Cuestiones populares de la vieja Extremadura

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CUESTIONES POPULARES DE LA VIEJA EXTREMADURA / Gutierrez Macias, Valeriano Constantemente, en la vida cotidiana, en conversaciones que surgen en la vieja y recia Extremadura, en festividades y otras reuniones sociales, suele escucharse un extenso catálogo de dichos y estrofas populares, que cabe recoger y resaltar por los valores que encierran y, sobre todo, porque, aunque de un modo fragmentario o parcial, dicho trabajo puede constituir un esbozo, una radiografía localizada de una forma de pensar, de un modo de expresarse del pueblo llano en una época determinada, que configura la identidad cultural de un grupo humano. Seguidamente, transcribimos algunas estrofas que hemos oído, hace ya tiempo, y otras más recientes, en la vieja región extremeña y que damos a conocer a los dilectos lectores. Pregones populares: "El que se haya encontrao / un saco con las cosas de injertar, / que se las lleve al Tío Jurrado, / que le darán por saco / lo que sea regular". "Caballo negro / y sin señal, / muchos lo buscan / y pocos le han". Se refiere a que no es frecuente toparse con la suerte, simbolizada aquí en este animal, por mucho que uno se empeñe en perseguirla. De una vieja copla popular es lo siguiente: (de la localidad de Serradilla, cuna de preclaros varones) "Serradilla, Serradilla, / llevas en el corazón, / con el Santísimo Cristo, / la Virgen de la Asunción. / ¡Dale la oliva, la naranja y el limón!". De los mozos de la vida rural: "Y si los hay, no se ofrecen; / en este pueblo no hay mozos / y si los hay no se atreven, / que vienen los forasteros / y se llevan las mujeres". Obsérvese que, hasta no hace mucho tiempo -como puede colegirse de la copla-, las mozas casaderas de los pueblos eran consideradas como "propiedad" de los varones célibes del vecindario. En la antigüedad se suscitaban serios conflictos, incluso sangrientos, por el mero hecho de mantener relaciones amorosas entre una residente y un forastero. Después, como símbolo de la "propiedad", se exigía una especie de "canon" a todo forastero que se "ennoviaba" con una moza del lugar, consistente en el pago del "piso"; lo que equivalía a invitar a todos los mozos del pueblo a unas arrobas de vino, cuya cuantía era función de la capacidad económica del novio y de las presuntas gracias de la moza. A la bella localidad de Madrigal de la Vera, de la riquísima comarca natural de La Vera, pertenece esta canción: "A la mujer la comparo / lo mismo que a las gallinas, / que faltándoles el gallo / a cualquier pollo se arriman".


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