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JUNTOS Y SOLIDARIOS

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por BETINA F. MATTIO Solidaridad en tiempos revueltos

Betina F. Mattio El 2020 fue un año diferente, A partir de diciembre pasado, Inglaterra ha vuelto a un imposible de olvidar. Ese pri- nuevo confinamiento por el mer minuto, con las campanadas aumento de personas conde fondo, donde todos los buenos tagiadas. Han sido navidadeseos se unen en un brindis con des diferentes para todos: familia y amigos no pudo imaginar, ni ese tiempo de encuentro, de remotamente, todo lo que ocurriría compartir se hizo a la distandespués. De un día para el otro la cia, con pocas personas reuvida de todos cambió. Un virus apa- nidas en la mesa. Algunos ya reció de un momento al otro y ya nada volvió a ser igual. no están y otros no pudieron Sin embargo, lo esencial del ser humano reapareció: la solidaridad. En tiempos de un individualismo exacerbado, los valores humanos parecían haber desaparecido. No obstante, allí dentro, en el corazón de cada uno, estaban listos para salir. reunirse (Inglaterra estableció la cantidad de 6 personas por casa para Navidad y Año Nuevo) Pero está red solidaria de vecinos, al estilo de la vieja usanza, continúa ayudando a las personas mayores, o personas que deben estar en cuaCulturalmente cada país es diferente. El mediterráneo es rentena. Nadie sabe como continuará la vida, pero quizás más cercano y afectuoso El norte resulta ser más distante esta pandemia ayude a que no solo seamos solidarios en y frío. La llegada del virus encontró a miles de personas tiempos de crisis, sino que se vuelva algo natural, algo que ancianas aisladas, ya que sus familias no podían visitarlos siempre está dentro nuestro. y ellos no son de redes sociales ni de WhatsApp. Son las personas que han vivido la segunda guerra mundial, que han luchado y han conocido tiempos difíciles. «Sin En una pequeña ciudad llamada St. Albans, a 20 minutos de Londres, los embargo, lo vecinos más jóvenes organizaron una esencial del ser humano campaña: una nota, en letras grandes para presentarse. Decían su nombre, donde vivían y se ofrecían a hacer la reapareció: la compra, recoger medicamentos de la solidaridad». farmacia o tener una charla por teléfono. No solo ocurrió aquí. En toda Inglaterra se propagó esta hermosa iniciativa. Y así los mayores, durante el primer confinamiento, pudieron contar con una gran ayuda: la de los vecinos. Pudieron sentir el afecto de otras personas, la compañía telefónica que luego de unos meses se pudo hacer cara a cara, durante el pasado verano. Lo mismo ocurrió con personas que dieron positivo al virus. Debían permanecer aisladas durante 15 días. Estos mismos vecinos fueron al supermercado, les hacían llamadas telefónicas de manera diaria para conversar y acompañarlos. «Nadie sabe como continuará la vida, pero quizás esta pandemia ayude a que no solo seamos solidarios en tiempos de crisis, sino que se vuelva algo natural, algo que siempre está dentro nuestro».

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Mary, de 97 años, vive en St. Albans y es atendida por sus vecinas.

St. Albans (Reino Unido)

¿Conoces alguna iniciativa solidaria en tu barrio? Cuéntanos, queremos conocer otras experiencias, a más gente solidaria que nos inspire... ventanasabiertas.magazine@gmail.com

por MIKAELA SOLER ASTORGA Musharaf Jan, diez años apoyando los derechos de los niños en Pakistán

Musharaf Jan, presidente de la organización Gold (comunidades gandhara por la alfabetización y el desarrollo) vive en el distrito Charsadda de Khyber Pakhtunkhwa (KPK), Pakistán. Durante los últimos 10 años ha estado trabajando como activista de los derechos de los niños en su comunidad. Se ha enfocado en la educación infantil, «ya que en nuestra cultura pastún, la educación infantil, especialmente la educación de las niñas, no tiene un alto valor. Un factor principal, entre tantos, es la pobreza… debido a que los padres no envían a sus hijos a la escuela».

Lleva realizando esta labor durante diez años, para proporcionar «mochilas, libros, uniformes, zapatos y otras cosas tan importantes, para los niños, para motivarlos y también motivar a sus padres, para que envíen a sus hijos al colegio. Para ello estoy recolectando donaciones, en forma de dinero, mochilas escolares, uniformes, libros, cuadernos y otras cosas».

Su actividad solidaria se ha visto recompensada, recibiendo dos premios por su entrega y dedicación: Premio al mejor activista por los derechos del niño y Certificado de reconocimiento por el trabajo en favor de los niños de la calle. Musharaf Jan está convencido de que la educación es el camino para lograr una perspectiva diferente. «Creo que la educación y solo la educación puede traer un cambio positivo en el pensamiento; los enfoques humanos son los que conducen a una sociedad y unas naciones pacíficas y progresistas. Por esto, decidí que la meta y el objetivo de mi vida fuera trabajar por la educación infantil en mi área».

Sabias palabras y loable labor solidaria por la mejora de las condiciones de los niños de esta comunidad en Pakistán.

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