Mitakarai Entrevistas en profundidad a los Ancianos Sabios Avá Guaraní Ñanderú Avá Mba’e Katú y Ñanderú Avá Yvavijú
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Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo de:
Presidente BRUNO BARRIOS
Director Ejecutivo VICTOR ACHUCARRO
Consejo Directivo
JUDITH MARÍA VERA MARIO COSCIA KATTY ORTEGA VICTOR DUARTE
© Grupo Sunu © Asociación Ava Ysapy © Visión Documenta FICHA TÉCNICA Investigación: José Antonio Elizeche Traducción: Alba Duarte, Norma Ávila, Daniel Gómez Edición y diagramación final: Giovanna Guggiari Diseño: Constanza Arancedo Fotografías: Carla Capitani Artesanía: Salustiano Portillo Primera Edición – Tirada de 1.000 ejemplares ISBN: 978-99953-35-07-6 Hecho el depósito que marca la ley No 1328/98 Asunción, Paraguay. Abril de 2008
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“Lo verdadero divino no se manifiesta separado de lo humano. La suprema revelación de Dios se encuentra en los profetas y los santos. Venerarlos es, en verdad, venerar a Dios. Los designios de Dios manifestados a través de ellos deben ser aceptados con humildad. Así el hombre descubre una luz interior y puede en fin comprender al mundo. Eso trae grande buena suerte y éxito.” I CHING – LIBRO DE LA VIDA UNIVERSAL – CHINA, 3000 AC
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A la memoria del ABUELO ADRIANO Nuestro Gran Maestro A todos nuestros abuelos
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Introducción Cuando un gran conocimiento llega, no porque lo hayas buscado, es que haz hecho lugar en tu mente para poder recibirlo. Al abrir la posibilidad de recibir en sueños conocimiento de la misión del alma, la misión se presenta en los acontecimientos de la vida con una catarata de emociones elevadas, como cuando en los sueños caminas en el aire. Así hemos llegado hasta los Ancianos-Sabios Avá Guaraní. “Nos están dejando”, era la voz que movilizaba el desafío que se iniciaba a comienzos del 2005 y que se traduce hoy en este documento. Intentamos reflejar en la pantalla de los sueños de occidente, la experiencia guaraní del Mitakaraí. En este trabajo se presentan las interpretaciones de uno de los últimos Ancianos-Sabios Avá Guaraní, Ñanderú Avá Tamoi Mba’e Katú, Adriano Portillo, quien desencarnó en enero del año de 2007, dejando el linaje de su tradición y la tarea iniciada en manos de Ñanderú Avá Yvavijú, Francisco Vera González. Las palabras de ambos sabios guaraníes, que interpretan los símbolos verbales y no verbales de la tradición profética Avá Guaraní, están contenidas en “Mitakarai, experiencia guaraní”, como un objeto tangible de colección, de vibraciones intangibles. “Engai” es el título del Video Documental, que acompaña a este libro y que incluye algunos fragmentos de las entrevistas a ambos maestros espirituales guaraníes, que se traducen aquí, inextensas. La metodología empleada para abordar estas entrevistas parte de la perspectiva de la unicidad, de que todos los seres somos uno y estamos aquí, en la Tierra, para reconocernos. Este reconocimiento, implica también la participación del sujeto observante de la identidad del ser de la realidad observada. No hay distancias que hagan posible distinguir el modo de la unicidad. En julio del 2005, la ceremonia del Mitakaraí, fue grabada por tres cámaras de video semiprofesionales, que captaron las múltiples 8
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dimensiones del lenguaje del ritual y su desarrollo durante sus últimos tres días. Distinguí básicamente el lenguaje verbal y el no verbal, que a su vez lo clasifiqué en: proxémica o lenguaje de las distancias, kinésica o lenguaje del movimiento, espacial o lenguaje del ambiente, de vestuario, de objetos y lenguaje rítmico. Todos estos hacen de soporte a la transmisión de la cosmogonía Avá Guaraní. En base a la observación de las escenas grabadas generé un cuestionario de preguntas para hilvanar una conversación con los Abuelos-Sabios sobre el tema de común interés: la cultura. En el texto de este libro pueden leerse palabras en idioma guaraní, resaltadas en negrita. Se ha decidido transgredir la gramática guaraní y marcar la acentuación con tilde para que las palabras sagradas puedan pronunciarse y reconocerse en su sonido original. El sonido de la letra j se pronuncia como la “y” (en “yo”) en el español, la h no es muda, suena como la “j” del español. El sonido de la letra y no tiene referente, es una vocal cuyo sonido se produce en la parte blanda del paladar superior, la tilde ^ agrega nasalización a cualquiera de las seis vocales del idioma guaraní. Como hermano Avá Guaraní y como yogi, me adentro en las profundidades de mí mismo para conectarme a la tradición del Creador y ofrezco esta herramienta a todo aquel inmortal en proceso de despertar, interesado en una perspectiva guaraní que provea una explicación al por qué está aquí en la Tierra. Un agradecimiento muy especial quiero dar a Alba Duarte, quien muy tenazmente conduce tareas por la revitalización de la cultura de los pueblos indígenas en el Paraguay y quien se dedicó a una parte fundamental de este trabajo, la traducción. También a Salustiano Portillo, Guillermo Portillo y a toda la familia Portillo de Fortuna y Río Verde Ysakâ y a Maria Luisa Duarte y a toda la familia Duarte, hijas de Cuchingui. Gracias también a Estefanía Payret por acompañar en los primeros y fundamentales pasos, también a Maria Lida Fernández y Gurubachan Singh Khalsa, por ser canales de un apoyo material requerido en los comienzos de la tarea. Agradezco especialmente también a Norma Ávila, Javier Tudela y Dani Gómez quienes participaron en el trabajo de traducción y a Giovanna Guggiari por el impulso final en el trabajo de edición de esta publicación. Experiencia Guarani
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Agradezco también la colaboración y el acompañamiento de Luz Marina Servín, Jorge Servín, Ani Ramos, Roberto Aquino, Jorge Ruiz Díaz, además a Alejo Jiménez, Malu Vázquez y Valentina Bonifacio por las cámaras y a Leo Rubín también por su cámara y por el apoyo a la producción. Bendiciones a mis hermanos Avá Guaraní: Carla Capitani Kuñá Tupâverá, Ananda Rubín Kuñá Takuajeguá, Mariana Franco Kuñá Takuarijú, Luz Marina Servín Kuñá Tupâjeguá, Constanza Arancedo Kuñá Mbyju’i, Estefanía Payret Kuñá Takuaruvichá, Adrián Tierra Galáctica Roja Ava Mainó, Rodrigo Villagra Ava Tupâruvichá, Adriana Martínez Kuñá Takuapoty, Norma Ávila Kuñá Potyjerá, Javier Tudela Avá Hu`ypoty y María Tudela Ávila Kuñá Poñy. Todos ellos participantes de los lazos de amor de la tradición, cada uno con sus nombres interiores vibrando en sus conciencias. ¡Que las bendiciones de los ancestros y de la gente de las estrellas lleguen hasta todos ellos ahora! Yo Soy Avá Tupâ Rekó. Enlazador de Mundos Cósmico Blanco. José Antonio Elizeche. Sat Siri Singh.
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Glosario de términos
que se preservan en lengua guaraní Mitakaraí: Ceremonia ancestral Avá Guaraní de profetización del nombre interior, palabra-alma. De las partículas mitâ (niño) - karaí (profeta). Ykaraí: Agua profética, proveniente de un ojo de agua o surgente natural, utilizado como soporte de las vibraciones sutiles que serán traducidas por el Anciano-Sabio en nombres interiores. De las partículas karaí (profeta) - y (agua). Engaí: Expresión verbal utilizada por los maestros de ceremonia del ritual de profetización para esparcir los flujos de compasión. Ñanderú: Nuestro Padre, Creador Cósmico o Dios, nombre dado también a los Ancianos-Sabios de reconocida sensibilidad e impecabilidad. De las partículas ñandé (nuestro) - ru (padre). Tamói: Anciano-Sabio, líder espiritual, canalizador de la sensibilidad espiritual elevada. Yvyra´ijá: Canalizador de la fuerza espiritual. De las partículas yvyrá (árbol) - ijá (el que se acercó). Oporaíva: Persona que canaliza el canto-oración. Mboraí o Poraí: Canto-oración recibido en sueños para ser resonado en las ceremonias espirituales de autoconfirmación colectiva de los flujos espirituales provenientes del ser interior. Mbaraká: Instrumento de percusión, tipo sonaja, que utilizan los varones y los Oporaíva en las ceremonias espirituales Avá Guaraní (maraca). Experiencia Guarani
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Takuá: instrumento de percusión que ejecutan las mujeres en las danzas ceremoniales, están hechas de bambú y suenan golpeándolas contra la tierra. Jasaá: Banda cruzada, elaborada de hilos, cabellos o collares de cuentas, adornada con flores del plumas o borlas pintadas con el tinte del urukú. Urukú: Tinte natural rojo extraído de la semilla de un árbol del mismo nombre, esencia que encarna la belleza y el verdadero amor. Mbo´y: Collar de cuentas de semillas adornado con flores de plumas. De las partículas mbo (volverse) - y (de lo interior). Akangua´á: Corona de sabiduría elaborada de hilos de algodón con incrustaciones de flores de plumas. De las partículas akâ (cabeza) - kuaa (saber). Tataendy: Vela elaborada de cera de abejas e hilos de fibra de karaguata. De las partículas tatá (fuego) - hendy (encendido). Tataendy’y: Altar, sitio elevado ante el cual se saluda al iniciar y concluir una ceremonia espiritual de autoconfirmación colectiva de los flujos espirituales provenientes del ser interior. De las partículas tatá (fuego) - hendy (encendido) - y (de lo interior). Jerokyhá: Lugar de las ceremonias espirituales de autoconfirmación colectiva de los flujos espirituales provenientes del ser interior. Jeroky: Danza de autoconfirmación colectiva de los flujos espirituales provenientes del ser interior. Jerojy: Saludo, reverencia. Inclinación ante el altar de modo a cerrar un ciclo de danza ceremonial y al ingresar o abandonar el jerokyha. Kangüi: Bebida ceremonial, chicha preparada en base al fermento del maíz. Componente del altar. 12
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Kotyú: Danza y canto de alegría, realizados luego de finalizar un jeroky. Syangá: Madre alma o madrina. Ruangá: Padre alma o padrino. Angá: Alma. Ka´aruá: Oeste. Ñanderovái: Este. Verapakúi: Sur. Veraró: Norte. Katúre/Ñandeâ: Cielo. Verávy: Brillo interior.
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ADRIANO PORTILLO ÑANDERÚ AVÁ TAMÓI MBA’EKATÚ “NUESTRO PADRE HOMBRE ANCIANO CELESTIAL” (Adriano) Tamoi o Anciano-Sabio, hijo de madre y padre Oporaíva. Siendo muy joven trabajó en los yerbales. Dedicado al cultivo de su raíz originaria se erigió como líder político y espiritual de su pueblo. Fue Vicepresidente de la Asociación de Parcialidades Indígenas (API) entre 1972 y 1975. Fue fundador en 1977 y luego presidente de la Asociación de Comunidades del Pueblo Avá Guaraní “Noovusu” hasta el año 2005. Nació el 7 de septiembre de 1933 y desencarnó el 22 de enero del 2007.
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MARGARITA PIRIS ÑANDEJÁRI KUÑÁ REMBIPÉ “NUESTRA ABUELA MUJER LUMINOSA” (Margarita) Takuajary o Guardiana del Takuá, esposa y compañera ceremonial de Don Adriano Portillo, vive rodeada de sus hijos y nietos, en la comunidad Avá Guaraní de Fortuna, en Canindejú, Paraguay.
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Entrevista realizada por Alba Duarte y José Elizeche. Río Verde Ysakâ, Canindeyú, Paraguay. Enero de 2006.
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Encender la luz Alba: ¿Qué quiere decir Mitakaraí, Abuelo? Adriano: Mitakaraí quiere decir que se reconoce al niño, que Dios reconoce al niño al que se profetiza. Porque el niño viene sin luz, sin la llama encendida, entonces nosotros le encendemos su luz, de modo que él se pueda reconocer espiritualmente. El niño únicamente si es profetizado, será sano. Para que el niño sea sano, le profetizamos. Además, para que el niño conozca a su madrina y a su padrino, debe tener todos esos… todas esas relaciones debe tener. Alba: Puedes decirlo en nuestro verdadero idioma, porque es eso lo que se necesita. Podrías decir simplemente qué quiere decir “su padrino, su madrina” en la cultura Avá, en el verdadero idioma Avá. Adriano: El niño debe tener… Nosotros decimos su syangá (madre- alma). Y al padrino le llamamos… El niño debe llamarle: mi rovangá (padre-alma). Y luego, si hay niños en la familia de su syangá, si es mujer es su reindyangá (hermanaalma), si es hombre es su tyvyrangá (hermano-menor-alma) o bien tyke’yrangá (hermano-mayor-alma). Y así se conoce al niño, y se le conoce a su madre-alma, y también a su padrealma. Alba: Hacer un Mitakaraí como éste, ¿qué significado tiene? Adriano: Cuando ya nos profetizaremos, ya haremos el Mitakaraí, ahí debemos ponernos todos de pie, nos alineamos, nos enfilamos, nos ponemos en línea, quiere decir eso. Nos alineamos, reverenciamos y danzamos. Cuando llega la hora, nos sentamos todos y solo bailan los que tienen que bailar. Y los niños, que van a ser bendecidos se sientan junto a nosotros para ser profetizados. Entonces el Tamói (Anciano-Sabio) profetiza a nuestros niños y a todos da un nombre interior. Y cuando nuestros hijos reciben su nombre interior, debemos Experiencia Guarani
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llamarle por su nombre interior. En nuestro sonido original debemos nombrarles, si queremos que crezcan y sean sanos. Ellos necesitan de sus nombres interiores, y para eso el Tamói profetiza a los niños. Alba: Abuelo, ¿hay nombres que pertenecen sólo a mujeres, así como otros que son sólo de varones? Podrías explicarnos eso, de animales, de flores… Adriano: Los nombres interiores de los niños vienen de todas las direcciones. Hay nombres interiores provenientes del Este, hay nombres interiores que son del Cielo, hay nombres interiores que son del Oeste, todos esos son puras flores. Los nombres interiores nuestros son puras flores. Los guardianes de nuestros nombres interiores cuidan de nuestras vidas. En la sabiduría de nuestra cultura, hay un nombre interior para cada uno. Y de ahí el Tamói profetiza, da un nombre interior a cada niño que tenemos. Debemos amarnos y amar a los niños que fueron profetizados, amar a nuestra comadre y a nuestros membyrangá, nuestros ra´yrangá (hijos-alma). El Mitakaraí es un acto de amor, no es algo que viene de cualquier parte. Alba: En cuánto a las comadres que vienen, ¿pueden traer a niños y adultos, pueden venir algunos de otra comunidad, pueden llegar todos? Adriano: Ahí no existe nadie a quien podamos dejar de lado, todos los que van ahí, es bueno que vayan. Porque ese es nuestro… Nosotros tenemos profecías para todos, no es que deban ser de uno u otro origen. Todos los que estamos en este mundo, estamos en nuestro cuerpo para evolucionar. Por eso, que venga el que venga. Que vengan niños, hombres adultos, mujeres, de todas partes a ser profetizados. Y eso… Eso se debe volver a contar, debe seguir haciéndose escuchar cómo nosotros nos profetizamos. Para esto tiene que estar siempre alguien de nuestra gente, que conozca bien nuestro lenguaje y que conozca cómo nos profetizamos, alguno que conozca bien esas cosas. Debe haber un Tamói. Y si no hay un Tamói, alguien que conozca bien nuestra cultura, para que pueda contarse correctamente a las siguientes generaciones cómo nosotros realizamos la profetización.
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Alba: A veces, hay quienes están viejos y enfermos, ¿a ellos se los puede volver a profetizar Abuelo? Adriano: Es posible. Inclusive si hay un niño que cae enfermo, por un largo periodo de tiempo, debemos volver a profetizarle. A los niños y a los mayores de igual modo, a todos los que se enfermen. Se les vuelve a dar el nombre interior. Alba: ¿Y quiénes son los que acompañan al Tamói cuando hay un Mitakaraí? Adriano: Al Tamói solamente puede ayudarle un Oporaíva (canalizador del canto-oración). El Oporaíva debe ser quién apoye al Tamói. Eso se da en las profetizaciones. Ellos se apoyan entre sí. Todos los Oporaíva tienen que apoyarse. Eso es así con todos los Oporaíva, que deben apoyarse. Alba: Cuando es el Mitakaraí, ¿puede ser el dueño de casa o alguna otra persona que viene de otro lugar quien profetice a los niños, quien conduzca la ceremonia? Adriano: Puede que vengan niños de otros lugares para ser profetizados. Deben ser traídos para ser profetizados. Deben traerle y hacerle bailar para ser profetizado. Y así, el Tamói, sabrá más rápidamente cuál es el nombre interior de ese niño. Por eso se le hace bailar mucho al niño que será profetizado. Alba: Quiero preguntar ahora a mi comadre, Abuela Margarita, ¿cuál es el trabajo de ustedes, las mujeres, en el Mitakaraí? Veo que también tienen un trabajo que hacer con el AbueloSabio… Margarita: Tienen también. Las madres de los niños deben venir a la profetización junto al Tamói a tocar el takuá (percusión de bambú). Ellas deben bailar por la salud de sus hijos. Es por la salud de los niños que nosotras las mujeres, que pedimos la profetización de nuestros hijos, sufrimos también cuando estamos ahí. Tienes que permanecer ahí todo lo que dure el día. Y cuando se profetizará, a lo largo de tres días estamos ahí nosotras las mujeres. No estamos ahí para comer, sino para que nuestros hijos sean sanos. Y las mujeres, para la profetización, nos adornamos con urukú. Eso es algo propio de nosotras, nuestro verdadero adorno, y tenemos también nuestro mbo’y (collar de cuentas) para nuestra conexión espiritual. Y es para Experiencia Guarani
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protegernos que nosotras las mujeres lo llevamos puesto. Y las madres de los que van a ser profetizados nos ponemos flores en nuestras cabezas. Nosotras ahí sufrimos, y tú sabes bien cuánto sufrimos nosotras ahí para la profetización de nuestros hijos. Y son sanos nuestros niños, los que fueron profetizados por el Tamói. Alba: ¿Y los hilos de karaguatá, son también las mujeres las que los deben traer? Margarita: Sí, las mujeres con hijos a ser profetizados deben traer el karaguatá sin limpiar. Eso lo ponemos en el agua, durante cinco días lo dejamos ahí, después vamos y lo limpiamos. Lo traemos, hacemos una reverencia con él ante el altar y lo alzamos para utilizarlo en la profetización del niño. Este hilo se utiliza para hacer velas, tataendy le llamamos nosotros a la vela, que es propia de nuestra cultura. Es algo particularmente nuestro esa cera de la que se hace la vela. Debemos ponerla en la mano del niño cuando se le ha profetizado y dejar caer unas gotas de la cera en su mano. La llama debe estar encendida. Esas son las tareas de la mujer. Alba: ¿Las mujeres deberían bailar con sus comadres hasta que termine? Margarita: Hasta que se termine se debe bailar con las tyvasá (comadres) y ellas mismas son las que tienen que alzar al niño. Todas esas cosas hacen parte. También el hombre tiene que bailar con su hijo, para que tenga salud y para que no le ocurra nada malo por ahí. Para eso es que le pedimos al Tamói, que profetice a nuestros hijos. Mi nombre de la selva es Kuñá Rembipé (Mujer Luminosa), ese es mi nombre de la selva y afuera mi nombre es Margarita. Piris es mi apellido. Alba: Ahora pregunto otra vez a nuestro Abuelo Adriano. ¿Cuándo y de qué forma exactamente se profetiza a un niño? ¿Tiene un momento preciso, una hora? Adriano: Nosotros tenemos que bailar hasta el amanecer. Para profetizar a los niños nosotros debemos bailar hasta el amanecer, porque es solo a la madrugada que llega el mensajero, enviado de ñandejarykuéra (nuestros guardianes). Viene por el agua profética, a través del agua profética viene. Entonces ellos 20
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llegan junto a nosotros, para profetizar a los niños. Y cuando eso está ahí… ¡Ah! Esa la madrugada tiene que venir. Y cuando ya están ahí, por el Mitakaraí, cuando llegan los nombres para las profetizaciones, nos llegan también a través del recipiente del agua, y después de eso nos profetizamos. Esto no es algo que el Oporaíva lo hace sólo porque él lo quiere, no es algo que él hace por decisión propia. Margarita: Tampoco es algo que cualquiera puede hacer… Adriano: Es difícil profetizarnos, pero el que conoce bien nos contará bien, para que todos podamos saber. Es muy hermoso que aquellos que saben nos cuenten, para que respetemos de nuevo esta nuestra divinidad. Alba: Abuelo, ¿cuáles son las exigencias o requisitos para la realización del Mitakaraí?, ¿cómo debemos estar en el jerokyhá, el lugar de la danza-oración? Adriano: Y ahí, en el jerokyhá, en el lugar de la danza-oración, como dirían los blancos: tenemos que respetar, tenemos que sentir amor hacia nuestra cultura, tenemos que encarnar nuestra cultura siempre que estemos en el jerokyhá. Que no haya alborotados por ahí, que estén tomando en broma, como dicen los blancos. No debe haber. Todos tenemos que encarnar. A eso decimos en idioma de los blancos, respetemos todos. Y tenemos que amar, vivir desde el alma esa nuestra identidad, nuestro poraí, nuestro canto de ensueño, debemos vibrarlo desde el alma. Y debemos trasmitirle alegría, porque mediante ello nos sanamos. Y solo ello nos protege de toda la negatividad que hay sobre esta Tierra. Así no nos llega la negatividad. Y si hay negatividad, no nos alcanza como para destruirnos. A eso le llamamos escudarnos, protegernos, hacernos a un lado o esquivarnos de las cosas malas, es para eso que nosotros resonamos el poraí, el canto-oración. Y por eso debemos sentirlo profundamente. Porque nuestro poraí no es algo que hemos encontrado sobre esta Tierra, eso es algo que nos vino de Dios. Dios nos hizo escuchar el canto-oración, el que vendría a ser nuestro propio canto-oración, nuestro porairâ, y de esta forma es que resonamos el canto-oración.
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Alba: También veo, que el Tamói toca su maraca sentado, después toca frente al altar bailando, otros bailan afuera, todas estas son nuestras formas de hacerlo, ¿verdad? Adriano: Todo forma parte. Alba: ¿El Mitakaraí tiene que producirse solo durante un jeroky, encuentro de danza-oración, no puede ser en otros tiempos-espacios? Adriano: Solo durante el jeroky puede hacerse. En el caso de que alguien solicite porque se siente muy mal, el Tamói puede ir a profetizarle donde sea que se encuentre, pero eso es sólo en caso de urgencia. Alba: ¿Y cuándo específicamente, se hace el Mitakaraí? ¿Tiene un día especial en el año? Adriano: El Mitakaraí se puede hacer hasta tres veces en un mismo año. Nosotros no tenemos día de guardar, no tenemos mes. En el momento que sea que lo hagamos, Dios nos recibe, porque nuestra cultura es así. Eso no tiene hora, no tiene mes, en el momento que sea en que lo hagamos, no estará mal. No se realiza en un día específico. Alba: ¿Podría repetir brevemente el significado de la danza del Guaú y el Kotyú? Adriano: Eso es mitañemoñevangáa, el adiestramiento de los niños. Eso lo hacemos también para alegrar a los niños. Para que sean verdaderos Avá, decimos. Eso tenemos en nuestro cantooración, en nuestra misma danza tenemos ese adiestramiento de los niños. Cuando se hace el Guaú, se enseña al niño a esquivar el cuchillo, y cómo debe evitar una golpiza. Así se le enseña a ser más ligero, también a ser ágil, para que actúe con rapidez, ganando al susto. Y para que cuando corre riesgo, se defienda. Todo eso les enseña el Tamói. Y en la misma danza sagrada está contenida nuestra propia divinidad, en la enseñanza a los niños, y así es. Alba: ¿Hombres y mujeres deben hacer eso? Adriano: Mujeres y hombres pueden hacerlo… Margarita: Los niños y las mujeres bailan el Kotyú. Adriano: Y después de eso ya viene nuestra alegría, eso ya es 22
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solo la alegría, ya no es más pura oración, aunque también es una enseñanza, pero ya es para la alegría. La bebida del Kanguî, el Guaú y el Kotyú, eso ya es todo alegría y no hay ya quien no pueda entrar, todo el que quiera entra. Alba: ¿Después del Mitakaraí se ofrece también la bebida del Kanguî para compartir entre todos al terminar? Adriano: El Kanguî o chicha se prepara con el agua profética, para que al terminar el Mitakaraí, se expanda la alegría. Eso ya es para la alegría.
Palabras profecías Alba: Cuando un Tamói habla, ¿a qué se refieren sus palabras? Adriano: El Tamói comunica a las madres el nombre interior de sus hijos. El Tamói además les explica cómo deben relacionarse entre sí el padre y la madre de un niño. El Tamoi debe decir: ámense mucho. Es sólo por el amor que se vuelven compadres y comadres. Y ahí en ese espacio de compadrazgo, entre nosotros ya no debe haber mezquindad. Como compadre, comparto contigo el alimento, ninguna mezquindad puedo guardar para contigo, así nos tratamos entre compadres. Esas cosas les enseña el Anciano-Sabio a ellos. Y el nombre del niño viene de muchos lados, no solo de un sitio. Viene del Este, de arriba, del Oeste, del veraró, viento del Norte, y del verapakui, viento Sur. Entonces, hay cuatro direcciones del viento y ellas dicen todo. De ahí vienen nuestros nombres interiores, se alinean en la vasija del agua profética y así Ñanderú, nuestro Padre-Sabio, sabe bien de dónde viene el nombre del niño. Todo eso él debe contar y eso sólo un Tamói puede verbalizar. Alguien que no conoce no puede verbalizarlos. Bien, hasta ahí es lo que yo sé. Alba: ¿Tiene el Mitakaraí un canto-oración particular? ¿Apoyan las mujeres el canto-oración? ¿Resuena el Tamói el mismo canto-oración al profetizar a los niños? Experiencia Guarani
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Adriano: El Tamói resuena su canto-oración para profetizar al niño, le ayudan las mujeres con su takuá, su bambú, y le deben acompañar las mbaraká que deben sonar para el Tamói cuando está profetizando, esos son sus aliados. Alba: Entiendo que ese mboraí, ese canto-oración, es el mismo que se canta hasta que termine el Mitakaraí, es uno solo, no son diferentes cantos… Adriano: Es solo ése. De una sola manera cantamos en el momento de profetizar a los niños. Es un canto-oración que viene de muy lejos. La forma de profetizar a los niños está establecida, y de esa forma tú tienes que cantar cuando estás profetizando a los niños. Alba: Hay palabras que ustedes dicen repetidamente cuando se está profetizando a los niños. ¿Qué significan? Por ejemplo, decimos Engaí, eso lo decimos mientras se está levantando el canto-oración… Margarita: Pobrecito… Decimos de esa forma. Lo sentimos. Expresamos nuestra compasión de esa forma. Alba: Y escucho también que se dice: ¡Hm, jako! Esas son palabras de los Oporaíva, explica por favor qué significan esas palabras… Adriano: Engaieté significa ¡pobrecito, lo sentirnos mucho!, eso quiere decir el Engaieté, que sentimos mucho y tenemos gran compasión. El Oporaíva nos hace lamentarnos porque él sabe que nuestro cuerpo es la Tierra, nuestro cuerpo volverá a la Tierra y que eso que habla en nosotros, lo lleva Dios consigo, junto con toda nuestra experiencia de vida. Alba: Ese ¡Hm, jako! Adriano: Cuando el Oporaíva termina de resonar su canto, ¡Hm, jako! se dice. Esa es una afirmación dicha al compartir profundamente una creencia. Cuando estamos creyendo profundamente en lo mismo, decimos ¡Hm, jako! Entonces es que creemos profundamente en lo mismo. Sólo eso quiere decir. Alba: ¿Cómo es cuando se miran entre ustedes los Oporaíva y se hablan? ¿Qué se dicen? ¿Puede ser que no encuentren el nombre de un niño, por ejemplo? 24
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Adriano: A veces pasa eso. Esos niños son mitarikué (niños abandonados). Pasa que por ahora nuestras familias tienen hijos sin pensar. Ni siquiera se sabe quién es el padre ni la madre, y a esos niños es más difícil darles un nombre porque no están en una unión de armonía, un huérfano no tiene padres. Y al ser así, resulta más difícil darle un nombre, por ese motivo puede ocurrir. Alba: ¿Tú hablas de cosas de esta Tierra o de cosas que no sabemos? Adriano: Cuando yo resueno mi mboraí (canto-oración), y luego cada vez que cierro mi poraí (canto-oración), siempre cuento de dónde estoy resonando, qué estoy viendo y qué me comunican ñandejarakuéra, nuestros dioses. Eso les cuento siempre a los que me acompañan en el baile. De qué kotiguí (dirección) viene mi mboraí. Qué me dicen los Dioses en mis sueños, en los mensajes que me dan. De qué kotiguí, de qué dirección y qué me dicen. Eso es lo que muchas veces cuento. Un Oporaíva intuye que debe contarlo. Nosotros somos todos como uno, no hay diferencias entre nosotros. Los seres humanos somos todos como uno solo. Nunca debe haber ningún motivo para enojos, por eso el Oporaíva nunca tiene que enojarse y si quiere enojarse, se ataja porque él sabe que siempre fue así. Alba: ¿Cómo les acompañaban sus abuelas a los Tamói? Esas son las cosas de las que he escuchado que hablan los Oporaíva, ¿verdad? Esas cosas son las que deseo que cuentes un poco, el mitangué, los niños de antes. ¿Cómo eran antes y cómo son ahora? ¿Cómo ves a éstos de ahora, cómo se los cría hoy? Adriano: Y los niños de antes, desde que empezaban a crecer ya eran instruidos en cómo cazar. Practicaban su puntería con las flores, con pequeños arcos y flechas. Y cuando eran un poco mayores ya cazaban con sus flechas algunas avecillas, presas que llevaban a su madre y a su abuela. Así vivía el niño hasta ser grande. Eso le hacía sentirse confiando en sí mismo y así ganaba la confianza de sus padres, porque el ya podía traer alimentos y colaborar con pececillos para el sustento. Entonces, su madre y su padre se alegraban de que él ya podía traerles algo. Y así se otorgaba la auto-confianza. El niño nos da la confianza. La confianza que se cosecha de grande, es la que se siembra de Experiencia Guarani
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niño. Se les puede comparar con una plantación, que nos alegra el corazón cuando sale bien. Así también, cuando vemos a nuestros hijos crecer sanos y fuertes, eso nos alegra. Así mismo es nuestra siembra, igual que los niños. Alba: ¿Y es de esas cosas que los Oporaíva hablan en el Jeroky (danza-oración)? Adriano: De eso habla siempre el Oporaíva, eso cuenta. Habla de todas esas cosas, de cómo eran antes. Es difícil seguir haciéndolas así hoy en día, porque hace mucho tiempo que nadie escucha al Oporaíva. Por eso ya no se conoce, porque ahora se interesan en los asuntos ajenos. Nos hemos entregado a los blancos, nuestra cultura fue entregada a los blancos, y ahora vivimos según sus costumbres. Capaz que volvamos a valorar lo verdaderamente nuestro. Si es así, volveremos a encaminarnos Alba: ¿Y la vida de los niños es algo muy importante para los Oporaíva? Adriano: ¡Ah, es una gran cosa! La vida de los niños es algo muy importante. Son también sus guardianes quiénes les traen a la vida aquí en la Tierra. Un niño es algo muy grande. Debemos cuidar de los niños. Siempre decimos que los niños no saben nada, pero son más inteligentes que nosotros. Por eso si los maltratamos pueden debilitarse y enfermarse, y después para curarles recurren otra vez al Tamói. Por eso hay que evitar tratarlos mal. Si nos enojamos con él o ella, nos enojamos, pero después debemos explicarles la razón de nuestro enojo. Nosotros tenemos que aprender a conocerles bien. Para eso es.
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Sonidos que alcanzan el cielo Alba: ¿Sólo las mujeres hacen sonar el takuá? Margarita: Para fortalecer al Tamói, hacemos sonar el takuá y es sólo para eso. Las mujeres, sólo las mujeres hacemos sonar el takuá y los hombres deben hacer sonar la mbaraká para el Tamói. Niñas, señoritas, ancianas, todas las mujeres. Aunque ahora no todas quieren seguir viviendo así. Hay pocas que sienten amor por nuestra cultura. Sólo para eso las mujeres hacen sonar el takuá, para fortalecer al Tamói. Adriano: Para fortalecer nuestra cultura. Lo que fortalece a nuestra cultura es ese takuá, ese “sonido”, como dicen los blancos. Alba: Porque de lejos lo escuchamos… Margarita: De lejos… Adriano: Eso… ese sonido se eleva hacia arriba. Eso se va arriba. Alcanza también a esos espíritus, que están atentos a escucharnos, les llega el sonido del takuá desde aquí, desde este planeta. Porque el sonido del takuá también existe, como decimos en nuestro idioma, en el más allá. La esencia del sonido del takuá se encuentra ahí, por eso las mujeres deben tener un takuá, deben hacer sonar ese takuá, deben amar con su takuá, deben fluir con su takuá de verdad. No es como muchas veces tú ves que viene alguien que no lo sabe hacer y empieza a danzar desarmonizando… ¡Un desastre! No es así. Alba: No es el modo… Adriano: No es el modo. Debe ser verdadero. Tienes que darte a tu mboraí, a tu canto-oración. Ese “darte” es, como dicen los blancos, debes entregarte a eso, para saber. Los que no resuenan el mboraí, no lo hacen, porque eso no todos lo hacen, eso no es para todos. Los niños difícilmente resuenen el mboraí. También hay niños que resuenan el mboraí. Pero cuando ya crecen, y al Experiencia Guarani
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cumplir treinta o cuarenta años, ahí ya canalizan y resuenan el poraí quienes serán Tamoi. Pero pocos resuenan el poraí. No hay muchos Oporaíva. Alba: ¿Y la mbaraká, la maraca, también puede ser usada por una mujer? Adriano: La mbaraká es cosa sólo de los hombres. Esto es cosa de varones. Alba: Y yo vi a Tia’í cuando estaba resonando el poraí, lo hace también sonar. Adriano: También hay mujeres que lo hacen, son Oporaíva. Hay también mujeres que hacen sonar la mbaraká. Pero todas estas cosas tienen su guardián. Es para fortalecer, así como el takuá. Y lo hacemos sonar. En la Tierra debemos llevar nuestra cultura a su perfecta expresión. Recordemos que ñandejarakuéra, nuestros Dioses, en su cultura no es que resuenen una vez y luego se queden todos callados. Están en la plenitud, decimos nosotros, y en ese estado nunca se cansan de resonar el mboraí. Y sólo nosotros nos cansamos y ya no queremos escuchar nuestro mboraí. Alba: Se cansan por ejemplo. Adriano: Si, todo nos obstaculiza, por cansancio nos dejamos vencer. Y eso no debe ser así. Tú te tienes que entregar, y si resuenas tu poraí debes entregarte. Y habrá algunas pocas cosas que podrás comer, no podrás comer cualquier cosa. Como dicen los blancos, así tú estás estudiando. Así que es difícil resonar el mboraí, y ahora es aún más difícil, adquirir conocimiento es desde luego difícil. Alba: Y ese mboraí, tú escuchas en tus sueños, el que será tu propio mboraí, ¿verdad? ¿No cantas lo que otros cantaban antes? Adriano: No, también resueno algún mboraí ajeno. Pero sólo si sé de qué clase es, si veo ese mboraí ajeno, si me lo muestran, entonces sí repito. Pero no es nada más porque yo quiera. Así también, hay muchos Oporaíva que están solo pretendiendo hacerlo, e intentan resonar cantos ajenos, hay también de esos. Pero a ti, el mboraí, te es traído y te hacen escuchar: “Bueno, ¡resuénalo!”, eso te dicen. 28
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Alba: ¿En tus sueños? Adriano: A través de tus sueños te comunican. Eso lo vemos en nuestro sueño. Alba: ¿Sólo el Oporaíva resuena el mboraí y no los otros varones en la cultura Avá Guaraní? Adriano: El que quiere intentarlo lo hace. Y aún los que no resuenan el mboraí, si desean intentarlo y si aman ese mboraí… Todos tenemos que resonar el mboraí. Alba: ¿Ah? ¿Eso también puede hacerse entonces? Adriano: Se puede hacer, todos los varones deben resonar el mboraí. Y así se perfecciona esta nuestra cultura. Alba: Y estará mejor así. Adriano: Y ya estará mejor así. Solo que ahora ya no se hace más. Alba: Ya no se hace más. ¿Tiene la mbaraká su manera de hacerse sonar, a veces escucho que es lento y otras más rápido? ¿Tiene eso alguna diferencia? Adriano: Existe el mboraí que canaliza el canto lento. Los Yvyra’ijá son los que lo hacen rápido, suena más potente y acelera. Así son los Yvyra’ijá. En nuestra cultura existen los Yvyra’ijá y existen los que están lejos. Esos son muy difíciles de alcanzar. El mboraí lento es difícil de alcanzar. Porque, en primer lugar, a nuestra gente no les gusta, por ser lentos. Y eso no es así, ese mboraí lento, debes tener una profunda sabiduría para llegar a conocerlos. Hoy en día eso es muy difícil, esos son modos difíciles, esas son todas vibraciones muy resguardadas. Es puro amor a nuestro cuerpo ese mboraí lento. Es una pequeña maravilla pero, como les dije, cuesta mucho alcanzarlo. Ahora, esto no es propio del Yvyra’ijá, que baila en cualquier lugar. Alba: Y a veces al hacerse sonar la mbaraká se escucha que tiene dos ritmos diferentes, ¿tiene eso también un nombre? Adriano: Y la mbaraká tú lo haces sonar así… (muestra) Así es cuando inicia, este es el principio del mboraí. Cuando lo resonarás la mbaraká resuena primero… “¡Eeeeeee!“ Dices así con este sonido. Así se comienza, y después tú le acompañas. Experiencia Guarani
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Alba: Ahí entonces ya cambia el ritmo. Adriano: Sí. Hay muchas cosas ahí. Esas cosas que a mí me cuestan entender, yo no las cuento. Pero también hay muchas cosas que sé bien, pero que igualmente no puedo contar, porque ya nadie entiende. Alba: Las mujeres acompañan al Tamói en su mboraí, ¿solamente cuando el Tamói resuena o puede de pronto una mujer por sí misma elevar el mboraí del Tamói? Adriano: Desde luego que puede, si ya están amando la cultura. Antes las mujeres hacían dormir a sus hijos con el mboraí. Así era, con el mboraí lo hacían. Y ahora lo hacen con lalaleo, porque ya se volvieron paraguayas. Le cantan a sus hijos pero ya no en el modo de nuestra cultura. Alba: Sí, en el modo ajeno. Adriano: Si fuera según nuestra cultura, tendríamos que resonar el mboraí para ellos. Las mismas mujeres cuando bailan, deben elevar su mboraí, no tiene que ser únicamente el Tamói quién empieza el mboraí. Las mujeres saben perfectamente cómo empezar, porque ellas desde luego son las guardianas del mboraí. La mujer es la dueña del mboraí. Ellas son las guardianas del canto-oración. Lo que pasa es que ahora a algunas ya no les gusta, otras tienen vergüenza. Se volvieron así. Alba: ¿Y ese sonido del takuá tiene además su ritmo? ¿El takuá debe sonar al mismo ritmo que las mbaraká? Adriano: Y así debe ser, deben sonar juntos, como uno solo. Alba: Y de ese modo estará bien. Adriano: Solo así. José: ¿Y de dónde vienen estos instrumentos? Adriano: Ésta (muestra la mbaraká) viene del poniente, y viene del Ñanderovai (Este), porque ahí está su origen, ahí está su origen, ahí está su principio, ese espíritu, ahí está. Las mbaracá también tienen un lugar de donde surgen. Hay muchos avá, de los nuestros, allá lejos, en ese lugar que nosotros no conocemos, que sólo el Oporaíva conoce. Ahí hay mucha gente, muchas hay. Y ellos son el principio, los principales están ahí. Ahí 30
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hay muchos y todos tienen mbaraká de estos… (hace sonar la mbaraká) y todos tienen uno. Y ese es su origen, es su principio. Con el takuá es lo mismo. También está ahí su origen. En el Ka’aruá (poniente) está este espíritu, muchos espíritus están ahí. Las mujeres, todas con sus takuá. Ese es su principio. Tiene su ñepyrû (principio). Y esto ustedes los paraguayos no lo saben. Sólo nosotros sabemos dónde está el lugar de nuestras oraciones. Esto que nosotros resonamos aquí, no lo hemos encontrado aquí, no lo encontramos aquí en la Tierra, sino que esos sus dueños, que están allá lejos, esos espíritus que están entre muchos en ese lugar. De ahí nos llegan los mboraí a nosotros para que los resonemos. No resonamos el mboraí en vano. No es porque uno quiera nomás que resuena el mboraí. Los takuá, son de las mujeres. Ahí está su origen, su principio. Tú, que quieres saber de dónde viene eso. Y es de su origen que viene. Nada existe sin su principio, digamos su tronco, su raíz. Todo tiene su origen, todo pequeño animal, todas las plantas tienen su origen, tal como nosotros lo sabemos. Y no habrán muchos que crean en eso ahora, porque es desde luego difícil. Todo en este mundo fue hecho por los espíritus. El agua fue hecha por el espíritu, toda la selva fue hecha. No es que nuestros Dioses hayan venido a hacerlo con sus propias manos. No. Por los espíritus fue hecha esta Tierra, para que vivamos en este mundo. Y nos pusieron a nosotros todas las cosas. Hasta nuestros alimentos están en este mundo. Y hasta ahí es que yo sé contar, porque él quiere saber de dónde viene éste (muestra la mbaraká). Y eso tiene su principio. Yo, por ejemplo, que aquí estoy (señala un punto en su pecho). Y podrán llevar de mi alguna cosa, de mi la llevan porque solo yo la tengo. Y la llevan de mí. No es de alguien que viene de otro lado, sino sólo de mí debe llevarla. Y así es, que parezco un ejemplo. El takuá tiene su origen, también el agua profética tiene su origen. No hay nada que no tenga su principio. Todo lo tiene. Nosotros tenemos también un principio. En libros está escrito exactamente cómo fue nuestro origen. Cómo se había hecho.
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En el flujo del ser interior Adriano: Nosotros danzamos para elevar nuestras oraciones, eso tenemos que hacerlo de todos modos. Porque nuestros ancestros siempre reverenciaron, del mismo modo también tenemos que hacer reverencias para empezar a danzar. Igualmente, si tienes que abandonar el jerokyhá, tienes que reverenciarte. Y cuando hay un Mitakaraí, o acaso un kangûí (un convite de chicha), y si actuarás del modo culturalmente correcto ahí, en frente de nuestra cruz, aún cuando tengas que ir al baño, antes deberás hacer el jerojy (la reverencia) y al volver, haces el jerojy para sentarte, igual que cuando vas a salir a beber agua. Eso es así, esa es nuestra cultura. Nuestros jarikuéra (guardianes) se postran y hacen reverencia. Nuestros guardianes vienen de aquí, del Ka’aruá (Oeste) vienen caminando, hacen la reverencia. Se reverencian y siguen caminando. Caminando nuevamente se van allá adonde está Ñandé Tamoieté (Nuestro Abuelo Verdadero). Y cuando llegan, se inclinan nuevamente y hacen otra reverencia. Y en lo que se refiere a los espíritus es difícil de explicar, porque hay demasiado que contar respecto a eso, pero es difícil. Yo solo quiero contar lo básico. Una reverencia no es un asunto trivial y no es que sólo al llegar o al irte que se hace el jerojy, la reverencia. Y cuando habrá un Mitakarai, te cuento que quien está tocando el takuá, debe bajar el takuá y hacer el jerojy, si es que se irá a orinar después. Y luego al regresar, toma nuevamente su takuá y se sienta otra vez a tocar. Al takuá lo debemos amar profundamente, igualmente a la mbaraká. Verdaderamente, como dirían los blancos, debes entregarte a tu mboraí, y únicamente así existe en verdad. Nosotros los Oporaíva nada sabemos de hablar trivialidades, todo debe ser en la verdad. Así son nuestros poraí. Alba: Al hacer la reverencia las mujeres están aparte de los hombres, ambos se inclinan y luego dan un paso adelante y vuelven a inclinarse. ¿Eso qué significa? ¿Eso se hace desde siempre así? 32
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Adriano: Eso siempre se hizo de esa forma. Nuestro jerojy es así. Alba: Y después también nos postramos un poquito. Eso se hace simplemente. Es nuestra forma de reverenciar. Adriano: Nos postramos. Ese también es un nombre, Ñesû (postración). Existe el nombre Avá Ñesû. Ese es un nombre que nunca me vino en un Mitakaraí, pero sé que existe ese nombre interior: Avá Ñesû y Tamoi Ñesû. Alba: Son nombres y eso es algo que en el jerojy se hace. Adriano: Y eso es en el Mitakaraí. Mita Ñesû. Alba: Y salimos también afuera a hacer el jerojy, bajo el techo de la casa lo hacemos y también afuera. Adriano: Dentro y fuera de la casa. Cuando se hará el Mitakaraí, tienes que reverenciarte primero afuera y luego dentro de la casa. O sea, saludas aquí y después cuando haces la otra reverencia afuera, debes dar una vuelta sin falta alrededor del altar de afuera, para venir aquí adentro. Alba: Entonces el jerojy lo hacemos al empezar y al terminar. Adriano: Sí, el jerojy. Alba: Y cuando vamos a resonar el mboraí, o cuando un Oporaíva llega y entonces… Adriano: Lo hacemos. Yo puedo contestar a todas sus preguntas, porque conozco bien nuestra cultura respecto al mboraí. No debería saberlo, pero sé de dónde viene la mbaraká y el takuá, de dónde viene el ykaraí (agua profética) y cómo es que se hace todo eso. Nosotros lo hacemos verdaderamente. Pero esas cosas tienen sus guardianes, dueños o cuidadores, jari decimos nosotros. José: ¿Y se puede contar eso? Adriano: ¿El agua profética y esas cosas? José: Sí, queremos saber. Adriano: Y como ya les comenté, existe el principio del agua profética, su tronco, su base llamémosle también. Su ñepûru (origen). Existe un principio del agua profética. Su principio, el origen del ykaraí. Nosotros lo hacemos aquí por temimbotaro, es Experiencia Guarani
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decir, por mandato, porque alguien más así lo quiere. No es algo que puedas hacer por capricho. Te debe ser comunicado. Para que lo hagas, tiene que venir ese algo en esa agua profética que te haga recordar. Siendo así, no lo haces por capricho. No es que a la hora que quieras y por tu propia decisión puedas hacerlo. ¡No! El agua profética es algo muy delicado. Si será en su buena ley, será delicado de por sí el agua profética. No está mal que así sea. Solo que hay demasiada gente ignorante que ya no entiende, ni respeta. Hay demasiadas. Eso tenemos que sentirlo intensamente, encarnarlo cuando lo hacemos. Ya he contado sobre el Verdadero Tamói, y ustedes, que son las mujeres, les digo Ñande Syeté (Nuestra Verdadera Madre) tiene el recipiente del agua profética. Esa agua profética de Ñande Sy, nuestra Madre, está bajo la custodia de ustedes, las mujeres. Y si nos da el agua profética, hacemos el Mitakaraí. Ella es su guardiana. Esto ella lo da, hablando como blancos, le ordena a nuestro Tamói que profetice. Esa mujer es así. Esa mujer es Yvyra’ijá, quien se aproxima al árbol. Ustedes son las que nos dan fuerza, porque son guardianas del Mboraí. Y por eso pueden conferir la fortaleza. Ustedes son las guardianas del canto-oración, no son cualquier cosa. Y así es como les cuento a ustedes el Mitakaraí. Y el agua profética, ¿de dónde viene?, del Oeste y del Este. Los ascendidos están ahí bailando y resonando el Mboraí y nunca se cansan. Solo nosotros nos cansamos y ya no queremos escuchar, “no, porque nos sentimos mal”, eso no existía antes cuando danzábamos. Alba: Así era antes. Adriano: No había eso, ni existía el hambre, ni sé qué comían ellos en aquel entonces. Recién después del baile se iban a cazar o a pescar para traer alimentos para compartir. Siempre fue así. Los que sabían cazar traían carne de akutí, tatú y así se mantenían durante las danzas ceremoniales. Alba: Abuelo, veo también, que cuando se levanta el agua profética, cuando se hace el jerojy, el Tamói exige a las mujeres que estén bien alineadas y a los varones también, que tengan una postura bien erguida, y que se desplacen bien, sin enloquecer, eso es así siempre que adoramos a Dios… Adriano: Es así. Encarnamos su divinidad. Así ya era antes. Debes estar bien erguido. Decimos ñamboysyiporá, nos ponemos 34
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en hileras, tukumbó quiere decir línea. Aquellas plumas que están en el altar, alineadas, en nuestro idioma es tukumbó. Margarita: (señalando el altar) Este es yvyrapé (el camino de la Tierra). Adriano: Esa madera es el yvyrapé. Y esa es su flor. Margarita: Esta es la cruz. Adriano: Eso es un tukumbó. Alba: Y cuando el niño ya se sienta, y el Tamói le pasa unas plumas. ¿Qué significa eso? Adriano: Eso es lo más lindo. Eso es algo que yo no puedo contar a quien no va a entender. A quien no creerá no quiero contar, porque es algo muy sagrado, no es una tontería. Cuando se profetiza al niño, se ponen las plumas en el agua profética, se moja y se le pone al niño. Alba: Vi que además se pasa sobre la vela. Adriano: Eso (muestra el hueco de la palma de su mano) se moja en el agua profética, y le salpicas en su cabecita, en esta parte (muestra la coronilla, en el tope de la cabeza) y le mojas también aquí (muestra el cuello, en la garganta), le salpicas el agua aquí. Y después, ese Oporaíva… Eso que hay aquí (se toca la garganta) es un vientito, esa es su vocecilla, que está aquí, eso el Tamói le quita y después pone aquí en su mano y después quita la llama de la vela, y pone también aquí en su mano. No hay cuerpos vacíos, no hay nadie que no pueda resonar el mboraí. Ese resplandor de la vela y ese brillo del niño nadie puede quitar. El Oporaíva puede hacerlo, sólo porque es para profetizar al niño. Y además está en tu cuerpo (muestra su espalda). Este mi cuerpo no está aquí en vano. En mi cuerpo existe también una frescura, que es para refrescar a todos. Pongo también eso junto a lo demás. Y entonces le vuelvo a colocar esa su voz, ese vientito que es espíritu. Le pongo otra vez aquí (señala la garganta). Y ahí ya sé de dónde es su alma y cuál es su nombre interior. Ahí ya lo sé. Y estas son cosas invisibles. Tú, este señor tiene su brillo interior, su verávy. Todos nosotros tenemos nuestro brillo interior. Así es que si yo le saco a él su verávy y lo alineo aquí (en el altar), y si el se va se enfermará. No es tontería canalizar Experiencia Guarani
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el canto-oración. Yo no cuento a nadie, Alba mi hija, a nadie le cuento de esto. Porque ya nadie más cree y sólo yo sé que es lo que ando sabiendo. Sí, yo solito sé. Y si te doy a vos eso tan lindo, eso será muy bueno para ti. Yo puedo sacarme mi verávy, que lo tengo de mi canto-oración y darte (hace ademán de entregarlo). Eso está bien, pero no está bien que yo te quite tu verávy y me lo ponga a mi, porque así te estaría quitando aquello que te da la salud. Todas estas cosas decimos que son espíritu, no es algo que se pueda ver, o comer, ni nada. Y por eso es importante nuestra cultura, nuestro canto-oración y nuestras danzas. Es por eso que es importante. Si lo encarnamos bien, nos da resultados, nos beneficia, porque a veces necesitamos, ya que se enferman niños, se enferman adultos, ahora que ya nadie tiene buena salud. Y por lo menos debemos saber que podemos auto-sanarnos, podemos sanar a nuestra gente enferma. Sólo para eso resonamos el cantooración. El Oporaíva es un doctor, un médico, es el que canaliza el canto-oración para sanar. Alba: Yo tengo eso comprobado porque mis hijos ahora están todos sanos. Adriano: Eso es lo que yo agradezco a Dios porque los niños que yo profeticé no escuché que se hayan muerto. Todos los niños que yo profeticé son sanos. A todos los niños que yo profeticé, lo hice con toda la seriedad y en la verdad. A todos, en virtud de la verdadera compasión. Alba: Y esa vela, el tataendy, que se les da a los niños, una a cada uno en su mano, ¿qué significa? Adriano: En su profetización ya se le da a ese niño para que sostenga la llama en su mano. Alba: ¿Y eso él tiene que llevar? Adriano: Y eso él lo lleva. Eso es para él. Si no se consume del todo en su mano, lo lleva. Algunos no dejan que se consuma del todo y lo apagan para llevárselo. Alba: Yo tengo muchas en mi casa. Adriano: Y es para eso, como ya les he dicho recién, esa vela que tiene él ahí, significa que gracias a Dios ya tiene ese pequeño espíritu, esa pequeña luz. Y ya se le reconoce, Dios ya le conoce 36
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al niño. Y después de haber sido profetizado, tiene que venir a llevar... Somos como uno solo, así como nos paramos y bailamos ahí, así se los encamina hacia el Este, para presentarles a nuestro Sabio Anciano Verdadero. En esto ellos son así, aunque ocurra en la Tierra… Yo ya no puedo recordar, mi hija. Alba: ¿Por qué las mujeres siempre se alinean separadas de los hombres? Se ponen en dos alineaciones, de varones y mujeres, en la danza. ¿Eso es así siempre abuelo? Adriano: Eso es siempre así, es nuestra forma de rezar, y eso es así. Así es como debe ser eso. Los varones, deben estar siempre al frente. Eso es así y es la forma en que rezamos. Alba: Y cuando salimos afuera, eso es de igual forma. Adriano: Así también, es de la misma forma.
Un lugar para amarse Alba: Y el jerokyhá, la casa de la danza-oración, es algo muy importante para nosotros, ¿verdad Abuelo? Adriano: ¡A la pinta! Es algo muy grande. Alba: ¿Cuál es la importancia del jerokyhá? Algo muy grande es el jerokyhá que está en una comunidad. Adriano: Y es muy importante eso, en todo sentido. Todos tenemos que cuidarla, tenemos que amarnos ahí y estar unidos. Ahora ya no es tan así. Alba: Sostiene a la comunidad. Adriano: Si, ese es el lugar para eso, de amarnos entre todos. Si así nos llevamos, de acuerdo a lo que yo sé, no hay peligro en ese sentido. Alba: ¿El jerokyhá no tiene paredes originalmente? Experiencia Guarani
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Adriano: Tiene que tener paredes de este lado (señalando al sur) y de este otro (señalando al norte) hasta el horcón. Pero este lado, se tiene que quedar sin pared, porque por ahí tenemos que salir afuera, entonces al Este tiene que quedar libre. Todos los otros lados tienen que tener pared. Y si tu casa es grande, también puedes tener un lugar para guardar las cosas. Alba: ¿Y cómo exactamente debemos estar cuando nos paramos ahí frente al altar en el jerokyhá? ¿Es un momento especial, no es que a cualquier hora debemos venir, ni tampoco pueden venir los niños a impacientar? Adriano: Aquí, frente al altar, las mujeres y los hombres se paran para el ñemboeté (la encarnación). Entonces resonamos el canto-oración, danzamos y cuando alcanzamos la máxima intensidad del canto, entonces atendemos bien qué mensaje el Tamói está verbalizando. Y ahora, lo que yo encuentro mal es que las mujeres que aquí están paradas, apenas se culmina y ellas ya empiezan a conversar, y no debe ser así. Eso no es así. Ya está hablando el Tamói y no le prestan ninguna atención, ellas son las primeras que hablan. Cómo es que por un ratito no pueden atender y después empezar a hablar, eso es lo que yo veo que no está nada bien. Los que tocan el takuá y la mbaraká, deben comportase así, tienen que prestar atención. Únicamente así se evidencia si encarnamos o no. Y si, mientras se resuena el canto-oración, estás ahí hablando de otras cosas, esa no es la manera. Eso no es cultura. Alba: ¿El jerokyhá, no puede estar solo? ¿Tiene que haber un Anciano que viva en una casa aledaña? Adriano: No, no se puede. El jerokyhá no puede quedar lejos de ti, ni estar ahí abandonado. Si es que no estás ahí mismo, debe estar cerca de ti. Para cuidar de él, así es eso. Alba: Y el altar, ¿debe estar bajo el techo de la casa? Adriano: Y cuando se profetizará a los niños, tiene que haber uno afuera también, otro altar. Porque ahí afuera es donde debe estar la cosecha, afuera debemos darle un lugar, para que se les profetice ahí, aquí no hay lugar para eso, porque aquí hay muchas otras cosas. Debe ser afuera. Aquí ya no tenemos tantas plumas de ave para el altar, hay que poner flores de plumas de 38
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ave, faltan muchas. Muchas faltan. Nuevos takuá. Yo no tengo más plumas, escasean y por eso no hago las flores que debe llevar esto. Quiero arreglar bien, pero no puedo por no tener plumas de aves. Ya no sé cómo encontrar las plumitas de aves, porque escasean. Aquí nos falta una alineación para el altar, hasta allá. Eso tiene que estar lleno de flores, lo mismo que allá en el altar, tiene que estar lleno de flores. Y ahí tenemos que poner imágenes de pajaritos, de las aves más lindas, tenemos que hacerle un lugar para que estén juntas, así es como yo quiero. Alba: Le digo a Salustiano que te haga algunas. Adriano: Y de este lado de la casa, tenemos que poner una tabla, ese va ser el lugar de los animalitos, para que el que llega pueda ver qué hay en nuestras oraciones. Esas cosas debemos hacerlas, tienen que estar todos esos trabajos, pero ya no hay quien se ocupe de hacerlos y yo no me lamento por eso, ¿qué voy a hacer? Aquí en nuestro altar a veces ni siquiera ya hay flores. Aquí mi Mbaraká Mirî ya no tenía y le coloqué esa tobillera que me diste. Alba: ¿Cuando se profetiza al niño, el Tamói debe permanecer sentado en la hamaca? Adriano: En la hamaca, únicamente. Alba: ¿Y qué más él utiliza ahí, solo la hamaca o un asiento para su pie también? Adriano: El Tamói debe estar aquí, con los pies en un asiento, un poquito elevado, no debe pisar el suelo. Aquí debe tener sus pies… Alba: ¿Y de qué es ese asiento para sus pies? Adriano: Del yaré (cedro) se tiene que hacer de un pedazo así. Y eso, yo he visto que antes estaba adornado con flores. Aquí y aquí tenía flores (en los laterales), así. Y ahí entre flores descansan sus pies. Alba: ¿Ahí él debe pisar al profetizar a los niños? Adriano: Ese es el pyendá (el lugar del pie). Al profetizar a los niños, tiene un lugar para sus pies. No debe pisar el suelo. Y no es apropiado, porque tú estás con ese… están en ti esos espíritus, Experiencia Guarani
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por eso los Tamói no deben pisar el suelo cuando profetizan a los niños. Ellos están todos ahí. Alba: ¿Y la hamaca tiene que estar hecha de yvíra, fibra de karaguatá o de algodón? Adriano: La hamaca se hace de algodón y de karaguatá. De yvíra y de algodón. Alba: Eso fue siempre así. Adriano: Y en la hamaca del Oporaíva, los niños no deben subirse. Nadie tiene que sentarse en la hamaca del Oporaíva. Las mujeres no tienen ni por si acaso que sentarse ahí. Y los niños no se deben sentar en la hamaca del Oporaíva. Cuando se la usa todo, hay que subir la hamaca. Porque si pones la hamaca por ahí, no hay quién no quiera sentarse en ella. Yo pongo aquí para sentarme y si me levanto, enseguida encuentro a alguien sentado. Rápidamente. ¡Queremos tanto sentarnos en la hamaca!
A los pies de la madre cósmica Alba: ¿Los collares que tiene el Tamoi, eso es parte del vestuario que un Oporaíva debe tener o alguien que no es Oporaíva, también puede usarlos? ¿Quién debe darle, su esposa, o puede alguien más traerle de regalo? Adriano: Eso le tiene que regalar su gente. Habrá alguien generoso, que le dé un mbo’y (collar) o que le de las flores para su mbaraká. Y las mujeres también tienen que regalarse entre ellas flores para sus mbo’y. Y si usamos el mbo’y, eso nos hace llegar más profundo en nuestro interior. Alba: En verdad es así, yo no puedo estar sin mbo’y. Adriano: Eso nos afirma en nuestra fe. Eso lo llevamos y es de verdad nuestro, no es algo que hagamos por vanidad. Y el Oporaíva lo tiene, tiene su akanguaá (corona) jasaá (banda 40
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cruzada) y tukambí (pulsera de plumas de tucán) para que no se les pegue… Y a los niños y a su gente el resguarda así Alba: Así tú tienes tu jasaá ahora. Adriano: Eso les protege a todos. Y además te da fortaleza, te da equilibrio. Yo cada vez que uso mi jasaá, es como si estuviera mejor. Alba: Estoy bien cuando los tengo, no es lo mismo cuando ando sin ellos. Adriano: Tenemos el mbo’y, aunque por ahora ya no usemos nuestras propias cosas. Las mujeres tienen que usar en su tobillo un adorno de plumas, que se llama tapakorá, es muy hermoso cuando se lo ponen en el tobillo, así como los que se usan en la muñeca. Se pone aquí en el tobillo. A esto le llamamos nuestro pyñu’á (tobillo) aquí mismo está, este es nuestro tobillo. Aquí tú tienes que usarlo. Las mujeres son las que usan el tapakorá, la mujer. Si hoy en día usas estos adornos, la gente se reirá de ti. Y si eso pasa, deja que se ría el que quiera, en realidad se están riendo de sí mismos. Alba: Tal vez crean que no es cosa de ellos. Pero es de ellos. Adriano: Se reirán ellos, pero todas esas cosas son nuestras, en verdad, y no son cosas malas. Todas son lindas. Y en eso debemos creer si amamos nuestra cultura. Todo eso nos da la fe y cuando es así, te sientes bien, es como si te alegraras. El urukú (fruto de tinte rojo) por ejemplo, no se usa más actualmente. Porque ya nadie más hace esos adornos. Alba: Lo que yo conozco, lo utilizo. Si no lo uso, parece que no estoy completa, Abuelo. Adriano: Así mismo es. Alba: Yo estos tengo, si se me descomponen, entonces los reparo. Adriano: Estas ya están ajadas las mías. Ves que yo no tengo lindas pulseras y quiero una nueva. Porque me hacen falta. Alba: Tengo los rizos de tu nieta, los he guardado y te voy a mandar para que uses en tus adornos.
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Adriano: Aunque nadie quiera verlos, yo los tengo. Margarita: Tú ya le cortaste el cabello a tu hija. Alba: No, eso el trajo para el abuelo, porque el vio que así era. Adriano: Eso se llama aguéry. Alba: Sí, aguéry. Adriano: Son los cabellos que tenemos guardados, sirven para hacerse las jasaá, para usar. De allí se toma la fuerza. Debes usarlo en tu jasaá, aunque sea un puñado. Alba: ¿Estos nuestro atuendos, no es sólo en el jerokyhá que debemos usarlos? Adriano: No son solamente para usarlos en el jerokyhá, cuando quieras puedes usarlos. Alba: Si te quieres poner, te lo pones. Adriano: Si sientes que quieres usarlos, tienes que usarlos, si es que no te van a estorbar. Si vas a trabajar, por ejemplo, te los puedes quitar. Margarita: Yo aun cuando trabajo los uso. Alba: Y yo también. Las mujeres se adornan con el urukú. También eso tiene su manera se hacerse. Adriano: Las mujeres tienen que adornarse con urukú, porque eso es de ellas. ¿Cómo es que le pertenece? Es que hacia el Este hay un plantío de urukú muy hermoso y tienen muchas flores y está lleno de abejas que visitan las flores. Ahí están las muchachas, no se sabe cuántas, adornándose y ya han ascendido y se aman. Ellas son las que de verdad se aman. Acerca de eso resoné un canto-oración, y por eso yo no puedo ser malo con nadie, yo no conozco eso, a veces me enojo, pero en broma. A esos que me miran mal o a tu Abuela que me acorrala a veces, yo me quedo callado, nada más. Me hacen enojar y enseguida ya no estoy más enojado. ¿Cómo es eso? Y, así es como ustedes las mujeres se adornan. Está en vuestro principio, está en el origen del urukú. Y ahí están los yvyraña’e, árboles de madera blanca. Esos sí que son blancos, que nunca se ensucian, por haber trascendido. Y por eso nuestras velas, su llamas iluminan, desde lejos alumbran. 42
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Yo fui llevado hasta allí en mis sueños, por mamá y otros. Me llevaron a que viera eso. Y ahí también me fue mostrado cómo iría a ser nuestra vida en la actualidad. Y así mismo estamos. Si aquí no faenamos una res, nadie más vendrá a bailar. Todo eso hay, debes tener alimentos que darles para que vengan hasta ti. Antes no era así. Pero eso sería bueno también, si lo tuviéramos. Yo mismo quisiera poder alimentarles, porque quiero que se venga al jerokyhá. Y así únicamente ya. Así mismo. Alba: ¿Y esas plumas del akanguaá, jasaá, tukambí, etc., tienen un significado para nuestra identidad avá? Adriano: Es por nuestra identidad avá. Eso sólo lo usamos por nuestra identidad de avá. Alba: ¿Y cómo son? ¿Son solamente las plumas de gua’a (papagayo) o hay de algún otro tipo? Adriano: Las plumas del gua’a son las mejores, porque esas son Yvyra’ijá. Esas rojas. Esa, que es roja, es Yvyra’ijá. Y esa que es amarilla, es algo más frágil. Tiene que ser de pluma de gua’a, porque esas ijaguiyéi, son ascendidas. Esas son Yvyra’ijá. Alba: Hay quienes usan plumas de lorito inclusive, ¿verdad? Adriano: Sí, hay. Ahora los loritos son los únicos que hay por ahí. Ayer Eusebio cazó dos para mí. Y voy a hacer matar nuevamente. Loritos, esas son las aves que nos quedan. ¡Y cómo necesito plumas de aves! Alba: ¿Y las mujeres no pueden venir vestidas con pantalones ajustados o cortos a danzar? Adriano: No. Ellas tienen que tener vestidos largos, no se debe bailar con pantalón o short. Esas cosas no son de nuestra cultura. Pero pollera, puede ser. Nuestra Gran Madre, que está al Este, tiene una pollera larga, que se arrastra por el suelo, todo su vestido brilla. Y hay muchísimo brillo en su cabeza, tiene una corona brillante. Tus ojos no pueden sostener esa visión. Todas esas cosas me fueron enseñadas por nuestros creadores del canto-oración. Y ahí hay una habitación brillante, eso me mostró, en esa habitación había muchos niños. Ahí estaba parada Nuestra Gran Madre, ella no mira ni aquí ni allá, ella solo mira un punto, pero lo ve todo, porque ella sabe todo lo Experiencia Guarani
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que pasa aquí o en cualquier lugar, pero no mira a nadie. Eso me fue mostrado y esa habitación está cubierta de un brillo dorado que la envuelve, es muy hermoso. Allí me llevaron, me metieron en esa habitación y me sentaron en una silla muy linda. “A éste nosotros te lo traemos aquí, ¿qué haremos de él?”, dijeron a Nuestra Gran Madre. Oporaíva eran quienes me llevaron. “Ah, él es teteporiveté, de cuerpo débil”, dijo. “Él todavía no es para aquí, ese es un cuerpo-débil”. “¿Qué vamos a hacer con el?”, preguntaron. “Y hazle cantar y llévalo de regreso”, dijo, “que resuene el canto-oración”. Y todo se envolvió con ese brillo dorado que ella tomó y me lo puso aquí (señala sus hombros). “A este ya no le faltará fuerza para continuar viviendo en la Tierra”. Y me vistió de eso. Ciertamente cuando bailamos bien frente a un altar, ella es la guardiana. Ahí está Dios, están quienes cuidan de nosotros. Están quienes se hacen cargo de nosotros. Seres invisibles, en el altar. Así siempre fue. Así son esas cosas. Alba: ¿El akanguaá (corona) solo el Oporaíva lo usa, no cualquiera puede usarlo? Adriano: Solo el Oporaíva tiene la corona. Pero los niños pequeños, tipo Arturo, también a ellos podemos coronar, pero para eso debes contarles y explicarles para qué tendrán eso. Que es para bailar para el Tamói, para hacerle más fuerte. Aquí yo tengo de esos, pero nadie los ve, son siete los que veo. Tengo conmigo a estos kunumí (querubines), más o menos seis de ellos están y tienen coronas todas doradas y ellos las hacen danzar, fluyendo en su propia fe, como uno solo, llevan sus coronas. (El abuelo canta) Y apenas llegan, ya fluyen por aquí. Es la fe. Eso… Eso veo… ¿Cómo podríamos ver eso, si no es por nuestra fe? Pero estas cosas no las cuento a nadie, solo yo sé cómo ando existiendo. Otro canta así (resuena otro canto). Nadie se alegra tanto como ellos. Esto es nuestra cultura, que a mi me devolvió a la existencia y me hizo fuerte por mucho tiempo. Sólo yo sé eso y suelo acordarme yo solito de eso. Alba: ¿El mboraí existe para que tengamos fe, por si acaso nos deprimamos o debilitemos? Adriano: A veces ya me siento enfermo, como el otro día, que ya apenas tocaba la mbaraká. Y así recuperé nuevamente mis fuerzas, una enfermedad me atacó y pude apartar de mí la 44
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enfermedad. Así me defiendo, así ando yo solito. A veces le digo a ella “atájame mi mbaraká y tócala para mí”. Alba: ¿El urukú se lo ponen las mujeres solo en una parte del rostro en forma de círculo? Adriano: Eso se usa para adornar el takuá. Si tú quieres adornar tu takuá, debes adornarlo y siempre lo haces con eso. Alba: Y como adorno de la mujer, ¿es sólo un detalle en el rostro, no se tiene que llenar por completo? Adriano: No, sólo en un lugar, aquí (señala los pómulos) un círculo pequeño. Algunos se hacen con palitos así (apunta su mejilla), hacen un cerco de circulitos aquí en la cara queda muy lindo. Alba: ¿El urukú se usa tierno o se tiene que hervir? Adriano: Se hierve, el que es tierno también puedes poner, pero hervido también está bien. Es mejor el que se ha hervido y va mezclado con miel de abeja jate’i (especie de abeja).
Fragancias del más allá Alba: La vela que llevan los niños al ser profetizados, ¿cómo se hace, de qué está hecha, de qué elementos se acompaña al karaguatá? Es cera, pero ¿de qué tipo de abejas? Adriano: Y la cera… hay una especie de abeja que se llama borá, otra abeja es el ñakuañety, así le llamamos. Esas son las lindas ceras y la de la jate’i. Esas se mezclan y se hierven todas juntas. Se pone en una olla al fuego, se calienta y se hace la vela. Así es como se hace esto. Del karaguatá se hace la vela. Y si no tienes mucha cera de abeja, puedes hacerla sólo para los niños. Y de igual forma se puede profetizar a todos. Alba: Y esa vela, que llevan los niños a su casa, ¿puede usarse cuando hay mal tiempo, mantenerla encendida o se debe llevar a guardar? Experiencia Guarani
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Adriano: Y eso se lleva para poder usarlo en caso que se necesite. A veces, si comerás algo y ya es de noche, prendes tu vela para cenar. Alba: ¿El recipiente para el agua profética, de qué árbol es? Adriano: Es de hy’apé (calabaza). Si tienes, puedes usarlo para el recipiente del agua profética. O bien, puede ser hecho de yary (cedro). ¡Cómo quiero aquel que Luisa me mostró! Alba: Ahora le voy a decir que te lo traiga. Adriano: Es tan hermoso y deseo tanto tenerlo para usarlo como recipiente del agua profética. Ese es un perfecto recipiente, es de lo mejor. Canoíta se le dice. Eso es el recipiente del agua profética. Esos son los recipientes del agua profética. Es tan hermoso aquel que había visto. Yo quiero y Salú no vino, para pedirle que me haga un recipiente para el agua profética. Uno de cedro quiero. Alba: Y la preparación de nuestro kangüí (chicha) tiene para nosotros importancia, ¿puede hacerse no solo en un Mitakaraí? Normalmente lo hacemos, ¿verdad? Adriano: Hay que hacerlo de todos modos, si no lo haces para un Mitakaraí, lo puedes hacer para un jeroky. Se danza, porque eso tiene también su guardián. Hacia el Este están sus guardianes. En su ascensión también ellos resuenan el canto-oración, el del yvyraña’e (de la batea de la chicha). Eso debemos hacerlo para alegrarnos y bailar, para alegrar a los niños. Quizás ahora se vuelva a hacer, porque ya no se ve tanto. No hay más quién se lo enseñe a los niños. Con otras cosas se les calienta sus cabezas. Y ahora tenemos que volver a saber cómo organizarnos para poder seguir. Así únicamente. Para que ellos alcancen la alegría. Alba: ¿Qué cosas hay en nuestro altar? Yo creo que sería bueno, que el Tamói se levante y que él mismo muestre. Adriano: Primero éste es el Tataendy’y, el altar. Este altar tiene sus guardianes, como les conté. Se llama, Yvyrapé (el camino de la Tierra), proviene del Oeste y por eso aquí debe haber muchas flores, flores amarillas. Pero yo le pongo en su reemplazo éstas, porque no tengo. Y éste cuando se llena de flores amarillas, ya tienes que resonar el canto-oración. Y cuando lo haces, sus 46
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guardianes ya se hacen presentes. Tenemos que temer a éste, respetarlo. Este es el Yvyrapé, y estas son sus flores, se llaman Yvyra’i, así se llaman sus flores, pero no debería estar así, debe ser muy hermoso, ahora está un poco feíto. Y ésta es la imagen de Nuestro Anciano Yvyra’ijá. Este es Nuestro Abuelo, una pequeña imagen del Yvyra’ijá hay aquí. Éste es un tukumbó, una alineación, tiene flores también el tukumbó. Nuestro mboraí también es un tukumbó. Cuando lo resonamos, sus guardianes vienen y alinean su canto-oración aquí. Aquí se alinean los mboraí. Esta es la cruz, está al Este. La Gran Cruz la ponemos afuera y está al Este. Alba: Estos troncos son el lugar del Yvyraña’e (la batea) ¿dónde se colocan los recipientes del agua profética? Adriano: En esta horqueta, creo que aquí hay una. Alba: Sí, veo. Adriano: Aquí está. El recipiente del agua profética está también en esta horqueta. Alba: Estos son los takuá. Adriano: Este es justamente el lugar de los takuá. No tenemos tantos takuá. Pero están todos nuestros instrumentos y todos sus guardianes están aquí. Nada hay que esté aquí sin un sentido. Sabemos que nada está por casualidad en el lugar de nuestro poraí. Sus guardianes están todos aquí y nosotros les representamos en esta Tierra. Pero están sus dueños, que cuidan de nosotros. Alba: ¿Y este es el lugar del yvyraña’e, la batea de la chicha? Adriano: El yvyraña’e lo ponemos en ese lugar. Ya no hay espacio aquí adentro. Aquí únicamente le hacemos un sitio. También se puede poner afuera, pero ahora hace mucho calor y se te puede romper si lo dejas bajo el sol. Pero no soy yo el que debe hacer todas estas cosas. Tiene que haber alguien que haga estas cosas, los kunumí, los niños son los que tienen que hacer el altar. Deben traer la madera para hacer el yvyrapé y para hacer el kurusú (cruz). Tienen que ponerlos todos en su lugar. Luego deben reverenciarse y dejarlos así. No soy yo el que tiene que hacerlo. Alba: No debes ser tú. Experiencia Guarani
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Adriano: Tampoco somos nosotros los encargados de hacer la chicha. Están los que tienen que hacerlo. Alba: Y ese es el lugar para colocar las fibras cuando se hará el Mitakaraí, veo que aquí hay karaguatá. Adriano: Este es el karaguatá, del que hacemos la vela. De eso lo hacemos. Quizás ya estén completando lo que pueda decirse del Mitakaraí. Aquí lo podemos concluir. Alba: Puedes dar un mensaje para la humanidad. Adriano: Nuestra existencia, esta nuestra existencia debe corresponderse a una manera correcta de existir. Existen formas de fortalecer la cohesión social. No hay otra fuente de donde podamos recibir fortaleza. Yo no conozco otra fuente. La única que yo conozco es la que hace a la cultura. Nos fortalece y nos escuda de todo lo feo que hay en este mundo. Porque ahora, falta, decimos, muchas cosas nos faltan. Nuestros bosques ya se echaron todos abajo. Nuestra selva ha sido destruida por completo. Los blancos metieron mano a nuestra existencia. La selva es nuestra existencia. Eso nos da frescura. Y de ahí recibimos tantas cosas buenas, de la selva. Hay muchas cosas. Pero ahora nos fue totalmente destruida. A este respecto no sé qué decir ni qué hacer, porque cómo voy a solucionarlo yo. Este es el trabajo de los que mandan. Entonces nosotros, los seres humanos, tenemos que intentar, como dicen los blancos, reorganizar nuestra existencia. Debemos volver a saber cómo podemos tener un futuro, porque ya necesitamos fortaleza, necesitamos no tener miedo y volver a realizar nuestra identidad, porque no andamos por buen camino. Nosotros, los seres humanos, no estamos bien encaminados. Muchas cosas feas son hechas en este mundo. Y por eso estas vibraciones interiores, estos Dioses, nuestros guardianes ya nos avisaron mucho. Y ahora se ve. Ustedes saben bien cómo es por otros países, cuánto perjuicio. Cuánta gente se muere en las tormentas y ocurrió un tsunami. Y eso, ¿cómo les parece que sucede? Nos equivocamos con Dios, nos equivocamos con nosotros mismos, hicimos lo que no debíamos en este mundo y por eso estas calamidades nos vienen. A nosotros, los indígenas, todavía no nos alcanza. Pero si seguimos así, pronto nos va a alcanzar. 48
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Por eso ¡Neike!, ¡Alerta! ¡Alerta mujeres! ¡Alerta niños! ¡Alerta mis ancianos! Resonemos el canto-oración. Prestemos atención y pidamos a Dios que nos sienta nuevamente. Debemos decirlo, que lo advertimos. Y lo debemos hacer. No debemos vivir diciendo: “esto me pone mal”, “por aquello no puedo”, “primero tengo que terminar esto otro”, “aquello está mal”. Si así andamos, no lo lograremos. Debemos dejar lo que sea que haya que dejar, para volver a realizar este trabajo que es por nuestra existencia. Para encaminarnos hacia lo verdadero. Tantas cosas feas nos ocurren en este mundo. Así como ustedes saben, nuestra gente está repartida por ahí lejos, en otros países, ellos están con miedo, todos viven asustados. Pero no ven soluciones, tal vez porque no saben por qué les ocurre esto. A esto digo, que si hay algún interesado, que crea en nosotros los indígenas, que venga junto a nosotros para que les contemos algunas cosas que vemos. Y si fuera posible, que organicen por ahí, para que vayamos junto a ellos, para que dancemos aunque sea una buena vez para ellos. Pienso que ellos ciertamente podrán hacerlo, porque tienen dinero, para mí que lo harán. Y nosotros aquí, quienes estamos en el Paraguay, existe una forma en que debemos relacionarnos, pero no vamos bien. Para nada andamos bien. Son más las maldades que utilizamos entre nosotros. Los mismos seres humanos, utilizamos la maldad entre nosotros. ¿Y por qué es eso? Por el dinero. La ambición del dinero nos roba el amor. Eso nos arrebata el amor porque todo el mundo quiere eso, y no nos relacionamos bien. Así va siendo todo, los blancos sí que tienen dinero, pero quieren más. Quieren más y más. Así andamos. Y nosotros que no tenemos tanto, muchas veces aguantamos porque sabemos andar también sin dinero. Por eso, al referirme a este nuestro trabajo digo que tengo tanta confianza en esto, es una gran tarea. Y porque sé por qué es tan grande, les pido que piensen bien. Aquí el hermano José, mi hijo José, este no es ningún tonto en cuanto a nuestra cultura, estudia muchas cosas. Y si lo encuentra, de qué forma hacerlo, cómo podemos mejorar, es capaz que encontremos, cómo salir adelante. Y vamos a trabajar, para mí que tenemos que trabajar únicamente. Y es por nuestros hijos por quienes trabajaremos, por ellos tenemos que trabajar. Y a la Experiencia Guarani
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gente de lejos: traigan a los que están sufrientes, ellos mismos ya no entienden. Entonces, sus hijos terminan mal, se orientan hacia otro modo de ser, ya no son como nosotros. Ya no conocen nuestra cultura, para nada. Sólo la cultura y la diversión de los blancos. Sólo esas. Y eso no es bueno, porque la alegría de los blancos a veces es linda y otras no. En las fiestas de los blancos de por aquí, ¡cuántas cosas ya sucedieron! Aquí en Fortuna hay muchos avá, que ya no son formados como avá. Si se divierten, lo hacen como los blancos. Ahí ocurren puñaladas, disparos, asesinatos. Y cómo no ocurrirá si ellos mismos lo ocasionan. Esto es algo que es muy difícil de resolver, porque los mandatarios, que son los responsables, no lo hacen. Ellos no instruyen a su gente, sino que les hablan de política. Y esa es toda su preparación. En cuanto a lo nuestro, nunca lo consideran. Es por eso que aquí no se sienten bien. Por eso sólo en Fortuna se sienten bien, porque ahí están los lugares de diversión. Ahí está la farra, no hay nada que falte. De todo hay ahí. Y por eso aquí no son felices y no se sentirán bien de todos modos. Porque ellos ya tienen otras cosas que amar. Si se les recuerda de esto, se quedan callados. Y de ninguna manera lo harán con nosotros. Todo está así en nuestra cultura. Existe una forma de encaminarla nuevamente. Y yo tengo confianza en ustedes, y desde luego que creo y tengo que creer, hasta el final voy a creer en ustedes. Y deben buscar la forma de volver a interesar a nuestra gente en esta Gran Tarea. Les explicaremos, les contaremos y les mostraremos también. ¿Y por qué lo haremos, por qué les contaremos? Debemos contarles todo nuevamente a ellos. Yo lo encuentro así. Si en nuestra existencia seguiremos lo que Dios desea, como dicen los blancos, tenemos que organizarnos únicamente. No hay caso. Porque así como así nada podremos lograr. Ya nada podremos lograr. Yo soy un Ñande Ramoi, “Nuestro Anciano”. Yo soy un Ñande Ru, “Nuestro Padre”, yo digo de mí mismo que soy uno de los últimos que queda, de los auténticos Ñande Ru. Sólo yo sigo vivo. Y a esos que conozco, hay muchos Oporaíva, y muchos de ellos ya no siguen el modo correcto de ser. En ese sentido, sus propios niños ya hablan por ellos. Eso no es lindo. Pero no hay remedio. Y para mi que en ese sentido, esta mi identidad que he amado, eso de querer sólo mi identidad y haber querido que sólo de este modo se viva, sólo por eso me podrían reprochar. Y nada 50
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más que por eso, porque nunca hice nada malo a nadie. Entonces yo, como toda mi existencia, cualquier cosa que quieran saber, les tengo que contar, porque sé todas estas cosas y no cuesta nada. Ya les conté. Tantas cosas hemos perdido. Cosas para nuestra vida, que fuimos perdiendo. No es casualidad que sentimos que el sol calienta cada vez más, la selva está muy deteriorada. Entonces hasta aquí les cuento tal como yo se. Y yo soy Ñande Ramoi Avá Mba’e Katú, así me llamó quien me profetizó. Tamoi Avá Mba’e Katú es mi nombre. Tamoi Avá Mba’e Katú es mi nombre. Así me profetizo, el que me profetizó. Así me profetizó mi abuelo, se le decía Chico Karapé, así se le decía. Él me profetizó. Quien sea que recuerde, estoy aquí como gran líder espiritual. Y tengo todavía en mí eso que es sin deseo. No deseo el mal a nadie. Siempre yo estoy con el verdadero Dios. El único deseo es que me acompañe mi gente para que se fortalezca nuestra cultura y que nos oigan de nuevo nuestros guardianes. Eso es lo que necesito, entonces mi nombre interior ya les conté, cómo es exactamente. Ahora ya saben muchas cosas que no sabían. Alba: ¿Tu padre y tu madre eran Oporaíva? Adriano: Mi padre ya fue un Oporaíva, que profetizaba a los niños, mi madre hacia sonar el takuá y era también Oporaíva, los dos eran Oporaíva, y descendiente de ellos soy yo. Alba: ¿De la zona de Curuguaty, siempre? Adriano: De Curuguaty. Siempre fuimos de Curuguaty, no tenemos otro lugar. Somos solo de Curuguaty. Otros que están separados, están en sus caminos. Alba: ¿Y ustedes son tres hermanos, todos Oporaíva? Adriano: Todos Oporaíva, tres estamos vivos y los tres resonamos el canto-oración. Y voy a estar atento a ustedes, hasta que vuelvan junto a nosotros.
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FRANCISCO VERA GONZÁLEZ NANDERU AVA YVAVIJU “NUESTRO PADRE FRUTO QUE BROTA” (Francisco) Líder político y espiritual de la Comunidad Avá Guaraní de Yvavijú, Distrito de Jasy Kañy, Canindeyú, Paraguay. Es vicepresidente de la Asociación Tupâ Yvoty, que aglutina a líderes Avá Guaraní de San Pedro y Canindeyú. Fundador de la Asociación de Oporaíva Avá Ysapý, de Jasy Kañy.
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Entrevista realizada por Alba Duarte y José Elizeche. Guaviyú, Canindeyú, Paraguay. Enero de 2007.
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Desde el altar interior Alba: ¿Qué es para ti, Francisco, el Mitakaraí? ¿Cómo puedes tú, como Tamói, explicarnos lo que conoces del Mitakaraí? Francisco: El Mitakaraí Avá Guaraní lo solemos hacer cuando llega el frío o el calor. Cuando desde el Este se escucha, que el momento ha llegado, se tiene que hacer la vela sagrada. El altar exterior debe estar puesto y entonces se realiza la profetización al amanecer. Nos ubicamos, todos bien alineados, los niños, adultos y mujeres. Se prepara la vela, que debe encenderse para la profetización y se la lleva delante del altar exterior. Así es el trabajo de los avá guaraní. Se pone el agua en un recipiente de porongo, se levanta en el altar interior y permanece ahí durante 15 a 22 días. Se danza durante ese tiempo y se resuena el cantooración por esta agua. Después, ahí se puede “ver”. Así es la cultura del pueblo avá y así es como llevamos el Mitakaraí. Alba: ¿Quiénes participan del Mitakaraí? Francisco: Todos participan, ahí no se diferencia a nadie, porque para Nuestro Padre no existe diferencia alguna. La profetización es para todos los seres humanos, que vivimos sobre la Tierra. Se hace para tener buena salud y fuerza espiritual y recibirlas a través de nuestros Ancianos. No tiene nada de malo. Alba: ¿Todos pueden participar? Francisco: Todos tienen que estar, nadie puede faltar. Es para todos. Tampoco es solo para aquellos que vivimos en la Tierra. La profetización se hacía antes en todo el mundo. Todas las plantas, los árboles tienen que ser profetizados, también las frutas y los alimentos de la chacra. Tal como vemos que lo hacen los Ancianos, así es como debemos seguir haciéndolo. Los pueblos avá lo hacemos de esta forma. Alba: ¿Quién conduce la ceremonia del Mitakaraí? Experiencia Guarani
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Francisco: El Mitakaraí lo encabeza el canalizador del cantooración, el Oporaiva del Ka’aruá, el Oeste. Son los Ancianos quienes conducen, junto con sus asistentes Yvyra’ijá, los que se acercan al tronco de la cultura. Se sube un canto específico, que resuena el Anciano, Ñanderú. Por la madrugada se inicia la profetización para los niños. No cualquiera sube ese canto, solamente los mismísimos Ancianos, los verdaderos Sabios se agrupan, solo ellos y los Yvyra’ijá, que se unen a ellos para apoyarlos frente al altar. El Anciano trae entonces el agua profética para la ceremonia. Alba: ¿Qué partes tiene el Mitakaraí? ¿Qué es lo que se hace a la tarde o al amanecer? Francisco: El día del Mitakaraí se empieza temprano. Antes del atardecer comienza un canto-oración, que ya no se detiene, sigue hasta el amanecer. Y todos están ahí, esperando recibir su nombre profético. Cuando entra el sol continúa sin cesar, no se puede silenciar más hasta el momento de la profetización. Ahora ya no es como antes, pero qué le vamos a hacer, debemos continuar. Tenemos que hacerlo, tenemos vivos todavía a nuestros Ancianos-Sabios y ellos mismos lo organizan. No podemos dejar esto de lado, es un compromiso que tenemos como pueblo avá. Porque es nuestro, Ñanderú nos lo ha dejado y tenemos que hacerlo, y apoyar a los Ancianos-Sabios. Alba: ¿Qué sucede al atardecer cuando se baja el agua profética? Francisco: Al atardecer se baja el agua del altar, antes de la entrada el sol. Se la lleva donde está el Anciano-Sabio, por un rato y luego se la vuelve a alzar. Después, de madrugada, se vuelve a bajar el agua para la profetización. Pero se hace en conjunto, entre todos, en honor al Gran Anciano. Cuando se da inicio a la profetización, los niños que van a recibir nombres interiores se alinean bien donde está el Anciano con el agua profética y después, se la vuelve a subir al altar. Alba: ¿Y las velas para los niños, se preparan también el mismo día? Francisco: La vela se prepara a la tarde, si es que la profetización se hará recién a la madrugada. Se adhiere el hilo con la cera para 56
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hacer la vela y se la alza en el altar, al lado del agua. Esto es cerca de las tres, antes de atardecer. Y se levantan todos, cuando ya empezamos a agitar, para dar una demostración a los Señores del Este y los del Oeste. Este es un trabajo de los Verdaderos Ancianos Ñanderú, no de los Yvyra’ijá. Por ahora ya quedan pocos de nuestros Verdaderos Ancianos Ñanderú con vida. Y aunque tenemos a los Yvyra’ijá, ellos no conocen lo que conocen los Ancianos-Sabios, por eso no pueden hacer el Mitakaraí. Si les damos un buen acompañamiento, nunca se nos acabarán los Ancianos. Tendremos siempre a cuatro o cinco Sabios que nos profetizarán. Alba: ¿Ñanderamói, nuestros Ancianos-Sabios, que acompañan al que irá a profetizar, saben lo qué harán? ¿En qué momento y cómo acompañarán al Tamói? ¿Deben ellos estar ahí? Francisco: Los Ancianos, que acompañarán al Tamói, deberían estar quince días antes, pero cuando falten diez días, ya no lo podrán abandonar. Tienen que estar acompañándolo todo el tiempo. Es un canto-oración continuo y el Tamói que profetizará tiene que estar en una hamaca y quedarse ahí. Los demás lo acompañan. El Tamói tiene que levantar su canto y conectarse al más allá, de donde traerá el conocimiento con el canto especial para la profetización y también los nombres de los niños. El ya está a la espera de eso. Esto no puede hacerlo por capricho, porque es peligroso. Debe protegerse al Tamói y él mismo debe cuidarse, porque en ese momento estará recibiendo energía de varios seres del más allá. No es algo de esta Tierra, tampoco está escrito en un papel. Nada que ver. Y por eso, no cualquiera puede hacerlo. El Tamói tiene que conocer bien y saber ver en su sueño ese conocimiento que recibe, pues lo que recibe es para los niños. Tenemos muchos Ancianos aún, pero no todos tienen el conocimiento directo para su práctica. Hay muchas dificultades para organizar y hacer el Mitakaraí. Alba: ¿Y dónde se realiza el Mitakaraí, se hace en el óga guasú, la casa grande, o puede hacerse también en otros lugares? Francisco: Eso no puede hacerse en cualquier lugar, tiene que hacerse en la casa grande, la casa ritual. Ese es el lugar del encuentro con las palabras sagradas. El anciano sabe dónde y cómo puede hacerlo, porque involucra a los cantos sagrados que Experiencia Guarani
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él recibió de los antepasados. Llegan los cantos y las palabras sagradas de los antepasados, pero solamente los reciben los Tamói, que están preparados espiritualmente. No es algo que se pueda hacer en casas particulares o a mitad del camino. Debe ser en nuestro óga guasú, la casa ritual. Ese es nuestro lugar sagrado, dentro están el altar, los takuá, el lugar de la alineación de las mbaraká. Ahí se debe hacer. Alba: ¿Y para qué se hace el Mitakaraí? Francisco: El Mitakaraí se hace para bendecir a la Tierra, a la selva y a todos. Para que no ocurran cosas feas, por ejemplo, en la salud. Porque vienen muchas enfermedades, que pueden atacar a los niños. Para eso se hace el Mitakarai, para recordar lo que nos han dejado los antepasados y el pedido del Gran Espíritu Ñanderú de cultivar la fuerza espiritual, que ellos nos han dejado. La hacemos para seguir sus pasos, sus palabras, tal como ellos lo querían. Para bendecir también con energía positiva a las frutas, a las plantas, a todo eso que tenemos y que ellos nos dejaron, nuestros alimentos de la chacra. En fin, el Mitakaraí se hace para bendecir todo lo que hay. Nosotros los que vivimos en la Tierra, lo hacemos, pero sin embargo nos acompañan observándonos desde el más allá. Y es como una necesidad. Se ha dejado en esta Tierra esta práctica, que se tiene que hacer, para la sanación espiritual. Hasta ahora se sigue realizando, no podemos quejarnos de lo que tenemos. Si nos quedamos sin la danza y el canto, sin nuestros ancianos, ¿qué vamos a hacer? Vamos a cambiar la Tierra, como dicen los blancos. Y para eso se hace, para sostenerla, no se puede dejar de hacer. Alba: ¿Y hay un día especial para hacerlo? Francisco: Se hace en tiempos de frío y cuando se escucha el trueno del Este, el Gran Trueno, ahora casi ya no se sabe de eso. Entonces, al escucharse, es el momento de alzar el agua profética. Se hace en honor a los ancianos del Este. Se tiene que danzar durante este tiempo, ahora (enero). Y en el tiempo del frío, mayo, junio, es una época especial para el viento del Oeste y es para ellos. Es para los dueños del viento frío y a ellos se muestra, en tiempos de frío. Ahora se está haciendo para los Ancianos del Este. Es el alma lo que nuestros Tamói muestran al Gran Espíritu, que habita en un lugar que no conocemos. 58
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Nuestras almas son elevadas desde la Tierra y son llevadas (por los ancianos) junto al Gran Trueno. Nuestra angá, es el alma verdadera, no la proyección de nuestra sombra, como dicen los blancos. Se toma el alma y se la lleva junto al Gran Trueno, para la sanación, también para la vida en la Tierra y para que no nos ocurran cosas inesperadas en nuestras vidas. El kangüí (chicha) también es para eso.
“Y así le llamarás” Alba: ¿Quiénes hablan durante el transcurso del Mitakaraí? Francisco: Ahí hablan solamente los Oporaíva entre sí. Quién bajará el agua profética y quién mojará y llamará por su nombre interior a los niños. Entre ellos hablan, después les hablan a los niños, ponen el agua en ellos y les dan sus nombres. Eso es lo que les cuentan a todas las personas que hayan llegado. Solo de esas cosas se habla en ese momento. Solo Nuestro Anciano habla. Después hablan a cada uno y les van contando. También participa y habla la autoridad comunitaria, pero él habla muy fuerte, porque cuenta sobre cosas terrenales. Cuenta, como autoridad comunitaria, lo que los ancianos quieren. Alba: En el momento exacto de la profetización, ¿qué dice el Tamói? Francisco: En el momento de profetizar él cuenta los nombres interiores. A la syangá le dice el nombre del niño. “Y así le llamarás”, le dice. Cuenta de dónde viene su nombre: de Ñanderovai, el Este, Ka’aruá, el Oeste, Verapakúi, el Norte, Veraró, el Sur y Katúre, el cielo. Esto no es de aquí, no es de esta Tierra de donde vienen esos nombres. Vienen del más allá. Y no vienen de un mismo lugar para todos, y así, hay diferentes nombres. A cada uno le cuenta. A todos los que se acercan a él. Después vienen las tyvasá, las comadres. El Abuelo habla con ellas sobre cómo tienen que convivir entre comadres. Les dice Experiencia Guarani
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que no pueden tener malas intenciones entre ellas, que deben compartir lo que tienen y que tienen que amarse. El Anciano en ese momento entrelaza sus almas. Alba: ¿Y hay palabras que solo se utilizan cuando es el Mitakaraí? Francisco: Tenemos palabras y cantos, que se hacen en ese momento. Se refieren a diferentes cosas, pero las palabras sagradas y espirituales solamente son para la familia, para los hijos. Se resuena también un canto-oración a los niños y en medio de eso, se transmite enseñanzas para su crecimiento espiritual en la vida, se les bendice con salud. Alba: Hay palabras que se repiten continuamente cuando se resuena el canto-oración, ¿qué significan? Francisco: Lo que se reitera son las enseñanzas sobre niños, sobre cómo deben cuidar de su vida y de su canto. Les aconseja el Anciano desde su propio conocimiento y sabiduría, para que no les ocurran cosas indeseadas. Repite y vuelve a repetir esas palabras como una protección. Lo que él repite es el Engaí, la Verdadera Compasión, esa es la palabra que más se repite. Alba: Y cuando se interrumpe el Mitakaraí, ¿empiezan a hablar los Tamói entre ellos, o siempre hablan como uno solo? Francisco: Los Tamói están unidos como una sola persona, ellos ya hablaron entre todos antes y están ahí, y esto así tiene que ser. A veces explican cómo es algo y luego continúan la profetización. Tienen una sola palabra. No hay discusiones. Y todos están bien alineados, para poder sentirse bien.
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Resonando un canto interior Alba: ¿Por qué las mujeres tocan el takuá? ¿Qué significado tiene el sonido de nuestro takuá? Francisco: Las mujeres tocan el takuá, un instrumento sagrado, que solamente las mujeres pueden tocar. Lo hacen sonar para tener coraje, para su propia fortaleza y para fortalecer al Tamói. Es un acompañamiento de refuerzo. Las mujeres no tienen que estar tristes, su takuá es para eso. Es como una compañía. Para eso ella toma el takuá. El takuá no es de la Tierra, sus sonidos son del más allá. Por eso las mujeres tienen que saber tener su takuá, cuidarlo, porque es un instrumento sagrado. Su sonido llega hasta Nuestro Verdadero Padre, no se queda en la Tierra. Llega hasta un lugar muy lejano, de donde también viene la energía hasta la dueña del takuá. Hasta el cielo llega el sonido del takuá. Alba: ¿Por qué los hombres tocan la mbaraká? ¿Tiene también ésta un significado? Francisco: Así es, esta mbaraká es de los varones, la tenemos en nuestra mano, porque es un instrumento sagrado, que nos han dejado nuestros antepasados, como instrumento de los hombres. Es un acompañamiento espiritual que se hace. Acompañamos al Anciano Ñanderú mientras él resuena su canto-oración. Este acompañamiento es para dar fuerza al anciano a través de los sonidos de la mbaraká y el takuá. Alba: ¿Por qué sólo los hombres hacen sonar la mbaraká? Francisco: Los hombres tocan la mbaraká, pero hay mujeres que también la tocan. Hay diferentes Ancianos y Ancianas, por eso hay mujeres que tocan la mbaraká de los hombres. El propio Gran Espíritu Ñanderú le habla y le dice que tiene que ser así. Es Él mismo, el que da la palabra sagrada a los Ancianos y así tiene que ser hecho, es como una obligación. Por eso los Oporaíva tienen que hacer lo que se les dice en su sueño, no pueden hacer cosa alguna sin previo aviso. Experiencia Guarani
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Alba: Y el canto-oración que nuestro Tamoi resuena, él lo escucha. ¿Cómo lo escucha? Francisco: El mboraí es un canto sagrado, que los ancianos escuchan en su kéra, su sueño. Son cantos que vienen de un lugar muy lejano y él tiene que cantar, porque ese canto es para él y para todos. El Gran Espíritu Ñanderú le habla en su sueño, le dice: “Así va a ser mi hijo”. Y así será. “Canta”, le dice. Esto nosotros no vemos ni escuchamos, solamente los Ancianos escuchan y tienen que obedecer. Él tiene que cantar, el canto es para él. Si él ve en su sueño, rápidamente se levanta y canta. Porque él vio en su sueño, que están entre muchos Ancianos ya fallecidos y en medio de ellos está él cantando. Entonces tiene que cantar. Alba: ¿Cómo son elegidos los que vendrán a ser nuestros Tamói? Francisco: Todos cantamos y todos deberíamos cantar, hombres y mujeres. El Gran Espíritu Ñanderú selecciona a quien le mandará el canto. Ya no existen tantas personas que aman nuestra cultura de verdad, pero estamos todavía vivos algunos. Hay quienes tocan en verdad la mbaraká y el takuá, de esta familia el Gran Espíritu Ñanderú elige a un Tamói. El Gran Espíritu Ñanderú tiene una línea. “Así será”, te dice, “así cantarás”. Es muy rápido cuando una persona cantará. Por eso se suele decir que cuando alguien amanece cantando es un acontecimiento, la gente se sorprende. Pero es el Gran Espíritu Ñanderú el que elige a las personas, aunque esa persona esté sorprendida por su canto, pero como él se había comportado bien a la vista del Gran Espíritu Ñanderú, entonces él será el futuro Anciano, que profetizará a los niños. Uno tiene que cuidarse si quiere ser Tamói de los que profetizan a los niños. Eso depende de uno. Todos los mboraí son buenos para la vida, para la salud. El Anciano y su canto-oración no son para el mal. Nuestro canto nos ha sido dejado por nuestros antepasados. Y nosotros los indígenas, del pueblo Avá, les venimos salvando a muchos en estos tiempos. Especialmente a los blancos, por ellos también resonamos el canto-oración. Por ellos, que están destruyendo nuestros montes y la Tierra. No somos nosotros quienes destruimos los bosques, igual les amamos. Nosotros les salvamos y ellos no lo saben. Eso es cierto. Cada tarde Nuestros Ancianos resuenan el cantooración enviando energía a todos por igual. No solo hacia unos u 62
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otros la envía, sino a todo el mundo, para que nada malo ocurra a la Tierra, a la vida. Suplicamos al Gran Espíritu Ñanderú, que nos permita vivir más. Seguir existiendo, es lo que exclamamos en los cantos. Todos los Ancianos piden llorando y demostrando su humildad, que pasemos más allá del 2007 y 2008. Para eso están los Ancianos. Y somos nosotros, los pueblos indígenas, los que estamos guardando la vida humana, si no lo hacemos no habrá más vida. Alba: ¿Tiene también la mbaraká una forma de ser tocada? A veces más rápido, a veces más lento. ¿Cuándo se la toca de una u otra forma? Francisco: Hay algunos de nuestros Ancianos que cantan rápido, Yvyra’ijá se los llama. Ellos giran haciendo figuras. Otros, cantan despacio, esos son del Oeste, los del canto lento. Hay quienes tocan rápido para motivar a los niños y hay quienes tienen sus cantos lentos, que vienen de una gran sensibilidad. El canto lento viene del camino del viento Oeste. El canto rápido es del Yvyra’ijá. El del Oeste es un Abuelo sensible, él no danza en cualquier parte, ni pasa junto a cualquier persona porque puede asustarse fácilmente. Tampoco come carnes. Pero el Yvyra’ijá sí, su vida es normal, él es más fuerte y su canto es veloz, sin tanta sensibilidad. Él puede reír, puede danzar, puede salir afuera a danzar, porque es un Yvyra’ijá, así cuida y ve todas las cosas, todo lo que hay alrededor. Él es fuerte y le apoya al Anciano en su práctica. También a los sensibles les da fuerza, porque tiene una forma de ser potente. El Yvyra’ijá, está haciendo lo que tiene que hacer y está cumpliendo su papel. El no lo hace para demostrar a las personas que no es un Tamói, sino sólo para mostrar a los Ancianos su habilidad para unir la energía con la motivación espiritual. Esa habilidad le da el Gran Espíritu Ñanderú. Por eso cuando el Yvyra’ijá danza, su acompañante tiene que hacer lo mismo que el está haciendo, no es un juego, es como una oración. No es que corra porque quiera correr. Alba: Cuando los Ancianos cantan, las mujeres les acompañan. ¿Ellas no pueden cambiar su canto? Francisco: No se puede cambiar. Así como el Anciano canta debe ser cantado por los otros. Si desvían su tono, el Anciano se va a sentir mal. Ellas saben bien, son sus acompañantes y tienen que cantar bien, sin equivocarse en el canto. Experiencia Guarani
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Alba: El sonido del takuá, al igual que el de la mbaraká, puede ser rápido o lento, ¿el ritmo no debe trabarse? Francisco: No tiene que trabarse el ritmo del takuá y la mbaraká, tienen que armonizar. Si se desarmoniza, le va a poner mal al Anciano Ñanderú. Y luego él tendrá que esforzarse mucho para poder restablecerse, para volver a su normalidad. Así tienen que ser, parejos. Desde luego que el Tamói habla sobre eso. El sonido de la mbaraká y del takuá tienen que ir juntos, para dar fortaleza y para que, a través de eso, nuestro Tamói se sienta fuerte, motivado.
El Uno se fue al Oeste Alba: ¿Qué significa el jerojy? Francisco: Eso, nuestro antepasado Ñanderú lo hizo hacia el Este y hacia el Oeste, como una despedida. Habló diciendo: “Nei, hasta aquí mis hijos, yo ya me voy y acuérdense de mí”. Los que quedamos para cumplir su deseo del recuerdo, hacemos el jerojy. Él, Nuestro Verdadero Padre, Ñanderueté, se puso su corona e hizo su saludo de despedida, el jerojy. Nosotros hacemos eso en su memoria. Es lo que Él nos dejó para recordarlo aquí en la Tierra. Nosotros tenemos que saludar haciendo el jerojy, para cumplir lo que Él nos pidió. El jerojy es sagrado y tenemos que hacerlo sinceramente al irnos de un lugar a otro. Alba: ¿Y ese jerojy lo hacemos al llegar y al partir? Francisco: Cuando vamos a un jeroky también hacemos el jerojy al llegar y al salir. Lo tenemos que hacer, pero hay pocos que lo hacen, porque ya estamos aculturados. Tenemos que intentar volver a esta práctica, nuestro Padre nos la dejó y tenemos que volver a hacerlo. Al llegar hacemos el jerojy para el Gran Padre y para irnos también. Tiene que hacerse. El Gran Espíritu Ñanderú nos observa desde donde Él está. El nos cuidará para que no nos pase nada por el camino, adonde sea que vayamos, esa es la intención. 64
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Alba: ¿Para qué se alinean hombres y mujeres por separado? Y luego, ¿esos pasos que se dan en el jerojy, qué significado tienen? Francisco: Nos alineamos para realizar el jerojy, esto es una demostración que hacemos al Gran Espíritu Ñanderú. Damos un paso, al darlo nos acordamos de nuestro Gran Padre. Él dijo al partir, que hagamos esto al recordarnos de él. El dejó estos pasos para nosotros. Así vamos alcanzando el poder divino para nuestras vidas. “Acuérdense de mí a través del jerojy. Para ir a sus casas u otros lugares, saluden”. No es a mí a quien los varones y las mujeres saludan, sino al Gran Padre, al Gran Espíritu Ñanderú. Las mujeres, además, siempre hacen el jerojy con su takuá en la mano, recordando al Gran Padre. Él es Uno, y ya se fue al Oeste. Y Él nos está viendo en este momento, todo esto lo estamos haciendo en memoria de Él. ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué estamos diciendo? ¿Nos acordamos de Él? El nos está mirando. ¿Estamos haciéndolo sinceramente? Aún si nos equivocamos, Él lo sabe. Así era y así es. Alba: Y al hacer el jerojy, doblamos las rodillas. ¿Es eso algo que debemos hacer para reverenciarnos? Francisco: El jerojy es sagrado y tenemos que hacerlo, porque así es. Tienen que hacerlo los grandes y los niños, todos. Alba: ¿Tenemos que también?
hacer el jerojy en la casa y afuera
Francisco: Tenemos que hacer el jerojy, adentro o afuera, donde haya altar, en ambos lugares. Si, por ejemplo, llegamos, tenemos que hacer afuera primero y después adentro. Alba: Los Oporaíva lo hacen antes y después de su mboraí. Francisco: Los Ancianos también hacen su jerojy, algunos de ellos, lo hacen antes y otros solo después de cantar. Alba: Y a veces en un Mitakaraí o en un kangûí, los que llegan se reverencian y ¿Debe el Tamói levantarse a reverenciarse con ellos? Francisco: Cuando hay Mitakaraí, el Anciano tiene que recibir a los que llegan, si es que no vienen acompañados de otro Anciano, Experiencia Guarani
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y hacer el saludo, el jerojy, con ellos. Si otro Abuelo viene con ellos, él ya sabrá cómo debe hacerse, dónde deben pararse. Y se paran y lo hacen. Y si no viene otro Abuelo, entonces el dueño de la casa, el Tamói, se levanta y hace el jerojy con los que llegaron. Se levanta, salen afuera con el grupo, entran al altar interior y dan una vuelta. Y ahí termina. El tendrá que hacerlo. Alba: ¿Qué significan los gestos y movimientos que hace el Oporaíva al danzar? Francisco: A cada uno Ñanderú le dice cómo tiene que danzar. A través de sus sueños uno lo recibe y se tiene que cumplir tal cómo se vio. No es porque uno quiera hacerlo. Tal como se hace, así es como uno lo escuchó y lo vio, y así lo vuelve realidad. Uno tiene que hacerlo correctamente, porque su danza es para su vida y su salud. Si uno no cumple, puede ser que le ocurra algo inesperado. Uno tiene que cumplir lo que vio en su sueño. Si tiene que saltar, retroceder, hacer diferentes movimientos. Uno tiene que hacerlo, tal como lo vio. Alba: Y en la danza, hay un momento en que se producen desplazamientos, el syryrý, ¿eso cómo debe hacerse? Francisco: El Oporaíva tiene que hacer los movimientos, es distinto de lo que hacen las mujeres cuando están frente al altar. Lo que él hace, los demás lo repiten, porque él está enseñando. Alba: Y las mujeres cuando fluyen danzando de costado, ¿no pueden pasar por enfrente de los hombres? Francisco: Las mujeres siempre tienen que danzar detrás de los hombres. Si el Oporaíva les hace salir afuera, danzan detrás de los hombres. Si no es atrás a su costado, pero no entre el Este y el Ñanderú. Tampoco se tiene que pasar y pasar frente al Anciano que está danzando, menos aún tratándose del Anciano del Ka’aruá, del Oeste. Y cada vez que el Anciano danza, saliendo afuera, las mujeres tienen que acompañarlo, sin pasar enfrente de él. Así era con nuestras abuelas y vamos siguiendo sus pasos, aunque ya no alcanzamos a hacerlo como ellas lo hacían antes. Alba: ¿Los Tamói sueñan los nombres de lo de los niños? En ese punto está todo ordenado lo que el Anciano tiene que hacer. ¿Al ver al niño lo reconocen por un nombre? ¿Cómo se les profetiza a los niños? 66
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Francisco: El Anciano escucha en su sueño. Al terminar de resonar el canto-oración se queda dormido y ahí en sueños le llega. Le hablan en sus sueños. “Nei! Ya están como para ser profetizados, están todos en el altar”, le dice el Gran Espíritu. Y él se despierta y vuelve a cantar y mira al altar y ahí él ya ve, están todos los nombres. En el altar están alineados los nombres y las almas, empieza la profetización. El Anciano va diciendo a cada uno su nombre. Al sentarse el niño frente a él, ya sabe cuál es su nombre. Él ya tiene todo en su cabeza. Pregunta al padre o la madre si es nena o varón. Si es un varón, él ya sabe cuál será el nombre, ya está en su cabeza, lo escucha en todo momento. “Así se va llamar”, dice. Pregunta el anciano, “¿es esta una nena? Y así se va a llamar”. El tiene en su cabeza, pero eso viene de un espacio lejano. El no dice por decir, no es que él los inventa, él escucha del más allá, muchos nombres tiene en su cabeza, que vienen del más allá. El lo escucha, pero no es como lo que estamos hablando aquí, él lo recibe de otra manera. Alba: Cuando el Abuelo está profetizando, toma algo de la llama de la vela con sus manos, del agua también, luego toca al niño y se toca el mismo, ¿qué significado tienen estos ademanes? Francisco: El saca de su cuerpo la energía de su alma, y va conectándola con la energía del alma del niño por medio del agua profética. Es a través del agua, que llega el nombre del niño y queda ligado a él. Su nombre quedará con él. Siempre se salpica con la pluma el agua, y ahí ya se queda el nombre. Puede que su padre o su madre se olviden, pero su nombre ya quedó con él o ella. Ya se queda, para eso se purifica con el agua del yaryry (esencia del cedro). Alba: A veces el niño se enferma y la madre, si olvidó el nombre, lo lleva junto al Tamói, quien le da nuevamente el nombre al niño, ¿verdad? Francisco: Algunas veces se olvidan los padres y se enferma ese niño. Y se le tiene que llamar por su nombre interior para sanarse. Por eso lo llevan nuevamente junto al Tamói que le profetizó, para que pueda volver a darles el nombre interior del niño a sus padres. Ahí, el Tamói le vuelve a decir su nombre y le dice que ya no se lo olviden y que le llamen por su nombre interior. Así tienen que llamarle. “Ustedes no le han llamado Experiencia Guarani
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por su nombre, ustedes no recuerdan, pero por este niño ya está puesto su nombre”, les dice. Alba: ¿Qué significado tiene la vela encendida en la mano del niño, cuando están todos afuera siendo profetizados? Francisco: Cuando hay profetización, se tiene que hacer la vela y dar a cada niño, es una demostración sagrada a nuestro Gran Padre Ñanderú. Y tienen que tener todos, para que se sientan todos a gusto en el momento de la profetización. Cuando se espera a Ñanderú, los Ancianos tienen que estar sentados dentro de la casa. Y llegará el Gran Espíritu a observar lo que están haciendo. Él tiene que saber lo que están haciendo. Mientras el Tamói está esperando al Gran Espíritu para profetizar a los niños, los otros Ancianos se sientan a su lado y resuenan sin parar el canto-oración. Alba: Las mujeres se alinean detrás de los hombres. ¿No se pueden mezclar hombres y mujeres? Francisco: Como uno somos. Alba: Pero los hombres están delante. Francisco: Los hombres delante y atrás las mujeres. Así era y así decía Nuestro Gran Padre. Hacemos con sinceridad lo que Él nos dejó y lo hacemos del modo que Él quería. Y seguimos haciéndolo. Alba: No es para disminuir a la mujer. Francisco: No, no. Alba: Y los varones se colocan delante de las mujeres frente al altar, están así. Francisco: Mirando hacia el Este.
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En el lugar sagrado de la danza Alba: ¿Qué más se puede realizar dentro del jerokyhá en relación a la cultura? Francisco: Todo en cuanto a la cultura se hace solamente en el jerokyhá, no puede hacerse en otro espacio, ese es el lugar de encuentro. Otra forma no existe. Solo en el jerokyhá. Alba: ¿Y el kotyú, por ejemplo? Francisco: El kotyú, danza y canto de alegría, se realiza en el jerokyhá, esas cosas son las que se practican. Se hace después de la bendición de la bebida, el kangûí, en el momento en que se sirve y, es una demostración, para dar fuerza a los Tamoi. Es como el canto-oración, también sagrado, porque son los Tamói mismos quienes dan la orden de que se baile. Todo esto es guiado por los Tamói. Siempre después de la bendición de la chicha, los Ancianos están tristes y para que no pase eso, se canta el kotyú, para que puedan alegrarse. Y se alegran los Ancianos, hasta llega la risa. Aunque él esté muy compungido, porque terminará la danza y la gente se irá, al ver que todos están alegres cantando y tomando la bebida, su energía se revitaliza. Se alegra. Es una energía positiva para él. Alba: ¿El jerokyhá, el lugar sagrado de la danza, es de gran importancia para nosotros los avá? Francisco: Ese es nuestro principio, fundamento para nuestra vida. Y es una cosa muy importante. Nosotros practicamos la espiritualidad y aunque no alcancemos el esplendor de antes, seguimos. Es algo muy grande, muy sagrado, si conocemos nos damos cuenta que no es superstición y si llegamos a conocer todo lo entendemos. Alba: ¿El jerokyhá tiene que tener pared o es como un galpón despejado? Experiencia Guarani
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Francisco: Los indígenas avá guaraní tienen sus galpones abiertos, esa es la forma de un jerokyhá. Así es la cultura Avá Guaraní y su casa ceremonial. Así fue como dejó establecido nuestro Gran Padre Ñanderú para que sea aquí en la Tierra y así vamos a seguir, porque así es. Alba: ¿Quiénes son los encargados de cuidar del jerokyhá y renovar el altar? Francisco: No cualquiera, solamente el Yvyra’ijá, acompañado del Oporaíva. Los Tamói siempre están cuidando de cerca los trabajos que está haciendo el Yvyra’ijá. Para que no ocurra nada malo al Yvyra’ijá. No cualquiera puede enclavar el altar. El trabajo está siendo observado por el Gran Espíritu Ñanderú, por eso el Tamói tiene que cuidar mucho de la persona que está trabajando. Se trae la plantita del cedro, todo se hace del cedro, se planta también en el altar. El Tamói tiene que cuidar todo, porque tenemos alguien que nos observa, el Gran Espíritu Ñanderú. Así mismo es. Alba: ¿El Tamói tiene que tener su casa cerca del jerokyhá? Francisco: Si es posible, tiene que tener su casita cerca del jerokyhá, su lugar de existencia. Si el jerokyhá es grande, el puede tener su lugarcito a un costado. No puede abandonarlo mucho tiempo. Si está al costado, el tiene que cuidar mucho, de ambos lados. Se tiene que hacer continuamente el mboraí con la chicha y no se puede dejar mucho tiempo abandonada la casa. Si algún día se sale, al día siguiente ya se debe regresar. Si se va a la changa, a trabajar afuera, a más tardar en cinco días tiene que volver. No puede estar triste el jerokyhá. Cuando está solo, está triste. Así es el lugar donde realiza su trabajo un Tamói. Alba: ¿Para qué se tiene un altar adentro y otro afuera del jerokyhá? ¿Por qué dos? Francisco: Eso es por la danza-oración. Se tiene que estar en dos lugares, afuera y adentro, esto es por el Yvyra’ijá. Cuando llega un anciano Oporaíva de otro lugar, toma su mbaraká y toca mientras viene entrando, pero primero se reverencia en el altar de afuera. El altar de afuera es para el Yvyra’ijá, es de ellos. Ahí afuera el Tamoi se carga de energía y después entra y saluda al altar interior. El que está adentro del jerokyhá, es 70
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del Tamói, dueño de la casa. La alineación de las mbaraká siempre tiene que estar dispuesta y ahí están todas las almas. Ahí afuera se puede tener dos mbaraká. Y eso es para la energía de los Yvyra’ijá. Al mirar el altar de afuera, uno se pone alegre y contento y entra al altar que está adentro con mucha energía, mucha fuerza espiritual. Es también para dar energía positiva al Tamói, al entrar y ver la maraca del Yvyra’ijá él ya está contento y ya no tiene miedo de nada ni nadie. Alba: ¿Por qué el Tamói tiene que sentarse en su hamaca para profetizar a los niños? Francisco: Es un acto de respeto, un acto sagrado. El Tamói está sentado en su hamaca, a través del respeto él ya está conectado al Gran Espíritu Ñanderú, así como todo lo que él pueda realizar. Él no se sienta porque sí en esa hamaca, él está esperando al que está más allá. Él ya está conectado, para lo que él irá a hacer con los niños, a través de su canto-oración. Para eso él está ahí sentado. No se sentó porque sí. Cuando él está sentado ahí, él no puede levantarse sin más. Siempre tiene a alguien que le junta y le trae algo de comer. El ya no puede ir lejos, puede ir al baño a hacer pipi, hasta por ahí cerca nomás. Se suelen preguntar por qué está así el Tamói, pero pocos saben por qué él está así. Es para que no les ocurran cosas feas a los niños, es por eso que él está así. El cuida mucho lo que está haciendo y su actuar responde a un pedido del Gran Espíritu. El tiene que hacer lo que él vio y escuchó de parte del Gran Espíritu Ñanderú. Y también por él mismo, para que no le pase nada feo y por todos. Alba: ¿La hamaca es también sagrada para nuestro pueblo? Francisco: Sí, porque es un elemento de los Ancianos, que el Gran Padre les dejó. Es de nuestro Gran Padre. Por eso si uno tiene la hamaca, es una gran cosa. Por eso la hamaca que tienes, debes cuidarla mucho. Tampoco puedes dormir por muchas horas en la hamaca. Por ejemplo, si un indígena o bien un noindígena tiene una hamaca y está durmiendo, él o ella puede recibir en su sueño algún mensaje del Gran Espíritu Ñanderú. Lo que él vio en su sueño lo cuenta. ¿Qué es lo que vio? “Vi a muchas personas cantando y danzando en mis sueños…” Y eso le llega a través del guardián de la hamaca, porque él se durmió o Experiencia Guarani
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siguió durmiendo en la hamaca. Siempre cuento a los hermanos indígenas, que la hamaca tiene un secreto. Sigan durmiendo les digo. Y de repente, alguien ve algo en su sueño y viene y me cuenta. Y si él no siente miedo y sigue durmiendo, ya escuchará el canto del Gran Espíritu Ñanderú. Y así es. No es para tener miedo, es para alegrarnos.
Enviados del gran espíritu Alba: ¿Quién prepara el atuendo para el Tamói, lo recibe de regalo? Francisco: Eso prepara la esposa del Tamói, o lo preparan las comadres y se regalan unas a otras y preparan uno especial para el Tamói. Las abuelas mismas, por ejemplo, hacen la corona de plumas. Eso lo hacen las abuelas, solo ellas. Así se prepara, porque así quedo establecido para la Tierra. Se prepara del algodón y al terminar se le entrega a quien va a usar y él lo tiene que usar. Es también como una necesidad, por eso debe tenerla puesta. Alba: ¿Quién prepara el jasaá? Francisco: Lo preparan también las abuelas, aunque puede ser también cualquier persona, pero tiene que poner las flores de plumas y usarlo. Alba: ¿El jasaá puede ser usado por un Anciano Oporaíva solamente o puede tener cualquiera? Francisco: Puede tener cualquiera, uno que resuene el cantooración o uno que no. Si uno tiene su nombre nativo puede ponerse el jasaá para tener más coraje. No hay que ponerse por querer ponerse nomás, tiene también su forma. Cuando hay Mitakaraí o kangûi, se puede tener jasaá, todos los que quieran ponerse pueden hacerlo. Depende de que alguien los prepare. Se hace del hilo del algodón. Se puede usar durante la danza. Pero nadie puede ir a jugar lejos con su jasaá. Solamente el Anciano usa la corona de plumas y el jasaá, pero cuando va a salir lejos del jerokyhá, se saca y deja en el altar. 72
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Alba: ¿Cuál es la importancia del urukú para nuestra cultura, y en qué momento se utiliza? A veces se usa para colorear el jasaá. Francisco: Esa planta es sagrada, nos ha puesto Nuestro Gran Padre Ñanderú, aquí en la Tierra y en especial a las mujeres. Con ella se pintan la cara y lo utilizan también para pintar la flor del jasaá cuando no tenemos plumas. Así nos advirtió nuestro Gran Padre Ñanderú, que llegaría un tiempo en que ya no íbamos a conseguir más plumas. El urukú es especial para que las mujeres se pinten, no deben usar la pintura de los blancos cuando están en un jerokyhá. Solamente con el aroma del urukú se puede uno perfumar y pintarse. Es para recibir fuerza espiritual. Los olores o perfumes de los blancos, pueden dañar la salud del Tamói o de las mujeres. Son ellas las que hacen sonar el takuá. Alba: Esas plumas que tienen los Tamói en su corona y el jasaá, ¿se usaban así originalmente? Francisco: Esas no son cosas que él quiso ponérselas porque sí. El vio en su sueño que se las ponía y tiene que realizar su visón. Es como una promesa cumplida al Gran Padre Ñanderú. No hay otra razón. Los Ancianos son los enviados del Gran Espíritu Ñanderú aquí en la Tierra. Por eso tenemos aun Sabios poderosos y mucho depende de los pasos que ellos sigan y de cómo cumplan las exigencias del Gran Espíritu Ñanderú. Ahora nuestra gente se pregunta cómo es que el Tamói es capaz de curarnos así. Tenemos que cumplir y hacer las cosas correctamente y por ahí llegarán los conocimientos y el poder espiritual, que podrán servirnos a todos. Todos tenemos que hacer bien a todos. Él nos hace llegar energía para calmar, para curar y para eso tenemos que seguir bien las instrucciones, hacerlas bien. Alba: ¿Las mujeres tienen que usar polleras largas y no pantalones ajustados o cortos? Francisco: Antes nuestros padres y madres se vestían bien. Las mujeres vestían con polleras largas. Las mujeres, especialmente, tienen que danzar con pollera larga, con su takuá en la mano. Con pantalones no deben hacerlo. No les gusta a los ancianos de ese modo. Puede ser que alguien lo haga, pero si se puede no tiene que entrar así a la danza. Experiencia Guarani
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Alba: ¿Pueden los Ancianos usar sus adornos todos los días? Francisco: Cuando es el momento de la profetización, se coloca uno igual a éste que yo tengo ahora en mi cabeza. Pero éste no es un jeguaká (adorno), es un akanguaá, una corona de sabiduría. Aquí yo tengo mis adornos dentro de mi altar. Aquí están. Cuando yo recién empecé a cantar, me hicieron esta corona. Pero yo no considero que ésta sea un adorno. Adornos son de otra clase. Ésta solamente la usan Nuestros Ancianos que profetizan a los niños. Yo por ejemplo, estoy comprometido y tengo una obligación con el Tamói, que él me comprometió y yo le profeticé a él y por eso tengo que usar el akanguaá. Y así mismo es. Yo ya vi todo lo que irá a pasar y estoy aceptándolo. Alba: ¿Qué significado tiene la pintura redondita en la cara de la mujer? Francisco: Las mujeres se pintan una figura redondita en la cara y eso es una demostración al Gran Espíritu Ñanderú. La pintura tiene que ser puesta bien centrada en los pómulos. Así tiene que ser, para que ella pueda tener fuerza espiritual. Y continuará siendo así. Y el Gran Espíritu Ñanderú se pone alegre al ver así a las mujeres. Porque fue así que Él dejó establecido para la Tierra y así se está haciendo. Y es sólo por eso.
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Muestran el alma parados ante el altar Alba: ¿Qué significa la vela para nosotros los avá? Francisco: Esa es nuestra vela sagrada. La utilizamos cuando viene la oscuridad, en el medio de la oscuridad caminan muchas cosas que nosotros no podemos ver y para eso prendemos la vela en el altar. También para demostrar el respeto se la prende, cuando llega un Yvyra’ijá o un Tamoi de otro lugar, para que vean que las velas están encendidas en el altar. Cuando la vela está prendida en el altar, se ve y se notan las almas que están en el altar, eso lo ven los Tamoi y los Yvyra’ijá al llegar. Eso no es porque queremos hacer que lo hacemos, en primer lugar lo hacemos porque es parte de nuestra identidad y en segundo lugar para no estar en la oscuridad. Se prepara para usar a la noche, para que los que danzan o los que no danzan puedan tener la luz y ver. Alba: ¿De qué se hace la vela? Francisco: Se hace de la cera de las abejas jate’i, del borá, del ñakûañetí, también del mandorí. No se hace de cualquier cera de abeja. Cuando se está cocinando la cera, se pueden agregar algunas medicinas especiales para darle coloración amarilla, pero esto por ahora ya no se usa más. Por ahora ya la misma miel escasea. Yo, por ejemplo, ya no tengo más miel acá. Alba: ¿Se utiliza también la miel o sólo la cera? Francisco: Solamente se usa la cera. También se utiliza un trapo. Esa son las dos cosas que se usan. El trapo puede ser tejido o lienzo, aunque también se hace del karaguatá. Pero éste tiene que estar bien limpio, tiene que estar blanco y seco. Esas dos cosas se utilizan para hacer la vela. Alba: Cuando habrá profetización, ¿qué agua puede utilizarse? ¿Se trae del manantial? ¿Y el recipiente tiene que ser de cedro también? Francisco: El recipiente tiene que ser de yary (cedro). Y se tiene que alzar un día antes en el altar. Se tiene que traer agua bien Experiencia Guarani
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limpia, porque esa será para el día siguiente, para la profetización. No tiene que dejarse mucho tiempo estacionada. El agua que hoy se traiga servirá para mañana o hasta para pasado mañana. Se vierte el agua limpia mezclada con los gajos más nuevos del cedro. Se pela la corteza de una rama fresca y lo que está abajo, lo blanquito, se pone en el agua y se alza en el altar. Y eso ya está al cuidado de Ñanderú. Y nadie puede ir a tocar, ni bajarlo del altar. Ahora, cuando llega el momento, en la madrugada, dice el Tamói: “Ahora pueden bajar” y se designa a quién lo bajará, no cualquier persona puede ir a tocarlo. Alba: ¿La corteza del cedro se le pone sólo para perfumar? Francisco: Sí, es para perfumarle. El cedro es nuestro cuerpo, es sagrado. Por eso si uno está enfermo, se siente mal, le duele el estómago, puede ponerlo en agua tibia y tomar. Y pronunciando como un pedido al Gran Espíritu, que Él lo dejó para nosotros, lo tomamos, en nombre de Él. El cedro es nuestro remedio tradicional. Alba: Cuando hay profetización también se prepara el kangûi, ¿los que la preparan son personas elegidas? Francisco: Tiene que ser una persona bien conectada al Gran Espíritu Ñanderú y debe estar bien con el Tamói, cumplir bien el deseo y los trabajos que está haciendo. Y así el Gran Espíritu estará feliz por los trabajos realizados. La persona tiene que preparar la chicha de buen corazón. Si el Tamói le dice: “Tú prepararás la chicha”. Uno le tiene que responder: “Sí, yo voy a prepararla”. Y así uno va cumpliendo su deseo al mismo tiempo, con el cuidado del Tamói y del Yvyra’ijá. Cuando llega el momento de bendecir la bebida, tiene que traerla en un recipiente y acercarla al Tamói. Después, la bendice el Tamói y hablan sobre su trabajo. Dicen: “Es para nuestra salud, para la de todos y pueden servir, está muy bien”. Y si tiene algo, el Tamói sana la bebida. Y cuenta lo que tiene la bebida, si causará dolor de garganta u otra cosa, pero el cura todo. Le vuelve a decir: “Está muy bien tu trabajo e invítales a todos”. Y enseguida el Tamói muestra el alma al Gran Espíritu, después de la bendición. Envían y muestran todo lo que pasó. Los que están parados frente al altar muestran su alma. No es lo mismo con cualquiera que ande por afuera o esté acostado por ahí. 76
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Alba: El kangûi, la preparación de la chicha para una profetización, es algo muy significativo para nuestro pueblo, ¿verdad? Francisco: Sí, el canto-oración tiene que estar acompañado de la chicha. Pero se resuena el canto-oración primero durante cuatro días y luego se prepara la chicha. El canto-oración se hace como una preparación, pidiendo la bendición al Gran Espíritu Ñanderú, después el Tamoi pide que se traiga el maíz u otra cosa, para que se prepare la chicha. Siempre se resuena el canto-oración antes, para que salga todo bien. Después de la chicha se puede danzar tres días y después se profetiza. No se puede tomar la chicha en el mismo día de su preparación, no es así ahora y nunca fue así. Se tiene que estar bien conectado al Gran Espíritu Ñanderú. Durante el canto-oración, se piden muchas cosas: por el trabajo, por la salud, por la Tierra. Y se tiene que danzar mucho. Alba: ¿Qué cosas debemos tener y las tenemos en nuestro altar, Tamoi? Francisco: En nuestro altar tenemos nuestra cruz, la flecha pequeña, la mbaraká y el lugar donde se alinean las mbaraká. También tenemos en nuestro altar los takuá. Además nuestros adornos: jasaá, akanguaá, mbo’y, los bolsos del pindó, los recipientes de porongo, en éste se sirve la chicha, tenemos el porongo chiquito, que está en el lugar de las maracas, la flecha grande y la cesta preparada de la hoja del pindó, donde se cuela la chicha. Alba: ¿No se puede poner cualquier cosa en el altar? Francisco: No. No se puede poner cualquier cosa, solamente lo que nos pidió Nuestro Gran Padre Ñanderú, obedeciéndole a Él es que vamos poniendo las cosas. Cumplimos todos sus deseos, lo que Él pide, lo que Él dejó para nosotros, para que veamos. No se puede poner cualquier cosa. Alba: ¿Quién trae las cosas? Lo que se trae, tiene que ser pedido ¿no? Francisco: Sí, eso tiene que traer solamente un Yvyra’ijá o un Oporaíva. Se tiene que traer con mucha fe, amor y con mucha tranquilidad. Con una sola condición y un solo deseo Experiencia Guarani
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en la mente lo trae el que tiene que traerlo. No con muchos pensamientos, porque es un trabajo que está haciendo al Gran Espíritu Ñanderú. Él, Nuestro Padre, no piensa en muchas cosas y así también tienen que ser las personas.
Vuelvan a ser felices Alba: Como Tamói, como líder de esta comunidad, ¿qué piensas y cómo ves todo en cuanto a nuestra cultura, al futuro de nuestros niños? ¿Qué les dirás, qué les enseñarás para que ellos puedan seguir el camino que estás haciendo tú, aquí en tu comunidad? Francisco: ¿Cómo continuamos? Así vemos y entendemos y observamos las cosas: la vida está muy cambiada, hasta nuestros Ancianos se sienten tristes y algunas veces tenemos la culpa nosotros. Pero así es la vida, porque estamos entre los blancos. En medio de ellos estamos. En las comunidades no tenemos docentes indígenas, hay pocos docentes indígenas en las escuelas. Son casi todos blancos, por eso no se lleva, no se practica más la cultura indígena en la comunidad. Se tiene que ver a los indígenas y que sean los indígenas los gestores, los que llevan los trabajos en la comunidad, para que sea una educación indígena, para que los niños puedan tomar en cuenta, en primer lugar, su propia cultura, nuestra cultura. Por eso está débil nuestra cultura. Así estoy viendo. Los docentes indígenas tienen que estar unidos y conectados con Nuestros Ancianos, en la comunidad. Los promotores de salud también tienen que estarlo y trabajar de cerca con Nuestros Ancianos y construir un solo camino. Y si no se hace, igual vamos a seguir en comunidad. Pero agradecemos lo que tenemos, no podemos quejarnos y vamos a seguir adelante. Hay comunidades que ya no tienen a los Tamói. Y deben dar gracias las que aun los tienen. La autoridad legal de la comunidad tiene que estar unida con el Anciano, para seguir trabajando por nuestra cultura. Debe hablar con su gente, para que puedan acercarse otra vez al lugar de la danza-oración, el jerokyhá. Así voy sintiendo, yo, aquí en 78
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mi comunidad. Así trabajo con mi gente, con la autoridad. Yo veo que hay, aquí en mi comunidad, como cinco casas que no llegan al jerokyhá. Pocas veces vienen, están más con la cultura blanca, participan más con los blancos, en sus fiestas. No es una cosa mala, pero más adelante les perjudicará. Eso es por causa de la cultura blanca, veo yo. Porque los blancos viven en medio de nosotros, nos dividen. Ahora tenemos padres y madres, que son personas sin conocimiento tradicional de nuestra cultura. Todos sabemos resonar el canto-oración en nuestra cultura, pero algunos no quieren acercarse. Los padres mismos les orientan a sus hijos para que vayan a otras culturas. Aquí no hay muchos de este tipo, pero sí hay algunos. Pero yo quiero que ellos se acerquen y vuelvan otra vez aquí, yo tengo que hablar con ellos sobre este tema. No puedo yo cantar ni danzar ni orar sólo por ellos, cuando ellos viven estando allá felices y yo aquí solo, después cuando les pasan cosas malas, accidentes, corren a mi pidiéndome ayuda. Así andamos por ahora, algunas veces nos tropezamos. Cuando nos tropezamos y nos sentimos mal, llegamos arrastrados. Pero siempre les doy la lección, no los atiendo enseguida y solo después de una larga espera les atiendo. Y así yo estoy viendo nuestra cultura, no está tan bien. Nos estamos acordando de las cosas malas, no es porque no queremos a nuestra gente, a los niños, sino porque quiero que se acerquen, que vuelvan y que cumplan la promesa a nuestro Gran Padre Ñanderú, para que puedan recibir la fuerza espiritual, tal como quiere nuestro Gran Padre que sea aquí en la Tierra, es para eso nada más. Nuestro Gran Padre nunca dice que Él no quiere a alguien, no, al contrario, Él quiere a todos. Él habla en un sentido muy espiritual y de una forma muy triste, porque su gente no se acerca más. Y tienen que acercarse, Él los necesita. Quiero que vuelvan, repito y repito. Y si ellos vuelven, ellos van a estar felices y contentos. Y así vamos a tener la fuerza espiritual y también la energía para Nuestro Padre. Igual si vienen lentamente, vamos a tener la fuerza. Él siempre pide por la salud, por la fuerza que tiene que tener su gente. También por los Ancianos, que están en la Tierra. Y Él lo quiere así y yo también soy así. Yo soy así, yo pido así, como Él pide, por mi gente, que no le ocurra nada malo a los que andan por ahí. Yo tengo que pedir y clamar a nuestro Gran Padre, yo soy así. Experiencia Guarani
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Y cuando estoy así, siempre llega alguien, llorando. Yo ya presentía que algo le iba a pasar y siempre pasa. Y siempre me piden por su sanación y yo tengo que curarles pero después les digo en donde y cómo pasó, fue por la fiesta de la cultura blanca. También viendo la tele le ocurren cosas a mi gente y yo tengo que curarles, y después de curarles, vuelven a estar bien y se van otra vez. Y así es, ¿qué vamos a hacer? Si los padres y las madres llevan a sus hijos a esos lugares. Ellos primeros les muestran cosas que no tienen nada que ver con nuestra cultura, que les engañan, y después les hace mal. Así yo veo y en muchos lugares es así. Aquí hay pocos de ese tipo, pocos hay, pero veré cómo es la cosa. No son todos, son algunos pocos. Es una pequeñez, son poquitas las gentes que andan así, un brotecito. Y mi comunidad también se llama así, Yvavijú (fruta que brota). Y está naciendo el brotecito en la gente. Así yo estoy viendo. Alba: ¿Qué importancia tiene nuestro réra ka’aguy y por qué lo tenemos que tener? Francisco: Tenemos que tener nuestro réra ka’aguy (nombre del bosque, nombre nativo), éste nos da la fortaleza espiritual en nuestra vida. Es también para que a lo largo de nuestra vida mantengamos una buena salud. Para eso nos puso un nombre el Ñanderú. Eso se tiene que hacer, sobre todo si es a través de los conocedores de nuestra cultura, que son los Ancianos Ñanderú. Ellos lo harán por nosotros. Eso, no es que se puede hacer así nomás, pero se hace muy necesario por ahora. Necesitamos para nuestra salud y para que podamos tener la fuerza espiritual y la puedan tener nuestros Ancianos, ellos también lo necesitan. Y ahora se están acabando, se están terminando los que pueden profetizar a los niños, nuestros Ancianos Ñanderú. Ya no los tenemos, y esto es algo que no se puede hacer de forma descuidada, no puede hacerlo un Yvyra’ijá. No es porque amanece o porque lo vio en su sueño, que al día siguiente ya profetiza, no es así. No son así estas cosas. Alba: ¿Qué importancia tienen nuestros sueños, el canto-oración y todo lo que vemos y lo que escuchamos en nuestros sueños? Francisco: Tiene una importancia muy sagrada, es una bendición si escuchamos un canto-oración o vemos algo en nuestro sueño, 80
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es de parte de Nuestro Gran Padre Ñanderú. Porque Él nos quiere es que nos manda estas cosas. Algunas veces les llegan mensajes en sus sueños a las personas. Algunos no vienen al jerokyhá, mientras otro viene continuamente, pero igual les llega en sus sueños y alguno amanece con su canto-oración. Si también tú te acercas a la casa del canto-oración, te puedes convertir en Oporaíva o en Tamói, ese es el principio. Se te muestra y se te da a conocer. Nuestro Gran Padre te enseña lo que Él hace y cómo nos tiene compasión. Te hace conocer que Él no es una persona común, como nosotros, que es importante, para eso te llega en tus sueños, para hacerte conocer qué significa el altar, qué importancia tiene. Si te llega en tus sueños y tú no te acercas al jerokyhá, te puede pasar algo inesperado. Si tú ves en tus sueños o escuchas y si no te acercas al jerokyhá a hablar con el Tamói, te puedes sentir mal, en tu cuerpo, físicamente. Y el único que te puede tranquilizar es el Tamói, y tienes que acercarte a él. Eso también te llega cuando no tienes el respeto hacia nuestros Ancianos y te llega a enfermar, eso hay que aprender a respetar. También el Gran Padre nos castiga, pero no sabemos cómo lo hará. Solamente un Tamói te puede decir. Alguien que vio en sus sueños a Ñanderú, danzando con el jasaá y no le dio importancia y eso no significa nada para él, por ahí viene la enfermedad. Y enseguida él sale, se va, toma un rumbo, no le importa lo que vio en sus sueños. Ñanderú ve todo, sabe todo y sabe que siempre existe el tropiezo. Y si cuando se lo cuenta, alguien se ríe, no le da importancia, Nuestro Gran Padre se siente mal, ofendido. Así es, si Él no sabe, quién va a saber. No hay alguien que pueda saber, ni hablar, a nuestros niños mejor que los Ancianos. Así es y así será, no existe quién te diga. Ni los doctores te dirán nada. Ellos saben sus remedios y sus enfermedades. Pero de nuestra cultura, ellos no saben. Nuestras almas, tampoco. Nuestros Ancianos no leen, no es por ahí que aprenden sus conocimientos. Ellos reciben el conocimiento de nuestro Gran Padre. Por eso, nosotros los indígenas, cuando hablamos con los blancos de nuestra cultura, no nos entendemos. Nuestros Ancianos reciben los conocimientos del más allá. Tenemos que tener fuerza para no perder nuestra conexión, las palabras que estamos diciendo. Ellos no conocen nuestro lenguaje, si hablamos del katú, del ka’aruá, ellos se callan, no saben. No saben qué es eso, no conocen, solo los indígenas conocemos. El katú es el cielo, ka’aruá y ñanderovai… Experiencia Guarani
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Alba: ¿Nosotros también sabemos como fue el principio? Francisco: Nosotros tenemos nuestro principio verdadero. Sabemos quién encontró la Tierra. Escuché a los blancos decir que fue Noé. Que él vino de muy lejos, corriendo de las cosas feas y que era dueño de muchas cosas. Al cambiar la Tierra por la vida, el se fue. Y nosotros hacemos lo que él hizo, cuando se fue. Eso es el jerojy, la reverencia, el se fue con el jerojy. El fue el primero en hacerlo y ahora nosotros continuamos. Nosotros no tenemos otros a quienes nombrar, solamente a Nuestro Gran Padre Ñanderú. Ahora que vemos, sentimos su reflejo. El es el sol y la luna, que son dos. Los blancos, le llaman de otra forma al Señor que está sentado en la hamaca. Ellos dicen Noe, cuando que ese es Nuestro Gran Padre. El estaba sentado en una hamaca, pero ellos sacan no sé como y de donde una foto en otra forma. Lo hacen pero no es ya como en verdad fue. Como hacen los niños un dibujo en el papel, así ellos hacen. Alba: ¿Puedes hablarnos de los nombres de los vientos? Francisco: Avá Pakúi está hacia el norte y Avá Veraró hacia el sur. Los que cantan en estas direcciones son Yvyra’ijá con mucha energía. El norte es Veravyjú y Verapakúi es el sur. De este lado está Nuestro Padre Ñanderú y de este también. A este lado también está, es Avá Ñanderovái, (el Este) y donde entra el sol Ava Ka’aruá (Oeste). En el cielo, arriba, están nuestros ancianos cantando, Ava Katú, se llama el que está arriba, que es el que profetiza a los niños. Está sentado como yo estoy aquí, mirando la Tierra, mirando el mundo. Si él ve muchas cosas distintas, buenas o malas, el llora y dice con mucha tristeza: “¿Es posible que todo esto ocurra donde mi padre dio vida?” Aquí donde nos encontramos, en la Tierra. El no le cuenta todavía a Nuestro Gran Padre Ñanderú, él solamente llora. Y así está, todavía no le cuenta nada al Gran Padre, pero el día en que él le cuente, no sabemos qué va a pasar, a lo mejor hasta ahí nomás ya. Así el habla, así dice. Alba: Acá en la Tierra tenemos nuestros instrumentos, ¿también existen en el cielo? Francisco: Sí, acá en la Tierra ya se refleja nada más, porque ahí está nuestro principio. Nosotros representamos imitándolos, recordándolos a ellos y con respeto. Nuestro Gran Padre está 82
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hacia el atardecer, Él canta y danza, no se calla, ni se cansa. Así es, en todo momento, no es que tiene días para hacerlo. Ahora nosotros ya le ponemos días, decimos, el sábado vamos a tomar la chicha, o viernes, pero Él no es así. No tiene que ser así, si nosotros resonamos el canto-oración y ponemos la chicha tendríamos que danzar por lo menos quince o veintidós días. Yo, por ejemplo, aquí completo diez días o una semana de danza antes de la chicha, después a la segunda semana, la chicha. Así yo voy haciendo aquí, algunas veces ya le cansa a los otros. Alba: Cuando hay chicha, ¿también se adorna, se prepara, afuera y adentro del jerokyhá? Francisco: A la tardecita el Tamói se levanta y canta y sale afuera a mirar. Cuida de todo. Mira al altar exterior, por si no haya cosas que limpiar antes de que llegue mucha gente. Cuando es de tardecita y por la noche muchas cosas salen a caminar, cosas que nosotros ni siquiera podemos ver. Y también comemos cosas que no deberíamos comer, el Yvyra’ijá tiene que observar, mirar todo, guardar a la gente, a las personas. Y algunas veces, si no está, yo tengo que salir, yo ando así aquí. Tengo que cuidar muchísimo, porque llegan muchos niños y les quiero mucho, yo soy así. Alba: Si un Anciano cura a un enfermo o a un niño, ¿cómo lo cura? ¿Con su Engaí, no como un doctor, verdad? Francisco: Cuando llega un enfermo, sea adulto o niño, el Tamói ya sabe. Cuando se le acerca, él mira bien al enfermo. Algunas veces hay cosas feas, pero el tiene que aguantar y estar bien conectado al Gran Espíritu Ñanderú para ver al enfermo. Y siempre su papá o su mamá tienen que hablar pidiendo por él, deben decirle al Tamói: “Te traigo a mi hijo enfermo”. Y él tiene que escuchar bien y con una palabra compasiva tiene que ver y curar al enfermo. Del cielo tiene que atraer la palabra compasiva. El ve, cantando y armonizando con el toque de su mano si esa persona tiene una gran falla con el Padre. Él siente dolor en su pecho, el mismo Tamói. Y entonces pide al Gran Espíritu Ñanderú, por la vida de ese enfermo, que le libere y que le sane. Después de curar siempre tiene un mensaje para quien estaba enfermo, le cuenta de dónde tomó la enfermedad y que no vuelva a salir o a recurrir a ese lugar. Y por ahí le tomó la enfermedad, pero él saca lo que tiene en su cuerpo y le manda Experiencia Guarani
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a otro lugar a otro espacio y se levanta sano el enfermo y va a su casa. Le vuelve a decir que se cuide mucho, que no vuelva a salir por la oscuridad porque le quiere mucho y en su pecho el Tamói tiene un dolor que está a punto de hacerle llorar por su compasión. Así es. Alba: ¿Nuestra Tierra es sagrada, es grande para nosotros? Francisco: Sí, ella es nuestra vida, nuestro principio en la vida, pero existen varias cosas en este lugar de qué temer. Pero solo tenemos que cuidarnos. En esta Tierra, donde caminamos, tenemos que andar con mucho cuidado. Existen anzuelos y muchos gusanos que nos miran, pero ésta es nuestra Tierra, en donde tenemos nuestro apoyo. Tenemos que temer, porque éste mundo es como la hoja del aguapé, que está encima del agua y nosotros estamos parados ahí. Debajo de nosotros están las grandes aguas. Nosotros no vemos, ni sentimos que se está meciendo, porque la tierra es grande y redonda. Cuando hay viento es que se está moviendo, pero es el agua lo que se mueve. Nosotros vivimos encima del agua, cuando llegue el fin del mundo, sin ninguna dificultad, nos daremos la vuelta. Y así, esta nuestra Tierra donde vinimos a pisar y caminar, nos dejó Nuestro Gran Padre Ñanderú para nuestra energía. Andamos, nos divertimos, nos alegramos encima, muchas cosas hay, cosas que comen o que no comen, todas caminando. Todo lo que duerme y lo que no duerme tiene su lugar aquí, así es esta Tierra.
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Notas del investigador He encontrado en la senda intercultural la oportunidad, como investigador de la comunicación y como caminante espiritual, de integrar saberes y conocimientos y traducirlos a esta obra, con el fin de cooperar con la gente de la Tierra en su reconocimiento e integración. En la experiencia guaraní, la identidad individual se hace parte del Todo a través de la palabra profética. Así se entrelaza la mente natural con el mundo visible e invisible, que le circunda y le atraviesa. Para embarcarme, como ser humano, en la integración con el mundo natural he empezado por levantar los pedazos esparcidos de mi conciencia y por restablecer mi relación con el infinito. Agradezco a mi alma el haber trazado mi camino a través de este desafío y bendigo a mi Ser Superior por la honra de estar vivo en este planeta en estos tiempos de grandes desafíos. Con este trabajo desplegado a lo largo de tres años de emocionantes reencuentros, se dibuja un modelo de comunicación intercultural que se nutre de los conocimientos heredados así como de la experiencia misma, para configurarse como una propuesta para la cohesión social. Cada sistema de creencias es antes que nada un logro humano en el esfuerzo por alcanzar el infinito. Las múltiples culturas del continente proveen un maravilloso calidoscopio de sistemas de creencias, de maneras de explicar el cómo habremos de existir en el mundo, para sostener nuestra evolución en la materia. Los mejores profesores de cada sistema de creencias son verdaderos sabios, ellos tienen la palabra cualificada para dar a conocer el camino recto. Dar a los sabios la palabra es el primer paso para honrar la presencia de la humanidad en este maravilloso planeta de la creación, donde los más elevados sueños son posibles. Experiencia Guarani
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¿Qué hay en los sueños? Todos los seres humanos habitamos la dimensión de los sueños. ¿Qué sabemos los seres humanos sobre esta dimensión? La más coherente relación sobre este territorio de la mente, donde el tiempo parece no existir, la recibí a través de explicaciones de maestros de yoga, que trasmiten las enseñanzas del maestro Yogi Bhajan. Estas enseñanzas enmarcan la perspectiva de esta investigación y mi proceso de transformación interior, y de ellas reinterpreto los tres niveles de la mente: el nivel conciente, el subconsciente y el inconciente. El nivel conciente se corresponde con el estado de vigilia, cuando estando despiertos concebimos un mundo común a todos los seres humanos, que experimentamos a través de nuestros sentidos externos, los cinco sentidos: visión, olfato, tacto, gusto, audición, recibiendo señales, que las procesamos en nuestra mente, integrándolas concientemente a nuestra memoria o registro. El nivel subconsciente se corresponde con el estado de sueño, cuando apagando nuestros sentidos externos, relajamos el cuerpo físico y sus sensores para descansar. Durante el sueño seguimos experimentando la vida en una dimensión menos superficial de la existencia, nos desplegamos en el subconsciente. Durante el sueño, las señales de la memoria que no fueron integradas, los registros no comprendidos, ocupan a la mente en su incesante procesamiento. Lo que recordamos de ellos es solo una pequeña parte del paquete que resonó en la conciencia. El nivel inconciente se corresponde con la divinidad cuando incapaces de procesar determinadas señales que percibimos, las integramos de un modo provisorio bajo el velo de la ignorancia y se las atribuimos a un ser superior, autoridad sobre todas las causas y sus consecuencias, así generamos bloques inconcientes. O bien, rebasado el subconsciente, se deslizan las memorias cautivas hacia lo más profundo de nosotros, generando estos bloqueos. En este esquema, los niveles de la mente ocupan dimensiones de profundidad. Siendo la dimensión conciente, la más superficial, seguida de la subconsciente y terminando en el inconciente, lo más profundo de nosotros mismos. Los sueños, en el esquema, se ubican en el territorio del medio, entre lo superficial y lo más profundo. 86
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Los sueños y la conciencia despierta Hemos de despertar de nuestro largo sueño. Cuando tenemos la experiencia de despertar cada mañana, los sentidos se aclaran y la mente olvida lo que estaba experimentando segundos atrás durante el sueño, salvo excepciones habilitadas por los saberes chamánicos. Las enseñanzas del yoga, que constituyen el sistema de referencia que utilizo para relacionarme con las enseñanzas originarias hablan sobre las horas ambrosiales, las más apropiadas para escuchar las “voces del subconsciente”, las reverberaciones que la conciencia percibe de los bloqueos subconscientes, es decir, aquellas razones inaceptadas que nos impiden procesar mentalmente ciertas causas y sus derivadas consecuencias. Estas horas ambrosiales, las más propicias para meditar, transcurren entre las cuatro y las siete de la mañana, cuando la posición del Sol en relación con la Tierra genera un magnetismo tal que las sutiles vibraciones del pensamiento emergen del subconsciente a la conciencia. El pasado se unifica con el presente en nuestro interior, dándonos cada día una oportunidad de salvar un obstáculo que nos impide cruzar el puente hacia nuestra divinidad. Si estamos despiertos en estas horas, meditando, estos bloques subconcientes emergen a la conciencia y podemos verlos e integrarlos. La conciencia, siempre es experimentada en el presente, es entonces cuando ocurre el conocimiento. Cualquier conocimiento que se desee alcanzar llegará en un momento de conciencia despierta. Así es en la vigilia como en el sueño. Pero, ¿es posible despertar o estar conciente en el sueño? Aceptar esta realidad es fundamento de cualquier diálogo intercultural, que desee incluir a los Sabios de la Tierra.
Despiertos ante el pasado, presente y futuro Deduciendo causas y consecuencias, conocemos y somos concientes. Cuando vivimos las experiencias de la vida concientes, actuamos en el presente de tal forma que las secuencias de nuestros actos siempre tengan consecuencias positivas para nosotros. Experiencia Guarani
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Nuestra existencia en la dualidad está configurada de tal forma que oscilamos permanentemente entre experiencias de placer y dolor. Y nuestras emociones ligadas a cada experiencia cargan positiva o negativamente nuestra memoria. La complejidad de los registros subconscientes aumenta ante las dificultades de armonizar nuestros procesos interiores con los desafíos de la vida en el planeta. Y el espacio subconsciente de la mente, que se carga constantemente de memorias no procesadas, puede llegar a rebosar, sobre todo en un ambiente mental sobrecargado de información fragmentada, como es la vida en las ciudades de la actual civilización global. La vida simple, en relación directa con los demás reinos de la naturaleza, dan menos lugar a la fragmentación y al correspondiente olvido de las causas primeras de cada experiencia. Cuando el hábito del recuerdo de las causas primeras, está vivo en los ritos religiosos y la conciencia despierta existe en su plenitud en el presente, la relación con la naturaleza de nuestra mente se armoniza y a partir de esta armonía podemos canalizarla. Los sueños dejan de ser el espacio de descompresión del subconsciente para constituirse en un puente entre la conciencia individual y la conciencia universal, el Absoluto. Este puente es atravesado en el vehículo de la compasión colectiva, la conciencia grupal. Recordando el origen, nos volvemos compasivos y despertamos en el sueño para cruzar el puente de la conciencia. Y es en este puente que nos encontramos frente al visillo que nos separa de lo que llamamos divinidad o Conciencia Absoluta, que está muy dentro nuestro, como en una casa dentro de otra casa, como el confesionario de una iglesia. Nuestros ritos religiosos nos recuerdan cómo funciona la divinidad que existe en nosotros. Despertamos en el sueño, si los bloqueos subconscientes se han quebrado y ante la visión del infinito territorio de nuestra divinidad, podemos alcanzar una relación conciente con el inconsciente. Si en este despertar reconocemos nuestra divinidad, nuestra capacidad infinita de expansión, nuestra experiencia se vuelve ilimitada. Y entonces, como el abuelo Adriano, podemos postrarnos a los pies de la Madre Cósmica. Al cultivar un modo de vida centrado en el momento presente, los bloqueos del subconsciente serán vadeados, 88
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esquivados. No acumulamos memorias desintegradas del pasado en nuestros registros y por consiguiente, no hay obstáculos subconscientes para enfrentarnos a la visión del panorama inconsciente. Dicho en términos místicos, no hay barreras para amar, solo existe ante nosotros la presencia de un vasto, inmenso, infinito, sutil y astral continente de relaciones de unión entre todas las cosas. Así es la experiencia de vida de quienes despiertan en sus sueños. Así es la experiencia de los pueblos de la Tierra, en el “nuevo continente”. Aun sigue siendo así. Doy gracias, como ser humano, a quienes cumplieron la promesa de sostener sus prácticas espirituales, aun ante las adversidades de la experiencia de vida del tiempo insustentable. Sus tesoros serán pulidos en el corazón de quienes lleven sus caminos por los territorios de la conciencia en este tiempo de despertar. Entre el Este y el Oeste de la esfera planetaria, la unión del pasado y el futuro se hace presente. La inspiración de Yogi Bhajan, el maestro de maestros de la Era de Acuario, que comienza, me abre a percibir los horizontes del futuro y la inspiración de “Ñanderú”, Él que nos aguarda en el origen, realiza esta obra, basada en un mapa subyacente de orientación en las dimensiones del lenguaje. Navegar en los sueños es tan fácil como tomar una determinación radical de vivir enfocado en el presente, dando paso a realizar el Cielo en la Tierra, siendo el Cielo el Padre (Ru) y la Tierra, la Madre (Sy). Quienes llegamos desde los viejos continentes, donde pasado, presente y futuro no se alinean, sino se continúan, llegamos a la experiencia bloqueados en el subconsciente, no podemos “ver” el infinito en el inconsciente. Todos negamos saber qué será el futuro y en esta negación hay una condena. En este relato narrativo y audiovisual están contenidas algunas claves para integrarnos en la alineación con nuestra divinidad, a través de la comprensión del pensamiento guaraní. Si somos capaces de ver en el presente, recordando nuestro origen a través de las palabras de nuestros Ancianos-Sabios, podremos advertir qué hay de pasado en nuestro futuro próximo. ¡Wahe Guru! Indescriptible es la Sabiduría que nos lleva de la oscuridad a la luz. Experiencia Guarani
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Indice Introducción................................................................................ 8 Glosario de términos.............................................................. 11 Entrevista a los abuelos adriano y margarita.............. 14
Encender la luz............................................................................... 17 Palabras profecías........................................................................... 23 Sonidos que alcanzan el cielo........................................................ 27 En el flujo del ser interior............................................................. 32 Un lugar para amarse..................................................................... 37 A los pies de la madre cósmica....................................................... 40 Fragancias del más allá.................................................................45
Entrevista al abuelo francisco......................................... 53
Desde el altar interior.................................................................... 55 “Y así le llamarás”........................................................................ 59 Resonando un canto interior.......................................................... 61 El Uno se fue al Oeste.................................................................... 64 En el lugar sagrado de la danza.................................................... 69 Enviados del gran espíritu.............................................................. 72 Muestran el alma parados ante el altar....................................... 75 Vuelvan a ser felices....................................................................... 78
Notas del investigador.......................................................... 85 ¿Qué hay en los sueños?.................................................................. 86 Los sueños y la conciencia despierta.............................................. 87 Despiertos ante el pasado, presente y futuro................................. 87
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