Año 69 No. 802 mayo 2022 $20.00
«Escuchar
con el corazón»
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La Carta
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P. Ismael PIÑÓN, mccj
EL LENGUAJE DEL CORAZÓN
U
Juan Carlos Salgado
na de las mayores dificultades que experimentamos los misioneros cuando estamos en la misión es no poder comunicarnos como quisiéramos a causa de la lengua. En muchos de los lugares en los que trabajamos, la lengua tradicional –la única que conoce la gente– es muy difícil de aprender, y con frecuencia, el misionero se ve obligado a apoyarse en los catequistas o en otras personas para que hagan la vez de intérpretes o traductores. En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que este año se celebrará el 29 de mayo, el papa Francisco insiste mucho en la importancia de saber escuchar al otro como condición indispensable para que haya un verdadero diálogo y una comunicación sincera. Pero, ¿cómo escuchar cuando no se conoce la lengua? La experiencia en la misión nos ha hecho comprender que la diferencia de lenguas o su dificultad no impide una verdadera comunicación. Hay otras maneras de expresarse y de saber llegar al corazón del otro. Los gestos, la mirada sincera y transparente, los sentimientos y todo lo que nace
del corazón, son incluso mejor lenguaje que las palabras que puedan salir de nuestra boca. En su mensaje, el Papa habla de manera muy concreta de la necesidad de saber escuchar más con el corazón que con los oídos. Nuestra civilización moderna y tecnológica, con sus redes sociales, sus multinacionales de la información y sus intereses económicos, nos puede alejar –y, de hecho, lo está haciendo– de la verdadera comunicación humana, la que se hace desde el corazón y no desde la pantalla de un celular o una computadora, la que se interesa por el bienestar y la felicidad del otro en lugar de hacer de él un objeto de mi curiosidad, instrumentalizándolo para mi propio interés. La actitud de respeto hacia el que es diferente, la tolerancia, la solidaridad en un momento de dificultad o el esfuerzo por conocer su realidad personal y social son el primer paso que hay que dar. Escuchar y mirar a lo profundo de la persona sin juzgarla es la mejor herramienta para entablar una comunicación con ella, porque esa comunicación no se da de boca a oído, sino de corazón a corazón, y el lenguaje del corazón es universal.
Esquila Misional
mayo 2022
Distribuidor exclusivo Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, A.R. REDACCIÓN Y PÁGINA WEB Director y Editor responsable P. Ismael Piñón López, mccj Jefa de Redacción Claudia Villalobos Palacios Equipo de Redacción Fernando de Lucio Ocaña Paulina Galicia Sandoval Diseño Creativo Vanessa Ixchel Aguilar Delgado Colaboradores Felipe Cardenal Arizmendi, monseñor Vittorino Girardi, Hno. Joel Cruz, Pp. Fernando González, Gustavo Covarrubias y Enrique Sánchez, y Hnas. Cecilia Sierra y Mary Carmen Galicia
Esquila Misional Revista Latinoamericana de Información y Animación Misionera. Año 69 No.802 mayo 2022, es una publicación mensual editada y distribuida por los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, A.R. Calle Ponciano Arriaga No. 10, Col. Tabacalera, Alcaldía Cuauhtémoc, C.P. 06030 Ciudad de México, Tel. 55 55 92 38 33, www.esquilamisional.org, esquilam@live.com Editor responsable: P. Ismael Piñón López, Reservas de Derecho al Uso Exclusivo No. 04-2021012517230000-102. ISSN 0186-8314, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido 17442 otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX No. PP09-0297 Impresa por Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. Democracias No. 116, Col. San Miguel Amantla, Alcaldía Azcapotzalco, C.P. 02700. Este número se terminó de imprimir el 21 de abril de 2022, con un tiraje de 13,000 ejemplares.
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«Escuchar con el corazón» Año 69 - No. 802 mayo 2022 Portada:Cecilia Sierra
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LA CARTA El lenguaje del corazón
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NUESTROS LECTORES
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UNA IMAGEN VALE MÁS...
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MÁS ALLÁ DE LA NOTICIA
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SEMBLANZA
LLAMADOS A LA MISIÓN
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EXPRESIÓN Y CULTURA
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LITERATURA COMBONIANA
La vocación de la mujer consagrada –Mujeres del Evangelio–
Los tapetes de Santa Cruz Meyehualco
P. Nicolás Martín Ramírez Falcón
CARTAS DE MISIÓN
Evangelizar con los medios de comunicación Una vida dedicada a los pigmeos Mamá catequista
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EN FAMILIA Monseñor Carlassare, consagrado obispo de Rumbek
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SERVICIO ESPECIAL
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EVANGELIO, IGLESIA Y SOCIEDAD
Catequista generosa y entusiasta
«Una lectura desde la vocación del Hermano...
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DESDE INTERNET
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REALIDADES Mensaje para la Jornada
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CUIDADO DE LA CASA COMÚN
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JUSTICIA Y PAZ Interculturalidad
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EN CLAVE DE MUJER En el umbral
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BIBLIA Y MISIÓN
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LA COLUMNA DE MONSEÑOR
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MISIÓN AQUÍ Y AHORA
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FRANCISCO, EL PAPA MISIONERO
Cuidado de la diversidad biológica Mundial de las Comunicaciones Sociales
«Plataforma de Acción Laudato si’» para la sinodalidad
del mundo digital–Primera parte–
Conviértanse y crean en el Evangelio ¡Ha llegado la hora!
contenido
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Para la guerra nada
La tierra es mía
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PUNTO DE VISTA Sanar el mundo laboral
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Esquila Misional
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Nuestros lectores
Lectores
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Facebook:
Soy comboniano desde que vino a Ecuador el padre Juan Martín Rodríguez y tengo un cuadro de san Daniel Comboni. Saludos desde Quito.
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¡Muchas felicidades! Dios los siga bendiciendo en su misión a todos los combonianos. Aurora Cuamatzi
Vicente Yuvi
Facebook:
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Muchas felicidades, gracias por tan gran labor misionera en el mundo, Dios los bendiga abundantemente y les dé fortaleza para que sigan anunciando el Evangelio en los rincones más abandonados. Los queremos mucho, un gran abrazo para todos.
Dios permita que la presencia del papa Francisco en Sudán del Sur sea un verdadero instrumento de justicia y paz para la región. Saludos. Enrique Ortiz Reguer
Cecilia Jiménez
Que Dios siga iluminando el camino de la comunidad comboniana en cualquier lugar en el que se encuentren, porque sus huellas perdurarán. ¡Felicidades y lluvia de bendiciones! Angelita Chalen Rodríguez
Félix Manuel
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Muchas felicidades y bendiciones donde quiera que se encuentre una misionera o un misionero comboniano en tierras de misión. San Daniel los cuide y bendiga. Un abrazo desde La Chinantla.
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Jesús Ruíz
Una imagen vale más...
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¡Felicidades, mamás!
«Se viste de fortaleza y dignidad y mira esperanzada al porvenir» (Prov 31,25) Esquila Misional
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Más allá de la noticia
Por: P. Gustavo COVARRUBIA S, mccj
Charles de Foucauld en Sacre Coeur. Internet
Tomasz Makowski / Shutterstock
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Taiwán, la otra línea roja La guerra en Ucrania ha desviado temporalmente la atención sobre la tensa relación entre Taiwán y China, una línea crítica en la geopolítica que tiene el potencial de escalar a otro conflicto que ponga en jaque la paz mundial, pues muy probablemente involucraría a los que Pekín cataloga como «clubes exclusivos de Washington»: el Quad, foro de seguridad integrado por Estados Unidos, Japón, Australia e India; y el Five Eyes, alianza de inteligencia entre Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelandia. La isla de Taiwán, que ha sido independiente desde 1949, es considerada por China como una «provincia rebelde». Por eso, según un documento filtrado por fuentes rusas cuya autenticidad no fue confirmada por el gobierno de Taipei, Xi Jinping estaría preparando un ataque para
recuperar la isla, pero la invasión rusa en Ucrania y las implicaciones económicas, lo obligaron a repensar la forma en que el dragón asiático enfrentará el riesgo de que Washington pueda crear una especie de «OTAN asiática» para contener su ascenso. Aunque, según Wang Yi, canciller de China, la disputa sobre el estatus de Taiwán es una cuestión «interna», desde marzo pasado la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, elevó el nivel de alerta y puso a sus unidades navales a realizar ejercicios militares en aguas de la isla de Dongyn, muy cerca de la provincia china de Fujian. También, de acuerdo con una encuesta publicada en el mismo mes por la Taiwán International Strategic Study Society, 70.2 por ciento de los entrevistados está dispuesto a tomar las armas contra una agresión de Pekín. (Asia News) •
Un santo misionero del desierto El 15 de mayo de este año, el papa Francisco proclamará diez nuevos santos: tres más, de los siete beatos cuya fecha de canonización no había podido fijarse a causa de la pandemia. Además de varios fundadores de congregaciones religiosas, destacan Tito Brandsma, carmelita holandés ejecutado por los nazis; Lázaro Devasahayam, primer laico santo de la India; y el que es considerado el padre del desierto contemporáneo, Charles de Foucauld, también conocido como el apóstol de los tuareg de Argelia (Vatican News). Este sacerdote francés, que dejó las seguridades de su patria para construir tabernáculos en el desierto argelino y llevar a Jesús a los que no lo conocían ni lo buscaban, murió a manos de los mismos hermanos musulmanes con quienes había decidido vivir en el silencio y en la oración, sin haber conseguido que ni uno de ellos se hiciera cristiano. No obstante, el cardenal Walter Jasper nos enseña que evangelizar no se trata «de nuestra empresa misionera, de una hegemonía cultural o de la ampliación de un imperio eclesial con estrategias sofisticadas y perfeccionadas de pedagogía, psicología, organización o cualquier otro método. Debemos hacer, por supuesto, lo que podamos, incluso usar métodos modernos, pero al final se trata de la misión de Dios... me parecía interesante como modelo para realizar la misión del cristiano y de la Iglesia no sólo en el desierto de Tamanrasset, sino también en el desierto del mundo moderno: la misión mediante la simple presencia cristiana, en la oración con Dios y en la amistad con los hombres». (30 Días) •
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Imagen pública / Facebook
Nicolás Ramírez
Semblanza
P. Nicolás Martín Ramírez Falcón
Colombia negra en pie de lucha Francia Elena Márquez Mina será la segunda vicepresidenta de Colombia y la primera mujer negra al asumir ese cargo, en caso de que Gustavo Petro gane las elecciones presidenciales de este 29 de mayo. Ella sorprendió a muchos analistas al obtener cerca de 800 mil votos en las consultas internas del Pacto Histórico, coalición por la cual será candidata. La lideresa afrocolombiana más reconocida tiene 39 años de edad, es abogada y madre de dos hijas. Nació en Suárez, Cauca, un municipio del suroccidente del país, en el seno de una familia humilde de trabajadores mineros. Desde los 15 años se involucró en el activismo socioambiental que luchaba por la defensa del territorio ante las mineras depredadoras, y por el reconocimiento de los derechos de los pueblos afrodescendientes e indígenas en la construcción de la nación.
Por sus luchas, tuvo que salir desplazada del Cauca al ser amenazada por grupos paramilitares. En 2014, después de liderar, durante diez días, una marcha de mujeres rumbo a Bogotá en un recorrido de cientos de kilómetros, recibió el Premio Nacional de los Derechos Humanos de su país. En 2018 recibió el Premio Goldman, una especie de «Nobel ambiental». Ella misma se reconoce como parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia contra el racismo estructural: «soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y la justicia. De quienes conservan la esperanza por vivir mejor; de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida; de quien alza la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos». (Portafolio / RT) •
L
a misión de Jartum es, tal vez, una de las más exigentes, pues se trata de anunciar el Evangelio en una realidad donde prevalece el islam. Para llegar hasta esa misión, el padre Martín tuvo que recorrer un largo camino que inició cuando ingresó con los combonianos con el deseo de consagrar su vida a las misiones como Hermano. Obtuvo la licenciatura en Ciencias de la Educación, mientras discernía su vocación. Hizo sus primeros votos en 1992, y de 1994 al 2000 continuó con su preparación, primero en Nairobi, luego en El Cairo y en Roma, donde hizo sus estudios de árabe y de islamología. Del año 2000 a 2012 trabajó en Sudán, donde sintió que el Señor lo llamaba al sacerdocio. Luego de sus estudios de filosofía y teología fue ordenado sacerdote en 2010 y se ha consagrado al pueblo de Sudán; trabaja en la educación y acompaña a las pequeñas comunidades cristianas. Durante algunos años también dio su servicio a la provincia de México en las comunidades del Sagrado Corazón de Jesús, en La Paz, y en el Oasis de Guadalajara, donde se encuentran los misioneros ancianos y enfermos. El padre Martín ha sido un misionero sencillo y siempre disponible para brindar su ayuda a todos los que lo necesitan. Por su carácter y cercanía a la gente, es un buen testigo del Evangelio entre nuestros hermanos musulmanes. Es un misionero que se siente feliz de estar viviendo su vocación misionera en los mismos lugares donde vivió y trabajó san Daniel Comboni.
Esquila Misional
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Cartas de misión
Texto y fotos: P. Célestin NGORÉ G., mccj Desde Kinshasa, RDC
Evangelizar con los medios de comunicación Soy el padre Célestin, comboniano de nacionalidad chadiana. Me convertí en misionero en 2001 y fui ordenado sacerdote en 2005. Nací en una familia católica de ocho hijos, soy el quinto de la familia. Fuimos educados en la fe católica, aunque nuestra hermana mayor se hizo protestante.
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C LI CK
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Cartas de misión
Una vida dedicada a los pigmeos
Por: P. Franco LAUDANI, mccj Desde Kinshasa, RDC Tomado de: mundonegro.es
Nací en Biancavilla, un pueblo de la isla italiana de Sicilia, y este mes de mayo celebro mis 80 años de vida. De pequeño era bastante indisciplinado y debido a mis repetidos reportes en los estudios, mi padre me hizo trabajar duro en el campo durante un año.
Cartas de misión
T
uve la suerte de que una catequista se interesó por mí y con su ayuda pude entrar en el seminario menor de mi diócesis, Catania, donde estuve ocho años. Durante ese tiempo pasaron por ahí dos combonianos, los padres Enrico Faré y Mario Mazzoni, que me entusiasmaron con las misiones. Comencé a leer la revista Piccolo Missionario para niños y jóvenes que los combonianos siguen publicando en Italia y que alimentaban mis ganas de ser misionero. Al principio mi padre no estaba de acuerdo, pero al final, con lágrimas en los ojos, me dejó partir. Así se cumplieron mis sueños. En 1972 fui destinado al entonces Zaire, hoy, República Democrática del Congo (RDC), donde espero continuar mientras me queden fuerzas. Mi primer amor fue Mungbere, una comunidad situada en plena selva al noreste de RDC. Comencé con todo el entusiasmo para servir a mis hermanos y compartir mi vida con los más pobres. Sin miedo a las dificultades de los «safaris», que es como llamamos a los viajes para visitar comunidades, me sentía más contento en la selva que en casa. Sin embargo, Dios tiene sus planes. Cuando apenas llevaba 11 meses en Mungbere me caí de la moto y quedé medio muerto. Una religiosa que
me encontró me salvó la vida y desde entonces consideré que mi vida es un regalo de Dios que debo entregar con generosidad. A los dos años de estar ahí fui destinado a la parroquia de Nangazizi y luego a la de Rungu, donde pasaba casi todo el tiempo en la selva visitando las 95 comunidades cristianas de esta enorme parroquia, donde la capilla más lejana estaba a 110 kilómetros de la iglesia central. Fue una magnífica experiencia. Después me pidieron que regresara a Italia para un servicio de animación misionera con jóvenes, que también fue muy gratificante; pero en 1984 volví definitivamente al Congo. Al llegar, me destinaron a la parroquia de Gombari, pero enseguida quedó vacante el trabajo pastoral con los pigmeos y me presenté como candidato. Comencé en la comunidad de Bangane, para regresar poco después a Mungbere, mi primer amor, donde he vivido la mayor parte del tiempo. Durante los diez años que fui responsable diocesano de la pastoral pigmea de Wamba, me desplazaba bastante, pero como Mungbere forma parte de esta diócesis, seguía vinculado a mi comunidad. Mi trabajo estaba centrado en la evangelización y la educación, aunque también había programas de apoyo a la salud y formaciones más específicas en la agricultura y otros campos. La selva es el hábitat natural de los pigmeos. Como se desplazan con frecuencia, uno de nuestros empeños fue crear pequeñas escuelas cerca de los campamentos más grandes para que, al menos durante unos meses, las niñas y niños pigmeos pudieran estudiar junto a otros pequeños bantúes y favorecer
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su integración. Esto lo complementamos con el internado que pusimos en marcha en Mungbere. Entendíamos que esta era la única manera de que los pigmeos pudieran afrontar los estudios de secundaria. El pueblo pigmeo es el más pobre en la sociedad congoleña, pero ir al colegio con otras niñas y niños bantúes les ha permitido promocionarse. Muchos han aprendido a leer y escribir, bastantes se gradúan y unos pocos han podido ir a la universidad y trabajar como matronas o profesores. En 2005 organizamos una marcha para pedir respeto por los derechos de los pigmeos. Unos 2 mil 500 se pusieron en camino y recorrieron, en algunos casos, hasta 300 kilómetros para llegar a la ciudad de Isiro. ¡Algo nunca visto! Por mi parte, hace falta mucho más que una vida para acompañar a este pueblo que, como uno de los más pobres y abandonados, es prioritario dentro del carisma comboniano. Además, la guerra y otras dificultades no nos han permitido avanzar como nos hubiera gustado. Sin embargo, mis recuerdos son de agradecimiento a Dios porque jamás me he sentido solo. La gente, de manera especial los pigmeos, me han acogido muy bien. Dios nos ha acompañado en todas las circunstancias, incluso durante la guerra, en la que me hicieron prisionero y me tuvieron detenido durante 14 días, jamás me he sentido abandonado. La población siempre nos ha protegido y se ha preocupado de nosotros. Guardo en mi corazón el amor por África y el amor de los africanos hacia nosotros, los misioneros, también ahora que estoy en Kinshasa, muy lejos de los pigmeos.
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Texto y foto: Suraye VILLEGAS Desde San Pedro, Costa Rica
Cartas de misión
Mamá catequista
M
is hijas asistían a la catequesis de perseverancia en 2010, dos años antes habían celebrado su primera comunión. En mi parroquia, Santa Bárbara, es común que falten catequistas a pesar de ser una comunidad de mayoría católica. A inicios de ese año, en la eucaristía dominical nos informaron que se necesitaban catequistas o cerrarían la enseñanza de primer nivel, por lo que me preocupé y pensé en los niños. Mis hijas contaron con esa bendición. Lo conversamos en familia y me animé a participar en el curso de formación de catequistas e inicié mi servicio en mi pueblo San Pedro, que es filial de la parroquia de Santa Bárbara. Voy para 12 años de ser catequista. Me gusta transmitir las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo a ni-
Suraye Villegas Murillo está casada y tiene dos hijas mayores de edad, vive en la provincia de Heredia, Costa Rica, y ha sido catequista desde hace 12 años. ños y jóvenes a través de dinámicas. Me inspira y fortalece permanecer en constante encuentro con Dios, y las reuniones con los padres de familia son una gran oportunidad para ayudarles a crecer en la fe. El último sábado de cada mes recibimos formación y, gracias a Dios, siempre aparecen nuevos aspirantes para servir en la catequesis. La pandemia no fue obstáculo para continuar. Tuvimos que adaptarnos a la virtualidad y dominar la tecnología y programas; fue todo un reto, pero lo logramos.
He aprendido a caminar con Jesús, con amor, humildad y misericordia. En cada encuentro vamos conociendo más las enseñanzas del Evangelio. Los catequizandos nos animan a continuar con la misión, son nuestra razón de ser. Aportan mucho a nuestro crecimiento espiritual, y recibimos más de lo que damos. La catequesis de iniciación cristiana no sólo nos prepara para recibir los sacramentos, sino para crecer en la fe, para llevar la Buena Noticia del Evangelio a donde a veces la Iglesia no puede llegar. A veces no faltan las pruebas, esfuerzos y trajines que como madre de familia se viven, pero los supero al poner mi confianza en el Señor. Él es mi motor, me impulsa a seguir adelante con esperanza y sin rendirme.
Texto y fotos: P. Fernando GONZÁLEZ, mccj
En familia
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Monseñor Carlassare, consagrado obispo de Rumbek El pasado 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación del Señor, se celebró por fin la consagración episcopal de Christian Carlassare, misionero comboniano italiano, como obispo de Rumbek, en Sudán del Sur.
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C L ICK
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Texto y fotos: Fernando MAL GATKUOTH, mccj
Servicio especial
Nyaluak Luny es una viuda, abuela y catequista. Nació en Patit, Jagei, y fue dada en matrimonio cuando tenía 14 años de edad, como es la costumbre entre su pueblo. Después de tener a sus tres primeros hijos (dos niños y una niña) la vida se volvió muy difícil: sus suegros murieron, su esposo fue asesinado en la guerra (de independencia) en 1985, y se enfermó de gravedad; llegó a pensar que moriría en cualquier momento. Además, la guerra recrudeció y junto con miles de civiles se vio forzada a emigrar rumbo a Etiopía.
E
n 1987, junto a miles de sus paisanos partió rumbo a Etiopía con el fin de buscar un refugio seguro y asistencia médica para una enfermedad tropical llamada «kalazar». Dejó a sus hijos Pedro y Margarita con su mamá, sólo se llevó con ella al más pequeño: Jaime, que apenas tenía unos meses de nacido. De acuerdo con la tradición del pueblo nuer, ella fue dada a otro hombre para que siguieran procreando niños para su esposo difunto. En Etiopía, ella conoció a Sara Nyaluala, quien era de la Iglesia presbiteriana y la invitó a su Iglesia porque aún no estaba bautizada. Durante una semana fueron al templo presbiteriano en el campo
CATEQUISTA GENEROSA Y ENTUSIASTA de refugiados, pero sólo perdían el tiempo porque no había actividades y ellas sentían la necesidad de Dios. Sara le propuso a su amiga que fueran a la Iglesia católica. El padre Benjamín Madol las recibió con gran alegría. A finales de 1988 se inscribieron en el catecumenado: Nyaluak para recibir el bautismo y Sara para conocer la fe católica. Cuando el gobierno de Hailé Mariam Mengistu fue derrocado en mayo de 1991, los sudaneses refugiados en Etiopía fueron obligados a regresar a su país ya que el nuevo gobierno no les dio refugio. Debido a esta situación, Nyaluak no terminó su preparación y tampoco recibió el bautismo.
Servicio especial Ella se fue a Nimule, un poblado de Sudán meridional, ahí continúo su preparación para el bautismo, y finalmente fue bautizada con el nombre de María el 24 de agosto de 1993. Recibió el sacramento de la confirmación de monseñor Paride Taban, el 10 de octubre de 1993 en el mismo lugar. Ella se distinguió del resto de los catecúmenos por su entrega generosa a la oración y por su dedicación al trabajo y a los servicios comunitarios. Desde el momento de su bautismo se ha esforzado por vivir de la mejor manera posible y de acuerdo con los valores evangélicos. En Nimule, María trabajó con las religiosas de ese lugar, con el sacerdote y el obispo. Se separó del hombre que le había impuesto la tradición de su pueblo con el fin de seguir procreando niños. Ya no quería pertenecer a ningún hombre, porque quería dedicar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia.
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María Nyaluak Luny regresó a la región occidental del Alto Nilo en 1995, al sur de Sudán, y estableció su residencia en Leer. Empezó a trabajar con los combonianos que llegaron en 1996. También realizó actividades pastorales. Al principio participó en la Legión de María, después en otros ministerios y servicios. Comenzó a formar, junto con el padre Antonio La Braca, la Asociación de las Mujeres de San Lucas, que es para viudas que desean servir a Dios y a la Iglesia los últimos años de su vida. A principios de 1998, organicé un curso para la formación de mujeres catequistas, ya que el liderazgo de la Iglesia entre el pueblo nuer siempre había estado en manos de los hombres. Ella también se inscribió al curso de catequistas. Por desgracia, en junio de 1998, la guerra llegó a Leer, la aldea fue reducida a cenizas en un ataque de tres días. La parte occidental del Alto
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Servicio especial
Nilo se convirtió en el frente de batalla más violento y disputado por el gobierno y el SPLA. Mucha gente murió, muchos otros fueron heridos y decenas de miles fueron desplazados de su tierra natal. Los misioneros también fueron forzados a moverse con la población. En medio de la inseguridad e inestabilidad, María se movió en diferentes direcciones con el fin de salvar su vida y la de sus hijos. En cualquier lugar que llegaba se integraba a la comunidad católica y participaba activamente. En 2002, María se fue a vivir a Nyal y de inmediato se integró a las actividades pastorales. En 2003 comenzó a trabajar de nuevo con los combonianos que se habían establecido ahí desde 1998, después del ataque y destrucción de Leer. Organizó la Asociación de las Mujeres de San Lucas, porque todas se habían dispersado en varias direcciones por motivo de la guerra, pero poco a poco comenzaron a reunirse en Nyal y a reorganizarse. Inició este trabajo con dos de ellas: Rebeca Kuony Gai y Elizabeth Nyadeng. También terminó su preparación para convertirse en catequista junto con otras 14 mujeres. Se graduaron el 1 de agosto de 2004, fueron el primer grupo de catequistas que oficialmente recibieron ese ministerio, hasta entonces todos los catequistas habían sido hombres. María se convirtió en la coordinadora de la Escuela Dominical de Religión que prepara a los niños y adolescentes para recibir el bautismo y la primera comunión. María Nyaluak Luny es la lideresa de las mujeres catequistas, algunas de ellas ya han sido formadas
por ella. Ella hace visitas pastorales en áreas y lugares donde aún no hay mujeres catequistas ni Escuela Dominical de Religión, imparte cursos para preparar a otras mujeres para que puedan comenzar la enseñanza de religión para los niños y adolescentes. También promueve la Asociación de Mujeres de San Lucas e invita a otras, en particular a las viudas, para que vivan su fe católica de manera más radical y cercana a los valores del Evangelio. Todos los días, reza junto con las otras mujeres de la asociación
y con la comunidad católica, siempre está dispuesta a servir en cualquier trabajo de la Iglesia. Todo lo hace en compañía y comunión con las otras mujeres de San Lucas y las otras catequistas. De esta manera se ha convertido en una animadora de la comunidad cristiana con sus enseñanzas, oraciones y, sobre todo, con su testimonio de vida y de servicio. En la actualidad, María es ya una mujer anciana, pero sigue sirviendo con el mismo entusiasmo y generosidad desde su conversión.
Evangelio, Iglesia y sociedad
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Armando Ramos
Por: Hno. Alberto LAMANA, mccj Tomado de: comboni.org
«Una lectura desde la vocación del Hermano comboniano» La encíclica Fratelli tutti (Todos hermanos) resuena con frescura y dinamismo en la vida religiosa y, en particular, su invitación a soñar con una humanidad unida y fraterna, esto es sin duda un elemento fundamental de su dimensión profética. Francisco insiste en la urgente necesidad de impulsar procesos que rompan con las dinámicas que reducen a las personas a un «desperdicio» y creen espacios de inclusión, respeto y dignidad.
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Desde Internet Los pavorreales tomaron los caminos vacíos de Madrid, España.
Cuidado de la diversidad biológica Rebaño de cabras pasea por las calles de Edimburgo, Escocia.
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Un ciervo salvaje solo por las calles de Sri Lanka.
Hace dos años, en 2020, las imágenes de animales en medio de las ciudades durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19 impactaron a los internautas. Las fotografías y videos resaltaron los estragos negativos que tiene la actividad humana sobre el ecosistema. Este 22 de mayo, Día de la biodiversidad, recordemos que en nuestras manos está la responsabilidad de cuidar toda forma de vida.
Una familia de jabalíes en las calles vacías de Haifa, Israel.
Dos delfines fueron captados durante el confinamiento en las aguas de Venecia, Italia.
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Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales Presentamos el mensaje íntegro del papa Francisco. Queridos hermanos y hermanas: El año pasado reflexionamos sobre la necesidad de «ir y ver» para descubrir la realidad y poder contarla a partir de la experiencia de los acontecimientos y del encuentro con las personas. Siguiendo en esta línea, deseo ahora centrar la atención sobre otro verbo, «escuchar», decisivo en la gramática de la comunicación y condición para un diálogo auténtico. En efecto, estamos perdiendo la capacidad de escuchar a quien tenemos delante, sea en la trama normal de las relaciones cotidianas, sea en los debates sobre los temas más importantes de la vida civil. Al mismo tiempo, la escucha está
experimentando un nuevo e importante desarrollo en el campo comunicativo e informativo, a través de las diversas ofertas de podcast y chat audio, lo que confirma que escuchar sigue siendo esencial para la comunicación humana. A un ilustre médico, acostumbrado a curar las heridas del alma, le preguntaron cuál era la mayor necesidad de los seres humanos. Respondió: «El deseo ilimitado de ser escuchados». Es un deseo que a menudo permanece escondido, pero que interpela a todos los que están llamados a ser educadores o formadores, o que desempeñen un papel de comunicador: los padres y los profesores, los pastores y los agentes de pastoral, los trabajadores de la información y cuantos prestan un servicio social o político.
Esquila Misional
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Cecilia Sierra
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«Escuchar con los oídos del corazón»
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n las páginas bíblicas aprendemos que la escucha no sólo posee el significado de una percepción acústica, sino que está esencialmente ligada a la relación dialógica entre Dios y la humanidad. «Escucha, Israel» (Dt 6,4), el íncipit del primer mandamiento de la Torah se propone continuamente en la Biblia, hasta tal punto que san Pablo afirma que «la fe proviene de la escucha» (Rm 10,17). Efectivamente, la iniciativa es de Dios que nos habla, y nosotros respondemos escuchándolo; pero también esta
escucha, en el fondo, proviene de su gracia, como sucede al recién nacido que responde a la mirada y a la voz de la mamá y del papá. De los cinco sentidos, parece que el privilegiado por Dios es precisamente el oído, quizá porque es menos invasivo, más discreto que la vista, y por tanto deja al ser humano más libre. La escucha corresponde al estilo humilde de Dios. Es aquella acción que permite a Dios revelarse como Aquel que, hablando, crea al hombre a su imagen, y, escuchando, lo reconoce como su interlocutor. Dios
ama al hombre: por eso le dirige la Palabra, por eso «inclina el oído» para escucharlo. El hombre, por el contrario, tiende a huir de la relación, a volver la espalda y «cerrar los oídos» para no tener que escuchar. Negarse a escuchar termina a menudo por convertirse en agresividad hacia el otro, como les sucedió a los oyentes del diácono Esteban, quienes, tapándose los oídos, se lanzaron todos juntos contra él (cf Hch 7,57). Así, por una parte está Dios, que siempre se revela comunicándose
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Cecilia Sierra Cecilia Sierra
gratuitamente; y por otra, el hombre, a quien se le pide que se ponga a la escucha. El Señor llama explícitamente al hombre a una alianza de amor, para que pueda llegar a ser plenamente lo que es: imagen y semejanza de Dios en su capacidad de escuchar, de acoger, de dar espacio al otro. La escucha, en el fondo, es una dimensión del amor. Por eso Jesús pide a sus discípulos que verifiquen la calidad de su escucha: «Presten atención a la forma en que escuchan» (Lc 8,18); los exhorta de ese modo después de haberles contado la parábola del sembrador, dejando entender que no basta escuchar, sino que hay que hacerlo bien. Sólo da frutos de vida y de salvación quien acoge la
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Ismael Piñón
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Palabra con el corazón «bien dispuesto y bueno» y la custodia fielmente (cf Lc 8,15). Sólo prestando atención a quién escuchamos, qué escuchamos y cómo escuchamos podemos crecer en el arte de comunicar, cuyo centro no es una teoría o una técnica, sino la «capacidad del corazón que hace posible la proximidad» (Evangelii gaudium, 171). Todos tenemos oídos, pero muchas veces incluso quien tiene un oído perfecto no consigue escuchar a los demás. Existe realmente una sordera interior peor que la sordera física. La escucha, en efecto, no tiene que ver solamente con el sentido del oído, sino con toda la persona. La verdadera sede de la escucha es el corazón. El rey Salomón, a pesar de ser muy joven, demostró sabiduría porque pidió al Señor que le concediera «un corazón capaz de escuchar» (1Re 3,9). Y san Agustín invitaba a escuchar con el corazón (corde audire), a acoger las palabras no exteriormente en los oídos, sino espiritualmente en el corazón: «No tengan el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón» [1]. Y san Francisco de Asís exhortaba a sus hermanos a «inclinar el oído del corazón» [2]. La primera escucha que hay que redescubrir cuando se busca una comunicación verdadera es la escucha de sí mismo, de las propias exigencias más verdaderas, aquellas que están inscritas en lo íntimo de toda persona. Y no podemos sino escuchar lo que nos hace únicos en la creación: el deseo de estar en relación con los otros y con el
Otro. No estamos hechos para vivir como átomos, sino juntos. La escucha como condición de buena comunicación Existe un uso del oído que no es verdadera escucha, sino lo contrario: el escuchar a escondidas. De hecho, una tentación siempre presente y que hoy, en el tiempo de las redes sociales, parece haberse agudizado, es la de escuchar a escondidas y espiar, instrumentalizando a los demás para nuestro interés. Por el contrario, lo que hace la comunicación buena y plenamente humana es precisamente la escucha de quien tenemos delante, cara a cara, la escucha del otro a quien nos acercamos con apertura leal, confiada y honesta. Lamentablemente, la falta de escucha, que experimentamos muchas veces en la vida cotidiana, es
evidente también Hno. en laJosé vida públiGodínez ca, en la que, a menudo, en lugar de oír al otro, lo que nos gusta es escucharnos a nosotros mismos. Esto es síntoma de que, más que la verdad y el bien, se busca el consenso; más que a la escucha, se está atento a la audiencia. La buena comunicación, en cambio, no trata de impresionar al público con un comentario ingenioso dirigido a ridiculizar al interlocutor, sino que presta atención a las razones del otro y trata de hacer que se comprenda la complejidad de la realidad. Es triste cuando, también en la Iglesia, se forman bandos ideológicos, la escucha desaparece y su lugar lo ocupan contraposiciones estériles. En realidad, en muchos de nuestros diálogos no nos comunicamos en absoluto. Estamos simplemente esperando que el otro termine de hablar para imponer nuestro punto
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de vista. En estas situaciones, como señala el filósofo Abraham Kaplan[3], el diálogo es un «diálogo», un monólogo a dos voces. En cambio, en la verdadera comunicación, tanto el tú como el yo están «en salida», tienden el uno hacia el otro. Escuchar es, por tanto, el primer e indispensable ingrediente del diálogo y de la buena comunicación. No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo. Para contar un evento o describir una realidad en un reportaje es esencial haber sabido escuchar, dispuestos también a cambiar de idea, a modificar las propias hipótesis de partida. En efecto, solamente si se sale del monólogo se puede llegar a esa
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concordancia de voces que es garantía de una verdadera comunicación. Escuchar diversas fuentes, «no conformarnos con lo primero que encontramos» –como enseñan los profesionales expertos– asegura fiabilidad y seriedad a las informaciones que transmitimos. Escuchar más voces, escucharse mutuamente, también en la Iglesia, entre hermanos y hermanas, nos permite ejercitar el arte del discernimiento, que aparece siempre como la capacidad de orientarse en medio de una sinfonía de voces. Pero, ¿por qué afrontar el esfuerzo que requiere la escucha? Un gran diplomático de la Santa Sede, el cardenal Agostino Casaroli, hablaba del «martirio de la paciencia», necesario para escuchar y hacerse escuchar en las negociaciones con los interlocutores más difíciles, con el fin de obtener el mayor bien posible en condiciones de limitación de la libertad. Pero también en situaciones menos difíciles, la escucha requiere siempre la virtud de la paciencia, junto con la capacidad de dejarse sorprender por la verdad –aunque sea tan sólo un fragmento de la verdad– de la persona que estamos escuchando. Sólo el asombro permite el conocimiento. Me refiero a la curiosidad infinita del niño que mira el mundo que lo rodea con los ojos muy abiertos. Escuchar con esta disposición de ánimo –el asombro del niño con la conciencia de un adulto– es un enriquecimiento, Hno. Carlos Cárdenas. Detrás de él, porque siempre habrá alguna cosa, el Hno. sea José Antonio aunque mínima,Coto que puedo aprender del otro y aplicar a mi vida.
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La capacidad de escuchar a la sociedad es sumamente preciosa en este tiempo herido por la prolongada pandemia. Mucha desconfianza acumulada precedentemente hacia la «información oficial» ha causado una «infodemia», dentro de la cual es cada vez más difícil hacer creíble y transparente el mundo de la información. Es preciso disponer el oído y escuchar en profundidad, especialmente el malestar social acrecentado por la disminución o el cese de muchas actividades económicas. También la realidad de las migraciones forzadas es un problema complejo, y nadie tiene la receta lista para resolverlo. Repito que, para vencer los prejuicios sobre los migrantes y ablandar la dureza de nuestros corazones, sería necesario tratar de escuchar sus historias, dar un nombre y una historia a
cada uno de ellos. Muchos buenos periodistas ya lo hacen. Y muchos otros lo harían si pudieran. ¡Alentémoslos! ¡Escuchemos estas historias! Después, cada uno será libre de sostener las políticas migratorias que considere más adecuadas para su país. Pero, en cualquier caso, ante nuestros ojos ya no tendremos números o invasores peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, esperanzas, sufrimientos de hombres y mujeres que hay que escuchar. Escucharse en la Iglesia También en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros. Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyen-
te por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar. «Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios»[4]. El teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer nos recuerda de este modo que el primer servicio que se debe prestar a los demás en la comunión consiste en escucharlos. Quien no sabe escuchar al hermano, pronto será incapaz de escuchar a Dios[5]. En la acción pastoral, la obra más importante es «el apostolado del oído». Escuchar antes de hablar, como exhorta el apóstol Santiago: «Cada uno debe estar pronto a escuchar, pero ser lento para hablar» (1,19). Dar gratuitamente un poco del propio tiempo para escuchar a las personas es el primer gesto de caridad. Hace poco ha comenzado un proceso sinodal. Oremos para que
cada uno puede cantar con su propia voz acogiendo las de los demás como un don, para manifestar la armonía del conjunto que el Espíritu Santo compone.
Francisco Citas: [1] «Nolite habere cor in auribus, sed aures in corde» (Sermo 380, 1: Nuova Biblioteca Agostiniana 34, 568). [2] Carta a toda la Orden: Fuentes Franciscanas, 216. [3] Cf The life of dialogue, en J. D. Roslansky ed., Communication. A discussion at the Nobel Conference, North-Holland Publishing Company – Amsterdam 1969, 89-108. [4] D. Bonhoeffer, Vida en comunidad, Sígueme, Salamanca 2003, 92. [5] Cf íbid., 90-91.
Jorge García
sea una gran ocasión de escucha recíproca. La comunión no es el resultado de estrategias y programas, sino que se edifica en la escucha recíproca entre hermanos y hermanas. Como en un coro, la unidad no requiere uniformidad, monotonía, sino pluralidad y variedad de voces, polifonía. Al mismo tiempo, cada voz del coro canta escuchando las otras voces y en relación a la armonía del conjunto. Esta armonía ha sido ideada por el compositor, pero su realización depende de la sinfonía de todas y cada una de las voces. Conscientes de participar en una comunión que nos precede y nos incluye, podemos redescubrir una Iglesia sinfónica, en la que
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Reflexión sobre el periodismo en tiempos de guerra
«Q
uisiera hacer un llamamiento a quienes tienen responsabilidades políticas para que hagan un serio examen de conciencia ante Dios, que es Dios de la paz y no de la guerra; que es Padre de todos, no sólo de algunos; que nos quiere hermanos y no enemigos. #Ucrania #Paz». Este es el mensaje de Twitter que publicó el papa Francisco el 23 de febrero pasado, un día antes de que comenzara el conflicto bélico de Rusia al invadir territorio ucraniano. Una decisión que se planteaba como «operaciones militares para auxiliar a la población civil» y que muchos analistas consideraron como el inicio de la invasión del Kremlin. La guerra comenzó el 24 de febrero, pero desde meses atrás ya se percibía un ambiente hostil, en el que ambos bandos medían fuerzas y mostraban su poderío, alianzas y estrategias para intimidar a su enemigo. Ha pasado más de dos meses y el desastre humanitario que ha dejado es por ahora incuantificable, el éxodo obligó a que en el primer mes más de 4 millones de personas tuvieran que migrar, con su patrimonio en una maleta. Miles de familias salieron, se movieron –no sólo a ciudades o poblados más estables de la misma Ucrania–, cruzaron fronteras a las naciones vecinas, que les dan techo y alimento para, pasar el final del invierno, que seguramente será más frío y desolador. La mayoría son mujeres y niños; ancianos también, porque los hombres (18 a 60 años) se quedan a luchar por su patria. Hacer periodismo en este entorno, no ha sido sencillo, en primera porque vivimos en una época donde los cambios son parte de lo cotidiano, atravesamos por una etapa donde todo está en duda y la palabra no es la garantía de veracidad. Además, desde hace algunos años –en los medios– nos toca verificar los dichos, los hechos y no perder el hilo del acontecer, que con las noticias falsas, muchas de ellas creadas con el propósito de alterar la realidad, provocan miedo y crean caos; se necesita revisar todo. Ser testigo de la historia, nunca fue fácil, menos en medio de un conflicto béli-
co, donde hoy la guerra no sólo se lucha en el campo, con bombas y muertos. La pugna también está en los discursos de ambos países, en lo que muchos denominan como la batalla de imagen de los vencedores y vencidos, en los cuales buscan dar su mejor cara. Hoy la nueva guerra también se cubre con la rapidez con que vuelan las informaciones en las redes sociales, a través de blogs, de twitters, de foros, de historias que se cuentan de un lado y otro. En sitios donde se recolecta parte de la memoria colectiva. Ciertamente las agencias informativas tienen su propia línea editorial, del país que paga a esos periodistas, por ello –buscar la verdad, absoluta– lo vuelve más y más interesante. Este año, como profecía, el papa Francisco en su mensaje para la 56 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, nos invita a escuchar al otro. Se refiere a la propuesta del año pasado de «ir y ver», todo ello para lograr el encuentro del prójimo y entablar el diálogo. Y puntualiza lo importante y necesario que es escuchar con los oídos del corazón. El Papa agrega: «La capacidad de escuchar a la sociedad es sumamente preciosa en este tiempo herido». «Escuchar diversas fuentes, “no conformarnos con lo primero que encontramos” –como enseñan los profesionales expertos– asegura fiabilidad y seriedad a las informaciones que transmitimos. Escuchar más voces, escucharse mutuamente, también en la Iglesia, entre hermanos y hermanas, nos permite ejercitar el arte del discernimiento, que aparece siempre como la capacidad de orientarse en medio de una sinfonía de voces». «¡Escuchemos estas historias! Pero, en cualquier caso, ante nuestros ojos ya no tendremos números o invasores peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, esperanzas, sufrimientos de hombres y mujeres que hay que escuchar», continúa el Obispo de Roma. Acudimos a este 2022 al cambio de época, donde el camino se hace más fácil y sencillo si encuentras a alguien que te permite conocer cuáles son los signos que nos ayu-
Por: Josefina Claudia HERRERA, periodista dan a ser una mejor sociedad, en medio de cualquier situación. Por ello, es de gran valor contar con la guía del Papa que, con lenguaje sencillo, cercano, claro y directo al corazón, como gusta de hablarnos, nos invita al encuentro con el otro, a la escucha, a discernir, a valorar para que mujeres, hombres, niñas, niños y jóvenes en libertad compartan su verdad y ayuden a la construcción de un mundo mejor. Así, un buen día, me encontré a Bárbara y José, una pareja de hacedores de teatro que, buscando ayudar, se unieron a una ONG de bomberos y partieron en cinco furgonetas y un auto pequeño, de Zamora, España, a Cracovia, Polonia, a recoger a 34 ucranianos, entre mujeres, adultos mayores, niños, tres perros y un gato para darles hogar, atención y un sitio mejor para vivir. En su travesía de casi 6 mil kilómetros de ida y vuelta, nos permitieron conocer las dificultades del idioma, del cansancio por recorrer sitios que no habrían imaginado hacer en menos de cinco días, pero en cambio descubrieron el amor, la generosidad y la fuerza de un equipo de 13 personas, quienes de manera voluntaria acudieron al llamado que los ucranianos hacían, no sólo transportando ayuda humanitaria. Escanee el código para ver y escuchar parte de esta serie que nos fueron compartiendo a través de sus propias narraciones. Estamos viviendo la primera Guerra del nuevo siglo, nadie habría querido que sucediera. La humanidad debía haber entendido que no nos lleva a nada bueno llegar a un conflicto bélico, donde, a decir verdad, realmente nadie gana. Sin embargo, ver estas experiencias de amor y solidaridad, me invitan a descubrir que hay mucha gente amorosa, humana y que se arriesga por el que sufre, además de que las buenas noticias, siempre están cerca. Nos seguimos leyendo.
Jesús Ruíz
Cuidado de la Casa Común
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«Plataforma de Acción Laudato si’» «Unir a toda la familia humana (...) pues sabemos que las cosas pueden cambiar» (Laudato si' [LS] 13).
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n esta encíclica, el papa Francisco nos exhorta a la sostenibilidad en el espíritu de la ecología integral. Juntos, construyamos un futuro mejor mediante un cuidado profundo de los demás, de nuestro Creador y de toda la creación. Esta Plataforma (plataformadeaccionlaudatosi.org) es fruto de la colaboración entre El Vaticano, una coalición internacional de organizaciones católicas y «todos los hombres de buena voluntad» (LS 3). Desde el ámbito local y con un enfoque ascendente, se funda en las fortalezas y realidades de comunidades de todo el mundo, para capacitar y tomar acciones decisivas, «aquí y ahora» (LS 161). Actuemos urgentemente. El Creador llamó a la familia humana a custodiar la creación, pero descuidamos ese llamado. Con el planeta más caliente y sucio se incrementa
el riesgo de sufrir las consecuencias, en especial los más vulnerables, quienes más padecen sus efectos. En este momento kairós respondemos al llamado para sanar nuestra relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. A través de la Plataforma, recorremos juntos los «procesos de regeneración» (LS 202), y a medida que profundizamos en la encíclica, los frutos de nuestro encuentro con Jesús se hacen evidentes en nuestra relación con lo que nos rodea. (LS 217). Los proyectos Laudato si’ apoyan el camino de tu comunidad hacia la ecología integral. Gestionada por el dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Plataforma está dirigida a siete sectores: familias (e individuos), parroquias (diócesis, arquidiócesis, conferencias episcopales), instituciones educativas (escuelas primarias y secun-
darias, universidades y otros centros educativos), salud y sanación (hospitales, clínicas, centros de salud y otros servicios sanitarios), organizaciones y grupos (movimientos laicos, comunidades, Ong´s, fundaciones y centros de comunicación), sector económico (trabajadores y empresas, granjas y cooperativas), entidades religiosas (órdenes religiosas, provinciales y comunidades). La Plataforma ofrece: guías de planificación Laudato si', que su institución, comunidad o familia puede utilizar para discernir y practicar su respuesta a la encíclica. Un enfoque orientado al proceso que responda al carisma de su institución, comunidad o familia. Orientaciones sobre las acciones que ayudan a construir un futuro mejor a través de los objetivos Laudato si', y por último, el reconocimiento de sus progresos.
Esquila Misional
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Justicia y paz
Por: Felipe Card. ARIZMENDI
Repam
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Interculturalidad para la sinodalidad
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En clave de mujer
Texto y fotos: Hna. Cecilia SIERRA, mc
En el umbral del mundo digital –Primera parte–
Como humanidad nos encontramos inmersos en un mundo globalizado y digital. En este nuevo ecosistema emergen nuevos y amplios espacios de información, de expresión y opinión. Para la pastoral digital es crucial entender que en el mundo cibernético se gestan paradigmas sin precedentes que invitan a abrirse a nuevas perspectivas sobre la vida, la comprensión del ser humano, del tiempo, del espacio y del Absoluto.
¿Q
ué características tiene el mundo globalizado, cambiante y digital en el que vivimos? ¿Qué retos y oportunidades nos lanzan las nuevas tecnologías digitales? ¿De qué manera vivimos en este mundo
los seguidores de Jesús? ¿Habrá un estilo específico para las mujeres discípulas misioneras de habitar en el mundo digital? ¿Cómo presentar las verdades eternas del Evangelio y testimoniar y hacer vida el proyecto de Jesús con «un nuevo ardor,
nuevos métodos y nuevas expresiones»? En este artículo, intentaré responder a estas preguntas desde mi perspectiva y experiencia como misionera comboniana. Soy una mujer comunicadora por opción y por vocación. Me gradué en Comunicaciones Sociales y Teología en la Universidad La Salle en Philadelphia, Pensilvania, Estados Unidos, en 1996. Fui directora del Departamento de Comunicaciones de la arquidiócesis de Jartum, Sudán, por 5 años; y posteriormente establecí y fui directora del Departamento de Comunicaciones de la diócesis de Wau, en el actual Sudán del Sur. En 2006, con un equipo de misioneros y misioneras combonianas establecimos la cadena de radio católica en Sudán del Sur, CRN.
En clave de mujer Encabezados por Radio Bakhita, de la cual fui directora, la cadena de radio desempeñó un papel crucial en el proceso que llevó a Sudán del Sur a la independencia el 9 de julio de 2011. Las ocho radios católicas se convirtieron en foro de información, formación y entretenimiento, a través de los cuales la población expresaba su sentir como ciudadanos y como Iglesia en sus idiomas locales. Al mismo tiempo, contribuí al establecimiento y fui la directora del Sudán Media Forum, SMF, formado por directores y dueños de medios de comunicación independientes en Sudán del Sur. Posteriormente, en Guatemala contribuí al establecimiento de una estación de televisión comunitaria, Televida. Como mujer y líder comunicadora, me he comprometido a fomentar la capacitación, integración y participación de mujeres y grupos emergentes locales. Hoy en día, facilito cursos en línea de pastoral misionera con la Universidad de Dayton; utilizo varias redes sociales, creo y subo videos a mi canal de Youtube y organizo sesiones virtuales de apoyo a mujeres, que se transmiten y graban en un grupo cerrado de Facebook. Aun con toda esta trayectoria en el mundo de las comunicaciones, me siento al umbral del mundo digital, un mundo que me sobrepasa por su magnitud, progresión, densidad, relevancia, versatilidad, y carácter totalizante. Encuentro inspiración en Jesús de Nazaret y en san Daniel Comboni. Viviendo en tiempos y culturas diversas, tanto Jesús como Comboni tenían clara su misión, su mensaje y metas; además, ambos tenían bien
identificada a su audiencia. Para hacer su mensaje más efectivo, estos grandes comunicadores, utilizaron recursos disponibles de su tiempo y con creatividad e ingenio lograron superar obstáculos. Su vida y mensaje han trascendido tiempo, cultu-
ra, idioma y tradición. Sin embargo, el cambio de época y el mundo digital que enfrentamos presentan retos significativos que ni sus seguidores y seguidoras hoy ni las generaciones futuras podremos ignorar.
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Aún con su carácter virtual, el mundo digital es real y «absolutizante». Incluso para los no nativos digitales es imposible vivir fuera de él. El mundo digital forma parte del «tejido de la sociedad», son «ambientes de vida, son realidades donde yo vivo», dijo el arzobispo Claudio Maria Celli. Asimismo, el mundo cibernético se está convirtiendo en la industria del futuro con una capacidad de monetización inimaginable, como lo proyecta el «Metaverso», con sus juegos, salas o universos 3D, reglas y normas, avatares, bienes raíces virtuales, mercadotecnia y tokens. Los seguidores de Jesús no podemos excusarnos detrás de la inocencia de la ignorancia. Una empresa española, Pymes y Autónomos, identifica varios «pecados» de los internautas. Los más destacados son intoxicar y bombardear a usuarios con un sinfín de mensajes spam; abrir perfiles o páginas sin estrategia ni objetivos concretos, confiar el manejo de cuentas a amateurs o personal no capacitado. Abrir «ventanas» digitales tiene riesgos, por lo cual, es preciso tener planes de emergencia y protocolos de actuación ante «los movimientos digitales de odio y destrucción» (Fratelli tutti 43) y cualquier otra forma de ataques cibernéticos. En «Redes sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios para la evangelización», el Papa emérito, Benedicto XVI, señalaba que el mundo digital ha roto el paradigma del concepto tradicional de comunicación: la persona no sólo es emisora y receptora, sino que es también «objeto de la comunicación». Continuará...
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COMBONI PRESS
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Biblia y misión
Por: P. Fernando MAL GATKUOTH, mccj Roma, Italia
Conviértanse y crean en el Evangelio
(Mc 1,14-20)
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Por: Hna. Mary Carmen GALICIA, mc
Misión aquí y ahora
Para la guerra nada
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Francisco, el Papa misionero
La tierra es mía
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Oimara Martín
Por: P. Enrique SÁNCHEZ, mccj
«Cada comunidad puede tomar de la bondad de la tierra lo que necesita para su supervivencia, pero también tiene el deber de protegerla y garantizar la continuidad de su fertilidad para futuras generaciones. Porque, “la tierra es del Señor” (Sal 24,1), a Él pertenece “la tierra y cuanto hay en ella” (Dt 10,14). Por eso, Dios niega toda pretensión de propiedad absoluta: “La tierra no puede venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía, y ustedes son forasteros y huéspedes en mi tierra” (Lv 25,23)» (Laudato si’, 67).
E
n la toma de conciencia asumida respecto al cuidado de la creación, vemos que la tierra ha sido siempre muy generosa y ha prodigado lo necesario para que los seres vivos subsistan. Es buena y noble, pues da y jamás exige una recompensa por lo que nos brinda. Por eso muchas veces ha sido tratada ingratamente y explotada, al punto de impedirle seguir cumpliendo con su vocación de madre y protectora de la vida. En algunas partes del mundo, los seres humanos la hemos convertido en una realidad estéril e inhabitable con una conducta depredadora. Pero no somos propietarios, sólo administradores y beneficiarios. La tierra y toda la
creación se nos ha confiado para vivir en ella; para crecer y desarrollar lo mejor de nosotros mismos. Un gran error sería olvidar ese principio esencial y creer que podemos apropiarnos de algo que sólo le pertenece a Dios. Todo se nos da para que lo disfrutemos y, al final de nuestra vida, en el mejor de los casos, nos tocará heredarlo para que otros puedan disfrutarlo, pues para eso ha sido creado. La persona sabia es la que sabe usar las cosas, las cuida y sabe compartir y disfrutar con los demás. Nada te llevarás cuando te vayas, porque nada te perte-
nece, aunque trates de acumular, pensando que tener mucho será garantía de tranquilidad. El libro del Levítico dice que la tierra le pertenece a Dios y en ella sólo somos forasteros. Se nos confía con la condición de que la cuidemos y protejamos, pues garantiza nuestro futuro como humanidad. Seremos capaces de revertir las prácticas y conductas que nos llevan por caminos destructivos, para dar paso a formas de vida más reconciliadas y responsables con la casa que se nos dio. Se trata de una tarea que nos invita a una gran conversión.
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Punto de vista
Texto y fotos: Fernando DE LUCIO
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Sanar el mundo laboral –Una reconstrucción laboral tras la crisis, para que, nunca, nadie quede atrás– A inicios de julio de 2021, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizó un llamado mundial para implementar y ejercer acciones que faciliten una recuperación del trabajo centrado en las personas, que hagan hincapié en la creación de empleo digno para todos y aborden la desigualdad evidenciada por la crisis de Covid-19.
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Llamados a la misión
Texto y fotos: Hna. Pompea CORNACCHIA, mc
Jorge Decelis
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LA VOCACIÓN DE LA MUJER CONSAGRADA –MUJERES DEL EVANGELIO– El papa Francisco nos dice que «la llamada del Señor no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una jaula o un peso que se nos carga encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto, del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante».
E
n el encuentro con el Señor, alguno puede sentir la fascinación de la llamada a la vida consagrada o al sacerdocio ordenado. Es un descubrimiento que entusiasma y, al mismo tiempo, asusta, porque uno se siente llamado a convertirse en «pescador de hombres» en la
barca de la Iglesia, a través de la donación total de sí mismo y empeñándose en un servicio fiel al Evangelio y a los hermanos. Esta elección implica el riesgo de dejar todo para seguir al Señor y consagrarse completamente a Él, para convertirse en colaboradores
de su obra. Muchas resistencias interiores pueden obstaculizar una decisión semejante, así como en ciertos ambientes muy secularizados, en los que parece que ya no hay espacio para Dios y para el Evangelio, se puede caer en el desaliento y en el «cansancio de la esperanza» (Homi-
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lía en la misa con sacerdotes, personas consagradas y movimientos laicos, Panamá, 26 de enero, 2019).
Testimonio de la hermana Pompea Les comparto el testimonio de la hermana Pompea, misionera comboniana, que se encuentra sirviendo en Chiapas. Ella refleja las palabras que el papa Francisco pronunció a los consagrados en el encuentro con jóvenes en Panamá. Después de 30 años de vida comboniana pude ver en mí la fuerza que tiene nuestro carisma, un movimiento ad intra que nos vacía cada día de nuestro ego y protagonismo para llenarnos de su gracia regeneradora.
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La Paz, BCS.
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Ciudad de México
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Laicos Misioneros Combonianos Guadalajara, Jal.
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Llamados a la misión
Jorge García
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Nos habita un dinamismo creativo que nos empuja a encontrar nuevas formas de relación, de encuentro, de compartir la fe, de ser madres... se manifiesta en momentos de absoluto desierto o de profunda fecundidad apostólica. Es una fuerza creativa que, conscientemente o no, actúa a través de nuestra vida y nos hace mujeres del
Evangelio, capaces de emprender caminos liberadores y proféticos. Pero también hay un movimiento «extra» donde el carisma está presente, a veces como piedra escondida, y a veces con evidencias, como son las obras a favor de los más vulnerables. Obras que cuidan, que nutren y hacen crecer personas libres y responsables.
En lo personal, este dinamismo ad extra me hizo descubrir que tengo que confiar en Dios, que me conduce hacia lo desconocido, para que me revele su rostro misericordioso, que me lleva a donde no tengo seguridad, porque se revela como mi roca, y me lleva a donde no hay nada que se revele como el Dios de lo imposible.
Voz del seminarista Llamados comboniano a la misión La pastoral con los migrantes me hace tocar con la mano la precariedad de la vida y cada día tengo que volver a empezar con Él, que continuamente hace nuevas todas las cosas. En la mochila de la vida cargo algunas cosas: fe, porque creo que la obra es suya y Él es quien la lleva adelante... Valor, para afrontar los desafíos de cada momento; amor, para consolar y sanar corazones con tanto dolor; y paciencia, para crear puentes de hermandad entre los migrantes y la población local. Con san Pablo me atrevo a decir que me hago «migrante con el migrante» que, a pesar de tener pocas cosas, tiene un gran deseo de vida.
El carisma comboniano En cada uno de nosotros vive y se contagia nuestro don cuando liberamos esa energía carismática que nos hace sentir a todos juntos como hermanos y hermanas. El carisma nos insta a vivir en nuestros cenáculos con este espíritu de sinodalidad: caminar juntos y decir con Comboni: «la única pasión de mi vida es evangelizar». Por supuesto que no siempre es fácil cuando no somos libres internamente, pero donde no llegamos, Jesús de Nazaret viene a nuestro encuentro y nos libera de nuestros demonios, para crear comunión. En este tiempo de gracia congregacional pedimos al Señor de la vida y a la Virgen, Estrella de la evangelización, que nos ayuden a ser mujeres del Evangelio, capaces de transmitir ternura y mansedumbre para cooperar en la transformación de nuestro mundo.
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Texto y foto: Heriberto ZOPIYACTLE, postulante comboniano
Lejos de casa, con amor de madre
S
aludos, queridos lectores. Les recuerdo mi nombre, soy Heriberto, postulante comboniano. Nací en la localidad de Tlacuiloltécatl Grande, en el municipio de Zongolica, Veracruz. Para tomar la decisión de ingresar al seminario, me acompaña una mujer: mi madre. Ella, con todo el dolor de su corazón, me dijo «sí», aún sabiendo que me alejaría de casa. A pesar de todo, me acompaña con sus palabras y oraciones para que yo siga por este camino. La semilla de mi vocación es la familia, que me fue educando en la fe y, a partir de eso, nació la inquietud de seguir a Jesús. Dejar amigos y familia fue muy difícil para mí, pero, poco a poco, voy caminado con la gracia de Dios. Dejo a mi mamá, sin embargo, mi Madre María me acompaña a lo largo de este discernimiento. Ella, que igual vela por cada uno de sus hijos, atiende nuestras súplicas. La Virgen de Guadalupe ha pasado a ser mi madre dentro del seminario: quien me guía cada día y me lleva con su hijo Jesús. Percibo que en este camino es muy importante el papel de una madre, por eso invito a todas ellas a que apoyen las decisiones de sus hijos, ya que llega un momento en el que deben volar y dejar el nido. Que nunca se nos olvide rezar y agradecer a Dios el regalo que nos da. Un saludo especial a todas las mamás que se esfuerzan por vivir y acompañar nuestra vocación, y que lo sigan haciendo en todas nuestras decisiones. Les mando un fuerte abrazo y ¡feliz Día de las madres! Me despido con un poema de mi autoría: Amor de madre Madrecita linda, madrecita hermosa, / A ti me dirijo, ¡oh dulce flor más hermosa! / Mi corazón se goza al oír tu voz, / con tanta dulzura me hablas, / cuando me dices mi amor. / Amor que nunca se va, amor que nunca se acaba, / amor de madre que está, aunque difícil me vaya. / Aunque los tiempos pasen y difíciles sean, / sé que siempre estarás con el amor de madre, / que todos lo desean.
Esquila Misional
mayo 2022
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Expresión y cultura
Texto: Paulina GALICIA Fotos: Pinterest
Los tapetes de Santa Cruz Meyehualco El 3 de mayo, en España, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Argentina, Colombia y Venezuela, se celebra el Día de la Santa Cruz. Cada una de estas regiones cuenta con su forma de festejo particular, pero en un pueblo de la Ciudad de México las calle se llenan de creatividad y fe.
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CL I CK
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Literatura comboniana
Este Día de la madre regale un libro $55
Risas en la Sacristía (El humor religioso) P. Gabriel Estrada (compilador) El chiste religioso certifica el interés por lo piadoso, es una forma de simpatía. No hay amor sin humor, ni humor sin amor. Recordemos que Dios es alegre o en palabras del gran teólogo Karl Barth: «La teología es una ciencia alegre». Se ríe uno de aquello que le importa.
$50 Viacrucis del enfermo P. Jorge García Castillo
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En este libro encontraremos conmovedoras oraciones para establecer un diálogo abierto y profundo con Dios sobre cómo vivir, con serenidad y fe, las enfermedades y los sufrimientos que se nos presentan en la vida.
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Martín Ramírez
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Pedro Pablo Hernández xxxxx
¡Feliz Día de las madres!
«Encomendemos a nuestras comunidades y a nuestros hermanos a nuestra Madre María y a san Daniel Comboni» P. Tesfaye Tedasse, superior general, mccj