Este país centroamericano tiene playas paradisíacas, ruinas mayas conservadas, el segundo mayor arrecife de coral del mundo, una cultura vibrante y ¡el mar es caribeño
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Blue Hole, una de las atracciones más famosas de Belice, es un anillo de coral que rodea una cueva de 125 metros de profundidad, muy popular entre los buceadores internacionales
Este pequeño país de la costa este de Centroamérica está lleno de sorpresas: naturaleza exuberante, selvas tropicales, el segundo mayor arrecife de coral del mundo, mezcla de culturas, ruinas mayas y playas enmarcadas por el mar Caribe.
Si busca una ruta poco convencional, puede apostar sin miedo a equivocarse: Belice. Aún poco conocido por los brasileños, este país de la costa este de Centroamérica cuenta con increíbles playas (290 kilómetros de litoral) de arenas blancas, selvas tropicales, impresionantes yacimientos arqueológicos y el azul cristalino del mar Caribe. Parece una combinación perfecta. ¿Verdad? Pues sí. Belice, con algo más de 400.000 habitantes y el tamaño de Sergipe -el estado brasileño más pequeño, es el único país anglófono (fue colonizado por los británicos) entre varias naciones hispanas del continente, aunque también se habla español. Ofrece una cultura mestiza con sonidos y colores vibrantes, una cocina exótica y buenas infraestructuras hoteleras, incluidos hoteles en la selva. Además, se considera un destino seguro para los viajeros: el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) le ha concedido la etiqueta Safe Travels.
Quienes piensen que la cultura Maya es un privilegio de México se sorprenderán en Belice: el país posee una vasta herencia de esta antigua civilización que, según los registros históricos, se asentó allí en el año 1500 a.C.. Sin embargo, fue entre el 250 y el 900 d.C. cuando la población maya habrían superado el millón de personas. Hoy en día, muchos de estos yacimientos, bajo la supervisión del Instituto de Arqueología, están abiertos
al público. Y no se sorprenda si tiene como guía a un maya actual. Las familias descendientes de los mayas siempre están encantadas de contar las historias de sus antepasados, transmitidas de generación en generación. Muchos pueblos celebran festivales en los que los visitantes pueden incluso probar la cocina maya.
Caracol, en la reserva forestal de Chiquibul, es el mayor yacimiento arqueológico Maya del país y albergó a unas 15.000 personas, aunque se calcula que en sus alrededores pudieron vivir hasta 115.000. Allí se encuentra Caana,
una pirámide de 43 metros, la estructura el templo artificial más alto de Belice. En su interior hay ruinas de tres templos y cuatro palacios, así como embalses y un lugar de observación astronómica. A pesar de su grandeza, conviene recordar que la mayor parte del yacimiento aún no se ha excavado y queda mucho por descubrir. Las ruinas se encuentran a unos 80 kilómetros de Ciudad de Belice y las agencias turísticas locales ofrecen la visita. No deje de incluirla en su itinerario.
El segundo yacimiento más famoso es Altum Ha. Aunque no es tan grande, alberga algunas de las ruinas mejor restauradas de Belice y es uno de los más buscados por los turistas. Fue descubierto por los arqueólogos en 1963 y durante las primeras excavaciones, entre 1965 y 1970, hallaron uno de los artefactos más llamativos del patrimonio maya: la Cabeza de Jade, una escultura de un dios solar
que puede haber sido el mayor objeto tallado en jade por la civilización. El yacimiento también alberga una laguna artificial que aún puede verse hoy en día.
La naturaleza se muestra en todo su esplendor en Belice, donde hay innumerables cuevas para explorar el mar, incluso en kayak, y la rica fauna marina. Destaca el Blue Hole, un fantástico anillo de coral que rodea una cueva de 125 metros de profundidad en las aguas del atolón Lighthouse Reef. Es el paraíso favorito de buceadores de todo el mundo. Para los que no bucean, la impresionante vista desde arriba
merece la pena. Hay vuelos panorámicos ciertos días de la semana para una experiencia totalmente *Instagrammable* .
La Barrera de Coral del país, clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es el mayor arrecife vivo del Hemisferio Norte y el segundo del mundo (solo superado por Australia). Y para los amantes de la vida salvaje, el país cuenta con más de 500 especies de aves, tanto residentes como migratorias.
Los itinerarios comienzan necesariamente en Ciudad de Belice, la mayor urbe del país, con unos 61.000 habitantes y sede del aeropuerto internacional. Muchos la confunden con la capital; antes lo era. Tras ser azotada por un huracán en la década de 1960, se decidió trasladar el centro administrativo a Belmopán, una ciudad planificada en tierra firme. Ciudad de Belice es el punto de partida de la mayoría de las excursiones.
Belice se encuentra en la costa este de Centroamérica y limita con México y Guatemala.
Desde Brasil, Copa Airlines ofrece dos vuelos semanales, los martes y los viernes, con conexión en Panamá, donde se encuentra el hub de la compañía. Quienes prefieran combinar su viaje con Estados Unidos pueden contar con vuelos diarios vía Miami y Dallas con American Airlines; vía Houston con United Airlines (algunos días de la semana opera vuelos desde Newark) y Atlanta con Delta Airlines.
Los brasileños no necesitan visado para entrar en el país si viajan por turismo durante 30 días. Deben presentar un pasaporte válido y un certificado de vacunación contra la fiebre amarilla. Otros documentos que puede exigir inmigración son la prueba de la reserva de alojamiento, así como los billetes de avión o de avión para salir del país. Al salir del país, habrá que pagar una tasa de 40 dólares (por aire) o 20 dólares (por tierra y mar).
MONEDA
La moneda oficial es el dólar beliceño, representado por el símbolo BZD. Está vinculado al dólar estadounidense. Es decir, no hay variación de cambio entre ambos. Es aconsejable llevar dólares en efectivo, ya que se aceptan en los comercios de la mayoría de las ciudades turísticas y no hay que depender de los cajeros automáticos.
EL CLIMA
Hace calor todo el año y lo que diferencia las estaciones del país son las precipitaciones. Por eso, la mejor época para visitar Belice es de diciembre a mayo (los meses más secos). Entre junio y octubre, además de mucha lluvia, existe la posibilidad de huracanes.
San Pedro, en la isla de Ambergris Caye, es un éxito de visitantes en busca de sus playas bordeadas de palmeras y bañadas por el turquesa mar Caribe. A diferencia de otras ciudades, San Pedro cuenta con coches y carreteras, lo que facilita los desplazamientos.
Forma parte de la Reserva de la Barrera de Coral de Belice, protegida desde 1996, y alberga muchas especies de animales y aves. Para llegar, hay que hacer una excursión en barco de un día de duración.
Los amantes de la adrenalina y la aventura lo pasarán en grande en San Ignacio, la capital del distrito de Cayo, una ciudad histórica muy próxima a la selva tropical. Está unida a su ciudad gemela, Santa Elena, por un puente colgante, el único del país.
Tómese su tiempo para explorar gran parte de la naturaleza, como las cataratas Big Rock, en la Reserva Forestal de Mountain Pine Ridge. El acceso a la reserva debe hacerse en compañía de un guía lo-
Placencia, pequeña localidad del distrito de Stann Creek, tiene playas con una larga extensión de arena, algo poco común en el país, y muchas palmeras
cal contratado en la ciudad. Pine Ridge alberga también Barton Greek, una cueva que se puede visitar en canoa. Si tiene suerte, podrá ver en su interior esqueletos calcificados de los antiguos Mayas.
El país es pequeño pero está bien mezclado con varios grupos étnicos, como descendientes de los mayas, los garífunas (caribes, arawaks y africanos occidentales), mestizos y criollos. Esta diversidad se refleja en las tradiciones, la música, los bailes y la cocina típica. Hablando de comida, allí abunda el marisco fresco,
como cangrejos, gambas y pescados exóticos. Uno de los platos famosos de la cocina garafunda es el hudut, un guiso de pescado con albóndigas de plátano verde.
Además de la gastronomía, esta cultura está muy presente en el vibrante ritmo de los tambores de la música popular local, llamada punta, que llena varios festivales a lo largo del año. En 2001, la UNESCO clasificó la lengua, la música y la danza garífunas como una de las obras maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Sí, Belice es un destino muy especial.
La Oficina de Turismo de Belice ya tiene un representante en Latinoamérica, TM Americas, para dar a conocer el país. La expectativa es aumentar el flujo de visitantes latinoamericanos, especialmente brasileños, así como ofrecer asistencia a agentes de viajes, operadores y viajeros en general. Queremos compartir las maravillas de nuestro país y ofrecer experiencias auténticas que queden grabadas en la memoria de todos”, afirma el Ministro de Turismo de Belice, Anthony Mahler.
