Opinión Equidad como causa global

Acabando de pasar el ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, tal y como se proclamó por la Organización de Naciones Unidas en la década del 70 del siglo pasado, avenimos a una necesaria y firme reflexión. A medida que pasa el tiempo, es bien importante reconocer, aplaudir, validar lo mucho que las compañeras —a través de la lucha, a través de los golpes, a través del tiempo— han caminado y las reivindicaciones, reclamos de derechos y de equidad logrados. Es importante reconocer también que estos logros no han sido cedidos por parte de un Estado o normas socioculturales “benévolos”. Más bien, han sido arrancados por medio de disentir de las normas impuestas —con criterios de firme masculinidad tóxica— sobre el acto y el cuerpo, que pretenden controlar, imponer y disponer sin un ápice de empatía.

José R.

un comunicado en el que se celebraban las consecuciones en favor de la equidad. Cito el párrafo inicial: “En el Día Internacional de la Mujer, Estados Unidos acompaña a la comunidad internacional en la celebración de la tenacidad, la determinación y el liderazgo de mujeres y niñas en todo el mundo, y las inmensas contribuciones y logros que han conseguido para que haya sociedades más pacíficas y democráticas. El Departamento de Estado está decidido a empoderar y amplificar las voces de las mujeres y niñas en toda su diversidad, y seguiremos exigiendo que se respeten sus derechos humanos”.

se emite desde Washington. El esfuerzo consistente de apoyo de parte de las agencias del ejecutivo es notable y se percibe en el terreno. Pero no podemos evitar hacer constancia de la enorme contradicción existente entre el deseo y la práctica. Es muy fácil exigir y reivindicar a otros países que pisotean derechos, todo ello mientras en los asuntos domésticos estadounidenses el propósito y la intención es revertir, y peor, controlar el cuerpo de las mujeres.

En otros lares, la trayectoria es desigual. En algunos lugares de Europa, África y América Latina el avance de la equidad y el empoderamiento es lento, pero firme, a pesar de la pretensión de empujar en dirección contraria —’pushback’.

—PT— sino de la oposición centrista en las elecciones generales de Brasil, que lideró la ahora ministra de planificación y presupuesto, Simone Tebet. La medida tendrá su momento en el congreso brasileño en la esperanza de que la sensatez y la buena fe prevalezcan ante una reivindicación necesaria.

En otras partes del mundo, las compañeras no son tan afortunadas. Me remito aquí a la situación de Afganistán y sobre todo de Irán. Ambos países figuran prominentes en dar marcha atrás a los derechos de las mujeres o —peor aún— son receptoras de brutal represión, producto a su vez de una singular, perversa y sistémica opresión, por atreverse a desafiar el absurdo requisito de “modestia”.

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Partamos de ese particular argumento. En la fecha que marca la conmemoración de este solemne día se hicieron múltiples y sendas declaraciones a favor del patrón de avanzada y progreso logrado. El mismo Departamento de Estado de los Estados Unidos y su secretario, Anthony Blinken, autorizó la publicación de

Cautivador, sí. No cabe duda de que el cuerpo diplomático de los Estados Unidos está comprometido con las reivindicaciones y el imperativo de empoderar a las mujeres alrededor del mundo. Cuando digo ‘el cuerpo’, me refiero a todos aquellos y aquellas que desde el conocimiento profundo de los lugares con los que los Estados Unidos de América tiene relación cordial o amistosa, a través de sus embajadas y consulados representan a ese país, además de las subsecretarías, en las que trabajan especialistas y analistas que informan a los funcionarios designados y electos, encargados de la política exterior que

En Brasil, por ejemplo, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha cumplido con el cometido de dar mucha más representatividad a las mujeres en puestos ministeriales, aunque no es suficiente en términos de proporcionalidad. Destaca, sin embargo, el hecho de que, según Catherine Osborn, encargada del informe latinoamericano de la Revista Foreign Policy, Brasil anunció para el 8 de marzo, 25 medidas en apoyo a las mujeres que incluirían penalidades financieras a instituciones que no practiquen la equidad salarial. Esta última no fue promesa de campaña del Partido de los Trabajadores

En Afganistán, y ya consolidado el Talibán, las universidades reabrieron… sin mujeres estudiantes. Se les negó acceso incluso a aquellas que estaban a punto de terminar sus grados. En Irán, informes de envenenamientos en colegios de niñas, exudan tristemente a retribución por cuestionar la rigidez religiosa.

Falta mucho por caminar, nos toca —me toca— apoyar incondicionalmente, sin reserva, con convicción y también con miedo; el patriarcado no cesa ni ceja en el poder. Apuntalo el feminismo como práctica necesaria —hoy, como ayer— en sus múltiples vertientes. Yo, siempre aliado.