VerdeMente Nº 242. Febrero 2020

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LA TIA FILOMENA —Hola Rufino¬— dijo Blas en un tono uniforme mientras movía la cabeza con un gesto hacia arriba. —¡Blas! Hace varios días que no te veo salir a caminar por la mañana, ¿qué te ha pasado? — respondió Rufino. Pues no lo se exactamente, pero no me siento bien. No tengo nada por lo que ir al médico, pero estoy raro. —le dijo un poco apesadumbrado Blas. ¡Vente! Vámonos al bar que deben estar los demás con la partida de dominó: juegas un rato, te tomas algo, y vas a ver como sales nuevo —le dijo Rufino. Y bastones en mano, Blas y Rufino caminaron por las eras de vuelta al centro de Viejunes del Moral, al bar de Pepe donde siempre iban. ¡Hombre Blas! ¡Dichosos los ojos, has estao desaparecío!, ¿qué te ha pasao? — le preguntó Eusebio, que siempre ha sido el más altanero del grupo. ¡Pues no lo sé! me empecé a sentir un poco mal y creí que estaba cansado, pero he dormido mucho y no se me va —le respondió Blas. ¿Y te duele algo? —preguntó Donato que había sido el médico del pueblo durante muchos años. No, que va —le respondió Blas. Eso es lo raro. Y no sé a quién preguntar ni qué hacer. Bueno, siéntate que estábamos por empezar la partida —dijo Eusebio. Para mí que a éste le han echado un mal de ojo o ha comido algo que estaba medio envenenao o algo así — dijo Pepe, el dueño del bar, desde lejos. Y varios movieron la cabeza con signo de afirmación. ¡Si estuvieran aquí la Filomena o la Pilar! —suspiró Pepe mientras sacaba los chatos. La Pilar me han dicho que ahora está en una residencia en Ávila—dijo Eusebio. ¡Qué ojo tenía para adivinar todo! Siempre sabía quién estaba embarazada, si iba a ser niño o niña, y los que iban a sobrevivir. ¿Y quién era la Filomena? — preguntó Macario. ¡Claro! como tú te fuiste a Madrid de niño no la conociste —respondió Rufino y con el vaso en la mano y el codo en la mesa empezó: La Tía Filomena vivía más allá del alto del pozo, casi en la montaña, sola desde siempre. Todos decían que era medio bruja, pero ella estaba a lo suyo: se levantaba muy temprano, se peinaba siempre con un moño, tenia dos o tres perros, gallinas y demás, pero no era 36 | Febrero 2020

© Ilustración Mónica Munuera


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