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BASADO EN LA OBRA DE D.L.MOODY

ESTUDIO “LA ORACIÓN QUE PREVALECE” CAPÍTULO 6: UNIDAD Lo siguiente que necesitamos, si queremos que nuestras oraciones sean contestadas, es: unidad. Si no nos amamos unos a otros, sin duda no tendremos mucho poder con Dios en oración. Una de las cosas más tristes en los días presentes es la división deja Iglesia de Dios. Notamos que cuando el poder de Dios vino sobre la iglesia primitiva fue cuando estaban de común acuerdo. Creo que la bendición de Pentecostés no habría sido concedida de no haber sido por el espíritu de unidad. «Separa los átomos que constituyen el martillo, y cada uno puede caer sobre la piedra como un copo de nieve; pero cuando están unidos, y manejados por la forzuda mano del obrero en cantera, sus golpes séparan las piedras. Dividid las aguas del Niágara en gotas separadas e individuales y parecerá lluvia, pero unidas en masa tienen una fuerza imponente, podrían apagar un volcán». UNO PARA TODOS Y TODOS PARA UNO Hay diversidades de dones, según se nos enseña claramente, mas el Espíritu es solamente uno. Si todos hemos sido redimidos por la misma sangre, tendríamos que ver las cosas espirituales al unísono. Pablo escribe: «Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo» (1 Corintios 12:4, 5). Nuestra debilidad han sido nuestras divisiones; y lo que necesitamos es que no haya cismas o divisiones entre los que aman al Señor Jesucristo. En la Primera Epístola a los Corintios leemos los primeros síntomas del sectarismo que penetran en la iglesia primitiva: 1 Corintios 1:10-13 «Os exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?» Nótese cómo el uno dice: «Yo soy de Pablo»; y otro: «Yo soy de Apolos»; y otro: «Yo soy de Cefas.» Apolos era un joven orador, y el pueblo había sido arrebatado por su elocuencia. Algunos decían que Cefas, o sea Pedro, era miembro de la línea apostólica regular, porque había estado con Cristo, pero Pablo no. De modo que se dividieron y Pablo escribió esta carta a fin de resolver la cuestión.

Adaptado por @JonathanHedz

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¡Qué penosa calamidad es que estén de acuerdo en una fe común pero se conduzcan como enemigos comunes! ¡Que los cristianos vivan como si la fe hubiera extirpado el amor! Esta fe común debería ceder y templar nuestros espíritus en todas nuestras diferencias. Debería moderar nuestra mente, aunque haya diferencias en nuestras relaciones terrenas. ¡Qué motivo tan poderoso fue para José, en la concesión de su perdón, el que los ofensores fueran sus hermanos y el que fueran todos ellos siervos del Dios de sus padres! ¡Si nuestro propio aliento carece de fuerza para apagar la vela de las rencillas, que la extinga por lo menos la sangre de Cristo!». Es una de las cosas más humillantes de nuestros días el ver a la familia de Dios tan dividida. Si amamos al Señor Jesucristo, debería pesar en nuestros corazones el deseo de que Dios nos volviera a unir, de modo que pudiéramos amarnos unos a otros y elevarnos por encima de los sentimientos partidistas. Estuve predicando en un pueblo hace tiempo, cuando una noche, al salir de una reunión, vi que de otro edificio salía gente. Pregunté a un amigo: -«Hay dos iglesias aquí?» -«Oh, sí!» -«Cómose llevan con ellos?» -«Oh, muy bien!», -me contestó. -«Estoy contento de saberlo», le dije. Entonces le pregunté: -«¿Ha venido el otro pastor a alguna de nuestras reuniones?» -«Oh, no, esto no! No tenemos nada que ver con ellos Hemos decidido que esto es lo mejor.» Yo pensé: «¡Menos mal que se llevan muy bien!». ¡Oh, si Dios nos uniera a todos de corazón y de parecer! Que nuestros corazones fueran como gotas de agua unidas. La unidad entre el pueblo de Dios es una especie de anticipo del cielo. Allí no habrá bautistas, metodistas, pentecosteses o episcopales; todos seremos uno en Cristo. Los nombres de las denominaciones los dejaremos todos en la tierra. ¡Oh, si el Espíritu de Dios derribara estas miserables paredes que nosotros hemos edificado...! Filipenses 2:1-2, "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa". Juan 17:11, "Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros".

Adaptado por @JonathanHedz

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