AMIGOS HECHOS DE PREGUNTAS, AGUA, AIRE Y ALIENTO

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AMIGOS HECHOS DE PREGUNTAS, AGUA, AIRE Y ALIENTO

Germรกn Cuervo Colegio IED Domingo Faustino Sarmiento Localidad de Barrios Unidos Bogotรก

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Este texto fue construido en el “Taller de escritura Voces y Saberes: una oportunidad para comprender, fortalecer y hacer visibles experiencias innovadoras” llevado a cabo entre el 3 de julio y el 18 de octubre de 2018. El programa formativo fue seleccionado por la Secretaría de Educación de Bogotá para ser parte del banco de propuestas de formación permanente de docentes.

Si desea conocer más de la propuesta formativa escriba a: vocesysaberes@gmail.com

Si desea contactar a quien escribió el texto escriba a: gymcuervo@gmail.com

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Soneto matinal a una colegiala ingrávida1 Al pasar me saluda y tras el viento que da al aliento de su voz temprana en la cuadrada luz de una ventana se empaña, no el cristal, sino el aliento. Es tempranera como una campana. Cabe en lo inverosímil, como un cuento y cuando corta el hilo del momento vierte su sangre blanca la mañana. Si se viste de azul y va a la escuela, no se distingue si camina o vuela porque es como la brisa, tan liviana que en la mañana azul no se precisa cuál de las tres que pasan es la brisa, cuál es la niña y cuál es la mañana. Gabriel García Márquez, 1946 Desde el comienzo, preguntón Permítanme, lectores, iniciar este relato compartiendo con ustedes cómo son mis clases el primer día de encuentro con mis nuevos estudiantes, esos chiquitines, muchos de ellos tímidos, recién llegados de primaria, a quienes les hago esta sencilla, pero importante pregunta: ¿El agua moja? 2 Se miran entre ellos como por comprobar que también hay otros estudiantes desconcertados. Alguno cohíbe su risa o logra reírse pasito, unos aventuran respuestas, otros disciernen con sensatez. Varios chicos se precipitan a contestar que sí, que claro que moja, yo todavía sigo con mi gesto interrogativo, sembrando la idea de que deben empezar a dudar de todo lo que parece tan fácil de aseverar. De esta manera afirmamos que a las ciencias no pueden responder basados únicamente en la primera Nueve poemas de amor de Gabo. Publicado por la revista Diners en la edición 391 de octubre de 2002 2 Eso de mojar no es tan fácil, los productores de pinturas, pegantes acuosos o los que se dedican a teñir textiles o cueros sí que lo saben, cuántas partidas se habrán dañado por no haber mojado el sustrato profundamente. 1

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ocurrencia, que los científicos no han cerrado sus cerebros y siempre dudan de lo inmediato, que están siempre dispuestos a volver a pensar y repensar sus ideas y a reconocer sus equivocaciones, que las preguntas son el motivo de las ciencias y que en sus respuestas está la demostración de la creatividad humana. A ver, ¿en qué casos el agua no moja? Cuando les vuelvo a hacer la pregunta como que saben que tienen que bajar la aceleración y el ímpetu, hacerse más reflexivos, desde su primera clase se dan cuenta de que las preguntas contienen algo de picardía. Como que pinta un profe medio chistoso, que no se va a pegar a un libro, sino que está dispuesto a hacer la clase con aquello que los chicos saben, o son inmensamente capaces de imaginar, deducir. Ya varios han opinado y yo no dejo de mirarlos con marcada cara de pregunta e incredulidad. Más pronto que tarde algún estudiante agita su mano con marcado afán de hacerse escuchar, si no le doy la palabra se va a reventar, su apurada inquietud delata que cree que pilló una respuesta concordante con la duda que está cultivando el profe, entonces le pregunto el nombre. Él, al saber que defenderé el uso de su palabra, baja la tensión y respira sin tanta velocidad. —A ver, geniecito, ¿y qué quieres decir? —Pues, profe, yo creo que el agua no moja. Yo pongo expresión de ¿que qué?, entonces dice, si el agua está en hielo no moja. Explica, argumenta y me demuestra que no siempre el agua moja, o por lo menos no en el modo como todos esperamos que moje. Tiempos más adelante, viendo uno de los videos de la Ciencia de lo absurdo, cuando el hombre se lanza al agua de una piscina congelada con tremendo golpe, que en el mismo instante nos produce cierto dolor y nos hace explotar de risa, les comento que ahora la piscina está mojada con la sangre del avispado y volvemos a reír en tono de reflexión. Es hora de hacer un experimento para el cual basta una aguja y un poco de agua limpia en un vaso transparente; llegó la primera oportunidad de hacer ¡magia! con las ciencias. Estoy muy entusiasmado y eso es contagioso, mi expresión debe ser, ¡aquí va a pasar algo chévere! Tengo que advertirles a mis chicos repitentes que no vayan a contar el final de la película, si ya hablamos 4


de lo mismo el año pasado, ni que vayan a gritar las respuestas que ellos pudieron haber visto. Veamos a ver si el agua aun en su estado líquido, moja. ¿Esta aguja de metal va a flotar en el agua? Alcen la mano los que crean que sí, yo cuento rápido y no son muchos. Entonces no es raro que alguien lo quiera intentar, el salón está dispuesto de manera que el vaso está en el piso y solo los estudiantes de adelante están sentados, ya casi todos hicieron sus apuestas y unos se pasan al lado de los que creen que flotará, más porque intuyen que puede ser la respuesta que espera un profe de ciencias, y porque están aprendiendo la lección de dudar. Las primeras veces se ha hundido y por terquedad o porque ya quieren el resultado, unos pocos siguen esperando que flote, entonces un imán sirve para sacarla y una servilleta para secarla y volver a intentarlo. Uno de los chicos extra-edad que ya me conoce desde el año pasado, insiste en intentarlo y lo logra, entre júbilo e incredulidad la aguja flota. ¿Cómo siendo tan pesada flota, qué la mantiene arriba?, preguntan los chicos. Y ahí esta otra lección, hay que saber hacer preguntas —este es uno de los objetivos fundamentales de la disciplina—. Aclaro que debemos hablar de densidad y no de peso, así voy dejando, como en las Mil y una noches, cada historia sin terminar… pero tan clara como sea posible en cada aparte. Otro truco de la ciencia o un pulso de fuerzas El agua es una molécula con tantas particularidades, que estamos mirando cómo complementar el experimento para pensar en física, la madre de la filosofía como decían los antiguos, o como diríamos hoy, la esencia de las ciencias. Dado que estábamos con una aguja que no se hundía (porque no se mojó) y teníamos un imán, les propongo que la frotemos varias veces desde el ojo hasta la punta, parecido a como se le sacaba punta a un lápiz con una cuchilla. Bastan treinta veces para que se magnetice y a flotar… -

Observen chicos y preparen sus comentarios. ¿Qué va a pasar con la aguja? Cuando flote, ¿qué va a suceder? ¿Qué será la terquedad de la aguja imantada que siempre gira para poner su punta indicando hacia el fondo del salón? - ¿Alguien sabe dónde está el norte magnético de la Tierra? 5


- ¿Será que esa propiedad de la aguja al girar sirve para alguna utilidad? - ¿Podemos asociar la propiedad de indicar hacia el norte con la brújula? - ¿Será que en la Tierra hay tanto hierro como para pensar que su centro es en buena parte de materiales ferrosos y magnéticos? - ¿Será que siempre estas propiedades que hemos visto han sido así? - ¿Verdad que la Tierra ha virado su polaridad muchas veces y cómo se sabe? Por supuesto que estas preguntas ni modo que surjan o se puedan hacer en ese orden o con tal secuencialidad, menos que se puedan responder todas. Cada día, cada grupo, según la hora, si está haciendo frío o si por el fin de quincena los desayunos fueron flojos, si ya les dieron o no el refrigerio y si la fruta no llegó y hasta dependiendo de cómo respiramos esta mañana (quiero decir, si empezamos aunque sea con pocos minutos de “meditación”) pueden surgir, o no, preguntas, respuestas o intervenciones. A veces los chicos solo quieren charlar, otras están huraños y hasta peleadores, o muy cansados y por supuesto nosotros los profesores también perdemos el tino. Que la aguja imantada flote o haya marcado el norte o que ahora este en la mesa no es cosa muy encantadora, entonces, como el actor que soy y ahora fungiendo de mago, les apuesto que voy a hundir la aguja sin tocarla. “Yo también, sacudiendo el vaso”, comenta algún estudiante. Empezaron a distraerse, la clase está en timbirimbas. Para recuperarla, subo la voz y con música de misterio advierto que sacaré mi varita mágica invisible, o invento polvos mágicos, mientras oculto el imán entre mi mano izquierda cerrada y lo paso por debajo de la mesa; al tiempo que hago los gestos mágicos, lo arrimo al recipiente y rápido la aguja se hunde. Sorpresa y decepción cuando abro las manos y ven el imán, todos están desencantados porque el invento fue inferior a la parafernalia, entonces me toca prometerles que la voy a hundir con una fuerza diferente al magnetismo, con fuerza química. Ponemos de nuevo la aguja a flotar, para esta oportunidad utilizo un recipiente más ancho, una botella de gaseosa dos litros cortada arribita a la mitad de la altura3. En la punta de un bodoque de papel he untado jabón, al arrimárselo al agua por el lado de la aguja esta se mueve como con un brío especial, se ha roto la tensión superficial del agua y la aguja se “asusta, corre El uso del lenguaje para hablar de cantidades, de unidades o de cualquier técnica debe ser muy apropiado. Para entender las palabras hay que usarlas bien, deben ser precisas. 3

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despavorida” y se hunde. Este final es menos esperado, ellos quieren explicaciones y yo les comento que ahora sí está mojándose, que ese es el efecto del jabón, pero el tiempo entre preguntas, comentarios, magia y experimentos apenas alcanza. La tarea para la próxima clase es traer un juguete, un barquito de motor químico: un palito de paleta con una proa como una canoa y la popa como una “v” a la que se le pone un pedacito de jabón de tocador o del azul o de cualquiera.

Plato pando

Plato de agua

Barquito

Sitio para el jabón Cubito de jabón

Figura para explicar tarea del barquito

Les advierto que la tarea no es para asignarles un numero de calificación, todos los que hagan la tarea se la gozarán, estarán muy contentos de ver cómo su barquito se mueve. ¿Será un movimiento lento o veloz?, ¿se le podrá poner como un remo que lo haga voltear?, ¿si lo logro se moverá mucho tiempo?, si las manos están enjabonadas o el agua contaminada con jabón, ¿sucede lo mismo? Les aconsejo que jueguen limpio y nos despedimos contentos. Este es otro día en el que me gané la platica que me paga el Distrito. Al momento no hemos comprendido cómo es ese complicado proceso de mojar, pero hemos tenido muchos motivos para pensar en las ciencias y sus demostraciones. Una pregunta a mi rescate Otra pregunta que suelo hacerles a mis estudiantes en los primeros días de clase surge a partir del momento en que me ven sacar un material de la caneca4, lo que hago a propósito. Con otro grupo, tal vez otro día, de pronto de séptimo, puedo hacer este experimento que suscita otro mundo de preguntas. Decía que busco en la caneca de la bolsa blanca una hoja que esté Siempre que puedo prefiero los recursos a la mano, los laboratorios prediseñados, con materiales y manuales muy bien escritos inhiben la creatividad del profesor y así la de la clase. Son un gran recurso, pero mejor buscar ejemplos en lo cotidiano. 4

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enterita. La aliso, la doblo por la mitad para cortarla en dos partes de tamaño similar y les pregunto a mis estudiantes cuál de estas dos hojas va a caer primero, las alzo, amago soltarlas y les interrogo: alcen la mano los que crean que la que está en mi derecha… Cuando todos han discernido suelto el par de mitades y ellas bajan con un zigzag incierto e indistintamente cae a veces la que me tocó marcar con una “I”, o la que marque con una “D”. Ahora les voy a apostar que la de la derecha caerá primero porque yo lo determino, y cuando han apostado a que no lo logro, la arrugo las suelto y mientras la bolita se precipita, la otra baja caprichosa y lentamente. Gané la apuesta, pero tengo la clase en riesgo, estas ardides que “engañan” a los niños les causan cierto malestar. A las personas honradas les gusta jugar limpio y mis clases no pueden parecer tretas chabacanas, también perdieron y a nadie le gusta perder. Me toca inventar algo, apenas caben dos preguntas, si tuviera un video o algo que los entretuviera, por lo menos una lectura. ¡Caramba!, por improvisar estoy sintiendo que este ambiente se me está resbalando, debo afinar mi sensibilidad para evitar estos riesgos. Pero una pregunta sale a mi rescate, siquiera los niños preguntan: ¿Por qué cayó primero la “D”? Respiro otra vez fresco como la mañana, mi gesto firme, vertical, de pecho abierto retorna. Alguien comenta: “Porque es más pesada”. Contrapregunto, ¿por arrugarla pesa más? Ahora tenemos un motivo nuevo, les cuento lo del experimento de Galileo en la Torre Inclinada de Pisa cuando demostró que sin importar el tamaño, ni el peso de las balas estas cayeron al tiempo… Pasado mañana tiraremos desde el tercer piso un borrador y mi pelota de tenis y varios objetos y veremos qué cae primero. Mientras tanto, cuando alguien dice que fue por la forma y no por el peso, se nos ocurre hacer un avioncito de papel con su forma hecha para mostrar la elocuencia de una forma que vuela, y sin tener la certeza de si fue el juguetico de origami o la pregunta, se salvó la clase. Este otro día regresaré a mi casa sabiendo que no solo fui un payaso, ni un mago de circo en la clase, sino que recuperé el pulso y la afinación de los instrumentos, a pesar de que estuve en la cuerda floja, cuando una pregunta salió a darme una mano. Educar: acompañar en el aprendizaje, es como sentir un maravilloso espectáculo y hoy estuvimos bajo las luces de una carpa. Para 8


qué los pongo a hacer avioncitos, si ellos los hacen solos, basta que yo conozca unos modelos un tanto inusuales para que quieran salir con su nueva propuesta industriosa. La tarea entonces será buscar un video que muestre vuelos de avioncitos de papel, que miren cómo se hace un verdadero avión, que miren un insecto que vuele lejos y alto, ellos ya tenían esa intención, pero por si acaso les hago la invitación a mirar algo creativo o curioso. Hicimos el experimento de la atracción gravitatoria o caída libre. Dejamos caer desde el balcón del tercer piso varios objetos, unos estudiantes cuidadosamente hicieron una tabla de datos en la que comparaban si la pelotita de tenis de mesa era más lenta que la bolita plástica, también los tiempos, los más traviesos subían como una exhalación para traer de vuelta las pelotas, un llavero sin dueño y cuanto cacharro encontraron. Claro que observamos que todos los objetos golpeaban el piso casi al tiempo. Se me ocurrió decirles, usando mi pequeño megáfono, que la vista nos puede engañar, pero el oído nos puede ayudar a resolver las dudas. ¡Véalos!, todos cuidadosamente atentos y aguzando el oído, escuchando al tiempo el golpe seco del llavero de cuero y el rebote del balón o el borrador del tablero y una moneda. Algunos atendieron la invitación de cerrar los ojos para esperar después de la cuenta de tres el primer sonido y hasta para reconocer o adivinar el timbre de los objetos5, tan brillante como el de una moneda o tan apagado como el de las bolitas de plastilina. Nos ayudó a ponerle gracia un cronómetro y fue muy chévere utilizar el de los celulares para tratar de medir el tiempo de caída desde el segundo piso y luego desde el tercero, aunque los datos salieron muy irregulares. Cuando nos sentamos a analizar datos los encontramos o muy erráticos o apenas aceptables, ahí cupo un pincelazo de temas como estadística y moda, para sacar los promedios, aunque estábamos lejos de encontrar las fórmulas6

Poner atención con el oído, hacer conciencia del alcance de los sentidos, es una forma de centrar la atención o de recuperarnos en la dispersión. 6 Dado que la intensidad del campo gravitatorio en la tierra es aproximadamente 9.8 m/seg2 y este factor se divide por 2 y se multiplica por el tiempo al cuadrado, podemos decir de manera práctica que la distancia es igual a 5 veces el tiempo al cuadrado. Por ejemplo: si un cuerpo se demora en caer 2 segundos el cuadrado es 4 se multiplica por 5 lo que nos da 20 acompañado de la unidad metros para 3 el cuadrado 9 y la distancia 45 m. 5

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D = 5t2 o S = V0t + 1/2 gt2. Así empezaron a entender de dónde sale el concepto de aceleración7.

Tiempo en segundos 1 2 3 4

Tabla 1. Aplicación de la fórmula simplificada Tiempo al 5 veces el tiempo Distancia desde cuadrado al cuadrado la que cae el cuerpo en metros 1 5 5 4 20 20 9 45 45 16 80 80

Hicimos algunas aplicaciones matemáticas de la fórmula, lo que nos permitió comparar los datos que en general se aproximaban, pero no de manera tan fiable como para construir tablas o conceptos concluyentes; en cambio las dos bolitas similares de plastilina contenían una expresión elocuente: la de mayor deformación, es decir la más aplastada se estrelló contra el piso con mayor velocidad y la que casi no perdió la forma esférica vendría desde menor altura, casi que sobra preguntar cuál se golpeó más duro. En cambio sí había preguntas importantes de física en el capítulo de balística: ¿La velocidad de los cuerpos que caen es creciente? ¿Cuanta más altura más veloz? ¿A esa característica es a la que se llama aceleración? Empezar a pensar y a conocer estos conceptos desde ciclo tres puede ayudar a tener una mayor comprensión cuando lleguen a ver física al final del bachillerato o en la universidad. Aunque no fue posible establecer datos que nos permitieran sacar buenas fórmulas, sí hicimos evidente de alguna manera la aceleración, orientamos el pensamiento hacia una lógica; mejor si hubiéramos obtenido resultados correctos, pero estábamos jugando a tirar objetos, verlos y oírlos estrellarse contra el piso. Claro que nos faltaba pericia, capacidad para detallar y para el manejo de instrumentos, además desde esas alturas todo pasa muy rápido. Ahí es cuando uno entiende la recomendación de Stephen Hawkins de utilizar una superficie apenas inclinada, casi horizontal, para visualizar el movimiento y la aceleración en “cámara lenta”. Pusimos horizontal el tablero auxiliar sobre la mesa del profe, lo levantamos con libros para darle una inclinación angular como de 5 grados, dejamos caer La aceleración es una función cuadrática, cuya forma gráfica es una parábola, forma que coincide con el recorrido de cualquier objeto lanzado hacia arriba. 7

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esferas de vidrio de tres tamaños y comprobamos lo no evidente: las esferas soltadas al tiempo sin importar su tamaño o peso llegaban al otro extremo en el mismo momento. Las canicas y otras esferas bajaban despacito como la canción de moda, y como la canción de moda repetimos muchas veces el experimento, entendimos la música, entendimos el experimento, vimos lo invisible. Además, fruto de nuestra cosecha nos inventamos que un tubo de papel servía de cañón para tirar las bolitas hacia arriba y en una dirección apropiada. La curvatura, por la lentitud del movimiento, permitía trazar el recorrido, que coincidía con las gráficas de la fórmula de caída libre en el plano cartesiano. ¡Eureka!, estábamos viendo el desarrollo de las ecuaciones cuadráticas en el plano cartesiano, y ajustando las asíntotas coincidían las gráficas con el dibujo del recorrido. Necesitamos sacar los recursos del matemático para entender lo que evidenciamos, y para que la experiencia nos reafirmara que las matemáticas son el lenguaje de las ciencias. La pregunta de Jota Jota es un chico tremendo, bueno, ya no tanto. Fui su director de grupo cuando él tenía 11 años, hace dos, aunque por su estatura parecía menor, cursaba 6º grado. Estábamos cuadrando todas nuestras fichas para hacer interesante la salida de campo al Parque Entre Nubes al suroriente de Bogotá (mis compañeras y colegas de ciencias: Cenaida, Blanquita, Hilda, el doctor Ómar y en general todos los del área son habilísimos para impulsar y concretar actividades). Los profesores de Ciencias Naturales que trabajamos en Bogotá, y particularmente en estos colegios edificados sin siquiera consultar el tamaño del terreno, sin espacio, donde toca prohibir rodar el balón al recreo para que no golpee a los chiquitos, procuramos que cada salida al campo sea muy productiva y gozosa. Claro que en nuestro colegio la hábil profesora Cenaida ha podido construir un jardín, un corredor ambiental verde, florido y hasta con verduras, en el sitio que antes era una escombrera. Las temáticas de clase, como les venía diciendo, habían estado rondando sobre propiedades de la materia, y hablar de los estados del agua parecía muy apropiado cuando tuviéramos contacto con la quebrada. Entonces, como de costumbre, les dije a mis estudiantes que plantearan sus preguntas y 11


comentarios. Varios propusieron temas y Jota preguntó, ¿cómo se verá el mundo a través de una gota de agua? Solo recordar esa pregunta me conmueve. Perfecto, acordamos que ciclo tres tendría ese tema. ¿Qué de pertinente o de emocionante tenía la pregunta que proponía mi pupilo? Pues todo. El agua, esa sencilla molécula, como todo en el cosmos, cumple, con todo rigor, todas las leyes de la naturaleza. Ahí está concentrada toda la verdad del universo. H2O: dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, y cuánto enseñan y todo lo que nos permite aprender. El agua, fundamento de la vida, con tantas propiedades y características que nunca dejaremos de sorprendernos. Pero, además, es admirable que un estudiante reduzca a una pregunta muchas de las inquietudes que hasta el momento nos habían ocupado la clase sobre el tema del agua. Antes de continuar con la salida al parque les comento que desde hacía tres semestres estaba aprendiendo algunos principios de medicina china que dictaba el médico y profesor Jairo Buitrago Roa, en la Universidad Nacional de Colombia. Él, aparte de mostrarnos un profundo sentido humano de su especialidad, nos enseñaba la cultura y práctica de las costumbres ancestrales chinas. Los temas cada miércoles eran muy variados, pero en cambio meditar era lo único que repetía en una práctica que, aun siendo muy breve, era muy profunda. Yo iba a la Facultad de Medicina cada semana por dos horas, pero lo único que apreciaba más que sus prácticas, charlas y ejemplos eran los cinco minutos de meditación. Con el profesor Buitrago somos bastante cercanos, al punto de considerarlo más que catedrático o mi médico, quien paladeó mis primeros días del Parkinson, como un amigo y colega. Él también es docente, sabía que lo que yo iba aprendiendo trataba de ponerlo en práctica, por eso varias charlas se orientaron a la importancia de una educación sanadora, y alcanzamos a arrancar un grupo de estudios para entender cómo las prácticas orientales ofrecen un camino “novedoso” de 3500 años de mostrada eficacia, para nosotros los occidentales. El médico escogía, como fondo a sus interesantes charlas, los aportes del economista y abogado Eduard Punset8. Recuerdo en particular los capítulos 8

Eduardo o Eduard Punset Casals (Barcelona, 9 de noviembre de 1936), es jurista, escritor,

economista, político y divulgador científico. https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Punset. 12


en los que grandes teóricos de la educación como Daniel Goleman, Linda Lantieri y Peter Senge se reunieron con el Dalai Lama en Washington para, según expresaron, hallar los puntos hacia los cuales debemos orientar la educación occidental para formar ciudadanos y personas compasivas, más allá de sabios. A mis estudiantes nunca les dije que iban a meditar, pero los ponía a controlar y tomar conciencia de su respiración, les daba un espacio de descanso y satisfacción que ellos hasta acostumbraban reclamar, y en un día previo a nuestro viaje a la montaña, aunque allí no iríamos a estar sino tres horas, les conduje su profundo estado de concentración relajada así: - Bueno chicos, vamos a respirar9 (eso no requería ni insistir, aunque algunos nunca quisieron ni cerrar los ojos, todos seguían el ejercicio con un respeto y silencio casi milagroso y sin par). ¿Listos? Acomódense bien, espalda vertical, piernas y manos sin cruzar, sus parpados les pesan… (mi voz en medio del reverente aprecio por el silencio, a veces con música de fondo, tibetana o a 432 Hz, debió ser cada vez más calmada y profunda). - Piensen en el aire fresco que entra por su nariz y llega hasta sus pulmones, conducido por su sangre hasta la última célula de sus extremidades… - Cuando ya estaban plenamente tranquilos les inicié esta historia que practiqué con cada uno de mis seis grupos de entonces. - Ahora ustedes SON (pongo esta palabra en fija mayúscula), SON una gota de agua en la montaña gélida, están helados, ateridos, quietos, estáticos, son agua congelada en la madrugada, agua brillante y hermosa como los diamantes, son el reflejo de las estrellas... Ahora el canto de los pájaros anuncia el despuntar del día que empieza a calentar, entonces fluyen tibiamente como agua líquida, nutren el verde y ruedan hacia la quebrada que canta al fondo, el sol sigue calentando y ustedes pronto se evaporarán para danzar en el cielo, con millones de gotas hermanitas, la danza de las nubes. El mundo desde esa altura se ve espléndido… Han pasado varias horas, la nube de la cual son parte está engordando, se vuelve pesada… - ¡Tranquilos! Aunque caerán del cielo, su precipitación será calmada y lenta porque el aire y el viento frenan su caída. Piensen en dónde quieren caer, decidan en dónde quieren volver a la tierra, miren con mucho cuidado los Siempre evité decirles que estaban meditando, tenemos personas que creen que meditar puede interferir intereses religiosos o morales. 9

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detalles del sitio y las circunstancias, guarden en su memoria la mayor cantidad de detalles que rodean la escena, recuerden los colores de su paisaje, sus sentimientos, esta paz… Descansen, respiren a conciencia, sientan y vivan el paisaje, disfruten el momento. Tomémonos un par de minutos para mirar dónde estamos. - Ahora que salgamos de este descanso ustedes dibujarán su escenario con todos los detalles y me contarán de manera escrita su experiencia, su sensación, lo que quieran. A partir de la pregunta de Jota que integraba la temática del agua con la oportunidad de percibirla con el sentido de la vista y desde ahí con todos los sentidos, en la percepción en el parque y durante la meditación son una gota de agua, los estudiantes pasaron del concepto científico al sentir, de la explicación formal a la esencia, a ser la gota de agua, a vivenciar íntimamente10 los significados de los estados básicos del agua: sólido, líquido y gaseoso (estados supercríticos, plasma), que se traslapaba con la sensación imaginaria en meditación, de quietud congelada, flujo líquido, vuelo gaseoso y caída lenta. Mientras los estudiantes meditaban, de manera intuitiva, supuse que la sensación de caer como la lluvia les podría causar algún malestar o hasta miedo y si alguien por susto gritaba o se alteraba y hacía ruido, hubiera causado todo lo contrario del descanso y concentración tranquila que también perseguía el ejercicio. Por eso les advertí que bajarían sostenidos por el freno del aire como lo hacen los paracaídas o la hoja de papel sin arrugar, se equilibran los vectores de fuerza por la fricción. Yo quería que bajaran flotando ingrávidos, pedía y quería que se sintieran lo que en esencia somos: agua, agua en cuantos estados sea posible. Este ejercicio produjo una notable carga de humanidad, varios dibujos eran plenos de detalles, todos eran muy originales, palabras emocionadas, extractos de historias de vida concentrados en pocos párrafos, aunque no faltaron escritos muy prolongados en donde los chicos y mis apreciadas niñas expresaron hasta sus dolorosísimas historias, sin ningún celo… Así lograba lo que más quería, o quizás puede desear un profesor, ellos ese día se El trabajo académico en el aula, en el laboratorio o inclusive en las salidas de campo pasa usualmente por pensamientos elaborados, pero pocas veces por hacer conciencia de lo que sentimos frente al mundo que se nos presenta, la admiración y curiosidad, así como el gusto o atracción por una asignatura o sus temáticas, requieren que haya además de conciencia y atención una creciente sensibilidad que también se educa. 10

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encontraron con su ser íntimo, debieron ganar en autoconfianza, además estaban alcanzando diferentes formas de armonía como grupo y confiaban en su profesor. Yo también volé, dancé, sentí el flujo, con cada grupo me hacía una sola voz, para mi esos días fueron y son de una paz extraordinaria, tomaban como el vigor de una conciencia universal, era como descubrir una nueva religión, totalmente consciente de mi lugar en el aula pero trabajando para el universo, una plenitud intemporal, después era dichoso leyendo los escritos de mis estudiantes o admirando el arte que contenían sus previas. La mayoría de mis estudiantes fueron al mar, a las montañas, a las flores, a las selvas y a los ríos, retornaron a la casa campestre de sus abuelos, recordaron cosas para ellos felices. Fueron para todos momentos de inspiración profunda. Si yo quisiera ser un artista plástico en esas previas tendría suficiente inspiración, tanto o más que la que tengo ahora para escribir. Juan Pedro con su pulcrísima camisa, aterrizó en un juego de video. Esto me llamó mucho la atención, el caso de este genial estudiante era atípico, J. P. se refugiaba en sus largas horas de videojuegos para huir de los ogros que rodeaban su vida, caer en un videojuego nunca lo pude entender, pero desde ese día me acerqué a él con especial atención. - Con muestras de amargura, Davi, uno de mis estudiantes, decía haber caído en un techo, si, lacónicamente en un tejado. ¿Y después? Por una gotera al piso. Ajá (¿?). ¡Nos dejan pensando estos chiquitines de sexto y séptimo! Requerí la interpretación de mi maestro, el doctor Buitrago, para que me dijera que el chico había pensado en el servicio del agua, yo como que no le entendí. Con Davi otro día descubrimos algo increíble. Lo habían literalmente trapeado de un piso sucio, pero el trapero se secó y el agua prístina se elevó al cielo en una nueva oportunidad. Esos días nos permitieron escribir que el destino del agua es mantenerse límpida. Permítame, lector, lo repito: con un niño habíamos descubierto que ¡el destino del agua es mantenerse prístina!, ¡exquisitamente pura! ¡Que felicidad! -

Esta experiencia docente es la que reconozco como más profunda. Para aprender del bosque o la montaña pudiera haber conseguido una excelente lectura, un video o ingeniarme un taller, pero teníamos el bosque y mi 15


propósito era que lo vieran también con sensibilidad, que conocieran del tema, pero no solo con su pensamiento, ni siquiera con todo el cuerpo, había que alcanzar una conmoción, así como los estudiantes son hinchas de un equipo y defienden con ahínco una camiseta, alguna vez tendrán que defender el agua, la naturaleza y sus banderas. Este ejemplo con sus dibujos y algunas palabras de mis estudiantes fueron estudiadas por mis compañeros de estudios chinos. Allá, en esa aula máxima de Medicina, la 414, el rector de mi colegio, Marco Aurelio, y la profesora Mariela me acompañaron a testimoniar que pequeños estudiantes tienen grandes ideas. Sus escritos, con la peor ortografía y en modestas hojas de cuaderno, valen porque tienen alma, porque conmueven. ¡Por auténticos!

La salida al Parque Entre Nubes se concretó. Cada director de grupo iba con sus estudiantes, para mí ese año era el curso 603. Cuando la montaña era la de verdad, el verde de tocar y oler, la cantarina quebrada se escuchaba sin 16


imaginarla y el sol brillante era nuestro cómplice, hicimos otro ejercicio corto pero profundo: A ver quién escucha el sonido más lejano y débil. Otra vez conquistábamos el silencio que reclamaba ser el dueño del ambiente, y como diría Hermann Hesse en el Juego de abalorios, quizás los estudiantes oyeron el sonido de su corazón y atronaron sus oídos con el acallamiento de sus confusiones. Ese día, sin el bullicio de sus ruidos, en el plácido brillo de sus almas, con la inspiración de la fértil montaña, encendían una luz de esperanza. Abrazar el silencio, encontrar el aliento y conquistar una y otra vez la atención dispersa otorga a los estudiantes una gran capacidad. Ellos comentaban, explicaban, entendían; como cuando se aprende con todo el ser y con toda la conciencia. Lo que experimentaron entonces tenía un tatuaje profundo en lo esencial de cada estudiante, dentro del grupo a escala espiritual, en el cerebro social; había algo que generalmente no se observa: la danza colectiva de los cerebros cuando las neuronas espejo resuenan y se afinan en la misma nota y vibran con la misma intensidad, y se encontraban con ellos mismos, con ese íntimo hermano que habitará hasta el último día con cada uno. Sé que para muchos esos días fueron espectaculares.

El fruto: amigos Por la perdurable empatía mutua que ganamos con 803 y los otros cursos, que tiene lugar en muchos encuentros, sé que para ellos o por lo menos para la mayoría esos lapsos intensamente compartidos los, y nos, seguirán acompañando por largo tiempo. La inteligencia social que se respira al tiempo, que se nutre y alienta simultáneamente, que se altera en el mismo momento y que comparte una experiencia profunda, liga más allá de un momento, unas profundas relaciones humanas. El rector me concedió la oportunidad de dictarles Ética para seguirlos viendo. Aunque pasaron a ciclo IV, varios me acompañan alguna vez al transmilenio, casi siempre nos saludamos de mano y sabemos que la sociabilidad humana se encuentra en las sonrisas y en la mirada. No obstante no quiero pasar de lado las dificultades que genera este modo de relación, sentir a mis estudiantes como que uno es apenas un hermano, si acaso mayor, solo con diferencias de edad; ese vernos tan horizontalmente genera problemas, pero no entre ellos, menos de los estudiantes conmigo. En el mundo de la docencia y en general de las relaciones humanas, hay quienes 17


pregonan que uno no puede ser cercano de sus diferentes, hay quienes crecieron y se acostumbraron a unas líneas de mando verticales y siguen gobernando a las personas de ese modo. Los respeto, pero paso. Hay diferentes estilos y diferentes días, algunos pasan, al mejor decir, sin mayor empatía. Pero cuando se logra la escucha, el soplo colectivo y la simpatía, también se alcanza con una amorosa y verdadera comunicación un mejor compartir de aprendizajes, y como consecuencia mejores calificaciones, que se basan en buscar, tratando de ver con ojos afectuosos, lo mejor de ellos. Mi 603, luego 703 y en la actualidad 803 era bastante unido y ensayo esta explicación: creo que uno de los problemas de los grupos es por falta de solidaridad, de ganar empatía entre todos, de saber ponerse en el mismo ritmo, de saber transpirar y respirar no solo al tiempo, sino con la misma demanda de oxígeno, mejor dicho como un único cuerpo, como un coro, como amigos. De pronto como los músicos del experimento de Goleman que cuando tocan una pieza no solo respiran en tempo, o elevan el nivel de sudoración de sus manos al mismo ritmo, sino que las curvas de sus actividades cerebrales conjugan mejor entre los dos músicos, que entre sus propios hemisferios cerebrales11. Cuando se comparten experiencias profundas, cuando somos capaces de integrarnos de buena manera, los conflictos interpersonales dejan de ser muchos y son menos intensos, y aunque subsistan, el modo de resolverlos es más amable cuando prepondera la amistad. En lo académico pasaron de ser el curso con más estudiantes repitentes y más quejas en 2016, a ser el mejor curso de ciclo III en 2017, y si fue bueno para el grupo, caso a caso hubo muestras de crecimiento personal y de cambios positivos de personalidad. Los padres también vieron el desarrollo de sus hijos. Cada estudiante, cada una de sus realizaciones, como las nubes, siempre tienen un borde de plata o de oro, reflejo de la potencia que pueden alcanzar. Los chicos son como el tesoro que contiene una ganga de esmeralda, falta que el profesor y el sistema educativo les ayudemos a encontrar sus mejores aristas, mostrarles cómo limpiarse de todo lo que los opaque, es más, creo que los estudiantes como las perlas pueden encontrar la redondez y esfericidad, el brillo y su valor, con una vida equilibrada, en paz, con justicia, que además Daniel Goleman en su libro La inteligencia social nos cuenta que en su laboratorio experimentó y demostró cómo la afinidad entre los músicos es superior en el grupo que consigo mismos. 11

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responda académica, convivencial e integralmente de manera sincera, honrada y esperanzadora. Agradezco al lector que me ha acompañado hasta aquí. Quiero finalizar diciéndole que este relato, aparte de ser un modo de aplicar un estilo para enseñar, o mejor, ayudar a aprender de ciencias naturales con sentido de humanidad, es un intento para sacar a flote todo el potencial que guardan o pueden ingeniar mis inteligentísimos chicos y que, en ocasiones, al contrario de lo deseado, los profesores y el medio nos encargamos de aplanar12. Porque aun si pretendemos compensar las falencias de la educación con el hipnotismo de las ciencias y la magia del conocimiento científico, que son incomparablemente poderosos para centrar la atención, entusiasmar a los aprendices y para enseñarnos a pensar con rigor, lógica y dudando de la primera ocurrencia… eso no es lo más importante, pues lo deseable es que ellos alcancen una autoconfianza inspiradora, que encuentren, entiendan y sientan hasta la médula, en el aliento propio y de la naturaleza, que su vida tiene sentido, que su esperanza puede radicarse de manera genuina, sincera y honrada en su creativa capacidad personal y en su fraterna amistad.

Ken Robinson: “La naturaleza monótona de la educación normalizada hace bien poco por inspirar y capacitar a quienes son víctimas de la pobreza”. 12

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