CUADERNOS del PSIQUIÁTRICO - Proyecto en Otras Terrazas

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Cuadernos

Del

Producciones literarias de los pacientes del hospital psiquiátrico “San Francisco de Asís” (2004 - 2005)


Cuadernos

Del

Proyecto “En otras terrazas” Hospital psiquiátrico “San Francisco de Asís” Año 2005 - Corrientes - Argentina.


Atila Producciones. Corrientes - Argentina E-mail: atilaproducciones@gmail.com

Producción editorial: Mariana Rinesi. Supervisión gráfica: Alejandro Mauriño Primera edición, 2005 Printed in Argentina - Impreso en Argentina. Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723. Todos los derechos reservados. No puede reproducirse ninguna parte de este libro por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabado, xerografiado, o cualquier almacenaje de información o sistema de recuperación sin permiso del editor.


Agradecimientos La realización de este libro hubiese sido imposible sin el apoyo brindado por los directivos del hospital psiquiátrico “San Francisco de Asís”. Para ellos, para los médicos, residentes y enfermeros. A Lucy, Julio, Antonia, Gladis, Carmen y el resto de los poetas, artistas y amigos internados, por permitirnos compartir sus horas y porque este libro les pertenece.



“¡Oh…! Amada imaginación, lo que más amo de ti es que nunca perdonas”. André Bretón.

Algunas palabras ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? ¿Por qué estamos? ¿Hacia donde nos dirigimos? Estas son preguntas que nos pertenecen a todos y a cada uno de los seres humanos; interrogantes que en la vida cotidiana retumban en lo profundo. Y nosotros, los miembros del proyecto “En Otras Terrazas” tratamos de entender la vida misma, tratamos de que esos ecos sean materializados en hechos. Es así que cargamos con la historia de los logros y fracasos de la humanidad, transitamos en el tiempo siendo testigos de la barbarie del hombre, partícipes de un momento de crisis social realmente insostenible: La falta de dignidad humana, la violencia masiva, la desocupación, las incertidumbres que nos acechan, la inestabilidad general. Esta crisis estimula el crecimiento de los sectores marginales y oprimidos de nuestra comunidad pero, tampoco podemos dejar de apuntar, que toda crisis posee un aspecto productivo, es fructífero de alguna manera: una puerta que genera oportunidades de transformación y que nos permite tener la posibilidad de replantearnos el pasado para vivir el presente y predecir el futuro. Esta difícil tarea que hemos decidido emprender llega entonces a nosotros desde las raíces históricas de nuestra cultura popular, conformándose a través del arte como medio intangible que posee todo hombre para crear su propia y eterna identidad; tomando así una actitud transformadora y solidaria donde todos construyamos una mejor calidad de vida. Y el camino fue arduo. Una vez traspasado el umbral del hospital psiquiátrico “San Francisco de Asís” habíamos decidido concluir con una tarea ni siquiera iniciada. Siete meses más tarde, el primer grupo de artistas del hospital estaba formado, cada uno jugando su rol, estableciendo lentamente los cimientos de una obra. Y esta obra no puede tener otro centro de gravitación que la relación con los pacientes internados, relación que se sitúa mucho más allá de


lo meramente teórico (sin desmerecer lo teórico); en la interacción con ellos existe algo, un reconocimiento mutuo, una relación humana donde la herramienta más valiosa es el sentido común. De allí la confianza; y de la confianza, las más puras de las expresiones: historia, sociedad, espíritu, arte, esperanza. En Otras Terrazas es, en este sentido, un punto de partida, una puerta donde la voluntad y el carisma de un innumerable número de personas se han conjugado para transformar la situación de los internos tanto dentro del hospital como en su relación con la sociedad; es decir, seguir abriendo caminos, cuyo último objetivo se centra en la revalorización de los derechos culturales de todos. Este libro es una pequeña gran partícula del proyecto; es en sí, la expresión, en su más profunda desnudez, del alma y de la voz de quienes no tienen la culpa. Cristian Velazco Artista plástico, Coordinador del proyecto En Otras Terrazas.


Hospital psiquiátrico Explicación del poema del mural de la entrada Es como una torre donde se ven de lejos los truenos de los problemas que maneja: los de los pacientes y los del personal. TORRE DE TRUENOS. Es como una barca donde nos gusta a todos compartir mate, cigarrillos y una buena conversación. NAVE POÉTICA. Es donde todo su pueblo y el pueblo allende a los paredones se encuentran en un VÉRTICE DE LAS HORAS. Y finalmente, el hospital psiquiátrico promete mejorar, en una palabra de afecto, las enfermedades de los pacientes. PROMESA EN SILENCIO. HOSPITAL PSIQUIÁTRICO: no debes dar miedo a los hombres, mujeres y niños que desean conocerte. Compórtate como una madre amorosa. Luis Osvaldo Piragine Hospital de Día Equipo N° 4 Abril de 1993


El hospital El hospital Cansado de albergar a miles de personas dijo basta y no recibe más gente. La gente enfadada se queja, pero es en vano, ya es tarde. Ahora hay que esperar que vayan a sus casas los que están bien. Pero el destino tiene pensado: a veces cansados hacemos cosas de las que después nos arrepentimos, cosas como decir cosas que no debemos, agredir justo a los que no debemos, como a enfermeros y doctores.

Estoy aquí en un hospital. Otros dirán está en el manicomio. Pero yo, que veo mucha gente como yo, que lucha, sueña y reza por salir de acá. Pero cuando volvés te queda el miedo de preguntarte por qué siempre lo mismo, pero uno siempre sabe que no hay dos sin tres. Y espero que está sea mi tercera y última internación. Vivart


Pienso estoy aquí ¿y qué? hasta cuándo; hoy la doctora me bajó la medicación y dice que con suerte en unos días yo estaré afuera. Afuera estoy segura que todo va a ser diferente. Es lo que espero, deseo, sueño. Imagino mil cosas, al salir. Pero son sólo cosas que hago volar en mi frondosa imaginación.

El día de hoy es el más bello que hay. El día de mañana no sé cómo será. Por eso escribo estas palabras que son el recuerdo que dejo de corazón. Desde que ingresé a este hospital he conocido el lugar más tranquilo en mi vida, ya que en la casa de uno se puede estar bien pero siempre habrá algo o alguien que logre angustiarme o enojarme, cosa que acá no he sufrido casi como en mi casa. Pero llego a la conclusión que con problemas o discusiones la vida tiene más sentido que estar acá, como si fuéramos niños. Silvana Martínez


La tristeza Tristezas de hoy Sólo tristezas siento este día las horas pasan y sólo quiero ver a mi familia. ¿Por qué, oh Dios, tanta tristeza y soledad siento este día? Quizás mañana encuentre la respuesta a mi pregunta. Las horas pasan también los días y este lugar tan cerrado es triste; aburrido y solitario; genera impotencia. María Gladis Monticelli


El azul nos cubre y nos alegra nos da vida y nos protege es el color de la esperanza y de la vida, el amor. LA TRISTEZA es mi compañera permanente, cuando estoy solo o acompañado me entran ganas de llorar y me siento mal porque estoy solo, mi familia no me comprende por eso recurro a la compañía de mis compañeros de todos los días y a la biblia cristiana.

No sé en realidad dónde verte día, no sé en realidad dónde está mi esperar. No sé, los días, las distancias… Sólo sé que estoy casi solo, casi solo. El tiempo pasa. Un amor es una poesía, ¿o un corazón de lástima de amor personal? Vivart Me gusta inventar jugar al fútbol algún deporte jugar. Algo. Y después a las 10 sollozar nada más… A las 10 de la mañana siquiera el llanto me calma hoy por hoy. No hay nada más que la verdad y donde se encuentra la verdad ausente o presente. Vivart


El azul corresponde al rojo / el amarillo al violeta / el blanco al gris / el negro a la conjunción de todos los colores, / que él opaca / si todo se te vuelve negro. Emilce Caminos

Ya no Ya no queda Nada ni el hastío de la tarde o de la nostalgia de nada… Escúchame Escúchame adonde estés estés en un hospital en un hospital que no es ni siquiera augurioso. Ni a la mañana, ni a la tarde y ni a la tardecita. Sólo es día, para mí “El día”. ¿Qué es tu vida? Mi vida es melancolía melancolía y morir, ¿por qué? Tengo el alma rota por la vida melancolía. Vivar.


“Vuelvo a ser niña todos los mediodías” María Gladis Monticelli

La imaginación El mundo que existe en mi mente Ese mundo no tiene límites es de color azul con gris, y amarillo, rojo. Azul del mar y del cielo. Gris de las nubes tristes de invierno. Amarillo como el sol que ilumina y rojo como algunas flores que conocí de niña. También tiene diferentes formas como las de pelota, triángulos y otras formas que ni yo me las explico. También tiene espacios infinitos. Y lugares remotos. Fluyen y fluyen ideas que son difíciles de expresar. La poeta BAGA

El lunar es un punto negro, no sé, no sé nada sobre el lunar. La mesa reúne a las personas que quieren realizar algo. El ojo me inspira sacrificio y amor. Estaba la blanca paloma sentada en un verde limón con el pico cortaba la rama con la rama cortaba la flor. Hola ¿cómo te va? te encuentro muy bien tenés unos hermosos anteojos que te permiten ver bien. Müller


El amor Verónica Aún te conozco, tu nombre me huele, dónde estarás, qué será de tu vida. Aún te conozco, y mi poema poco puede volar. Pero haré el poema quizás más difícil. Verónica, ¿cómo te veo? Bien, esos ojos color miel, ojos de papel. Muchacha ojos de rubí, ¿dónde estarás? Te siento y no te siento nada. Te veo y no te veo. . Vivart

Para Cristina Me gusta la forma en que defiendes mis derechos. Dame cariño dame amor yo te doy mi corazón.

María Gladis Monticelli


“Las flores son bellas, las mujeres son necesarias, yo lo digo porque soy hombre, y no la tengo, pero no tengo que perder las esperanzas”.

Ahora, ahora es donde quiero expresarte lo que quiero qué quiero… tus ojos ya no son tus ojos. ¿Grises o blancos? La palidez. Mis ojos tampoco son mis ojos. No sé como expresarte qué quiero, algo que quiero, quererte, amarte, ver de nuevo salir el sol, y de nuevo la eternidad… Vivart


¡Mirá, mirá! Si no tenés la culpa de lo que está pasando: pensá, pensá.

La esperanza

Vivart

La ventana La ventana es el lugar de donde algunos sacan sus mejores ideas; otros, desde lugares insólitos, planean grandes torturas, secuestros. Cuando pienses que todas las ventanas se cierran, piensa que del otro lado del sol se abren millones y millones; además, cuando una tan sólo una se cierra, una gran puerta se abre dispuesta siempre a dar miles de ventanas. La poeta BAGA

Ayer tan sólo, ayer. Tener que despedirme con este poema triste esperanzado, pero a la vez muerto. Pero que no me maten morirme solo cuando el cuerpo el ser, se te vaya. ¡Ajá! ¿Cuándo? Cuando Dios quiera. A veces pienso pienso Ajá Ajá empezar de nuevo. Vivart


Si es así/ así el tiempo/ la nostalgia de todos los días/ del adiós/ del todo/ de la nada.

El tiempo El tiempo Si el tiempo fuera siete años atrás yo estaría empezando mi secundario que me llevaría a la nada y la negra Carmen se haría la permanente y Cristian estaría en el campo pensando. La mayoría de las cosas que pasarían ahora no pasarían después. Una señora se equivocó en piojos, qué querrá decir, no sé cuando vendrá, porque el tiempo no existe. Pondríamos el tiempo guardado dentro de una caja de zapatos para acudir a ella cuando sea necesario. Por la poeta BAGA

Vivart


Un manojo de flores En el hueco de mi mano cabía un manojo de flores. Esas flores se marchitaron, no en mi mano, sino en el florero al que no le puse agua. Además de eso, también está tu retrato que está pegado en el espejo. El espejo que, para no verte más, destruí; pero con eso no conseguí nada, sino que en el hueco de mi otra mano está la estrategia de volver a verte. Estrategia que no delataré hasta que mi otra mano se entere. La poeta BAGA


Cuando me enamoré mi ser viajaba por las nubes, todavía la amo. Cuando me enamoré comencé a vivir, el amor me hizo sentir cosas que nunca sentí fue amor eterno porque todavía la amo. Creo que es un amor eterno.

Beatriz En Ud. encontré una mujer distinta del hospital- de todo el hospital. Bella- de una belleza original. No sé de qué color son tus ojos sólo sé que eres muy bella, de un cuerpo sensual. Eres Beatriz una mujer tan linda quiero que seas para mí con el pasar del tiempo. Voy a recordar algo ojalá sea una promesa nada más porque más parece que puede ser que tu cabello es bello parecida a una prima- de sangre. Ojalá sea tu paciente de no sé qué de no sé si es un hospital o un penal. Que la fecha 4 de octubre del santo del hospital no tengo más poco que expresarte de una o mil gracias por esperar los días- Como quería usted. Me despido hasta poder escribirte otro poema más. Gracias doctora y hasta Dios mediante. Gracias por poder expresar con mi poema de lo que vos no podés desear. Vivart


Te quiero, y quiero quererte, pero no me quieres, qué lástima. Quiero convencerte de que mueras en el amar. Ya tengo la vida hecha. Un romántico, triste poema. Te cuento, fui un trovador. Vivart

Amor por hoy y por siempre Quisiera que te acerques a mí guardando la llave de tu retrato que hoy y por siempre esté guardado en mi casa hasta volver a vernos algún día frente a frente. Magdalena Gómez


Cierro mis ojos y te veo aprieto mis labios y te nombro busco apartarme de ti en vano lo intento. Vuelve tu amor y me hace sufrir. El amor. Norma Fiorito

Bella Bella como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma así es la sonrisa de tu rostro. Bella de finas manos y delgados pies como un caballito de plata Andando, flor del mundo, así te veo, bella. Bella con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa Vivart


El otoño Sobre el otoño ¿Por qué otoño tú me haces sufrir tanto? Porque tus días son fríos y largos durante los cuales simplemente paso frío… ¿Por qué otoño?¿ por qué? Tu haces sufrir hasta a los pajaritos los mojas hasta que caen muertos de frío. Ellos vuelan para conseguir su comida Dios los viste con esos lindos plumajes que simplemente en los carnavales se ven Pero tú, tú eres cruel los mojas hasta morir. María Gladis Monticelli

gato otoño el general San Martín murió otoño invierno sos lápices de colores hoy hay yo soy el que 2 X 6 = 18 yo soy el hospital colores señores yo soy el comedor yo San Martín el comedor parece soy los días aroma Vega parece comedor esta tarde yo soy otoño invierno vuela MAMÁ premio Aroma Vega Aroma el ojo Mamá A el ojo de la mujer Aroma Vega a la mamá tío rico Jorge. Norma Fiorito


El otoño es poético porque al ver caer las hojas de los árboles los días pasan y me pone triste pero es algo real que pasa y me gusta porque es realmente así. El marrón de las hojas al caer es también poético.

El sol El sol calienta un poco. El sol está aunque no lo veamos. Muchas veces pensamos que no está pero está ahí. El sol dibuja una cara en la taza de leche. El sol te dice buen día y no contestamos nada. Salió el sol ¿ha hecho el amor con la luna, marte o júpiter? O tal vez ayer se acostó tarde por eso desde el 21/3 sale con menos intensidad.

Sobre la naturaleza ¿Por qué? Otoño, ¿por qué? / ERES triste y te detesto / no me gusta llorar / y eres la estación en la cual / unas lágrimas derramo / en silencio. ¿Por qué? Otoño, ¿por qué? / Desvistes a los árboles / así tan cruelmente / y mi mente piensa / en mi familia / en silencio. ¿Por qué, otoño, por qué? / Tu eres frío, y la / llovizna no me gusta / realmente otoño te lo / digo así de frente / pero no en silencio / ¡YO TE DETESTO! María Gladis Monticelli


Escribí un libro con gran fama dice que no se olvida la mujer que se ama.

El amor de Laura Para Laura Galán en la distancia Laura yo te amo a través de la distancia en una cárcel me encuentro los hombres no se miden por metro Laura te adoro vale más que el oro oh Laura querida te quiero amor. Bernardo Andrés Romero

Laura por qué me dejaste si sabías que te quería por qué tú decías no amarme si por dentro te morías oh Laura querida yo fui el que te amó y nadie podrá quitarme a vos princesa me perdí la cabeza y me vine al hospital yo estoy en la capital y vos en el interior te juro mi amor ya estaremos juntos si dios lo permite yo sé que vendiste tu corazón a un tipo que se cree que por rico puede venir a engañarme tú me hiciste un rebelde tú me hiciste un enemigo yo soy bueno a la buena y a la mala soy muy malo pero no descansaré hasta verte a mis pies y eso dalo por hecho. Bernardo Andrés Romero


Que se separen todos los que quieren que nos matemos entre hombres y que se enfermen los que quieren eso y que cuando estén arrepentidos y no quieran que pase más eso nos sanemos.

La cura

Te refugias en las siestas en la tarde y el dolor mejor dicho la terapia. La cura. te da estímulo te alienta y te da placer y te da ganas de ser tú. Claudia, ¡sé yo Tu Nombre!

María Teresa


Las ausencias Algo sobre ti, algo de mí. Pienso, pasan los días y todavía recuerdo tus besos, tan suaves y cariñosos. Sé cuando tú piensas en mí porque mis labios hacen cosquillas en mi cuerpo. Hoy estás tan lejos en otro país pero tu recuerdo todavía perdura en mí. María Gladis Monticelli


El rostro anhelado El rostro anhelado; la carita más linda del mundo esa es la tuya vida mía… porque fui yo quien te dio la vida. Eres tú la personita más importante para mí porque cansada y triste lavaba tus pañales con amor. Triste; sí. Por un cruel desengaño de amor. Pero feliz a la vez por verte crecer tan mimado y feliz. María Gladis Monticelli


Eras el bebé más mimado de la familia Dorauz. Por aquel tiempo eras el único que había en ella. El destino marcó mi vida un 11 de diciembre a las 2,15 después que escuché ¡VARÓN ES! Allí…

Los payasos El payaso cansado de ver su cara así un día la cambió con varios colores. Conquistó la sonrisa de niños, adolescentes y ancianos. El payaso trae alegría, hasta que un día dijo estoy cansado y disfruté sólo de los colores azul y rojo. Azul como el mar, el cielo y la acuarela. El payaso un día se negó a merendar con nosotros porque el payaso es el payaso y nosotros no. En realidad el payaso se fue. Y nos dejo con el recuerdo de su alegría inmensa. La poeta BAGA


Las personas a veces viven encajonadas y por eso no se dan cuenta de mi amor. María Gladis Monticelli

La incomunicación El silencio La idea más pura brota desde el silencio. El silencio es salud. En un lugar lejano alguien en silencio espera. Esperar en silencio a veces es cansador. Cansado de andarte buscando comprendí que en silencio se vive mejor: Desde que conocí el silencio supe que a lo mejor a veces alborotados y deseosos de algo o alguien rompemos su más pura e inocente existencia. Pero, ¿cómo vivir en silencio, si hasta un pájaro pequeño o el mover de las hojas de un árbol viene y lo rompe? Emilce Caminos

Qué se preguntan estas personas grises por qué soy con ellas amable o bien no me responden el saludo porque no tienen igual que yo armonía en su interior.


Julio Álvarez

Vivart

¡Pensá! si ahora es siesta y más tarde, tarde; y más tarde, noche; y ¿después…? Viajé en la sombra del árbol de la gracia del pelo blanco de la nada, ¡mi poesía es nada! a lo comparado. Anoche lloré 12 veces, desperté, después la retuve en la higuera, En el durazno, en el níspero, en el manzanero, ¿no sé por qué? Claro, ser si quiere. Claro que vale si quiere. Me gusta estar acompañado pero no sé si vale la pena Salir en T.V. Televisión. ¿serlo? No está bien tener mucha fama.


Oh Vivart Julio querido, ¿por qué sos tan pesimista si aquí no te falta nada? Aprendé oh, amigo, a esperar el día de mañana con más confianza.

Si Si alguna vez pudiera contarte que mis plegarias creo que han sido en vano. ¿He ganado algo? ¡Y no he ganado nada! poemas-versos Poesía algo es Vale algo y no sé si vale algo si la vida vale si tenés dinero Si… Si vale Si vale el ser? Sí, vale. Claro, ser si quiere. Claro que vale si quiere.

Uno Uno es la dicha uno es el primero que es el final Uno uno es mi esposa mi señora que nunca existió y ni siquiera creo que exista.


Esta tarde porque es tarde / me pongo a escribir / y quiero escribir algo, inspirarme, algo / algo, algo que no sea /el fuego de la mente / del tramposo.

La luz La luz transparente artificial fluorescente que antes era de luz y puras de fútbol de divisiones inferiores. En la luz se ve todo claro aparece todo claro acaso quien soy yo. De luz. La luz da claridad con la luz se puede ver con la luz podemos hasta jugar como leer. Creí que la luz era algo para mí. No sé qué era.

Estaba Estaba frente a ti y no me acordaba tu nombre pero sí creo, con seguridad tu identidad. Muy lejos está mi pago, no sé dónde, ni cómo, pero estaba. Era quizás algo, alguien, quizás el deseo de la merienda y el descanso, eterno final merecido.


Yo trato de estar alegre fingiendo que estoy alegre, tiene sentido fingir, es una hipocresía, una falsedad, pero tiene sentido. Nadie lo sabe, ni yo sé si estoy alegre o no.

Tus ojos -¿De qué color son…? -Mire, no sé dijo- ALFREDO. Y el negro Álvarez. -Quiero torta porque es mi cumpleaños, y yo. -Acá no, es la hora de la merienda. -Todavía, pero no. -Acá no se vende ni se compra, acá se toma la leche, que vale los huesos. -Bueno, entonces déme un pedazo de tortilla. Me iré No sé dónde, ni cuándo pero me iré, algún día, quizás. Más tarde de la época, al final de la época, ¡UFA! Falta mucho, mucho, mucho, mucho. Más tarde, quizás a la noche, Cuando caiga el alba o quizás en el atardecer, pero te aseguro que algún día me iré.


Ando todo el día de aquí para allá y pasan los días, pasan los días la la la la lá…pasan los días la la la lá…El tiempo pasado está muerto, todo el pasado es muerte; el futuro es esperanza.

4 poemas Cuatro poemas serán los míos cuatro serán todos. Algo no sé se me cortó la inspiración. ¿Pero cómo me gustaría? Nunca más Amado Nervo Sueños que no se irán Jamás de esa canción.

La vida Es esta, un rato desespero, otros sollozo, si llorar, sin llorar. Otras me tranquilizo. Otras, la mayoría paso mal como agua sucia de la mente que te acongoja nada y de nada.


Memorias de un interno


Mi primer encuentro con el H.P. “San Francisco de Asís” coincidió con una etapa dura de mi vida. Acababa de separarme de mi segunda esposa Beatriz y como estaba agresivo me internaron en una pieza de contención en el Equipo n°1. Cerraron la puerta con una media de mujer. Pensé: Un agente de inteligencia (porque yo fantaseaba) ¿cómo sale? Y le prendí fuego a la media: Cacho, el enfermero, gritó:- Hay olor a quemado e investigando llega hasta donde yo me encontraba: de un tirón arrancó la media y la apagó con sus pies. Llamó a Filemón Ramírez que se encontraba lúcido y ambos me enfrentaron. -¡Tiene fósforos! ¡Hay que sacárselos! Y cuando metió la mano en el bolsillo derecho de mi pantalón, mientras Filemón me sostenía con fuerza,encontró la cajita y se llevó y puso un candado en la puerta. -¡ Te vas a quedar tranquilo!- Cacho no perdonaba. Al rato apareció con su ayudante. Tenía una jeringa hipodérmica en su mano izquierda. Con fuerza me desnudó y sin más me aplicó la inyección en la nalga izquierda. Dejé de ser un problema. Y me dormí.


Al día siguiente me pusieron en libertad y me dieron una cama en la sala de Hombres. Pero yo preparé mi fuga. Sucedía entonces que el muro del fondo, en una gran parte, estaba caído. -No vas a decir nada, Filemón, porque me voy a fugar por el agujero del muro del fondo. -Yo tengo que avisar… - No me traiciones. Sos mi amigo o no sos. -Soy. -De acuerdo. Me voy yendo. Chau, Filemón. Y me fui.


Otra internación que tuve en el Equipo N°1. Estaban allí las enfermeras Noemí y Merceditas, en distintos turnos. Solía conversar con ellas según me lo permitía mi depresión. Entonces también estaba mi amigo Filemón. Éste solía calentar el agua para el mate recurriendo al expediente de conseguir maderitas para encender el fuego. Filemón era un hombre de recursos. Tenía una lata abierta en los dos extremos y las usaba para que el viento no apagara las llamas incipientes en el jardín del Equipo. Cuando hablaba con Merceditas nos pasábamos como una hora de conversación. Un día le hice un poema y lo hice publicar en la sección “Columna poética” del Diario “Época” de nuestra ciudad de Corrientes, para alegría de esta enfermera. Para los días de lluvia, Filemón fabricó un calentador con un ladrillo y una resistencia, acanalando aquel. Y funcionó. A los veinte días de internación, me dieron el alta y regresé a mi casa del Barrio Güemes.


El director del H.P. Dr. Baltasar Mazzaro me citó y yo concurrí. Resolvió ponerme en el Hospital de Día, corría el año 1987. Si me retiraba tenía que avisarle a la Jefa de Enfermeras, Doña Elena. Mi sala era la Guardia. Todos los días que yo llegaba, entraba al hospital con angustia. Recuerdo que el doctor Quaranta pedía en la farmacia del H.P. un comprimido del ansiolítico Trapax de 2,5 mg.Y la Doctora Torres Frías me mandaba a reposar en mi cama para que se pasara el malestar. Y el doctor Mazzaro hablaba conmigo por espacio de media hora. Un día llegó a decirme: -¡Vos sos un enfermo mental! ¡Si comprendés y aceptás eso, te vas a curar! Pero yo me puse a llorar y caí en depresión. Cuando regresé a mi casa, me tomé 9 ampollas de Nozinam 25 mg y me acosté en mi cama para morir. Pero me levanté con un terrible dolor de vientre y caí en el suelo del comedor.. Estaba la puerta abierta que daba a la calle y me vio el hijo del doctor D., el cual avisó a mis amigos del barrio. Me trasladaron al H.P. en una camioneta. Cuando llegamos, alguien dijo: -Si se las hubiera inyectado, no tendría salvación. Me trasladaron a la Sala de Toxicomanía y allí estuve esa noche. Al día siguiente, Mazzaro se hizo cargo de mí. -Piragine es mio dijo con fuerza-. Y como no tenía calzado, me consiguió un par de zapatillas. Entonces conocí a Jorge S., que liaba cigarrillos, y le pedí unos cuantos. El Doctor Mazzaro inició un tratamiento psicoterapéutico conmigo y de a poco me fue sacando la idea del suicidio. Allí estuve por el término de un mes.


El 3 de octubre de 1988 el doctor Mazzaro me internó en el Equipo Arancelado, y fue don Iglesias mi compañero de pieza. Al día siguiente se festejaba al patrono del H.P. San Francisco de Asís. Vi aparecer en la puerta de mi cuarto a Margarita G. -¡Hola!- saludé. -¡Hola!- me contestó ella. -Voy a hacerte un acróstico- le dije. -Bueno. Margarita fue a hablar con la enfermera Freddy. Escuché la conversación desde el comedor del Equipo. Como Margarita no tenía donde vivir, le ofrecí mi casa del Barrio Güemes. -¡Qué lejos! me explicó. Por las dudas dame la dirección y qué colectivo tengo que tomar y dónde bajarme. Le dí las indicaciones. Un día de esos, Freddy me llamó y me dijo: -Tengo en el pecho un sentir como si tuviera hormigas. -¿Sentís un hormigeo? -Sí. -¡Entonces decile a la Superiora Gloria! Es un preinfarto. Ella salió corriendo y la llevaron en la ambulancia del H.P. al Hospital Escuela. Era el turno tarde. Antes de suceder esto estuvimos en el Arancelado, una enfermera, María Elena, que nos hacía levantar a las 5. 45 hs. y en quince minutos debíamos tomar mate y luego, ¡a baldear! Era insufrible escuchar la caída del agua en el balde a esa hora de la levantada. Rosarito se preparaba para la limpieza diaria.


Un día de esos, me quejé al doctor Mazzaro. Le dije que teníamos un sistema militar. A María Elena le dieron una reprimenda y la cambiaron de turno. Pero aprendí a pasar el escurridor y el trapo de piso. En mi anterior internación en la guardia, en 1987, estaba el enfermero Sergio, que era un buenazo. Cuando estábamos tomando el desayuno, el venía y dejaba los comprimidos al lado de nuestros jarros y confiaba en nosotros. Y, cosa curiosa, tomábamos los comprimidos con la leche. Nunca le fallamos. Solía hablar con él. Llegué a conocerlo bien.Y me dí cuenta de que él no era para enfermero de un hospital psiquiátrico, pues se deprimía las más de las veces. Era para un hospital clínico. Por esos días, Ledesma, el empleado del comedor, pedía que le ayudara con sus problemas de álgebra ya que estaba cursando el secundario y ya tenía como 40 años. Hoy, 1994, es estudiante de abogacía y trabaja en la portería del H.P. Solemos conversar de todo un poco. Ubicándome en 1987, estaba por producirse una revolución en este hospital porque lo querían echar a Mazzaro y ponerlo al doctor Martelotte que, entonces, tenía 25 años de edad.


Volviendo a 1988, Mazzaro me sacó el Halopidol y me dejó el Trapax de 2,5 mg. y me cuidaba muy bien. Pero yo le dije al médico que tenía miedo que me volviera la esquizofrenia, entonces me recetó 3 comprimidos de Halopidol de 1 mg. repartidos en el día. (Pensar que hoy, 14/06/94, me indicaron 2 Halopidol de 10 mg. cada uno). En noviembre me dieron de alta y volví a mi casa. El año 1989, viviendo con Margarita G., no fue feliz. Tuve varias internaciones. En una de esas altas, ella y yo nos casamos. Ya era mi tercer esposa. Pero mi mente andaba mal. Margarita me hizo internar con la ayuda de la policía provincial. No opuse resistencia. Consideraba a este cuerpo de seguridad como amigo. Pesaba, entonces, 42 kg. Me internaron en el equipo N°2 y me pusieron suero con medicación. No lo recuerdo pues estaba amnésico. Cuando desperté, me vi en las gradas de entrada al Hospital y alguien me dijo que tenía que dejar de ser un alcohólico. (el suero se parecía a los que le ponen a estos enfermos). Solía andar con mi suero por la Sala de Toxicomanía, y allí conocí a Mabel P., sentada en un banco. -¿Venís a depositar en mi banco? -Sí- contestaba yo. Conclusión que de tantas visitas me cambié de sala y me fui a Tóxico y de paso me enamoré de esa chica, pues estaba separado de mi esposa.


Abro paréntesis. En 1985 estuve en la Sala N° 3. Estaba separado de mi segunda esposa y tenía como amante a Yayita. Ella me advirtió que su hermana Gloria trabajaba en la cocina del H.P. y que cualquier cosa que yo hiciera con una guaina, ella,Yayita, podría enterarse. Por eso, cuando una compañera de sala me dijo que quería acostarse conmigo, yo le dije que ya tenía amante y que ella podía enterarse. Casi me dio un sopapo por despreciarla. Y bueno, calavera no chilla. Cierro paréntesis.

Abro nuevo paréntesis. En 1986 cumplí 50 años y, estando internado en la Sala N°2, Cipriano y Rafael cantaron para mí y después hubo baile entre los pacientes. Recuerdo que ese día llovió 200 mm. Pedí mi alta y me la dieron. Sólo estuve internado 15 días. Eso lo digo porque en la última internación en la Sala 4 estuve 3 años. Pero eso lo relataré más adelante. Porque pasó de todo. Cierro paréntesis.


Con Mabel solíamos besuquearnos en los pasillos, lejos de las miradas de los pacientes y enfermeras. No sabíamos cómo hacer el amor; es decir, desconocíamos el lugar dónde iban las otras parejas. Así que nos jodimos grande. Estaban con nosotros Gomecito y Mezita; y junto con S. armaban cada lío, tanto que las enfermeras consultaban con el médico de guardia de cada día para medicarnos. Por las noches cerraban la Sala y nos reuníamos los cinco a joder. Fumábamos y tomábamos mate sentados en el piso de los pasillos. En una oportunidad en que estuve en la Sala 2, llevaba mi portafolios con un cartón de cigarrillos, el adhesivo de mi prótesis dental y un cepillito para limpiarla, ropa interior, una toalla, jabón, peine, mis ojotas y alguna que otra cosilla. Me pusieron una cama en el pasillo al fondo de la Sala General de Hombres. Ese día puse el maletín bajo mi colchón en la cabecera de la cama y me fui a recorrer el hospital. Conocí a Malena, del Arancelado. Ella me pidió un cigarrillo que no le negué. Mi sala tenía 4 piezas de contención donde estaban alojados los delincuentes. Además, en el dormitorio nuestro tenían a un menor, esposado a la cama, pues quería fugarse. Había dos policías en el pasillo. Rafael, que era un homicida, tenía su cama en ángulo recto con la mía. Él podía movilizarse porque tenía buena conducta. Al día siguiente me fui a mi casa, previa visita de Malena, que venía a pedirme un cigarrillo. Fui a mi casa para poner el contenido de mi “ataché” en una bolsa de plástico de supermercado y me volví a mi Sala. No estaba mi cama porque creían que me había fugado como las otras veces.Volvieron a poner mi cama.


Había un compañero nuevo que le dijo a otro: -Así que están tomando vino… Esa noche hubo pelea, pues el del vino atacó al novel internado con una bombilla que se la clavaba en el cuello. Me despertó el lío y le grité a Rafael. -¡Separalos a esos tipos, Rafael! Rafael, medio dormido, medio despierto, intervino en la pelea y le sacó la bombilla al atacante y lo mandó a su cama. Cuando amaneció, el muchacho me mostró su herida. Después del desayuno, la doctora Otazú nos reunió en una asamblea. -¿Qué paso anoche? Yo me hice el tonto. -Piragine lo sabe. A ver, ¿qué tenés que decir? Minimicé las cosas y me callé lo de la bombilla y el vino. La doctora Otazú expresó que yo tenía que estar internado sólo diez días: -Porque sino, el hospital le hace mal. Y cuando se cumplió el tiempo, me dieron de alta.


El proyecto de producción editorial Podríamos habernos conformado con una selección de “poemas de internos del psiquiátrico”, juntar su producción, elegir los textos según algún criterio medianamente sencillo —medianamente inútil— de valoración, agruparlos e imprimir el resultado. Preferimos sin embargo, afrontar una tarea diferente, la reconstrucción de una realidad marginada (marginada por muros, silencios, prejuicios y mala publicidad, que desde hace siglos impregnan nuestra concepción de la realidad con las simpáticas categorías de lo sano y lo insano). Y reconstruir cualquier tipo de realidad incluyendo nuestro devenir cotidiano no es para nada sencillo, se precisa de una gran cuota de capacidad de observación e intuición, de la voluntad de recoger fragmentos aislados e intentar comprender su sentido, de confianza en los márgenes de error. Y como toda reconstrucción, es provisoria y no calca la realidad, sólo la esboza, pretendiendo abrir el camino de los interrogantes y la tolerancia. Por eso apelamos a la voz de los internos y a la voz de los médicos, pues ellos son dos de los principales actores en la dinámica hospitalaria; a la experiencia de los artistas plásticos que han llevado a cabo el taller de expresión en el hospital psiquiátrico; y por último, es pertinente admitirlo, a la vivencia personal. En este camino, hemos optado por no modificar los rasgos de estilo de los autores, asumiendo que la ambigüedad de algunos versos participa de la ambigüedad propia de todo el lenguaje y, en especial, de la poesía. Ofrecemos, entonces, en estas páginas que han recorrido, un esbozo, centros de gravitación y líneas de fuga; parcelas de percepción a las cuales es a veces difícil acceder. Que el itinerario les haya resultado agradable y revelador. Mariana Rinesi.


Referencias

Los textos bajo los cuales no figura el nombre del autor, asĂ­ como los dibujos, corresponden a notas y esbozos sueltos, escritos en los mĂĄrgenes de las hojas de trabajo utilizadas por los internos. .


Camilo Candia (Artes plásticas) Guillermo Rovira Emanuel Acosta - Verónica Zeniquel (Cine) Andrèe Bastiani / Leonardo Ferreyra (Diseño y Arquitectura) (

Mariana Rinesi (Literatura)

Leonardo Almada Celeste jacobo (Fotografía)

Cristian Velazco (C o o r d i n a d o r G e n e r a )

Proyecto “En otras terrazas” Hospital psiquiátrico “San Francisco de Asís” 2004 - 2005


Podríamos habernos conformado con una selección de “poemas de internos del psiquiátrico”, juntar su producción, elegir los textos según algún criterio medianamente sencillo -medianamente inútilde valoración, agruparlos e imprimir el resultado. Preferimos, sin embargo, afrontar una tarea diferente, la reconstrucción de una realidad marginada (marginada por muros, silencios, prejuicios y mala publicidad, que desde hace siglos impregnan nuestra concepción de la realidad con las simpáticas categorías de lo sano y lo insano). Por eso apelamos a la voz de los internos y a la voz de los médicos, dos de los principales actores en la dinámica hospitalaria; a la experiencia de los artistas plásticos que han llevado a cabo el taller de expresión en el hospital psiquiátrico y; por último, es pertinente admitirlo, a la vivencia personal. Ofrecemos entonces, en estas páginas, un esbozo, centros de gravitación y líneas de fuga; parcelas de percepción a las cuales es a veces difícil acceder.


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