Cuando la teoria ilumina la realidad

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Cuando la teoría ilumina la realidad Una experiencia del Centro de Desarrollo Infantil AeioTú – La Inmaculada Manatí, Atlántico Relato de M ónica P atricia Á vila M uñoz L aura G isella T olosa R ada


Cuando la teoría ilumina la realidad, 2016 Ministerio de Educación Nacional, Colombia Una experiencia del CDI AeioTú – La Inmaculada (modalidad institucional) Manatí, Atlántico Relato de Mónica Patricia Ávila Muñoz Laura Gisella Tolosa Rada Proyecto editorial desarrollado por la Corporación Voces y Saberes Coordinación editorial Mariana Schmidt Quintero Carolina Turriago Borrero Redacción Juan de Brigard Pardo Asistencia editorial Juan Pablo Bonilla Carvajal Corrección de estilo Lilia Carvajal Ahumada Diseño y diagramación Marta Cecilia Ayerbe Posada Impresión Zetta Comunicadores S. A. Esta reseña se desarrolló en el marco de la Alianza por la Primera Infancia (Convenio de asociación 1375 de 2015), producto del diseño del esquema de reconocimientos e incentivos a buenas prácticas en educación inicial.


Cuando hay un énfasis demasiado grande en la teoría a veces olvidamos mirar la realidad, y cuando faltan fundamentos teóricos a veces carecemos de herramientas para enfrentarla. En algún lugar del espacio entre esos dos polos está la medida justa.


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os buenos esquemas teóricos son conjuntos de ideas que nos permiten pensar. Son herramientas con las que comprendemos y moldeamos la realidad a la que nos enfrentamos cada día. Cuando hay un énfasis demasiado grande en la teoría a veces olvidamos mirar la realidad, y cuando faltan fundamentos teóricos a veces carecemos de herramientas para enfrentarla. En algún lugar del espacio entre esos dos polos está la medida justa de esquemas, protocolos y fundamentos teóricos que permite hacer lo mejor con las posibilidades que la realidad ofrece. Cuando ese balance existe, la teoría es como un conjunto de normas que uno mismo ha escogido para que los esfuerzos tengan buenos resultados. En ese caso, seguir esas normas no limita las posibilidades, sino que facilita el camino pues da parámetros y guías que sirven para trabajar con orden, sortear los obstáculos, evitar dificultades y sacar el máximo provecho de las situaciones. De la misma manera que seguir las reglas de tránsito hace que podamos llegar de un lugar a otro rápidamente y minimizar las probabilidades de accidentarnos, las normas y las guías teóricas que tenemos en los centros de desarrollo infantil nos permiten ofrecerles a los niños y las niñas el mayor bienestar y el mejor uso del tiempo disminuyendo los riesgos.


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 Cuando la teoría ilumina la realidad  AeioTú es una organización que trabaja con entidades privadas y públicas para brindar educación inicial a los niños menores de seis años en Colombia. Opera centros de desarrollo infantil en varios lugares del país y en todos está apoyada en la teoría pedagógica Reggio Emilia. Nuestro CDI está en Atlántico, al sur del departamento, en un municipio llamado Manatí, que en 2010 sufrió graves daños por el desbordamiento del Canal del Dique. El CDI se llama La Inmaculada, y es un lugar en el que nos preocupamos mucho por tener una filosofía de trabajo bien estructurada y aplicar los preceptos de nuestra teoría pedagógica. La filosofía pedagógica de La Inmaculada Todo nuestro programa pedagógico surge de tener claro cómo queremos relacionarnos con los niños y qué herramientas y esquemas teóricos tenemos para hacerlo. Usamos, como lo dijimos anteriormente, la pedagogía Reggio Emilia que, aunque no la explicaremos con detalle aquí, es la mejor manera que hemos encontrado de ofrecerles a nuestros pequeños una experiencia en la que ellos mismos sean líderes de su proceso de exploración. En este sentido buscamos que todas nuestras acciones estén encaminadas en la misma dirección.


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 Manatí, Atlántico  Los pilares fundamentales de la teoría son a grandes rasgos los siguientes: los niños y las niñas son el centro del proceso de aprendizaje, ellos mismos lo conducen según sus intereses, y su curiosidad y autonomía está siempre en primer lugar. Para esto, las educadoras preparamos espacios que los reten y los provoquen. Les ofrecemos materiales llamativos, espacios interesantes y un contexto de experimentación para que exploren a su antojo. No hay procesos dirigidos. Con esto logramos coconstruir, con cada uno, el conocimiento. Esa base nos da un sentido de uniformidad e identidad que se refleja en todas nuestras acciones. Nos da criterios para seleccionar el personal que queremos contratar, nos ayuda a organizarnos, nos permite sostener los proyectos con continuidad en el tiempo y lograr objetivos a largo plazo. También contribuye con lo mismo el hecho de que en La Inmaculada tenemos una cartografía curricular muy clara, que es el referente al que las maestras vamos para saber qué facetas del desarrollo infantil queremos impulsar y qué métodos vamos a usar. Es un manual que nos ayuda a planear las sesiones. Tener estos fundamentos nos permite diseñar actividades para que los procesos, sin estar dirigidos, logren que los niños adquieran esas destrezas o esos conocimientos. Esta cartografía hay que aplicarla con mucha cla-


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 Cuando la teoría ilumina la realidad  ridad conceptual y teniendo presente nuestro proyecto pedagógico. Si queda bien hecha es una excelente herramienta que orienta el proceso educativo. Construcción de normas Para ser coherentes con los pilares fundamentales de nuestro sistema, hemos buscado una manera de exaltar la idea de que la construcción de normas y la autodeterminación de los niños y las niñas son fundamentales para su desarrollo. Por eso, tal como nosotros elegimos nuestras herramienta teóricas, en AeioTú ellos eligen sus normas al comienzo de cada año. Se ponen de acuerdo con respecto a qué conductas están permitidas y cuáles no. Hacemos un gran esfuerzo por lograr que todos participen en este proceso, pues es importante para los niños sentir que tienen parte en la construcción grupal de las reglas. El papel que tenemos las educadoras en ese proceso es simplemente ayudarlos a registrar sus acuerdos en un libro. Siempre los escribimos exactamente con las palabras que usan. Las reglas son de ellos y deben estar en su lenguaje. Las normas se construyen con disciplina positiva, es decir, los acuerdos no incluyen negaciones, sino afirmaciones de los comportamientos requeridos para la convivencia y la construcción conjunta. Por ejemplo, en vez de decir, “no debemos correr con las tijeras en la mano” decimos, “cuando


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 Manatí, Atlántico  llevemos las tijeras de un lugar a otro, lo mejor es caminar despacio”, y cada norma está sustentada en un porqué. Este sistema logra que los niños acepten con mucha más facilidad las normas, pues como ellos mismos las han construido, las conocen, saben qué sentido tienen y por qué deben cumplirlas. Si comprenden las normas y han dicho desde el comienzo que están de acuerdo con ellas, es mucho más fácil que estén dispuestos a cumplirlas. En el comedor, por ejemplo, que suele ser un espacio difícil para quienes estamos a cargo, nuestros chiquitines saben portarse muy bien y se autorregulan con mucha naturalidad. Las normas de este espacio también las hemos construido entre todos. Igualmente, en todos los espacios del CDI los niños las acatan porque saben que están ahí por una razón y que romperlas deteriora la convivencia. Cuando uno de nuestros pequeños incumple una norma, lo llevamos a revisar el libro para que recuerde que ese es uno de los principios que acordamos al comienzo del año y que romperlo tiene consecuencias para él y para los demás. En vez de castigar, le mostramos las consecuencias de sus acciones. Si se crearon tensiones con otros niños, los invitamos a disculparse y una vez aclarada la molestia, continuamos con la actividad. Recriminar a un niño por haber cometido errores en realidad solo logra hacerlo sentir aislado y


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 Cuando la teoría ilumina la realidad  adolorido. Mientras tanto, la alternativa de explicarle su falta con respecto a la norma, le permite entender qué partes de su actuar fueron en contravía de las normas y por qué. Al comprenderlo es mucho más probable que no vuelva a cometer ese error. Cómo son los procesos pedagógicos no dirigidos Además de elegir las normas, en nuestro CDI los niños y las niñas pueden escoger otra gran cantidad de cosas. Ellos mismos eligen los materiales con los que quieren trabajar y la manera como quieren usarlos. Deciden qué quieren hacer con ellos y dónde y cómo trabajar. No llevamos a cabo ningún proceso dirigido, es decir, no les decimos cómo hacer las cosas. Les ofrecemos material y los invitamos a usarlo como quieran. La intención es que los ejercicios los dirijan las exploraciones del medio que ellos mismos hacen, sus intereses y su propia creatividad. Sin embargo no se trata de que las educadoras no hagamos nada. No es cuestión de dejar a los niños a su suerte. Nuestro papel es preparar los espacios y los materiales de manera que sientan atracción y curiosidad. Es fundamental provocarlos para que se animen a explorar y a buscar sus propias respuestas. Además los acompañamos en el proceso dándoles el apoyo que necesiten y que nos pidan.


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 Manatí, Atlántico  Creemos que imponerles a los niños una única manera de hacer las cosas tiene efectos adversos en el proceso de exploración y en el desarrollo de su creatividad. Para preservar su curiosidad, su afán de conocer y sus ganas de producir siempre cosas nuevas, les permitimos que libremente busquen para cuáles tienen más habilidad y experimenten con ellas. En todos los momentos es fundamental que se diviertan y disfruten de lo que están haciendo. Las experiencias con articuladores culturales Uno de los ejemplos en que esto es más evidente es el de los articuladores culturales. El ejercicio consiste en invitar al CDI a personas de la comunidad reconocidas en diversos oficios, para que los niños puedan hablar e interactúen con ellas, las vean trabajar, les hagan preguntas, y experimenten en ese oficio. Los invitados por lo general están relacionados con aspectos culturales notables de nuestro territorio. Esto está pensado justamente como una provocación para que los niños tengan la oportunidad de construir su identidad a partir de elementos de nuestro grupo humano. Los llamamos “articuladores culturales” porque vinculan la realidad que se vive día a día en nuestra región fuera del CDI, con los niños y con lo que sucede dentro. La idea surgió de la necesidad que teníamos de darle a nuestro CDI una identidad más propia y de


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Hemos invitado  Cuando la teoría poetas, ilumina lapescadores realidad  y adultos mayores. Cada uno trae sus conocimientos a La Inmaculada y les muestra a los pequeños sus habilidades. La idea es que funcionen como provocaciones. Ellos siembran la curiosidad en los chicos y responden a sus preguntas.

rescatar algunas prácticas culturales que se habían perdido o debilitado como consecuencia de los daños que ocasionó el desbordamiento del río. En el proceso de reubicación, reconstrucción y reorganización de nuestro pueblo muchas de nuestras maneras de vivir tuvieron que cambiar y algunas tradiciones perdieron


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 Manatí, Atlántico  su fuerza. Sin embargo queríamos lograr un ambiente que hablara de nuestra región y de nosotros mismos tal como éramos antes de desbordamiento y tal como somos ahora. Además queríamos encontrar una manera de transmitirles la cultura de la costa Atlántica a los pequeños, de manera que se apropiaran de ella. La idea es que el aprendizaje venga de experiencias reales, cotidianas y cercanas, pero en un contexto seguro y en el que los ellos puedan indagar con libertad. Siempre tratamos de empezar por sus intereses, y pensando en eso procuramos encontrar diversas maneras de ampliar sus horizontes. Hemos invitado poetas, pescadores y adultos mayores. Cada uno trae sus conocimientos a La Inmaculada y les muestra a los pequeños sus habilidades. La idea es que funcionen como provocaciones. Los articuladores siembran la curiosidad en los chicos y responden a sus preguntas. Cuando invitamos a un poeta de la región al CDI, por ejemplo, los niños lo vieron en el aula recitando décimas. Él fue a compartir su ocupación y sus saberes y creó asombro en ellos. En cada uno de estos eventos la principal intención es que los niños empiecen a conocer su propia cultura explorándola por sí mismos. Por eso siempre tratamos de partir de los temas en los que han demostrado interés.


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 Cuando la teoría ilumina la realidad  Los articuladores llevan al CDI sus materiales de trabajo y crean dentro del espacio un ambiente en el que se vive la cultura del río y de la costa Caribe. Un pescador, por ejemplo, trajo materiales para fabricar una atarraya y los niños lo encontraron tejiendo una, que luego usó para hacer una demostración. Además habíamos dispuesto en el espacio materiales como los que el articulador utilizó para que los niños pudieran servirse de ellos y tejer atarrayas con él. Los chiquillos tuvieron la oportunidad de plantearles sus inquietudes: ¿Cómo llegó a ser pescador? ¿Qué peces pesca? ¿Cómo se usa la atarraya? ¿En dónde pesca? Y todo lo que les daba curiosidad. Él les respondió, les contó historias y les mostró como tejer y usar la atarraya. Las presentaciones de los articuladores nunca son rígidas. Este no se para al frente a hacer una exposición, ni tiene preparado lo que va a decir; simplemente comparte el espacio con los niños, les cuenta sus historias, les enseña sus habilidades y responde a sus preguntas. Por eso es muy importante que sea genuino y, en lo posible, que sea del mismo contexto, para que hable el mismo lenguaje y sea realmente de su cultura. No sirve que venga al CDI una persona que nunca ha pescado a mostrar cómo se usa una atarraya, o alguien que no es poeta a recitar décimas y a hablar sobre el oficio. Es fundamental que las personas que


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 Manatí, Atlántico  invitamos puedan responder a las preguntas basadas en sus propias experiencias, porque esa es la única manera de que los pequeñines conozcan la cultura real de la mano de alguien que la ha vivido, y no presentada por quien la conoce solo en teoría. Además, se entiende que el ejercicio va más allá de simplemente mostrar cuál es la cultura del Atlántico, pues se trata también de que los chicos vean de qué manera se construye la identidad y de que construyan la propia. Para darle más identidad al espacio, también lo hemos ambientado con elementos propios de nuestro medio. Tenemos plantas de la región, instrumentos musicales, dibujos de pescados de las especies que usamos en nuestra cocina y, por supuesto, atarrayas. La intención es que el ambiente sea coherente con la vida en nuestra región y que no haya un choque entre la realidad dentro del CDI y lo que los niños viven por fuera. Además, queremos que las cosas que exploran en el CDI les permitan entender lo que ven todos los días fuera de este. En nuestro caso, tener un fundamento teórico firme nos da un piso muy sólido desde el cual partir y sentimos que acudir a textos teóricos primarios realmente nos ha permitido mejorar nuestro servicio y aclarar nuestras metodologías. Sin embargo hay algunas pautas que en otras unidades de servicio no están apoyadas en una sola escuela de pensamiento, o


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 Cuando la teoría ilumina la realidad  que tienen fuentes teóricas distintas y también pueden funcionar. Por ejemplo, algo que aplica para prácticamente cualquier contexto es que ser organizados y tener objetivos claros permite preparar actividades mejor diseñadas y cumplir lo que uno se propone. Estos esquemas nos han permitido traer la Estrategia De Cero a Siempre a la realidad de La Inmaculada. Nos han mostrado una forma de llevar a cabo la teoría en la práctica, de verla y sentirla cada día. Lo que más nos alegra es que, como dice tanto la Estrategia como Reggio Emilia, los niños y las niñas están verdaderamente en el centro. Hemos encontrado una manera de hacer realidad sus derechos, por ejemplo, a la identidad y a la participación. Realmente sentimos que en este caso las orientaciones que nuestro esquema filosófico nos propone son guías que nos muestran hacia dónde movernos, en vez de ser barreras que nos limiten al actuar. Tenemos herramientas que nos ayudan a pensar: pensar cómo hacemos las cosas cada día, pensar qué retos tenemos y cómo enfrentarlos, y en últimas pensar qué es lo que va a producir el mayor bienestar en los niños y las niñas, y cómo contribuir a que sean más felices y que gocen de todos sus derechos.


La reseña que aquí se publica forma parte de un conjunto de 27 relatos cortos en los que gestores de buenas prácticas en educación inicial —  de la modalidades institucional, familiar, comunitaria y de educación intercultural — exponen algunas de sus actuaciones a favor de las niñas y los niños en el marco de la atención integral a la primera infancia. Colombia ha caminado hacia la cualificación de sus prácticas en educación inicial buscando que estas respondan a un enfoque de desarrollo integral, a los avances investigativos en asuntos de primera infancia y, por supuesto, también a las características y particularidades de cada niño y cada niña que recibe atención. Esta reseña es una prueba fehaciente de las transformaciones que se vienen dando y un reconocimiento a quienes las hacen posibles: equipos humanos de unidades de servicios regadas por todo el territorio nacional, que trabajan minuto a minuto, día a día, cumpliendo lo que como país hemos establecido en la Constitución y en el Código de Infancia y Adolescencia: el derecho impostergable de niños y niñas a recibir una educación inicial de calidad. ¡A los gestores de la experiencia que se relata en esta reseña, como a de las demás de la colección, nuestros reconocimientos!


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