M U R A L PRESENCIA DE AMÉRICA LATINA
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CA SA DEL ARTE DE / UNIVERSIDAD CONCEPCIÓN UNIVERSIDAD CONCEPCIÓN DE / CASA DEL ARTE
...Y NO HAY BELLEZA COMO ESTA BELLEZA • DE AMÉRICA EXTENDIDA EN SUS INFIERNOS
JORGE GONZÁLEZ CAMARENA • MANUEL GUILLÉN • EUGENIO BRITO
EN SUS CERROS DE PIEDRA Y PODERÍO • Y EN SUS RÍOS ATÁVICOS Y ETERNOS...
(Pablo Neruda)
SALVADOR ALMARAZ • ALBINO ECHEVERRÍA • JAVIER ARÉVALO
50 AÑOS DEL MURAL “PRESENCIA DE AMÉRICA LATINA” Son 50 años de historia, 50 años de presencia a través del arte que contribuyen a visualizar y poner en valor la unidad y fraternidad de Chile y México como también de las distintas culturas Latinoamericanas. En mayo de 1960 la ciudad de Concepción fue azotada por un devastador terremoto que destruyó gran parte de ella, lo que significó reconstruirla casi en su totalidad. A veces los grandes desastres se transforman en oportunidades únicas para realizar grandes progresos. Parte importante de ello se materializó en la Universidad de Concepción en donde se construye la actual Casa del Arte, gracias a que el Gobierno de México acudió con ayuda económica y cultural donando este edificio y su imponente mural, cuyo relato pictórico evidencia la historia común de los pueblos Latinoamericanos. El artista elegido para ejecutar la obra fue Jorge González Camarena, uno de los principales exponentes de la segunda generación de muralistas mexicanos, quien realiza el mural cuyo tema central es la unión cultural, genética e histórica de América, desde la época precolombina hasta la llegada de los españoles, destacando la fusión de las razas, la agricultura y la arquitectura, expresándolo a través de símbolos, colores y caracteres típicos Latinoamericanos. Jorge González Camarena contó con la colaboración de los mexicanos Manuel Guillén, Salvador Almaraz y Javier Arévalo y dos pintores chilenos, Albino Echeverría y Eugenio Brito, lo que nuevamente da cuenta de esa unión y solidaridad. La Casa del Arte “José Clemente Orozco” se construye sobre los cimientos de la ex-Escuela Dental, destruida en parte por el terremoto de 1960 y por un incendio algunos meses después. Los arquitectos chilenos Osvaldo Cáceres, Alejandro Rodríguez y Javier Gutiérrez son los autores del proyecto que resulta ganador del concurso para realizar esta obra, siendo los dos primeros quienes lo desarrollan. Este emblemático edificio se constituye con el tiempo en un importante hito patrimonial, arquitectónico y artístico, y uno de los escasos ejemplos en el país que une edificio y obra artística de manera tan afiatada y espectacular. 6
El mural en primera instancia fue proyectado en el fachada exterior, sin embargo debido a todos los inconvenientes climáticos que esto implicaba, especialmente en cuanto a su conservación, se incluyó en el muro principal del interior del hall de acceso, permitiendo ser visto casi en su totalidad desde el exterior a través del ventanal principal y en visión nocturna, exterior e interior forman un sola y magnífica lectura. En septiembre de 1965 se inaugura la Casa del Arte “José Clemente Orozco” por el entonces rector de la Universidad de Concepción, Dr. Ignacio González y por el Embajador de México Sr. Ismael Pino Moreno quien lo entrega a nombre de su país, causando impacto a nivel nacional al dotar a la ciudad de Concepción de un importante centro artístico y cultural ligado a esta casa de estudios superiores. Finalmente abre sus puertas al público en forma definitiva en 1967. Este espacio que además alberga una de las colecciones de pintura más importantes del país, ha funcionado de forma gratuita e ininterrumpida hasta hoy, siendo visitado por un público heterogéneo y masivo espacialmete por estudiantes de la región y del sur de Chile. Hoy día, cuando rendimos homenaje a esta importante obra pictórica y a la historia que representa, aprovechamos además de agradecer el desinteresado aporte realizado por Lotería de Concepción, que ha cooperado en el financiamiento de este libro conmemorativo, un testimonio impreso de lo que han sido los primeros 50 años de “Presencia de América Latina”. El Mural fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile a través del Decreto 147, a partir del 30 de abril de 2009.
María Soledad González Sierra Directora de Extensión y Pinacoteca Universidad de Concepción
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EJERCICIOS PARA LA CIUDAD Al cumplirse 50 años desde que el maestro González Camarena y su equipo realizara el mural Presencia de América Latina, en el hall del edificio de la Casa de Arte de la Universidad de Concepción, se hace necesario apuntar algunos hitos que han enriquecido y valorizado el patrimonio que aquí se alberga. Uno de los más significativos es, sin duda, la declaratoria como Monumento Histórico Nacional que recibiera este mural en 2009, y con ello la puesta en valor como obra patrimonial que, entre otras cosas, ha conseguido instalar a esta obra como uno de los rasgos identitarios de la ciudad y de la comunidad que lo visita periódica y masivamente. También es oportuno señalar en esta fecha la consolidación de la Pinacoteca como colección de pintura chilena, que, a lo largo de estos 50 años, ha incrementado su archivo visual en cuantía y calidad con más de 2.500 obras originales. La ocasión entonces es propicia para revisar y poner en circulación parte de ella en los muros disponibles de la ciudad, de las instituciones que generosamente se suman a esta celebración: Corporación Cultural Artistas del Acero; Universidad Católica de la Santísima Concepción; Museo Nacional de Bellas Artes, Mall Plaza El Trébol; Instituto Chileno Norteamericano de Cultura; Arzobispado de Concepción; Galería El Caballo Verde; Centro Cultural Alfonso Lagos de Chillán y Corporación Social y Cultural de Concepción, Semco, a las que se suman tres espacios institucionales: Sala de la Universidad de Concepción Campus Los Ángeles; Sala David Stitchkin en la Galería Universidad de Concepción y nuestra Sala Dos en la Casa del Arte. Así se propone la circulación de más un centenar de obras, entre grabados y pintura contemporánea, distribuidos y agrupados en diferentes ejes temáticos, los que estarán expuestos a la comunidad regional durante el mes de octubre ofreciendo un circuito pictórico patrimonial de especial relevancia por la presencia en él de destacados artistas regionales y nacionales. La Pinacoteca, asumida como una colección con identidad local y domiciliada en nuestra Región, se despliega de los diferentes espacios de nuestra ciudad para invitar a dialogar e interactuar a través de la obra de nuestros artistas presentes en esta emblemática colección. Sandra Santander Montero Curadora Pinacoteca Universidad de Concepción 9
SALA UNIVERSIDAD DE CONCEPCiON DAVID STITCHKIN
Des-Habitado / El espacio imaginario
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Des-Habitado / El espacio imaginario Con clara tendencia al abstraccionismo estos autores se presentan con una serie de pinturas que exploran desde diferentes estratos la idea de espacio, cuya característica principal descansa en la concepción del vacío y la soledad. Estos espacios no habitados hablan de una suerte de memoria, real o imaginaria, de ciertas señales que delatan a una mano ordenadora sobre estos espacios anónimos, apenas reconocibles, a menudo agobiantes y casi siempre vinculantes con determinados estados mentales. Se trata en su mayoría de estructuras laberínticas, composiciones austeras y de grandes planos de color libres de figuraciones, centradas en la mudez de las formas, que rara vez definen significados precisos, sino más bien sugieren múltiples interpretaciones desde una dimensión simbólica. Con muy pocos elementos y con especial afecto por los trazados rectangulares, ya sean en juegos de perspectivas, campos de color o estructuras flotantes, estas construcciones arquitectónicas aportan datos que pueden activar los dispositivos psíquicos en cada espectador o ciertas asociaciones geográficas que no se encuentran en un espacio concreto sino que están alojadas en el pensamiento de cada uno, en donde toda interpretación es posible y se da la lógica de que cada uno puede ver lo que quiere ver. Inicia esta serie de pinturas, un Boceto de Julio Fossa Calderón realizado hacia 1920. Este pequeño apunte de paisaje no es más que una breve y escarpada franja de tierra bajo un gran cielo nuboso, cuya parquedad de color y detalles sintetiza muy bien el concepto de espacio abierto y vacío. Podría ser el mismo vacío que más tarde utiliza Labarca para construir su cromático habitáculo pictórico, sustentado en campos de color superpuestos e ingrávidos. En el lado opuesto podríamos ubicar las obras de Ernesto Barreda, dos fragmentos de muros, uno corroído por el tiempo y una ventana tapiada, ambos con una fuerte carga psicológica correspondiente a su etapa tenebrista de los años 60. Se suman a ellos obras de Ciro Beltrán, Ruperto Cádiz, ThomasnDaskam, Eduardo Meissner, Carlos Valle y un onírico paisaje marino con una singular ventana sobre-enmarcada de Camilo Mori.
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Tomas Daskam La torre de madera Ă“leo sobre tela 184 x 95 cm
Julio Fossa Calderón Boceto Óleo sobre tela 23 x 27 cm
Carlos Valle Estructura y reflejo Óleo sobre tela 140 x 200 cm
Jorge Labarca
Rojo y negro con acento verde Acrílico sobre tela 150 x 170 cm
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Camilo Mori Mi ventana porteña
Óleo sobre tela 61 x 50 cm
Ernesto Barreda Superficie n°2 Óleo sobre tela 114 x 114 cm
Ernesto Barreda La ventana Óleo sobre tela 114 x 115 cm
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Livio Scamperle Constelación Pablo Neruda Óleo sobre tela 97 x 130 cm
Ciro Beltrán Dusseldorf
Óleo sobre tela 158 x 125 cm
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Ruperto Cádiz Artefacto II
Óleo sobre tela 146 x 114 cm
Eduardo Meissner Laberinto
Óleo sobre madera 120 x 152 cm
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SALA de arte Mall plaza trebol Museo Nacional Bellas Artes
A propósito de utopías... / El Grupo Signo
Patricio M. Zárate / Curador y Administrador, Proyecto Museo sin Muros, MNBA. Laura Ruiz Segovia / Coordinadora Sala de Arte, Proyecto Museo sin Muros MNBA. Mall Plaza Trébol Concepción – Talcahuano
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A propósito de utopías... / El Grupo Signo Iniciada la década del 60, el arte nacional se encuentra diversificado en las diferentes corrientes expresivas que coexisten en la escena artística chilena. Por un lado está la continuidad de los distintos movimientos pictóricos que irrumpen a comienzos de siglo XX, todos herederos en mayor o menor grado de las tendencias europeas. Por otro, están las corrientes estéticas más comprometidas socialmente, cuyos militantes se abocan a la búsqueda de nuevos lenguajes, a explorar los caminos menos transitados de la pintura contemporánea, “que le permitan revelar el mundo por el camino de la creatividad permanente” (Ivelic y Galaz, 2004:60). Entre ellos, el naciente Grupo Signo, cuyos integrantes sustentan su trabajo en los lenguajes del informalismo, que propone una modalidad expresiva alternativa mediante una renuncia total al ideal clásico en cuanto a línea, color, composición e iconicidad y cuyos fundamentos apuntaban hacia una interpretación individual de la realidad, concebida ésta como un sistema mutable y en permanente transformación. Mediante el uso de técnicas mixtas y materiales informales de gran elocuencia, incorporaron la libertad pictórica y la espontaneidad del gesto, el uso simbólico del color, también la inclusión de materiales como papel, cartón, arena, pastas, cemento, ropa etc., para reemplazar los códigos de la representación visual, unido a la ejecución inmediata, como procedimiento de trabajo, los informalistas convirtieron la tela en un espacio de experimentación y renovación. La praxis artística de los integrantes de Signo, más tarde se vincula activa y comprometidamente con la realidad contingente del país. Incursionan en lo que se ha llamado “pintura testimonio”, de profundo contenido político y con una cierta exaltación expresionista. Son obras que contienen un fuerte cuestionamiento y carga emotiva en torno a la realidad del hombre contemporáneo y sus inquietudes políticas y sociales.
Gracia Barrios
Grupo de muchachos
Óleo sobre tela 180 x 150 cm
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Así tenemos a Alberto Pérez, Eduardo Martínez Bonati, José Balmes y Gracia Barrios, los cuatro integrantes del Grupo Signo, quienes transforman y tensionan el lenguaje artístico con obras fechadas a fines de la década del 60, y que asumen esta condición de artista comprometido con su tiempo y realidad. Estas pinturas pertenecientes a la Pinacoteca de la Universidad de Concepción, reúne una vez más a estos cuatro destacados artistas, fundadores de uno de los más importantes movimientos artísticos del siglo XX en Chile.
José Balmes
La mesa del grabador Óleo sobre tela 65 x 95 cm
Eduardo Meissner Laberinto
Óleo sobre tela 120 x 152 cm
José Balmes Sin título
Técnica mixta sobre tela 120 x 120 cm
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José Balmes Muros de noche Óleo sobre tela 88 x 78 cm
Gracia Barros Homenaje a César Vallejo Óleo sobre tela 160 x 150cm
José Balmes Ahora
Óleo sobre tela 150 x 160 cm
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Eduardo Martínez Bonati
Camino de crucifixión Óleo sobre tela 98 x 150 cm
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Eduardo Martínez Bonati Sol negro
Témpera al huevo y óleo sobre tela 100 x 81 cm
Alberto Pérez No más muerte Óleo sobre tela 96 x 150 cm
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Alberto PĂŠrez
Tiempo y muro
Ă“leo sobre tela 115 x 100 cm
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SALa de exposiciones universidad catolica de la santisima concepcion
De fugas y vértigos
Juan Miguel Cancino Cancino / Rector UCSC, Concepción María Carolina Piderit Moreno / Vicerrectora de vinculación con la sociedad Gloria Varela Betancur / Directora de extensión artística y cultural
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De fugas y vértigos Esta exposición reúne una serie de obras realizadas, en su mayoría entre los años 1990 y 2005, por diferentes autores. Marca el inicio la obra “Los caballos” de José Perotti, (1898-1956), realizada probablemente en la década del 40. En esta obra Perotti muestra cuatro caballos, muy similares entre sí, corriendo sobre un paisaje estructurado en base a sucesivas líneas onduladas, cuyo cromatismo se funde con las figuras en movimiento, dando la idea de que todo parece desplazarse continuamente en un mismo sentido. El autor, también escultor, es uno de los fundadores del Grupo Montparnasse y Premio Nacional de arte en 1953, explora en esta obra el concepto de desplazamiento de las formas mediante un efecto óptico producido por la reiteración de un determinado patrón gráfico, en este caso para dar la idea oscilación y dinamismo. En diálogo con esta obra, integran esta exposición pinturas de destacados artistas regionales, que, coincidentemente, investigaron la representación visual del movimiento, cuyo dinamismo y composición recuerdan a ratos a los futuristas italianos. Aunque sin el ánimo rupturista de aquellos exponentes, estos artistas se vinculan en esta exposición por la descripción de objetos o figuras que nos remiten a formas en permanente desplazamiento, configurando toda una serie de tensiones, diálogos y conexiones entre sí. Algunos apelan al simultaneísmo, es decir, a la multiplicación de las posiciones de un mismo cuerpo, para recrear mentalmente la acción e intensificar tanto la idea de movimiento como de ingravidez de los objetos. Otros organizan la composición desconectando visualmente los diferentes elementos, descompuestos o superpuestos sobre un fondo plano como ente articulador, como también repitiendo las curvas en oleadas sucesivas y espaciales para generar la idea de caos. La mayoría extrae estos temas de la cultura urbana, (tal vez locura urbana), personas, máquinas o vehículos en visiones reales o imaginarias, la ciudad con sus personajes, tráficos y velocidades en evidente proceso de desintegración y a sus anónimos habitantes en un desplazamiento permanente y sin fin.
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Es el sinsentido del ir y venir cotidiano, cada vez más agitado, es el ser humano interactuando y compitiendo con máquinas demenciales y caóticas, es la evasión, la ironía y el vértigo lo que parece ser la consigna que subyace implícita en cada una de estas obras.
José Perotti Los caballos
Óleo sobre tela 61 x 69 cm
Celina Gálvez Abstracto
Óleo sobre tela 120 x 152 cm
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Mario Sánchez La caja azul Óleo sobre tela 140 x 160 cm
Francisco Copello A corazón abierto Óleo sobre tela 160 x 140 cm
José Fernández
El carrito
Óleo sobre tela 150 x 170 cm
Edgardo Neira
Chute
Óleo sobre tela 160 x 135 cm
Jorge Guerrero Levitaciรณn ร leo sobre tela 130x 140 cm
Valentina Cruz Mediterrรกneo
Lรกpiz, cera y acuarela sobre papel 195 x 150 cm
Mauricio Contreras Paso en falso
Óleo sobre tela 120 x 135 cm
Marco Hernández
Una metamorfosis en transformación constante Óleo sobre tela 290 x 200 cm
SALA de exposiciones corporacion cultural artistas del acero
El arte de la duda
Arnoldo Weber Álvarez / Gerente de la Corporación Cultural Artistas del Acero
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El arte de la duda Melancolía, ansiedad, incertidumbre, también desasosiego, el sentir contemporáneo es llevado a la pintura por diferentes autores que han indagado su expresividad y significantes en el arte desde que el artista sueco Edvard Munch realizara su más conocida obra El grito en 1893. La interrogante es el denominador común de las pinturas aquí seleccionadas, cuyos temas aluden a problemáticas existenciales, particulares o colectivas. El carácter, tanto descriptivo como figurativo de las obras, permite ejercitar la divagación, comprensión o lectura de cada pintura en el amplio margen de interpretaciones que dejan las escenas aquí representadas. El punto de partida de este recorrido es Angustia, obra de José Tomás Errázuriz. Aunque no lo señala en el título es el retrato de su mujer Eugenia Huici, realizado probablemente en Londres a fines del siglo XIX, y que marca un cambio significativo en los temas de paisaje y escenas campesinas que poblaron la obra de este destacado pintor chileno. En esta pintura, - un retrato muy poco convencional - el artista desliza hacia el extremo inferior la figura femenina, vestida de riguroso negro en evidente estado de preocupación, el resto de la tela de mucha espacialidad muestra un recinto interior solucionado con mínimos detalles y grandes planos desprovistos de todo accesorio, a lo lejos la imagen de la virgen y un diminuto rayo de sol se filtra proyectándose sobre el muro… amanece tal vez? La carga emotiva de esta pintura puede generar más de una lectura, otra, la que podría constituir parte de un relato o sub texto a partir de esta imagen cargada de simbolismos, similares a las que, con las mismas características, aparecen años después en otros artistas como Guillermo Núñez con su obra Y yo, quién soy? o Carmen Aldunate que pregunta ¿Cuáles son tus síntomas? generando un lenguaje pictórico centrado en la figuración y la expresividad de los personajes representados. La incertidumbre parece ser el punto de inflexión de esta producción artística, que, aunque fechadas en diferentes períodos, son obras que apelan a un mismo significado: El ser humano y su circunstancia, también su desamparo, soledad o pesadumbre. La realidad angustiante, disociada y disgregada es indagada, formulada y representada, por diversos artistas tanto en pintura como en otras expresiones artísticas a lo largo de todo el siglo XX. 38
José Tomás Errázuriz Angustia Óleo sobre tela 137 x 112 cm
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Valentina Cruz Sin tĂtulo
Dibujo sobre tela 156 x 132 cm
Roser Bru Figuras tendidas
Ă“leo sobre madera 100 x 100 cm
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José Fernández
El carrito
Óleo sobre tela 150 x 170 cm
Jaime León Ejercicios de análisis Óleo y carbón sobre tela 130 x 180 cm
Carmen Aldunate
Cuáles son tus síntomas?
Óleo sobre tela 120 x 117 cm
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Guillermo Núñez Y yo, Quién soy? Óleo sobre tela 180 x 152 cm
Beatriz Leyton Sin título, de la serie: Family life 2 Oximoron
Impresión digital sobre tela 110 x 110 cm
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Rodolfo Opazo La morada del silencio Ă“leo sobre tela 160 x 130 cm
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Valentina Cruz
Mosc煤, habitaci贸n 506 Dibujo sobre tela 120 x 100 cm
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Carlos Faz En el hospital Ă“leo sobre tela 51 x 41 cm
Gina Intveen Cara luna
Ă“leo sobre tela 100 x 120 cm
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SALA (cecal), chillan centro extension cultural alfonso lagos
Grupo Montparnasse, la lección de París
Oscar Skewes / Director General campus Chillán María Soledad Castro / Directora CECAL UdeC Claudia Concha / Asistente
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Grupo Montparnasse, la lección de París A principios del siglo XX, el arte y sus constantes y sucesivas oleadas rupturistas, las denominadas vanguardias que se iniciaran a fines del siglo anterior, tuvieron como punto neurálgico la ciudad de París. Hasta allí llegan algunos artistas chilenos donde, no solo encuentran eco y sustento para sus inquietudes estéticas, sino se enfrentan a una libertad cultural excepcional vinculada a los cambios sociales de la modernidad europea. Desde allí irradian los postulados con sus renovadas ideas pictóricas de un nuevo arte hasta Chile, tensionando un medio que aún está enclaustrado en la academia tradicional, mimética y naturalista. Fundado por Luis Vargas Rosas y conformado, originalmente por Henriette Petit, los hermanos Manuel y Julio Ortiz de Zárate y José Perotti, el Grupo Montparnasse, que toma el nombre del barrio parisino homónimo, encarnó este nuevo orden artístico en nuestro país. Especialmente influenciados por la obra del postimpresionista Paul Cèzanne, figura clave en el arte del cambio de siglo, cuyas obras establecieron las bases de la transición artística decimonónica. Cèzanne ordenaba estructuralmente todo lo que veía transformándolo en formas simples y planos de color, prescindiendo de la emotividad para abordar el lenguaje pictórico, reflexionando sobre las relaciones entre la forma y el color en un esfuerzo por comprender y reflejar la complejidad de la percepción visual humana. También toman elementos formales del fauvismo y neo-impresionismo, “…se entusiasman con el desenfado colorístico de los fauves y con la pincelada gruesa, rápida, cargada de pasta, que acusa claramente la libertad de expresión” (Isabel Cruz). Luego de su estadía en París, los cinco artistas ya hermanados en sus convicciones artísticas, exponen por vez primera en la Sala Rivas y Calvo de Santiago en 1923. La exposición cala hondo en el medio chileno, sus obras se distanciaban significativamente del arte de carácter identitario del academicismo, impactando al medio nacional y abriendo el debate en el campo de la plástica y sus modos de representación. Se autoproclaman como un grupo independiente que se enfrenta a las tendencias ya existentes, se instalan en una posición que desacredita las convenciones plásticas vigentes y las normas de producción. 48
A este grupo se uniría el escritor y crítico Jean Emar (Alvaro Yañéz), quién escribía en el diario "La Nación" artículos sobre el grupo y sus artistas, con un lenguaje irónico e incisivo, Emar, que asume un rol decisivo en el grupo,se dedica además de teorizar las nuevas tendencias internacionales, generando polémica con sus comentarios. Esta intencionalidad artística consiguió rápidamente nuevos adeptos que, aunque no se integraron formalmente al Grupo Montparnasse, compartieron sus postulados centrales. Entre ellos figuran Pablo Burchard, Jorge Letelier, Isaías Cabezón, Pablo Vidor, Augusto Eguiluz, Waldo Vila, Camilo Mori, Héctor Cáceres, José Perotti, Jorge Caballero, Ana Cortés, Armando Lira e Inés Puyo. El ideario de este grupo germinado en París instala y difunde sus inquietudes estéticas en nuestro país, transformando profundamente la escena local y sobre todo, conquistando para las nuevas generaciones espacios de mayor libertad en la enseñanza y el ejercicio del arte en Chile. Esta exposición reúne la obra de algunos de estos artistas como de otros pintores afines que recogen y siguen esta línea pictórica hasta fines de siglo.
Pablo Vidor Zapallar
Óleo sobre madera 51 x 61 cm
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Henriette Petit Naturaleza muerta Ă“leo sobre madera 43 x 55 cm
Camilo Mori Pablo Garrido y su guitarra Ă“leo sobre tela 100 x 80 cm
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Augusto Eguiluz Lámparas
Óleo sobre tela 60 x 71 cm
Manuel Ortiz de Zárate Desnudo Óleo sobre tela 100 x 65 cm
Augusto Eguiluz
La niña de la blusa azul Óleo sobre tela 65 x 54 cm
Julio Ortiz de Zárate Naturaleza muerta con zanahorias Óleo sobre tela 59 x 49 cm
Manuel Ortiz de Zárate Su mujer Óleo sobre tela 61 x 46 cm
Pablo Vidor Retrato de Genaro Prieto
Óleo sobre tela 100 x 81cm
Francisco Álvarez
Naturaleza muerta con cabeza de yeso Óleo sobre tela 61 x 50 cm
Ana Cortés Naturaleza muerta Óleo sobre tela 60 x 73 cm
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Jorge Caballero Montmartre Óleo sobre tela 63 x 53 cm
Ana Cortés Paisaje
Óleo sobre tela 60 x 73 cm
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Héctor Cáceres La cúpula Óleo sobre tela 69 x 49 cm
Pablo Burchard Parque forestal Óleo sobre tela 50 x 50 cm
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Ana Cortés Niña tejiendo
Óleo sobre tela 73 x 60 cm
Se incluyen también como parte de la exposición las siguientes obras: • Armando Lira, Paisaje, Óleo sobre tela, 42 x 52 cm
• Augusto Eguiluz, Niño sentado, Óleo sobre tela, 56 x 47 cm • Héctor Cáceres, Niña, Óleo sobre madera, 46 x 55 cm • Ida González, Techos, Óleo sobre tela, 54 x 65 cm
• Isaías Cabezón, Retrato de la poetisa Sara Rojas, Óleo sobre tela, 72 x 60 cm
• Jorge Letelier, La catedral de Notre Dame, Óleo sobre madera, 36 x 29 cm
• Jorge Letelier, El Sena, Canal Saint Martin, Óleo sobre madera, 33 x 38 cm • Jorge Letelier, Calle parisiense, Óleo sobre madera, 27 x 33 cm
• Julio Ortíz de Zárate, Viejos caserones, Óleo sobre madera, 20 x 28 cm 57
sala arzobispado de concepcion
El paisaje como metรกfora
Pamela Cรกnovas / Directora Sala Arzobispado de Concepciรณn
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El paisaje como metáfora La singularidad del discurso pictórico de la mayoría de estas obras se atribuye, por su lenguaje y determinación, a la categoría de paisaje. Esta intencionalidad descansa en la suma de los elementos, propios de un paisaje, que con mayor o menor complejidad son representados y reordenados en cada tela. Los mismos elementos que se han constituido en el tiempo como tal, por los diversos artistas que han desarrollado su obra en este género desde tiempos inmemoriales. Estos horizontes, bordes costeros, masas vegetales o topografías urbanas, no responden fielmente a la representación de un espacio percibido, sino que van configurando asociativamente y por relaciones de semejanza a un determinado lugar, aportando la óptica personal y subjetiva de cada artista que acude a la metáfora para establecer relaciones inéditas entre las imágenes o para descubrir atributos insospechados en ellas. Dicho de otra manera, el artista no describe de manera directa un territorio determinado, sino que opera su propuesta desde el concepto de traslado o desplazamiento, para reordenar, añadir o reubicar elementos con una finalidad estética o para darle un significado más profundo. Este traslado va desde lo conceptual a lo formal y se puede observar por ejemplo en el caso de las obras de Víctor Pavez o Gustavo Molina, que re-direccionan y tensionan signos o elementos del paisaje para poner en cuestionamiento la relación del hombre y su entorno; en el caso de otros artistas este traslado se produce por la ubicación espacial de la mirada, perspectiva aérea por ejemplo, en la obra de Jorge Pasmiño o Pablo Domínguez que ubican al observador desde una altura; por la analogía del color, en el caso de la obra de Camilo Mori, que sintetiza el desierto en tonos café y rojo; o por la abstracción para mostrar la grandilocuencia de los cielos australes en el caso de la obra de Robinson Mora, pintor habitante de esas latitudes. Con esta exposición la Pinacoteca pone en circulación parte de su archivo visual y reúne a estos artistas, no necesariamente paisajistas, pero cuyas obras interpelan, ironizan y descontextualizan fragmentos de territorio desde los lenguajes de la pintura contemporánea, cuestionando a decimonónica relación complaciente que prevaleció entre el paisaje y la pintura, heredada y vinculada a la contemplación sentimental del entorno. 60
Víctor Manuel Pavez Paisaje Óleo sobre tela 175 x 175 cm
Gustavo Molina Alerce rojo
Técnica mixta con desechos sobre tela 180 x 120 cm
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Robinson Mora Pictoscopía austral Óleo sobre tela 120 x 120 cm
Rubén Fernández Sin título
Óleo sobre tela y madera 100 x 150 cm
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Pablo Domínguez Desembocadura del Bío Bío
Óleo sobre tela 120 x 120 cm
Jorge Zambrano Correo amueblado Óleo sobre tela 89 x 146 cm
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Jorge Pasmiño Entre ríos
Técnica mixta sobre tela 124 x 140 cm
Camilo Mori Norte grande
Óleo sobre tela 100 x 139 cm
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Alejandra Domínguez Sin título Acrílico sobre tela 130 x 152 cm
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Tomas Daskam La torre de madera Ă“leo sobre tela 184 x 95 cm
SALA de exposiciones (semco) corporacion social y cultural biblioteca municipal de concepcion
La naturaleza del objeto
Armando Cartes Montory / Secretario General Mauricio Quevedo B / Comunicaciones y gesti贸n cultural Natalia Gonz谩lez / Coordinaci贸n sala de exposiciones
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La naturaleza del objeto Objetos cotidianos, botellas, jarrones, copas, platos y un largo etcétera, generalmente asociados a la comida, aparecen en la pintura desde la Edad Media, ya sea como parte de una escena religiosa o subordinados a algún personaje protagonista. La naturaleza muerta como tema pictórico proclama su independencia durante el período barroco, es cuando conjuntos de objetos acompañados de frutos y piezas de caza, pintados a la manera hiperrealista, alcanzan su mayor expresión, gozando de gran popularidad entre la pintura por encargo. En nuestro país un número importante de pintores le han dedicado largas horas de taller, tanto por su valor decorativo como por la inagotable diversidad de composición y cromatismo que ofrece, incluso en su más básica puesta en escena: objetos sobre una mesa. El tema, casi abandonado por las vanguardias de principios del siglo XX, más tarde es retomado por artistas más contemporáneos, con especial dedicación de los hiperrealistas, como Bravo, Maffei o Stitchkin, quienes abordan a gran escala la representación de objetos lo más fielmente a la realidad, como parte de una escenografía y con una importante carga simbólica. La presente muestra reúne a un grupo de pintores que han revisado este tema desde otras perspectivas que escapan a la mirada tradicional de este género, entre ellos, la obra La cocina de Carmen Silva, obra que exhibe, con la magistralidad del dibujo que la caracterizó, un reducido interior de cocina con multiplicidad de detalles y objetos distribuidos al azar, todos perfectamente delineados en negro y tonos siena. Esta pequeña cocina, como las de ahora, parece a punto de desintegrarse entre el caos y la diversidad de los objetos acumulados, pero que sin embargo todo está en su lugar, es la cocina de todos, la mía o la suya… un lugar cotidiano que en esta pintura, casi monocroma, adquiere singular solemnidad y dramatismo.
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También integra esta selección un óleo de quien fuera fundador y primer Director de la Pinacoteca, Naturaleza muerta con un pollo de Tole Peralta: “En esta pintura, la naturaleza (muerta) ha muerto en el cuerpo de un ave negra, cuya cabeza y pico están indicando el abismo; mientras, simultáneamente, estira sus patas crispadas por el rigor mortis hacia la luz de una ampolleta que cuelga en el centro taciturno del espacio ocre. Podríamos pensar que el ave trata de agarrarse al último desesperado recuerdo de la luz cenital antes de caer en la oscuridad vacía”. (Neira, 2014:29)
Carmen Silva La cocina Óleo sobre tela 145 x 108 cm
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Sergio Stitchkin Cacharros de metal Óleo sobre tela 130 x 97 cm
José Balmes Objetos
Óleo sobre tela 73 x 105 cm
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Sergio Stitchkin La olla azul Óleo sobre tela 130 x 97 cm
Coco Pierart Échele agua al florero
Acrílico y óleo en barra sobre tela 120 x 120 cm
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Jaime Torrent La muchacha de la cerámica Óleo sobre tela 82 x 61 cm
Thomas Daskam Naturaleza muerta con zanahorias Óleo sobre tela 84 x 117 cm
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Eduardo Ossandón Naturaleza muerta del jarrón azul
Óleo sobre tela 80 x 71 cm
Ximena Cristi Interior
Óleo sobre tela 73 x 60 cm
Albino Echeverría Naturaleza muerta en blanco Óleo sobre madera 95 x 60 cm
Tole Peralta Natualeza muerta con un pollo Óleo sobre tela 102 x 82 cm
Juan Fco. González Natualeza muerta Óleo sobre tela 42 x 51 cm
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Tomas Daskam La torre de madera Ă“leo sobre tela 184 x 95 cm
SALA UNIVERSIDAD DE CONCEPCiON campus los angeles
Estampa regional
Luis Enrique Hauenstein Dorn / Director General Universidad de Concepción, campus Los Ángeles Margarita Barrandeguy Haro / Coordinadora Unidad de Extensión, campus Los Ángeles Gloria Chávez Lagos / Secretaria Unidad de Extensión, campus Los Ángeles
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Estampa regional “En 1959, en la Academia de Arte de Concepción, dependiente de la Sociedad de Bellas Artes, el artista Pedro Millar fabrica una prensa muy rudimentaria a partir de una vieja amasadora de pan, aprovechando sus rodillos de goma dura y su sistema de tracción similar a una prensa calcográfica. Dirigidos por el grabador Miguel Sapiaín, algunos alumnos realizan en ella monocopias y xilografías, más por curiosidad que por motivos creativos, con pleno desconocimiento de herramientas y materiales. Los tacos grabados fueron realizados con cortaplumas al no encontrar gubias ni buriles en el comercio local y las tintas eran sobras que se conseguían en las imprentas comerciales”. (Jaime Cruz, 2008) De acuerdo a este relato, éste episodio marcaría el comienzo de la actividad gráfica en nuestra Región. Estos intentos por experimentar con los primeros grabados son seguidos por una exposición que realizara el Taller 99 en esta ciudad, causando impacto entre los jóvenes artistas locales. Artistas como el mismo Jaime Cruz, Rafael Ampuero, Eduardo Vilches, Pedro Millar, Santos Chávez, Emilio Miguel, Eduardo Meissner y Julio Escámez entre otros, realizan sus primeros intentos plásticos en esta academia iniciada la década del 60 siendo su director Tole Peralta. Ya en 1972, se funda el Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción, y con él, el taller de grabado, sistematizando y difundiendo la enseñanza del grabado en el sur de Chile. Es sabido el protagonismo que alcanzaron las artes gráficas a partir de la creación de este taller. Aquí se han formado destacados artistas que más tarde conformaron una generación que consolida y masifica el ejercicio del grabado en la Región. Entre ellos, Lorena Villablanca, José Fernández, Claudio Romo, Osvaldo Garrido, Ester Fierro, Jaime Fica, Eileen Kelly, que no solo continúan produciendo su obra en torno a la estampa, sino también muchos de ellos la enseñan tanto en el ámbito académico como en los diferentes talleres independientes que se han formado y autogestionado en nuestro medio. Recientemente se ha formado la Asociación de Grabadores del Bio Bio que reúne a un importante número de jóvenes artistas del grabado regional.
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Américo Caamaño Navidad en caleta Cocholgüe-Tomé
Xilografía, 1991, 3/10 69 x 46,6 cm
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Rafael Ampuero La segura mano de Dios
Xilografía, 1975, 1/30 65 x 54,5 cm
Claudio Bernal Algo pasa
Xilografía, 2007, 6/6 36 x 50 cm
Jaime Fica Sin título
Aguatinta, 1980, 5/20 34 x 27 cm
Eileen Kelly Sin título
Serigrafía, 1979, 1/5 44,9 x 44,4 cm
Julio Escámez Escena en el mar Aguafuerte 31 x 23,5 cm
Osvaldo Garrido Sin título Xilografía, P/A 54,9 x 74,8 cm
Claudio Romo Sin título Litografía sobre aluminio, 1996 38 x 28,4 cm
Hernando León Hojas de un diario de vida gráfico Zincografía, 32/70 60,5 x 65,5 cm
Roberto Cartes Parado Litografía sobre aluminio, 1996 38 x 27 cm
Cristiรกn Corral La Grylla
Aguafuerte, 1995, 2/20 27 x 22 cm
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José Fernández Covic Lobo muerto Xilografía, 1995, 8/10 65,5 x 50,3 cm
Lorena Villablanca Pasión según Santana II
Xilografía, 2010, P/A 110 x 76 cm
Eduardo Meissner Escena popular
Xilografía a la manera japonesa, 1965 84,5 x 58,5 cm
Tomas Daskam La torre de madera Ă“leo sobre tela 184 x 95 cm
SALA instituto chileno norteamericano De cultura
Edición femenina
Luis Ramirez Fernández / Director Ejecutivo Maria Teresa Villagra Cabello / Consejera Académica
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Edición femenina Mucho se ha escrito sobre la presencia de la mujer en el arte, territorio al que ingresa tardíamente por razones de todos conocidas. Mucho más tardío fue su reconocimiento, lo que ocurre recién hacia fines del siglo XIX, época en que tímidamente historiadores del arte les ofrecen algunas líneas valorativas de sus trabajos. La paulatina inclusión de la mujer en los diferentes ámbitos del quehacer humano la incorporaron activa y comprometidamente al ejercicio de las artes, generando con ello diferentes estudios sobre un arte realizado desde el género, consideraciones que raramente se han estudiado en el caso del arte desde lo masculino. Sin embargo, hoy día se podría afirmar que no existen diferenciaciones sustanciales en cuanto al origen de género de la producción artística en cualquiera de sus expresiones. No obstante de ello, en esta fecha especial, parece pertinente destacar en esta exposición la obra de algunas mujeres cultoras del grabado en Chile, como Delia Del Carril, Matilde Perez, Lea Kleiner, Dinora Doudtchitzky o Roser Bru, artistas emblemáticas del grabado a las que más tarde se suman Lorena Villablanca, Teresa Razeto, Eva Lefever, Ester Fierro o Eileen Kelly, entre muchas otras. “En Concepción, hacia 1965, la pintora penquista Gabriela Cruzat, crea una galería de arte alrededor de un taller de grabado. El grupo, dirigido por ella, funciona por un tiempo como galería-taller especializada en grabado, "cuchareando" la xilografía o el linoleum, técnicas que no requieren mayor implementación”. Este dato, aportado por el grabador Jaime Cruz, inscribe un episodio regional en la práctica del grabado asociado a un taller especializado. Las obras aquí seleccionadas no responden necesariamente a un discurso de género sino más bien a destacar el rol de grabadoras mujeres en la producción artística nacional, como también a la reflexión sobre las posibilidades técnicas del grabado, su diversidad y capacidad para plantear una propuesta plástica múltiple, así como sus actuales desplazamientos hacia los nuevos medios, que, además de las posibilidades de nuevas significaciones originadas por la actualización del lenguaje visual, lo hacen especialmente considerado por los artistas visuales.
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Teresa Razeto Mujer y Mito II Aguatinta, 2009 70,5 x 50 cm
Delia del Carril La lavandera
Aguatinta, 1954, P/A 70 x 54,9 cm
María Rosa Cominetti Paisaje Buril, 3/15 19,7 x 22,4 cm
Marylin Bronfman Pide una señal
Aguafuerte, Aguatinta, 1/15 66 x 47,3 cm
Lea Kleiner La salida
Aguatinta, 1976, 2/30 32,2 x 33,4 cm
Eva Lefever Trofeo
LitografĂa, 1996, 4/7 69 x 47 cm
Eileen Kelly Cuadro de honor
SerigrafĂa, 1979, 1/5 44,9 x 44,4 cm
Roser Bru Mariana Destinada LitografĂa, 1979, 4/15 76,2 x 56,2 cm
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Natasha Pons Homenaje a Fassiano Aguatinta, P/A 69 x 47 cm
Natascha De Cortillas El último se lo comió Litografía, 1998, 7/13 50,5 x 33,2 cm
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Roxana Torres Sin tĂtulo 1996, 4/9 35,5 x 26,5 cm
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Matilde Pérez Sin título
Serigrafía, 1973 50 x 50 cm
Paca Jiliberto Amos del tiempo II
Técnica Hayter, 1991, 16/50 80 x 60 cm
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Ester Fierro Forma 021
Cromoxilografía,1994 110 x 80 cm
Alexandra Domínguez La fuente de los poetas y los milagros
Aguatinta color, 2003, P/A 75,5 x 56 cm
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Beatriz Leyton Sueño mío Xilografía, 1994 50 x 60 cm
Dinora Doudtchitzky Cielo y tierra
Calcografía, aguafuerte y técnia Hayter, 1970, 6/30 55 x 38 cm
Carmen Valbuena Mujer Chile CalcografĂa, 2009 105 x 42 cm
Gloria Fierro Sin título
Cromolitografía, 42 x 39 cm
Lorena Villablanca Oda a los conquistadores
Xilografía, 2010, P/A 110 x 76 cm
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Tomas Daskam La torre de madera Ă“leo sobre tela 184 x 95 cm
Galeria de arte el caballo verde
Cuatro maestros para el grabado
Carmen Az贸car A. / Directora Galer铆a El caballo verde
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Cuatro maestros para el grabado El grabado, como manifestación artística, aparece en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX con las primeras estampas populares o de cordel. Estas eran hojas sueltas, donde los poetas de la época escribían sus versos o relataban los acontecimientos que ocurrían en ese momento, ilustradas con xilografías realizadas por artistas anónimos. Hacia 1931 y con la creación del Taller de Artes Gráficas de la Escuela de Artes Aplicadas de Santiago, comienzan a surgir los primeros artistas grabadores chilenos. Más tarde y por iniciativa del artista Nemesio Antúnez, se funda en Santiago el Taller 99 que reúne a un importante grupo de creadores en torno a esta disciplina y con ello las técnicas de grabado adquieren una proyección inédita en el medio nacional. De allí egresaron artistas como Jaime Cruz, (1934); Pedro Millar, (1930-2014); Santos Chávez (1934-2001); y Eduardo Vilches (1932), entre otros, quienes junto a jóvenes artistas formados en las universidades chilenas trabajan y divulgan esta disciplina consiguiendo un notable desarrollo y conocimiento en nuestro país a partir de la segunda mitad del siglo XX. Esta exposición reúne a estos cuatro destacados maestros que dedicaron casi toda su producción artística al desarrollo de las técnicas del grabado, logrando cada uno de ellos estilos y lenguajes propios que enseñaron y divulgaron entre sus discípulos en las diferentes escuelas de arte universitarias del país.
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Jaime Cruz Figuras
LitografĂa, 2004, 4/15 45,3 x 34,9 cm
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Jaime Cruz Rostros
Agua tinta, técnica mixta, 1960, P/A 55,1 x 38,8 cm
Santos Chávez Encuentro
Xilografía, 1964, 1/6 50 x 36 cm
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Pedro Millar Merienda del hombre solo Aguafuerte, 24 x 35 cm
Santos Chávez Árbol de la vida
Xilografía, 1968, 10/60 55 x 41 cm
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Pedro Millar Pavimento
Aguatinta, 1959 22 x 27 cm
Jaime Cruz Figura mutando
Barnis de alcohol fundido, 1963, 20/40 69,7 x 49,8 cm
Pedro Millar Paño
Xilografía, 1975 50 x 49 cm
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Santos Chávez El niñito se va de la tierra Xilografía, 1968, P/A 39 x 32 cm
Santos Chávez Mi amada tierra
Xilografía, 1978, P/A 36 x 36 cm
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Jaime Cruz Taurus
Aguatinta, 2006, P/A 59,7 x 39,7 cm
Pedro Millar Toros
Buril y aguatinta,1959,1/10 20 x 27 cm
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Eduardo Vilches 6 de abril XilografĂa, 1970 110 x 80 cm
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Eduardo Vilches 8 de abril XilografĂa, 1970 110 x 80 cm
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pinacoteca universidad de concepcion
El idioma del muro
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El idioma del muro En Chile el primer contacto con el muralismo como movimiento pictórico es a través de los artistas mexicanos, específicamente con David Alfaro Siqueiros quien llega a nuestro país para realizar el mural “Muerte al invasor” entre 1941 y 1942 en la Escuela Mexico de Chillán, obra donada por el estado mexicano luego del terremoto de 1939. Le siguen de cerca un grupo de pintores encabezados por Laureano Guevara, profesor del taller de pintura mural en la Escuela de Bellas Artes de Santiago, junto a Gregorio de la Fuente, Camilo Mori y Luis Vargas Rozas. Más tarde otros artistas que incursionaron en esta técnica y temática fueron Pedro Lobos y Julio Escámez, sin embargo, este interés, que surgió en la escena plástica nacional entre los años cuarenta y cincuenta, no dejó de ser un hecho casi aislado. Más adelante y con motivo de otro terremoto (1960) el maestro Jorge González Camarena y un destacado equipo de pintores realiza, en esta Casa del Arte, su más emblemática obra mural “Presencia de América Latina”, dando origen a uno de los más elocuentes relatos pictóricos sobre América, sus valores culturales, raciales y de unión de los pueblos latinoamericanos. El discurso formal e iconográfico del muralismo como corriente artística, es más que un objeto de contemplación estética, constituye fundamentalmente una discursividad temática, "oratoria pictórica", como señalara Siqueiros. En efecto todo mural es un relato, una sucesión de episodios sin que por ello pierda el sentido de conjunto, de unidad estilística, destinada a un público masivo y heterogéneo. Se trata de obras de grandes formatos donde la técnica, la composición, los temas, la perspectiva, la factura e incluso los colores son esencialmente distintos a la pintura de caballete. A principios de los años sesenta el muralismo en Chile cobra especial relevancia, es retomado como una expresión plástica urbana al servicio de una mensajería política, social y contingente, teniendo como característica un lenguaje directo y figurativo. De esta manera el muralismo y el rayado muralista chileno se incorpora al tejido urbano, alcanzando su mayor expresión en las murallas de las poblaciones, sindicatos y edificios públicos, siendo los más conocidos los realizados por las brigadas Ramona Parra y Elmo Catalán. Ninguna de estas obras sobrevivieron a la censura impuesta por la dictadura chilena de los años 1973-1989. 116
Esta exposición reúne una serie de pinturas de caballete pero que refieren su discurso formal y conceptual al lenguaje del muralismo, haciendo especial hincapié en la obra “Principio y fin” de Julio Escámez, mural realizado en la Municipalidad de Chillán en el año 1971-72, del que queda solo este boceto y pintura como único testimonio.
Julio Escámez Principio y fin (proyecto mural Chillán) Óleo sobre tela 152 x 152 cm
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Julio Escámez Principio y fin (boceto) Óleo sobre tela 151 x 151 cm
Waldo Vila Tríptico
Óleo sobre madera 24 x 119 cm
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Jim Mendoza Los patipelados
Ă“leo sobre arpillera 160 x 160 cm
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Eugenio Brito Fortaleza nocturna AcrĂlico sobre tela 109 x 230 cm
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Eugenio Brito Evasión del hombre clasificado Acrílico sobre tela 180 x 209 cm
Eugenio Brito Espíritu del muro Acrílico sobre tela 154 x 130 cm
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Hernando Le贸n La persistencia del mito D铆ptico, 贸leo sobre madera 245 x 210 cm
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Rafael Ampuero La sequía
Óleo sobre tela 99 x 120 cm
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Jim Mendoza Pintor de brocha gorda Óleo sobre tela 94 x 84 cm
Julio Escámez La universidad Óleo sobre tela 143 x 183 cm
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Pedro Lobos Maternidad, monumental
Ă“leo sobre tela 180 x 120 cm
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CrĂŠditos y Agradecimientos
Sergio Lavanchy Merino / Rector Universidad de Concepción Bernabé Rivas Quiroz / Vicerrector Académico María Soledad González Sierra / Directora de Extensión y Pinacoteca Sandra Santander Montero / Curadora, Asesora Artes Visuales Este catálogo ha sido publicado con motivo de la celebración de los 50 años del Mural Presencia de América Latina. Catalogación y textos curatoriales: Sandra Santander Montero Producción y mediación: María Pavés Carvajal, Andrea Pérez Quiroga Fotografía: Claudio Quiroz Molina, Rosario Arias Garrido, Paulo Arias Ruiz Prensa y difusión: Paulina Hernández Jara Diseño catálogo: Valeria Herrera Barrandeguy Administración: José Araya Guerrero Secretaria: María Eugenia Bachmann Pino Marquetería y montaje: José Ortiz Becerra Asistentes: Benigno López, Juan Carlos Valenzuela, Víctor Osorio, Irma Garrido
Agradecimientos: Lotería de Concepción; Laura Ruiz, Coordinadora Sala de Arte Proyecto Museo sin Muros del Museo Nacional de Bellas Artes; Gloria Varela Betancur, Directora de Extensión Artística y Cultural Universidad Católica de la Santísima Concepción; Arnoldo Weber, Gerente de la Corporación Cultural Artistas del Acero; María Soledad Castro, Directora Corporación Cultural Alfonso Lagos de Chillán; Pamela Cánovas, Directora Sala de Exposiciones Arzobispado de Concepción; Mauricio Quevedo B., Comunicaciones y Gestión Cultural SEMCO; Margarita Barrandeguy Haro, Coordinadora Unidad de Extensión, campus Los Ángeles; Maria Teresa Villagra, Consejera Académica Instituto Chileno Norteamericano de Cultura de Concepción; Carmen Azócar, Galería de Arte Caballo Verde.
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