Cuaderno 3: Mali

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CUADERNO 3

Mali 2010





Al ser agua, la palabra avanza segĂşn la lĂ­nea sinuosa de la trama.73. Mientras los hilos se cruzaban y descruzaban,



las dos puntas de las lengua bĂ­fida del dios del agua empujaban alternativamente el hilo de la trama y la banda de tejido se formaba fuera de la boca, en



el soplo de la segunda palabra revelada. En efecto, el genio hablaba. Como hab铆a hecho el Nommo en el momento de la primera revelaci贸n, otorgaba su ver-



bo por medio de una tĂŠcnica a fin de que estuviera al alcance de los hombres. Mostraba asĂ­ la identidad de los gestos materiales y las fuerzas espiritua-



les o, para ser mĂĄs exactos, la necesidad de su cooperaciĂłn. El genio declamaba y sus palabras rellenaban los intersticios de la tela. Se tejĂ­an entre los



hilos y formaban un todo con la banda. Eran la misma tela y la tela era el verbo. Esta es la razón de que la tela se llame soy, que significa “es la pala-



bra”.31. Así, los entrecruzamientos de la urdimbre y la trama encerraban las mismas palabras, nueva enseñanza que se convertía en la herencia de los hom-



bres, y que los tejedores transmitían de generación en generación con el chasquido de la lanzadera y el ruido áspero de la polea del telar, llamado “chi-



rrido de la palabra�.32. Los hilos de algodón de los tejedores, los numerosos hombres y mujeres de este mundo, todo ello es uno.73. Al igual que la forja,



el tejido es tarea diurna, ya que la urdimbre y la trama simbolizan un ser de luz y palabras; el huso de la hilandera gira en torno a un sol de piel y su



calabaza de cenizas blancas es un sol fecundado. Conviene pues que el astro brille sobre el telar. Tejer durante la noche serĂ­a hacer una banda de silen-



cio y sombra. Quien tejiera después de la puesta de sol, después de que Dios ha cerrado la puerta del mundo, se quedaría ciego.74. El hilo que baja de la



mano de la mujer y que se enrolla alrededor del huso es el hilo de ara帽a a lo largo del cual descendi贸 el sistema del mundo.72. Cultivar es tejer, de modo



que el campo es como una manta de ocho bandas; los cuadros negros y blancos estĂĄn representados por la alternancia de los montĂ­culos hechos con cada pie y



los huecos correspondientes. Un montĂ­culo y su sombra forman un cuadro negro. -Si un hombre rotura nuevos cuadros, si construye habitaciones, su trabajo es



como tejer.76. AsĂ­ como el vaivĂŠn de la lanzadera sobre la urdimbre fija la palabra en el tejido (tejer es palabra), el cultivo, por el vaivĂŠn del campesino



sobre las parcelas, introduce el verbo de los antepasados, es decir la humedad, en la tierra trabajada; hace retroceder la impureza de la tierra y expande



la civilizaci贸n alrededor de los lugares habitados. Pero si cultivar es tejer, es preciso decir que tejer es cultivar. La parte sin trama de la urdimbre es



la maleza. La banda terminada es el sĂ­mbolo del campo cultivado. Los cuatro postes del telar son los ĂĄrboles y arbustos que son abatidos con la lanzadera,



sĂ­mbolo del hacha. Tirar del peine hacia uno mismo es juntar la madera para hacer haces de leĂąa. Y pasar el hilo de la trama es hacer avanzar la vida, el



agua y la pureza en las regiones des茅rticas.77. Record贸 que la primera palabra fue pronunciada ante el sexo de una mujer. Efectivamente, el primer taparra-



bos, soporte de la palabra, fue trenzado, fue �hablado� por el dios del agua delante de su madre.133

Extractos de Dios de Agua, Marcel Griaule. Editorial Altafulla, Barcelona 2000


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