Memorias del Territorio

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Proyecto “Inténtalo de Nuevo”: Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande REH/2007/146-335



PROGRAMA ATENCIÓN PSICOSOCIAL Área Memoria Histórica

Objetos de La Memoria Memorias del Territorio Memorias del Desarraigo


Delegación de la Comisión Europea para Colombia

Fernando Cardesa - Embajador Jefe Franck Porte - Consejero Cooperación Internacional José Luis de Francisco - Coordinador Linea de Desarraigados

Gobernación del Atlántico

Eduardo Verano de la Rosa- Gobernador del Departamento del Atlántico Alfredo Palencia Molina - Secretario del Interior de la Gobernación del Atlántico

Corporación Volver a la Gente

Paola Jiménez Escamilla - Directora General Mariela del Castillo Matamoros - Coordinadora de Programas Hernando Jiménez Pardo - Asesor Metodológico y Programático Coordinaciones de Programas: Yesenia Perez Otero - Planes de Desarrollo con Enfoque de Derechos; Monica Duran Scott - Educación Sexual y Reproductiva Carlos Borja Castro - Hábitat y Medio Ambiente Fabio Castro Herrera - Conciliación en Equidad Rita Escobar Uribe - Atención Psicosocial Nancy Dominguez - Seguridad Alimentaria Leonardo Guzmán Mora - Comunicaciones Aura Maria Lopera - Estrategias de Promoción y Comercialización Carlos Cortés Comas - Coordinador de Municipios Ernesto Camargo Ciodaro - Coordinador de Articulación Institucional. Mario Osorio - Luz Marina Scopetta -Monitoreo y Evaluación Profesionales y Equipo de Apoyo Proyecto “Inténtalo de Nuevo”

Fotografías Objetos de la Memoria: Juana Jiménez Hernández

Investigación Memorias del Territorio: Juliana Fúquene Barreto Gabriel Escobar Laverde

Videos Memorias del Desarraigo: Julian Arango Osorio Alejandro Chaparro Martínez Juliana Fúquene Barreto

Barranquilla - Colombia - 2010 Impreso en Graphic Print

Financiado por:

Apoya:

“El contenido de la presente publicación es responsabilidad de las autoras y no compromete a la Comisión Europea ni a las entidades socias del proyecto.”.


"Cuando los acontecimientos vividos son de naturaleza trágica, el derecho a la memoria se convierte en un deber: el de acordarse, el de testimoniar". Tzvetan Todorov

El proyecto “Inténtalo de Nuevo: Acciones Integradas para el restablecimiento de la población desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande”, se desarrolló durante dos años (2008-2010) en el departamento del Atlántico. Fue financiado por la Comisión Europea para Colombia, contó con el asocio y valioso aporte de la Gobernación del Atlántico, a través de su Secretaria del Interior. De igual manera con el trabajo conjunto, coordinación y aporte de la Agencia para la Cooperación Internacional y la Acción Social, tanto a nivel nacional como territorial. Fue implementado por la Corporación Volver a la Gente en los seis municipios con mil familias (en situación de desarraigo y vulnerabilidad), que fueron partícipes de los programas que constituyen el Modelo de Acciones Integradas: Atención Psicosocial, Generación de Ingresos, Hábitat y Medio Ambiente, Conciliación en Equidad, Planes de Desarrollo con Enfoque de Derechos, Seguridad Alimentaria y Educación Sexual y Reproductiva. A través de estos programas se generaron capacidades y nuevos conocimientos en la población, en las entidades públicas y en los sectores privados que se vincularon a la iniciativa. El eje transversal del Modelo, en el que participó el total de la población del proyecto, fue el programa de Atención Psicosocial, el cual consideramos de esencial importancia puesto que es el tema de salud mental uno de los más álgidos pero a la vez menos priorizado para las víctimas del conflicto interno colombiano. Por ello, este programa además de plantearse como articulador con los demás programas del Modelo, tuvo la magnitud de ser un dispositivo para permitir una nueva proyección en las personas, fortalecer la autoestima y la dignidad con el fin de poder recordar y analizar lo sucedido, pero también para proyectarse en nuevas iniciativas de generación de ingresos, con mas fortalezas y seguridades. El Programa de Atención Psicosocial desarrolló: Elaboración de procesos individuales de duelo y reconciliación. Fortalecimiento de habilidades individuales y familiares de interacción comunitaria. Las nuevas proyecciones de vida – proyecto de vida. Construcción de Memoria Histórica.

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Específicamente en el Área de Memoria Histórica, se plantearon tres momentos que nos permitieron, junto con los participantes, configurar una ruta que hilara relatos, recuerdos, verdades y sentires para ser una voz que pudiera prolongarse más allá del presente: 1. “Objetos de la Memoria”: Esta exposición es una pequeña muestra de las historias de los objetos que las personas salvaron consigo en el momento del desplazamiento. Palabras textuales que quisieron confiarnos y contarnos en un acto sagrado donde el dolor se traduce en una reivindicación de sus derechos como víctimas-ciudadanas y ciudadanos… Para recuperar sentido, para no olvidar, para visibilizar la tragedia del desarraigo. 2. “Memorias del Territorio”: Una investigación, con entrevistas en profundidad que permitió el análisis sobre el territorio, la transformación de la vida cotidiana y las implicaciones de la expulsión para hombres y mujeres; voces que compartieron su pasado y su presente, como testigos de una de las épocas más dolorosas del país, en donde el tema de la tierra es el eje argumental desde el cual se puede analizar el fenómeno del desplazamiento forzado. 3. “Memorias del Desarraigo”: Basados en las entrevistas, la narración audiovisual, de seis videos documentales, nos sumerge en los paisajes y relatos de quienes, de manera generosa y voluntaria, compartieron sus historias con el fin de aportar testimonios y saberes acerca de lo sucedido. Un documento altamente valioso para los procesos de construcción de memoria histórica, que nos permite acercarnos, comprender, escuchar y reflexionar sobre la importancia de la recuperación de la identidad cultural y la dignidad de las personas desarraigadas. Desde la Corporación Volver a la Gente, concebimos esta trilogía como una acción simbólica de reparación, como un ejercicio de resistencia no violenta en contra del miedo y del olvido, para que el conjunto de la sociedad comprenda, transforme, y se comprometa con la exigencia de la Verdad y de garantías de No Repetición. Esta publicación es entonces un homenaje a todas las víctimas para expresarles que no están solas, que no las hemos olvidado y que desde la sociedad civil seguiremos trabajando incansablemente por ellas y por la restitución de sus derechos. Paola Jiménez Escamilla Directora General Corporación Volver a la Gente


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Índice Objetos de la Memoria. Exposición Fotográfica

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Memorias del Territorio

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El Proceso

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Metodología.

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Los Territorios

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Las Voces

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La Casa Antes del Desarraigo

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La Expulsión del Territorio. El Desarraigo.

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La Llegada al Nuevo Territorio

48

El Espacio Propio

63

¿Donde Vivo?

65

¿De qué Vivo?

72

Llegaron Nuevas Personas

79

Lo Mío, No Mío

82

El Diario Vivir

84

El Lugar

87

El Ahora

89

Reflexiones Finales

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Memorias del Desarraigo. Videos Documentales

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Bibliografía

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MEMORIAS DEL TERRITORIO


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rabajar el tema de Memoria plantea conocer el pasado de los seres humanos, de las relaciones sociales que establecen, de su interacción con la naturaleza, con el territorio; es comprender las representaciones existentes sobre el devenir propio. Vincular el tema de Memoria con el análisis de las situaciones de desarraigo que afrontan millones de personas en Colombia, nos lleva a continuar trazando necesarias rutas para construir acciones que planteen formas de reparación social, cultural, psicológica, económica en donde la memoria individual ya sea reflejada en los saberes adquiridos, en las formas de manejo y apropiaciones de espacio, en las diversas negociaciones ante los conflictos, en las relaciones familiares y barriales, son memorias que deben convertirse en insumos que contribuyan a darle sentido a los nuevos territorios. Indagar en las memorias parte de la importancia de entender a cada individuo como integrante activo de un colectivo. Cada individuo porta elementos que le permiten conocer su propia historia y convertir al mismo tiempo la historia del territorio que habita en objeto de su conocimiento. Por ello, este estudio muestra cómo las experiencias vividas se constituyen en el eje central de relatos orales que dan cuenta de las maneras en que se construyen las memorias colectivas y se reconstruyen según las nuevas condiciones de vida. Este trabajo pone en circulación las memorias individuales y colectivas obtenidas a través de un proceso de recolección de testimonios orales que dieron cuenta de narraciones que pueden y deben dar un nuevo sentido a las obligadas condiciones a las que son sometidas las personas en situación de desarraigo. El otorgar un lugar relevante a los relatos de las experiencias vividas, es dar insumos a partir de las voces de las personas para nuevos análisis sobre este proceso de desarraigo constante que sufre el país. Se trata de un estudio que pretende poner las experiencias de las personas afectadas por procesos de desarraigo, ubicadas actualmente en el departamento del Atlántico y que hacen parte del Proyecto “Inténtalo de Nuevo”, como constructoras de un saber que necesita circular y que es imprescindible que alimente las decisiones de política gubernamental y las opciones de reparación de los daños causados por el conflicto que vive actualmente Colombia. La investigación trabaja con testimonios sobre desplazamiento forzado de la década del noventa del siglo XX y al mismo tiempo afirmamos que si bien en la

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historia de la humanidad y de nuestro país, Colombia, el desplazamiento por razones de conflicto armado y de guerras seculares ha sido parte de la historia de la humanidad, nos referimos de modo especial a las formas como se dan dichas prácticas en la segunda mitad del siglo XX y a la manera específica como lo vivieron las personas participantes en este estudio.

El Proceso El Programa de Atención Psicosocial en su área de Memoria Histórica desarrolló un componente de investigación orientado a reconocer el saber presente en las personas que actualmente participan en el proyecto concentrando su atención en las maneras como ellas y ellos han transitado y vivido los territorios a partir del momento de la expulsión del lugar donde habitaban. Son las formas de desapropiación y reapropiación del territorio el eje central en el cual giró este trabajo. Utilizando como recurso básico las entrevistas en profundidad; la fotografía, el video y este documento escrito, fueron tres herramientas que permitieron hacer visibles y conferir valor ético a los procesos y vivencias de personas que actualmente se encuentran en situación de desarraigo en el Departamento del Atlántico. Las entrevistas en profundidad, las fotografías y los videos se realizaron con personas en situación de desarraigo que participan en el Proyecto “Inténtalo de Nuevo”: Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande REH/2007/146-335. Este proyecto apoyó la estabilización y el restablecimiento socioeconómico de personas desarraigadas, a través del fortalecimiento de capacidades culturales, organizativas, productivas con un enfoque de desarrollo a escala humana. Cada una de las familias inscritas tuvo la posibilidad de participar en un proceso integrado en el que se trabajaron diversos programas dirigidos a mejorar las condiciones de vida de las familias para que estas pudieran acceder a una vida digna en su restablecimiento y proyección social, cultural y económica.1

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Tomado de: Corporación Volver a la Gente. Documento técnico Programático. Proyecto. INTENTALO DE NUEVO. 2008

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Metodología El trabajo se centró en la realización de 50 entrevistas en profundidad a personas en situación de desarraigo participantes del Proyecto Inténtalo de Nuevo: Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande REH/2007/146-335. Para la selección de las personas se contó con el equipo de profesionales del proyecto quienes contribuyeron, dada su cercanía y conocimiento de la población, en la selección de personas a entrevistar. Posteriormente se diseñaron instrumentos metodológicos para la sistematización de las entrevistas y una vez realizadas se procedió a sistematizar dichas entrevistas: este ejercicio arrojó dos productos, el presente documento escrito que da cuenta de la investigación realizada, con un análisis sobre los procesos constantes de desterritorialización y reterritorialización de la población desarraigada y 6 videos de memoria histórica que dan cuenta de temas como el desarraigo, el territorio, la reparación, la verdad y justicia, los oficios y el género, los cuales fueron ejes en las entrevistas realizadas. Esta metodología permitió indagar en las posibilidades que brindan los espacios locales individuales y colectivos, en donde a partir de procesos de investigación y registro se contribuye con nuevas categorías de análisis para la significación o resignificación de conceptos como desterritorialización y reterritorialización; dando cuenta del lugar en que se habita, considerando las diferencias de género, de edad y de pertenencias étnicas. Por esta razón las personas con quienes se trabajó se entienden como portadoras en sí mismas de los componentes que fundamentan la investigación. Es así, como si bien, la entrevista en profundidad cuenta con una guía orientadora, en el desarrollo real del proceso se privilegiaron las diversas formas de narrar de cada persona. Las historias de vida nos permitieron analizar un hecho particular a través de las miradas de distintas personas, conocer versiones y visiones de los hechos que permiten en la investigación tener universos de análisis más amplios, más completos, más cualificados, entendido el valor de las dimensiones cualitativas del conocimiento. Esta herramienta que permite a través del lenguaje cotidiano conocer las impresiones subjetivas frente a los hechos generales, expresa la interacción entre la historia personal y la historia social. “Es una técnica de investigación de primer orden para la comprensión de los procesos de socialización y los cambios valorativos que los acompañan, para el análisis de los

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procesos de integración cultural y formación de identidad”. (Barreto y Puyana, 1996: 183). La reconstrucción de cada historia de vida es también una estrategia de reparación simbólica en cuanto el ejercicio de recordar y volver palabra, “apalabrar” permite valorar los pensamientos, formas de narrar y la forma como cada persona vive y piensa determinado hecho. Es hacer consciente la relación de cada ser con un entorno que es suyo y también de otras y otros. Las narraciones personales contienen la doble función de transmitir las características particulares de la persona entrevistada y a la vez definir las características generales de grupos con rasgos culturales, costumbres y etnias comunes. La investigación cualitativa fue entonces el enfoque más adecuado, ya que se caracteriza por ser dinámico, cambiante y susceptible de moldearse en consonancia con la naturaleza de la información. La observación, las entrevistas y la sistematización en la matriz de análisis, permitieron dar voz a los y las actoras, a sus contextos, a sus realidades actuales. Son tres las etapas constitutivas del proceso que han permitido el desarrollo de esta propuesta, cada una de las cuales comprendió los siguientes pasos y actividades:

Primera Etapa Elaboración de Instrumentos de Análisis y Selección de Personas a Entrevistar. Esta etapa se centró en la selección del universo con quienes se realizó el trabajo y a su vez en la elaboración de las herramientas conceptuales, metodológicas y técnicas necesarias para la recolección y el análisis de las entrevistas en profundidad. Los criterios de representatividad en la investigación cualitativa (entrevistas a profundidad) no son meramente porcentuales. Cada historia es representativa por sí misma, en tanto permite el reconocimiento de las dimensiones particulares de la historia local. En tal sentido, el número de entrevistas a realizar dependió de los criterios de cualidad en los cuales se pretendió poner énfasis, y de los cruces entre los mismos. Siendo el interés central de análisis el territorio habitado, se seleccionaron cincuenta personas que compartieron su historia; en dicha selección se tuvieron en cuenta las diversas condiciones de edad, género, y procedencia inmediata antes de llegar al municipio que habitan en la actualidad.

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Realización de Entrevistas a Profundidad. La entrevista realizada fue del tipo semidirigida. Esta clase de entrevista se utiliza en la mayoría de casos para indagar en la vida cotidiana de las personas. Tuvo como base una guía con preguntas o enunciados abiertos que permitieron, a quienes realizan la entrevista, la posibilidad que la persona entrevistada navegase libremente por sus recuerdos; fue menester prestar atención para que todas las preguntas fuesen respondidas, haciendo el ejercicio de hilar según el orden narrado por la persona entrevistada. Cada entrevista tuvo un tiempo de duración mínimo de una hora y máximo de cuatro, salvo contadas excepciones que se extendieron un poco más de las cuatro horas propuestas. Los temas en los cuales se profundizó en la entrevista estuvieron centrados en: • Los Territorios. Desterritorialización – Reterritorialización: Las rutas de llegada al departamento del Atlántico. Las nuevas rutas en la ciudad. El lugar donde se vive, el lugar donde se trabaja. El barrio como la experiencia primera de la reterritorialización. • El Género: Las diferentes formas como habitan el territorio las personas, de acuerdo con los distintos géneros en los cuales han inscrito su identidad, la manera como viven el desarraigo, como asumen los nuevos territorios, la forma como se perciben los géneros en sus propios procesos narrativos. • Inventario: Con qué se llegó, qué se dejó. A través de los sabores y los olores se realizó un ejercicio que animó el recuerdo, la evocación de los viejos y nuevos aromas y los nuevos y viejos gustos. • El Camino Institucional: Se hicieron preguntas relacionadas con los temas y mecanismos de las entidades que trabajan con el tema de desplazamiento. La percepción de las personas en estos procesos, el conocimiento de temas pertenecientes al ámbito nacional frente a las dinámicas generales propias de la condición de desarraigo. Es importante resaltar que realizar la entrevista solo fue una de las partes más notorias de los procesos que se fueron gestando previamente, tales como la concepción misma del proyecto y el trabajo de preparación de las personas encargadas de realizarla, pasando por una investigación académica sobre los temas a investigar y la forma como se trabajarían las preguntas a investigar. Además de la realización de la entrevista, la observación participante fue una constante en el proceso de la investigación; fueron bastantes los símbolos que se tejieron alrededor de la entrevista: las personas que participaron escuchando las narraciones, el entorno en el cual se realizaba el trabajo, las circunstancias que acompañaron el relato; las personas que entrevistaban a su vez planteaban sus percepciones acerca de lo vivido en cada espacio en el momento de realizar la entrevista.

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Tercera Etapa Procesamiento de la Información. En esta etapa se procedió a profundizar en las entrevistas realizadas a partir de una catalogación2 de las mismas dada por la matriz de análisis. Esta matriz permitía centrarse en los temas ejes del interés para la investigación. La información encontrada en las entrevistas se complementó con análisis de fuentes secundarias y escritos relacionados con el tema investigado. El ejercicio de sistematización y procesamiento de los datos, permitió construir los capítulos subsiguientes, los cuales dan cuerpo al presente trabajo. El documento presentado a continuación contiene descripciones y análisis sobre las diversas formas como se vive el territorio, acompañado de fragmentos específicos que sustentan y fortalecen tales análisis.

Cuarta Etapa Memorias del Desarraigo. Videos de Memoria Histórica. El trabajo hecho a partir de las entrevistas a profundidad, la sistematización realizada y el trabajo con fuentes secundarias permitió seleccionar temas transversales en las problemáticas cotidianas que afrontan las personas que han sido sometidas a procesos de desarraigo. El Programa de Atención Psicosocial - Área de Memoria Histórica, contempló desde su inicio la realización de 6 documentales. Estos videos son el resultado del proceso de acompañamiento psicosocial a la reflexión de las víctimas sobre lo sucedido, mostrando la importancia de ver, oír y atreverse a sentir las historias narradas por las personas participantes del proyecto, para recorrer con ellas los espacios dejados y transitar por sus nuevos espacios.

Los Territorios ¿Cuándo comenzó el fenómeno de desarraigo en Colombia? Es múltiple y variada la literatura que sobre este problema existe, y aún cuando haya relativo consenso al respecto, las fechas exactas o los periodos delimitados como “el inicio” pueden

2 Para iniciar la catalogación se realizaron dos o más copias de las grabaciones, una copia queda archivada en una memoria segura y la otra es utilizada para las posteriores transcripciones. Para una clasificación exacta de la información recolectada se creó un documento que nos garantiza mantener los datos, la fecha y el nombre o seudónimo de la persona entrevistada. Posteriormente se procede a la trascripción de la entrevista. En muchas de las entrevistas no es posible mantener el orden deseado si no que el relato imprevisto prevalece, esto no quiere decir que no se enfatice en los temas investigados sino que el orden planeado debe ajustarse en este proceso de transcripción.

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variar según el objeto de estudio. Para nuestro proyecto las historias relatadas se ubican en el siglo XX y más específicamente, en el momento en que la mayoría de población participante de este proyecto salió de su tierra. Durante todo el siglo veinte la historia de Colombia se ha caracterizado por procesos de despojo a la población campesina, indígena y negra. “Este parece ser el mecanismo de adecuación a las necesidades de producción y acumulación que el capitalismo impone y la estrategia de dominación de los diversos sectores que disputan el poder. Lejos de obedecer a un modelo de desarrollo concebido en función de los intereses de la nación colombiana, los movimientos migratorios, la mayor parte de ellos involuntarios y violentos, obedecen a las necesidades y los intereses de quienes han detentando el poder sobre la tierra y el poder político y los intereses de capitales nacionales y transnacionales”. (Bello, 2003:19)

La movilización campesina, de mediados del siglo XX, generada por las luchas entre liberales y conservadores hizo que los pueblos y ciudades crecieran demográficamente. Es a partir de sesenta cuando se puede decir que los campesinos se convirtieron en colonos de nuevas tierras y en tugurianos en las nuevas ciudades (Henao, 2004:201). El proceso de expulsión continuó en los años setenta, ochenta y noventa poniendo en escena nuevos actores que se añadieron al conflicto y le dieron nuevas formas: la guerrilla, el narcotráfico, el paramilitarismo. Es a partir de los noventa cuando los periódicos, la radio, los discursos estatales y la sociedad civil comienzan a hablar en voz más alta sobre los problemas relativos a la llegada de miles de personas a centros urbanos. “Desde la década de los noventa el Estado se vio abocado a normalizar a este conjunto de individuos que migraban por la violencia a través de leyes y decretos que garantizaran sus derechos en el lugar de destino, pese a que sus derechos ya habían sido violados por los grupos armados ilegales sin que el Estado cumpliera su obligación de protegerlo” (Ardila, 2007: 415). La memoria del desplazamiento de los cincuenta, de los sesenta, muestra el inicio de grandes procesos de desarraigo, una dolorosa salida de la tierra y contradictorias sensaciones que acompañan la llegada a ciudades no muy grandes, no con mucha gente, y donde se espera vivir tiempos sin “tanta miseria”. El desplazamiento de los noventa muestra la llegada a centros urbanos de absoluta miseria, en un momento donde las miradas recelosas sobre el campesinado se acrecientan, se agudizan y se extienden sobre hombres,

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mujeres, niños y niñas, ancianas y ancianos que son vistos con desconfianza, con temor y calificados como intrusos. En los años noventa es el paramilitarismo el actor armado que presenta la mayor dinámica de crecimiento. Es un período en donde la violencia colombiana se agudizó en grandes proporciones, se extendió tanto en número de actores armados de cualquiera de los bandos involucrados en el conflicto, como en su expansión territorial. “Crecieron las FARC. El paramilitarismo creció espectacularmente- un crecimiento que comienza en los años ochenta, después del proceso de paz de la administración de Betancur, y aumenta mucho en los noventa, con una dinámica mayor en los últimos años -. El ELN, al que se le ve relativamente estancado en número de combatientes – incluso algunos creen que ha disminuido – sigue siendo una fuerza con la que hay que contar.” (Borrero, 2005) Este aumento en número de combatientes se refleja en el aumento del conflicto en el territorio colombiano. Según Borrero este conflicto se genera por el combate entre la agricultura comercial, la agricultura industrial capitalista y las economías campesinas. Áreas en donde se generan todas estas dinámicas en un mismo momento presentan mayores niveles de conflictos y por ende, de desplazamiento. “Por eso, zonas como el norte de Antioquia, Urabá, el Urabá antioqueño y chocoano, y zonas aledañas, por ejemplo, son muy afectadas por el desplazamiento. Por eso, el cordón del Pacífico, del Chocó hacia el sur, de la frontera con Panamá a la frontera con el Ecuador, se ha convertido en un área importante de desplazamiento, en el cual se ven afectadas comunidades que antes habían estado aisladas del conflicto porque también estaban aisladas del mercado nacional y de las comunicaciones. Estas zonas, aisladas en muchos sentidos por las características geográficas del andén Pacífico colombiano, hoy son importantes como zonas de traslado para la guerrilla y también para los paramilitares, corredores estratégicos para exportar cocaína, por ejemplo, y para importar armas, municiones, explosivos, etcétera. Es un área en la cual han aparecido con mucha fuerza los cultivos ilícitos, sobre todo en el norte y en el extremo; zonas en las que es posible la expansión de la agricultura comercial, por ejemplo, con el cultivo de palma africana.”(Borrero, 2005) Este aumento del conflicto hace que las migraciones internas aumenten considerablemente. “Análisis recientes de las migraciones internas en Colombia (Martínez, 2001) indican que sólo tres secciones del país: Bogotá, Atlántico y Valle constituyen auténticos polos de atracción de la población” (Martínez, 2006: 325).

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El mapa nos muestra la disposición geográfica del estudio y da cuenta de la ubicación de las personas con las que se realizaron las entrevistas en profundidad. Es importante observar que la mayoría de los lugares de expulsión bordean el río Magdalena y que la mayoría de procesos de desplazamiento se realizan a lugares cercanos.

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Son los centros urbanos y sus cercanías, los polos a los que se llegan luego de estar en medio del conflicto. Se sitúan en los cascos urbanos personas que en su mayoría tenían como oficio el trabajo con la tierra, su profesión: campesino. Gente campesina arrendataria, campesina con una hectárea de tierra, campesina con varias hectáreas de tierra, campesina que vive en una zona urbana pero con un “pedazo” de tierra en su casa o cerca a ella, o campesina que vive del trabajo a jornal.

Las Voces Iniciaremos de la misma manera como comienza el recorrido del desarraigo. Partimos del lugar en el cual las personas se encontraban antes del momento de la expulsión de su territorio, seguimos con los lugares por los que transitan antes de establecerse en el lugar donde están ubicados actualmente y finalizamos con el análisis de las formas en que se relacionan con el entorno presente, su lugar actual de vivienda, sus oficios, sus percepciones del lugar.

La Casa Antes del Desarraigo Vivir donde deseamos, ya sea porque ahí nacimos, porque ahí nos criamos, porque nos ofrecieron un trabajo, porque nos enamoramos, porque llegó la hora de cuidar al abuelo, porque que sí, porque queremos. Es una condición que podríamos presumir básica para nuestra formación como seres individuales y autónomos. Estar en el lugar que queremos nos hace pensar nuestro habitar de una manera en donde el entorno hace parte de nuestros quereres, de nuestros sueños, de nuestro futuro deseado. Para nuestros análisis sobre las diversas vivencias que se dan en torno a los nuevos territorios, esto es sobre los procesos de reterritorialización de la población desarraigada, es importante considerar las condiciones de vida de las personas entrevistadas en sus viviendas anteriores; las cuales, si bien pueden ser en algunos casos las propias de una casa en el campo, con carencia de servicios como luz o agua, no tenían las condiciones de precariedad propias de las zonas en las que viven actualmente, en las cuales el hacinamiento, la estrechez de espacios, y la carencia de agua, entre otras se convierten en problemas de salud pública característicos de las urbes.

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Todas las personas entrevistadas son campesinas, todas saben trabajar la tierra, todas tenían un oficio relacionado con la vida en el campo. Estos son tres ejemplos de las formas de tenencia de la tierra, algunas son propietarias, otras viven de terrenos arrendados, otras cuidaban y arreglaban un terreno, algunas con títulos de propiedad de su tierra, otras sin título de propiedad. El siguiente gráfico nos muestra los tres casos constantes en cuanto a posesión de tierras se trata. La posesión de tierra antes del desarraigo

La Casa propia

26 % 41 %

La Casa en el casco urbano 33 %

El monte para desmontar

1. La Casa Propia: 19 personas entrevistadas plantearon haber tenido casa propia. La casa propia en este caso se refiere a las personas que son dueñas de su tierra, de su finca, personas campesinas propietarias. “Bueno, donde vivíamos antes, cuando vivíamos en la finca, eso era propio, teníamos trece hectáreas. Porque allá si tenía yo tres casas grandes que yo construí, eran propias, eran de palma y de madera; uno no tenía desconfianza de nada sino hasta que empezaron unos grupos por ahí, ilegales. Los servicios, muy diferente en ese aspecto porque allá el servicio de luz, de gas, de agua que no lo tiene uno en la misma casa, ¡allá en el campo no!, el agua la teníamos que ir a buscar a las quebradas y allá no hay gas sino leña, cocinábamos con leña, pero vivía uno más tranquilo.” Hombre, 59 años, desarraigado de Las Tablas, Departamento del Cesar, en el año de 1998. Catalogación No. 018G

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2. El Monte para Desmontar: Son varios los testimonios que describen la manera como las personas dueñas de tierras dan un pedazo para primero, desmontar y luego cultivar, en muchos casos una vez desmontado el terreno, les mandaban a otro lugar a hacer el mismo procedimiento o puede ser que se quedaban en ese espacio, cultivando y cuidando los terrenos cercanos. Cuando ocurre el fenómeno de luego cultivar, en muchos casos una vez desmontado el terreno, les mandaban a otro lugar a hacer el mismo procedimiento o puede ser que se quedaban en ese espacio, cultivando y cuidando los terrenos cercanos. Cuando ocurre el fenómeno de desarraigo las personas sienten que se las está expulsando de su tierra, en la medida en que es una tierra trabajada por años por una familia y adicionalmente es una tierra que ya puede ser utilizada. Hay casa, hay cosas adentro de la casa y una tierra sin monte, sin maleza, lista para producir o/y produciendo. “Me dieron el terreno, los dueños de la finca, como eran fincas grandes. Ellos me dijeron, ¡cójase un pedazo que usted quiera, agarre el pedazo que uste´ quiera ahí, no hay problema aquí con nosotros! Ahí yo hacía y deshacía, podía si era arrancar el terreno, hacer hueco ahí lo hacía, nadie me decía nada… la casa, el terreno, lo cedieron los dueños de la finca pero sin legalizarlo” Mujer, 53 años, desarraigada de la Vereda Las Palmas, Departamento de La Guajira en el año 2005. Catalogación No.: 002G

“Eso allá no tiene nada de eso que aparezca, o sea por deci´, uno que va i a reclama’ si por allá no hay ni una identificación que diga “no esta casa es mía yo la vengo a buscar o esto es mío porque me pertenece”, eso por ahí no tiene ninguna clase de papeles.” Mujer, 39 años, desarraigada del Municipio de Nueva Venecia, Departamento del Magdalena en el año 2002 Catalogación No. 0012G

3. La Casa en el Casco Urbano Municipal: “Yo tenía cuatro casas, tenía dos de palma y dos de zinc, y la gallera que tenía era de palma, era un kiosco que tenía. Tenía tres cuartos, tenía gallina, tenía cerdo, animales, perro, caballo, tenía como siete, ocho pollinos, ¡uhh! Yo tenía de todo, yo estaba bien, no le digo, tenía negocio y mis bonitas casas, yo vendía de todo”. Mujer, 52 años, desarraigada de Carmen de Bolívar Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 001J

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15 personas aseguraron tener casa propia en el casco urbano. Son varios los relatos en los cuales se detalla una característica común de los campos en Colombia, ir a la finca a desmontar, cultivar, sembrar cacao, ñame, yuca, cuidar los palos de aguacate, níspero, mamoncillo y volver al finalizar la tarde a su casa en el sector urbano de la región. Por lo tanto cuando hablamos de personas propietarias nos damos cuenta que tenían a su vez casa en el casco urbano como finca o fincas en lugares cercanos a la casa. La casa propia en el casco urbano no quiere decir que las actividades sean también propias de una ciudad, en todos los casos aunque las personas tuvieran casa en el casco urbano, actividades como siembra y cuidado de animales eran actividades que se realizaban en su finca o en el mismo patio de atrás de su casa. “Uno tenía sueños, cuando uno era joven yo le conocí a una tía una casa que era de material y yo era adolescente y yo decía que yo quería una casa así, en primaria hice el diseño de la casa de ella y cuando tuve que hacer mi casa, el diseño no se me había borrado. La casa que teníamos era más grande que este lote aquí, este tiene 6.70 metros por 11 de fondo y la casa que yo construí tenía 8 metros de frente por 12,60 de fondo. La casa tenía tres baños internos, una sala, a mi esposa le gustan mucho las matas entonces pusimos un jardín interno, ahí pusimos unas tejas Ajover transparentes, comedor y cocina, era grande...Era mi sueño y yo había cumplido el sueño y a mí eso fue de lo que más me impacto, perder eso, porque era el sueño que yo tenía. Nada más la vivimos veinticinco días y nos tocó de salir,” Hombre, 52 años, desarraigado del Municipio de Rio Viejo en el año, Departamento de Bolívar en el año de 1998. Catalogación No. 020J

Existe un alto número de personas con título de propiedad de la tierra en que habitaban3 y casos en que no se tenía una propiedad legalizada de la tierra, pero el tiempo que llevaban en ella hacía que se sintieran y pudiera pensarse que era ya, un espacio propio. Por ello el espacio vivido por voluntad propia se convierte en una variable de análisis frente al significado de como se asumen los procesos de reterritorialización vividos en los lugares a los que se llega. La constante TIERRAS que atraviesan muchos de los estudios sobre desplazamiento debe ser analizada de una manera en donde no sea el título de propiedad la principal variable para plantear soluciones a las personas en situación de desarraigo. Más allá de la propiedad con títulos legales, las personas hablan de una propiedad del entorno, de un conocimiento del campo, de una opción de vida. 3 Muchas personas salen de un `momento para otro´ de su tierra, por lo tanto muchas dejan los títulos de propiedad y papeles que las hacen demostrarse dueñas de un terreno.

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a cerré la casa y me vine, todavía es la hora y está la casa abandonada o no pude traer nad - yo deje seis héc traje nada, y tares sembradas - tenía pavos, tenía pat

La Casa

Fragmento de Historia de vida.4 Mujer, 52 años, desarraigada del Carmen de Bolívar en 1998.5

Nací allá en el Carmen de Bolívar, toda la familia es de allá. Bueno mi papá era un hombre de negocios, tenia compras de tabaco, de ñame, este tenía galleras, tenía vacas, las ordeñaban, vendía carne, mataba cerdo, también tenía su tiendecita. Yo me levante, no en pobreza como la he tenido ahora, yo me levante un poco más o menos, yo no sufrí. Mi padre a nosotros nos dio estudio hasta donde pudo, el sí sabía porque él tenía sus negocios, llevaba sus cuentas, cuando nosotros crecimos que ya sabíamos dividir, sumar, multiplicar pues nosotros ya llevábamos las cuentas a él, una hermana mía conmigo, porque nada mas fuimos dos hembras y cuatro varones, esa fue toda la familia que él tuvo, en el mismo hogar. Cuando él se murió nosotros quedamos ahí con mi mamá y nos terminó de criar ahí, y bueno después nos casamos y nos quedamos en el mismo lugar, hicimos la familia, yo tuve mis diez hijos allá. Me puse a trabajar de mi cuenta, hacía pasteles, hacía bollos, después tuve mi matrimonio y ¡ay! yo manejaba plata, no me hallaba de que mi esposo trabajara y que me diera la plata, no porque yo quería trabajar yo quería se´ independiente de él para ayudarlo, bueno entonces yo cuando tenía a mis hijos yo vendía carne, cerdo, leche, suero, tenía negocio de pato, después cuando ya yo me hice una plata, yo les dije a mis hijos que ya eran hombrecitos, a mi toda la vida me gustó el gallo fino pa´ pelea y eso, entonces yo les dije que yo iba hacer una gallera, porque estando mi hermano vivo, le gustaba mucho eso entonces me uní con él, hicimos una gallera, y peleamos gallos. En 1998 ya se oía decí que había guerrilla, paramilitares y mataban en partes lejos, se oían los comentarios en periódicos, en la televisión se veían y como estábamos en los montes y en los montes es la ley del monte. Después hicieron una reunión antes de matar, ellos dijeron que ya no querían alcalde, que ya no querían nadie quien mandara, porque ahora el

4 La historia de vida completa se encuentra grabada, transcrita y sistematizada. Están debidamente archivadas, catalogadas, con ficha de grabación y su respectiva autorización. En los archivos de la Corporación Volver a la Gente reposa la información confidencial de las personas integrantes del proceso. Esto se hace con el fin de cuidar el bienestar de las personas integrantes del proyecto y como parte de los compromisos de confidencialidad. 5

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orden eran ellos y allí se hacía lo que ellos decían. Así viví un año allá, ordenando ellos, pidiéndoles permiso a ellos pero todavía no habían sacrificado a nadie, no habían hecho nada. Si uno iba a salir uno tenía que decirle: “voy pa´l Carmen, no voy a hablar con fulano y perencejo”. Y a mi hermano lo mataron fue por eso, porque llegaba el ejército y le tocaba colaborarles, colaboraba y después llegaban ellos (la guerrilla) y les colaboraba; ahí fue el problema. Ellos hicieron una reunión y me mandaron a buscar y dijeron que conmigo no era nada, dicen ellos, pero que él les estorbaba. “El nos perjudica, él esta mucho a la mira de cuando salimos, cuando entramos, quien llega, y él tiene mucha intimidad con el gobierno, entonces esto no puede ser, pa´ eso mejor vamos a desaparecerlo”. Cuando mataron a mi hermano, yo quería nada más que lo enterraran, lo mataron a las once de la mañana y enseguida dijeron que no querían que lo lloráramos, ni que hicieran ceremonia de velación, no lo aceptaron. Ellos no querían que lo lloráramos eso era para que no se enterara la gente y para que la gente no cogiera miedo, ni saliera. El tenía su casa era en San Carlos y allí fue donde lo mataron, la demora fue que fueron a comprar la caja, cuando compraron la caja, vinieron lo metieron en la caja y lo fueron a enterrar, no duró nada y yo esperé que lo enterraran y la gente se apaciguara. Yo dije, no hòmbe yo me voy pero escondida, yo me voy a ir, que nadie sepa que me fui, porque como ellos no aceptaban que la gente saliera porque como juzgábamos, decíamos no que lo mató fue la guerrilla, entonces yo salí como para el Carmen, a hacer una diligencia, lo enterraron como a las tres de la tarde y yo salí como a las cuatro, apenas que vi que lo metieron en la bóveda y salí con dos nietecitas que tenía en la casa y le dije a mis hijos, bueno la verda´ es que yo los espero en el Carmen, no recojan nada, dejen eso así, cierren la casa. Salí con lo que llevaba puesto, ni bolsito ni nada, con mis dos niñas, una de cada lado, con diecisiete mil pesos. Entonces los camiones que iban de aquí de Barranquilla pa´l Carmen; el señor me vio y me dijo: - ¿Doña y a usted que le pasa, porque esta tan triste? – Y le dije: - Ay no, porque donde yo vivía me mataron un hermano y vengo como desbocada, voy pa´ Barranquilla. -yo la llevo, no se preocupe, yo la llevo- me dijo él. (La voz intenta perder fuerza pero los recuerdos la reaniman y le devuelven su fuerte voz). Y yo me embarqué con mis nietas y llegamos aquí casi a las once de la noche. Entonces yo esperé a los hijos míos que vinieran; se vinieron conmigo esa vez cinco, ellos también lo que pudieron meter en los bolsitos, entonces llegamos allá a Villa Esperanza; ahí fue donde nos ayudaron.

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Aquí tengo siete años, pero primero nos vinimos pa´ ahí pa´ Villa Esperanza. Yo me vine con toda mi familia, me alojé donde mis primas que habían invadido dos lotes. Éramos primas hermanas porque nos criamos juntas pero ellas se vinieron para acá. Antes yo ni ilusiones que me iba a venir pa´ qui pa´ Barranquilla, ¡sí! Tenía dos hijas casadas aquí, pero ellas me iban a visitar, cuando le pasó el caso al hermano mío, ellas me dieron el pésame y al ver qué era lo que le había pasado a él, y que era el único hermano que tenía, me dijeron: -“tú no puedes vivir aquí, porque tú eres de negocios, estas desamparada, nosotras te vamos a ayudar, te vamos a da´ un lote, llévate los hijos que te ayuden y hacemos un cambuche de plástico” - y yo les dije ¡Ay! vivir yo en mi casa bonita para ir a vivir en un plástico. Yo para hacer mi casa, cuando ya vine y vi que no teníamos fuerzas económicas, que se trabajaba con el piso, los pelaos no tenían ambiente, no sabían donde trabajar, entonces un señor de allá nos hizo una recogía´ y nos dio treinta mil pesos y me dijo: “vaya o a la treinta donde venden madera y pida ayuda”; y pedí y me dieron ayuda, aquí en Barranquilla me dieron un pocotón de madera pa´ que hiciera la casa, me la regalaron y yo les iba a dar quince mil pesos, por lo que me habían vendido y me dijeron: “No doña déjelo pa´l carro mejor”. En Villa Esperanza todos eran desplazados, venían de Sincelejo, del Salado, del Guacamayal, Ciénaga, eso se llenó de pura gente desplazada y por eso fue que todo eso lo invadieron. Cuando estábamos en la invasión, una muchacha se hizo líder, ella era líder de los desplazados, cuando mandaban las platas para las ayudas, vino ella y escogió cien personas para vivienda, y en las cien viviendas cayeron un hijo, una hija y mi persona, nada más fuimos favorecidos en la lista, pero nos las ganamos, en reuniones, en comités, en entrevistas y después cuando fueron a dar las casas, bueno ahí venía yo en la lista pero dieron la plata para la pieza pero no la terminaron de pagar y aquí no hay escrituras, entonces no tenemos casa, para mi estamos cuidando son los techos. A mi hermano lo mataron el 17 de de febrero de 1998 y yo me vine el mismo día que lo mataron a él, porque el mismo día lo enterraron y bueno desde entonces yo más nunca fui al pueblo, ni mis hijos tampoco, nos venimos de allá y todo se perdió, todos, allá no quedó nadie, a los seis días iban llegando de dos, dos y así antes de salir el mes se vinieron. Yo tenía tres casas, tenía dos de palma y dos de zinc, y la gallera que tenía

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era de palma, era un kiosco que tenía; eran cuatro casas que yo tenía. Tenía, tenía gallina, tenía cerdo, animales, perro, caballo, tenía como siete, ocho pollinos, ¡uhh! Yo tenía de todo, yo estaba bien, tenía negocio y mis bonitas casas, yo vendía de todo. El tema de la tierra es vivido y sentido más allá de la posesión que da un título legal de propiedad, se entiende como lo producido por la tierra, las crías de animales que se tienen, las flores sembradas, las personas que habitan un entorno. Las narraciones sobre la manera como se vivía el territorio son importantes en la medida en que contribuyen en el fortalecimiento de procesos de reparación en los cuales se tomen en cuenta los deseos y los saberes de las personas que se encuentran habitando actualmente sectores denominados marginales y reconocidos como tales porque carecen de condiciones que garanticen los mínimos vitales.

La Expulsión del Territorio. El Desarraigo. No Trajimos Na´ Perdimos To´

Este fragmento es importante en la medida en que mediante la narración, el entrevistado hace un ejercicio por vincular su proceso presente con un contexto pasado que hizo que las cosas se vieran de una manera determinada. Por eso ante la pregunta ¿Cómo llego acá?, el responde: ¿Por Qué Salí?

Fragmento de Historia de vida. Hombre, 52 años, desarraigado del sur de Bolivar en el año 1998.6

“Para llegar acá tengo que contarle desde el comienzo. Por allá en el 85 comenzamos a escuchar en la zona sobre la aparición de algunos grupos armados, era una zona muy tranquila, un remanso de paz y posteriormente comenzaron a aparecer muertes, antes de la bonanza de la marihuana, desde esa bonanza se dañó la zona, algunos grupos usaban prendas militares y entraban a robar la marihuana que tenían algunas personas y la

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justicia, entraban le quitaban a la gente lo que tenía; cuando una persona llevaba mercado se lo quitaban, nadie conocía eso hasta que en el 85 llegaron grupos armados que no se dejaban ver de nadie. Ellos salieron y se dieron a conocer como parte de lo que eran guerrillas y esto en una zona donde no había presencia de la ley de ninguna parte, porque a esta zona llegó la ley y la policía hace unos tres años, eso nunca había habido presencia del Estado. En una zona montañosa donde la ley era la guerrilla, le tocaba al campesino convivir con la guerrilla así no estuviera de acuerdo con ella, que eso fue lo que generó el problema posteriormente al campesino. Yo llego en la época del 94. Había un amigo que era profesor y entonces él me decía, tu puedes llegar a trabajar en la alcaldía, primero, porque tengo la preparación académica y segundo conocía a un señor que era concejal. En el tiempo que trabajé como comisario en un corregimiento conozco a ese concejal e hicimos buena química y a consecuencia por esas cosas y de la burocracia empecé a trabajar con él, eso fue en el 95. Ya en la cabecera municipal. Yo buscaba una casa para después vivir con la familia. Cuando llegué a la cabecera municipal en el sur de Bolívar ya se comenzaba a escuchar la incursión de los paramilitares. El 15 de enero del 96 y a mediados del 96 se comenzaron a escuchar los rumores de una toma paramilitar, el alcalde me dijo que lo llamaban por celular y que lo estaban amenazando. Sí daba preocupación, porque cuando a un amigo lo amenazan uno se preocupa, era una cosa que yo jamás pensé que me iba a tocar. Cuando uno es amigo de una persona lo relaciona con algún grupo, eso a veces trasciende y lo afecta a uno también, pero yo no pensé que me iba a tocar directamente, esas amenazas fueron siendo más frecuentes, con mayor contundencia y entonces comenzamos a preocuparnos. Cuando una persona salía al campo a hacer diligencias de la comunidad decían que era guerrillero, lógicamente la ley de allá era la guerrilla pero como le digo a uno le toca convivir, ellos echaron sus raíces allí. Entonces las cosas fueron tomando un tinte, el 25 de abril de 1997, 7:45 de la noche, hay fechas que a uno se le olvidan y hay fechas que a uno lo marcan. A esa hora estábamos con mi esposa, estábamos escuchando el noticiero cuando escuché que alguien le habló en un tono fuerte a los niños que estaban jugando en la calle; yo tenía parqueado un carro de la Alcaldía que yo había utilizado al momento de mis funciones, alguien les habló en un tono fuerte "pilas pelaos pa´dentro". Yo nunca le había dicho a ella que se iban a meter los paras. Escuché los primero disparos, disparos por todas partes, a mí los nervios me cogieron e intente salir de la casa, detrás de la casa había una zona de invasión y había una cancha de fútbol, el pensamiento fue salirme de ahí, si

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yo salgo esa noche me matan. Yo me pasé para donde una vecina de al lado y tiros de alto calibre por cantidades. Se oía cuando golpiaban las puertas. No abrimos. [Habla la esposa]: abrimos y me hubieran violado mis hijas, ellos violaban a las mujeres. [Continúa el hombre]: Como a las 10 de la noche yo estaba sentado en la casa de al lado y escuchaba todo, cuando escuché que venían, escuché el ruido de las botas y todo eso, y llegaron a la puerta, yo me desmayé, entonces comenzaron a tocar la puerta, yo le había dicho a ella: si vienen entrégales las llaves, y ellos insistían tocando. Mujer: ¿por qué? porque yo dije Señor no permita que nos pase nada, no permita que a mis hijos les pase algo y Dios me guardó. Yo le pedí a Dios por mis hijos, Señor cuida a mis hijos. Hombre: uno tocaba y el otro le decía vamos que allá no hay nadie, las luces estaban apagadas, eran las 7 de la noche, el otro insistía tanto que no había nadie y se fueron. Estábamos todos en el piso. Bueno cuando ya pasó eso, escuché como a las 11, 12 de la noche que ellos se fueron en un camión. Hombre: en vista de la situación yo dije ¡yo me voy! La gente me decía váyase, váyase por que a usted lo buscan. La opción mía era volverme al corregimiento. (El hombre relata como en el trayecto para el corregimiento la guerrilla le confisca el carro de la Alcaldía y se lo lleva) Al día siguiente mandé por mi familia y estuve 20 días, pasados 20 días yo volví al municipio, cuando yo me presento a la Alcaldía ahí estaba el capitán del ejército, el Alcalde me dijo: casi lo declaro insubsistente y me dijo: ¿va a seguir trabajando? si va a seguir trabajando es responsabilidad suya, porque yo no respondo por nadie. Yo le dije: usted sabe quién soy yo y me dijo si hay problemas suyos, yo no respondo por nadie. De ahí tuve una crisis nerviosa terrible, no comía, sentía que la casa era objeto de vigilancia por parte del ejército, muchos vendedores pasaban ofrecían cosas, esos son unas formas de vigilancia. Pasaban los días y todos los días amanecían dos, tres no sé si eran militares o qué, pero uniformados frente a la casa, como que no eran militares por que tenían el pelo largo, yo estaba en un estado emocional bastante crítico. El capitán me empezó a tratar como guerrillero y me dijo que dónde estaban los campamentos de la guerrilla, que por qué le entregué el carro a la guerrilla. Y pues yo le entregué el carro a la guerrilla, porque esa es la ley, por falta de presencia del Estado se convierten en ley. Entonces me mandó a renunciar. Me presionó, eso lo omití en la declaración por las secuelas que deja la violencia, el desplazamiento. A mí me mandaron a hacer diligencias pero yo sabía que era para matarme. Yo no renuncié porque yo no estaba involucrado en nada, pero me tocó irme porque me declararon guerrillero”.

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La expulsión del territorio si bien, primero, no se deseaba y segundo, no se esperaba, en los pueblos el paso de la guerrilla y/o los paramilitares, permearon las actividades cotidianas y cambiaron poco a poco la forma de habitar. En los relatos podemos observar infinidad de circunstancias, directas, no tan directas o indirectas que hacen que las personas sufran el fenómeno del desplazamiento forzado. “Ella se viene por miedo porque ya no puede vivir en el campo y por miedo de que a mí me pasara algo, eso se volvió invivible en el pueblo, entonces se puede decir que es una especie de desplazamiento preventivo, por miedo” Catalogación No. 020G

¨Los paracos me hicieron salir en 1999, eso fue de Tibú, Santander, me hicieron abandonar todo, yo tenía una finca grande. Yo compré finca pa allá, estaba con una cachaca buena, trabajadora, pero ella no me quiso seguir después, porque ella cuando vio los como cuatrocientos carajos de esos que me tenían rodeao, allá un ataque de los paracos, que me tenían la casa así rodeada, entonces yo llegué y ¡pran! me empezaron a preguntar que qué opinaba yo de eso, que ellos necesitaban la tierra en veinticuatro horas, toda la región, y ya hacían tres días habían matado cincuenta y tres de la vereda uno y yo estaba en la dos. ” Catalogación No. 003G

“Zambrano comenzó a cambiar en el 2003 por la violencia. Yo trabajé con la Cruz Roja, y a nosotros nos tocó ir a levantar cadáveres, una masacre grande que hubo en el kilómetro dieciséis. Ahí hubieron 16 muertos. Feo. Prácticamente Zambrano quedó como un desierto. Todo el mundo se fue yendo. Para mí, hay varios desplazamientos, forzosos, por amenaza, por temor, por seguridad. Yo cuando vi que llegaban a mi casa tantos grupos a pedirme vacuna, y había enfrentamientos grandes, la guerrilla con los paracos, en el mismo pueblo, llegaban y pedían todo lo que querían, pony, gaseosa, y `bueno, ya usted sabe quienes somos nosotros`. Entonces ahí estaba quedando ya descapitalizada. Entonce´ yo llegué aquí traumatizada de haber vivido eso.” Catalogaciòn No. 006G

Ya lo decía Hanna Arendt en su obra ¿Qué es la política?”: “Quien abandona su Polis o es desterrado pierde no solamente su hogar o su patria sino también el único espacio en que podía ser libre; pierde la compañía de los que eran sus iguales.” (Citado por Murillo-Sencial,: 12)

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El Caminar

Fragmento de Historia de vida. Hombre, 39 años, desarraigado de Sitio Nuevo, Magdalena en el 2002.7

Sitionuevo es un municipio que queda diagonal a Sabanagrande, cruzando el río, queda al lado del río, o sea en la ribera. Está pa’ la orilla’el río. Tiene muelle. Hasta cuando yo pude estar bien estuvo bien, pero ya después comenzaron a formarse los grupos al margen de la ley, ya ahí no era posible vivir. Siempre ese pueblo fue tranquilo, sino ya después que se le dio permiso a los grupos al margen de la ley, que comenzaron a hacerse esos grupos, ya no era igual, la tranquilidad no era la misma. Como hay tantos grupos allá al margen de la ley, o sea, autodefensas, grupos de las FARC, o sea guerrilla, yo no le puedo especificar qué grupo fue, sí sé que fue un grupo al margen de la ley pero más no se. Yo estaba trabajando con un muchacho que vivía en el pueblo, que tenía amistad con un señor que tenía un bus ya de esos viejos, trabajábamos el bus desde Barranquilla hasta Punta’e Piedra, Magdalena. Accidentalmente el bus tuvo un cortocircuito, por ahí por la guardia de Salamina, en to’a la guardia de la policía y el bus se prendió. Se incendió y como llevábamos 2 pimpinas de gasolina de repuesto y una pimpina de thinner que llevaba un pasajero, el bus se prendió pero gracias al Señor, a to’s los sacamos, lo único que se le quemó fue la cara al conductor. Así quema’o, llegamos a la Clinica’e Salamina, no sabiendo qué ahí el mando lo tienen los grupos esos. Ahí nos cogieron, y yo les pedía que me colaboraran porque lo que tenían era una persona quemada, nos decían que no, que si el jefe les daba la orden nos veníamos, si no, nos quedábamos ahí. Ellos mandaban uno, otro, y otro, el que estaba consciente era yo, me preguntaban que si había visto a alguno de esos acá en el pueblo, entonces me mandaban varios. Ese último que me mandaron fue el que yo había visto acá en el pueblo. Supuestamente era el que venía a cobrar vacunas acá. Sí lo había visto y me dice “ven acá, ¿tú me conoces a mí verdad?”, “nada, yo no sé”, sí lo había visto y lo conocía, pero más bien el nervio… le decía “no, no lo conozco”, él decía “sí, tú me conoces a mí, ¿por qué yo si te conozco?”, “de pronto usted me ha visto a mí, pero yo a usted, si lo he visto no me acuerdo, no lo conozco, nunca lo he visto”; entonces de vez en cuando uno de ellos le decía “sí, el pela’o es de allá porque yo lo he visto”. “Bueno, ¿ese bus como se prendió?”, “No, un cortocircuito y accidentalmente se prendió”, “¿cuántos muertos hubieron?”,

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y yo decía:“gracias a Dios no hubo ninguno, el único que se quemó fue el conductor”, “bueno, vamos a esperar porque…”, yo le decía “por favor, colabóreme porque el muchacho va…”, “no, déjenlo, si él da la orden de que se vaya se va, si no, aquí se quedan todos”. Bueno, incluso el papá del conductor que se fue con nosotros en el viaje, ese señor se desmayó ahí mismo, ahí cayó y ahí los dejaron. Entonces, después nos subieron en el ferry, nos subieron y apagaron el ferry en la mitad del río, nos decían sapos hediondos, como 5 veces nos pararon el ferry en el río, “nos van a tirar al río”, pero así fue que Dios quiso que nos trajeran al muelle y acá la que tenía que entregar orden de remisión era la enfermera y la enfermera no dio cara en el hospital. El conductor de la ambulancia tampoco. El que dio la cara por el paciente fui yo. Después un man me dijo “ya sabes, tú eres del pueblo, tienes que estar en el pueblo a lo bien hecho, o desapareces porque por el bien tuyo mejor que desaparezcas”. Pa’ mí era que como el muchacho sabía que yo lo conocía, él me preguntaba y yo le decía que no, pero ya él me había visto, como él era el que venía trabajando en el pueblo. Yo me imagino que él dijo, “el me conoce y va a denunciar lo que ha visto”,… que me saliera del pueblo. Entonces, al día siguiente, vino el muchacho, el señor del bus, a que yo lo llevara a la parte donde estaba el bus… “Yo a usted le explico dónde está el bus, incluso la grúa no pasa porque está en to’a la mitad, ahí está… y usted verá si se lo trae pero yo para allá no voy más”. Bueno, nos vinimos, el muchacho fue por la tarde y yo al día siguiente me vine. En mi pueblo cualquiera estaba en la calle, se iba por decir algo en la plaza, y si no quería dormir en la casa dormía en el piso y ahí amanecía. Tranquilo. La plaza está a orilla ‘el río. Para divertirse en los pueblos siempre ha sido, vámonos pa’ la plaza, esa es la diversión de uno allá. Ahí es donde llegan todas las chalupas, los Johnson. Hay una virgencita en toda la mitad. Yo trabajaba, yo vivía en el pueblo. Yo vendía pastelitos, galletas, buñuelos, como a la edad de 16, 17. Entonces yo me gané la confianza del dueño de la panadería y me dijo “ven acá, yo te voy a poner a ti, mejor, pa’ que no estés caminando, te quedas acá en la panadería, me ayudas a horniar y te vas para el colegio en la noche”. O sea que yo me quedaba interno ahí en la panadería, iba a la casa nada más los sábados o los domingos. Los días de semana me iba para el colegio. Entonces el primer trabajo fue ese, y después de eso mi hermana la mayor ya se había casado, entonces el

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marido de ella trabajaba con un contratista en Almadelco, reparando contenedores, y me llevó pa’ ayudante. Después un muchacho, hermano del cuñado mío estaba trabajando aquí en la Sociedad Portuaria, allá le dijeron a él, “necesitamos un ayudante pero que tenga experiencia”, “llénate una hoja de vida, le pegas una foto y yo te la llevo mañana, ¿ya?, porque me pidieron un ayudante que tuviera experiencia en reparación de contenedores, y yo te conozco a ti”. Se llevó la hoja de vida y el mismo día le dijeron “traiga al muchacho mañana”. Yo fui, eso era pa’ en seguida. Yo fui con el jefe de contenedor, me hizo las preguntas sobre la parte del contenedor, se las respondí y “éste es el que necesitamos” y listo. Así empecé a trabajar, y después esa compañía la compraron unos mexicanos. Ya traían el personal seleccionado. Salimos ya nosotros. Eso hace 10 a 12 años. Tendría 28 años. Duré ahí como un año más o menos, año y piquito, porque yo firmé contrato por un año, terminé, me dieron vacaciones y entré otra vez y como a los dos meses ya se terminó. De ahí, se terminó eso, me dieron mi poquito de liquidación, me fui pa’l pueblo y me dieron como 700 y pico’e mil de pesos. Con eso me vine y compré una olla No.40, ya tenía 3 niños. Me iba al pueblo, llegaba donde los pescadores, iba al puente a Aguas Negras y compraba pescado, lo enyelaba dentro ‘e una caja y de vuelta salía pa’ cá pa’ Barranquilla, y me puse a vender pescado. Vendí pescado como 2 años. Después seguí en la casa vendiendo y trabajando, vendiendo galletas, o sea yo nunca me quedé quieto. Después que estaba vendiendo pescado, se me enfermó el niño y me gasté un capital, ajá, yo tenía mi platica ahí pa’ trabajar pero primero la salud del niño. Me gasté la platica con lo del niño y quedé con las manos en la cabeza. Cogí unas tablas y me hice una carretilla, le puse una llanta de una bicicleta pequeña, hice mi carretilla, me conseguí una atarraya de esas de pescar. Yo dije “me voy al puente de Aguasnegras y me voy a pescar”, traía a vender, ese pescado sí lo traía al pueblo. Aguasnegras es un brazo, es como un caño que mete agua del río pa’ la ciénaga. Sí, yo iba pa’ llá y pescaba. Este pescado lo menudeaba, llegaba tipo dos y media, tres de la tarde yo calculaba que las señoras iban a cocinar y bueno, van a comprar pescado pa’ la comida. Ahí me sostenía. Yo siempre fui miedoso, soy miedoso, yo iba con mi carretilla por ese puente oscuro, y cuando iba para allá, ya se oían los comentarios de grupos al margen de la ley, incluso allá en el pueblo se habían llevado unas personas. Esas personas se llevaron un primo de ella, una prima, el primo más nunca volvió, se llevaron como a 6 manes más, la prima de ella que llevaba mucha

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a cerré la casa y me vine, todavía es la hora y está la casa abandonada o no pude traer nad - yo deje seis héc traje nada, y tares sembradas - tenía pavos, tenía pat

marido de ella trabajaba con un contratista en Almadelco, reparando contenedores, y me llevó pa’ ayudante. Después un muchacho, hermano del cuñado mío estaba trabajando aquí en la Sociedad Portuaria, allá le dijeron a él, “necesitamos un ayudante pero que tenga experiencia”, “llénate una hoja de vida, le pegas una foto y yo te la llevo mañana, ¿ya?, porque me pidieron un ayudante que tuviera experiencia en reparación de contenedores, y yo te conozco a ti”. Se llevó la hoja de vida y el mismo día le dijeron “traiga al muchacho mañana”. Yo fui, eso era pa’ en seguida. Yo fui con el jefe de contenedor, me hizo las preguntas sobre la parte del contenedor, se las respondí y “éste es el que necesitamos” y listo. Así empecé a trabajar, y después esa compañía la compraron unos mexicanos. Ya traían el personal seleccionado. Salimos ya nosotros. Eso hace 10 a 12 años. Tendría 28 años. Duré ahí como un año más o menos, año y piquito, porque yo firmé contrato por un año, terminé, me dieron vacaciones y entré otra vez y como a los dos meses ya se terminó. De ahí, se terminó eso, me dieron mi poquito de liquidación, me fui pa’l pueblo y me dieron como 700 y pico’e mil de pesos. Con eso me vine y compré una olla No.40, ya tenía 3 niños. Me iba al pueblo, llegaba donde los pescadores, iba al puente a Aguas Negras y compraba pescado, lo enyelaba dentro ‘e una caja y de vuelta salía pa’ cá pa’ Barranquilla, y me puse a vender pescado. Vendí pescado como 2 años. Después seguí en la casa vendiendo y trabajando, vendiendo galletas, o sea yo nunca me quedé quieto. Después que estaba vendiendo pescado, se me enfermó el niño y me gasté un capital, ajá, yo tenía mi platica ahí pa’ trabajar pero primero la salud del niño. Me gasté la platica con lo del niño y quedé con las manos en la cabeza. Cogí unas tablas y me hice una carretilla, le puse una llanta de una bicicleta pequeña, hice mi carretilla, me conseguí una atarraya de esas de pescar. Yo dije “me voy al puente de Aguasnegras y me voy a pescar”, traía a vender, ese pescado sí lo traía al pueblo. Aguasnegras es un brazo, es como un caño que mete agua del río pa’ la ciénaga. Sí, yo iba pa’ llá y pescaba. Este pescado lo menudeaba, llegaba tipo dos y media, tres de la tarde yo calculaba que las señoras iban a cocinar y bueno, van a comprar pescado pa’ la comida. Ahí me sostenía.

La Llegada al Nuevo Territorio Son múltiples las razones que pueden obligar a que una persona salga de su tierra; llegue la persona en las condiciones que llegue, ya sea por pertenecer a uno u otro bando, por miedo a la violencia vivida, por que persiguen a su amor, por

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hablar de política, porque su madre se enfermó de nervios o porque toda su familia huyó, la cuestión es que al llegar a la ciudad, sus historias se convierten en una marca en la manera de vivir, de morar en ese territorio que lo ve, lo nombra, lo vive solamente como desplazado o como desplazada. Ya sea bajándose de la lancha que los trajo por el río Magdalena, llegando en un carro alquilado a la casa de la hija, pagándole al camión con la poca plata con que se salió, lo cierto es que se aterriza en un lugar en el cual no se tenía pensado vivir y se comienzan a ver paisajes que no se habían alojado antes en sus pensamientos. “Para mi, yo toda la vida había pensado de que venirme para acá era algo como duro, porque la ciudad es para la gente que ha estudiao que sabe vivir allá y para los del pueblo que salen dispuesto a luchar, pero en cuanto a mí, yo nunca había pensando vivir acá. Por mi mente nunca había pensado salir de mi pueblo.” Mujer, 33 años, desarraigada del Municipio de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 2008. Catalogación No. 021J

Las personas en situación de desarraigo llegan a un nuevo territorio, con otras costumbres, son despojadas de su cotidianidad, del mundo que les había sido dado por la vida misma y se introducen en un nuevo espacio que recoge sus dolores y sus miedos. ¿A dónde llegan?, la mayoría de las personas entrevistadas escogen el lugar donde hay algún familiar, una hija o un hijo o por referencias de familiares a los cuales no conocían previamente, pero se sabía de su existencia “de oídas”. Pocas son las personas que dijeron haber llegado a lugares donde se encontraban sus amistades. “Cuando llegamos, llegamos tres familias, yo veía esa casa y esto era, mejor dicho. Llegamos a San Juan Bosco. Vivíamos como 20 personas en la casa. De allá son 6, de acá son 7, tía Dori 4, mas Jonathan, Brayan, ellos son 9 y mas la abuela, vamos 23. Entonces ¿que hizo la cuñada? arrendó una casa para los que habíamos llegado, ellos estaban chiquitos y peleaban, que uno me pegó, el otro me pegó y ella nos abrió, ella pagaba y trabajaba, todavía trabaja. Cuando la masacre dijo vénganse todos para acá”. Mujer, 39 años, desarraigada de Media Luna, Departamento del Magdalena en el año 2000. Catalogación No. 019J

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“Llegamos donde la familia de mi papá, ellos siempre han vivido en Malambo. La verdad es que nosotros los conocimos a ellos cuando mi papá estaba buscando para donde venirnos, no teníamos relación con ellos.” Mujer, 19 años, desarraigada de Zona Bananera, Departamento del Magdalena en el año 2004. Catalogación No. 003J

La familia es un punto de referencia del cual se piensa, que dará una ayuda. En las historias de llegada son recurrentes los relatos donde se nombra el número elevado de personas habitando una casa pequeña. Las personas llegan a casa de sus familiares, quienes en algunos casos han invadido tierras y son ellos los que orientan a estos nuevos habitantes en cómo establecerse. Hay un primer momento en donde la persona llega con lo que trae puesto, con lo que se alcanzó a recoger y sus familires dan toda la ayuda necesaria según las condiciones particulares, ya sea durmiendo en la sala o en el único cuarto de la vivienda o ayudando a escoger un espacio en el mismo terreno que anteriormente fue invadido. La llegada es un proceso con múltiples etapas, es la llegada a donde la amiga, o a donde la familia, después es la ubicación en un terreno generalmente de invasión y posteriormente la búsqueda, ya sea en programas estatales o en ayudas de cooperación internacionales o en el trabajo independiente, de una casa propia. Son varios los testimonios que dan cuenta de una llegada con varias estaciones en distintas ciudades o pueblos en búsqueda de un espacio. “Salimos para Cartagena, ahí en Cartagena no duramos nada, como unos quince, diez días… (Éramos seis, dice la nieta)… Llegamos ahí al mercado Bazurto, porque no teníamos donde estar. -¿Pero ustedes conocían Cartagena? Lo que pasó era que el señor vendía la cosecha, y lo vendía ahí. El mismo camión que venía pa´ fuera de ahí del pueblo, nos trajo, él señor nos dijo váyanse para Cartagena que allá hacen más… En el mercado Bazurto, ahí dormimos, pero entonces nos daba miedo; ya a lo último nos dijeron un señor que era de aquí de Sabanalarga, me dijo: -Ustedes mejor porque no se van pa Usiacurí, yo le dije a él: -Mijo vámonos y que pa Usiacurí, de Baranoa para allá, eso es bonito porque hay bastante artesanía, entonces yo quería como aprender pa´ trabajar en eso pero no, no pude porque allá no había quien me diera trabajo, allá en Usiacurí duramos como un mes; al mes nos dijeron porque no se van pa´ Galapa; llegamos aquí y nos dejaron en Tres de Mayo.” Abuela, 57 años; Nieta, 16 años; desarraigadas del Municipio de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 2004. Catalogación No: 022G

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Una vez se logra establecer un primer lugar de llegada comienza la búsqueda de un espacio en donde vivir, independiente de las ayudas que puede brindar el vecino, las amistades, la familia. Esta primera llegada empieza a definir la forma como se asumen los procesos de reterritorialización. Son territorios escogidos rápidamente, se llega involuntariamente y a zonas en donde la pobreza es absoluta y en donde pueden ubicarse sin ser sacados a la fuerza. “Cuando llegamos a Villa Esperanza era como mejor, porque eso era una invasión, pero cuando ya nos cambiamos para acá sí, todo para mí es extraño, yo creí que aquí yo no me iba a hallá, no me hallaba, estaba como una persona que… es decirle hasta desorientada porque a veces las cosas se me olvidaban… ¡ay no! Yo vivía muy estresada.” Mujer, 52 años, desarraigada de Carmen de Bolívar, Departamento de Bolívar en el 1998 Catalogación No. 001J

La reterritorialización en este primer momento es un proceso obligado, generado por factores externos que exigieron abandonar la tierra, el entorno es extraño, no se desea el nuevo territorio, comienza el proceso de una obligada reterritorialización en condiciones de pobreza absoluta y en la gran mayoría de casos, trastornos psicosociales. Habitar como lo define el diccionario de la Academia de la Lengua Española, es el vivir, el morar. Frente a esta definición tendríamos varias opciones de análisis, una podría ser trabajar en strictu sensu las palabras y entender que la persona en situación de desarraigo está viva y por lo tanto habita en el nuevo lugar y es moradora entendiendo que está en un lugar determinado, no importando si es suyo o no, si es su deseo o no; en este sentido podríamos decir que una persona que ha sido obligada a salir de un territorio y llega a otro, inmediatamente comienza a habitar este nuevo espacio. O podríamos comenzar a profundizar en lo que significa el vivir y el morar para las personas en situación de desarraigo, ¿podríamos llamar habitar a ésta no deseada situación? La palabra territorio es la variable obligada cuando hablamos de desplazamiento; es el territorio la razón por la cual la gente es forzada a salir; es la búsqueda del nuevo nicho, es el lugar para guarecerse, es el requerimiento principal cuando se opina sobre las justas medidas de reparación a las que debe acceder la población en situación de desarraigo.

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“El desplazado sólo existe como tal para el Estado desde 1995, antes se le consideraba invisible a la luz de la política de migraciones por razones económicas, del gobierno de Virgilio Barco Vargas (1986 -1990), o se le asimilaba a los damnificados por desastres naturales, en el gobierno de Cesar Gaviria Trujillo (1990-1994). En 1997 se expide la Ley 387, la cual establece que: ´Es desplazado toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional, abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertad personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas, con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas a los derechos humanos, infracciones al derecho internacional humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el orden público”. (Bello, 2003: 19) Veamos cómo define el diccionario de la Real Academia de la Lengua las palabras desplazado/a y desarraigado/a. Para el diccionario de la Real Academia Española “Desplazado, da: p.p. de desplazar / 2. Dicho de una persona, inadaptado, que no se ajusta al ambiente o a las circunstancias U.t.c.s (Real Academia Española, 1992: 514) Desarraigar (De de y arraigar). Tr. Arrancar de raíz un árbol o una planta. U. t. c. prnl. 2. Extinguir, extirpar enteramente una pasión, una costumbre o un vicio. U. t. c. prnl. 3. Apartar del todo a alguien de su opinión. 4. Echar, desterrar a alguien de donde vive o tiene su domicilio. U. t. c. prnl. Desarraigo. Acción y efecto de desarraigar o desarraigarse.” (Real Academia Española, 1992: 515)

En el diccionario de María Moliner, las definiciones son casi similares: “Desplazado, -a1. Participio adjetivo de desplazar[se]. 2. (Estar, encontrarse, quedarse). No adaptado al sitio o ambiente en que está: Se encuentra desplazado entre personas tan importantes. *Inadaptado”. (Moliner, 1998: 963) “Desarraigado, -a. Participio de desarraigar[se]. Se aplica al que no tiene lazos afectivos, intereses, etc., que le ligan al sitio en que vive. Desarraigar (de des y arraigar). 1. (de) tr. Arrancar una planta con su *raíz. 2. Separar a alguien del sitio donde vive o donde tiene su familia, amigos, etc., *Patria. (de) prnl. Apartarse alguien de la patria o sitio en que tiene su familia, afectos, intereses, etc.. 3. Suprimir o quitar completamente un vicio, costumbre, pasión o sentimiento. Arrancar, *extirpar.” (Moliner, 1998: 963)

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Estas definiciones pueden ofrecer una guía sobre el significado de nombrar, de asignar un nombre; desplazado/a conduce a entenderlo según estos diccionarios como un acto que podría leerse como realizado por decisión propia: no se adaptó, no se ajustó al lugar donde se encontraba y se marchó. La palabra desarraigo tiene connotaciones que se ajustan a lo planteado por las personas participantes en este estudio; es constante la frase “me sacaron de la tierra”, que expresa de manera clara y precisa la sensación de arrancar algo desde su raíz. Cada vez que en las entrevistas a profundidad se preguntaba a las personas sobre la expresión con la cual se identificaban más entre desplazado, desarraigado o víctima, la palabra desarraigado era la mayor aceptación, las manos de las personas hacían la señal de arrancar una mata desde lo más profundo, de desenterrar algo a la fuerza. Para nuestros análisis, es el desarraigo la palabra que permite teórica y simbólicamente entender los procesos de desterritorializaciòn y reterritorialización. “Desarraigado, porque de verdad ellos son como cuando tú arrancas una yuca, o sea tú la arrancaste, la yuca no te pidió que la arrancaras, tú la arrancaste. Entonces es como desarrancarte de algo que es tu vida, tus cosas.” Mujer, 32 años, entrevistada que pertenece a la población de acogida. Catalogación No. 008G

Los cambios de territorio darán a las personas en situación de desarraigo otras maneras de habitar el entorno, son nuevos los paisajes, son diferentes los espacios, son otras las vecindades. Habitar, entendiendo el sentido de edificar el lugar, morar un espacio. Es la unión del verbo ser- estar, yo soy – yo habito. El acto de habitar es el que le da sentido al ser. El habitar un lugar es encontrase a sí mismo, es “un salir al encuentro de lo que se es, es por medio del acto de habitar en el que se realiza el ser y que se determina como una forma de actuar en el espacio” (Serrano, 2007: 23-24). Por lo tanto es por medio del habitar que la persona se vuelve habitante, yo soy – yo habito, yo estoy – yo soy. La manera como se vive el espacio, es el yo, la unión entre el yo hago y yo soy es la forma de demostración de cómo habito. La concepción de los rasgos característicos del propio ser, son las formaciones de un mundo material que se traduce en los símbolos cotidianos que dan cuenta de la forma de fusionarse con un medio. El trabajar con personas en situación de desarraigo plantea la necesidad de comprender la manera como habitan, como viven el entorno, los rezagos que se traen en el cuerpo y en el alma, es a partir de sentimientos y emociones, de saberes y sabores como se construyen los espacios, se vive un determinado

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entorno y se reconstruyen las personalidades. Por lo tanto entendemos el acto de habitar como la conjunción del ser y el estar en un lugar no solo físico sino que es a la vez un espacio simbólico donde se refleja su reconocimiento tanto individual, como colectivo. El habitar, nos muestra un entorno, un espacio que modifica a la persona y modifica al mismo entorno. “De esta manera, los “referentes espaciales son para la identidad colectiva el equivalente del cuerpo para la identidad individual” (Di Meo, 2007:5). Los lugares tienen sentido no por ellos mismos sino porque son depositarios de vivencias y recuerdos personales, es decir, por el significado que construyen las personas que lo habitan.” (Osorio, 20074) La persona en situación de desarraigo llega y habita un entorno físico, social, individual, que tiene a su vez una historia y carga una espacialidad que se transforma con su llegada, se construyen nuevos actos de habitar. Acto de habitar: “la capacidad humana de construir un lugar físico y simbólico, en relación con los recursos materiales o técnicos. Es el sistema en el que un sujeto o una comunidad se realizan, define vínculos de identidad cultural cuyas características y esferas de acción, involucran la participación de los componentes que lo caracterizan.”(Serrano, 2007: 11) La Búsqueda …

Fragmento de Historia de vida. Mujer, 67 años, hombre, 69 años, desarraigados de Tiquisio, Departamento de Bolívar en 1999.8

El: Yo soy de Magangué, Magangué Bolívar. Ella: Yo soy sucreña, yo soy de Majagual, Sucre; lo que pasa es que cuando las personas se van a encontrar el uno de una parte y el otro del otro, vea, y ese señor de pronto se tropezó conmigo y yo con él, tenemos un poco de años, ya vamos pa´ cuarenta y seis años viviendo. El: Allá en el sur de Bolívar, no le digo que yo me gustó siempre andar en la vida hasta que me encontré con ella y ya dejé de caminar, dejé de ser caminante, ahí fue que me estacioné entonces en el sur de Bolívar, en el pueblo de Tiquisio, ahí fue donde ya me quedé ahí hasta que me

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desplazaron. Me gusté el pueblo, había donde trabajar, y ahí comencé a trabajar, cuando yo llegue por allá había tierras libres, entonces me metí al monte. Eso para allá no tenia dueño, eran montañas, montañas vírgenes, no tenían dueño. Ella: Para que entienda mejor eso era un solar así solo, no tenía dueño y entonces uno va al monte mocha el monte y hace su finquita ahí en las montañas, pero eso es inmenso. Él: Eso era inmenso, esa cordillera que tenía el cerro de San Lucas todo eso eran montañas libres, no tenía dueño, el dueño era el hacha y el machete, entonces yo me metí a desmontañar, y esas tierras son del que las vaya desmontañando, eso es sin que nadie reclame nada, eso es de la Nación, pero entonces como estaban vírgenes sin trabajar allá en las montañas, había madera en cantidad; entonces me metí a desmontañar, entonces después cuando como quien dice tiene civilizadas las tierras, ya le sacan los títulos, la escritura y les da nombre de quien las desmontañó y así es que comienzan las cosas, entonces ahí uno que desmontañó y se metieron otros, y eso se fue metiendo la gente hasta que eso se pobló, se pobló y eso era finca por todas partes, ahí adquirí yo la finca mía. En el campo, me dediqué al campo y estando trabajando en el campo de pronto descubrimos algo en las tierras, en las tierras esas que yo tenía, y en ajena la de los vecinos; es pura mina de oro, pura mina de oro, entonces se descubrieron las minas de oro y entonces me dediqué, ella en el pueblo atendiendo los animales; porque yo tenía casa en el pueblo y tenia finca ahí cerquita, la finca estaba ahí a diez minutos de la casa, ahí al otro lado, allá había un río, una quebrada grande, al otro lado de la quebrada quedaba eso. Ahí llegó una gente por ahí y empezaron con la pala a catea`, cateando la tierra esa para ver si encontraba y eso se regó, en la tierra que yo trabajaba, las tierras que yo tenía también, también había mina, y eso se formó toda la gente de Colombia a trabaja` en esa montaña; hicieron, se formalizaron cuatro poblaciones de pura gente, había gente hasta del mismo Bogotá a la bulla del oro; y adquirí una fuente de minas, yo tenía mi fuente de minas, yo me sacaba semanalmente hasta quince castellanos de oro. El castellano de oro te voy a decir, el castellano de oro vienen siendo cinco gramos, el gramo tiene mil milésimas, o sea el gramo contiene mil milésimas, entonces el castellano son cinco gramos.

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Ella: En su casa del pueblo, en su casa puede tener todo lo que quiera, nosotros teníamos una cantidad de animales en la finca, tenía pavo, tenía pato, gallina, en la casa del pueblo todo eso dejamos, dos casas dejamos oyó y nosotros ahí en el patio como eso era grande, veinticinco metros así, y teníamos siempre marranos, que no los teníamos en la finca porque jalaban después las matas que uno tenía sembrao y ¿que pasó?, que uno con esos animales se distraía, los sacaba a come, los sacaba un rato pa´ que fueran pa´ allá para el campo, luego los cogía otra vez y los encerraba, estaba pendiente, eran la comida; por lo menos allá usted sale pa´ allá, pa´ acá y no tiene pensamiento que nadie la va a atracar, que nadie le iba a hacer, pero eso era antes cuando nosotros vivíamos, ahora no porque ahora todo se ha puesto malo, a nosotros nos desocuparon, nos dejaron sin gallinas, sin ganado, sin puercos, sin nada. Adelante estaba la gente esa dándole por un costado pa´ llévaselos pa´ cómeselos y uno sin pode` habla` porque, usted sabe que es viví así, eso no es tranquilidad. El: Cuando se metieron los paracos fue que hicieron eso. Ella: La guerrilla veía a los niños colegiales y averiguaban si se querían ir con ellos, nosotros tuvimos que echa los hijos pa´ afuera. Primero si la vida fue bonita pa´ nosotros, estábamos produciendo nosotros con trabajo. El: Produciendo ganado, produciendo cerdo, produciendo gallinas, produciendo hijos…[Risas]… Yo tenía casa en el campo, en la finca y tenía casa acá en el pueblo donde vivía ella con los pelados porque nosotros cuando comenzamos a tener hijo nos fuimos para el pueblo para pódelos educar; vivíamos en el pueblo. Ella: Y teníamos para educar los hijos, teníamos, él trabajaba en sus minas y yo me quedaba en los cultivos y él mandaba plata para los trabajadores, yo me combatía con eso, yo trabajaba cuando estaba allá la enfermería oyó, porque yo atendía a todas esas mujeres que salían del campo, para atenderlas de parto, yo todo eso lo atendía. Si, y cuantas cosas no hacía yo con mi plata que me ganaba; pa´ que después esa gente todo eso lo interrumpió, si uno tenía una vaca tenía que dale, si tenía dos vacas una a ellos y la otra pa´ uno, donde uno le había costado tanto trabajo compra` esa vaca, ah. Y así empezaron ellos a molestar, ya los últimos años los vivió uno de agonías. El: La guerrilla le quitaba un animal a uno. Ella: Un animal, después venían los paracos. El: Después venían los paracos, -Usted le dio un animal, una vaca a la guerrilla, nosotros también tenemos derecho y se llevaban la otra. Ella: Ya uno pa´l pueblo no tiene tranquilidad, no tiene, antes si; nosotros

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vivíamos digamos en el paraíso, los hijos estaban estudiando porque teníamos fácil, teníamos fácil con lo que él ganaba, lo que ganaba yo, lo que producía los cultivos, lo que nosotros producíamos era lo que teníamos para educar los hijos, ah!, los mandamos a estudiar a Cartagena aparte, se graduaron en Cartagena, o se vinieron a estudiar aquí, usté sabe que cuando ya terminan el estudio los cogen pa´ paga el servicio, nos cogieron uno de los tres pa´ paga el servicio, se fue a presta el servicio, ya no podía ir más allá porque estaba en la policía. Los hijos de nosotros todos se educaron, todos se graduaron, todos estudiaron en universidad, tuvieron buenos estudios, ah, ya la última que se nos casó el año pasado, esa ya fue apuradito pero siempre estudio, siempre ahí con ayuda del uno del otro, de los hermanos pues, los mayores nos ayudaron a nosotros y ya. Pero ante uno estudiaba poquito y en un momentico uno ascendía, yo atendí tantos niños y niñas en mi curso que yo hice de enfermería, yo nunca perdí un niño ni una niña, oyó; y mujeres que me traían graves con los niños graves con los niños que no podían alumbra y yo sabía trabajar. Cuando ya él trabajaba en la policía ya principiaron a molestarnos a nosotros, a molestarnos, a molesta, a quítanos las cosas, ya principiaron y nosotros con miedo y ánimo ya fuimos desplazándonos por los pelaos, usted sabe que al pelado es el que más miedo le da a uno; entonces nosotros empezamos a desplaza a los niños pa´ acá pa´ fuera, a la ciudad, a desplázalos, a estudiar. A nosotros nos vinieron a avisar porque nos iban a coger de noche para llevarnos para el monte, quién sabe para dónde; nosotros salimos a la una de la madruga, todavía tengo recuerdo de eso, entonces nos desplazamos sin sacar nada, salimos sin nada, se dejó todo a la intemperie, no sacamos nada, un bolsito donde trajimos la ropa, no sacamos más nada, no salimos sino manos abajo; yo lo que hice fue asegura mis prendecitas, ahí fue donde cada uno cogió su parte, que no se sabe, porque nosotros fue llega aquí y a los pocos años de llega aquí le dieron dos tiros al hijo de nosotros. Yo mis hijos los tuve sola, mi mamá me le cortaba la tripa del ombligo no dejaba que yo misma lo cortara pero yo me atendía yo misma todos mis partos, yo sabía mi hora ya y me iba haciendo mi tacto, mi tacto y sabía los

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a cerré la casa y me vine, todavía es la hora y está la casa abandonada o no pude traer nad - yo deje seis héc traje nada, y tares sembradas - tenía pavos, tenía pat

minutos y todo lo que iba a necesita y cogí practica bastante; yo cogía y me traía una mujer de parto y desespera con dolor y yo le hacía su tacto y le decía: -No eso no va a alumbrar todavía, entre hora y media o dos horas ya es que va a alumbrar y podía escribir también; aquí en la ciudad me insistieron personas que ya me conocieron, me recomendaron pero ya yo pa la edad mía ya yo no puedo trabajar. La vida de nosotros allá fue fácil, fue fácil pero aquí en la ciudad para nosotros no es fácil, ¿sabe por qué? ya yo tengo una edad, ya yo tengo también sesenta y seis años, ya ahora el catorce cumplo sesenta y siete años, ya yo soy una mujer que en ninguna parte me dan trabajo porque ya de esta edad uno no encuentra trabajo; entonces para esta edad ya yo allá estaba era como que recibiendo un auxilio de mi trabajo. Aquí el señor se consiguió ese negocio busca pleitos, porque eso es buscar pleitos cuando uno no le fía a la gente lo cogen y lo intratan, lo insultan; ahí a mí una vez cuando estábamos en la esquina que teníamos más que vende allá, un día que él se fue hace compra me cogieron y me acorralaron un poco de mujeres pa´ línchame, hasta ganas de levántame a piedra, yo dije bueno y esto que es, aquí la gente cuando no quiere paga levanta a uno a golpe, lo levanta a palo, a piedra pa´ que se valla. Él: Llegamos acá en el noventa y nueve. Ya esto estaba así, así todo desordenado. Las calles estaban un poquito más peor, porque ya ahora usted puede caminar porque le han echado escombro, ante había fango, ya pavimentaron la loma esa porque eso no tenia pavimento; ya se ha civilizado mas el barrio, a esta calle aquí le han echado escombro de cemento. Ella: Esto es de un yerno, del esposo de una hija que nos han dado posada aquí, nosotros primero vivíamos en una casa alquilada pero a la hora que murió el hijo nos vinimos para acá. Él: Tenemos una tiendecita. Aquí estamos trabajando para la papa, es lo único que podemos hacer nosotros.. Ella: Aquí nosotros lo que hacemos es que le pagamos los servicios porque a ella también los ayudamos un poquito porque el esposo de ella también tuvo un accidente que por eso casi que se muere y de eso ha quedado él también todo sufriendo y de ahí nos hemos quedado nosotros aquí, nosotros pagamos los servicios para que ellos vayan ayudándose. El: Bueno esa ha sido la vida de nosotros. Allá no teníamos una casa, teníamos dos pegadas, teníamos una que tenía quince metros, la otra más mediana tenía diez, o sea eran veinticinco metros de casa, la pequeña la

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teníamos para vivirla nosotros, la más grande la tenía ella con una semiclínica donde ella tenía bastantes camas y cuartos; donde estaban las mujeres que ella atendía del campo, venían a alumbra al consultorio. Teníamos sembrado de toda clase de cultivo; coco, naranja, guayaba agria, guayaba dulce, en ese patio; todo eso quedo allá. Ella: De la casa del pueblo salen como siete de esta. Todo eso quedó abandonado, la casa está ahí pero eso no lo compra nadie. Mi casa tenía un jardín en el patio, todo el que entraba tenía que ver con él, donde nosotros reposábamos eran unas matas de rosas, esa brisa la sentía uno agradable, uno allá vive con el aire libre, las montañas, todo eso lo purifica a uno. Él: Para mí, la palabra desplazado es una pared, es un muro de contención, un muro que tiene a la persona aguantada, se siente como humillado, que a veces se siente que lo mira por debajo de la manga; ese es el desplazado. Si yo soy desplazado porque me desplacé de allá de donde yo tenía mis bienes, donde vivía, pero por lo demás no porque me da rabia estar pidiendo, yo no estoy acostumbrado a rendirle homenaje, pleitesía a nadie, eso me da rabia porque yo tenía de que vivir. Ella: La verdad es que es duro, uno dejar lo que tiene para llegar como nosotros llegamos aquí, que nosotros teníamos que dormí toditos tirados ahí en el piso y ahí poquito a poco haciendo rifa las peladas que estaban en la casa, estaban paridas, haciendo pasteles, a donde uno no estaba acostumbrado, vendía sopa. Pero ya no soy la misma. Uno tiene que sacar fuerzas de donde no las tiene, ponerle la cara a la mala situación primero. Yo le voy a decir, mi esposo dice:- claro que el hombre demuestra más valor que una mujer, pero yo he tenido fuerza para sufrir todo esto, este sufrimiento ha sido grande vea, el asunto que me tocó a mí con mi hijo fue difícil. Me ha tocado hacer de todo, yo allá en mi casa hacia sopa pero las del hogar y aquí me ha tocado hace sopa pero pa´ véndele a la gente, aquí hicimos rifas, como yo traje mis prendas del pueblo y el era minero, yo tenía cadenas, anillos, pulseras de oro y como aquí en la ciudad no se puede usar eso, con la gravedad del hijo mío como nosotros no teníamos de donde, yo vendí y empeñe. Aquí he hecho bollo, me puse a hace galleta, las ponía en las tiendas, hacia sopa, vendía frito, sacamos este enfriador azul y yo le metía chicha, le metía boli; lo único que yo no te he hecho aquí digamos es de vender en la calle.

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Yo he pasado bastante trabajo aquí, yo no como huevo purina, yo no como pollo purina, no me gusta entonces aquí más me bandeo es como con el pescado, los granos, la carne muy poco, porque para allá la carne que compra uno tiene como sabor natural. Yo me levanto a las cinco de la mañana, me pongo a compone la cocina, a arregla los chismes, a limpia, barro, recojo la basura, ya voy poniendo el desayuno, hago el desayuno, le hago café de leche a él, después me pongo a ayudarle, hago la limpieza, me pongo a vende ahí para que el salga a hacer las compras y yo me quede aquí, cuando el trae la compra, si tiene una entrevista o un curso el se va para su curso y yo me quedo aquí y así, al medio día se hace el almuerzo. El, mi esposo, sino tiene viaje para ninguna parte a busca nada se levanta a las seis, si tiene viaje se levanta temprano para bañase, cambiase e irse para alguna parte y en el día pasa aquí, si yo me voy a lavar el queda aquí cuidando, despachando, atendiendo, sino se acuerda de los precios me pregunta yo le digo y a veces me pongo a distráeme con matas de flores. La vida mía aquí en este barrio ha sido como oprimía, no me siento en agrado porque después de esta viviendo bien, al llegar aquí comíamos amontonaos, estamos amontonaos.

El barrio, en este sentido, es un espacio físico, simbólico, ideológico que se convierte en el referente de las diversas identidades que habitan, fusión de hábitus personales y formas diferentes de vivir la comunidad; el sector se convierte en un referente de identidades sociales. Encontraremos en el barrio una mezcla de costumbres en donde se entrelazan las “normas” cotidianas de una ciudad, las formas de vestir, la manera de comer, la forma de hablar, con culturas que replican las costumbres, las creencias, los valores traídos de sus lugares de origen. “El cambio fue total de la forma que teníamos allá, la forma de vida era diferente, la ropa. Uno tiene un cambio total el calzado, la ropa, el dinero, un cambio total.”

Mujer, 50 años, desarraigada de Rioviejo, Departamento de Bolívar. Catalogación No. 020J

“Y comer lo que nunca había comido. Una cuñada mía nos mandó eso que llaman gordana y nosotros botamos eso y a nosotros después nos tocó comer eso porque ya no había que comer. Ese guineo uno se lo come maduro, no se lo come verde. La primer vez que me lo comí dure 4 días con agrieras; acá la carne

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es distinta el sabor del cerdo es distinto, acá se alimentan distinto, nosotros no comíamos huevos purina, pura gallina criolla”

Hombre, 52 años, desarraigado del Sur de Bolivar. Catalogación No. 020J

Habitar en una ciudad, ser ciudadano, ser ciudadana es una construcción histórica y cultural; el barrio se habita desde una definición propia, desde una relación que identifica; la ciudad diferencia, se és ciudadana campesina o migrante o indígena, se llega a un espacio determinado que obliga a tener una cédula que logre poner una identificación que hace sentir una vinculación con un gran territorio desconocido, pero a pesar de estas reglas que homogenizan se sabe del status de diferencia en que coloca la misma ciudad a esa nueva persona desarraigada. En este caso, la diferencia discrimina, estigmatiza, reproduce estereotipos; es una diferencia que no enaltece la dimensión humana, es una marca. De allí la necesidad de crear condiciones para asignar valor a esas diferencias, llenándolas de sentido desde el saber que se descubre desde quienes portan en sus cuerpos tales diferencias, y al recrearlo con su recuerdo y su palabra, crean nuevos significados y confieren nuevos sentidos; es decir construyen valor ético. La ciudad, el barrio y las maneras como éstos se habitan son conceptos imprescindibles en la definición de territorio y en la comprensión de su sentido. El territorio se convierte así en una característica necesaria para entender la identidad. Son espacios que al cambiarse modifican la forma como se recuerda, como se vive, como se sueña y lo que se sueña. El espacio se hace más pequeño o más grande de acuerdo con las maneras particulares de habitar, de morar en él. Así el territorio se entiende como un nuevo escenario para representar la ciudadanía, es el espacio el que contribuye en la reconstrucción de conceptos identitarios. El territorio, es siempre, un espacio en disputa en una arena en donde se teje lo particular con lo colectivo, lo económico con lo social, donde lo cultural y simbólico comienzan a transformarse. Un espacio compartido debe generar dinámicas de apropiación, de convivencia, códigos que inducen formas para habitar en comunidad. La llegada de las personas desarraigadas hace que este espacio adquiera nuevas dinámicas. Es “un espacio que adquiere significado social y cultural, con un sentido de exclusividad positiva (los incluidos) para los grupos humanos que le son propios, o sea, los hijos de la tierra, y con un sentido de exclusividad negativa (los excluidos) para quienes se ubican en el afuera, o sea los extraños o extranjero”. (Henao, 2004: 160) Las personas que se encuentran en el lugar, sean dueñas, arrendatarias o

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poseedoras de un terreno, pero no desplazadas presentan esta exclusividad positiva que hace que no se tengan estereotipos frente a ellos, en cuanto a que su procedencia no se cuestiona. “El señor que me llevó a recoger la madera cuando me preguntó de dónde venía le dije que de San Juan Nepomuceno pero no le dije que era desplazada porque a uno eso no le da confianza” Mujer, 57 años, desarraigada de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar . Catalogación No. 022G

“Bueno al principio cuando llegue aquí todo el mundo me decía, ahí niña pobrecitos ellos son desplazados y para mí eso es duro porque yo nunca había vivió de la caridad de las demás personas, ni había vivió que yo era desplazada ni nada, porque yo siempre había tenido” Mujer, 32 años, desarraigada de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar Catalogación No. 021J

En contraste con los temores que pueden presentar las personas que llegan a un territorio que se sabe ajeno, se presenta en las personas desarraigadas una exclusividad negativa que hace que desde la llegada se oculten las razones del por qué de la llegada, se sienta vergüenza de un pasado y se rechace ese presente que se sabe, transforma el entorno. “Al comienzo me daba como pena y dolor, guayabo, como nunca me había pasado eso” Mujer, 52 años, desarraigada de Carmen de Bolívar Departamento de Bolívar Catalogación No. 001J

“Al desplazamiento, le han dado un matiz de mala fama, de degradación social, digámoslo bien como si fuera ratero, un delincuente, un antisocial, ya, más bien prácticamente, les da pena decir que son desplaza´os porque lo van a enajenar por allá porque lo van a tene´ como tal” Hombre, 76 años, desarraigado de Zambrano, Bolívar Departamento de Bolívar Catalogación No. 001J

“Me siento poca cosa; porque ser desplazado no es bueno, no es fácil. No es bueno porque siempre que va a una parte o vaya a viajar o que tenga que ir a otra parte que no sé a viajar, uno siempre va con un temor. Un temor que de pronto lo cojan por ahí le tapen la boca, lo vuelvan a llevar pues o lo secuestren o le pase algo; o que vayan a atracar a uno, o sea siempre ando con ese temor en la calle. Casi que no salgo. Antes salía, ya no. Da miedo en el sentido de que ajá me vayan a matar, o sea cosas así. Siempre tengo ese temor” Mujer, 35 años, desarraigada de Las Palmas Departamendo de la Guajira Catalogación No. 009G

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Por esto, al analizar los procesos de reterritorialización de este grupo de población desarraigada en el departamento del Atlántico es necesario estudiar esas nuevas formas de asumir el territorio, territorialidades emergentes en los diferentes escenarios que se configuran en los espacios recientemente habitados. Es el territorio el tema en disputa desde el momento mismo que hablamos de expulsión, movilidad, término usado en la primera mitad del siglo XX, o desplazados para los años noventa. En este estudio, en el momento en que se preguntaba a las personas sobre procesos de desarraigo, su narración giraba en torno a la tierra, tierra no propia en la mayoría de sus casos, pero si habitada desde mucho años atrás, tierra trabajada. Los fenómenos que se viven con la reterritorialización suponen particularidades que traspasan las colectividades, son divisiones espaciales que si bien se unen en características socioeconómicas similares entre los pobladores de un determinado lugar, se diferencian, en lo cultural, en la historia que se trae consigo, en la forma como se ha vivido el habitar. Estas territorialidades, redefinen los espacios físicos, comienzan a delimitar nuevos espacios.

El Espacio Propio Una vez pasan los primeros días de llegada, se comienza la búsqueda de un lugar dónde vivir y se inicia el aprendizaje de las nuevas herramientas que se necesitan para lograr esa necesaria ayuda a la que no se estaba habituado. “Nosotros allá no teníamos nada eso, no tenía carné ni registro. Nosotros estábamos pendientes de los animales pero no teníamos nada de papeles. Hasta ahora que yo los registré aquí, yo saqué mi cédula acá, yo no había sacado cédula, allá no necesitaba nada como acá, mi hijo se enfermaba y yo cogía en un momentico y lo llevaba donde el médico y se le pagaba y ya. Allá no necesitaba eso, para nada, teníamos maneras de cómo sacar los hijos adelante. Yo allá no necesitaba la ayuda de nadie. Yo tenía todo, que si el niño tenía dolor de cabeza, el papá de mis hijos me ensillaba la yegua y yo me lo montaba al canto y me iba al pueblo, a mi médico”. Mujer, 33 años, desarraigada del Municipio de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 2008. Catalogación No. 021J

Las transformaciones de la vida que se viven con el desarraigo, se ilustran en el

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fragmento anterior, mostrándonos como el nuevo espacio obliga a aprender lógicas completamente diferentes a las vividas en el campo; lógicas que obligan, por ejemplo, a tener y a portar siempre un documento que los identifique y que antes no tenían, o que perdieron en el evento mismo del desarraigo. En los casos de las personas entrevistadas, ninguna había terminado su formación escolar. Habían aprendido a leer y a escribir lo necesario para las labores requeridas en el campo. Se sabe sumar y se sabe leer, pero el enfrentarse a nuevos códigos de relación hace que la gente, desde el primer momento, se sienta no perteneciente a un espacio cuyas lógicas requieren de un proceso de larga duración para comprenderlas, como es el caso de aprender a leer y a escribir. Para acceder a un mercado, a una casa, a la salud, a un arriendo, a cualquier cosa. Son diversas las acciones que se toman inmediatamente después de la llegada al territorio actual. Otro fragmento de la misma mujer, amplía las posibilidades de este análisis. “Yo soy de San Juan Nepomuceno, San Cayetano Bolívar, y mis tierras se encuentran en Casinguí, es la vereda. Eso fue lo que hicimos, unas tierras que nos vendieron e hicimos las parcelas y le pusimos Casinguí y entonces yo le dije a ella (la entrevistada estaba hablando sobre el momento en que hizo su declaración de desplazada), ella me dijo tu eres desplazada y le dije sí, yo tengo el código y ella me dijo y tienes la declaración y yo le dije no, entonces yo declaré pero aquí me la recibió una señora y le puso: San Juan de Nepomuceno, San Cayetano, Bolívar y Casinguí y eso me enredó la declaración, porque ella no supo poner entonces ahora que yo fui a la UAO (Unidad de Atención y Orientación a la población desplazada) ellos mandaron un papel para que yo aprobara eso.” Mujer, 33 años, desarraigada del Municipio de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 2008.

Este fragmento permite explicar cómo, durante la entrevista, cuya duración fue de tres horas aproximadamente, en repetidas ocasiones la entrevistada explicaba los nombres del lugar donde vivía, hasta un momento en que hubo que detenerse y pedirle que dijera claramente cuál era la vereda, el municipio y el departamento en que vivía; sólo hasta ese momento logró entender, el lugar de cada nombre en la división político administrativa del país. Esto para decir que en un espacio en donde hay miles de personas haciendo filas para tomar la declaración de desplazamiento que le permitirá hacer parte de las listas de ayudas estatales para la población en situación de desplazamiento, la mujer que recibe la declaración no dispone del tiempo para entender lógicas particulares de explicación de un entorno, y la persona que concurre a declarar, tampoco dispone de las condiciones para comprender el significado de las nuevas palabras y las nuevas gramáticas en las cuales está inmersa. Ésta es una mujer campesina cuyas

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lógicas no están inmersas en la vida de una ciudad9. Después de dos idas y venidas para dar la declaración, la mujer opta por no declarar y esperar “si en algún momento” ese malentendido se puede solucionar. Conclusión: no ha recibido ninguna ayuda de atención de emergencia, ni de acceso a los beneficios a los que tiene derecho por ser población en situación de desplazamiento.

¿Dónde Vivo? Puede ser que se corra con suerte e inmediatamente después de haber llegado, la Alcaldía le informe acerca de las ayudas que por ley debe recibir la población en situación de desplazamiento y se logre una ubicación en un lugar designado para ellos. O puede ser que un familiar les indique un terreno en donde se está haciendo una invasión. Lo cierto es que al momento de llegar, la persona debe enfrentarse ante la pregunta ¿en dónde vivir? “El mismo día que llegué nos dijeron, las personas que vienen de la violencia que por favor vayan a la Alcaldía que están haciendo un aval y yo fui y él fue el que me colaboró, el Alcalde, por qué yo estaba pasando trabajos”. Mujer, 39 años, desarraigada de Media Luna, Departamento del Magdalena en el año 2000. Catalogación No. 019J

Las condiciones que se ofrecen para ese nuevo habitante no son muchas, no hay dinero o se tiene muy poco; y se sabe que las ayudas en un inicio son todas, pero cuando la obligatoriedad es quedarse, es necesario de inmediato comenzar la búsqueda de los espacios. El Espacio Desconocido

Fragmento de Historia de vida. Mujer, 43 años, desarraigada de vereda cercana al Carmen de Bolívar en el año 2000.10

Tengo 43 años, nací en Carmen de Bolívar en 1966. Hubo una época, cuando joven que yo me rebeldicé y me llamaba mucho la atención los grupos al margen de la ley y estuve casi a punto de entrar a un grupo de esos. En los ELN, sí. Tuve mi entrenamiento y todas esas cosas, estuve ya a punto, hubo una época en que, por lo menos, ya nos enseñaron a hacer

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cosas y me retiré fue porque se cogieron unos buses y lo quemaron y mataron a un compañero y entonces yo dije que no iba a morir pendejamente. Ahí uno, en realidad, empieza a conocer la realidad del país. Uno empieza a leer libros y cosas y como le explican a uno es la realidad del país, el conflicto. Son cosas que uno veía anteriormente chéveres y como esos grupos anteriormente tenían era un lema distinto, unas cosas distintas a las que hay hoy en día. Me volví para el pueblo y empecé a terminar mi bachillerato, llegué hasta el tercero de bachillerato y… No voy a estudiar más nada, porque la situación económica de mi mamá no le daba para ponernos a todos en los estudios. Pasaba muchas necesidades. Nosotros salíamos del colegio y teníamos que salí a vende que el bollo, que el pescao, que esto, que esto otro, entonce… Ya después de eso, entonce me enamoré. Tenía dieciocho años, diecinueve años cuando me enamoré. Duraron quince días los amores, nada más y fue catorce años casada. Quince días de amores y catorce años de casada, con la misma persona. Nos conocimos y nos metimos a vivir un 17 de Julio y me casé un 20 de Diciembre del mismo año, nojotro vivíamos en una finca. Y entonces a mí siempre me llamó la atención… No había escuela en ese tiempo ahí, entonce yo cogí e invente un colegito. Hice unas bancas, o sea poníamos unas horquetas ahí, unas tablas y nos ingeniamos pa´ hacer un tablero y monté mi colegito, me pagaban dos mil pesos por cada niño mensual. Y entonce ahí empecé, después salí embarazada de mi primera hija. Mi esposo sembraba en el campo, sembraba lo que era el tabaco, la yuca, el ñame, el maíz y esas cosas. Yo trabajaba en la escuelita. Las personas del pueblo le pidieron al Alcalde que me nombrara como profesora, entonce el municipio empezó a pagarme. Me acuerdo que el primer sueldo mío fueron veintisiete mil pesos que me pagó el municipio; cuando eso era lo que pagaban mensualmente a un profesor, era un buen sueldo; ese día me llevé a mi esposo, hice maravillas con esos veintisiete mil pesos. Ufff!, compramos de todo, compré ropa para él, para mí, y llevamos cosas pa’la vivienda y eso. Nojotros fuimos desplazados dos veces. El primer desplazamiento fue en el noventa y ocho. Eso era una vereda que formamos un pueblo. De ahí nos desplazaron; nos desplazamos ahí teníamos nuestras viviendas y todo eso, había luz, había todo. Se empezó a meter la guerrilla y las fuerzas militares, entonces siempre había enfrentamientos con ellos y después se metieron los paramilitares, asesinaron a dos jóvenes de catorce y quince años, quemaron las viviendas, nos dieron un plazo para que saliéramos y salimos.

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Los matan porque los están acusando de colaboradores de la guerrilla. Los queman con todo y vivienda y de ahí nos desplazamos hasta el casco urbano del Carmen. Del Carmen volvimos otra vez a retornar a la vereda, porque ya eso se había compuesto. Y nuevamente vienen las amenazas. Se meten los paramilitares, empiezan a coger a las personas pa’marralas y llevásela pa’desaparecela y entonces nuevamente nos desplazamos otra vez hacia el Carmen, con mi esposo, estaba vivo. Cuando a él lo asesinan es en el dos mil. En el dos mil nosotros estábamos viviendo ya en el Carmen pero teníamos la finca allá con animales. Entonces mi esposo lo que hacía era que se iba en las mañanas para allá a atender eso, la cosecha y eso y regresaba en la noche, en la tarde. Una vez lo cogieron los paramilitares, duraron con él tres días amarrado. Ellos decían que nojotro éramos colaboradores de la guerrilla, porque ellos llegaban a preguntar y nojotro decíamos que no sabíamos. Como nojotro vivíamos en una vía que cruzaba el uno y cruzaba el otro. Nojotro no podíamos deci que por aquí cruzaban. Cuando llegó el asesinato de él, el 6 de Febrero del dos mil, eso fue en la masacre de El Salado, ya nojotro estábamos sacando las cosas de nosotros porque nosotros pensamos vení a compra una casa acá en Barranquilla. Entonces él ya estaba vendiendo todo y entonce como el también negociaba, cuando sacaba la cosecha cogía y vendía pescado, llevaba pescado del Carmen a las veredas. En eso fue cuando empezó la masacre que él venía del pueblo. El segundo desplazamiento fue en el dos mil. Nosotros estábamos en el casco urbano del Carmen. Mi esposo sale el quince y me dice: - ¿Me cocinas? Me haces una viuda de pescado? Yo regreso a la tarde. Yo se la hice, el dieciséis como a las diez de la mañana se oyen decir los rumores: “No, que se metieron los paramilitares, van directo pal Salao, porque mataron unas personas”. “Y que en el primer carro”, el siempre salía en el primer carro que venía de allá para acá, yo me asusté y empecé a indagar; a las tres de la tarde un señor que se salvó de que lo asesinaran, él me confirmó: “No mira que tu marido lo asesinaron, iban como doscientos hombres, unos los degollaron”. Mi suegro decía que no, que su hijo no. El día siguiente, el diecisiete, nojotros nos vamos a sacarlo. Cuando ya vamos saliendo del Carmen así, está la Infantería de Marina con un puesto ahí, nos dicen que nojotros no podemos entrar, porque para allá no está sucediendo nada, nojotros discutimos ahí y al fin nos dimos la vuelta por otro lado y entramos a caminar y a caminar. Iba mi suegro, iban tres tíos de mi esposo y dos hermanos de él y otros familiares y otros familiares de otro muchacho.

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Que decían que también estaba muerto allá. La única mujer era yo. Entonce del Carmen a El Salado se tira uno una hora y pico, en carro. Y empezamos nosotros a caminar y a caminar, desde la seis de la mañana y llegamos donde estaba mi esposo, tipo doce del día. Seis horas caminando. En ese recorrido que íbamos haciendo, encontramos varias personas degolladas, mujeres apuñaladas. Cuando llegamos al sitio donde estaba mi esposo, había seis personas más con él y el grupo armado estaba a quince minutos de donde estaba mi esposo. Escondido, esperando que la guerrilla llegara a recoger muerto o a ver cualquiera cosa y como que fue un milagro de Dios, no nos sintieron ó nos quisieron dejar vivos. Nojotro recogimos a mi esposo y nos devolvimos. Encontramos un mulo ahí amarrado y lo cogimos y lo atravesamos en el mulo. Entonces volvió el recorrido de ahí hasta el pueblo. Ah!, cuando nojotros íbamos venía un señor con el hijo de él en una hamaca que lo habían degollao. La cabeza la traía mocha. Y entonces cuando veníamos de allá para acá, cuando llegamos al puesto donde estaba la Infantería de Marina, nos pusieron cebo, que nosotros éramos unos atrevidos, que no podíamos entrar hasta allá, que no nos iban a dejar enterrar a mi esposo porque no había ido la ley a hacer levantamiento de cadáver. Bueno, nos hicieron compañía y los llevamos al cementerio porque tampoco nos dejaban que lo lleváramos a la casa. En el cementerio le hicieron la necropsia a él. Cuando ya el doctor le hace la necropsia, nos los va a entregar, nos dice que le busquemos la ropa para cambiarlo, ellos nos dicen que no, que nos quitemos un momento porque necesitan tómale una foto. Nos lo visten de guerrillero. Le quitan la ropa que él tiene y nos lo visten de guerrillero. Cuando nosotros vamos ya a abrí el cajón pa´ cámbialo lo encontramos así. No, si el no estaba así. Que sí, el estaba así! No, el no estaba así, búsquenle la ropa! Bueno, lo último fue que nojotros cogimos una tijera y le quitamos esa ropa. Preferimos enterralo como lo mando Dios al mundo pero no se va con esa ropa. Y nosotros cogimos y se la rompimos y lo envolvimos en una sabana. Después del entierro, buscando y buscando, fue que le encontramos la ropa de él, la tenían escondida en unas bóvedas. Lo enterramos el mismo día, el diecisiete y entonce ahí fue onde empezó por lo menos la angustia porque ya después se acabó la masacre del Salado, se retiró la masacre del Salado, entonces se vino pal pueblo, empezaron a matar en el pueblo. En el Carmen andaba un carrito blanco, llegaba y mataban a la gente y se perdía. Ya al mes de enterrado mi esposo, empezaron las amenazas contra la familia de mi esposo. Los hermanos tuvieron que desplazarse por lo menos a otras ciudades. Después vinieron las amenazas contra mí, que sabían dónde estaba yo ubicada. A mi suegro

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lo han puesto tres veces preso, porque siempre dicen que él es colaborador de la guerrilla. Yo nunca he puesto denuncia. Cuando se muere el papá, la mayor tenía doce años, el otro tenía diez años y el otro tenía ocho años. El menor que yo tengo, que no es con él, sino con una relación nueva que yo me organicé, tiene cuatro años. Cuando nojotros nos desplazamos la situación económica si nos cambió mucho, porque lo que se ganaba allá en la finca, lo que se cosechaba él lo venía a vender al Carmen y no nos alcanzaba, porque teníamos que paga los servicios, que la luz, el agua, que en el Carmen no hay un alcantarillado sino que hay que compra el timbo de agua que vale doscientos pesos. Se iban cuatro mil pesos diarios en agua. Nos cambió mucho la situación. Si desayunábamos no almorzábamos, y si hacíamos almuerzo no cenábamos. Nos cambió la vida mucho, pero nos fuimos adaptando ahí y al paso nos fuimos adaptando y hasta que ya nos adaptamos. Yo me retiré de la escuela. Mi mamá se vino al año después de yo llegar, la casita actual la compramos entre mi mamá y yo. El barrio ha cambiado mucho en todos los sentidos porque anteriormente no habían los servicios, ahora tienen todos sus servicios, las vías las han arreglado. Anteriormente uno para salir de ahí a coger el bus, tenía que ponese unas botas de papel y una bolsa y amárraselas pa’ no ensuciase los pies de barro y salir, pero actualmente ha cambiado mucho. Pero antes no había tanta inseguridad como la hay ahora. Ahora mismo eso vive muy peligroso, cada día viven matando uno, dos, tres en el barrio. El año pasado salieron unos panfletos que decían que iban a asesinar a los viciosos, a los reinsertados, a los colaboradores de la guerrilla, hay mucha inseguridad, muchos rateros, muchas balaceras y esas cosas. Por lo memos yo me siento como que un poco insegura. Cualquiera cosa sospechosa yo lo que hago es cerrar mi reja, mi puerta y chupundum, pa´ mi cuarto. Yo tengo cuatro hijos pero a mi cargo tengo tres, que están distribuidos una hembra y tres varones. El otro, mi tercer hijo cuando sucedió lo del asesinato del papá, fue un niño que se inculcó en la mente de venganza, una sed es de venganza y es un niño muy agresivo. El decía que él tenía que crecer porque él tenía que saber quien había asesinado a su papá y eso y él se tenía que vengar; yo me sentía tan impotente, ante esa agresividad de él, que un hermano mío, que no tiene hijo me dijo: - ¿Me lo llevo?, lléveselo que de algo le va servir y a la vista si está que mi hijo ha

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a cerré la casa y me vine, todavía es la hora y está la casa abandonada o no pude traer nad - yo deje seis héc traje nada, y tares sembradas - tenía pavos, tenía pat

cambiado mucho, uuu ya esa agresivida él la ha cambiado. Vive en la Zona Bananera. Al principio fue como que empezar de nuevo porque no conocía la ciudad, me sentía como que enredada. Esta ciudad era desconocida para mí. Aquí no tengo un círculo de amistades grande. Allá si, mis amistades eran casi todo el pueblo. Pero ya empecé a salir. Entonces volví a coger el hilo otra vez de la ciudad, pero sí me enredé al principio full, full, full. A veces llegaba el momento de la comida y a veces no había para la comida de mis hijos y yo me sentía como que indefensa, inútil y decía: -¿Cómo va ser posible que mis hijos se vayan a acostar sin comer? Pero por qué si yo no me merezco esto y yo me quedaba así y yo lloraba y lloraba, ajá y ¿qué podía hacer? Yo me contralaba. Porque siempre he dado a demostrar a mis hijos el lado fuerte mío, no el lado débil. Yo decía: - Si yo me le muestro débil a mis hijos que están pequeños, mañana más tarde que yo les reclame a ellos algo malo que hagan que van a decir: - “No si tú eres una persona débil que nos vas a reclamar”. -Yo siempre he tratado que ellos me vean como la persona fuerte. El papel de papá y mamá. A veces caía. Y el duelo de la muerte de él, francamente cuando sucedió lo que sucedió, yo no sé qué fue lo que yo sentí. Yo decía que la culpabilidad de lo que le pasó a él era de él mismo, responsabilidad de él. Porque él déjame a mi esa carga. Yo estaba como que ida, dolida. Mis hijos después de lo sucedido, ellos se han vuelto personas muy calladas. Ellos casi no conversan, ellos conversan por lo menos que llegue alguien le meta conversación, pero de que sean unos niños así, jóvenes abiertos, no. Yo sé que hay momentos que ellos quisieran que su papá estuviera ahí, pero sí le he podido dar lo más esencial se los he podido dar. He hecho todo lo que está a mi alcance. Eso es algo que le viene de herencia porque así era su papá, muy reservado, de muy poco hablar. A nosotros nos arrancaron algo, nos arrancaron los seres queridos de nosotros, nos arrancaron de las tierras onde estábamos. Yo me desplazo al mes y medio de haber muerto mi esposo. Los cuatro y yo. Yo creo que ya todo está dicho. Hay que esperar la Justicia Divina porque la justicia del hombre, esa, esa no llega. Las narraciones muestran como los territorios a los que llegan hacen parte de procesos en donde se ubica población con bajas condiciones económicas, esto

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lleva consigo el aumento de núcleos poblaciones marginales en lugares no destinados hasta ese momento para vivienda. “Entrevistador: ¿Pero por qué este patio, quién le dijo que se podía?: yo no sabía si se podía no se podía, yo dije me meto y ahí no me sacan ni muerta. Me enamoré de ese patio, porque estaba cansada de rodar y rodar, el patio tenía parao de finca, mis hijos y yo limpiamos el patio fuimos al aserradero pedimos tablas, yo dije: mira que estoy sola aquí y me regalaron tablas, muchachos colaboraron, por aquí no hay hombres, al frente la señora es viuda, en la calle de allá hay muchachos y les decía vamos pa´ que me colaboren, como usted ve, el techo no es normal cuando llueve se inunda todo. Yo misma me iba a las casa y decía no tienes un plástico, mira que yo estoy armando y no tengo donde meterme con mis hijos, me regalaban pedazos de zinc como los ve? están llenos de huecos se llueve allí, allá. Un día aparecieron los dueños cuando dijeron esto lo vamos a tumbar y bueno les dije ustedes contra mi y Dios contra ustedes, entonces llegaron la señora, el señor que no tenían donde vivir yo dije: ustedes me apoyan y yo los apoyo, yo los dejo que se metan ahí y a limpiar y ahí se metieron, mi hermano también se metió acá, vinieron los dueños y mi hermano ya tenía la casa en material y yo quietecita y yo pensé: mi casa está sobre tu roca Señor mi casa y calladita ¿y qué tú no te vas a defender?, me dijeron, vas a pelear tu patio y yo no voy a pelear el que va a pelear es Dios y así pasaron los tiempos... y dieron los lotes por voto ahí en Soledad, en cambio yo permanezco y aquí permaneceré. Entrevistador: ¿Y los dueños? Ellos me dijeron que tenía que conseguirles votos y que todos los años les diera el voto, yo dije: puedo conseguir dos votos nada más y les colaboro con dos votos nada más.” Mujer, 53 años, desarraigada de la Vereda La Palmas, Departamento de La Guajira en el 2005. Catalogación No.: 002G

Son las estrategias de negociación con políticos, las alianzas con organizaciones sociales, los rumores de la toma de un sector las que van a hacer que se busque ese necesario lugar para vivir. “Había cien casas y comenzaron a llamar, aja y el que la necesitaba empezó a mudarse así, yo me vine un 31 de Diciembre de 2001, pase treinta y uno en mi casa nueva, había vecinos, ya se han mudado las que fueron dueñas, porque esta gente por aquí compraron, ya aquí propias de aquí, si hay veinte es mucha, ya to´a esa gente vendió. Compraron sin escrituras, cuando comenzaron a vender, los vendieron a ochocientos mil, y fue un millón, después un millón quinientos, ya está a millón quinientos, porque ya esto tiene valor, tiene agua, luz, gas, menos alcantarillado y la carretera que la van a pavimentar ahora. Usooo, comprábamos cartón, quemábamos matarratón, entonces se nos ponía la ropa hedionda, hasta uno mismo estaba hediondo, pero bueno así, luchando durante

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dos años. A los dos años pusieron la luz, ya fue otra cosa, ya pusieron agua, gas” Mujer, 52 años, desarraigada de Carmen de Bolívar Departamendo de Bolívaren el año 1998. Catalogación No. 001J

En los ejemplos encontramos: la llegada a una invasión ya iniciada, la casa dada por los derechos concedidos por el Estado a las personas que se encuentran en situación de desplazamiento, la toma de un lugar por la fuerza, el inicio de un proceso de invasión y la compra de un terreno ya dispuesto para vivienda. Estas formas de acceso a un territorio nos darán las herramientas para analizar el significado que cada individuo le da a un terreno determinado, las herramientas de reterritorialización de los espacios encontrados.

¿De Qué Vivo? “Yo dejé mis animalitos, todo eso se perdió, porque yo tenía gallina bat´ante, bat´ante gallina, todo se me pedió. Yo le digo que yo pasaba de 200 gallinas, de un solo color, amarillas. ¿Sabe cuánto pavo entre hembra y macho? tenía 74; y de patos, mire así, la laguna graaande, pa’que las babillas no se los comieran mi marido hizo ahí pa’ que los patos nadaran, tan lindos, bastante pato, porque así estaba la ciénaga para allá y así entonces él hizo una cieneguita acá, y eso le echaba garulla ahí y permanecían los patos y no se metía babilla. Era pa’ los patos y los puerquecitos chiquitos, pa’ que no cogieran pa’ lejos porque se los comían las babillas. Eso fue ahí cerquita del pueblo, en la ciénaga esa. Fue entonces que nos venimos, no pudimos traer nada. Nada, todo eso se lo robaron, porque cómo iba a traer uno chismes sin plata y sin nada, a donde uno no puede ni trabajar. Uhh, mi esposo dejó yuca, dejó todo eso sembrado, y todo eso se lo cogieron” Mujer, 74 años, desarraigada del Municipio de Zambrano, Departamento de Bolívar en el año 2001 Catalogación No. 008J

La pregunta está atravesada por la carencia de todo lo que se necesita para sobrevivir en un espacio, las personas llegan “con las manos vacías”, con la ropa que llevan puesta, en algunos casos la persona puede volver al pueblo en horas de la noche y recoger algunas de sus pertenencias o en el mismo momento de salida alguno de la familia se trae algunas cosas. Pero el proceso que determina el dónde vivir, está acompañado de la búsqueda de los bienes básicos para poder dormir y alimentarse. “No trajimos nada, no le digo que cuando llegamos nosotros, fue que le avisaron a la hermana mía ¡ay ya vino mi hermana, ay mi hermanita! Dijo ella, y se puso a

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llorar. Ellas y las vecinas me regalaron una colchonetica, llegamos con la ropita que trajimos puesta. No trajimos nada, yo deje todo, todo ¿oyó?’; yo si fui una persona desplazada, vea. Las escrituras esas que traje fue que vino envuelta en unos papeles, yo no traje nada, nada, nada, nada. Pa´ lla´ se usan baúles, para meter la ropa, uste´ sabe más o menos como son los baúles, unos así que son… ¡epa!, le dan su llave y todo, yo tenía mi ropita en los baúles, to´ eso quedó allá y quien va saca na´ si sale así corriendo. En la casa había todo, ollas, platos; servicios de la casa, las cama, la de la muchachita, la mía y la del muchacho, tres camas. Televisor no teníamos, no puedo deci´ porque no tenía… lo demás todo los servicios porque a mí me gustaba tene´ siempre mis cositas, tene´ porque venían las pelas invitadas, las compañeras que tenían iban a visitar las hijas mías cuando trabajaban pa´ cá, iban allá y teníamos como atende´ las visitas, siempre yo procuraba tené mis cositas y ellas me ayudaban comprando, llevándome”. Mujer, 53 años, desarraigada de la Vereda La Palmas, Departamento de La Guajira en el 2005. Catalogación No.: 002G

Los oficios que se realizan parten de múltiples necesidades a las que está sujeta la población en situación de desarraigo, se necesita dinero para arreglar el terreno en donde dormirá, para la comida, para comenzar desde cero la construcción de un hogar, para esto se inicia la búsqueda del qué hacer, qué oficio puedo, cuál quiero, para asumir, en último caso, cualquier oficio que le permita sobrevivir. Los Oficios de las Mujeres: Antes: “Uno tenía su cría, yo tenía mis gallinas, mi cría e´pavo, pato, cerdo y mi vaquita, no tenía mucho pero siempre tenía con que sostenerme. A mí me gusta la cocina, yo estaba acostumbrada cocinarle a los trabajadores la comida”. Desde la llegada: ”El primer trabajo que hice fue frito, me puse a frita´. // Con la vecina hacíamos carimañolas, empanaditas, arepitas de viento que dice ella, ella me decía: - vea uste´ por qué no se hace una venta de fritos, yo le ayudo. Esa señora se levantaba conmigo a las tres de la mañana a ayudarme a mole´ y se iba calentando un fogoncito así afuera, en un palo de almendro que estaba afuera, que ahora lo cortaron, porque y que las ramas perjudicaban; ahí está el tronco. Ahí bajo ese palo, ponía yo mi fogoncito y el calderito también era de ella, porque yo no tenía nada. Ella me prestó el caldero y todo lo de fritá porque ella fritaba. Y con eso ahí empecé yo. Después que yo hacía esos fritos en la madrugada, en la mañana que ya me desocupaba, entonces yo me ponía a ablanda el hueso en una olla presión que tenía ella, vamos pa´ que haga la sopa. Con platica de los fritos compraba pa´ las sopas, hacia las sopas pa´ vende también, ella le avisaba a los vecinos, ¡ve la señora Raque tiene sopa, ella las hace muy buenas! Y las iban a compra. Entonces hacía mis fritos,

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después ella me dijo juntémonos, por qué no se hace unos pasteles, vamos a fía unos pasteles pa´ ve, ella me abría la inteligencia, siempre ¡no este triste haga algo pa´ que vea! Y ella iba al mercado y me traía, si yo le daba la plata ella me traía el bijao, el cerdo, el pollo y eso, y hacia mis pastelitos..¡Ah! Lavaba ropa ajena entonces la hija mía me dijo: - no mami eso te hace daño esta lavando uste´- porque sí uno tiene que busca el centavo de donde venga, yo hasta lave ropa ajena, eso nunca lo había hecho y tuve que hacerlo porque aja ¿y de que iba a viví?, el señor no estaba a cargo pa´ trabaja´, el hombre es mas trabajoso pa conseguí trabajo, la muje´ consigue más rápido trabajo pa hace´ algo, que el hombre”. Mujer, 76 años, desarraigada del Municipio de Carmen de Bolívar, Departamento de Bolívar en el año 2001. Catalogación No. 012G

Analizar el tema de oficios nos permite profundizar en los cambios estructurales que se generan tanto en el interior de las personas, como en su relación con los otros y las otras. Las formas de relacionarse con el entorno y de asumir los cambios radicales hacen que las dinámicas socialmente impuestas cambien. Ante momentos en donde la sobrevivencia es la única salida, las personalidades individuales hacen que se den determinadas acciones frente a los acontecimientos. Estos procesos han permitido hacer visibles las maneras como las mujeres han asumido los roles cotidianos y las condiciones de llegada a los nuevos territorios. “La huida de los grupos familiares para salvar la vida y la búsqueda de lugares de refugio transitorio o de asentamiento, suscita cambios en las relaciones intrafamiliares que propician las redefiniciones en las identidades de género. Es decir, la consideración de los efectos del desplazamiento sobre la familia, la niñez y la juventud, contribuyen a revelar los cambios en las relaciones de pareja y en el ejercicio de la maternidad y la paternidad”. (Bello, 2000: 114.115) Antes: “Antes ayudábamos a mi mamá a vender los bollos, gallinas, pesca´o ella no le alcanzaba lo que ganaba en la tabacalera. Después cuando vivíamos en la finca siempre me llamó la atención porque en ese tiempo no había escuela ahí entonces yo cogí e invente un colegito yo misma, con unas horquetas ahí unas tablas y nos ingeniamos para hacer los tableros y monte mi colegito. Me pagaban 2000 pesos por cada niño mensual, después los padres de familia se organizaron en comité, yo los organicé y le pidieron al Alcalde que me pagara un sueldo como profesora entonces el municipio empezó a pagarme el primer sueldo fue de 27 mil pesos; yo

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me retiré de la escuela porque como eso ya lo había legalizado el Estado y metieron nómina de profesores nuevos ,entonces los patios que yo había hecho, me sacaron a mí y metieron a otro profesor distinto, yo construí lo que no había construido el Estado y llegó y me sacó a mí, hicieron una convocatoria de profesores y metieron otra, constituimos un comité campesino y construimos el quiosco y vio el Alcalde eso y metieron a otros y no trabaje más, me volví al hogar”. Desde la llegada: “Ya en Barranquilla primero fui mucama, después aseadora, después en un restaurante de ayudante de cocina, después en los pueblos me iba a vender almohadas, después vendía cosas en la calle, después llegue a la Fundación Infancia Feliz, donde estaba el Programa Mundial de Alimentos y nos capacitaban y por cada diez días nos daban una compra. El trabajo que menos me ha gustado fue el de camarera porque el dinero que le pagan a uno no representa el trabajo que se hace y los horarios de noche, el dueño así no hubiera cliente tocaba estar de pie con el ojo abierto, fue el trabajo más pesado”. Mujer, 43 años, desarraigada del Municipio de Carmen de Bolívar, Departamento de Bolívar en el año 2000. Catalogación No. 020G

Antes: “Yo trabajé desde los 7 años en una casa de familia. Allá hacia queso, sacábamos la yuca, queso, aguacate, guineo maduro y eso lo vendía uno en un momentico”. Desde la llegada: “Comenzamos a vender pescado. Yo he hecho de todo, he hecho bollos, vendo cubetas, hacia bolis para colegios, bollos de yuca, cocadas, de todo, he planchado he cocinado, he hecho sancocho, he hecho de todo, menos robar. Yo he hecho de todo a mi me ha tocado mas es la plancha. Pura plancha. Yo he hecho bloques. Lo que más me gusta es hacer una microempresa que yo misma me independice, he vendido mercancía. Aquí he hecho todo que allá no lo hacía”. Mujer, 39 años, desarraigada de Media Luna, Departamento del Magdalena en el año 2000. Catalogación No. 019J

Sea una mujer que tenía una finca con su ganado, sus crías y sus trabajadores, o sea una mujer que trabajaba lavando por días en una casa, las condiciones laborales para ambas en la ciudad se tornaron aún más complicadas. Para todas sin excepción, su opción ha sido la de los trabajos domésticos y en un inicio hacer alimentos –“fritos”- para vender en la calle. Las mujeres campesinas aunque dependieran de otras personas sentían libertad en su quehacer en la medida en que en su casa podrían tener un cultivo o negociar con mejores condiciones su trabajo. En la ciudad los precios cambian y los resultados de beneficio se ven mermados radicalmente. A pesar de las difíciles condiciones en que viven las mujeres, comienzan a sentir su papel relevante en la situación en que se

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encuentran ya que al saberse proveedoras son otras las formas de relacionarse con sus familiares y con su entorno. Los Oficios de los Hombres: Antes: “Yo era mecánico diesel, yo soy mecánico diesel y mi oficio era reparar motores, plantas eléctricas, motores de gasolina y en los montes… reparaba las bombas de inyección de doce catarpilas… y tenía mi taller; un taller bien monta´o ahí en una Y que se llama El Quince que es la columna vertebral del sur de Bolívar que reparte allá, bueno se puede deci´ que Zambrano, esa Y va a tene´ a Barranquilla a Santa Marta, coge rumbo pa´ el interior del país, Bosconia, y de ahí reparte pacá pa´ Cartagena, pa´l Carmen de Bolívar, pa´l Atlántico, entonces como eso era un poquito bastante movido ahí, nosotros teníamos un negocio. Cuando pequeño trabajé en una parcela, en un monte, en una finca; él tenía un trapiche de caña, ahí molían caña y sacaban miel, y esa miel la mandaban pa´ la licorera, para producto de ron…y eso que se llama vinagre. Las manos se me ampollaron y to´ eso pero ahí me hice al campo y me gustaba; siempre a mí me ha gusta´o el campo, sembrar, la vegetación, siempre he si´o un amigo de la naturaleza. En el patio de mi casa tenía como casi una hectárea de tierra y tenía una hortaliza allí. Y yo regaba esa hortaliza y regaba y tenía lechuga, sembraba repollo, col. Cuando crece el maíz, eso es bonito. Mire ahí tengo unas…” (Señala una siembra de maíz) Desde la llegada: “Trabajo arreglando equipos como aparatos de refrigeración en una empresa tabacalera y una maderera. // En los tiempos libres, domingos, me dedicaba a repara aparatos particulares, la gente iba a la casa a buscacme, a onde yo estaba ahí, me lleve a una hija para que me hiciera los alimentos, la mayor, me cocinara y lavara la ropa y eso y atendiera la casa, porque yo no tenía tiempo para eso y yo tenía que salí los domingos a hace trabajo, y como ya la gente oyó mí capacida´ y mi fidelida´ en el trabajo. En este momento estoy ayudando en la orientación para documentación y papeles a veces yo voy les hago las vueltas… que de un niño, que no se los quieren matricular o sacar el registro civil que hay que llevarlo a tal parte porque hay notarias que trabajan con sentido social humanitario”. Hombre, 76 años, desarraigado de San Juan de Nepomuceno, Departamento del Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 009G

Antes: “En Plato me dediqué a la ganadería a la agricultura, administrando ganado, a domador de bestias, el mismo trabajo es una entretención, montao en el caballo es diferente acá… el corral de ganado la raza Brahman cuando uno la llama porque cada vaca tiene un nombre... por costumbre, el primero que uno compra le pone principio uno se emociona

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con lo poquito que tiene. Estábamos produciendo, ganado, cerdos, gallinas, produciendo hijos. En Tiquisio comencé a trabajar, allá encontré tierra libre, me metí al monte, que no tenían dueño, montanas vírgenes, hay madera en cantidad, descubrimos minas de oro en las tierras mías y en las de los vecinos. Yo me dediqué a las minas, semanalmente yo sacaba hasta 15 o 20 castellanos de oro, el castellano viene siendo 5 gramos”. Desde la llegada: “No he conseguido trabajo, tenemos la tienda”. Hombre, 69 años, desarraigado de la Vereda de Puerto Rico, Departamento de Bolívar en el año, 1999. Catalogación No. 018J

Independiente del trabajo realizado, la llegada a la ciudad plantea opciones mínimas de acceso a trabajos dignos. La oferta constante para las mujeres es el trabajo en “casa de familia” y/o hacer fritos; los hombres venden, venden los fritos que hace la esposa, venden pescado, viven de las ventas ambulantes. Estos nuevos espacios no se ajustan a los saberes laborales de estos recién llegados a la urbe. Son trabajos para una subsistencia diaria que no permiten pensar en construir un futuro con lo ganado. Son trabajos que hacen que las personas se repiensen en su labores, trasformen sus actividades, modifiquen sus hábitos. Ingresan en un nuevo territorio con prácticas que alteran los ritmos considerados tradicionalmente establecidos. “Aunque en algunos casos el hombre siga siendo el proveedor y el jefe de hogar, la vida del barrio ofrece a las mujeres posibilidades hasta entonces desconocidas; el contacto permanente con vecinos de otros lugares, el obligado desplazamiento por las nuevas necesidades que demanda la gestión doméstica en la urbe y, de alguna manera, la posibilidad de abrirse, de manera abrupta, a lo público y a las nuevas formas de sociabilidad propias de la ciudad, generan en ellas un sentimiento nuevo de reconocimiento que resulta, aún en medio de lo difícil de la situación familiar, atractivo.” (Bello, s.f: 10) “La mujer desplazada consigue más rápido que el hombre. Y son como que más echadas pa’lante. No como la época que nosotros venimos que la mujer no era así abierta. Ahora sí, la mujer desplazada que he visto, se mete por uno o por otro lado y consiguen trabajo. Al hombre le piden que si está preparado pa’esto, que si tienes esto. Que si tienen experiencia en esto. Y si vienen del campo qué experiencia van a tener y qué preparación va a tener una persona que venga del campo. A una mujer no, porque una lava, plancha, cocina y tiene experiencia que uno sabe y se va uno a una casa de familia y sabe que uno se empeña en trabaja.

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Y bueno, en los cursos de cocina que estamos haciendo, que ya uno sabe que tienen otras posibilidades.” Mujer, 33 años, desarraigada de El Copey, Departamento del Cesar en el año de 1988. Catalogación No. 006J

“Yo despue´ me buscaban por ahí a trabaja´, pa´ lava, y me ganaba algo. Y el esposo mío también, pero como aquí como no tiene tierra, aquí no trabaja... No él allá en la casa él tenía su pedazo de tierra, sembraba su mai´, frijol. Pero aquí no tiene que hace”.

Mujer, 55 años, desarraigada de Pivijay, Departamento del Magdalena en el año 1999. Catalogación No. 021G

En las entrevistas es una constante la descripción de cómo la mujer consigue con más facilidad trabajo, su labor en casa de familia o cocinando le permite abrir espacio públicos a los que no estaba habituada, en contraposición con un sentimiento masculino de impotencia al no poder continuar con las labores de proveedor que tenía anteriormente. “A ella le tocó irse a trabaja, ella nunca había trabajado en casa e familia…Le tocó irse a trabajar, a mi me tocó hacer de papá y de mamá…Entrevistadora: ¿Consigue trabajo entonces más fácil la mujer? … Si… Lógico… Pero son situaciones que a uno lo hacen sentirse mal” Hombre, 52 años, desarraigado del Municipio de Rio Viejo, Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 020J

Ante la pregunta ¿Quién consigue trabajo más fácil, los hombres o las mujeres? Eran variadas las respuestas según las particularidades de las historias, pero en la mayoría de los casos las mujeres son quienes obtienen más rápidamente y con cierta regularidad un espacio laboral. Para las mujeres oficios como el trabajo en “casa de familia” o la “venta de fritos” les permiten obtener “algo” para el diario vivir. Puede entenderse que la búsqueda de trabajo de la mujer en el momento de la llegada es una actividad atípica, esto es dado en la medida en que el peso de la cultura patriarcal hace que si bien, en las condiciones anteriores a los procesos de desarraigo los dos trabajaban en el campo, en el momento de buscar sustento si se están hombre y mujer juntos, es supuestamente el hombre quien debe proveer a la familia. Es en condiciones como éstas en donde se pueden analizar los cambios radicales que se dan con los procesos de desarraigo. La mujer consigue más rápidamente este necesario trabajo para la sobrevivencia.

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Pero cualquiera de los trabajos que comienzan a realizar las mujeres alteran las condiciones anteriores a la vida laboral que se llevaba, la mujer debe aprender a manejar el espacio público, conocer sola los nuevos y ajenos lugares. Por lo anterior encontramos por un lado como el trabajo “en casa de familia” somete a las mujeres a condiciones en donde sus fortalezas y dignidades son minadas. El trabajo doméstico es una de las actividades peor pagadas y por ende no valoradas, subestimando tanto el hacer como el saber de las personas que lo realizan. Por tal motivo es un trabajo que no es deseado y que conduce a que la persona se sienta en una condición de inferioridad, circunstancia a la cual en muchos casos, no estaba acostumbrada. A su vez las mujeres inician su participación en cursos y reuniones para obtener el subsidio de vivienda, diversas capacitaciones que se ofrecen a la población desarraigada, actividades que en el transcurrir del tiempo hacen que se tengan diferentes opciones de trabajo. Ya sea porque es madre cabeza de hogar o porque su esposo no ha conseguido fácilmente trabajo, los roles asumidos por las mujeres en situación de desarraigo conducen a ir asumiendo un empoderamiento tanto en su vida privada como en su vida pública. Son mujeres para quienes lo público ya no es ajeno, tienen nuevos espacios laborales, nuevas formas de aprendizaje, nuevas formas de comunicación con otras personas. Son mujeres partícipes conscientes de su papel relevante en su hogar y en su trabajo. Las personas en situación de desarraigo traen consigo los dolores de sus pérdidas humanas, materiales e intangibles, se encuentran con espacios en los cuales sus oficios anteriores, sus experticias, no son posibles de realizar; encuentran opciones laborales en la ciudad, que minan su autoestima y niegan su saber. Pese a ello, los nuevos oficios realizados son la muestra de las fortalezas que se logran por la necesidad de sobrevivir, por la necesidad y el amor del mantener su hogar, cuidar a sus hijos, velar por los ancianos sobrevivientes, como un homenaje a los seres queridos que fueron asesinados.

Llegaron Nuevas Personas “Antes decían que yo era persona mala y yo decía: conóceme que vas a quedar amañao”. Mujer, 53 años, desarraigada de la Vereda Las Palmas, Departamento de La Guajira en el año 2005. Catalogación No.: 002G

A pesar de la llegada a donde familiares y de las historias de infinidad de ayudas que da la

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población de acogida a las personas en situación de desarraigo, las personas desplazadas se enfrentan al rechazo de ese otro que por condiciones económicas y en muchos casos culturales puede estar en condiciones muy similares a los recién llegados (se encuentran en el mismo barrio, sin servicios de agua, luz, alcantarillado, muchas veces también sin trabajo). Por ello, quienes llegan, portando en sus cuerpos su situación de desarraigo cargan con una huella-marca estereotipada que hace aflorar sentimientos de “extrañeza” y con ellos el miedo a la “invasión” en quienes habitan ese territorio por haber nacido en él o por haber llegado antes, los cuales convierten a los recién llegados en una amenaza, en un riesgo, en seres hostiles, extraños, peligrosos. ¡Por Algo Será que Llegó!: “Decir que uno era desplazado a uno lo miraban como guerrillero o paramilitar, se convertía uno como en escoria de la sociedad. Como nosotros no sabíamos cómo era el asunto aquí, el agua llegaba y a veces duraba tres o cuatro días que no había, yo he tratado en mi pobreza que mi esposa no trabaje tan bruto, tan esforzado, compré una batea de eternit y como no había donde echar el agua, compré una manguera para que no se mojara el piso y saliera a la calle, ahí vino una señora y ese día nos grito barbaridades: Nos dijo ¡quién sabe de qué vendrán huyendo!, a mi eso si me dio duro”. “Yo no estuve de acuerdo con las personas que dijeron que mejor que los matara una bala en el campo y no venir a la ciudad, yo estoy revaluando eso. Yo mejor que me había quedado allá así me hubieran matado y no convertirme en escoria de la sociedad. Desplazados hay de todas las clases sociales, pero el doctor fulano de tal no le dicen desplazado sino que abandonó la ciudad por amenaza de muerte, ese dicen que no es desplazado. Cuando miran al desplazado lo miran por el lente de que es de un bando o de otro bando”.

Hombre, 52 años, desarraigado del Municipio de Rio Viejo, Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 020J

Una Manera de Cerrar una Discusión: “Siempre las personas se imaginan varias cosas de los desplazados, el desplazado tiene hasta mas cultura o educación que los de aquí… el desplazado no es ningún pordiosero que le tocó venirse y dejar todo atrás. Lo que me pasó, una señora me dio un billete malo, yo le devolví el billete y amenazaron ¿y qué me grito la señora?… usted ni hable porque usted quien sabe allá a quien mataría”.

Mujer, 66 años, desarraigada de la Vereda de Puerto Rico, Departamento de Bolívar en el año, 1999. Catalogación No. 018J

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“Para mí la palabra desplazado es una pared, es un muro que tiene a la persona aguantada, se siente humillado, parece que lo miran debajo de la manga, o no porque ni lo miran, ese es el desplazado, y yo si soy desplazado porque me desplacé a la fuerza de donde tenía mis bienes, de donde yo vivía... en la oficina me dice la señora le voy a dar el número de teléfono para que me llame cuando necesite y la llama uno la doctora por tal favor y no está, está en una reunión y es ella misma la que esta contestando, dice no está entonces como va uno a creer... no he estado acostumbrado a rendirle pleitesía a nadie no me acostumbré a estar rogando eso da mucha rabia. Saltar esa pared, es bastante difícil”. Hombre, 69 años, desarraigado de la Vereda de Puerto Rico, Departamento de Bolívar en el año, 1999. Catalogación No. 018J

Llegar en situación de desplazamiento obliga a llegar sin historia, se llega expulsado de la tierra y sin bienes materiales y con una historia personal que no se sabe como narrar, se vive una desterritorialización de la memoria, del recuerdo. “La identidad social de las personas en situación de desplazamiento es especialmente afectada dado porque ignoran las procedencias e historias de sus ahora vecinos y, en consecuencia, no tiene claro qué esperan los otros, qué se debe decir y a quién; simultáneamente que los demás desconocen quién es él, de dónde viene, ¿cuál es su pasado, qué ¿calidad de persona es?´. Entonces, a sus pérdidas económicas y afectivas, se suma la pérdida del relato construido acerca de sí mismo pues…dejan tras de sí una identificación personal, muchas veces junto con una acabada biografía que incluye supuestos referidos a ´como terminará sus días´. (GOFFMAN, 1996.p,96). El desplazado, convertido ahora en un desconocido, pierde el reconocimiento social que había construido durante años” (Citado en: Bello, s.f: 8) Esta memoria desterritorializada, a la que no se le da derecho a contar su pasado, es la que comienza a reconstruirse y a renombrarse en la medida en que los mundos simbólicos y materiales comienzan a habitar un espacio construido, por tal razón es la persona la que se comienza a mirar a sí misma, a reconstruir sus recuerdos, a rememorizar. “En su comunidad actual deben elaborar una nueva biografía, que les permita desvincularse de su pasado, que les evite señalamientos y problemas de seguridad, una biografía “….que incluye una versión de la clase de persona que fue en otro tiempo y del medio del cual proviene” (GOFFMAN, 1996, p. 96), el nuevo relato que se construye proyecta una imagen de sí mismo que pretende responder a la identidad “virtual’ (lo que los demás esperan de él).” (Bello, sf:8)

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Es necesario repensarse en la nueva condición. Pensar en sí mismo en un nuevo entorno, con nuevos relatos. “Bueno a mí, como dicen: “Ni me empobrece, ni me enriquece”, o sea ni me afecta tampoco, ni me engrandezco, ni me vanagloria. ¿Por qué hay personas que les molesta eso? Porque al desplazamiento, le han dado un matiz de mala fama, de degradación social, digámoslo bien como si fuera ratero, un delincuente, un antisocial, ya, más bien prácticamente, les da pena decir que son desplaza´os porque lo van a enajenar por allá porque lo van a tene´ como tal…..Claro que muchos vecinos si lo discriminan a uno, sí uno va y dice que es desplaza´o y de una vez lo apartan por allá, porque el desplaza´o esta caracteriza´o que somos malos elementos, porque ha habido mucha gente que se han involucra´o en el consenso de los desplaza´os pero no son desplazados…. Entonces uno vive es deci´ en ese desconté, en una intranquilidad que ya uno quisiera vende esta casa pa´ irse pa´ otro la´o pa´ busca la paz, la tranquilidad, porque al enfrenta un asunto a que le reconozcan la privacidad, le reconozcan lo que es la convivencia pacífica, se molestan; o sea, a lo bueno le llaman malo y a lo malo le llaman bueno.” Hombre, 76 años, desarraigado de San Juan de Nepomuceno, Departamento del Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 009G

Son las propias historias lo único que se trae en el momento del desplazamiento y son estas mismas las que se ocultan como consecuencia del miedo con el que se llega, del saberse desconocido, del sentirse un intruso. La vida pasada queda en el recuerdo, el pasado inmediato es un recuerdo doloroso y en muchas ocasiones necesariamente oculto. La reterritorialización trae consigo el tejer una nueva historia de vida, el construir una nueva morada que borre los abruptos cambios, con el nuevo morar nacen los nuevos recuerdos, nuevas construcciones con un pasado que siempre se recordará doloroso.

Lo mío, No mío Volvamos a la propiedad de la tierra, ahora, en el nuevo territorio. Primero, ya no hablaremos mas de tierra, ni de hectáreas, se hablará de la casa. El campo ya no existe en su cotidianidad, aún cuando en los patios, sitio predilecto escogido por las personas para realizar la entrevista, se ven los esfuerzos de cultivo o de cría de animales; antes de iniciar o al final de las entrevistas fue recurrente que las personas hicieran un recorrido mostrando sus siembras de culantro, cebollín,

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espinaca de clima caliente, plantas para el dolor de cabeza, o unas gallinas que se estaban criando. Símbolos de prácticas pasadas, estrategias de supervivencia. “¿Estas casas?, me pregunta por ¿éstas casas? el terreno lo cedieron los dueños de la finca pero sin legalizarlo”

Catalogación No. 002G.

Frase constante en los relatos. Existen dos formas comunes cuando se habla de la propiedad actual. La primera es las casas dadas por el gobierno como medida de reparación ante la situación de desarraigo. “¿Cómo se enteran de esta casa, de los subsidios? Yo como siempre estoy al tanto, yo la televisión la utilizo únicamente para información de noticias, noticias sociales a nivel de comunidad o política, o una orientación, o sea de salud. Bueno escuche que el Ministerio de Protección Social y de Vivienda iban a abrir una cobertura para vivienda subsidiada a población desplazada, por medio de las entidades, fundaciones Cajacopi, Comfamiliar y Combarranquilla, entonces yo me dirigí allá, pedí un formulario me lo entregaron, y gracias a Dios pues, salimos favoreci´os en el formulario ese. Cuando estoy en el hospital que me abrieron, que me operaron fue que salió aprobado y salieron las listas; y aquí nadie sabía que eso había salido; o sea que si yo me muero, no hubieran teni´o acceso a la casa porque nadie sabía y nadie hubiese ido a reclama y simplemente eso se hubiera perdido, y tampoco tenía quien me hiciera las vueltas. Entonces yo así como salí ese día, como a los quince días, fui allá a Cajacopi to´ enfermo, to´ me llevaba la brisa, to´ tolondrao, Bueno las casa estas to´as fueron hechas para desplaza´os”. Hombre, 76 años, desarraigado de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 009G

La segunda manera, es la compra de un terreno a una amiga, al vecino o a alguna persona que permitió que se ocupara un terreno, pero sin títulos de propiedad, estás son de las historias más constantes. “Llegamos acá, y con la señora Teresa que nos apoyó mucho y este patio era de ella, y ella dijo: de verdad yo no tengo que ofrecerle pero aquí les voy a dar esto, y nos dio su patio y fue cuando los vecinos empezaron a darnos la tabla, los plásticos para armar la chocita. Cuando nosotros llegamos para aquí, la gente no quería que levantáramos porque era una urbanización y le quitaba la vista a las casas y la señora Mercedes, nos seguía apoyando. Esto era una finquita, los dueños vienen cada 8 días pero tiene cuidandero. Entonces cuando empezamos la gente decía que no, que esto les iba a quitar la vista a la casa porque esto es puro plástico. Mi hijo dice que esta casita es como el chiquero que nosotros le

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hacíamos a los puercos, lo único que falta es dividirlo del chiquero donde comen y donde toman el agua.” Mujer, 33 años, desarraigada del Municipio de San Juan de Nepomuceno, Departamento de Bolívar en el año 2008. Catalogación No. 021J

“Esto era puro monte, con máquina fueron trabajando, vivíamos en la vuelta por aquí en el otro barrio en Las Colonias duramos tres años, aquí si hay alcantarillado. Por aquí todos somos desplazados, ya ahora hay luz agua y lo que van a poner ya es gas, dicen que en un mes lo van a poner.” Mujer, 74 años, desarraigada del Municipio de Zambrano, Departamento de Bolívar en el año 2001. No. de Catalogación 008J

Los relatos anteriores nos permiten referirnos a procesos de reterritorialización, entendiéndolos como un conjunto de sentimientos, percepciones y saberes que concurren en un espacio donde se juntan los deseos y necesidades materiales con los espacios simbólicos en los que el ser humano se desarrolla culturalmente. “El barrio ha cambiado mucho en todos los sentidos porque anteriormente no había todos los servicios, ahora tiene todos sus servicios, las vías las han arreglado porque anteriormente para salir de aquí a coger el bus uno tenía que ponerse unas bolsas de papel para no ensuciarse los pies de barro, pero en la seguridad si ha empeorado... ahora mismo eso está muy peligroso, matan a uno, dos, cada rato, el año pasado salían unos panfletos que decían que iban a limpiar de viciosos, reinsertados y colaboradores de la guerrilla, ahora actualmente se está viendo mucha inseguridad, mucha balacera, lo que pronosticaron el año pasado lo están cumpliendo es ahora, yo me siento muy insegura cualquier cosa rara yo cierro mi reja y pa´ mi cuarto y no sé nada”. Mujer, 43 años, desarraigada de Carmen de Bolívar Departamento de Bolívar en el año 2000. Catalogación No. 020G

Si vemos la reterritorialización como el espacio de llegada a un lugar y las posteriores acciones que se realizan para habitarlo, los procesos vividos de construcción de barrio, las formas de trabajo con la comunidad, la forma de habitar el espacio, hacen que las personas comiencen a desarrollar un sentido de identidad que podría entenderse como el primer proceso de reterritorialización.

El Diario Vivir En la búsqueda del diario vivir, ninguna de las personas entrevistadas habló de un

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trabajo estable, la mayoría está en la búsqueda constante, en “la economía del rebusque”. Al recorrer los barrios haciendo las entrevistas se veía en las casas a toda la familia, los únicos que a veces no estaban eran los hijos o las hijas que estaban estudiando. La familia trabaja cerca a su casa, esperando una llamada para lavar ropa, cuidando a los hijos, arreglando algo de la casa. “Me levanto a las 5:30 si tengo que llevar la lavadora o 4: 30, antes de 7 llevo la lavadora, luego llevo a la nieta al colegio, después la voy a buscar, después llevo al nieto al colegio. Antes trabajaba en cosas de la comunidad, ahora me da miedo. La gente viene a mi casa para que la asesore en lo del tema del desplazamiento” Hombre, 52 años, desarraigado del Municipio de Rio Viejo Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 020J

“Me levanto a las cuatro de la mañana, en mi casa lo primero es bañarme, el tinto es lo primero que pongo, el día que no tengo para comprar la papeleta de café me pone triste... yo no puedo tener para la comida pero que no me falte el café… cuando no tengo 600 pesos eso es lo más duro no duermo en la noche, Dios mío, lo otro viene al paso del día, después cojo y preparo el bebe que va al colegio en la mañana, él no desayuna, el desayuno se lo dan en el jardín, cuando vengo lavo los platos, si me toca lavar me pongo a lavar, si me toca hacer los refrigerios, me pongo en eso, o si no me voy al mercado para los jugos, vuelvo hacia las 10 y me pongo a preparar el almuerzo, cuando llega el papá del niño que ese día se lo dedico a él, el no viene todas las veces a mi casa, esta dos, a veces un día a la semana todo el día que él va se lo dedico a él. Si me llaman ese día no estoy para nadie, no puedo, para yo salir en la tarde es porque tengo una necesidad, ya en la tarde le sirvo la comida a mis hijos y me pongo a ver la televisión a veces hasta las nueve de la noche y me acuesto a dormir hasta el otro día a las cuatro de la mañana el mismo trajín”. Mujer, 43 años, desarraigada de Carmen de Bolívar Departamento de Bolívar en el año 2000. Catalogación No. 020G

“Yo me levanto a las cinco de la mañana, sea que vaya o no a hacer oficio, ya yo estoy acostumbrada, a las cinco de la mañana, y la hija mía me dice: - ¿oh mami y uste´ porque se levanta a esta hora?- … yo no sé algo se hace cuando se levanta… yo me levanto yo no sé por qué, todos los días a las cinco, yo a las seis de la mañana ya yo estoy levanta´, cualquiera cree, que puede llama o asomarse a la ventana, callaita me levanto y hago mis cositas callaita, mientras los demás acosta´os, no hago tropel, no suena olla no, con cuidaito cojo mi ollita, pongo mi tinto, eso sí les doy tinto, sí no tengo tinto ¡ay hombe!, eso sí es verda´ que sin tinto no sé esta´ (Risa). Me levanto, y pongo mi tinto, plato no dejo sucio, porque yo cuando hago la comía en la tarde ya lavo los platos, a mi no me gusta deja plato sucio, en la mañana hago mi tinto y me pongo a barre´, barro la puerta,

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barro acá y ya hasta la hora que to´ el mundo se levanta. Si hay que cocina´, enseguida pongo, y preparo el desayuno, sino hasta que… bueno yo hago de desayuno, a veces hago unos guineos, arepitas, compro promasa y hago

arepas; deito también, con cafecito; bollito, casi frito no, porque el aceite me da mareo, una borrachera así como que no puedo come´ mucho la grasa, y yo me hago mi bollito de desayuno. Y me quedo aquí, yo no salgo a ningún la´o, me quedo aquí en la casa. Pongo el almuerzo a las once, y cuando quieran se´ las doce está listo. Por la tarde también, si el señor viene a las cuatro con el arrocito, como a veces viene a las dos, entonce´ a las tres ya estoy cocinando la comida.” Mujer, 76 años, desarraigada del Municipio del Carmen de Bolívar Departamento de Bolívar en el año 2001. Catalogación No. 002J

Los temas más difíciles de hablar resultan ser los cotidianos, es más fácil hablar de la violencia vivida, de la forma como se llegó al lugar actual, que hablar de lo que se come o de lo que no se come. Es después de estar en contacto directo con las personas en donde se descubre que una cosa es el recuento cotidiano de las tres comidas que se deben hacer y otra cosa es la realidad a la hora del almuerzo en una casa. Por esto hay que leer entre líneas y es en espacios como éste en donde la grabación se queda corta; es el diario de campo el recurso para anotar lo que la voz no alcanza a recoger. La comida solo se da a las personas de menor o de mayor edad de una familia, y ya con la grabadora apagada, las personas cuentan con más confianza, lo costoso que resulta preparar una comida. Durante el día se ven pasar por el barrio vendedores o vendedoras de sopa. Sopas de 300 pesos. Es la falta de comida uno de los dolores constantes. Es la vergüenza de narrar lo mínimo que se necesita para sobrevivir, es la atención que se quiere brindar cuando alguien pasa por su casa. “De pronto hasta valoro lo que no había valorado nunca que fue mi pedacito de tierra, la forma como yo vivía allá, de pronto uno cuando esta así no lo valora y ahora sí lo valoro, quisiera devolver el tiempo. Extraño todo, extraño bastante la cacería, siempre me gustaba la cacería porque al marido mío le gustaba la cacería, esa era una forma de nosotros conseguir la comida allá, él mataba mucho conejo, muchas aves como la torcaza y uno se bandeaba con eso, a veces uno quisiera estar allá porque allá uno cría bastante gallina y uno no pasa trabajo porque mata una gallina y se la come, yo extraño mucho la cría, extraño esa forma de vivir que yo tenía porque uno no vivía dependiendo de nadie, el día que no había pollo para matar ni había huevo ni había nada él salía con la escopeta para ahí mismo, para los terrenos de mi mamá y sino venía con una torcaza venía con gallinero, y entonces eso lo preparaba uno y ya el arroz no se lo comía solo y en las noches salía y al día siguiente amanecía el alar de la casa lleno de conejos ahumados. Imagínese que en el pueblo era tanto el conejo que

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se consumía que no le compraban casi los conejos a uno, unas que otras personas compraban los conejos, eso se lo comía uno, el conejo, el pescado, no comía uno el bocachico casi porque por allá no hay rio sino que había como un caño que siempre se crecía y traía los bocachicos y uno no sabía de qué parte los traía y los cogía así. Como a él le gustaba la cacería él salió, él sabía cuando eso se crecía y él se iba en las noches y ahí en las madrugadas pasaban los bocachicos y ahí los mataban y así se podía comer un pescado de esos, comía de toda clase de pescado, la mojarra, la mojarra esa amarilla, los mocholos.”

Mujer, 42 años, desplazada de Pivijay, Departamento del Magdalena en el año 1999. Catalogación No.024G

De la comida antes del desarraigo se habla constantemente, pero una descripción de la comida actual fue difícil, siempre su memoria se iba a lo deseado, a la finca y posteriormente, en silencio, suavecito, con dolor, se habla de las muchas veces que se acuestan sin comer. Podríamos leer este estado como un estar en el no estar. Un comer es un no ser o un dejar de ser. Y allí la relación entre ser y tener se funde en una sola realidad. Afirmar que no se come es muy difícil, casi podría decirse que es tan imposible como afirmar que no se vive, porque en la vida cotidiana se sabe que alimentarse es vivir.

El Lugar Es el lugar en el cual hay que quedarse, ya sea porque toda la familia está cerca, ya sea porque se han pasado muchos trabajos y ya se ha logrado conseguir un espacio donde se ha montado la casa de material, ya sea porque los hijos comenzaron el estudio o porque las hijas tienen trabajo, pero lo cierto es que, de las 50 entrevistas realizadas, solo una familia plantea como proyecto realizable regresar a su tierra. Las demás personas contestan con un rotundo no. Hay personas que desearían una parcela, pero nunca en el mismo lugar del que fueron desplazados. ¿Qué hay de común en el NO? el miedo, el miedo a vivir lo vivido, el miedo a que la situación se repita. Ante la pregunta ¿Qué sabe usted de las condiciones del lugar actualmente?, las respuestas fueron: - “Yo voy al pueblo y yo siento miedo, yo voy a dormir donde mi mamá, donde mis hermanas, yo tengo en mente como si estuvieran siguiendo”.

Catalogación No. 003J

- “Si allá fue un muchacho que otro amigo le dijo que fuera para sembrar una agricultura y estaba sembrando maíz y cuando vino a la casa donde vivía Proyecto “Inténtalo de Nuevo” : Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande. REH/2007/146-335


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encontró una carta, le pusieron de plazo seis horas para que saliera, el muchacho se vino, ahora si no va más, esta malísimo eso por ahí. Yo ni me atrevo a preguntar quién quedó con mi tierra, eso es como si nunca lo hubiera tenido, digo ya yo nací de nuevo, mejor es así, pa´ uno no tene´ tanta angustia”. Catalogación No. 001J

- “Desde que yo me vine, no hemos ido más nunca. No he ido más por ahí, ni voy. Un nieto mío vino de por allá. Ahí están las escrituras que yo traje, me las envolví, eso no se lo roban porque eso tiene su dueño, con la escritura allá en los archivos saben que eso es propio, allá en mi tierra trabajan, que trabaja el que lo necesita, que siembre, ahí y que está sembrando un señor me dijo el nieto mío: - yo me le puse bravo, y le dije: ¡respeten lo ajeno, no estén sembrando que eso es de mi abuelo!- , entonces, y que dijeron: - aja y como él no está aquí, nosotros pa´ que no haya terratenientes que se cojan esto – y él nos dijo: verda´ que nosotros le dijimos al señor este, si nos vamos nosotros de carrera, ustedes quedan por aquí porque como él tiene hijos que están meti´os en eso, y el que tiene familia metió en eso, no lo sacan. Bueno, imagínese, le sirven pa´ que cuiden ahí, están trabajando esa gente, el señor y que está trabajando me dijo el muchacho; yo no sabía, él le dijo: ¡déjalo que siembre!, esa tierras no. Pero el pelao, dice: ¡siembra y no le mandan na´! – y con quien me va manda´ mijo si de allá no viene nadie. También se puede vender, ¡bueno! si hay quien compre, se puede vender, pero por ahí no compra ninguno, esa gente no se alejan de por ahí, siempre está la cosa revuelta, siempre se pone cualquier tiempo bueno, esto esta alegre, la gente alegre, de pronto fuera, vuelve y se descompone. Por ahora dicen que está un poquito en calma, me dijo el nieto mío que vino de allá, estaba por ahí, estaba por allá - esta quieta la cuestión abuela- dijo el pelao, él se va mañana y quiere irse ya, a él le gusta eso pa´ llá, viene acá a danos vuelta y se va”. Catalogación No. 002J.

- “A mí me dicen que hay unos habitantes ahí, Nadie de la familia ha vuelto, ya no vive la misma gente y hay rumores de que se van a mete´”. Catalogación No. 012G

- “En este momento la tienen todavía invadida, sabemos que por allá han aflojado varias parcelas pero no todas por allá por los Montes de María y la gente teme meterse”. Catalogación No. 022G

- “Yo como le digo, yo a mi tierra no vuelvo más. Aunque me digan ya no pasa nada, porque ahora hace días hoy, otra vez de que estaban un poco. Además la inspección de policía nos la tumbaron, allá no, no hay ley, la misma ley son ellos, allá no hay nada. Yo no volvería por nada”. Catalogación No. 021J

La única familia que dice que regresaría: -“Que me den una ayuda para volverme a ir a mi pueblo, para construir allá, yo

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quisiera irme, los pelaos dicen mami vámonos, de verdad que estamos mal. Hay cosas que no pero si quiero que me den ayuda para irme a mi pueblo. La casa donde estaba está destruida. Allá teníamos una casa de palma y se cayó el techo, todo está dañado, está destruido. Que me ayuden a volver”. Catalogación No.019J

Esta familia tiene un contacto constante con su pueblo, al Municipio de Media Luna se llega en 3 horas por el Río Magdalena en lancha, van a las fiestas del pueblo, visitan a sus familiares y amigos. La razón de no volver es dada por las condiciones económicas, condiciones que cobijan a toda la población entrevistada. Las personas viven con el diario o incluso sin el diario, las condiciones económicas alcanzan para una o dos comidas diarias por lo tanto pensar en volver, es un costo que se piensa imposible sin ayudas diferentes a las que se viven cotidianamente. Con estos testimonios podemos hablar ya de un deseo de estar en un lugar, puede ser que no haya sido el que se pensó como futuro para la familia, pero ya la decisión está tomada y el lugar es en el que se está, puede ser que no sea la casa que se quiere, pero si se tiene claro que a la tierra anterior no se vuelve. Podemos saber que si bien los fenómenos de reterritorialización no son obvios en este proceso, el fenómeno de desterritorialización se vive tanto involuntaria como voluntariamente. La vida cotidiana deviene en el escenario de re-territorialización como un ejercicio de re-creación de sí mismos y de sí mismas, del entorno que les rodea y de las relaciones que lo hacen posible. Recrear el territorio, es recrear las condiciones de vida y también las condiciones que la hacen posible.

El Ahora “Yo como me vine acá jovencita, pero yo creo que he aprendido más de lo que tenía que aprender. Mi mamá andaba atenida a mi papá, que ponte aquí, que muévete aquí, eso era lo que ella hacía. Ella no tenía voz de mando, su opinión no contaba. Nosotros nos queríamos y todo pero de demostrarnos que los quiero y eso, nosotras no, ella como ha ido a tantas charlas le han servido de mucho, ella ya no es así, ella nos cuidaba, nos llevaba al médico y todo, ahora nos habla como una amiga, como una verdadera mamá. Hay muchas mujeres solas y seguro les pasó lo que a mi mamá. Imagínate uno se desplazó por su esposo y Proyecto “Inténtalo de Nuevo” : Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande. REH/2007/146-335


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ellos son los que van a abandonar, uno los está apoyando a ellos y ellos son lo que abandonan”.

Mujer, 19 años, desarraigada de Zona Bananera, Departamento del Magdalena en el año 2004. Catalogación No. 003J

“Me he vuelto una persona que estoy viajando y estoy en eventos y esas cosas, me he vuelto una persona que ya no me da miedo hablar con otras personas, soy menos temerosa, me dividí en dos, me tocó ser una persona independiente” Mujer, 43 años, desarraigada del Municipio de Carmen de Bolívar, Departamento de Bolívar en el año 2000. Catalogación 020G

“Al hombre cuando le toca depender de la mujer eso es traumático se siento uno, no sé, es un golpe bajo, le toca a un hombre depender de la mujer, sinceramente a mí, eso me afecta. La mujer sabe que la plata no alcanza y ella tiene que ser buena en su economía para ver como se distribuye pero cuando uno depende de la mujer eso es grave y uno esperando que llegue la mujer con la plata, para mí eso es terrible”. Hombre, 52 años, desarraigado del Municipio de Rio Viejo, Departamento de Bolívar en el año 1998. Catalogación No. 020J

Los cambios no se dan solo con los espacios materiales, este fenómeno hace que la reterritorialización se viva también como una nueva concepción del yo, una nueva forma de comportamiento, otras maneras de analizar los entornos. Esta nueva condición dio la posibilidad de relacionarse con otras personas, de aprender de otras realidades, de reterritorializarse desde el cuerpo mismo. La experiencia vivida atraviesa los sentimientos y las formas del ser mujer y del ser hombre y las maneras como ellas y ellos re-construyen el lugar en que habitan. El territorio del antes del desarraigo, queda inscrito en el cuerpo y se re-crea en un ejercicio de des-territorialización, para dar paso a fundarse en un nuevo lugar, para exorcizar el dolor del desarraigo y descubrir en sí mismos y en quienes comparten con ellos y ellas esta experiencia, es el nuevo lugar para morar.

REFLEXIONES FINALES Analizar el concepto de reterritorialización para entender las formas de apropiación e inserción de las personas desplazadas a los territorios en donde son

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obligadas a establecerse, nos lleva a comprender el territorio como un punto de confluencia entre las consecuencias que acarrea el fenómeno de des-territorialización y a la vez las dinámicas sociales, culturales, económicas y simbólicas que se comienzan a construir en los espacios re-territorializados. Es por ello que este concepto se debe analizar a partir de las múltiples variables que definen un accionar en determinado territorio, convirtiendo este espacio en un símbolo que referencia tanto las condiciones de la población en situación de desarraigo como las trasformaciones que viven las ciudades en la actualidad, ya sea por fenómenos políticos o modelos económicos que presentan a las ciudades como espacios por excelencia necesarios para el “desarrollo”. El proceso de reterritorialización parte de indagar por el significado que las personas le dan al espacio, y como éste se va constituyendo en un espacio habitado o en un lugar. El espacio habitado debe entenderse como los procesos que confluyen en la construcción de un territorio y las maneras como se le va dando forma. Es la unión entre el estar en cuerpo presente, condición de materia puesta en un espacio y el ser que actúa sobre esa materia moldeándola según sus particularidades. La casa, para la población en situación de desplazamiento, se convierte en el nicho de arraigo a un presente y anida los primeros pasos en los que se sostiene el futuro inmediato. La casa es un lugar que tanto material como simbólicamente es refugio: es el refugio de las inclemencias del tiempo y es el refugio de los escenarios de violencia. La ausencia de casa es ruptura de las relaciones públicas y privadas que necesita el ser humano para socializarse; es la ausencia del espacio por excelencia de socialización. Estas aspiraciones de la población desplazada, que son a la vez las “aspiraciones propias de las modernas sociedades urbanas”, presentan varios matices en la medida en que, en muchos casos esta aspiración ya había sido cumplida o se estaba en camino de lograrla, y en los lugares de llegada se deben enfrentar a territorios en donde la propiedad de la tierra es ambigua, se compra al vecino el terreno de al lado, pero el vecino no le compró a nadie esos terrenos y que son de “algún fulano” que no se sabe bien de dónde es, ni cuando vendrá. Esto hace que las formas como se comienza a vivir LA CASA PROPIA es un tener en el no tener, se aspira a una “casa de material” pero con las incertidumbres de una tierra que no se sabe si podrá ser propia en algún momento; la casa propia se convierte en este caso en una aspiración intangible. LA CASA PROPIA debe convertirse en una de las primeras formas de reparación a la población en situación de desarraigo. Es la primera forma de compensación Proyecto “Inténtalo de Nuevo” : Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande. REH/2007/146-335


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que el Estado debe asumir en la medida en que es la inclusión por las pérdidas humanas, laborales y culturales a que han sido sometidas las personas desplazadas por culpa del conflicto armado colombiano, se convierte este bien en una forma de resarcimiento. Es la primera forma de cerrar el círculo de la exclusión. La des-territorialización se da en el mismo territorio de llegada, no hay un espacio de referencia, no hay un punto que acerque al nuevo lugar habitado. Se está allí porque tocó, por lo tanto no hay un vínculo de permanencia y en muchos relatos los primeros espacios de llegada fueron lugares transitorios, en la llegada pasan varios años, pueden ser uno, dos, cuatro o seis años, en los casos entrevistados, y el lugar se sabe no permanente. La búsqueda no es un proceso rápido donde la persona pueda poner freno a la des-territorialización constante, desde el momento de partida de los lugares de donde fueron expulsados a un ahora que tampoco ofrece procesos de reterritorialización, es un sentir constante de estar en proceso de transición. Son innumerables los obstáculos que encuentra la población en la llegada: no se tienen los documentos para acceder a los servicios requeridos, no se entiende el nuevo acento, en muchos casos no se sabe leer, ni escribir, se siente que se llega a un lugar donde no ha sido invitado. "Los desplazados solos o en familia ingresan silenciosamente a la ciudad, pasan así de zonas rurales a hacinamientos urbanos, de relaciones de vecinos conocidos por años a relaciones con habitantes extraños y anónimos. Provenientes de comunidades generalmente caracterizadas por relaciones tradicionales, se enfrentan a los determinantes de una ciudad moderna en donde el mapa de lo sacralizado se ha modificado". (Bello, 1998, p.6). Las lógicas vividas en los procesos de llegada hacen que la población continúe viviendo la desterritorialización durante tiempos largos de acomodación en los espacios. En la búsqueda de un espacio la persona se encuentra con códigos culturales que la hacen no poder habitar el territorio, por lo tanto durante un período de ubicación la definición de ocupante es la acertada en la medida en que sólo está ahí, no pertenece al lugar, no es del lugar ni quiere serlo. (Hiernaux, Lindón, 2004:83). No se tiene un espacio habitable (son lugares donde las casas están hechas de plásticos negros y con ausencia de los servicios básicos), es el extraño que arriba como competencia a un mundo laboral sin ofertas para los sectores poblaciones marginales, o es la persona que carga con el estigma de ser un problema al considerársele de uno u otro bando del conflicto (Bello, s.f:7). Las entrevistas realizadas podrían leerse en tiempos: hay un tiempo de alegría, se

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habla duro, se sube el tono, se habla de la casa anterior; luego la voz se baja, los ojos no miran de frente, es tiempo de tristeza, se habla de la salida y vuelve a haber un momento de emoción cuando se cuenta la historia del barrio, de cómo ha cambiado la casa. Es en este momento, en que el concepto de reterritorialización puede utilizarse, cuando la persona pasa de ser un ocupante a ser un habitante. Se construye un territorio, se gesta un lugar. “No es un anclaje en términos de un vínculo profundo entre el sujeto y su espacio, que construya identidades. Es un vínculo que surge cuando el sujeto comienza a vivir su lugar como un espacio relativo, es decir, como una localización en la cual tiene ciertas ventajas.” (Hiernaux, Lindón, 2004:84). Ocupar un espacio, habitarlo y morar en él es parte de un proceso que, para quienes viven la situación de desarraigo supone reconocerse a sí mismos y a sí mismas, re-conocer a sus congéneres, reconstruir los lazos sociales, institucionales y organizativos que han sido rotos y crear nuevos nexos y nuevas alianzas. “Los lugares de los que aquí se habla no son meros espacios físicos a los cuales se puede acceder desde la distancia, como objetos aprehensibles y manipulables (…) sino aquellos espacios que son apropiados afectivamente y convertidos en parte significante del modo de vida de cada quien. Los lugares se construyen en la cotidianidad, en las relaciones que se establecen con los otros y con los objetos, son puentes, como diría Heidegger, que unen dos orillas, develándolas, poniéndolas de presente, configurando el lugar.” (García Moreno, Beatriz 1998, 42) Por lo tanto la reterritorialización puede vivirse desde LA CASA es ella la que hace sentir la pertenencia y da identidad, son sus cambios un logro; al mismo tiempo, paralelo a esto, encontramos en las narraciones que los oficios no generan satisfacción, no son un ejemplo de empoderamiento, no plantean un vínculo con él territorio. Se continúa trabajando en las mismas actividades que al momento de llegada, a excepción de las narraciones de líderes y lideresas que logran un trabajo que los vincula con los procesos locales y globales del territorio, pero la medida general plantea la imposibilidad de una vinculación laboral digna y estable. “La dificultad para estabilizarse económicamente los lleva a asumir una posición mendicante ante las entidades, lo cual los expone a ser calificados como oportunistas y perezosos que están sacando provecho de su situación, “…es que no se ayudan…”; los servicios que reciben les son brindados en calidad de ayuda, no de derecho, como si dependieran de la buena voluntad del funcionario (“la doctora me dijo que me iba a ayudar”), lo cual acentúa su sensación de dependencia. La pérdida de los referentes sociales y materiales, el deterioro de su identidad social y la desestabilización económica y emocional, provocan estados de depresión y ansiedad que comprometen la identidad personal de los Proyecto “Inténtalo de Nuevo” : Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande. REH/2007/146-335


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desplazados.”(Bello, s.f:16) Los procesos de reterritorialización se dan en la medida en que la persona obtiene cierto grado de satisfacción personal y logra vincular sus formas particulares de vivir con las características propias de un territorio. Es el accionar de la persona frente a un espacio lo que hace que se convierta primero en habitante y segundo construya un lugar, habite un entorno. Para el trabajo con población desplazada este concepto debe ser leído en espacios de tiempo de larga duración, es la permanencia por un largo tiempo la que permitirá analizar las prácticas de reterritorialización en este tipo de grupos sociales. Es la reterritorialización una acción que nos permite analizar una situación determinada, pero cuando se refiere al tema del desarraigo, es un concepto que debe estar orientado a fortalecer procesos de arraigo en los lugares en donde se ubica la población desplazada. La reterritorialización se convierte en una exigencia que debe impulsarse desde los diferentes ámbitos en donde se actúa con la población desplazada. Ya sea la reterritorialización volviendo al campo, al lugar originario de la expulsión o la opción de permanecer en el lugar de llegada, pero las medidas tendientes a la reterritorialización son uno de los puntos álgidos en los procesos de reparación. Para estas medidas son los testimonios orales, los que darán cuenta de las múltiples formas para vivir la reterritorialización, es el espacio de disputa en donde se devuelve al ser la capacidad de influir en su presente y en su futuro. En este sentido, la fuente oral es un recurso de primer orden en la medida en “ellas son subjetivas por definición, lo que no las hace inválidas para el conocimiento histórico. Incluso se puede argumentar que las tradiciones orales reproducen, sin tantos filtros, las voces de los sujetos excluidos por las historias de los vencedores. Pero la subjetividad no está ausente en las fuentes escritas, aún en aquellas aparentemente rigurosas. Lo que en primera instancia aparece como una desvetaja – la subjetividad – se puede convertir en la gran ventaja de la historia oral.”(Archila, 1991:33). Los testimonios orales se nos presentan por un lado como una fuente más para conocer los acontecimientos de un determinado suceso. Una fuente que debe tratarse con la misma rigurosidad que una la fuente escrita.11 Y por otro lado, es una estrategia de reparación. 11

Es sabido que las entrevistas muchas veces quedan guardadas en las cajas donde se recogen los insumos con los que se realizaron las investigaciones, para los correctos y valorados usos de las fuentes orales es necesario desde el inicio trabajar un correcto proceso de catalogación y sistematización que haga que dichas fuentes sean utilizadas para posteriores análisis.

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En los procesos de reparación como los que afronta actualmente Colombia los testimonios orales pueden convertirse en una herramienta futura de reparación en la medida en que se vuelven insumos para aplicar medidas de resarcimiento a la población que ha sido afectada por el conflicto. El trabajo con la población desplazada en temas sobre memoria del conflicto se convierte en una obligatoriedad en la medida en que contribuye al fortalecimiento de los procesos democráticos. Es por tanto la memoria una estrategia y un fin primordial en los procesos de reparación, por tal motivo es la capacidad de dejar hablar a la fuente oral lo que permite el empoderamiento de la población víctima del conflicto colombiano. “Propiciar dinámicas para actualizar y recontextualizar las experiencias: Los desplazados requieren espacios individuales y colectivos para hablar y reconstruir sus experiencias, dotar de causalidad a los hechos y, de esta manera, “desnaturalizar lo social”. Necesitan un lugar para ser escuchados, "no indagados"; espacios que permitan que la palabra fluya, que se identifiquen experiencias particulares y comunes, que se pongan en escena las diversas versiones que se han elaborado acerca de si mismos y de los otros. Es esta una posibilidad para construir "versiones coherentes" que les posibiliten superar el miedo a "ser descubiertos en contradicciones" y ganar seguridad. (Bello, s.f: 13). La fuente oral es ante todo una fuente viva, que siente, piensa, sabe a veces sin saber o sin creer que sabe y sueña. El estudio de la memoria atravesada por variables como el territorio permite profundizar en las particularidades culturales, económicas, políticas y regionales que hacen acertado un ejercicio de reparación coherente con la inclusión de las víctimas en el resarcimiento de los derechos; un ejercicio de reconocimiento de las personas en situación de desarraigo como portadoras de derechos, y no como objetos de asistencia. Al mismo tiempo, la variable territorio obliga a profundizar en la investigación del proceso histórico entendiéndolo como un evento cambiante que responde a unas condiciones personales, geográficas, sociales, económicas, políticas y culturales particulares. Por ello la variable memoria – territorio no se concentra solo en el análisis de la historia personal ni se limita a una narración de eventos sino que es también, la manera como estos eventos son reelaborados y analizados por las personas en función de una búsqueda constante de vinculación con una realidad presente. El tema de reterritorialización debe analizarse desde la diversidad de formas como se ha vivido el conflicto y los variados manejos que se han dado a dicha situación. Distintas son las condiciones de existencia de las personas consideradas individual y colectivamente y de manera específica desde su pertenencia a Proyecto “Inténtalo de Nuevo” : Acciones Integradas para el Restablecimiento de la Población Desarraigada en Sabanalarga, Galapa, Barranquilla, Soledad, Malambo y Sabanagrande. REH/2007/146-335


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diversos grupos o sectores de población, a comunidades afrocolombianas, a grupos o etnias indígenas, al campesinado; allí están también las mujeres pertenecientes a estos grupos y al mismo tiempo portadoras de una historia común de subordinación de género; y desde estas diferencias inscritas en los cuerpos vivientes se generan variadas estrategias de resistencia, de re-acomodamiento o de disgregación. El territorio es cambiante y los procesos frente al territorio mutan según las distintas condiciones, por esto es necesario analizar las particularidades de reterritorialización de acuerdo a las diferentes respuestas sociales frente a situaciones de violencia. Es necesario como ejercicio de análisis documentar estas distintas estrategias y plantear la imperiosa necesidad de establecer puentes reales para la consecución de una obligada reterritorialización. Diferenciar la manera cómo viven el conflicto los hombres y/o las mujeres permite analizar los heterogéneos modos como se viven los procesos durante el desarraigo, los diversos dolores que se llevan por dentro, las variadas formas como se asumen los nuevos territorios, las transformaciones culturales, económicas y físicas tanto individuales como colectivas. Las investigaciones que plantean como eje transversal la variable género pueden contribuir a fortalecer los trabajos que tienen como fin apoyar a la población desarraigada. Saber los procesos de violencia que vivieron, los oficios que quieren hacer, los que han hecho, las formas como se relacionan con la comunidad, los cambios que vivieron una vez llegaron a las nuevas ciudades, son factores que pueden aportar en dar una ayuda efectiva, en la medida en que son las personas objeto y sujeto partícipe de sus problemas, contribuyen en conjunto con la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación de la población que fue obligada a abandonar su territorio. El Modelo de Acciones Integradas planteado por la Corporación Volver a la Gente, en el proyecto: Inténtalo de Nuevo, es un espacio vivencial en donde es posible dilucidar los saberes, quereres, dolores de las personas en situación de desarraigo; por ello es posible lograr a través de los diversos programas12 del Modelo, conocimientos que hacen que los saberes tanto del equipo de profesionales de la Corporación Volver a la Gente como de las personas participantes en el proyecto se fusionen y se logren potenciar en miras de un mejoramiento a la calidad de vida.

12 Los programas que constituyen el Modelo: Atención Psicosocial, Generación de Ingresos, Hábitat y Medio Ambiente, Conciliación en Equidad, Planes de Desarrollo con Enfoque de Derechos y Educación Sexual y Reproductiva, Seguridad Alimentaria.

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El Programa de Atención Psicosocial dio las bases al área de Memoria Histórica para poder realizar las entrevistas a profundidad a personas que en otro momento no hubiesen podido narrar sus historias; una vez escuchadas sus narraciones, se pudo contribuir con la participación en otros programas, en la medida en que fue posible dar cuenta de fortalezas y necesidades de los y las participantes. Este estudio deja abiertas alternativas para realizar nuevas investigaciones en el tema del desplazamiento a partir de las posibilidades de análisis que ofrecen los trabajos de memoria de la población afectada; es para los y las profesionales que trabajan estos temas un imperativo hacer visible la importancia que reviste para las personas el saber que sus historias contadas tienen lugar en la definición de políticas, acciones y medidas de las políticas públicas, con miras al fortalecimiento de procesos de justicia y reparación. Este documento deja las palabras escritas como símbolos de las voces de quienes participaron en él; texto para animar las reflexiones sobre los procesos de desplazamiento y sus consecuencias sobre las personas sobrevivientes. Los saberes se entrelazan con las sensaciones, los gestos y las percepciones, que el texto escrito no alcanza a registrar. Por ello, queda también como complemento la exposición fotográfica. Objetos de la memoria13, disponible para seguir caminando por el territorio y seis documentales que permitieron dar cuenta directa de otros sabores, otros olores, otros saberes, sentires y pensares que la palabra escrita no alcanzó a dibujar.

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Memorias del Desarraigo


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Videos Documentales 1. Oficios Sinopsis: Carlos, actual vendedor de pescado y Temilda horneadora de galletas, cuentan sus historias alrededor de sus oficios una vez llegaron a la ciudad de Barranquilla. Sus oficios son el hilo conductor que narra las condiciones a las que deben enfrentarse las personas desarraigadas en su búsqueda por sobrevivir en terrenos desconocidos.

2. Verdad y justicia Sinopsis: José Alonso comienza por aprender que es ser legalmente una persona en situación de desplazamiento, pregunta, lee y exige sus derechos. Mientras, en su vida cotidiana su esposa, sus hijos, su hija y él, viven un paso del tiempo que los somete a condiciones de miseria que nunca habían imaginado vivir.

3. Ellas Sinopsis: ¿Qué pasa con las vidas de las mujeres en el conflicto colombiano? Cuatro mujeres cuentan sus historias y con ellas las historias de sus hijas, sus amigas, sus maridos. En su mente y en su cuerpo quedan las cicatrices de un conflicto que hace que la vida esté surcada por un inmenso miedo hacia los otros.

4. Desarraigo Sinopsis: Recorriendo el camino, por el que se huyo en el proceso obligado de abandonar sus tierras. Narraciones que intentan explicar el por qué de lo sucedido. Dos historias de expulsión del departamento del Magdalena nos llevan por lugares con poca gente, esqueletos de territorios habitados, historias del dolor y la desolación

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5. Reparación Sinopsis: Un mes después de que el esposo de María viajara a otra ciudad en búsqueda de trabajo, una llamada telefónica le informa del asesinato de su marido. Desde ese momento María inicia un viaje en el que pretende poder encontrar la verdad, la justicia y la reparación sobre lo sucedido.

6. Territorio Sinopsis: Idalid abre las puertas su casa, presenta su familia, muestra sus camas, invita a comer. En su intimidad deja ver su dolor por tantas pérdidas, muestra como al hablar de una casa se habla al mismo tiempo de una historia, de una vida, de un amor perdido.

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