Revista el perro n°5 feb1

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Año 1 Número 5 • Febrero 2015

@elperro_revista Revista El Perro

Malicia


Edi-

torial

Llegamos al mes que es caracterizado, desde un punto de vista muy general, por su día central, el catorce de febrero, día del amor y la amistad, cuando las parejas se tienen que ver porque es una obligación, y los afortunados solteros pueden respirar tranquilos de no haberse pasado las últimas dos semanas arrancándose los cabellos por el regalo (que es caso obligatorio) que le deben dar a su pareja. Y nosotros hemos decidido que este mes, el tema central de sería algo opuesto al amor y la amistad, sería la malicia. Porque la malicia es algo que caracteriza a la gente. Puedo apostar que no hay persona en el mundo que no disfrute al menos un chiste de humor negro y en su imaginación no haya salido herido nadie. La idea de hablar de la malicia es permitirle contar a la gente que nos envía sus colaboraciones aquellas situaciones que no se guían por el amor, el odio, el miedo o la envidia, sino por un sentimiento muy diferente, inherente a diferentes niveles entre las personas. Porque, aceptémoslo, todos tenemos malicia con nosotros, es natural, y está bien que mucha gente tenga solamente la necesaria que forma parte de nuestro carácter, aunque sabemos que existen personas cuya malicia no puede ser creída. Pero existen, al fin y al cabo. Y es que apenas con lo corto de este año, un gran acto de maldad y perversión ya fue realizado; y no, no me refiero al mundialmente famoso atentado de Charlie Hebdo, cuyo impacto mediático fue mayor que otro acto de odio, pero que haría palidecer al de Charlie: los ataques lanzados por el Boko Haram en el que mataron a más de dos mil personas. Eso nos demuestra que en la actualidad y los años que están por venir, tristemente aún habrá bastantes actos guiados por la maldad. Este mes El Perro salió por primera vez de la ciudad para pasear por Zapotlán el Grande, cuna de artistas, un lugar en el que necesitas estar ahí que te ayuda a comprender porque en muchos pueblos que

por fortuna siguen existiendo en nuestro estado, es fácil florecer como artista, pues la tranquilidad y familiaridad es muy diferente al de una ciudad. El Perro es de ciudad, pero estará de vagabundo cada vez que sea posible. Finalmente, invitamos a los lectores a los eventos que planeamos y sobre los que pueden sacar más información en nuestra página de Facebook, a los que están invitados desde el momento que lean esto. Somos El Perro, y seguimos ladrando. Disney y sus “películas malditas”

Consejo Editorial (Los Perros)


Beware of the

EL PERRO


Directorio Cola

bora

dore

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Víctor Osuna Palomino Andrea Guzmán Jorge Silvadoray Eckmon Ulises Avalos Atenco María José Toscano Jessica Flores Martínez Alberto Romo Martínez Laura Michel David Bravo

Cons

ejo D irect ivo

Jesús Beniel Velasco Reyes Bruno Maximiliano García Cortés Quetzalcóatl Muñiz Lucio Domingo Valtierra Robles Daniel Gómez Jáuregui Víctor Manuel Elizondo Santos

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Contenido

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ontenid ág. 5

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máenes

o umnistas ág. 22

Convocatoria Marzo 2015

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ág. 33

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L覺 te ra tu ra 7


L a p r i m e ra ve z q u e h a b í a obser vado con atención la sangre tenía 6 años; Matías su hermano había enfocado con éxito su resortera y derribado un ave que volaba con su parvada. La niña y Miranda, su amiga, corrieron detrás de él para mirar a la víctima. Alguna vez tuvo un hámster que murió por razones que ella no comprendía; había llorado sólo un poco porque el roedor parecía más bien dormido. En esa ocasión fue distinto; la piedra había dado justo en la garganta del pequeño gorrión y de ella brotaban chorritos de líquido guindo que paraban sólo para volver a manar; el pajarito tembló un par de veces y ella contemplaba con verdadero interés como la desesperación se presentaba en torpes intentos de aleteo, como

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si quisiera ser auxiliado por aquel que lo había atacado y aquella que presenciaba casi inmune su agonía. Miranda estaba llorando. La escena culminó cuando los puntos de luz que salpicaban sus ojos se apagaron, dejando dos cuencos oscuros y mates que le hubiesen remitido a la fuente de piedra que estaba al fondo del jardín; donde esculturas de pájaros simulaban juguetear en el agua; sin embargo a la viñeta que apreciaba le sobraba color y la hendidura en el cuello que afeaba la forma. Matías hacía rato que h a b í a s a l i d o c o r r i e n d o, celebrando su hazaña; y ahora estaba haciendo una fila de botellas de cristal para seguir probando su puntería. Miranda se había ido. Ella

mientras tanto seguía de pie frente al cúmulo de plumas sin vida. Con la punta del zapato lo empujó de un lado a otro, y haciendo un gesto de indiferencia, arrastró con el pie montoncitos de tierra de todas direcciones, hasta que hubo tapado al gorrión. Después pisó el montículo de tierra, hasta que pedacitos de plumas se asomaron de entre la superficie y una masa extraña se formó bajo su suela; la sensación le dio asco. Cortó un ramillete de unas flores que crecían en ese lado del jardín; tenían forma de corazón y había azules, amarillas y moradas, “Se llaman Violeta, como tú” le dijo una vez su madre, y las puso sobre el sepulcro improvisado.

Al día siguiente salió con sus trastecitos a jugar al jardín. Se acordó del pajarito; en especial del charco rojo sobre el que reposaba. “¡Qué bonito color!” pensó, y por inercia agarró una piedra y empezó a golpearla contra su rodilla pero no pasaba nada; entonces tomó una más grande y golpeó pero esta vez con más fuerza. Una pequeña línea se dibujó sobre su piel y una gotita de color vino descendió sobre su pierna; ardía… ardía mucho. Dejó la piedra al lado y se dedicó a contemplar la herida y a sentir el dolor. Definitivamente no le gustaba… no era igual ver, que ver y sentir al mismo tiempo. Empezó a llorar. “Ayer desollé a mi conejito; “¿Quién lo desolló?” preguntó Matías cuando lo encontró en el


María del Sol.

jardín; no sé bien a qué se refería, yo sólo le corté el cuello. No fue accidental, tampoco por curiosidad. Había visto sangre antes; la verdad es que me gustó mucho ver la sangre y como la lucecita de sus ojos se iba apagando hasta dejar un hoyo. Cuando le abrí la garganta hizo ruidos extraños; pero la verdad me hubiera gustado que no muriese tan pronto. Quería enterrarlo, pero mamá me llamó a comer y sólo me dio tiempo de cortar unas violetas y dejárselas encima; por eso Matías lo encontró así de fácil. Me gustan mucho las violetas. Y la verdad qué bueno que no lo enterré, su pelo era muy blanco; intenté que la sangre no lo manchara tanto. Mi mamá culpó a Matías. En la tarde cuando vino Miranda a jugar, le dije que me había

gustado verlo morir, que sentía algo bonito cuando veía que los animalitos se retorcían como si me pidieran ayuda, y después ponerles encima un ramo de violetas, que estaban igual de bonitas y muertas que ellos. Empezó a llorar… tuve que decirle que era broma.” “Ayer tuve que enterrar una lagartija hasta el fondo del jardín. El otro día mientras cortaba las patas de una rana, mi mamá me regañó; me dijo que los animalitos sentían y que lo que hacía estaba mal. Los animalitos sienten… -¡Por eso lo hago!- pensé en decirle, pero no quería que se pusiera a llorar como Miranda. Lo bueno es que se puso muy feliz cuando me vio que la enterraba y le ponía unas violetas

encima.” “Miranda tiene unos ojos muy bonitos; de un color que me recuerda al dibujo del envase de la crema de avellana que mamá guarda atrás del cereal. Es muy bonita, como las violetas del jardín.”

violetas. Aunque a ella no le gustan. Lo único malo es que tendrá los ojos cerrados y no podré ver las luces que se apagan cuando nacen los agujeros negros. Serán violetas de todos los colores; ¡Lástima que no le gusten las violetas!”

“Pienso mucho en Miranda. ¡Con ganas de ver si su sangre es igual de roja!, pero no quiero que llore, llora por todo. Por eso les regalo las violetas a los animalitos; porque ellos hacen poquito ruido, como un chillido pero bajito, casi nada. Se mueven mucho, pero no lloran.” “¡Ojalá Miranda se quede a dormir hoy en mi casa!, quiero regalarle un racimo de

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Malicia Vittorio Valente

“No existen cielos ni infiernos, si no más que símbolos a p a s i o n a d o s a l m i e d o. E l hombre ha complicado el sentido de la muerte ignorando la sabiduría de la naturaleza. Los sueños son nuestras pequeñas muertes, pero también nuestros simbólicos atisbos a grandes vidas”.

Diente a diente iban dislocándose. Los sujetaba fuertemente con mis dedos hasta arrancarlos. Trataba de enderezarlos de tal manera que proyectaran una

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linda dentadura, pero mientras los tocaba se llenaban de sarro y, quebradizos, caían uno a uno. Las personas a mi entorno miraban atónitos sin mediar palabra alguna. Uno por uno los iba perdiendo y no lograba evitar sujetarlos y arrancarlos. Crujían, se desquebrajaban. La sangre corría entre mis dedos por mis manos a mis brazos y al piso. Obsesionado e incoherente marchité mi sonrisa hasta quedarme sin dientes.

Salí de la habitación al espejo del baño para lavarme las manos, seguro de que mi obsesión atrajo algo positivo; pero no había más que borbotones y coágulos de sangre en mi boca y ni una sola pieza dental. De cualquier modo seguí absurdamente sonriendo hasta que sumí el rostro entre las manos, por vergüenza quizá. A la distancia escuché un grito o un aullido que fue haciéndo-

se cada vez más fuerte. Las paredes parecían palpitar; arrinconadas en mugre se agrietaban tras una estela de polvo y neblina grisácea. Otro grito. Salí del baño y bajé unas escaleras que parecían subir. La ansiedad me mataba. Entre sudor, sangre y agua mis ropas se desvanecían. Otro grito más. Intenté gritar lo más que pude pero mi garganta enmudeció. El desvainado llanto de un bebé inundó la habitación que daba a la terraza de un hotel pisos arriba


d e m i c u a r to. Un e d i fi c i o solitario erigido en el centro de una desértica ciudad. Algo tira de mi pantalón y éste desaparece. La neblina me viste. Trato de mirar mis manos pero la oscuridad es tan densa que no logro percibir nada. Algo vuelve a tirar de mi pierna. Siento cómo los pasos de decenas de cucarachas suben inquietantemente sobre mis pies hasta mi cintura. En lo que puedo percibir como segundos una mancha negra cada vez más profunda abraza

mis muslos. Un bebé. El llanto provenía de él. Un pequeñísimo bebé escurrido un agua sucia y leche, no trepa, se desliza sobre mí hasta estar cara a cara. Su sonrisa era perfecta. Su llanto se convirtió en palabras, sí, palabras. No caí de sorpresa, no porque no quisiera, sino porque no podía. No me controlaba yo. Sabía que algo estaba dentro de mí. O que yo estaba dentro de algo o de alguien. Quise hablar, pero nuevamente no p u d e . E s o d e m o ve r m e ,

imposible. L a profunda tristeza que me embargaba en ese momento se trocaba por asombro inquietante. No sabía si llorar o reír. Un grito más atronador que venía del bebé me absorbió por completo. Sus ojos, un abismo espectral tanto como un espejo taciturno. Lo miraba a él, pero era ver mis entrañas mismas. Entre novedades susurraba un “duérmete” que desentonó con un fuerte “despiértate”. Abrí los ojos sólo para mirar más dentro de mí.

Otro sueño, otro lugar, pero la inquietante sensación de seguir a manos de un ser desconcertante a pesar de mudar el sueño. To q u é m i b o c a y a d e n t r é lentamente un dedo para sentir mis dientes; ahí estaban, tan imperfectos como siempre, pero mi sonrisa sí que mejoró.


Una historia sanguinaria

Költzehn kähltz Münich

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Aparecieron junto al amanecer, tras las colinas del este. Contingentes deformes salían como vomitados por la bruma matutina, en centenares, con los sonidos de un ejército desfilando. Lo que le parecían tres contingentes, aproximadamente de quinientos hombres cada uno, se desviaron hacia el norte, tapando el sendero por el que muchos soldados y caballeros habían avanzado hacia el encuentro de estos enemigos meses atrás, pero de los que pocos habían vuelto. Y solamente para traer preocupantes noticias: a la cabeza del ejército nocturno, ese que estaba frente a ellos, cabalgaba Jarek de Kalvers, una leyenda viviente que era mejor conocido como El Gigante de Kalvers. Al frente de sus dos mil soldados, los oficiales del ejército real miraban a sus rivales. Se miraron entre ellos, y en sus miradas había desolación. “Dejaré dos mil hombres en Vizenes, con lord Dottori y otros tres oficiales a su mando, para distraer al ejército nocturno mientras yo avanzo con el grueso de este ejército hacia el noroeste para conseguir apoyo.” Había dicho el comandante Aloysius, como táctica desesperada. Dejar allí a dos mil solados para distraer durante un tiempo a los enemigos. El comandante Aloysius había partido con el ejército cuatro días antes, así que tanto Emilio Dottori y susoficiales, Garvan de Ríocrecido, Rowland Mantva y Adam Saló, se habían quedado, conscientes de su cercana muerte. -Vayan al frente de sus hombres, y no paren de luchar hasta que dejen de respirar - ordenó lord Dottori -. Saló, manda palomas a todas las poblaciones cercanas para que escapen. Los nocturnos llegaron antes de tiempo. Dicho esto, Emilio Dottori y sus oficiales se dispersaron, listos para lanzarse a una última batalla. Cuando dijo esto, la bruma seguía escupiendo enemigos.

Lord Dottori estaba en la vanguardia, con cuatrocientos hombres a caballo y armados con picas de tres metros. El contingente de Garvan de Ríocrecido se ubicaba a la derecha del de Dottori, compuesto de quinientos soldados a pie, armados con espadas, mazas, manguales, y hachas de batalla, protegidos por cotas de malla y escudos de madera con refuerzo metálico. A izquierda del contingente del comandante, Adam Saló y sus quinientos soldados a pie emulaban al contingente del caballero de Ríocrecido. A su vez, a la izquierda del contingente de Saló, pero a unas cincuenta varas de distancia, los cuatrocientos hombres de Rowland Mantva, la mitad de ellos a caballo y la otra mitad a pie, se preparaban para flanquear al enorme ejército enemigo y, al menos de esa manera, asaltarlos por sus flancos derechos y parte del centro. Finalmente, una hilera de doscientos arqueros y ballesteros se formaban diez varas hacia delante de Dottori, listos para matar a distancia tantos enemigos como fuera posible. “Sólo somos dos mil, ellos parecen ser casi cuarenta veces nuestro número” pensaba lord Dottori al observar a sus enemigos a través del visor de su yelmo de mantícora. Las trompetas de combate del ejército real marcaron el inicio del combate. Retumbantes tambores respondieron desde el otro lado de la explanada, y las figuras oscuras, sin formación, del ejército nocturno se lanzaron a la carrera, sin mayor disciplina que una turba de salvajes. Excepto el contingente del Gigante de Kalvers, de dos mil soldados, que avanzaba al centro en formación, mientras los demás los adelantaban por los lados. “Jarek es listo, nos debilitará antes siquiera de comenzar a luchar” pensó Emilio.

Se lanzó al galope con sus hombres, la pica hacia delante. Lo siguió la caballería, y unos segundos después, los contingentes de Adam Saló y Gar van de Ríocrecido lo siguieron; los hombres de Rowland se dirigían al flanco derecho del ejército enemigo, que se asemejaba a una marabunta de humanos. Aunque las primeras muertes fueron a causa de la línea de tiradores del ejército real, cuerpo a cuerpo la primera sangre fue para lord Dottori, que clavo su pica en el pecho de un oficial enemigo. El choque de la caballería con la avalancha humana fue ventajoso para los primeros, pues entre las picas y las patas de sus caballos, decenas de enemigos perecieron. Lord Dottori ordenó girar a sus hombres de frente, mientras los de detrás repetían el choque contra nuevos enemigos. Tras abrir una brecha, Dottori y sus hombres se lanzaron contra el grupo del Gigante. La infantería de Saló luchaba ferozmente a su izquierda, pero sin ayuda de caballería, no lograron un efecto arrollador en sus rivales. Sin embargo, el contingente de Mantva se había cerrado a espaldas de esos mismos rivales, que viéndose asediados por el frente, su derecha y sus espaldas, comprobaron que su superioridad numérica no salvaría de la muerte a cientos de los suyos.

guiar a sus hombres lo más que pudo, pero del bosque ubicado al oeste, más de tres mil enemigos los embistieron por las espaldas. Rowland murió por una maza que le destrozó la cabeza. Los sobrevivientes mataron enemigos hasta que ellos mismos fueron superados. Emilio Dottori embistió su caballería contra Jarek, pero el efecto no fue tan arrollador como en el primer choque. Lord Dottori luchó en combate singular contra el Gigante, que luchaba con dos hachas de doble filo que partían soldados como si fueran de mantequilla. Dottori era uno de los mejores luchadores del reino, pero el Gigante de Kalvers fácilmente podía considerarse como sobrehumano, y sin tanta sorpresa, Dottori fue partido por un tajo desde su hombro izquierdo hasta su abdomen. El ejército nocturno siempre había sido temido por su salvajismo y malicia, y ahora avanzaba hacia el sur, dejando otro campo regado por soldados suyos y enemigos. Iban a conquistar violentamente el reino.

En cambio, los hombres de Garvan habían sido rodeados por el grueso del ejército nocturno. Ni el caballero de Ríocrecido o sus hombres demostraron temor ante esto, y los dirigió hasta que, rodeado de cuatro enemigos, recibió un hachazo en su sien, que atravesó el yelmo. Sus hombres cayeron ante el desorden. Adam Saló fue atravesado por una pica unos minutos después. Rowland trató de

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¡Oíme!, comparte con el mundo ese don tuyo tan de sangre arcana y de exquisito donaire, muerde tan primitivo y tan vital es, que moja, que escupe y lame, palpita y resopla, ¡por favor! Y tú que tienes la gracia de sí evocar miedo, la sutileza de convocar desesperanza, trae a mis ojos gríseos ese racimo de color, esa ilusión de texturas a mis manos mudas. Y no espero belleza, ambiciono tus trazos como sea que hayan nacido: de tu pecho, entre tus muslos o quizá al fondo de tu lengua. ¡Oh mujer artista, de concupiscente ingenio, al menos mi súplica transfórmala en prosa! Negaré que existas, si a escucharme te rehúsas.

Tadeo Itzcuintli Oriundo de Colima, llegué a Guadalajara muy joven. Cuando alcancé la edad suficiente, intenté estudiar una profesión, terminé prefiriendo la vida como escuela, el día a día como compañero y la experiencia como maestra. He sido muchas cosas: desde carpintero, hasta carnicero, pasando por mensajero y comerciante, pero las letras han sido siempre mi gran vocación, anhelo hacerles honor o intentarlo en lo que muero. Fui publicado por la revista El Perro,

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SĂş lica a una

artista

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Las Llamas de Olympia Céline Guillemot

Y el hada cumplió su deseo, porque ella era buena, muy maliciosa, pero buena, y que sabía que Olympia había crecido bastante para poder vivir feliz con sorpresas, en un mundo menos seguro, pero más divertido. Olympia vivía en un mundo normal. Pero ella, no era tan normal como el mundo en el que vivía. Tenía el poder de ver lo que los individuos tenían dentro de ellos mismos. No necesitaba tocarles, ni una concentración particular, ni nada, sólo mirándoles, distinguía una pequeña llama moviéndose en

el pecho de cada uno. Todos tenían un color propio, que correspondía a una emoción. De pequeña, Olympia creía que todo el mundo era capaz de ver las llamas de los demás, pero un día le pidió a su madre lo que significaban exactamente, ella le dijo que no había ninguna llama, en cambio, sí la llevó a ver a un oftalmólogo. Después de esto, nunca volvió a hablar de las flamas con nadie. Con el tiempo, observándolas, viendo como cambiaban de colores, de intensidad, de tamaño o de forma, empezó a entenderlo todo.

Malicia en el aís de las 16

maravillas

Y ahora que era adulta, todo estaba claro en su cabeza, tenía una clasificación perfecta de lo que significaba cada fuego. Este “poder” le resultó muy útil en su vida: era capaz de entender más a la gente, para poder ayudarles, y también, como tampoco era una santa, para obtener ciertas cosas muy fácilmente. Por ejemplo, en el trabajo, sabía exactamente cuándo ir a hablar con su jefe para pedirle un día de vacaciones (cuando niña, hacia lo mismo con los profesores y sus padres), y así, siempre había obtenido todo

lo que quería. Olympia vivía una vida tranquila, con sus amigos, con sus colegas y con su familia, todo el mundo la quería. No obstante, el color de una llama la preocupaba mucho, porque no la entendía bien. Era la llama violeta. Cuando la llama de alguien se volvía violeta, cosas tanto feas, como lindas podían ocurrir, esta persona se convertía en un misterio, Olympia no era capaz de saber lo que iba a pasar. Había pasado su vida intentando entender lo que significaba esta llama.

Malicia en el país de las maravillas, un reloj que marca noche sin promesa de un nuevo día, una taza sin llenar y un sombrero para cuerpos decapitados... ¿Quién ríe?.. ¿Quién ríe?.. ¿Quién ríe?..


Un día, tan casual como la visita inesperada del reencuentro de un amigo, un hada vino a visitarla, le preguntó por qué parecía tan preocupada. Le explicó todo a la hada, lo de la llama violeta, el hecho de que no entendía lo que era, y para que servía. El hada le dijo que era la llama de la malicia, que existía en cada uno de nosotros, y que sí, era muy imprevisible. Olympia le pidió eliminar la malicia, para que la gente no tuviese que luchar contra esta fuerza interior incontrolable. Y el hada lo hizo. Y la malicia desapareció del mundo. Olympia se sentía más relajada. Salió por la calle, y vio que las llamas estaban todas muy pequeñas,

como desanimadas, y grises, o blancas, o amarillas… Sólo colores de tristeza, de duda, de temor. Se fue a trabajar, y llegando, sintió que entraba en un lugar muy inquietante, en el cual la gente no se conocía, no hablaban, no tenían ni fuerzas, ni energía para hacer nada. Se sentó en su silla, y esperó hasta que, como siempre, pasase uno de sus colegas, a saludarla, haciéndole una broma, o contándole algo divertido, una anécdota sobre alguien o algo. Pero no vino nadie. Cuando se fue a tomar un café, vio a una compañera suya, se fue a darle un abrazo, su llama era muy gris, muy triste y confusa, su compañera no la recono-

ció, la rechazó. Fue un golpe inmenso para Olympia. Se encontró sola, triste y muy confundida. Se encerró en su oficina, y llamó al hada. El hada, como era un hada, apareció de repente, Olympia lloraba, suplicándole que devolviese la malicia a los hombres, porque formaba parte de ellos. El hada le explicó, que aunque la malicia nos vuelve a todos muy imprevisibles, es también lo que nos hace especiales, porque todos reaccionamos de una manera diferente y personal, y que es lo que sorprende los demás. La malicia no es una cosa precisa, y por eso no se puede entender. La

Daniel Emmanuel Trujillo Soto Abogado por la Universidad de Guadalajara, personaje sui géneris, antítesis del imperativo categórico Kantiano, soberbio, arrogante y humilde, sofista sincero, cínico utópico, irónico, mordaz y romántico, participante en diversos proyectos sociales, reconocido como mejor orador en eventos internacionales, congruente con su incongruencia, poeta a fuerza de prefijo, que vive la poesía y en desacertados días, en tinta la inhuma, paga cada palabra, cada verso, a saldo de alma, a cuenta de espíritu.

tenemos que dejar vivir y existir entre nosotros y dentro de nosotros, aún sin poder controlarla. Olympia descubrió en este momento, que ella también tenía ganas de vivir una vida de sorpresa y de inquietudes, así que también le pido al hada que le quitase su poder, para que ella también pudiese tener una vida maliciosa. Ahora, Olympia vive feliz y seguirá viviendo feliz, porque ya tiene malicia en su vida, haciendo regresar todas las llamas que veía en los demás dentro de ella, y adquirió su propio fuego interior, su propia malicia.


APOLO Y EL SÉPTIMO ARTE Muestra de Cine Independiente Por Domingo Valtierra Robles Henos ahí, el pasado día 23 de febrero, en un conocido café de la zona Chapultepec, acá en Guadalajara (de los contrastes [ya habrá momento de hondar en eso]). Tenía la firme convicción de platicar con los creadores y promotores de la Muestra de Cine Independiente Apolo y, pese a que aquella charla premeditada empezó como comienza todo lo bueno, con las circunstancias arruinando los planes, improvisación obligada, se hizo. Tuve el gusto se sentarme a la mesa con la mitad del equipo que conforma el proyecto, sentados alrededor de tres meses cuadradas dispuestas una junto a la otra, se encontraban, contando desde mi derecha: Vicky, articulista y encargada de la logística de proyección; Octavio Zibu Muñoz, responsables de la producción audiovisual y la proyección en el cine; Krizzia Castorena, quien tiene la supervisión del guión para el evento de premiación; Fernando Arancor, Director General; Alejandro Camus, Director Comercial; Gabriela Perales, editora del blog la página Premios Apolo y de la logística de premiación; y Daniela Vaca, responsable del protocolo de invitados y colaboradora en la logística de la premiación. Tras las frases de cortesía y la muy necesaria crítica al tráfico vehicular, que por estos días se ha vuelto más insufrible en esta ciudad, los creadores de Apolo me contaron que el proyecto había iniciado, casi sin la intención de que llegará a tanto. Los jóvenes estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad del Va l l e d e M é x i c o (UVM), Campus Zapopan (actualmente egresados) tuvieron la misión, en un trabajo final de una materia de generar, planificar y ejecutar un proyecto que incluyera los elementos de fomentar la creativi-

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dad, la gestión de grandes eventos y el cine, con la única condición de que los involucrados no ganaran ni perdieran dinero durante su producción y realización. En parafraseo de sus expresiones y ademanes, se concluye que la labor fue titánica, considerando que el tiempo era muy justo (de febrero a abril de 2014), muchos los involucrados (40 compañeros dentro de grupo), lo único que era seguro, era la idea de generar una premiación que reconociera los mejor de la creación audiovisual en cortometraje (ficción y documental). Todos los trabajos fueron creados por alumnos de la UVM. El resultado dejó perplejos a propios y extraños: Lo que comenzó un proyecto de proyección en un espacio público, con un evento de premiación en las instalaciones de la propia universidad, terminó por incluir una fecha de proyección en Cinepólis Pabellón, el día 23 de abril de 2014, con dos funciones totalmente llenas, con una asistencia total de 1,200 personas, haciendo uso dos salas del complejo, entre ellas, la sala más grande de Guadalajara (432 butacas); y con un evento de gala, sí, con todo y alfombra roja, en el Vango Club Privado, en Zapopan, el día 24 de abril de 2014. En total, fueron presentados 12 trabajos, más uno de exhibición, y estos fueron los laureados:

Y entonces, la hora de las confesiones dio inicio, todos referían anécdotas diversas, su propio infierno en la antesala de los eventos, y en algunos casos, durante los mismos. Así fue como Fernando nos comentaba lo estresante que resultaba que las cosas salieran desfasadas con los tiempos que tenían preparados; o cuando Daniela se vio con un sobrecupo en el evento de premiación, con mapas de ubicación de personajes distinguidos totalmente ignorados; o Krizza, quien quedó estupefacta cuando en plena presentación de su cortometraje “Alba”, se quedó sin audio en una de las salas; o qué decir que Vicky y Octavio, quienes en la víspera de su día “D”, en medio de la incertidumbre del funcionamiento de las salas, tuvieron que conseguir cables para llevar a cabo la función horas después, así como hacer la exportación de archivos de todo el material del evento, once horas antes mediante equipos prestados por algunas c a s a s p r oductoras (mención especial y un m i n u to d e silencio, por las compu-

tadoras que se arruinaron en el proceso); o Camus, quién vio extraviado su portafolios, con información del evento y personal durante 48 horas (afortunadamente, alguien de la barra del evento de premiación, guardó el maletín); o Gaby, quién además de sufrir el estrés del protocolo y su estricto cumplimiento, tuvo que ultimar detalles en vestido de noche y tacones altos. Claro, ahora son situaciones que provocan risa y nostalgia, otrora, aquello arrancó más de un pujido de frustración y esculpió rostros frenéticos y ansiosos, pero el resultado supero las expectativas. A final de cuentas, aquel experimento, la Muestra de Cine Independiente Apolo 2014, en su primera edición, resultó todo un éxito. Superó las expectativas, logró la promoción de la industria creativa y la participación activa de jóvenes creadores, y ahora regresa a nosotros con una versión corregida, aumentada y mejorada.


Se vincula a quince universidades: UVM Campus Zapopan, UVM Campus Sur, UdeG, UNIVA, UNIVER, CEC, CAAV, ITESO, TEC DE MONTERREY, UP, UAD, Cuauhtémoc, UNEDEL y UNID; se abre una categoría de animación, el evento de premiación contará con música en vivo y entre los premios a otorgar, están tres cámaras profesionales Nikon. De igual manera, en exclusiva para El Perro, nos develan la lista de jurados que seleccionaran a los ganadores: Juan Medina, Alejandro Trigos, Rodolfo Guzmán, Juan Castelleros, Arturo Montero, Michel Amado, Rubén Olvera, Carlos Gutiérrez, Jaime Fidalgo, Vicente Adiego, Gilberto Domínguez y David Bravo, y muchas otras sorpresas que nos tienen preparadas.

Así es como este grupo de entusiastas jóvenes llevan a cabo su vocación de impulsar y promover la cultura y el arte a través del cine. Vicky, Octavio, Krizzia, Fernando, Alejandro, Gabriela, Daniela y el resto del equipo, integrado por Cecilia Perlasca, José Luis Ramírez, Karina Aranda, Alfredo Acosta, María Miramontes, Priscila Luna, Lupita Navarrete, Liborio Rodríguez y Arturo Sordo, y nos invitan a seguir de cerca este evento, que sin duda alguna, viene a ampliar el abanico de escaparates que apoyan y fomentan la creatividad y la creación artística. Nos vamos con la agradable sensación de que las iniciativas independientes, de promoción y difusión, son una vívida y palpitante alternativa, y nos despedi-

mos con una sola petición para este grupo de jóvenes: Por favor, no dejen de crear. Fechas a seguir: Marzo 06: - Cierre de convocatoria. Marzo 19: - Presentación de la selección y nominados 2015, 21:00 horas, Bar D-Marco. Av López MateosSur #540. Jardines de Los Arcos. Guadalajara, Jal. Abril 16: - Exhibición en Cinemex Plaza

Milenim, Zapopan. Abril 17: - Alfombra roja y ceremonia de premiación, 19:45 horas, SalónTerraza El Encanto. Más información: Facebook: Muestra de Cine Independiente Apolo. Twitter: MdcApolo www.premiosapolo.com

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Por Daniel Gómez Jáuregui. El pasado sábado 14 de febrero del año en curso los cantautores: Leticia Servín e Iván Antillón ofrecieron un concierto en el centro cultural Los Ariles, en Tonalá, Jalisco. Allí fue, precisamente, donde nos brindaron está entrevista de manera muy cordial. ¿De dónde son ustedes? Leticia: Pues mis papás son muchoacanos. Muy chiquita me llevaron pa´ allá, aunque nací en el D.F. Pero tengo una identidad michoacana por mis padres. Y he sido una viajera, he recorrido mi país. Entonces yo me siento muy mexicana. ¿Y tú, Iván? Iván: Yo nací en La Cañada, Querétaro. Desde muy niño he vivido en Guadalajara. Aunque no me considero de Guadalajara porque también viajo mucho. Debido a eso, tengo amigos en todo el país. Soy ciudadano del país. E cibernauta, también, de los libros porque también son como una carretera, como mil carreteras. ¿En qué géneros clasificarían su música? ¿O no la dividirían por géneros? Leticia: Yo creo que los géneros tienen un rato ahí establecidos. O sea, ¿qué puede haber de nuevo después del blues, del rock? Yo creo que cada uno tiene una identidad

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pero coincidimos bastante en el rock. También son como etapas, porque a veces uno compone más de un género que de otro. Pero lo que sí nos define más es coincidir que la canción es una portadora de un mensaje que se quiere compartir, no es ninguna onda doctrinal ni tampoco una verdad absoluta, sino un pensamiento, un sentimiento ahí unido en la canción. Nos gusta a los dos tocar guitarra, nos gusta acompañarnos. Somos bien gritones. También está el gusto por la poesía. Hay una relación muy estrecha para poder hacer brillar la belleza que podríamos mirar todos, la poesía es un lenguaje muy apropiado. Y los géneros, pues no te creas, hay que tocarlos bien. Yo a la música la amo, sin pensar en el género, sino como en una manifestación. Iván: Yo crecí en un ambiente en el que te balacean mucho las corrientes musicales, las modas. Entonces, me sentí desde muy pronto afianzado al blues y al rock. Eventualmente me fui acercando a la música clásica, a la música mexicana y a la de otros países y de otras épocas. Se vuelve uno gimnasta de la música que escucha, se le empiezan a adherir cosas. A mí me gusta lo que dice Cristos, que es un degenerado: no

puedes dejar atrás todo tu bagaje cultural, o sea, todo con lo que creciste y lo que aprendiste, eso es tuyo. Después uno intenta moverle, buscarle nuevos ritmos. No sé cómo explicarte.

Mi papá también tocaba música prehispánica, autóctona. Debido a esto, me entró un poco el interés por la creación de los instrumentos. Pues yo de allí vengo, más o menos, de allí viene mi onda de hacer canciones.

Leticia: Una nueva interpretación personal de un género que ya tiene sus años.

¿Me podrían decir su relación con otros cantautores? Leticia: Sucede que es un movimiento de muchos cancioneros, nos juntamos a tocar, coincidimos muchas veces. Yo creo que hay varias generaciones de gente haciendo canciones, desde Armando Manzanero a la fecha. Sería un tema de toda la noche hablarte de nuestros colegas porque…

¿Podrían hablar un poco del inicio de su carrera? Leticia: Yo empecé llevándole a mi abuelo el almuerzo. Me mandaban como a los nueve años: “Ándale Leticia que le vallas a llevar las tortillas a tu abuelo”. Recuerdo que de casa de mi abuela a la parcela cantaba tres canciones en el camino, a veces cantaba menos porque caminaba más rápido, pero le echaba ganas. Ese es para mí un principio y creo que sí me dio un amor por la música, me entretenía mucho, me hacía volar. Lo digo con aquel recuerdo que me hace voltear a la música. Así empecé cantando. Y luego escuché música clásica, como dice Iván, abrí los ojos a esa música. No ha dejado de ser un nacimiento para mí. Siempre está ese momento muy fuerte en mi mente. ¿Y tú, Iván, cómo iniciaste? Iván: Me acuerdo que pasaba los fines de semana con mi papá, a él le gustaba tomar cerveza. Yo tenía como cinco años. Lo veía tomando cerveza y tocando la guitarra. Así que empecé a aprender las canciones. Me acuerdo que tocaba Pianoman, la traducción que hizo Ana Belén, toda la semana la escuchaba. También tocaba Francisca de León Gieco. Además, tocaba Confesiones de invierno. Y así empecé con la música, oyéndolo a él. Cuando tenía como diez o doce años empecé a ver que mis amiguitos tenían sus bandas de punk, regae, death metal y todas esas cosas. Pero, en mi caso, escuchar a mi padre me ayudo en la búsqueda de música de otros países.

Ivá n : E n c a d a e s t a d o h ay muchos. Leticia: Así es. Y brillan muchos que, para mí, sus canciones son imprescindibles en la música de nuestro país, tal vez no en la escala comercial y popular. Pero yo tengo la certeza que esa música está haciendo su papel con mucha dignidad y fuerza. Esas canciones son muy apreciadas; por ejemplo, hoy tuvimos un público tan bonito. Siempre que venimos a los Ariles es un abrazo tener a quién cantarle. No es fácil hacer promoción de un concierto o que van a venir dos los a cantar “¿y quiénes son esos locos? Si no salen en la tele ni en la radio ¿quién diablos son?”. Entonces las convocatorias que se hacen en lugares como Los Ariles nos benefician mucho. Por consiguiente, nos vamos haciendo de una familia entre los que hacemos música y las personas que ponen un lugar para que esto sea posible. Somos una comunidad, una familia. Somos muchos, eh. Iván: Lo bonito de esas comuniones que hay entre toda esta banda de músicos es un aprendizaje muy fuerte. Porque no solamente somos músicos, sino que todos somos bien diferentes; por ejemplo: está el músico panadero, el músico maestro, el músico guerrillero, etcétera. Cada músico tiene una historia, un bagaje. Hay algunos que vienen de otros


lugares y otros que han viajado mucho. Y el estar compartiendo con ellos lo hace a uno crecer muchísimo como músico. Se aprende mucho de ellos. ¿Cuáles son sus influencias? Iván: Te podría decir ahorita diez y luego en diez minutos te podría decir otras diez… Leticia: Llego a casa y veo los discos y digo “Se me olvido decir este tan importante”. Sabes, cada que escucho a Iván comprendo más lo que dicen sus canciones. Es un ejercicio escucharle. “¿Este loco que me está diciendo con esa voz y esa guitarra que tiene tan ágil?” y digo: “Bueno, ya le entendí esto. Ahora le entiendo más”. Entonces, entre esta bola de músicos que coincidimos en este momento de la historia, primero que nada, nos alimenta oírnos. Coincidimos en muchos valores, principalmente. Me he hecho amiga de músicos que no les interesa hacer canciones pegajosas ni para que se le queden a la población ni las empiecen a cantar como si fuera piloto automático. No nos interesa hacer canciones para enriquecernos de la ignorancia. Así que somos una bola en común y queremos hacer que la gente piense, que sienta, hablar de las cosas que son importantes, primero que nada. Y luego escuchar mucha música de todos los géneros; un ejemplo serían los Beetles que todavía están bien fuertes. Pero yo te podría decir que cuando oí música hindú me fui para atrás y me puse como loca a escuchar esa música porque quería entender cómo es que cantan así, ¿qué les pasa?, ¿por qué tocan esos ritmos?. En general hay que tener las orejas bien abiertas y atentas. Hay mucha música hermosa que allí está y no es escuchada. Entonces, yo busco eso…

estamos grandes los dos, somos bien andariegos. Busqué una gira en todo el continente. Quería ver como se veía México desde bien lejos, allá hasta Argentina. Entonces sí está bien buscar cantar en otros países. He ido a tocar para festivales, en unos lugares me ha ido rebien (sic). Con esto quiero decir que uno es malo para hablar de sí mismo, si uno empieza a echarse flores, como decir: “yo anduve de gira por Italia. Luego fui a Alemania, nomas a ver que tienen un cenicero porque los pinches nazis dejaron todo hecho una mierda”, la verdad les voy a caer gorda a algunos. Sí alguien le interesa Leticia Servín hay un chingo de información en internet que, gracias al cielo, ya me hicieron el favor de subir la información. Y ahí se pueden dar un quemón y decir: “Ah esa morra flaca, mirala”. Entonces, busca “Leticia Servín” en internet y encontrarás los lugares dónde he estado para no echar mucho rollo. Iván: Yo subí al Faceboock todos mis flyers que tenía desde el 97 o 98 que empecé a tocar. Tenía una revista ocio y sale allí “Iván” ni siquiera dice Iván Antillón, simplemente decía Iván. Pero en la página está el personal, 39.4 Los Spiders, Oscar fuentes y al final Los babasonicos. Ahí andaba, ahí andé (sick). ¿Además de la música, a que otras artes se dedican? Iván: Pues ya el arte de vivir es muy completo, multidisciplinario. El difícil arte de existir. Leticia: Has hecho teatro Iván: Fui teatrero…

Iván: Hay que aprender a escuchar las flores.

Leticia: Has hecho música para teatro, escribes novela, poesía, crónica; pintas…

¿Me podrían hablar sobre sus giras? Leticia: Yo te voy a decir una cosa de profesionalización. Ya

Iván: También hago insultos en las esquinas de las calles. De igual manera, tuve mi época de grafitero. Ponía

“Abraxas”, me acuerdo. Cuando me preguntaban qué era Abraxas tenía que explicarles sobre Dali, Herman Hesse y al final les decía: “¡Abraxas y ya!”. Leticia: Yo opino que la música está en todas las artes. Me han invitado a hacer proyectos de teatro, al igual que Iván. La comunión entre música y teatro es maravillosa. También he tenido participaciones en cine, ha sido todo un aprendizaje. A parte, he hecho música para documentales y cortometrajes. Y fue de manera muy explícita, el director me decía: “Mira, Leticia en esta escena tan fuerte quiero que me mandes un suspiro, haz que el público respire que no se duerma, que no se ponga a llorar”. Eso, por ejemplo, me gusta mucho, ser guiada por directores. Ya me han dado la oportunidad y espero seguir ahí. Ay, se me olvidaba, he hecho conducción, ahí le eche ganas también. La última pregunta sería: ¿Dónde se puede conseguir su material? Iván: Yo me haría otra pregunta: ¿qué sigue?, ¿qué sigue, Leticia? Leticia: Yo quiero hacerle su disco a Sor Juana: La fiera borrasca. Ese le quiero hacer y lo quiero compartir con todo el mundo. Eso es lo que sigue para mí. Cuéntanos, por favor, cómo te enamoraste de Sor Juana. Leticia: Fue una situación un poco fuerte. Estaba mi mamá hospitalizada. Fueron muchos años en hospitales. Yo no hallaba con que consolarme de esa situación. Me llevaba un montón de libros. Leía muchísimo mientras estaba en la sala de espera, porque así se pasa uno el año en un hospital. Hay que distraer la mente, sobre todo cuando se está en una situación de mucha tensión. Te puedes quedar ahí clavado, ponerte triste, deprimirte y ver todo gris; así está,

pero no hay que verlo tanto. Entonces me lleve a Sor Juana, me la llevo una amiga del D.F y me dijo: “Mira te traje un libro de Sor Juana, no sé si lo has leído”. Era Carta a Sorfilotea”, es una cartita que Sor Juana escribió en reclamo porque no le permitían leer ni escribir. A partir de allí la volví a leer. La había leído antes en la secundaria, pero allí la retome. Me lleve un libro de su poesía. Siento que me hizo una gran curación, porque estaba llenándome de furia y de amargura por lo que le sucedió a mi mamá. Ella fue golpeada en su tiendita de abarrotes por tres mocosos que querían ser sicarios. La dejaron muy golpeada. Yo no podía perdonar eso. Pero Sor Juana me ayudó a liberar esos sentimientos oscuros que me estaban matando en vida. Me consoló. Después de eso dije: “pos (sic) la voy a cantar”. ¿Algo que quieras agregar Iván? Iván: Pues… coman frutas y verduras am… Hagan ejercicio y lean mucho, sobretodo. La entrevista resulto todo un excito. Agradezco a Leticia y a Iván por brindarle a El Perro un poco de su tiempo. E-mail: letiservin@gmail.com Facebook: Leticia Servin Oficial Spotify: Leticia Servín ivanantillon09@gmail.com Tel: 3313631388 Soundcloud: ivanantillon o elantillon facebook.com/losariles

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y sus “películas malditas”

por Laura Michel

El canto del cisne En 1985, los estudios Disney estrenaron lo que sería entonces la película de animación más cara de la historia: El caldero mágico. Con un presupuesto inicial de 25 millones de dólares (que se fue inflando hasta superar los 40), esta nueva producción pretendía convertirse en la Blanca Nieves de su época, y no le faltaba materia prima para ello: por primera vez, Disney incorporaba el uso de computadoras a la animación tradicional, y acometía el reto de adaptar a cine una serie de fantasía contemporánea de calidad semejante a El Señor de los Anillos: las Crónicas de Prydain, obra del norteamericano Lloyd Alexander. Los estudios Disney tenían que lamerse varias heridas, algunas autoinflingidas. Se habían quedado sin algunos valiosos animadores que más adelante tendrían prósperas carreras individuales: el retraso en la producción de El caldero hizo que Don Bluth los abandonara, y tanto John Lasseter (que más adelante sería miembro fundador de Pixar) como Tim Burton fueron despedidos cuando sus ideas innovadoras/macabras les parecieron un desperdicio de recursos. Aun así, la empresa tenía altas expectativas con respecto a su nueva obra; y El caldero mágico se hizo al fin, tras varios años de estira y afloja. Sí, en apariencia la película, tal como se había planeado, contaba con todo para ser una nueva Blanca Nieves. El caso es que no lo fue. En el fin de semana de su estreno recaudó sólo 4 millones de dólares, y su ganancia total no

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pasó de los 21. Con toda justicia, El caldero se ganó el mote de “la película que casi quebró a Disney”. El estudio, al menos en cuanto a animación se refiere, tuvo que entrar en un receso de varios años. Hay una lista gigantesca de cuestiones que estuvieron mal con El Caldero Mágico; tal vez la más notoria es el intento de Disney de enjaretarle su estilo tradicional de narrativa, que tras la muerte del señor Walt había ido en picada, a una historia moderna de tintes bastante oscuros; los mismos que, por si algo faltara, la convirtieron en su primera cinta animada en recibir una clasificación de “no apta para menores de 10 años”. Pero no vamos a hablar de esto aquí; nos concentraremos en el resurgimiento de los estudios hacia finales de los ochenta, y en las consecuencias que ello traería para el legado de su creador. El canto de la sirena La sirenita llegó a los cines en 1989, y se convirtió no sólo en la tabla de salvación que tan desesperadamente necesitaba Disney, sino también en la puerta de entrada para la nueva época de los estudios. El fracaso de El caldero les había dejado una lección bien aprendida aunque a la mala, y los productores sobrevivientes decidieron que, desde ese punto en adelante, se concentrarían en la tríada buenobonito-barato que al menos a los comerciantes mexicanos les suele funcionar. El bueno-bonito-barato de Disney no hizo sino retomar la

fórmula probada de adaptar para la pantalla historias clásicas, cortarles las partes truculentas y añadirles un final feliz, forzado de ser necesario. Bajo esta filosofía se produjeron, además de La Sirenita, obras igualmente notables y del mismo corte, como La bella y la bestia, Aladdin y Pocahontas. Disney se volvió una vez más favorito, su imperio creció de manera descomunal y tuvo que trabajar, por supuesto, en una nueva imagen: la de productora familiar, políticamente correcta, de dibujos animados lindos y argumentos bien desinfectados. Sin embargo, esta nueva imagen implicaba abandonar al menos en parte lo que Disney había sido en un principio. Antes de La Sirenita, Disney no sólo se destacaba por sus versiones de cuentos de hadas y libros para niños, sino también por sus adaptaciones de novelas de Julio Verne, sus documentales de la vida salvaje (en los que se adelantaron al Discovery Channel y a National Geographic), sus emocionantes películas de aventuras, las de terror dirigidas a un público infantil (!), sus dramas históricos y comedias de todos los colores. Tras su pretendido face lift, muy pocos recordaron que fue en las películas de Disney donde actores como Jodie Foster y Kurt Russell hicieron sus pinitos histriónicos, y que también le dieron su primera oportunidad a un muy joven y apuesto Sean Connery. Muchas de las antiguas producciones de Disney ya no congeniaban con la nueva imagen, y fue así como terminaron, si bien les iba, en repeticiones de televisión o lanzadas en video o dvd por otras compañías; y, si mal, botadas hasta del recuerdo. El canto de la mercadotecnia Entre estas docenas de “películas malditas” a las que Disney no les reconoce o no reco-

noció paternidad, hay algunos ejemplos muy interesantes y de gran clase. A continuación, hablaremos de cinco de ellas. Canción del sur (Harve Foster, Wilfred Jackson, 1946) Basada en los libros de Joel Chandler Harris sobre el tío Remus, un narrador de historias y poemas del folklore afroamericano, esta joya cinematográfica fue polémica desde un principio. A pesar haber logrado una mezcla impecable entre animación y actores reales, recibió numerosas acusaciones de racismo al atreverse a presentar, como personaje central, a un esclavo, o al menos un sirviente negro sureño en tiempos de la reintegración de los Estados Unidos. Según algunos críticos, la película presentaba una relación idílica e imposible entre amos y esclavos; más adelante, el afán del país por borrar su propia historia oscura terminó por hundir la cinta. Hasta ahora, jamás se ha vendido en video o DVD en los Estados Unidos, aunque ha sido posible encontrarla en ciertas zonas de Latinoamérica y Europa. Canción del sur ha llegado al público general de nuestros días a manera de una atracción en Disneylandia. La isla en la cima del mundo (Robert Stevenson, 1974) Excelente producción de aventuras, basada también en una novela, The Lost Ones de Ian Cameron. En ella, un lord inglés sale a buscar a su hijo, perdido en una expedición ballenera, acompañado de un arqueólogo norteamericano, el capitán francés de un dirigible y un guía esquimal; su viaje los llevará a descubrir una isla perdida donde habita una civilización vikinga a la que el tiempo no ha tocado. Muy al estilo de las adaptaciones de Verne, esta película sin duda familiar, con efectos especiales rudimentarios pero muy bien hechos, quedó mucho tiempo fuera del catálogo de clásicos tal vez por no responder a la filosofía políticamente correcta que se esperaba de los estudios: incluía un casting protagónico por com-


pleto masculino, y una manada de orcas que actuaban como criaturas peligrosas y asesinas. Tras no poderse ver sino en oscuras ediciones de terceras personas, Disney la reintegró a su lista de DVD para su trigésimo aniversario. La sombra del miedo (Noel Nosseck, 1979) Película de dos horas para televisión, transmitida en el programa Disneylandia, y un buen botón de muestra para lo que fueron las producciones de terror para niños que se llegaron a realizar en Disney. En ésta, muy gráficas escenas de matanza de animales domésticos (y más adelante, personas) rodeaban la historia de un chico que tenía el poder de transmigrarse de cuerpos. El chico, de vacaciones en la granja de su abuelo, intentaba salvar al lobo acusado de los crímenes y encontrar a los verdaderos culpables. Las alusiones a brujería y elementos supersticiosos nativos, más la ambientación en mayor parte nocturna, estaban perfectas para un tiempo en el que los progenitores podían aceptar que sus hijos sufrieran algún buen susto de vez en cuando. Los sobreprotectores padres de nuestra época la considerarían intolerable; ni esta película ni otras de su mismo corte se han vuelto a ver en la programación sosa e inofensiva del Disney Channel actual. Dragonslayer (Matthew Robbins, 1981) Disney anunció a bombo y platillo esta oscura película de fantasía, con un orgullo al que tenía todo derecho: su especialista de efectos especiales, Phil Tippett, consiguió lo que posiblemente sea el mejor dragón cinematográfico a la fecha. Tippett, recién salido de El imperio contraataca, creó una técnica, el go motion, en la que combinaba el uso de stop motion con títeres movidos por computadora. Los actores interactuaron con varios modelos del dragón, el más grande, un aparato hidráulico de unos 20 metros de alto. Sin embargo, la película tuvo dificultades para

encontrar su público: el conflicto presentado entre un mundo pagano y uno cristiano provocó molestias en algunos sectores de la sociedad gringa, y la abundancia de escenas terroríficas y sangrientas mutilaciones (más dos desnudos, integrales si bien discretos) dificultaron la clasificación familiar. La mala suerte de Dragonslayer fue un presagio de lo que ocurriría más adelante con El Caldero Mágico.

nuestro pasado, en especial si en algún momento fuimos más atrevidos, aventureros y novedosos, y a no temer si el suelo bajo nuestros pies se pone un poco inestable.

Retorno a Oz (Walter Murch, 1985) Anunciada como una especie de continuación para el clásico El mago de Oz (año) de la Metro Goldyn Meyer, esta cinta resultó mucho más fiel al material original de las novelas de L. Frank Baum: Oz no es ningún lugar simpático, lleno de colores y canciones; es un mundo peligroso, mucho más para una niña humana que precisará de todas sus fuerzas para sobrevivir y salvar a sus antiguos amigos de una nueva y mortal amenaza. Llena (como los libros de Baum) de temas oscuros y siniestros, no recibió buena aceptación de la crítica más mojigata, que la consideró “demasiado terrorífica para los niños”. La cinta no recuperó su inversión, medio inflada tras múltiples discusiones dentro de los estudios, y Disney prefirió lavarse las manos con ella. El reparto, por otro lado, era brillante: Fairuza Balk como una Dorothy más creíble y sólida que Judy Garland; Nicol Williamson como el rey Nome, Jean Marsh como la bruja Mombi y Piper Laurie como la tía Em. En conclusión: Para las nuevas generaciones, Disney pareciera una compañía de un solo tipo de público, sin gran interés en la innovación (salvo en aspectos técnicos) y vendida al sistema gringo, pero no siempre fue así. Lo que sus “películas malditas” pueden enseñarnos es a no avergonzarnos de

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50 sombras de Gray vs. Malizia Por Víctor Osuna Es posible que este pasado Día del Amor y la Amistad hayas sido arrastrado irremediablemente a las salas de cine a ver la pobre y mediocre película de 50 Sombras de Grey. Quizá fuiste a la fuerza por cumplirle a tu novia, a lo mejor fuiste de morboso esperando ver algo de lo que aparentemente ofrece la película, quizá eres un morrito puberto y te encaminaste a la hazaña de meterte a una película de corte “erótico” y técnicamente prohibida para alguien menor de edad y al colarte te diste cuenta que en la tele y en el internet está más candente e intenso el asunto. Bueno, no todo está perdido, si esperabas ir a ver una película arriesgada, diferente, atrevida y al menos un poquito cargada de erotismo y saliste bien desilusionado, me he dado a la tarea de buscar algunas opciones para ti y tus amigos (o tu novia cachonda). De cajón están varias películas clásicas y referente inmediato del verdadero cine erótico, desde la reciente Nymphomaniac de Lars von Trier, El Último Tango en Paris con

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Marlon Brando, Ojos Bien Cerrados de nadie más y nadie menos que el señor Stanley Kubrick, el retorcido y bizarro fetiche sexual desde la visión de David Cronenberg en Crash: Extraños Placeres o alguna que otra cinta de mayor sutileza y ligereza superiores a la bazofia comercial engañosa que tienes en cartelera actualmente. Haciendo honor al tema de esta edición de la H. Revista El Perro, existe una película italiana, por allá del ya lejano 1973 dirigida por Salvatore Samperi, titulada “Malizia”. Filmada en un tono que mengua entre la comedia y el cine erótico, dando una breve pasada por el contexto social y humano, como toda buena cinta que aborde el tema del sexo debe hacer, pues un individuo no es pleno sin su parte sexual y el sexo sin identidad es meramente un reflejo animal, la película es considerada no solo un referente inmediato en dicho género, sino también una de

las catapultas a la fama de su actriz principal, la en aquel entonces hermosa Laura Antonelli. Una empleada doméstica, de esas que solo habitan en las fantasías, hermosa, joven, sensual a mas no poder, llega a un hogar integrado por tres varones, un padre recién enviudado, un joven adulto y responsable y un chico en plena adolescencia. La presencia de dicha figura femenina se filtrara en la vida de los tres de distintas maneras, pero todas y cada una enfocadas en la búsqueda del placer, el deseo, la fantasía y la satisfacción sexual. Existe una película más reciente, con la súper potable Mónica Bellucci, que de alguna u otra manera le hace homenaje al filme de Samperi, quizá ya la hayas visto, se llama Malena y si no habías oído hablar de ella, te estás perdiendo de otro sensacional filme que aborda el despertar sexual de un chico adolecente.

Malizia fue un filme indiscutiblemente polémico en su época, no solo por su gran contenido erótico o por la sensación en la que convirtió a su actriz principal, sino porque de manera sutil y maquillada, el filme toca el tema del incesto, en un grado menor, ya que la mujer pasa de empleada doméstica a madrastra del muchacho, no sin antes haberle dado un repazon y varias clases de la mejor educación sexual que le pudieron haber impartido. El filme además estuvo lleno de infortunios posteriores, pues el director jamás igualo la fama que alcanzo y murió en el olvido después de innumerables fracasos de taquilla, el chico del filme, Alessandro Momo, repitió en otras películas el mismo rol e incluso en varias ocasiones haciendo mancuerna con Antonelli, encasillándose así en cintas del mismo contenido y cada vez menor calidad hasta que perdió trágicamente la vida en un accidente automovilístico, quedándose solo en promesa del cine italiano.


Del icono sexual y la fantasía de muchos en el país de la bota, no queda más que el recuerdo y la viva imagen en esta película, pues Laura Antonelli en la actualidad no es ni 50 sombras de lo que fue, sino 50 veces más pesada y 50 veces más desfigurada. Una serie de desafortunadas cirugías plásticas, su incontrolable adicción a la cocaína y la depresión que conlleva el ver como todo el éxito obtenido se desmorona y derrumba como castillo de arena fue demasiado para ella, actualmente, puedes ir a pedirle un autógrafo al hospital psiquiátrico de Lazio, Italia.

para tu chica y ofrécele ver Malizia u alguna otra de las cintas que aquí mencione, te garantizo que no solo a ella le prendera el boiler sino que innegablemente te vera como un conocedor y culto individuo cuyos horizontes eróticos dentro del séptimo arte, parecen no tener fin. MALIZIA de Salvatore Samperi (1973) con Laura Antonelli, Alessandro Momo y Turi Ferro. Buena opción para ver un fin de semana o en una ocasión especial.

Sin embargo, estas turbias sombras del destino no se reflejan en la pantalla, ya que Malizia no es solo entrañable y divertida, es además fina y exquisitamente bien lograda, no por nada es considerada una joya y una pieza clave dentro del cine erótico, del buen cine erótico que existe. Buena fotografía, sugerentes encuadres y composiciones de cuadro, muchos e importantes momentos de silencio y contemplación, principalmente del chico embelesado por la mujer madura y momentos que te recuerdan que el cine tiene un importante grado de voyerismo implícito, el cual con cintas como esta se hace obvio y evidente. Dentro de un par de años, cuando la vida no te sonría y te veas orillado a ir una vez más al cine a ver de manera casi forzosa las inevitables secuelas de 50 Sombras de Grey, atrévete a mostrar un rostro desconocido

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e ro S ne o

Diluvio Mental Por Beni La malicia en la música no existe, apenas si existe la música en la música, la malicia es una especie de paisaje que sólo el ojo humano ha sido capaz de ver, el oído capta, y lo interno es quien lo interpreta. Y hemos de pensarnos como los propios saboteadores del oído. “El escuchar es la mejor forma de complacer a muchas personas” Aryasura. El ser malicioso cuida de su mundo, y su mundo es la industria, entonces puede hacer de su industria una música, la música existirá para la industria, el mercado y lo mero tendencioso. El oído humano permanece abierto desde su concepción. Así es cuando no podemos evitar escuchar una plá ca ajena en cualquier lugar que nos movamos. Sí hace el intento de cerrarse es para protegerse, de lo contrario absorbemos toda la chingadera audi va que nos rodea.

¿Cómo podría sonar un v o l c á n ? http://bit.ly/1EdzUfi Prometo hacer una entrevista con alguien que goce de oído absoluto.

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Hasta que alguien le llamó “Jazz” para hacerlo comercial.

La otra vez mi búsqueda interminable y sin fin, me llevo a Julio Estrada músico mexicano estudiado y alumno de grandes maestros como Oliver Messian, Xenakis entre otros, habiendo pasado por tantos maestros, decidió ser su propio maestro y coquetear con la libertad, un iluminado del sonido. Un oído tonal es solo un oído tonal. Y la música llega a nos, depende de cada uno si desviste a la muñeca o se conforma con saludarla de lejos.

“La imaginación al p o d e r.” C o h n Bendit El silencio Rulfo


Procuramos la música que nos realiza Juan Estrada y Julio Rulfo

La nobleza de la oreja y su cul vo orgánico, la imaginación sucede también a través del oído, cerrarse a determinado po de música o excluir a otras es un error biológico. El material espiritual y el espiritual material, esto es, el sonido del corazón y el corazón del sonido. “Arboles a ritmo de bolero; quiero escucharte vida” El chingón de los amigos.

que conoce, crea su instrumento. La música e n s u s muchas dimensiones. La definivita no está planeada. “No hay nada que no podamos imaginar que no se parezca a los estados sicos de la materia” J.E. Neotenia musical ¿Tendríamos que agradecer la esclavitud del africano que nos llevó al blues? LINK: http://bit.ly/1FdVsw2

Les dejamos los malentendidos para mañana. Hemos de agradecer al que escucha, más que a la malicia. Después de todo, la malicia discográfica nos ha traído álbumes memorables y la impresión de nuestras letras favoritas en el arte del disco. El disco también es arte. Y es gracias al comercio que hoy podemos escuchar un gamelán o un corrido de los cadetes de linares.

“El escuchar es la mayor de las riquezas y ningún ladrón puede robarla.” Aryasura. Si seguimos esperando el advenimiento de un nuevo Bach o Beethoven, nos quedaremos esperando.

El chasquido del vinilo en HD.

¿Cuántas dimensiones tendrá la audición?

Un instrumen sta 27


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Alf edo Valle Martínez

Ilustrador

A sus apenas 22 años, Alfredo Valle Martínez muestra un talento versátil, desde el dibujo y la fotografía y productos audiovisuales hasta el desarrollo de estrategias corporativas. Ha participado en proyectos locales, siendo el director creativo de la Muestra de Cine Independiente APOLO en su primera edición, diseñando el

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l o go y l a s e s t a t u i l l a s. Actualmente labora como Freelancer y como Consultor Jr. en la Incubadora de Empresas de UVM Zapopan.

me a cada proyecto en el que se ve inmiscuido sin importar su relevancia o impacto, dándole la misma dedicación y respeto a cada obra o proyecto que realiza.

De entre todos los logros y virtudes, existe una palabra que define a Alfredo y esta es “PASIÓN”, la cual impri-

Obra que presenta para El Perro: - En el camino (fotografía).

- Hitler gamer. - Tatoo skull. - Todo se acaba (fotografía). - *También la de “Perspectiva”, pero ilustra el texto “Las llamas de Olympia”.


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C O N VO C ATO R I A

A B I E RTA

Prima-

vera Convocatoria abierta con el tema de Primavera, en los siguientes géneros:

• Moneros • Ilustración (enviar de una a tres ilustraciones de algún texto o textos. Los ganadores ilustrarán alguno de los textos elegidos para ser publicados en este segundo número). • Fotografía (una propuesta por fotógrafo). • Artes plásticas (enviar muestra fotográfica de su obra, mínimo 3 fotos, máximo 10). • Textos literarios (poesía, narrativa, ensayo; limitado a 900 palabras).

Requisitos: • Enviar un correo electrónico a la dirección revistaelperroeditorial@gmail.com señalando en el asunto lo siguiente: EL PERRO NÚMERO 2, CATEGORÍA (mencionar en cuál participan). • Agregar como archivo adjunto las participaciones (sólo JPG y PDF o WORD en textos literaturios). • Firmar con seudónimo.

Los trabajos ganadores serán publicados en la "Revista El Perro" en su sexta edición el 31 de Marzo. • La presente convocatoria está vigente desde el día de su publicación hasta el 15 de Marzo de 2015. • Una persona puede participar en cualquier categoría, pero sólo un trabajo por categoría. • Los seleccionados serán notificados vía correo electrónico.


Primera entrega Abril 2015, Guadalajara, Jal., MĂŠxico

Fecha lĂ­mite: Marzo 15, de 2015

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imperia-corp.com


Alberto Romo Martínez

Ilustrador

Imaginante. Tenochtitlano de la “generación y”. Se considera “un navegante de la ignorancia, un demiurgo de agua y hueso intentando dar orden a pliegues desconocidos propuestos por la vida” Rebelde en

su formación académica, fanático de la verdad, amante de las querencias. Dibuja y pinta necesidad, por calmar al artesano inquieto. Zapotlán el Grande le abrió las puertas en su formación

literaria y hoy en día continúa con su estudio en la Universidad de Guadalajara en la Licenciatura en letras hispánicas.

Perro: - Sin título - Malicia / inocencia.

Obra que presenta para El

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Gemma Galo

“El deseo y la rabia”

Muestra fotográfica de obra plástica (pintura) Me considero una pintora expresionista que encontró en el deseo y la rabia los temas de su obra. El deseo ha devenido en una crítica a las coreografías

del género, mientras que la rabia sigue en reflexión continua. Mi educación plástica y visual comenzó en Guadalajara, continuó en Valencia, Madrid y Berlín. Llevo conmigo los colores del terruño, la situación política del país alimenta la rabia. En la obra busco

integrar ambos estados mentales. Actualmente vivo y trabajo en Alemania. He publicado en “Revista LesVOZ” (2009), “Va de nuez literatura y artes” (2011, 2012) Y YALL Magazine (Abril de 2014), entre otras Cédulas:

Lieb haben (in) II, mixta/cartulina, 2014. You mean, mixta/cartulina, 2015. En vez de corazón un perro enloquecido, oleo/tela, 2014.

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Conectando al mundo

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Páginas Web $1,990 $145 ¤114 desde

Pesos mexicanos

Dólares americanos Euros

Desde cualquier parte del mundo Av. Sierra de Tapalpa N° 5802 Col. Las Águilas (Cerro del Tesoro) Zapopan, Jalisco, México

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RESTAURANTE BAR - MEZCALERÍA

• 2x1 Chelas Nacionales todos los días (Lager, Ambar, Indio, Tecate light, Bohemia y Caguamas)

• Viernes de cumpleañeros: Primera ronda de chelas y shots de mezcales van por la casa (Máximo 4 personas). • Miércoles de botana: En la compra de tu chelera (6 chelas), te regalamos un plato de botana La Flaca. • Jueves: 5 chicas, 2 caguamas y shot de mezcal. • Días de partido: Trae la playera de los equipos que estén jugando y recibe una chela gratis. LÓPEZ COTILLA 1752, COL. AMERICANA TEL: 3335-5491 RESERVACIONES: 9512-5367-32 (César Fenelón) Horario: 2 pm a 1 am, (Martes a Domingo) • : La Flaca • : La Flaca Guadalajara Jalisco •

: laflacabrest@gmail.com : @la_flaca_mezcaleria



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