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Líder del Mes
Por: Coordinación Editorial
El Día de los Muertos en la República Mexicana es una manifestación que se celebra cada año desde el día 28 de octubre hasta el 2 de noviembre para conmemorar y recordar a los familiares que se “adelantaron al otro mundo”.
Por los elementos que incluye (como el colorido y folclore característicos para el pueblo mexicano, no solo a nivel nacional sino internacional) esta celebración tiene ciertas particularidades, que se revelarán en el presente capítulo con el fin de conocer profundamente a la representación, que es de sumo interés para los fines de esta investigación.
La situación geográfica de acuerdo con CONACULTA (2006) menciona que la celebración del Día de los Muertos se puede localizar en todos los rincones de la República Mexicana; sin embargo, los lugares donde se celebra con más tradición y arraigo de estas costumbres indígenas se pueden encontrar en la parte centro y sur de México que corresponde a los estados de Campeche, Chiapas, Durango, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, Zacatecas además del Distrito Federal; con una población indígena que la hace viva de 5.872.000 que corresponde al 97.2% de la población total indígena del país.
La celebración del Día de los Muertos es en realidad un ritual funerario, el cual se define como: “Los rituales funerarios son comportamientos que reflejan los afectos más profundos y supuestamente guían al difunto en su destino post mortem…”, (Mendoza, 2006).
La celebración de conmemoración de los Muertos en el espacio geográfico de la República Mexicana es una fiesta exclusiva para esta zona, ya que, aunque en distintos lugares del mundo se realizan celebraciones para los muertos. Sin embargo, aquí se presenta de una manera original y única. El objetivo que persigue la presente investigación plantea las particularidades que la festividad representa para el pueblo de México, las cuales son consideradas como genuinas, dicho lo cual se recomienda comenzar desde su origen.
Tomando en cuenta lo descrito en el texto de la congregación de las Siervas de los Corazones traspasados de Jesús y María (2010) durante el año la iglesia católica conmemora a distintos santos, personajes excepcionales por su bondad, moral y fe en Dios. Sin embargo, los 365 días del año no son suficientes para poder conmemorar a todos los santos existentes en un día en específico, por lo cual la iglesia ha optado por conmemorar a aquellos que no “alcanzaron” un día en especial, para conmemorar a todos estos personajes en la solemnidad del día de Todos Santos, realizado el 1 de noviembre de cada año.
“La abundancia de mártires católicos se debió a que desde su origen la Iglesia y sus creyentes fueron perseguidos. Cientos murieron anónimos por amor a Cristo al difundir sus enseñanzas y seguir su ejemplo…”, (Malvido, 2006).
Los orígenes de esta celebración se encuentran en la iglesia primitiva cristiana, donde los antiguos cristianos se reunían a celebrar el rito católico en las catacumbas; así mismo, recordaban a aquellos mártires que habían muerto luchando por defender sus creencias. Cabe mencionar que parte de las conmemoraciones iban en torno a las reliquias: partes del cuerpo, ropas, sangre u otros objetos del conmemorado. A partir del siglo IV de nuestra era, “Feralia” era una fiesta que conmemoraba a todos los mártires cristianos el 21 de febrero, realizando sacrificios y levantando plegarias al cielo, para procurar su descanso y paz. El 13 de mayo del año 609 o 610 el Papa Bonifacio IV unió la Feralia con las celebraciones católicas, creando consigo la celebración del Día de Todos los Santos.
Gregorio III (731-741) transfirió la fiesta al 1° de noviembre, obteniendo la actual fecha de celebración.
Otros rasgos de la celebración de los fieles difuntos, se encuentran nuevamente en la iglesia primitiva donde se acostumbraba visitar las tumbas de los difuntos para limpiarlas, llevarles flores y para recordar a los familiares que habían “pasado a la otra vida”, ofreciendo platillos especiales como buñuelos de viento de España y los huesos de santo, de acuerdo con Alegre (2004).
En Francia se encuentra otro elemento que colaboró para crear el actual día de los fieles difuntos, ya que, en la abadía de Cluny en Francia, el 2 de noviembre del año 998, se empezó a celebrar misa para aquellos familiares que habían trascendido antes que los vivos, por encomienda de San Odilón.
Las reliquias en México no fueron muy comunes por la complicada transportación en barco, sin embargo, se crearon dulces de alfeñique, elaborados por las monjas, que emulaban a las reliquias. Así pues, las personas adineradas pudieron adquirir dulces de alfeñique, dejando para las clases más humildes los dulces hechos de azúcar colada en moldes de barro y panes con figuras diversas.
Puesto que fue España el primer país que llegó a las tierras mexicanas, los conquistadores llevaron consigo no solo la religión, alimentos, conocimientos y tecnología, sino también sus tradiciones sobre la muerte, que se fusionaron con las tradiciones de los mexicanos precolombinos.
La festividad del Día de Todos los Santos y de los fieles difuntos, conocidos como los días de los muertos en México, no tiene una documentación muy extensa sobre la forma de celebración en la época de la colonia en la Nueva España; sin embargo, se asume que la celebración se realizaba a la moda europea española (Brandes, 2000).
Por lo anterior se sabe que parte de la actual celebración del Día de los Muertos es una combinación de elementos europeos y precolombinos.
Referencias Alegre, L. (2004). El camino de los muertos: Relaciones intratextuales en los ritos nahuas de Velación de Cruz y Xantolo. Opción, 20(44), 9-27. Brandes, S. (2000). El día de muertos, el Halloween y la búsqueda de una identidad nacional mexicana. Alteridades, 10(20), 7-20. CONACULTA. (2006). Festividad indígena dedicada a los muertos en México. CONACULTA. Malvido, E. (2006). La festividad de todos santos, fieles difuntos y su altar de muertos en México, Patrimonio Intangible de la humanidad en Cuadernos del patrimonio cultural y turismo. CONACULTA. Mendoza, J. (2006). Que viva el día de muertos, rituales que hay que vivir en torno a la muerte. En Cuadernos del patrimonio cultural y turismo. CONACULTA. Siervas de los Corazones traspasados de Jesús y María. (2010). Solemnidad de Todos los Santos, 1 Nov y Conmemoración de los Difuntos. http://www.virgen-de-sannicolas.org/maelesim.asp
Por: Coordinación Editorial
El Baúl de los Recuerdos
Ustedes conocen la belleza del Logo de la Universidad del Valle de Puebla con este diseño dinámico, colorido, fresco y vibrante pero al mismo tiempo con líneas elegantes y bien cimentadas.
¿Sabés la historia de nuestro logotipo institucional?
Todo comenzó con una imagen adaptada a sus tiempos, con elementos mucho más explícitos y artísticos. Las iniciales de la Universidad con un contraste de colores en azul y amarillo y con una representación del Valle de Puebla enmarcado por los dos volcanes que dan justamente la conceptualización del valle. Muy bonito ¿No es así?
Pasando el tiempo y atendiendo a las necesidades del entorno, el logotipo se modificó añadiendo dinamismo cromático, es decir, diferentes tintes de color en las iniciales de la Universidad, enmarcado en un círculo con la idea de fuerza y unidad. Se ve muy actual este logo.
Y finalmente nuestro actual logo, mucho más fluido, colorido y que refleja las necesidades del mundo globalizado.
Fue hermoso este recorrido al baúl de los recuerdos, en la siguiente edición continuaremos con algunos otros elementos para que conozcan nuestra historia, tu historia, en la Universidad del Valle de Puebla.