Manual Para padres TDAH Tema:
“Normas, estructura y rutina en un hogar de un TDAH”
Índice
1. Introducción y presentación del equipo de trabajo 2. Conceptos claves en el TDAH 3. ¿Cómo saber si es un diagnóstico adecuado? 4. Comorbilidades del TDAH 5. Procedimientos para el diagnóstico 6. Claves para iniciar el tratamiento 7. Estrategias de apoyo en la escuela 8. Estrategias de apoyo en el área social 9. Estrategias de apoyo en casa 10. Tips de manejo de crisis 11. Bibliografía
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1.- INTRODUCCIÓN Y PRESENTACION DEL EQUIPO DE TRABAJO INTRODUCCIÓN
El presente manual fue creado como parte de nuestra la formación en trastornos de la niñez, y se encuentra elaborado con la única intención de brindar un instrumento que recopile información adecuada y muy necesaria para los padres de familia, docentes o persona que tengan en su vida a un niño, adolescente o adulto con TDAH.
Fue elaborado por 4 profesionales que en nuestro diario vivir podemos palpar las características, dificultades y necesidades que tienen no solo la persona que padece el TDAH sino también su red de Apoyo y ante la necesidad de tener un instrumento completo que guie acerca de que es el TDAH, como se debe dar el diagnóstico, como es el tratamiento y cuáles son las estrategias adecuadas en la escuela, casa y socialmente.
Esperamos que sea un valioso aporte para profesionales, padres o persona que lo requieran.
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Presentación de las Integrantes:
Alejandra Chacón
Docente Parvularia Trabajo como maestra de tercer año de educación básica en una escuela fiscal. Me gusta mucho la psicología y también la educación pienso que las dos deben estar juntas para formar personas de éxito.
Verónica Mayorga
Psicóloga Clínica Trabajo como docente y en mi consulta privada, tengo 27 años, soy Ambateña pero resido en la ciudad de Quito, soy casada, tengo un hermoso hijo pequeño. Me encanta la psicología, poder trabajar y ayudar con mi profesión.
Verónica López
Psicóloga Infantil y Psicorehabilitadora Trabajo como Docente Parvularia en la ciudad de Latacunga, esta es mi vocación me encanta servir a los demás e impartir mis conocimientos a mis estudiantes para aprender juntos.
Norma Rivera
Psicóloga Clínica Trabajo en la Unidad de Apoyo a la Inclusión, Tengo 26 años, resido en Tulcán, soy soltera, me gusta la psicología
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2.- CONCEPTOS CLAVES EN EL TDAH Estas dificultades en la detección, el proceso diagnóstico y la metodología originan amplias variaciones (geográficas y demográficas), lo que conduce a un infra diagnóstico o sobre diagnóstico del TDAH. DEFINICIÓN DEL TDAH El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un trastorno de origen neurobiológico que se inicia en la edad infantil y que afecta entre un 3-7% de los niños en edad escolar. Se caracteriza por un nivel de impulsividad, actividad y atención no adecuadas a la edad de desarrollo. Muchos niños y adolescentes con TDAH tienen dificultades para regular su comportamiento y ajustarse a las normas esperadas para su edad. (APA 2001) Los datos o conductas que se toman en consideración para valorar un TDAH son dimensionales, distribuyéndose en un continuo que va desde la normalidad hasta la patología. Los síntomas nucleares son: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, El Trastorno por Déficit de Atención (TDAH) es el más frecuente de los trastornos del neurodesarrollo infantil, una patología generalmente diagnosticada en la edad infantil y que afecta a entre un 6 y un 10 por ciento de los niños. Los síntomas más frecuentes del TDAH son la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad, que no siempre aparecen de manera conjunta y frecuentemente suelen ir acompañados de otros trastornos. Además, se ven alteradas algunas de las tareas cognitivas como la memoria de trabajo, la inhibición (motora, cognitiva o emocional), la atención selectiva y sostenida, fluidez verbal, planificación, flexibilidad cognitiva y control de las interferencias. Podríamos decir que las características más señaladas del niño con TDAH de los 6 a los 12 años serían:
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1- Atención y concentración:
Dificultad a la hora de establecer un orden en responsabilidades en casa.
Les cuesta "ponerse en marcha" (para vestirse, hacer los deberes?) pues se distraen fácilmente con cualquier otro estimulo.
Presentan problemas para mantener la atención hasta finalizar sus tareas (hacen dibujitos, se distraen con el lápiz?)
Pierden u olvidan cosas necesarias (agenda, abrigo, bufanda, cartera, deberes, etc.).
Parecen no escuchar cuando se les habla.
Olvidan realizar sus tareas cotidianas (Cepillarse los dientes, recoger la ropa).
tareas o pequeñas
2- Impulsividad:
Con frecuencia actúan sin pensar.
Hablan en momentos poco oportunos o responden precipitadamente a preguntas que incluso no se han terminado de formular (delante de una visita, en clase?)
Les cuesta obedecer a las órdenes, no porque no quieran obedecer, sino porque no están atentos cuando se les formulan.
Suelen ser poco precavidos y olvidan planificar (se ponen a hacer los deberes sin el material). 5
3- Hiperactividad:
A menudo mueven los pies y las manos o se levantan de la silla.
Van de un lugar a otro sin motivo aparente.
Se balancean sobre la silla.
Juguetean frecuentemente con pequeños objetos entra las manos.
A menudo canturrean o hacen ruidos inapropiados con la boca.
Hablan en exceso.
Durante el juego les cuesta esperar su turno y jugar de forma tranquila.
Suelen ser considerados como molestos, ruidosos e infelices y tienden a resultar antipáticos y a ser rechazados por sus iguales. Los padres y los profesores, por su parte, suelen ser más autoritarios, controladores e invasivos con los niños con TDAH en comparación con los niños sin el trastorno. Por ello, aun cuando los niños con TDAH no sean agresivos o desobedientes, por sus características personales pueden sufrir experiencias interpersonales negativas, que repercutan a la larga en el desarrollo de diversos problemas sociales. Este trastorno genera en los niños problemas escolares y sociales. En muchos de los casos suele informarse de la existencia de mal comportamiento y problemas sociales. Esta situación, según Fernando Mulas, especialista en neurología y pediatría y director de Instituto Valenciano de Neurología Pediátrica (INVANEP), tiene como principal efecto el infratratamiento y, entre otras secuelas, no tratar este problema puede conducir al fracaso escolar y a que estos niños no tengan un proceso normal de socialización, e incluso que sean más propensos a tener conductas de riesgo como a sufrir accidente o consumir drogas. Para encontrar las causas del TDAH se debe atender a un triple enfoque: factores genéticos, circunstancias ambientales y la interacción de ambos escenarios. Los últimos estudios existentes muestran que el TDAH tiene un origen genético, con una heredabilidad media del 77 por ciento; es decir, como media, el 77 por ciento de la causa es genética, afectando a neurotransmisores y neuromoduladores, preferentemente dopamina y noradrenalina. El enfoque integrador y multidisciplinar aborda el problema del TDAH en el niño desde los puntos de vista clínico, escolar y familiar. El tratamiento es necesariamente multiprofesional, con la colaboración de la familia, los profesores, los psicólogos, el pedíatra y el neuropedíatra o el psiquíatra. Los objetivos del tratamiento son reducir los 6
síntomas del trastorno, mitigar o suprimir los síntomas asociados ?ansiedad, depresión, trastorno de la conducta?, mejorar las consecuencias del trastorno ?en aprendizajes escolares, lenguaje, escritura, actitud, relación social, etc., y educar al niño y a su entorno en esta problemática, mediante información exhaustiva oral y escrita. La realidad es que estos niños suelen mostrar desde temprana edad un acusado fracaso escolar, suelen ser además niños muy impulsivos lo que, en consecuencia, lleva a los profesores y compañeros a etiquetarlos de "malos, molestos y gamberros", lo que como resultado les provoca "problema de autoestima, de conducta y emocionales". Niños que no tienen un proceso normal de socialización, e incluso que sean más propensos a tener conductas de riesgo.
3.- ¿CÓMO SABER SI ES UN DIAGNÓSTICO ADECUADO? Una de las mayores incertidumbres a la que se enfrentan unos padres cuyo hijo se encuentra en pleno proceso diagnóstico de TDAH, es el hecho de no tener muy claras las pruebas que se van a realizar, qué tipo de profesionales lo van a diagnosticar, etc. Un diagnóstico de TDAH puede ser realizado o bien por un profesional médico o por un psicólogo clínico. Sin embargo, en el caso de que el tratamiento que vaya a llevarse a cabo con el afectado requiera de un apoyo farmacológico, éste únicamente podrá ser realizado por un profesional médico. Psiquiatras, pediatras, psicólogos clínicos, neuropediatras y neurólogos son los profesionales que pueden realizar un diagnóstico de TDAH. Es importante especificar que un psicólogo clínico podrá realizar un diagnóstico, pero no podrá formalizar un tratamiento farmacológico. Otra duda que se plantea es la vía por la que llevarlo a cabo, pública o privada. Es importante que destaquemos que, independientemente de por cuál de las dos vías se obtenga el diagnóstico, será el obtenido por la vía pública el más recomendable, al ser 7
habitualmente la solicitada por los Departamentos de Orientación de los centros escolares como indispensable para la realización, posterior al diagnóstico, de la evaluación psicopedagógica del alumno. Si se obtiene el diagnóstico a través de la vía privada, sería necesario pasar a la vía pública, para la obtención de un informe clínico oficial por esta vía. Se recomienda solicitar al pediatra una derivación, bien al departamento de Salud Mental Infantojuvenil o bien a los servicios del área de atención especializada (no existe en todas las Comunidades Autónomas) y comenzar los trámites pertinentes para obtener un informe clínico por la vía pública. Hacemos mucho hincapié en esto ya que, como hemos indicado, el informe clínico del servicio público de salud es indispensable para la realización de la evaluación psicopedagógica. En dicha evaluación se someterá al alumno a una serie de pruebas que determinarán cuáles son, si es que las tuviese, las necesidades educativas asociadas al diagnóstico de TDAH. Este documento es indispensable para que se le brinde al alumno la respuesta educativa más acorde a sus características personales en el centro escolar. Actualmente no existe una prueba única que diagnostique un TDAH pero para obtener un buen diagnóstico al menos se debieran realizar dos tipos de pruebas: médicas y clínicas Las pruebas médicas se deben realizar para descartar otras patologías y consisten fundamentalmente en:
Analíticas de sangre y orina.
Medida de la tensión arterial.
Pruebas de audición y visión, etc.
Además los profesionales de neuropediatría y neurología suelen pedir un encefalograma y/o escáner cerebral, no como pruebas determinantes de diagnóstico de TDAH, sino para descartar otras posibles patologías como ausencias, epilepsia, etc. En cuanto a las pruebas clínicas que se deben realizar habría que destacar las siguientes pruebas psicodiagnósticas:
Una observación-entrevista con el niño.
Una entrevista con los padres.
Una entrevista con los profesores. 8
Escalas de Wechsler: Wuoosu (de 4 a 6 años), WISC-IV (de 5 a 16 años), Wais (de 13 a 65 años).
Stroop.
Test de caras.
CPT.
D2 Test atención.
EDAH: Escala para la evaluación del trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. (Para niños de 6 a 12 años).
EMTDA-H: Escala de Magallanes.
Sub-escalas hiperactividad, déficit de atención, déficit reflexividad ó cualquier otra escala similar a éstas.
ADHD-RS (padres).
ADHD-RS (profesores).
Un diagnóstico correcto es imprescindible para un tratamiento efectivo, para que padres y profesores fundamentalmente, puedan ayudar al niño/a con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad TDAH a que desarrolle todo su potencial. Un diagnóstico precoz es igualmente imprescindible para una pronta intervención, evitando así la posible comorbilidad y abordar adecuadamente los diferentes problemas que puedan surgir a lo largo de su desarrollo. La edad para acudir al profesional dependerá de las características de cada caso, aunque cada vez se dan más sospechas de diagnóstico en la etapa preescolar, a día de hoy, la mayoría de los casos la edad de comienzo del tratamiento es la etapa escolar (escuela primaria). Esto es debido al gran cambio cualitativo y cuantitativo de las exigencias del entorno del niño/a, aumentan las demandas sociales y académicas y se requiere de una mayor atención y control sobre sí mismos, lo que produce mayores dificultades y una sintomatología más clara. Numerosos trastornos o problemas médicos pueden manifestarse por síntomas presentes o nucleares del TDAH lo que dificulta la correcta identificación del trastorno, por lo que es necesario realizar un diagnóstico diferencial minucioso. El TDAH, se puede confundir con desordenes de la infancia o con trastornos como ansiedad, depresión, etc., por eso deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral en el caso de adultos. Los niños en los que se 9
establece el diagnóstico de TDAH han de presentar varios de los signos y síntomas representativos en un grado considerado "perjudicial" y con una frecuencia mucho mayor de lo predecible para su edad y nivel de maduración. El diagnóstico de este trastorno ha de basarse en una valoración minuciosa para excluir otras posibles causas de las dificultades del niño, lo que incluye información de su familia, de sus profesores y una evaluación por parte de profesionales sanitarios de las diferentes áreas: psiquiatras infantiles, psicólogos infantiles, pediatras, neuropsiquiatras, neuropsicólogos, etc. La evaluación de este complejo trastorno debe realizarse desde una perspectiva multiprofesional que aborde tanto la evaluación psicológica, la educativa como la médica. Protocolo de evaluación TDAH No existe una prueba única que por sí sola permita hacer un diagnóstico exclusivo y confiable. Para establecer el juicio diagnóstico final, es necesario recabar información de las diferentes fuentes que rodean e intervienen en el niño y realizar observaciones sistemáticas de sus conductas y la valoración retrospectiva de su comportamiento desde las edades más tempranas. La evaluación del TDAH debe incluir: 1. Un examen médico completo para evaluar la salud general del niño y descartas problemas de tipo visual, auditivo, anemias o la falta de componentes vitales para su salud. 2. Una evaluación psicológica profesional para tener una idea clara de la condición emocional del niño, incluyendo pruebas de capacidad intelectual y de desarrollo cognitivo. 3. Una evaluación familiar para la cual se utilizan las escalas de comportamiento. 4. Una evaluación escolar que incluya la historia académica y de comportamiento del niño en el aula. 5. El diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-V, que son los criterios diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (1994) o los criterios de la CIE-10 (1992) reconocidos y establecidos por la OMS. El diagnóstico del TDAH según CIE-10 10
Criterios diagnósticos CIE-10 para el Trastorno Hipercinético Déficit de atención (al menos 6 durante 6 meses):
Frecuente incapacidad para prestar atención a los detalles junto a errores por descuido en las labores escolares y en otras actividades.
Frecuente incapacidad para mantener la atención en las tareas o en el juego.
A menudo aparenta no escuchar lo que se dice.
Imposibilidad persistente para cumplimentar las tareas escolares asignadas u otras misiones.
Disminución de la capacidad para organizar tareas y actividades.
A menudo evita o se siente marcadamente incómodo ante tareas tales como los deberes escolares que requieren un esfuerzo mental mantenido.
A menudo pierde objetos necesarios para unas tareas o actividades, tales como material escolar, libros, etc.
Fácilmente se distrae ante estímulos externos.
Con frecuencia es olvidadizo en el curso de las actividades diarias.
Hiperactividad (al menos 3 durante 6 meses):
Con frecuencia muestra inquietud con movimientos de manos o pies o removiéndose en el asiento.
Abandona el asiento en la clase o en otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
A menudo corretea o trepa en exceso en situaciones inapropiadas.
Inadecuadamente ruidoso en el juego o tiene dificultades para entretenerse tranquilamente en actividades lúdicas.
Persistentemente exhibe un patrón de actividad motora excesiva que no es modificable sustancialmente por los requerimientos del entorno social.
Impulsividad (al menos 1 durante 6 meses):
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Con frecuencia hace exclamaciones o responde antes de que se le hagan las preguntas completas.
A menudo es incapaz de guardar un turno en las colas o en otras situaciones de grupo.
A menudo interrumpe o se entromete en los asuntos de otros.
Con frecuencia habla en exceso sin contenerse ante las consideraciones sociales.
Además se debe cumplir que:
El inicio del trastorno no es posterior a los siete años.
Los criterios deben cumplirse en más de una situación.
Los síntomas de hiperactividad, déficit de atención e impulsividad ocasionan malestar clínicamente significativo o una alteración en el rendimiento social, académico o laboral.
No cumple los criterios para trastorno generalizado del desarrollo, episodio maníaco, episodio depresivo o trastorno de ansiedad.
Es fundamental recordar que no sólo la presencia de los criterios es importante a la hora de definir el diagnóstico, sino que debemos especificar si los síntomas que presenta son de intensidad alta, moderada o leve, si interfieren en su vida diaria de forma intensa o no, si existe impacto en el entorno del sujeto, si existen alteraciones psicológicas, si presenta necesidades educativas, etc. Todos estos criterios diagnósticos, junto con la información remitida por los padres y el centro escolar y la observación directa de la funcionalidad del niño, darán al profesional de la salud mental las herramientas para establecer el diagnóstico de déficit de atención e hiperactividad y poder así comenzar con la intervención y el tratamiento más indicado para el caso.
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4.- COMORBILIDADES DEL TDAH
La comorbilidad en psiquiatría infanto-juvenil es muy frecuente. Conviene diferenciar entre comorbilidad, rasgos asociados o síntomas asociados, aunque también a veces la comorbilidad es una consecuencia del propio TDAH. Una detección tardía, un mal tratamiento, o un diagnóstico erróneo pueden aumentar el riego de desarrollar problemas futuros. Hasta un 60% de los niños con TDAH muestran patología psiquiatrita asociada (Sotullo y Díez, 2007).
Los trastornos comórbidos que más frecuentemente coexisten con el TDAH son: TRASTORNO DISRUPTIVOS Los trastornos de la conducta disruptiva (Trastorno negativista desafiante, trastorno disocial, trastorno explosivo intermitente) son trastornos con una frecuencia significativa en la infancia-adolescencia con una prevalencia aproximada del 4%, y que en el caso de los niños que padecen TDAH es de entre un 40-60% de ellos. Los últimos estudios indican que la hiperactividad es el factor de riesgo más importante para la aparición de trastornos de conducta de inicio temprano. Los patrones más relevantes son los de agresividad, oposicionismo y conductas antisociales (agredir a personas, robar, mentir). Un estudio epidemiológico realizado por Eyestone y Howel (1994) reveló que el 25% de los presos presentaron el diagnóstico de TDAH. Siempre que haya problemas de conducta tanto en casa como en el colegio, hay que intervenir con programas de modificación de conducta específicos. Abuso de sustancias tóxicas (TUS). El TDAH es un factor de riesgo para el uso/abuso de drogas Barkley y Fisher (1998). Un estudio reveló que un 21% de los adolescentes derivados a los servicios psiquiátricos tras desintoxicación por drogas tenían un diagnóstico de TDAH. Según Biederman (1997), el 40% de adolescentes con TDAH reunían criterios de dependencia o abuso de sustancias.
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TRASTORNO DEL ESTADO DE ANIMO Principalmente ansiedad y depresión. Se manifiestan en un 2,5% de los niños hasta los 8 o 9 años y de un 8% en adolescentes. Entre un 15-20% de los niños que padecen depresión sufren recaídas durante la edad adulta. De los niños que padecen TDAH se considera que entre un 20-25% sufre además de estos trastornos. El suicidio es la tercera causa de mortalidad en niños a partir de los 10 años, después de los accidentes de tráfico y el cáncer. Un diagnóstico certero y un tratamiento adecuado pueden evitar mucho sufrimiento de los pacientes y su entorno. No se sabe por qué coexisten más frecuentemente de lo esperable los TDAH y los trastornos emocionales y de ansiedad. Pero probablemente tiene que ver con el desarrollo de inseguridad y baja autoestima secundarios a sus conductas y a la relación con el entorno.
TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO El Síndrome de Tourette es un trastorno del neurodesarrollo, con inicio en la infancia caracterizado por la presencia de tics, movimientos o producciones vocales, bruscos, repetitivos y estereotipados y de carácter involuntario. Los tics pueden ser transitorios, apareciendo en un 4-16% de los niños en algún momento y crónicos en un 0,1%. Los trastornos de Gilles de la Tourette son tics motores y vocales de carácter crónico y aparece en una frecuencia de 3-5 por 10.000 niños. La aparición de estos trastornos de tics en niños TDAH es de un 25-50%. Alrededor del 70% de las personas que presentan el trastorno de Tourette padecen TDAH. El Síndrome de Asperger, es un conjunto de características psicológicas y comportamentales dentro de los trastornos del espectro autista (TEA). Se caracteriza por dificultades más o menos acusadas, en la interacción social y la comunicación interpersonal así como pensamientos focalizados y obsesivos, intereses restringidos y estereotipias.
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El Autismo, es un trastorno del neurodesarrollo dentro de los trastornos del espectro (TEA) caracterizado por una alteración acusada de la interacción social, la comunicación interpersonal, comportamiento social restringido y presencia de actos repetitivos y compulsivos. En ocasiones puede ir acompañado de capacidad intelectual inferior a la media. Los padres generalmente notas signos de alarma en los dos primeros años de vida.
TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE La Dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico. Es el trastorno más frecuente entre la población de edad escolar, cuya prevalencia se estima entre un 5 y un 17%, Se caracteriza por un rendimiento en lectura, (precisión, velocidad o comprensión), que se sitúa sustancialmente por debajo del nivel esperado en función de la edad cronológica, del cociente intelectual y de la escolarización propia de la edad del individuo. Es más más frecuente en niños que en niñas. Se presenta en diferentes: dislexia visual, fonológica o mixta. El Discalculia (dificultades en el aprendizaje de matemáticas, DAM) es un trastorno especifico del aprendizaje en el área de matemáticas, que se caracterizada por la dificultad para entender y trabajar con números y conceptos matemáticos. Las personas con discalculia, aunque logren automatizar el proceso, no entienden la lógica del proceso matemático. La Disgrafía, es un trastorno específico del aprendizaje que limitado al área de la escritura. Se caracteriza por un déficit significativo del dominio de la grafía (escritura), en ausencia de antecedentes de un trastorno específico de la lectura (dislexia) y capacidad intelectual inferior. Existen diferentes formas: disgrafía motriz (problema psicomotor) o específica (dificultad para reproducir las letras o palabras no responden a un trastorno exclusivamente motor). La Disortografía o disgrafía disléxica, es un trastorno del lenguaje escrito, caracterizado por dificultades en la asociación entre el código escrito, las normas 15
ortográficas y la escritura de las palabras. Existen diferentes formas: disortografía natural, visual o mixta. Es un trastorno que frecuentemente va unida a retraso del lenguaje oral.
TRASTORNO DEL LENGUAJE ORAL La disfemia, es un trastorno del habla que afecta a la fluidez oral y al ritmo. La disfemia afecta aproximadamente al 5% de los niños de cinco años y al 2% de las niñas de la misma edad. La tartamudez (espasmogenia) es el principal síntoma de la disfemia (por lo que a menudo se usan como sinónimos); la discontinuidad verbal característica de la disfemia suele acompañarse de miedo a hablar y movimientos involuntarios que la convierten en un trastorno del habla y de la comunicación social. La taquifemia causa una aceleración del habla; el niño habla de una forma precipitada y excesivamente rápida, omitiendo sonidos y sílabas. Las dislalias, son alteraciones en la articulación de algún o algunos fonemas bien por ausencia o alteración de algunos sonidos concretos del habla o por la sustitución de estos por otros, de forma improcedente, en personas que no muestran patologías del sistema nervioso central, ni en los órganos fonoarticulatorios a nivel anatómico. Se presentan en distintas formas: Dislalia evolutiva o fisiológica, dislalia audiógena, dislalia orgánica o dislalia funcional.
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5.- PROCEDIMIENTOS PARA EL DIAGNOSTICO Un diagnóstico correcto es imprescindible para un tratamiento efectivo, para que padres y profesores fundamentalmente puedan ayudar al niño/a con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) a que desarrolle todo su potencial. Un diagnóstico precoz es igualmente imprescindible para una pronta intervención, evitando así la posible comorbilidad y abordar adecuadamente los diferentes problemas que puedan surgir a lo largo de su desarrollo. La edad para acudir al profesional dependerá de las características de cada caso, aunque cada vez se dan más sospechas de diagnóstico en la etapa preescolar, al día de hoy, la mayoría de los casos la edad de comienzo del tratamiento es la etapa escolar (escuela primaria) ya que nos encontramos con una gran cambio cualitativo y cuantitativo las exigencias del entorno del niño/a, aumentan la demandas sociales y académicas y se requiere de una mayor atención y control sobre sí mismos, lo que produce mayores dificultades y una sintomatología más clara. Numerosos trastornos o problemas médicos pueden manifestarse por síntomas presentes o nucleares del TDAH lo que dificulta la correcta identificación del trastorno, por lo que es necesario realizar un diagnóstico diferencial minucioso. El TDAH se puede confundir con desordenes de la infancia o con trastornos como ansiedad, depresión, etc., por eso deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral en el caso de adultos. Los niños en los que se establece el diagnóstico de TDAH han de presentar varios de los signos y síntomas representativos en un grado considerado "perjudicial" y con una frecuencia mucho mayor de lo predecible para su edad y nivel de maduración. El diagnóstico de este trastorno ha de basarse en una valoración minuciosa para excluir otras posibles causas de las dificultades del niño, lo que incluye información de su familia, de sus profesores y una evaluación por parte de profesionales sanitarios de las diferentes áreas: psiquiatras infantiles, psicólogos infantiles, pediatras, neuropsiquiatras, neuropsicólogos, etc. La evaluación de este complejo trastorno debe realizarse desde una perspectiva multiprofesional que aborde tanto la evaluación psicológica, la educativa y médica. 17
Protocolo de evaluación TDAH No existe una prueba única que por sí sola permita hacer un diagnóstico exclusivo y confiable. Para establecer el juicio diagnóstico final es necesario recabar información de las diferentes fuentes que rodean e intervienen en el niño y realizar observaciones sistemáticas de sus conductas y la valoración retrospectiva de su comportamiento desde las edades más tempranas. La evaluación del TDAH debe incluir: Un examen médico completo para evaluar la salud general del niño y descartas problemas de tipo visual, auditivo, anemias o la falta de componentes vitales para su salud. Una evaluación psicológica profesional para tener una idea clara de la condición emocional del niño, incluyendo pruebas de capacidad intelectual y de desarrollo cognitivo. Una evaluación familiar para la cual se utilizan las escalas de comportamiento. Una evaluación escolar que incluya la historia académica y de comportamiento del niño en el aula. El diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-V, que son los criterios diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (1994) o los criterios de la CIE-10 (1992) reconocidos y establecidos por la OMS. Como se ha indicado, existen dos sistemas de clasificación para los trastornos psiquiátricos: CIE-10 (Organización mundial de la Salud, 1992) y DSM-V (American Psychiatric Association, 1994). Estos dos manuales son las guías de referencia que los profesionales de la salud mental toman para establecer el diagnóstico del Trastorno según los criterios diagnósticos clínicos. 18
Las diferencias entre ambos sistemas son muy importantes para entender por qué el TDAH se puede llamar también Trastorno Hipercinético, porqué se diagnóstica más en algunos países que otros (los criterios de inclusión y excusión varían entre una guía y otra), porqué se puede llegar a tratar a unos niños sí y otros no, porqué hay algunas diferencias de prevalencia entre los estudios, etc. A continuación se describen los criterios diagnósticos recogidos en ambos manuales de diagnóstico como referencia para el diagnóstico del TDAH: DSM (APA, 2013) El DSM es el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders). En 2013 la American Psychiatric Association publicó la quinta revisión de éste, el DSM-5, en vigor en la actualidad. Anteriormente el manual DSM-IV TR se publicó en 2001. Es el sistema de clasificación de trastornos mentales más utilizado a nivel mundial, aportando descripciones, síntomas y otros criterios útiles para el diagnóstico de los trastornos mentales. Es revisado de forma periódica, de acuerdo con las investigaciones, estudios y descubrimientos realizados. DSM-5 A continuación se detalla la clasificación del TDAH según el DSM-5: A- Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo que se caracteriza por (1) y/o (2):
1. Inatención Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales: NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas. a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a los detalles o por descuido se cometen errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (por ejemplo, se pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión). b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas (por ejemplo, tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o lectura prolongada). c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (por ejemplo, parece tener la mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente). 19
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (por ejemplo, inicia tareas pero se distrae rápidamente y se evade con facilidad). e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (por ejemplo, dificultad para gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos). f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo tareas escolares o quehaceres domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar artículos largos). g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (por ejemplo, materiales escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles de trabajo, gafas, móvil). h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados). i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (por ejemplo, hacer las tareas, hacer las diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas). 2. Hiperactividad e Impulsividad Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las actividades sociales y académicas/laborales: NOTA: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender las tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de 5 síntomas. a. Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento. b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (por ejemplo, se levanta en clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, en situaciones que requieren mantenerse en su lugar. c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.). d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas. e. Con frecuencia está “ocupado”, actuando como si “lo impulsara un motor” (por ejemplo, es incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil seguirlos). f. Con frecuencia habla excesivamente. g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta (por ejemplo, termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación). 20
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (por ejemplo, mientras espera una cola). i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (por ejemplo, se mete en las conversaciones, juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen los otros). B- Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12 años. C- Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa, en el colegio o el trabajo; con los amigos o familiares; en otras actividades). D- Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos. E- Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias). En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones: Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio A1 (inatención) y el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses. Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio A1 pero no se cumple el criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses. Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) y no se cumple el Criterio A1 (inatención) durante los últimos 6 meses.
CIE (OMS,1992) La CIE es la Clasificación Internacional de Enfermedades (en inglés, ICD: International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems) realizada por la Organización Mundial de la Salud. Actualmente se trabaja con la décima revisión, que se publicó en 1992, pero ya se está trabajando en una nueva versión, la CIE-11. La OMS publica actualizaciones de carácter menor cada año, y actualizaciones más importantes cada tres años. En esta clasificación las enfermedades son agrupadas por categorías y reciben cada una un código. Una de las peculiaridades de la CIE-10 es que se refiere al TDAH como Trastorno Hipercinético.
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6.- CLAVES PARA INCIAR EL TRATAMIENTO El tratamiento del TDAH debería ser multimodal e individualizado, teniendo en cuenta al paciente y a su familia. El objetivo del tratamiento multimodal es disminuir los síntomas al mismo tiempo que se reducen las complicaciones derivadas del trastorno y el impacto negativo que puede tener en la vida de los pacientes y de su entorno.
El tratamiento multimodal del TDAH implica tres acercamientos: - tratamiento farmacológico – tratamiento cognitivo-conductual – tratamiento psicoeducativo (padres y profesores) De ahí que el tratamiento multimodal también se conozca como tratamiento combinado, ya que requiere varios enfoques y la implicación de diferentes profesionales. Según los resultados de los estudios realizados, el tratamiento farmacológico sería el método más efectivo para reducir los síntomas nucleares del TDAH (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad), y el tratamiento psicológico (conductual y psicoeducativo) ayudaría fundamentalmente a la mejoría de las funciones ejecutivas (habilidades cognitivas como empezar tareas, organizarse, planificar cosas…). Y es que se ha demostrado que educar al paciente y a la familia sobre el trastorno, adaptar el entorno a las necesidades de cada persona y mejorar las habilidades de abordaje de los pacientes, padres y educadores, pueden ayudar a obtener buenos resultados en el tratamiento del TDAH, cuando se combina con una intervención farmacológica. Un tratamiento individualizado Como ya hemos señalado, el tratamiento del TDAH debe ser individualizado. ¿Qué significa esto? Que el tratamiento no es estándar para todos los pacientes. Sino que se debe adaptar a las necesidades de cada uno de ellos. Se debe valorar la intensidad de los
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síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, su contexto familiar y social y/o si existen otros trastornos psiquiátricos comórbidos asociados. Por ejemplo, según lo estipulado en la Guía de Práctica Clínica sobre el TDAH en Niños y Adolescentes: A) Se recomienda la terapia cognitivo-conductual como tratamiento inicial en los siguientes casos: - los síntomas del TDAH son leves – el TDAH tiene un impacto mínimo en la vida del niño – existe discrepancia en la frecuencia e intensidad de los síntomas entre los padres, o entre los padres y profesores. – el diagnóstico del TDAH es incierto. – los padres no están de acuerdo con el tratamiento farmacológico. B) Insiste en la importancia de la individualización en el tratamiento psicoeducativo en los casos de TDAH con repercusión en el ámbito escolar. Centrado en la enseñanza de habilidades y competencias académicas, que tengan en cuenta al alumno, sus puntos fuertes y sus puntos a mejorar. C) En cuanto a las recomendaciones relacionadas con el tratamiento farmacológico, la Guía de Práctica Clínica indica en primer lugar que debe ser un profesional médico adecuadamente cualificado y experto en TDAH quien plantee el tratamiento, y en segundo lugar que se tenga en cuenta la edad del paciente, la gravedad de los síntomas, la repercusión funcional de estos y las características y preferencias de la familia.
7.- ESTRATEGIAS DE APOYO EN LA ESCUELA OBJETIVO GENERAL: Reducir las dificultades de aprendizaje que un niño con TDAH tiene en la escuela. OBJETIVOS ESPECIFICOS: 1.-Reducir la falta de atención al resolver sumas y restas. 2.-Prolongar el tiempo de trabajo al realizar en clase actividades relacionadas con el cálculo y el lenguaje. ACTIVIDADES
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1.- Captar la atención de los niños diagnosticados TDAH usando material concreto como: maíz, bolitas, ábaco, material de base 10 porque a través de la manipulación de estos materiales los niños pueden realizar sumas y restas. 2.- Entregar a niños diagnosticados con TDAH barajas didácticas relacionadas con los números para que a través del juego y manipulación de las mismas mejore su atención.
3.- Entregar a niños diagnosticados con TDAH hojas de trabajo ya con modelos relacionados con sumas y restas para que los decoren, y coloreen a su gusto e incrementen el tiempo de realizar las actividades en clase. 4.- Ayudar a prolongar el tiempo de trabajo de los niños con TDAH usando un estímulo auditivo por ejemplo lograr que trabaje en su asiento 15 minutos y en ese momento sonara el cantar de un pajarito. 5.- Usar la técnica de economía de fichas para motivar a los niños TDAH en la modificación de su conducta. En lugar de dar objetos de premio cambiarlo por actividades que le gustan a los niños como prolongar su recreo, pintar, jugar con plastilina. 6.- Para la dislexia realizar ejercicios usando dominós del abecedario, usar la técnica de calcar porque el niño diagnosticado con TDAH centrará su atención en calcar y así mejorará su aprendizaje en lo que se refiere al lenguaje oral y escrito. 7.- Para el área de ciencias Naturales realizar varios experimentos usando material concreto, con esto el niño TDAH se sentirá motivado por aprender la materia a través de la manipulación y la práctica. 24
8.- En el área de ciencias sociales recomiendo hacer salidas pedagógicas a museos, teatros, porque un niño con TDAH aprenderá mejor al vivir la historia.
CONCLUSIONES Para todas las actividades descritas anteriormente se debe usar material llamativo incluso con textura para que al ser manipulado capte la atención de los niños diagnosticados con TDAH. RECOMENDACIONES Hacer partícipe a todos los integrantes de la comunidad educativa. Realizar adaptaciones curriculares en todas las áreas de aprendizaje que Dilan necesita y en todas usar material llamativo que capte su atención.
8.- ESTRATEGIAS DE APOYO EN EL ÁREA SOCIAL.
OBJETIVO GENERAL: Mejorar las relaciones sociales de un niño diagnosticado TDAH con el medio que le rodea. OBJETIVOS ESPECIFICOS: 25
1.-Eliminar el rechazo de los compañeros del aula en los niños TDAH. 2.- Mejorar la relación de los niños diagnosticados con TDAH con los adultos que le rodean. ACTIVIDADES 1.- Los padres y familiares deber ser un ejemplo muy importante de comportamiento para el niño. Si se comportan correctamente, controlando su temperamento, escuchando con tranquilidad, pidiendo las cosas “por favor”, si le hablan con amabilidad y cariño le están enseñando un modelo positivo de relación con los demás. 2.- Observar su forma de comportase con otros niños y explicarle con calma lo que hace bien (“refuerzo positivo”) y dónde están sus fallos, para poder mejorarlos. Si ha agredido o pegado a otro niño, primero hay que interesarse por el estado del niño agredido, luego hacer que se disculpe y finalmente explicarle que lo que ha hecho no es correcto. 3.- Centrarse en los aspectos positivos de su conducta siempre que sea posible. Hay que reconocer y reforzar tanto sus logros como sus esfuerzos. Para esto utilizar estímulos positivos con actividades que le gusten al niño como pasear al perro, montar bicicleta. 4.- En casa los padres deben tener mucha paciencia e intentar no discutir con el niño por cualquier cosa. Hay que valorar si vale la pena o no comenzar una nueva discusión; si se trata de un tema menor quizás es mejor olvidarlo. 5.- Hay que enseñarle a hacer y aceptar cumplidos (“muy bien hecho cariño”, “da las gracias”…) y a pedir las cosas de forma adecuada (“¿me lo dejas, por favor?”). 6.- Mantener una buena comunicación con el niño, ganarse su confianza para que nos cuente cómo se siente, qué problemas tiene y cómo podemos ayudarle.
7.- No se le debe reñir, criticar ni ridiculizar ante sus amigos y compañeros cuando haga algo inadecuado; hay que mantener la calma y hablar después a solas. 8.- Organizar paseos, fiestas de cumpleaños en donde se invite a otros niños esto permitirá que el niño se sienta seguro incrementando su autoestima y que comparta momentos agradables para todos, disminuyendo así la etiqueta social que un niño TDAH tiene. 26
1.- Los padres y familiares deber ser un ejemplo muy importante de comportamiento para el niño. Si se comportan correctamente, controlando su temperamento, escuchando con tranquilidad, pidiendo las cosas “por favor”, si le hablan con amabilidad y cariño le están enseñando un modelo positivo de relación con los demás. 2.- Observar su forma de comportase con otros niños y explicarle con calma lo que hace bien (“refuerzo positivo”) y dónde están sus fallos, para poder mejorarlos. Si ha agredido o pegado a otro niño, primero hay que interesarse por el estado del niño agredido, luego hacer que se disculpe y finalmente explicarle que lo que ha hecho no es correcto.
3.- Centrarse en los aspectos positivos de su conducta siempre que sea posible. Hay que reconocer y reforzar tanto sus logros como sus esfuerzos. Para esto utilizar estímulos positivos con actividades que le gusten al niño como pasear al perro, montar bicicleta. 4.- En casa los padres deben tener mucha paciencia e intentar no discutir con el niño por cualquier cosa. Hay que valorar si vale la pena o no comenzar una nueva discusión; si se trata de un tema menor quizás es mejor olvidarlo.
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5.- Hay que enseñarle a hacer y aceptar cumplidos (“muy bien hecho cariño”, “da las gracias”…) y a pedir las cosas de forma adecuada (“¿me lo dejas, por favor?”). 6.- Mantener una buena comunicación con el niño, ganarse su confianza para que nos cuente cómo se siente, qué problemas tiene y cómo podemos ayudarle. 7.- No se le debe reñir, criticar ni ridiculizar ante sus amigos y compañeros cuando haga algo inadecuado; hay que mantener la calma y hablar después a solas. 8.- Organizar paseos, fiestas de cumpleaños en donde se invite a otros niños esto permitirá que el niño se sienta seguro incrementando su autoestima y que comparta momentos agradables para todos, disminuyendo así la etiqueta social que un niño TDAH tiene.
9.- Dar a un niño con TDAH normas de comportamiento claras y precisas dibujarlas y escribirlas en un papelote y colocarlas en un lugar visible para toda la familia para que el niño diagnosticado con TDAH siempre recuerde las normas establecidas. CONCLUSIONES Usar material llamativo diferente que capte la atención del niño. RECOMENDACIONES Hacer partícipe a la comunidad educativa para que siga las reglas de casa en la escuela y crear un hábito de trabajo en los niños diagnosticados TDAH
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9.- ESTRATEGIAS DE APOYO EN CASA Objetivo general: Mejorar la relación familiar de un niño diagnosticado con TDAH Objetivos especificos: 1.-Lograr que se cumplan las normas internas que tiene una familia. 2.- Vivir armónicamente en familia. 1.- Estructuración del ambiente: hábitos, rutinas, organización, planificación, horarios, órdenes, normas. Toda la familia debe realizar sus actividades diarias de acuerdo a un horario con la misma rutina para que esto se convierta en hábito.
2.- Externalización de la información: carteles, fotos, dibujos, relojes, contadores, señales acústicas. Reglas, normas deben estar a la vista en pizarras, papelotes en donde toda la familia las pueda apreciar. 3.- Fomentar Buenos hábitos alimenticios quitar de la dieta del niño diagnosticado TDAH dulces, colorante amarillo que puede influir en el organismo y activar el TDAH. 4.- Internalización de los procesos: guía externa de la conducta, pensar en voz alta, repetirse la orden, modelado cognitivo , autoinstrucciones trabajar con la imaginación ( el pasado y el futuro) Técnicas de internalización de los procesos Guía externa de la conducta Los niños diagnosticados con TDAH necesitan siempre un adulto que les indique cómo deben comportarse y cuando. Lo importante en este caso son: la actitud y las expectativas. Esto ayudará en el auto control de los niños.
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Pensar en voz alta y repetirse en alto lo que tienen que hacer Procura que cuando le des una orden, él repita la instrucción que se le ha dado, para que no se pierda, aumentando así la probabilidad de que cumpla con el cometido que se le ha ordenado al pararse y dedicarle un tiempo a pensar lo que tiene que hacer. Si es necesario usar un audio o video grabado con las instrucciones que se da al niño diagnosticado con TDAH. Modelado cognitivo Consiste en que los padres se conviertan en un modelo para el niño. Demostrarle que cualquier persona tiene o se encuentra con dificultades, que comete errores y busca soluciones para resolverlos. Los padres deben por lo tanto hacerle ver a su hijo que ellos también tienen esos problemas y que lo que hacen para hacer mejor las cosas es seguir las fases de las auto-instrucciones. Para poner esto en práctica, lo más sencillo es aplicarlo a actividades frecuentes del día a día, por ejemplo para que no se les olviden las llaves, para sacar la basura, para recordar que hay que ir a hacer la compra, que hay que recordar preparar la bolsa para ir al gimnasio o cuando el coche tiene poca gasolina y hay que buscar una gasolinera próxima. En todas estas situaciones, se puede practicar esto haciendo el ejercicio en voz alta, para ofrecer un modelado cognitivo. Demostrándole al niño que las personas piensan en voz alta, se hacen estas preguntas y sus contestaciones para conseguir realizar su plan con éxito. Si los padres ofrecen un modelo cognitivo los niños llegan a imitarlo y a integrarlo como una herramienta de solución de problemas. Auto-instrucciones Las auto-instrucciones consisten en ayudar a tu hijo a que cuando se encuentre ante un problema o una dificultad tenga la capacidad de pararse y pensar antes de actuar o tomar decisiones precipitadas: Me paro > Observo > Pienso > Decido > Actúo > Evalúo Además, puedes enseñarle que el proceso para pensar debe comprender las siguientes reflexiones antes, durante y después de la acción:
¿Cuál es mi tarea?
¿Cómo la voy a hacer? ¿Cuál va a ser mi plan?
¿Estoy siguiendo mi plan? 30
¿Cómo lo he hecho?
Trabajar con la imaginación Lo mejor para llevar a cabo este ejercicio es plantearlo como si fuese un juego, y puede consistir tanto en recordar el pasado como en imaginarse el futuro. Traer a la mente del niño esas situaciones que ya ha vivido. Hacerle preguntas para que sea él quien las vaya respondiendo, y sobretodo, llegar a ¿qué podemos hacer hoy para que no pase otra vez? Espera sie mpre a que sea él quien de las soluciones y admite aquellas que veas que vayan a ser eficaces y que sean pertinentes. En el caso de que no se le ocurra a tu hijo ninguna solución o sean “descabelladas”, ve sugiriéndole tú otras opciones. Si se prefiere hacer el ejercicio con el futuro, debes plantear el ejercicio de la misma forma pero hablando de lo que podría suceder si…: “Vamos a imaginarnos qué pasaría si en esta situación tu tuvieras esta dificultad… ¿Cómo lo podrías solucionar? ¿Vamos a ver qué pasaría si tu hicieras eso?”. CONCLUSIONES Informar a toda la familia que rodea al niño, para que realice estas actividades y el niño mejore su convivencia familiar. RECOMENDACIONES Estar informados, tener paciencia y dar amor es especial a los niños diagnosticados TDAH>
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10.- TIPS DE MANEJO DE CRISIS En ocasiones quienes presentan un diagnóstico de TDAH suelen tener conductas altamente disruptivas o que desafían a la autoridad (recordemos las altas tasas de comorbilidad con el Trastorno Negativista Desafiante y el Trastorno Disocial). A continuación enumeramos una serie de consejos para afrontar estas situaciones. Partimos de la asunción del profesorado y de padres como la figura de autoridad y, a su vez, como adultos conscientes que conocen del tema y manejan un buen nivel de autocontrol. Por ello, las relaciones serán asimétricas; esperamos cierta capacidad para controlar la conducta del niño/a y una buena gestión del proceder propio.
Trate de que estas conductas no tengan lugar: hemos de reconocer los momentos en los que el niño está a punto de saltar. Seamos más cuidadosos. También deberemos ser justos, coherentes y sistemáticos en nuestra gestión. Los y las adolescentes son muy sensibles a la injusticia. Si finalmente se produce una falta grave, hemos fracasado. Con ello no gana nadie, ni el grupo ni quien la comete. Por supuesto, tampoco el docente o padre que se encuentra ante una situación difícil y desagradable. Si finalmente nos encontramos ante una conducta de falta de respeto y que reta a la autoridad:
No entre en su juego ni en argumentaciones: usted es la figura de autoridad, eso no es discutible, no debe tratar de quedar por encima, ni humillar, ni enzarzarse en discusiones. Si es posible, retire la atención: retiremos el estímulo que supone nuestra atención y la del grupo. Hemos de marcar que la conducta es indeseable, pero lo podemos hacer privadamente o al finalizar la clase para romper el esquema que mantiene la conducta. Otra opción es el tiempo fuera (Time out). No emplee comunicación agresiva: maneje su tono de voz, su posición, sus movimientos, etc. Especialmente en estos momentos de crisis. Trate de hablar suave, no demasiado cerca y nunca reteniendo o agarrando. Si usted no sube el tono, es más difícil que la otra persona lo haga. Puede ser contundente sin sonar agresivo/a. No ofrezca confrontación o presione: estamos en el momento de desactivar, no de echar más leña al fuego. Controlemos nuestra conducta, por difícil que esto parezca, para evitar la escalada de confrontación. Entienda la importancia de la activación momentánea: tanto para usted como para el niño. Enfriarnos es fundamental para actuar con mesura. Si conseguimos controlar la conducta de quien desafía, hemos de guardar un tiempo de prudencia. Aún mantiene un arousal (nivel de alerta) alto, puede volver a saltar en cualquier momento. A su vez, tras un altercado, nosotros estamos también 32
altamente activados y mostramos mayor probabilidad de emitir respuestas negativas. Tengamos esto en mente y cuidemos nuestra conducta con terceras personas. No castigue en el momento: como decimos, es momento de conciliar. El castigo vendrá después. Seleccione un castigo que sea parte de la solución y no agrave más el problema: no trate de humillar. Por definición un castigo es aquello que disminuye la probabilidad de repetir la conducta penada. Así pues, diseñe un castigo que no incluya refuerzos ocultos (recuerde la atención social), que no genere odio o aversión hacia nadie (podría facilitar que la conducta reapareciera) y que incluya resarcimiento a las víctimas si las hubiere, entendiendo que en ocasiones, la persona castigada es, a su vez, víctima. Deje siempre una puerta abierta: no acorrale al emisor de la conducta. Dejemos siempre una oportunidad para solucionar las cosas, para resarcir el daño, para pedir perdón, en definitiva, para mejorar y no empeorar la situación.
Sabemos que estas situaciones son muy complicadas de gestionar. La única solución es la práctica diaria sumada a la reflexión profunda sobre nuestra acción. Cuando nos enfrentemos a una de estas situaciones, tratemos de hacerlo lo mejor posible y aprendamos de ellas, repitamos lo que funcionó y analicemos lo que no lo hizo.
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11.- BIBLIOGRAFÍA.
Asociación Española de Psiquiatría de Niño y del Adolescente (AEPNYA), Soutullo, C., Mardomingo, M.J., Manual de Psiquiatría del Niño y del Adolescente. (2010) Ed. Panamericana.
Martínez, M.A. y col. Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria. Altaria.
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