de la cultura ancestral, que hoy día tienen más vigencia que nunca en el planeta que vivimos. Rosa Mary Hernández PhD. Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Venezuela
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INTRODUCCIÓN
Los cambios introducidos en los sistemas agrícolas tradicionales desde la época colonial modificaron no sólo las técnicas y procedimientos de cultivo y manejo del suelo, sino la misma esencia de la relación humano - naturaleza, erosionando un legado cultural de miles de años. En Ecuador, como en otros espacios de la culturalmente compleja Cordillera de Los Andes, el conocimiento ancestral se materializa en la chacra, un espacio que, a primera vista, puede ser concebido como un sinónimo de los huertos caseros, patios productivos o conucos, entre otras denominaciones que cumplen funciones similares en las comunidades. Sin embargo, la chacra es mucho más que un predio productivo, es un espacio que reproduce la crianza de la vida y que mantiene viva la cultura andina en cada uno de sus procesos. Este espacio de vida no es ajeno al avasallante progreso tecnológico, observándose una pérdida, cada vez mayor, de la diversidad biológica y cultural de los saberes andinos y de la relación de sus habitantes con la tierra. A pesar de esta agresión cultural, no es una opción enfrentar los saberes científicos con los saberes ancestrales, sino por el contrario, es fundamental conciliar ambos pensamientos para desarrollar una nueva y perdurable relación entre lo humano y lo no humano, una integración desde el pensamiento complejo y holístico, tan necesario en nuestros días. Este trabajo es una propuesta que apuesta a la comunión del pensamiento académico formal, sustentado en los métodos de investigación cuantitativos y cualitativos, con el saber tradicional, con sus formas de interacción con una realidad, recorriendo diversos aspectos de las chacras, la cual actúa como eje central para la integración. Con esta visión, la chacra se convierte no sólo en nuestro espacio de estudio, sino también en nuestro espacio de convivencia, a través del cual nos unimos a la comunidad de Fakcha Llakta multidimensionalmente, por lo que se presenta, a lo largo del texto, diversas propuestas para poner en valor estos espacios de crianza de la vida, mediante diversos enfoques y con la participación y aceptación de los protagonistas de los materiales que se ofrecen a continuación. El texto se organiza en once capítulos, iniciándose con la conceptualización del término chacra y su multifuncionalidad, producto de una revisión documental que pretende familiarizar al lector en el tema y facilitarle la comprensión de las ideas expuestas en los siguientes capítulos. Esto nos conducirá por la búsqueda de la comprensión de la cosmovivencia andina como núcleo central del quehacer, lo cual permitirá avanzar hacia la sustentabilidad como concepto integrador de las acciones productivas de la chacra y la conservación de la agrodiversidad. Una agrodiversidad que se mantiene gracias a los conocimientos locales materializados en un complejo sistema de organización espacial y temporal de las actividades a realizarse en la chacra, en las cuales la cultura kichwa juega un rol fundamental. Estos procesos de conservación y puesta en valor de los saberes ancestrales deben brindar a sus protagonistas un espacio para la subsistencia, de manera que es pertinente explorar su factibilidad como agronegocio, dentro del proceso de búsqueda de la sustentabilidad que es inherente a la chacra, sin que ésta pierda su esencia.
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No sólo se debe interpretar a la chacra como un espacio para la producción de plantas alimentarias, ornamentales y medicinales, sino como un espacio agroecológico en el cual los animales juegan un rol fundamental, tanto como elementos mágicos y religiosos, así como fuente de nutrientes y de energía a través de entradas orgánicas. En este último caso, los alimentos producidos por la chacra son básicamente un complemento del consumo familiar, aun cuando pueden ofrecer un excedente que sirve para ingresos adicionales al hogar, pero, así como la chacra se ha visto afectada por la influencia de las técnicas agrícolas convencionales, de igual manera los hábitos de consumo han variado. La alimentación equilibrada que se puede obtener de la chacra se ve afectada por la incorporación de nuevos hábitos que conducen a la mala nutrición en los habitantes. Se pretende entonces presentar propuestas que contribuyan al buen vivir en la comunidad de Fakcha Llakta mediante el turismo y el uso de métodos agroecológicos que no se apartan del saber, el hacer y el vivir de las comunidades andinas. Finalmente, se entrega este libro al lector curioso, al que busca comprender mejor el mundo complejo que se desarrolla a través de la chacra y quiere aportar a la conservación del legado de la cultura kichwa, pero también es nuestro interés que este texto sea nuestra “chacra”, nuestro “espacio de crianza” compartido con todos aquellos que desde la comunidad de Fakcha Llakta nos han brindado su apoyo, conocimiento y abren sus puertas para construir en conjunto los saberes que acá se presentan.
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I PARTE
EXPRESIONES DEL SABER INDÍGENA
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UNA APROXIMACIÓN AL CONOCIMIENTO DE LA DIVERSIDAD Y MULTIFUNCIONALIDAD DE LAS CHACRAS ANDINAS (AN APPROACH TO THE KNOWLEDGE OF THE DIVERSITY AND MULTIFUNCTIONALITY OF ANDEAN CHACRAS) José Alí Moncada Rangel¹ Jesús Aranguren Carrera¹ Carlos Lugo Almeida² ¹ Universidad Técnica del Norte – Instituto de Posgrado. Ibarra, Ecuador. ² Universidad Pedagógica Experimental Libertador – Instituto Pedagógico de Caracas – Laboratorio de Ecología Humana y Social. Caracas, Venezuela
Resumen Las chacras son espacios agrícolas familiares que permiten la seguridad y soberanía alimentaria, la conservación de la diversidad biológica y genética, y la materialización de saberes indígenas tradicionales propios de la cultura kichwa. En el presente capítulo se pretende contribuir con la comprensión de las chacras andinas, en términos de la estructura y las funciones que tienen en la actualidad. En cuanto a su estructura, son espacios complejos en horizontalidad y verticalidad, donde el maíz suele estar acompañado de una serie de cultivos a los que se da, principalmente, un uso alimentario, medicinal y espiritual. Las funciones de las chacras pueden ser abordadas desde una perspectiva económica, ecológica, social, cultural, espiritual y tecnológica. Palabras clave: Chacra, huertos familiares, saberes indígenas
Abstract The chacras are family homegardens, which allows food security and sovereignty, conservation of biological and genetic diversity, and materialize traditional indigenous kichwa knowledge. The aim of this chapter is to contribute to the understanding of the Andean chacras. It focusses on the structure and functions they currently have. These traditional agroecosystems are complex spaces in horizontality and verticality, where corn is usually combined with different types of crops. The use of these products have mainly food, medicinal and spiritual purposes. The functions of the chacras can be approached from six perspectives: economic, ecological, social, cultural, spiritual and technological. Key words: Chacra, homegardens, indigenous knowledge
Tantachikyuyay Chakrakunaka ayllu kawsaykunapi imashina achiklla mikuy yachaykunatami paktachik, kichwa kawsaykunapak ñawpa yachaykunata ruraykunatapash paktachinmi. Kay umapika imatak andes chakra kashka, imakunapillatak paktachin yachaykunami. Ashtawanka hawamanta urakaman, alli kinkraykunamanta lluki kinkraykunakaman tarpuykunatami riksichin. Kaypika imashina sarata shuk shuk murukunawan chapushpa tarpuykunatapash riksichinmi, sarataka mikunkapak, hampinkapak, Apunchikman sami challaykunatapash mutsukta riksichin. Chaymanta chakrataka mikuy yachaykunamanta, pachamama yachaymantapash, ayllu-llakta kawsaymantapash shuktak sami anta yachakuykunamantapashmi rikushkanchik. Mutsurik shimikuna: Antis, ayllu chakrakuna, runakunapak yachaykuna. 12
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Introducción Las chacras son espacios agrícolas familiares que funcionan como sistemas integrales para la producción de diversos rubros donde, bajo criterios de agricultura limpia, se emula a la naturaleza y se manejan los recursos con criterios de sustentabilidad. Esta perspectiva considera también la educación, el trabajo agrícola y el desarrollo integral de la familia a través de la revitalización e integración de los conocimientos ancestrales (Merino, Ávalo, Jórdan y Eras, 2011), constituyendo un sistema de producción tradicional, derivado de la era pre-Colombina, que se mantiene como un elemento principal de la cultura Kichwa (STOA Project, 2009). El término chacra proviene del kichwa (chakra=maizal) y se le relaciona con el sembradío de maíz y el terreno en el que se cultiva (Silvia, 2007; Bolaños-Fabre, 2015). Sin embargo, este cultivo no suele estar sólo, sino asociado a otros rubros. La antigua chacra mantenía alrededor y dentro de la sementera de maíz, productos como los zapallos, las sandías y los melones, entre otros (Puig-Tarrats, 2007), de manera que se le reconoce como un policultivo en el que se asocian diversas plantas para ofrecer alimentos a la familia durante todo el año (Morocho, 2008). La chacra adquiere características definitorias de acuerdo con el rubro que se produce en mayor proporción o como cultivo principal. En la región andina, además del maíz, este espacio se puede dedicar al cultivo de papas o de quinua, entre otros (Tapia y Fries, 2007). La ubicación relativa con respecto a la vivienda también es utilizada como criterio para definir la chacra. Se asocia el concepto a una parcela alrededor de la vivienda principal con una extensión que no supera dos hectáreas y media (Muñoz y Reyes, 1982; Pulido et al., 2008; Campanera, 2009; Mayor y Bodmer, 2009; STOA Project, 2009; Castiglioni y Diez, 2011; Jadán, Torres y Günter, 2012), con rubros alimentarios, ornamentales, medicinales y mágico-religiosos que se producen en pequeña escala, para el consumo de las familias (Tapia, 2004; Marpegan y Mandón, 2011; Jadán et al., 2012). También se da esa denominación a espacios de cultivo en zonas alejadas de la vivienda, principalmente por no disponer de suficiente terreno, como es el caso de las parcelas que se ubican en áreas bajas con disponibilidad de riego (Gose, 2004; Tapia y Fries, 2007). De acuerdo con la región geográfica donde se ubican, las chacras son clasificadas en andina, amazónica y costera (Merino, Ávalo, Jordán y Eras, 2011). Estas se diferencian en las especies cultivadas y en la forma de manejo, que suele ser más itinerante en las chacras amazónicas y costeras, donde se adopta la costumbre de talar y quemar bosque (Cepeda, et al. 2013). Sin embargo, presentan como rasgo común el cultivo de maíz y su función como espacio de producción de alimentos para el autoconsumo familiar. Aun cuando la chacra comparte muchos criterios con definiciones como huertos familiares o patios productivos familiares, considerando variables como la proximidad al hogar, la finalidad y la diversidad de plantas (Niñez 1987; Huai y Hamilton, 2009), se establece como carácter diferencial el profundo anclaje cultural y espiritual del habitante tradicional de la chacra.
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La chacra, especialmente para el habitante andino y amazónico, no es considerada sólo como un espacio de cultivo, sino reconocida como la representación de los elementos fundamentales de la construcción o crianza de la vida. En ella se materializa una postura relacional y holística que demuestra la bondad de la tierra (Grillo, 1994; Torres, 2004; Morocho, 2008) y donde el campesino cría con cariño y respeto no sólo a plantas y animales, sino también el agua, el suelo y el clima, un espacio para regenerar la vida y consolidar el tejido social (Valladolid, 1994; Perreault, 2005; Guilcamaigua y Chancusig, 2008). El objetivo de este capítulo es contribuir con la comprensión de las chacras andinas, en términos de la estructura y las funciones que tienen en la actualidad, como resultado de un proceso constructivo social, arraigado en la cosmovisión de los pueblos andinos y las prácticas culturales indígenas de la sierra.
Estructura de las chacras Debido a la diversidad de factores climáticos, biológicos, físicos y culturales que influyen en la conformación de las chacras, ninguna se considera igual a otra. El tamaño, la necesidad de la familia, el conocimiento tradicional para el manejo y recuperación de semillas, la altura, el riego, la calidad del suelo y el uso individual o colectivo determinan la estructura de la chacra (Tapia y Fries, 2007; Morocho, 2008). Pero aun con esta amplia variabilidad, sumado a su distribución geográfica, se puede observar la existencia de estructuras básicas subyacentes. Uno de estos aspectos de similitud es la heterogeneidad de la chacra (Morocho, 2008). Los diversos estratos verticales generan una heterogénea estructura vertical (Huai y Hamilton, 2009) y horizontal en el sistema, consecuencia del conocimiento local ancestral que favorece la conservación in situ de una amplia diversidad de especies. El uso de los principios de similitud y oposición de las plantas, permiten elegir las especies más adecuadas para aprovechar el espacio horizontal y vertical (Echarri, 2007). Este último adquiere mayor importancia porque brinda “tridimensionalidad” al sistema y por ello se describe a continuación. Estructura vertical de la vegetación Las chacras se caracterizan por una alta diversidad que considera el espacio productivo no sólo desde la horizontalidad, donde es importante la asociación de cultivos que consideran aspectos como el desarrollo radicular, las sustancias alelopáticas y los nutrientes del suelo, sino también la verticalidad en la que juega un papel importante el uso de la luz, la distribución del agua de lluvia, la redistribución de nutrientes y la disminución de su impacto erosivo. Albuquerque, Andrade y Caballero (2005) identificaron tres estratos en espacios productivos familiares del Brasil, lo cual es común para las chacras amazónicas. Sin embargo, esta estratificación puede variar para las chacras andinas. La utilización de árboles dentro de la chacra o en su periferia es un elemento que se incorpora a su manejo agroecológico. La distribución de las áreas para los cultivares dentro de la chacra está regulado por el tipo de ecosistema y la calidad del sitio y esto aplica para las plantaciones forestales (Sánchez y Chuquiruna, 2006). Los árboles sirven como barreras para el viento, se usan para establecer linderos, proveen materia orgánica para el suelo y producen alimentos para personas y animales (Morocho, 2008). 14
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Modelos de las chacras Aun con la variabilidad de factores que afectan el sistema de producción, la chacra familiar frecuentemente posee una estructura similar en diferentes espacios geográficos. En primer lugar, las chacras familiares se establecen alrededor de la vivienda, y en el caso amazónico, cada mujer casada es dueña de una chacra que permitirá la subsistencia del núcleo familiar (Ministerio de Salud del Perú, 2006). En las chacras amazónicas, el modelo dominante incluye dos tipos de chacras: a) la que se realiza junto al hogar en un terreno plano y donde se cultivan plantas de consumo cotidiano (ornamentales, condimentarias, medicinales); y b) chacras alejadas de la casa en colinas con árboles frutales y cultivos semipermanentes (Cerón, 1990). Algunos entes encargados de la agricultura proponen modelos para la organización de las chacras andinas (Merino et al., 2011), pero estas sólo tendrán éxito si el modelo considera la conformación tradicional que el productor da a su espacio.
Diversidad Uno de los aspectos más resaltantes en el estudio de las chacras es la alta diversidad que se encuentra en pequeños espacios productivos, que adicionalmente se desarrollan en pisos climáticos diversos (Huai y Hamilton, 2009; Varese, 2013). Esta heterogeneidad es producto de un conocimiento complejo del manejo de estos espacios que se ha mantenido y enriquecido históricamente, lo que genera una simbiosis entre la diversidad cultural y la diversidad biológica, y convierte a las chacras en espacios de conservación biocultural. Por ejemplo, las chacras en las comunidades kichwa son consideradas espacios ecológicos cargados de símbolos, con función económica y social de producción familiar. El hecho de poseer chacras con mayor número de especies útiles genera más prestigio a las familias y las comunidades, lo cual se relaciona con mejores condiciones de vida, mayor conocimiento y mejor trabajo (Tanguila, 2012; Arias, Carpio, Herrera y González, 2016). Los espacios donde se desarrollan las chacras tradicionales son también considerados actualmente como centros de alta diversidad, como en el caso de los Andes centrales del Perú (Scurrah et al., 2012) o el caso amazónico, donde se observa un aumento de la riqueza de especies de árboles y palmas arbóreas; cuando se incorpora el manejo de cultivos de cacao (Jadán, Günter, Torres y Selesi, 2015). La mayor parte de los argumentos que explican la diversidad en las chacras se centran en las interacciones ecológicas, pero pocos trabajos hacen referencia a la importancia de la cosmovisión que poseen los grupos humanos sobre la chacra en zonas tropicales (Rengifo, 2000) y una concepción corográfica y relacional de la naturaleza, tal como lo plantea Varese (2013). Perreault (2005) explica esta diversidad a través de dos procesos: a) la necesidad de mantener la seguridad alimentaria de la familia; y b) la importancia simbólica de la chacra y las plantas que la conforman. Las investigaciones sobre la agrodiversidad de las chacras han permitido comprender la relación del ser humano con el entorno, lo cual, bajo los enfoques actuales de la antropología en la agricultura, genera una visión holística que relaciona los procesos de alimentación, salud, cultura y variabilidad genética (Veteto y Skarbø, 2015).
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Composición florística La riqueza de especies vegetales en los espacios productivos familiares en América Latina puede variar según el contexto y uso, reportándose valores que van desde las 48 especies (Perreault, 2005), hasta 405 especies (Pulido et al., 2008). Por ejemplo, algunas chacras amazónicas pueden alcanzar las 134 especies con uso medicinal (Giovannini, 2015), pero su diversidad no sólo está relacionada con este número, sino más importante aún, con la variabilidad genética. La conservación in situ de estas plantas de gran arraigo tradicional garantiza el resguardo del material genético a través del rescate de semillas nativas, siempre que se conserve el conocimiento tradicional del agricultor de la chacra (Quinchuquí, 2009; Villares y Villares, 2011). Esta variabilidad es proporcional a la multiplicidad de usos que dan los pobladores a las plantas y que garantizan el bienestar de la familia (Valladolid, 2002). Siempre el mayor número de plantas son las de uso alimentario, seguidas por las medicinales y las rituales, aunque no siempre se pueden separar claramente sus usos (Arias, González, Herrera y Alemán, 2015). Cuando un rubro no provee una dieta balanceada, se comienza a incorporar otros cultivos en la chacra para mejorar la alimentación de la familia (Varese, 2013). Por el contrario, si algún cultivo es muy preciado o puede comercializarse mejor, se ve afectado el desarrollo del policultivo (Echeverri, 2009). Un total de 185 plantas fueron identificadas por Pohle y Reinhardt (2004) en una chacra amazónica, de las cuales un 58% son utilizadas para la alimentación y 22% para medicina. La composición de plantas puede dividirse por áreas geográficas, pero en todos los casos se encuentra un número importante de especies y siempre aparece el maíz como uno de los cultivos principales o secundarios en las chacras (Tabla 1). Otras plantas que comúnmente son consideradas arvenses o de escasa importancia, son revalorizadas dentro de las chacras por su aplicación como repelentes, abonos verdes o aplicaciones medicinales poco conocidas, lo cual incrementa la diversidad de estos espacios familiares (Fernández, Muiño y Ermini, 2014). Tabla 1 Plantas reportadas en chacras andinas, amazónicas y costeras
Nombre común
Nombre científico
Tipo de chacra de acuerdo a la ubicación And
Achiote
Bixa orellana L.
Aguaje/ Morete
Mauritia flexuosa L.f.
Airampo
Opuntia soehrensii Britt. Capsicum sp.
Ají
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X
Ama X X
X X
X
Referencia
Cos X
Cerón, 1990; Perreault, 2005; STOA Project, 2009 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Isla y Andrade, 2009 Scurrah et al., 2012 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Mayor y Bodmer, 2009; STOA Project, 2009; Arias et al., 2015a
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Alfalfa Algodón
Medicago sativa L. X Gossypium hirsutum L.
X
Aliso
Tessaria integrifolia Ruiz & Pav Annona sp.
X
Anona Arazá Arveja Ataco Avena Ayahuasca Babaco Barbasco
Berro Bituca Bledo Bolaina Borojó Cacao Cacao silvestre Cacao silvestre Café Caimito
Calabaza
Eugenia savannarum Standl. y Steyerm Pisum sativum L. Amaranthus quitensis Kunth Avena sativa L. Banisteriopsis caapi (Spruce ex Griseb.) Morton Carica pentagona Heilborn Lonchocarpus nicous DC. Nasturtium officinale R. Br. Canna indica L Amaranthus sp. Guazuma sp. Alibertia patinoi (Cuatrec.) Delprete & C.H.Perss Theobroma cacao L.
Scurrah et al., 2012a Cerón, 1990; Ministerio de Salud de Perú, 2006 Merino et al., 2011
X
Ministerio de Salud de Perú, 2006 Perreault, 2005; Isla y Andrade, 2009 Morocho, 2008 Morocho, 2008; Scurrah et al., 2012 Scurrah et al., 2012 Isla y Andrade, 2009
X X X X X
Merino et al., 2011
X X
Cerón, 1990; Isla y Andrade, 2009; Mayor y Bodmer, 2009; Ministerio de Salud de Perú 2006; Scurrah et al., 2012
X
Isla y Andrade, 2009 Morocho, 2008 Isla y Andrade, 2009 Merino et al., 2011
X
X X X X
X
Theobroma subincanum Mart. Theobroma bicolor H&B Coffea sp. X Pouteria caimito (Ruiz & Pav.) Radlk.
X
X
Cucurbita sp.
X
X
X
STOA Project, 2009; Merino et al., 2011 STOA Project, 2009 Cerón, 1990 STOA Project, 2009 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009; STOA Project, 2009 Ministerio de Salud de Perú, 2006; Arias et al., 2015
17
Sembrando Vida y Cultura
Camote
Ipomoea batatas (L.) Lam.
Caña dulce
Saccharum officinarum
X
Caoba
Swietenia macrophylla King Calycophyllum spruceanum (Benth.) Hook.f. ex K.Schum. Vigna unguiculata (L.) Walp. Hordeum vulgare L.
X
Capirona Caupí Cebada-3 variedades Cedro
X
X
X
Cedrela odorata L.
X
Pachyrhizus erosus (L.) Urb.
X
Chirimoya
Annona edulis (Triana & Planch.) H.Rainer
X
X
Chocho Chonta/ Chontaduro
Lupinus arboreus Sims. X Bactris gasipaes HBK.
X
Cítricos Coca
Citrus sp. Erythroxylum coca Lam. Solanum sessiliflorum Dunal
Coconilla / Terench Copoazú/ Cola Blanca Credrón Culantro Dale Dominico común 18
Solanum stramoniifolium Jacq. Theobroma grandiflorum (Willd. Ex Spreng.) K.Schum Aloysia citriodora Palau. Eryngium foetidum L. Calathea allouia (Aubl.) Lindl. Musa sp.
X
Merino et al., 2011
X
Morocho, 2008; Scurrah et al., 2012 Isla y Andrade, 2009; Merino et al., 2011 Morocho, 2008
X
Chícama
Cocona
X
X X X X X
Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Varese, 2013 Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009; STOA Project, 2009 Isla y Andrade, 2009; Merino et al., 2011 Isla y Andrade, 2009
Ministerio de Salud de Perú, 2006; Perreault 2005; Merino et al., 2011 Morocho, 2008 Cerón, 1990; Perreault 2005; Mayor y Bodmer 2009 Merino et al., 2011 Mayor y Bodmer, 2009 Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009 Cerón, 1990; Ministerio de Salud de Perú, 2006 Perreault, 2005; Merino et al., 2011 Scurrah et al., 2012
X X X X
Cerón, 1990 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Arias et al., 2015
Sembrando Vida y Cultura
Dominico negro Musa sp. Dominico rojo Musa sp. Etsaun Ormosia amazónica Ducke Fernán Sánchez Triplaris cumingiana Fisher y Meyer Fréjol Phaseolus vulgaris L.
X X
X
Granadilla
Fraxinus sp X Arthocarpus altilis (Parkinson) Fosberg. Passiflora ligularis Juss. X
Guaba común
Inga edulis Mart.
X
Guaba de río Guadúa Guanábana
Inga marginata Wild Guadua sp Anona muricata L.
X
Guanto Guayaba
Brugmansia spp Psidium guajava L.
X
Haba -17 variedades
Vicia faba L.
X
Hierba buena Hierba luisa
Mentha spicata L. Cymbopogon citratus (DC.) Stapf. Ficus carica L. Foeniculum vulgare Mill. Baccharis sp. Tagetes minuta L. Genipa americana L.
X
Paspalum sp. Zingiber officinale Roscoe
X
Fresno Frutepan
Higo Hinojo Huaca Huacatay Huito Illín Jengibre
Arias et al., 2015 Arias et al., 2015 Cerón, 1990
X X X
X X X
X X
X
X X X X X X
X
Merino et al., 2011 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; STOA Project, 2009; Morocho, 2008; Varese, 2013) Merino et al., 2011 Cerón, 1990; Perreault, 2005 Perreault, 2005; Merino et al., 2011 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; STOA Project, 2009; Merino et al., 2011; Arias et al., 2015) Cerón, 1990 Merino et al., 2011 STOA Project, 2009; Merino et al., 2011 Merino et al., 2011 Cerón 1990; Merino et al., 2011 Morocho, 2008; Merino et al., 2011; Scurrah et al., 2012 Scurrah et al., 2012 Perreault 2005; Isla y Andrade, 2009 Merino et al., 2011 Scurrah et al., 2012 Isla y Andrade, 2009 Scurrah et al., 2012 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Morocho, 2008 Ministerio de Salud de Perú, 2006
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Sembrando Vida y Cultura
Maíz
Smallanthus sonchifolius (Poepp.) H.Rob Cordia alliodora (Ruiz & Pav.) Oken. Lens culinaris Medik. Citrus limón (L.) Osbeck Theobroma bicolor Humb. & Bonpl. Zea mays L.
Mandarina Mango
Jícama Laurel Lenteja Limón Macambo
Morocho, 2008; Merino et al., 2011
X X X X
X
X
X
X X
X
Citrus reticulata Blanco Mangifera indica L.
X X
X
Maní
Arachis hypogaea L.
X
Maní de árbol
Cariodendron orinosense Karsten Passiflora edulis Sims Tropaeolum tuberosum X Ruiz & Pav. Piper sp. Ullucus tuberosus X Caldas
X
Maracuyá Mashua -14 variedades Matico Melloco/ ulluco/ olloco -12 variedades Namuk (zapallo) Naranja
X
X
X
Sicana odorífera (Vell.) Naudin Citrus sinensis (L.) Osbeck Solanum quitoense X Lam.
X
Naranjilla silvestre Ñame Oca -10 variedades
Solanum pectinatum Dum.
X
Paico
Chenopodium ambrosioides L.
Naranjilla
20
X X
X Oxalis tuberosa Molina X X
Isla y Andrade, 2009 Morocho, 2008 Perreault 2005; STOA Project, 2009 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; STOA Project, 2009; Morocho, 2008; Varese, 2013; Scurrah et al., 2012; Arias et al., 2015) Perreault, 2005 Cerón, 1990; Perreault, 2005; Merino et al., 2011 Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; STOA Project, 2009 Cerón. 1990 Merino et al., 2011 Merino et al., 2011; Scurrah et al., 2012 Isla y Andrade, 2009 Morocho, 2008; Merino et al., 2011; Scurrah et al., 2012 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Perreault, 2005 Cerón, 1990; STOA Project, 2009; Merino et al., 2011 Cerón, 1990 Mayor y Bodmer, 2009 Morocho, 2008; Merino et al., 2011; Scurrah et al., 2012 Morocho, 2008
Sembrando Vida y Cultura
Palmito Oenocarpus mapora (Schimbi) Karst Palmito (Teren) Wettinia maynensis Spruce Palta/aguacate Persea americana L.
Pan de árbol Papa china
X
Cerón, 1990; Perreault, 2005 Cerón, 1990
X X
X
Artocarpus altilis (Parkinson ex F.A.Zorn) Fosberg Colocasia esculenta (L.) X Schott
X
Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Mayor y Bodmer, 2009; STOA Project, 2009; Merino et al., 2011 Ministerio de Salud de Perú, 2006
X
Cerón, 1990; Perreault 2005; STOA Project, 2009; Merino et al 2011 Scurrah et al,2012 Cerón 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009; STOA Project, 2009; Arias et al., 2015a) Perreault, 2005
Papa Papaya
Solanum sp. Carica papaya L.
Paso
Gustavia macarenensis Philipson Xanthosoma sp. Bactris gasipaes Kunth
X
Ananas comosus (L.) Merr.
X
X X
Perreault, 2005
Plátano
Eleutherine bulbosa (Mill.) Urb. Grias neuberthii J.F.Macbr Musa sp.
STOA Project, 2009 Ministerio de Salud de Perú 2006; Isla y Andrade 2009; Merino et al., 2011 (Cerón, 1990; Perreault, 2005 Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009; Mayor y Bodmer 2009; STOA Project, 2009; Arias et al., 2015a) Isla y Andrade, 2009
Plátano guineo
Musa x paradisiaca L.
Pelma Pijuayo/ Chontaduro/ Chonta Piña
Piri Pitón
X X
X
X X
X
X
X
Cerón, 1990; STOA Project, 2009; Merino et al., 2011; Varese, 2013; Arias et al., 2015a) Cerón, 1990; Perreault, 2005; Ministerio de Salud de Perú, 2006 21
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Sachamangua
Polylepis incana Kunth Zizygium jambos (L.) Alston Chenopodium quinoa Willd. Buddleja incana Ruiz & Pav. Quercus robur L. Spathicarpa hastifolia Hook Grias peruviana Miers
Sachapapa
Dioscorea trifida L.f.
X
Sande
Brosimum utile (Kunth) Solanum morellifolium Bohs Nicotiana tabacum L.
X
Polylepis Pomarrosa Quinua Quishuar Roble Sacha col
Shimpich Tabaco
Tamarindus indica L. Impatiens noli-tangere L. Tarwi -2 Lupinus mutabilis variedades Sweet Taxo Passiflora sp. Toé Brugmansia arborea (L.) Steud. Tomate Lycopersicum esculenta L. Tomate de árbol Solanum betaceum Cav. Tornillo Cedrelinga cateniformis (Ducke) Ducke Toronja Citrus paradisi Macfad. Trébol tropical Trifolium sp. Trigo Triticum aestivum L. Tsapuk Hamelia patens Jacq.
X
Uvilla
Opuntia ficus-indica (L.) Mill. Physalis peruviana L.
Wanchup (pituca)
Xanthosoma sagittifolium L. Schott
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Morocho, 2008; Scurrah et al., 2012 Merino et al., 2011
X X X
Merino et al., 2011 Scurrah et al., 2012
X
Ministerio de Salud de Perú, 2006 Ministerio de Salud de Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009 Merino et al., 2011
X
X X
Tamarindo Tangaré
Tuna
Merino et al., 2011 Cerón, 1990
X
X X
Ministerio de Salud de Perú, 2006 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Merino et al., 2011 Merino et al., 2011
X
Scurrah et al., 2012
X X
Merino et al., 2011 Isla y Andrade, 2009
X
Perreault, 2005
X
Merino et al., 2011 Isla y Andrade, 2009
X
X X X X X X X
Perreault, 2005 Arias et al., 2015 Scurrah et al., 2012 Ministerio de Salud de Perú, 2006 Merino et al., 2011 Ministerio de Salud de Perú, 2006; Merino et al., 2011 Ministerio de Salud de Perú, 2006
Sembrando Vida y Cultura
Yuca
Manihot esculenta Crantz
X
Yuca acha Yuca chaquisca Yuca huangana Yuca playa Yuca poruto Yuyo
Manihot sp. Manihot sp. Manihot sp. Manihot sp. Manihot sp. Spilanthes oppositifolia (Lam.) D'Arcy Arracacia xanthorrhiza X Bancr. Pouteria sapota (Jacq.) H.E.Moore & Stearn
X X X X X
Zanahoria blanca Zapote
X
Cerón 1990; Perreault 2005; Ministerio de Salud de Perú 2006; Echeverri, 2009; Mayor y Bodmer, 2009; STOA Project, 2009; Merino et al., 2011; Varese, 2013; Arias et al., 2015a Arias et al., 2015a Arias et al., 2015a Arias et al., 2015a Arias et al., 2015a Arias et al., 2015a Scurrah et al., 2012 Merino et al., 2011
X
Ministerio de Salud de Perú, 2006
Composición faunística La fauna en la chacra contribuye al ciclo de los nutrientes a través del aprovechamiento de las excretas como abono orgánico. La presencia de vacas, borregos, gallinas y cuyes garantizan una provisión de proteínas (Morocho, 2008), pero sólo para momentos específicos y no como un suplemento constante de proteína animal en la dieta. También brindan productos como leche, huevos, vestido, medicina e ingresos económicos por la venta o intercambio de los animales (Tabla 2). Tabla 2 Composición faunística más común en las chacras del Ecuador
Nombre común Ganado vacuno Cuy
Nombre científico Bos taurus Cavia porcellus
Oveja Gallinas Pato Cerdo Pavo Conejo Caballo Mula Loro Perro Gato
Ovis aries Gallus gallus domesticus Anas platyrhynchos domesticus Sus scrofa domestica Meleagris gallopavo Oryctolagus cuniculus Equus caballus Equus africanus asinus Psittacoidea sp. Canis lupus familiaris Felis silvestris
Fuente: Modificado de INIAP (2011)
Uso Alimentario, venta Alimentario, mágico religioso, venta Alimentario, textil, venta Alimentario Alimentario Alimentario, venta Alimentario Alimentario Tracción, alquiler Tracción, alquiler Mascota Mascota Mascota
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Manejo de la chacra El manejo de la chacra requiere de mayor conocimiento que el necesario para los monocultivos, debido a la complejidad de las relaciones biológicas, el mantenimiento de la productividad y la necesaria conservación del sistema. Desde hace 10.000 años, el conocimiento para manejar la chacra se ha desarrollado hasta formar parte de la expresión de los pueblos, a través de elementos rituales de crianza de plantas y animales (Suárez, 2011) que están fuertemente arraigadas en las zonas andinas y amazónicas. En ellas, el manejo se realiza individualmente o de manera más frecuente, a través de acciones colectivas como el anyi, la minga o mañaneo, que es un trabajo comunitario acordado socialmente con el único compromiso de repetirse entre los colaboradores como acto de respeto (Valladolid, 1994; Campanera, 2009), u otras actividades como el maki-maki o choba-choba (kichwa), en el cual se forman grupos de trabajo con parientes y amigos para cultivar sus chacras y realizar sus proyectos (Mayor y Bodmer, 2009; Apffel-Marglin, 2013). Existen proscripciones para el manejo de la chacra relacionadas con creencias, que influyen en el tiempo de trabajo dedicado a la chacra y los modos de relacionarse con la misma. La menstruación es uno de los procesos fisiológicos que restringen la participación de la mujer en la chacra de manera tajante, así como la muerte, el tabaco (sustancia mágica) y algunos animales. Existen también tabúes alimentarios y restricciones por algunos sueños (Campanera, 2009). El manejo también depende del ecosistema en el cual se establece el cultivo, por lo que es necesario hacer una distinción entre el manejo de la chacra andina con respecto a la amazónica. Manejo de la chacra amazónica En las chacras amazónicas, la yuca o mandioca (Manihot esculenta) adquiere igual o mayor importancia que el maíz. Este cultivo requiere de una previsión de más de seis meses, debido a que es el tiempo mínimo de producción de algunas variedades, lo que implica que se debe hacer un reconocimiento de los lugares adecuados para desarrollar la chacra en función de las inundaciones y las plantas con las cuales se asociará el cultivo (Campanera, 2009). Los cultivos de Manihot esculenta pueden alcanzar una cobertura de 90% de la chacra con anillos de musáceas y otros cultivos intercalados (Perreault 2005). El cultivo de una chacra amazónica puede realizarse por uno a tres años antes de cambiar el espacio de producción. Esto las hace en apariencia menos sustentables, pero éstas técnicas de manejo incluyen la apertura de nuevas chacras, no como sustituto de las anteriores, sino como mecanismo para tener cultivos en varias etapas de producción y garantizar el alimento todo el año (Mayor y Bodmer, 2009; Varese, 2013). De igual manera, la apertura de chacras pequeñas es una manera de garantizar el cuidado de los bosques, debido a que la resiliencia del sistema es mayor (Varese, 2013) y adicionalmente disminuye la carga de trabajo del deshierbe. Algunas técnicas de manejo de chacras amazónicas implican sembrar maíz en el bosque y luego talar los árboles, dejando parte de la materia orgánica en el suelo, evitando cortar árboles útiles (Campanera, 2009) y disminuyendo así, la limpieza durante el desarrollo del cultivo. En otras formas de manejo, primero se realiza la quema y luego se siembra plátano y yuca, para, luego de un mes, sembrar maíz y fréjol con la primera limpieza. Adicionalmente se realizan dos chacras para que una se encuentre en producción y la otra en desarrollo (STOA Project, 2009). Arias et al. (2015b) describen tres etapas para las chacras amazónicas. Luego del primer año, la chacra se convierte en ushun, lo que implica un manejo de plantas de mayor porte y tiempo de 24
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producción como frutales o musáceas, entre otras. Luego, cuando no se produce más estos rubros, se deja en barbecho o purun, para la regeneración natural del sistema, terminando con una estructura similar a la del bosque primario, pero con mayor diversidad en especies comestibles. Estas etapas son utilizadas por los indígenas amazónicos en el desarrollo de, al menos, tres tipos de chacras de acuerdo con Echeverri (2009): a) las chacras en bosques maduros sobre suelos arcillosos que requieren de quema, pero poseen más diversidad de cultivos; b) las realizadas en bosques secundarios menos productivas y que requieren deshierbar más y; c) las de llanuras sobre suelos cuaternarios de siembra periódica, que se enriquecen con las inundaciones, muy productivas pero menos diversas. Los criterios para escoger el espacio en el cual se hará la chacra son: el color del suelo, la textura, la pendiente, la abundancia de árboles grandes y las características adaptativas de la especie a cultivar. El suelo se maneja con labranza mínima localizada. La siembra se realiza conservando el bosque, generando microclimas o haciendo coberturas con Ipomea batatas (Campanera, 2009; Isla y Andrade, 2009). El sistema itinerante producto de las etapas de desarrollo del espacio productivo genera un sistema de manejo particular descrito por Isla y Andrade (2009) para las chacras amazónicas, con elementos generales y específicos. Este manejo incluye la rotación de chacra-monte es necesario para la rehabilitación del sistema (Mayor y Bodmer, 2009). Finalmente, cabe destacar que el cultivo o cría de animales que ocupa mayor extensión y tiempo es considerado como el trabajo de la chacra y para Rotman (2011), la siembra de otros cultivos y cría de animales de menor importancia son un complemento de este espacio principal. Manejo de chacras andinas El manejo de la chacra andina, en el que inciden fundamentalmente las características del suelo y el clima, comprende un tiempo de laboreo eficiente por, al menos, diez años consecutivos antes del descanso (Morocho, 2008). Esto es posible por la aplicación de técnicas de protección del suelo, tales como el desarrollo de cultivos mixtos que conservan la humedad y protegen de las heladas (Echarri, 2007). También el arado perpendicularmente a la pendiente, con surcos anchos para la siembra de policultivos, en los cuales se asocia la papa con otros cultivos como maíz, culantro, cebolla, habas, entre otros (Ob. cit). El control de organismos no deseados se realiza a través del cultivo de plantas poco palatables (oca, chocho, amaranto, quinua), plantas con texturas y vellosidades protectoras, y la siembra de plantas aromáticas y repelentes (Echarri, 2007). Adicionalmente se usan maceraciones, infusiones y cocimientos de plantas que se diluyen y se rocían en los cultivos (Echarri, 2007; Morocho, 2008). La cosmovisión andina permea el trabajo en la chacra, por lo que se afirma que el andino no maneja la chacra, sino que la cría sobre la base de sus conocimientos (Valladolid, 1994). Cambios de las chacras tradicionales con la modernidad El policultivo es una práctica agrícola que reproduce la biodiversidad e imita la naturaleza no intervenida, aplicada a escala mundial y en América, desde el norte de Estados Unidos hasta el sur del continente, como un cultivo familiar que tiene una mejor expresión en la chacra (STOA Project, 2009; Varese, 2013). 25
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El modo de relacionarse de las comunidades indígenas con la tierra, el agua, los animales y las plantas adquirió un carácter muy diferente al actual. Se concibe que la concentración, crianza y desarrollo de un espacio reducido para la producción agrícola es la manera más eficiente de obtener los recursos necesarios para la familia, sin afectar el entorno (Varese, 2013). Sin embargo, la presión para producir más alimentos ha impulsado el uso de nuevas técnicas para el mantenimiento del suelo. La quema se ha sustituido por la limpieza mecánica y se utiliza la materia orgánica para incrementar la biomasa. Se trabaja con mínima labranza para incorporar adecuadamente la biomasa al suelo (STOA Project, 2009). Es evidente que la influencia de la posmodernidad ha generado la combinación de los elementos globalizadores con los saberes tradicionales familiares; la renta y la acumulación con la lógica de subsistencia familiar; el monocultivo con el policultivo; la química sintética de los agroquímicos con los elementos orgánicos y biológicos que ofrece la naturaleza (Maggio, 2010). Esto pone en peligro el conocimiento tradicional en un momento en el cual, la organización de la chacra no está bien estudiada (Arias, Herrera y González, 2015) y comienza el aumento de cultivos comerciales que requieren de mayor extensión de las chacras, lo que refleja la orientación de los productos hacia el mercado más que hacia la subsistencia familiar. El tiempo medio para tumbar una chacra de 0,6 Ha con herramientas tradicionales es superior a los cinco meses. Este tiempo se reduce a una semana al utilizar hachas de acero (Apffel-Marglin, 2013), lo cual demuestra el impacto de la modernidad sobre la tradicionalidad del manejo, incidiendo en los modos de relación del humano con su entorno. El cambio en los modos de relación genera la necesidad de modernización del sistema agrícola, dando paso a un modelo desarrollista (Castiglioni y Diez, 2011) y contribuye al establecimiento de estas actividades. Sin embargo, aún existe una resistencia ante estos modelos, renovando la identidad local (Maggio, 2010) ante el temor de las actividades de explotación de recursos (Vallejo, 2014).
Funciones de las chacras Función económica Las chacras han sido importantes en procesos económicos y sociales de las poblaciones indígenas americanas y de las africanas traídas como esclavos en la época de la colonia. Los esclavos podían mantener chacras para alimentar a sus familias, lo cual resultaba apropiado para la disminución de gastos de los esclavistas (Bouisson, 1997), pero en ocasiones los esclavos podían vender sus productos y eso les permitía posteriormente comprar su libertad. La venta de los excedentes de la chacra también es característico en los Kichwa que acercan los productos de la chacra que no consumen en sus hogares a los mercados locales. También son contratados en épocas de cosecha y de otras labores agrícolas intensas. Pero poseer una chacra no es sólo economía, es también autonomía (Apffel-Marglin, 2013; Padawer, 2014) y garantía de soberanía alimentaria (Guilcamaiga et al., 2008). La economía familiar generalmente está sustentada por otras actividades productivas diferentes a la chacra, como la transformación de productos y la incorporación de actividades como el agroturismo, siendo éstas un complemento en la alimentación y en la economía familiar (Sánchez y Chuquiruna, 2006; Silvia, 2007). Ocasionalmente, se desarrolla un proceso económico más sutil a través del trueque, con productos de otras zonas o de otras familias (Tapia y Fries, 2007). 26
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En productos como la yuca o mandioca, la producción de una chacra familiar puede generar cinco veces que lo que consume el núcleo familiar sin necesidad de resiembra (Sánchez y Chuquiruna, 2006; Varese, 2013), pero para ello se requiere del mantenimiento de alta diversidad, para garantizar la nutrición y seguridad alimentaria (Repo 1988; González, Roldán, Gallardo, Escudero y Prado, 1989; Scurrah et al., 2012). Algunos grupos indígenas amazónicos destinan un 80% al consumo familiar de los productos de la chacra y 20% a la comercialización (Mayor y Bodmer, 2009). En función de lo expuesto, es importante recordar que la chacra es una forma de vida sana, que genera espacios sociales y de tranquilidad, que puede -como elemento adicional- generar ingreso para la familia (Vallejo, 2014). Función ecológica La construcción de las chacras afecta a los ecosistemas, pero esta afectación no en todos los casos va en detrimento de la diversidad biológica. Los estudios antropológicos y etnobotánicos de los últimos 30 años aportan abundante evidencia de la “domesticación del bosque amazónico” (Posey y Balée, 1989; Mendoza, 2009). Este enfoque de conservación de la diversidad ha permitido la implementación de chacras perennes para la conservación del ambiente y la diversidad andina (Villares y Villares, 2011). La producción de suelo antropogénico para construcción de chacras, por parte de pueblos indígenas pre-hispánicos, también ha sido documentada (Smith, 2008; Mendoza, 2009). Las técnicas de escalonamiento de chacras familiares y quema controlada de parcelas se han asumido como incapaces de mantener poblaciones extendidas, lo cual no permite surgir asentamientos permanentes en las áreas amazónicas (Apffel-Marglin, 2013), lo que favorece la resiliencia del ecosistema. Adicionalmente, la agrobiodiversidad juega un papel importante para la adaptación al cambio climático, debido a que las chacras funcionan como amortiguadoras de las variaciones ambientales con plantas resilientes, insertas en la diversidad y variabilidad del cultivo (Veteto y Skarbø, 2015). Función social Así como las chacras tuvieron un rol importante en la economía en la época colonial, de igual manera fue importante para facilitar los procesos de adaptación de los esclavos llegados de África, al otorgarles chacras para que conformaran familias de nacidos en América que resultaban más convenientes para los esclavistas (Bouisson, 1997). Estos espacios de producción permitieron la compra de la libertad por parte de los esclavos y el surgimiento de una nueva clase social que respetaba la chacra como un medio de liberación. Por otra parte, la chacra es indudablemente un espacio educativo en el cual diferentes generaciones de una familia aprenden y se consolidan, dando forma a un proceso educativo ambiental informal, originario y ancestral (Villares y Villares, 2011). Esa manera de relación es compartida de generación en generación, incorporando a los niños como acompañantes durante las actividades de la chacra, que no son concebidas como un trabajo sacrificado sino como una necesidad para aprender a vivir en armonía con la naturaleza. Lamentablemente también la chacra ha sido asociada como una amenaza a la continuidad de los estudios escolares y eso tiende a desvalorizar el conocimiento adquirido en ella (Padawer, 2014). 27
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Debido a que en la cultura andina las festividades y la agricultura se conjugan (Gose, 2004; Morocho, 2008), las chacras tienen un papel fundamental en las actividades sociales, sobre todo a través de la ofrenda de sus productos o comidas elaboradas por ellos. La organización jerárquica del grupo familiar está asociada en ocasiones al trabajo en la chacra, de acuerdo con la participación de cada miembro en las diversas actividades, la importancia de esas actividades, el género y el momento de desarrollo familiar, ya sea en familias en expansión o en momentos de crianza de los hijos (Isla y Andrade, 2009; Rodríguez, Peruca, Kostlin y Castiglioni, 2010). El trabajo en la chacra, cuando ésta es concebida como un espacio productivo de gran extensión, está asociado al hombre, pero aquella chacra que se desarrolla en torno al hogar está ligada al rol de la mujer. Esto permite que se genere una distinción entre el rol reproductivo de la mujer y el rol productivo del hombre (Rotman, 2011). Para los Shuar, la chacra (Ajá) está muy ligada a la mujer y se convierte en un marcador social de prestigio, debido a que para su producción se requiere de conocimientos prácticos y conocimientos de los rituales de siembra, y en la comunidades Achuar se observa que las chacras de las mujeres son más diversas en plantas alimentarias, medicinales y para uso tecnológico (Ministerio de Salud del Perú, 2006; Isla y Andrade, 2009; Alonso, 2014). En la actualidad, el papel de la mujer en algunas chacras es más equitativo y participan en actividades que antes eran sólo exclusivas de los hombres (Cepeda et al., 2013). Además de trabajar como ama de casa, la mujer realiza trabajos de siembra, crianza de animales y comercialización, fundamentales para la familia, las cuales son consideradas por ambos géneros como una extensión del trabajo del hogar (Rotman, 2011). En este mismo contexto de función social, la alimentación está ligada a la chacra en las familias campesinas e indígenas. La desvinculación de la comida tradicional debido a la sustitución de productos por alimentos procesados es también una desvinculación de la chacra (Sammartino, 2015). Función cultural La cultura de las comunidades en torno a la chacra se puede definir como agrocéntrica (Valladolid, 1994; Kessel y Enríquez, 2002; Arias, 2012), lo cual se demuestra en la expresión kichwa Chacra sunqulla que puede entenderse como la chacra es mi corazón, de manera que la crianza pasa a ser el modo de relación del sujeto con el espacio, considerado como un espacio de vida en el cual participan también los elementos espirituales de la cultura. Entonces, no sólo es un espacio para los dueños de la chacra (visión individualista), sino un espacio de la comunidad (visión social). El papel de la chacra es fundamental para la seguridad alimentaria y permite la consolidación política y cultural a través del resguardo de la identidad mediante la recreación constante de las tecnologías y formas de relación tradicionales (Torres 2004; Villares y Villares, 2011; Apffel-Marglin, 2013). Traspasar el cuidado de una chacra de un individuo a otro, debido a la connotación relacional y la cosmovisión, implica que el heredero debe visitar frecuentemente la chacra junto a familiares y amigos e incluso animales (Torres, 2004) para generar una relación adecuada. Esta herencia puede realizarse al hijo o hija menor, o de acuerdo a las necesidades de cada hijo o deseo manifiesto de hacer chacra (Campanero, 2009). Asimismo, los elementos de homología lingüística en la denominación de los cultivos entre comunidades cercanas geográficamente, combinado con criterios de identificación en español que se combina con el kichwa, demuestran el flujo de los elementos culturales mediante la tradición oral, como consecuencia del trabajo en la chacra (Tapia, 2004). 28
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Debido al desarrollo de una cultura agrocéntrica, la salud está asociada al manejo de la chacra. La idea que un hombre enfermo no puede cuidar la chacra y en consecuencia no puede cuidar su familia (Ministerio de Salud del Perú, 2006; Villares y Villares, 2011) es frecuente, así como la concepción que las enfermedades son producto de lo que se come y, en consecuencia, la salud se asocia al buen cultivo de la chacra y el consumo de las comidas tradicionales. Se trata al cuerpo como se trata a la chacra, uno es reflejo del otro. Función espiritual En las chacras familiares tradicionales es casi imposible separar los aspectos espirituales de los materiales. Los actuales criadores de chacras mantienen un reservorio de conocimientos y prácticas pre-colombinas ancestrales que dan cuenta de esa unicidad (Apffel-Marglin, 2013). Para muchos grupos indígenas, las plantas domesticadas fueron seres humanos o fueron otorgadas por seres sobrenaturales, lo que explica el cuidado que se debe tener con las plantas y manifestaciones culturales, como los cantos especiales de las mujeres para influir sobre éstas (Ministerio de Salud del Perú, 2006; Sánchez, 2013). También existe una narrativa oculta en las chacras, que comúnmente se denominan secretos (Kessel y Enríquez, 2002). Estos se relacionan con los cuidados específicos de las plantas y su transmisión a los miembros más jóvenes de la familia es oral. En ocasiones, la relación chacra-cuerpo no es espiritualmente diferente. Los espíritus que se consideran fundamentales para que el terreno sea fértil también influyen en la fertilidad de la mujer, y quien enseña el cuidado de la chacra es quien enseña el cuidado de los hijos (Mayor y Bodmer, 2009). También se realizan ofrendas a la chacra que pasan por ofrecer trozos de cerámicas, arrojar tierra bendecida en las iglesias sobre el campo y utilizar bebidas fermentadas y maíz (Valladolid, 1994; Apffel-Marglin, 2013). El reconocimiento de la tierra, la lluvia, el agua, la luna y el sol como grandes espíritus es una concepción andina arraigada, pero se repite en muchos grupos indígenas en el Amazonas bajo denominaciones diferentes e incluso funciones distintas, pero siempre ligados a la chacra bajo una visión de colaboradores y no explotadores del entorno (Echarri, 2007). La percepción animista de la naturaleza se asocia con el manejo astronómico de las chacras. Los solsticios y equinoccios, así como las fases lunares (Campanera, 2009; Apffel-Marglin, 2013), son utilizadas para el manejo y la conexión espiritual con el espacio de cultivo. Esta misma visión hace que conversar con la chacra permita una mejor relación (Mayor y Bodmer, 2009). La cosecha es una actividad festiva de agradecimiento por concluir un ciclo de vida que relaciona al humano con la tierra y el cosmos en un espacio comunitario, lo cual mantiene los principios de reciprocidad a través de rituales (Torres, 2004; Echarri, 2007). De hecho, todas las actividades de las chacras tienen elementos rituales (Valladolid, 1994), lo que se ve reflejado en la mitología andina en torno a cultivos como el maíz y la papa, que son coherentes con las descripciones antropológicas de domesticación de los rubros agrícolas, lo cual permite una mayor solidez en la conservación de las técnicas tradicionales, gracias al simbolismo de la cosmovisión andina (Sánchez, 2013).
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Función tecnológica El mantenimiento de policultivos en la chacra implica un conocimiento muy riguroso del sistema, donde el empleo de tecnología adecuada permite evitar la degradación de los suelos (Marpegán y Mandón, 2011). Algunas técnicas, como la elaboración de biochar para generar las denominadas Tierras Negras con capacidad de secuestrar CO2 de la atmósfera y retener materia orgánica en el suelo, han garantizado la producción en suelos amazónicos desde antes de la colonia hasta la actualidad (Apffel-Marglin, 2013). La aplicación de técnicas como la rotación de cultivos, los policultivos, la asociación de especies, la estratificación vertical, el desarrollo de materia orgánica, el uso de plantas repelentes y plantas trampa, la cosecha de agua, el control de la erosión, entre otras muchas, siguen formando parte de las actividades en la chacra y las convierten en espacios de experimentación que han permitido incorporar prácticas a los constantes intentos por recuperar la agricultura sustentable.
Conclusiones Las chacras andinas trascienden la noción del huerto productivo que impulsa la economía familiar y asegura la seguridad y soberanía alimentaria de las familias que las cultivan. Estos espacios resguardan un entramado de creencias, conocimientos y prácticas que les otorgan un valor cultural y espiritual de vital relevancia dentro de la cosmovisión kichwa. Desde una perspectiva agroecológica, son espacios con una compleja estructura horizontal y vertical, que les otorga relevancia en las prácticas de alimentación, salud, cultura, espiritualidad y agroeconomía familiar. Sin embargo, la modernidad ha traído cambios en su manejo, y ahora las prácticas de tradición centenaria se entrelazan con métodos tecnificados que responden a las demandas de los mercados y la sociedad moderna. Ante este escenario, emerge la urgente necesidad de identificar, describir y poner en valor aquellos conocimientos ancestrales materializados en las formas de manejo de las chacras, y que pueden desaparecer, negándole a las futuras generaciones una invaluable oportunidad de entender la sustentabilidad inmersa en la cotidianidad de la sierra andina.
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COSMOVISIÓN DE LAS PLANTAS MÁGICO ESPIRITUALES DE LAS CHAKRAS FAMILIARES: COMUNIDAD DE FAKCHA LLAKTA (COSMOVISION OF THE MAGICIAN RELIGIOUS PLANTS OF THE FAMILY CHAKRAS: FAKCHA LLAKTA COMMUNITY) Alfonso Cachimuel Universidad Técnica del Norte – FC Salud – Carrera de Enfermería. Ibarra, Ecuador “Para los indios, las hierbas hablan, tienen sexo y curan. Son plantitas que ayudadas por la palabra humana, arrancan las enfermedades del cuerpo, revelan misterios, enderezan destinos y provocan el amor o el olvido” E. Galeano en “Memorias del fuego”.
Resumen
En la concepción cosmogónica kichwa, chakra es el centro identitario de la cultura material, espiritual y mental de los pueblos ancestrales andinos. En torno a ella se evidencia la praxis de una tecnología ancestral y sustentable, según los ciclos vital, agrícola y astronómico fundamentados en la ritualidad y mitología andina. La visión cuadripartita temporo-espacial en todo ámbito ecosistémico kichwa se centra en la chakra; ella es la razón de nuestra existencia. Este capítulo tiene como objetivo demostrar la supervivencia del legado milenario en torno a la chakra como un medio tangible e intangible en la vida de los comuneros de Fakcha Llakta, Peguche, Otavalo. La metodología aplicada fue cualitativa con un enfoque introspectivo-vivencial, sustentada en la etnografía. La técnica utilizada fue el análisis de discurso a profundidad. La visión cosmogónica de chakra es holística y permite fortalecer la identidad de los pueblos kichwas que viven dentro de una sociedad intercultural. Palabras clave: Chakra, kichwa, visión cuadripartita, cosmogonía.
Abstract In the cosmogonist conception kichwa, chakra is the identity of the material, spiritual, and mental culture of the Andean ancestral peoples. It evidences the praxis of an ancestral and sustainable technology according to cycles vital, agricultural, and astronomical based on Andean mythology and rituals. Temporo-spatial quadripartite vision in all ecosystem kichwa focuses on the chakra; she is the reason for our existence. This aim of this chapter was to prove the survival of the millenary legacy around the chakra as a tangible and intangible means in the life of the villagers of Fakcha Llakta-Peguche-Otavalo. The applied methodology was qualitative with an experiential-introspective approach. The techniques used were of discourse analysis in depth. Chakra cosmogonist vision is holistic which aims to strengthen the identity of the Kichwa peoples who live within an intercultural society. Key words: Chakra, kichwa, quadripartite vision, cosmogony.
Tantachikyuyay Kichwakunapak sapi yuyaypika Chakraka ñukanchik sarunpacha yuyaymi, ruraypi, samipi, yuyay kawsaypipash. Antismanta runakunaka paypak chawpipimi kawsanchik: tarpuypi, kuyllur-rikuypi, challaykunapi ñawpa rimaykunawanpash. Chuskukutipi samichishka yuyaywanmi chakrataka rikunchik, paywanllami kawsayka. Kay killkaywanmi ñukanchik ñawpa yayakunapak shunkuyachay, ruray, rikushkakunata, mana rikushkakunatapash Faccha Llakta-Peguche-Otavalo runakunapak kawsayta rikuchinchik. Kay killkakunata paktachinkapakka van Kessel (2000), Cachiguango (2011) kamu taripashkani. Kay killkata paktachinkapakka kawsay rimay yachaykunawanmi rurashkani, imashina Rodríguez-Gómez, Valldeoriola (1996) killkashkashna. Shinallata yachak yayakunapak, hatukukunapak yuyaywanpashmi paktachishka. Tukuchinkapakka chakraka pacha muyuntin kawsaytami kun, kay sapi yuyay-killkaywanmi ñukanchik kichwakunapak kawsaykayta mamallaktapi riksichinchik. Mutsurik shimikuna: Chakra, kichwa, tawa, ñawpayachay. 36
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Introducción La mayoría de los comuneros kichwas de Fakcha Llakta- Peguche, pertenecientes al cantón Otavalo, poseen una pequeña chakra, jardín o huerto con plantas alimentarias y medicinales que utilizan frecuentemente para el consumo familiar. En ellas sienten la necesidad de incrementar más especies y diversificar su jardín botánico. Desde tiempos inmemoriales, la mayoría de la población indígena posee sus parcelas o chakras cuya cercanía a la casa le asegura una protección fácil y aligera el trabajo de colectar las hierbas medicinales o los alimentos. Las chakras situadas en las inmediaciones del hogar pueden ser cultivadas con un mínimo de trabajo y capital. Las plantas alimentarias y medicinales son vitales para la sanación familiar y cubren una necesidad social y/o espiritual. Todos estos productos tienen un valor económico en el seno del sistema de producción familiar, y varios de ellos son vendidos o intercambiados en el mercado. En las chakras se pueden plantar plantas alimentarias y especies medicinales con la finalidad de embellecer el ambiente o como áreas de protección contra los vientos y la polvareda. Crear una huerta o chacra familiar significa favorecer la sustentabilidad ecológica y proporcionar los medios de subsistencia del hogar. Las potencialidades de integración de las chakras familiares a los sistemas de producción de las pequeñas explotaciones comunitarias están dadas debido a que: (a) Genera ingresos familiares; (b) Proporciona mayor seguridad alimentaria; (c) Proporciona mayor nivel nutricional gracias a la diversidad de cultivos; (d) Genera consecuencias ambientales ventajosas gracias al reciclaje de los micronutrientes y del agua, la protección del suelo y de la erosión. Con respecto a las chakras y los huertos de plantas alimentarias y medicinales, Muslaco Castillo (2013) menciona que: Ofrecen grandes posibilidades de mejorar la calidad de la vida y adquirir una preparación básica para la misma; pueden servir de «laboratorio» para enseñar técnicas agrícolas modernas y aspectos relacionados con la nutrición. No obstante, para que las chakras tengan un impacto educativo, es posible que sea necesario introducir ciertas modificaciones que partan desde su cosmovisión. Las chakras constituyen laboratorios vivos y de utilidad familiar y comunitaria, con lo que se podría fomentar el turismo alternativo, el turismo místico, y podrían ser considerados como centros de atención en salud integral, realizando ferias gastronómicas con productos de la chakra, las limpias bioenergéticas del cuerpo humano y baños de florecimiento, entre otros. En la actualidad, es urgente y necesario contar con un régimen establecido para el manejo del calendario luni-solar, por cuanto la astronomía y la naturaleza terrenal están íntimamente relacionadas con el quehacer diario de los habitantes del planeta.
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La cosmovisión en la sabiduría de los pueblos kichwa andinos Al considerarse a la Pachamama1 como madre naturaleza, nosotros como seres humanos pasamos a constituirnos en sus hijos. En este sentido, al considerarse como hijo de la Pachamama y hermano de todos, se ha desarrollado desde nuestros ancestros una conciencia de respeto, gratitud y responsabilidad para la biodiversidad; una ética cósmica orientada a compartir y respetar mutua y recíprocamente la vida, que se hace evidente a partir del trato cariñoso y respetuoso que se da a las plantas, a los animales, al agua y a todas las divinidades, durante la crianza de la vida en la chakra2. La cosmovisión de los pueblos kichwa3 andinos, trasmite la unidad y equilibrio entre todos los seres y es necesario practicar ciertos principios como la reciprocidad, la solidaridad, la dualidad, los ritos y las ceremonias de agradecimiento y de paga. Una reciprocidad no solamente entre los seres humanos sino una reciprocidad del hombre con la Pachamama y las divinidades. En nuestra filosofía kichwa, hay cuatro mundos que se relacionan con los principios cósmicos: el hanan pacha4 o cosmos, mundo del saber; el kay pacha5 o el mundo actual, sensible, criador y real; el uku pacha6 , el mundo interior, interno y de las fuerzas ocultas subterráneas; y el chayshuk pacha7 la otra existencia de los ancestros. Esta es la sabiduría cosmogónica de nuestros mayores que viven en armonía con todos los seres tutelares del cosmos. Este pensamiento temporo-espacial es la forma exclusiva de la cosmovisión de los pueblos kichwa de Otavalo. A pesar de que en la actualidad nuestra espiritualidad ancestral sufre de influencias exógenas de doctrinas cristianas, todavía se manifiesta en los eventos y fechas trascendentales del calendario ritual agro-astronómico, que a la vez se enmarca en el ciclo de la chakra del maíz, producto principal de toda la vida festiva de las comunidades kichwa. Al respecto, el investigador kichwa Otavalo Cachiguango (2011) grafica la visión cuadripartita del cosmos andino como se muestra en la figura 1.
¿Qué es cosmovisión? Lingüísticamente este vocablo proviene de “cosmos” y “visión” entendido como ver, mirar al cosmos, al universo. El término que he sugerido, basado en la memoria de nuestros actores de sabiduría es “cosmovivencia”, es decir “vivir en el tiempo, en el espacio”, es más, interactuar, dialogar y ser parte del macro y micro cosmos andino.
Pachamama, término kichwa que significa: madre naturaleza, madre tiempo… Chakra, rincón de sembradíos. 3 Kichwa o quechua: idioma de los Incas, significa soguilla, “lugar templado o frío; páramo” (Fray Domingo de Sto. Tomás, 1560) 4 Hanan pacha: término kichwa, significa cielo, firmamento, mundo o espacio cósmico, lo de arriba. 5 Kay pacha: vocablo kichwa que significa: este mundo, esta existencia, este tiempo… 6 Uku pacha: palabra kichwa que significa: mundo interior, interno, interior, subconsciente. 7 Chayshuk pacha: término kichwa que significa: el más allá, la existencia espiritual, el mundo de los ancestros. 1 2
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Figura 1. La interrelaciรณn y reciprocidad de los ayllus en la Pachamama. Fuente: Cachiguango (2011)
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Choquehuanca (2013), líder aymará de Bolivia, sostiene que no debería llamarse “cosmovisión”, sino “filosofía”, puesto que nuestras prácticas y saberes no son de menor jerarquía que el conocimiento occidental impuesto. En síntesis, podemos decir que el término cosmovisión expresa una abstracción teórica-intelectual sistematizada de la realidad, una concepción que tienen los miembros de un pueblo o nacionalidad. Por lo tanto, es una abstracción y praxis de la totalidad del cosmos, la naturaleza y el subsuelo conocida a través de los fenómenos y explicada como fundamentos teóricos de las ciencias, cuyos conocimientos académicos y facultativos ignoran y prescinden de los imponderables de la realidad congruente que articula la integridad cósmica. El término cosmovisión lentamente se va imponiendo en el español como categoría comprensiva de las culturas. Es importante la declaración de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en el sentido que la cultura es una categoría totalizadora que implica el comportamiento general del ser humano, la visión que tiene de sí mismo, de su sociedad y del mundo exterior, es decir, el modo de vida de un pueblo, su forma de ser, de percibir y percibirse sus comportamientos, sus sistemas de valores o de creencias. Es importante tener en cuenta que nuestra cosmovisión es integral, es decir, abarca aspectos de todos los ámbitos de la vida, de la espiritualidad, la moral, la filosofía y la política. Las culturas, las relaciones sociales y la educación resultan ser claves a la hora del desarrollo de la cosmovisión individual. Las espiritualidades, las filosofías e ideologías políticas forman cosmovisiones, puesto que aportan un marco interpretativo para interactuar con la realidad y desarrollar patrones axiológicos. La cosmovisión andina es la representación simbólica del cosmos interrelacionado mediante distintos ejes cardinales “propio de las culturas que se han desarrollado a lo largo y ancho de los países que integran la región conocida como Cordillera de los Andes que atraviesa por casi todo el territorio de América del Sur” (Estermann, 1998, p.146); no se trata de una visión en el sentido occidental sino de la “reflexión integral de la relacionalidad cósmica, como manifestación de la experiencia colectiva indígena de la realidad” (Ob. cit). En la cosmovisión de la mayor parte de la población ecuatoriana no se cumple lo establecido en los medios jurídicos como lo es ser una nación plurinacional. Hasta hoy se fomenta la uniformidad y la homogeneidad del país donde vivimos varios grupos humanos blanco-mestizos, indígenas, afro y otros grupos minoritarios, pues nos dicen todavía que existe una sola cultura y nacionalidad que es la ecuatoriana, es decir, que desconocen la existencia de otras culturas diferentes a la hispana, por lo que la mayoría no acepta que los pueblos indígenas somos pueblos y nacionalidades que tenemos nuestra propia cultura y lengua. En una reunión efectuada en Otavalo a mediados del año 2000 con personas de sabiduría ancestral, (Yachaks8 ), parteras, celebrantes de ceremonias y catequistas nativos, propuse que no deberíamos hablar de cosmovisión, sino de cosmovivencia por cuanto nosotros, los verdaderos actores de las prácticas de saberes ancestrales, no solo vemos o pensamos el mundo desde lejos o detrás de una ventana, sino lo vivimos en la chakra, puesto que en ella dialogamos, sentimos, meditamos, actuamos y realizamos los rituales de conexión cósmica. El término cosmovisión se remite a la concepción e interpretación del mundo que construyen las sociedades humanas. La cosmovisión se fundamenta en la cosmogonía, que es la fase mitológica relativa a los orígenes del mundo y se organiza en la cosmología, que se trata de las leyes generales, del origen y de la evolución del universo, por lo tanto la cosmovisión se transforma en el organizador del pensamiento mitológico. Levi-Strauss (1986) señaló que la originalidad del pensamiento mitológico consiste en desempeñar el papel del pensamiento conceptual. Yachaks: término kichwa que significa: médico, sanador, curador, el que domina los saberes y terapias.
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El antropólogo chileno Peter Wild, en la entrevista realizada por Abufom (2003), sostiene que “la cosmogonía andina, se fundamenta en la unidad de la existencia y su propósito es la armonía, la integridad, la libertad y el reconocimiento de la identidad cósmica del ser humano y de cualquier ser”. El pensamiento andino es un pensamiento colectivo, se organiza a partir de un sistema incluyente en el que todos los procesos conllevan a la armonía, expresada en “el todo en la parte, así como la parte en el todo” (Milla Villena, 2004), un todo dinámico y equilibrado. Churata (1957) en su libro El pez de oro, señala que “el hombre es todo en uno o no es” (p. 108), sino pertenece a la totalidad, es marginado, y si queda solo no sobrevive, pasa a ser un yanacona (sirviente). Wild (entrevistado por Abufom, 2003) menciona que “Pacha9 fue concebida como la realidad y todo elemento que pertenece a ella, tiene su lugar, no hay jerarquías, cada elemento existe por y para sí, por y para todo, nada se encuentra fuera de la realidad”. Con base en su investigación antropológica, señala que el ser humano se concebía, y al mismo tiempo vivía, en unidad con la naturaleza y el cosmos. Todo lo que existe se concebía y se respetaba como es, unido al todo existente. El ser humano no se sentía, no se pensaba, no se intuía, no se imaginaba, no se percibía, no se soñaba, no se sensoriaba fuera de la realidad, por el contrario, se apreciaba parte de la realidad misma. Ser humano y realidad era una sola entidad, y en esta entidad el humano percibía su identidad de estar incluido, de estar dentro de la realidad misma. Todo está atado o vinculado a todo. El ser humano no se consideraba extraño o al margen de la realidad misma. Si queremos especificar a cada una de las áreas de la filosofía andina, podemos hablar de Pachayachay10 o cosmología que se encarga del estudio no de un solo universo, que hasta aquí hemos venido manteniendo, sino del estudio de un conjunto de mundos o mejor del pariverso o los mundos de dos en dos, en términos andinos. El término pacha significa cosmos e incluye tanto el tiempo como el espacio, es la base para los varios niveles del cosmos, como ya hemos dicho. En la filosofía andina, Pachakamak11 se considera como el que crea, origina el tiempo, la naturaleza y el cosmos. Es el creador y origen de todo lo que existe, la energía que está en nuestra mente y lo llevamos en nuestro corazón. Solo a través del silencio y la paz es posible captar su manifestación y comprenderlo para vivir una vida equilibrada y humana.
La chakra desde la cosmovisión andina de los pueblos kichwa de Otavalo Existen varios significados del término chakra. En la medicina alternativa es entendida como campos energéticos existentes en los seres humanos, sin embargo analizando desde la lingüística kichwa12 , es un vocablo autóctono del idioma nativo quechua o kichwa que ofrece muchos significados como terreno sembrado de vegetales, predio, lote, solar, finca, granja, huerto, rincón sembrado de plantas alimentarias o medicinales. Desde la cosmovisión andina kichwa, la chakra es un ayllu13 vegetal y mineral compuestos por macro y microcomponentes nutritivos que dan vitalidad a continuar con su ciclo de vida, proveyendo continuadamente el sustento diario de los demás seres vivos; como el hombre y los animales.
Pacha: tiempo, espacio, mundo, cosmos, nivel; en gramática kichwa es superlativo (ísimo) Pachayachay: cosmología, filosofía, epistemología… 11 Pachakamak: vocablo kichwa que significa Dios, Creador… 12 Kichwa, o runa shimi (idioma de la persona) lengua hablado por las culturas andino-amazónicas de Ecuador, Perú, Bolivia; Colombia; Chile, Brasil y Argentina. 13 Ayllu, vocablo kichwa que significa: familia, conjunto de seres. 9
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Según la cosmovisión ancestral de los pueblos kichwa-aymarás14 andinos, también se entiende por chakra, el sitio o eje central de toda nuestra existencia. Chakra es el lugar de trabajo, chakra es toda actividad cotidiana para la vida. Así el artesano hace su chakra en su artesanía, en el telar; el agricultor en su chakra de maíz, de papas o de otro producto con sus herramientas de labranza; el viajero hace su chakra en su camino, y en su lugar de viaje, el religioso hace su chakra (misa, culto o ceremonias) en su sitio sagrado. Los docentes hacen su chakra como instructores o facilitadores; el maestro constructor en su obra de construcción. En síntesis, la chakra es su santuario donde compenetran, dialogan y coexisten los distintos componentes interdependientes que se mencionan a continuación: 1) La Comunidad Natural: conforma el reino vegetal, mineral y animal, entendiéndose a los minerales (agua, tierra, piedras, montañas, cerros) como seres “vivos” con las mismas cualidades innatas de los humanos. Nuestros abuelos cuando entran a la chakra lo hacen con mucho respeto, se sacan el sombrero o la umawatarina15 ; se santiguan, algunos sacan las alpargatas, luego dialogan con la chakra de maíz o de papas, piden permiso, licencia, perdón. De igual manera lo realizan con las plantas medicinales, acostumbran hablar con ellas mencionando que les perdonen porque van a utilizar en las curaciones o sanaciones de los pacientes. En la chakra, los abuelos visualizan el tiempo, si van a continuar las lluvias, el viento, el verano. Desde la chakra miran a los cerros si estos necesitan el pago16 u ofrendas, si van a “jugar” o van a “descansar”; si “perdieron o ganaron” en los juegos. Si pierden entonces se debe resignar a la escasez de productos y el acompañamiento de plagas como mariposas, moscas y enfermedades. Y si “ganan” tal o cual cerro, entonces habrá abundancia, ganancias en la venta de los productos de la chakra, será un buen año o temporada; se realizan las festividades respectivas con las ofrendas pertinentes de la temporada. El diálogo en la chakra no solamente es con las plantas o vegetales, sino con el agua, a la cual la conciben como warmi17 o ente femenino, puesto que el agua es vital para la chakra, es yaku-mama18 , madre agua, la sangre, el sudor de la tierra. Las lluvias son las lágrimas de la Pachamama, se debe recolectar en ocasiones para la chakra o para el tratamiento de enfermedades. La allpa-mama19 o tierra es con la que más conversan, es la compañera, hermana y madre que acompaña al runa20 a lo largo de su existencia. Es la bendita y amada madre tierra que alimenta a diario a todos los componentes de la chakra y a toda la comunidad circundante; también en la chakra se puede localizar wakas21 o amuletos como cristales y piedrecillas con características machos o hembras que se la utilizan para la protección del ayllu o para la vitalidad de la misma chakra. 2) La Comunidad Humana: sus componentes son todos los seres humanos, pueblos, culturas, etnias o nacionalidades que viven, conviven en mutua interacción con la chakra. Sin embargo, en la actualidad predomina el sentido mercantilista de los productos de la chakra. Hoy agreden continuamente con insumos tóxicos y venenosos a las chakras, sólo con la idea de producir más y más y poder explotar lo más posible o aprovechar para fines de lucro, más no para la convivencia o intercambio de productos según las necesidades. Aymarás: grupo étnico andino originario de Bolivia, Chile y Perú Umawatarina, palabra kichwa que significa turbante, es una prenda que utiliza en la cabeza la mujer kichwa andina. 16 Pago, se entiende como tributo u ofrenda consistente en productos que la realiza el hombre andino a sus divinidades. 17 Warmi, término kichwa que significa: mujer, hembra, femenino. 18 Yaku-mama, vocablo kichwa cuyo significado es madre agua. 19 Allpa-mama, término kichwa que significa madre tierra, Pachamama. 20 Runa, palabra kichwa que significa: persona, gente, ser humano. 21 Wakas, palabra kichwa que significa: objeto, ser, lugar, ente sagrado. 14 15
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Hoy el ser humano no respeta las leyes de la naturaleza, no observa los ciclos de la Pachamama, desconoce el manejo del calendario lunar. Hoy el humano ve a la tierra y a la chakra no como persona, sino como insumo, productos a aprovechar, no valoriza la sacralidad de la tierra, del agua, de las montañas. Hoy continúa la voraz destrucción de la cobija o manto sagrado de la Pachamama. Los humanos ya no son sus hijos, sino sus enemigos, sus devoradores. Nuestros abuelos dicen que hoy la tierra sufre, llora, se desangra y ya empieza su venganza. Los humanos se están autodestruyendo, ellos con plena razón dicen que “un gusano es más inteligente que el ser humano, observan en la chakra como los gusanos no ingresan a las plantas fumigadas con insecticidas y se comen los frutos que no se les ha fumigado con químicos. Los pueblos y culturas originarias deberían retomar el significado del valor alimentario y medicinal de la chakra. Se debería una vez más empezar a reactivar sus dones de comunicación y de interacción; deberían observar los ciclos astrales y agrícolas para mejorar la producción de autoconsumo, intercambio y comercialización; deberían utilizar tecnologías alternativas de producción racional en las chakras y para ello se requiere el apoyo de entidades del Estado y ONG’s. 3) La Comunidad Ancestral: la integran nuestros difuntos y sus espíritus cuidan la chakra, por eso a los finados también se les debe agradar con los productos de la chakra. Los antepasados constituyen también una comunidad de ayllus que velan por los parientes en el campo espiritual, ellos solo se han adelantado, ellos no están muertos, ellos son la luz y guía de las presentes generaciones, son los guardianes de las chakras. Viven en el Chayshuk pacha22. Los ancestros se comunican con nosotros mediante los sueños. Si algún familiar finado nos hace soñar, es obligación al día siguiente trasladarse al camposanto llevando comida o productos de la chakra de gramíneas o frutas, y con los rezos y responsos se los agrada y se agradece por su trabajo de protección a la chakra vegetal, o de trabajo y por la vida misma que nos legó. 4) La Comunidad Divina: conformada por nuestros dioses ancestrales llámense Pachakamak23 , Viracocha24 , Achill o Atsil yaya25 , Pachamama26 , Yahvé, Jesucristo, Virgen María, Ángeles o Santos. Son entes que igualmente protegen a la chakra. Viven en el Hawapacha27 y desde allí vigilan constantemente nuestro trabajo en la chakra y, al igual que la comunidad ancestral, ayudan en el ciclo vital humano, agrícola y astral para la producción de chakra y el sustento de todos los seres vivos del planeta. Mediante los ritos, plegarias y cultos se comunican con los integrantes de la comunidad divina. Ellos son dueños de nuestros destinos y de todos los seres de la tierra. Nos ayudan en la práctica de los valores humanos, nos protegen o nos castigan, depende de los actos que realicemos, pues bendice o maldice a las chakras. Por eso el hombre andino siempre lucha por la armonía del cosmos, por la interacción con las cuatro comunidades en busca del equilibrio y el sumak kawsay28 , objetivo que día a día lucha por alcanzar con su chakra. Si no se produce la chakra, si no se trabaja a gusto en la chakra, entonces los dioses enviarán a la tierra tempestades, tsunamis, temblores, terremotos, plagas, enfermedades y desequilibrio Chayshuk pacha, vocablo kichwa que significa –más allá- nivel superior de vida espiritual. Pachakamak, término kichwa que significa Dios: Pacha=mundo; Kamak= Protector. 24 Viracocha, ser mitológico considerado como Dios de los Inkas, el creador del mundo; Ser barbudo y poderoso. 25 Achill o Atsill Yaya, vocablo del kichwa de Imbabura que significa Dios, Todopoderoso. 26 Pachamama, palabra kichwa que significa; mundo, naturaleza, madre tierra, Gea. 27 Hawapacha, vocablo kichwa que significa mundo de arriba, cielo, firmamento. 28 Sumak kawsay, término kichwa que significa vivir bien o buen vivir. 22 23
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ambiental. Por estas razones las culturas andinas, en particular el pueblo kichwa de Otavalo tiene gran respeto por la madre tierra, por las chakras, por los ancestros, a pesar de que estamos constantemente acosados por factores exógenos como la aculturación, alienación y enajenación de nuestra cosmovisión e identidad como pueblos originarios (Figura 2).
Figura 2. La chakra como centro de nuestra existencia Fuente: Cachimuel (2010)
Los componentes de la chakra son las cuatro comunidades mencionadas, nos interrelacionamos, dialogamos, nos ayudamos, nos necesitamos el uno al otro. No hay nada que esté fuera de este contexto. Aquí se cumple el lema andino “el todo en mí y yo en el todo”. El trato entre las distintas comunidades es horizontal, igualitario, recíproco, nadie está encima, ni nadie está abajo del otro. Todos tienen una misión que cumplir para sí mismo y para las demás comunidades. En los Andes no podemos hablar de ninguna manera de egocentrismo, de un antropocentrismo universal, en donde sólo el humano o la clase elitista oligárquica son el centro de todo, el humano como “rey de la creación”, de la vida, mientras que los demás estén sujetos al poder mercantilista, sin ningún derecho a ser considerado dentro del panorama universal o social. Este paradigma egolátrico e individualista se mantiene hasta la actualidad en nuestro continente, cuyos orígenes están en la época de la invasión y la colonización anglosajona que todavía no ha finalizado. A pesar de que los pueblos originarios vivimos en un nuevo coloniaje occidental, aún está vigente la convivencia comunitaria en la vida cotidiana, la interacción con nuestras comunidades y hoy estamos recopilando esa sabiduría desde el sentimiento y pensamiento andino. El Dr. van Kessel (2000a), sacerdote, antropólogo y estudioso de la cultura andina, de origen holandés, en lo referente a la interrelación de las cuatro comunidades que conforman la chakra andina, menciona: Entre las comunidades se desarrolla la misma convivencia de diálogo y reciprocidad que al interior de cada comunidad. Es una relación horizontal mutua de todos. Si el cosmos de occidente es un mundo-máquina, el cosmos andino es un mundo-animal. El ayllu es un macro organismo que lo integra todo. Las relaciones entre las comunidades del ayllu se activan más en el ritual. Este se celebra en la chakra, el corral y la casa, lugares sagrados donde se cría la vida y que genéricamente podemos llamar la chakra andina.
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Todas estas relaciones dentro y entre las comunidades del cosmos andino convergen en la chakra andina. Este es el lugar -el templo- de la crianza mutua. Nótese que la crianza de la vida es mutua, tanto dentro, como entre las comunidades. Las relaciones dentro y entre las comunidades son de respeto, de cariño y cuidado. El desajuste, la violación, el desequilibrio de las relaciones: lección unilateral y el regalo gratuito perturban la armonía y causan daños, que inevitablemente han de ser restaurados. El Tinku -el equilibrio tenso y fértil en las relaciones- es lo que da fuerza a la vida. En este tejido de relaciones sociales y cósmicas se desarrolla el culto andino. Prefiero no darle el nombre de religión, para reservar este término estrictamente para la organización religiosa con su aparato administrativo del culto. No encontramos tal aparato para el culto andino. Los mismos andinos reservan el término de religión para el culto católico y cristiano y dan a las prácticas del culto andino el nombre de costumbres.
Cosmovisión de la crianza de la chakra andina como parte de la tecnología agrícola ancestral y sustentable La traducción más aproximada del término castellano tecnología-agrícola al kichwa sería chakra-wiñana que se refiere a la sabiduría de la crianza de la chakra, la crianza de la vida. El saber criar la chakra es la tecnología andina de ayudar a parir a la tierra, en donde el runa (indígena) es el “partero” que ayuda a parir a la madre tierra los frutos para su sobrevivencia. Se puede decir que la agricultura en Los Andes no apareció por una necesidad para no morir de hambre, como lo dice occidente, sino que apareció por la necesidad de recrear la memoria (mito) del nacimiento de los seres, es decir, la chakra es el “santuario” en donde el ser humano está criando constantemente la vida junto a la naturaleza junto a las divinidades y junto a los ancestros. Esta sacralidad es la base para la agricultura en Los Andes, cuya tecnología es tan diversa como diversa es la cultura y los pisos ecológicos del entorno. Los conocimientos y saberes ancestrales tienen una jerarquización y una secuencia que permite relacionar lo natural con lo sobrenatural, lo espiritual con lo ideológico, lo socio-económico con lo socio-cultural, la medicina y la educación, como un conocimiento global que se practica y se conoce familiarmente o comunalmente en los diversos pueblos o nacionalidades. Concebimos a la tierra personificada y divinizada como la madre universal de todo lo que existe sobre ella, como coherederos de vida, como hijos e hijas menores de la misma madre. De ello resulta la aplicación de una tecnología benévola respetuosa, no violenta sino de adaptación, no sujetando las cosas por la fuerza, sino ganando su voluntad y siempre pidiendo licencia, que es un elemento básico en el ritual de la producción. Desde la visión occidental, tecnología es el conjunto de conocimientos exclusivos de un oficio mecánico o arte industrial. La tecnología tiene por objetivo la aplicación de los nuevos conocimientos otorgados por la ciencia al mejoramiento cualitativo y cuantitativo de la producción industrial, agrícola y ganadera. En este panorama, tecnología agrícola es un ingenio humano para hacer producir y explotar a la tierra. Esta definición es el resultado de una cosmovisión depredadora, extractivista, alejada de la naturaleza. Para comprender el significado de crianza y tecnología, tenemos que referirnos a los dos paradigmas, el occidental y el andino. Para occidente, como hemos dicho anteriormente, la tierra no es un ser vivo, la tierra solamente contiene vida pero no es viva y por ello es necesario aplicar el ingenio humano para “mejorar” la calidad y la cantidad del producto que está en estado natural o “salvaje” (recursos naturales) y la tarea del ingeniero es “civilizar” y “modernizar” el producto para el mercado, para la 45
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plusvalía, de lo contrario la producción como tal no tiene valor. La tierra tiene que rendir ganancia económica caso contrario es un bien mal invertido. Esta actitud es el fiel reflejo de la concepción filosófica capitalista: Para el tecnólogo de Occidente, el trabajar es antes que nada producir, confeccionar objetos útiles y bienes necesarios de materiales y recursos disponibles. Este hombre dispone en forma autónoma de materiales y de las cosas confeccionadas con ellos. Su autodefinición es: “Homo Faber”, el Hombre Hacedor, y su legitimación es un Dios que “hizo” el mundo; es el “Supremo Hacedor”. Trabaja con una facilidad, inteligencia y perfección que son ejemplares para el hombre; forma y transforma el paisaje, pone la iluminación para el día y la noche, riega el jardín del Edén, moldea con sus manos al hombre de barro y lo creó “según su imagen y semejanza” (Génesis, 1:27). El Ser Supremo que es puro y espiritual, construyó un mundo material (Van Kessel, 2000b). Según el paradigma andino de los pueblos kichwas, la tierra es un ser vivo, es una persona, por eso la llamamos allpa-mama o madre tierra, por lo tanto ella come, escucha, siente, juega, se pone feliz, se pone triste, ríe, llora, habla, se enoja, canta y ama; pero lo más importante, como ser vivo femenino (madre) tiene la cualidad de parir la vida, de alimentar la vida, de mantener la vida, de sustentar y sostener la vida por sí misma. Ella no es elemento, ni materia, ni recurso. Ella es un ser vivo con conciencia propia. Por eso nosotros no podemos hablar de tecnología agrícola sino de una crianza de la vida. Justamente es la chakra, que es la tierra, nuestra madre, en donde hemos nacido, nos alimentamos, nos desarrollamos, que está viva y que nos da un amor infinito hacia sus hijos e hijas. “Nosotros no somos ni más ni menos que la madre tierra, porque nosotros mismos somos tierra.” (Cachiguango y Pontón, 2010). Así como la madre tierra nos cría nosotros también tenemos nuestra obligación de criarla a su vez “alimentándole”, “acariciándole”, “amándole”, “hablándole”, “mimándole”, puesto que nuestra madre tierra no es un “bien” ni una propiedad, es una persona, un ser vivo libre, con determinación y conciencia. Entonces para que ella se sienta feliz y pueda “dar a luz” los mejores frutos para nuestra crianza, debemos evidenciar en nuestras chakras los saberes y las prácticas de la tecnología sostenible, sustentable y natural ligada a las comunidades que hemos analizado. Desde esta óptica, el lugar de crianza de la vida es en la chakra, por eso este sitio tiene un importante significado cosmogónico en las comunidades indígenas de Otavalo. Entonces el vocablo chakra, trasciende el plano físico y se conecta con el nivel espiritual y holístico. En el plano físico o material lo denominamos chakra de maíz, chakra de papas, chakra de ocas, chakra de mellocos, chakra de porotos, chakra de habas, chakra de tortas, chakra de chochos, chakra de quinua, chakra de amaranto. Hasta con las frutas chakra de capulíes, chakra de mandarinas, tomates, entre otras. El plano espiritual se visualiza cuando los ancianos mencionan: “tal como es la chakra aquí en la tierra, así mismo es en la otra vida”, por eso cuando muere una persona nativa, decimos “ya se va a trabajar en la chakra del cielo”, ya se está adelantando para preparar la chakra, es la razón que hasta ahora algunos familiares a sus difuntos en los ataúdes les hacen acompañar instrumentos de labranza como el palo de azadón, la hoz, la soga, entre otros. Al escuchar chakra no se refiere solo al indígena o campesino que está dedicado a las labores agrícolas, sino como chakra se entiende también su oficio de trabajo, sus respectivas especialidades como pintor, artesano, albañil, pastor, profesor, ritualista, yachak, partera, cocinera, labrador, tejedor, comerciante, locutor, entre otros. Cada uno de ellos trabaja en su chakra para poder sobrevivir. Esta forma de conceptuar es opuesta a la cosmovisión occidental que piensa que la chakra es solo lo agrícola. 46
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Praxis de la tecnología ancestral en la chakra andina de Otavalo según los pisos climáticos Al respecto podemos indicar que en Otavalo existen varios niveles de ubicación de la tierra y por ende de las chakras: 1. Urku allpa (suelo de altura o pajonal): es el piso climático de las alturas, por sobre los 3.200 m.s.n.m. hasta los páramos de las montañas. En este piso aún se puede hacer agricultura de alturas especialmente con productos como la papa, la oca, chochos, la quinua y otros alimentos de las alturas, pero demanda una profunda sabiduría de los comuneros sobre el comportamiento del clima en todas sus manifestaciones. De la misma forma exige que el campesino que vive en estas tierras de manera permanente tienen que estar alerta para saber el clima que se avecina para defender a su chakra de las temperaturas extremas como el granizo y la helada que de manera continua amenazan con acabar con los cultivos. El producto que rige el ciclo agrícola en este piso climático es la papa. 2. Chirilla allpa (suelo templado): las chakras están ubicadas aproximadamente entre los 2.500 m.s.n.m. hasta los 3.200 m.s.n.m. En este clima se pueden cultivar alimentos como maíz, fréjol, quinua, chocho, calabaza, papa, ocas, mashua, entre otros; la mayor parte de los pueblos indígenas de la Sierra ecuatoriana y en particular Otavalo están dentro de este tipo de clima y el producto de cultivo principal es el maíz. 3. Yanalla o turulla allpa (tierra negra, húmeda): es el piso climático ubicado entre las riberas de los ríos y lagunas de clima templado. Son suelos cenagosos. En la antigüedad en los bordes de la laguna de San Pablo y a lo largo del trayecto del río Hatun Yaku (río grande) que nace de la cascada de Peguche, donde están ubicada la comunidad de Fakcha Llakta, Obraje y los terrenos del ex Colegio Carlos Ubidia Albuja, se utilizaba la tecnología de los waru-waru29 , llamados también como los inka-wachu30 o también llamados como camellones en castellano. Esta tecnología aprovecha la abundancia de agua en el suelo mediante la elaboración de surcos gigantes cada tres metros aproximadamente para secar el suelo. Esta agua recogida en el fondo de los surcos sirve como receptor del calor del sol en el día y durante la noche libera este calor creando un microclima muy favorable para los cultivos previniendo de esta manera la destrucción de los cultivos con la presencia de heladas durante las noches. Al mismo tiempo dentro de estas aguas en el fondo de los surcos se pueden “sembrar” peces para complementar la alimentación. Estos peces se llaman preñadillas. Esta tecnología milenaria, en la actualidad, está en decadencia, pero hasta el momento no ha podido ser superada por ninguna otra tecnología en el mundo. Los productos principales de la chakra de este lugar siguen siendo el maíz, las verduras, las hortalizas, el frejol y las habas, entre otras especies. 4. Yunka o kunuk allpa (tierra seca o cálida): este piso climático de los valles cálidos y secos en Otavalo lo podemos identificar en los sectores de Selva Alegre y Motilón Chupa y propicia un clima caliente para ciertos cultivos como las chakras de caña de azúcar, la yuca, la chirimoya, la papaya. Analizando la expresión verbal de nuestros abuelos, con respecto a la chakra, se encuentra también el término chakrana, que vista desde la gramática kichwa, el morfema –NA- es terminación verbal (ar, er, ir), entonces -chakrana- significa sembrar, criar, cuidar, trabajar, alimentar, cosechar. Una simbiosis cíclica que está impregnado en la mentalidad andina, su interacción con las demás comunidades que son el hawa pacha, el uku pacha, el kay pacha y el chayshuk pacha. Entendida chakrana como acción Waru waru, término kichwa que significa “camellones de tierra” Inka wachu: surcos del Inca.
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de producir, cultivar, ser parte de la tierra, solemnizar constantemente a la chakra por las bondades que nos otorga, van Kessel (2000b), investigador de la cultura andina sostiene que: En la mitología andina, la tierra misma es divina y eterna paridora, la que crea todas las cosas pariendo, y estas “cosas” en realidad son seres vivos; las cría con cariño; todos son sus hijos. Todo en ella vive, respira, habla: piedras, ríos, cerros... El campesino trabaja con ella en su chacra, criando. Los animales, las plantas y los hombres nacen y se alimentan continuamente de ella. La Pachamama no trasciende el mundo, como en el caso del Creador bíblico. Ella es la omnipresente, en forma inmanente en el mundo. Su relación con las criaturas no es la de la simple propiedad, como en el caso del Hacedor frente a los objetos producidos por él, sino como la de una madre con sus hijos: una relación recíproca de diálogo afectivo. Al referirnos a la chakra como centro de toda la festividad agrícola andina, no solamente hablamos de una fiesta dedicada al sol por las cosechas obtenidas durante el año, sino es tomar conciencia de todo un complejo sistema de vida enmarcado dentro de la cultura, la cosmovisión y la chakrana -crianza de la vida- o tecnología andina de nuestros pueblos. En la actualidad se efectúan las ceremonias propias y cristianas, baños rituales de energetización y purificación corporal, espiritual, mental y emocional. En estos raymi31 , todavía se puede evidenciar los enfrentamientos entre comunidades rivales, la gastronomía auténtica, expresiones lingüísticas ancestrales, danzas guerreras de resistencia física. La participación de la mujer es activa y festiva, las interpretaciones musicales conducen al éxtasis colectivo. Estas connotaciones se pueden observar durante las festividades del Inti Raymi de los pueblos kichwa Otavalos. La mujer cumple en la actualidad un rol protagónico en el cuidado de la chakra en la mayoría de los caseríos kichwas de Otavalo. Ella es la que da vida, es la que prepara, siembra, cuida y cosecha la chakra. Los varones participan sólo en la preparación de los terrenos como es arar o surcar ya sea con la yunta de ganado vacuno o mediante las palas, aunque hoy también utilizan el tractor en terrenos o chakras grandes. Con los productos de la chakra se agradece a las divinidades, wakas y dioses, a los santos como San Juan, San Pedro y San Pablo, a la Virgen María con ofrendas llamadas wakcha karay32 , kamari33 , mediano34 . Estos pagos se realizan antes de la siembra, durante el florecimiento y en las cosechas. Se ofrenda en los sitios sagrados o en el centro de la chakra, sea al mediodía o a la media noche con cánticos, rezos y plegarias; ejercen estos ritos los Yachaks, los taitas rezadores o la mujer, la dueña de la chakra, si se sigue el proceso del ritual, y si se observa los movimientos astrales y lunares, siempre existe excelentes cosechas.
La cosmovisión de los kichwas Otavalo como fondo mitológico y tecnológico de la chakra andina La cosmovisión andina es el marco que define la percepción que el agricultor andino tiene de su medio natural y de su propia existencia. La cosmovisión andina es la matriz en que se han gestado las impresionantes culturas y tecnologías del pasado, y el paradigma que nos legó el “desarrollo-con-idenRaymi: fiesta, festival, festejo Wakcha karay: ofrenda, tributo, pago en productos de la tierra; productos crudos o cocinados; lo principal o la presa más importante se deposita en la tierra haciendo un hoyo, y el resto se
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comparte como comida comunitaria. Kamari: vocablo kichwa que significa ofrenda o pago. 34 Mediano: potaje exclusivo consistente en kuy, papas, gallinas cocinadas que se ofrenda en la chakra o en los lugares sagrados en agradecimiento a la Pachamama o las wakas de la espiritualidad ancestral kichwa andina de Otavalo. 33
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tidad”. Sin embargo, términos como: cosmovisión, tecnología, tecnología empírica, capital, producción, producto, recursos naturales, meteorología, indicadores, y una lista mucho más larga, implican una percepción y valoración occidental de tales realidades, llámese una concepción científica, concreta, real, material, positiva de la realidad referida. Lo mismo vale decir para términos mucho más cotidianos en el marco de la cosmovisión andina, como trabajo, herramienta, casa, cuerpo, salud, vida, dios, alma. No podemos expresar adecuadamente con los términos del ambiente académico o del ambiente de nuestra vida cotidiana lo que es la percepción, la valoración y vivencia del andino al respecto. La única solución perfecta sería expresarnos en el idioma nativo. Desde la cosmovisión andina, la chakra es una figura natural y representa un concepto amplio e inclusivo. Reúne todo: trabajo y culto, vida social y económica, ética, vivencia y convivencia cósmica. La crianza mutua entre humanos se realiza en la chakra y en ella también se concentra la crianza entre comunidades. De igual manera, hemos mencionado anteriormente que “todo cuanto existe en el mundo andino es vivo. No sólo los hombres, los animales y las plantas sino también las piedras, los ríos, los cerros y todo lo demás. En el mundo andino no existe algo inerte. Todos comen, todos duermen, todos danzan, todos cantan: todos viven en plenitud”, Grillo Fernández (1991, p.37). Desde nuestra cosmovisión ancestral, para el andino, la convivencia entre humanos y los elementos de la naturaleza es fundamentalmente distinta, no se considera dueño, ni “rey de la creación”, sino más bien hermano de los otros seres, se comparte básicamente la misma vida universal proviniendo de la misma Madre Tierra. Para el andino la pareja es, lógica y ontológicamente, anterior a sus dos componentes; éstos no tienen ningún sentido por sí solos. El soltero y la soltera son seres incompletos hasta que al casarse “se hacen gente”, en kichwa: runa ayllu. Esta convivencia no es de pura paz y armonía, porque los cerros, las aguas, los fenómenos climáticos, todos los Waka y todos los componentes de la chakra, tienen su carácter y su genio, sus caprichos, sus apetitos y sus sensibilidades que hay que respetar. Su actuar no es siempre previsible. Del mismo modo sucede en la vida social de la comunidad humana. La chakra es una forma de crianza (Grillo Fernández, 1991). En la chakra andina no sólo se cría a las plantas y a los animales considerando como condiciones ya dadas al suelo, al agua y al clima, sino en la chakra también se cría al suelo, al agua y al clima. Se trata pues de una crianza en un mundo vivo. En la chakra se concentra la actividad económica y social de los humanos, pero es más, es el lugar de la crianza cósmica. En ella convergen también los diálogos y las reciprocidades de las cuatro comunidades antes referidas. La chakra es crianza de la naturaleza, del paisaje y del clima. Grillo Fernández (1991) lo describe con gran certeza y sensibilidad al mencionar que la crianza del microclima se realiza desde el mismo momento de la labranza del suelo, que permite retener el agua de la lluvia o de riego porque el suelo labrado actúa como una esponja que evita el rápido escurrimiento del agua y de esta manera se modifica el microclima original. También se interviene modificando el microclima cuando en la chakra se construyen cercos de piedra, de tapial o de champa que protegen contra el viento y el frío. Asimismo, la nivelación del terreno, la fertilización con abundante guano, la asociación y rotación de cultivos contribuyen a criar un microclima adecuado. Pero hay otras formas de criar clima, no sólo específicamente a nivel de la chakra, sino también a nivel del paisaje en que ella vive. Se trata, por ejemplo, del riego y del drenaje. El riego permite que el agua de los ríos se acerque a dialogar y reciprocar con las chakras, mientras que el drenaje extrae de las chakras el exceso de agua y lo devuelve al río. Estas obras modifican el ambiente, cuando lo “crían”. 49
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Otra forma de criar la chakra es mediante la aplicación de conocimientos y saberes de una tecnología benévola con el ambiente y la comunidad circundante: antes, durante y después de las siembras y cosechas. Los denominados abonos orgánicos son usados por comuneros kichwas de Otavalo en sus chakras para que fertilicen con el calor del sol y de las lluvias, luego con el arado o el azadón suavizarán los terrenos de las chakras y momentos antes de la siembra, generalmente la mujer o los más ancianos realizan un rito similar a las rogativas con ofrendas o pago a la tierra. En la mitad de la huerta se acostumbra a realizar este ritual hablando, cantando o en silencio contemplativo, luego de este rito empieza la siembra de los productos de la chakra. En las chakras no se cultiva un solo producto, sino que se siembra en par, maíz con fréjol o maíz con habas, en la mitad de las chakras se siembra las pepas de calabazas o zapallo, en los bordes de los terrenos de las chakras se siembran chochos o quinua. Esta forma de siembra es una tecnología muy avanzada que la practicaban nuestros ancestros, por ejemplo, decían que el maíz se “lleva bien” con el frejol o las habas, sembraban 4 granos de maíz de siembra que son generalmente gruesas con dos granos de frejol o habas, les ayudan a sostener las raíces del maizal. En cambio, se agrega las calabazas por cuanto mantiene la humedad de los suelos y ahuyentan a los insectos, porque las flores de las calabazas actúan como auténticas plantas carnívoras de los pequeños parásitos o insectos dañinos. En los bordes de las chakras se siembran porciones de semillas de quinua o chochos, los abuelos decían que estos dos productos ayudan a proteger a las chakras de las heladas, de las malezas o hierbas malas y de las enfermedades de las gramíneas, además provee fertilizante natural y equilibrado durante el proceso de crecimiento y maduración de la chakra. Antes de las siembras también se realiza la quema de la chamarasca con las basuras que existían en las chakras. Algunas familias hasta ahora acostumbran sahumar la chakra antes de las siembras para alejar las malas energías o los malos espíritus que siempre acostumbran penetrar y dañar la chakra, cuyas manifestaciones se puede observar en unos siete días. Si se analiza detenidamente, todas estas manifestaciones rituales son una forma de tecnología ancestral que ayuda a mantener en equilibrio la producción de las chakras. Estas ceremonias se realizan con solemnidad exclusiva, inclusive sacando el calzado para “sentir” el agrado o furia de la madre tierra. Generalmente el ritual se realizaba en el trascurso del mediodía, más antes, se colocaba una vela encendida en la mitad de la chakra con todas las buenas intenciones, en bien de la crianza de la chakra. Otro de los conocimientos de tecnología ancestral de crianza de la chakra, antes y una semana después de la siembra, es colocar el guano o abono de los cuyes, gallinas cerca de la raíz de las plantitas que empiezan a brotar para que no se las coman las aves de los bosques. De igual manera se añade la ceniza de las tulpas o fogones, así, de esta manera, se está garantizando el cuidado y protección mutua entre las comunidades circundantes a la chakra. Durante el crecimiento de las chakras de maíz, papas, fréjoles, habas, quinua o chochos o también de legumbres, hortalizas, siempre se debe limpiar las malezas, sahumar, o realizar fogatas en la parte central o a los bordes de las sementeras con el fin de alejar a los espíritus como el de las heladas, “lanchas”, o las plagas malignas. Aunque no se los aborrece, pero se conversa con estos entes; como las aves, zorrillos, ratas y perros para que no destruyan la chakra, se les pide de buena manera. Estos lenguajes, si los entienden los animales circundantes de la chakra, cambian de lugar a otra chakra y quienes ejercían el ritual tienen garantizadas unas buenas cosechas. En el transcurso de la época primaveral o del florecimiento del maíz, con más especies en las chakras, se procede a realizar las podas o cortes de los maizales, la aplicación de esta tecnología ayuda para que engrose las mazorcas o las hojas o tallos de las demás plantas de la chakra. Lógicamente para aplicar dicha práctica se debe observar la fase lunar o pertinente, porque todo influye en la naturaleza; 50
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al respecto no es recomendable en las lunas llenas, nuevas o menguantes. Se deben aplicar las podas en cuarto creciente y eso ayuda a mantener con más vitalidad a los productos de la chakra. Finalmente, para las cosechas de los productos de la chakra, antes de la recolección se realiza el pago consistente en un “mediano” que, mediante conversación con la comunidad divina y los espíritus ancestrales se agradece y empieza la actividad pertinente
Cosmovisión del manejo de la chakra según el calendario agrícola de los pueblos kichwa Otavalo en relación al ciclo vital Los solsticios y equinoccios tienen mucho que ver con la vida cotidiana, allí hablamos de género y energías. Por ejemplo, existen meses exclusivos para cada manifestación holística humana, así la sacralidad es en el mes de marzo, la fuerza en el mes de junio, la salud en septiembre y la sabiduría en diciembre (Tabla 1). Tabla 1.
Relación entre el ciclo agrícola y el ciclo vital humano (Tomado de Cachimuel, 2017)
CICLO DEL MAÍZ (CHAKRA) Preparación de la tierra en la chakra– Kuya Raymi (septiembre, festividad femenina) Siembra de granos en la chakra – Celebración de los Pendoneros. Deshierbe y cuidados de la planta en las chakras – Kapak Raymi- (diciembre. festividad femenina) Aporque de la chakra. La floración de las chakras de maíz – Pawkar Raymi. (Febrero) Recolección de las flores de maíz. (Marzo, Festividad masculina) Primeros granos de la chakra – elaboración de la fanesca- Semana Santa. Pukuy killa (mes maduración) Maduración y elaboración de la chuchuka (maíz como alimento ritual). Cosecha – Inti Raymi. (Junio, festividad masculina) Rogativas para el agua. Descanso de la tierra o chakra (agosto)
CICLO HUMANO Vínculo familiar- Matrimonio. Sirichi – Unión sexual de los padres. Fecundación. La crianza ceremonial de los niños y niñas. Desarrollo o crecimiento individual, con la familia, con la comunidad y con el entorno Iniciación integral (educativo, social, económico, cultural, espiritual.) Formación sexual del niño y niña mediante el rito rutuchiku, warachiku (cambio…) Inicio del ciclo de la adolescenciaConciencia dual- enamoramiento. Vínculo familiar - Matrimonio Familia- comunidad Muerte y trascendencia
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Cosmovisión del manejo de la chakra según el calendario astronómico de los pueblos kichwa andinos de Otavalo Ferrero (1975, p. 20) dice que las culturas andinas y centroamericanas demostraron ser más avanzadas en su época en el estudio del cielo y su influencia sobre la Tierra. Hace cuatro mil años, los chinos podían ya pronosticar con exactitud los eclipses de sol y habían fijado en el cielo la posición de algunas estrellas y constelaciones. Al igual que las demás culturas solares amerindias, nuestros antepasados los pueblos del chinchaysuyu (norte) como los Imbayas y después los Karankis y Kayankis, experimentaban idénticos afanes astronómicos. Un ejemplo está en Puntiachill, lugar donde está sintetizada la sabiduría sobre la astronomía. Nuestros Amuntas35 (astrónomos) descubrieron como medir el tiempo y encontraron, el centro de la Tierra, que fue confirmado científicamente después de miles de años más tarde. Este conocimiento fue posible al observar cómo se desliza la sombra de su estaca prendida en el suelo. Primera observación, la sombra gira por la derecha. Segunda observación, la sombra gira por la izquierda. Tercera observación, sólo dos días en el año la sombra no se tuerce para ningún lado (Figura 3).
Figura 3. Astronomía andina: solsticios y equinoccios.
Fuente: Cachimuel (2015)
Amunta: vocablo kichwa-aymará, se refiere a la persona dedicada a la práctica de los conocimientos astronómicos.
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El calendario solar, además de estar representado en el templo de Kurikancha36 , es factible realizar observaciones astronómicas en la piedra llamada Intiwatana37 , en el Cusco. También en algunos centros ceremoniales del Ecuador como Catequilla38 , mitad del mundo (Quito) o de Puntachill39 Cayambe, se puede visualizar estos fenómenos astronómicos. El calendario solar, además de dividir el tiempo en días, meses y años, señalaba los momentos en que cada región debían conmemorar o festejar sus ritos agrícolas y astronómicos, marcaban el inicio o el fin de una época. Nuestros ancestros siempre se regían por los astros para cualquier actividad de su vida cotidiana y así vivían en armonía e interacción Ser Humano, Naturaleza y Cosmos. El año solar estaba dividido en dos solsticios (Inti ñan40) y en dos equinoccios (Kuri ñan41). El Sol divide al año en cuatro tiempos en Los Andes, lo cual era motivo de grandes celebraciones: Pawkar Raymi42 ; Inti Raymi43 , Kuya Raymi44 y Kapak Raymi45 ; el tiempo solar es complementado por el tiempo lunar. En lo referente al calendario lunar, este indica los períodos de siembra de los diversos productos agrícolas en las chakras de los hermanos indígenas de Otavalo. La agricultura indígena sigue estando fundamentada en las fases lunares, al igual que en algunas regiones del mundo en la actualidad. Así como la luna divide en cuatro el mes lunar, la posición el sol en el cielo divide el año en cuatro estaciones, en los 2 solsticios y los 2 equinoccios. Los movimientos astrales influyen positiva o negativamente en la chakra como en la salud humana. El año lunar andino estaba dividido en 13 meses de 28 días, más un día aproximadamente. Cada mes, de la misma forma, estaba dividido en cuatro fases lunares que influencian la vida sobre la tierra. En nuestras comunidades existen evidencias de que los eclipses de la luna (killa rupay46) y del sol (Inti rupay47) eran importantes y temidos, pues eran indicadores de grandes cambios sobre la tierra, por lo que durante los eclipses silbamos y gritamos y ponemos lavacaras de agua en el patio central de la casa para enfriar a la luna o al sol que se está quemando y así retornar al equilibrio. Desde esta visión astronómica y fundamentada cosmogónicamente en que todo ser vivo, incluido la Pachamama, tiene sus ciclos, los astros tienen influencia en la vida de todos los seres vivos. En particular, la luna en la chakra o agricultura se tiene en cuenta para la siembra y la cosecha, y en la vida de las mujeres en su ciclo menstrual y su fertilidad. La luna, en la cosmovisión andina, es una mamá que nos da ciertas señales para nuestra vida y nuestras decisiones personales. Cuando sale la Mamá Luna tienes que ofrendarle, conectarte con ella y pedirle permiso y lo que quieras: que ayude en el crecimiento o cosecha de la chakra; si estás enfermo le pides que te sane y te trae sanación, ella otorgará las bondades para ti, la familia y la comunidad.
Kurikancha: término kichwa que significa “cancha de oro” o pario, lugar cubierto de oro. Intiwatava: vocablo kichwa que significa “amarrar al sol” 38 Catequilla, término kichwa que significa camino de la luna, guía lunar, astral. 39 Puntachill, significa: Dios ancestral, iluminación. 40 Inti Ñan: camino del sol o solsticio 41 Kuri ñan: camino de oro o equinoccio. 42 Pawkar Raymi: festividad del florecimiento de la chakra. 43 Inti Raymi: festividad del sol, época de cosechas de la chakra. 44 Kuya Raymi: festividad de las reinas; de la mujer y época de siembras de la chakra. 45 Kapak Raymi: festividad de la sabiduría; época de deshierbe de la chakra. 46 Killa rupay: vocablo kichwa, Eclipse lunar o la luna que se quema. 47 Inti rupay: significa eclipse solar, o el sol se quema. 36 37
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Las fases lunares como hemos dicho son muy importantes para la agricultura (chacra), y la cría de animales domésticos, ya que muchas veces el éxito de las siembras, cosechas y fertilidad de animales, depende de ellas, así como el tratamiento y sanación de algunas enfermedades que nos afectan como seres humanos. La luna, según su posición, anunciaba la lluvia fertilizante, o la sequía. Las fases lunares también eran consideradas para la elaboración de obras que requerían el empleo de madera (techados de casa) para evitar el apolillamiento. Las fases lunares constituyen todo un saber para la realización de distintas actividades agrícolas en la chakra, o en tareas de la ganadería y en aplicaciones medicinales, tales como: • En cuarto menguante: vivimos un tiempo de recogimiento, de replegarnos y pensar en nosotros y de interiorizar para fortalecernos. Las cosas y personas son más vulnerables, por eso a veces uno se siente enfermo y triste, y no es una buena época para curar a las personas, es mejor esperar. Es época para alimentarnos mejor o para hacernos purgas, ayunos o limpiezas. • En luna llena: es tiempo de abundancia, buenas decisiones, emprender un negocio, tomar una decisión, engendrar un hijo. El momento para hacer ofrenda a la tierra en las chakras. Está comprobado que la mejor luna de miel se da en esta época, por eso también existe un mayor número de partos que coinciden con este mismo periodo lunar. Cuando nuestra semilla germina y da el fruto, es el resultado de nuestro esmero y dedicación. • En luna nueva: la luna queda vacía, nadie ofrece nada, ni a la Tierra. Es la fase donde todo se limpia, lo que equivale a la purga en la medicina. Anuncia el inicio de un nuevo ciclo y la energía emergerá renovada. En los ciclos de la mujer, está asociada a la ovulación. El tiempo donde proyectamos nuestros deseos más profundos y lo que queremos es dar vida. • En cuarto creciente: son momentos de decisiones en la relación entre el ser humano, la luna y la tierra en la chakra para el andino. Es la luna que conduce, proyecta, admite, construye, absorbe, inhala, almacena energía, acumula fuerza, invita al cuidado y al restablecimiento. Un momento para emprender nuevos proyectos, actividad y fecundación. En las chakras de los kichwa Otavalos, es el mejor momento entre las transiciones de las fases lunares (Figura 4) para cosechar plantas medicinales como: • Raíces y tubérculos: principalmente durante las horas al final del día, de preferencia en la noche, entre luna menguante y luna nueva. • Hojas: de preferencia antes del mediodía, cuando el rocío se haya evaporado. Se deben cosechar las hojas más nuevas o tiernas, entre la creciente y la luna llena. • Flores: mientras brille el sol, se debe aprovechar el máximo de apertura de ellas. Evitar la cosecha de flores marchitadas en la luna creciente y la luna llena. • Semillas y frutos: se pueden cosechar durante todo el día, ya que no son tan sensibles como las otras partes de la planta en luna menguante hacia la luna nueva y para el consumo inmediato después de la cosecha se recomienda hacerlo entre la luna creciente y luna llena. • Tallos de plantas o corteza de árboles medicinales: la mejor fase lunar para cosechar los tallos de las plantas o la corteza de los árboles con fines medicinales es el periodo comprendido entre la luna nueva y creciente.
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Figura 4. Las cuatro fases de la luna que influyen en la chakra y la salud humana La influencia de la luna en los seres vivos es permanente. La luna tiene poder sobre los líquidos de cada ser vivo y tiene influencia directa en el desarrollo del ser humano. Ancestralmente se utilizaron adecuadamente las fases lunares para realizar las diversas actividades y cosas que el ser humano desarrolla diariamente; los astros emanan fuerzas magnéticas, que son atraídas por los colores de los vestidos que utilizamos, y al recibir esa energía, nuestro organismo sufre un cambio que se puede observar y que científicamente son conocidos como humores. Está demostrado científicamente que las distintas fases de la luna influyen sobre las mareas, la savia de las plantas, la migración de las aves e incluso influye en la rotación del planeta Tierra. El poder de atracción que ejerce sobre el agua ayuda a entender que afecte de igual manera a cualquier ser vivo (Tabla 2). El cuerpo humano está compuesto por un 70% de agua y esto nos lleva a pensar ¿cómo afecta la luna a la salud y el comportamiento del ser humano? Estudios realizados en la Universidad Nacional Autónoma de México, sostienen que “las fases de la luna tradicionalmente se han relacionado con la locura humana. La palabra lunático significa demente, y se deriva de la raíz latina luna”. Algunas personas afirman que el ciclo lunar también afecta los índices de nacimiento, fertilidad, ciclos menstruales, recuperación de cáncer, ataques, operaciones quirúrgicas, y regresos de apoplejías. También se ha propuesto que el ciclo menstrual de 28 días mantiene relación con las fases de la luna, por tanto, con la ovulación, la fertilidad, los índices de nacimiento y el género de los bebés. Según investigaciones llevadas a cabo en Gran Bretaña, el número de pacientes que busca sus médicos, se triplica durante los seis días después de la luna llena, de manera que el número de pacientes durante dicho periodo aumenta en más del 3%. En clínicas médicas se pudo ver que los enfermeros y médicos están agotados e inquietos, debido al aumento en el número de pacientes. Algunas teorías sugieren que se debe a la relación entre los campos magnéticos y la fuerza de la gravedad (Tabla 2).
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Tabla 2. Influencia lunar en las actividades agrícolas y cotidianas de los pueblos kichwa Otavalo LUNA OSCURA, NUEVA/ YANA KILLA • Etapa de germinación, comienzo, inicio; representa el emerger. • Se aconseja eliminar las malas hierbas, se quitan las hojas marchitas, y no se riegan las plantas de interior. • Es también una fase óptima para la siembra de césped. • Sembramos para sacar semillas. • Es muy bueno para que las gallinas empollen los huevos. • Todo se limpia o los animales se purgan. • Es la mejor época de corte de madera para construcción. • Gracias a la oscuridad de las noches es bueno salir de pesca. • Elaboración de abono natural. • Elaboración de insecticida natural para fumigar las plantas. • Control de plagas. • Poda de plantas. • Preparación del suelo. • Abono del suelo. • Deshierbes. • Abonar y arar el suelo. • Desparasitación de animales. • Limpieza o cambio de sitio de los corrales. • Desparasitación humana. LUNA LLENA / PURA KILLA • Baños rituales • Bendiciones • Ceremonias • Sanaciones • Terapias • Tratamientos • Etapa de maduración, culminación y recolección • Ataques epilépticos • Incremento de las hemorragias • Los animales que se reproducen tendrán muchas crías. • Todo crece mejor y resistente a los daños, por eso sembramos en este mes para obtener luego buena cosecha y los frutos crezcan más grandes.
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CUARTO CRECIENTE/ WIÑAK KILLA • Siembra y cosecha de hortalizas. • Cultivos a largo plazo. • Cosecha de tubérculos. • Cosecha de frutas; Injertos. • Trasplante de plantas; Resiembras. Trasquilado de ovejas y llamas. • Destete de animales. • Cortes de cabello. • Catalepsia (muerte aparente), suspensión vital. • En esta época se recomiendan actividades que fortalezcan el organismo y lo revitalicen. • Es conveniente para realizar enlaces, matrimonios, asociaciones y contratos de toda índole. • También en esta fase, el corte de cabello hará que crezca de forma acelerada pero débil. • No se deben podar árboles frutales. • Es el momento de comenzar a cambiar la alimentación, a realizar rutinas de ejercicios, comenzar una danza, un deporte o realizar alguna disciplina relajante (yoga, reiki, tai chi). • Es el momento para iniciar los verdaderos cambios. • Los elementos como el agua, tierra, aire y fuego son los que marcan las pautas más importantes en la salud. CUARTO MENGUANTE/ WAÑUK KILLA • Las dietas son más efectivas porque en esta fase lunar el organismo se desintoxica con facilidad. • Condiciones son las más adecuadas para llevar a cabo intervenciones quirúrgicas. • Son momentos factibles para Cosechas de granos. • Tumbar árboles. • Almacenamiento y conservación de alimentos. • Castrar animales y cirugías. • Se esquilan los corderos para engorde. • Se corta el pelo de animales para que crezca corto, pero fuerte. • Se castran animales para evitar hemorragias excesivas y tener una mejor cicatrización.
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• Se aplica el tratamiento de los parásitos en los animales. • Cuando la luna tiene un halo que la rodea, significa que va a llover. • Se puede talar maderas para construcción. • Cosecha de frutas frescas con finalidades medicinales
• La madera se corta para construcción para que sea más resistentes al deterioro. • Podas y limpiezas de los árboles enfermos. • Aplicación de abonos orgánicos. • Cuando la fecundación se logra en luna menguante predomina el sexo femenino en las crías.
Nuestros padres y abuelos desde su chakra, desde sus telares, desde sus emprendimientos todavía guardan profundo respeto a la memoria de los ancestros. Mediante los mitos sugieren que debemos hacerlos hitos para lograr la supervivencia como cultura andina milenaria, nos dan orientaciones de cómo enfrentar al sistema devorador, extractivista y contaminador. Para el efecto nos comparten sus fuerzas energéticas que las adquieren en las montañas, lagos, piedras, wakas (lugares sagrados) tomando en cuenta que solo la unidad y la espiritualidad nos ayudará a mantenernos ligados a nuestra madre tierra y comunidad. La física cuántica en la actualidad trata de interpretar algunas de las manifestaciones místicas de los Yachaks. Los científicos como Emoto Masaru, James Lovelock y Leonardo Boff han manifestado abiertamente que la tierra, el agua y los componentes básicos de la chakra, de la Pachamama, tienen vida y son organismos vivos, y que en ellas debemos buscar la conexión mediante la música o la palabra que tiene poder. Este legado milenario lo debemos continuar desarrollando en nuestras chakras, puesto que vivimos en un tiempo signado por el cambio, y por ende los referentes ideológicos del mundo cambian con rapidez. Vivimos bajo presión constante del modelo dominante, hoy el reto es conocer y utilizar las estrategias, todo lo positivo del paradigma dominante, pero para el servicio a la comunidad, pues si nos apartamos de nuestra visión cósmica del mundo, lamentablemente viviremos en un mundo mecánico y deshumanizado, del cual proviene una sensación de incertidumbre y desaliento. Para nosotros los andinos, la madre naturaleza es la escuela de la vida, la gran Universidad, tal como decía Mons. Leonidas Proaño48 y hoy se requiere que conozcamos los principios y leyes de la naturaleza, ya que es muy importante para dar paso al reencuentro de la ciencia ancestral de Los Andes. Estamos conscientes que hemos comenzado el camino de restauración de la ciencia y tecnología andina en todos los campos del saber humano, en particular en lo referente a la chakra y a la salud, estamos conscientes que el proceso de reelaboración de nuestros saberes no lo podemos hacer al margen de las innovaciones técnicas de occidente. Conocer la incidencia de la chakra andina, será una alternativa para mantener viva nuestra identidad, cosmovisión y organización para legar a nuestros hijos un mundo en armonía y que seamos un aporte en la siembra de las semillas que germinen en una tierra fecunda y viva.
Mons. Leónidas Eduardo Proaño Villalba (San Antonio de Ibarra, Imbabura, 1910 - Quito, 1988), sacerdote y teólogo ecuatoriano, obispo de Riobamba (1954-1985), candidato al premio Nobel de la paz y considerado uno de los representantes más destacados en Ecuador de la teología de la liberación. 48
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Referencias Abufom, A. (2003). Un encuentro con el chamanismo incaico. Revista Uno Mismo 158. Cachiguango, L. y Pontón, J. (2010). Yaku-Mama: La crianza del agua y la música ritual del Hatun Puncha Inti Raymi en Kotama, Otavalo. Ministerio de Cultura del Ecuador. Cachiguango (2011). Cosmovivencia del agua. Conversatorio presentada en el Colegio Intercultural Bilingüe José Pedro Maldonado, Tocagón, San Rafael de la Laguna, Otavalo. Cachimuel, A (Comp). (2010). Cosmovisión andina. Otavalo, Quito, Zamora, Latacunga. Cachimuel, A, (Coord.). (2015), Calendario ritual-agro-astronómico andino, Ensayo, UPS. Cachimuel, A. (2017). Conferencias presentado en el Centro de Sabiduría Ancestral Achillsami, Otavalo-Imbabura, Ecuador. Choquehuanca, G. (2013). Cosmovisión indígena. Primer jakisiwi binacional Perú-Bolivia “cosmovisión andina y la modernidad”. Puno, Perú. Churata, G. (1957). El pez de oro. La Paz: Rolando Diez de Medina. Estermann, J. (1998). Filosofía andina: Estudio intercultural de la sabiduría autóctona andina. Quito: Ediciones Abya–Yala Ferrero, L. (1975). Costa Rica precolombina. Editorial Costa Rica, San José. Grillo Fernández, E. (1991). El lenguaje de las culturas andinas y occidental moderna. En Francois Greslou (Ed.). Cultura andina agrocéntrica. Lima, Edic. Pratec Levi-Strauss, C. (1986). Anthropology confronts the problems of the modern world. Cambridge University, Londres, Inglaterra. Milla Villena, C. (2004). Ayni: semiótica andina de los espacios sagrados. Amaru Wayra Muslaco Castillo, I.M. (2013). Implementación de huerta de plantas medicinales para el fortalecimiento del pensamiento cosmogónico desde de la perspectiva de la pedagogía de madre tierra, en la comunidad indígena Senu de Bocas de Palmita, municipio de Necocli Antioquia. Universidad de Antoquia, Medellín. Rodríguez-Gómez, D. y Valldeoriola, J. (1996). Metodología de la investigación. Barcelona: UOC Van Kessel. (2000a). Señas y señaleros de madre tierra. Iquique, Chile: Ed. Abya-Yala. Van Kessel. (2000b). Manos sabias para criar la vida. Iquique Chile: Ed. Abya-Yala.
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II PARTE
ESPACIOS DIVERSOS
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LA CHACRA: UN ESPACIO PARA CONOCER Y CONSERVAR LA AGROBIODIVERSIDAD (CHAKRA: A SPACE TO KNOW AND TO CONSERVE AGROBIODIVERSITY) Doris Chalampuente Flores Universidad Técnica del Norte FICAYA – Carrera de Ingeniería en Agropecuaria Ibarra, Ecuador
Resumen La región andina es cuna de una gran agrobiodiversidad, la misma que por cientos de años se ha adaptado y adquirido un sinnúmero de características propias de cada región. Mucha de esta riqueza se encuentra conservada en las chacras o huertas familiares y es usada principalmente para la alimentación familiar, el conocimiento ancestral generado del uso y manejo de las variedades es transmitido de generación en generación. Palabras clave: seguridad alimentaria, diversidad agrícola, saberes locales
Abstract The Andean region is the space where a lot of agrobiodiversity are development, the same ones that for hundreds of years have adapted and acquired countless characteristics of each region; much of this wealth is conserved at the level of the “chacras” or family farm, is used mainly for family feeding, in addition the ancestral knowledge on the use and management of the varieties has been transmitted from generation to generation, thus promoting food security and food sovereingnty of the people. Key Word: food segurity, agricultural diversity, local knowledge
Tantachikyuyay Andes allpasuyukunaka may sami allpapukuykunatami charin, paykunaka ashtaka watakunapimi chayshina kikin samiyuk allpakunaman tikrashka. Ashtaka may sumaktami allpa chakrakunapi, ayllu tarpuykunapimi alli mikuykunata ayllukuna charichun wakaychishpa llankaykunaka katinkuna, ñawpa sapi yachay ruraykunaka kunankamanmi wawan wawankunaman willachishpa riksichishpapash katinakun. Mutsurik shimikuna: mikuykamak awkikay, sami tarpuykuna, llakta sapiyachaykuna
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Introducción La región andina comprendida por siete países, y con más de 2 millones de hectáreas con terrenos sobre los 1500 msnm, se caracteriza por ser un centro megadiverso, además de ser cuna de domesticación de numerosas especies alimenticias como papa (Solanum tuberosum), oca (Oxalis tuberosa), melloco (Ullucus tuberosa), mashua (Tropaeolum tuberosum), zanahoria blanca (Arracacia xanthorriza), achira (Canna edulis), chocho (Lupinus mutabilis), entre otras (Tapia, 1994). Muchos de estos recursos fitogenéticos representan la base biológica de la seguridad alimentaria y, de forma directa o indirecta, permiten sostener los medios de subsistencia de todos los habitantes de la Tierra. Estos recursos constituyen una diversidad de semillas y materiales para la siembra de variedades tradicionales y de cultivares modernos, variedades silvestres afines a los cultivados y otras especies de plantas silvestres, que son empleadas para alimentación humana animal, para fibras, vestimenta, vivienda y energía (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación FAO, 2017a).
La biodiversidad y su conservación Según datos de la FAO, en las últimas décadas, en América Latina y el Caribe la reducción del hambre y pobreza rural ha tenido un importante progreso, sin embargo, casi la mitad de la población rural sigue siendo pobre y un tercio vive en pobreza extrema y una gran parte de esta población mantiene a la agricultura como principal medio de vida, siendo la mano de obra familiar la base de esta actividad (FAO, 2017b).
¿Qué es biodiversidad? Por diversidad biológica o biodiversidad se considera el número de especies y su frecuencia en un área determinada (Martínez, 1992). Por su parte, el Convenio de Diversidad Biológica (CBD) define a la biodiversidad como la variedad de vida en todas sus formas, niveles y combinaciones, incluyendo la diversidad de ecosistemas, especies y diversidad genética. Además es base de la agricultura y su mantenimiento es esencial para la producción de alimentos y otros productos agrícolas y los beneficios que estos proveen para la humanidad. La biodiversidad abarca todas las especies de plantas, animales, microorganismos presentes en un ecosistema, donde cada una de ellas cumple su función (CDB, 2008; CBD, 2017). La biodiversidad es esencial para la existencia de la humanidad y usada de un modo sostenible es una fuente ilimitada de recursos y servicios muy variados. La conservación de la biodiversidad está estrechamente ligada a la salud y el bienestar de las personas y constituye una de las bases del desarrollo social, económico y ambiental, además que el mantenimiento y la restauración de los ecosistemas son igualmente relevantes en la lucha contra el cambio climático (Figura 1).
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Figura 1. Beneficios de la conservación de la biodiversidad
Agrobiodiversidad De las 27.000 especies de plantas superiores, alrededor de 7.000 se utilizan en la agricultura (CBD, 2008) La agricultura es una de las actividades económicas, sociales y ambientales más esenciales para el ser humano, provee de los bienes naturales en forma de alimento, contribuye al paisajismo y si es manejado de forma adecuada aporta ventajas al ambiente como es la conservación del suelo y la preservación de la biodiversidad. La agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo. La FAO y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalaron que la agricultura familiar representa más del 80% de las explotaciones agrícolas en el continente latinoamericano, provee entre un 27 y 67% del total de producción de cada país, y genera hasta un 77% de puestos de trabajo en el sector agrícola, además promueve la conservación de la agrobiodiversidad. A nivel de Ecuador, existe una elevada participación de la agricultura familiar en el área productiva. De 842.882 Unidades Productivas Agrarias, el 88% (739.952) están vinculadas en esta actividad, de las cuales la gran mayoría pertenece a un tipo de agricultura de subsistencia (62%) (FAO y BID, 2007). Para la FAO (2007), la agrobiodiversidad es la diversidad biológica doméstica y silvestre de relevancia para la alimentación y la agricultura, está constituida por: 1) los recursos genéticos vegetales, animales y microbianos; 2) los organismos que realizan funciones clave en el agroecosistema, en la estructura y procesos, tales como la regulación de plagas y enfermedades, el ciclo de polinización y flujo nutrientes; y 3) las interacciones entre factores abióticos, como los paisajes físicos en los que se desarrolla la agricultura, las dimensiones socioeconómicas y culturales, como el conocimiento local y tradicional.
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Desde que inició la agricultura, hace más de 12.000 años, se han recogido, desarrollado, manejado y usado como alimentos alrededor de 7.000 especies de plantas, dentro de las cuales 15 especies vegetales proveen el 90% de la energía y proteína, destacándose así el maíz, trigo y arroz los cultivos de mayor consumo a nivel mundial (CDB, 2017). La siembra de cultivos diversificados o policultivos representa para los productores disponer de alimento permanentemente, en estos sistemas de producción se juega con prácticas de manejo, épocas de producción y cosechas diferentes, lo que permite suplir diversas necesidades como es el vestido, medicamento, materiales de construcción, forraje, dinero, entre otras, además el disponer de cultivos nativos y sus variedades tienen mayor relevancia por su significado cultural, siendo un elemento fundamental del patrimonio agrícola heredado de los abuelos (Paredes, Tapia, y Tacán, 2014).
La mujer y la agrobiodiversidad Las mujeres participan en la agricultura desde su infancia hasta la adultez. Ellas están más involucradas que los hombres en la economía del hogar, lo que se relaciona con el uso de una diversidad más amplia de especies para alimentación y/o medicina. En la agricultura de traspatio, o huertos familiares, las mujeres cumplen una función clave para la seguridad alimentaria de las familias, ya que producen granos, hortalizas y otros alimentos básicos para el consumo del hogar. Esto quiere decir que están involucradas en todas las etapas de la cadena de valor, desde la siembra hasta la cosecha, los procesos agroindustriales y la comercialización (Figura 2). En los hogares, las mejoras en la nutrición de la familia están vinculadas a las decisiones que ellas toman sobre el uso y la distribución de ingresos (Ballara y Damianovié, 2010).
Figura 2. Mujeres seleccionando cosecha de cebolla (Allium fistulosum) en la zona de Cayambe-Ecuador Según Tapia y De la Torre (citados en Martínez, 2012), en un análisis de género aplicado a diferentes ferias de semillas realizadas en Perú, concluyeron que las mujeres llevan un registro (banco de memoria) sobre las características, manejo y dinámica de las variedades y cultivos tradicionales, y muchas de ellas son las mejores conservadoras de esta riqueza en sus unidades productivas. A nivel de Ecuador, donde la participación de las mujeres en estos espacios de intercambio de semilla es alto. Por ejemplo, en el año 2002 se registró que el 60% de los participantes eran mujeres, y presentaban una 63
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alta diversidad en raíces y tubérculos andinos (Barrera, Tapia, y Monteros, 2004). De igual manera, en el Cantón Cotacachi, se evidenció que la participación de la mujer en estos espacios (ferias de semilla) es alta, así por ejemplo para el año 2007, fue cercano al 85%, donde exhibieron 55 variedades de cultivos entre granos y cereales andinos, y lo que destacó es que la mayoría de las semillas son de origen hereditario (Tapia y Carrera, 2011).
Seguridad alimentaria y soberanía alimentaria Para 2050, el mundo necesitará producir el doble de alimentos que lo generado en 2000, pero tendrá que hacerlo con la misma cantidad de tierra y con menos agua y otros insumos (FAO, 2009)
Seguridad alimentaria La alimentación es uno de los derechos fundamentales del ser humano (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art. 25; Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Art. 11) (FAO 2011; PESA, s/f). El concepto de seguridad alimentaria surgió después de la II Guerra Mundial, en el Marco de la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En los últimos años, se ha atribuido al tema de seguridad alimentaria mayor importancia, por lo que 22 países incluido Ecuador han consagrado este derecho dentro de su constitución, en este sentido los Estados tienen la obligación de respetar, proteger, promover, facilitar y materializar el derecho a la alimentación (FAO 2011). En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, 185 dirigentes de varios países reafirmaron la Declaratoria sobre la Seguridad Alimentaria Mundial, según la cual: “existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” (FAO 1996); tomando en cuenta esta definición la Seguridad Alimentaria está conformada por cuatro pilares (Figura 3) (FAO y PESA s.f):
Figura 3. Pilares de la seguridad alimentaria a) Disponibilidad de alimentos. Implica contar con cantidad suficiente de alimentos de calidad adecuada, suministrados a través de la producción, importaciones, almacenamiento y ayudas alimentarias. b) Acceso y control sobre los medios de producción (tierra, agua, insumos, tecnologías, conocimiento, entre otros) y a los alimentos disponibles en el mercado. c) Estabilidad de la población, hogar o persona en el acceso en todo momento a alimentos, sin riesgo 64
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de quedarse sin el mismo a consecuencias de crisis repentinas (económicas, climáticas, otras). d) El consumo y utilización biológica, que se refiere a las existencias alimentarias y su respuesta a las necesidades nutricionales, diversidad, cultura y preferencias alimentarias, además de aspectos relacionados a la inocuidad, condiciones higiénicas y distribución con equidad dentro del hogar.
Soberanía alimentaria El concepto de Soberanía alimentaria surge dentro de la concepción de los derechos a alimentarse, priorizando el acceso, disponibilidad, autosuficiencia, posibilidad de compra, calidad y la cantidad de alimentos que posibilitan la soberanía política de los pueblos (Arango y Zuluaga, 2007). En la declaración “Soberanía Alimentaria: un futuro sin hambre (1996)”, Vía Campesina (organización social) introdujo este concepto como “el derecho de los pueblos de definir sus propias políticas y estrategias para la producción, distribución y consumo sostenibles, respetando sus propias culturas y sistemas de gestión de recursos naturales y áreas rurales”. Para el 2001, en la Cumbre Mundial sobre Soberanía Alimentaria (La Habana, Cuba) se integraron nuevos componentes y se lo definió como “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental” (Loma-Osorio, 2007). Existen otras opciones para alcanzar la seguridad alimentaria, así se menciona a la autosuficiencia alimentaria y la autonomía alimentaria. La autosuficiencia alimentaria consiste en “satisfacer las necesidades alimentarias, en lo posible, con suministros internos y reduciendo al mínimo la dependencia del comercio”. La autonomía alimentaria, en cambio, tiene en cuenta las posibilidades del comercio internacional y consiste en mantener un cierto nivel de producción interna de alimentos y generar capacidades para importar de los mercados mundiales cuanto hace falta (FAO 2000).
Cambio climático y su efecto sobre la agricultura De acuerdo al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (siglas en inglés IPCC), el cambio climático ocasionará aumentos paulatinos en la temperatura promedio de la superficie de la tierra y de los océanos, modificaciones de los patrones de precipitación, cambios de intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos y un alza en el nivel medio del mar, a largo plazo podría afectar a la agricultura en diversas formas (Figura 4) (IPCC, 2007):
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Incremento de temperatura
• Mejores cosechas en entornos más fríos y reducción en ambientes cálidos • Estrés térmico • Incremento de plagas y enfermedades Aumento de la frecuencia de precipitación intensa
• Daños en cultivos • Erosión de los suelos • Tierras anegadas no aptas para cultivo Área afectada por el aumento de sequías
• Degradación de la tierra • Menor rendimiento o deterioro de cultivos • Aumento del riesto de incendios Elevación del nivel del mar
• Salinización del agua de irrigación de los estuarios y sistemas de agua dulce
Figura 4. Efectos del cambio climático en la agricultura
Adaptación de la agricultura al cambio climático A mayor variabilidad y diversidad en los cultivos, menor vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático. Cuando se habla de adaptación, se hace referencia a los ajustes en los sistemas naturales o humanos como respuesta a estímulos climáticos actuales o esperados o sus impactos, que reduce el daño causado y que potencia las oportunidades benéficas; por su parte, la capacidad de adaptación, implica ajustarse al cambio climático (incluida la variabilidad climática y los cambios extremos) a fin de moderar los daños potenciales, aprovechar las consecuencias positivas, o soportar las consecuencias negativas. Las opciones de adaptación al cambio climático son amplias, pero se hace necesario concientizar a la gente y trabajar desde varios aspectos, así por ejemplo se debería tomar en cuenta lo siguiente (Figura 5) (IPCC, 2007; Kohler y Sosa, 2010):
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Figura 5. Alternativas de adaptación ante el cambio climático
Usos directos e indirectos de la biodiversidad La conservación de la biodiversidad es más que una inversión para el futuro de la humanidad, además la constituye la condición máxima para promover la sostenibilidad de los ecosistemas; los valores asociados a la biodiversidad pueden clasificarse en éticos, estéticos, económicos directos e indirectos, todo ello conlleva a promover el bienestar de la humanidad (Figura 6) ( Rincón-Ruíz et al., 2014).
Valores éticos
• Derecho que tienen los seres vivos a existir.
Valores estéticos
• Belleza paisajística
Valor directo
• Fuente de medicinas • Fuente de alimentos • Reserva genética
Valor indirecto
• Fertilidad del suelo • Servicios ecosistémicos • Servicios de aprovisionamiento • Servicios de apoyo (ciclaje de nutrientes, formación del suelo, producción de materia prima • Servicios de regulación (clima, purificación de agua) • Servicios de aprovisionamiento (alimento, agua dulce, madera, combustible) • Servicios culturales (estéticos, espirituales, educativos)
Figura 6. Servicios ecosistémicos de la agrobiodiversidad
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Todos los procesos de renovación y regulación, reciclaje y almacenamiento de nutrientes, control del microclima, regulación del flujo y almacenamiento de agua y desintoxicación de químicos nocivos están mediados biológicamente, por lo que su persistencia depende del mantenimiento de la biodiversidad (Altieri, Nicholls, y Montalba, 2014). Sistemas Agrícolas Andinos El modelo agrícola dominante es una de las principales amenazas contra la biodiversidad debido al uso intensivo de agroquímicos y tecnologías que conducen a la pérdida de especies silvestres beneficiosas por su rol ecológico en los ecosistemas naturales y modificados (Sarandón y Flores, 2014). La zona andina es uno de los centros de origen y diversificación de especies alimenticias como granos, leguminosas, tubérculos, raíces y frutales. La zona constituye un depósito de material fitogenético de gran importancia para la alimentación, además una de las principales características de estos sistemas agrícolas es el conocimiento de los agricultores locales sobre el ambiente, las plantas y el suelo, la predicción del clima (basado en el comportamiento de los animales, la floración de ciertas especies, etc.), así como el rol familiar, cultural, social y política que poseen les ha permitido tener una extraordinaria capacidad de organización al servicio de la producción agropecuaria (Altieri y Nicholls 2000). Para Rengifo (1987), citado por Altieri y Nicholls (2000), para enfrentar las limitaciones biofísicas de las zonas andinas como topografía, suelos pobres, lluvias irregulares, entre otros aspectos, los agricultores han desarrollado varias alternativas de manejo así, por ejemplo:
• Intensificación de cosechas para promover la seguridad alimentaria. • Manipulación del sistema natural para cambiar procesos biológicos y edáficos (productividad a largo plazo) • Labranza de suelos en diferentes sistemas para reducir la degradación de suelo • Presencia de policultivos distribuidas en pequeñas parcelas en los distintos pisos ecológicos • Asociación y rotación de cultivos en una misma parcela es común, además se convierte en una estrategia para evitar riesgo dentro de la finca y/o proteger a otras especies.
En los Andes, el área de producción denominada “chacra” se refiere al espacio donde se siembran variedad de cultivos en diversos sistemas de producción de acuerdo a la altura en que se establecen, el uso de riego, la calidad de suelos y el objetivo de producción. En Ecuador, Perú y Bolivia, la agricultura de montaña se desarrolla desde los 1500 hasta los 4000 msnm. Las parcelas por lo general son pequeñas, distribuidas a distintas alturas y con topografías y regímenes de lluvia diversos. Estos sistemas se caracterizan por poseer un elevado número de especies cultivadas, dentro de los cuales el maíz y fréjol van siempre asociados (Tapia y Fries 2007). La presencia de biodiversidad en los sistemas agrícolas pone freno a la homogeneización y simplificación de los agroecosistemas, dando mayor resistencia a perturbaciones, menor vulnerabilidad a plagas y enfermedades, además que previene la erosión de suelo a través de la cobertura de suelo (Altieri, 1999).
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Según Tapia (1982), los sistemas de producción andino se caracterizan por: • Presencia de pequeñas unidades, con parcelas dispersas en el espacio producto de los procesos de herencia. El tipo de agricultura que se desarrolla es de subsistencia. • Sentido de complementariedad agrícola /ganadera que permite hacer uso integral del medio. • Desarrollo de una tecnología propia, que incluye utilización de herramientas propias, manejo de plagas y enfermedades, conservación de los productos agrícolas para su conservación, construcción de silos, uso de calendario agrícola, entre otros. • Uso de un variado grupo de cultivos que se emplean para alimentación de la familia y los excedentes lo emplean para la venta o el intercambio. • Existencia de un sistema comunitario de ayuda o intercambio de trabajo que permite la realización de actividades como: arreglo de canales, deshierba, cosecha, etc. • Este sistema de producción no ofrece empleo de mano de obra, estas es una de las razones por las que existe migración temporal o permanente.
En la agricultura andina se practica la conservación in situ, no de forma sistemática, sino como una forma de concepción de los pobladores quienes hacen uso de la diversidad como sinónimo de vida, y que además sin su intervención la agrobiodiversidad no podría mantenerse (Tapia y Carrera, 2011).
Fakcha Llakta: una comunidad agrobiodiversa Una manera de evidenciar la biodiversidad resguradada en las chacras es analizar el estudio realizado por Arias (2017) en la comunidad Fakcha Llacta, donde se encontraron dos chacras con gran diversidad de especies. En el caso 1 se encontraron 28 alimenticias, 24 medicinales y 32 ornamentales. En otra de las chacras se econtraron 61 especies, de las cuales 29 eran alimenticias, 23 medicinales y 9 ornamentales (Figura 7).
Nº de especies
34 32 30 28 26 24 22 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0
Alimentarias Medicinales Ornamentales
1
2
3
4
5
6
7
Chacras Familiares
Figura 7. Abundancia de especies en las chacras de Fakcha Llakta
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Dentro del grupo de especies alimentarias se destaca la presencia de frutales (40%), seguido de las hortalizas y verduras (32%). Las especies que se encuentran en menos del 10% de presencia son las leguminosas y cereales (Figura 8), así por ejemplo se pueden encontrar cultivos como: cebada (Hordeum vulgare), trigo (Triticum vulgaris) y maíz (Zea mays) como la raza morocho, maíz blanco y/o maíz amarillo. Cereales 7%
Leguminosas 9%
Frutales 40%
Hortalizas y verduras Raíces y Tubérculos 12%
Figura 8. Porcentaje de presencia de especies agroalimentarias en Fakcha Llakta A pesar que el grupo de cereales se encuentra en menor presencia a nivel comunitario, el cultivo de maíz se destaca por ser uno de los cuatro cultivos de mayor importancia a nivel mundial; a nivel de Ecuador se han identificado 29 razas de maíz, de las cuales 17 están presentes en la Sierra ecuatoriana y 12 de ellas han sido registradas y conservadas en comunidades del Cantón Cotacachi (Figura 9) (Tapia y Carrera, 2011).
Figura 9. Diversidad de maíz de la provincia de Imbabura El maíz tiene un importante arraigo cultural ya que en la provincia se celebran 4 festividades que están asociadas a las distintas etapas fenológicas del cultivo (Figura 10) (Echeverría y Muñoz, 1998).
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20 de marzo. Período de florecimiento de las plantas.
Inti Raimi
21 de diciembre. La semilla ha empezado a tomar forma, ha crecido en su primera etapa de vida; empieza la maduración.
Paucar Raimi
22 de Septiembre. O fiesta femenina, en homenaje al género femenino, la Madre Tierra se prepara para recibir las semillas del maíz que dará vida a este producto.
Kapac Raimi
Kolla Raimi
Sembrando Vida y Cultura 21 de junio. Es época de agradecimiento al Inti Taita por el fruto germinado (maíz ha llegado a un punto de madurez).
Figura 10. Festividades relacionadas a la fenología del cultivo de maíz En las chacras familiares de Fakcha Llakta se destaca la presencia de especies pertenecientes a, por lo menos, 25 familias botánicas, dentro de las cuales destacan las Solanaceae y Fabaceae con ocho y siete especies respectivamente, seguido está la Familia Rosacea con seis especies y la Poacea con cinco especies y Rutaceae, Amaranthaceae y Lamiaceae con cuatro especies (Tabla 1). Tabla 1 Cultivos agroalimentarios de las familias Solanaceae y Fabaceae de las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta Familia Cultivos Nombre común Nombre científico Fabaceae Arveja Pisum sativum Chocho Lupinus mutabilis Fréjol Phaseolus vulgaris Haba Vicia faba Lenteja Lens culinaris Porotón Erytrina edullis Guaba Inga edulis Solanaceae Uvilla Physalis peruviana Tomate riñón Solanum lycopersicum Tomate de árbol Solanum betaceum Papa Solanum tuberosum L. Pimiento Capsicum annuum var. grossum Camote Ipomoea batatas Ají Capsicum annuum Naranjilla Solanum quitoense Fuente: Arias (2017). Los pueblos indígenas y comunidades rurales desempeñan un importante rol en la conservación y manejo de los recursos naturales, quienes en muchos de los casos han contribuido a su aprovechamiento sostenible. Para los pequeños agricultores, sembrar diversos cultivos y variedades es una de las formas de proveer alimento durante el año. Existen cultivos de ciclo corto como las hortalizas que pueden ser sembradas en varias épocas del año, pero también existen cultivos perennes como los frutales que dependiendo del manejo proveerán de alimento a la familia (Tabla 2). Así destacan otros cultivos presentes en las chacras de Fakcha Llakta, desde cultivos empleados como medicina, hasta cultivos que cumplen una función vital en el organismo como son las Fabacea que aportan proteína, carbohidratos, hierro, fósforo, zinc y fibra, y, por lo tanto, contribuyen con la seguridad y soberanía alimentaria. 71
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Los cultivos como los sambos y zapallos casi siempre están asociados con el cultivo del maíz y fréjol. A nivel de consumo, se aprovecha tanto la semilla como la pulpa, siendo usada en un sinnúmero de platillos y dulces típicos, así por ejemplo, si se pone al sol por un tiempo, adquiere cierta dulzura, por lo que es común ver filas de sambos cosechados asoleándose en los techos o patios de las casas, pero también tiene una función medicinal para la desinflamación de hemorroides y bajar la temperatura (Tapia y Carrera, 2011). Estos conocimientos están ligados al manejo y uso que cada agricultor da a su diversidad y que además lo aprendió a través de la transmisión oral de padres a hijos. Tabla 2. Lista de cultivos presentes en las chacras familiares de Fakcha Llakta Familia Nombre común Nombre científico Grupo alimentario Poaceae Caña Saccharum officinarum Cereal Cebada Hordeum vulgare Cereal Maíz Zea mayz Cereal Trigo Triticum vulgaris Cereal Rutaceae Mandarina Citrus reticulata Frutal Naranja Citrus sinensis Frutal Lima Citrus aurantiifolia Frutal Limón Citrus limon Frutal Amaranthaceae Quinua Chenopodium quinoa Grano Espinaca Spinacia oleracea Hortaliza Acelga Beta vulgaris subsp. vulgaris Hortaliza Remolacha Beta vulgaris Hortaliza Lamiaceae Albahaca Ocimum basilicum Medicinal Menta Mentha piperita Medicinal Orégano Origanum vulgare Medicinal Toronjil Melissa officinalis Medicinal Cucurbitaceae Pepino Cucumis sativus Hortaliza Zambo Cucurbita ficifolia Hortaliza Zapallo Cucurbita maxima Hortaliza Apiaceae Zanahoria amarilla Daucus carota Hortaliza Zanahoria blanca Arracacia xanthorrhiza Raíz Perejil Petroselinum crispum Hortaliza Brasicaceae Col Brassica oleracea var. viridis Hortaliza Repollo Brassica oleracea var. capitata Hortaliza Myrtaceae Arrayán Luma apiculata Medicinal Guayaba Psidium guajava Frutal Caricaceae Babaco Carica pentagona Frutal Chigualcán Vasconcellea pubescens Frutal Passifloraceae Granadilla Passiflora ligularis Frutal Taxo Passiflora tripartita Frutal Lauraceae Aguacate Persea americana Frutal Laurel Laurus nobilis Medicinal Asteraceae Estevia Stevia rebaudiana Medicinal Lechuga Lactuca sativa Hortaliza Moraceae Higo Ficus carica Frutal Amaryllidaceae Cebolla paiteña Allium cepa Hortaliza 72
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Annonaceae Chirimoya Annona cherimola Frutal Arecaceae Coco Cocos nucifera Frutal Liliaceae Cebolla larga Allium fistulosum Hortaliza Polygonaceae Uva Vitis vinifera Frutal Tropaeolaceae Mashua Tropaeolum tuberosum Tubérculo Asparagaceae Yuca Manihot esculenta Raíz Juglandaceae Tocte Juglans neotropical Frutal Cannaceae Achira Canna indica Ornamental Oxalidaceae Oca Oxalis tuberosa Tubérculo Fuente: Arias, (2017.) Fakcha Llacta es una comunidad donde los agricultores continúan manteniendo sistemas tradicionales de siembra y manejo en sus chacras. Además, muchos de ellos continúan guardando y seleccionado sus semillas, lo que les permite tener alimentos para cubrir sus necesidades. Sin embargo, muchas de las especies, variedades tradicionales y locales, junto con el conocimiento, están desapareciendo, ya sea por problemas de migración, cambios de uso de suelo (urbanización) o cambios en los hábitos alimentarios, entre otros. De ahí nace la necesidad de conocer el estado de conservación de la agrobiodiversidad, de rescatar el conocimiento tradicional, revalorizar las semillas y, sobre todo, promover el empoderamiento no sólo de la mujer, sino de todos los integrantes familiares, para que en un futuro cercano las acciones de conservación tengan un efecto positivo y que permitan satisfacer las necesidades de la humanidad.
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EVALUACIÓN DE LA SUSTENTABILIDAD DE CHACRAS FAMILIARES EN LA COMUNIDAD FAKCHA LLAKTA, CANTÓN OTAVALO (SUSTAINABILITY EVALUATION OF FAMILY CHACRAS FROM FAKCHA LLAKTA COMMUNITY, OTAVALO CITY) Jesús Aranguren Carrera¹ Jonathan Vélez Moreira² Pedro Calderón Reascos² ¹ Universidad Técnica del Norte – Instituto de Posgrado ²Universidad Técnica del Norte – FICAYA – Carrera de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables
Resumen En la comunidad Fakcha Llakta, se ha venido dando una pérdida de las chacras debido al incremento de la actividad turística y el cambio generacional. El objetivo de este trabajo fue evaluar la sustentabilidad de las chacras en esta comunidad a través del método MESMIS y la ejecución de entrevistas estructuradas, conversatorios y grupo focal, para conocer la historia de las chacras y determinar las prácticas agrícolas aplicadas. Se estudiaron seis chacras donde se registraron 136 especies vegetales clasificadas según su uso, así como 4 especies animales de granja, todas utilizadas para el autoconsumo familiar, intercambio y venta. Se construyó una aproximación al modelo real de las chacras, donde se representan los ciclos de materiales y flujos de energía, así como las interacciones entre sus componentes. La sustentabilidad del sistema agrícola es de 3.73 / 5, lo que implica que el sistema está iniciándose en la sustentabilidad. Palabras Clave: agrobiodiversidad, chacra, MESMIS, recursos naturales, sustentabilidad.
Abstract
In Fakcha Llakta community, chacras are losing due to the increase of tourism and the generational change. The aim of this work was to evaluate the chacras sustainability in the community through MESMIS method and structured interviews, conversations and a focused group to know the history of the chacras and establish their agriculture practice. Six chacras were studied where 136 plant species and four farm animal species were reported. These species were registered and classified according to their use, and both natural resources are used for family self-consumption, exchange and sale. A real model of the chacras, was constructed depicting the cycles of materials and energy flows, as well as the interactions between their components. The sustainability of the agricultural system was rated 3.73/5, which means that the system is starting this process. Keywords: agrobiodiversity, chacra, MESMIS, natural resources, sustainability.
Tantachikyuyay Ayllu llakta Fakcha Llaktapika chakra tarpuykunaka asha ashami tukurik shina shamushka, shuk rikuymunaykuna tyashkamanta, shinallata mushuk wiñakkuna mirarishkamantapash. Chaymantami imashina chakramanta ruraykunaka shamukukta MESMIS yachaywanmi taripashka, shinallata tapuykunatapash rurashpa yachankapak imashina chakra llankaykunaka shamushkakuna. Ashtawanka sukta chakra allpakunapimi taripashka, chaypimi 136 yura hiwa mutsurishkakunata rikushka; shinallata (4) chuskupura wiwakunawan llankakkunatapash, shinallata kaykunataka mikunkapakpash mutsurishkata, wakinpika trukanatapash, katuna, rantinatapash. Shinallata imashina shuk chakra allí achikyachsihka kaktapash rikushkanchik imakunawanlla, ima pachakunapi paktachinatapash. Kay chakra tarpuypaka 3.73 / 5, tupukunapimi rurarishka, chaypimi imashina achikll alli kanatapash rikushkanchik. Mutsurik shimikuna: Allpasamichishka, chakra, MESMIS, may allpamama charishkakuna, achiklla alli kay 76
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Introducción La chacra es una unidad agrícola manejada a través de procesos agroecológicos. Son sistemas diseñados por el ser humano que buscan emular las características de un sistema natural y tiene como objetivo el uso racional de sus recursos naturales con fines alimentarios, medicinales o comerciales (Merino, Avalos, Jordan y Eras, 2011). En América Latina y el Caribe, las superficies máximas utilizadas en las definiciones de agricultura familiar son de 2 hectáreas, siendo la más frecuente inferior a 1 hectárea (Salcedo, De la O y Guzmán, 2014). Norman (1979) agrupó los recursos encontrados en la chacra en cuatro categorías: (a) recursos naturales, (b) recursos humanos, (c) recurso del capital y, (d) recursos de producción. Según el grado de manipulación y/o modificación de los recursos biofísicos existentes dentro de un sistema agrícola, se puede influir positiva o negativamente en los procesos ecológicos (Altieri, 1999). Estos procesos son: (a) energéticos; (b) biogeoquímicos; (c) hidrológicos; (d) sucesionales; y (e) de regulación biótica. En la actualidad, se están reconociendo como sofisticadas y apropiadas muchas de las prácticas tradicionales campesinas que antes fueron mal vistas o consideradas primitivas. Los agricultores locales han mantenido los requisitos ambientales de sus agroecosistemas con base en principios y procesos (Knight, 1980), tales como el mantenimiento de la diversidad, la utilización óptima de los recursos y el espacio, el reciclaje de nutrientes, la conservación y manejo del agua, y el control de la sucesión y protección de cultivos. La sustentabilidad de un agroecosistema dependerá de la aplicación de las técnicas que se escojan para el desarrollo del sistema. Si éstas son sustentables, el sistema no sólo será productivo, sino que adicionalmente mantendrá la responsabilidad con el ambiente. En consecuencia, la agricultura sustentable es aquella que busca un rendimiento sostenido a largo plazo por medio del uso de tecnologías ambientalmente responsables y prácticas ecológicas. Un manejo adecuado no debe entenderse como la obtención de altas cantidades de un producto específico, sino en la optimización del sistema a través de la diversificación y un enfoque holístico (Altieri, 1992). Si la agricultura va encaminada a la sustentabilidad, debería cumplir con los siguientes criterios: (a) su producción debe ser lo suficientemente capaz de alimentar a una población en aumento con una diversidad considerable de productos, por ende, existirá un mejor sistema de manejo de suelos; (b) debe ser económicamente factible; (c) que conserve la base de los recursos naturales; (d) cultural y socialmente equitativa; y (e) técnicamente apropiada (Núñez, 2005). En el cantón Otavalo, parroquia Miguel Egas Cabezas (Peguche), se encuentra la comunidad Fakcha Llakta, una comunidad indígena kichwa, donde actualmente se puede evidenciar una disminución del número de chacras familiares y en consecuencia, de los saberes locales necesarios para su manejo. Esta merma en el número de chacras está relacionada con el cambio generacional y el incremento de la infraestructura para el desarrollo de la actividad turística. Por lo cual, es necesaria la puesta en valor de dichos saberes para así lograr la continuidad de estos sistemas agrícolas en el tiempo, y a su vez avanzar hacia la sustentabilidad que permita la seguridad y soberanía alimentaria del núcleo familiar, premisa que responde al objetivo 7 del Plan Nacional del Buen Vivir del Estado ecuatoriano (Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, 2013). Las chacras en la comunidad de Fakcha Llakta surgen hacen 32 años aproximadamente, a partir de una hacienda de propiedad privada. Los comuneros formaron una cooperativa para comprar el terreno, pero no obtuvieron resultados favorables, por lo que decidieron acudir al Banco de la Vivienda para obtener un crédito y adquirir los terrenos 77
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Los encargados del manejo la chacra han sido siempre las familias, en especial los adultos, quienes optimizaron el espacio físico, podaron las malezas y dejaron el suelo apto para sembrar. Los primeros cultivos fueron el maíz (Zea mays), el zambo (Cucurbita ficifolia), la haba (Vicia faba), el fréjol (Phaseolus vulgaris) y la papa (Solanum tuberosum), de lo cual se obtuvo una alta producción y motivó a que más familias adquirieran otros terrenos en el sector por la calidad del suelo. Todas las familias construyeron sus casas y desarrollaron chacras, y algunas empezaron a utilizar compost para fertilizar el suelo. Parte de las plantas de las chacras son compradas en el mercado, otras son regaladas por amigos o se colectan en recorridos que hacen los comuneros y la producción es para el consumo familiar. Debido a la importancia de estas unidades de producción y su arraigo cultural, el objetivo de esta investigación es evaluar la sustentabilidad de las chacras familiares en la comunidad Fakcha Llakta, con el fin de elaborar propuestas para promover un manejo sustentable de estos espacios agrícolas. Esta investigación forma parte del proyecto “Implementación de una chacra agroecológica familiar para el manejo sustentable de los recursos naturales en la comunidad Fakcha Llakta, cantón Otavalo” del Grupo de Investigación Agrobiodiversidad, Seguridad y Soberanía Alimentaria (GIASSA).
Materiales y métodos Fakcha Llakta es una comunidad indígena kichwa, perteneciente a la Parroquia Miguel Egas Cabezas, ubicada en la provincia de Imbabura, a 23 kilómetros de la ciudad de Ibarra y a 3 km del casco urbano del cantón Otavalo, con una altitud de 2600 m.s.n.m. (Gobierno Autónomo Descentralizado de la Parroquia Miguel Egas Cabezas, 2014). Para alcanzar la evaluación de la sustentabilidad de las chacras familiares la investigación se dividió en tres fases que se especifican a continuación. Fase I: Estructura, función y prácticas agrícolas de chacras familiares. Se seleccionó una muestra de seis chacras de las doce existentes en la comunidad, tomando como criterio la disposición de la familia a participar en la investigación. Para la identificación de las prácticas agrícolas empleadas en las chacras, se realizaron conversatorios y grupos focales dentro de la comunidad. La estructura y función de estos agroecosistemas familiares se determinó mediante recorridos con sus propietarios junto a la realización de una entrevista, registrándose los datos en tablas de recolección de información sobre la flora, fauna, manejo y beneficios económicos y alimentarios de la chacra. También se elaboraron perfiles horizontales y verticales de los sistemas agrícolas y se modelaron mediante el software Autocad 2016, con el fin de determinar la estructura vegetal, su cobertura y la disposición de las especies y otros elementos que conforman la unidad agrícola. Se tomaron muestras de suelo a 30 cm de profundidad, para analizar la textura, humedad, permeabilidad, color, pH, materia orgánica y presencia de macronutrientes, con el fin de conocer la fertilidad del suelo. Los análisis físicos fueron realizados en los Laboratorios de Investigación Ambiental de la Universidad Técnica del Norte (UTN) y los análisis químicos en los laboratorios del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) en la ciudad de Quito.
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La construcción de los modelos de las chacras familiares, permitieron determinar las interacciones entre los factores bióticos y abióticos que componen los diferentes subsistemas que integran al sistema agrícola, así como sus entradas y salidas a través de flujos de energía y ciclos de materiales. A partir de estos se elaboró una aproximación al modelo real de las chacras de Fakcha Llakta. Fase II: Evaluación de la sustentabilidad mediante el método MESMIS. Con toda la información recabada, se procedió a evaluar la sustentabilidad de las chacras a través del método MESMIS (Masera, Astier y López, 1999). Para ello se seleccionaron los indicadores y sus atributos (Tabla 1) y posteriormente se otorgaron valores del 1 al 5 a cada indicador, siendo 1 el valor menos óptimo (Tabla 2). Con este procedimiento se determinó la sustentabilidad de las seis chacras en estudio. Esta evaluación permitió elaborar conclusiones y propuestas que pueden aplicarse dentro del área en estudio para alcanzar una mayor sustentabilidad a través de un mejor manejo de las chacras. Tabla 1. Atributos y criterios diagnósticos de un agroecosistema sustentable. Indicadores Atributos Eficiencia en el sistema - Número de especies vegetales productivo - Número de especies animales - Número de especies vegetales para autoconsumo Nivel del Ingreso - Nivel de ganancia obtenida de la chacra ($) Uso potencial de la tierra - Porcentaje de área de uso de suelo Independencia de insumos externos - Semillas - Materiales (cercas, corrales, entre otros) Acceso al agua - Disponibilidad del recurso hídrico Fertilidad del suelo - Porcentaje de materia orgánica - Presencia de: 1) compostero y 2) incorporación directa de materia orgánica Distribución del ingreso - Número de personas integrantes de la familia Equidad en la toma de decisiones - Persona/s encargada de la toma de decisiones Nivel de agrobiodiversidad - Índice de Shannon-Wiener Autosuficiencia alimentaria/medicinal - Nivel de autosuficiencia Potencial de innovación - Innovación como: 1) cosecha de agua; 2) cercas vivas; 3) estética y 4) sistema de alejamiento de aves Nivel de participación comunitaria Asistencia a: 1) mingas y 2) reuniones comunitarias Fuente: Modificado de Masera, Astier y López (1999). Tabla 2. Escala de valoración de sustentabilidad. Escala Interpretación 1 a < 2 No es sustentable 2 a < 3 Poco sustentable 3 a < 4 Iniciándose en la sustentabilidad 4 a < 4,5 En vías hacia la sustentabilidad 4,5 a 5 Es sustentable Fuente: Morante (2017). 79
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Resultados y discusión Estructura, función y prácticas agrícolas de chacras familiares Los principales resultados se detallan en apartados que comprenden: las prácticas agrícolas aplicadas a chacras familiares, su estructura y función, el análisis del suelo y la aproximación al modelo real de estas unidades de producción. Prácticas agrícolas Para la siembra en las chacras de Fakcha Llakta se utilizan prácticas tradicionales como la labranza mínima, el hoyado en hileras realizado con estacas y la siembra al voleo, que consiste en arrojar las semillas de manera directa al suelo. La fertilización del suelo es realizada de manera orgánica. En tres de las seis chacras en estudio se produce e incorpora compost elaborado con las excretas de las aves de corral, cerdo, cuy y ganado, los desechos orgánicos que se generan en el hogar y también aquellos que provienen de la misma chacra, por ejemplo; la hojarasca y frutos en descomposición. Las otras tres chacras familiares incorporan estos residuos directamente al suelo sin un tratamiento previo. Para el control de malezas, se suele soltar a los animales domésticos para que consuman las plantas no deseadas dentro de la chacra, o también se realiza de manera manual, en caso de no tener animales. Para controlar o eliminar organismos no deseados o “plagas” como el gusano blanco (Premnotrypes vorax) y el gusano verde (Hypera postica), la práctica utilizada por algunas familias es mezclar agua con detergente y arrojarlo sobre las especies vegetales infestadas. También realizan diferentes preparaciones de purines como la mezcla de ají, cenizas de cigarrillo y agua; licor, ají y ajo; o la combinación de licor, manzanilla y potasio en polvo, los cuales son esparcidos en las especies afectadas. Las plantas que poseen estas plagas no se utilizan como alimento para animales ni como abono. Existe una frecuencia muy baja en la aplicación de biocidas para controlar la “lancha” o plagas como la mosca blanca (Trialeurodes vaporariorum). Algunos productos son suministrados por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGAP) y otros adquiridos en tiendas comerciales. No utilizan fertilizantes químicos para el suelo. Para contrarrestar los problemas generados por la presencia de aves como el birachuro (Pheucticus chrysogaster) y la tórtola (Zenaida auriculata) que consumen los frutos existentes en las chacras, se utilizan métodos como la aplicación de humo, colgar discos compactos o cintas brillantes en árboles y a lo largo de la chacra para que el reflejo de éstos los ahuyente, o la construcción de espantapájaros para ubicarlos dentro del patio agrícola. La Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (UNORCAC) considera que las prácticas agrícolas deben incorporar tecnologías y procesos de gestión, que garanticen una distribución ecológicamente responsable, rentable y equitativa de los productos resultantes de los cultivos endémicos, valorando los saberes tradicionales relativos a la agrobiodiversidad local (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2012). Estructura y función de las chacras familiares En el subsistema vegetal de las seis chacras, se registraron un total de 136 especies, las cuales 80
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están comprendidas en 114 géneros perteneciente a 58 familias. Entre las familias más comunes y con mayor abundancia de especies están Fabaceae y Solanaceae con 11 especies cada una, seguidas por Asteraceae con 9 especies y Lamiaceae y Rosaceae con 8 especies cada una. En menor cantidad, se encontraron las familias Amaranthaceae con 7 especies, Apiaceae y Poaceae con 6 especies cada una y por último Rutaceae con 5 especies. Las especies más abundantes son herbáceas de uso medicinal y ornamental que se asientan a lo largo de los terrenos. En este grupo destacan el kikuyo (Pennisetum clandestinum) (500 individuos), trébol (Oxalis corymbosa) (375 individuos), heno (Holcus lanatus) (300 individuos), churuyuyo (Commelina quitensis) (201 individuos), lengua de vaca (Rumex crispus) (150 individuos), Santa María (Tanacetum parthenium) (95 individuos) y botoncillo (Acmella repens) (60 individuos). Otras plantas con alta abundancia de individuos son aquellas especies habituales en la dieta de las personas, tanto verduras como frutales y hortalizas. Entre éstas se encuentran la papa (Solanum tuberosum) con 210 individuos, el maíz (Zea mays) con 156 individuos, el paico (Chenopodium ambrosioides) con 143 individuos, el fréjol (Phaseolus vulgaris) con 87 individuos, la quinua (Chenopodium quinoa) con 60 individuos, la oca (Oxalis tuberosa) con 50 individuos, la arveja (Pisum sativum) con 30 individuos y el tomate de árbol (Solanum betaceum) con 28 individuos, entre las principales. De acuerdo con su uso principal, las especies se agruparon en tres categorías: alimentarias, medicinales y ornamentales. Dentro de la primera categoría se encuentra la mayoría de las especies registradas en las chacras, con 69 especies que equivalen al 50,74% del total contabilizado en los seis patios agrícolas y se incluyen 3 especies que sirven de base alimentaria del ganado y cuyes existentes en las chacras. Estas especies son el kikuyo (Pennisetum clandestinum), el heno (Holcus lanatus) y la escobilla (Sida rhombifolia). La categoría de plantas medicinales la conforman 34 especies que representan el 25% de especies totales registradas en las seis chacras. Dentro de la categoría de las ornamentales, existen 33 especies destinadas a exaltar la estética de estos seis agroecosistemas, representando el 24,26% del total de especies contabilizadas en las chacras familiares. El PNUD (2012) reportó información de la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (UNORCAC) de las investigaciones realizadas en Cotacachi, provincia de Imbabura, donde existía un alto grado de variabilidad genética en los cultivos tradicionales. Entre las especies predominantes se encuentran el maíz (Zea mays), las judías (Phaseolus sp.), el zambo (Cucurbita ficifolia) y otros cultivos secundarios como el tomate de árbol (Solanum betaceum), la mora (Rubus glaucus), la maracuyá (Passiflora edulis), la caigua o achojcha (Cyclanthera pedata), la granadilla (Passiflora ligularis), la uvilla (Physalis peruviana) y diversas variedades de ají (Capsicum spp.), que se utilizan principalmente en comidas, bebidas y en algunos casos como medicina. Una de las especies más utilizadas es el maíz (Zea mays), que además de representar un bien comercial, también constituye una parte importante para la subsistencia de las relaciones entre las comunidades y los pueblos rurales. Además, es la base de la alimentación de los pueblos indígenas del Ecuador y forma parte principal de su cultura y tradición (López, 2017). Varias de las especies registradas en las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta fueron también descritas por Funes y Del Río (2002) dentro de una finca campesina familiar ubicada en La Habana, Cuba, donde destacan el establecimiento de una producción agraria mediante sistemas de rotación de cultivos como granos, viandas y hortalizas destacándose el tomate riñón (Solanum lycopersicum), la lechuga (Lactuca sativa), la col (Brassica oleracea), el ají (Capsicum annuum), la yuca (Manihot esculenta), el fréjol (Phaseolus vulgaris) y el maíz (Zea mays); y la implementación de sistemas forestales 81
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con árboles frutales como la guayaba (Psidium guajava) y la chirimoya (Annona cherimola), y otras especies no registradas en la presente investigación como el mango (Mangifera indica) y el coco (Cocos nucifera). Funes et al. (Ob cit), señalan también que la rotación de los cultivos, el uso de los policultivos y una eficiente utilización del terreno se convierte en la clave de una constante productividad. Según Noseda (2002), a los sistemas de producción se los puede clasificar considerando la superficie total, la superficie cultivada, el tipo de mano de obra, el nivel de ingreso y el capital en tres modelos: (a) pequeña producción familiar donde la mayoría de sus cultivos son orientados para el autoconsumo; (b) producción familiar capitalizada y; (c) producción empresarial. Este autor plantea un estudio de caso dentro de una chacra familiar en Argentina, la cual inicialmente se clasificó dentro del primer modelo, donde todos los productos eran para el autoconsumo con cultivos anuales como el maíz (Zea mays), y el fréjol (Phaseolus vulgaris), entre otros. Posteriormente, la familia implantó una producción diversificada para el autoconsumo y la venta con especies principalmente frutales como la mandarina (Citrus reticulata), la naranja (Citrus sinensis), la pera (Pyrus communis), la manzana (Malus domestica), el higo (Ficus carica) y el níspero (Eriobotrya japonica) para el consumo fresco y la elaboración de conservas y dulces. Este escenario es semejante al de las chacras estudiadas de la comunidad de Fakcha Llakta, incluso con la presencia de la mayoría de las especies ya mencionadas, donde orientaron la producción de sus huertas familiares del autoconsumo hacia la comercialización de ciertas plantas. Las chacras familiares no sólo permiten solventar las necesidades alimentarias de las personas que subsisten a partir de éstas, sino que también funcionan como una fuente de medicamentos naturales a través del cultivo de plantas medicinales. Dentro de las unidades de producción familiar estudiadas en la comunidad Fakcha Llakta, se pudo observar la importancia que tienen estas especies para las familias, aliviando problemas gastrointestinales, dolores de las articulaciones, cólicos y mejorando procesos de cicatrización, entre otros. Según un estudio realizado por Zambrano, Buenaño, Mancera y Jiménez (2014) en la parroquia San Carlos, en Quevedo, Ecuador, más del 70% de las personas encuestadas accedían a las plantas medicinales mediante cultivos en huertos caseros. En la investigación se registraron especies como la chilca (Baccharis salicifolia), la manzanilla (Matricaria chamomilla), el paico (Chenopodium ambrosioides), la higuerilla (Ricinus communis), el toronjil (Melissa officinalis), la menta (Mentha piperita), la yerba buena (Mentha spicata), la albahaca (Ocimum basilicum), el romero (Rosmarinus officinalis), el orégano (Origanum vulgare), la sábila (Aloe vera), el llantén (Plantago major), la hierba Luisa (Cymbopogon citratus), la ruda (Ruta graveolens), la dulcamara (Solanum dulcamara), la valeriana (Valeriana officinalis), el jengibre (Zingiber officinale), el eucalipto (Eucalyptus globulus) y el diente de león (Taraxacum officinale), entre otras. La mayoría de estas especies fueron reportadas dentro de las chacras familiares de Fakcha Llakta, mientras que otras como la chilca, la higuerilla y el diente de león o taraxaco se encuentran en los alrededores de la comunidad y el Bosque Protector Cascada de Peguche. En el subsistema pecuario se registraron cuatro especies: el cuy (Cavia porcellus), el cerdo (Sus scrofa), la gallina (Gallus gallus) y la vaca (Bos taurus). Estas especies domesticadas tienen como finalidad el autoconsumo y la venta, siendo esta última actividad una de las que mayor ingreso económico genera a la familia. Las especies más abundantes en las chacras son el cuy con 52 individuos, seguida por la gallina con 27 individuos, mientras que el subsistema bovino y porcino cuenta únicamente con 3 y 2 individuos respectivamente. El cuidado de los animales se realiza diariamente por el jefe de familia con la ayuda de la mujer. 82
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Estos animales proveen de alimento a la familia y también cumplen un rol esencial en el mantenimiento del sistema agrícola, ya que algunas controlan el crecimiento de las malezas en el terreno, además su estiércol aporta materia orgánica al suelo, cuando son aplicadas en abonos o incorporadas al compost. Los componentes vegetal y animal se encuentran dispuestos en las chacras dependiendo de las necesidades de sus propietarios, quienes buscan optimizar el espacio de la unidad de producción con el fin de abarcar un mayor número de cultivos o ampliar las instalaciones de crianza de animales, tal como se muestran en el perfil horizontal (Fig. 1) y vertical (Fig. 2) de una de las chacras de las familias participante de la investigación.
Figura 1. Perfil horizontal de la chacra perteneciente a Familia Terán.
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Figura 2. Perfil vertical de la chacra perteneciente a Familia Terán.
Análisis de suelos El suelo de las chacras de Fakcha Llakta contiene concentraciones de amonio (NH4) que oscilan entre 35,0 y 65,0 ppm; fósforo disponible (P) entre 13,0 y 282,0 ppm; potasio (K) entre 0,17 y 1,20 meq/100mL; calcio (Ca) entre 6,40 y 13,20 meq/100mL; magnesio (Mg) entre 1,30 y 5.40 meq/100mL y el nitrógeno total (N) entre 0,14 y 0,32%. Estos macronutrientes se incorporan generalmente por la adición de materia orgánica, a través del compost o de manera directa al terreno, y/o la fijación de éstos por medio de los cultivos de leguminosas. Esta materia orgánica con valores entre 2% y 8% en las chacras estudiadas es importante porque es un indicador de la fertilidad integral del suelo, y suministra información referente de su calidad. Son suelos de textura franco-arenosa, con infiltraciones moderadamente rápidas y un pH neutro (Fig. 3, 4, 5 y 6). 8,1
Yamberla 3,8
Terán 2,6
Santa Cruz
5,7
Perugachi 3,6
Moreta 2,0
Iguagua 0,0
2,0
4,0
6,0
8,0
10,0
M.O (%)
Figura 3. Porcentaje de materia orgánica en los suelos de las chacras de Fakcha Llakta.
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7,24
Yamberla
7,82
Terรกn 6,90
Santa Cruz
8,42
Perugachi Moreta
7,60
Iguagua
7,82 0,00
2,00
6,00
4,00
8,00
10,00
pH
Figura 4. pH de los suelos de las chacras de Fakcha Llakta.
23,60
Yamberla 6,55
Terรกn
9,35
Santa Cruz
20,05
Perugachi
6,25
Moreta
19,45
Iguagua 0,00
5,00
15,00
10,00
20,00
25,00
Humedad (%)
Figura 5. Porcentaje de humedad de los suelos de las chacras de Fakcha Llakta.
1,93
Yamberla 0,69
Terรกn
0,70
Santa Cruz
2,00
Perugachi 0,41
Moreta
1,09
Iguagua 0,00
0,50
1,00
1,50
2,00
2,50
Permeabilidad (ml/min)
Figura 6. Permeabilidad de los suelos de las chacras de Fakcha Llakta.
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Aproximación al modelo real de las chacras familiares A partir de la construcción de los seis modelos agrícolas familiares, se obtiene que el modelo agrícola de las chacras de Fakcha Llakta consta de diez entradas, correspondiendo seis de ellas a los ciclos de materiales, dos entradas a flujos de energía y dos entradas de aspectos económicos. Existe una retroalimentación en cuanto a este último componente, donde se produce una entrada de US$ 7.368 por año y una salida de US$ 8.460 anuales, de los que retornan US$ 6.120 a la unidad familiar (Figura 7). El subsistema de plantas está compuesto por 136 especies, entre medicinales, ornamentales/forestales y alimentarias/frutales. Este último subsistema provee de 2623.03 kilogramos de alimento por año equivalente a 2707 Kcal anuales al subsistema familiar (Arias, 2017 y Rosero, 2017). Este último autor menciona que, del subsistema pecuario compuesto por 4 especies Cavia porcellus (cuy), Sus scrofa (cerdo), Gallus gallus (gallina) y Bos taurus (vaca), el subsistema familiar consume 689.9 Kcal por año. Como parte de los recursos utilizados en el manejo de los huertos familiares se registró la producción de compost y la construcción de sistemas de captación de agua artesanal (ver figura 7) y contenedores de agua como tanques de almacenamiento. Este sistema de cosecha de agua es producto de la trasmisión oral de padres a hijos que existe en las unidades familiares y que es una técnica local de la comunidad, donde se utilizan materiales de reuso, como el plástico colocado en el techo como superficie para el arrastre del agua de lluvia hasta los canales y depósitos de almacenamiento.
Figura 7. Sistema de cosecha de agua implementado en la chacra de la familia Iguagua. Como parte de las salidas del sistema se encuentran las especies vegetales que son obsequiadas a familiares y amigos, y otras vendidas o intercambiadas (trueque) a través de frutos y semillas. Se obtiene un rédito económico de hasta $1200 por año de las especies vegetales y una ganancia de $4920 anuales con la venta de animales, ya sea ganado en pie, carne o huevos. Para estos cálculos se tomó como referencia los valores en que son vendidos estos animales y plantas. Otra salida es el dinero por mano de obra con un valor de 15 dolares diarios y con un estimado de US$ 2.160 por año, tomando como referencia que se contrata un ayudante 3 días por semana para el manejo de la chacra (ver figura 8). 86
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Este modelo agrícola representa una primera aproximación al modelo real, ya que aún queda cuantificar varios elementos que confluyen dentro de los ciclos de materiales y flujos de energía. Entre estos se encuentra la energía solar (radiación) que ingresa a los agroecosistemas, el número de semillas provenientes de sistemas externos, la cantidad de agua utilizada para el riego y el número de plantas comercializadas, entre otros. En las investigaciones realizadas por Salas (2016) y Aranguren (2017) en la comunidad Chilmá Bajo, Carchi, se evidenció un predominio de los monocultivos de los que las familias obtienen ingresos económicos importantes y que les sirven para mantenerse estables. Se observa una diferencia con lo que sucede en Fakcha Llakta, donde existe la presencia de policultivos y los ingresos económicos que se obtienen no representan mayor ganancia para las familias.
Figura 8. Aproximación al modelo real de las chacras familiares de Fakcha Llakta En el subsistema pecuario del modelo de Chilmá Bajo existen aves de corral, conejos, cuyes, cerdos, patos y tilapias, que sirven para la alimentación del grupo familiar, aspecto similar a Fakcha Llakta donde estas especies, además del ganado bovino, son para consumo de la familia y también para la venta. Además, las familias manifestaron su interés por incorporar a la chacra un subsistema acuícola con tilapias (Oreochromis aureus), truchas (Oncorhynchus mykiss) y carpas (Cyprinus carpio). En el modelo propuesto por Morante (2017) en cultivos asociados de eucalipto con maíz, café y ganado vacuno, entre otros rubros, se caracterizó un agroecosistema conformado por subsistemas de organismos (plantas, animales, insectos y microbiota) y factores abióticos y ecológicos (energía solar, precipitación, suelo y agua) que tienen relación con los flujos de energía y ciclos de materiales. Estos subsistemas también están presentes en las chacras de la comunidad Fakcha Llakta, y auqnue la extensión de estos patios agrícolas es inferior a los agroecosistemas de los bosques de eucaliptos mencionados en el estudio, son también sistemas muy complejos de policultivos y animales domésticos, que requieren un tratamiento especial para su manejo. 87
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Evaluación de la sustentabilidad de las chacras familiares Al integrar la información de los indicadores de sustentabilidad de las seis chacras (Figura 9), se obtuvo que el promedio de los valores de evaluación de los indicadores de sustentabilidad fue de 3.73/ 5. Por lo tanto, considerando la escala de valoración (Tabla 2), se pudiera indicar que las chacras participantes de la comunidad Fakcha Llakta están iniciándose en la sustentabilidad.
Figura 9. Valores de sustentabilidad de las chacras de la comunidad Fakcha Llakta.
Díaz y Valencia (2010) compararon indicadores de sustentabilidad entre un modelo agroecológico y uno convencional, dando como resultado, para el primer caso, valores entre 4 y 5, considerándolo como el más idóneo para alcanzar la sustentabilidad; mientras que el sistema agrícola convencional lo ponderaron con valores en su mayoría entre 1 y 3. Con base en esto, se puede señalar que la utilización de las técnicas agroecológicas en el manejo de la chacra es fundamental. Para Infante (2013), la aplicación de la propuesta agroecológica le permitió obtener importantes cambios a escala agroambiental, principalmente en la productividad y protección del suelo contra la erosión; además que evidenció como el sistema agroecológico utilizado es más sustentable que el sistema convencional. En este estudio se puede observar que es posible dar estabilidad y sostenibilidad al sistema agrario, mejorando así las condiciones de vida y económicas de las familias mediante la agroecología y las prácticas asociadas a ella. La sustentabilidad no es alcanzable si no se consideran sus tres dimensiones: lo ecológico, lo económico y lo social con una visión holística. Con respecto a esto último, Sarandón y Flores (2014) mencionan que el aspecto social es fundamental para obtener el nivel óptimo de sustentabilidad de un sistema, ya que, al comparar dos fincas en la Provincia de Misiones en Argentina, aquella que resultó con un mayor grado de sustentabilidad fue la que tenía la dimensión sociocultural más desarrollada. Dentro de este contexto, en las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta se debe promover el desarrollo del aspecto sociocultural del cual depende la puesta en valor y la conservación de los saberes ancestrales, y conjugarlos con la dimensión ecológica, lo cual favorezca la soberanía y seguridad alimentaria de la comunidad.
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Conclusiones Las prácticas agrícolas aplicadas en las chacras de Fakcha Llakta son mayoritariamente técnicas agroecológicas en donde se prioriza una labranza mínima, la remoción manual de malezas, el establecimiento de cercas vivas y la incorporación de materia orgánica al suelo proveniente del sistema pecuario y familiar. La mayor parte de las especies cultivadas en las chacras de Fakcha Llakta tienen fines alimentarios, siendo estos cultivos el aporte nutricional principal para las familias de la comunidad. Las plantas medicinales, las más abundantes después de las alimentarias, son la principal fuente de medicina natural para aliviar dolencias y algunas enfermedades en la comunidad. Además, representan la mayor fuente de conocimientos ancestrales, esto debido a que a cada planta se le ha otorgado un valor medicinal específico que proviene de la investigación empírica de las generaciones y que a lo largo de los años han sido utilizados por estas comunidades. La sustentabilidad de las chacras oscila entre 3.2/ 5 y 4.4/ 5, es decir, están iniciándose en la sustentabilidad y pueden alcanzarla a través de un mejor manejo agroecológico lo cual favorecerá la resiliencia del sistema satisfaciendo a su vez las necesidades familiares actuales y futuras dentro de la comunidad.
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LA AGENDA AGROECOLÓGICA DE FAKCHA LLAKTA: BASE NUTRICIONAL DE LAS CHACRAS FAMILIARES
(THE FAKCHA LLAKTA AGRICULTURAL AGENDA: NUTRITIONAL BASE OF FAMILY CHACRAS) Luis Arias Andramunio¹ Jesús Aranguren Carrera² ¹ Universidad Técnica del Norte – Instituto de Posgrado ² Universidad Técnica del Norte – FICAYA – Carrera de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables
Resumen El objetivo de esta investigación fue construir una agenda agroecológica para fomentar en las unidades familiares de la comunidad de Fakcha Llakta una adecuada nutrición. La investigación se desarrolló en tres Fases: 1) Construcción del calendario de siembra y cosecha de la comunidad a través de la técnica de grupo focal; 2) Determinación de los aportes nutricionales generados por los recursos naturales de las chacras; y 3) Diseño de una propuesta de uso de los recursos agroalimentarios de las chacras familiares de la comunidad. Se obtuvo como resultado que las cosechas garantizan la seguridad alimentaria durante todo el año. Sin embargo, se evidenció un déficit nutricional en la ingesta de macro y micronutrientes, por lo que fue necesario la construcción de la Agenda Agroecológica para mejorar la organización y sistematización de los tiempos de siembra y cosecha de las especies agroalimentarias, así como también de sus aportes nutricionales generados a partir de su consumo. Palabras clave: Agenda agroecológica, chacra, Fakcha Llakta, nutrición, recursos naturales
Abstract The objective of this research was to build an agroecological agenda to promote adequate nutrition in the family units of the Fakcha Llakta community. The research was developed in three phases: 1) Construction of the sowing and harvesting calendar of the community through the focal group technique; 2) Determination of the nutritional contributions generated by the natural resources of the farms; and 3) Design a proposal for the use of agrifood resources of the family farms of the community. The result was that the crops guarantee food security throughout the year. However, a nutritional deficit was observed in the intake of macro and micronutrients, so it was necessary to build the Agroecological Agenda to improve the organization and systematization of sowing and harvesting times for agriood species, as well as their nutritional contributions generated from its consumption Keywords: Agricultural agenda, chacra, Fakcha Llakta, nutrition, natural resource
Tantachikyuyay Kay ruray paktachinapak yuyayka imashina chakrapi ruraykunalla tyaskatami willachin, kaytaka Fakcha Llakta ayllukunapak alli mikuykunamantami. Kay taripaykunataka kimsa samipimi paktachimushka: 1) Imashina kay akllashka ayllukunaka tarpuy- pallay pachakunata charishkakunata; 2) Imashina achiklla sami mikuy yachaykunata chakrakunapi charishkakunata yachana; 3) Imashina chakrapi ayllupurakunapika chay sami yachaykunata paktachinamanta. Kaykunata taripashpaka imashina watapa tarpushka chakra mikunakunata charishkatami rikushkanchik. Shinapash imashina wakin pishita yapallatapash achik mikuykunata charishkataka rikushkanchik, chaymantami tarpuy ñan paktachinakunata mutsurishkanchik, ima pachakunapi paktachina, imatalla tarpunamanta, shinapash imapilla mikuykunapika allipachata charishkakunatapash. Mutsurik shimikuna: Chakrakunapi paktachinapacha; chakra, Fakcha Llakta; achiklla-mikuy; pachamamapi shuktak mutsurishkakuna. 92
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Introducción Las chacras familiares comprenden variedades de especies vegetales y animales de corral, poseen una eficiencia energética alta y un rendimiento satisfactorio. En la comunidad de Fakcha Llakta, estos espacios están orientados a satisfacer las necesidades alimentarias de los miembros de las unidades domésticas. Los patrones de consumo generados a partir de las cantidades cosechadas, aportan los macronutrientes (proteínas, grasas, carbohidratos y energía) y micronutrientes (calcio, hierro, fósforo, zinc, vitamina A y vitamina C) esenciales para el desarrollo físico y mental de las familias. Cada recurso agroalimentario aporta cantidades diferentes. La calidad nutricional de estas cantidades depende de “la producción, la manipulación, la elaboración y la preparación de los alimentos” (Greenfield y Southgate, 2003, p. 10). Las unidades de producción de la comunidad son manejadas bajo principios agroecológicos ajustados a un sistema calendárico, a las condiciones ambientales locales y de los agroecosistemas. Esto da lugar al desarrollo de una agricultura familiar de pequeña escala, que contribuye al desarrollo sustentable de las comunidades andinas, dado que se revalorizan los saberes, las técnicas y las prácticas locales agroecológicas (Tello y Juárez, 2011). La creación de la agenda agroecológica para la comunidad de Fakcha Llakta permitió establecer el fundamento nutricional a partir de un patrón de consumo en cantidad y calidad adecuada, considerando el vínculo existente entre la agroecología como ciencia y la agricultura tradicional familiar como eje clave en la sistematización, la organización y la planificación de las épocas y labores de siembra, cosecha, fases lunares y periodos de reposición. Ambos aspectos convergen en el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y en el establecimiento de vínculos de reciprocidad entre los comuneros a través de conciliaciones bilaterales. Esto dará lugar al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la zona, garantizando la seguridad y soberanía alimentaria, así como también la conservación de la agrobiodiversidad y de los saberes locales. La pérdida de los recursos naturales y los saberes locales asociados al uso y manejo sustentable de las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta es ocasionada por el incremento del número de visitantes (Trujillo, Lomas y Moncada, 2014), una mayor comercialización de artesanías textiles y el éxodo de los comuneros hacía ciudades más grandes u otros países para ofertar sus productos (Coloma, 2012). Esto ha dado lugar a que los comuneros disminuyan sus labores agrícolas y a la pérdida de su sistema agroalimentario, basado en la agrobiodiversidad de la chacra. En la comunidad se desconoce la organización, planificación y sistematización de los cultivos agroalimentarios que permiten establecer el fundamento nutricional de los habitantes de la zona. Lo que incide negativamente en la consecución de la seguridad y la soberanía alimentaria, así como también, en la conservación de la agrobiodiversidad y sus medios de vida sustentables. Por lo tanto, fue necesario construir una agenda agroecológica de la comunidad Fakcha Llakta a fin de promover una alimentación variada y nutritiva para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Esta agenda se diseñó a partir de la construcción del calendario de siembra y cosecha de las chacras familiares, de los componentes de la chacra, los saberes locales y de los aportes nutricionales generados por los recursos naturales.
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Materiales y métodos Esta investigación es de campo, de carácter exploratorio, descriptivo, interpretativo, y bajo el enfoque de un proyecto factible, que consiste en la elaboración y desarrollo de una propuesta para solucionar problemas basada en las necesidades de un grupo social (UPEL, 2016). La investigación se desarrolló en la comunidad de Fakcha Llakta, que se localiza en la cabecera parroquial de Peguche, perteneciente al Cantón Otavalo, Provincia de Imbabura, específicamente en territorio de la Parroquia Miguel Egas Cabezas y antes de la ejecución del proyecto se solicitó a los miembros de las familias el consentimiento informado para su participación. La investigación se estructuró en 3 fases: Fase I. El calendario de siembra y cosecha de las chacras familiares. La técnica empleada fue el grupo focal, el cual permitió generar un ambiente de conversación interactiva y discusiones bidireccionales durante la construcción del calendario de siembra y cosecha. Además, surgieron diversas percepciones y procesos emocionales dentro del contexto grupal (Escobar y Bonilla, 2009; Castillo y Peña; 2015; Hamui y Varela, 2012). La información se registró en papelotes, señalando los tiempos de siembra y de cosecha. Las cantidades fueron registradas en medidas caseras (una tasa, una bandeja y cinco semillas, entre otras), para posteriormente transformarlas a libras. Fase II. Los aportes nutricionales generados por los recursos naturales de las chacras familiares. Se aplicaron entrevistas estructuradas, que consistieron en un recordatorio de 24 horas del consumo de alimentos provenientes de la chacra. También se registró el número de familias, el nombre, la edad, el grupo de edad y el sexo de cada integrante de la unidad productiva (Alfaro, Bulux, Coto y Sanucini, 2006; Shamah, Villalpando y Rivera, 2006). En esta fase se utilizó una balanza electrónica, un cilindro graduado de 100 ml y un vaso de precipitado de 100 ml. Por cada familia se aplicó el método de frecuencia de consumo planteado por Trinidad, Fernández, Cucó, Biarnés y Arija (2008) para determinar la ingesta de los recursos naturales producidos por las chacras semanalmente. Posteriormente se procedió a calcular los aportes nutricionales generados por los recursos naturales de las chacras a través de la Tabla de Composición de Alimentos Nutricionales de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de la Población Ecuatoriana (ENSANUT-ECU, citado por Freire et al., 2014). Fase III. Las propuestas de uso de los recursos naturales de las chacras familiares que satisfaga los patrones de consumo y los aportes nutricionales. Se determinaron las especies agroalimentarias a incorporarse en las chacras, de acuerdo a los calendarios establecidos en la fase I y considerando los alimentos andinos y el valor nutricional de cada uno. Esto permitió determinar los cultivos que propician un estado nutricional satisfactorio de los miembros de las familias.
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Resultados y discusión Características de la estructura de las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta. Componente humano familiar. En la comunidad existen siete chacras familiares, atendidos por un número que oscila entre dos y seis integrantes por unidad productiva. La mayor parte de ellos pertenecen a los grupos de edad adulta (37%) y un 33% lo conforman adultos mayores (ver tabla 1). Tabla 1. Características de los miembros de las unidades productivas de la comunidad de Fakcha Llakta. Chacra Familiar Integrantes de la Edad Grupo de edad Sexo unidad productiva 1 José Manuel Cushcagua 74 Adulto mayor Masculino María Juana Lima 63 Adulto mayor Femenino 2 María Carmen Terán 47 Adulto Femenino Carmen Luzmila Muenala 32 Adulto Femenino Belisario Bautista 36 Adulto Masculino Alysa Bautista 9 Escolar Femenino Isak Bautista 7 Escolar Masculino Naomi Bautista 4 Preescolar Femenino 3 Luis Enrique Santacruz 61 Adulto mayor Masculino María Juana Castañeda 74 Adulto mayor Femenino Gabriel Santacruz 32 Adulto Masculino Melanie Santacruz 4 Preescolar Femenino 4 Luis Alfonso Yamberla 70 Adulto mayor Masculino María Dolores Lema 81 Adulto mayor Femenino 5 María Perugachi 59 Adulto Femenino Jeremy Cachiguango 3 Preescolar Masculino 6 Pedro Moreta 61 Adulto mayor Masculino Javier Moreta 32 Adulto Masculino Mercedes Campolema 65 Adulto mayor Femenino Magdalena Santacruz 32 Adulto Femenino Lourdes Moreta 34 Adulto Femenino Jailly Moreta 10 Escolar Masculino 7 Carlos Iguagua 59 Adulto Masculino Johana Iguagua 15 Adolescente Femenino
Agrobiodiversidad de las chacras familiares de Fakcha Llakta. La chacra más biodiversa es la de la familia Perugachi con 84 especies (28% del total registrado). De esta variedad, 32 son ornamentales, 28 alimentarias y 24 medicinales (ver tabla 2). La chacra de la familia Terán está estructurada de manera estratificada con predominancia de recursos agroalimentarias con una cantidad de 29 especies, es la segunda con mayor agrobiodiversidad alimentaria, siendo la primera la chacra familiar Iguagua.
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Tabla 2. Especies vegetales presentes en las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta y usos de las mismas. Periodo abril – junio 2016. Chacras Abundancia en función del uso de las especies vegetales familiares Alimentarias Medicinales Ornamentales Total Cushcahua 4 2 0 6 Terán 29 23 9 61 Santacruz 19 19 6 44 Yamberla 13 7 4 24 Pereguche 28 24 32 84 Moreta 20 10 1 31 Iguagua 31 12 5 48 Total 144 97 57 298 Las 68 especies agroalimentarias registradas se encuentran comprendidas por 25 familias botánicas y se agruparon en 5 categorías de cultivos, donde las frutas tienen mayor abundancia, y los cereales y leguminosas tienen menor abundancia entre las especies agroalimentarias (ver tabla 3). Tabla 3. Abundancia de especies agroalimentarias agrupadas por categorías de la comunidad Fakcha Llakta. N° Categoría Abundancia I Cereales 5 II Leguminosas 6 III Hortalizas y verduras 22 IV Raíces y tubérculos 8 V Frutas 27 Total 68
El calendario de siembra y cosecha de las chacras familiares Fakcha Llakta es una comunidad agrícola donde se almacenan, se conservan y se intercambian semillas, lo que ha dado origen a una infinidad de cultivos y variedades. El trueque de productos y semillas entre los comuneros ha permitido que sus espacios agrícolas se extiendan, incrementen y diversifiquen las dietas alimentarias en beneficio del componente humano familiar a lo largo de los 12 meses del año. En las chacras se evidenciaron dos (2) de los tres (3) métodos de diversificación de cultivos planteados por Vázquez, Orozco, Rojas, Sánchez y Cervantes (1997). Los métodos son: (a) por semillas (reproducción sexual) y (b) por órganos vegetales (propagación asexual). Por su parte, la propagación asexual se desarrolla a través de la propagación por injertos y la multiplicación por material vegetativo (ver tabla 4).
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Tabla 4. Métodos de diversificación de los cultivos por chacra familiar de la comunidad de Fakcha Llakta. Chacras Número de especies agroalimentarias por método de diversificación. familiares Semillas Órganos vegetales (Reproducción sexual) (Propagación asexual) N° de % Chacra N° de % Chacra Total especies especies 1: Cushcahua 3 75,00 1 25,00 4 2: Terán 10 34,48 19 65,52 29 3: Santacruz 6 31,58 13 68,42 19 4: Yamberla 8 61,54 5 38,46 13 5: Pereguche 0 0 28 100,00 28 6: Moreta 15 75,00 5 25,00 20 7: Iguagua 6 19,35 25 80,65 31 Total 48 - 96 - 144
Sistema calendárico de siembra y cosecha de las especies agroalimentarias Las siete chacras familiares incluyen especies agroalimentarias comunes, sus tiempos de siembra, de cosecha y de reposición difieren entre sí, al igual que sus cantidades y consideraciones astronómicas. La decisión de sembrar en tiempos y cantidades está determinada por la idiosincrasia de los miembros de la unidad productiva y de los factores ambientales. La chacra familiar Cushcahua es la que incorpora menor número de especies (4) en la producción agrícola anual con respecto a las demás chacras familiares, por consiguiente, es la que presenta menor agrobiodiversidad alimentaria vegetal. Los rendimientos de las especies agroalimentarias no satisfacen la demanda nutricional de los integrantes de esta unidad productiva, por lo tanto, tienen inseguridad alimentaria durante varios meses del año. Esto se refleja en las cantidades y en los periodos de cosecha establecidos en el calendario. Sin embargo, existen chacras familiares que alcanzan el umbral requerido para satisfacer los requerimientos alimentarios de sus integrantes durante los 12 meses del año como los son las chacras familiares Terán, Santacruz e Iguagua. El calendario de siembra y cosecha de cada unidad productiva contribuyó a la construcción de un calendario agrícola comunal para cada categoría de cultivo, donde se establecieron tiempos de siembra, cosecha y fases lunares en común. Destacando así el calendario de la categoría de cultivo de raíces y tubérculos, debido a la utilización de un calendario lunar para la siembra de 3 especies agroalimentarias: Ipomoea batatas, Oxalis tuberosa y Solanum tuberosum (ver figura 1).
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Categoría IV: Raíces y tubérculos Meses del Año
Solanum tuberosum
Diciembre
Papa
Noviembre
Oxalis tuberosa
Octubre
Oca
Septiembre
8
Tropaeolum tuberosum
Agosto
7
Mashua
Julio
6
Smallanthus sonchifolius
Junio
5
Jícama
Mayo
4
Ipomoea batatas
Abril
3
Camote
Marzo
2
Nombre científico
Febrero
1
Cultivo
Enero
N°
Remolacha Beta vulgaris Yuca
Manihot esculenta
Zanahoria A r r a c a c i a blanca xanthorrhiza Cosecha Leyenda
Siembra Cuarto creciente Cuarto menguante
Figura 1. Calendario de siembra y cosecha de las especiales agroalimentarias de la categoría IV “Raíces y tubérculos”.
Los aportes nutricionales generados por los recursos naturales de las chacras familiares En Fakcha Llakta, el material vegetativo utilizado para la diversificación de cereales, leguminosas, tubérculos, hortalizas y verduras y especies frutales, significa un mecanismo de intercambio de materiales y su mejoramiento. Esta actividad se focaliza como estrategia de conservación del acervo genético y de sobrevivencia de los miembros de las unidades productivas. Los cuales, al consumir adecuadamente alimentos de la producción derivada de los agroecosistemas tradicionales aumentarían su grado nutricional familiar y valorizarían los productos agroalimentarios tradicionales (ver tabla 5). 98
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Tabla 5 Cultivos tradicionales de Fakcha Llakta y sus aportes nutricionales obtenidos a partir de la tabla de composición de alimentos de la ENSANUT-ECU 2012 por 100 g de ingesta.
Sin embargo, los integrantes de las unidades familiares no presentan un patrón de consumo adecuado de macro y micronutrientes. Estos registraron déficits nutricionales, principalmente, de proteínas, grasas, calcio y vitamina A al determinar los alimentos que consumen con el método de recordatorio de 24 horas. 99
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Al respecto, se propone una agenda agroecológica para la comunidad de Fakcha Llakta, estructurada a partir de la producción local: su sistematización, organización y planificación. Ésta comprende los tiempos de siembra y de cosecha de los recursos agroalimentarios tradicionales y externos, que satisfacen el déficit nutricional de los miembros de las unidades familiares. El uso de la agenda, no sólo permitirá aumentar el grado nutricional, sino que también dará lugar a la conservación del acervo genético de la agrobiodiversidad y de los saberes locales.
La agenda agroecológica La agenda agroecológica de la comunidad de Fakcha Llakta es un documento técnico y didáctico, generado a partir de las políticas alimentarías y nutricionales del estado ecuatoriano, de los componentes de las chacras y de los saberes locales y ancestrales. Está conformada por 9 capítulos desarrollados a través de la participación y toma de decisiones consensuadas entre los habitantes de la comunidad y el equipo asesor de esta investigación. La Agenda se estructuró de la siguiente manera: 1.Presentación 2.Políticas alimentarias y nutricionales del estado ecuatoriano. 3.La comunidad de Fakcha Llakta: características y ubicación geográfica. 4.Beneficios del uso de los recursos naturales de la comunidad de Fakcha Llakta. 5.Los recursos naturales de las chacras familiares. 6.Recursos agroalimentarios de las chacras familiares. 7.Patrones de consumo de los recursos agroalimentarios de las chacras familiares. 8.Los recursos naturales de las chacras familiares: fuente de aporte nutricional para los integrantes de las unidades productivas. 9.Calendario de siembra y cosecha de las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta: base nutricional de las familias. La agenda responde a la planificación, organización y sistematización de los periodos de siembra y cosecha, así como de los aportes nutricionales generados a partir del consumo de los recursos naturales alimentarios. El uso de esta permitiría incrementar el estado nutricional de los integrantes de las unidades familiares, a través del aporte de macro y micronutrientes provenientes de una alimentación variada y nutritiva, basada en la agrobiodiversidad vegetal alimentaria de la comunidad y de aportes externos. El documento está dirigido a los habitantes de la comunidad, con el propósito de promover el consumo de los recursos naturales alimentarios de la zona y externos, a fin de mejorar la calidad de vida, garantizar la seguridad y soberanía alimentaria y la conservación del acervo genético de la agrobiodiversidad y de los saberes locales.
Conclusiones El calendario agrícola permite organizar y planificar los tiempos de siembra y de cosecha, así como también los periodos o épocas de reposición. En tres de las siete chacras familiares las cosechas de los recursos agroalimentarios garantizan la seguridad alimentaria durante los 12 meses del año. El maíz (Zea mays), la papa (Solanum tuberosum), la zanahoria blanca (Arracacia xanthorrhiza), el zambo (Cucurbita ficifolia), el zapallo (Cucurbita máxima) y el limón (Citrus limon) son las especies agroalimentarias que presenta mayor rendimiento en las chacras. 100
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A fin de promover una alimentación variada y nutritiva, garantizando la seguridad y soberanía alimentaria, se construyó un calendario agrícola a partir de las épocas de siembra y cosecha, periodos de reposición y fases astronómicas. Los recursos naturales alimentarios de las chacras familiares aportan macro y micronutrientes propicios para la salud de los integrantes de las unidades familiares. Las cantidades nutricionales se encuentra en función de las cuantías de ingesta y estas a su vez se relacionan con la cantidad de recursos agroalimentarios que se encuentran a la disposición y acceso. En las siete chacras familiares no existe una ingesta correcta y equilibrada de macronutrientes, debido a un consumo bajo de proteínas, grasas, calcio y vitamina A. La ingesta de carbohidratos y energía se encuentra en un rango que va de adecuada a alta. En la mayor parte de las chacras familiares, la ingesta de micronutrientes provenientes de los recursos agroalimentarios vegetales es deficiente a excepción del fósforo y la Vitamina C que presentan aportes nutricionales adecuados a varias de las unidades familiares. La agenda agroecológica de las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta está orientada a satisfacer el déficit nutricional que presentan los integrantes de las unidades familiares y a promover una alimentación variada y nutritiva a fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la comunidad, conservando la agrobiodiversidad y los saberes locales y ancestrales.
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Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública.
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LA FAUNA EDÁFICA: MACROINVERTEBRADOS COMO BIOINDICADORES DE CALIDAD DEL SUELO DE LAS CHACRAS (EDAPHIC FAUNA: MACROINVERTEBRATES AS BIOINDICATORS OF THE SOIL QUALITY OF THE CHACRAS) Jorge Renato Oquendo Andino Diego Darío Romero Cruz Universidad Técnica del Norte – FICAYA – Carrera de Ingeniería en Recursos Naturales Renovables
Resumen El suelo provee un sinnúmero de servicios ecosistémicos de vital relevancia tanto para la naturaleza como para el ser humano. Este componente es un sistema complejo que depende de varios factores como la cantidad de materia orgánica, la carga microbiana y el tipo y abundancia de los organismos presentes. Por tanto, es de suma utilidad brindar estrategias y metodologías aplicables para la valoración de este recurso. En este sentido, los artrópodos pueden adquirir el rol de bioindicadores del estado del suelo, ya que poseen interacciones con los procesos de degradación y reciclaje de elementos nutritivos presentes en el medio. La presencia de algunas especies puede indicar una buena calidad de las chacras agrícolas y el cambio de uso de su hábitat. Estudios de estos organismos han sido utilizados como medios de evaluación, tomando en cuenta su rol en el ecosistema edáfico relacionado con plantas, microorganismos y con los cambios drásticos relacionados con actividades antrópicas. Palabras clave: Macroinvertebrados, bioindicadores, calidad del suelo, chacras
Abstract The soil provides ecosystem services of vital relevance to both nature and human beings. This component of the biosphere is a complex system that depends on several factors such as the quantity of organic matter, the microbial diversity and the different kind and abundance of the organisms on the soil. Therefore, it is extremely useful to provide strategies and methodologies applicable to the valuation of this resource. Some of these individuals, especially arthropods, may acquire the role of bioindicators of soil status because they have interactions with the processes of degradation and recycling of nutrients present in the environment. Some species can indicate with their presence a good quality of the chacras and others be very sensitive to the change of use of their habitat. Have been used studies of these organisms as means of evaluation, considering their role in the edaphic ecosystem related to plants, microorganisms and drastic changes related to anthropic activities. Keywords: Macroinvertebrates, bioindicators, soil quality, chacras
Tantachikyuyay Allpaka ashka sumak mutsurishkakunatami kumun pachamamaman, runakunamanpash. Kay mutsurishkakakunaka shuk shuk sami allpapi tyashkakunawanmi yanapan hatun, uchilla ima layakunawan chaypimi kawsak kashkatapash rikuririn. Chaymantami mutsurishkapacha kan imashina, imalaya, imashpa tupuna taripanamantapash. Chaypika ima kurukuna uchilla wiwakunapash allpapi kawsashpaka rikuchinmi alli mana alli tarpuykunapa kashkata. Chay wiwakukunami mikuykunapash alli kashkatapash rikuchinkuna, mana allikunakataka shitankapak anchuchinkapakpash. Shinallata wakin wiwakukuna allpapi kawsakushpaka rikuchinmi alli mana alli kashkatapash, trukana mana trukanatapash. Kay yachaykuataka taripayta usharinkunallami imashi tukuyllakuna allpapi paktachishkata rikushpa, wakinkunaka yurakunapi, yurakunawan hatun, uchilla wiwakukunakaman ñukanchik allpa llankaykunapi paktachishkatami riksichinkuna. Mutsurik shimikuna: Yaya tulluyukwiwakuna; kawsakta rikuykuna, alli allpakunamanta. 103
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Introducción Ecuador es considerado como un sitio privilegiado por su ubicación y gran biodiversidad, y como resultado de estos atributos posee una gran riqueza de especies repartidas en un sinnúmero de hábitats en una amplia gama de climas en distancias muy cortas. Dentro de la gran variedad de recursos se presentan suelos muy fértiles derivados de la actividad volcánica, páramos que brindan suministro constante de agua, así como temperaturas favorables para desarrollar una agricultura próspera con cultivos de climas tropicales y templados, adaptados a una variedad de suelos que, además de la importancia ecológica, tienen una gran influencia sobre los seres humanos como base del desarrollo económico tanto local, regional y global. El suelo puede definirse como la superficie de la tierra que contiene material mineral no consolidado, el cual ha estado sometido a la influencia de factores ambientales críticos durante períodos prolongados de tiempo. Este recurso es considerado también como un cuerpo natural vivo donde se desarrollan interacciones dinámicas con la atmósfera y con los estratos, influyendo así en el clima y en el ciclo hidrológico. Estas características intrínsecas del suelo dan como resultado un hábitat propicio para el crecimiento de diversos organismos edáficos que son componentes esenciales para ciclos biogeoquímicos de nutrientes, degradación de materia orgánica y balance ecológico (Gardi, et al; 2014). Según Espinosa, Andrade, Rivera y Romero (2011), el suelo en estado natural está en armonía con el ambiente e interactúa fuertemente con la biosfera y posee una gran diversidad de macrofauna y microfauna y los cambios adversos en sus atributos, conducen a reducir la función de su capacidad. Así la degradación del suelo conlleva alteraciones en sus propiedades y procesos con el tiempo. Esos cambios pueden ser debidos a la remoción y cambio del equilibrio dinámico del suelo con el ambiente debido a perturbaciones naturales o antrópicas. Según Lavelle y Spain (2001), cuando un sistema natural es modificado con el fin de promover actividades productivas como la agricultura, se provocan cambios en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. La intensidad del cambio de uso de suelo determinará grupos funcionales de organismos edáficos que tengan la habilidad de adaptarse a dichas modificaciones. Principalmente, la macrofauna del suelo se manifiesta en el manejo de escalas de tiempo de meses o años, por lo que se enfatiza a estos organismos como indicadores biológicos de la calidad de suelo. Las interacciones del ser humano con el planeta han creado desequilibrios en los ecosistemas, siendo la degradación de suelos una de las causas principales de los problemas biofísicos y socioeconómicos del mundo. Las consecuencias de la degradación apresurada de suelos son de similar trascendencia que las del calentamiento global y la pérdida de biodiversidad, estando estos tres procesos muy relacionados, proyectándolo como el principal factor que evita la sostenibilidad de la utilización de las tierras agrícolas, lo que conlleva a mayores dificultades en la producción de alimentos y fibras para el actual crecimiento demográfico a nivel mundial, especialmente en países en vías de desarrollo (Pla, 2006). Los sistemas agrícolas como las chacras que constituyen sistemas mixtos de cultivo tienen gran influencia sobre los organismos del suelo, incluyendo sus actividades y su biodiversidad. En otro ámbito, el aclareo de terrenos forestales o pastizales para el cultivo afecta al entorno del suelo y reduce drásticamente la cantidad y número de especies de organismos del mismo. Las malas prácticas agrícolas son uno de los principales problemas de la pérdida de biodiversidad edáfica, debido que los organismos de suelo van desapareciendo por la degradación continúa debido a factores de cambio de uso del terreno (Food and Agriculture Organization [FAO], 2015). 104
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Según Romero (2017), la presencia de ciertos órdenes en las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta puede constituirse en bioindicadores de la calidad del suelo. De la clase insecta, el orden Coleóptera fue el más abundante con sus familias Carabidae, Tenebrionidae, Curculionidae e Histeridae. Esto se debe a que los coleópteros poseen distintos roles en la conservación del suelo. Además, analiza el cambio de la diversidad y abundancia de organismos de suelo dependientes de la variación de la epoca de colecta y su relación con la cantidad de nutrientes contrastado con materia orgánica presente en estos patios productivos. La macrofauna en el suelo es un factor importante debido que genera beneficios para sostenibilidad de los agroecosistemas, entre ellos, el incremento de la dinámica de la materia orgánica y cambios de algunas de las propiedades físicas del suelo (Lavelle, Decaëns y Aubert, 2006). La fauna del suelo actúa como un factor determinante en la fertilidad de este y por ende en el funcionamiento global del sistema edáfico, la misma que puede ser afectada por los diferentes usos y manejos del suelo (Lavelle, Senapati y Barros, 2003). Sin embargo, la contaminación de suelos por el uso excesivo de fertilizantes afecta la macrofauna provocando la pérdida de su diversidad. Los biocidas que son utilizados en los cultivos agrícolas con el fin de obtener un mejor rendimiento merman el crecimiento de las comunidades edáficas. En consecuencia, las actividades, riqueza y diversidad de estos organismos también pueden ser afectadas por variaciones en la cobertura vegetal, calidad del material vegetal y las variaciones estacionales (Velásquez, 2004).
Relaciones ecológicas de organismos con el suelo Existe una cadena compleja entre los componentes del suelo y los organismos que en el coexisten, cada uno tiene su rol ecológico totalmente equilibrado en ecosistemas naturales. Esta red alimentaria no es más que un flujo de energía que mantiene estos suelos estables y fértiles, y sin duda la resiliencia de la trama trófica está ligada a la biodiversidad del mismo. A continuación, se presentan estos componentes bióticos y su relación con el suelo.
Figura 1. Relaciones entre biota del suelo y su rol ecológico. Tomado de FAO (2015). 105
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Como se observa en la figura, los artrópodos son un componente esencial del estado del suelo. Entre ellos, la macrofauna edáfica que está constituida por organismos cuyo diámetro va desde los 2 mm hasta los 20 mm, intervienen en distintos procesos como la agregación y estructura del suelo, en la textura, intercambio gaseoso, movimiento de masas de agua, y en la transformación de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo (Neher, 1999; Cabrera, Robaina y Ponce de León, 2011a). Después de cinco décadas de aparición de la revolución verde en la agricultura ecuatoriana, una buena parte de los suelos del país se han visto seriamente afectados, a causa de esas tecnologías inadecuadas, las cuales provocaron desbalances en los agroecosistemas y contaminación ambiental, generando impactos negativos tanto en la salud de los agricultores como en el medio ambiente (Suquilanda, 2008). Para Cabrera (2012), las características de la fauna edáfica varían en ecosistemas naturales que han sido sometidos a distintos tipos de actividades antrópicas. De esta manera se asegura la posibilidad de la edafofauna como bioindicador de la calidad y estado de conservación del suelo. Para conocer el grado de antropización del suelo se manipulan distintas variables del sustrato, como sus propiedades físicas, químicas y biológicas, siendo la macrofauna uno de los principales componentes biológicos que ayudan y pueden ser utilizados para dicho propósito. Esto debido a que su riqueza taxonómica, densidad, biomasa y composición depende de los diferentes usos del suelo. La biodiversidad de la macrofauna presente en el suelo proporciona servicios funcionales al sustrato y sus componentes, los cuales ayudan a disolver materiales vegetales y animales, que se quedan como materia orgánica en descomposición en la superficie del suelo. La comprensión del papel vital que cumplen los organismos del suelo ayudaría sin duda a aumentar la producción de alimentos y reduciría la pobreza, el hambre y la malnutrición en países como los existentes en África donde la degradación del suelo se da a gran escala lo cual no permite el mantenimiento de la seguridad alimentaria, la salud ambiental, la calidad del agua y la regeneración de los bosques ya que la fauna edáfica juega un papel importante en las funciones biológicas del suelo (Usman, Muhammad y Chiroman, 2016). Para Rendón, Artuduaga, Ramírez, Alveiro y Leiva (2011), la macrofauna es sensible a condiciones adversas del suelo, afectado así sus funciones y diversidad. La intención de evaluar el suelo en algunos agroecosistemas fue para conocer la fauna edáfica presente en los cultivos de mora, pasto y aguacate. Estudios en sistemas agroforestales muestran como la macrofauna del suelo es afectada principalmente por factores como, la disposición de los agroecosistemas y las épocas de precipitación máxima y mínima, viéndose comprometida su diversidad, densidad y riqueza. Los resultados muestran que la densidad de macrofauna es mayor en la época de máxima precipitación. También se observó que los sistemas agroforestales intervienen en la presencia y ausencia de grupos taxonómicos como Homóptera y Raphidioptera. (Suárez, Durán y Rosas, 2015). De acuerdo a los resultados obtenidos en Colombia, luego de realizar un estudio para conocer la abundancia y biomasa de organismos edáficos en tres diferentes tipos de uso de suelo (praderas de ryegrass y kikuyo con un bosque secundario), se observa que los cambios en la cobertura vegetal generan una variación en las poblaciones de fauna edáfica. La transformación de bosque a pradera causó efectos perjudiciales en la macrofauna, disminuyendo la riqueza de especies y aumentando la abundancia de grupos que pueden adaptarse a condiciones adversas. También se pudo observar que fauna edáfica se desarrolla en su mayor parte en el mantillo a una profundidad de 10 cm, ya que al superar esta medida los niveles de oxígeno y el contenido de materia orgánica se van reduciendo, impidiendo que estos organismos puedan desarrollarse (Castro, Burbano y Bonilla, 2007).
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Otro estudio realizado en Pasto, Colombia, evaluó la biomasa, diversidad y abundancia de la fauna edáfica en cuatro sitios con diferentes usos de suelo donde dos de ellos poseían cultivo de papa, uno con labranza mínima y otro con labranza tradicional, mientras que el tercero era un suelo descubierto y por último un campo de kikuyo. La macrofauna encontrada se identificó hasta orden y familia. Se observó también que la mayor diversidad y abundancia de organismos estaba presente en el suelo desnudo y en la pradera de kikuyo. Mientras que en los suelos sometidos a labranza se encontraron ácaros, los cuales son particulares en este tipo de sistemas productivos. En cuanto a lombrices de tierra su mayor biomasa estuvo presente en los suelos menos degradados por actividades humanas, de esta manera siguen reafirmándose como bioindicadores de calidad del suelo. Por la tanto, la labranza afecta la diversidad de la fauna edáfica y su desarrollo en suelos perturbados (Botina, Velásquez, Bacca, Castillo y Dias, 2012). En Uruguay se realizó una investigación para evaluar el efecto de cinco tipos de suelo sobre la densidad y riqueza de la fauna edáfica, encontrándose que la intensidad jugó un papel importante en obtención de resultados. Se tomó como control un campo natural el cual poseía gran riqueza en cuanto a familias del Orden Coleóptera. La intensificación del suelo involucró un reemplazo completo de la vegetación natural existente, lo cual produjo cambios en las comunidades edáficas. Esto indica que la macrofauna al tener una estrecha relación con el suelo es un instrumento útil que permite evaluar las sustentabilidad de nuevas tecnologías para un manejo adecuado de suelos y cultivos (Zerbino, Altier, Morón y Rodríguez, 2008).
Degradación del suelo Según la Food and Agriculture Organization (FAO, 2016), la degradación puede definirse como una alteración en el suelo debido a la incapacidad de un ecosistema para generar servicios u ofrecer servicios ecosistémicos tanto a seres humanos como a los animales. Este deterioro progresivo del suelo también se debe a las malas prácticas y actividades, como el uso de biocidas, sobrepastoreo, desarrollo urbano e industrial, agricultura mecanizada y deforestación masiva, provocando así impactos irreversibles sobre dicho recurso. De acuerdo con Gardi et al. (2014), los principales factores que aportan a la degradación de suelos naturales son los que se presentan a continuación.
Erosión La erosión es la degradación y el transporte de suelo o roca en la superficie terrestre debido a la acción de agua o hielo, el viento y los cambios térmicos, entre otros, los cuales son causas naturales que no afectan en gran medida a la pérdida de este recurso. Pero las actividades humanas como deforestación, cambio de usos de suelo, pueden acelerar este proceso causando un mayor impacto sobre este recurso, disminuyendo su rendimiento. Compactación El pastoreo intensivo y la mecanización excesiva en áreas agrícolas están ligados íntimamente al grado de compactación existente en el suelo, debido que estas actividades son particularmente antrópicas. Esto provoca cambios en las condiciones físicas y disminución de la tasa de infiltración del suelo, lo que afecta al crecimiento de las plantas y aumenta la susceptibilidad a la erosión (Espinoza et al., 2011). Sin embargo, la demanda actual de alimentos provoca que en la agricultura y la ganadería se realicen prácticas que deterioran progresivamente el suelo. Pérdida de fertilidad Los efectos negativos sobre la fertilidad de los suelos son la reducción tanto de la capacidad de absorción de nutrientes como de la eficacia de fertilizantes y plaguicidas, el aumento de la demanda 107
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de labranza y energía requerida, y una disminución de la infiltración del agua, incrementándose la escorrentía superficial y el riesgo de erosión. Por lo tanto, los suelos al no tener un adecuado manejo tienden a perder su fertilidad, debido a actividades antrópicas que los degeneran. Contaminación Los contaminantes pueden ser orgánicos o inorgánicos y, dependiendo de la vulnerabilidad del suelo y la concentración del contaminante presente, estos pueden ser residuos industriales y domésticos provenientes de una gran variedad de actividades humanas (agrícolas, forestales, minería de extracción, urbanas e industriales), que pueden alcanzar el suelo directamente por su presencia en el agua, provocando diferentes efectos negativos sobre la salud humana, el crecimiento de las plantas y la densidad, diversidad y actividad de los organismos del suelo y, consecuentemente, sobre la función específica que estos cumplen (Gardi, et al., 2014).
Pérdida de la biodiversidad edáfica De acuerdo a la FAO (2000), la fertilización, tanto orgánica como mineral, tiende a estimular los organismos del suelo y el uso excesivo de pesticidas puede disminuir sensiblemente su población. Los monocultivos pueden afectar esas poblaciones ya sea porque proporcionan continuamente el mismo tipo de material orgánico o por la acumulación de substancias tóxicas segregadas por las raíces, reduciendo así la diversidad de las especies y rompiendo el equilibrio. Por tanto, la pérdida de la fauna edáfica representa una pérdida de la calidad del suelo, debido que estos organismos son los encargados de la descomposición de materia orgánica brindando nutrientes al suelo para que las plantas puedan asimilarlas. El suelo mantiene una estrecha relación con los organismos que viven en él, por lo tanto cuando sus propiedades físicas y químicas son afectadas debido a actividades antrópicas como el cambio de uso de suelo, la contaminación por descargas residuales y el usos biocidas, se generan daños en la macrofauna del suelo reduciendo la diversidad y abundancia de las poblaciones de los diferentes organismos que allí se encuentran. El clima es otro factor importante en esta relación ya que algunos grupos invertebrados, son sensibles a los cambios estacionales lo que provoca una reducción de poblaciones (Curry, 1987). La macrofauna consiste en un gran número de diferentes organismos que viven en la superficie del suelo, en los espacios que existen en éste (poros) y zonas muy cercanas a las raíces. Su modo de vida, sus hábitos alimentarios, sus movimientos en el suelo, sus excreciones y su muerte tienen impactos directos e indirectos sobre su hábitat. Es por ello que las actividades biológicas de la macrofauna del suelo regulan los procesos y la fertilidad del mismo en un grado significativo (Ruiz y Lavelle, 2008). Sin embargo, otros factores diferentes como los antes citados pueden reducir drásticamente la cantidad de organismos asociados a chachas agrícolas. El cambio de uso de suelo por actividades turísticas en terrenos que antes eran productivos en la comunidad de Fackcha Llakta, es el principal factor para el decrecimiento de macrofauna que tiene como rol mantener equilibrado el suelo, haciéndolo propicio para el cultivo de especies vegetales de importancia económica (Romero, 2017)
Macrofauna como indicadores biológicos La identificación de la macrofauna como bioindicadores de la calidad o estado del suelo en la actualidad es de gran importancia, ya que este recurso es primordial para la producción agrícola y para la alimentación de todos los seres vivos, incluido el ser humano (Cabrera, 2012). Sin embargo, los grupos de fauna edáfica varían en su composición, abundancia y diversidad, todo esto con base al estado del suelo que es afectado por el cambio de uso y otros factores antrópicos, lo que permite considerar a la 108
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macrofauna como un indicador biológico de la alteración que sufre este recurso. (Pashanasi, 2001; Lavelle et al., 2003; Ruiz, Feijoo y Rodríguez, 2010; Cabrera, Robaina y Ponce de León, 2011b). A continuación, se presentan los grupos de macrofauna utilizados generalmente como bioindicadores del estado del suelo. Tabla 1. Principales grupos taxonómicos de macrofauna edáfica. Filo Clase Orden Annelida Clitellata Haplotaxida Arachnida Araneae Coleoptera Dictyoptera Hemiptera Arthropoda Insecta Hymenoptera Isoptera Isopoda Orthoptera Diplopoda Chilopoda Mollusca Gastropoda
Nombre común Lombrices de tierra Arañas Escarabajos Cucarachas Chinches Hormigas Termitas Cochinillas Grillos y saltamontes Milpiés Ciempiés Babosas y caracoles
Manejo y conservación de suelo
El manejo y conservación de suelos en la agricultura tradicional se encarga de crear condiciones edafológicas que favorezcan al crecimiento, desarrollo y la posterior cosecha de los cultivos. Se pueden emplear sistemas de manejo de suelos, los cuales no deben producir impactos ambientales que perjudiquen a los seres humanos y los recursos naturales como el agua, el aire, la fauna, la flora, entre otros. Dichos sistemas no deberían usar biocidas los cuales son tóxicos y causan serios problemas a la salud, provocan la muerte de diversos organismos y contaminan los suelos produciendo una disminución de las poblaciones, de la diversidad y de la actividad de la macrofauna del suelo (FAO, 2000).
Conclusiones El uso de la fauna edáfica es una herramienta para la determinación del estado del suelo y puede ser aplicada como una técnica válida a un sinnúmero de ecosistemas, esto debido a que las diferentes comunidades de macrofauna, presente tanto sistemas naturales como los intervenidos por el ser humano, varían de acuerdo al nivel de perturbación ocasionado por el uso del suelo. Los principales factores que afectan directamente a la abundancia y presencia-ausencia de especies, se ve relacionado con las alteraciones de procesos relacionados con el equilibrio del ecosistema como lo es el flujo de energía, el equilibrio de nutrientes en el suelo, las afectaciones al ciclo hidrológico, además de aspectos de sucesión ecológica de vegetación natural. La fauna edáfica posee un papel ecológico importante como la degradación de materia orgánica y la mineralización de nutrientes, por ello el manejo de la macrofauna del suelo sin duda será una herramienta de suma utilidad para evaluar la sustentabilidad de las nuevas tecnologías e innovaciones que se proponen para el manejo de sistemas agrícolas en la actualidad.
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AGENTES DE CONTROL BIOLÓGICO: COMPONENTES DE UN MANEJO AGROECOLÓGICO DE LAS CHACRAS (BIOLOGICAL CONTROL AGENTS: COMPONENTS OF AN AGROECOLOGICAL MANAGEMENT OF THE CHACRAS)
Julia Prado Beltrán Miguel Gómez Cabezas
Universidad Técnica del Norte – FICAYA – Carrera de Ingeniería en Agropecuaria. Ibarra, Ecuador
Resumen Los productores tienen diferentes métodos para mantener sus cultivos libres de plagas y entre las estrategias más comunes se encuentran el control manual, mecánico, biológico y químico. El control biológico es un componente del manejo agroecológico que consiste en la regulación de un organismo llamado plaga, a través del uso de otros organismos llamados enemigos naturales o agentes de control biológico, logrando así un equilibrio poblacional y una reducción en el daño de los cultivos. Existen diferentes tipos de agentes de control biológico, entre ellos los parasitoides, predadores, patógenos y nemátodos; para su implementación se usan diferentes estrategias tales como: control biológico clásico, aumentativo y conservativo. El objetivo de este ensayo es analizar los componentes importantes que involucra el control biológico como herramienta para la reducción de plagas en los cultivos y así evitar el uso de pesticidas en los sistemas agrícolas. Palabras clave: Predadores, parasitoides, aumentación, conservación de hábitats
Abstract Producers have different methods to reduce crop pest, the most common strategies are manual, mechanical, biological and chemical controls. Biological control is a component of agroecological management that consists of the regulation of an organism called pest using other organisms called natural enemies or biological control agents, thus reaching a population balance and a reduction of crop damage. There are different types of biological control agents such as parasitoids, predators, pathogens and nematodes; for its implementation, different strategies as well as classical, augmentative and conservative biological control are used. The objective of this essay is to analyze the components that biological control involves as a tool to reduce pests and pesticides applications in agricultural systems. Keywords: predators, parasitoids, augmentative, habitat conservation
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Introducción El control biológico consiste en el empleo de un organismo denominado enemigo natural o agente de control biológico en la regulación de plagas, lográndose con ello un equilibrio poblacional. El control biológico está presente en todos los ecosistemas, de forma natural o por inoculación y es una actividad que se ha implementado a lo largo de la historia (van Lenteren, 2012a). El objetivo de este trabajo es analizar el control biológico como una herramienta dentro del manejo agroecológico para la reducción de plagas, de tal forma que el control químico no sea la única alternativa para el productor.
Antecedentes La primera descripción del uso de control biológico data alrededor de 200 años después de Cristo, en China, cuando hormigas predadoras (Oecophylla smaragdina) fueron liberadas para controlar lepidópteros (Tesseratoma papillosa) en cítricos (Hagen y Franz, 1973). El fenómeno del parasitismo fue descrito por primera vez en Europa en 1602, donde se encontró a la avispa Apanteles glomeratus parasitando a Pieris rapae, una larva plaga de la col (Doutt, 1964). Sin embargo, ya en China se conocía el parasitismo alrededor de 1096 con las moscas parasíticas de gusanos de seda (Bombyx mori) (Cai, Yan y Li, 2005). En 1800, Darwin discutió el empleo de las avispas Ichneumonidae para el control biológico de larvas de col y alrededor de 1827 en Alemania, se realizaron los primeros ensayos de reproducción y liberación de parasitoides para controlar larvas de lepidópteros (Vidal, 2004). En 1926 se empleó con éxito el parasitoide Encarsia formosa para control de escamas en cultivos de tomate bajo invernadero en Inglaterra. Para 1935 se liberaron más de un millón de estas avispas en siete países alrededor del mundo (Hussey y Scopes, 1985). La primera descripción de un patógeno infectando insectos fue del hongo Cordyceps en gusanos de seda en 1726. En 1837 se realizaron ensayos de infestación con Beauveria bassiana para control de lepidópteros (van Lenteren, 2012a), donde se sugirió la reproducción masiva de estos microorganismos para el control de plagas. En el mismo año, en Austria, finalmente se habló enfáticamente del concepto de control biológico, que consiste en el empleo de agentes o enemigos naturales, ya sean nativos o introducidos, que por medio de depredación, parasitismo o competencia reducen la población de otros individuos considerados plaga y que causan daño económico en los cultivos agrícolas (Doutt, 1964). La liberación de ácaros predadores (Tyroglyphus phylloxeridae) se inició en Francia durante el año 1873, para el control de un hemíptero (Daktulosphaira vitifoliae) considerado plaga en el cultivo de uva (Bellows y Fisher, 1999). Uno de los casos más exitosos en control biológico fue el uso de coccinélidos como predadores para controlar escamas en California en 1879, donde alrededor de 10000 adultos fueron liberados y distribuidos en cultivos de cítricos. La población de escamas se redujo exitosamente en menos de un año en los cultivos de cítricos de la región. A partir de este proyecto, diferentes organizaciones se encargaron de desarrollar programas de control biológico. En 1925, Australia soportó el ataque del nopal en 60 millones de acres de pastoreo, gracias a la introducción desde Argentina de una polilla (Cactoblastis cactorum) para controlar esta plaga con gran éxito. Hoy en día, el área afectada por esta plaga es del 1% con relación al área afectada en 1925 (van Lenteren, 2003). En América Latina, la implementación de enemigos naturales para el control de plagas inició a principios del siglo XX. En 1903, se introdujeron coccinélidos (Hippodamia convergens) para el control de escamas en cultivos de algodón en Chile. En 1904 esta experiencia fue replicada en Perú. En 1908 se importaron parasitoides (Encarsia berlesei) a Argentina para reducir la población de escamas en melocotón (Altieri et al., 1989).
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De 1930 a 1940 existió una intensa actividad de control biológico con 57 diferentes enemigos naturales liberados en varios países. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial ocurrió un descenso en la aplicación de agentes de control biológico debido a la dependencia al uso de plaguicidas para el control de plagas (Simmonds, Franz y Sailer, 1976). El interés por reducir problemas de contaminación ambiental y de salud humana, así como las restricciones impuestas por mercados internacionales a productos con residuos agrícolas de alta toxicidad, han fomentado el uso de agentes de control biológico como una alternativa al empleo de pesticidas (Nicholls, 2008). En la actualidad, existen más de 2300 especies de parasitoides y predadores que han sido introducidos alrededor del mundo para ser empleados en programas de manejo integrado de plagas (van Lenteren, 2012b).
Clasificación de agentes de control biológico Los agentes de control biológico se clasifican en parasitoides, predadores, herbívoros, patógenos y nematodos (Mahr, Whitaker y Ridgway, 2008). Los insectos que son llamados parasitoides viven y se alimentan de un hospedero. Estos son de tamaño pequeño y pertenecen al grupo de las avispas (Himenóptera) y las moscas (Díptera). Su ciclo de vida consiste en cuatro estadios (huevo, larva, pupa y adulto). El adulto es de vida libre, las hembras dejan los huevos dentro o fuera del hospedero; cuando los huevos eclosionan, las larvas del parasitoide se desarrollan dentro del insecto hasta convertirse en adulto, causando la muerte del hospedero. Una larva parasítica tiene movimiento limitado por sí misma y solamente mata a un hospedero durante su desarrollo. La mayoría de insectos son atacados por uno o más especies de parásitos (van Driesche, Hoddle y Center, 2007; Mahr et al., 2008). Los parasitoides más comunes son usados para control biológico de plagas en cultivos bajo invernadero. Especies comunes de estos parasitoides son Encarsia formosa, Diglyphus isaea, Dacnusa sibirica, Leptomastix dactylopii y Aphidius smithi, mientras que Trichogramma sp. y algunas moscas parasíticas son empleadas en cultivos de campo abierto (van Lenteren, 2003). Los artrópodos predadores son organismos que atacan, matan y se alimentan de otros individuos durante su ciclo de vida. Generalmente son de tamaño mayor que sus presas y tienen gran capacidad de movilidad. Este grupo de artrópodos es diverso y de gran importancia económica en el control de plagas. La mayoría de las especies son predadoras, ya sea en estado larval o adulta. Su agilidad les permite cazar a sus presas en el suelo, en la vegetación o en pleno vuelo, además los adultos se alimentan de polen o néctar para suplementar su nutrición (van Driesche et al., 2007; Nicholls, 2008). Por otro lado, algunos predadores son especialistas y se alimentan de una sola especie, sin embargo, la mayoría de predadores son generalistas y se alimentan de una amplia variedad de organismos. Los artrópodos predadores pertenecen a los órdenes Coleóptera, Hemíptera, Díptera, Neuróptera, Himenóptera, Mantodea, Dermáptera, Thysanoptera, Ortóptera y Arácnida. Aproximadamente 40 familias del orden Coleóptera son conocidos como predadores, las dos más importantes corresponden a Carabidae y Coccinélidae. Los carábidos son generalistas que atacan larvas y adultos de varios insectos, gusanos de raíz y otros organismos en el suelo. Al igual que los carábidos, los coccinélidos son generalistas y se alimentan de áfidos, escamas, cochinillas, moscas blancas y ácaros, especialmente en estadios de huevo y larva (Mahr et al., 2008). Los herbívoros son animales que se alimentan de las plantas, específicamente actúan como control biológico de malezas, que a diferencia de la depredación y el parasitismo no causa la muerte de su presa. Hay diferentes mecanismos por el cual los agentes de control biológico atacan las malezas ya sea por alimentación de follaje y la savia, formación de agallas o afectan el tejido de las plantas causando enfermedades en las mismas (Flint, Dreistadt y Clark, 1998; van Driesche et al., 2007). Alrededor de 41 especies de malezas han sido controladas exitosamente alrededor del mundo introduciendo insectos y patógenos (McFadyen, 2000). 114
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Los patógenos son microorganismos que causan enfermedades a los insectos plaga, entre los más comunes se encuentran bacterias, hongos, virus and protozoos. Algunos patógenos son altamente letales causando mortalidad a una gran población de la plaga, mientras otros son menos letales y retardan el desarrollo del insecto, acortan el ciclo de vida o impiden la reproducción. Existen condiciones específicas que son necesarias para la efectividad de los patógenos, así para los hongos se requiere alta humedad relativa para producir esporas y germinar, los virus tienden a ser más específicos y funcionan rápidamente cuando la población hospedera es alta para su dispersión de individuo a individuo, en cambio las bacterias deben ser ingeridas por la plaga para que las esporas proteicas tóxicas invadan el organismo del insecto (van Driesche et al., 2007; Mahr et al., 2008). Los nemátodos representan un grupo de diminutos gusanos cilíndricos, no segmentados, que ocupan diversos hábitats. Estos parasitan insectos que viven en hábitats acuáticos (larvas de dípteros) o en suelos húmedos (larvas y pupas, gusanos de raíz, gusanos cortadores y grillos). Los nematodos son generalmente animales acuáticos por lo que su ambiente debe ser húmedo para que se muevan y sobrevivan, ellos no son efectivos bajo condiciones de sequedad. Generalmente los nematodos parasitan los insectos y se reproducen dentro de su presa. Dos importantes familias de nematodos parásitos de insectos son Steinernematidae y Heterorhabditidae. Los individuos de estas familias llevan consigo una bacteria mutualista en su sistema digestivo que es esencial para el éxito del parasitismo (van Driesche et al., 2007; Mahr et al., 2008).
¿Por qué emplear control biológico en un manejo integrado de plagas? En un sistema de producción agrícola en equilibrio, la presencia de enemigos naturales contribuye a disminuir el ataque de plagas a niveles en los cuales estas no causan pérdidas económicas; a diferencia de un sistema agrícola intensivo en donde el empleo de recursos naturales es más rápido que su reposición, ocasionando mayor dependencia del uso de productos sintéticos (Nicholls, 2008). A partir de 1940, el uso de pesticidas se ha convertido en una de las principales alternativas para control de plagas, lo que ha causado un efecto negativo en la biodiversidad y consecuentemente una disminución de las especies que no son consideradas plagas, pero que tienen el potencial de actuar como controladores biológicos (Isaacs, Tuell, Fiedler, Gardiner y Landis, 2009; Parolin, Bresch, Poncet y Desneux, 2012; Balzan, Bocci y Moonen, 2014). La pérdida de los servicios de control biológico tiene un impacto económico en los ecosistemas que podría costarle a la sociedad alrededor de 40 a 74 billones de euros, además de ocasionar una resurgencia de la población de plagas y el surgimiento de plagas secundarias, atribuido a la eliminación de enemigos naturales por la aplicación de insecticidas de amplio espectro (Hardin et al., 1995; van Lenteren, 2012b; Balmer et al., 2013). Los efectos de los pesticidas en los enemigos naturales se dividen en indirectos y directos, los efectos indirectos consisten en la destrucción del hábitat, llevando a reducir los lugares de cópula, reproducción, ovoposición y descanso. Los efectos directos están relacionados con la dosis media letal (LD50) o concentración media letal (LC50) al que los enemigos naturales están expuestos e inciden directamente sobre la fisiología y el comportamiento de los insectos. Los efectos fisiológicos inciden de manera general en la bioquímica y neurofisiología, desarrollo, longevidad de adultos, la fecundidad, la proporción de sexos e inmunología; mientras que los efectos de comportamiento se extienden a la movilidad, orientación, alimentación, ovoposición y la capacidad de aprendizaje (Croft, 1990; Hardin et al., 1995; Desneux, Decourtye y Delpuech, 2007). La resurgencia de plagas o la presencia de plagas secundarias debido a la eliminación de sus enemigos naturales, conllevan a un incremento en la frecuencia de aplicaciones, y consiguiente el desarrollo de resistencia de insectos y ácaros. La resistencia es el resultado de una selección natural de ciertos 115
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individuos que poseen mecanismos genéticos controlados para romper la toxina del pesticida mediante enzimas detoxificadoras, pérdida de susceptibilidad en los sitios de acción, cambio en la estructura del sitio o al número de sitios donde el pesticida causa toxicidad y modificación de la cutícula, siendo estos de carácter hereditario, lo que permite que se transfieran de los progenitores a futuras generaciones (Food and Agriculture Organization of the United Nations [FAO], 2012). Para 1946, ya se conocían 12 casos de resistencia después de la introducción de insecticidas orgánicos sintéticos y se confirmó la resistencia de moscas domésticas al DDT (Georgiou y Lagunas-Tejada, 1991). En 1970 con la introducción de nuevos grupos de insecticidas, tales como ciclodinas, organofosforados, carbamatos, formamidinas, piretroides y neonicotinoides se llegó a reportar 392 casos de resistencia, entre ellos Anopheles sacharovi, Blattella germánica, Boophilus decoloratus, Heliothis virescens, Leptinotarsa decemlineata, Myzus persicae, Plutella xylostella, Psylla pyricola, Spodoptera frugiperda, S. littoralis, Tribolium castaeum, Helicoverpa armígera y Tetranychus urticae (FAO/International Rice Research Institute, 1984). Para 1990 se detectaron más de 500 casos de resistencia de 14 órdenes de artrópodos: Acarina, Anoplura, Coleóptera, Díptera, Dermáptera, Hemíptera, Homóptera, Himenóptera, Siphonaptera, Thysanoptera, Mallophaga, Ortóptera, Lepidóptera, Ephemeroptera (Bellinger 1996). Los pesticidas manejan un mercado alrededor del mundo de 32.2 billones de dólares, con aproximadamente 8 billones en insecticidas (Cole et al., 2007). La resistencia ha sido incluida por las Naciones Unidas desde 1989 dentro de las cuatro principales causas de contaminación del ambiente y la salud humana (Vargas, 2012), anualmente los pesticidas y el plomo causan 1.3 millones de muertes (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2016). En el Ecuador se emplea en promedio anual alrededor de 12.000 toneladas de pesticidas, con un volumen de importaciones de cerca de 1 kg por ecuatoriano o 2 kg por campesino (Escuela Superior Politécnica del Litoral, 2004). Uno de los casos más preocupantes es el alto uso de pesticidas tóxicos en cultivos de papa, en donde se ha relacionado con impactos neurotóxicos sobre la salud, reducción de la atención, dificultad de coordinación visual y un pobre desempeño económico (Cole et al., 2007). El número de intoxicaciones por plaguicidas en la provincia del Carchi alcanzó un promedio anual de 1.7 por 1000 habitantes (Sherwood, Cole y Paredes, 2003). Diferentes países tienen un alto programa de importación de insecticidas, pero poca atención a la investigación en control biológico, estrategia que podría ser implementada en un programa de manejo integrado de plagas para reducir la aplicación de pesticidas y contribuir a minimizar la sobreexplotación de los recursos, favoreciendo así una mayor actividad y estabilidad de los organismos benéficos. En 1962, Rachel Carson publicó el libro “Primavera Silenciosa”, alertando al público en general los problemas asociados con el uso excesivo de pesticidas, a partir de ese momento se ha tenido más conciencia de los problemas relacionados con el uso indiscriminado de químicos, incluyendo desbalance ecológico, desarrollo de resistencia a agroquímicos, resurgencia de plagas, brote de plagas secundarias, problemas con la salud humana, en adición a la presencia de residuos de sustancias tóxicas en agua, alimentos y suelo (Carson, 1962).
Estrategias de control biológico Los enemigos naturales han sido integrados en el manejo de plagas durante siglos, sin embargo, en los últimos 10 años se ha observado un aumento sustancial en su aplicación y conocimiento para ser efectivos en el control de plagas por la nueva tendencia del mercado mundial a productos más inocuos y el interés por reducir la aplicación de pesticidas. Esto ha originado que las investigaciones de control biológico con predadores y parasitoides empleados en el manejo integrado de plagas se presenten en tres planteamientos generales: importación, aumento y conservación de enemigos naturales (Bellows y Fisher, 1999; Jonsson, Wratten; Landis, Tompkins y Cullen, 2010).
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Importación Es conocido como control biológico clásico, implica la introducción de un agente de biocontrol exótico para la regulación de plagas que se han liberado en una nueva área geográfica. Los artrópodos constantemente están siendo transportados de una zona a otra ya sea por accidente o de forma deliberada, tales individuos pueden convertirse en plagas por la falta de enemigos naturales para reducir su población. Así, la importación de agentes de control biológico desde el lugar de origen de la plaga hacia una nueva localidad que logren reproducirse y establezcan una alta capacidad de búsqueda de su presa, llegan a ser muy efectivos en los programas de control biológico (Orr, 2009). Esto después de un proceso de colecta, envío desde el lugar de origen, proceso de cuarentena, evaluación de su eficiencia, liberación y establecimiento del enemigo natural (Knutson, Sailer, Murphy, Carlson y Dogger, 1990). Algunos puntos de controversia existen tras esta estrategia considerando los impactos en individuos que no son plaga, se cree que los enemigos naturales introducidos pueden ejercer parasitismo o depredación en otros organismos que no sean objetivo, probable competencia con especies nativas y efectos en la comunidad y el ecosistema (van Lenteren et al., 2006). Sin embargo, la introducción de enemigos naturales ha influenciado en el control de aproximadamente 200 especies de plagas, en general el nivel de establecimiento de estos enemigos naturales ha sido de un 34%, con supresión total de la plaga en el 16% de los casos y un control parcial en el 42% de las situaciones (Hall, Ehler y Bisabri-Ershadi, 1980; Knutson et al., 1990). El primer ejemplo exitoso de control biológico clásico fue el coccinélido Rodolia cardinalis que fue importado de Australia y Nueva Zelanda para controlar la escama del algodón (Icerya purchasi), una plaga de la industria de los cítricos en California. Desde entonces, cerca de 5000 introducciones de especies de artrópodos se han originado alrededor del mundo (Mahr, Whitaker y Ridgway, 2008). México importó el parasitoide Cephalonomia stephanoderis B. para el control de la broca del cafeto (Hypothenemus hampei F.) en 1988, en campo se ha encontrado hasta el 56% de parasitismo. A partir de este éxito, varios países de Sudamérica y Centroamérica han establecido este programa para el control de la plaga (Ruiz, Coronado y Myartseva, 2007). En Perú se han importado más de 100 especies de enemigos naturales desde 1904, se introdujo junto con Chile, la avispa Metaphycus lounsburyi (How.) para control de la escama negra Saissetia oleae (Oliver) y otras especies de la familia Pseudococcidae. Brasil ha importado diferentes parasitoides y predadores desde 1921 con la avispa Encarsia berlesei para control de la escama Pseudaulacaspis pentagona. En 1970 se importó el parasitoide Cotesia flavipes y en 1920 la avispa Trichogramma galloi (Zucchi) para controlar Diatraea saccharalis en caña de azúcar. Estos programas han tenido gran éxito en el control de plagas. Recientemente, se liberaron tres parasitoides y nematodos entomopatógenos para el control de Sirex noctilio (Postali, 2014). La introducción del parasitoide Psyllaephagus bliteus Rick para controlar el psílido del eucalipto (Glycaspis brimblecombei Moore) en México, Chile y California durante 2001-2002 alcanzó a reducir la población de la plaga de manera eficiente (Ide et al., 2006). En Chile, se importaron los crisomélidos Chrysolina hyperici (Foerster) para el control de la maleza Hypericum perforatum L., lográndose la erradicación total de esta planta (Cordo, 1992). Colombia introdujo la avispa parasitoide Trichogramma pretiosum a finales de los 70s y su aplicación se extendió a Costa Rica, Venezuela, Paraguay, Ecuador y Brasil; el Centro Nacional de Investigaciones de Café (CENICAFE) importó los parasitoides Cephalonomia stephanoderis (Betrem) and Prorops nasuta (Waterston) para controlar el barrenador Hypothenemus hampei (Ferrari) en cultivos de café (Bueno y van Lenteren, 2003).
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Aumentativo Los enemigos naturales no siempre están presentes en un número adecuado para proveer un control de plagas de forma exitosa, debido ya sea a factores ambientales y/o prácticas agrícolas. Un método para que los enemigos naturales logren reducir el daño causado por las plagas en los cultivos agrícolas es incrementando su población mediante la producción, liberación periódica y colonización de los mismos en los campos, lo que se denomina control biológico aumentativo (Mahr et al., 2007). Existen dos formas para aumentar la población de enemigos naturales. La primera es inundación que consiste en liberar un alto número de agentes de control biológico con el objetivo de controlar inmediatamente las poblaciones de plagas donde no existen los enemigos naturales, se recomienda este método en situaciones extremas debido al alto costo de esta actividad. Se aplican a cultivos donde el umbral económico es muy bajo y es requerido un control rápido en los estados iniciales de infestación de la plaga. Los parasitoides que han sido efectivos en liberaciones inundativas son Trichogramma para controlar huevos de varias lepidópteras, Diglyphus begini para minadores (Liriomyza trifolii), el predador Chrysoperla carnea (Stephens) contra áfidos y la aplicación de los hongos entomopatógenos Verticillium, Trichoderma y Beauveria para diferentes tipos de plagas (Mahr et al., 2008; Nicholls, 2008; van Lenteren, 2012b). El segundo tipo de control biológico aumentativo es por inoculación que consiste en liberar pequeños números de enemigos naturales de manera periódica con base en el ciclo de la plaga. Los objetivos de este tipo de control se enmarcan en dos puntos, mantener la plaga bajo los niveles de umbrales económicos y mantener al enemigo natural de forma permanente en el cultivo. La liberación inoculativa es comúnmente aplicada en cultivos bajo invernadero, aunque ha sido empleada extensivamente en cultivos a campo abierto. Uno de los casos más conocidos es la liberación inoculativa del parasitoide Encarsia formosa para reducir las poblaciones de mosca blanca (Trialeurodes vaporariorum) en cultivos de tomate bajo invernadero (Parrella, 1990; Nicholls, 2008). En 1980, Colombia inicio con el programa de manejo de plagas bajo invernadero con enemigos naturales con ácaros predadores (Phytoseiulus persimilis Athias-Henriot) actividad que fue establecida más tarde en invernaderos en Argentina, Chile, México, Perú y Brasil (Bueno, 1999; van Lenteren, 2012b). Se estima que aproximadamente 17.1 millones de hectáreas de cultivo está bajo alguna forma de control biológico aumentativo. La industria ha desarrollado más de 130 diferentes especies de organismos benéficos, de los cuales 53 son artrópodos predadores y 46 parasitoides, existen alrededor de 142 empresas comerciales para distribuir los productos (van Lenteren, 2003). En Cuba existen alrededor de 222 centros de producción de agentes de control biológico, entre ellos el parasitoide Trichogramma, y entomopatógenos como Beauveria bassiana, Bacillus thuringiensis, Verticillium lecanii y Metarhizium anisopliae (Nicholls 2008). Diferentes especies de Trichogramma y el entomopatógeno Bacillus thuringiensis (Berliner) son liberados para controlar lepidópteras en cultivos de pasto, yuca y vegetales; los barrenadores de caña de azúcar son controlados con liberaciones de la mosca nativa Lixophaga diatraeae (Towsend) y se emplea el ácaro predador Phytoseiulus macropilis para el control del ácaro plaga Panonychus citri (McGregor); para reducir el daño por el gorgojo de la papa (Cylas formicarius Fabricius), se manipulan hormigas predadoras (Pheidole megacephala F.), además se realizan aplicaciones nematodos entomopatógenos (Heterorhabditis spp.) de forma periódica (Alemán, Plana, Vidal, Llanes y Delgado, 1998; Bueno y van Lenteren, 2003). Igualmente, Brasil es muy activo en el empleo de control biológico aumentativo, posee 44 centros de producción masiva de enemigos naturales. Las liberaciones del parasitoide Trissolcus basalis han proporcionado el control de plagas en cultivos de soya, así como producción de Baculovirus anticarsia contra lepidópteras (Anticarsia gemmatalis Hübner). El parasitoide Trichogramma pretiosum (Riley) 118
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es liberado para el control de Tuta absoluta (Meyrick) en tomate, y el ácaro predador Neoseiulus californicus (McGregor) para el control del ácaro plaga Panonychus ulmi (Koch) de cultivos de manzano. En Chile, el control biológico aumentativo ha sido implementado para el control de la plaga de brotes de pino (Rhyacionia buoliana) con la liberación del parasitoide Orgilus obscurator (Ness); así mismo se han desarrollado programas de producción de los parasitoides Encarsia y Eretmocerus para el control del minador T. absoluta y T. nerudai (Bueno y van Lenteren, 2003). Colombia ha desarrollado una producción con alta tecnología de parasitoides, predadores, y entomopatógenos y cuenta con nueve institutos para enemigos naturales y cinco para hongos entomopatógenos exclusivamente (García, 1996). Los parasitoides Trichogramma, Lydella minense (Towsend) y Paratheresia claripalpis (Wulp.) son liberados en miles de hectáreas de caña de azúcar para control de diferentes barrenadores. Colombia es conocida por su aplicación masiva de hongos entomopatógenos, se emplea Beauveria bassiana (Bals.) y Metarhizium anisopliae (Metsch) para controlar el barrenador del café y B. bassiana contra Opsiphanes cassina (Fruhstorfer). El Centro Nacional de Investigaciones de Café (CENICAFE) de Colombia produce masivamente los parasitoides C. stephanoderis y P. nasuta para liberaciones periódicas en cultivos de café, además Colombia tiene varios programas de manejo integrado para plagas de invernadero (Bustillo et al., 1995; De Vis, Fuentes y van Lenteren, 1999; Bueno y van Lenteren, 2003). Ecuador ha establecido programas de control biológico aumentativo para cultivos de caña de azúcar y maíz con la liberación del parasitoide Trichogramma (Klein Koch, 1996). Además, existe un programa de manejo integrado de plagas en rosas con la producción y libración de ácaros predadores, así como parasitoides y predadores (Diglyphus isaea y Coenosia attenuata) para controlar minador (Liriomyza trifolii B.) en ornamentales. En Guatemala y Costa Rica emplean diferentes especies de la avispa Trichogramma contra plagas de cultivos de algodón. Guatemala ha establecido además programas de aplicación de Baculovirus contra plagas en cultivos de vegetales y algodón. Por otro lado, Panamá aplica C. flavipes para control de barrenadores en caña de azúcar y Venezuela emplea Telenomus remus (Nixon) para controlar Spodoptera frugiperda (Smith) en cultivos de maíz (Bueno y van Lenteren, 2003). México posee alrededor de 30 centros de producción de insectos benéficos entre parasitoides, predadores y entomopatógenos. Uno de los principales parasitoides empleados en liberaciones aumentativas es la avispa Trichogramma y el predador Crysoperla sp. que en conjunto con otros enemigos naturales se aplican en cultivos como maíz, algodón, caña de azúcar, café, tabaco, soya, sorgo, vegetales, frejol, trigo, forestales y ornamentales (Domínguez, 1996) Conservación Cuando los hospederos primarios o presas no están disponibles, los parasitoides y predadores requieren fuentes alternativas para completar su ciclo de vida, lo que implica establecer plantas con flores para proveer estos recursos. La mayoría de artrópodos benéficos requieren alimento complementario en la forma de néctar y/o polen de las flores para su óptimo desarrollo y altos niveles de reproducción (Klein, Steffan-Dewenter y Tscharntke, 2004; Pywell, Warman y Carvel, 2005). El néctar provee a los enemigos naturales con sucrosa y sus derivados (glucosa y fructosa), aminoácidos esenciales para el crecimiento y desarrollo de los insectos, lípidos, vitamina C, minerales y carbohidratos y el polen es una fuente de proteína (Lu et al., 2014). A esto se denomina manejo y conservación de hábitat que considera la alteración de los sistemas de producción con plantas que provean servicios, de tal forma que se incrementa la disponibilidad de recursos y refugio requeridos por los enemigos naturales para optimizar su desempeño en el 119
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control de plagas (Landis, Wratten y Gurr, 2000). Al aumentar plantas secundarias en un sistema de producción se puede influenciar las interacciones multitróficas entre plagas, artrópodos benéficos y cultivos causando ya sea efectos positivos o negativos vía interacciones directas o indirectas (Bianchi, Booji y Tscharntke, 2006; Parolin et al., 2012). Dentro del grupo de estas plantas secundarias se encuentran las especies nativas que generalmente no son consideradas como soporte para los artrópodos benéficos, y se da más importancia a las plantas introducidas ya sean de ciclo anual o bianual. El uso de plantas nativas en las estrategias de manejo de hábitats podría ser una alternativa para el incremento de fuentes de alimento y refugio para los insectos por su adaptación local, permanencia en el hábitat y conservación de diversidad de plantas ha estimulado que exista mayor presencia de organismos benéficos en este tipo de plantas que en las introducidas (Isaacs et al., 2009). La simplificación de los campos agrícolas y el uso de pesticidas han promovido la reducción de la biodiversidad de plantas nativas y artrópodos benéficos, lo que afecta las interacciones multitróficas entre los organismos benéficos, plagas y los cultivos. En los últimos 25 años, el establecimiento de monocultivos, además de las prácticas agrícolas ha ocasionado la disminución de la diversidad y el incremento del uso de pesticidas, causando efectos negativos en los artrópodos benéficos (Isaacs et al., 2009). La estructura y composición en los ecosistemas influencian la riqueza de poblaciones de artrópodos (enemigos naturales y polinizadores), de tal manera que el éxito del control de plagas depende de la capacidad de los alrededores de llenar los requisitos ecológicos de estos organismos, ya sea con la provisión de hospederos alternos, refugios, microclimas y fuentes de alimento (Nicholls, 2008). Por ejemplo, las plantas pueden ofrecer néctar para atraer predadores o parasitoides, o a su vez, poseen estructuras como los domacios que sirven de refugio para predadores (Hare, 2011). Por otro lado, las plantas también emplean volátiles para atraer parasitoides o predadores; en el caso de los ácaros predadores por ejemplo cuando causan daño, inducen cambios en la producción de volátiles por parte de las plantas, de esa forma atrae los ácaros predadores y se puede reducir el daño de plagas (Poelman y Dicke, 2014). La combinación de diferentes tipos de plantas en los sistemas de producción agrícola puede causar también un efecto de repelencia para las plagas y atraer los parasitoides ya sea como fuente de alimento o por los volátiles que contiene. En África Central esta combinación repele al barrenador del maíz, debido a que la plaga oviposita en las plantas trampa y atrae a los parasitoides del mismo, reduciendo el daño de la plaga y aumentando el rendimiento (Dicke, 2015). El enfoque en la conservación de artrópodos benéficos en la agricultura está incrementándose debido a los servicios que ellos proveen a la sociedad, tales como el control biológico de plagas y la polinización de cultivos; sin embargo, a pesar de su importancia, existe una interrogante sobre el estatus actual y futuro de los artrópodos benéficos. La intensificación de la agricultura, urbanización, fragmentación de hábitat, cambio climático, enfermedades y uso de pesticidas son una amenaza para los servicios que proveen a la agricultura estos artrópodos (Allen-Wardell, Bernhardt y Bitner, 1998; Kremen, Williams y Thorp, 2002). El entendimiento de esta situación ha promovido las investigaciones alrededor del mundo, enfocándolas a mejorar la biodiversidad dentro de cultivos agrícolas para incrementar la diversidad de artrópodos benéficos (Landis et al., 2000; Gurr, Wratten y Luna, 2003), además del manejo de suelo, agua, residuos de cultivo y modificación de los patrones de cultivo principalmente en la eliminación de empleo de productos químicos, quema de los desechos y reducción de prácticas de labranza logrando así un adecuado hábitat para los enemigos naturales (Pimentel, 2008).
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Una de las consideraciones a tomar en cuenta en la implementación de plantas en el manejo de hábitat es la atracción de los enemigos naturales mediante la evaluación del índice de visitas de estos individuos, conocer sus preferencias en cuanto a paisaje se refiere, además de estudios en laboratorio para medir la efectividad en longevidad, fecundidad, proporción de sexos y la capacidad de dispersión en los enemigos naturales para el control de plagas (Jonsson et al., 2010). Además, de considerar los aspectos relacionados con el comportamiento y la biología de las plagas. Entre los varios ejemplos se encuentra que el ácaro predador Amblyseius cucumeris prefiere el polen de plantas del género Salix que de Eucalyptus. Sin embargo, el número de huevos de este predador incrementa cuando se alimentan con el polen de Eucalyptus (Lu et al., 2014). Por otro lado, el néctar floral en árboles de durazno mejora el nivel de parasitismo de Grapholita molesta por avispas parasitoides y reduce el daño de la fruta en un 90%; para el coccinélido Hippodamia convergens, la estrategia de manejo de hábitats se basa en su habilidad de dispersión de 2 km, así la implementación de refugios y fuentes de alimento debe estar relacionada con su área de dispersión (Woltz, Isaacs y Landis, 2012). En el caso de las avispas parasitoides de barrenadores de maíz, requieren de lugares como refugio ya sean bosques o cercas de madera en donde la temperatura es menor a 32°C, encontrándose que cerca de estos sitios las plagas son parasitadas tres veces más que en la zona interna del campo (Landis et al., 2000).
Ejemplos de controladores biológicos de plagas Gusano trozador (Agrotis ipsilon Hufnage) El principal daño lo causa cuando los tomates están recién trasplantados. Durante la producción, este insecto daña las frutas dejando huecos en la superficie (Ivors y Sanders, 2010). Las larvas viven durante el día en el suelo o bajo la materia orgánica, pero en la noche emergen para alimentarse de las plantas, alimentándose del tallo. El control biológico se hace mediante coleópteros del suelo como Abacidus sp., Cyclotrachelus sp. Otros agentes de control biológico son las hormigas y las arañas, así como Chrysoperla sp., Labidura sp., Stelopolybia sp., Zelus sp. La mejor forma de mantener agentes de control biológico es la aplicación de materia orgánica para crear los sustratos para su reproducción (Bixby-Brosi, 2011). Los parasitoides incluyen las avispas Meteorus sp., Enicospilus sp., Apanteles sp., Cotesia sp., Ctenichneumon sp., Chelonus sp., Campoletis sp. Copidosoma sp., Microplitis sp., Netelia sp., Telenomus sp., Trichogramma sp., y los Dípteros Exorista sp., Linnaemya comta, Archytas sp., Gonia sp., Lespesia sp., Peleteria sp., Tritaxys sp. (Bixby-Brosi, 2011). Entre los entomopatógenos, se tiene a Bacillus thuringiensis, Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, nematodos entomopatógenos Heterorhabditis sp., Hexamermis sp. Polilla (Tuta absoluta Meyrick) La larva que emerge elabora minas en el parénquima de la hoja, donde se queda hasta el cuarto estado o instar larval, mientras que en estado de pupa permanece en el suelo. Este insecto ataca hojas, tallos y frutas. Entre los potenciales agentes de control biológico para T. absoluta se encuentran los predadores Hemípteros (Tupiocoris sp., Orius sp., Macrolophus sp., Nabis sp., Nesidiocoris sp.), los ácaros predadores Amblyseius sp. y los parasitoides Himenópteros (Encarsia porteri, Agathis sp., Bracon sp., Trichogramma sp., Earinus sp., Orgilus sp., Spilochalcis sp. Copidosoma sp., Apanteles sp.) El uso de Bacillus thuringiensis reduce el daño causado por T. absoluta. (Luna et al., 2012; Urbaneja, González-Cabrera, Arnó y Gabarra, 2012). 121
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Barrenador (Spodoptera sp.) Su alta capacidad reproductiva y resistencia a diferentes insecticidas ha hecho que su control sea uno de los más difíciles. Las larvas se alimentan de follaje y frutas, pero el daño más significativo lo causan en los frutos. Las larvas más jóvenes entran en la fruta y se desarrollan dentro, emergen y pasan de fruta a fruta. Son difíciles de detectar por lo que su control es más complicado. Entre los potenciales agentes de control biológico para Spodoptera sp. se encuentran los predadores Hemípteros (Macrolophus sp.) y los parasitoides Himenópteros (Trichogramma sp., Telenomus sp., Apanteles sp.). El uso de Bacillus thuringiensis reduce también el daño del barrenador. Los nematodos entomopatógenos como Steinernema carpocapsae (Weiser) se emplean para controlar este insecto (Ruocco y Giorgini, 2010). Mosca blanca (Trialeudores vaporariorum Westwood) El daño se da por adultos y ninfas, alimentándose de hojas, los cuales reducen la fotosíntesis y por ende el crecimiento. Dejan unas manchas negras aceitosas especialmente en las hojas bajeras y en los frutos, lo que se denomina fumangina que impide la transpiración de la hoja y ocasiona la muerte (Asociación de Agrónomos Indígenas de Cañar [AAIC], 2003). El parasitoide más comúnmente usado para su control es Encarsia sp., y otros parasitoides empleados son Eretmocerus sp., Amitus sp., Azotus sp., Cales sp. y Euderomphale sp. Los parasitoides de las moscas blancas parasitan huéspedes que están entre el segundo instar ninfal y el estado de pupa. La mayoría de las especies de Encarsia prefieren para ovipositar el tercero y cuarto instar ninfal, mientras que Eretmocerus y Amitus prefieren el segundo y tercer instar (Instituto Colombiano Agropecuario [ICA], 2010). Reportes acerca de los predadores de moscas blancas muestran que los coccinélidos tienen importancia en el control de esta plaga. Delphastus pusillus es un predador con gran potencial para regular su población. Otras familias de predadores que han mostrado eficiencia en su control son Anthocoridae, Chrysopidae, Coniopterigidae y Miridae. Entre los hongos usados para su control está Verticillium lecanii, Paecilomyces fumosoroseus y Beauveria bassiana. (ICA, 2010). Minador de la hoja (Liriomyza sp.) El daño muestra galerías en las hojas en su parte inferior, destrucción de los racimos florales, así como frutos y brotes axilares y terminales. Las especies de Liriomyza tienen un gran número de enemigos naturales, especialmente en las áreas de origen. Entre las avispas parasitoides más comunes se encuentran Dacnusa sibirica y Diglyphus isaea. Los predadores incluyen Cyrtopeltis sp., Macrolophus sp., Aphidoletes aphidimyza, Franklinothrips vespiformis. Los adultos y ninfas de los predadores pueden alimentarse de las larvas o pupas de la plaga. La mezcla de parasitoides y predadores han sido usados en producción de invernadero bajo invernadero con buenos resultados (Liu, Le, Heinz y Trumble, 2009). El uso de nematodos entomopatógenos, con una eficiente forma de aplicación, han logrado reducir poblaciones de Liriomyza: Heterohabditis heliothidis, H. megidis, Steinrnema carpocapsae y S. feltiae. Los hongos entomopatógenos que han sido reportados para infestaciones de Liriomyza incluyen Beauveria bassiana, Paecilomyces fumosoroseus, P. lilacinus, Metarhizium anisopliae y Verticillium 122
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lecanii. La eficacia de estos materiales no siempre es consistente y las aplicaciones no logran disminuir las poblaciones de la plaga (Liu et al., 2009). Trips (Frankliniella occidentalis Pergande) Los adultos colocan los huevos dentro de los tejidos vegetales lo que causa daño a las hojas, flores y frutos. El principal daño lo produce el raspado y trasmisión de virus del bronceado del tomate (TSWV). Entre los enemigos naturales destacan Hemípteros del género Orius y Macrolophus y los ácaros predadores Amblyseius barkeri y A. cucumeris, A. hibisci, A. degenerans. Los parasitoides Ceranisus menes y C. americensis han sido investigados para evaluar su eficiencia para control de trips. Sin embargo, los resultados reportan el 10% de parasitismo estériles (Hoddle y van Driesche, 2013). Los hongos entomopatógenos empleados incluyen Verticillium lecanii, Metarhizium anisoplae y Beauveria bassiana. No todos los estados son susceptibles a la infección de hongos pues los huevos por estar en los tejidos de las hojas son protegidos de los hongos. Los estadios de larvas y pupas son más resistentes que los adultos, ya que se derrama cuando los insectos mudan. Las pupas son más susceptibles a M. anisoplae que las larvas. Las aplicaciones frecuentes de los hongos al suelo aseguran un control a largo plazo de las pupas. Cuando son adultos son más susceptibles. Sin embargo, las hembras infectadas aún ovipositan por pocos días. De ahí la necesidad de aplicaciones continuas de los hongos entomopatógenos para asegurar un buen control (Hoddle y van Driesche, 2013). Los nematodos entomopatógenos reportados para su control comprenden Steinernema feltiae, Heterorhabditis bacteriophora y Thripinema nicklewoodi. Los nematodos tienen mayor efecto en la pequeña porción de la población presente en el suelo, un porcentaje del estado de pupa ocurre en los tejidos de las plantas donde los nematodos no tienen las condiciones para sobrevivir. T. nicklewoodi puede colonizar en el follaje, la infección no causa muerte a las larvas. Sin embargo, los adultos se vuelven estériles (Hoddle y van Driesche, 2013). Ácaros (Tetranychus urticae Koch, Aculops lycopersici Massee) Los ácaros absorben los jugos celulares, alimentándose de las hojas, causando una coloración marrón tanto en los tallos como en los frutos. En ataques severos las hojas llegan a desecarse reduciendo el desarrollo de la planta y su producción. Es una de las plagas que más resistencia ha desarrollado. Los predadores que se han reportado incluyen Phytoseiulus persimilis, Amblyseius californicus, Feltiella acarisuga, Macrolophus pygmaeus, M. melanotoma, Typhlodromus occidentalis, Pronematus ubiquitus, Scolothrips sexmaculatus y Lasioseius sp. (Perdikis, Kapaxidi y Papadoulis, 2008). Áfidos (Myzus persicae Sulzer y Aphis gossypii Glover) Estos causan deformaciones y abolladuras en las hojas de las zonas de crecimiento, la planta pierde vigor y productividad. Son capaces de transmitir virus, siendo uno de los insectos más difíciles de controlar por la capacidad de desarrollar resistencia a insecticidas. Los áfidos son atacados por un alto número de parasitoides, predadores y entomopatógenos. Entre los parasitoides más comunes se encuentran Aphidius colemani, A. matricariae, Ephedrus cerasicola, Aphelinus abdominalis y Lysiphlebus testaceipes. Aunque estos insectos pueden parasitar todos los estadios, ellos prefieren los más jóvenes (Perdikis et al., 2008). 123
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Los predadores que se alimentan de áfidos incluyen Aphidoletes aphidimyza, Chrysoperla carnea, Macrolophus pygmaeus, Dicyphus tamaninii, Anthocoris sp. y Orius sp. Las hembras de los predadores son eficientes en localizar los áfidos debido a la presencia de la mielecilla que deja la plaga. Las larvas de Chrysoperla pueden alimentarse de 400 áfidos, de los cuales el 80% son consumidos en el tercer instar (Perdikis et al., 2008). Los hongos entomopatógenos que han reportado eficiencia en el control de áfidos incluyen Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae y Verticillium lecanii. La efectividad de los entomopatógenos es afectada por la humedad relativa (HR), V. lecanii requiere 90% de humedad relativa por al menos doce horas en el microambiente para que ocurra la infección de un 100%. A 85-90%HR el porcentaje de infección de B. bassiana fue de 81-96%, sin embargo para obtener mejores resultados, es recomendable hacer frecuentes aplicaciones (Perdikis et al., 2008). Tostón o Liendrilla (Prodiplosis longifila) Se alimentan especialmente de la base de los foliolos del tomate, siendo las larvas las más agresivas; afectan severamente los brotes tiernos, inflorescencias y frutos pequeños, deformándolos y volviendo la planta improductiva (Valarezo, Cañarte, Navarrete y Arias, 2003). Se han reportado parasitoides como Synopeas sp., Omophalevaripes sp., e Inostema opacum y predadores como Chrysopa sp. y Coenosia sp. Los hongos entomopatógenos que se ha reportado más del 25% de control son Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, y Verticillium lecanii (Valarezo et al., 2003). Cochinilla rosada del hibisco (Maconellicoccus hirsutus Green) Una de las formas más eficientes de control de las cochinillas es por medio del uso de parasitoides y predadores, entre los parasitoides más abundantes que han contribuido al éxito del control de esta especie se encuentran Anagyrus sp., Gyranusoidea sp., Allotropa sp., Acerophagus sp. Anorhopus sp. y Leptomastix sp. Los parasitoides no deben ser introducidos si no está presente la plaga (Martínez, 2007). El predador Cryptolaemus montrouzieri durante todo su ciclo de vida puede alimentarse de 3.000 a 5.000 cochinillas. Las larvas de este coccinélido también producen cera, por lo que muchas veces son confundidas con las ninfas y hembras adultas de la cochinilla. Otros predadores que han mostrado resultados favorables son Scymmus sp., Nephus sp., Sympherobius sp. y Crysopa sp. Mosca de la fruta (Anastrepha sp., Bactrocera sp., Ceratitis sp., Rhagoletis pomonella Walsh) Sobre la base de estudios realizados se sugiere que existe de forma natural un 10% de parasitismo en larvas de Anastrepha. Entre los parasitoides más importantes se encuentran Doryctobracon crawfordi, D. longicaudata, Fopius arisanus, Utetes anastrephae, Pachycrepoideus sp., Spalangia cameroni. Liberaciones aumentativas de Diachasmimorpha tryoni contra Ceratitis capitata mostraron parasitismo hasta del 47%. Sin embargo, existen registros que con liberaciones masivas de diferentes parasitoides en el campo se obtienen resultados sobre el 90% de parasitismo (Montoya y Cancino, 2004). Los parasitoides empleados tienen distintas características de acción: (a) parasitoides de larvas que están capacitados para localizar al díptero en frutos caídos, de manera que la larva del hospedante pueda ser atacada cuando queda desprotegida al salir del fruto; (b) parasitoides de pupas que tienen la cualidad de buscar activamente al hospedante en el suelo; y (c) parasitoides de huevos que alcanzan a éstos cuando están depositados en la cara interna de la epidermis del fruto (Beitia, Falco, Pérez-Hinarejos, Santiago y Castañeda, 2013). 124
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En la fase de larva, las moscas de las frutas son susceptibles a predadores como crisopa, moscas de la familia Asiidae. Las hormigas tienen un rol importante en el control de los estadios localizados en el suelo, tales como larvas, pupas y adultos emergidos (Beitia et al., 2013). Polilla del racimo (Lobesia botrana Denis y Schiffermüller) Algunos de los agentes de control biológico registrados para controlar la polilla son Dibrachys cavus, D. Affinis, Goniozus legneri, Euchalcidia nigripes y Trichogramma spp. Estos parasitoides actúan sobre huevos, lo que le da la ventaja de eliminar la plaga sin que alcance a provocar daño. Su masificación y liberación en forma inundativa, podría ejercer un buen control de huevos ya que se ha registrado hasta un 95% de parasitismo. Es importante que la plaga esté presente en el campo para que los parasitoides ejerzan su acción sobre los huevos (Pérez, Sáenz y Marco, 2000). Entre los predadores que se alimentan de este insecto se encuentran Chrisoperla defreitasi. El empleo de Bacillus thuringiensis, como entomopatógeno muestra un método efectivo de control. Palomilla de la manzana (Cydia pomenella Linnaeus) Entre los insectos predadores se encuentran Chrysoperla sp., Orius insidiosus, Anthocoris musculus, Hyaliodes sp., Phytocoris sp. Diaphnidia sp, Deraeocoris spp., y Tenebroides spp., Forficula auricularia que eliminan huevos y larvas jóvenes. Un grupo de parasitoides (Trichogramma sp., Ascogaster sp., Trichomma sp., Elodia sp., Mastrus sp.) que atacan los huevos y las larvas puede matar hasta el 50% de la población. El problema es que gran parte del parasitismo se produce después que el gusano ha abandonado el fruto. Los pájaros son predadores de larvas de este Lepidóptero, especialmente cuando los gusanos abandonan la manzana y se refugian en las grietas de la corteza de los árboles para pasar condiciones extremas. Se pueden encontrar en el mercado Bacillus thuringiensis, Beauveria bassiana y preparados comerciales a base de nematodos entomopatógenos (Steinernema carpocapsae) que infectan larvas. Las condiciones de temperatura y humedad son determinantes para que estos métodos tengan éxito (Lacey y Unruh, 2005). Psillidos y piojos de los cítricos (Diaphorina citri Kuwayama, Trioza erytreae Del Guercio) Actualmente los parasitoides más importantes en la reducción de Diaphorina son Tamarixia radiata, Psyllaephagus pulvinatus y Diaphorencyrtus aligarhensis, se han encontrado hasta el 40% de ninfas infestadas del tercer, cuarto y quinto instar. Dentro de los coccinélidos predadores se encuentran Harmonia axyridis, Exochomus children, Cycloneda sanguínea, y Curinus coeruleus, Coccinella septempunctata, C. rependa, Cheilomenes sexmaculata y Brunus suturalis, Scymnus sp., los mismos que han sido considerados los agentes predadores con más éxito en la regulación de Diaphorina. Otros predadores que contribuyen a su control son Allograpta sp., Ceraeochrysa sp. Chrysoperla sp. Chrysopa sp., Zelus longipes, Saprinus chalcites, Egapola crenulata. Las hormigas son predadores de los estados inmaduros de D. citri. Diferentes hongos entomopatógenos han sido reportados para infectar D. citri, entre estos Paecilomyces fumosoroseus, Hirsutella citriformis, Verticillium lecani, Beauveria bassiana, Cladosporium sp. (Hall, 2008).
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Chinche patón (Leptoglossus zonatus Dallas) Los adultos son parasitados por Trichopoda pennipes y T. plumipes. Los parásitos de huevos comprenden Anastatus sp., Brasema sp., Gryon gallardoi, Hexacladia sp., Eristalis sp. y Trissolcus sp., siendo G. gallardoi el más eficiente, alcanza un 50% de parasitismo. La efectividad de Metarhizium anisopliae y Beauveria bassiana deja mortalidades de hasta el 92 % de la plaga. Los predadores que son considerados para la regulación de la población del chinche son redúvidos, mántidos y arácnidos (Marchiori, 2002). El control biológico es una alternativa dentro del manejo integrado de plagas, por lo que no solo la aplicación de enemigos naturales va a regular la población de la plaga, es importante la integración de todos los métodos dentro de un programa de Manejo Integrado de Plagas. A esto, se añade el manejo del hábitat con el objetivo de crear las condiciones necesarias del lugar para el desempeño efectivo de los enemigos naturales y lograr obtener espacios para su alimentación y refugio.
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EL ROL DE LOS ANIMALES DE CRIANZA EN LAS CHACRAS DE LA COMUNIDAD FAKCHA LLAKTA (THE ROLE OF FARM ANIMALS IN THE FAKCHA LLAKTA COMMUNITY’S CHACRAS) Silvia Nogales Mérida1 Jesús Ramón Aranguren Carrera2 Jhonatan Vélez Moreira2 Pedro Calderón Reascos2 1
Department of Animal Nutrition and Feed Management, Poznan University of Life Sciences, Poznan, Poland 2 Universidad Técnica del Norte - Facultad de Ciencias Agrícolas y Ambientales (FICAYA)
Resumen En las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta, sólo se cuenta con cuatro especies animales de crianza: cuyes, pollos, cerdos y vacas. Estos animales se encuentran en un número reducido y son destinados, principalmente, para su comercialización. En el caso de los cuyes, tienen dos finalidades: una es ritual, para lo que se emplean los cuyes negros; y otra como alimento, que son los cuyes de otro color de pelaje. Los pollos y cerdos se destinan para la venta como alimento elaborado, que son ofrecidos a todos los turistas que visitan el Bosque Protector Cascada de Peguche y sus alrededores. Se propone como una fuente alternativa para mejorar la ingesta proteica, la crianza de tilapia, considerando los parámetros de calidad del agua. Esta es una especie muy difundida en la región y su carne tiene una gran aceptación por parte del público. Palabras clave: animales de crianza, chacras, nutrición
Abstract In the Fakcha Llakta community there are only four species that are being farmed, and according to their abundances these are: Guinea pigs, chicken, pigs and cows. We can found them in a reduce number. They are farmed to be commercialized. The Guinea pigs have two uses; the first one is a ritual animal, and only the black coat Guinea pigs are selected for that purpose. The others different colors Guinea pigs are sold as prepared dishes. The chicken and pigs are also sold as prepared dishes. All these different food are offer to the tourists that visit the “Peguche” cascade and its surroundings. In this paper it is also proposed to fish farm as an alternative to improve the protein consumption. In this case the option is to raise a hybrid tilapia that can better growth under the quality water conditions of this region, besides its meat has a great acceptance by the local people. Keywords: Animals, Folklore, raising, nutrition, Guinea pigs, chicken, pigs, cows, tilapia.
Tantachikyuyay Fakcha Llaktapak chakrakunapika, chuskupura wasi wiwakunatallami charinkuna: kuykuna; atallpakuna, kuchikuna, wakrakunatapash. Shinapash ashalla wasi wiwakunatallami charinkuna, hatunkapaklla charinkuna. Yana kuykunataka hampinkapakmi mutsunkuna, chayshuk tullpukunataka mikunkapakmi charinkuna. Shinallata atallpakunata wallpakunata kuchikunatapash hatunkapakmi mutsunkuna, ashtawanka Peguche Pakcha Sachata riksinkapak karu llaktakunamanta shamunakukkunamanmi kusashpa hatunkuna. Ashtawanka may sumak achik mikuna kashkata riksishkamantami, kunanka tilapia challwata hatunkapak kallarikrinkuna, kaypaka yaku allí kashkatami yachankuna. Kay challwakunapak aychakunaka allipacha kashkata yachaymantami maykankunapash mikunkunallami. Mutsurik shimikuna: wiñachishka wiwakuna, chakrakuna, achiklla mikuy 132
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Introducción Los animales son una parte indispensable de la chacra, pues no sólo cumplen la función de nutrir, sino también de brindar vestimenta con sus pieles y lanas, abonar el suelo con sus heces, y brindar protección. Por todo ello, Quiso Choque (1994 p. 233) denomina a los animales de crianza: “Kayuni yapu” (chacra con patas), que es el componente pecuario, porque éstos no sólo proveen alimento y vestimenta, sino también son una fuente de ingresos económicos por la venta de su carne, huevos, leche y/o quesos. En las chacras, es muy común encontrar aves de corral, como gallinas, patos, gansos y pavos; mamíferos como conejos, cerdos, ovejas y vacas; e incluso insectos como las abejas (Gómez Merino y Rubio Granados, s/f.). Otra finalidad que tienen los animales de la chacra es el empleo de sus excretas para la fertilización de estanques y para la producción de fito y zooplancton, los cuales servirán de alimento a peces filtradores como tilapias, carpas, cachamas y chame, entre otras especies (Saavedra Martínez, 2006). Por otra parte, las excretas de los animales de la chacra se emplean para abonar el suelo. Esto es posible gracias a la acción de hongos, insectos y en especial de los microorganismos descomponedores, los cuales degradan los compuestos orgánicos transformándolos en elementos simples como el carbono, el nitrógeno, el fósforo o compuestos como los nitritos y nitratos que serán aprovechados por las plantas. De acuerdo con Marpegán y Mandón, (2011) los microorganismos del suelo forman parte de los tres eslabones de la cadena alimentaria, los cuales son: los vegetales, los animales y los microorganismos, todos interactuando para mantener el equilibrio en el ecosistema agrícola, lo cual no sería posible sin las excretas de los animales de la chacra. No obstante, se debe prestar mucha atención al emplear las excretas de los animales de la chacra, especialmente si estos reciben alimentos balanceados comerciales, los cuales contienen antibióticos, empleados no sólo por su acción contra las enfermedades bacterianas, sino también como promotores del crecimiento. Dichos antibióticos modifican la flora bacteriana normal de los animales (Grillo Fernández, 1994), destruyendo algunos microorganismos y creando resistencia en otros. Una vez que los animales defecan, estas deyecciones van cargadas de antibióticos y organismos resistentes a los antibióticos, afectando la micro flora del suelo, en donde sólo los microorganismos (bacterias, hongos, entre otros.) que desarrollen la resistencia a los antibióticos sobrevivirían y los demás perecerían, produciendo a mediano y largo plazo el desequilibrio en el suelo. Ahora bien, dentro de la cultura andina, no existen los “animales perjudiciales”, ya que todos los animales sirven a un propósito; ya sea como alimento, como remedios, para la predicción del clima (Quiso Choque, 1994), o por ser enviados por los “Apus” (Deidades) para probar al hombre, ya que no debe matarlos o perseguirlos, sino dejarles que éstos puedan cazar o atrapar su alimento, aunque este alimento sean los animales de la chacra (Rengifo Vásquez, 1997 p. 19). De acuerdo a esa concepción, los animales dentro de las comunidades andinas no sólo son una fuente de proteína, sino también una forma de vida, participando en el diario vivir, e inclusive convirtiéndose en miembros de la familia en algunas comunidades andinas del Perú (Arrellano, 1997). De igual manera, Marpegán y Mandón (2011) indican que hay dos tipos de chacras: la primera es la de producción mixta, que abarca tanto animales como hortalizas y frutas, y que es reconocida como la base de las actividades tradicionales de subsistencia. La segunda es una chacra con una incorporación de tecnología donde se comenzaría a dar una producción más específica, en la que entraría la producción orgánica certificada.
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En Ecuador, los animales dentro de la chacra cumplen la función de sustento, y de acuerdo al Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), estarían conformados sobre todo por especies menores (cuyes y gallinas) y no así por cerdos y rumiantes. Asimismo, dentro de los programas para mejorar la salud y bienestar de la población propuestos por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el gobierno de Ecuador, se enfatiza en que el consumo de proteína por habitante debería estar entre un 1 a 1,35 g de proteína por cada kg de peso por habitante. Dentro de esta ingesta proteica, las que son de origen animal deberían jugar el rol principal, ya que es la que posee un mayor contenido de aminoácidos esenciales tales como lisina y metionina, dos aminoácidos escasos en la mayoría de los vegetales (Pulami y Paudel, 2004). Además, como indica Latham (2002), la carne, el pescado, los huevos, y los productos lácteos no sólo suministran proteína de alto valor biológico, sino también vitaminas del complejo B como riboflavina, niacina, tiamina, también vitaminas A y C y minerales como el hierro y zinc. De igual manera, se ha visto que los niños que tienen un mayor consumo de proteína de origen animal, como también de huevos y leche, presentan un mayor desarrollo físico e intelectual. De ahí la importancia de que dentro de las chacras familiares se encuentren los animales como una base fundamental para su sustento y bienestar. Otro rol importante de los animales dentro de la chacra son los aspectos mágico-religiosos que cumplen. En el caso de los cuyes, en la época pre colombina eran considerados como una de las comidas preferidas de los dioses. También se les empleaban en los ritos terapéuticos como “la limpia” y en la adivinación. Esto se ha podido constatar en los cientos de hallazgos que se han registrado de huesos o cuyes momificados en el Perú (Eeckhout, 2004 p.19). A su vez, la llama también era un animal de sacrificio, ya sea durante los entierros o como una ofrenda para los ancestros (Ob. cit, p.18). De igual manera, Eeckhout (2004, p. 18) menciona que los perros y las ranas eran sacrificados como ofrendas para la lluvia y en otros casos ofrendas funerarias dentro de la cultura incaica, por lo que no es de extrañar que ciertos animales de la chacra sigan cumpliendo este papel en la vida cotidiana. Este trabajo tiene como objetivo el determinar los tipos de animales que se encuentran en las chacras de Fakcha Llakta y el uso al que están destinados, además de proponer la crianza de peces para dar una opción adicional de proteína animal de alto valor nutritivo como son la tilapia y la carpa, entre otros.
Materiales y métodos El área de estudio se encuentra ubicada en la población de Fakcha Llakta, perteneciente al cantón de Otavalo, provincia de Imbabura, Ecuador. Para este trabajo se seleccionaron siete (7) familias, tomando en cuenta que estas siguen manteniendo sus chacras, además de su disposición a participar en la investigación. Las familias participantes fueron entrevistadas, empleando como instrumentos tres tipos de matrices modificadas de Blones (2015). La primera matriz indaga en las especies, su abundancia y su uso (Tabla 1).
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Tabla 1. Matriz utilizada para recabar información sobre las especies animales, abundancia y usos Nombre Común
Nombre Científico
Abundancia
Observaciones:
Finalidad (1)
Parte Usada (2)
¿Quién los cuida? (3)
¿Frecuencia con que se cuida? (4)
Sitio para descanso o proteccion de los animales (5)
(1) Finalidad 1. Comer 2. Vender 3. Trueque 4. Mascota 5. Cuidado de la casa 6. Medicina 7. Casería 8. Mágico Religioso 9. Pie de Cría 10. Otros (Especifique)
(2) Parte Usada 1. Carne 2. Huevos 3. Leche 4. Cría 5. Hueso 6. Piel 7. Sangre 8. Todo el Animal 9. Otros (Especifique)
(3) ¿Quién cuida? 1. Padre 2. Madre 3. Cónyuge 4. Hijo 5. Hija 6. Nieto 7. Nieta 8. Toda la Familia 9. Otros (Especifique)
(4) Frecuencia con que se cuida 1. Diario 2. Mensual 3. Anual 4. Nunca
(5) Sitio para los animales 1. Sueltos dentro del patio 2. Corral 3. Nidos 4. Sueltos fuera del patio.
Fuente: Zerbino (2005). El segundo instrumento tiene como finalidad abordar la forma de manejo de los animales (Tabla 2). Tabla 2. Matriz utilizada para recabar información sobre la forma de manejo de los animales Familia
Género
Alimenta Animales
Guarda los animales
Recoge los huevos
Construye corrales y gallineros
Pastoreo
Ordeño
Padre Madre Hijo Hija Abuelo Abuela Tío/a Amigo/a Empleado Empleada
El tercer instrumento se enfocó en los posibles ingresos que proveen los animales de la chacra a las familias (Tabla 3).
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Tabla 3. Matriz utilizada para recabar información sobre los ingresos generados Familias Rubros Cantidad (Nº de Ganancia $ animales)
Ganancia Total $
Total Las siete familias que participaron en este estudio cuentan con aves, cerdos, cuyes y vacas dentro de sus chacras. De acuerdo a las encuestas realizadas, se pudo determinar que dichas especies son principalmente una fuente de ingresos para las familias, más que una fuente de proteína. Análisis de la calidad del agua Para determinar la viabilidad de la propuesta para la crianza de peces dentro de la chacra se procedió a tomar tres muestras de agua: (a) muestra obtenida del agua destinada al consumo por parte de la comunidad; (b) muestra proveniente de los sistemas de riego de la cascada; (c) muestra del sistema de riego de la vertiente. Las muestras fueron analizadas en el Laboratorio de Calidad del Agua (LABINAM) perteneciente a la Universidad Técnica del Norte, Ibarra, Ecuador.
Resultados y discusión Los animales que se suelen criar dentro de las chacras de Fakcha Llakta son, de acuerdo al orden de abundancia, cuyes (Cavia porcellus), pollos (Gallus gallus), cerdos (Sus scrofa) y ganado vacuno (Bos taurus) (Tabla 4). Tabla 4. Especies presentes en las chacras de la Comunidad de Fakcha Llakta y su finalidad Nombre común Nombre científico Abundancia Utilidad relativa Cuy Cavia porcellus 0,62 Carne y ritual Pollos Gallus gallus 0,30 Carne y huevos Cerdos Sus scrofa 0,04 Carne Vacas Bos taurus 0,03 Leche y carne En el caso de los cuyes y pollos, estos se encuentran confinados a espacios reducidos dentro de la vivienda o muy próximos a ésta (ver figura 1) por temor a que sean sustraídos. En el caso de los cerdos, estos se encuentran en el patio de la casa o muy próximos a ella (ver figura 2). El ganado vacuno al ser de mayor tamaño y más visible, deambula por los alrededores, consumiendo el forraje libremente.
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Figura 1. Cuyes y pollos confinados dentro de las viviendas ubicadas en la comunidad de Fakcha Llakta. Sólo el 43% de familias que forman parte del proyecto crían sus propios animales. Dentro de estos animales de crianza, el 62% son cuyes y el 30% pollos destinados, principalmente, a la provisión de carne tanto para el consumo de la familia como para la venta; el 4% son cerdos para producción cárnica; el 3% lo constituye ganado vacuno, destinado principalmente a la producción de leche y queso para su comercialización. La diversidad de animales de crianza en esta región es similar a las reportadas por Valencia, Lindemann y Morra (s/f) para las chacras del Ecuador. No obstante, la diversidad de especies presentes en las chacras es muy baja en comparación con los datos reportados por Gómez Merino y Rubio Granados (s/f), quienes comentan que las vacas, cerdos, borregos, gallinas, conejos, peces e inclusive abejas son parte de los animales de crianza dentro de las chacras en la Argentina. De igual manera, Quiso Choque (1994) comenta que llamas (Lama glama) y alpacas (Vicugna pacos) son parte común de los animales de crianza en las comunidades andinas en el Perú, que no es el caso en el Ecuador. En otros países como Sudán, no sólo se encuentran las gallinas sino también palomas (Columba livia), cabras (Capra hircus), patos (Anas platyrhychos), gansos (Anser anser), burros (Equus africanus) y canes (Canis lupus familiaris) los cuales se encuentran dentro de la chacra (Gebauer, 2005). En Nepal, los animales de la chacra lo conforman ganado caprino, vacuno, peces y abejas (Pulami y Paudel, 2004). De acuerdo a las consultas realizadas a las familias participantes, se determinó que los animales criados están destinados principalmente a la venta como platos preparados, tales como el cuy frito, el pollo frito y el “hornado” de carne de cerdo, que son vendidos a los turistas que visitan la cascada de Peguche. Con la venta de estos platos preparados adquieren otros productos, tales como pastas, harinas, azúcares refinados, entre otros, los cuales forman parte de su dieta diaria. Dichos productos generan carencias nutricionales, ya que son ricos en carbohidratos, pero con un bajo contenido en proteína, vitaminas y minerales (Figura 2; Tabla 5).
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Figura 2. Perfil horizontal donde se muestra la disposición de los animales de la chacra. Tomando en cuenta los datos anteriores y considerando los factores nutricionales, además de las ventajas que brinda el consumo de proteína de origen animales para los niños, tales como la vitamina A que está presente en las legumbres, pero en mayor concentración en el hígado, y que previene enfermedades como la ceguera nocturna en niños; el hierro presente en el hígado que puede prevenir la anemia, que es uno de los desórdenes nutricionales más difundidos, causado por dietas bajas en hierro (Krishna, 2004, p. 49), por todo ello sería muy necesario que se incrementará y diversificará el número de animales de la chacra. De ahí la importancia de un mayor consumo de proteína animal, que a su vez aporta ácidos grasos poli insaturados, especialmente presentes en el pescado entre un 13,9 y 34.9% (Lema Abelti, 2017) y en el cuy entre un 13.3 y 14.2% (Flores-Mancheno, Roca-Argüelles, Tejedor-Arias, Salgado-Tello y Villegas-Soto, 2015) en comparación con otras carnes roja,s tales como ganado vacuno, porcino y ovino que presentan valores inferiores en esos ácidos grasos poli insaturados, los cuales rondan entre los 2.3 y 7.6% (Wood et al., 2008), o en los quesos que estos contiene principalmente ácidos grasos saturados (Perotti, Bernal, Wolf y Zalazar, 2008).
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Tabla 5 Valor nutricional (mg) de las fuentes más consumidas en la Comunidad de Fakcha Llakta Proteína Grasa total Calcio Fósforo Zinc Hierro
Pollo1
Trucha1
21.4 3.5 12 173 1.54 1.50
19.5 3.5 18.8 * * 0.22
Cuy1 Cerdo1 20.1 5.6 13 213 1.57 *
14.4 15.1 12 238 1.75 1.30
Vacuno1
Arroz1
Maíz1
Pasta1
21.3 1.6 16 208 4.32 3.40
7.8 0.7 6 134 1.51 1.04
3.3 0.8 8 113 0.45 0.80
9.5 0.1 25 25 0.5 1.35
1 Reyes et al. (2009). Proteína y Grasa total valores expresados en porcentaje. * Valores no determinados De igual manera, es importante el criar los animales con alimentos naturales, tales como restos de alimentos, insectos (Veldkamp et al., 2012), yerbas y granos, lo que permitirá contar con una carne de calidad. En el caso del empleo de insectos para la alimentación de pollos y peces, se ha constatado que los insectos no sólo proveen proteína de calidad, sino también poseen componentes bactericidas, tales como la quitina y los compuestos peptídicos antimicrobianos (Van Huis et al., 2013) que tiene un efecto benéfico sobre la salud de los animales. Asimismo, se debe contar con un mayor espacio para que el animal pueda desplazarse, lo que suele ser lo común en las zonas rurales, permitiendo que los animales se críen más sanos, contribuyendo de esta manera a que las poblaciones rurales puedan obtener un alimento con un valor nutricional mayor (Tovar-Paredes, Narváez-Solarte y Agudelo-Giraldo, 2015). Asimismo, se pudo constatar que los pobladores de Fakcha Llakta tienen un mayor consumo de carbohidratos y grasas no saludables, lo que podría incidir en la mayor propensión a enfermedades producidas por carencias nutricionales causadas por el bajo consumo de proteína animal y sus derivados.
Los animales de la chacra en la cultura local La comunidad de Fakcha Llakta se asienta en la entrada al Bosque Protector “Cascada de Peguche”, la cual tiene un valor mágico-religioso y a la que acuden durante todo el año, y especialmente en las fiestas del “Inti Raymi”, una gran cantidad de turistas, muchos de los cuales están interesados en conocer y participar en los rituales de “limpia”. Los comunitarios emplean durante este ritual un cuy negro, que es pasado por todo el cuerpo de la persona y luego sacrificado, siendo éste uno de los usos que se le da al animal. No obstante, para este fin, en el Perú emplean cuyes de diferente color de pelaje, ya que no es importante el color del pelaje sino el animal en sí, el cual tiene que ser mediano, no grande (Arellano, 1997), remontando así a las costumbres incaicas, citadas por Eeckhout, (2004), quien indica que el cuy es uno de los animales preferido por los dioses. El empleo de estos animales de la chacra es también un ingreso para las familias, permitiéndoles cubrir otras necesidades con el dinero que obtienen por la “limpia”.
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Propuesta para la crianza de peces: Trucha (Onchorhynchus mykiss) o tilapia roja (Oreochromis spp.) La necesidad de contar con una fuente proteica de alta calidad como es la carne de pescado se ha presentado como una necesidad por parte de los pobladores de la zona, quienes demandaban en un principio la trucha (Oncorhynchus. mykiss) como animal de crianza. No obstante, para poder determinar las especies de peces aptas para las chacras de la comunidad de Fakcha Llakta es muy importante basar la futura producción piscícola en función del análisis de la calidad del agua de la zona, haciendo especial énfasis en la temperatura, ya que ésta condicionará el nivel de oxígeno en el agua (Jover Cerda, Asturiano Nemesio, Martínez Llorens, Pérez Igualada y Tomás Vidal, 2004). En principio, el análisis realizado de los tres puntos de colecta reveló que la temperatura del agua se encuentra entre los 18.2 y 22.5 ºC (Tabla 6), dependiendo de la ubicación de la toma de muestras realizadas. En el caso de los 18.2 ºC podría considerarse una temperatura máxima tolerable para la crianza de la trucha (Onchorhynchus mykiss) para alcanzar el óptimo desarrollo, sin que afecte la salud del animal (Matteuws y Berg, 1997). Sin embargo, las temperaturas superiores como es el caso de los 20 y 22.5ºC causan estrés al pez por hipoxia, debido a que a mayor temperatura disminuye la concentración de oxígeno en el agua, como se observa en la Muestra 1 (ver tabla 6), cuya temperatura es de 22,5 ºC y con un 35% de oxígeno disuelto en el agua. Esto afectaría seriamente a la trucha, ya que es una especie exigente en niveles de oxígeno; incrementando su susceptibilidad a las enfermedades o simplemente causando la muerte de los animales por asfixia. Tabla 6. Parámetros de calidad del agua de tres localidades de Fakcha Llakta. Parámetros Muestreo 1 Muestreo 2 Muestreo 3 Límite máximo permisible del agua Nitratos mg/l <0,5 <0,5 <0,5 10 Fosfatos mg/l 0,43 0,3 0,63 Temperatura °C 22,5 20 18,2 Oxígeno Disuelto % 35,1 99,4 82,5 No menor al 80% Oxígeno Disuelto mg/l 2,23 6,68 5,7 No menor a 6 mg/l Conductividad 1949 323,8 841 pH 6,57 8,03 7,06 6-9 Análisis realizados en el laboratorio “LABINAM” perteneciente a la Universidad Técnica del Norte (UTN-Ibarra). Los valores proporcionados en la tabla 6 proceden de las fuentes principales, las cuales se ramifican para suministrar agua a las diferentes familias, por lo que al disminuir el caudal disminuiría los niveles de oxígeno. Otro aspecto crucial es contar con la disponibilidad constante de agua como lo demanda la especie. Ante la carencia de un flujo constante, sería necesario contar un sistema de recirculación o al menos con aireadores mecánicos para el suministro de oxígeno para los peces, lo que encarecerían los costos de producción para las familias. De igual manera al no haber un flujo constante de agua para la renovación, causaría que el nivel de amonio y de nitritos, productos de la excreta por parte de la trucha, acidifiquen el agua, causando una irritación de las agallas y por ende una intoxicación en los peces, lo cual sería letal. Al considerar los factores previamente mencionados, se aconseja la producción de tilapia roja (Oreochromis spp.) que es un híbrido resistente a temperaturas inferiores a 24ºC, que es lo mínimo requerido para la tilapia nilótica (O. niloticus). Por ello la tilapia roja es la especie más producida
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en zonas próximas. De igual forma, es un animal resistente a niveles bajos de oxígeno y tolera mejora las aguas ácidas, debido a la presencia de amonio y nitrito, los cuales son empleados por los microorganismos desnitrificantes (bacterias y algas) que son alimento del zooplancton, todos ellos alimentos para la tilapia. La presencia de nitratos y fosfatos (Tabla 6), evidenciada en estos análisis, se incrementaría sustancialmente, una vez se inicie una producción piscícola, lo cual incidiría en la producción de fito y zooplancton, contribuyendo a reducir los costos en alimentos para la tilapia. La propuesta que se presenta es la instalación de estanques en tierra, cubiertos con plástico para aumentar la temperatura y alcanzar los 24ºC que es la mínima temperatura del agua para obtener mejores crecimientos y conversión alimenticia en la tilapia. Dichos estanques deberán contar con una renovación parcial del agua por golpeteo, permitiendo así la entrada de aire al sistema. El agua que salga de los estanques se emplearía para los regadíos, ya que al contener las excretas de los peces y su respiración que son productos nitrogenados como el amonio y los nitritos, además de fósforo, pueden llegar a servir de abono orgánico para los cultivos. Esto permitiría una producción más ecológica, sin el empleo de fertilizantes sintéticos, lo que podría ser beneficioso para la población, permitiéndoles contar con una producción más saludable, evitando así la sobre exposición de los suelos a los productos químicos sintéticos. Además, en los cuerpos de agua donde se encuentran concentraciones de compuestos nitrogenados suelen presentarse poblaciones de microorganismos como bacterias y algas que se nutren de estos compuestos y que los biodegradan, siendo de esa manera mejor aprovechados por las plantas. Así como el agua de los estanques puede ser empleada como fertilizantes para los campos, las heces procedentes de los animales podrían ser empleadas para la fertilización de los estanques de la tilapia. Esta es una especie omnívora y filtradora y se alimenta de fito y zooplancton, lo que permite reducir la cantidad de alimento proporcionado en comparación con la ganancia de peso que registra la especie, siendo las excretas animales las que se suelen emplear para la fertilización de los estanques. Otra ventaja que presenta la especie es que no requiere de alimentos balanceados para su alimentación, aceptando una diversidad de alimentos como granos, residuos de verduras, frutas y granos germinados. Para suministrar alimentos con un valor proteico, como son los insectos, se pueden emplear las trampas de luz, las cuales permitirán que los peces capturen su alimento vivo, que les aportarán proteínas, lípidos, vitaminas y algunos minerales. Esta alimentación es posible porque esta especie en su medio natural se alimenta de insectos, algas, restos de otros peces, plantas, detritos zooplancton, bivalvos, oligoquetos e hirudeos, entre otras especies (Njiru, Okeyo-Owuor, Muchiri y Cowx, 2004). Una vez instalados los estanques para la crianza de peces, se podría introducir peces como la cachama (Colossoma macropomum) o la preñadilla (Astroblepus cyclopus) que es una especie endémica de los lagos y ríos del Imbabura y que ha desaparecido en muchas regiones del Ecuador, la cual era muy apreciada por la gente. Valor nutricional de la tilapia El valor nutricional de la carne de pescado es de 17% de proteína en fresco, pero con mayor contenido en aminoácidos azufrados tales como metionina y cisteina (Latham, 2002), los cuales son fundamentales para el mantenimiento y la integridad de los sistemas celulares, desintoxicar compuestos, radicales libres, como también contribuir con la homeostasis del azufre y la regulación del metabolismo del carbono. De igual manera, la deficiencia de metionina se ha asociado a algunos tipos de cáncer (Townsend, Tew y Tapiero, 2004). 141
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La carne de los peces no sólo aporta proteína de calidad, sino también ácidos grasos, especialmente los esenciales tales como los omega 3, entre ellos el ácido linolénico, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Estos dos últimos están asociados con la prevención de enfermedades neurodegenerativas, tales como alzhaimer, parkinson, demencia senil, cáncer y problemas cardiacos (Williams, 2000; Tapiero, Ba, Couvreur y Tew, 2002; Swanson, Block y Mousa, 2012), así como también mejoran la capacidad intelectual en los infantes (Helland, Smith, Saarem, Saugstad y Drevon, 2003). De manera complementaria, están los ácidos omega 6, entre los que se encuentran el ácido linoleico y el ácido araquidónico, también promocionados como ácidos grasos esenciales importantes para la salud humana. No obstante, hay un aspecto fundamental que no se debe pasar por alto que es la relación omega 6:omega 3 que, de acuerdo con Simopoulos (2002), si es elevada promueve la patogénesis de muchas enfermedades, que incluyen enfermedades cardiovasculares, cáncer y enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
Se puede observar en la figura 3, que el nivel de los ácidos grasos omega 3 es superior en la tilapia (Abelti, 2017) y la trucha (Caballero et al., 2002) en comparación con las carnes de ternera, cerdo (Wood et al., 2003) y pollos (Zhou et al., 2012). De igual forma si se observa la relación omega 6:omega 3 se puede constatar que la mayor proporción se encuentran en la carne de pollo y cerdo y es casi inexistente en tilapia, trucha y ternera. Por lo que en este caso la recomendación de los autores sería el incrementar el consumo de pescado como fuente proteica para evitar la aparición de enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y cáncer en la población. Omega 3
18,6
20,00 18,00
Omega 6
Omega 6/ Omega 3
16,41
16,00 14,00 12,00
12,747 9,38
9,95
10,00
9,23
8,00 6,00
5,68
5,1
4,00
3,03
2,00
0,61 0,00
Tilapia*
0,27 Trucha^
1,03 0,34 Ternera"
1,65
Cerdo"
0,74 Pollos+
Figura 3. Contenido de ácidos grasos omega 3 y omega 6 en la carne de los peces y algunos animales terrestres en g/100g de muestra y la relación omega 3 y omega 6. (*Abelti, 2017; ^Caballero et al., 2002; “Wood et al., 2003; + Zhou et al., 2012.)
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Conclusiones La comunidad de Fakcha Llakta cuenta con un número reducido de especies animales dentro de la chacra y la mayoría de éstos no están destinados al consumo de la familia, sino a la comercialización para los rituales de “limpia” o la venta como platos preparados. Al considerar el número reducido de especies de animales que se crían, como también su abundancia y para poder aprovechar el recurso hídrico de la cascada, se propone la crianza de peces, en este caso de la tilapia roja, por ser un pez que se adapta fácilmente a las condiciones de crianza de la zona, tanto en temperatura como en la calidad del agua, aprovechando de igual manera los residuos que se generen del cuidado de los animales terrestres para fertilizar los estanques y el agua que se vaya renovando utilizarla para los regadíos, de tal manera que ayude con la fertilización de los campos, gracias a que las excretas de los peces contienen amonio, nitrito y nitrato, compuestos nitrogenados fácilmente asimilados por las plantas, cerrando de esta manera el ciclo biológico y reduciendo el consumo de fertilizantes. Con la crianza de la tilapia se proporcionaría una excelente fuente proteica, con un alto contenido en ácidos grasos omega 3, los cuales son fundamentales para prevenir enfermedades en los adultos y mejorar la capacidad intelectual en los niños. Además, en futuro próximo se podría estudiar la posibilidad de introducir especies americanas como la cachama o la preñadilla, las cuales permitiría contar con una mayor diversidad de peces en la comunidad.
Referencias
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III PARTE
ESPACIOS MULTIFUNCIONALES
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EVALUACIÓN DEL CONSUMO DE ALIMENTOS PROVENIENTES DE LAS CHACRAS Y ESTADO NUTRICIONAL DE LAS UNIDADES FAMILIARES
(EVALUATION OF CONSUMPTION OF FOODS FROM CHACRAS AND NUTRITIONAL STATUS OF FAMILY UNITS)
Amparito Del Rosario Barahona Meneses Oscar Andrés Rosero Cáceres Widmark Enrique Báez Morales
Universidad Técnica del Norte – FC Salud – Carrera de Nutrición. Ibarra, Ecuador RESUMEN Se relacionó el consumo de alimentos provenientes de las chacras y el estado nutricional de 11 familias de la Comunidad Fakcha Llakta, cantón Otavalo, provincia de Imbabura, Ecuador. El estado nutricional fue evaluado a través de indicadores antropométricos adecuados para cada grupo etario. El consumo de alimentos fue evaluado a través del método recordatorio de 24 horas. El 65% de adultos presentó un elevado porcentaje de grasa corporal, asociado a un exceso en el consumo de grasas y carbohidratos. El consumo energético neto fue adecuado en cada grupo de edad, pero con déficit en proteínas y micronutrientes como la vitamina A y el calcio. Los resultados indican que no existe relación entre el manejo agropecuario de las chacras familiares y las necesidades nutricionales de sus integrantes. Se proponen cultivos agropecuarios para las chacras que contribuyan a la ingesta balanceada de sus requerimientos nutricionales diarios. Palabras clave: Evaluación nutricional, chacra, consumo de alimentos, Otavalo-Ecuador ABSTRACT The consumption of food from the farms and the nutritional status of 11 families from the Fakcha Llakta Community, Otavalo canton, Imbabura province, Ecuador, were reported. Nutritional status was assessed using appropriate anthropometric indicators for each age group. Food consumption was assessed using the 24-hour reminder method. 65% of adults presented a high percentage of body fat, associated to an excess in the consumption of fats and carbohydrates. Energy intake was ade quate in each age group but with deficits in protein and micronutrients such as vitamin A and calcium. The results indicate that there is no relationship between the agricultural management of family farms and the nutritional needs of their members. Agricultural crops are proposed for the farms that contribute to the balanced intake of their daily nutritional requirements. Key words: Nutritional assessment, homegardens, food consumption, Otavalo-Ecuador
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Introducción La evaluación del estado nutricional de un individuo o de una comunidad permite conocer el grado en que la alimentación cubre las necesidades del organismo y detectar situaciones de deficiencia o exceso. Hoy en día, los países de ingresos económicos medios y bajos, están atravesando por una etapa de transición nutricional (Monteiro, 2000; Rivera, 2004). Entre las características de esta transición están los cambios en los hábitos alimentarios ocurridos en las sociedades durante las últimas décadas (Shetty, 2013). El desarrollo económico, junto con las recientes innovaciones tecnológicas y las modernas técnicas de mercadeo, han modificado las preferencias alimentarias de las poblaciones, lo cual ha dado lugar a cambios en la composición de la dieta (World Health Organization [WHO], 2002). Se ha pasado del consumo de dietas con alto contenido de carbohidratos complejos y fibras, al consumo de dietas ricas en grasas saturadas y azúcares simples (Popkin, 2006). Análisis realizados a partir de las hojas de balance de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestran que la disponibilidad de calorías totales y calorías provenientes de grasas saturadas y azúcares se ha incrementado en las últimas tres décadas (WHO/FAO, 2003). Mientras el consumo de grasas y azúcares ha aumentado, el de frutas, verduras y tubérculos ha disminuido a escala mundial entre 1963 y 2003 (Kearney, 2010). El 37% de la población ecuatoriana vive en zonas rurales y cumplen actividades agrícolas que aportan al abastecimiento de productos para el consumo familiar (Secretaría General de la Comunidad Andina, 2011), como el caso de las familias de la comunidad de Fakcha Llakta del cantón Otavalo que, en sus chacras, combinan el cultivo de plantas alimentarias, medicinales y ornamentales, con la crianza de animales de corral. Estas actividades productivas se están perdiendo o en algunas ocasiones los alimentos producidos en la chacra son destinados a la venta para obtener otro tipo de productos, como alimentos procesados e industrializados. En ocasiones, las comidas rápidas son parte de la dieta, producto del desarrollo comercial y turístico propio de la zona. En este contexto, se evaluó el estado nutricional y el aporte de nutrientes en la alimentación diaria de la comunidad de Fakcha Llakta, indígena mayoritariamente, para que con base en las necesidades nutricionales, mejorar el cultivo y crianza de animales que permitan una ingesta balanceada acorde a requerimientos nutricionales propios y a la vez fortalecer la soberanía y seguridad alimentaria y la conservación de saberes locales, desde el trabajo y fortalecimiento de las chacras familiares.
Método A través de una investigación de campo con enfoque mixto se recabó información de once familias de la comunidad de Fakcha Llakta, diez indígenas y una mestiza, que contaban con una chacra o espacio para cultivos de consumo. Se caracterizaron el estado nutricional y el consumo de alimentos de las unidades familiares en una sola toma de datos en un tiempo determinado. Para la evaluación nutricional antropométrica se tomaron las mediciones de peso, talla, perímetro de la cintura y porcentaje de grasa corporal, utilizando una balanza de bioimpedancia, un tallímetro y cinta antropométrica. El peso se obtuvo con la persona en posición erguida, sin peso extra (gorros, collares, relojes, zapatos u otros objetos que alteren los resultados), los brazos relajados y con la mirada hacia el horizonte, esperando varios segundos hasta obtener el peso en kilogramos y el porcentaje de grasa corporal. Para medir la talla se ubicó a la persona igualmente erguida, teniendo contacto los talones con la base anterior del tallímetro, la escuadra del tallímetro se ubicó sobre la parte superior de la cabeza obteniendo la medida en centímetros. El perímetro de la cintura se obtuvo con el individuo de pie, con los brazos relajados y se ubicó la cinta antropométrica en el punto medio entre la cresta ilíaca y borde subcostal. 148
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En niños mayores de 2 años se emplearon los indicadores antropométricos talla/edad, peso/edad e IMC1/edad, en los que se usaron los criterios de clasificación de acuerdo con los puntos de corte establecidos por la OMS en términos de desviación estándar. En los adolescentes se utilizaron los indicadores IMC/edad y talla/edad. En los adultos y adultos mayores se valoró su estado nutricional a través del IMC, porcentaje de grasa corporal y circunferencia de la cintura. Para la determinación de la ingesta habitual de alimentos se aplicó una encuesta con dos recordatorios de 24 horas por cada familia de los hogares seleccionados y, a través de una encuesta, se registraron los datos sociodemográficos. El recordatorio de 24 horas se aplicó durante dos días no consecutivos, realizando dos visitas a cada familia. En las dos visitas se solicitó a la persona responsable de la elaboración y distribución de los alimentos que detallaran los ingredientes y las cantidades utilizadas en las preparaciones, así como los horarios en que fueron consumidos. Las cantidades se determinaron utilizando una balanza de alimentos gramada y los datos se registraron en peso bruto (peso total del alimento, incluyendo los desechos) y luego se realizó la conversión a peso neto. A partir de estos valores, se analizó la composición nutricional de los alimentos empleando la Tabla de Composición de Alimentos compilada por el equipo técnico de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del Ecuador (Freire, 2009). Se tomó en cuenta la participación de los integrantes de la familia en los diferentes tiempos de comida, y en el cálculo del número de asistencias de cada miembro de la familia se usaron las tablas de recomendación dietética de la FAO: Si un individuo asiste a los tres tiempos de comida principales, tendrá como asistencia 1, si solo estuvo 2 tiempos de comida, tendrá 0.66 y si sólo estuvo un tiempo tendrá 0.33. De igual manera, se fraccionaron proporcionalmente las valoraciones en las familias que consumieron refrigerios. El consumo diario por persona se obtuvo dividiendo el consumo total de cada nutriente por la suma de las asistencias. Finalmente, se calculó el porcentaje de adecuación, entendido como la relación entre el consumo diario por persona y la recomendación correspondiente. Con los resultados de esta evaluación, según las deficiencias y el estado nutricional de las unidades familiares de la comunidad de Fakcha Llakta, se procedió a la selección de los cultivos que deben incluirse en la chacra familiar, considerando los alimentos ancestrales andinos y el valor nutricional de cada uno con base en sus requerimientos específicos. Para el análisis de las variables, se elaboró una base de datos creada en Microsoft Excel (versión 2010), que posteriormente se analizó en el programa estadístico Epiinfo (versión 7), utilizando el análisis univarial para cada variable y un análisis bivarial para la comparación de variables. Las variables fueron expresadas en función del valor de la media, mediana y desviación estándar.
Resultados y discusión De los 31 habitantes de la comunidad de Fakcha Llakta distribuidos en 11 familias, con quienes se trabajó, el 61,2% fueron mujeres y el 38,7% hombres. La distribución de la población con respecto a la edad fue: el 12,9% preescolares entre 2 y 4 años; el 12,9% escolares entre 5 y 11 años; el 3,2% adolescentes entre 12 y 17 años; el 38,7% adultos entre 18 y 59 años y el 32,2% adultos mayores de 60 y más años. Los grupos más numerosos estuvieron conformados por los adultos y adultos mayores. La mayoría de las familias son indígenas kichwa (93,5%); el 72,7% están casados, y los hombres casados lo hacen con mujeres mayores a ellos. De acuerdo a la opinión de los entrevistados, esto 149
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se debe a que estas mujeres saben administrar la casa y son conocedoras de los saberes locales para cultivar la chacra de donde provienen más del 50% de los alimentos de la familia (ver tabla 1). Tabla 1. Características sociodemográficas de las familias de la comunidad de Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador Grupo Etario N % Adolescente 1 3,23 Adulto 12 38,71 Adulto Mayor 10 32,26 Escolar 4 12,90 Preescolar 4 12,90 Sexo Femenino 19 61,29 Masculino 12 38,71 Etnia Indígena 29 93,55 Mestizo 2 6,45 Total 31 100,00 Estado Civil N % Casado 16 72,72 Divorciado 1 4,54 Soltero 4 18,18 Unión Libre 1 4,54 Total 22 100,00 Para la evaluación nutricional (ver tabla 2) en adultos se utilizó el índice de masa corporal (IMC). El 35% tuvo peso normal, el 50% registró sobrepeso y el 15% presentó obesidad. No se registraron casos de delgadez. La relación entre el porcentaje de grasa corporal y el IMC evidenció que el 65% tiene grasa corporal muy elevada, mayoritariamente en los individuos con sobrepeso y obesidad. Así mismo, el 57,1% de individuos con IMC normal presentaron un porcentaje de grasa por encima de los estándares recomendados, mientras el 42,9% de individuos con IMC normal mantienen un porcentaje de grasa corporal adecuado. Tabla 2. Porcentaje de grasa corporal por IMC en adultos y adultos mayores de la comunidad de Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador % Grasa Normal Sobrepeso Obesidad Total Corporal n % n % n % n % Elevado 2 28,57 2 20,00 0 0,00 4 20,00 Muy elevado 2 28,57 8 80,00 3 100,00 13 65,00 Normal 3 42,86 0 0,00 0 0,00 3 15,00 Total 7 100,00 10 100,00 3 100,00 20 100,00 La relación entre el perímetro de la cintura y el IMC demostró que los individuos con sobrepeso y obesidad en su totalidad presentaron un valor elevado, siendo éste un factor de riesgo cardiovascular importante. Las personas con IMC normal, en su mayoría (85,7%) tuvieron un perímetro de cintura dentro de los rangos saludables y sólo una persona presentó un perímetro elevado (Tabla 3). 150
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Tabla 3 Perímetro de la cintura por IMC en adultos y adultos mayores de la comunidad de Fakcha Llakta, Otavalo, Ecuador Perímetro de la Normal Sobrepeso cintura n % n Obesidad Abdominal 1 14,29 11 100,00 Normal 7 85,71 0 0,00 Total 8 100,00 11 100,00 n: número de casos
Obesidad Total % n % n 3 100,00 15 0 0,00 7 3 100,00 22
% 68,18 31,82 100,00
El valor energético total de la dieta por persona adulta y por día expresado por la media fue de 2481 kilocalorías, y en cuanto a grupos etarios se observó un consumo energético inadecuado en escolares y adultos mayores. Analizando la ingesta de los diferentes macronutrientes, tal como se muestra en la figura 1, se observa bajo consumo de proteína con la mediana por debajo de las recomendaciones, y el 75% de los individuos están entre alimentación insuficiente y subalimentación de proteína. Estas distribuciones muestran que la deficiencia en el consumo de proteína constituye un problema serio en la comunidad.
Figura 1. Adecuación porcentual per cápita de la ingesta con respecto a las recomendaciones de energía y macronutrientes. En la Tabla 4 se evidencia un claro déficit en el consumo de proteínas en distintos grupos etarios. En preescolares se determinó un consumo promedio de 22,8 g con una desviación estándar de ±6,8 g; en escolares se obtuvo una media de 31,3 g con una desviación de ±18,9 g; en adultos 40,1 g con una desviación de ±11,9 g.; y, en adultos mayores una media de 41,2 g con una desviación estándar de ±11,7 g. Según las recomendaciones para cada grupo etario, se evidencia una subalimentación de proteína en todos los grupos.
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Tabla 4. Ingesta diaria de macronutrientes por grupo etario, comunidad Fakcha Llakta, 2016. Variables de consumo Media D.E. % de adec. Preescolar Energía 1396,52± 433,27 94,68 Proteína 22,85± 6,86 86,22 Grasa 52,87± 12,58 125,88 Carbohidrato 252,25 ± 72,95 128,04 Escolar Energía 2076,16± 567,23 103,80 Proteína 31,39± 18,97 87,19 Grasa 78,63± 16,39 113,95 Carbohidrato 323,97 ± 25,76 100,61 Adulto Energía 2481,11± 557,39 93,62 Proteína 40,14± 11,97 81,09 Grasa 87,86± 17,63 109,82 Carbohidrato 350,06± 86,32 97,22 Adulto Mayor Energía 2165,68± 671,68 101,31 Proteína 41,25± 11,78 86,84 Grasa 71,07± 14,67 104,66 Carbohidrato 355,10± 93,79 105,05 En el consumo de grasas se observa una mediana de 104,5%, valor considerado como normal. El cuartil 1 expresa el valor de 96,1%, el cual también está dentro de los valores normales de consumo, estas distribuciones del cuartil 1 y 2 demuestran que más del 50% de individuos tienen un porcentaje de adecuación normal en el consumo de grasas. Por otra parte, en el cuartil 3 se tiene un valor de 118,4% lo cual demuestra que una tercera parte de la distribución tuvo una sobrealimentación en grasas. La Tabla 4 demuestra un consumo de grasa mayor en niños. Se obtuvo una media de 52,8 g con una desviación de ±12,5 g, el cual representa a un porcentaje de adecuación promedio de 125,8% en preescolares, en niños escolares se obtuvo una media de 78,6 g con una desviación de ±16,3 g, en ambos grupos de edad se considera con certeza una sobrealimentación de grasa. Por otra parte, el consumo de este macronutriente en adultos y adultos mayores se mantuvo en rangos adecuados según los promedios de 87,8 g y 71 g, respectivamente. En el consumo de carbohidratos se observa que los individuos se mantienen en rangos normales, aunque con tendencia a sobrepasarlos. Conforme a los cuartiles 1 y 2 se observa un porcentaje de adecuación normal en el consumo de carbohidratos en más del 50% de los individuos. Por otra parte, en el cuartil 3 se tuvo un valor de 118,3% que demuestra que hubo sobrealimentación de carbohidratos en más del 25% del grupo estudiado. En la Tabla 4 se evidencia que hay un consumo normal de carbohidratos en escolares, adultos y adultos mayores, sin embargo, se presenta un consumo excesivo de hidratos de carbono en niños preescolares, la media de consumo en este grupo de edad fue de 252,2g con una desviación de ±72,9g, obteniendo el porcentaje de adecuación (128,9%) se consideró el exceso en el consumo de carbohidratos. En la evaluación de la ingesta de micronutrientes, se puede observar en la figura 2 que la mediana en la mayoría de los micronutrientes se mantiene aproximada a la normalidad, con la excepción del calcio y la vitamina A, las adecuaciones fueron extremadamente bajas en estos dos nutrientes, lo cual 152
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demuestra un bajo consumo de alimentos fuentes de calcio y vitamina A. En la tabla 5 se observaron diferencias extremas en los distintos grupos de edad. La deficiencia está presente en individuos adultos y adultos mayores, los promedios de consumo en estos grupos fueron de 551,5µg y 551,2µg, mientras que el consumo recomendado en estos grupos etarios va de 800 a 1000µg.
Figura 2. Adecuación porcentual per cápita de la ingesta con respecto a las recomendaciones de micronutrientes. Tabla 5. Ingesta diaria de micronutrientes por grupo etario, comunidad Fakcha Llakta Variables de consumo Media D.E. % de adec. Preescolar Vit. A 426,14± 78,09 142,04 Vit. C 34,41± 6,88 62,56 Hierro 5,72± 5,99 71,50 Zinc 13,82± 4,22 138,20 Calcio 291,52 ± 229,91 34,29 Fósforo 499,10±115,66 110,91 Escolar Vit. A 613,24±124,53 153,31 Vit. C 57,97± 25,97 105,40 Hierro 9,26± 8,08 103,22 Zinc 8,06± 3,32 80,00 Calcio 428,61± 244,53 42,86 Fósforo 797,75± 248,17 113,96 Adulto Vit. A 551,50± 315,04 61,27 Vit. C 95,78± 42,30 159,63 Hierro 10,86± 8,39 90,50 Zinc 13,57± 7,24 90,46 Calcio 410,00± 210,33 41,00 Fósforo 779,20 ± 328,60 97,37 Adulto Mayor Vit. A 551,28 ± 304,70 61,25 Vit. C 73,18± 35,04 121,96 153
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Los resultados obtenidos en el estudio permitieron analizar el estado nutricional en las familias de Fakcha Llakta y sus posibles asociaciones con la calidad de la alimentación y cultivo de las chacras. La encuesta nacional de salud y nutrición (ENSANUT 2012) determinó que es común ver problemas de retraso en el crecimiento y deficiencia de micronutrientes acompañados de elevadas tasas de sobrepeso y obesidad en una misma familia, e incluso en un mismo individuo (Freire et al., 2014). Al asociar el estado nutricional por etnia, se observa que la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en indígenas es significativamente elevada (52.1%) (Ministerio de Salud Pública del Ecuador [MSP], 2012). En relación con los resultados obtenidos en este estudio, la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue del 65,0% y se observó una evidente relación con el alto porcentaje de grasa corporal y también con el perímetro de la cintura. Esta situación tendrá impacto sobre la salud y economía familiar, al ser un factor potencial de desarrollar problemas cardiovasculares y el rendimiento productivo consecuente. En un estudio realizado en 2014 con datos de la ENSANUT, se demostró la coexistencia de elevadas tasas de sobrepeso y obesidad acompañadas de deficiencias de micronutrientes en mujeres en edad fértil y escolares, así como hogares en los cuales coexisten madres con sobrepeso y niños con retardo en talla (Freire, 2009). En la comunidad de Fakcha Llakta se observó un 53,8% de mujeres con sobrepeso y un 33,3% de niños con retardo en talla, siendo esta la principal característica de los preescolares y escolares de esta comunidad, como resultado de una dieta no balanceada. Debido a que la obesidad es el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer (Alwan, 2010), el perímetro de la cintura es el indicador que mejor expresa la obesidad abdominal (World Health Organization [WHO], 2011), y varios autores han probado que por sí solo está asociado a la mayor probabilidad de desarrollar el síndrome metabólico y otros trastornos cardiovasculares (Alberti, 2005; Ford, 2002). En la población ecuatoriana, la prevalencia de obesidad abdominal es de 50.0%. La mayor prevalencia se observa en el sexo femenino, en el grupo de 50 a 59 años es 92.9%; entre los 40 a 49 años es 86.2%, y entre los 30 a 39 años es 78.2%. Por otra parte, en el sexo masculino, en el grupo de 50 a 59 años es 68.9%; entre los 40 a 49 años es 63.3%, y de 30 a 39 años es 57.1% (MSP, 2012). En los resultados del estudio en la comunidad de Fakcha Llakta se pudo evidenciar que la mayor prevalencia de obesidad abdominal se observó en el sexo femenino (84,6%), mientras que en el sexo masculino fue menor (44,4%). Valores de similar tendencia se observaron en la ENSANUT-ECU 2012 (Freire, 2009). El valor energético total de la dieta por persona adulta y por día en Fakcha Llakta, expresado por la media, fue de 2481 kilocalorías, por encima de lo expuesto por la ENSANUT (Freire, 2009), donde evidencia que, en promedio, el consumo habitual de energía en adultos es de 1982 kilocalorías, y menor aún en la etnia indígena (1669 kcal). El consumo de proteínas en las familias de Fakcha Llakta está en el rango de subalimentación, debido a que en cada grupo de edad se observó un consumo de proteína muy por debajo de los requerimientos. Esto es consistente con los datos de la ENSANUT (Freire, 2009), en los cuales se observa que los indígenas son los que, en menor proporción, cumplen con los requerimientos diarios de proteína. Además, se observa un problema del consumo excesivo de carbohidratos (35.5%) que concuerda con lo observado a nivel nacional, donde es mayor en indígenas (44%) respecto a los demás grupos étnicos (MSP, 2012). Con respecto al consumo de grasas la situación es similar, evidenciándose 154
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sobrealimentación en un 45.2% de la población estudiada. Estos hallazgos difieren de los que se encontraron en la ENSANUT (Freire, 2009), donde se determinó que la etnia indígena kichwa, corresponde al grupo de población que en mayor proporción no cumplen con los requerimientos diarios de grasas. Actualmente el alto consumo de grasas en la comunidad estudiada representa uno de los factores desencadenantes de la obesidad y el alto porcentaje de grasa corporal. En el consumo de micronutrientes se encontraron deficiencias en vitamina A y calcio, en individuos adultos y adultos mayores. Los promedios de consumo en estos grupos fueron de 551,5µg y 551,2µg, siendo que las cantidades recomendadas van de 800 a 1000µg. Por otra parte, en los estudios realizados en 2012, se evidencia que el 77% de la población a escala nacional no cumple con las recomendaciones de vitamina A (MSP, 2012). El consumo deficiente de vitamina A reduce los niveles séricos de retinol, y se asocia con el incremento de padecer diarrea severa y de mortalidad infantil (Black, 2008). Otra consecuencia es el incremento del riesgo de infecciones debido a cambios funcionales en la respuesta inmune, así como de anemia, debido a la alteración en el metabolismo normal del hierro. Además, la población con ingesta deficiente de vitamina A es más propensa a tener alteraciones en el crecimiento celular y a mantener la integridad de las mucosas y la piel (McLaren, 2012). De forma general, se observó que el consumo de calcio disminuye conforme se incrementa la edad, y se observa que la mayor parte de la población no llega a cumplir con los requerimientos diarios (MSP, 2012), los cuales oscilan entre los 500-1300mg de calcio al día. En los resultados obtenidos en este estudio, se confirmó que el consumo de calcio fue extremadamente bajo en todos los grupos de edad. Para proponer cultivos para las chacras familiares se consideraron los principales alimentos que contribuyen con el consumo diario de proteína, vitamina A y calcio. La información fue extraída de la encuesta nacional de salud y nutrición del Ecuador y de la tabla de composición de alimentos elaborada con el equipo técnico de la misma (Freire, 2009). Según la tabla de composición de alimentos, se demuestra que los mejores alimentos nacionales fuentes de proteína de origen animal son: cuy (19.2g), pollo (18.6g), huevos (12.6g) y queso (11.4g). Por otra parte, los principales alimentos de origen vegetal con alto aporte de proteína son: quinua (14.1g), amaranto (13.6g), guaba (11.9g), soya (36.5g) y fréjol (23.6g), productos agropecuarios todos estos propios de la zona y con facilidad de cultivo en las chacras familiares de la comunidad de Fakcha Llakta. El arroz es el alimento que más contribuye al consumo diario de proteína a escala nacional más por su alto consumo que por sus contenidos de este macronutriente (MSP, 2012). La zanahoria constituye el alimento que en mayor proporción contribuye al consumo diario de vitamina A en el país, con excepción de la Costa y la Amazonía, en donde el queso y el huevo se ubican en el primer lugar, respectivamente (MSP, 2012). Según la tabla de composición de alimentos, se demuestra que los principales alimentos nacionales con alto aporte de vitamina A son: leche (253.0µg), queso (221.0µg), huevos (160.0µg), zanahoria (690.4µg), espinaca (468.8µg), perejil (418.7µg), culantro (337.0µg), acelga (303.9µg), tomate de árbol (300.0µg), manzana (168.3µg) y frejol (104.2µg) (Ramírez, 2012). La leche entera, el queso y el yogur son los alimentos que, en mayor proporción, contribuyen al consumo diario de calcio a escala nacional, así como en las distintas subregiones del país (MSP, 2012). Según la tabla de composición de alimentos, se tiene que los principales alimentos nacionales con alto aporte de calcio son: leche (912.0mg), queso (566.0mg), culantro (1196.0mg), amaranto (159.0mg), berro (120mg), espinaca (99.0mg), frejol (49.0mg), brócoli (47.0mg) y guaba (35.0mg) (Ramírez, 2012). En este contexto, los alimentos como leche y queso son una excelente fuente de calcio y vitamina A. También se pueden recomendar alimentos de origen vegetal como culantro, amaranto, zanahoria y espinaca, que se pueden producir adecuadamente en la zona de estudio, aunque no se evidencia la 155
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conciencia de las familias de sembrar acorde con sus requerimientos nutricionales, quizá relacionado con no haber identificado estas necesidades. Por otra parte, el consumo de carne de cuy y pollo puede beneficiar al aporte de proteína en la dieta familiar, combinado también con los alimentos vegetales de contenido proteico significativo anteriormente descritos.
Conclusiones La evaluación nutricional de las familias de la comunidad de Fakcha Llakta demuestra baja talla para la edad y problemas de peso excesivo en las niñas y se evidenció un mejor estado nutricional en los niños. En adultos se encontró que la mayoría de individuos presentan riesgo cardiovascular por una circunferencia de cintura por encima de los rangos adecuados. Esto se relaciona con los resultados del IMC que demuestran un 50% de personas con sobrepeso y 15% con obesidad, de los cuales, todos presentan alto porcentaje de grasa corporal. Un exceso en el consumo de grasas y carbohidratos en la dieta, es la principal causa del gran número de individuos con problemas relacionados a la obesidad. Los resultados sugieren que aunque el consumo energético calórico es adecuado en cada grupo de edad, la dieta no es balanceada y presenta déficit en el consumo de proteínas y significativas deficiencias en el consumo de micronutrientes como la vitamina A y el calcio, siendo las chacras espacios de cultivo agropecuario no asociado con la demanda y necesidades nutricionales de la familia, perdiendo así la razón de ser de la misma. Por todo lo expuesto, se ha generado la línea base para la inclusión de alimentos en la chacra familiar, de tal manera que en esta población considere nuevas estrategias alimentarias junto con las actividades agrícolas, conservando en dicha adaptación, prácticas y saberes propios de su cultura. La recomendación de cultivos para la chacra familiar se enfocó en elegir alimentos que aporten sustancialmente los nutrientes de bajo consumo en la comunidad. Por otra parte, se recomienda no trabajar con cultivos transgénicos, debido a que la chacra de las unidades familiares se basa en la implementación de sistemas agroecológicos como una alternativa para las familias con bajos recursos económicos y que, a su vez, mantienen un bajo impacto ambiental. Los principales cultivos recomendados son la zanahoria, espinaca, perejil, culantro, acelga, tomate de árbol, manzana, berro, brócoli, guaba y frejol, por sus aportes significativos de vitamina A y calcio. Así también, para aumentar el consumo de proteína se recomienda cultivos como la quinua y amaranto. Mientras que, para complementar la alimentación es muy recomendable la crianza de animales de granja para aprovechar sus productos alimentarios, principalmente se debe considerar el cuy, el pollo y el pescado, como también los huevos, el queso y la leche entera.
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LAS CHAKRAS ANDINAS DE FAKCHA LLAKTA Y EL AGROTURISMO (FAKCHA LLAKTA ANDEAN CHACRAS AND THE AGROTURISM)
Carmen Amelia Trujillo Kennedy Rolando Lomas Tapia Universidad Técnica del Norte – Instituto de Posgrado Resumen
El saber agrícola-ambiental en la premisa de construir individual, familiar y colectivamente el conocimiento agrodiverso, partiendo de saberes locales, en donde se conjugan factores de reciprocidad, de respeto y convivencia comunitaria, como la experiencia de vida en un contexto amplio de participación, reflexión y actuación, en el rescate cultural-espiritual e identitaria, de la comunidad indígena kichwa Fakcha Llakta, Bosque Protector “Cascada de Peguche”, Otavalo, constituye el sentir de nuestra acción como seres comunitarios y colectivos, que emerge del pensamiento y de la actitud consciente frente a la conservación de la Madre Naturaleza, para atravesar por el sendero del convivir solidario y ético, entre el ser humano y demás “seres” que existen en el planeta Tierra, conforme lo concibe el indígena de los Andes. Este ser espiritual y legendario en el arte y la tradición del sistema agroalimentario y productivo de la serranía ecuatoriana, permite enriquecer y sustentar la conciencia humana en la construcción de comunidades de saberes ambientales, que giran en torno al bienestar de las diversas expresiones y formas de vida, presentes en el mundo agrario andino, concebidas como la gran familia ambiental y agrícola o “Jatun-ayllu”, en donde, cada miembro es un referente de vida, una pieza clave, un eje fundamental en la esfera del convivir cotidiano-comunitario agrícola, así lo sustenta la cosmovisión andina, practicada desde la antigüedad en los pueblos y nacionalidades del Ecuador. En este sentir de vida en comunión e integración de saberes locales y espiritualidad agrícola, se perfilan actividades importantes que posibilitan aprender a compartir y comprender la dinámica de la Madre Tierra o “Pachamama”, mediante alternativas de integración socio-productiva-cultural y turística con sentido y pensamiento crítico-comunitario andino, de cultivar la tierra o allpa, en favor de la salud ambiental y de la vida en sus diversas expresiones, tal como demanda el principio del Sumak Kawsay. Palabras clave: chacras, saberes agrícolas, agroturismo
Abstract This chapter constitutes a substantial contribution to agricultural-environmental knowledge in the premise of building individual, family and collectively agrodiversity knowledge, based on local knowledge, which combines factors of reciprocity, respect and community coexistence, such as life experience in a broad context of participation, reflection and acting of the authors, in favor of the cultural-spiritual, identity, rescue of a small world, but diverse in agricultural science, such as the indigenous Kichwa community Fakcha Llakta, immersed in the Protected Forest "Cascada de Peguche" of the Otavalo ethnic group. Feeling that our action as community and collective beings emerges from the thought and the conscious attitude towards the conservation of Mother Nature, is to cross the path of solidarity and ethical coexistence, between the human being and other "living beings" that exist in the planet Earth, as conceived by the indigenous of the Andes. This spiritual and legendary being in the art and tradition of the agro-alimentary and productive system of the Ecuadorian highlands, allows us to enrich and sustain our human conscience in the construction of communities of environmental knowledge, which revolve around the well-being of the diverse expressions and forms of life, present in the Andean agrarian world, conceived as the great environmental and agricultural family or "Jatun-ayllu", because each member is a reference of life, a key piece, a fundamental axis in the sphere of everyday-community living agricultural, because, this is the basis of the Andean cosmovision, philosophy of life, practiced since ancient times in the peoples and nationalities of Ecuador. In this sense of life in communion and integration of local knowledge and agricultural spirituality, important activities are outlined that make it possible to learn to share and understand the dynamics of Mother Earth or "Pachamama", through alternatives of socio-productive-cultural and tourist integration with Andean critical-community thinking and thinking, to cultivate the land or allpa, in favor of environmental health and life in its diverse expressions, as emanated by the principle of Sumak Kawsay. Keywords: chacras, agriculture knowledge, agroturism 158
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Introducción La cultura de un pueblo se mira y se percibe desde lo profundo de la integridad humana, expresada en todo su contexto, en el sentir y palpitar de su gente, quien constantemente busca sustentar su verdadera identidad para ser valorada y reconocida en cualquier espacio y tiempo del diario convivir. Entender la propia realidad en la que se desarrolla el indígena kichwa andino y la sociedad, es integrar una visión de conjunto para analizar cada uno de los componentes que enmarcan la riqueza cultural y caracterizan a una nación. En tal virtud, lo trascendental de un territorio será su legado cultural e identitario de los saberes y conocimientos locales, que como un bien concebido, busca trascender en todas las esferas de su manifestación y evolución histórica y socio-productiva. A propósito, el saber ancestral agrario, enmarcado en la completa conjugación e interrelación vital y equilibrio con todo lo existente y vivo, hace que anide y brote la propia esencia y experiencia de vida del indígena campesino, cuya finalidad es enriquecer su mundo agrobiodiverso y también su humanidad, para mejorar el conocimiento occidental y el aprendizaje, con sentido ético y humano, al conocer de manera directa las interrelaciones del mundo andino que fluyen y se entrelazan en una comunicación dialógica, dinámica y trascendental entre estos mundos de existencia. En este sentido, se intenta impulsar las diversas manifestaciones culturales de la ciencia agraria tradicional, como un valioso legado identitario, por cuanto, en este reside la esencia del conocimiento y saber ancestral, el mismo que requiere salir a la luz y ser parte fundamental de una nueva cultura y sistema agroalimentario, a tal punto de constituirse en un nuevo mirar de la vida dentro del campo andino, ante la incesante e incontrolada pérdida de importantes extensiones de tierra agrícola productiva, a causa del avance científico y tecnológico, que actualmente vivimos en la sociedad del conocimiento. Dentro de esta mirada surge una alternativa de convivencia armónica social, que rescata e impulsa el verdadero sentimiento de disfrutar participando y aprendiendo, sobre las costumbres y tradiciones agrícolas de los pueblos kichwa andinos, y que en la actualidad constituye la principal oferta y demanda turística en pos de garantizar espacios de reciprocidad y convivencia de saberes rurales, mediante la generación de iniciativas locales sustentadas en principios y valores culturales, donde la conjugación de lo ancestral, tradicional y moderno, son un libro abierto para comprender la integralidad del orden dinámico cultural y cosmocéntrico que encierra la agrobiodiversidad. Por tanto, comprender que la cultura no es estática y se encuentra en constante evolución en la sociedad, requiere de una permanente conciencia personal y colectiva sobre sus bases ontológicas y epistémicas andinas, en las cuales se gestan importantes aprendizajes y preceptos, que perfilan la imagen, sentido y un sinnúmero de acontecimientos expresados en la razón y ser del pueblo indígena kichwa de Fakcha Llakta. De manera categórica, las diversas expresiones culturales relacionadas con el conocimiento espiritual agrícola, son el constructo significativo intergeneracional, puesto que su legado radica en la memoria viva y colectiva del indígena campesino de la serranía; por tanto, marcan lazos de identidad local y territorial de importancia científica, educativa y socio productiva a través del agroturismo, como la actividad para recrear, conocer y comprender múltiples formas de vida, dentro del proceso y ciclos agrarios de comunidades étnicas de Imbabura. En este ámbito, el turismo cultural agrícola se ha convertido actualmente en la actividad económica con mayor rentabilidad en todo el territorio indígena del Ecuador, en donde conviven pueblos y 159
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nacionalidades con valiosas costumbres y tradiciones, especialmente relacionadas con su forma de cultivar la tierra (allpa) y que se refleja en la gastronomía diversa; elementos que captan la atención de visitantes nacionales y extranjeros; razón fundamentada para su denominación en la nueva constitución como “país intercultural y plurinacional”. El interés y la motivación del turista por experimentar, disfrutar y descubrir lo diverso de cada pueblo, y a su vez ser partícipe y protagonista de la reivindicación del patrimonio tangible e intangible agrícola, posibilita la promoción y difusión de estos bienes patrimoniales concentrados en los saberes locales del campesino indígena, que siente y sueña en la riqueza del conocimiento dentro del mundo agrario, expresado en su chacra, que es su morada y su vida, a la cual se encuentra muy arraigado. Desde este ámbito, la diversificación del producto turístico cultural, con sentido de participación y conocimiento del saber rural agrícola, configurado en la chacra andina, constituye un valor agregado que marca la oferta turística diferenciada para muchos países, especialmente aquellos, donde lo cultural es la premisa que conlleva a lograr una mejor posición, dentro de las escalas del turismo alternativo con potenciales histórico-agrícolas, como el caso del pueblo kichwa de Fakcha Llakta en Otavalo.
La chacra andina y los frutos de la Pachamama. El suelo es un bien natural o “recurso indispensable” para la existencia de la vida sobre el planeta Tierra. Para el indígena andino es la Pachamama o Madre Tierra, su morada, su hábitat y el fundamento primordial en la organización y planificación del territorio, que proporciona todo lo necesario para el desarrollo integral de su ser; por cuanto, allí se plasma una cultura de respeto, de sabiduría, articulada a sus costumbres ancestrales y tradiciones, expresadas en las diferentes reverencias durante los procesos y ciclos agrícolas andinos. En tal virtud, esta actividad se perfila en el marco productivo del sistema agroalimentario para el sustento directo de las familias campesinas. Esto implica que existe una relación directa, intrínseca y recíproca con la tierra (allpa), y demás componentes y factores que conjugan la dinámica agrícola-productiva en la integralidad y visión andina de los pueblos kichwa de Los Andes. En este contexto, la producción agropecuaria expresada en materias primas y alimentos sanos, nutritivos y seguros, es y será uno de los principales renglones y base fundamental de la economía de un país, región, comunidad o sector en particular, en la que se expresa la identidad cultural patrimonial y la concepción holística de la Madre Naturaleza. Por consiguiente, la cultura andina forma parte de la comunidad natural pluriecológica, conjuntamente con el agua, el clima, las plantas, los animales, las rocas, las montañas, el arco iris y el paisaje (Cachiguango, 2010), en donde también la naturaleza humana es un miembro más de este constructo de vida intencional, por cuanto, todos los componentes son indispensables para su existencia, porque para el indígena de Los Andes, ellos necesitan ser criados o cultivados (cuidados), ya que conforman un complejo sistema de relaciones bio-eco-productivas. Se observa claramente que esta integridad dinámica, constituye una familia andina productiva, en la que el campesino es quien da forma y sentido productivo a la Madre Tierra a través de sus creencias, sus percepciones, su fuerza física y espiritual, mediante un diálogo abierto, sincero y secreto, fruto de su acervo cultural; porque dialogar con la Pachamama, es establecer lazos de convivencia funcional, diversa y recíproca, en donde se siente el palpitar mutuo de las formas de vida productiva natural y humana. 160
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Esta manera consustancial y de interacción respetuosa, concibe la importancia del uso sustentable y utilidad consciente de la biodiversidad agrícola, de especies vegetales y animales, lo cual es el fundamento ontológico en la obtención del bienestar de los indígenas campesinos, expresado en su acervo cultural identitario, que se recrea y se enriquece constantemente, conforme a su tiempo, su espacio y la permanencia en la Madre Tierra. Todo este cúmulo patrimonial y de formas de vida, junto al folklor, las creencias, la magia y la leyenda de la cultura indígena kichwa andina, dan forma, aroma, colorido y textura al paisaje agrícola andino, que según Ellison y Martínez (2009), se traduce en la “percepción vivencial del espacio vivo, vinculada a la afectividad y al contexto sociocultural y agrícola de sus actores sociales” (p.23). Por su parte, Echavarren (2009) manifiesta que en el constructo del paisaje cultural, se articulan ciertos elementos para conformar la totalidad del contexto andino, en el que se aprecia su característica integral. Esta combinación intra e interespecífica, en la que se conjugan principios estéticos, éticos, sentimientos, capacidades humanas y procesos naturales de vida y de formas, con el suministro de materia y energía, es lo que configura el horizonte etnográfico agrícola de la serranía ecuatoriana. En tal virtud, observar el paisaje cultural andino, enmarcado por diversos ecosistemas como bosques, ríos, colinas y praderas agrícola-ganaderas, conlleva a resaltar la importancia que tiene la diversidad biológica para el desarrollo del indígena de Los Andes, del ser humano y la sociedad en general. Este tejido complejo de vida productiva, en constante interacción de vida, permite la continuidad y la integración de toda forma de existencia, que requiere ser salvaguardado conforme a los preceptos del saber y del conocimiento andino, a fin de ser utilizado sosteniblemente y garantizar sus procesos bio-y eco-físiológicos dentro del universo de la Madre Tierra. Es evidente entonces que en esta relación profunda, dinámica y transformadora, vive, se construye y se perfila el sentir agrícola del campesino indígena, como protagonista de un mundo natural vivo, perceptible, sensitivo, y a su vez productivo, el cual muchas veces, es desapercibido e invisible, ante un mundo cambiante y globalizado, que intenta irrumpir su sistema de experiencias y saberes tradicionales, sin mirar su compleja relación e interdependencia de formas dinámicas de vida, en las que se gesta la vida misma, bajo cánones de veneración y de respeto mutuo. Esta apreciación contempla una relación social, psicológica y afectiva del ser andino, en la integración armónica de convivencia con el universo agrícola y natural, en el que subyace la acción transformadora productiva, con el aporte sustantivo de todos sus integrantes, como miembros de la familia agrícola, reflejada en la chacra andina, en donde la vida transcurre y emerge, entre el murmullo del agua que recorre los wachos (surcos) y fecunda a la tierra, el trinar de las aves que alegran el campo, el zumbido de insectos al polinizar las flores, el croar de las ranas, percibiendo la humedad ambiental, la lluvia y la prisa de las hormigas arrieras llevando hojas (materia prima) para su alimento. Todo este sentir ético, estético, sonoro y espiritual, es el concierto de la Madre Tierra y se enmarca en la chacra campesina, en la que se encuentran implícitas diversas formas de vida, que tienen una connotación particular dentro de la identidad cultural, especialmente en la comunidad indígena Fakcha Llakta del Bosque Protector Cascada de Peguche (BPCP), un lugar para el reencuentro identitario, la dualidad del ser existencial, la solidaridad de pensamiento, la recreación de la mente, el aprendizaje andino y la espiritualidad vivencial, en todo el contexto socio natural y cultural, que es único y singular en la región andina. 161
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Allí, la convivencia mutua entre naturaleza y cultura, es el continuo accionar dialéctico, gracias a la comunicación, la reciprocidad, el respeto, y la sensibilidad ambiental humana, reflejada en la sabiduría popular del kichwa otavaleño, quien permanentemente interactúa de manera sincera, abierta y en autodeterminación, arraigado al sentir de la Pachamama y a la dinámica de la Naturaleza, traducida en el cultivo de sus variados productos agrícolas (agrobiodiversidad) y la crianza de sus animales de granja, fruto de su trabajo consciente, solidario y recíproco. En este ámbito, Alviar (2002) menciona que esta forma de cultivar e interactuar con la tierra, conlleva a un nuevo estilo de vida, que garantiza el bienestar humano y la calidad del ambiente, considerado actualmente, no como la fuente de recursos naturales, sino, como “la parte viva, activa y móvil dentro del flujo de energía que es la vida” (p. 16). En esta práctica ancestral productiva, subyace un comportamiento andino equilibrado y consciente; es decir, no contaminante, exento de químicos sintéticos y de técnicas agrícolas impropias, que alteran la dinámica microbiana del suelo fértil, y consecuentemente, generan alteraciones irreversibles al ambiente y a los sistemas de vida en general. Resulta oportuno señalar que esta connotación sacra de agricultura andina, conlleva a una profunda reflexión y conocimiento acerca de la importancia cultural que subyace en la ideología del indígena campesino, en el diario accionar frente a su chacra, que es su morada y razón de vida, por cuanto convive entre el conjunto de deidades naturales y cósmicas, expresadas en los bienes naturales, como el agua, el suelo, las plantas, los animales, las montañas y los astros. Todos ellos constituyen la parte activa y consustancial al momento de criar o cultivar sus campos fértiles. Esta percepción cultural se remonta a las antiguas civilizaciones, quienes veneraban especialmente al agua, en el momento de iniciar el ciclo agrícola, por considerarla, un ser vivo, en todo el contexto axiomático de su significado. Lo antes expresado es sustentado por Silva, Troya, Inchausty y Pazmiño (2008), al mencionar que “el agua es un ser vivo, porque es proveedor de vida y animación del universo, con ella se dialoga de manera afectiva, se la cría” (p.12). Y precisamente, en este propósito, se plasma el pensamiento y percepción de los indígenas kichwa otavaleños de Fakcha Llakta, al considerar al agua como “un ser vivo, semejante a uno de sus familiares, pero con una connotación divina, sobrenatural y mística, anclado a la dualidad masculino-femenino, y al sentir recíproco, de dar y recibir” (Trujillo, 2015:109); acciones que se relacionan por la presencia de la Cascada de Peguche, fuente natural proveniente del Lago San Pablo, considerada un centro ceremonial sagrado desde la época de los carangues (Chaillavet, 2000); sitio donde se adquiere fuerza y vitalidad al contacto directo con estas aguas sagradas, y al entregar una ofrenda (pago) en agradecimiento de los beneficios otorgados. Por consiguiente, esta costumbre se mantiene latente en determinadas fiestas indígenas o Raymicunas, relacionadas con el cultivo y cosecha del maíz, que es el producto emblemático e identitario de la chacra campesina de la etnia otavaleña, en la que el Inty raimy o fiesta del sol, tiene mayor distintivo simbólico en la integración generacional de los indígenas yachags (personas de saberes ancestrales), quienes concurren a la cascada sagrada para bendecir las semillas de los productos agrícolas, en medio de plegarias y rituales, y trasladarlas a las chacras campesinas en calidad de ofrenda a la Madre Tierra, como símbolo de inicio de la siembra agrícola, y asegurar una producción abundante y saludable. Este conjunto de actividades espirituales agro-andinas complementan la arquitectura física y espiritual de esta infraestructura kichwa de Los Andes, en la que el campesino emprende sus labores agrícolas con la preparación del terreno o allpa, utilizando herramientas manuales, como el arado de pie o chaquitaclla, con la ayuda de bueyes (vacunos), que van abriendo o roturando la capa arable y fértil del allpa, para perfilar los surcos o wachus horizontales, transversales u oblicuos, al incrustar la 162
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reja metálica, de acuerdo a la pendiente, el tamaño de la chacra, la humedad, la textura, la estructura del suelo y el tipo de producto a cultivar. En efecto, este proceso va acompañado de una serie de ritos y comunicación dialógica, tierna y suave, enfatizando en la percepción y visión real que tiene el poder relacional-intencional y dinámico del ser indígena al momento de cultivar la tierra-allapa, por cuanto, todos los “seres” naturales, hay que criarlos (cuidarlos) para su existencia natural y para que exista una completa sincronía dialéctica con la Naturaleza. En este propósito, la chaquitaclla, antes mencionada, es elaborada por el mismo campesino agricultor, quien, previa una exhaustiva preparación espiritual, se dirige al bosque, en la búsqueda de materia prima, especialmente madera proveniente de las ramas de un árbol específico, que mediante una observación exhaustiva de sus características morfológicas, y en un acto de permiso, selecciona y extrae el material, para posteriormente proceder a la modelación del arado, en el que se plasma, su creatividad, su arte, sus sentimientos, su visión andina y espiritualidad agrícola. Por consiguiente, el campesino labra la tierra con ayuda de éstas herramientas manuales, de su familia-ayllu, especialmente de sus hijos menores y de sus deidades presentes en el contexto biológico y natural de sus allpas, que por lo general son pequeñas, pero sustantivas, en su función y producción agrícola diversa; por cuanto, en cada surco o wachu, existe la plegaria, el canto, la danza, y el diálogo andino y silencioso con la Madre Tierra. Este sentido espiritual configura la crianza andina de la chacra otavaleña de Fakcha Llakta, en la que se establece un mundo vivo, familiar, de simbiosis, de empatía, de sinergia, de confianza y producción, porque, según el lema del indígena andino, “todos somos criados por la chacra y todos criamos la chacra” (Grillo, Quiso, Rengifo y Valladolid, 1994). Es así como el indígena de Los Andes ecuatorianos siente y expresa su dinámica agrícola y productiva, por cuanto este es parte activa del mundo andino vivo, porque en la chacra todo tiene vida, conciencia y son colectividades que se recrean, se crían y anidan en el seno de su Pacha (hábitat, morada, ayllu-familia); por tanto, el ser andino es inseparable de ella. En este propósito, significa entonces, recrear la Naturaleza realizando una agricultura armónica, porque la chacra andina kichwa constituye la recreación de los miembros de la comunidad de vida natural (agua, allpa-suelo, clima, plantas y animales) y humana (runas-hombre y mujer), conjuntamente con las divinidades, como cerros, montañas, rocas, arco iris, las estrellas, el sol y la luna. En definitiva, según experiencia propia de los autores, en esta infraestructura productiva agrodiversa, se recrean los diferentes tipos de allpas, sean frías (chiri) o calientes (qoñi allpa), para dar sentido al ciclo agrícola virtuoso del ser andino, quien es, único y diverso en su esencia y, por tanto, refleja la personalidad del indígena que labra la tierra. Por ello, en Fakcha Llakta, cada chacra es diferente una de otra, porque allí existe y se expresa el sentimiento de identidad del campesino y de las colectividades vivas, que en ella se anidan. Resulta importante observar la diversidad de mosaicos agrícolas en cuanto a la forma, el tamaño y los colores del cinturón rural andino, por el accionar sincero, creativo y holístico con su Pachamama, lo cual despierta sobremanera nuestros sentidos y curiosidad para aprender y ser parte sustantiva de los modos de criar a la Allpa y también poder plasmar el arte, la creatividad, la percepción, la iniciativa, la experiencia y la espiritualidad, al igual que el campesino, quien día tras día, se comunica con ella, ya sea protegiéndola, abonándola y respetando su contexto y sus ciclos agrícolas. 163
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En este sentir, el indígena de Fakcha Llakta, restablece la Naturaleza, imprimiendo la agricultura orgánica, sostenible y biodinámica, dando protección a la chacra campesina, al utilizar especies ricas en nitrógeno y biomasa, como el aliso (Alnus acuminata Kunth), el quishuar (Buddleja incana) y el lupinus (Lupinus bogotensis Benth); en cambio el lechero (Euphorbia latazi) es plantado en cercas vivas y cortina rompe vientos, o como ellos denominan “kinchas”. Muchas de estas especies colocadas en los linderos de la granja andina, además de los propósitos divisorios y de protección natural, también son un aporte de madera, leña para combustible y medicina natural. De igual manera, es notorio la rotación y asociación de cultivos andinos, especialmente fréjol con maíz (“purutu y sara”) y habas, dentro de un período agrícola y luego reemplazado con la siembra de papas en modalidades de labranza tradicional, abonamiento orgánico, control biológico de plagas y enfermedades y estrategias andinas de descanso y recuperación para el “alli allpa”-tierra fértil; por cuanto, en el sentir del campesino andino, el suelo también se cansa, se debilita y envejece, por ello, necesita recuperar su fortaleza, mediante labores agrarias de manejo sustentable. En la chacra, se respeta y se cultiva la equidad de género, otorgándole importancia a los tiempos invertidos, diferenciados y fijos de hombres y mujeres indígenas, sobre todo en el proceso de la siembra (tarpuna), que está a cargo de las mujeres o “yuyak mamakunas”(mujeres sabias que imparten sus conocimientos), conjuntamente con los niños/as, wawakunas, quienes van depositando pausadamente las semilla (siembra en golpe) en cada línea wachu preparado, especialmente el maíz como el cereal de mayor cultivo en las comunidades andinas, y “considerado un alimento sagrado y básico en combinación con otros cultivos de ciclo corto y que siempre fue el complemento esencial en la dieta de las comunidades indígenas y motivo de ritualidad e integración espiritual” (Trujillo y Lomas, 2014: 15). La siembra o “tarpuna” da inicio en los meses de septiembre y octubre, aprovechando la época invernal, para garantizar la humedad del suelo, el crecimiento y fructificación de las plantas a través de la absorción de nutrientes, producto de la actividad microbiana, que para el indígena kichwa es el festival secreto, vivo y silencioso de la Madre Tierra que actúa dentro del sumak kawsay (bienestar de todos), lo cual caracteriza al saber tradicional agrícola andino. Resulta oportuno describir el mosaico agrícola andino de Fakcha Llakta, integrado por la diversidad de especies vegetales, distribuidas de manera lógica, a fin de que todas cumplan su función dentro del ecosistema agrícola, en calidad de regeneradoras y nitrificantes del suelo, que se mencionó en párrafos anteriores, o como parte de la dieta tradicional alimentaria, concentrada en hortalizas, cereales y frutos silvestres andinos. Al respecto, en la chacra de esta comunidad indígena, también es frecuente encontrar el yuyito (Senecio vulgaris L.), sanpu o zambo (Cucurbita pepo L.), berros (Nasturtium officinale R.Br.), taxo de castilla (Passiflora mixta L.F.), paicu (Chenopodium ambrosioides), mora amarilla (Rubus sp.), uvilla (Physalis peruviana L.), nigua o manzanita (Disterigma empetrifolium), tzimbalo (Solanum caripense Humb.), y el capulí (Prunus serotina Ehrt.), especies de alto valor medicinal y alimenticio. Cabe indicar que estas especies se encuentran distribuidas en todo el espacio del allpa. Muchas de ellas son cultivadas según la necesidad requerida de la familia campesina y, otras emergen naturalmente como parte del mosaico agrícola natural, y la presencia de cursos y fuentes de agua o humedales existentes, importantes para la afluencia de aves y anfibios, que en la cultura andina son pronosticadores de lluvia, buena suerte, o una alerta a ciertos peligros, a través de diferentes señales, sonidos y manifestaciones singulares. Esta percepción permite que el indígena de Fakcha Llakta, conviva en completa sintonía de comunicación y aprecie sobremanera cada forma de vida, como parte de su vida, su acervo cultural y su historia agraria. 164
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Es importante también señalar que, entre esta diversidad vegetal, también conviven en la chacra una variedad de animales domesticados, como cuyes, chanchos, gallinas y ovinos, que son el complemento de su dieta alimentaria y de la subsistencia económica-productiva y comunitaria en la integralidad del mundo indígena, que es necesario percibirlo e interiorizarlo, como el sustrato matricial y sustantivo de la cultura indígena de Los Andes, que también nos pertenece, como seres andinos de nuestra América indígena, y que por tanto, debe ser reconocida y socializada al mundo universal. Dadas las consideraciones que anteceden, la chacra andina en Fakcha Llakta, se traduce en una agricultura de autoconsumo familiar, que junto a la actividad artesanal y gastronómica, han permitido configurar la participación activa del indígena en la dinámica económica local, a partir de una democracia representativa que se perfila en el accionar participativo y equitativo dentro de la productividad ecoturística de la zona 1 del país. En efecto, este sistema de técnicas tradicionales de participación comunitaria, denominada “minga” o minka, es una costumbre de arraigo practicada en todas las comunidades, pueblos y nacionalidades del Ecuador, cuyo producto físico y emotivo, es revertido al bienestar común andino. Tal es el caso del sistema de regadío, manejado por “grupos de indígenas regantes”, quienes son los guardianes en la provisión y cuidado del agua con fines agrícolas, mediante este tipo de trabajo co-participativo tradicional. En este tenor, es necesario conocer y respetar al indígena en su mundo integral andino, en su acervo cultural intergeneracional e integral, a fin de asimilar una convivencia armónica y recíproca en el sentir comunitario agro-biodiverso, como es el Bosque Protector Cascada de Peguche, un espacio para compartir, disfrutar y aprender recreando la mente y el espíritu, además de comprender la sabiduría andina y la ciencia agrícola, mediante alternativas económicas de turismo sostenible, en virtud de que esta población indígena, mantiene sus expresiones culturales vivas y únicas en la provincia imbabureña. Esta característica socio-cultural y económica ha despertado el interés participativo y el sentir de integración colectiva de sus ayllus-familias y comunidades aledañas en la articulación económica-cultural de procesos sostenibles, a través de un turismo agroecológico, como el aporte consustancial de la identidad cultural agroalimentaria y agrícola, que es el distintivo del producto turístico desplegado en Fakcha Llakta.
Agroturismo consciente La agricultura debe ser concebida como el arte de cultivar la tierra, en cuya actividad se fusiona el saber local y la dinámica de elementos importantes, como el agua, el aire, el suelo (sus microorganismos), la energía del sol y la luna, bienes naturales imprescindibles en la producción agrícola, de la cual depende la alimentación del ser humano y demás especies dependientes de esta dinámica productiva. En América Latina y el mundo, la producción agropecuaria es un referente económico-social y cultural, por cuanto, conlleva a la soberanía y seguridad alimentaria. La seguridad alimentaria se refiere a la provisión, acceso y utilización sostenible de los alimentos, de tal manera que estos sean nutritivos, inocuos y suficientes; es decir, estén disponibles localmente y sean utilizados de manera responsable por la población, a fin de garantizar la salud y el bienestar en general. Por su parte, la soberanía alimentaria se enmarca en el derecho de los pueblos a decidir y aplicar sus políticas agroalimentarias, fundamentadas en sus saberes tradicionales, su identidad cultural, que se configura en el arte de preparar la tierra o “chakrana”, y en el manejo espiritual ecológico. 165
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En este contexto, la agricultura en su más amplia acepción, se perfila en el marco productivo del sustento directo de las familias campesinas, lo que implica la existencia de una relación bidireccional con la Madre Tierra, que para el campesino de la serranía, es su casa, su biósfera, su “allpamama”, porque allí existe una filosofía andina cosmogónica, articulada a sus conocimientos ancestrales, expresados en el seno de los espacios agrícolas, que por tanto son diversos y singulares para cada familia indígena, porque allí, se vislumbra su espíritu de unicidad o totalidad de la vida. En esta práctica productiva, con perspectiva científica local agraria, subyace un sistema agrobiodiverso, fundamentado en el equilibrio y la dinámica del trabajo agrario del indígena kichwa rural, que cumple sus preceptos identitarios, sin causar efecto adverso a la integridad funcional del allpa; es decir, sin recurrir al uso de productos de síntesis artificial y de actividades convencionales, que alteran la dinámica microbiana de la tierra agrícola, y consecuentemente el desgaste del suelo, y del agua, especialmente durante el regadío, que generan consecuencias disfuncionales en los cultivos agrícolas. En este ámbito, Trujillo y Lomas (2014) mencionan que esta forma de cultivar con sentido recíproco, respetando los ciclos de la estructura agraria y el interactuar con la Naturaleza y la Madre Tierra, conlleva a un nuevo estilo de vida, que garantiza la salud de los ecosistemas y el bienestar del ser humano; la salud de todo el conjunto de seres vivos, como integrantes activos del paisaje agrícola andino. Esta clara percepción de protección a través de las diversas actividades que demanda la producción agrícola, señala la profunda vocación del campesino, quien mediante el trabajo en el campo, grafica las interacciones con su entorno, mejorando la economía campesina, como el espacio ideal dentro de las esferas de aprovechamiento sustentable de los recursos disponibles en la producción a pequeña escala, en la medida que debe considerarse un pequeño empresario agropecuario, en la perspectiva de orientar su conocimiento hacia la administración rural de su espacio agrícola, con la generación de ingresos por la venta o exhibición de sus saberes y de sus productos agrícolas, a través del agroturismo. Por consiguiente, en el agroturismo consciente-responsable están inmersas las actividades de protección ambiental de los bienes o “recursos” naturales, traducidas en las acciones cotidianas agrícolas, como la agricultura tradicional, la crianza de animales menores, el regadío a escala ancestral espiritual y, en definitiva, toda la cosmovisión del indígena de Los Andes. Es destacable la utilización ética de la biodiversidad, mediante el sentido de sacralidad en los rituales distintos y permanentes en la perspectiva de generar su permiso y la conexión física y mental, para no afectarlos en su integridad y protegerlos, ante la presencia de elementos exógenos, fuera de su acervo cultural. En este sentir, no existen acciones individuales y colectivas que estén alejadas de la mentalidad de protección y de compartición de esta tarea; por ello, el turismo agrícola, es una oportunidad que permite, además de disfrutar, aprender entre colectivos comunitarios, enriquecer experiencias y compartir los conocimientos locales y, sobre todo, revivir las diversas costumbres y tradiciones culturales agrarias, comprendiendo el equilibrio cosmo y holocéntrico del campesino en la vida del mundo agrícola. Visto desde un enfoque económico-local, esta alternativa de turismo rural, fortalece la economía familiar campesina, ya que el turismo del agro, no solamente es desplazamiento, sino también implica comunicación y comprensión del lugar donde el turista se siente parte importante del grupo social, porque participa como un miembro más con la familia anfitriona, dentro del conjunto de actividades desplegadas en un huerto campesino, una chacra familiar o comunitaria, comprendiendo e interiorizando sus conocimientos, acerca del diario accionar del indígena andino en relación con la 166
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Madre Tierra. En definitiva, aprende a interpretar cada momento y acción que se gesta en la vida en el campo, y que perfila sistemáticamente también su vida y su visión de entender otras formas de vida intercomunitarias, que sirve de legado a su familia y a otros seres, con quienes siente la necesidad de revivir lo aprendido, en bien de consolidar y haber disfrutado su estancia. Por lo expuesto, cuando se habla de agroturismo, es adentrarse en el mundo cultural del kichwa andino, del cultivo de saberes ancestrales, de plantas alimentarias y medicinales, de la crianza de animales, de la práctica de principios, de valores andinos y estilos de vida diferentes a lo habitual, mediante la interacción dialógica y el contacto directo con la magnificencia de la Naturaleza en su diversas expresiones. Esto debe venir acompañado de la plena convicción de sentir lo agradable, confortable y seguro de permanecer en una vivienda campesina, en la que prevalece y se refleja con fuerza, lo local, la idea de integralidad y autosuficiencia sostenible, lo cual constituye la otra mirada, el otro mundo, el del indígena que espera ser comprendido y valorado en su esencia. Este compendio de actividades enmarca la vida del turista y del visitante, quien disfruta de las diversas bondades traducidas en un conjunto de terapias alternativas dentro de la biodinámica socio-ambiental, afectiva y cultural del campesino agrario, que enriquece sobremanera la salud y despierta el cultivo de un espíritu conservacionista, a través de la interacción sostenible, equilibrada y recreativa del mundo indígena y natural. En tal virtud, adentrarse en el agroturismo, conlleva a conocer al agricultor andino, al indígena kichwa de la serranía ecuatoriana, al campesino otavaleño en su evolución cultural, ambiental y espiritual, subyacente en su ética, su profunda convicción al campo, a sus deidades y a sus conocimientos ancestrales, únicos y diversos, sobre sistemas de producción agrícola consciente y responsable con las expresiones de vida animada e inanimada, en el que plasma las técnicas agrícolas, materiales y espirituales, para generar una agricultura tradicional, desafiando a la convencional y otorgándole primacía de divinidad, al agua, al suelo, al aire, a la biodiversidad y a los seres cósmicos para su perpetuación, a fin de garantizar una vida saludable y en sintonía con todos los seres vivos del planeta Tierra. Mediante este proceso de aprendizaje, el turista que visita y ha permanecido en la integridad de la familia y de una chacra campesina kichwa, tiene otra forma de pensar, actuar, ver y sentir la vida, porque obtiene como resultado un mirar y percibir diferente del mundo y de los seres que en él habitan; es decir, tiene “un nuevo despertar y renacer” con la convicción de respeto único, a todo lo existente, porque lleva impresa la sensibilidad socio-afectiva del indígena cosmocéntrico, el conocimiento tradicional local y, la forma sutil y coherente de entender y aplicar los valores culturales y comunitarios en favor de la gestión sostenible de las comunidades y sus bienes naturales, quienes día, tras día le apuestan a la reivindicación de sus derechos comunitarios, que por derecho y legado cultural les corresponden, ante la seguridad económica y agroalimentaria consciente y equilibrada. En este propósito, el producto del agroturismo se visualiza como una alternativa hacia el cambio actitudinal, reflexivo, propositivo y proactivo del turista y visitante, porque en éste subyace el conocimiento teórico-práctico local, la empatía en todo su accionar, la convivencia armónica y el sentimiento indígena-campesino, expresado a través de su forma dialógica sencilla y respetuosa de comunicación. Esa simbiosis requiere ser promovida, consensuada y puesta en valor patrimonial-cultural en cada país, porque además de promocionar la identidad y legado cultural de un pueblo, constituye un aporte a la economía de familias campesinas, un referente de aprender a mirar distinto y a proyectarse desde otra las perspectivas y acciones colectivas, a pensar y repensar, que la vida en el campo es convivir en unidad de conocimientos, aprendizajes, acciones y objetivos comunitarios entre comunidades de saberes. 167
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En este orden de ideas, ser comunitario agrícola significa vivir en comunión de ideales, de pensamientos, de emprendimientos conjuntos, donde prima la sinergia, la reciprocidad, el respeto, y sobre todo el sentimiento afectivo. Esto posibilita el bienestar humano, la realización personal, profesional, familiar y colectiva, ya que, con el solo hecho de mirar un paisaje, caminar por cursos de agua cristalina, percibir el aroma de un bosque, estar acompañado del vuelo de un ave, participar de la labor agrícola y ganadera, la siembra, la cosecha, la preparación y degustación de productos orgánicos, dialogar bajo un techo fundido de barro y paja, al calor de una fogata, sintiendo recorrer el sol por el horizonte y el roció en el palpitar de la noche, saboreando una deliciosa bebida ancestral, genera un estado de felicidad y salud óptima, y con ello, ser entes productivos, solidarios y comprometidos con la sensibilización de una vida digna y en consonancia con lo natural, lo cultural y espiritual. Estas nuevas orientaciones de vida permiten la revalorización y el reconocimiento de los bienes comunes de la humanidad, implicando la práctica de los fundamentos de la vida colectiva, para tener una visión holística del destino humano sobre la Tierra, expresada en la creación progresiva de una nueva conciencia social global, en cuanto a la relación intrínseca y armónica con lo natural, la reivindicación en la producción de una cultura espiritual, con base en la organización social colectiva solidaria y política, la construcción y auto-implicación de los actores en un nuevo paradigma de desarrollo humano sostenible, como el ejemplo de la vida agrícola en el campo, para evitar la destrucción del planeta Tierra, el avance de la economía global con acento del capitalismo, la competitividad y la tecnología descontextualizada de la conciencia ambiental. Todos estos factores afectan a un sistema económico y cultural, dentro de los cánones de la integralidad e identidad patrimonial del kichwa de Los Andes, porque nosotros somos parte activa, sustantiva y referencial de este legado ancestral agrícola andino.
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AGRONEGOCIOS DERIVADOS DE LA AGRICULTURA FAMILIAR “CHACRA RURAL” AGRIBUSINESS DERIVED FROM "RURAL CHACRA" FAMILY AGRICULTURE
Fernando Basantes Juan Pablo Aragón Universidad Técnica del Norte – FICAYA
Resumen En el Ecuador, la agricultura familiar se desarrolla en las chacras rurales y, en su esencia holística, considera varios aspectos relevantes en el ámbito social, ecológico y económico. Este último debe ser visto no sólo como un capital productivo a rentabilizar, sino con un enfoque de agronegocio rural y de agricultura a pequeña escala que, mediante la comercialización de los excedentes de los productos agropecuarios, puedan generar ingresos a la economía familiar rural. Esta actividad incorpora circuitos cortos (CC) de comercialización, en donde productos agrícolas sin tratamientos nocivos, es decir, productos orgánicos, pueden tener ventajas competitivas y comparativas en un mercado especializado y cercano a la comunidad, pudiendo ser mercado de agricultores, tiendas de ventas colectivas o ferias entre otras, tratándose de alternativas para complementar los ingresos familiares campesinos fomentando el desarrollo rural, y diversificando la economía familiar campesina. Palabras clave: Agricultura familiar, chacra, agronegocio rural, comercialización
Abstract In Ecuador, family farming is conducted in rural "chacras", a kichwa term used for plots of land cultivated holistically, with various relevant social, environmental, and economic aspects. The economic aspect of the chacras is seen not only as a form of productive capital, which should be profitable, but with an emphasis on rural agribusiness and small-scale agriculture, wherein the sale of surplus agricultural products can generate income for the rural family economy. This activity incorporates short circuits of commercialization, where agricultural products without harmful chemicals, that is to say organic products, often have competitive and comparative advantages in specialized markets near the community, such as farmer's markets, food cooperatives, and open markets, all alternatives to complement rural family incomes, strengthening rural development and diversifying rural family economies. Key words: Family agriculture, farm, rural agribusiness, commercialization
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Introducción La agricultura familiar es un sector clave para lograr la erradicación del hambre y el cambio hacia sistemas agrícolas sostenibles en América Latina, el Caribe y el mundo. Los pequeños agricultores son aliados de la seguridad alimentaria y actores protagónicos en el esfuerzo de los países por lograr un futuro sin hambre. En Latinoamérica, el 80% de las explotaciones agrícolas pertenecen a la agricultura familiar (AF), incluyendo a más de 60 millones de personas, convirtiéndose en la principal fuente de empleo agrícola y rural (Food and Agriculture Organization [FAO], 2014). En el mundo globalizado compiten diversos tipos de agricultura. Entre éstas se encuentran la agricultura familiar y los agronegocios. En el primer caso, el trabajo se centra en la mano de obra familiar, y en el segundo se produce la sustitución del trabajo humano por máquinas. El modelo de agronegocios se centra en el uso de pesticidas y semillas modificadas genéticamente para aumentar la productividad y satisfacer el mercado externo, es decir, el uso de las tecnologías intensivas en capital. Este modelo, que siguió a la modernización conservadora basada en los principios de la Revolución Verde, ha promovido la reorganización de territorios y territorialidad, el espacio donde las relaciones sociales promueven el sentimiento de pertenencia. El modelo de la agricultura familiar campesina utiliza la mano de obra de los integrantes familiares con intensiva promoción económica, social y cultural del lugar, cuyo punto de referencia es el día a día, crea puestos de trabajo e ingresos, y sobre todo promueve la soberanía alimentaria (Dias y Aguiar, 2016). Este aspecto es de vital importancia en el desarrollo rural, por cuanto se constituye en un nuevo modelo de producción a corta escala, orientado por el desarrollo sustentable, permitiendo garantizar las diversas dimensiones que lo componen (económica, social, cultural, ambiental) (Victoria, 2015a). Este modelo tiene su base en un grupo humano en el que la mujer, a pesar de constituir un grupo vulnerable, tiene importancia decisiva para el desarrollo económico y social (Victoria, 2015b), dado que, por ideología cultural, es la que cuida de los cultivos y animales de la chacra. Por su parte, el hombre, como jefe del hogar, busca sustento en oficios fuera de este. Por lo tanto, “el crecimiento del feminismo agrícola ha aumentado de un 18,6% (1980) a un 20,9% (2010) en América Latina y el Caribe, y de un 19,1% (1980) a un 24,6% (2010) en América del Sur” (Namdar-Irani, Parada, y Rodríguez, 2017, p. 36). En el caso del Ecuador, “la agricultura es una de las principales fuentes de empleo e ingreso para la población rural. La agricultura familiar representa el 61 % de los hogares y el 40 % de las personas a nivel rural” (Martínez, 2013, p. 14). Si bien su importancia económica ha sido relegada a un segundo plano, dado que económicamente el país depende de la producción-exportación de petróleo, el 30 % de la población es considerada como rural y el 25 % de la PEA se encuentra vinculada a las actividades agropecuarias” (Martínez, 2013, p. 7). Por esto es importante conocer los diferentes negocios rurales de las pequeñas chacras o minifundios, los cuales aportan a los ingresos familiares campesinos, fomentando el desarrollo rural.
Diferentes conceptualizaciones de la agricultura familiar Según la FAO (2014), la Agricultura Familiar (AF) se entiende como la producción agrícola, pecuaria, forestal, pesquera y acuícola que, pese a su gran heterogeneidad entre países y al interior de cada país, posee las siguientes características: (a) acceso limitado a recursos de tierra y capital; (b) uso preponderante de fuerza de trabajo familiar, siendo el(la) jefe(a) de familia quien participa de
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manera directa del proceso productivo, es decir, aun cuando pueda existir cierta división del trabajo, el(la) jefe(a) de familia no asume funciones exclusivas de gerente, sino que es un trabajador más del núcleo familiar (p. 23). Entre las características citadas en la literatura y de los elementos tradicionalmente ligados al concepto de “agricultura familiar”, “chacra familiar” o “patio productivo”, los que más han variado son los siguientes: (a) la integración entre patrimonio familiar y patrimonio agrícola; (b) la asociación entre trabajo familiar y trabajo agrícola, y el control sobre los recursos productivos de la familia; y (c) la diversificación de actividades económicas para conseguir mayores ingresos (Gliessman, 2007; Duch, 2014, (p. 59); Morán, 2010, (p. 99); Vivas, 2010, (p. 54) y Fundación Heifer-Ecuador, 2006), donde el Ecuador y de manera particular las comunidades emprendedoras no escapan a estos cambios en el sistema de producción de la chacra. Para Preda (2013), la AF se desarrolla en familias extendidas, jerárquicamente organizadas bajo la figura masculina realizando las actividades propias de la producción agrícola, la comercialización del producto y el manejo de los ingresos, donde las mujeres tienen además del dominio exclusivo de las tareas domésticas. En este contexto, Friedmann (1981) plantea que 2La familia tiene la posibilidad de flexibilizar su consumo, ya que como propietaria de la empresa puede ajustar el mismo a las relaciones de valor externas”. La agricultura familiar, como su nombre lo indica, está basada principalmente en la participación activa del grupo familiar en las actividades agropecuarias (Martínez, 2013). La AF corresponde a un sistema de producción que tiene una doble finalidad: la producción de bienes y servicios agropecuarios (y/o forestales, agroindustriales o pesqueros) y la generación de ingresos (en dinero y especie) que contribuyan a la producción, al bienestar o a la acumulación de un hogar (Forero, Garay, Barberi, Ramírez, Suárez, y Gómez, 2013). Al hablar de agronegocios, Camacho (2012) menciona que en una chacra familiar andina se debe considerar inicialmente aspectos como el tamaño, la estructura y los sistemas productivos para llegar a aspectos como la comercialización de productos provenientes de la chacra y finalmente a estrategias de negociación. El mismo autor afirma que el modelo agrícola nacional, dominado por el capital nacional e internacional, basado en el latifundio, en monocultivos, en el trabajo asalariado y en la exportación, tiene consecuencias socioeconómicas y ambientales, en algunos casos positivos y negativos. En esta dirección, la alternativa contraria a este modelo está en la construcción de una reforma agraria que permita a la producción de la agricultura rural convertida en chacra; una comercialización de sus excedentes con la misma calidad e inocuidad de las grandes haciendas y se produzca un agronegocio eficiente. Por esta razón, algunos países han apuntado a incentivar las granjas integrales autosuficientes, para que los pequeños productores tengan todo en poco espacio y no se sientan presionados a salir a las ciudades a ahondar los problemas de desempleo y violencia (Graviotti, 2014). Desde el punto de vista simbólico, se evoca también la conformación de una cierta cultura del agronegocio que subraya la importancia de capacitarse e innovar en los saberes especializados (agronómicos, pero sobre todo relacionados al manejo del negocio) transmitidos de generación en generación. 172
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Quizhpe (2013) menciona que con el surgimiento de la agricultura de Los Andes, el suelo es el elemento principal en donde se re-crean las expresiones de la naturaleza para dar lugar a un mundo de vida colectivo, armónico y de un equilibrio en un espacio de compartimiento y de armonía con los seres vivos. Por lo que dentro de la chacra familiar es un rito tradicional del campesino compartir su tierra con cultivos, sobre todo el maíz como uno de los cultivos más importantes en el medio indígena, porque aquí se converge la organización familiar y comunitaria para garantizar la alimentación de la familia, los animales domésticos y en parte de los silvestres, con lo que garantizan la armonía comunitaria, sosteniendo y garantizando la seguridad y soberanía alimentaria de su pueblo. Contexto de la Agricultura Familiar en Ecuador La AF como un modelo de desarrollo agrícola, es el aquel en que la mayor parte del trabajo agrario es realizado directamente por los integrantes de la unidad familiar, con aprovechamiento de un reducido espacio, no mayor de 1 ha y siempre alrededor de la vivienda. En el Ecuador, según la Fundación Heifer-Ecuador (2006), la agricultura familiar que se desarrolla en las chacras considera varios aspectos: (a) converge entre el patrimonio familiar y el patrimonio agrario, donde los ingresos procedentes de la actividad se integran en el patrimonio común de la familia; una determinada forma de organizar el trabajo familiar dentro de la unidad agrícola, donde los miembros de la familia aportan directamente la mayor parte del trabajo necesario para producir los insumos alimentarios, condimentarios y medicinales, entre otros; (b) tiene una determinada forma de concebir la rentabilidad de la explotación, donde las estrategias se definen con criterios no sólo de racionalidad económica, sino también de racionalidad social y ecológica, dado que el manejo de la chacra es percibida por la familia como un instrumento de trabajo y una fuente de autoempleo, y no sólo como un capital productivo que hay que rentabilizar; (c) vincula la utilización del espacio familiar y el territorio en la medida en que el uso familiar forma parte de la economía rural del territorio donde se inserta, y en tanto que las rentas que se genera suelen consumirse en la misma familia; (d) está conectada con la cultura local, por lo que los miembros de la familia pertenecen a la propia comunidad local y participan de modo directo en sus dinámicas sociales; y control sobre los recursos naturales agua, suelo y material genético, entre otros. Las chacras son una opción familiar que está ligada a la alimentación y a la salud de sus miembros, donde la utilización de cultivos asociados como el maíz, el fréjol, habas, arvejas, melloco y hortalizas como col, lechugas, brócoli, acelga, cebolla, ajo; flores, hierbas aromáticas y medicinales para el consumo y el mercado local (Tapia, 2014). Dentro los componentes físicos elementales para la agricultura familiar y de todo sistema de producción agropecuaria están la tierra, el agua, las plantas, los animales existentes en el medio, y el ser humano como parte fundamental en la actividad económica. Es fundamental la observación de los componentes básicos: agrícola, pecuario, forestal, social y factores externos como el clima, la legislación y el mercado, que influyen directamente en la agricultura familiar en diferentes zonas geográficas de la región, sobre todo de Latinoamérica. Al respecto, Altieri y Nicholls (2009) comentan que las “chacras familiares tienen su infraestructura pecuaria y agrícola, logrando una interrelación entre las dos actividades, los residuos de las cosechas alimentan a sus animales y los desechos de estos alimentan y dar fertilidad al suelo (p. 7)”. En el Ecuador, a partir del 2006, se desarrollaron discusiones para cambiar ciertos aspectos importantes, entre otros, la Asamblea Nacional Constituyente (2008) en su nueva constitución define como objetivo en el artículo 11“Generar sistemas justos y solidarios de distribución y comercialización de alimentos. Impedir prácticas monopólicas y cualquier tipo de especialización con productos alimenticios”. 173
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En este contexto, se crea una herramienta muy importante que es la Ley del Régimen de Soberanía Alimentaria, donde se establece que el Estado debe crear mecanismos para favorecer la vinculación entre los mercados públicos de alimentos y la agricultura familiar: Artículo 14: En sus programas de compras públicas dará preferencia a las asociaciones de los microempresarios, microempresa o micro, pequeños y medianos productores y a productores agroecológicos. Ambos marcos legales se inscriben en el Plan Nacional del Buen Vivir, que constituye el Plan Nacional de Desarrollo del País, y que es fruto de un gran proceso de reflexión, diálogo y consenso nacional. Este Plan orienta el quehacer de todos los entes públicos, privados o de cooperación. De acuerdo a este panorama, las políticas públicas en Ecuador se están enfocando a encaminar el consumo responsable y en buena manera al comercio justo. Con respecto a la Agricultura Familiar para el caso ecuatoriano, Carmagnani (2008) refiere su importancia con base en los datos del Censo Nacional Agropecuario del 2001, y señala que: La agricultura familiar ecuatoriana se compone de 250.000 productores, 30 % del total, y estos disponen de 4 millones de has (33 %) de la superficie agropecuaria total. Dentro de una visión estrictamente agropecuaria de la agricultura familiar, indica además que se trata de una agricultura articulada al mercado, con el mercado de tierra, con el trabajo agrícola rural y urbano, con el mercado de capitales de las instituciones de crédito y con el mercado de bienes. Los datos anteriores han cambiado y Samaniego (2014) menciona que en Ecuador la agricultura familiar es extremadamente trascendente: el 88% de las explotaciones agropecuarias del país son de tipo familiar y controlan el 42% de la superficie cultivable. La FAO en el 2014 menciona que “La agricultura familiar es también una actividad clave en la reactivación de las economías rurales, generando estabilidad y arraigo social y nuevos horizontes de desarrollo, sobre todo para la juventud rural” (p. 26), mientras que Echarri (2007) plantea que: “Con la agricultura familiar se puede producir suficientes alimentos de calidad natural para la familia rural, sin residuos químicos mediante la utilización de técnicas que excluyen la aplicación directa e indiscriminada de productos tóxicos y contaminantes” (p. 75). La importancia económica de la agricultura familiar se suntenta en los componentes vegetales que muestran una alta agrobiodiversidad representada por especies de uso múltiple que se ubican en diferentes estratos y categorías de uso, destacándose el uso comestible. La yuca, plátano, maíz, arroz, fréjol, maní, papa, camote, entre otras, contribuyen a la dieta familiar y se asocian a especies frutales y maderables para uso doméstico y venta. Por estas razones, la chacra familiar representa una estrategia local de conservación in situ de la biodiversidad (Grijalva, Limongi y Arevalo, 2011), siendo un factor importante de sustentabilidad para la familia campesina. La chacra familiar es fundamental para los pequeños y medianos productores, ya que permite abastecer con alimentos básicos durante todo el año a sus hogares, mejorar su dieta y obtener ingresos mediante la venta de sus excedentes. Sin embargo, no todas las comunidades andinas lo practican, por cuanto la producción de la chacra suele ser comercializada en su totalidad y con los ingresos económicos de la comercialización, fruto del agronegocio rural, estas familias compran carbohidratos, gaseosas y otros rubros que afcetan la nutrición de la familia rural, teniendo en muchos casos desnutrición grave. 174
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La agricultura familiar o agricultura a pequeña escala tienen ventajas ambientales así como las prácticas y saberes ancestrales de las comunidades, son múltiples y diversificadas de las cuales son basadas muchas técnicas sofisticadas y empleadas por grandes fincas tecnificadas. La gran mayoría no se encuentra sistematizadas y difundidas por seguridad y celo de los pequeños agricultores sobre todo en los países Latinoamericanos. Las actividades que realizan en la agricultura familiar son: Técnicas de manejo agronómico, de manejo de suelos y agua, de abonamiento y control biológico, de manejo y conservación de recursos genéticos y de almacenamiento, conservación y transformación primaria (Núñez, 2004). El trabajo más reciente sobre la agricultura familiar en el caso ecuatoriano es el realizado por Wong y Ludeña (2006). A partir de los datos de Encuestas de Condiciones de Vida (ECV) de 1998, se elaboró una tipología, con base en el trabajo familiar y en el criterio discriminante de la contratación o no de mano de obra asalariada. De esta manera, se llega a señalar tres tipos de agricultura familiar: (a) agricultura familiar de subsistencia AFS (no contrata mano de obra), (b) agricultura familiar de transición AFT (contrata mano de obra ocasional) y (c) agricultura familiar consolidada AFC (contrata mano de obra permanente). En la Tabla 1 se señala la importancia de estos tipos de agricultura familiar: Tabla 1. Tipología de Agricultura Familiar en Ecuador Regiones AFS AFT AFC Total Costa 53 45 2 100 Sierra 66 33 1 100 Amazonía 68 27 5 100 Fuente: Wong y Ludeña (2006) Estos datos muestran el predominio de la agricultura familiar de subsistencia, es decir, aquella basada exclusivamente en el trabajo familiar. En el otro extremo, se encuentra la poca importancia que tiene la agricultura familiar consolidada que contrata mano de obra en forma permanente. “Algunos estudios muestran igualmente diferencias regionales interesantes como el predominio de la agricultura familiar de subsistencia en la sierra y Amazonía y una mayor importancia de la agricultura familiar en transición en la costa” (Martínez, 2013, p. 13). De acuerdo al mismo autor, una de las tendencias interesantes que se puede ver en el estudio de Wong y Ludeña (2006) es la relación entre el tamaño promedio del predio y los ingresos no agrícolas. En efecto, para la AFS con un promedio de 5.5 has el ingreso no agrícola llegaba a representar el 32 %, mientras que la AFC con un promedio de 65.54 has, el ingreso no agrícola únicamente llegaba al 11 %. Es decir que dentro de la tipología de agricultura familiar se escondían unidades productivas de subsistencia y unidades productivas claramente empresariales. Esta tendencia abre el debate sobre una de las tesis que se ha venido argumentando en América Latina y en el Ecuador sobre la feminización de la agricultura en las economías campesinas debido a la presencia de varios factores: migración de los hombres, desarrollo de actividades no agropecuarias, desvalorización del trabajo agropecuario, entre otros. Otros autores, especialmente europeos, en cambio, plantean que la disminución del trabajo femenino en el área rural es el resultado inexorable de la transformación de las unidades campesinas, lo que al contrario, significaría la presencia de un proceso de masculinización de la agricultura (Mundler y Rémy, 2012).
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Martínez (2013) señala que la información que se obtiene de esta tipología a nivel productivo indica que la agricultura estaría en manos de la AFT de la sierra y costa y, en menor medida, en la AFS de esas dos regiones; en cambio, la ganadería y su derivados estaría principalmente concentrada en la AFC de la costa, lo que indica una diferenciación productiva regional muy clara. La conclusión es que la agricultura familiar es la más numerosa, concentrada en la AFS que tiene una menor importancia productiva en la agricultura, en relación a los otros dos tipos de agricultura familiar. Además los ingresos no provienen únicamente de las actividades agropecuarias sino también de otras fuentes. Así, la AFS depende de ingresos provenientes de remesas y ayudas sobre todo en la sierra, mientras que los otros dos tipos dependen más de ingresos independientes y de salarios, especialmente en la costa (p. 10). De esta forma, aquellos hogares que tengan un ingreso agropecuario predominante (75% y más) serían denominados como Agricultura Familiar Especializada (AFE), mientras que aquellos hogares cuyos ingresos provenientes de actividades agropecuarias no sean predominantes (25% o menos) serían considerados como Agricultura Familiar Diversificada (AFD). Comercialización rural La importancia de la Agricultura Familiar en América Latina ha sido señalada por varios estudios realizados en la región. Así, según la FAO, (2012, p. 4): “…representa más del 80% de las explotaciones agrícolas en América latina y el Caribe; provee, a nivel país, entre el 27 y 67% del total de la producción alimentaria; ocupa entre el 12 y el 67% de la superficie agropecuaria y genera entre el 57 y el 77% del empleo agrícola en la región”. Un papel primordial se ha ido otorgando a la dimensión social, relevando el rol de las comunidades, de las instituciones locales y de la agricultura familiar, esencial esta última por su aporte a la seguridad alimentaria y a la dinámica económica, comercial y social de los territorios locales. (Chiappe, Bacigalupe y Dogliotti, 2008, p. 173). Otros autores han señalado además un potencial vinculado al desarrollo territorial en la medida en que generaría empleo y permite la consolidación de las comunidades rurales (Schneider, 2003; Abramovay, 2000). En esta “nueva ruralidad” polifuncional, compleja y heterogénea, la agricultura aunque mantiene su importancia central en la mayor parte del país, comparte el espacio rural con otras actividades económicas, instalándose así nuevas vinculaciones del campo con la ciudad. En él confluyen distintos sectores económicos y actores sociales, los que se articulan, negocian o enfrentan para construir un territorio que posibilite un desarrollo sostenible y equitativo (Berdegué y Schejtman, 2007; Loewy, 2008; Fawaz, 2007). Durante la última década, el sector rural ha experimentado notables cambios sociodemográficos que muestran la pérdida progresiva de importancia de la agricultura y el empleo tradicional campesino. En primer lugar, existe una disminución de la PEA vinculada al sector agropecuario que tiene estrecha relación con la disminución progresiva de la población rural. En segundo lugar, se evidencia una disminución de la participación de la PEA femenina en la agricultura que cuestiona de entrada, las tesis sobre la feminización del trabajo agrícola. En tercer lugar, se ha dado un incremento del trabajo asalariado que se duplicó en la década pasada y que también ha significado una participación aunque todavía débil de las mujeres rurales. Esta rápida imagen del agro ecuatoriano muestra cambios importantes que se relacionan con el modelo de agricultura, centrado en los agronegocios, que se ha consolidado en los últimos años y que se convierte en el eje de la acumulación capitalista en el campo. El margen de consolidación que tiene la agricultura familiar en este contexto es todavía importante, pero significa que los estratos más pobres actualmente se han desvinculado de una estrategia campesina para convertirse en mano de obra barata para el mercado de trabajo capitalista. 176
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El mayor reto actual para los pequeños productores es mejorar su capacidad de inserción y negociación con el mercado, para agregar valor a sus productos, transformando así su agricultura de subsistencia en una agricultura comercial. De algún modo, dicha transformación se logra por medio de la integración, estableciendo contratos de suministro de materias primas con plantas de procesamiento o distribuidores nacionales o internacionales, integrándose a una cadena de valor (Victoria, 2011). Los agricultores deben ganar capacidad de gestión para cumplir con los exigentes requisitos del mercado, ofreciendo un producto de calidad desde la fase inicial y mejorando el suministro regular y oportuno de los productos que necesitan las empresas de agronegocios. Asimismo, deben actuar competitivamente. Otro aspecto fundamental para la seguridad alimentaria regional es la importancia de que los agricultores familiares tengan acceso a mercados y cadenas de valor, ya que cuanto mejores oportunidades tengan de comercializar sus productos, mayor será la disponibilidad de mejores alimentos a precios justos, beneficiando a la sociedad en su conjunto (FAO, 2014). La competitividad de la agricultura es un concepto comparativo, fun¬damentado en la capacidad dinámica que tiene una cadena agroalimenta¬ria localizada, para mantener, ampliar y mejorar de manera continua su participación en el mercado. El desarrollo de la agricultura está muy limitado, debido a las características propias de los suelos y a las grandes irregularidades de la superficie. Aunado a esta topografía accidentada, se tiene una precipitación pluvial generalmente irregular, un nivel económico bajo de las comunidades indígenas y limitados recursos tecnológicos, inadecuados a las condiciones de la región. En este sentido, la agricultura que se practica de manera general es de autoconsumo y sólo los pequeños excedentes, básicamente frutales, son comercializados en los mercados regionales (Alonso, 1997). Los destinos de los productos de la agricultura familiar son múltiples. Estos pueden recorrer caminos muy diversos para ir desde la parcela de producción hasta el consumidor final. Los resultados de la encuesta realizada a expertos del sector agropecuario en América Latina señalan que, en el continente, la mayor parte de los productos de la agricultura familiar son vendidos frescos, consumidos por las familias o vendidos como materia prima a la industria (CEPAL, 2016).
Figura 1. Frecuencia en la que los productos de la agricultura familiar son comercializados en los diferentes canales (%) Fuente: CEPAL (2016) 177
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Como se observa en la Figura 1, existen muchos caminos y arreglos institucionales que definen la forma en la que son comercializados estos productos. Las formas preponderantes de venta de los productos de la agricultura familiar en América Latina son las ferias y mercados (sobre todo de comerciantes e intermediarios) y las centrales mayoristas de abastos Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2016). Según Hidalgo, Lacroix y Román (2013), partiendo de bases económicas, la racionalidad de la economía familiar campesina se basa fundamentalmente en la búsqueda de una combinación equilibrada entre los bienes producidos para el mercado y los producidos para el consumo de la familia, a partir del trabajo desarrollado en la propia chacra y con predominio de la mano de obra familiar. Así mismo se menciona los mercados campesinos ligados a firmas agro-exportadoras, que en el caso de Ecuador se pueden observar, sobre todo en la costa, en productos como banano, café, cacao, entre otros. La Unión de Organizaciones Campesinas Cacaoteras del Ecuador (UNOCACE), organismo formado en su mayor parte por pequeños productores, son buenos ejemplos de los puentes que se pueden diseñar entre oferentes y demandantes. La experiencia de la ONG EcoCostas (2007) permitió conocer el trabajo en las chacras familiares en la Parroquia Bolívar, Muisne – Esmeraldas, donde se desarrolla el primer proyecto comunitario de unidades agrícolas familiares, logrando al inicio un manejo del “huerto comunitario”, pero donde los habitantes de la comunidad abandonaron paulatinamente los trabajos de labranza y su mantenimiento, debido a que muchos de los que asumieron el compromiso, no lo cumplieron a cabalidad. Sin embargo, algunos residentes locales decidieron mantener la iniciativa y lo hicieron en sus propios terrenos, readecuando y preparando pequeñas parcelas para establecer cultivos que hasta ahora mantienen. Ingresos de los hogares rurales Chaparro (2014) menciona que la economía campesina también busca la satisfacción de las necesidades de la familia campesina y de otras familias, pero, a diferencia de la economía dominante, no desconoce su base natural o física y no administra todos sus recursos en el marco del sistema monetario y de mercados, lo cual le otorga una mayor resiliencia ante la crisis de diversos aspectos externos. De acuerdo al origen del ingreso de los hogares con agricultura familiar, este puede provenir de varias fuentes internas o externas a la unidad productiva. De todas formas, los datos también pueden considerarse como un “proxy” de la realidad en la medida en que no siempre el ingreso es captado de una forma integral, dada la resistencia y dificultades reales (en la medida en que los hogares no llevan contabilidad) (Tabla 2). Tabla 2 Distribución del ingreso en la agricultura familiar (US$) 1999 2006 Total Total Región Total Ingreso Total Total Ingreso Total Ingreso no Ingreso no Agropeuario Ingreso Agropeuario Ingreso Agropecuario Agropecuario Sierra 63,1 36,9 100 63,8 36,2 100 Costa 62,0 38,0 100 55,2 44,8 100 Amazonía 52,0 48,0 100 Fuente: (Instituto Nacional de Estadística y Censos [INEC]: Encuesta Condiciones de Vida, 2006) 178
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Si se considera la totalidad de las unidades familiares, sorprende encontrar que el ingreso no agropecuario es más importante que el ingreso agropecuario. Esto es válido tanto a nivel nacional como a nivel de regiones, donde sobresale la sierra como una región donde las unidades familiares dependen en mayor proporción de los ingresos no agropecuarios. En otras palabras, los productores familiares en la actual situación, para lograr sobrevivir, necesitan acudir a ingresos extra agrarios o por lo menos que no dependan del trabajo familiar en la parcela. Cabe mencionar que el enfoque del agronegocio, es decir de la comercialización de los productos agropecuarios a priori, no significa un ingreso que sustente a la familia campesina, ya que complementa los ingresos de esta, ya que seguramente se trata de unidades productivas con acceso a muy poca tierra y la gran mayoría de miembros familiares desempeñan actividades fuera de la parcela familiar. En ste particular, Hernández y Phélinas (2012, p. 5) plantean que: “No obstante la presencia fuerte de esta tendencia, hace que los hogares también dependan del ingreso no agrícola. Es probable que sean los hijos los que se relacionan con estos ingresos, dada la tendencia a una baja incorporación en las actividades propiamente agropecuarias del hogar” La producción agrícola familiar busca una oportunidad en la producción de alimentos sanos y orgánicos para la comercialización especializada, pues en muchos de los casos los terrenos destinados a este tipo de agricultura son superficies pequeñas de hasta 1000 m2, poca mano de obra familiar, cero labranza y sobre todo un manejo fitosanitario orgánico libre de pesticidas. Si bien no se dispone de datos oficiales sobre el comercio de productos orgánicos en Ecuador, las evidencias muestran que, con la demanda sobrepasando a la producción, el comercio de los productos orgánicos en los países desarrollados es relativamente significativo. Al respecto, Cussianovich (2013, p.15) indica que “Lo contrario sucede en países en vías de desarrollo en los cuales la cultura y la necesidad, reducen la posibilidad de adquirir productos orgánicos en el mercado al mismo precio, o en ciertos casos más baratos, que los producidos convencionalmente”. A nivel internacional, gran parte del intercambio comercial orgánico se realiza entre los países de la Unión Europea y entre los países del North American Free Trade Agreement (NAFTA). En cuanto al comercio orgánico intercontinental, se realiza entre los Estados Unidos y Europa. Un tercio de la producción orgánica de los Estados Unidos se exporta, principalmente a Canadá, Europa y Japón. El 80-90% de los productos orgánicos que se consumen en Japón es de origen importado. Alrededor del 70% del consumo del Reino Unido es importado, principalmente de otros miembros de la Unión Europea (Tello, 2013). Cada vez más, los países en desarrollo pueden cumplir con los requisitos de las normas correspondientes y proveen productos tropicales y de corta estación. Los mercados exportadores son el principal punto de venta para los productores orgánicos de muchos de los países en desarrollo, dada la pequeñez de los mercados locales. Egipto y Marruecos tienen la ventaja de la proximidad del expansivo mercado europeo, que busca productos frescos, naranjas por ejemplo, a lo largo de todo el año. China tiene el potencial de ser un país exportador clave aun en desarrollo, con una gran superficie agrícola, costos bajos de mano de obra, y el mercado japonés muy cerca. En el futuro, los países que se unan a la Unión Europea tendrán mayores oportunidades para exportar a los miembros actuales. Chile está aumentando sus exportaciones de productos de huerta de contra estación a América del Norte (Cussianovich, 2013). En Ecuador, el mercado más cercano a donde concurren los productos provenientes de la agricultura agroecológica (chacras), dadas las características de producción limpia y natural, es el mercado de los productos orgánicos, este mercado para el caso atienden a un sector cada vez más creciente en el mercado internacional que está representado principalmente por los mercados de la Unión Europea, USA y Japón. Aquí destacan productos como el café, el cacao, el mango y en menor escala el banano orgánico. 179
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A pesar de que no se cuenta con estadísticas que ayuden a definir la dinámica económica de estos nuevos mercados, se estima que cada vez más la pequeña agricultura encuentra en ellos una oportunidad para vender la biodiversidad producida de manera familiar, y consumidores cercanos que demandan productos sanos y naturales, este tipo de mercado se ha venido desarrollando principalmente por pequeños productores organizados que con apoyo del sector privado y principalmente ONG´s, han impulsado iniciativas de comercialización basadas en dinamizar economías locales con pequeños productores para atender a consumidores.
Agronegocio rural en circuitos cortos: ¿Una solución para la agricultura de pequeña escala? En la actualidad, los campesinos enfrentan grandes desafíos en términos de manejo de información, innovación, posicionamiento en los mercados, gestión de variables ambientales y sostenibilidad de la actividad agroproductiva; su participación en organizaciones locales puede ser una vía efectiva para responder a ellos y mirar el desarrollo desde las fortalezas endógenas del territorio. La sustentabilidad de los pequeños productores agropecuarios está vinculada con su capacidad para adecuarse a las nuevas condiciones y generar los ingresos necesarios para la manutención de la familia y la conservación de la unidad productiva (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias [ODEPA], 2005; Fawaz, 2007). No obstante, en casi todas las aproximaciones a la agricultura familiar se destacan dos elementos centrales que son el trabajo familiar y su relación con la unidad productiva. En otras palabras, la relación entre familia y explotación agrícola, que para muchos de los analistas de la agricultura familiar en países avanzados de Europa por ejemplo, esta es la relación clave que hay que considerarla y sobre todo mirar cómo ha evolucionado en el medio rural (Mundler y Rémy, 2012, p. 161; Hervieu y Purseigle, 2011, p. 60). A partir de ella, se podría también elaborar tipologías de agricultura familiar, tomando en cuenta los nuevos vínculos con el mercado. Para efectos de este trabajo, se considera que es importante no tanto disponer de una definición exhaustiva de agricultura familiar, sino más bien señalar con claridad aquellos elementos constitutivos básicos que la caracterizan. Al respecto, se considera tres ejes importantes que atraviesan la agricultura familiar: • • •
La relación flexible entre trabajo familiar y unidad productiva. Los vínculos de la unidad productiva con el mercado (Tepicht, 1973). La presencia de formas “híbridas” de producción (Déleage, 2012, p. 117).
Desde estas características, habría que tomar en cuenta en el análisis de la agricultura familiar cualquiera que sea la tipología utilizada para su clasificación. Considerando que el punto (a) hace referencia a la característica básica del trabajo familiar y su relación cambiante con la unidad productiva, el punto (b) consideración central la relación de la unidad productiva con el mercado y la combinación también cambiante entre los factores de producción y el punto (c), señala las posibilidades de surgimiento de formas variadas y mezcladas de producción agropecuaria y no agropecuaria. Otra forma de analizar la organización de los actores en un sistema de comercialización es a través del lente de los Sistemas Agroalimentarios Localizados (SIAL). Un SIAL corresponde a una concentración territorial de agroindustrias rurales (AIR), activadas por procesos de acción colectiva, respaldadas por redes localizadas de empresas pequeñas de producción y de servicios, y con soporte en dinámicas territoriales e instituciones que promuevan: la interacción territorial, la innovación y la generación de productos de calidad (Boucher y Reyes, 2011). 180
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La CEPAL (2016) menciona que “Los Circuitos Cortos (CC), por su parte, son una forma de comercio basada en la venta directa de productos frescos o procesados donde la distancia entre productores y consumidores es minimizada (p. 35)”; y “al hablar de circuitos, se hace referencia necesariamente a procesos que se desarrollan en un territorio delimitado” (Azevedo, 2012 p. 12), además los CC también se han expandido hacia nuevas áreas, como la de los mercados agroecológicos, ecológicos u orgánicos, la entrega de alimentos por pequeños agricultores a supermercados e incuso las ventas directas por internet que han crecido en los últimos años. El debate acerca de las políticas sociales se ha incorporado nuevos elementos claves, en Europa en donde se combinan la escasez de energía y el impacto del cambio climático, en donde factores como el desafío de la seguridad alimentaria, la escasez de agua y el surgimiento de la pobreza y del desempleo influyen como grandes problemas que condicionan la estrategia de desarrollo. Todos estos elementos requieren de una nueva visión y de nuevas soluciones socio-técnicas. Se necesita reorganizar el modelo y repensar como abordar estos problemas. Junto a esta nueva escasez también han surgido en los últimos quince años otros fenómenos vinculados a la agricultura. El primero de ellos se relaciona con la disminución de la rentabilidad de los rubros agrícolas. Por un lado se observa que se ha producido un gran incremento de los costos de producción, y por otro, los precios de los productos agrícolas decrecen en el tiempo. A ello se suma la volatilidad de los precios, que se ha acentuado con las políticas de regulación de precios introducidas en los últimos años. ¿Cómo los agricultores pueden lidiar con este fenómeno? La respuesta a esta pregunta es compleja, pues la tendencia de los precios pagados a los agricultores es decreciente respecto de aquella que se observa a nivel de las agroindustrias y de los consumidores.
Figura 2. Nuevo paradigma del Desarrollo Rural. Fuente: Ploeg, Roep, Renting, Banks, Alonso Mielgo y Ventura (2002) 181
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Para Milone (2014), la consecuencia de seguir el modelo especializado y de alta tecnología es que muchas fincas tendrán que abandonar la actividad. Esto implica que los agricultores tienen que ampliar los límites de sus fincas a través de un enfoque que fomente el desarrollo de una trayectoria multifuncional. Las fincas deben dejar sus actividades tradicionales y deben desarrollar nuevas actividades multifuncionales, lo que supone una búsqueda de nuevos productos y mercados, así como mucha inversión para el desarrollo de cooperativas y de otras iniciativas para mejorar la sustentabilidad. En la figura 2 se puede ver que el espacio de las fincas para obtener rentas más altas es amplio. A este fenómeno se le llama ahora el Nuevo Paradigma del Desarrollo Rural, y en él hay un gran espacio para desarrollar ventas dentro de las fincas y otros tipos de circuitos cortos. Antes de presentar ejemplos de circuitos cortos, lo primero a señalar es que actualmente los agricultores están tratando de reinventar los mercados para sus productos, a partir de la defensa y la puesta en valor de todos sus activos. Estos no están representados sólo por su disponibilidad de capital. El principal activo es su fuerza de trabajo familiar, pero también están la propiedad intelectual, el conocimiento holístico y la tierra. A partir de allí ellos buscan crear nuevos mercados, reinventar sus prácticas agrícolas y encontrar nuevos usos para los recursos que están disponibles en sus fincas. Existe una gran diversidad de tipos de circuitos cortos que están siendo desarrollados por los agricultores europeos tales como ventas directas en la finca, máquinas expendedoras en los pueblos y ciudades, cosecha directa en la finca, entrega a domicilio, e-comercio, grupos de compras, mercados de agricultores, tiendas de ventas colectivas, festivales locales. Todas esas opciones no constituyen un fenómeno marginal. Se trata más bien de interesantes alternativas para aumentar la venta de sus productos (Milone y Ventura, 2010). Un caso concreto de circuitos cortos es el caso de la producción de corderos en una pequeña isla llamada Texel, en el norte de Holanda, en donde se produce un cordero de alta calidad. Ellos inventaron un nuevo mercado. En primer lugar crearon una asociación para criar y faenar sus animales en forma colectiva, utilizando esquemas de certificación; luego entregaron la carne a carniceros certificados para desde allí distribuir los productos a restaurantes certificados y de alta calidad, tanto en la isla como en el continente. A esta asociación se sumaron posteriormente nuevos productores; fue así que un fenómeno que inicialmente era pequeño y de carácter local se transformó en una experiencia de más largo alcance. A partir de este caso se han desarrollado experiencias en donde muchos agricultores que vendían sus productos en forma separada se han organizado para comercializar sus productos en red. Hoy todos están interconectados, y venden a través de sistemas de e-comercio, venta en la finca, entrega a domicilio y sistemas de transporte propios. Este es un esquema circular en donde todos están conectados entre sí (Figura 3). Ellos crearon una red en donde no necesariamente tienen que producir todos los productos, pues hay proveedores asociados. A través de este tipo de sistemas se comercializa el 70% del cordero producido en Texel. Estos sistemas crean sinergias a través de la cooperación, y se han difundido por toda Holanda. Hoy hay diferentes tipos de fincas orgánicas, tradicionales, multifuncionales que han creado nuevos servicios para los ciudadanos: vida en la naturaleza, artesanía, mercados campesinos y así sucesivamente (Ploeg et. al, 2012).
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Figura 3. Redes circulares de productores. Fuente: Ploeg, Van Der, Jngzhong y Schneider (2012) Según Ploeg y Van Der (2010, p. 86) mediante este sistema de comercialización en circuitos cortos los productos llegan desde diferentes regiones a una bodega central, y desde allí se redistribuyen a diferentes puntos de Europa. Algunas veces el valor de las mercaderías comercializadas duplica o triplica el valor de los productos generados en la finca. Este sistema funciona en muchas partes de Europa y en otras partes del mundo, y como se aprecia en la Figura 4, sus características son muy diferentes a las que presentan, por ejemplo, las tiendas administradas por los productores.
Figura 4. Atributos comparados de tiendas de productores y supermercados. Fuente: (Ploeg y Van Der, 2010) 183
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Todas estas experiencias se basan en una nueva conceptualización de las fincas y de la economía rural. Estas empiezan a ser entendidas como sistemas polivalentes y multifuncionales que operan en red, en reemplazo de la visión fordista tradicional que las conceptualizaba como una combinación de factores que operan en forma jerarquizada y especializada. Por supuesto que esta evolución requiere de tiempo, y es por ello que actualmente es posible encontrar múltiples estructuras de tipo intermedio, que se ubican entre ambos polos. Lo que es crucial es que al trabajar en unidades productivas polivalentes los productores deben cumplir diferentes funciones, que responden a sus propias necesidades y las de la sociedad global. Pero ello implica hacer un uso múltiple de los recursos, los cuales a su vez son escasos. Por tal razón, hay que saber administrar esta escasez, lo que implica remodelar las actividades productivas para crear esquemas más sustentables, que sean capaces de combinar y de valorizar estos recursos. Según Milone (2014), el objetivo del nuevo paradigma del desarrollo rural es mejorar la rentabilidad de los productores, mejorando sus precios y reduciendo sus costos (Ver Figura 5). La realidad de la agricultura familiar presenta hoy muchos escenarios para imaginar su futuro, pensando en la continuidad de sus fincas y no sólo en un mejoramiento de la performance económica. Pero para ello hay que avanzar paso a paso. El primer paso es la diversificación, lo cual requiere tiempo para encontrar nuevas tecnologías, para inventar nuevos productos y servicios y para establecer nuevas relaciones. Sólo a partir de allí es posible pasar a una nueva etapa, caracterizada por un nuevo contexto institucional, que hace posible que estas relaciones operen. Cuando esto se haya logrado habremos alcanzado un nuevo nivel, una nueva forma de expresión de los productores, una nueva forma de producir y de comercializar. Los casos que hemos analizado indican que tenemos los instrumentos para encontrar soluciones promisorias para insertar a los pequeños productores en el futuro de la agricultura, dándole una nueva vitalidad a las áreas rurales (p.16)
Figura 5. Respuesta al fenómeno de reducción de la rentabilidad e incremento de la volatilidad. Fuente: Ploeg, et al. (2012)
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Conclusiones La construcción de redes de comercio cortas, de redes de empresas, tiene una especial significación para el desarrollo del empleo en América Latina, en donde gran parte de los países de la región cuentan con un gran sector informal. Y sucede que ese sector informal debe jugar un rol crucial en la estrategia que debe ser implementada para mejorar la productividad en América Latina. Los países de la Latinoamérica, tienen una gran tarea que implica un gran espacio para la agricultura familiar, porque no se va a hacer crecer la productividad trabajando sólo con los sectores de punta. Promover los mejoramientos de productividad con aquellos sectores que tienen que ver con la agricultura familiar, con la producción en el sector informal, es uno de los temas cruciales para crecer y distribuir mejor. Los circuitos cortos contribuyen a generar una nueva perspectiva para abordar estos desafíos, pues conceptualizan en forma novedosa numerosas prácticas de los agricultores, que se están ejecutando en la práctica desde hace muchos años atrás. Dicha conceptualización expresa un viejo anhelo que tiene la agricultura familiar, que es la de vender directamente al consumidor, y al mismo tiempo, abre nuevos espacios para visibilizar estas prácticas y para imaginar políticas públicas orientadas a reorganizar no sólo la producción, como ha sido tradicional, sino también el consumo.
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PROTAGONISTAS DE LA INVESTIGACIÃ&#x201C;N Comunidad de Fakcha Llakta
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