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CARTAS DE MISIÓN

Papa Francisco regresa a África

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A casi tres años de su visita a Mozambique, Madagascar y Mauricio, el Papa pisará nuevamente suelo africano, después de confrmar y programar su quinto viaje apostólico al continente en julio próximo, con escalas en las ciudades de Kinshasa, la capital, y Goma, en República Democrática del Congo (RDC), y en Yuba, capital de Sudán del Sur. A pesar de que el Obispo de Roma ya había expresado desde años atrás su deseo de encontrarse con las comunidades católicas congoleñas y con los feles de la nación más joven y la segunda más pobre de África, la noticia fnalmente transcendió a principios del mes pasado. Y, aunque el programa detallado aún no ha sido dado a conocer, autoridades y líderes sociales han destacado la relevancia de la visita papal a esas naciones que, en los últimos años, se han visto atormentadas por guerrillas y confictos interétnicos. En RDC, Adrien Zawadi, presidente de la Sociedad Civil de Kivu del Sur, dijo que se «espera que la visita del Santo Padre nos traiga un fuerte mensaje de esperanza y de verdadera paz en toda la región de los Grandes Lagos, desgarrada por guerras fratricidas y escenas crueles que niegan la santidad de la vida». Y para las autoridades sur sudanesas, la visita de Francisco tendrá «un carácter religioso, pero también político», pues está previsto que el arzobispo de Canterbury también se haga presente en Yuba, en un esfuerzo ecuménico por consolidar la paz en ese país donde el 80 por ciento de sus habitantes vive en pobreza extrema y dos tercios de ellos padecen hambre, según los datos más recientes del Banco Mundial (Vatican News / Agencia Fides). •

La guerra de los medios

Mientras que el conficto armado entre Rusia y Ucrania continuaba cobrando víctimas mortales de ambos bandos y elevando los lucros de las grandes compañías productoras de armas, diversos países occidentales intentaban acorralar al país invasor con guerras paralelas en el campo económico y mediático, aplicando sanciones y restricciones unilaterales, con la consecuente respuesta del Kremlin. En lo que respecta a las grandes corporaciones de noticias y a las redes sociales de alcance global, en la Unión Europea y en otros países se bloqueó el acceso a medios como Russia Today y Sputnik News a través del buscador de Google, mientras que Twitter clasifcó a infnidad de periodistas con la etiqueta «medios afliados al gobierno, Rusia», aunque no hizo lo mismo con aquellos que escriben para BCC, DW y otros medios gubernamentales. Ante eso, Putin respondió con la amenaza de castigos severos para reporteros que propagaran «mentiras» sobre el conficto bélico. Al fnal, quien salió perdiendo fueron los ciudadanos que tuvieron bloqueado el acceso y el contraste de fuentes de información, sobre todo en Europa; y, como en toda guerra, ganaron las «verdades» parciales y el sesgo. En ese bombardeo de visiones y narrativas parciales, vuelve a resonar el apelo que el papa Francisco hizo apenas en octubre pasado: «Quiero pedirles en nombre de Dios a los medios de comunicación que terminen con la lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio, que busquen contribuir a la fraternidad humana y a la empatía con los más vulnerados» (Twitter). •

Ash Hayes / Unsplash Filomeno Ceja

¿Palestina no importa?

Tan sólo en 2021, en la región de Palestina, «las fuerzas de seguridad israelíes mataron a 313 palestinos, incluidos 71 menores: 236 en la Franja de Gaza, 232 de ellos durante la Operación Guardián de los Muros; y 77 en Cisjordania (incluida Jerusalén Este)», según el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados. También, en los primeros meses de este año ha aumentado la violencia en varias zonas del territorio palestino ocupado por Israel. De hecho, el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, informó ante el Consejo de Seguridad que en Cisjordania continúa la violencia diaria, las tensiones en Jerusalén Este y en los campos de refugiados aumentan, además de persistir las agresiones de colonos judíos contra la población árabe (UN News / Prensa Latina). Por eso, y por todo el historial de violaciones precedentes a los derechos humanos de los palestinos, Amnistía Internacional concluyó, en su informe 2022, que «las autoridades israelíes imponen un sistema de apartheid contra toda la población palestina bajo su control efectivo, tanto si viven en Israel, en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) o en otros países como personas refugiadas». Y al dejar de lado o ignorar ese conflicto y otros que ocurren en el mundo, en forma paralela a la invasión de Ucrania, ¿la comunidad internacional no estaría colaborando con la brutalidad, discriminación y opresión sistemáticas de regímenes como el israelí? •

P. Filomeno Ceja

El padre Filo, como mucha gente lo llama, nació en el seno de una familia muy sencilla, pero de fe mayúscula. Es originario del pueblo de Paredones, en el municipio de Jiquilpan, Michoacán. Conoció a los Misioneros Combonianos desde pequeño e ingresó al seminario menor de Sahuayo. Realizó sus estudios de preparación en México y Brasil, donde concluyó la Teología. Trabajó en las misiones del país sudamericano, pero vivió sus mayores experiencias en la pastoral en Mozambique, donde estuvo más de 11 años; y en la misión de San Luis, Petén, Guatemala, durante 8 años con los pueblos Qéqchi y Maya Mopan, a quienes les entregó su corazón y con quienes se hizo uno de ellos.

Se ha distinguido por su entusiasmo y generosidad y ha sido un trabajador infatigable, siempre motivado por el ejemplo de san Daniel Comboni. Posee un don de gentes que le abre muchos caminos y le permite entablar amistad con muchas personas, en las que siempre trata de dejar una semillita de entusiasmo misionero. En sus 11 años de trabajo en México ha visitado cientos de grupos y parroquias llevando una palabra misionera. En su corazón ocupan un lugar privilegiado los más pobres y, con ellos, ha sabido ser solidario y tender la mano a quienes más lo necesitan.

Él vive la pasión de la misión en lo más profundo de su corazón y su entrega a través de los pequeños detalles, procurando que todas las personas que lo encuentran, puedan experimentar la alegría del Evangelio.

8 Cartas de misión

Con los inmigrantes subsaharianos

Muchos inmigrantes sub-

saharianos carecen de papeles y trabajo. La crisis económica les afecta más de cerca a ellos que a otras personas. En su mayoría están menos cualificados que los inmigrantes de otros continentes, por eso tienen menos oportunidad de acceder al mercado laboral que los inmigrantes procedentes de Europa del Este, de Latinoamérica, del Magreb y de Asia. En este sentido, ellos son los últimos de entre los últimos en nuestra sociedad y no sólo en el ámbito laboral.

El choque cultural para los inmigrantes subsaharianos los conduce a vivir un profundo desarraigo al estar fuera de sus comunidades. Resuena una y otra vez la especial precariedad de la población ante la situación de «invisibilidad» que viven, la cual se agudizada en la indiferencia por parte de las administraciones y de buena parte de la población. En términos combonianos podemos decir que en Europa ellos son «los más pobres y abandonados». Para Daniel Comboni estaba clarísimo que sus misioneros debían estar presentes entre los más pobres y abandonados. Él se refiere a una

pobreza integral, tanto física como espiritual. A lo largo de toda su vida misionera, nuestro fundador soñaba con realizar su plan de regeneración de África o, dicho con sus palabras: «Salvar África con África» y su lucha contra la esclavitud era un paso más hacia esa meta.

En concreto, Comboni se propuso rescatar a esclavos de las manos de sus «amos» y les conseguía pasaportes u otros documentos que reconocieran su dignidad de personas libres; luego los llevaba a institutos especializados para educarlos en la fe cristiana, así como en las ciencias y otras profesiones, de modo que, una vez de regreso a sus tierras, fueran capaces de transmitir la educación recibida a sus hermanos y hermanas (cf Escritos 516; 2770-2779).

En estas tierras africanas, donde los horrores de la esclavitud y la colonización elevaron una muralla invisible de separación entre negros y blancos, Comboni fue percibido como un padre protector. Por eso algunos esclavos que huían buscaban refugio en la misión. Él los acogía y les daba la oportunidad de recibir una formación cristiana y profesional. Al fnalizarla les entregaba una carta de libertad reconocida por el Gobierno (cf Escritos 4128) y los animaba a vivir de su profesión. Una vez compró un terreno cerca de El Obeid, que más tarde se convertiría en el poblado de Malbes, para que algunos esclavos liberados pudieran vivir de su trabajo (cf Escritos 3379). Daniel Comboni no luchó sólo contra la esclavitud, sino que intentó crear una red de personas en diversos países para ofrecerles un futuro mejor a quienes habían sido injustamente esclavizadas.

No es exagerado decir que en muchos lugares de Europa existe, desde hace décadas, una nueva forma de esclavitud que afecta a los inmigrantes subsaharianos. Por poner un ejemplo, en diversas provincias del sur de España existen asentamientos vinculados a la explotación extensiva agrícola en invernaderos, donde muchas personas viven situaciones de explotación terribles. Ya desde fnales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado se conocen casos puntuales de este fenómeno.

Creo que todas estas realidades sociales justifican, con creces, la importancia de que los Misioneros Combonianos mantengamos una presencia significativa con los inmigrantes en Europa, particularmente con los subsaharianos. Estoy convencido de que podemos contribuir con nuestro servicio a mejorar las condiciones de vida de estas personas excluidas y favorecer el cambio social que les posibilite una plena integración.

Mirando esta realidad, a través de los ojos de la fe, los misioneros, misioneras y laicos combonianos se sienten interpelados en Europa para acompañar a las personas migrantes en las dificultades que pasan. Desde nuestra especificidad misionera y comboniana, estamos capacitados para aportar un valor diferenciador a esta realidad de exclusión social. Tenemos amplia experiencia en la evangelización y la promoción humana de individuos y comunidades en diferentes continentes, de manera particular entre los pueblos de África.

Podemos acompañar su soledad, denunciar su invisibilidad y contribuir con recursos a su falta de acompañamiento espiritual y a su fuerte desarraigo. Podemos contribuir para dignificar sus vidas y orientarlos en los complejos y difíciles momentos iniciales con sólo llegar a Europa. Nuestra experiencia misionera de vida con personas de otras culturas, de diálogo interreligioso, de conocimiento de lenguas, etcétera, nos facilita un encuentro con los inmigrantes subsaharianos que han venido a Europa para un enriquecimiento mutuo, y pienso que nuestro carisma comboniano nos empuja a ello.

Ser misionera en esta tierra

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La hermana Silvia Vargas, misionera comboniana ecuatoriana, comparte su proceso de discernimiento vocacional y su labor evangelizadora en diversas partes de América y África.

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