1 minute read

Lecciones de movilidad en los colegios Diego Velázquez y Santiago Ramón y Cajal

La adrenalina de ponerse al volante por primera vez. Esperar nuestro turno con la ilusión de quien espera a los Reyes Magos de Oriente y observar con la máxima expectación las destrezas y los percances de nuestros compañeros. La emoción que se respiraba en las pistas deportivas que compartían los colegios de infantil y primaria Diego Velázquez y Santiago Ramón y Cajal cuando se organizaban las clases prácticas de educación vial a mediados de los años 70 resulta indescriptible.

Desde que somos niños, unos más que otros, soñamos con llegar a la mayoría de edad para aprender a conducir. En estos tiempos en los que nos prestábamos voluntarios para lavarle el coche a nuestro padre solo por el mero hecho de poder poner la radio a todo volumen y subirnos en el asiento del piloto con la excusa de quitar el polvo al salpicadero, los centros públicos de El Ejido ya expresaban su compromiso con la educación vial mediante charlas y los circuitos prácticos de automoción, que reproducimos en estas imágenes que hemos coloreado a través de una aplicación de inteligencia artificial para su publicación.

Advertisement

Aunque las clases teóricas no era lo que más nos llamaba la atención ni de lejos como niños, lo cierto es que gracias a ellas aprendimos que lo importante no radicaba en aprender el manejo de un coche o un ciclomotor, sino en respetar las normas incluso como peatones o conductores de bicicletas y hacer de las carreteras un lugar seguro por donde transitar en el futuro.

Para poner en práctica los conocimientos adquiridos, principalmente en lo que a señales de tráfico se refería, los alumnos participábamos en masa en estos circuitos de automoción improvisados a bordo de karts, y a tomar conciencia de la responsabilidad que conllevaba mantener una velocidad moderada, tener en cuenta al resto de conductores con los que compartíamos el circuito y frenar a tiempo. Lecciones imprescindibles para nuestro día a día. Aunque las imágenes datan de mediados de los ‘70, cabe destacar que a día de hoy se siguen promoviendo este tipo de actividades, en las que los primeros involucrados son los profesores, como vemos en estas fotografías, ya que si hay algo que funciona en seguridad vial es la prevención. De ahí el interés por educar a niños y mayores en la prudencia, con el objetivo de evitar accidentes de tráfico y sus posibles secuelas. Algo de lo que ya dieron buen ejemplo en estos años los C.E.I.P. Diego Velázquez y Santiago Ramón y Cajal: dos grandes referentes en seguridad vial.

This article is from: