Editor Responsable Luchita Baertl Valeri Espinosa
Textos
Wiki Sanchez
Fotografía
Mario Testino
Diseño Gráfico
Lucia Baertl Vanessa Espinosa
Coordinación de producción Fuferson Baertl
La Ilustracion japonesa Por LucĂa Baertl Helguero y Vanessa Espinosa Ureta
“sobre el brillo del sol la tinta mientras seca refleja ese brillo” - Issa
“La gran ola” - Katsushika Hokusai - 1830
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Contenido Introducción Historia
Historia de su arte Periodo Asuka Periodo Nara Periodo Heian Periodo Kamakura Periodo Muromachi Periodo Moyomama Periodo Edo Periodo Meiji
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Mitos y leyendas
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Naturaleza
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La mitología Japonesa Kitsune Kitsunetsuki Funayurei Kappa Yama-Uba Kintaro El arte japonés y la naturaleza Katsushika Hokusai
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Utagawa Hiroshige
Retratos
Yakusha-e Kunichika Utagawa Kunimasa Kunisada Ichiyursai Kuniyoshi
Shunga
Shunga, imágenes de primavera Kitagawa Utamaro Escuela Utagawa
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Keisai Eisen
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La influencia japonesa Japonismo y publicidad
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Japonismo
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Arte contemporáneo
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Agradecimientos Bibliografía
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Contexto Toshio Saeki Takashi Murakami
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introduccion La evolución del arte nipón ha estado marcada por el desarrollo de su tecnología, siendo una de sus señas distintivas el uso de materiales autóctonos. Como en el arte occidental, las principales manifestaciones artísticas han tenido su origen en la religión y el poder político. Una de las principales características del arte japonés es su eclecticismo, proveniente de los diversos pueblos y culturas que han arribado a sus costas a lo largo del tiempo: los primeros pobladores instalados en Japón, conocidos como los Ainu, pertenecían a una rama caucásica procedente del norte y este de Asia, llegados posiblemente cuando Japón aún estaba unido al continente. Posteriormente Debido a su insularidad, Japón ha estado aislado buena parte de su historia, pero a intervalos ha ido recibiendo la influencia de las civilizaciones continentales, sobre todo de China y Corea, especialmente desde el siglo V. Así, a la cultura ancestral nipona derivada de las sucesivas oleadas inmigratorias se añadió la influencia foránea, forjando un arte
“La costa de Kamakura” - Katsushika Hokusai - 1823
del arte producido en Japón ha sido de tipo religioso: a la religión sintoísta, la más típicamente japonesa, formada alrededor del siglo I, se añadió el budismo en torno al siglo V, forjando un sincretismo religioso que aún hoy perdura. El arte japonés es pues reflejo de estas distintas culturas y tradiciones, interpretando a su manera los estilos artísticos importados de otros países, que asumen según su concepto de la vida y el arte, reinterpretando y simplificando sus características peculiares. Ello da muestra del carácter sincrético del arte japonés, por lo que siempre ha asumido con naturalidad cualquier innovación procedente de otros países. El arte tiene en la cultura japonesa un gran sentido introspectivo y de interrelación entre el hombre y la naturaleza, representada igualmente en los objetos que le envuelven, desde el más ornado y enfático hasta el más simple y cotidiano. Esto se pone de manifiesto en el valor otorgado a la imperfección, al carácter efímero de las cosas, al sentido emocional que el japonés establece con su entorno. Para los japoneses, la paz y la armonía están asociadas a la calidez y la comodidad, cualidades a su vez que son fiel reflejo de su concepto de la belleza.
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Historia
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Historia de su arte A lo largo de los siglos, al igual que ha ocurrido en muy distintos puntos y culturas del mundo, una amplia variedad de factores sociales, económicos, políticos, culturales y medioambientales, han tenido su influencia en el desarrollo del arte de Japón. El clima templado, y las cuatro estaciones bien diferenciadas, ofrecen una gran abundancia de símbolos y temas estacionales. El mitificado amor de los japoneses por la naturaleza se refleja en el uso de materias primas como la laca, la madera, el bambú, y el papel. La alta humedad del clima y los frecuentes terremotos y tifones, que con cierta periodicidad asolan el país, han hecho que el arte japonés recurra a la utilización de materiales ligeros, que por un lado hagan a los objetos fácilmente transportables, y por otro, que sus arquitecturas sean más fáciles de reconstruir. La estética japonesa, más inclinada a admirar la hermosura de las cosas en función de su fugacidad, ha preferido siempre la utilización de materiales humildes y sencillos de encontrar.
“Niño y monte Fuji” - Hokusai - 1701
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Periodo Asuka introducción del arte Budista
Este periodo es denominado así pues el centro cultural del imperio se ubicaba en el distrito de Yamato en la ciudad de Asuka. Fue en esta época cuando se introdujo el Budismo a la cultura japonesa gracias a los chinos. Esto no significó un cambio religioso sino que trajo consigo influencia artística China, la cual se extendió por todo Japón. La pintura seguía los patrones chinos, en tinta o pigmentos minerales sobre seda o papel, en rollos de pergamino o colgando de la pared. Denota un gran sentido del dibujo, con obras de gran originalidad. En esta época empezó a cobrar relevancia la caligrafía, a la que se otorgó el mismo nivel de artisticidad que a las imágenes figurativas. También destacaron los tapices en seda, como el Mandala Tenjukoku.
“Príncipe Shotoku” - anónimo
“Noche de luna” - anónimo
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Periodo Nara
Periodo Heian
Es en esta etapa en donde Japón tuvo contacto directo en el ámbito artístico por primera vez con China, la cual había sido consolidada bajo los emperadores T’ang. En esta época tuvo su apogeo el arte budista, continuando con la influencia china de gran intensidad. También surgieron diversas tipologías como el kakemono (pintura colgante) y el emakimono (pintura en rollo), historias pintadas en un rollo de papel o seda, con textos que explican las distintas escenas, llamados sutras. Por el decreto Taiho-ryo de 701 el oficio de pintor quedó regulado en gremios artesanales controlados por el Departamento de Pintores (edakumi-no-tuskasa), dependiente del Ministerio del Interior. Estos gremios eran los encargados de la decoración de palacios y templos, y su estructura perduró hasta la era Meiji.
En este período se produjo el gobierno del clan Fujiwara, que implantó un estado centralizado con capital en Heian (actual Kioto). Surgieron los grandes señores feudales (daimy), apareció la figura del samurái y la escritura hiragana, que adaptó la caligrafía china al lenguaje japonés. La ruptura de las relaciones con China produjo un arte más típicamente japonés, surgiendo junto al arte religioso un arte seglar. La iconografía budista tuvo un nuevo desarrollo con la importación de dos nuevas sectas del continente, Tendai y Shingon. El Shingon era un tipo de budismo esotérico centrado en la relación entre materia y espíritu. El Tendai se centró en la salvación del hombre, con influencias de confucianismo y ña religión sionista. Otorgó gran relevancia al arte, llegándose a afirmar que el Tendai convertía “la religión en arte y el arte en religión”.
“Mañana del nuevo año” - Torii Kiyonaga - Periodo Nara
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Periodo Kamakura Tras diversas disputas entre los clanes feudales, se impuso el de los Minamoto, que instauraron el shogunato, un tipo de gobierno de corte militar. En esta época se introdujo en Japón la secta zen, que influiría poderosamente en el arte figurativo. La pintura se caracterizó por un mayor realismo y por su introspección psicológica. Se desarrolló principalmente el paisajismo y el retratismo. Continuó el estilo yamato-e y la pintura narrativa en rollos. Estos reflejaban aspectos de la vida cotidiana, escenas urbanas o rurales, o bien ilustraban acontecimientos históricos. Se presentaban en escenas sucesivas, con una panorámica elevada, como a vista de pájaro. La pintura relacionada con la secta zen era de influencia más directamente china, trazada en sencillas líneas de tinta china siguiendo la máxima zen de que «demasiados colores ciegan la visión.
“Halcón” - Kano Koi - Periodo Moyomama
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Periodo Muromachi Durante este periodo el shogunato fue ostentado por los Ashikaga, cuyas luchas internas favorecieron el creciente poder de los daimyu, que se repartieron el territorio. También floreció la pintura, enmarcada dentro de la estética zen, que recibió la influencia china de las dinastías Yuan y Ming. Se introdujo la técnica de la aguada, perfecta trascripción de la doctrina zen, que pretende reflejar en los paisajes lo que significan, más que lo que representan. Surgió la figura del bunjinso, el «monje intelectual» creador de sus propias obras, estudiosos y seguidores de las técnicas chinas en tinta monocroma, en pinceladas breves y difusas, que reflejaron en sus obras elementos naturales como pinos, juncos, orquídeas, bambúes, rocas, árboles, pájaros y figuras humanas inmersas en la naturaleza, en actitud de meditación. Algunos de estos monjes-artistas fueron: Mokuan Reien, Gyokuen Bompo, Ue Gukei. Esta técnica con tinta
china recibió el nombre de sumi-e. Basado en los siete principios estéticos del zen, el sumi-e («pintura a tinta») pretendía reflejar las más intensas emociones interiores por medio de la sencillez y la elegancia, en líneas simples y modestas que trascienden su aspecto externo para significar un estado de comunión con la naturaleza. Para los monjes zen, el sumi-e era una vía para buscar la paz interior. Surgió igualmente un nuevo género de pintura-poema, el shigajiku, donde un paisaje ilustra un poema de inspiración naturalista. Cabe mencionar también la escuela Kano, fundada por Kano Masanobu, que aplicó la técnica de la aguada a temas tradicionales, ilustrando de esta manera temas sagrados, nacionales y paisajes. La aguada también se aplicó en biombos y en paneles pintados en las puertas correderas fusuma, características del interiorismo japonés. En cerámica destacó la escuela de Seto, siendo la tipología más popular el llamado temmoku.
“Halcón” - Kano Koi - Periodo Moyomama
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Periodo Moyomama En esta época Japón fue de nuevo unificado por Oda Nobunaga, que eliminó a los daimyu y sucedio en el poder. Su mandato coincidió con la llegada de comerciantes portugueses y de misioneros jesuitas, que introdujeron el cristianismo en el país. La producción artística de esta época se alejó de la estética budista, remarcando los valores tradicionales japoneses. La invasión de Corea en 1592 comportó el traslado forzoso de numerosos artistas coreanos a Japón. Asimismo, durante este período se recibieron las primeras influencias de Occidente, reflejadas en el estilo Nanban (bárbaros del sur), desarrollado biombos decorados en estilo yamato-e, con colores brillantes y pan de oro, en escenas que narran la llegada de los europeos a las costas japonesas. La influencia occidental introdujo la pintura al óleo y el uso de la perspectiva, aunque en general no tuvieron mucho éxito en el arte tradicional japonés. En pintura, la escuela Kano recibió la mayoría de encargos oficiales, desarrollando la pintura mural de los principales castillos japoneses. Figuras destacadas son los nombres de Kano Eitoku y Kano Sanraku.
Para los castillos, se creó un tipo de mamparas con fondo dorado que reflejaban la luz, con grandes murales decorados con escenas heroicas, animales como tigres y dragones, o bien paisajes o sobre las cuatro estaciones, un tema bastante frecuente en la época. Continuó el estilo yamato-e principalmente entre la clase burguesa, representada por la escuela Tosa, que continuó la tradición épica japonesa de escenas históricas y paisajes, destacando las figuras de Tosa Mitsuyoshi y Tosa Mitsunori. También se desarrolló notablemente la pintura en biombos, generalmente en tintas aguadas, siguiendo el estilo sumi-e, como se aprecia en la obra de Hasegawa Tohaku (Bosque de pinos) y Kaihu Yoshi (Pino y ciruelo a la luz de la luna). Destacó igualmente la figura de Tawaraya Satatsu, autor de obras de gran dinamismo, en rollos manuscritos, biombos y abanicos. Creó un estilo lírico y decorativo inspirado en la escritura waka de la época Heian, que fue llamado rinpa, produciendo obras de gran belleza visual e intensidad emocional, como Historia de Genji, La senda de la hiedra, Los dioses del trueno y del viento, etc.
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Periodo Edo La capital se estableció en Edo, futura Tokio. Los cristianos fueron perseguidos y los comerciantes europeos expulsados. Pese al sistema de vasallaje, proliferó el comercio y la artesanía, apareciendo una clase burguesa que fue creciendo en poder e influencia, y que se dedicó al fomento de las artes. Se desarrolló notablemente la pintura, que adquirió gran vitalidad. Se trabajaba en diferentes formatos, desde paneles murales y biombos hasta pergaminos, abanicos y pequeños álbumes. Cobró un gran auge el grabado en madera, surgiendo una importante industria en textos ilustrados y estampas. Inicialmente eran grabados en tinta negra sobre papel coloreado a mano, pero a mediados del siglo XVIII surgió la impresión en color (nishiki-e). Continuó el estilo rinpa iniciado por Sotatsu, uno de los más grandes artistas de la época. Su producción, alegre y sardónica, se dirigió a las clases mercantiles, con obras de una elegancia urbana y realismo irreverente aunque con un profundo conocimiento de los maestros clásicos.
La escuela Kano recibió encargos oficiales del gobierno con un estilo de estética zen de fuertes pinceladas. Su principal representante fue Kano Tan’yu. Por su parte, la escuela Tosa estuvo representada por Tosa Mitsuoki, que continuó la tradición épica del yamato-e. En el siglo XVIII apareció la escuela nanga o “pintura idealista”, de signo confuciano patrocinado por el shogunato Tokugawa, muy influida por el arte chino, que consideraban la cuna de su civilización. Se adoptó el estilo wenren de los eruditos-pintores aficionados chinos, reducido a pequeños círculos intelectuales formados por profesionales de diversa procedencia, desde samuráis hasta monjes, mercaderes y funcionarios. El centro del nanga fue el monasterio Mampuku-ji, que se convirtió en el centro de la cultura china en Japón. El principal tema representado fue el paisaje, y era usual la combinación de pintura y poesía (haiga).
“Belleza en Kimono negro” - Torii Kiyonobu - c. 1710–20 “Actor Kabuki” - Katsukawa Shun’ei - 1788 “Belleza con gato” - Katsushika Hokusai - 1805
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Periodo Meiji Se inició una profunda renovación cultural, social y tecnológica en Japón, que se abrió más al exterior y empezó a incorporar los nuevos adelantos conseguidos en Occidente. La Carta de 1868 abolió los privilegios feudales y las diferencias de clase, lo cual no propició una mejora de las clases proletarias, sumidas en la miseria. Se inició una época de fuerte expansionismo imperialista, que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Desde 1930, la progresiva militarización y la expansión por China y el sur de Asia, con el consiguiente incremento de recursos
“Embarcando en una balsa” - Tomaki Tessai - 1924
destinados al presupuesto militar, provocó una caída en el mecenazgo artístico. Sin embargo, con el despegue económico de la posguerra y la nueva prosperidad conseguida con la industrialización del país, las artes renacieron, inmersas ya plenamente en los movimientos artísticos internacionales debidos al proceso de globalización cultural. La pintura también siguió dos corrientes: tradicional (nihonga) y occidentalista (yoga), aunque independiente de ambas destacó a principios del siglo XX la figura de Tomioka Tessai. El estilo nihonga buscaba en el arte tradicional la forma de la sensibilidad nipona, aunque este estilo también recibió alguna influencia occidental. Estuvo representado principalmente por Hishida
Shunso, Yokoyama Taikan, Shimomura Kanzan. Durante la Segunda Guerra Mundial, la censura y los controles gubernamentales permitieron únicamente la expresión de temas patrióticos. Tras la guerra, los artistas japoneses prosperaron en las grandes ciudades como Tokio, creando un arte urbano y cosmopolita, que fue siguiendo las innovaciones estilísticas producidas a nivel internacional. Después de los estilos abstractos de los años 1960, en los 1970 se volvió al realismo favorecido por el pop-art. Aún así, a finales de los años 1970 hubo un retorno al arte tradicional japonés, en el que veían una mayor expresividad y fuerza emocional. La tradición del grabado continuó en el siglo XX en un estilo de «grabados creativos» (sosaku hanga) dibujados y tallados por artistas preferentemente de estilo nihonga, como Kawase Hasui.
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Mitos y leyendas
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La mitologia japonesa Es un sistema extremadamente complejo de creencias. El panteón Shinto por sí solo se compone de una colección de más de 8 000 000 kami (“dioses” o “espíritus” en japonés). A pesar de la influencia de la civilización china antigua, una parte muy importante de la religión y mitología japonesa son únicas. Contiene tradiciones Shinto y budistas así como creencias populares agrícolas. Por otra parte, a diferencia de la mitología griega, nórdica y egipcia, es relativamente difícil distinguir cuál es verdaderamente un “mito” para los japoneses. Los mitos japoneses convencionales se basan en el Kojiki, en el Nihonshoki y algunos libros complementarios. El Kojiki que literalmente significa “registro de cosas antiguas” es el libro más viejo reconocido sobre mitos, leyendas, y la historia de Japón y el Nihonshoki es el segundo más antiguo. El Shintoshu explica orígenes de deidades japonesas desde una perspectiva budista mientras que el Hotsuma Tsutaeregistra una versión diferente sobre la mitología.
Un resultado notable de la mitología japonesa es que explica el origen de la familia imperial, y les representa como descendencia divina. La palabra japonesa para Emperador en Japón, tennu, significa el “Soberano celestial” (significa “cielo”). Muchas deidades aparecen en los escenarios de la mitología japonesa, muchos de ellos tienen múltiples alias y además algunos de sus nombres son muy largos. Aquí se muestran los más prominentes, y en su forma abreviada. En algunas partes de este artículo, los nombres propios están escritos de una manera histórica. h, y, y w subrayados denotan letras silenciosas; se omiten del deletreo moderno. Esta convención es peculiar a este artículo. Otras sílabas se modernizaron.
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“Paisaje desde Japón” - Utagawa Kuniyoshi
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“Kitsune brillando con lobos de fuego reunidos cerca a Edo”. - Hiroshige
“Príncipe Hanzoku aterrado por un lobo de nueve colas” - Utagawa Kuniyoshi
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Kitsune (zorro) Animal que constituye un elemento de singular importancia en el folclore japonés, hasta el punto en que dicha palabra se utiliza tradicionalmente para nombrar a aquel espíritu del bosque con forma de zorro, cuya función clásica es la de proteger bosques y aldeas.
como sirviente del mismo; estas funciones refuerzan su poder sobrenatural. Entre sus poderes más sobresalientes se encuentra la capacidad de adoptar la forma humana, concretamente como mujer joven.
Según la mitología japonesa, el zorro es un ser inteligente que posee habilidades mágicas, las cuales ve incrementadas con la edad y la adquisición de conocimientos.
En algunos cuentos tradicionales, y en general en el folclore, el kitsune se desenvuelve como un ser que aprovecha su metamorfosis para hacer travesuras con las personas; en otras ocasiones, el animal desempeña funciones de fiel guardián, amiga, amante o esposa. Como consecuencia de todos estos atributos mágicos, al kitsume se le ofrecen ofrendas como si fuera una deidad.
Por lo demás, la edad, la sabiduría y el poder de un Kitsune son también mayores a medida que aumenta el número de colas, siendo el más poderoso el kyubi de nueve colas. Además, el kitsune está estrechamente asociado al dios Shinto (kami) Inari, dios de la fertilidad, de la agricultura, del arroz y de los zorros, tanto como mensajero
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Kitsunetsuki (estar poseido por un zorro) La tradición japonesa menciona que la posesión de un zorro puede hacer que si la víctima es analfabeta tenga la habilidad temporal de leer. El exorcismo, a veces realizado en un santuario de Inari, puede inducir a un zorro a abandonar su huésped. En el pasado, cuando no era posible el exorcismo con métodos benevolentes, las víctimas eran golpeadas para forzar el abandono del espíritu. Cabe anotar, que al liberarse de la posesión, la víctima no será capaz de comer tofu, azukimeshi, u otra comida que le agrade a los zorros. El kitsunetsuki era considerado una enfermedad desde la era Heian y permaneció como un diagnóstico común de una enfermedad mental hasta comienzos del siglo XX. En la actualidad, el kitsunetsuki es una psicosis étnica única en la cultura japonesa. Aquellos que sufren esta condición creen ser poseídos por un zorro.
“Princesa siendo poseida por nueve lobos” - Utagawa Kuniyoshi
“Yama Uba como Kitsunetsuki” - Utagawa Kuniyoshi
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Funayurei ( ) fantasmas del mar
Son los espíritus de quienes han perecido en el mar, cuya sed de venganza por sus muertes los convoca a atacar a los vivos. Estos se aproximan a las embarcaciones que se atreven a zarpar de las costas de Japón durante la víspera de Año Nuevo y las detienen para pedirle a los marineros un cucharón hishaku. Si se les entrega, estos empezarán a verter grandes cantidades de agua de mar en la embarcación hasta que la misma se hunda. Los funayurei siempre piden la cuchara hishaku. Debido a esto, algunos barcos llevan una cuchara hishaku especialmente preparada con agujeros taladrados en ella. De esta manera, cuando se le pase la cuchara a los funayurei estos no serán capaces de llenar el bote con agua y podrán escapar.
Funayurei. Utagawa Kuniyoshi.
Kappa
(monstruo de rio) Los kappa suelen representarse como pequeños humanoides con forma de rana del tamaño de un niño. La cara tiene aspecto de tortuga y en muchas ocasiones es dibujado con un caparazón en la espalda. El hábitat natural de los kappas son los ríos y lagunas de Japón. Utilizan sus extremidades con forma de aleta para desplazarse y nadar a gran velocidad. Pero lo más interesante de los kappas es que tiene una especie de calva en la cima de sus cabezas que está llena de agua. Se trata de una cavidad en la cabeza llena de
agua y rodeada de pelo. Según la leyenda, los kappas son muy poderosos, y toda su energía viene del agua que tienen en sus cabezas.
De hecho una de las comidas favoritas de los kappas son los niños humanos, un manjar al que no se pueden resistir.
Si salen a la superficie, y pierden el agua de sus cabezas pierden sus poderes y pueden incluso llegar a morir ya que serían como animales cualquieras.
Según la mitología, los kappa son seres muy educados que siguen a la perfección el código de conducta japonés. Por esto, según la tradición, para poder escapar de un kappa solo es necesario hacer una reverencia.
En las historietas suelen tirarse flatulencias muy fuertes, mirar muchachas a escondidas mientras ellas se desvisten, roban hortalizas en los huertos, raptan a niños o mujeres.
El kappa se vera obligado a devolverla, dejando caer el agua de su calva y perdiendo temporalmente sus poderes.
“Kappa asustando a un niño” - Utagawa Kuniyoshi
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Yama uba
(mujer de las montanas) Yama-uba es un espíritu o demonio de la mitología japonesa. También se la suele llamar Yamamba. A veces se la confunde con Yuki-onna (la mujer de las nieves), pero son totalmente distintas. Yama-uba parece una vieja mujer, generalmente horrible. Su pelo es blanco largo y de oro, y su kimono (generalmente rojo) es asqueroso y hecho andrajos. Se dice que a veces, su boca, cubre la anchura entera de su cara (similar que Kuchisake-onna), y algunas pinturas le dan una segunda boca en la tapa de su cabeza. Ella puede cambiar su aspecto, y utiliza esta táctica para el éxito de capturar a sus víctimas. Yama-uba habita los bosques profundos de las montañas de Japón, incluyendo Sabana (donde suponen que una vez vivió en la base del Monte Nabekura), y las montañas de Ashigara.
La mayoría de las historias dicen que ella vive en una choza. Yama-uba caza a los viajeros que se pierden en sus bosques. Sus tácticas exactas varían de historia a historia. A veces, ella cambia su aspecto al de una mujer hermosa o a la persona amada de alguna de sus víctimas. Otras veces mantiene su forma real y se hace pasar por una vieja mujer desamparada. Una vez ganada su confianza los atrapa y los come. . Ella es capaz de animar su cabello o convertirlo en serpientes, las cuales toman a la víctima y la levantan por encima de su cabeza. A pesar de su naturaleza rapaz, Yama-uba tiene un lado benévolo. Por ejemplo, ella crio al héroe huérfano Kintaro, que hizo el guerrero famoso Sakata No Kintoki, incluso se la retrata como una madre cariñosa.
“Yama-uba cuidando de Kintaro” - Utawa Kunisada
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Kintaro (nino de oro) Es un héroe del folclore japonés. Niño de fuerza hercúlea, fue criado por una ogra en las alturas del monte Ashigara. Se hace amigo de los animales de la montaña y, más tarde, después de haber capturado a Shutendji, terror de la región, se convierte en discípulo del samurái Minamoto no Yorimitsu bajo el nombre de Sakata no Kintoki. Se dice que el personaje de Kintaro está basado en la vida de un hombre llamado Sakata no Kintoki, natural de la que hoy en día es la ciudad de Minami-Ashigara.
Sirvió de criado para el samurái Minamoto no Yorimitsu y se hizo famoso por sus dotes de guerrero. Hay varias leyendas diferentes en lo que se refiere a la infancia de Kintaro. En una de ellas, su madre le da a luz en la que hoy en día es la localidad de Sakata, pero debe huir a causa de conflictos entre su marido y el tío de éste. Se instala entonces en los bosques del monte Kintoki para criar a su hijo. Se cuenta también que la verdadera madre de Kintaro lo abandonó, o que
murió dejándolo huérfano, y que quien lo crio fue la bruja Yama-uba. Otra versión de la leyenda cuenta que la madre de Kintaro lo crió en el bosque, pero que se volvió tan pálida que se la llamó Yama-uba. Todas las leyendas coinciden en el hecho de que Kintaro fue activo e infatigable, rechoncho, de buena salud y vestido únicamente con un babero sobre el que estaba escrito el ideograma chino “oro” (kin). Su única otra posesión es un hacha (símbolo chino del trueno).
“Luna de la montaña de Kintoki” - Tsukioka Yoshitoshi
“Kintaro Wrestling con un Oso Negro” - Torii Kiyomasu
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Naturaleza
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El arte japones y la naturaleza Una de las claves para describir el amor de los japoneses a la naturaleza podría ser el término “Setsu-Getsu-Ka” que significa literalmente “Nieve, Luna y Flores”. Podría decirse que este término es el que mejor representa la esencia de la cultura japonesa. Esta filosofía se refleja en diferentes aspectos de la cultura japonesa, siendo el arte, parte importante de esta. Los valores clásicos de la cultura japonesa no se centran en el hombre sino en la Naturaleza. Y así, en consecuencia, sería más propio hablar no de un “Humanismo” japonés, sino de un “Naturalismo” en la cultura japonesa. Ya que, en definitiva, según la visión cósmica japonesa el Cielo, la Tierra y el Hombre forman un solo conjunto integral de la Naturaleza en la que se encuentran. Las artes tradicionalmente cultivadas como expresiones de paz y armonía, como el dibujo y la pintura han tenido siempre vitalidad y han testimoniado un refinado sentido estético y una exquisita sensibilidad ante la belleza del mundo natural expresada a la luz de una visión del cosmos inspirada en la tradición religiosa oriental.
El género pictórico por antonomasia en el arte oriental es del paisaje, y su título es simplemente sansui-ga, montaña-agua-pintura. La montaña y el agua son los dos elementos del gran paisaje es decir; cualquier vista panoramica de la naturaleza, tanto desde la realidad al borde de un camino, como desde la ficción creada por un pintor en un pedazo de papel. En ambos paisajes, el real y el ficticio, en gran formato o en pequeño formato, el espectador se siente capturado al mismo tiempo por la montaña y el agua, no separadamente, sino conjuntamente, porque los dos elementos se compenetran. Es precisamente su lograda interacción lo que provoca en el hombre una intensa emoción de vitalidad, de pertenencia a, de integración en la naturaleza. El paisaje, la contemplación en la naturaleza, la vía mas importante de meditación del budismo zen. Por eso no debe extrañarnos la elevada consideración espiritual que la pintura de paisaje alcanzó en Oriente, comparable sin duda al papel que nuestra pintura religiosa desempeñó en el arte occidental.
“Pajaros” - Tomaki Tessai - 1924
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Katsushika Hokusai (1760 - 1849)
La obra de Katsushika Hokusai, o conocido simplemente como Hokusai, está considerada como una de las más importantes del Japón por lo que a la pintura paisajista se refiere. A finales del siglo XVIII y principios del XIX el enriquecimiento de la burguesía japonesa fue la gran impulsora de la prolífica elaboración de estampas en serie, conocidas con el nombre de ukiyo-e o “Pinturas del mundo flotante”, estas estampas, con un coste más reducido que una pintura original, eran las que la nueva clase social podía comprar. Esta técnica del ukiyo-e se practicaba y era conocida desde hacía tiempo, pero fue en este período donde se hicieron más populares. Hokusai incorporó a lo largo de su vida la esencia del arte de esta escuela. Las características de sus primeras obras eran la soltura con que realizaba las líneas con elegantes curvas que evolucionó hacia unas espirales dando una elegancia y espontaineidad aún mayor a sus dibujos. Nació el 31 de octubre de 1760, con el nombre de Tokitaro, en el distrito de Honju, al este de Edo. No se sabe quienes fueron sus padres pues fue adoptado, desde muy temprana edad, por un prestigioso artesano de Edo, familiarmente conocido con el nombre de Nakajima Ise,
“Autorretrato” - Hokusai - 1829
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fabricante de espejos para la corte del shogun, con el que trabajó como aprendiz y del que posteriormente fue su legítimo heredero. En su juventud, Hokusai decidió trabajar como vendedor en una prestigiosa librería, y a partir de los 15 hasta los 18 años, entró como aprendiz de grabador en un taller. Este temprano entrenamiento en el mundo del libro y del comercio de la impresión contribuyeron al desarrollo de Hokusai como impresor. En el año 1778, con 18 años de edad, se convirtió en discípulo del maestro de la escuela ukiyo-e, Katsukawa Shunsho, con el que aprendió la técnica del grabado con planchas de madera (xilografía), especializándose en retratar a actores de kabuki. A juzgar por las edades de sus hijos, Hokusai debió contraer matrimonio en torno a la edad de 20 años. Posiblemente, debido a la influencia de la vida familiar, en este periodo sus diseños tienden a centrarse en retratos de actores y mujeres situados en ambientes históricos y en jardines. Utilizaba la técnica «uki-e», paisajes semi-históricos en los que se utiliza la técnica occidental de la perspectiva, así como estampas de niños. Los libros de ilustraciones
“Grullas sobre rama de Pino nevado” - Hokusai - 1824
del artista trataban temas históricos y didácticos, al tiempo que el trabajo de Hokusai en el género surimono durante toda la década siguiente marcó uno de los puntos culminantes de su carrera. Hacia los 30 años, Hokusai sufrió importantes cambios personales. Su maestro Katsukawa Shunso y su joven esposa murieron más o menos por la misma época, dejándole tres hijos, un varón y dos hembras. En el año 1797 se volvió a casar y adoptó el conocido nombre profesional de Hokusai. Este cambio de nombre, marcó el inicio de la edad de oro de su trabajo, que continuó durante más de medio siglo. La obra de Hokusai en este período cubre toda la gama del arte ukiyo-e: tarjetas, surimono, libros ilustrados, ilustraciones de antologías de poemas, libros eróticos, pinturas a mano o libros de bocetos. Hokusai trató de abarcar una amplia gama de temas, especialmente puso énfasis en la representación de paisajes y escenas históricas, en las que la figura humana desempeña un papel secundario. Alrededor del final de la centuria introdujo en su estilo la técnica de la perspectiva y el colorido occidental. Su estilo empezó a sufrir cambios importantes y claramente visibles entre 1806 y 1807. Su figura y su trabajo cada vez tenían un reconocimiento mayor, aunque perdió en delicadeza y tendió a prestar mayor atención a los temas clásicos tradicionales, especialmente la representación de samuráis, guerreros o
temas chinos, y en este periodo empezó a alejarse del mundo de ukiyo-e. En torno al año 1812 el hijo mayor de Hokusai murió. Esta tragedia no fue sólo un duro golpe emocional sino también económico, porque, como heredero de la acomodada familia Nakajima, su hijo suponía el medio de obtener una importante renta, de manera que Hokusai no tenía que preocuparse por la irregularidad con que llegaban los cobros por la venta de sus pinturas, diseños e ilustraciones. Fuese por razones económicas o por otra cuestión desconocida, a partir de este momento la atención de Hosaki se centró en la ilustración de libros y particularmente en los libros que eran copias de grabados diseñados para artistas aficionados, como Lecciones rápidas al dibujo simplificado. Junto a la fama de sus detalladas impresiones e ilustraciones, Hokusai cosechó también gran éxito en las exposiciones públicas de su pintura. En el verano de 1828 la segunda esposa de Hokusai falleció. El maestro tenía entonces 68 años, se encontraba afligido, con una parálisis intermitente en el brazo izquierdo, solo y con un nieto conflictivo, que había demostrado ser un delincuente incorregible. Ante esta situación su hija favorita y alumna, O-ei, rompió su matrimonio con un artista menor y volvió a la casa del padre donde permaneció el resto de su vida.
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Hokusai trabajó hasta el último día de su existencia. Era un artista enérgico que se levantaba temprano y pintaba hasta la noche. Ésta había sido su forma de actuar durante todo su larga y productiva vida, y fue también la de sus años finales. De los millares de libros y de impresiones de Hokusai, sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji son particularmente notables. Publicada entre 1826 y 1833, esta famosa serie, que con los suplementos incluía un total de 46 impresiones a color, marcó un hito en la impresión japonesa de paisajes. La grandeza del diseño y la habilidad de la ejecución no había sido alcanzada hasta ese momento, incluso en el trabajo de su contemporáneo Utagawa Hiroshige. En conjunto, Hokusai tuvo una gran producción artística integrada por unas treinta mil obras. Los continuos cambios de domicilio de Hokusai -residió en más de 90 viviendas-, e incluso los cambios de nombre, son elementos significativos del carácter del artista. Además de su nombre principal, Hokusai utilizaba otros dos seudónimos ocasionales, y alrededor de una veintena de nombres que, indistintamente, añadía a su nombre principal. Pese a sus deseos por seguir viviendo una década más, el día 18 del cuarto mes, del calendario japonés, del 1849, «el viejo loco por la pintura», como él mismo se definía, murió a los 89 años, sin haber satisfecho la búsqueda de la última verdad sobre la pintura.
“Convolvulus y rana” - Hokusai - 1824
[...] a la edad de cinco años tenía la manía de hacer trazos de las cosas. A la edad de 50 había producido un gran número de dibujos, con todo, ninguno tenía un verdadero mérito hasta la edad de 70 años. A los 73 finalmente aprendí algo sobre la verdadera forma de las cosas, pájaros, animales, insectos, peces, las hierbas o los árboles. Por lo tanto a la edad de 80 años habré hecho un cierto progreso, a los 90 habré penetrado más en la esencia del arte. A los 100 habré llegado finalmente a un nivel excepcional y a los 110, cada punto y cada línea de mis dibujos, poseerán vida propia [...]
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Utagawa Hiroshige (1797 - 1858)
Hiroshige es considerado como uno de los principales exponentes del paisajismo japonés, llevando esta disciplina a un nivel artístico y de estilo de gran calidad. Es también conocido como Ando Hiroshige e Ichiyursai Hiroshige. Hiroshige fue dibujante, grabador y pintor, llegando a crear mas de 5400 grabados a lo largo de toda su etapa artística, la cual se dió de 1818 a 1858. Se distinguió por series de estampas sobre el monte Fuji y sobre Edo (actual Tokio), dibujando con maestría los paisajes y la atmósfera de la ciudad, y captando los momentos de la vida diaria de la capital nipona antes de su transformación durante el período Meiji (1868-1912). Estas obras se caracterizan por su formato vertical, por el control sutil del cromatismo, con el dominio del verde y del azul, y su sentido del primer plano. Fue uno de los últimos representantes del ukiyo-e, y en particular del grabado. Hiroshige fue un humilde intérprete de la naturaleza, pero sobre todo fue un verdadero genio cuando se expresó con la ayuda de los medios limitados del
“Retrato de Hiroshige” - Utagawa Kunisada - 1850
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grabado sobre madera, haciendo surgir las delicadas transparencias de la atmósfera al compás de las estaciones, en paisajes donde el ser humano está siempre presente. Poco después de la apertura forzada del Japón a los intercambios comerciales con Occidente, fue principalmente a través de la obra de Hiroshige que Europa descubrió hacia 1870 la asombrosa originalidad de las artes gráficas niponas. Su obra influyó numerosos artistas europeos, creando un estilo denominado japonismo, que tuvo una influencia determinante sobre movimientos como el impresionismo y el modernismo.
“Retrato de Hiroshige” - Utagawa Kunisada - 1850
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Desde su niñez mostró un gran talento para el dibujo y la pintura, por lo que desde los diez años recibió clases de pintura, a cargo de Okajima Rinsai, un pintor de la escuela Kano. En 1811 entró en el taller de Utagawa Toyohiro, del que llegó a ser su principal y más dotado discípulo. Al cabo de un año, en 1812, recibió el nombre artístico de Hiroshige, al tiempo que otro sobrenombre para el taller, Ichiyusai, transformado en 1832 en Ichiryusai. En aquella época era usual utilizar diversos nombres para sucesivas fases de la vida, como intento de propiciar la buena suerte. En manos de su maestro, Hiroshige se formó en el estilo característico de la escuela Utagawa, centrándose en la representación de mujeres bellas (bijin-ga) y actores del teatro popular japonés kabuki (yakusha-e). En 1832 renunció a su cargo de bombero para dedicarse por completo a su labor artística. Fue ese el verdadero comienzo de su carrera y el inicio de su éxito. Desde entonces se dedicó casi en exclusiva al paisajismo. Sus obras, sin embargo, contra lo que pudiera parecer, raramente están ejecutadas a la vista del paisaje original, sino que son reinterpretaciones basadas en ilustraciones de las guías de viaje. Hiroshige estuvo casado en dos ocasiones: con su primera esposa, en 1821 de la cual enviudó en 1839, en 1847, se casó en segundas nupcias. Con su primera esposa tuvo un hijo, Nakajiro, mientras que con la segunda adoptaron una niña, llamada Tatsu. En 1849 se trasladó a Nakabashi, donde construyó una nueva casa.
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De su vida cotidiana se sabe que era algo disoluto, así como un gran aficionado a la gastronomía. Sin embargo, a los 60 años (en 1856), se convirtió en monje budista, tras el ritual de afeitarse la cabeza. Hiroshige murió de cólera en 1858, debido a una epidemia que se desató por la ciudad, cobrándose 28 000 víctimas. Fue enterrado en el cementerio del templo Asakusa Togakuji, en una ceremonia al estilo samurái. Tuvo varios discípulos, los dos principales que llevaron su mismo nombre, Hiroshige II y Hiroshige III, junto a diversos otros como Utagawa Shigemaru, Utagawa Shigekiyo, Utagawa Hirokage, Shosai Ikkei, etc. Uno de los puntos más resaltables en la obra de Hiroshige es su subjetivismo, su punto de vista personal que subyace en todas sus obras, las cuales interpreta desde un prisma un tanto idealizador, mostrando a menudo imágenes donde reinterpreta la realidad conforme a una visión utópica del paisaje y la sociedad de su época. Hiroshige conocía la perspectiva lineal
“Luna llena sobre montaña” - Utagawa Hiroshige - 1834
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de origen occidental, que usó algunas veces en sus obras, sobre todo en la representación de arquitecturas o paisajes urbanos con un pronunciado punto de fuga en el horizonte. Además del paisaje, Hiroshige se dedicó esporádicamente a otros géneros, especialmente la representación de flores, aves, peces y otros animales, a menudo dispuestos de una forma similar al género europeo del bodegón. Su tratamiento de estos elementos era bastante realista, lo que denota el estudio de las obras científicas europeas. También se dedicó al género de la caricatura y las estampas humorísticas, el giga («imágenes de juegos»), precursor del moderno manga. Otro terreno en el que se movió fue el harimaze («estampas mixtas»), una especie de postales que reunían varias imágenes en una sola hoja, generalmente las vistas más famosas de un lugar, así como sus especialidades en diversos terrenos como la gastronomía o la artesanía. Por último, cabe citar alguna incursión esporádica en el shunga («estampas primaverales»), el género erótico.
“El puente Ohashi en Atake bajo una lluvia repentina” - Utagawa Hiroshige - 1857
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Retratos
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Yakusha e Es un género artístico dedicado a la ilustración de los actores del teatro popular kabuki. Realizado generalmente en grabado, es un género perteneciente a la escuela Ukiyo-e, desarrollada en Japón desde el siglo XVII (Período Edo) hasta prácticamente el siglo XX.
El ukiyo-e tuvo un gran éxito entre las clases medias de Edo, que consumían con avidez las estampas que retrataban de forma sencilla y amena, pero a la vez artística y estética, la ciudad, los ambientes y las gentes que conocían y les resultaban agradables.
La aparición de una nueva clase urbana propició la creación de la escuela Ukiyo-e («estampas del mundo que fluye»), que destacó por la representación de tipos y escenas populares. Desarrollada alrededor de la técnica del grabado –principalmente xilografía–, fue un estilo de corte laico y plebeyo, eminentemente urbano, que inspirándose en temas anecdóticos y escenas de género les otorgaba un lirismo y una belleza extraordinarias, con una sutil sensibilidad y un gusto refinado de gran modernidad.
Con la llegada de la paz tras las guerras civiles y el auge de una clase burguesa en las grandes ciudades, la nueva prosperidad se tradujo en un aumento del consumo de arte, especialmente de las estampas que retrataban la vida urbana y los ambientes de ocio y entretenimiento: casas de té, geishas, actores de kabuki, luchadores de sumo, etc. Fue una época lúdica, donde se valoraba el esparcimiento, la diversión, el relax, todo lo que hacía la vida agradable.
Su fundador fue Hishikawa Moronobu, al que siguieron figuras como Okumura Masanobu, Suzuki Harunobu, Isoda Koryūsai, Torii Kiyonobu, Tōshūsai Sharaku, Kitagawa Utamaro, Katsushika Hokusai, Utagawa Hiroshige, etc.
Uno de los principales placeres de la población era el teatro kabuki, género popular que sintetizó las antiguas tradiciones tanto musicales e interpretativas como de mímica y danza, con temáticas desde las más mundanas hasta las más místicas.
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“Retrato del actor Ichikawa Ebizo” - Kunichika
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Kunichika (1835 - 1900) Toyohara Kunichika nació en Kyobashi, en medio de la zona comercial y artesanal que rodea el Castillo de Edo, bajo el nombre de Yasohachi Oshima. Todavía en su infancia, él cambió su nombre por el de Yasohachi Arakawa, después de su hermano mayor en tomar el apellido de su abuelo materno. Kunichika es un verdadero hijo del “mundo flotante” y, de acuerdo a su reputación bohemia, a la altura de sus raíces. Uno de sus compañeros dijo de él que “La pintura, el teatro y la bebida son toda su vida y para él eso era suficiente.” Kunichika fue uno de los maestros de Ukiyo-e que mejor utilizaron los nuevos pigmentos artificiales importados de Alemania, en particular, los tonos fuertes azul, rojo y púrpura. Esto lo convirtió en un artista infravalorado, en particular durante el siglo XX, por los críticos de arte, que lo consideraban vulgar. Sin embargo Kunichika es decir, con Yoshitoshi, fueron unos de los últimos grandes maestros de Ukiyo-e y él uno, de los dos, que mejor conectó con las formas tradicionales.
“Los actores Sawamura Tossho II” - Kunichika
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“Los actores Kawarazaki Sanshô, Nakamura Sôjûrô and Bandô Kakitsu” - Kunichika
Utagawa Kunimasa (1773 - 1810) Fue un pintor japonés de la escuela Utagawa, discípulo deUtagawa Toyokuni. De profesión tintorero, posteriormente se dedicó a la pintura y se especializó en el género de actores (yakusha-e), donde aglutinó las enseñanzas de su maestro, principalmente en el decorativismo, con la intensidad emotiva de Toshusai Sharaku. Kunimasa es especialmente conocido por sus correos yakusha- impresiones (retratos de kabuki actores) y por sus bijinga fotos de mujeres hermosas). Su estilo se dice que se esfuerzan por “combinar la intensidad de Sharaku con el esplendor decorativo de su amo Toyokuni. Sin embargo, los que hacen la comparación a menudo dicen que no alcanzaron el nivel de intensidad de Sharaku.
“Sólo un minuto!” Uno de los momentos más dramáticos en todo el repertorio kabuki, como la gran voz resuena desde la pasarela hana-michi en medio de la sala, todos los ojos se vuelven a ver al actor que acaba de entrar. “Como siempre con este papel, que será un miembro del clan Ichikawa - en este caso Ichikawa Ebizo, realizando en 1796. Golpea una increíble pose teatral, con el rostro dibujado en una mueca exagerada y su ropa angular y la creación del más maravilloso efecto dramático.
“Retrato del actor Ichikawa Ebizo” - Utagawa Kunimasa
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Kunisada (1786-1864) También conocido comoUtagawa Toyokuni III. A los quince años se incorporó a la famosa escuela de arte de Utagawa Toyokuni. En 1807 el joven artista realiza su primer libro ilustrado y en 1808 fueron publicados su primeros grabados de actores. Su fama creció rápidamente. Mientras que otros artistas como Kuniyoshi o Hiroshige tuvieron que luchar muchos años para ser reconocidos. Su nombre de nacimiento era Sumida IX, aunque también se le conocía como Sumida Shuzi. Tras la muerte de su maestro, Toyokuni III, se especializó en el género de actores yakusha-e, aunque también realizó bijin-ga (retratos de damas y cortesanas), con un crudo realismo y un estilo enérgico, aunque de un colorido un tanto monótono. Su obra fue abundante, siendo uno de los mejores representantes de los cuadros de actores, por lo que recibió el apodoYakusha-e no Kunisada («que pinta cuadros de actores»).
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“Retrato a la memoria de Hiroshige” - Kunisada
“Concurso de Escenas de Magia Toyokuni.” - Kunisada
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Ichiyusai Kuniyoshi (1797-1861) Pintor y grabador japonés nacido en El Edo. Al parecer, él asistió negocio de su padre como diseñador de patrones, y algunos han sugerido que esta experiencia influyó en su rico uso del color y patrones textiles en las impresiones. Considerado junto con Hiroshige, Kunisada y Hokusai como uno de los más importantes maestros de la xilografía japonesa, representó episodios de la mitología y de la historia de su país. Fue autor de un gran número de retratos de actores, de guerreros, de peces y de paisajes y estampas, con notable influencia occidental. La gama de los temas preferidos de Kuniyoshi incluyó muchos géneros: paisajes, bellas mujeres, actores de Kabuki, gatos, y animales míticos. Es conocido por las representaciones de las batallas de héroes samuráis y legendario. Su obra se vio afectada por las influencias occidentales en la pintura de paisaje y la caricatura.
En la década de 1840, Kuniyoshi comenzó de nuevo a ilustrar impresiones actores, esta vez evadiendo la censura (o simplemente evocar la creatividad) a través infantiles, como dibujos animados retratos de actores de kabuki famosos, siendo los más notables “Escribiendo en el almacén pared” (Nitakaragurakabe no mudagaki ). Aquí se utiliza de forma creativa primaria, como de niño guión descuidadamente escrito en kana en las caras de actores. Como reflejo de su amor por los felinos, Kuniyoshi también comenzó a utilizar gatos en el lugar de los humanos en kabuki y grabados satíricos. También es conocido que durante este tiempo han experimentado con la composición “pantalla ancha”, magnificando los elementos visuales de la imagen para un efecto dramático y exagerado (por ejemplo, Masakado hija de la princesa Takiyasha, en el antiguo palacio Soma).
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“Un concurso de Hombres Fashion” serie - Kuniyoshi
“Un concurso de Hombres Fashion” serie - Kuniyoshi
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“Un concurso de Hombres Fashion” serie - Kuniyoshi
“Un concurso de Hombres Fashion” serie - Kuniyoshi
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Su situación económica se volvió desesperada a un punto en el que se vio obligado a vender utilizados tatami. Un encuentro casual con su próspero condiscípulo Kunisada, a quien sentía (con cierta razón) que era superior en talento artístico, lo llevó a redoblar sus esfuerzos (pero aún así no había creado ningún persistente animosidad ni recelo entre los dos, quien más tarde colaboró en un número de serie). Durante la década de 1820, Kuniyoshi produjo una serie de trípticos heroicos que muestran los primeros signos de un estilo individual. En 1827 recibió su primer encargo importante para la serie, Ciento ocho héroes de la popular Suikoden en total (Tuszoku Suikoden goketsu hyakuhachinin no hitori), basado en el cuento chino muy popular, el zhuan Shuihu. En estos héroes de la serie Kuniyoshi ilustrados individualmente en una sola hoja cada uno, tatuajes de dibujo en sus héroes, una novedad que pronto influenció Edo moda. La serie Suikoden llegó a ser extremadamente popular en Edo, y la demanda de guerrero Kuniyoshi imprime mayor, ganando él la entrada en los círculos principales del ukiyo-e y literaria.
”Mujeres bajo la lluvia” - Kuniyoshi Utagawa
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Shunga
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Shunga
(imagenes de primavera) Es un género de producción visual japonés que tiene como tema principal la representación estar vigente alguna prohibición, por lo que existe una gran cantidad de imágenes que fueron del sexo. A pesar de que su producción estuvo marcada por regulaciones y prohibiciones realizadas por ilustradores de renombre. por parte del gobierno, la realización de este tipo de obras continuó prácticamente hasta finales de la era Meiji, con la prohibición de material «obsceno» en el Código penal japonés Por otro lado las mismas prohibiciones llevaban a sus creadores a no firmar sus trabajos, pero a modo de que la gente supiera el autor, desarrollaron una serie de artimañas, como poner en del año 1907. las imágenes sobrenombres o señales apenas perceptibles, que eran fácilmente identificables Siendo «primavera» un eufemismo común para el acto sexual. Las escenas describían para el público de la época. relaciones sexuales de todo tipo, incorporando en ellas a los más variados actores de la sociedad japonesa de entonces, como a los miembros de la clase comerciante, samuráis, Así mismo los senos tuvieron un rol secundario en la práctica sexual y las fantasías eróticas monjes budistas e inclusive seres fantásticos y mitológicos. La gran mayoría de los ilustradores por lo menos hasta antes de la Guerra del Pacífico. Antes del siglo XX, los senos eran vistos de ukiyo-erealizaron este tipo de imágenes debido, entre otras razones, a que tanto artistas como símbolo de la maternidad, no como símbolo sexual. Se dice que el shunga ha servido, como editores obtenían buenas sumas de dinero de la venta del material, incluso a pesar de además, de inspiración para las imágenes del hentai, sexualmente explícito.
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“Muyuka” - Utagawa Skolan
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Kitagawa Utamaro (1753 - 1806) Fue un pintor de estampas japonés, considerado uno de los mejores artistas de los grabados ukiyo-e. Se le conoce especialmente por sus magistrales composiciones de mujeres, conocidas como bijinga, así como también por sus desnudos o shungas. Varios autores señalan que nació en Edo (hoy Tokio), Kioto, u Osaka (las tres principales ciudades de Japón), o en una ciudad de provincias, de la que nadie está seguro, alrededor de 1753. Una tradición afirma que nació en Yoshiwara, el distrito cortesano de Edo, hijo de la dueña de una casa de té. Su nombre auténtico era Kitagawa Ichitaro. Se acepta que fue alumno del pintor Toriyama Sekien mientras aún era un niño, y muchos creen que incluso era su hijo. Vivió en casa de Sekien mientras crecía, y la relación continuó hasta la muerte de Sekien en 1788.
Su primer trabajo profesional, a los 22 años, en 1775, parece que fue la cubierta de un libro de kabuki, bajo el nombre artístico de Toyoaki. Después produjo grabados de actores y guerreros, junto a programas de teatro y otros materiales semejantes. En la primavera de 1781, cambió su nombre por el de Utamaro, y comenzó a pintar y diseñar grabados de mujeres. Después se lanzó a series de retratos femeninos, todos ellos representando mujeres del distrito Yoshiwara. En 1804, en la cúspide de su éxito, tuvo problemas legales por publicar grabados sobre una novela histórica prohibida. Los grabados, titulados Hideyoshi y sus 5 concubinas, representaba a la esposa del caudillo militar Toyotomi Hideyoshi y sus concubinas; en consecuencia, fue acusado de insultar la dignidad de Hideyoshi. Fue sentenciado a pasar 50 días esposado, esta experiencia lo dejó marcado y acabó su carrera como artista.
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Escuela Utagawa (1735 - 1868)
Se desarrolló en Japón durante el Período Edo. Pertenece al género de pintura en grabado ukiyo-e. La escuela surgió durante el Shogunato Tokugawa, en el que Japón se cerró a todo contacto exterior. La capital se estableció en Edo, futura Tokyo. Los cristianos fueron perseguidos y los comerciantes europeos expulsados. Pese al sistema de vasallaje, proliferó el comercio y la artesanía, apareciendo una clase burguesa que fue creciendo en poder e influencia, y que se dedicó al fomento de las artes, especialmente grabados, cerámica, lacas y productos textiles. Cobró un gran auge el grabado en madera (xilografía), surgiendo una importante industria en núcleos urbanos especializada en textos ilustrados y estampas. Inicialmente eran grabados en tinta negra sobre papel coloreado a mano, pero a mediados del siglo XVIII surgió la impresión a color (nishiki-e).
El género ukiyo-e («estampas del mundo que fluye») destacó por la representación de tipos y escenas populares. Fue un estilo de corte laico y plebeyo, eminentemente urbano, que inspirándose en temas anecdóticos y escenas de género les otorgaba un lirismo y una belleza extraordinarias. Un género bastante corriente fue el bijin-ga («cuadros de mujeres hermosas») y el shunga, que representaban a geishas y cortesanas en actitudes íntimas y escenas de tocador, con gran detallismo, principalmente en sus ropajes, como se denota en la obra de Torii Kiyonaga, Kitao Shigemasa, Kitagawa Utamaro y Keisai Eisen. El fundador de la escuela fue Utagawa Toyoharu. Sus primeros grabados seguían el estilo de Suzuki Harunobu, pero con un aire más tierno y grácil.
”Mujer peinándose” - Kuniyoshi Utagawa
”Mujer con el espejo” - Kuniyoshi Utagawa
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Keisai Eisen (1791 - 1848)
Fue un pintor japonés, especializado en el estilo ukiyo-e. También fue escritor de novelas cómicas, con los seudónimos Chiyoda Sai-ichi e Ippitsuan Kako. Pertenecía a una familia de casta samurai, siendo su nombre de nacimiento Ikeda Eisen. Fue alumno de Kani Hakkeisai, del que cogió el nombre (gu) de Keisai, y posteriormente de Kikukawa Eizan. Fue uno de los mejores representantes del género bijinga («cuadros de mujeres hermosas»): sus figuras eran voluminosas, con un intenso cromatismo y atención al detalle. Muchas de sus obras eran de tono erótico y hasta podrían catalogarse dentro del género shunga, publicando desde 1911 una serie de ilustraciones para libros de tema erótico, bajo el seudónimo Insai Hakusui.
En estas imágenes muestra el ambiente un tanto decadente que se vivía en la era Bunsei (1818–1830). El mismo Eisen era aficionado a la bebida, y al parecer llegó incluso a regentar un burdel. También se dedicó al paisaje, algunos en colaboración con Utagawa Hiroshige, como en la serie Sesenta y nueve estaciones del Kisokaida. Como escritor destacan sus biografías de los Cuarenta y siete Ronin y diversos libros, incluida una continuación de Ukiyo-e Ruiko (Historia de los grabados del Mundo Flotante), que documentaba la vida de los artistas de ukiyo-e.
“Los actores Kawarazaki Sanshô, Nakamura Sôjûrô and Bandô Kakitsu” - Kunichika
Japonismo
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La influencia japonesa Japonismo es un término que se refiere a la influencia de las artes niponas en las occidentales. La palabra se usó por vez primera por Jules Claretie en su libro “L’Art Francais” en 1872. Las obras creadas a partir de la transferencia directa de los principios del arte japonés sobre el occidental, especialmente las realizadas por artistas franceses reciben la denominación de japonesque (“japonesca” o “japonerías”). El arte y la artesanía japonesa fue una de las principales atracciones de la Exposición Universal de Londres (1862). Desde entonces los ukiyo-e se convirtieron en fuente de inspiración para muchos pintores, comenzando por los impresionistas, continuando con los postimpresionistas y modernistas de finales del siglo XIX, y por último para los cubistas de comienzos del siglo XX; todos ellos interesados por la asimetría y la irregularidad del arte japonés. Se vieron especialmente afectados por la falta de perspectiva, luz sin sombras, las áreas planas de colores vibrantes, la libertad de composición al colocar a los sujetos
“Reine de Joie” - Henri de Toulouse-Lautrec - 1892
las áreas planas de colores vibrantes, la libertad de composición al colocar a los sujetos descentrados, organizados en ejes diagonales bajos al fondo, en su mayor parte. Estas son las principales características del arte japonés que influyó en los artistas occidentales. Estos elementos estaban en contraste directo con la tradición artística occidental y fueron asumidos por la pintura rupturista del siglo XIX y las vanguardias del siglo XX, como recursos liberadores de las convenciones academicistas. Durante la era Kanei (1848 – 1854), los barcos mercantes extranjeros comenzaron a llegar a Japón. Después de la restauración Meiji en 1868, Japón acabó con un largo periodo de aislamiento nacional y se abrió a las importaciones de Occidente, incluyendo la fotografía y las técnicas de impresión; a su vez, las láminas ukiyo-e y la cerámica japonesa, seguidos con el paso del tiempo por tejidos japoneses, bronces y esmalte cloisoné y otras artes llegaron a Europa y América y pronto ganaron popularidad.
“The Peacock Skirt” - Aubrey Beardsley - 1892
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El japonismo comenzó con la moda de coleccionar arte japonés, en particular estampas (ukiyo-e), de las cuales los primeros ejemplos se vieron en París. Alrededor de 1856 el artista francés Félix Bracquemond encontró una copia del libro de esbozos Hokusai Manga en el taller de su impresor; habían sido usados como material de embalaje en un pedido de porcelana. En 1860 y 1861 reproducciones (en blanco y negro) de ukiyo-e se publicaban en libros sobre Japón. Los coleccionistas franceses, escritores y críticos de arte realizaron muchos viajes a Japón en los años 1870 y 1890, lo que llevó a la publicación de artículos sobre estética japonesa y la creciente distribución de láminas de la era Edo en Europa, especialmente en Francia. Entre ellos, el economista liberal Henri Cernuschi, el crítico Théodore Duret (ambos en 1871 – 1872), y el coleccionista británico William Anderson, quien vivió durante algunos años en Edo y enseñó medicina. (La colección de Anderson ha sido adquirida por el Museo Británico.) Algunos marchantes de arte japoneses posteriormente residieron en París, como Tadamasa Hayashi y Jijima Hanjuro. La Exposición Universal de París de 1878 mostró muchas piezas de arte japonés.
Los artistas japoneses que tuvieron gran influencia fueron, entre otros, Utamaro y Hokusai. Curiosamente, mientras el arte japonés se hacía popular en Europa, al mismo tiempo, la bunmeikaika («Occidentalización») llevó a una pérdida de prestigio para esas estampas en Japón. Entre los artistas que se vieron influidos por el arte japonés estuvieron Manet, Pierre Bonnard, Henri de Toulouse-Lautrec, Mary Cassatt, Degas, Renoir, James McNeill Whistler, Monet, van Gogh, Camille Pissarro, Paul Gauguin, y Klimt. Algunos artistas, tales como Georges Ferdinand Bigot, incluso se mudaron a Japón debido a su fascinación con el arte japonés. El japonismo implicó también la adopción de elementos japoneses en o estilo en todas las artes aplicadas, desde el mobiliario a los tejidos, pasando por la joyería o el diseño gráfico. Aunque se recibió la influencia en todo tipo de medios artísticos, influyó sobre todo en la ilustración, sin que ello sea sorprendente, aunque la litografía, no la xilografía, fue el medio más popular. Las láminas y carteles de Toulouse-Lautrec apenas pueden im-
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aginarse sin la influencia japonesa. No fue hasta Félix Vallotton y Paul Gaugin que la propia xilografía se usó mucho para obras a la japonesa, y entonces, en su mayor parte, en blanco y negro. Varias pinturas de Van Goghs imitan el estilo y los temas ukiyo-e. Por ejemplo, Le Père Tanguy, el retrato del propietario de una tienda de material artístico, muestra seis diferentes ukiyo-e en la escena del fondo. Pintó La cortesana en 1887 después de encontrar un ukiyo-e de Kesai Eisen en la portada de la revista Paris Illustré en 1886. En esta época, en Amberes, ya estaba coleccionando estampas japonesas.
“El ciruelo en flor” - Vincent Van Gogh - 1887
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El japonismo implicó también la adopción de elementos japoneses en o estilo en todas las artes aplicadas, desde el mobiliario a los tejidos, pasando por la joyería o el diseño gráfico. Aunque se recibió la influencia en todo tipo de medios artísticos, influyó sobre todo en la ilustración, sin que ello sea sorprendente, aunque la litografía, no la xilografía, fue el medio más popular. Las láminas y carteles de Toulouse-Lautrec apenas pueden imaginarse sin la influencia japonesa. No fue hasta Félix Vallotton y Paul Gaugin que la propia xilografía se usó para obras a la japonesa, y en blanco y negro.
“Puente sobre charca” - Claude Monet - 1889
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Whistler fue importante a la hora de introducir en Inglaterra el arte japonés. Se le reconoció a París el centro de todo lo japonés, y Whistler adquirió una buena colección durante su estancia allí. Varias pinturas de van Goghs imitan el estilo y los temas ukiyo-e. Por ejemplo, Le Père Tanguy, el retrato del propietario de una tienda de material artístico, muestra seis diferentes ukiyo-e en la escena del fondo. Pintó La cortesana en 1887 después de encontrar un ukiyo-e de Kesai Eisen en la portada de la revista Paris Illustré en 1886. En esta época, en Amberes, ya estaba coleccionando estampas japonesas. Ukiyo-e, con sus líneas curvadas, superficies de patrón y vacíos en contraste, y el carácter llano de su plano pictórico, también inspiraron al modernismo. Algunos patrones de líneas y curvas se convirtieron en clichés gráficos que más tarde se encontraron en las obras de artistas de todo el mundo. Estas formas y bloques planos de color fueron los precursores del arte abstracto.
“Retrato de Pere Tanguy” - Vincent Van Gogh - 1887
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Japonismo y publicidad El descubrimiento de la cultura japonesa a mediados del siglo XIX supuso una gran fascinación por parte de los países europeos. Este hallazgo influyó en todos los ámbitos culturales de la sociedad europea de la época, incluyendo la publicidad. Durante la segunda mitad del siglo XIX eran muy habituales los anuncios gráficos de inspiración japonesa que evocaban el exotismo sobre los productos publicitados. La publicación de anuncios con alusiones japonesas hizo que se incrementara la moda del Japonismo, el cual tuvo un gran éxito principalmente entre mujeres de la media y alta burguesía. Además, este tipo de publicidad pertenecía principalmente al sector de la cosmética y los perfumes, aunque también hubo otras manifestaciones en el sector de la alimentación y de la decoración. París y Londres fueron las capitales europeas que tuvieron una relación más estrecha con Japón y que más intensamente manifestaron la influencia del Japonismo en su vida cultural a finales del siglo XIX.
“La dama de las Camelias” - Alphonse Mucha - 1896
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Los periódicos reflejaron las aportaciones japonistas en el terreno de la publicidad. Estos anuncios se caracterizaron por la aparición de mujeres japonesas vestidas con el tradicional kimono y con una sombrilla de original estampado. La marca más importante de la publicidad japonista fue Grossmith’s Hasu no hana, que producía perfume, agua de tocador, bolsitas perfumadas, jabón, dentífrico y polvos faciales. Sus campañas se caracterizaban por su detallada ambientación en el Japón tradicional. En sus comienzos, los anuncios resaltaban el diseño de los envases de perfume. Más adelante, su publicidad utilizaba ilustraciones de mayor tamaño, altamente elaboradas y preciosistas, que representan el ejemplo más claro del Japonismo publicitario. Otras marcas que utilizaban elementos formales japonistas son Japanese Violet, Lundborgg’s perfume, Pear’s Soap, Srubb’s Ammonial, Corylopsis du Japon y Amaryllis du Japon.
“Chat Nor” - Teophile Steinlen - 1896
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Contexto En el período Meiji (1868-1912) se inició una profunda renovación cultural, social y tecnológica en Japón, que se abrió más al exterior y empezó a incorporar los nuevos adelantos conseguidos en Occidente. La Carta de 1868 abolió los privilegios feudales y las diferencias de clase, lo cual no propició una mejora de las clases proletarias, sumidas en la miseria. Se inició una época de fuerte expansionismo imperialista, que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda, Japón ha vivido un proceso de democratización y desarrollo económico que la ha convertido en una de las principales potencias económicas mundiales y centro puntero en producción industrial e innovación tecnológica. A la era Meiji sucedieron las eras Taisho (1912-1926), Showa (1926-1989) y Heisei (1989-). Desde 1930, la progresiva militarización y la expansión por China y el sur de Asia, con el consiguiente incremento de recursos destinados al presupuesto militar, provocó una caída en el mecenazgo artístico. Sin embargo, con el despegue
“La monalisa” - Leiko Ikemura - 1896
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económico de la posguerra y la nueva prosperidad conseguida con la industrialización del país, las artes renacieron, inmersas ya plenamente en los movimientos artísticos internacionales debidos al proceso de globalización cultural. Asimismo, la prosperidad económica favoreció el coleccionismo, creándose numerosos museos y centros de exposiciones que han ayudado a la difusión y conservación del arte japonés e internacional.66 En el ámbito religioso, la instauración durante la era Meiji del sintoísmo como única religión oficial (Shinbutsu bunri) propició el abandono y la destrucción de los templos y obras de arte budista, que habría sido irreparable sin la intervención de Ernest Fenollosa, que junto al magnate y mecenas William Bigelow rescataron gran cantidad de obras que nutrieron la colección de arte budista del Museum of Fine Arts de Boston y la Freer Gallery of Art de Washington D.C., dos de las mejores colecciones de arte asiático del mundo.
“La dama de las Camelias” - Yoshitoshi Nara - 1999
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A partir de los años 1980 tuvo una fuerte implantación en Japón el arte postmoderno, ya que desde antaño ha sido característica la fusión entre el elemento popular y la sofisticación de las formas. Este estilo ha estado representado fundamentalmente por Arata Isozaki, autor del Museo de Arte de Kitakyoshi y del Kioto Concert Hall. Isozaki estudió con Tange, y en su obra sintetizó los conceptos occidentales con ideas espaciales, funcionales y decorativas típicas de Japón. Por su parte, Tadao Ando desarrolló un estilo minimalista, con gran preocupación por el aporte de luz y espacios abiertos al aire exterior (Capilla sobre el Agua, Tomanu, Hokkaido; Iglesia de la Luz, Ibaraki, Osaka; Museo de los Niños, Himeji). Shigeru Ban se ha caracterizado por el uso de materiales no convencionales, como papel o plástico: tras el terremoto de Kobe de 1995, que dejó a muchas personas sin casa, Ban contribuyó diseñando La casa de papel y La iglesia de papel.
Por último Toyo Ito ha explorado la imagen física de la ciudad de la era digital (Torre de los Vientos, Yokohama; Mediateca de Sendai, Sendai; Edificio Mikimoto Ginza 2, Tokio). En escultura existió igualmente la dualidad tradición-vanguardia, destacando los nombres de Yoshi Kinuchi y Romorini Toyofuku, además de los abstractos Masakazu Horiuchi y Yasuo Mizui, este último instalado en Francia. Isamu Noguchi y Nagare Masayuki recogieron la rica tradición escultórica de su país en obras que estudian el contraste entre la rugosidad y la pulidez de la materia.
“Mujer y kimono” - Tomiko TessaI - 1896
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Toshio Saeki Toshio nace en Tokio, hijo de una pareja de japoneses que residen en la ciudad de Nerima, Tokio el 27 de julio de 1985 como se ve en Ju-on: The Grudge. Su abuela es Nakagawa Kawamata y su tía es la hermana de Kayako, Naoko. Él tuvo un maestro llamado Kobayashi en la escuela que resultó ser un antiguo amor de su madre, pero que nunca realmente notó Kayako. Takeo descubre una revista en la que Kayako escribió sobre su amor por Kobayashi. Ciego de ira, él se obsesiona con la idea equivocada de que Kayako le engaña, y que Toshio no es su hijo. Ataca Kayako cuando llega a casa y violentamente la mata. Luego se da cuenta de que Toshio había presenciado el asesinato, y le ahoga en la bañera. También se suponía que él mató al gato mascota de Toshio, Mar, antes de enterrarlo en el camino de tierra al lado de la casa.
“En las nubes” - Toshio Saeki - 2010
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Desde 1930, la progresiva militarización y la expansión por China y el sur de Asia, con el consiguiente incremento de recursos destinados al presupuesto militar, provocó una caída en el mecenazgo artístico. Sin embargo, con el despegue económico de la posguerra y la nueva prosperidad conseguida con la industrialización del país, las artes renacieron, inmersas ya plenamente en los movimientos artísticos internacionales debidos al proceso de globalización cultural. Asimismo, la prosperidad económica favoreció el coleccionismo, creándose numerosos museos y centros de exposiciones que han ayudado a la difusión y conservación del arte japonés e internacional. En el ámbito religioso, la instauración durante la era Meiji del sintoísmo como única religión oficial propició el abandono y la destrucción de los templos y obras de arte budista. Ernest Fenollosa, junto al magnate y mecenas William Bigelow rescataron gran cantidad de obras que nutrieron la colección de arte budista.
“Vanidad” - Yoko Furusho - 2011
Durante la Segunda Guerra Mundial, la censura y los controles gubernamentales permitieron únicamente la expresión de temas patrióticos. Tras la guerra, los artistas japoneses prosperaron en las grandes ciudades, creando un arte urbano y cosmopolita, que fue siguiendo con devoción las innovaciones estilísticas producidas a nivel internacional, especialmente en París y Nueva York. Entre las últimas tendencias, tuvo bastante renombre dentro del llamado arte de acción el grupo Gutai, que asimiló la experiencia de la Segunda Guerra Mundial a través de acciones cargadas de ironía, con un gran sentimiento de crispación y una agresividad latente. Entre sus miembros destacan: Jiro Yoshihara, Sadamasa Motonaga, Shozo Shimamoto y Katsua Shiraga. Vinculados al arte postmoderno figuran varios artistas, inmersos en el fenómeno reciente de la globalización, marcada por la multiculturalidad de las expresiones artísticas: Shigeo Toya, Yasumasa Morimura.
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takashi murakami Esto comienza una maldición sobre la casa, en la que los fantasmas de Kayako, Toshio y Takeo (quien es asesinado por Kayako poco después de su asesinato) ataque de la gente que entra en, recreando los asesinatos y siguiendo las víctimas dondequiera que vayan. En ningún retrato de los fantasmas que las víctimas nunca intentar defenderse físicamente. Toshio se ve a menudo fuera de la casa sin ropa y como tiza blanca como su madre, dibujando estrellas bajo el firmamento. Por lo general sólo persigue a sus víctimas en vez de matarlos. Sin embargo, se le ve en el Rencor El asesinato Jennifer y Mateo, Trish en The Grudge 2, y también mata Sr. Praski en The Grudge 3. Su siguiente aparición fue en The Grudge 3, interpretado por Shimba Tsuchiya. Él puede ser considerado como un icono del cine de terror moderno, habiendo aparecido en seis películas (con uno más para ser lanzado) y uno corto e incluso parodiado en la película de 2006 comedia Scary.
“Fufi” - Takashi Murakami - 2011
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En conclusión, Toshio Saeki es una artista japonesa y mangaka nacido en famoso por sus pinturas y dibujos se centran en el erotismo, violencia y perversión de 1945. Ha publicado numerosos libros y realizado exposiciones galería de todo el mundo. Se ha sugerido que sus creaciones eróticas muy originales han influido en algunos de los más conocidos artistas contemporáneos japoneses Makoto Aida incluyendo y Takashi Murakami. Las pinturas Saeki a menudo cuentan con hombres y mujeres, demonios, animales y cadáveres.
“Noche estrellada” - Takashi Murakami - 2011
bibliografia i - Kiyochika Artist of Meiji Japan - Henry Smith - Hokusai - Carlson Joy - Grabados Japoneses de Gabriele Fahr-Becker - The Male Journey in Japanese Prints - Roger Keyes - Handbook of Japanese Art - Karl Watson - Arte Oriental, africano y de oceanía. Arte Universal - The Feminine Image: women of Japan - Honolulu Academy of Arts - Waves and Plagues: The Art of Masami Teraoka - Michael Scotfield - El desfile ilustrado de la noche de cientos demonios - Gazu Hyakki Yako - Arte Erótico japonés - Carter Houston
- Hokusai - Carlson Joy - Kiyochika Artist of Meiji Japan - Henry Smith - The Feminine Image: women of Japan - Honolulu Academy of Arts - Waves and Plagues: The Art of Masami Teraoka - Michael Scotfield - El desfile ilustrado de la noche de cientos demonios - Gazu Hyakki Yako - Grabados Japoneses de Gabriele Fahr-Becker - The Male Journey in Japanese Prints - Roger Keyes - Arte Oriental, africano y de oceanía. Arte Universal - Arte Erótico japonés - Carter Houston - Handbook of Japanese Art - Karl Watson
Agradecimientos La realización de este libro no habría sido posible sin la ayuda y dedicación de nuestros profesores Carmen García y Martín Razuri. Además sin las ganas de ayudar y el conocimiento de muchos compañeros, amigos y familiares como Gabriela Barra Ono, familia Baertl Helguero, familia Espinosa Ureta, Fuferson Baertl, Sara Ureta y Rodolfo Espinosa. A quien tampoco podemos dejar de agradecer es a la Pontificia Universidad Católica del Perú, quienes nos brindaron y pusieron a nuestra disposición gran cantidad de libros propicios para el tema en la Biblioteca Central.