Buenos vientos Crece el interés por el uso de la bicicleta como opción real de transporte. Tanto que hasta los líderes políticos lo han por fin incorporado a su lenguaje y a sus programas, donde el tema movilidad, trasnocho de los urbanitas, ocupa un lugar de privilegio, estemos o no en año electoral. Un buen síntoma, a pesar de los riesgos a que estamos acostumbrados los colombianos en relación con el divorcio entre discursos y prácticas de nuestros gobernantes. Crece tanto que esta semana tiene lugar en Medellín el Foro Mundial de la Bicicleta, gracias a un puñado de jóvenes entusiastas y comprometidos, que decidieron tomar en sus manos el destino de las ciudades, esos caóticos organismos donde los humanos estamos prefiriendo vivir. Evento que resulta una buena oportunidad para motivar la reflexión de los ciudadanos sobre sus prácticas y conductas de movilidad, y de los empresarios y gobernantes por sus políticas y apuestas de productividad y competitividad territorial. Movilidad que tiene efectos claros sobre la competitividad y claramente sobre la habitabilidad de la región, en un aspecto clave como la calidad del aire. Con las irregularidades habituales en la gestión de lo público, el Área Metropolitana y el Municipio de Medellín han venido construyendo un sistema de información que, aún con serias limitaciones, ofrece datos en cantidad para la gestión de la calidad del aire en el Valle de Aburrá. No obstante, parece claro que la profusión de la información no está encontrando suficiente eco en términos de la autoridad y el control, y en el desarrollo e implementación de procesos e instrumentos de gestión de la calidad del aire. Calidad del aire que es la resultante de nuestra posición y condición geográfica, pero también de la naturaleza de nuestros sistemas productivos, y de la forma en que usamos y ordenamos (o no) el territorio. Calidad del aire que es un problema bastante serio de salud pública, al punto que investigadores de la Universidad de Antioquia hablan de 5 muertes/día en el Valle de Aburrá, por enfermedades conexas con contaminación atmosférica. Calidad del aire que, naturalmente, por su multicausalidad, debería estar adecuadamente considerada e integrada en las políticas y programas sectoriales de transporte y movilidad, industria, energía, flora, espacio público, gestión del riesgo, educación, cultura, recreación, y seguridad. La articulación reclamada puede lograrse desde la comprensión sistémica de los fenómenos y procesos naturales, económicos y territoriales que están en la base de la calidad del aire. Recientemente, el Municipio de Medellín, apoyado técnicamente en otras instituciones nacionales y locales, bajo el liderazgo de la Corporación Parque Explora, construyó y adoptó una Propuesta de Gestión de la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos. Apenas el primer esfuerzo por entender de forma más integral las complejas relaciones entre salud de los ecosistemas, bienestar de los ciudadanos, y competitividad del territorio. Infortunadamente, a pesar de algunos avances sectoriales, hoy no parecen existir señales de tal articulación, y está dentro de los escenarios posibles que una actuación bienintencionada pero desordenada contribuya a aumentar la magnitud del problema y sus impactos en el bienestar de los ciudadanos. Un buen sistema de información y evaluación debería estar en grado de aportar a esta discusión, con el necesario equilibrio entre crítica y regocijo que debe estar presente en cualquier proceso de aprendizaje.