VerdeMente Nº 243. Marzo 2020

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He situado un micrófono virtual a una altura considerable: ¡65.000 años atrás! Con él estoy buscando las primeras huellas del sonido que el hombre ha usado para comunicarse con la naturaleza, sus dioses y diosas, y sus propios congéneres. Los resultados aún son difusos, pues los humanos se desperdigaron desde África, a toda Europa y Asia, lo cual no facilita su localización. Sigamos pues las huellas de su acción devocional a través de su larga historia. Sabemos que la primera flauta de hueso se encontró en la cueva de Hohle Fels, cerca de Ulm, en Alemania, junto con otros instrumentos, con una datación de 36.000 años. Sabemos también que en la cueva de Isturits —País Vasco francés— hay también un hueso de ave agujereado en escala pentatónica, datado en 32.000 años atrás. Momentos interesantes de la Prehistoria del hombre que darían pie al arte musical. ¿Arte? ¿Intento de comunicación con lo intangible, lo cuántico, la fuente de partida? Pero nuestro micrófono busca huellas aún más antiguas. ¿Dónde están esos primeros humanos que utilizaban instrumentos fáciles de construir? Hablamos principalmente de conchas y caracolas, de cuernos y astas, de silbatos y arcos de boca. Sencillos útiles que la naturaleza regalaba al sapiens para que éste, horadando previamente la carcasa y vibrando después los labios, experimentara el sonido de la llamada, del aviso de su presencia en este mundo. ¿Hay alguien ahí?

Shiva Nataraja La primera vez que escuché una caracola o shnakar, fue en Hampi, un valle sagrado de India central. Allí, en uno de los enclaves de peregrinaje más antiguos del mundo, donde habitan más de 350 templos, los shadus o yoguis, soplan la caracola anunciando su presencia y su devoción a Shiva, su mentor. Entre los atributos que esta deidad luce en su representación como Natarja no falta la Shankar o concha, que con su soplido restablece el orden cósmico. Nuestro micrófono se dirige ahora hacia Indonesia, concretamente a la isla Célebes, donde un grupo de científicos acaba de encontrar pinturas rupestres de una antigüedad que quita el hipo: 44.000 años. Nada menos que el doble de tiempo que el arte rupestre descubierto

Sabemos que la primera flauta de hueso se encontró en la cueva de Hohle Fels, cerca de Ulm, en Alemania, junto con otros instrumentos, con una datación de 36.000 años. Sabemos también que en la cueva de Isturits —País Vasco francés— hay también un hueso de ave agujereado en escala pentatónica, datado en 32.000 años atrás. Momentos interesantes de la Prehistoria del hombre que darían pie al arte musical. ¿Arte? ¿Intento de comunicación con lo intangible, lo cuántico, la fuente de partida?


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