LO QUE MAL INICIA…
Walter Vargas Colegio Aníbal Fernández de Soto Localidad de Suba Bogotá
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Este texto fue construido en el “Taller de escritura Voces y Saberes: una oportunidad para comprender, fortalecer y hacer visibles experiencias innovadoras” llevado a cabo entre el 3 de julio y el 18 de octubre de 2018. El programa formativo fue seleccionado por la Secretaría de Educación de Bogotá para ser parte del banco de propuestas de formación permanente de docentes.
Si desea conocer más de la propuesta formativa escriba a: vocesysaberes@gmail.com
Si desea contactar a quien escribió el texto escriba a: waltervargasc@hotmail.com
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Era una mañana de febrero de 2016, con todos los ajetreos de la rutina diaria. Me dirigía al salón de mi compañera de área para entregarle unos libros que me había solicitado de forma urgente, cuando escuché la voz del rector que me llamaba, iba acompañado por dos señoritas que me presentó; solo alcancé escuchar que se llamaban Ta y Da no sé qué. En ese momento solo pensaba en entregarle los libros a mi compañera y esta parada era un obstáculo para la misión que tenía que cumplir con premura. El rector me empezó a comentar sobre el Centro de Interés ABC de OLE y mi mente se remontó a las plazas y a las corridas de toros mientras buscaba la forma de escabullirme ejecutando algunos pases de muleta para librarme rápidamente de aquella situación, pero como siempre suele ocurrir, cuando uno tiene afán el tiempo corre raudamente y los interlocutores extienden sus palabras. Solo escuché que se quería implementar el proyecto con el ciclo III y que en los dos últimos meses del año anterior se había trabajado con los ciclos I y II de la sede B del colegio. Ellos me preguntaban si podía liderar el proyecto en la sede A con los grados sexto y séptimo a lo que contesté que sí y me retiré para entregar los libros. Desde 1990, cuando trabajaba en colegios privados (en 2010 me vinculé como docente de Lengua Castellana de la Secretaría de Educación Distrital [SED] al Colegio Aníbal Fernández de Soto de la localidad de Suba), hasta la fecha, siempre he considerado importante brindar nuevos espacios de aprendizaje para mis estudiantes, y he tratado de estar en constante formación ya que sé que todo lo nuevo que aprenda me permitirá cualificar y mejorar mis prácticas educativas, innovando cada día, aunque esto a veces incomoda a algunos compañeros que hacen su trabajo más por cumplir que por vocación, pero cuento con el apoyo de quienes están comprometidos con la educación de los niños. Por ello, ante esa nueva invitación decidí aceptar el desafío. Cuando salí del salón me estaban esperando para informarme que había una reunión quince días después con todos los colegios que participaban en el proyecto. El lugar era la sede de Compensar de la calle 68, de dos a cinco de la tarde, pero que la semana entrante iba a venir al colegio alguna de las dos representantes del proyecto para explicarme en qué consistía. Les dije que nos encontrábamos el martes siguiente a las diez y media de la mañana. Me despedí, 3
me dirigí a mi aula y me concentré en los contenidos y actividades planeadas con los grupos que tenía ese día. El martes de la semana siguiente, muy puntualmente llegó la asesora del proyecto, la recibí y le pregunté: —¿Cómo te llamas? —Tatik Carrión —me respondió. Tuve que pedirle el favor de que me repitiera el nombre y que me recordara cómo se llamaba su compañera, y me dijo que su nombre era Danhir. Luego me empezó a comentar que el Centro de Interés OLE era una propuesta liderada por la Secretaría de Educación Distrital y por Compensar, que buscaba fortalecer las habilidades comunicativas de oralidad, lectura y escritura, de allí la sigla OLE. Después, me dijo que era un centro de interés que se trabajaba en ambientes lúdicos de aprendizaje con la metodología RAP (reflexión, acción, participación) y que el objetivo principal era generar espacios educativos en los cuales la oralidad, la lectura y la escritura ocuparan un lugar relevante en la educación de los niños en general. Con la implementación de ambientes lúdicos de aprendizaje, los docentes participantes buscan mejorar los procesos de aprendizaje de los estudiantes e integrar a las familias alrededor de estos. Posteriormente, Tatik empezó a dibujar círculos en una hoja y a explicarme que en cada encuentro se trabajaban cinco ambientes de aprendizaje por los cuales debían rotar todos los estudiantes en cada sesión, estos ambientes eran: El placer de leer, Juego de palabras, Pensar para comprender y aprender, La alegría de escribir y OLE en familia. Explicó cada uno detalladamente y me dijo que debía formar un grupo entre veinte y veinticinco estudiantes para que durante los talleres se organizaran subgrupos de cinco jóvenes. Además, recalcó que como era un centro de interés, los estudiantes deberían asistir de forma voluntaria, pertenecer al ciclo III (grados sexto y séptimo) y tener entre 10 y 11 años. Para finalizar la charla, me comentó que la SED aportaba materiales para el centro de interés, como por ejemplo lápices, colores, marcadores, hojas de papel 4
y juegos como el miniarco, el arco con sus respectivas cartillas y el rummy Q. Luego me preguntó: —¿Sabes utilizar el arco y el miniarco? —Los conocí hace años, pero me gustaría volver a verlos —respondí para no mostrar mi ignorancia. Aunque era cierto que los conocía, ya no me acordaba cómo se jugaban. Ella muy amablemente me explicó cómo se utilizaban los tableros y las cartillas, además me indicó que eran unas herramientas valiosas para utilizarlas en el ambiente de Pensar para comprender y aprender ya que tenían unas temáticas variadas y ayudaban a potenciar la concentración de los niños y a profundizar diversos temas como el razonamiento abstracto, la ubicación espacial y la lógica, además facilitaban la estructuración del pensamiento. Por último, me indicó que los lunes quincenalmente debía asistir a unas jornadas de capacitación, aunque la que estaba programada para el siguiente lunes se había aplazado ocho días por problemas logísticos, y que ella era la profesional territorial que me iba a acompañar una vez por semana en los encuentros con los niños. Cuadramos como fechas de los talleres en el colegio todos los miércoles y viernes. Me invitó a convocar a los estudiantes de sexto y séptimo para organizar los grupos e iniciar la semana siguiente. Por último, se comprometió a acompañarme el miércoles siguiente en el primer encuentro con los jóvenes para explicarme cómo era la rotación y el trabajo en cada uno de los ambientes. Nos despedimos y quedamos de vernos nueve días después. Al otro día empecé a invitar a los estudiantes, entregué ciento sesenta circulares esperando que al menos se inscribieran los veinticinco necesarios para iniciar el proyecto, ya que todo se iba a trabajar en contrajornada escolar. Al día siguiente tenía inscritos sesenta y cuatro y el viernes la cifra se había duplicado. La convocatoria había superado significativamente las expectativas. Muchos niños estaban esperando que el colegio brindara otros espacios para complementar su proceso formativo o al menos para sacarlos de la monotonía y de la rutina diaria de sus hogares. Ahora, ¿qué iba a hacer con tantos estudiantes? 5
Después de analizar un rato la situación decidí organizar dos grupos, uno de sexto con los que trabajaría los miércoles y otro de séptimo, para los viernes. Seleccioné a los veinticinco de cada grado que habían entregado primero las autorizaciones. Estos niños se caracterizaban por su alegría y dinamismo. Los grupos estaban formados por algunos estudiantes a quienes no les iba bien en Lengua Castellana, pero también habían chicos destacados por su desempeño en la asignatura. Con estos dos grupos trabajaríamos tres meses y luego daríamos participación a los demás estudiantes que habían entregado las circulares. Aunque el tiempo era reducido para desarrollar un proceso serio y formal, sería un espacio propicio para motivar a los estudiantes y consolidar unos grupos para el último periodo y el año siguiente. El lunes comuniqué a los niños las decisiones y el nombre de los primeros que participarían en el proyecto OLE y que debían traer su almuerzo para después de la jornada e iniciar los encuentros a la una de la tarde para finalizar a las tres. ¡Listo y hecho! El miércoles iniciamos nuestro proyecto. Por fin llegó el día esperado. Los niños se quedaron, almorzamos juntos y nos quedamos esperando a que llegara Tatik. A la una en punto, ella me llamó para informarme que habían programado una reunión con todos los asesores para coordinar el encuentro del lunes siguiente con los docentes y que no podría asistir, pero que para el viernes allí estaría. Colgué y pensé: lo que mal inicia… Entramos con los niños a la biblioteca del colegio y les expliqué en qué consistía el proyecto y cómo íbamos a trabajar. Yo había preparado cinco carteles con los nombres de cada ambiente lúdico y los ubiqué en cada una de las mesas. Procedí a trabajar como había entendido que se hacía el proyecto: a cada estudiante le entregué una carpeta con unas hojas en blanco para escribir, una cartuchera con lápices, colores, borrador y sacapuntas, en una mesa ubiqué el letrero “El placer de leer” y unos libros de la biblioteca; en otra, “Pensar para comprender y aprender” y los miniarcos y el rummy Q; en la siguiente, “Juego de palabras” y 6
unas hojas con la palabra OLE para que escribieran un acróstico y lo decoraran; en la cuarta mesa, “La alegría de escribir” y la indicación para redactaran sus expectativas y un compromiso con el proyecto, y en la quinta el letrero “OLE en familia y… ?”. Dividí el grupo en cinco subgrupos de cinco integrantes, los ubiqué en cada mesa y les expliqué lo que tenían que hacer. Los de la mesa de OLE en familia me preguntaban qué debían hacer, entonces se me ocurrió entregarles el rummy Q para que jugaran y me quedé explicando en un grupo cómo se jugaba con el miniarco. Estaba dando las orientaciones, cuando empezaron a llamar de cada mesa para que les repitiera lo que tenían que hacer y me tocó desplazarme de una en una para volverles a decir la actividad asignada. En cada estación estaba programado un tiempo de veinte minutos, los cuales me la pasé yendo de un lado para otro. La primera rotación era en el orden de las manecillas del reloj, pero algunos niños no sabían cómo hacerlo porque siempre habían tenido relojes digitales. Después de que les explique qué girábamos hacia la derecha, iniciamos el segundo momento. Me senté con el nuevo grupo a explicarles cómo se usaba el miniarco y empezaron nuevamente a llamarme de todos los grupos. Así duré todo el encuentro, de aquí para allá y de allá para acá. Los últimos diez minutos me reuní con los niños para evaluar la actividad. Ellos estaban emocionados y felices y yo estaba cansado y esperando que para el siguiente encuentro estuviera Tatik y me orientara para realizar un trabajo más organizado y relajado. Analizando este primer día, pensé que el ajetreo se debía a que eran niños de sexto grado que hasta ahora se estaban adaptando al ritmo del colegio y muchos no sabían seguir instrucciones. Pero el viernes, con el grado séptimo las cosas serían diferentes. El viernes nos reunimos con los estudiantes de séptimo. Este día Tatik tampoco llegó. Me tocó recurrir al plan B: hacer lo mismo que el encuentro anterior. Y como eran niños de séptimo, esperaba que las actividades salieran mucho mejor. 7
Al finalizar el encuentro, evalué y constaté que lo mismo que ocurrió con sexto había pasado con séptimo. Todo el encuentro me la había pasado rotando de mesa en mesa a toda velocidad para atender a los llamados de los estudiantes. Caminé más de tres kilómetros en el mismo espacio. Eso me llevó a concluir que era necesario crear otras estrategias para facilitar el trabajo y obtener mejores resultados. Así que lo primero que hice fue crear un nuevo ambiente lúdico de aprendizaje que reemplazara al de OLE en familia durante el taller y trasladarlo para que se desarrollara en la casa junto con sus padres. Fue así como surgió “Relaciona y dibuja”, un espacio en el cual los estudiantes iban a colorear y a recrear una imagen relacionada con la lectura de ese día y a dialogar de forma más espontánea sobre el encuentro. En cada reunión se compartiría con un nuevo grupo de compañeros, lo que les ayudaría vencer la timidez y a conocer nuevos amigos.
Primera guía de OLE
Luego empecé a pensar cómo les iba a dar las imágenes y allí surgió la idea de elaborar una guía para cada sesión, la cual organizaría en una hoja oficio doblada a la mitad, para que contara con cuatro páginas en las que presentaría las lecturas, las imágenes o dibujos que deberían recrear y colorear, y los demás ambientes indicando las actividades que se debían realizar en cada uno de ellos para que no me estuvieran preguntando a cada momento qué era lo que tocaba hacer. Y lo más importante, serviría como una herramienta concreta para sistematizar la práctica.
Empecé a elaborar guías en las que transcribía textos tomados de diferentes fuentes como libros, periódicos, internet, imágenes, mapas y canciones, y registraba los vínculos de los videos para trabajarlos durante cada una de las sesiones de acuerdo con las necesidades de los grupos y tratando de reflexionar sobre la convivencia y la ciudadanía, la equidad de género y el enfoque diferencial.
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Estas ideas empezaron a volar en mi mente durante el fin de semana, para comentárselas a Tatik en la reunión de formación del lunes. En esa reunión Tatik me preguntó cómo me había ido. Le dije que bien, que los muchachos estaban entusiasmados, pero que era desgastante estar de un lado para otro y que se me había ocurrido elaborar guías para cada encuentro, y así optimizar los recursos y suavizar el trabajo, y quedé de mostrarle la primera guía cuando fuera al colegio el miércoles siguiente. A ella le pareció bien la idea. Durante la jornada de capacitación nos indicaron que el nombre del centro de interés era ABC de OLE Centros de Interés, y nos repitieron qué era un ambiente lúdico y qué se hacía en cada uno de los que ellos tenían programados. También nos dieron la siguiente dirección web para profundizar en los fundamentos teóricos del proyecto: http://centrodeinteresabcole.weebly.com/ y nos explicaron que íbamos a contar con el apoyo de un profesional territorial y de un aula virtual para compartir experiencias. En ese momento empecé a entender en qué me había metido y qué compromiso asumía con mis estudiantes. En estas formaciones se brindaba un espacio para reunirnos por ciclos y compartir las experiencias y estrategias que empleaban los otros docentes en su labor cotidiana, muchas de ellas nos ayudaban a orientar mejor las actividades y a planear de forma más coherente el trabajo con los niños.
Los ambientes propuestos Cuando inicié a trabajar el proyecto ABC de OLE Centros de Interés existían cinco ambientes lúdicos de aprendizaje: El placer de leer, Juego de palabras, Pensar para comprender y aprender, La alegría de escribir y OLE en familia. Estos ambientes son el eje de toda la propuesta de la SED y de Compensar y se constituyeron en la base para crear nuevas propuestas y nuevos ambientes que se articulaban con el currículo y el PEI de la institución. Pero ¿qué se hace en cada uno de los ambientes? 9
El placer de leer Desde hace varios años los docentes nos quejamos de que la mayoría de los estudiantes no leen, que les tienen pavor a los libros, y esto se ve reflejado, según la Encuesta nacional de lectura (ENLEC) 2017, realizada por el DANE, en 5,1 libros que leen en promedio los colombianos, un poco alejado de los más de cuarenta que se leen en India, Singapur y Finlandia. En el proyecto se procura generar en los estudiantes amor por los libros y hábitos de lectura ofreciendo un espacio para que los niños descubran diversidad de géneros y tipologías textuales que les puedan interesar. Por eso busco lecturas diversas que no sean muy extensas: cuentos, noticias, poemas, imágenes, cartografías, fragmentos de novelas de aventuras, suspenso, terror, realismo, ciencia ficción y textos informativos que permitan reflexionar sobre problemáticas cotidianas. En este proceso, algunos niños han descubierto que les gusta la poesía o los textos de aventuras. Por ejemplo, una niña se dio cuenta de que le llaman la atención las obras de misterio y de tinte religioso, en el momento se ha leído tres libros de Dan Browm: El código Da Vinci, El origen y El símbolo perdido y todos en menos de dos meses. Eso contrasta con algunos que no alcanzan a terminar uno en tres meses.
Juego de palabras La oralidad tiene un papel importante en nuestras vidas, aprendemos a hablar antes que a leer y a escribir. Nos desempeñamos muy bien cuando hablamos de lo que nos gusta y sabemos y en especial cuando estamos con personas que conocemos, pero cuando nos toca exponer algún tema ante un auditorio desconocido, empiezan los temores y el pánico escénico. Hoy hay niños que prefieren chatear y tienen cientos de amigos en las redes, pero no son capaces de mantener una conversación con el compañero de al lado. Este ambiente está dedicado a que los niños descubran la función de las palabras en diferentes contextos, fortalezcan su expresión oral y manejen la precisión semántica. Además, es un momento propicio para desarrollar la agilidad mental y la creatividad. 10
En el juego de palabras desarrollamos diversos tipos de actividades para fortalecer la precisión semántica como por ejemplo resolver sopas de letras y crucigramas. Para fortalecer la dicción recitamos retahílas o trabalenguas y rimas y poemas. También se han brindado espacios para la improvisación oral en la que los niños cuentan chistes relacionados con los temas que se trabajan e inventan historias breves que narran a sus compañeros. Una dinámica que les gusta es aquella en la que lanzan tres dados, uno indica un personaje, el otro un lugar específico y el tercero una situación cotidiana, estos elementos se integran en una historia breve que deben crear dejando volar su imaginación. Por ejemplo, la historia que más les ha gustado a todos es la que invento un niño de sexto, en la que un joven rico (dado 1) estaba en la plaza de mercado de Corabastos (dado 2) tratando de conseguir novia (dado 3). El niño dejó volar su imaginación y creó una romance entre el joven rico y una vendedora de cebolla a la cual conquistó con ramos de cilantro y atados de espinaca, mientras trabajaba como cotero (cargador de bultos) y luchaba contra la oposición de las familias. En este ambiente he incorporado algunas estrategias que me han facilitado el trabajo. He descubierto páginas virtuales que me permiten crear sopas de letras como www.kokolikoko.com y crucigramas sencillos www.educima.com o www.worksheets.theteacherscorner.net. Hoy la tecnología se nos ofrece como una herramienta gratuita para dinamizar nuestras clases y muchas veces no la aprovechamos. Este ambiente lúdico me llevó a ser recursivo y a buscar en el maremágnum de aplicaciones que nos ofrece la internet, los recursos más apropiados que me facilitaran la creación de materiales y que fueran sencillos de manejar.
Pensar para comprender y aprender Los docentes muchas veces nos quejamos porque los niños de grados inferiores no son capaces de concentrarse ni de contestar rápidamente o de seguir instrucciones. En este ambiente se busca que a través de juegos, muchas veces cotidianos, fortalezcan su concentración, sigan instrucciones y se adapten rápidamente a cualquier situación.
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Este ambiente fue el que más enriquecí en el trabajo de los dos últimos años. Como comenté anteriormente, para ello recibí una dotación completa de arcos y miniarcos y dos rummy Q para desarrollar las habilidades de concentración, la autocorrección y el seguimiento de instrucciones aplicando las normas de los juegos. El miniarco es un método de enseñanza alemán para aprender y autocorregirse, viene con más de cuarenta cartillas sobre diferentes temas que incluyen razonamiento abstracto, matemáticas, lógica, literatura y geografía, entre otras asignaturas. En la parte superior del tablero se organizan las fichas de izquierda a derecha desde el 1 hasta el 12. Cada ficha corresponde a una pregunta. En la parte inferior están los cuadros numerados con las respuestas. El jugador toma la ficha de la pregunta y la ubica sobre el número de la respuesta correcta. Cuando termina de contestar las doce preguntas tapa el miniarco y lo voltea hacia adelante, lo abre nuevamente y aparece una figura, la cual se compara con la que presenta la cartilla y si están iguales las imágenes la prueba se resolvió correctamente, pero si no coinciden se retiran las fichas erradas y se vuelven a responder esas preguntas. Esta herramienta la empecé a utilizar entregando a los estudiantes las cartillas para que las resolvieran durante el tiempo asignado. Con el tiempo y por sugerencia de Tatik Carrión, empecé a crear las pruebas para miniarco que complementaran la guía que desarrollábamos en la clase. Además, cuando el material de apoyo se agota, hay que reinventarse de manera creativa, pero con sentido pedagógico. La elaboración de las pruebas es muy sencilla, solamente se necesita diseñar doce preguntas sobre el texto leído y crear tres opciones de respuestas o de falso y verdadero o de apareamiento, según el gusto del creador. Luego se le asigna un número a la respuesta correcta que corresponda a una de las opciones que presentan las cartillas para armar una figura coherente. Al principio es más fácil apoyarse en las cartillas para mirar las figuras y las respuestas. 12
A continuación, presento una de las pruebas que elaboré en la que se relacionan las imágenes de los juegos de mesa tradicionales (preguntas) con el nombre del juego (respuestas). La figura que se debe obtener si se resolvió correctamente es:
Prueba
En este ambiente empecé a utilizar otros juegos que ofrece el mercado actual y que permiten adaptarlos a las actividades que se desarrollan, entre ellos el scrabble (crucigrama), hedbanz (lo tengo en la cabeza), charada (el juego de la mímica), loterías (de palabras o matemática), uno, parqués de anagramas y juegos de sintaxis. A los niños los juegos que más les han gustado son charada y hedbanz. En el primero, ellos reciben una tarjeta con un sustantivo y otra con un adjetivo y mediante la mímica deben tratar que sus compañeros identifiquen las palabras que están representando, por ejemplo, les ha salido profesor(a) alocado(a), zapatero(a) mentiroso(a) o cocinero(a) brincón(a). También hemos representado programas de televisión, películas de cine y obras literarias. La charada me ha permitido descubrir las habilidades histriónicas de los niños y han aprendido a superar la timidez. Al principio, lo más difícil fue que no dijeran ninguna palabra. 13
El hedbanz es un juego en el que un estudiante se pone una corona en la cabeza y en ella una carta con una imagen; todos la conocen menos quien la lleva, entonces, para adivinar cuál es la imagen, el estudiante durante un tiempo determinado hace preguntas a sus compañeros del tipo: ¿soy un animal?, ¿soy un objeto?, ¿de la casa?, ¿tengo patas?, ¿pongo huevos?, ¿soy de metal?, etc. Las respuestas solo pueden ser sí o no. Esto ha ayudado a que los niños propongan preguntas concretas, las analicen y traten de relacionarlas para descubrir su carta. En este juego he creado fichas sobre el Mundial de Fútbol, la naturaleza y el entorno. En la actualidad existen muchos juegos, pero es importante dejar volar la imaginación y descubrir cómo los podemos utilizar en nuestras clases cotidianas haciéndoles las adaptaciones necesarias para que refuercen alguna temática, como en los ejemplos presentados, y no se queden en jugar por jugar.
La alegría de escribir Hoy vivimos en un mundo donde lo audiovisual ocupa un lugar predominante y a muchos jóvenes no les gusta escribir, a no ser para chatear con sus amigos. De allí que desarrollar y potenciar la escritura sea una tarea difícil, más cuando la mayoría de los esfuerzos se han dedicado a fortalecer los procesos de lectura. La enseñanza de la escritura muchas veces se ha limitado a asignar tareas que se revisan mirando solo su estructura y ortografía, pero no se trabajan secuencias didácticas para enseñar a planear, escribir y reescribir. Lo mismo ocurre con los escritos elaborado para participar en concursos de escritura, si mucho se corrige una sola versión de los textos y luego se envían. Este ambiente es un espacio propicio para que los jóvenes plasmen sus ideas en textos coherentes; dejen volar su imaginación redactando narraciones ficticias; evoquen los momentos significativos de su existencia escribiendo su historia de vida, y concreten sus ideas elaborando esquemas. Al igual que en el ambiente El placer de leer, también acá busco que los niños identifiquen el género en el cual se sienten a gusto y pueden expresar sus ideas y sentimientos con más facilidad.
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En este ambiente he motivado e invitado a los niños a escribir. Primero les presento modelos de textos, los cuales leo en voz alta e identificamos las estructuras, los personajes y las problemáticas, después les pido que elaboren un plan previo en el que esquematicen lo que van a escribir de acuerdo con la tipología textual seleccionada. Posteriormente, ellos redactan sus textos y yo reviso las primeras versiones: trato de concretar las ideas, corrijo los errores ortográficos y les doy sugerencias para mejorarlas. Más adelante compartimos con los demás niños las segundas versiones y tratamos de evaluarlas con las rejillas de evaluación que he recibido en los cursos de formación, lo cual les ha ayudado a estructurar mejor sus escritos. Después se pulen las últimas versiones para compartirlas con los compañeros y si es el caso, enviarlas a participar en concursos a los que nos invita el Ministerio y la Secretaría de Educación Distrital. Algunos trabajos han sido enviados al Concurso Nacional de Cuento RCN y al Concurso Leer y Escribir Orden al Mérito Literario Don Quijote de la Mancha. En estas actividades he descubierto, contrario a lo que pensaba, que a muchos niños les gusta escribir poesía y han perfeccionado sus rimas y la métrica en sus poemas vertiendo sus sentimientos sobre diversos temas. También he conocido más a los niños, sus gustos, dificultades y problemas porque en la mayoría de los escritos se plasma la vida. Este ambiente no se ha quedado en la producción literaria, hemos trabajado diversos esquemas como mapas conceptuales, diagramas de flujo, mapas mentales, la V heurística, mentefactos conceptuales y decálogos, que les brindan herramientas para desempeñarse mejor en las diferentes áreas académicas. He descubierto que enseñar a escribir exige un compromiso arduo para acompañar a los niños en su proceso, y que no es solamente decirles que escriban y ya. Asimismo, he visto que a muchos niños no les gusta volver a corregir sus escritos más de una vez, pero les encanta poder leerlos a sus compañeros o a sus padres. Esto último me hace pensar en la necesidad de crear propuestas de escritura conectadas con la vida real, es decir, invitar a los niños a escribir textos con propósitos reales, para lectores reales. Pienso que si están más motivados, la tarea de revisar y de reescribir se vuelve más significativa y menos tediosa.
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OLE en Familia La participación de la familia en los procesos formativos de los niños es fundamental. El trabajo de la escuela debe ser respaldado en el hogar y, a su vez, la formación que se brinda en él debe ser reforzada en la escuela, de allí la importancia de vincular a las familias en todos los trabajos que se hagan con los niños. En los primeros encuentros no sabía cómo integrar este ambiente en las dos horas de trabajo. Con el tiempo planeamos un encuentro bimestral al que iban los padres de familia. Aunque dudaba de que la asistencia fuera significativa porque los talleres tenían lugar en horas de la tarde y muchos de ellos tenían compromisos laborales, en estas sesiones alcanzamos a superar el cincuenta por ciento de asistencia de los acudientes de los niños. En esos encuentros presentábamos muestras artísticas preparadas por los estudiantes y desarrollábamos actividades en las que ellos explicaban a los padres lo que hacíamos para que los padres conocieran el trabajo y lo fortalecieran en sus hogares. Además, elaboré una guía especial para que los padres se sintieran protagonistas y compartieran con sus hijos sus experiencias, conocimientos y vivencias en otro ambiente distinto al del hogar. Por ejemplo, en una ocasión observamos videos de los años setenta y ochenta y los padres les explicaban a sus hijos qué era un betamax, cómo funcionaban los tocadiscos y los teléfonos antiguos, además les hablaban sobre los juegos de su época. Los papás se sentían felices al recordar otros tiempos y los niños observaban perplejos y curiosos semejantes “antigüedades”. Posteriormente, invitamos a los padres a asistir a los encuentros cuando pudieran. En algunos talleres alcanzamos a contar con la presencia de dos o tres padres de familia. Incluso algunos nos apoyaron dirigiendo algunas actividades, por ejemplo, una mamá nos enseñó a hacer títeres usando medias y lanas, los cuales nos sirvieron para crear sociodramas y presentarlos en un teatrino improvisado. Esta actividad ayudó para que los niños vieran a sus padres en otros roles, a veces algunos niños se sentían apenados al ver a sus papás participando en las actividades, pero poco a poco les pasaba la pena cuando los felicitaban sus compañeros y decían: “su mamá es chévere” y otras frases por el estilo. 16
También programamos carreras de observación en lugares cercanos como centros comerciales, parques y bibliotecas. Compartimos helados en familia y fuimos a cine para no limitar el proyecto solo a las instalaciones del colegio. Estas actividades fortalecían los lazos familiares y los padres que podían asistir se sentían contentos y pedían que se programaran más actividades de este tipo, ya que en el colegio no se hacían tantas salidas pedagógicas y a ellos no se les ocurrían muchos planes familiares porque a veces los niños prefieren compartir más con sus amigos que con sus padres. Además, en las guías incluimos un espacio de OLE en familia para que los niños cada semana compartieran con sus padres y hermanos lo que hacíamos en el encuentro, o les hicieran algunas preguntas para leerlas en la siguiente sesión de OLE. Esta actividad facilita el diálogo familiar y compromete a los padres con el trabajo que hacemos; el compromiso es más fuerte en los padres que nos han acompañado en los encuentros. Por otra parte, este ambiente facilita la integración de las familias con el colegio generando sentido de pertenencia y permite asumir la responsabilidad que tiene la familia en la formación de sus hijos.
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Con el tiempo fui aprendiendo a manejar cada uno de los ambientes y poco a poco fui perfeccionando las guías para que no se hicieran monótonas para los estudiantes y prestaran una mayor utilidad durante las sesiones. Además, introduje elementos y ambientes lúdicos nuevos que enriquecían los espacios inicialmente propuestos y motivaban a los estudiantes, lo que me hacía sentir más a gusto con la tarea que estaba desarrollando. Las innovaciones fueron el resultado de escuchar a los niños, a los demás docentes, a los asesores territoriales y a las personas que han tenido mayor experiencia y comparten sus conocimientos. Pero no es solo recibir las nuevas ideas, sino también enriquecerlas con lo que uno conoce, piensa y vive. Es impregnar cada idea con la imaginación y con la vida para gestar algo original que tenga la impronta personal de quien la presenta. Es allí donde radica la esencia de la innovación.
Otros ambientes Desde el primer día, cuando organicé los cinco subgrupos para trabajar los talleres, vi la necesidad de crear otro ambiente con actividades concretas en el aula, ya que OLE en familia se desarrollaba en las casas, fue así como surgieron otros espacios que enriquecieron el formato presentado por la SED y Compensar. Entre los nuevos ambientes se destacan: Relaciona y dibuja, Magia y oralidad, La lectura y las TIC, El cuerpo como instrumento de comunicación, Poesía y música, Actúa y representa, entre otros. A continuación, referenciaré los tres primeros que son los que tienen más acogida.
Relaciona y dibuja En el trabajo cotidiano con los estudiantes he descubierto que a la mayoría de los niños de todos los grados les gusta dibujar y colorear. Partiendo de esta premisa y viendo que contaba con los materiales necesarios para desarrollar esta actividad, se me ocurrió crear un ambiente en el que los jóvenes pudieran dibujar y colorear, mientras hablaban sobre las distintas lecturas de cada sesión, fue así como surgió Relaciona y dibuja. 18
Este ambiente lúdico es una actividad fija en todos los talleres. Para facilitar su implementación, todas las guías de trabajo tienen una portada relacionada con la lectura asignada para esa sesión, la cual los estudiantes deben colorear a su gusto e incluso las pueden recrear agregándoles otros elementos que consideren importantes para ellos. Este espacio cumple varias funciones en el encuentro semanal: cuando se pasa antes de haber leído el texto del día funciona como herramienta predictiva en la que los niños pueden imaginarse sobre qué va a tratar el contenido del texto y lo hablan mientras colorean; cuando llegan a este ambiente después de haber pasado por el Placer de leer, el dibujo se convierte en una herramienta para recordar la historia, extrapolar experiencias y compartir sentimientos que se generan en el trabajo. Cada joven se expresa libremente mientras dialoga con sus compañeros. Las imágenes en su gran mayoría son de internet; son dibujos para colorear a los que les escriben el título del cuento o la lectura asignada para la sesión. Aquí la tecnología nos brinda una gran ayuda para enriquecer nuestro trabajo. En algunas ocasiones algunos estudiantes de otros grados que tienen habilidades para el dibujo, me han colaborado con la creación de la portada que se coloreará.
Magia y oralidad Desde niño me ha gustado la magia y he querido aprenderla, en los años ochenta empecé a coleccionar los videos que se distribuían en Colombia del mago español Juan Tamariz. En varias ocasiones pensé en matricularme en una escuela de magia, pero los costos elevados me lo impidieron. Así que decidí volverme autodidacta y comprar libros en los que se explicaban diferentes trucos mágicos y empecé a practicarlos y a presentarlos en mis clases para motivar a los estudiantes. Hoy también recurro a internet para aprender algunos que por allí se difunden. Un día me pregunté: ¿por qué no incluyo algún truco de magia en el proyecto y le enseño a los estudiantes cómo se hace? Después de mucho pensarlo me decidí a 19
hacerlo enfocándolo al desarrollo de la oralidad y por arte de magia apareció Magia y oralidad. En este ambiente les presento un truco a los estudiantes anclado a una historia que he inventado, por ejemplo, un día les presenté un truco con un collar que supuestamente me había regalado mi abuelita el siglo pasado, y le fui agregando dichos que acostumbran a decir las madres y las abuelas para corregirnos y darnos enseñanzas, posteriormente llamaba a un niño para que me amarrara las manos con los hilos del collar y luego las cubriera con un pañuelo. Después llamaba a otros dos niños que estuvieran atentos y les pedía que halaran los extremos del collar que habían quedado sobrando y mágicamente empezaban a caer al suelo los abalorios, sin necesidad de romper ni cortar los hilos ni soltar los nudos. Los niños empezaban a predecir e imaginarse cómo había hecho. Para mantener su interés y motivación les indico que cuando lleguen al sitio del ambiente Magia y oralidad (recuerden que en cada sesión se rota por cinco ambientes) van a tener la oportunidad de aprender el truco, pero deben narrar una historia para presentar el truco y después de escucharlas todas se lo explico. Las historias deben ser originales, creativas y verosímiles, y deben ser narradas con buena entonación tratando imprimirle misterio para captar la atención de los espectadores. En el truco del collar, la mejor historia que contó un niño se basó en un viaje que hizo con su familia a La Guajira. Allí se perdieron y les tocó pasar la noche en una ranchería donde conocieron a un chamán wayú, quien antes de partir les regaló un collar mágico que les permitiría liberarse de cualquier atadura física o mental. Practicó el truco durante la semana y cuando lo presentó en representación de su mesa y compitiendo con otros cuatro compañeros, salió seleccionado por votación de todos los integrantes del grupo para presentarse en un encuentro de OLE en familia. Este ambiente ha ayudado a que los niños pierdan su timidez y se arriesguen a hablar frente al público. Además, ayuda a fortalecer la perseverancia y el trabajo constante mediante el ensayo repetitivo del truco hasta lograr una perfecta 20
ejecución en la que no se descubra la picardía que lo compone, se logre un impacto en los observadores y estos le brinden su aprobación y reconocimiento. Muchos niños se han interesado por la magia y durante las clases o en los descansos me buscan para mostrarme que han aprendido otro truco que me enseñan para que los trabajemos en las sesiones de OLE. Yo los motivo para que ellos sean quienes presenten el truco a sus compañeros. Esto los entusiasma para prepararse mejor y debutar como magos.
La lectura y las TIC En el colegio hemos recibido una cantidad de equipos electrónicos, que en muchas ocasiones son subutilizados y se desactualizan guardados en los depósitos institucionales. La mayoría de las veces se da prelación a los computadores, pero las tabletas electrónicas quedan guardadas en sus estuches. Viendo estas herramientas con que contaba el colegio decidí utilizarlas en OLE para desarrollar diversas actividades relacionadas con la lectura, así que descargué algunas aplicaciones gratuitas que me ayudaban a cumplir con el objetivo planeado. Entre las aplicaciones que he utilizado están: Velocidad de lectura y Comprensión lectora. Estas aplicaciones tienen un conjunto de ejercicios que ayudan a mejorar la concentración, ampliar el campo visual, y leer a la velocidad de cada joven diferentes tipos de textos. Este ambiente les ha gustado mucho porque los niños son diestros en el manejo de las nuevas tecnologías y se sienten como peces en el agua. Algo que me llama mucho la atención es cómo algunos han descargado estas aplicaciones en sus celulares y han reemplazado algunos juegos que tenían grabados y de vez en cuando se acercan para mostrarme los puntajes que han logrado y cómo han mejorado sus habilidades. Por otra parte, estoy tratando de conocer otras aplicaciones tecnológicas que les permitan a los niños actuar con la lectura de formas menos mecánicas.
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A manera de conclusión El proyecto de ABC de OLE Centros de Interés, liderado por la SED y Compensar, culminó en 2017. En ese proceso inicié en primera instancia solo porque las profesoras que trabajaban con los ciclos I y II no continuaron por diversos motivos. Luego se unió la profesora de Informática, Claudia Prieto, que tomó los grados cuarto y quinto del ciclo II; seis meses después mi compañera de área, Martha Buitrago, se vinculó para colaborarme con los grupos del ciclo III y en la actualidad participa en el proyecto la profesora de Ciencias, Clara Inés Bermúdez. En este ir y venir conté con el apoyo de las tres docentes que aportaron muchas ideas para enriquecer el proyecto, también tenemos el respaldo de las bibliotecarias del colegio. Además, las asesorías de Tatik Carrión y los talleres de formación me brindaron muchas herramientas para enriquecer mi práctica pedagógica y fortalecer el trabajo en el Centro de Interés OLE. En 2018, por problemas presupuestales, la SED no continúo con el centro de interés, pero con la formación recibida y los recursos logísticos decidí continuar con el proyecto en el colegio, contando con el apoyo de las directivas de la institución, los padres de familia y la participación de los estudiantes del ciclo III. Aunque se han presentado dificultades por los pocos espacios físicos con que cuenta el colegio, tenemos la fortuna de poder realizar las actividades en la biblioteca institucional. Puedo decir que el Proyecto OLE me ayudó a cambiar la forma de enseñar los procesos de oralidad, lectura y escritura que implemento en el aula, empecé a incluir la lúdica en mis clases y mensualmente desarrollo un tema implementado la estrategia del Proyecto OLE. Por otra parte, me ayudó a desarrollar más mi creatividad y a descubrir elementos de la cotidianidad que pueden enriquecer mi práctica pedagógica. En la oralidad he aprendido que no solamente se debe hablar por hablar, sino que se debe hablar o dialogar con sentido, vocalizando correctamente, hilando correctamente las ideas, modulando el tono, venciendo la timidez y sobre todo valorando las experiencias y los sentimientos de los niños. He descubierto que no siempre los textos clásicos y extensos fortalecen los procesos de lectura, textos 22
sencillos, de diferente tipo y que les gustan a los jóvenes, se constituyen en herramientas útiles para motivarlos a leer, además, no solamente se debe recurrir a documentos escritos, sino que los textos no verbales también son fundamentales para entender el mundo. Asimismo, afiancé mi posición referente a que la escritura es un proceso que requiere acompañamiento e implementar secuencias didácticas que permitan una producción escrita de calidad; no es solamente decirles que escriban, corregir y calificar. Con el trabajo descubrí que cada práctica y experiencia docente es innovadora cuando tiene impregnada la esencia del docente que la desarrolla e integra los saberes de muchas personas que han influido en su vida para generar procesos que transformen la vida de sus estudiantes. En cuanto a los estudiantes, se han visto progresos significativos en la mayoría de los que han participado en el proyecto. Por ejemplo, algunos que eran muy introvertidos y les daba pena expresarse en público, han adquirido mayor seguridad y participan mucho más en las clases y en las exposiciones. Se ha mejorado en comprensión de lectura, algo que se ve reflejado en las pruebas que se aplican en la mayoría de las clases. Además, casi cincuenta por ciento de los jóvenes ha adquirido un gusto por leer y buscan obras que les llaman la atención y motivan a sus compañeros sobre las tipologías textuales que los apasionan. El aspecto más difícil de desarrollar fue el de la escritura, pero se logró mejorar la ortografía y la redacción coherente de párrafos cortos. Además, los estudiantes han redactado cuentos y poemas para participar en el concurso Leer y Escribir Orden al mérito Literario Don Quijote de la Mancha, promovido por el Concejo de Bogotá. Este proyecto también me motiva para seguir formándome y aprendiendo cosas nuevas para cualificar mis prácticas pedagógicas, como por ejemplo manejar otras aplicaciones tecnológicas para fortalecer la escritura; formarme en la creación de preguntas y pruebas escritas, y conocer otros juegos que hay en el mercado y que me pueden brindar múltiples posibilidades para recrearlos y reforzar cada uno de los ambientes.
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Por otra parte, es necesario ampliar los tiempos de trabajo con los niños para obtener mejores resultados. No limitarme a trabajar periodos trimestrales, sino trabajar un año con el mismo grupo. Además, considero que sería importante continuar con el proyecto en los ciclos IV y V. Y retomando una frase que escribí al inicio, hoy puedo decir que muchas veces lo que mal inicia… bien acaba.
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