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FRANCISCO, EL PAPA MISIONERO

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SERVICIO ESPECIAL

SERVICIO ESPECIAL

La pastoral con los migrantes me hace tocar con la mano la precariedad de la vida y cada día tengo que volver a empezar con Él, que continuamente hace nuevas todas las cosas.

En la mochila de la vida cargo algunas cosas: fe, porque creo que la obra es suya y Él es quien la lleva adelante... Valor, para afrontar los desafíos de cada momento; amor, para consolar y sanar corazones con tanto dolor; y paciencia, para crear puentes de hermandad entre los migrantes y la población local.

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Con san Pablo me atrevo a decir que me hago «migrante con el migrante» que, a pesar de tener pocas cosas, tiene un gran deseo de vida.

El carisma comboniano

En cada uno de nosotros vive y se contagia nuestro don cuando liberamos esa energía carismática que nos hace sentir a todos juntos como hermanos y hermanas.

El carisma nos insta a vivir en nuestros cenáculos con este espíritu de sinodalidad: caminar juntos y decir con Comboni: «la única pasión de mi vida es evangelizar».

Por supuesto que no siempre es fácil cuando no somos libres internamente, pero donde no llegamos, Jesús de Nazaret viene a nuestro encuentro y nos libera de nuestros demonios, para crear comunión.

En este tiempo de gracia congregacional pedimos al Señor de la vida y a la Virgen, Estrella de la evangelización, que nos ayuden a ser mujeres del Evangelio, capaces de transmitir ternura y mansedumbre para cooperar en la transformación de nuestro mundo.

Texto y foto: Heriberto ZOPIYACTLE, postulante comboniano

Lejos de casa, con amor de madre

Saludos, queridos lectores. Les recuerdo mi nombre, soy Heriberto, postulante comboniano. Nací en la localidad de Tlacuiloltécatl Grande, en el municipio de Zongolica, Veracruz.

Para tomar la decisión de ingresar al seminario, me acompaña una mujer: mi madre. Ella, con todo el dolor de su corazón, me dijo «sí», aún sabiendo que me alejaría de casa. A pesar de todo, me acompaña con sus palabras y oraciones para que yo siga por este camino.

La semilla de mi vocación es la familia, que me fue educando en la fe y, a partir de eso, nació la inquietud de seguir a Jesús. Dejar amigos y familia fue muy difícil para mí, pero, poco a poco, voy caminado con la gracia de Dios.

Dejo a mi mamá, sin embargo, mi Madre María me acompaña a lo largo de este discernimiento. Ella, que igual vela por cada uno de sus hijos, atiende nuestras súplicas. La Virgen de Guadalupe ha pasado a ser mi madre dentro del seminario: quien me guía cada día y me lleva con su hijo Jesús.

Percibo que en este camino es muy importante el papel de una madre, por eso invito a todas ellas a que apoyen las decisiones de sus hijos, ya que llega un momento en el que deben volar y dejar el nido. Que nunca se nos olvide rezar y agradecer a Dios el regalo que nos da.

Un saludo especial a todas las mamás que se esfuerzan por vivir y acompañar nuestra vocación, y que lo sigan haciendo en todas nuestras decisiones. Les mando un fuerte abrazo y ¡feliz Día de las madres! Me despido con un poema de mi autoría:

Amor de madre

Madrecita linda, madrecita hermosa, / A ti me dirijo, ¡oh dulce flor más hermosa! / Mi corazón se goza al oír tu voz, / con tanta dulzura me hablas, / cuando me dices mi amor. / Amor que nunca se va, amor que nunca se acaba, / amor de madre que está, aunque difícil me vaya. / Aunque los tiempos pasen y difíciles sean, / sé que siempre estarás con el amor de madre, / que todos lo desean.

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