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Chef Diana Cuevas: la persistencia como norte
Melissa M. Cruz Ríos >mcruz@elvocero.com
Fue por su mamá que la chef Diana Cuevas Santos, copropietaria del restaurante Emidian, en Bayamón, se enamoró de la cocina. Su dedicación, empeño y el amor que impartía a sus preparaciones, la llevó a soñar con hacerse de una carrera en las Artes Culinarias.
“Soy la más pequeña de cuatro hermanos; por ende, era la más apegada a mami. Me llamaba la atención verla cocinar y ver cómo todos disfrutaban lo que hacía. ¡Cocina riquísimo!, le decían”, relató Cuevas Santos, sobre su progenitora, Carmen Santos, quien nunca tuvo negocio de comida, sino que cocinaba por placer. Además, era la “chef asignada” por excelencia de todas las fiestas familiares.
“Desde pequeñita fui ayudándole y así se despertó mi interés en la cocina. A ella le gustaba que yo le ayudara. Siempre me de- jaba poner mi toque, así fuera para agregar la sal o la salsa a la comida. Nunca tuvo problema con eso”, abundó.
Entonces, llegado el momento, Diana decidió estudiar Artes Culinarias en la Escuela Hotelera de San Juan. Una vez graduada se insertó en el campo laboral, donde tuvo excelentes oportunidades que le sirvieron de escuela. Algunas de ellas fueron los restaurantes Ramiro’s, Compostela, Marisquería Atlántica, Augusto’s Cuisine y el desaparecido Hotel Normandie.
“Los chefs Augusto Schreiner, José Rey y Jesús Ramiro fueron grandes mentores a quienes estoy eternamente agradecida”, manifestó esta dama de la cocina, con 27 años de quehacer culinario. “Ahora ellos son mis clientes; incluido Jesús, cuando está de visita en Puerto Rico. Ellos vienen al restaurante a disfrutar de mi cocina”, agregó la chef, quien hace 15 años deleita paladares exigentes con su propuesta de cocina puertorriqueña e internacional.
Sobre sus tres chefs mentores, la chef Cuevas indicó que aprendió la perseverancia del chef José Rey de Compostela. “Él es admirable y nunca tiene un no para sus clientes”. Del chef Jesús Ramiro, admira la belleza de sus platos. “Jesús es un artista”. Y, sobre el chef Augusto Shreiner, aseguró haber absorbido la perfección y la versatilidad.
“Todos son grandes maestros y colegas. Les estoy muy agradecida, especialmente por haberme brindado la confianza y oportunidad para desarrollarme en la cocina. No solo a mí, también a otras mujeres talentosas, como las también colegas Marisoll Hernández y Luz Ferreira, por mencionar algunas. En parte, gracias a ellos podemos decir que, en estos tiempos, hay más mujeres que hombres liderando las cocinas en Puerto Rico. Ha sido un avance grandísimo”.
Trayectoria llena de desafíos
La chef toabajeña cuenta que sus largos años de carrera en la cocina han estado llenos de grandes desafíos, principalmente por ser mujer.
“Como para la mayoría de las mujeres, ser madre, esposa y profesional es un gran reto, porque la cocina es muy sacrificada y requiere muchas horas de trabajo duro. Cuando laboraba en los restaurantes, mi mamá me ayudaba con el cuido de mi hija Emily, y entre mi esposo (Emilio Bencosme, su admirador número uno y socio) y yo nos las ingeniábamos para buscarla al colegio y compartir con ella. Fue un gran desafío mantener la crianza y todo lo que ello con- lleva y el trabajo bajo control, pero lo logramos juntos como equipo”, manifestó sobre el balance que requiera el aspecto profesional y su vida de familia.
Expresa que está muy satisfecha de los éxitos cosechados en ambos renglones, pues junto con su esposo logró desarrollar el restaurante y sacar adelante a su hija, quien, a pesar de disfrutar de la cocina, optó por hacer una carrera profesional en medicina y se encuentra culminando el doctorado, en Texas.
“Continúa siendo un reto ser una mujer en la cocina. Pero estoy muy orgullosa de que cada vez más mujeres se unan a esta industria. Y, sobre todo, que las escuelas continúen ofreciendo clases de cocina y despertando ese interés”, enfatizó la chef Cuevas, quien atribuye el éxito de su carrera al detalle de que prepara cada plato como si fuera para ella o su familia.
Un sueño compartido
Mientras aún trabajaba en el restaurante Augusto’s, en Miramar, nació en la chef Cuevas el interés de tener su propio restaurante. Sin embargo, asegura que la idea inicial fue de su esposo Emilio, a quien describió como “empresario, visionario y arriesgado”.
Así nació Emidian, restaurante ubicado en la avenida Ramón Luis Rivera en Bayamón, específicamente en los predios de El Mercado, antigua Plaza del Mercado.
“Cuando él viene con la idea, me sorprendí. Pero, como siempre vamos de la mano y sin él no fuera posible, lo seguí. Aunque prefiero estar en lo mío, que es en la cocina, también he tenido que aprender del negocio, cuyo día a día es complicado. Han sido años de muchos retos y aprendizaje, pero gracias a Dios hemos logrado hacerlo crecer juntos”, subrayó.
El restaurante se destaca por servir comida internacional y criolla, pero para Diana y su esposo lo más importante es complacer al comensal, tal cual aprendió de sus mentores.
Diana comparte que como tuvo grandes maestros que le abrieron sus puertas para que lograra desarrollarse en la cocina, ha procurado replicar el gesto.
Por lo cual, el restaurante ha servido como centro de formación para otras mujeres aspirantes a crecer en la industria gastronómica.
Como parte de la enseñanza que provee, enfatiza en la organización y en tener la mente clara en la rutina y la atención al detalle.
“La mujer es muy detallista y ese toque femenino para acentuar cada plato y postre siempre hace falta. Todas son bienvenidas”, afirmó.
Emidian Restaurant abre de martes a sábado, de 11:30 a.m. a 10:00 p.m., y el domingo, abre de 11:30 a.m. a 6:00 p.m. También cuenta con el concepto Al Frente, tipo panadería-deli, donde sirven una acertada variedad de sándwiches clásicos —cubano, pavo y pernil—, desayuno y avena, todos los días a partir de las 7:00 a.m., y un menú criollo de almuerzo, con cinco alternativas distintas cada día.