de fraternidad
AĂąo 67 No. 785 diciembre 2020
Anhelo
www.esquilamisional.org
ISSN 0186-8314
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La Carta
Víctor A. Mejía
ANHELO DE FRATERNIDAD
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F
raternidad. Esta palabra es, tal vez, una de las que más profundamente resuenan en nuestro interior, pues podría considerarse el eco de un anhelo que no se logra hacer desaparecer con todas las atrocidades con las que la humanidad se enfrenta a diario. En un mundo en donde las informaciones de violencia y guerra inundan todos los medios, en una sociedad en donde el desprecio de la vida parece convertirse en normalidad, en cotidianidad. La palabra fraternidad podría sonar a muchos como una ilusión, un canto de sirenas que se antoja encantador. Y es que parece que la humanidad va perdiendo el sentido del rumbo, se ha ido contentando con vivir en la superficialidad, se conforma con lo efímero; lo quiere todo, aquí y ahora. La agresividad, el miedo, la intolerancia, la falta de respeto entre nosotros, la vulgaridad y la arrogancia pretenden atribuirse el derecho de primacía en lo que debería normar nuestras sanas relaciones o lo que podría llamarse humana normalidad. Vivir fraternalmente, a muchos les resulta un lenguaje cargado de ingenuidad, pues la experiencia enseña que estamos en un mundo en donde la desconfianza y la prepotencia, en donde el desprecio y la descalificación del otro parecen tener prioridad. Basta abrir un poco los ojos para tomar conciencia de los escandalosos niveles a que se ha llegado cuando hablamos de indiferencia, de indolencia ante el sufrimiento y del abandono de tantos hermanos nuestros, aunque nos cueste reconocerlos como tales. Duele, seguramente a quienes se resisten a alinearse a una mentalidad que se empeña a ver a los demás como simples objetos, tantos conflictos, tanto odio y tanta crueldad. En el momento en que escribo estas líneas hay cientos de guerras en nuestro mundo, en donde miles de inocentes están siendo obligados a emigrar, en donde miles de niños no sabrán lo que es una
escuela, y donde millones de pobres engrosan las estadísticas que dividen a la humanidad. Y, sin embargo, hay quienes vuelven a elevar la voz, valiente y generosa, para recordarnos que no es tiempo de renunciar a la más profunda de nuestras verdades: somos fraternidad. El papa Francisco nos regala su tercera encíclica: Fratelli tutti, y sus palabras resuenan como un grito de esperanza, como una bocanada de aire fresco cargado de confianza. Somos todos hermanos, esa es la verdad que llevamos inscrita en los cromosomas de nuestra identidad. Somos personas destinadas a construirse tejiendo lazos de comunión, de reconocimiento, de cariño y respeto. Somos hermanos que no podemos ignorarnos, porque está en juego lo único que da sentido a nuestra existencia y nos hace más humanos: nuestra capacidad de amar. La fraternidad será siempre el anhelo que nos despierta cada mañana, y nos obliga a salir de los abismos del egoísmo, en donde nos podemos enredar, para enseñarnos así que el secreto de la vida se esconde en el misterio que encierra cada persona con quien somos capaces de establecer una relación de auténtica hermandad. P. Enrique SÁNCHEZ G., mccj
Esquila Misional
diciembre 2020
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Anhelo de fraternidad Año 67 - No. 785 diciembre 2020 Portada: Jorge Decelis
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La reproducción total o parcial de artículos y reportajes de Esquila Misional queda permitida citando su procedencia. Se imprime con licencia eclesiástica. Las opiniones de los autores vertidas en esta revista no reflejan necesariamente el punto de vista de esta editorial Consulte nuestro aviso de privacidad en: www.esquilamisional.org
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CONTENIDO 1 4 5 6 8
LA CARTA Anhelo de fraternidad nuestros lectores una imagen vale más... Más allá de la noticia CARTAS DE MISIÓN
Instantáneas desde Chad Ser voz de esperanza Refuerzos para la fe
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EN FAMILIA Fiesta en Metlatónoc SERVICIO ESPECIAL Combonianos en una nueva misión EVANGELIO, IGLESIA Y SOCIEDAD Identificar al... DESDE INTERNET Oración de agradecimiento REALIDADES Fratelli tutti y la misión para orar con el papa Para una vida de oración JUSTICIA Y PAZ Monseñor Arizmendi nuevo cardenal EN CLAVE DE MUJER Liderazgo de Nehemías BIBLIA Y MISIÓN Rahab, heroína de la fe La columna de Monseñor ¡Mi Evangelio! la otra ministerialidad Esperanza francisco, el papa misionero Cuidar la casa... PUNTO DE VISTA Llamados a construir ciudadanía LLAMADOS A LA MISIÓN Decir «sí», como María EXPRESIÓN Y CULTURA Siempre debe ser Navidad Literatura comboniana
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Esquila Misional
diciembre 2020
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Nuestros lectores
He estado al tanto de sus revistas por muchos años, sobre todo de Esquila Misional, pues me gusta la profundidad de algunos artículos que denuncian las injusticias. Lo que más me gusta es que en todos sus textos dejan un aliento de esperanza, humanidad, solidaridad, amor y certeza de que Dios siempre está en nuestro camino acompañándonos y alentándonos para no desfallecer. En estos tiempos críticos donde la desolación, incertidumbre, encierro y muerte nos han mantenido casi enclaustrados, la revista ha sido para mí y los míos, un gran sostén de esperanza que nos anima a seguir nuestra vida. ¡Gracias por sus publicaciones! Guadalupe Reyes Rodríguez (Querétaro, Qro.) Querido padre Enrique, apenas recibí la noticia de la muerte del padre Jorge García y ha sido un golpe demasiado fuerte, sobre todo me he sentido adolorido por la pérdida de un amigo, un gran amigo, apasionado de los pobres. Lo conocí en Roma, durante su servicio como Secretario General de la Animación Misionera. Hablamos muchas veces y se había convertido en un verdadero amigo de camino. Quisiera agradecer a la provincia comboniana de México por habernos regalado a un gran misionero. Gracias al padre Jorge por la valentía que en algún momento tuvo que pagar con la expulsión de su misión. Necesitamos misioneros como él. Quisiera también que este agradecimiento llegue a su familia, que debe sentirse orgullosa por habernos regalado a un gran misionero. Un abrazo. P. Alex Zanotelli, mccj (Nápoles, Italia)
Muy estimados misioneros, quisiera compartir una reflexión que despertó en mí su edición del número pasado. Se lee en redes sociales, que «esta pandemia mata dos veces», en referencia al distanciamiento social con seres queridos y amistades que mueren en soledad por Covid-19 u otra causa y que impide realizar un «cierre emocional». Dar el último adiós a un amigo o ser querido es un derecho que otorga dignidad tanto al difunto, como a quien se despide, y este aislamiento nos ha impedido a muchos ejercer dicha posibilidad. Pero el dolor queda atrás con tan conmovedores testimonios de esperanza, y sus artículos nos enseñan que, a pesar de todo, el amor vivido por cada uno de los que se han ido este 2020 nos inspira a seguir adelante sin miedo a nada. Roberto Hurtado (Guadalajara, Jal.)
Queridos misioneros, hace tiempo que leí uno de sus libros: La Estrella y el pesebre, si no mal recuerdo, del padre Vittorio Moretto. Desde entonces, las reflexiones plasmadas ahí, y aún más sentidas en esta pandemia hacia la recta final del año, siempre me hacen pensar en ese Niño Dios que, al nacer en un entorno tan antihigiénico como lo sería un pesebre, se encarnó humildemente en nuestra humanidad y, con su luz y su mensaje, nos enseñó una revolucionaria manera de vivir el amor. Hna. María del Rocío (Irapuato, Gto.)
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««El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»»
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Jorge Decelis
Una imagen vale más...
(Jn 1,14)
Esquila Misional
diciembre 2020
Más allá de la noticia
Por: P. Gustavo COVARRUBIA S, mccj
Tope A. Asokere/Unsplash
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MISIONEROS COMBONIANOS
Morir fiel a la misión
«Independencia» y crisis en Nigeria Entre enero y noviembre de 2020, 17 países africanos conmemoraron los 60 años de su «independencia» del colonialismo europeo. Entre esas naciones, el pasado 1 de octubre Nigeria, el país más poblado y rico por el tamaño de su PIB, «celebró» su liberación política del yugo inglés. Pero, como lo atestiguan algunas noticias perdidas en la sección internacional, continúa sufriendo infinidad de problemas agudos que no le permiten aprovechar y desarrollar todo el potencial de su población (mayoritariamente joven) y de sus abundantes recursos naturales con la perspectiva de alcanzar mayor autonomía económica, justicia social e integración nacional. Más bien, la nación parece estar al borde del colapso total, como apun-
ta la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria y como enfáticamente afirmó el obispo de Oyo, monseñor Emmanuel Adetoyese: «Después de 60 años, la independencia de Nigeria sigue siendo un espejismo, una mera construcción mental, que se hace aún más inalcanzable por la multiplicidad de problemas que asaltan al país». De hecho, según Adetoyese, para que esa gran nación alcance una independencia efectiva, aún falta librarse de «líderes y políticos ladrones, funcionarios públicos y sindicalistas corruptos, terroristas y tribales sedientos de sangre, mercenarios económicos y fanáticos religiosos y todo tipo de incrédulos sociales que tratan de tomar su parte del pastel de los recursos nacionales a cualquier precio». •
«Me comunicaron que tengo Covid-19 y, por la medicina, dormiré mucho por tres semanas. Unidos en el Corazón de Cristo... Pasen el mensaje y hagan oración por mí», estas fueron algunas de las últimas palabras que nos llegaron del padre Jesús Aranda Nava, misionero comboniano mexicano, después que fue internado en el hospital de Lacor, Gulu, en Uganda. Todavía el 3 de noviembre escribió al superior provincial de México reportando que se encontraba mejor. Pero horas después, en la madrugada del día siguiente, el provincial de Sudán del Sur comunicó la triste noticia del fallecimiento de «El tío» (como lo llamaban con cariño sus conocidos), el hombre de la eterna sonrisa, que murió apasionado y fiel a la misión que vivió, en sus últimos años, entre los refugiados al sur de Uganda. Así, el padre Chuy fue sembrado en su amada tierra africana, como muchos otros religiosos que en este año nos han dejado físicamente. Ahora, movidos por la esperanza, confiamos en que despertará en el Paraíso, donde finalmente se reencontrará con el Buen Pastor que lo asoció a su misión, muerte y resurrección. Es esa la esperanza que siempre nos sostiene, como bien nos recordó el papa Francisco en la pasada celebración de los Fieles Difuntos, cuando nos invitó a «pensar en muchos hermanos y hermanas que se han ido... nos hará bien mirar los cementerios y mirar allá. Y repetir, como Job: “Yo sé que mi Redentor está vivo, y lo veré yo mismo, mis ojos lo contemplarán y no otro”». •
Semblanza
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Texto y fotos: Fernando CORTÉS, mccj
Markus Spiske/Unsplash
Democracia con pies de barro
Hno. Arsenio Ferrari Finalmente, después de varios días de espera, el pasado 7 de noviembre por la mañana, la prensa mundial (con Associated Press a la cabeza) anunció como virtual presidente electo de los Estados Unidos de América al candidato demócrata Joe Biden. Aunque la elección se considera histórica por el nivel de participación y porque por primera vez una mujer afroamericana (Kamala Harris) ocupará la vicepresidencia de uno de los países más poderosos del planeta, el tumultuoso proceso electoral reveló, a los ojos de los más críticos, las evidentes fragilidades y las profundas contradicciones de quienes se han autoproclamado, durante mucho tiempo, como jueces del mundo en materia de democracia y libertades. El cobre (o el barro) de la democracia americana que no todos los consorcios televisivos destacaron se mostró en: influencia cupular en la elección de candidatos; debates insustanciales; agendas mediáticas;
sistema de conteo confuso y lento; autoridades electorales irrelevantes; amenazas de reacciones violentas por parte de inconformes; censura de grandes medios de comunicación; impugnación y posible judicialización del proceso. Al parecer, más que Biden, quienes ganaron fueron los movimientos anti-Trump y el orden establecido de la política americana que, aunque tiene dos caras «ideológicas», ambas son parte de la única moneda del capital. Por eso, aunque el resultado electoral representa un golpe para corrientes racistas y neofascistas de la política mundial, queda claro que el gigante americano continuará careciendo de autoridad moral para exportar o imponer su «modelo» hasta que no resuelva sus tremendas contradicciones internas y mientras el resultado de las elecciones sea definido por un colegio electoral anacrónico y por los intereses del corporativismo televisivo y económico. •
Quiero recordar en este espacio al hermano Arsenio Ferrari, misionero comboniano italiano. Dios mediante, el hermano Arsenio cumplirá 99 años el 18 de diciembre. Es el único sobreviviente del primer grupo de Misioneros Combonianos que llegaron a Baja California Sur, en 1948, para llevar adelante la misión. Trabajó con mucho empeño en San José del Cabo, Todos Santos, El Triunfo, La Purísima y La Paz. He aquí su breve semblanza: «El hermano Arsenio es carpintero, herrero, mecánico, mosaiquero, tornero, músico... pero ante todo es un religioso que se vale del deporte para enseñar a niños, jóvenes y adultos la majestuosidad del espíritu humano: el amor hacia el otro, sin distinguir raza, ni credos... La sociedad sudcaliforniana está en deuda con este humilde misionero, porque le debemos a él que en la entidad se cuente con expertos carpinteros y herreros, y de buenos futbolistas y beisbolistas. Llama la atención, por tanto, que ninguna cancha deportiva en todo el Estado lleve por lo menos su nombre», (Francisco López Gutiérrez. Los Combonianos que conocimos y... ¿reconocemos? 1948-1951. Archivo Histórico Pablo L. Martínez. Pág. 51).
Esquila Misional
diciembre 2020
Cartas de misión
Texto y fotos: P. David ESQUIVEL, mccj Bodo, Chad
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stimados lectores de Esquila Misional, los saludo desde la parroquia de San Miguel Arcángel en Bodo, diócesis de Doba, al sur de Chad. Aquí vivimos cuatro combonianos originarios de diferentes países: el padre Donald Magoma, de Sudáfrica; el diácono Richard Horbé, de Chad; el hermano Jean Marie Kulitsi, de Congo; y yo, de México.
desde Chad
Instantáneas
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Junto con las hermanas Franciscanas Alcantarinas, atendemos diez sectores de la parroquia, además de la escuela primaria y el dispensario, a cargo de ellas. Escribo estas líneas para compartirles cuatro «instantáneas» de nuestra misión.
Primera instantánea: Jueves San-
to 2019. Durante el Triduo Pascual, el jueves por la noche, fui a un pueblo del sector «Cesarea». Después de la homilía, vino el rito del lavatorio de pies. ¡Ahora ya me cuesta trabajo estar en cuclillas por cierto tiempo! Me trajeron una palangana con agua, jabón y una toalla y empecé. Sin embargo, ¡no fue fácil porque algunos
pies no cabían en la palangana! En general, los chadianos tienen pies muy grandes, así que primero metían sus dedos y después los talones. ¡Lavé pies rugosos, con cicatrices, talones agrietados y ásperos, dedos desviados, uñas rotas, o verdosas...! Pies habituados al campo y a la hostilidad de la tierra, la arena, el lodo, el agua y las raíces de los árboles que los hieren... ¡Es probable que así fueran los de Jesús, el Hijo del hombre, el Verbo encarnado! El sentido del tacto es evangélico como en el lavatorio que empezó Jesús aquel jueves.
Segunda instantánea:
El bebé comunitario (mayo 2019). Aquel
domingo en el poblado del sector Emaús, al final de la eucaristía presentaron a un bebé para que yo lo bendijera. Pasó la joven mamá al frente con su esposo, cargándolo y los bendije. Después lo cargué. Aquel «muñequito de chocolate» con su boquita entre abierta respiraba con ímpetu, y sus grandes y brillantes ojos negro azabache me miraban fijamente. Sus bracitos se agitaban frenéticamente tanto como sus regordetas piernas llenas de plieguecillos en los muslos. Después lo icé y lo mostré a la gente (como en la película de «El Rey León»). El coro cantaba, los tambores sonaban y la gente danzaba. ¡Era un ambiente de
Cartas de misión alegría que festejaba la vida! El animador del sector lo tomó y lo meció en sus brazos. Unos instantes después, el bebé pasó de brazo en brazo hasta llegar otra vez con su mamá. Es un «hijo de la comunidad».
Tercera instantánea:
Confesión de enfermos (10 de febrero de 2020). Ese lunes fui a visitar y confesar a varios enfermos del centro de Bodo; había algunos ancianos y personas con discapacidad. Once mujeres y cinco hombres en total. Algunos estaban en sus petates a la sombra de un árbol; otros, al interior de su modesta morada sobre una cama rústica hecha con carrizos. Recuerdo a Elizabeth, mujer ciega; a Ruffine, con discapacidad motora; a Pauline, que era como una calaverita de piel; a Homère, hombre de unos 50 años, tenía los dedos de las manos engarruñados y las extremidades paralizadas a consecuencia de un accidente de motocicleta; a Brigitte y a Jeanne, con sus sonrisas contagiaban y reflejaban su gran fe. Estos enfermos probablemente tienen mi edad (64 años) o diez años más. La esperanza de vida en Chad es de 48 años para las mujeres y 45 para los hombres, porque la vida es precaria. ¡Así que son sobrevivientes de la estadística! Son los miembros de Cristo que hoy cargan su cruz y viven su fe unidos a Él. Son testigos de otro tipo de presencia de Jesucristo en este mundo.
Cuarta Instantánea: El chapuzón
(diciembre 2019). Ese jueves tenía la eucaristía en el sector Galilea, al otro lado del río. Me acompañaba mi amigo Alexandre Ngarnayel en
su motocicleta, porque había que recorrer varios kilómetros. De ida, atravesamos el río, llegamos al pueblo y celebramos la misa sin contratiempos. Decidimos regresar, declinando amablemente la invitación a comer porque ya era tarde. Colocamos la moto sobre la canoa y empezamos a cruzar el río. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, la moto se fue de lado, desequilibró la canoa y caímos al agua. ¡No hubo ni tiempo para espantarnos! Empezamos a nadar y a buscar la moto en medio de la oscuridad; estaba sobre un «tapete» de hierba acuática que le servía de soporte. Mientras yo sostenía la moto, ellos intentaban sacar la gran cantidad de agua de la canoa, que ya habíamos enderezado. Sentía cómo me picaban los mosquitos y escuchaba sapos croar. Tardamos una hora para volver a embarcarnos y terminar de cruzar el río. Al intentar encender la moto, no lo logramos porque había entrado agua al carburador. Cargando nuestras empapadas mochilas emprendimos el viaje nocturno al pueblo más cercano, Danamadja, a cuatro kilómetros. Al llegar, los catequistas nos recibieron, nos dieron cobijas y herramientas para reparar la moto, pero no lo logramos. Así que, desde una cabina, hablamos a los combonianos de la misión para que vinieran a recogernos. El saldo de esta inesperada aventura fue un ataque de paludismo que me sacudió justamente ¡la noche del 31 de diciembre! (El primer síntoma es fiebre y cuerpo cansado). Mi amigo Georges –enfermero– me llevó al dispensario y me dio los medicamentos prescritos
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para esta enfermedad tan común por acá: un antipalúdico, un antibiótico y paracetamol. ¡Comencé el primer día de 2020 en cama! Estimados lectores, estas son algunas de las innumerables instantáneas que vivimos con frecuencia en la misión. La Iglesia de Chad (ocho diócesis) está en plena expansión, en un país de mayoría islámica. Las vocaciones van en aumento y actualmente la mayor parte del clero local es autóctono. El personal misionero, mujeres y hombres, venimos de cuatro continentes, y el grupo más numeroso de misioneros ¡es mexicano! Me despido, y sigo en comunicación y comunión por medio de sus oraciones por nuestro pueblo e Iglesia de Chad. «¡Mbay si sesi! («El Señor esté con ustedes»).
Esquila Misional
diciembre 2020
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Texto y fotos: P. Alex MENG, mccj Macao, China
Cartas de misión
Soy un misionero comboniano que desde el año 2000 desempeño mi labor misionera en China. La pandemia de Covid-19 me tiene varado en mi querido México, pero espero regresar pronto a aquel país.
Ser voz de esperanza
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Cartas de misión
Texto y foto: Hna. María Delia CORONADO, mc
«A
cuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán» (Dt 32,7).
Soy María Delia Coronado López, originaria de Monterrey, Nuevo León, y desde hace 32 años soy misionera comboniana. A través de mi congregación e Iglesia misioneras he podido compartir mi fe en «Cristo, enviado del Padre» con hermanos de distintas culturas y religiones en mi país, Egipto, Ecuador, Italia, Inglaterra y Costa Rica. En este confinamiento que vivimos recuerdo a tantas personas, hombres admirables y mujeres maravillosas que a través de su vida me han ayudado a reforzar mi fe en Dios. Don Carlos, sacristán de una capillita de Caldera del estado de Carchi (Ecuador), y su esposa doña Marianita, que sin estudios y habiendo vivido aún en la época de esclavitud en los años 70 son los líderes sociales, culturales y religiosos de su comunidad. Por sus valores humanos y morales se ganaron el respeto de toda la gente. También estaba don Eleazar y doña Blanquita, del pueblo de Mascarilla. Él inició los movimientos de liberación para ser dueños de las tierras que desde tiempos de la Colonia eran propiedades de los hacendados. Don Eleazar no quería que su esposa y sus hijos fueran propiedad del patrón como lo fueron él y sus antepasados. Aún recuerdo verlo llorar de alegría: «Hermana, ¡las tierras ya son nuestras, ya no somos propiedad del patrón!». Estas personas que por su apariencia, color y condición social
Refuerzos
para la fe
quizás en nuestra historia pasarán desapercibidas, fueron constructores de una nueva sociedad y forjaron valores como la justicia, el amor y la fraternidad en sus comunidades. También quiero mencionar a una hermana de mi congregación que, a semejanza de muchas otras, ha sido pilar de nuestro Instituto. La hermana Rina estaba triste porque no pudo ir a África. Cuando ella profesó le pidieron estudiar enfermería, ya que, por estar en guerra Italia, el gobierno pedía a las congregaciones apoyar en los hospitales militares. Una vez la encontré triste y le pregunté: «¿A qué te dedicabas cuando eras más joven?» Me contó cómo «llegaban jóvenes gravemente heridos al hospital militar, sin algunos miembros del cuerpo, muchos de ellos sin esperanzas ni deseos por vivir y que gritaban: “¡Mamá, mamá, mamá!”. Con el dolor que los atormentaba, yo rezaba: Dios mío, ayúdame a cuidar
de estos jóvenes como lo harían sus madres si estuvieran con ellos». Así, todo el tiempo que duró la guerra, la hermana Rina dio este servicio. Yo le dije: «¿Estás triste porque no fuiste a África? ¡Estuviste en el corazón de la misión, en el corazón herido de Italia! ¡De cuántos jóvenes moribundos sin esperanza fuiste su consuelo!». Rina se dio cuenta de que por muchos años no había valorado ese servicio tan maravilloso sólo porque estaba en otro lugar. Estimados(as) lectores de Esquila Misional, muchas veces realizamos cosas extraordinarias y no las valoramos. Si la tecnología nos ha dejado atrás a muchos, no por ello deja de ser importante lo que realizamos en favor de la vida desde distintos ángulos. En estos días vemos cómo Jesús nos presenta el Reino de Dios semejante a una semilla, que quizás también sigue pasando desapercibida, pero es portadora de grandes frutos y esperanza.
M
etlatónoc es un pequeño poblado en las montañas del estado de Guerrero. Su parroquia está bajo el patronato de san Miguel arcángel y pertenece a la diócesis de Tlapa. El 25 y 26 de octubre pasado se vivió una fiesta por la consagración perpetua y la ordenación diaconal de José de Jesús Nieto Castro, misionero comboniano.
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Fiesta en Metlatónoc
En familia
Esquila Misional
diciembre 2020
Por: Giovanni ZAVATTA L’Osservatore Romano
Servicio especial
De la encíclica Laudato si’ a la exhortación apostólica postsinodal Querida Amazonia, a la nueva encíclica Fratelli tutti : inspirada en tres documentos del papa Francisco, la iniciativa «Cantiere Casa Comune», lanzada en las últimas semanas por la Familia Comboniana para dar mayor impulso a la misión en Italia, reafirma la alianza con la sociedad civil y movimientos populares en favor de los pobres y refugiados.
comboniani.org
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Combonianos
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en una nueva mision: –Casa comun–
lujos y derechos humanos, economía solidaria, ecología integral, armamento, paz, espiritualidad ecuménica e interreligiosa son los temas privilegiados de un camino que durará dos años (octubre 2020-septiembre 2022) y que involucrará a toda la comunidad comboniana: religiosos y religiosas, seglares y laicos. La iniciativa se divide en tres fases: la primera, desde ahora hasta finales de año, servirá para poner en marcha la obra, centrada en los migrantes, a través de la comparación
y focalización de las propuestas en el territorio; del 2 de enero a mayo de 2021 se prevé la implementación de iniciativas locales específicas que serán analizadas durante un evento nacional, titulado «En el mismo barco. Hacia una humanidad plural». El documento común que saldrá del encuentro sentará las bases de la tercera fase, de junio de 2021 a septiembre de 2022, que será la de concreción y continuidad, trazando el camino de los meses venideros y elaborando la temática para el bienio 2022-2024.
Según datos de la ONU, el número de migrantes en los últimos 15 años ha crecido exponencialmente: si en el año 2000 eran 173 millones, en 2017 superaron los 257 millones. El informe de ACNUR de 2019 estima que alrededor de 70.8 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, de las cuales alrededor de 25 millones han huido a otros estados. «La realización de la Casa Común, escribe el misionero comboniano Antonio Soffientini, miembro de la comisión central de la inicia-
Daniele Cerú
Servicio especial
tiva, busca una conversión ecológica, social, cultural y económica, según los principios expresados en la Laudato si’ y Querida Amazonia del papa Francisco. Se trata de impulsar un nuevo pacto social que prevea la inclusión de los pobres (verdaderos sujetos de cambio), la salvaguarda de la Tierra y los bienes comunes (destinados, en el proyecto inicial de Dios, al buen vivir de todos los seres de la Tierra), la acogida e interacción con refugiados y migrantes, la adopción de nuevos estilos de vida (sobrios y respetuosos con el ecosistema), la promoción de los valores de justicia, paz y fraternidad universal». Por tanto, se trata de un nuevo desafío que lanzó la Familia Comboniana a principios de octubre pasado, que llama a trabajar con todos aquellos que tienen en el corazón el sueño de la fraternidad universal,
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de la humanidad plural, redescubrimos nuestros orígenes de la amistad social. subversivos para socavar un sistema El principal objetivo mundial injusto. Sentimos el deber es hacer una invitación de relanzar nuestro papel profético a la sociedad para alcany proactivo construyendo la espezar una transformación ranza, ladrillo a ladrillo, junto con la positiva a través de la sociedad civil». reflexión y la acción conLos Misioneros Combonianos del creta. «Todos estamos en Corazón de Jesús están presentes el mismo barco y juntos en 36 naciones de cuatro continenestamos llamados a retes, África, América, Asia y Europa; mar en la misma direcconsagraron su vida al anuncio del ción hacia una humaniEvangelio a todos los pueblos, condad plural, prohibiendo viviendo con los más necesitados, el egoísmo, el racismo, los rechazados, los marginados. La la soberanía y los preFamilia Comboniana está formada juicios que consideran por unos 3 mil misioneros e inclua los demás como ameye el principal Instituto fundado en nazas, especuladores o 1867 por san Daniel Comboni para armas para el trabajo y la evangelización de África Central; para la economía local, en 1872 las Misioneras Comboniaolvidando que son personas humanas apoyaron a los misioneros seglanas con toda su dignidad». El texto res. Los Misioneros Combonianos, del Evangelio de Marcos da consuelo que se incorporaron en la segunda en el camino (4,35-41), donde Jesús mitad del siglo XX, y otros grupos, calma la tempestad incluidos los LaiLos Misioneros Combonianos en el mar. cos Misioneros «Cantiere Casa del Corazón de Jesús están C om b on i a no s , se inspiran Comune» es tampresentes en 36 naciones de que en el mismo cabién (no podía dejar de serlo) un cuatro continentes, África, risma y están proyecto político. América, Asia y Europa presentes en muNecesitamos camchas naciones. biar, transformar lo que no funcioLa esperanza, observa el misiona en la convivencia humana, sobre nero comboniano Alex Zanotelli, es todo erradicar lo que niega la dignique de esta obra «pueda nacer un dad a las personas en la Tierra, pormovimiento popular como el papa que, como dice el Papa, «no podemos Francisco viene pidiendo desde sentirnos “bien” cuando un miemhace tiempo. Para lograrlo, todos bro de la familia humana es relegadebemos aprender a superar el indido a la retaguardia y se convierte en vidualismo imperante hoy en día, a una sombra» (Mensaje para la Jornasalir del capullo en el que nacimos y da Mundial de los Pobres, 15 de nonos criamos, a leer la dramática reaviembre de 2020). Para ello, «como lidad en la que vivimos y confesar Iglesia –escriben los combonianos– nuestro pecado».
Esquila Misional
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Servicio especial
Una vez más, el Señor ha tocado a la puerta para llamar a otro de nuestros hermanos misioneros.
E
l pasado 22 de octubre, después de varios años de cargar con la cruz de la enfermedad, nos ha dejado el padre Arturo Velázquez González. Se ha ido un misionero comboniano que nos deja el testimonio de una vida entregada a la misión y el recuerdo de un sacerdote que vivió con alegría y entrega su ministerio. El padre Arturo nació el 28 de julio de 1958 en Apatzingán, Michoacán; ingresó al seminario menor de los Misioneros Combonianos en Sahuayo en septiembre de 1970, apenas terminados sus estudios de primaria. Recibió su formación en distintas casas de la congregación en México: realizó el bachillerato en el seminario comboniano de Guadalajara, Jalisco, y el postulantado en Xochimilco, Ciudad de México. En abril de 1980 hizo su primera profesión religiosa en la catedral de Cuernavaca, Morelos, y fue destinado a Innsbruck, Austria, para completar sus estudios de teología y su preparación a las órdenes sagradas.
A la memoria del padre Arturo El 27 de marzo de 1987 hizo su profesión perpetua y el 26 de septiembre de 1987 fue ordenado en la catedral de Apatzingán. De 1987 a 1990 trabajó en la provincia de México como formador en el seminario menor de San Francisco del Rincón, Guanajuato. Ahí se entregó con entusiasmo al acompañamiento de jóvenes aspirantes, a quienes supo transmitir su entusiasmo y alegría por la misión y el carisma de san Daniel Comboni. En 1990 fue destinado a las misiones y durante nueve años trabajó en Sudáfrica, en donde se dedicó al trabajo pastoral y a la promoción vocacional acogiendo a los jóvenes que son hoy sacerdotes diocesanos. En 1999 regresó de nuevo a México para dar su servicio en la dirección de la revista Aguiluchos y en esos años también colaboró en las Obras Misionales Pontificio Episcopales.
En 2007 empezó su nueva misión que lo acompañaría hasta el final, y que lo obligó a cargar con la cruz de la enfermedad. Fueron años en los que supo comprometerse con el servicio pastoral a su diócesis y dedicó mucho tiempo a la formación de sacerdotes y religiosas a través de la predicación de ejercicios y talleres de vida espiritual y misionera. En los últimos años de su vida nos dejó un testimonio de serenidad y alegría, no obstante el sufrimiento que iba minando sus fuerzas y disminuyendo las posibilidades de ejercer su ministerio. Seguramente, todos lo recordaremos por su capacidad de luchar y no dejarse vencer por el peso de la enfermedad. Finalmente, el Señor ha pasado por su vida y considerado que su misión había llegado a su término. Seguramente, ahora goza de la paz merecida de todos aquellos que han trabajado con amor en la construcción de su Reino.
Por: Hno. Joel CRUZ, mccj Comunicólogo
Evangelio, Iglesia y sociedad
M
Identificar al autoritarismo
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artina presume de la armonía en su familia. Les dice a sus amigas que en su casa se respeta la autoridad de su marido y sus hijos trabajan con su papá en el taller de carpintería que tienen a las afueras de la ciudad. Sofía, una de sus mejores amigas, la cuestiona porque no dejaron que Martín, su hijo mayor, fuera a la universidad, ya que él quería seguir estudiando. Pero Martina sostiene que su esposo tuvo razón al no permitirle continuar sus estudios, porque sólo así evitaría que sus demás hermanos quisieran seguir su ejemplo. Además, si no hacen lo que él dice se pone violento y agresivo.
Esquila Misional
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Desde Internet
Oracion
de agradecimiento G
Jorge Decelis
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racias, Señor, por todo cuanto me diste el año que termina. Gracias por el valor y la fe mostrada por el personal sanitario, policías, de limpieza, de transporte, de servicios y de tantas personas que se entregaron durante esta pandemia. Gracias por las vidas salvadas y por la unión familiar. Gracias, Señor, por la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso. Gracias por el trabajo, por las lágrimas, por todo lo que nos acercó a ti. Gracias por habernos conservado la vida, por habernos dado techo, abrigo y sustento. Y te pedimos por todos aquellos que sufren la pérdida de un ser querido, de un trabajo, de un hogar... y por el descanso en paz de aquellos que llamaste. ¿Qué nos traerá el año que comienza? Lo que sea, Señor, pero te pedimos: Fe, para mirarte en todo. Esperanza, para no desfallecer. Caridad, para amarte cada vez más y hacerte amar por los que nos rodean. Danos paciencia, humildad, desprendimiento y generosidad. Danos, Señor, lo que sabes que nos conviene y no sabemos pedir. Derrama tu gracia sobre todos los que amamos y concede tu paz a todo el mundo. Así sea...
Anónimo
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Fratelli tutti
MISIONERAS CMBONIANAS
y la misión
Realidades
Por: P. Enrique SÁNCHEZ, mccj
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l pasado 4 de octubre, el papa Francisco nos regaló su tercera encíclica Fratelli tutti sobre la fraternidad y la amistad social. Se trata de un documento rico en temas y sugerencias para continuar en la reflexión y la búsqueda de caminos nuevos que nos permitan llevar la riqueza de la experiencia cristiana a la vida cotidiana. Como en encíclicas anteriores, Francisco nos habla desde el corazón para compartirnos las inquietudes que lo mueven en su tarea de padre, pastor y guía, revelándonos cuáles son sus gran-
des inquietudes y preocupaciones que lo impulsan a buscar nuevas sendas para que el Evangelio llegue a todos los seres humanos de buena voluntad. Esta encíclica nos revela uno de los grandes sueños del Santo Padre y una de las tareas en las que ha invertido sus energías desde el inicio de su pontificado. El deseo de ver surgir una humanidad más fraterna y solidaria, en la que todos, en particular, los más pobres, tengan la oportunidad de vivir en plenitud, éste ha sido un tema recurrente. Anunciar el Evangelio, como garantía para el surgimien-
to de un mundo nuevo, ha sido la voz fuerte que ha levantado desde el inicio de su ministerio como sucesor de Pedro, invitándonos a todos los cristianos a salir de nosotros mismos para ir al encuentro de los demás, reconocerlos como hermanos y aceptarlos como parte esencial de nuestra experiencia cristiana para vivir en comunión, además de favorecer la solidaridad y el diálogo. Esta encíclica nos invita a trabajar en la construcción de una fraternidad en la que todos nos reconozcamos hijos de un mismo Padre que nos ama por igual.
Esquila Misional
diciembre 2020
C
omo misioneros, continuamente nos interrogamos sobre nuestro ministerio y el servicio que damos a nuestros hermanos. ¿Qué hacer y cómo anunciar el Evangelio a quienes somos enviados? La gran tentación, a la hora de responder a esta cuestión, es creer que la misión consiste en un simple quehacer o servicio a los más necesitados. La encíclica Fratelli tutti (FT) nos ayuda desde las primeras líneas a entender que la misión no es cuestión de hacer, sino de ser. Hacernos hermanos de todos es el secreto y esto implica asumir «una forma de vida con sabor a Evangelio»; la misión es la experiencia de amar al hermano con todo el corazón como exigencia del encuentro con la Palabra de Dios. Entendida de esta manera se convierte en exigencia de fraternidad, apertura al otro, reconociendo, valorando y amando a cada persona (FT 1).
Arturo Velázquez
Realidades
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¿Qué misión
puede nacer de la fraternidad? Esta encíclica nos ayuda a comprender el contexto en el cual nos toca ser testigos de Jesús. En un mundo marcado por grandes contrastes, en donde la comunicación y los encuentros virtuales se multiplican, en donde aparentemente todos estamos intercomunicados y en el que abundan las relaciones a distancia; no deja de ser preocupante que se trata, al mismo tiempo, de un planeta en donde se multiplican los muros, se han incrementado las guerras y aumentado la desconfianza y el miedo. En ese mundo, que es el de antaño y el nuestro, el Santo Padre recuerda que san Francisco fue capaz de acoger la verdadera paz en su interior (FT 4). Y desde esa realidad se nos dice que Dios ha creado
a todos los seres humanos iguales, con los mismos derechos y deberes y con la misma dignidad y los ha llamado a convivir como hermanos (Doc. Sobre la fraternidad humana por la paz mundial... p. 6). La imagen o el concepto de misión, que nace de las primeras líneas del texto, nos permitirá trabajar con lo mejor de nosotros mismos para crear una humanidad en donde nos demos cuenta que todos nos necesitamos y que «nadie puede pelear la vida aisladamente» (FT 8). La misión que nace de la experiencia de la fraternidad nos lanza a abrirnos a los demás, nos obliga a romper con nuestros mundos cerrados y egoístas en donde, erróneamente, se piensa que los demás pue-
David Octavio Aguilar
Realidades Realidades
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den convertirse en objetos manipulables y utilizables, a quienes, con gran facilidad, se usan y se descartan. Si, por el contrario, los demás son considerados hermanos, la evangelización deja de ser una simple labor de promoción humana o de ayuda a los necesitados y se convierte en experiencia de encuentro, en donde tenemos algo que dar, mucho más que recibir. El otro deja de ser un destinatario de mi benevolencia y se convierte en un tesoro de quien me tengo que enriquecer.
En el segundo capítulo de la encíclica, el Santo Padre nos propone la parábola del Buen Samaritano como modelo para entender lo que implica entrar en la dinámica de la fraternidad, y en nuestra lectura se dibuja un modelo de misión que parte de la apertura al necesitado, del acercamiento a quien se encuentra al margen del camino y de la solidaridad con quien ha sido maltratado. La misión, en este sentido, significa hacerse «prójimo», es abrir el corazón para amar, como exigencia evangélica. El prójimo para el evangelizador es todo aquel hermano que se encuentra lejos de hacer la experiencia de reconocerse hijo de Dios, pero también a quien tenemos a un lado y ante el cual no podemos pasar indiferentes, a lo mejor preocupados en nuestros proyectos personales.
MISIONEROS COMBONIANOS
La fraternidad nos hace solidarios y cercanos
Esquila Misional
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La misión nace del reconocimiento de los hermanos, a quienes estamos llamados a amar, como dice la encíclica. Esto nos lleva a construir una cultura diferente que orienta a superar enemistades y a cuidarnos unos a otros (FT 57). Ser misioneros, según esta lógica, implica gran disponibilidad y apertura para reconocer a los demás como los primeros destinatarios de nuestra atención y cuidado. De esta manera, ir por todo el mundo a llevar el Evangelio no es algo que tenga como finalidad un simple proselitismo ni se trata de un movimiento motivado por la compasión o la simple filantropía. Partir al encuentro del otro, de aquellas personas que no han escuchado el anuncio de la Buena Nueva, es asumir con responsabilidad que estamos llamados a construir una humanidad que no excluye a
nadie, en donde cada persona tiene un papel y espacio importantes y todos nos reconocemos necesarios e indispensables. La misión que nace de la lectura de la parábola del samaritano es un envío que pone en primer lugar al necesitado, al abandonado, al que ha sido condenado a cargar con el peso del sufrimiento ocasionado por la marginación y la explotación. Misión que nos invita a convertirnos en protagonistas de un proyecto de sociedad, de humanidad, en donde el criterio que nos mueva sea el bien, pero no como un sinónimo de provecho personal y egoísta, sino que nos acerca unos a otros, y nos da oportunidad de descubrir que hemos sido puestos en este mundo para vivir en el respeto, el reconocimiento, la felicidad y la paz. El Papa subraya que «el relato –de la parábola–, digámoslo claramente,
Diócesis Tulancingo
Realidades
MISIONEROS COMBONIANOS
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Víctor A. Mejía
Realidades
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no desliza una enseñanza de ideales abstractos, ni se circunscribe a la funcionalidad de una moraleja ético-social. Nos revela una característica esencial del ser humano, tantas veces olvidada: hemos sido hechos para la plenitud que sólo se alcanza en el amor» (FT 68). «El samaritano del camino se fue sin esperar reconocimiento ni gratitudes. La entrega al servicio era la gran satisfacción ante su Dios y su vida, y por eso, un deber. Todos tenemos responsabilidad sobre el herido, que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra. Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, cada niño y cada anciano, con una actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano» (FT 79). La misión que nos toca vivir en nuestro tiempo es la del compromiso decidido en favor de los demás, de un servicio amable
y desinteresado que ayude a tejer lazos de comunión y solidaridad con quienes, a los ojos del mundo, son los más necesitados.
Una misión abierta al mundo «Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud “si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”. Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: “sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro”. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque “la vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte
que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte”» (FT 87). La misión ha sido desde sus inicios una experiencia que implica salir, partir, romper fronteras, encontrar a quienes son diferentes, pero no antagonistas. Se funda en la necesidad del encuentro de las personas que están más allá de nuestros pequeños mundos, seguros y confortables. Es apertura a lo desconocido, a lo diferente, a lo inaudito. Y, en ese sentido, es inmersión en el misterio del ser humano, que sólo se entiende a sí mismo en la medida en que acepte salir de sí, en la capacidad en que asuma que sólo alcanzará su plenitud si acepta el reto de la confrontación, del abandono en
Esquila Misional
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Realidades
el misterio del otro, del prójimo y que siempre será alguien si escapa a la tentación de quedar atrapado, sometido o encuadrado. La misión, como apertura y reconocimiento de la diversidad y de la riqueza que representan los demás, es la experiencia más profunda de amor que se pueda vivir. No es casual que se nos enseñe que ésta nace de una experiencia profunda de amor, del descubrimiento de sabernos amados por un Padre que desde la eternidad nos ha soñado; nace de la entrega, por el amor de Jesús que se ha dejado clavar en la cruz, y se vive en la certeza del amor sostenido del Espíritu Santo, que nos ama y envía a ser testigos de ese amor. Y, si como decimos popularmente, el amor es olvido de sí y búsqueda del otro, la misión pensada desde la perspectiva de la fraternidad no puede ser otra, que la experiencia plena de abrirse a los demás. «En los dinamismos de la historia, a pesar de la diversidad de etnias, sociedades y culturas, vemos sembrada la vocación de formar comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros» (FT 96). La misión evangelizadora de la Iglesia será siempre una propuesta de apertura y reconocimiento a la diversidad que nos hace humanos, pero, al mismo tiempo, una invitación a ir más allá de nuestros deseos de encerrarnos en visiones del ser humano que le impidan ser un don para los demás. La propuesta del Evangelio, desde una perspectiva de construir una verdadera fraternidad, será siempre un mensaje que exaltará el valor del diálogo, del res-
MISIONEROS COMBONIANOS
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peto de los derechos humanos, del valor de las minorías, de la riqueza que representa cada cultura, pueblo y ser humano que recibe la gracia de la vida. La imagen de la misión que se nos dibuja desde la reflexión de esta encíclica, no es otra, que la de los brazos abiertos que acogen, estrechan y bendicen, porque se trata de la experiencia más intensa del amor y de la auténtica fraternidad. Una tarea que se abre al mundo y propone la belleza del Evangelio, e igualmente reconoce las vivencias de otros hermanos que nos enriquecen con sus experiencias de encuentros y de búsquedas del único Dios que nos hace hermanos porque nos recono-
cemos sus hijos llamados a vivir en este mundo buscando la mejor manera para amar. «Quiero terminar –dice el Papa– recordando a otra persona de profunda fe, quien, desde su intensa experiencia de Dios, hizo un camino de transformación hasta sentirse hermano de todos. Se trata del beato Carlos de Foucauld. Él fue orientando su sueño a una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto, expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un hermano, y pedía a un amigo: “Ruegue a Dios para que yo sea realmente hermano de todos”» (FT 287).
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anhelos de jus ticia, paz y fraternidad
David Octavio Aguilar
ivimos hoy en un contexto que se ha hecho más grave a causa de la pandemia del Covid-19. «De una crisis se sale o mejores o peores. Tenemos que escoger nosotros», afirmó el Papa durante la audiencia general del 2 de septiembre. A un mes de aquel llamado, nos ofreció con Fratelli tutti (FT) una brújula para navegar en las aguas agitadas de la pandemia. Pero la nueva encíclica no sólo es una respuesta a la época de emergencia sanitaria. Como explica el Papa, las «cuestiones ligadas a la fraternidad y a la amistad social» han estado siempre entre sus «preocupaciones». Iniciada con una breve introducción, y articulada en ocho capítulos, la encíclica recoge muchas de sus reflexiones sobre la fraternidad y la amistad social, pero colocadas en un contexto más amplio. Con la encíclica se delinea un camino para disipar las muchas «sombras de un mundo cerrado». El elenco de los temas abordados por el documento es largo, de las migraciones a la reforma de las instituciones internacionales y exigirá una lectura atenta de cada párrafo. No sirve, de cualquier manera, ser delegados del trabajo para encargarse de los problemas señalados por el Papa. Se tra-
ta de cultivar la virtud de la caridad en cada ámbito de la vida, desde la personal hasta la política. Sobre todo, tengamos claro que la encíclica se adecua plenamente al discurso de la Doctrina Social de la Iglesia, de la cual no se disocia ni siquiera una coma. Por tanto, invito a leer la Fratelli Tutti teniendo presentes los contenidos de dicha Doctrina. «El derecho a vivir con dignidad no puede ser negado a nadie y, puesto que los derechos no tienen fronteras, nadie puede ser excluido, sin que importe donde se haya nacido». (FT 121). Al leer la encíclica, nos sentimos llamados a nuestras responsabili-
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Realidades
Fratelli tutt i,
Por: Card. Miguel Ángel Ayuso Guixot, mccj, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso
dades, individuales y colectivas, ante nuevas tendencias y exigencias en la escena internacional. Existen exigencias concretas como la que se refiere a una reforma de la ONU, en la cual también las naciones más pobres cuenten a la par con las demás (n. 173); la condonación de la duda externa de los países más pobres (n. 126), un énfasis del destino universal de la propiedad privada (n. 123); el fin del comercio de armas, sobre todo nucleares (n. 262). Todo esto se fundamenta en un compromiso de la comunidad internacional, pero también en el compromiso personal y de grupo en favor de una cultura de diálogo y paz, que deben ser construidas con un estilo artesanal (n. 217). Una sociedad fraterna, por tanto, será aquella que promueve la educación al diálogo para derrotar «el virus del individualismo radical» (n. 105) y para permitir a todos dar lo mejor de sí mismos. En particular, son dos los “instrumentos” para realizar este tipo de sociedad: la benevolencia, o sea, el desear concretamente el bien del otro (n. 112), y la solidaridad, que tiene cuidado de la fragilidad y se expresa en el servicio a las personas y no a las ideologías, luchando contra la pobreza y las desigualdades» (n. 115).
Esquila Misional
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En el octavo y último capítulo, el Papa se detiene a reflexionar sobre «las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo». Los creyentes de diversas tradiciones religiosas, que marchan juntas sobre el camino del diálogo interreligioso, de verdad pueden ofrecer su propia contribución a la fraternidad universal en las sociedades en las que viven. Definida por él mismo como la encíclica social (FT 6), Francisco escribe: «No es aceptable que en el debate público sólo tengan voz los potentes y los científicos. Tiene que distar un espacio para la reflexión que procede de un fondo religioso que recoge siglos de experiencia y sabiduría» (FT 275). De hecho, el creyente es testigo y portador de valores, que pueden contribuir enormemente a edificar sociedades más justas y sanas. La rectitud, la fidelidad, el amor por el bien común, la atención a los demás, sobre todo por quienes se encuentran en necesidad, así como la benevolencia y la misericordia, son armas que forman parte de los arsenales espirituales de distintas religiones. En el mundo de hoy, marcado trágicamente por el olvido de Dios o del abuso que se hace de su nombre, las personas per-
Arturo Velázquez
Realidades
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tenecientes a diversas religiones, son llamadas, con un compromiso solidario, a defender y promover la paz, la justicia, la dignidad humana y la protección del medio ambiente. Debemos ofrecer nuestra colaboración a las sociedades de las que, nosotros creyentes, somos ciudadanos, y poner a disposición de todos, nuestros valores comunes y nuestras convicciones más profundas en lo que respecta al carácter sagrado e inviolable de la vida y de la persona humana. El diálogo interreligioso tiene una función esencial para construir una convivencia civil, una sociedad que incluya y que no sea edificada sobre la cultura del desecho y de la exclusión, y es condición necesaria para la paz en un mundo deshumanizado, en el que la cultura de la indiferencia y de la avidez contradicen las relaciones entre seres humanos. Es necesaria una solidaridad nueva y universal así como un diálogo basado en la fraternidad. En la encíclica, Francisco hace referencia al Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz y la Convivencia Común, firmado el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi por él y el gran
imán de Al-Aznar Ahmad Al-Tayyeb. Se trata de un texto histórico para los creyentes de diversas religiones y también para las personas de buena voluntad. Es la familia humana que es interpelada e involucrada. El documento en sí, aún habiendo nacido, como ha explicado el Santo Padre, de una larga y atenta reflexión común en un ámbito musulmán y católico, no contiene nada que no pueda ser compartido por los otros. En la encíclica, el Papa ha desarrollado la reflexión sobre la fraternidad, contenida en el documento de Abu Dhabi, que pide adoptar la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta y el conocimiento recíproco como método y criterio. Asimismo, exhorta a todos a una fraternidad universal que supere los odios, el dominio y las injusticias. Él dice: «aún habiéndola escrita a partir de mis convicciones cristianas, que me animan y me nutren, he buscado hacerlo de manera que la reflexión se abra al diálogo con todas las personas de buena voluntad» (FT 6). Una vez más, Francisco nos recuerda que, mas allá del dónde, el cuándo y el con quién, estamos llamados a realizar el diálogo interreligioso, que es, hoy y en todas partes, muy necesario para el mundo. En este tiempo inédito a causa de la pandemia, su enseñanza sigue trazando un camino muy preciso y transitable para todos los hombres de buena voluntad. Hagamos a un lado los prejuicios, dudas y dificultades. Sin renunciar a nuestra identidad o adecuándonos a fáciles irenismos, con fuerza y valentía, debemos afirmar la necesidad de la fraternidad humana y la amistad social como condiciones necesarias para obtener aquella paz que anhela el mundo entero.
Para orar con el Papa
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Jorge Decelis
Para una vida de oración
Por la evangelización:
Por: P. José DE LA CRUZ, mccj
«Que nuestra relación personal con Jesucristo se alimente de la Palabra de Dios y de la vida de oración».
L
os cristianos estamos invitados a mantener una relación con Jesús. Desde pequeños hasta llegar a la madurez, la amistad con Él irá creciendo gradualmente según nuestro desarrollo humano. Pero esto no quiere decir que todos tengamos el mismo grado de relación. Para algunos, dicho vínculo es tan limitado que no pasa de ser un poco de oración en casa y, en ciertos casos, la asistencia a misa los domingos. Para otros, es más consistente y profunda; el Hijo de Dios es su gran ejemplo de vida y se esfuerzan para que su existencia sea lo más semejante a la vida del Maestro. Jesucristo nos invita a tener una relación íntima con Él, a estar con
Él y aprender de Él. A los discípulos de Juan que lo seguían, les cuestionó qué era lo que buscaban; a la vez, ellos le preguntaron dónde vivía, a lo que el Señor contestó: «Vengan y lo verán» (cf Jn 1,35-39). Algunos cristianos piensan que Jesús es sólo un concepto teológico, y como lo creen tan lejano, no son capaces de buscar un vínculo, pero Él es una persona capaz de relacionarse y quiere que sepamos que un trato con su persona no es unilateral, sino una relación reciproca y comprometedora, y lo dice claramente: «El que acepta mis mandamientos y los pone en práctica, ese me ama de verdad; y el que me ama será amado por mi Padre.
También yo lo amaré y me manifestaré en él» (Jn 14,21). En nuestro tiempo, ser cristiano significa estar abierto a una experiencia superior de intimidad con Jesús, a través de la oración vinculada a su mensaje y vida, según la Palabra de Dios. La oración, más que una repetición de fórmulas, debe convertirse en una experiencia de vida. Unidos en oración con el papa Francisco, pidamos que a través de la acción del Espíritu Santo, los cristianos sigamos creciendo en la relación personal con Jesucristo, y que ésta sea siempre alimentada por la Palabra de Dios y una vida de oración.
Esquila Misional
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Justicia y paz
Fotos: Vatican News y diócesis
de San Cristóbal de Las Casas
Monseñor Arizmendi, nuevo cardenal
El obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y colaborador de Esquila Misional, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, fue uno de los nuevos 13 cardenales que creó el papa Francisco en el consistorio del 28 de noviembre pasado.
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En clave de mujer
Por: Hna. Cecilia SIERRA, mc
Primera parte
¿Q Despertarse todos los días a las seis de la mañana para leer un libro es lo que ha venido haciendo un grupo de señoras de California, Estados Unidos. Liderazgo con Propósito, de Rick Warren, traza un perfil de liderazgo al estilo de Nehemías y es el libro que leímos juntas en 28 sesiones. Estas mujeres admirables, madres de familia, a las cuales se les unieron otras desde diferentes puntos de México y Estados Unidos, han encontrado un ejemplo de liderazgo concreto y actual en ese hombre que vivió unos 500 años a.C.
ué sabes de Nehemías? En el trasfondo de su historia tenemos la deportación a Babilonia (hoy Irak) y la destrucción de la ciudad de Jerusalén en 586 a.C. Son tiempos de transición, turbulencia y búsqueda de identidad. A los judíos que fueron llevados a la fuerza a tierra extranjera y habían estado en cautiverio durante 70 años, finalmente se les permite regresar. Es una generación nueva, ya establecida en una nueva tierra, que anhela, sin embargo, reconectarse con su tierra de origen, con su pueblo y con su Dios. El primer grupo regresa en 537 a.C. Esdras lideró la repatriación del segundo grupo en 458. Nehemías regresó a Jerusalén en el 445 con una meta precisa: reconstruir los muros de la ciudad que habían estado destruidos por más de 80 años. ¿Por qué lo escogió Dios? ¿Qué hace a un buen guía? Este artículo
y el siguiente se basan en el libro de Rick Warren. A partir de los relatos, casi autobiográficos, que dejó Nehemías en el libro de la Biblia que lleva su nombre, intentaremos trazar un perfil de liderazgo. Nos centraremos en los principios descritos por Warren: propósito impulsor, perspectiva clara, vida de oración constante, valor y perseverancia intrépidas, además de integridad. Todo líder necesita un propósito impulsor, una causa, una visión, un sueño, algo que lo guíe, lo arrastre y lo arrase. ¿Cuál es el tuyo? ¿Qué te hace levantarte por las mañanas? ¿Por qué causa estás dispuesta a apostar y arriesgar la vida? Warren señala que Dios puso en el corazón de Nehemías lo mismo que estaba en el suyo. Habiendo regresado de Jerusalén, Ananí, le cuenta a su hermano Nehemías que la ciudad estaba en ruinas en medio de un montón de escombros, sin murallas. Los judíos
youtube.com
En clave de mujer
que se habían librado del destierro y los que regresaban estaban indefensos y vulnerables. Nehemías era un hombre sensible y la realidad descrita por su hermano se le quedó grabada en el alma. Una vocación nace cuando Dios nos da ojos y corazón para ser sensibles ante un problema o una necesidad. «Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo», dice. La sensibilidad ante las necesidades es donde se basa y se desarrolla un principio impulsor. Por eso el papa Francisco en su encíclica Alegría del Evangelio nos previene contra la indiferencia y la apatía. Tener un principio impulsor te capacita para dejarlo todo por abrazar esa causa. Nehemías dejó su posición cómoda y segura por una causa mayor. Una pregunta que hace el autor en su libro es, ¿qué estás dispuesto a dejar para
solucionar los problemas que Dios te ha señalado? Si quieres que Él actué en grande, comprométete en una gran causa. «Si tus planes proceden del Señor, tienen que ser lo suficientemente grandes para que Él quepa en ellos», dice Warren. ¿Cómo despliegas tus capacidades de liderazgo? ¿Hay alguna causa en especial que Él te pide liderar? Alguien dijo que Dios suele llamar a personas ocupadas a participar en su misión. Nehemías no fue la excepción. Él tenía un cargo prominente en la corte del rey Artajerjes. Era su copero. Sin embargo, a partir del día en que Dios había puesto en su corazón la situación de vulnerabilidad de sus hermanos y hermanas en Jerusalén, no volvió a ser el mismo. El rey lo notó, pues nunca antes había estado triste en su presencia. «¿Por qué estas triste? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está causando dolor». Este fue el momento decisivo para Nehemías. El rey tenía poder de vida y muerte sobre todos sus súbditos. Por cuatro meses, desde que Ananí le compartió la situación que se vivía en Jerusalén, Nehemías había estado haciendo duelo, rezando y ayunando, «¿cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los sepulcros de mis padres se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego?... Le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis padres». Si hay algo que te inquieta, donde haya insatisfacción
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puede ser esa la causa donde Dios te manda a liderar, dice Warren. Dios nos manda a liderar donde duele, donde la vida clama. Nehemías estaba ante una decisión crucial. Su respuesta al rey determinaría su futuro. Aprovechando que la reina estaba sentada junto al rey, puso las cartas sobre la mesa. Esto nos lleva a la segunda característica del liderazgo: una perspectiva clara. Nehemías era un hombre conducente. Sabía lo que quería. Una persona enfocada, sensible y contemplativa es capaz de ver lo que Dios ve. Warren dice: «Cuando uno pasa tiempo con la Palabra de Dios, comienza a recibir la mente de Cristo. Así es como nos convertimos en líderes más lúcidos». ¿Cuáles son los indicadores de que estás desarrollando una perspectiva clara? Un líder piensa en los detalles, se prepara para las oportunidades, se fija metas y fechas y prevé los retos y las dificultades. Eso es exactamente lo que hizo Nehemías, no permitía que ningún distractor le quitara los ojos de la meta. Levantarse a las seis de la mañana para leer un libro es una proeza. Como Nehemías, estas mujeres, madres de familia y líderes de grupos que dedican las primeras horas de la jornada a contemplar la acción de Dios en personas concretas, están convencidas de que nos convertimos en lo que contemplamos... (Continuará...).
Esquila Misional
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Biblia y misión
Por: P. Fernando MAL GATKUOTH, mccj Roma, Italia
RAHAB, HEROÍNA DE LA FE
freebibleimages.org
«Por su fe, Rahab, la ramera, no pereció junto a los incrédulos, habiendo recibido a los espías con paz» (Heb 11,31).
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La columna de monseñor
Por: Mons. Victorino GIRARDI, mccj, obispo emérito de Tilarán-Liberia
¡Mi Evangelio!
E
n el Nuevo Testamento encontramos una expresión que nos sorprende e invita a la reflexión: «mi Evangelio». Se trata de una afirmación inesperada porque el Evangelio es de Dios, de Cristo, no es posesión «privada» de nadie, como lo afirma san Pablo en tono desafiante: «sea que nosotros mismos, sea que un ángel del cielo les predique un Evangelio distinto del que hemos predicado, sea anatema» ( Gal 1,8).
1.
ACNUR
Sin embargo, el mismo san Pablo en la carta a los tesalonicenses, primer escrito del Nuevo Testamento, introduce la expresión: «nuestro Evangelio», para afirmar que no se había difundido entre aquellos primeros cristianos sólo por medio de la predicación, sino con el poder del Espíritu Santo (cf 1Tes 1,5). Pablo dice «nuestro», porque en la predicación del mismo acontece una particular asimilación de parte de quien lo anuncia. Aún más, en la
carta a los efesios, escribe: «a mí, el menor de todos los fieles ha concedido Dios la gracia de evangelizar a los gentiles, las insondables riquezas de Cristo» (Ef 3,8). El apóstol afirma que
el Evangelio le ha sido revelado de manera clara y plena y entonces puede afirmar que es suyo. En otros escritos paulinos hay expresiones más fuertes. En la carta a los romanos escribe: «Todo esto lo veremos en el día en que Dios, por medio de Jesucristo, conforme a mi Evangelio, juzgue las acciones ocultas de los hombres» (Rom 2,16). Y más adelante: «Al que tiene poder para confirmar según mi Evangelio, el mensaje de Jesucristo» (Rom 16,25). En la carta a Timoteo, san Pablo vuelve a su tono tan personal y lo exhorta diciéndole: «Acuérdate de Cristo Jesús, del linaje de David, que vive resucitado de entre los muertos, como enseño en mi Evangelio, por causa del cual sufro hasta ser encadenado como un malhechor» (2Tim 2,8-9). El Evangelio se ha tornado de Pablo; es realmente suyo, también porque él ha sufrido por su causa,
y así se ha identificado con él. Dios quiere que la comunicación del Evangelio pase por la apropiación personal de parte de quien lo anuncia y lo testimonia. Por eso san Pablo puede designarlo como suyo, y repetir «mi Evangelio».
2.
Cuando me acerco y deseo asimilar lo que el papa Francisco nos comunica, ya sea con el magisterio impactante de «sus gestos» (recordemos, por ejemplo, el beso a los pies de los líderes en el conflicto de Sudán del Sur) como con el magisterio de su Palabra, siento que él mismo puede hacer suya la expresión de san Pablo. Como él, Francisco nos anuncia su Buena Nueva. Obviamente, se trata del único Evangelio de Cristo, pero que ha sido integrado a su propia vida y lo anuncia a través de ella, marcada (¡a pesar de todo!) por la alegría, que no es en absoluto superficial o pasajera, sino interior, serena y duradera. Basta recordar algunas expresiones muy propias de su primera y programática exhortación: la Evangelii gaudium (EG). En donde, desde el comienzo de su pontificado, nos insistía con frases como: «No nos dejemos robar el entusiasmo misionero» (80). «No nos dejemos robar la alegría de la evangelización» (83). «...la esperanza» (86). «...la comunidad» (92). «...el Evangelio» (97). «...el ideal del amor fraterno» (101). «...la fuerza misionera» (109). Durante casi ocho años de pontificado, nos hemos enterado de varios títulos con que el pueblo
cristiano y medios de comunicación van refiriéndose a Francisco, sin embargo, creo que el título más apropiado debería ser el «Papa de la alegría». Él mismo lo ha propiciado incluso con los títulos de sus documentos: La Alegría del amor, Alégrense y regocíjense... Con su tercera encíclica Fratelli tutti (FT [Todos hermanos]), nos dice, nos «grita», diría yo, que la verdadera alegría sólo es posible manteniendo y perseverando heroicamente en la lucha por acercarnos, lo más posible, a lo que él llama «el ideal del amor fraterno».
3.
El Evangelio de Francisco es el de la alegría, que no excluye sus reacciones indignadas ni fuertes palabras, cuando encuentra situaciones donde constata el trágico «descarte» de lo más precioso ante Dios: pobres, marginados, migrantes, víctimas de trata de personas... Al respecto, resuena en mí una expresión de su homilía en Lampedusa, una isla al sur de Italia. Hacía poco que el cardenal Bergoglio había sido electo Papa en 2013 y –como él mismo dijo– de los periódicos aprendió que «las barcas que debían llevar a la esperanza llevaron a la muerte», ya que se habían hundido en el mar Medite-
lettterag
ANSA
La columna de monseñor
rráneo con migrantes... No era la primera vez que acontecía. Apenas pudo, fue a la isla de Lampedusa y, conmocionado, celebró una liturgia penitencial. En ella afirmó que cuando el hombre se aparta de Dios es un ser desorientado que ha perdido su lugar en la creación, porque cree que puede volverse poderoso y dominar todo, que puede ser... Dios. Si la armonía se rompe, la humanidad se equivoca y esto se repite también en la relación con el otro, que ya no es el hermano al que hay que amar, sino, sencillamente el que me molesta, que estorba a mi vida, a mi bienestar... y Dios nos dirige la otra pregunta, la que le hizo a Caín: ¿Dónde está tu hermano? [...] El sueño de ser grande como Dios, lleva a una cadena de muertes, ¡conduce a derramar la sangre del hermano! Cuando Francisco estaba dando su homilía en Lampedusa, ca-
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sualmente me encontraba en Italia y pude escucharlo. ¡No la olvido! El suyo, es el Evangelio de Jesús, que invita a la alegría como Él mismo lo expresó a sus apóstoles en la Última Cena: «todo esto se los digo para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea colmada» (Jn 15,11). Pero, no puede ser el Evangelio de la alegría si no es a la vez el de la fraternidad sin exclusiones; del mandamiento que Jesús presentó insistentemente como suyo: «este es mi mandamiento» (Jn 15,12); «en esto los conocerán como mis discípulos, si se aman como yo los he amado» (Jn 13,35). A la luz del mandamiento del amor, fue que el Papa en Lampedusa lanzó otra pregunta: «¿Quién ha llorado por estas personas que han perdido la vida ahogadas en la mar? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia de llorar, del “padecer con”. ¡La globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar!... Pidamos al Señor –concluyó el Papa– la gracia de llorar sobre nuestra indiferencia, sobre la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, pidamos perdón por la anestesia que se ha instalado en nuestro corazón. Dejemos resonar en nuestro corazón la pregunta de Dios: ¿Qué has hecho de tu hermano?». Cuando en la última encíclica del Papa (FT) me encuentro con su insistencia en la propuesta de una hermandad sin fronteras, me brota espontáneo aplicar lo que san Pablo decía de sí mismo: «este es mi Evangelio». El de Francisco, es el «de la alegría y la valentía de amar sin límites».
Esquila Misional
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La otra ministerialidad
Por: Hna. Mary Carmen GALICIA, mc
Esperanza E
l Covid-19 ha dejado ansiedad, angustia y desesperanza; pero al silenciarme constato que Dios busca hacerme entender que «la comunidad humana ha sido su sueño desde antes de la creación del mundo» y, por tanto, busca evidenciar su pasión por cada creatura. Hago mío el poema de Alexis Valdés para aceptar el amor y la vida incondicional que el Padre me ofrece.
Por: P. Enrique SÁNCHEZ, mccj
Francisco, el Papa misionero
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Cuidar la casa como lugar sagrado Jorge García
«S
i el sólo hecho de ser humanos mueve a las personas a tomar cuidado del ambiente del cual hacen parte, “los cristianos, en particular, advierten que sus tareas al interno de la creación, sus deberes con respecto a la naturaleza y al Creador son parte de su fe”» (Laudato si’, 64).
Por mucho tiempo, cuidar la casa que se nos ha dado al venir a este mundo fue un tema que no nos interesaba, dando origen a todo tipo de maltrato y destrucción. Durante años hemos tratado a la naturaleza como si fuera algo que simplemente estaba a nuestra disposición y nadie se preocupaba ante el deterioro que se le iba infligiendo. Destruir, contaminar, explotar recursos, desperdiciar lo que la naturaleza en su generosidad proporcionaba, ha sido en los últimos decenios una conducta que los seres humanos adoptamos manifestando una irresponsabilidad enorme. Muchas veces, argumentando una visión de desarrollo sin freno ni medida, se han cometido abusos que poco a poco pasan la factura y las alarmas empiezan a escucharse, sobre todo en áreas que simplemente serán irrecuperables. Hoy sigue habiendo personas que manifiestan gran insensibilidad y falta de respeto por la creación. A muchas las mueven intereses econó-
micos y de poder, olvidándose o ignorando que al destruir la naturaleza ponemos en riesgo nuestra propia vida. Contrario a lo que pensemos, la creación es una realidad en la que la humanidad está llamada a respetar y a cuidar el espacio sagrado donde vive. Las plantas, los animales y la naturaleza, en sus variadas manifestaciones, son parte del tesoro de la vida que debemos custodiar. No se trata simplemente de crear un entorno agradable en donde nos sintamos bien, es algo más: respetar toda la creación, porque no sólo es la casa en donde habitamos, sino el santuario en donde Dios hace el milagro de la vida para quienes transitamos por este mundo. La preocupación del papa Francisco, expresada en su encíclica Laudato si’, por el cuidado que debemos tener por el ambiente responde o recoge la inquietud de muchas personas preocupadas por lo que pasa en el mundo. Sobre todo en lugares en donde los intereses de la industria, el comercio y el di-
nero no entienden el daño que nos hacemos al destruir los recursos que la naturaleza nos da. Para los cristianos no es cuestión únicamente de cuidar la creación, sino que se nos pide vivir en armonía y respeto con lo que nos rodea, y reconocer que dicho cuidado es una forma de manifestar nuestra gratitud a Dios por la generosidad con que nos ha tratado; no sólo llamándonos a la existencia, sino dándonos también una bella casa en donde todos estamos llamados a vivir en el respeto, la solidaridad y la caridad. Destruir nuestro mundo, y vivir desinteresados por cada criatura que habita en él, se convierte en un crimen que reclama justicia. Muchas veces hemos oído decir que al final de nuestras vidas nos pedirán cuentas sobre cuánto hemos sido capaces de vivir en el amor. Seguramente se nos preguntará también cuánto hemos colaborado para entregar una creación más bella a las generaciones del mañana, ¿qué casa les entregaremos como herencia y qué calidad de vida les tocará respirar?
Esquila Misional
diciembre 2020
Punto de vista
Llamados a construir ciudadania
Por: Fernando DE LUCIO
El joven cristiano que es voluntario intenta unir su compromiso de fe a su dimensión social a través de un trabajo no remunerado que ayuda a los necesitados, es decir, una donación gratuita de sí mismo para atender alguna de las necesidades más urgentes de la sociedad. Jorge García
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Llamados a la misión
Por: P. Wedipo PAIXAO, mccj Fotos: Xxxxx
DECIR «SÍ», COMO MARÍA El pasado 31 de octubre fui ordenado sacerdote en mi parroquia de San Lucas, que está al norte del estado de Espíritu Santo, Brasil.
F
ue uno de los momentos más bonitos e importantes que he vivido. Me encantó la presencia de monseñor Aldo Gerna, misionero comboniano y obispo de la diócesis de San Mateo, que fue fundada en 1958 y confiada a los combonianos para que cuidaran de la evangelización, formando al pueblo en los valores del Evangelio. Creo que mi vocación es también fruto del testimonio de tantos hombres y mujeres que se consa-
graron a la misión en el carisma de Comboni, y dejaron sus casas para ir a aquellas tierras brasileñas. Durante los días de preparación para la ordenación, estuve ref lexionando cómo Dios actúa en nuestra vida e historia vocacional. Cuando entré al seminario comboniano, hace once años, éramos un grupo de seis jóvenes, todos entusiasmados y buscando el ideal de ser misionero. Con el paso del tiempo, durante el proceso de formación, algunos de ellos se dieron cuenta de que no era aquí donde Dios los estaba llamando y continuaron su seguimiento a Jesús en otro estilo de vida. De los seis, quedamos dos, un compañero que está en Sudáfrica y yo. A lo largo de los años he podido
ver la acción dinámica de Dios, expresada en la frase del Evangelio: «Muchos son los llamados, pocos los elegidos» (Mt 22,14). No es que los compañeros que se salieron fueran malas personas, al contrario, eran muy capaces; pero somos llamados por Dios, elegidos por Él para distintas misiones y para cada uno tiene un proyecto de vida distinto. El Señor nos llama por nuestro nombre; se trata de una relación personal que se desarrolla en la oración, escucha atenta y discernimiento. En la historia vocacional de María vemos a una muchacha sencilla, de un pueblo insignificante, casi olvidado. A los ojos del mundo, que juzga por las apariencias, era improbable que Dios eligiera
Llamados a la misión alguien de ahí para una misión tan importante. Pero Dios mira su humilde corazón, capaz de recibirlo y dejarse sorprender por sus maravillas. El Señor trasforma la vida de María, quien tenía como plan casarse y tener hijos como solían hacer las jóvenes de su tiempo. «Estaba prometida en matrimonio a un hombre llamado José» (Lc 1,26-27). Pero Dios tiene un plan para ella, que se lo presenta durante la Anunciación: es llamada a ser madre de Jesús, el Emmanuel (cf Lc 1,31-33). Obviamente, en un primer momento esto causó miedo, al punto de que ella preguntara: «¿cómo sucederá esto, si no conoz-
co a ningún hombre?» (Lc 1,34). Ella es consciente y conoce la profecía y, a partir de eso, da un paso
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que cambiará no sólo su vida, sino la de toda la humanidad: «Sí, he aquí la humilde servidora del Se-
¿TE GUSTARÍA SER... Misionero Comboniano? Jorge García
Ciudad de México
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Misioneras Combonianas P. Moisés García Cel. 77 74 68 44 00 Tel. 77 73 13 30 23 Guadalajara, Jal. combonianoscuernavaca@hotmail.com Tel. 33 36 27 11 53 La Paz, BCS.
Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús Tel. 61 21 22 21 21
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Ciudad de México
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Sahuayo, Mich.
P. José Luis Mejía Seminario comboniano Cel. 55 45 72 92 81 mejiagonzalez@yahoo.com.mx
San Francisco del Rincón, Gto.
P. Sylvain Alohoungo Seminario comboniano Tel. 47 67 43 05 47
combonianosanpancho@gmail.com
Laicos Misioneros Combonianos Guadalajara
Adriana Salcedo Cabello Cel. Bety Maldonado: 55 15 05 29 60 laicosmisioneroscombonianos.org
vocaciones_combonianas@yahoo.com.mx
Esquila Misional
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Llamados a la misión
ñor» (Lc 1,38). Pudo haber dicho: «No, es que ya tengo un proyecto de vida, tengo mi novio y mis planes, no estoy interesada o no soy la mejor para esa misión». María no coloca su proyecto personal ni sus limitaciones como pretextos; más bien, se abandona a la voluntad de Dios y responde: «Sí», desde su corazón, con toda la fuerza y la confianza en el «Todo poderoso que hace grandes maravillas» (Lc 1,49). La aventura empieza y, a lo largo de su vida, ella va dándose cuenta de que su «sí», tenía que ser renovado cada día ante los momentos difíciles. Así lo hace cuando tiene que huir a Egipto con el Niño Jesús y con José (Mt 2,13-15); cuando su Hijo se queda en el templo (Lc 2,41); y cuando no comprendía alguna situación, «guardaba todo en el corazón» (Lc 2,51).
Con el tiempo, también descubrirá que es llamada a ser discípula de Jesús. Invita a todos a estar atentos y «hacer lo que Él les diga» (Jn 2,5). A los pies de la cruz es como
su vocación recibe un nuevo sentido: es llamada a ser madre de la Iglesia (Jn 19,26), convirtiéndose en modelo para quienes desean seguir a Jesús.
Voz del seminarista Llamados comboniano a la misión
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Encuentro La tinoamericano de Postulantes Combonianos
La vida de María fue transformándose poco a poco. Eso se debe a su docilidad ante la acción del Espíritu Santo. El «sí» que pronunció, fue para Dios y para toda la humanidad, porque cuando el Señor llama, no es para un proyecto individualista, sino de servicio al prójimo. La vida sólo encuentra sentido cuando la compartimos, haciendo de ella un don para la humanidad, como lo hizo María. Cuando decimos «sí» a Dios, Él nos llama y muestra nuestra misión y, poco a poco, vamos realizando el proyecto de su Reino. Para finalizar, invito a todos los jóvenes que buscan en su corazón: ¿cuál es la voluntad de Dios para su vida?, contemplen a María. Ella se abandona sin pretexto ni resistencia a la voluntad de Dios y se deja llevar adonde el Espíritu la conduce, con el corazón abierto, generoso y disponible.
E
l pasado 10 de octubre –como cada año–, con mucha alegría y devoción celebramos a san Daniel Comboni. Sin duda, fue una celebración muy diferente a la de otros años, pues la pandemia no nos permitió hacer muchas actividades acostumbradas. Desde hace casi dos años estoy en contacto con algunos postulantes combonianos de otras provincias de América Latina. Aprovechando este gran impulso que el periodo de confinamiento ha dado al uso de los medios digitales para realizar conferencias, encuentros, reuniones y clases, surgió la propuesta de hacer el primer Encuentro Latinoamericano de Postulantes Combonianos como preparación para la fiesta de Comboni. Con el permiso de nuestros formadores y la aceptación de nuestros compañeros, nos dimos cita el 9 de octubre por la noche a través de una plataforma digital. Participaron los postulantes de Lima (Perú), Quito (Ecuador), San José (Costa Rica) y San Francisco del Rincón (México) y algunos formadores y miembros de las comunidades religiosas de cada casa formativa. También estuvieron algunos aspirantes de Centroamérica y del seminario de Sahuayo. Después de una dinámica de presentación, el padre Juan Diego Calderón, superior provincial de Centroamérica, nos dio una pequeña charla en torno al último documento del Papa, Fratelli tutti. Luego tuvimos un mensaje del Consejo general y concluimos con una oración. Entre cada actividad, cada casa entonó algunos cantos. Sin duda, este encuentro fue una bonita experiencia que nos permitió conocer los rostros de quienes realizan el mismo camino de discernimiento y formación en nuestro continente; de esta manera, podemos seguir animándonos mutuamente. Recuerden rezar por las misiones, por las vocaciones y por quienes estamos en búsqueda de la voluntad de Dios en nuestras vidas. ¡Gracias por su apoyo, Dios los bendiga!
Esquila Misional
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Expresión y cultura
Por: Lulú
Juan Carlos Salgado
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Siempre debe ser Navidad Se acerca el día en que recordamos la llegada de Jesús a este mundo desde hace más de 2 mil años. A todos nos gusta celebrar este nacimiento que ambientamos con algunos símbolos externos: arbolitos, regalos, fiestas, cenas... Pero, ¿le agradará esto a Jesús?
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Literatura comboniana
Esta Navidad lea nuestras publicaciones
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David Octavio Aguilar
El padre David Octavio Aguilar celebrando la misa de Navidad en su misión de Sudán del Sur
Renovados por el gozoso encuentro con Cristo, deseamos continuar siendo una comunidad misionera «en salida». Al fundar una Beca nos ayuda a llevar la alegría del Evangelio más allá de las fronteras. Con esta suma de dinero contribuye a la formación de un joven aspirante a la vida misionera, sacerdote o hermano.
Beca completa: $14,000.00
Beca parcial: $7,000.00
Puede dividir la suma y entregarla en abonos que usted mismo determine.
Favor de hacer sus depósitos en el banco de su preferencia.
FUNDE UNA BECA Cuentas a nombre de:
Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, A.R. (Escriba el nombre completo)
Santander: 65501062197 Bancomer: 0452603004 Banamex: 70070359098 Banorte: 0259125723 Si lo prefiere, realice una transferencia bancaria (clabes interbancarias) Santander: 014180655010621976 Bancomer: 012180004526030044 Banamex: 002180700703590983 Banorte: 072180002591257234
Jorge Decelis
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! d a d i v a N z i l Fe a: e s a b í r c s u S e d o d n u m l a e ...y aventúres inas g á p 8 4 n e s e las mision