Cuando la diferencia hace la diferencia Una experiencia del Centro de Desarrollo Infantil AsociaciĂłn Nuevo Horizonte Aguachica, Cesar Relato de S andra Y aneth R odrĂguez C ardona N ubia A lvernia R uedas
Cuando la diferencia hace la diferencia, 2016 Ministerio de Educación Nacional, Colombia Una experiencia del CDI Asociación Nuevo Horizonte (modalidad institucional) Aguachica, Cesar Relato de Sandra Yaneth Rodríguez Cardona Nubia Alvernia Ruedas Proyecto editorial desarrollado por la Corporación Voces y Saberes Coordinación editorial Mariana Schmidt Quintero Carolina Turriago Borrero Redacción Fernando Escobar Borrero Asistencia editorial Juan Pablo Bonilla Carvajal Corrección de estilo Lilia Carvajal Ahumada Diseño y diagramación Marta Cecilia Ayerbe Posada Impresión Zetta Comunicadores S. A. Esta reseña se desarrolló en el marco de la Alianza por la Primera Infancia (Convenio de asociación 1375 de 2015), producto del diseño del esquema de reconocimientos e incentivos a buenas prácticas en educación inicial.
Esta diversidad de saberes y de mundos que se encuentran con ese toque solidario, propio del lugar, logran fusionarse cuando se trata de alcanzar un objetivo comĂşn.
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Aguachica, Cesar
uestro CDI se encuentra ubicado en Aguachica, César, municipio de paso obligado para quienes quieren descubrir la magia de la costa Caribe o la maravilla del interior del país. En este hermoso y creciente municipio confluyen una gran variedad de personas de diferentes culturas, costeñas y del resto del país, que traen consigo diversas maneras de entender el mundo y por lo tanto de asumir la vida. Su población es cálida, creativa, lleva el ritmo en la sangre, es muy amable y logra contagiar al visitante con su espíritu solidario. La solidaridad está tan arraigada a nuestra cultura, que si un habitante de Aguachica debe ausentarse por un tiempo, no es extraño que al llegar descubra que algún vecino decidió barrer el frente de su casa para que la encontrara sin polvo ni hojas a su llegada. Así se vive en Aguachica. En este relato queremos contarles cómo, contrario a lo que podría pensarse, esta diversidad de saberes y de mundos que se encuentran con ese toque solidario, propio del lugar, logran fusionarse cuando se trata de alcanzar un objetivo común. En la Asociación Nuevo Horizonte acogemos a niños y niñas de más de 1400 familias vulnerables: desplazadas, habitantes de invasiones, de veredas y de corregimientos alejados, desde los cuales algunas
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Cuando la diferencia hace la diferencia tienen que navegar en chalupa un buen trecho y luego caminar durante hora y media para poder llegar a nuestras instalaciones. Un esfuerzo extra hace la diferencia Desde que empezamos a trabajar con la Estrategia De Cero a Siempre hace un poco más de dos años, con el fin de brindar una adecuada atención integral a nuestros niños y niñas, vimos que debíamos trabajar con más profundidad aspectos relacionados con las pautas de crianza y el ambiente de convivencia en el hogar, pues notábamos cómo esto repercutía en ellos. Optamos por llevar a cabo encuentros familiares, ya fuera en nuestras instalaciones o en los hogares de los niños. Si bien nuestro programa ha representado para las madres, en general, un gran apoyo en la crianza de sus hijos y han sido muy receptivas a las actividades que planteamos, con algunos de los padres funcionaba de manera diferente, pues es común que deleguen en su compañera lo referente a la educación de sus hijos. Esta situación repercutía en la actitud de los niños, así como en su desarrollo, lo cual generaba frustración en nuestro equipo psicosocial y de docentes. Sabíamos que era muy importante involucrar también a los papás, pues esto contribuiría al éxito de nuestra
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Aguachica, Cesar propuesta pedagógica y en últimas, al desarrollo integral de los niños y las niñas. Fue así como un miembro del grupo propuso algo diferente a lo que se venía haciendo: “Si queremos tener contacto, tanto con las mamás como con los papás, y ellos solo están en la noche porque trabajan todo el día, los vamos a visitar en la noche”. Al principio la propuesta no tuvo muchos adeptos en el grupo y generó resistencia por parte de los padres que, en un principio, se sentían un poco obligados: “Será que vengan en la noche”; “Tocará escucharlas a estas horas”. Esta labor, por supuesto, implicó un esfuerzo extra por parte de varias de las psicólogas, pero poco a poco se fueron viendo los frutos. Finalmente las personas del equipo más resistentes al principio, fueron quienes más se entusiasmaron y se pusieron la camiseta. Las cosas empezaron a cambiar. Muchos padres que al principio nos sacaban el cuerpo, fueron entendiendo la importancia del encuentro, y después nos decían: “Yo puedo pedir permiso en el trabajo, para que usted venga más temprano”, y así ya no necesitamos hacer las vistas de noche. Al poco tiempo empezamos a ver cómo nuestro esfuerzo de fortalecer los vínculos afectivos en la familia empezaba a funcionar. Algo positivo estaba pasando en sus hogares que se
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Cuando diferencia hace diferencia Es fácillapensar quela maneras tan diferentes de ver el mundo dificultan alcanzar un objetivo común. Nuestra experiencia nos ha enseñado lo contrario. Hemos aprendido que con la diversidad las opciones y las soluciones aumentan.
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Aguachica, Cesar veía reflejado gratamente en la autonomía, seguridad y alegría de los niños. Para complementar la tarea, alguien propuso algo que parecía un imposible en este medio: “¿Y, si hacemos un encuentro de parejas?”. Sería una noche en la cual habría pétalos de rosa, velas y comida. No fue fácil, pero logramos conseguir que nos apoyaran, llevamos a cabo varias actividades en las que les hablamos de la importancia de transmitir afecto a sus hijos, de comunicarse a través del amor… los enamoramos. A los padres de familia solteros, separados y viudos, se les invitó el día anterior a un evento exclusivo, llamado Encuentro de Solteros y Solteras. De esta manera logramos involucrar y motivar a todo el conjunto de papás. Variedad de saberes, variedad de sabores La amalgama de saberes y sentires de nuestro municipio influye positivamente en el desarrollo integral de los niños y las niñas del CDI también a través de la nutrición. En muchos de sus hogares la Bienestarina, más que un complemento alimenticio, resulta ser el único alimento. Por otro lado, en las familias donde tienen más opciones, no contemplan por ejemplo el consumo de lentejas o atún, porque no les gusta o no los han probado.
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Cuando la diferencia hace la diferencia Viendo esta situación, y aprovechando que contamos con familias cachacas, costeñas, paisas y de muchas otras regiones, investigamos y descubrimos que muchas de ellas preparaban platos diversos teniendo siempre como base la Bienestarina. Fue así como decidimos hacer un bufé, un día especial en el que les dimos a probar diversos platillos preparados a partir de la Bienestarina, y pudieron degustar desde una chicha que sabía a gloria, hasta bolitas de lenteja, pasando por crema de atún con galletas, bollo limpio y muchas otras recetas, fruto de la creatividad y la experiencia de cada hogar. A partir de este evento se generó un abanico de posibilidades de elaboración para que los niños y las familias empezaran a disfrutar la Bienestarina. Esta sabrosa experiencia redundó en una mejor nutrición de muchos pequeños y por lo tanto, en un peldaño más en su nivel de desarrollo integral. El ritmo se contagia, las letras también La diversidad también ha sido clave para implementar y fortalecer nuestro proceso pedagógico, especialmente las actividades rectoras de la educación inicial como el arte y la literatura. En cuanto al arte por ejemplo, no tardamos mucho en entender que el ritmo que llevan los acuachiquenses en la sangre y que les brota
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Aguachica, Cesar desde pequeños ya sea cantando, bailando o tocando un instrumento, era contagioso y serviría no solo para acercar a nuestros niños y niñas a la música, sino para enriquecer toda nuestra propuesta pedagógica. Notábamos el amor innato de muchos niños por la música, cuando nos paseábamos delante de ellos con algún instrumento, por ejemplo al hacer sonar un palo de agua veíamos en sus ojos cómo querían tener uno también para ellos. Darle un instrumento a cada uno era una opción imposible por su costo, pero entonces alguien atinó a proponer lo siguiente: “¿Por qué no invitamos a cada familia a fabricar un instrumento musical en casa a partir de elementos reciclables?”. Arrancamos el proyecto con la elaboración de sonajeros. Esta actividad nos dio muchas satisfacciones, pues vimos que estábamos trabajando en varios aspectos al mismo tiempo. El primero, la unión familiar: hacer un instrumento en familia le da un carácter único de pertenencia. En segundo lugar, el hecho de usar material reciclable nos permitió trabajar sobre la conciencia ambiental. Finalmente, vimos que los sonajeros, además de brindarles una experiencia musical, también les ayudaban a canalizar emociones como el enojo o el miedo y a tranquilizarse. Les permitía concentrarse en ellos mismos por un buen rato, olvidándose del resto del mundo.
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En cuanto al arte por ejemplo, no tardamos mucho en entender que el ritmo que llevan los acuachiquenses en la sangre y que les brota desde pequeños ya sea cantando, bailando o tocando un instrumento, era contagioso y serviría no solo para acercar a nuestros niños y niñas a la música, sino para enriquecer toda nuestra propuesta pedagógica.
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Aguachica, Cesar En el caso de la literatura también tuvimos que hacer un esfuerzo para que la diversidad fuera una fuente de estímulo de la lectura en familia. Cuando les preguntamos a los padres si les leían a sus hijos, el noventa por ciento manifestó que no. Entonces pensamos que la variedad podría ser estimulante y decidimos crear el Cuaderno Viajero; un medio que le permitiría a cada familia plasmar un cuento escrito por ellos mismos, de la extensión y el tema que quisieran, para luego rotarlo y compartirlo con las demás familias. Este cuaderno les pertenece a todos, porque hay en él algo especial de cada cual. Al principio, como no estaban acostumbrados a leer historias y mucho menos a escribirlas, nadie se pedía el cuaderno para el fin de semana. Teníamos que rifarlo. Pero cuando las familias se dieron cuenta de que sus hijos les pedían con emoción escribir alguna historia para poder compartirla luego en la semana con la profe y sus compañeritos, se fueron motivando y varias familias terminaron pidiendo el cuaderno al tiempo. Pasaron de escribir cuentos cortos a relatos extensos, que recogieron expresiones muy variadas: algunos escribieron, por ejemplo, que su papá estaba lejos de casa y que se ponía feliz cuando llegaba, otros manifestaban la tristeza por el padre que se había ido, otros recreaban cosas fantásticas. Cada niño y cada
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Cuando la diferencia hace la diferencia niña, pudo experimentar cómo vuela la imaginación de su familia y también ver de otra manera sus vivencias y su origen. Fue tan grande la acogida por parte de los padres y de los niños, y tan interesante el resultado, que complementamos el Cuaderno Viajero con la Fiesta de la Lectura. Así, cada familia pudo representar aquello que escribió frente a las demás. Como hubo cuentos relacionados con la naturaleza tuvimos en nuestro centro muchos pequeños disfrazados de peces, sirenas y otros animales reales y fantásticos y, claro, docentes disfrazadas de hadas revoloteando por doquier. A partir de estos encuentros con la literatura hemos visto cómo el interés por leer ha crecido, tanto que en el rincón de la lectura de nuestra unidad siempre hay una personita sentada con un libro abierto sobre sus piernas, y con sus ojos perdidos entre las imágenes. No hay día en que no se saque un libro de la gaveta. En este derroche de creatividad, imágenes y letras, las psicólogas vieron una forma para conocer más de las familias y de su entorno, y estas lo utilizaron como un medio para liberar o desahogar sentimientos. Muchos modos de pensar, un privilegio Sí, somos privilegiados. Contamos con una institución que reúne personas de orígenes muy diversos. Y esta
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Aguachica, Cesar ha sido nuestra gran ventaja y será nuestro gran sello. Y cada niño que ingrese a nuestro centro, así como su familia, se contagiará de diversos saberes, de un gran espíritu de colaboración propio de las gentes que viven aquí. Los pequeños recibirán una atención integral que también enriquecerá a sus familias cada día. Es fácil pensar que maneras tan diferentes de ver el mundo dificultan alcanzar un objetivo común. Nuestra experiencia nos ha enseñado lo contrario. Hemos aprendido que con la diversidad las opciones y las soluciones aumentan, sobre todo frente a los retos que plantea el desarrollo integral de los niños y las niñas que aquí conviven.
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La reseña que aquí se publica forma parte de un conjunto de 27 relatos cortos en los que gestores de buenas prácticas en educación inicial — de la modalidades institucional, familiar, comunitaria y de educación intercultural — exponen algunas de sus actuaciones a favor de las niñas y los niños en el marco de la atención integral a la primera infancia. Colombia ha caminado hacia la cualificación de sus prácticas en educación inicial buscando que estas respondan a un enfoque de desarrollo integral, a los avances investigativos en asuntos de primera infancia y, por supuesto, también a las características y particularidades de cada niño y cada niña que recibe atención. Esta reseña es una prueba fehaciente de las transformaciones que se vienen dando y un reconocimiento a quienes las hacen posibles: equipos humanos de unidades de servicios regadas por todo el territorio nacional, que trabajan minuto a minuto, día a día, cumpliendo lo que como país hemos establecido en la Constitución y en el Código de Infancia y Adolescencia: el derecho impostergable de niños y niñas a recibir una educación inicial de calidad. ¡A los gestores de la experiencia que se relata en esta reseña, como a de las demás de la colección, nuestros reconocimientos!