Revista paula val

Javiera Diaz deValdes

“El mundo me inspira�

Chilenos tomados por el yoga Esta calando hondo

Septiembre 2014 $ 2.990

entrevista

Mi look de día es… muy casual y espontáneo. Me da lo mismo combinar distintos colores, soy demasiado relajada para vestirme, no uso tacos durante el día, no me fijo en las tallas, ni nada.

Actriz chilena, Javiera Díaz de Valdés

El mundo que me inspira

Aquí, Javiera Díaz de Valdés habla de su estilo, su relación con la moda, los objetos que la rodean, la música que escucha y las películas que la obsesionan.

Un collage para conocer los intereses de esta actriz y modelo.

Por: Bárbara Riedemann / Fotografía: Paula Ziegler (moda) y Alejandro Araya / Producción: Paulina Wiegand / Maquillaje y pelo: Paz Urra

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¿Para qué tomar jugo envasado si puedo tomar uno natural?

Hoy desayuné… lo de siempre: jugo de naranja recién exprimido con jengibre, una paila con huevos de campo y café de grano.

Subir un par de kilos significa… un par de días de dieta.

Mi look de día es… muy casual y espontáneo. Me da lo mismo combinar distintos colores, soy demasiado relajada para vestirme, no uso tacos durante el día, no me fijo en las tallas, ni nada.

La última exposición que vi fue… la retrospectiva de Jeff Koons en el Whitney Museum of American Art, de Nueva York. Me gustó mucho, una oda al feísimo pop.

La película que más he visto y jamás me aburre… ¿Qué fue de Baby Jane?, del norteamericano Robert Aldrich.

La estética de una película con la que alucino es… cualquiera del director alemán Rainer Werner Fassbinder, en especial Las amargas lágrimas de Petra von Kant, que es una película que me marcó.

Mis actrices preferidas son… Charlotte Gainsbourg, Chloë Sevigny, Cate Blanchett y Hanna Schygulla.

El playlist que me define es… no sé si define esta etapa, pero lo que ahora estoy escuchando son las canciones Halah, de Mazzy Star; The Captain of her heart, de Double; I’m the man who will find you, de Connan Mockasin; y el disco entero Other life, de Sean Nicholas Savage.

La música que me traslada a una pasarela… In the closet, de Michael Jackson. Tiene buen ritmo y es sexy.

El último concierto al que fui… Deerhunter, en Nueva York. Fuimos a verlos con mi pololo y aprovechamos de comprarnos el vinilo. Son unos verdaderos artistas.

oy tuitié… un alegato contra el taco en calle Santa María.

Ser modelo y actriz me ha permitido… jugar.

Si no fuera actriz, sería… bailarina.

Un sueño que tengo y que aún no concreto es… cantar.

Las marcas que siempre me sorprenden… Open Ceremony y American Apparel.

Diseñadores chilenos que destaco… AdeAntonio, Pola Thomson, Claudia Vitali.

Mi primer acercamiento a la moda fue… cuando chica me gustaban las revistas, sabía sobre quiénes eran las modelos importantes y me encantaba vestirme con la ropa de mi mamá. Pero mi tema pasaba más por una fijación con lo femenino que con la ropa o la moda. A los 15 me metí a la agencia Elite. Modelé un tiempo, pero se terminó cuando entré a estudiar Teatro.

Las modelos internacionales que sigo… Tilda Lindstam, Ali Michael y Dana Wright.

Soy rostro de una multitienda y… lo disfruto.

Lo primero que hago al levantarme es… ir a despertar a mi hija, Rosa, para ir al colegio.

Lo que me acompleja de mi cuerpo es… secreto.

Voy a entrar al quirófano cuando… sienta que lo necesito.

Lo que hago para mantenerme en forma… hace tres años practico una hora diaria de yoga ashtanga, que es muy fuerte. Antes no me ejercitaba, pero el yoga ha despertado en mí la necesidad de mover el esqueleto. Creo que nunca dejaré de practicarlo.

Jamás transo en… mis horarios para comer. Me duele la cabeza cuando tengo hambre. No es que esté contando las horas para comer, sino que me gusta alimentarme bien. Me gusta la comida de verdad.

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entrevista

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Colecciono… arte de artistas chilenos como Juan Sáez, Víctor Espinoza, Catalina Bu, Francisca Benedetti, Camila Pino Gay, Pedro Peirano, Jacinta Besa, Santiago Ascui, Ignacio Gatica, Bororo, Cristián Elizalde, entre otros.

Una revista que me inspira… la inglesa Lula, que juega con formatos y diseños.

Mi lado hedonista es… todos mis lados.

Me frustro con… el insomnio.

Me arrepiento de… haber sido floja, no haber estudiado y leído más, y desperdiciar oportunidades por falta de seguridad.

En un año más estaré… ni idea.

En este momento estoy ahorrando para… la casa propia.

La virtud más sobrevalorada es… la consecuencia, ser trabajólico.

Para el Año Nuevo hago un brindis tomando… champaña.

Lo que no me gusta de mí es… mi inseguridad patológica.

Miento cuando… tomo, ahí le digo puras cosas lindas a la gente. No miento, pero exagero.

Mi ventaja… no enjuiciar al resto. Ser más libre.

La idea de que el mundo se va a acabar me parece… inverosímil.

“Como a los 4 años, lo primero que hacía cuando me levantaba era pintarme. Y a los 10 años hice una revista, donde entrevisté a mi perra, a mi prima, a mi mamá. Pero eso era solo una excusa para ser la modelo. Mi hermano de 5 años me tomó las fotos y yo modelé la ropa de mi mamá. Yo misma me encargué del estilismo y después recorté las fotos y diseñé las páginas”.

Javiera en la actualidad

“No uso tacos en el día. Me gusta lo cómodo, como estas Nike Air que acabo de comprar”. Derecha: “Mi chaqueta regalona, que compré hace dos años en San Telmo, Buenos Aires. Un amigo le estampó un sténcil”.

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entrevista “Uso esta mochila-bolso todos los días. Es taquillera y súper práctica porque cabe todo”.

“Tenía este vestido y encontré el mismo para mi hija Rosa.

Nos los pusimos para un cumpleaños y nos sacamos esta selfie”.

Prefiero

lo espontáneo, lo desprolijo

“No soporto la pulcritud ni para vestir, ni para elegir la decoración de mi casa. No me gusta nada que no se pueda ensuciar porque me interesa la cercanía con los objetos y lugares.

Lo pulcro, en cambio, genera distancia y tensión. Prefiero lo espontáneo, lo desprolijo. Mi naturaleza es más relajada y eso se refleja en mi modo de vestir y vivir. Adoro rodearme de cosas que tengan un significado.

Por ejemplo, me gusta coleccionar piezas de artistas chilenos, que están por todo mi departamento”.

“Hace tres años compré estos zapatos Manoush, en París.

Jamás los he usado, pero estoy segura de que algún día me los voy a poner. Me gustan como objeto”.

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“Adoro este plato de Star Trek que compré en Valparaíso. ¡Un hallazgo!”.

“En un reciente viaje a Nueva York fuimos con mi pololo a ver la banda Deerhunter y aprovechamos de comprar el vinilo. La revista inglesa Lula me gusta porque tiene un cuidado diseño”.

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bienestar

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Tomados por el yoga El yoga, en todas sus versiones, está calando hondo en los chilenos. Estos diez hombres y mujeres empezaron tímidamente tomando clases, pero luego se entusiasmaron con las asanas, al punto que la práctica terminó transformando completamente sus vidas.

Por: Diego Urbina / Fotografía: Carolina Vargas / Producción: Belén Muñoz / Maquillaje y pelo: Maria José León

vendió su casa dejo su carrera

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n diciembre de 2004 el diseñador gráfico Cristián Abrigo (42) entró por primera vez a una sala con 40°C de temperatura para practicar yoga bikram y lo único que quiso entonces fue escapar, sofocado. Pero se contuvo. “No entendía nada del yoga porque siempre fui de deportes extremos, como motocross y mountainbike. Pero un amigo me lo recomendó para los dolores de espalda. Al terminar la clase me sentí aliviado física y mentalmente”, dice. Se matriculó y comenzó a practicar tres veces por semana.

A los pocos meses los efectos eran evidentes: había bajado 10 kilos y los dolores de espalda y rodilla se habían esfumado. “Pero tuve que dejarlo. Yo era editor de diseño en Lun y en septiembre de 2005, el diario tuvo un cambio de diseño, lo que me significó trabajar hasta 12 horas seguidas. En seis meses no practiqué yoga. Subí de peso.

Volvieron los dolores. Me dio insomnio y me puse muy intolerante”, describe. En 2006 tomó una decisión radical. Renunció a su trabajo, pidió un crédito y viajó a California a tomar un curso de formación con Bikram Choudhury, creador de este sistema.

“Fue transformador. Volví lleno de energía, sintiendo que era otra persona”. En 2012 vendió su casa para poner su propia escuela de yoga, Brikram Yoga Las Condes, donde da clases.

“Era una persona descontenta.

Hoy, disfruto lo que estoy haciendo con mi vida”, asegura.

Sín descanso

de pais en pais

Simón Cosmelli (32) y Rosangela Castellari (33) son una pareja que viaja por el mundo dictando clases de yoga ashtanga. Han estado en Japón, Suecia, Holanda y vienen llegando de Polonia. “Vamos de país en país con una maleta y mochila cada uno. No nos gusta la estabilidad”, dicen. Pero su vida no fue siempre así.

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Simón es chileno y arquitecto de la Universidad Católica de Valparaíso y comenzó a practicar yoga cuando aún estaba en la universidad. Rosangela es brasileña, abogada y en São Paulo tuvo un estudio jurídico, actividad que combinaba con las clases de ashtanga que desde 2006 imparte. Ambos dejaron sus antiguas profesiones cuando decidieron viajar a la India a profundizar en sus conocimientos de ashtanga: Simón viajó en 2007 y Rosangela en 2008. “Ese viaje a la India significó mi propia muerte, todo el mundo que me rodeaba ya no existió nunca más”, reconoce Simón. Desde entonces se hicieron inseparables y en 2011 se casaron y comenzaron a recorrer el mundo dictando workshops de ashtanga. “Nos gusta ir de un lado a otro conociendo distintas culturas y enseñando lo que amamos: el yoga. Es perfecto”, aseguran.

Adiós a la gerencia Hace tres años, Sebastián Caussade (35) era un hombre completamente distinto. Ingeniero y magíster de la UC, era uno de los gerentes de la dirección de marketing de Lan. “Tenía una vida exitosamente convencional, trabajaba en un barrio taquilla, siempre andaba apurado y llevándome trabajo para la casa, incluso los fines de semana”. Pero en 2011 se separó, luego de cuatro años de matrimonio, y ese quiebre lo hizo replantearse todo. Estaba en eso cuando un amigo lo invitó a probar una clase de yoga, y a partir de entonces no paró más. “El yoga me dio una sensación de paz que hacía mucho no sentía y que tanto estaba necesitando”, explica. Fue el comienzo de la transformación: luego de seis meses de práctica, se hizo vegetariano y empezó a preguntarse por el rumbo que quería darle a su vida.

En 2012 supo qué quería hacer.

Presentó su renuncia y partió a la India a formarse como instructor de yoga en el Himalayan Iyengar

Yoga Centre, ubicado en Dharamsala, donde estuvo tres meses siguiendo un entrenamiento de 500 horas. De vuelta en Chile, comenzó a dar clases de Iyengar en Yogashala, Canal Om y Ayuh. “El yoga es una invitación a mirarse desde dentro. Hoy no volvería a mis ambiciones antiguas en ningún caso. Esto me llena el alma, lo otro me llenaba el bolsillo”, dice.

No más crisis

de panico

Ernesto Schultz (40) se inició en el yoga imitando las asanas que veía en un programa del Discovery Health: tadasana, triconasana, halazana. Entonces, era 2001, él tenía 27 años y era un estudiante de Derecho que sufría severas crisis de pánico, al punto que le costaba estar en lugares abiertos y pasaba mucho tiempo en su casa viendo tele e imitando las posturas que un instructor oriental, Rodney Yee, enseñaba en ese canal.

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Ernesto grababa las rutinas y las repetía varias veces al día. Encargaba libros de yoga y estudiaba y profundizaba. Tan fuerte lo tomó el yoga que empezó a notar un efecto insospechado: las crisis de pánico empezaron a disminuir. En 2009, ya convencido de que el yoga era para él mejor que una terapia, tomó un curso para formarse como instructor en yohashala donde permaneció un año y medio. Ya convertido en instructor conoció a Ximena Sanclemente (33), agrónoma con postgrado en Inglaterra y que por ese entonces trabajaba en AngloAmerican. Como Ernesto, Ximena había superado una depresión haciendo yoga, práctica que, además, lograba enfocarla en su vida. Se hicieron amigos y en 2012 abrieron juntos la escuela de yoga Ney, en Santiago Centro, utilizando ahorros compartidos y con la ayuda de un crédito bancario. Hoy ambos se dedican exclusivamente a enseñar esta disciplina que los ayudó a sanarse.