GUTTE !EL G Oh gran Gutenberg! Oh gran inventor! j Oh gran impresión! Oh gran imprenta! La biblia de los sueños de este herrero alemán, quien se destacó por ser el gran inventor y creador de la imprenta de tipos móviles. Su gran obra y destacamento fue precisamente la invención de la primera biblia de 42 líneas, de hecho la imprenta de Gutenberg es una adaptación de las prensas utilizadas para exprimir el jugo del racimo de uva en la elaboración del vino. La imprenta es un método mecánico de reproducción de textos e imágenes sobre papel o materiales similares, que consiste en aplicar una tinta oleosa, sobre unas piezas metálicas (tipos) para transferirla al papel por presión.
ENBERG GRAN HERRERO! Aunque comenzó como un método artesanal, supuso la primera revolución cultural. En 1234 artesanos del reino de Koryo (actual Corea), conocedores de los avances chinos con los tipos móviles, crearon un juego de tipos que se anticipó a la imprenta moderna, pero lo que usaron raramente.2 Sin embargo, la imprenta moderna no se creó hasta el año 1440 aproximadamente, de la mano de Johannes Gutenberg. En este entorno, Gutenberg apostó a ser capaz de hacer a la vez varias copias de la Biblia en menos de la mitad del tiempo de lo que tardaba en copiar una el más rápido de todos los monjes copistas del mundo cristiano, y que éstas no se diferenciarían en absoluto de los demas manuscritos.
A través de los tiempos, grandes hom-
bres se han preocupado por el desarrollo de la vida cultural y la preservación de los tesoros más preciados de la humanidad. Los libros han sido por centenas de años las herramientas idóneas para el resguardo de toda la cultura del planeta tierra, que desde la antigüedad se ha visto enmarcada por hechos significativos que representan evolución y civilización. Estos hombres han forjado desde sus entrañas un espíritu soñador que ha trascendido con el pasar de los años. Un espíritu preocupado afanosamente por regalarle a la sociedad productos revolucionarios que marcaran una pauta relevante para las generaciones venideras. Por allá a finales de la edad media, en el siglo XV, un hombre inquieto, interesado en romper los esquemas y estereotipos ya plantados en la sociedad de la cultura, revolucionó el universo de las letras y sentó las bases de la industria editora e impresora de libros. Aldus Manutius más conocido como Aldo Manuzio, fue un italiano que preocupado por fomentar la educación y la preservación de los clásicos griegos, encaminó su labor en la edición e impresión de obras clá-
sien ge-
cas de la literatura griega, olvidada un rincón por las nuevas neraciones.
Ma-
nuzio visualizó un mundo ilustrado, en donde excelsas obras clásicas fueran inmarcesibles y por eso enrumbo su trabajo en la reproducción de éstas.
las
Además de eso, Manuzio fue pionero en la implementación de la letra cursiva o “itálica”. Esta implementación fue una brillante idea de marketing, si es que el término lo permite, para la industria librera, ya que Manuzio se dio cuenta de que la estilizada letra inclinada, con aires elegantes, ocupaba menos espacio y daba la posibilidad de generar espacios en blanco para que el lector reposara su vista en éstos y le diera un suspiro a la lectura. Una movida sagaz, que hasta el sol de hoy embellece algunas publicaciones. El arte de producir libros fue una labor pesada hasta la edad media. Las mágicas obras clásicas eran empaquetadas en grandes portadas, acar-
Aldo
Manuzio tonadas, adornadas hasta los tuétanos, algunas veces hasta con incrustaciones en metales preciosos. Las tipografías cobraban vida una a una, con prominentes diseños y tintas fuertes para el paso del tiempo. Manuzio, le dio un amplio giro a estas características, y lanzó las primeras portadas blandas, sutiles pero bellas a la vez, y con un formato más pequeño. Este elemento les dio la posibilidad a las personas que no tenían acceso a las majestuosas obras, de poder tener una fácilmente y cargarla a todos lados en un bolsillo. Las contribuciones de Aldo al mundo de la literatura fueron bastas. Su sueño de ver un mundo distinto se hizo realidad con la consolidación de su “neoacademia”. Un lugar donde grandes pensadores y académicos de la época se reunían para debatir frente a temas sociales, y le regalaban a Manuzio
Festina Lente
material para producir. Con la consolidación de la Imprenta Aldina, el negocio creció. Las reproducciones de los libros fueron cada vez más estilizadas y de buena calidad, como presagiando la dura-
bilidad de los textos con el pasar de los años. La marca impresora de la Imprenta Aldina era un delfín bailando alrededor de un ancla, representando la estética viva de los libros, la belleza de la literatura, adornando el anclaje cultural y el poder de las letras para el mundo. Valores que Manuzio sabía de sobra y los ponía en práctica a la hora de trabajar. Su lema, “Apresúrate Despacio”, es un sabio juego de palabras en donde florece el sueño de este hombre, evidenciando la idea de que siempre hay que buscar una meta que cumplir, un lugar a donde ir, pero de manera mesurada y con la suficiente paciencia para saborear los azucares del éxito. Su legado perduro por dos generaciones más. Junto con su equipo de trabajo fundo la tipografía “Aldus”, un engalanado tipo de letra, inspiración hasta de fabricantes de instrumentos de madera, como la familia Luthiers, quienes fabricaban la caja de resonancia de los violines, algo así como la medula ósea de éstos, basándose en las seductoras curvas de la letra f de la tipografía Aldus. Una demostración más de que allá donde las artes se cruzan, más allá de ahí, se encuentra la grata satisfacción de la perfección, una perfección sutil que perdura a través del tiempo.
Aldo Manuzio supo encaminar un espíritu renovador y revolucionario por la senda del arte editor e impresor de libros. Un legado que hoy en día aún florece, e inspira a unos cuantos para seguir con esta labor.
Mi nombre es He dejado este legado en manos de todos aquellos que disfrutan el arte de crear tanto como yo lo hice. Sepan que en los tiempos donde los ingleses invadieron por 17 años la “ciudad luz”, París, nací yo en 1490, Claude Garamond, una leyenda que hoy después de cuatro siglos y medio, aún siguen leyendo en estas líneas a partir de mis diseños tipográficos. Parisino hasta la muerte, fui un tipógrafo, impresor y grabador de matrices, que comencé a trabajar en la pasión de las letras en mis años de juventud, bajo las enseñanzas y las influencias del tipógrafo Antoine Augereau y uno de los grandes impresores de la época, Geoffroy Tory. Tal era mi ímpetu por este oficio, que diseñaba y esculpía los signos en las matrices, veinte años más tarde, mi primera fuente romana fue usada para la edición de Paraphasis in Elegantiarum Libros Laurentii Vallae Erasmus. Por esto, susurran que soy genio del mundo de los caracteres y considerado uno de los hombres más influyentes de la historia de la tipografía; también me conocen hoy por haber acogido las costumbres de Italia sobre el «bien escribir, trazar y formar las antiguas letras romanas». En este tiempo, los impresores compartían todas las instancias en la elaboración de un libro, desde el diseño tipográfico hasta la encuadernación y se me ocurrió la maravillosa idea de hacer uso de la primera tipografía dibujada, grabada y fundida como servicio a otros impresores, asistido por mi pupilo, Jacques Sabon, gracias a esto publiqué en el libro Paraphrasis in Elegantiarum: Libros Laurentii Vallae de Erasmo de Rotterdam.
Alcancé la gloria con esta publicación y tanta fue la fama que desarrollé, que ese mismo año me nombraron comisionado por el rey Francisco I de Francia, para diseñar un tipo con grafías de la antigua Grecia, que más tarde fue llamado el Grec du Roi (Griego del Rey). En 1545, mis esfuerzos me convirtieron por fin, en mi propio editor, presentando mis propios tipos, incluido una nueva cursiva. El primer libro que publiqué fue Pia et religiosa Meditatio, de David Chambellan.
«bien escribir, trazar y formar las antiguas letras romanas»
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Garamond
Mi estilo fue inspirado en mis raíces, atraído por la elegancia y el romanticismo que encierran a París. Para la edición de libros me inspiré en los trabajos de los impresores venecianos que establecían sus destinos a los constituyentes de las clases altas. En este sentido, admiré y me dejé cautivar por los trabajos de Aldus Manutius, precisando en la claridad en el diseño, espléndidos márgenes de página, calidad en la estructura en el papel y en la impresión todo ello de la mano de una grandiosa encuadernación. Mis libros eran impresos con tinta y papel de excelente calidad y las páginas estaban cosidas con tal exactitud, que puntualizaba su eficacia con cabezadas en los dos extremos del lomo y exquisitos papeles que se asemejaban al mármol en cada una de sus guardas. El cuero que se utilizaba en la encuadernación era originario de Marruecos y terminado con unos refinados estampados de oro para los títulos.
Mis diseños dejarán de usarse sólo en el momento que las nuevas tecnologías transformen los usos de las tipografías por nuevos descubrimientos en máquinas modernas o experimentos científicos que logren cambiar las actuales costumbres. Creo firmemente en la perduración de estos signos de escritura y que por siglos sigan vigentes en los computadores y todos los aparatos electrónicos en el mercado.
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ederic William Goudy nunca creyó que su vida iba a estar rodeada de letras, que en ellas encontraría el refugio para escapar de la cotidianidad e incluso para demostrar que la belleza de las palabras no solo están en el significado de una poesía, o en la literatura, porque para Goudy era apasionante cuando sus palabras se transformaban en tamaños, formas e incluso diseños. Finalizados sus estudios de la escuela en 1883, Goudy empieza la búsqueda de empleos, en un principio trabajó como registrador en la oficina inmobiliaria que poseía de su padre, llega también a ocupar el cargo de oficinista en una librería local, posteriormente ingresa a una editorial A.C. McClurg.ç en la que conoció el departamento de libros raros, aquellos departamento que Federic extrañado
Federic William Goudy nunca creyo que su vida iba a estar rodeada de letras,
empieza a observar libros fuera de lo común y en medio de tintas, maquinas y papel ve como la industria cultural avanza de tal manera que aparecen imprentas sofisticadas, así a su alrededor conoce referencias como Keimscotk y Daves. Entonces esa relación con los libros y la editorial ayudan a que Federic le surja la inquietud por conocer más sobre la imprenta y la tipografía, era verdaderamente delirante para Goudy ver que su mundo deja de ser ese lugar común en el que acostumbramos vivir, cuando observa por primera vez los ejemplares Europeos más cuidados de la época, considerar que las letras ocupan parte primordial de su vida, pero
sobre todo es feliz organizando las formas y contornos de las tipografías. nace así su nueva familia tipográfica que viene a convertirse en su obsesión que mas tarde se vería reflejada en su primer alfabeto Camelot por el cual recibe el primer pago de diez dólares, aunque ese dinero equivalía a la palabra “morirse de hambre”, Federic no demostró inconformismo, ya que la palabra ‘éxito’ rondaba en su cabeza. En busca de satisfacer sus ansias de letras Federic decide fundar junto al profesor de Ingles Lauren Hooper, su imprenta propia con el nombre de ‘Camelot Press’, la nueva empresa edita una revista que como pan caliente sale del
mercado al año, no porque se vendiera; sino por su fracaso en el intento.
Durante cinco años funda con Will Ranson y su esposa Bertha Village Press, su primera publicación llamada Art and craft; sin embargo por azares del destino el fuego consumió toda la eitorial sin dejar rastro, y como si le hubieran hecho una maldición más adelante fue víctima de un segundo incendio que arrasa con todo nuevamente. Por si fuera poco Goudy se ve obligado a trabajar de nuevo como registrador y más tarde como docente de algunas universidades. Sin embargo Goudy no tuvo más fuerzas para comenzar de nuevo su empresa y decide terminar su vida dedicando su tiempo a la lectura y escritura dejando así una marca en su vida y
el mundo con su tipografía que hoy conocemos como: Pabst Roman (1902), Copperplate Gothic(1905), Goudy Old Style y Newstyle (1914 y 1921),Deepdene (1927), Kennerley (1930) o Tory Text(1935). También merecen mención algunas de sus obras, como The Alphabet (1918), Elements of Lettering (1922), Typologia (1940) y, publicado en 1946, un año antes de su muerte, su legado autobiográfico Half Century of Type Desing and Typography, 1895-1945.
Uno de los grandes en tipografía Inglaterra, país que vio nacer a Caslon en 1692, estaba totalmente influenciado por las tipografías holandesas de esa época. Pero fue éste fundidor y diseñador junto con el también inglés John Fell, quienes entre su creatividad y conocimiento dieron origen a las nuevas corrientes tipográficas en Inglaterra durante el siglo XVIII. En 1720 William Caslon creó un estilo de letra que podría definirse como romano antiguo, es decir, letras con serifas de terminación aguda y de base ancha. Pero este primer tipo era muy peculiar, pues se decía que sus letras vistas aisladamente no lograría una armonía a la hora de componer el texto. Luego de 14 años más de experiencia, elabora su primer muestrario que contiene 38 fuentes con 7 diseños diferentes: romanas y cursivas, negras, góticas, hebreas, griegas y florones, de las cuales fueron grabadas por Caslon 35 de las 38. Fue así como la familia Caslon salió a la luz por primera vez en 1734 en el catálogo publicado por el tipógrafo, reconocida como una extensa familia de tipos de letra que se originan en los estilos dibujados y fundidos por el inglés.Esta tipografía es considerada como la primera tipografía inglesa y se caracteriza por las terminaciones en ángulos rectos y una modulación moderada. Es de fácil lectura y diseño simple. Las tipografías de Caslon fueron muy populares y usadas para muchos trabajos impresos importantes, dentro de los que cabe destacar la primera versión de la Declaración de Independencia de Estados Unidos.Sin embargo, con el advenimiento de nuevas tecnologías de impresión a finales del siglo XVIII, la tipografía Caslon cayó en desuso, dando paso al uso de otras tipografías como la Bodoni. Durante el siglo XIX, la Caslon desapareció del ámbito editorial, pero esto no fue definitivo. A finales del mismo siglo, con el surgimiento del movimiento Arts and Craft su tipografía volvió a reaparecer. Con la aparición de la informática y los sistemas de impresión con base en los computadores, las tipografías de Caslon fueron rescatadas y revividas digitalmente. William Caslon murió en Londres, en 1766, pero su tipografía es un ejemplo de lo que en el mundo comercial del siglo XX llegó a conocerse como una “marca”: un nombre familiar del agrado tanto del mundo literario como del de la imprenta. Los tipos de Caslon siguen teniendo éxito.
Fue allí cuando decidí tomarla por el brazo y ella, con sus ojos invadidos de lágrimas me dijo
Elizabeth”.
“yo soy
Yo viví con Caslon durante más de 20 años, ya se imaginarán lo duro que es para mí hablar de ‘mi niño consentido’. Siempre dije que él había nacido para ser artista porque en toda su vida demostró ser un hombre independiente y muy creativo. Recuerdo en las flamantes fiestas que se hacían en la casa, “Willy”, como también le decíamos, era el encargado de inventar y organizar las reuniones de tipo social que la familia tuviera. Él se comprometía siempre, porque quería, a diseñar las invitaciones o los carteles que decorarían el ambiente.
Un inolvidable invierno El día estaba lluvioso, sin duda era una tarde londinense.
Pero no cualquier tarde londinense. Aquella anciana que se encontraba aproximadamente a un metro de distancia mío reflejaba, en
medio de las infinitas partiduras que tenía en su rostro, una profunda tristeza. Vestía un traje largo de color negro, por cierto, muy elegante.
Era un ambiente en donde sólo se oían llantos y se veían caer lágrimas de los ojos de las miles de personas que acompañaban a William Caslon en su funeral. Y yo, que por cuestiones de mi trabajo también me encontraba allí. Puedo decir que tuve la fortuna de asistir a tan memorable evento de ese ilustre personaje. Después de esperar varios minutos en esa situación de murmullos, suspiros, silencios y hasta gritos de impotencia, me acerqué a la anciana que desde el primer momento cautivó mi atención. No podía dejar pasar más tiempo sin saber quién era o qué le representaba el difunto.
Pero con su mirada noté que existían lazos muy fuertes.
Desde muy pequeño fue inquieto pero dedicado a lo que le gustaba: diseñar. Era un excelente observador. Todos los días a la hora del almuerzo había una discusión en el comedor de los Caslon, porque él, de tan solo 10 años de edad dañaba y gastaba las servilletas dibujando letras raras. Cuando cumplió 20, ya era reconocido en el mundo de la tipografía por su talento. Sus diseños eran populares y todos querían imitar su estilo.
Tanto así que empezó su carrera como diseñador muy joven y se convirtió en el principal fundidor de tipos de Londres. Hoy siento nostalgia.
El amor hacia él es casi como de madre a hijo. Fueron tantos años de mi vida compartiendo con la suya, viéndolo crecer, formarse y triunfar. Pero es una tristeza mezclada con algo de tranquilidad, porque desde aquí sigo cuidándolo y aunque estemos a kilómetros de distancia sé que el momento de volvernos a encontrar no está muy lejano y eso me consuela.
SAN B A S K
L
a nación de Shakespeare, cuna de cultura y letras no podría pasar por alto entre sus legados el mundo de la imprenta y la tipografía. Entre sus próceres se encuentra John Baskerville, nacido en 1706, el cual desde pequeño encontró en la tipografía un arte que lo maravilló y que más adelante él desarrollaría. Empezó dictando clases de caligrafía y posteriormente incursionó con el grabado en piedra. De ahí estructuró un negocio de lacado de muebles, los cuales trabajaba con barnices secados al calor y cuya terminación final eran figuras decorativas en relieve. Gracias al próspero negocio que estableció, se pudo dedicar al que era para él el más fascinante arte mecánico existente: la fundación de tipos. Un lienzo en blanco y una pasión que corría por sus venas, fue la materia prima con
la que Baskerville concibió su obra maestra. El espíritu de la Ilustración que demarcó la época se plasmó en el juego de tipos que resultó de su experimento con la impresión y fabricación de los mismos. De la mano de John Handy quien fue su punzador y de Robert Martín su aprendiz, gestó los principios de su herencia tipográfica. Siete años le costaron aprender y perfeccionar la técnica de los punzones, pero su concepción perfeccionista lo condujo a ensamblar su creación con la tinta y el papel que esta demandaba. Para esto preparó con recelo la fórmula que le imprimía la textura simple que quería transmitir. Pero aún faltaban dos fichas para completar su rompecabezas: el papel y la prensa. Para el primero acudió a Kent James Whatman creador en 1756 del papel vitelo. Este pergamino de superficie uniforme, sumado al secado rápido de la tinta le brindaba una mayor calidad.
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El toque final resultó de la innovación de su prensa antigua a la que agregó el calandrado como sofisticación de sus hojas, los rodillos de cobre caliente las dotaban de suavidad y tersura. Tan refinado trabajo solo se podía reservar para composiciones que estuvieran a su altura, por lo que Baskerville solo privilegio su arte a libros de trascendencia y de lujo que elevaban los costos, delimitando el acceso a grupos selectivos. Su trabajo es la muestra de una técnica limpia y cuidada al detalle en todos los pasos del proceso.
del a i c n e pres a l s á caja m e e d d s a a r o t d le Exaltan blanco en sus poi t u S . en rsonal e p espacio a o la c r m a o c m a l o p alta com ás se contem ior mente ter dem n a a a í f e a u r q g pero la , o e d d a ñ n se evolució aslon había di askerville B C la William icaciones que e u q f i s d a las mo ó fueron l epr y o h e t en qu implem tipo estándar n al elevaro finos y s o l a p . tre los resenta n e ados l i n f ó a i c s a á u t m La acen odujo los serif ondeados pr s red á m s anchos, o v os de r s u e c p s e o d l a ución b i y los p r t s i d ó una i a t l i l a m r u e c as p con lo m r o f s y tamaño bilidad. nocido o c i r g e e l s ás de un mayor m s e e d a , ” e l l l a i t Baskerv “impresor to a se d i v l n e tos. E como i m r sus e e l e d e u q hombre el rumor de de la a d i o d j r u e la p reprod n este e a a o í i c g i u t s d e n libros i paña de despr am vista, c
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“Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”. Jorge Luis Borges
En medio de un nublado atardecer, Cristina Spinoza, estudiante de literatura en Berlín, buscaba
la versión más antigua de Don Quijote de la Mancha que la biblioteca de la Academia de las Artes tuviera. Estaba en la sección de libros de los siglos XVII y XVIII, los manuscritos debían tratarse con especial cuidado y para tener acceso a ellos, los estudiantes debían ser sobresalientes en todas sus clases. Como eran pocos los casos, casi nadie conseguía el ingreso. Ella era integrante de esa minoría privilegiada, revisaba uno a uno los ejemplares levantando tanto polvo como el que 300 años pudieran acumular. De pronto, escuchó la voz de un hombre que le hablaba y le indicaba que el libro estaba al final del pasillo. No se detuvo a analizar de donde salía la voz, pues supuso que se trataba del bibliotecario. Caminó hasta donde el hombre le había sugerido y allí estaba: Don Quijote de la Mancha. Era un libro antiguo, la primera edición en alemán, traducido por Ludwig Tieck y escrito con una tipografía gótica, la Unger-fractur, esto era lo que Cristina buscaba. Inmediatamente lo tuvo en sus manos le sacudió los restos de tres siglos y lo abrió. Nadie puede imaginar la cara de Cristina cuando de la primera página salió un hombre que le agradecía con la misma voz que ya había escuchado, por traerlo al siglo XXI, mientras se organizaba el traje. Era tan evidente su asombro que el personaje empezó a reír y llevó a la joven a la silla más cercana. Una vez ella parecía recobrar la calma, el hombre le preguntó qué la movía a sacudirle 30 décadas y traerlo a este mundo, que no parecía muy artístico según las ventanas del lugar dejaban ver. Ella, con los ojos muy abiertos y la voz entrecortada solo pudo decir “necesito la tipografía de Johann Unger”. En ese instante el sujeto la miró sonriente, extendió su mano y dijo: me place estar frente a tan curiosa dama, mi nombre es Johann Friedrich Gottlieb Unger, diseñador de la tipografía que usted busca. Cristina volvió a abrir sus ojos y observó de pies a cabeza a su interlocutor, pensó que era cierto que lo había hecho viajar 300 años o que todo era un sueño. El sujeto usaba un pantalón ajustado que llegaba un poco más abajo de las rodillas, ahí aparecían unos (que ella decidió llamar) calcetines blancos para acabar en unos zapatos de cuero con puntas cuadradas y hebillas de plata. Arriba de la cintura usaba un largo abrigo gris y debajo de este una camisa blanca que llegaba hasta su barbilla, donde iniciaba su rostro redondo y terminaba su cabello rizado y largo acorde al periodo de Ilustración del que provenía.
Pero aún no era capaz de hablar, así que Unger le dijo: Mientras usted sale de su asombro y se convence de que los libros están vivos, voy a contarle mi historia que con seguridad le será más útil que unas letras impresas en un viejo y deteriorado papel. Finalmente Cristina recobró el habla y antes de que Unger siguiera con el relato le explicó porqué buscaba su tipografía, le dijo que lo había seleccionado para narrar su historia porque había sentido especial interés en la fuente que había diseñado, ya que en una época que salía del neoclasicismo y entraba al renacimiento no era usual encontrar trabajos de estilo gótico y eso le hacía saber que detrás de eso había toda una historia. Unger asintió y dijo: nací en 1753 y viví durante 51 años en esta misma ciudad alemana que me vio crecer y morir, fui el quinto entre mis hermanos y desde la infancia estuve cerca a mi padre, interesado en su trabajo de grabar madera para hacer planchas tipográficas, así fue como entré en este mundo maravilloso de las letras. Así relató, como un cuento, su vida hasta terminar. Durante gran parte de su vida lo acompañó Friederike Helene Unger, su esposa, a su lado diseñó la primera de siete tipos de fuentes, la Unger-fractur, esta no solo fue la base de las siguientes tipografías, sino también de una vida de éxitos que se avecinaba.
Siguiendo el ejemplo de su padre, fue xilógrafo y tipógrafo, trabajó con tanta dedicación que en 1779 obtuvo el honor de ser propietario de una imprenta, la cual empezó a funcionar en el siguiente año y no mucho tiempo después fue ampliada como casa de publicaciones. Pero Unger era exigente con sí mismo y no se conformaba, siempre quería más, a pesar de eso no pudo imaginar lo que venía. En 1788 fue nombrado académico de la librería y así consiguió imprimir todos los trabajos de la Academia de Ciencias. Hasta ese momento un logro había traído otro y nadie pensó que en eso se convertiría cada paso de Unger. Cinco años más tarde recibió el privilegio de imprimir y vender en su totalidad los Calendarios Prusianos. En 1800 empezó a dictar la cátedra de grabado de madera que la Academia de las Artes, la misma que atestiguaba este anacrónico encuentro, había creado específicamente para él y de la cual hacía parte 10 años atrás. Uno de los momentos más importantes de la vida de Johann Unger fue 1789, pues en él obtuvo la licencia alemana para el didot, con lo que conseguía plasmar sus fuentes en planchas metálicas. Eso no fue más que un empujón, pues en 1798 empezó a construir su propia imprenta metálica que se convirtió en su último éxito, con el que trabajó hasta el final de sus días en vida. Después de varias horas de conversación, Cristina tomó la mano del hombre que había viajado en el tiempo solo para entregarle la información con su propia voz, le agradeció y le dijo: No puedo despedirme si antes preguntarle ¿Qué es eso que hace única y diferente a su familia tipográfica? Él sin titubear respondió: Sé que para usted pueden ser tan solo unos tipos góticos, pero hay que ser muy cuidadoso en los detalles y ver que la Unger-fraktur es más suave que todas las demás. Ahora sí Cristina Spinoza y Johann Friedrich Gottlieb Unger se despidieron. Él regresó a las páginas de aquel libro de donde había salido horas atrás y ella abandonó la biblioteca, no solo con la mejor historia en sus manos, sino con la firme convicción, no de que los libros están vivos, pero sí que en ellos hay más que historias, tipografías, imágenes y leyes. Hay otro universo lleno de vida que espera al indicado para mostrarle eso que no todos pueden ver... O escuchar.
¡Basta
l e u n a o m k t i Im e r B ¡
asta! No más. Debo alejar este tormento, ¡ahora! Dejar que todo siga tal y como ha sido hasta este momento. Sí, ¡claro que sí! Será fácil, debe serlo, supongo, o tal vez supongo mal ¡no!… qué estoy diciendo, debe ser fácil, muy fácil. Por qué todo tiene que ser tan difícil, por qué no ser todo más simple, por qué complicarnos la existencia. Quiero dormir, tener ¡Basta!olvidar No más.todo Deboy alejar tormento, ¡ahora! Dejar que todo siga tal y como ha un sueño profundo, despertar, volvereste a dormir. sido hasta este momento. Sí, ¡claro que sí! Será fácil, debe serlo, supongo, o tal vez Yo no soy como esos hombrecillos arrogantes, que en estos primeros años de mil setecientos, permanecen supongo mal ¡no!… qué estoy diciendo, debe ser fácil, muy fácil. Por qué todo tiene que ser sentados frente a un escritorio, conpor pluma enser mano se sienten de poder concebir toda laQuiero realidad en tan difícil, qué no todoymás simple, capaces por qué complicarnos la existencia. dormir, sus cabezas. Se creen muytener brillantes, muy ilustrados, pero yoolvidar no creo que lo sean tanto. Veo salir al señor Hartel en un sueño profundo, despertar, todo y volver a dormir. Yo no soy esos hombrecillos arrogantes, quedeenadiós estoscon primeros añosy de mil setecientos, este momento desde la ventana de como mi cuarto, acabo de hacerle la señal mi mano él sonrió, lleva un permanecen sentados a un escritorio, con pluma en mano y secaminar, sienten capaces de poder conce-sombrero sencillo pero elegante, su vestido nofrente es menos, usa un bastón esquelético para sin perder el contoneo bir toda la realidad en sus cabezas. Se creen muy brillantes, muy ilustrados, pero yo no creo que lo sean refinado en sus movimientos. ha salido a despedirlo. Porlaqué no todo puede seracabo tan simple como la vida tanto.Su Veoesposa salir altambién señor Hartel en este momento desde ventana de mi cuarto, de hacerle la señal de del señor Hartel. adiós con mi mano y él sonrió, lleva un sombrero sencillo pero elegante, su vestido no es menos, usa un bastón Mientras tanto sigo aquí lamentando mi existencia. Pensando en mi habitación de la misma manera que lo hacen los hombrecillos que tanto detesto. Yo Immanuel Breitkopf un hombre corpulento y hermoso, de facciones aristocráticas, hijo de Christoph Bernhard Breitkopf que es dueño de una editorial. El mismo que nació en Leipzig, donde he vivido, si esto se puede llamar vida, y que ha gastado su tiempo entendiendo lo inentendible de la imprenta de Gutenberg. Yo soy ese mismo hombre que lo único que ha sabido hacer es vivir bajo la caridad de un padre que me lo ha dado todo. Y que he sabido disimular con el estudio. Dónde queda mi esfuerzo, mi ahínco y mis conocimientos matemáticos y de la historia, ¿dónde? Y el tiempo que invertí en ello ya nadie lo reclama, tan sólo yo peleándole a un vacío amorfo e inclemente. Quién me manda a pelear ante semejante monstruo como es el tiempo y su devenir. Ahora derrumbado bajo este techo, no puedo hacer más que escuchar la música de Bach, que es realmente lo único por lo que sigo vivo. Por toda aquella música que llega a mis oídos y se queda allí para siempre. Esa melodía que filtra muros y calles, para volver a posarse frente a mi ventana y mitigar la angustia que me carcome, en este mundo de razones que compiten entre sí, abarcando con sus ideas todos los campos habidos, y que no se conduelen deaquél que la inspiración lo ha abandonado. Es por eso que escuchando está música, calmo mi agonía, pese a que sé, que todo se vuelve como un ejercicio estéril. Pues que puede surgir de un sonido armonioso, de lo más preciado, y un hombre que lo único que ha hecho es estudiar como un loco, saber de historia y matemáticas, y haber investigado científicamente la imprenta. Y que lo único que tiene a la mano es la editorial de su padre.
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Es Es que que acaso acaso un un hombre hombre como como yo yo podría podría algún algún día díadespertar despertarbajo bajoesa esahipnosis hipnosisde de elementos elementos que que convergen convergen dentro dentro de de mí. mí. Acaso Acaso yo yo podría podría algún algún día día despertar despertar con con elel anhelo anhelo creador creador de de mi mi padre padre yy fundar fundar una una editorial editorial propia. propia. Tan Tan propia propia que que se se dedicaría dedicaría aa parte parte de de los los libros libros de de mi mi padre, padre, aa los los libros librosde delala música. música. Esa Esa aa lala que quetanto tantoleledebo debo mi miexistencia. existencia.YYno nosólo sólobastarme bastarme con con hacer hacer partituras partituras yy libros libros de de músicos músicosfamosos, famosos,sino sinohacer hacerde de ellas ellas un un trabajo trabajo más más artístico, artístico, propio propio de de los los sonidos sonidos que que producen producenlas lasmelodías, melodías,yytambién también mejorar mejorarlas lasnotaciones notacionesmusicales, musicales,yy elel uso usode deuna unaimprenta imprentaque quehe heanalianalizado zadoalalmáximo. máximo. YY en en medio medio de de esos esos sueños sueños que que bajo bajo lala ilusión ilusión de de lala música música veo veo tan tan claramente, claramente, imagino imaginotambién tambiénque quemi micreación creaciónse seconvertirá convertirá en enuna unade delas lasmás másprestigiosas prestigiosasen entodo todoelelmundo. mundo. También También una una de de las las más más antiguas. antiguas. Hacer Hacer innovainnovaciones ciones en en las las presentación presentación de de las las notas, notas, inventar inventar nuevas nuevas tipografías tipografías yy extenderse extenderse por por elel mundo, mundo,serían serían objetivos objetivosfáciles fácilesde deconseguir conseguiren enun untiempo tiempoen enelelque queyo yo ya ya no no existiera. existiera. Un Un tiempo tiempo donde donde todo todo es es concebible concebible con con el el color color del del arcoíris. arcoíris.
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Mis Mis ilusiones ilusiones se se rompen rompen con con elel silencio silencio de de lala música, música,con con la la oscuridad oscuridad de de lala noche noche que que empieza empieza aa gobernar gobernar los los suene, suene, que que elel señor señor Hartel Hartel es es últimos últimos rayos rayos de de claridad claridad filtrados filtrados hasta hasta mi mi ventana. ventana. Ha Ha todo todomi miaprecio, aprecio,también tambiénsé sé el señor señor Hartel, Hartel, nuevamente nuevamente con con su su contoneo contoneo llegado llegado el editorialista. editorialista. Por Por eso eso refinado refinado yy su su esposa esposa que que lo lo espera espera desde desde lala puerta puerta sin sin cuando cuando cree cree lala -- yy lo jaré jaré con con él, él, yy hacer hacer ningún ningún movimiento. movimiento. Me Me mira mira lo saludo, saludo, élél hace hace estimación que estimación que sus sus deberes deberes de de cortesía, cortesía, yy luego luego dirigido dirigido aa su su esposa esposa lala mos que mos que besa besa suavemente. suavemente. Luego Luego entran entran yy sin sin hacer hacer ruido ruido cierran cierran la la puerta puerta de de bonita bonita casa. casa. Ahora Ahora pienso, pienso, sin sin que la música música suene, suene, que que el el señor señor Hartel Hartel es es dueño dueño de todo mi mi aprecio, aprecio, también también sé sé que que es es un un editorialista. Por Por eso eso pienso pienso que que cuando cuando cree la empresa empresa trabajaré trabajaré con con él, él, yy muestra de esa estimación estimación que que le le profeso, tendremos tendremos que que llamarnos:
Breitkopf
Hartel
A l hacer un repaso por la histo-
La estética impresa en los escritos europeos de los años anteriores y posteriores a 1800, que en su mayoría permanecieron en el ámbito religioso y de sello monárquico, es una fiel muestra de la connotación que existe entre el contenido y la forma de un producto artistico.
ria del arte y la literatura es común pasar por alto el primor de la tipografía, pero es injustificable ser indiferente a la magnificencia de su creación e impacto en el mundo de las letras.
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En aquella era donde la distinción, la elegancia y la exclusividad eran menesteres de las artes para ser contempladas por la alta sociedad, fue el impresor y tipógrafo italiano Giambattista Bodoni quién elevó su oficio al más alto nivel de calidad. Instruido por su padre desde niño, el trabajo de Bodoni le definió un lugar distinguido entre eruditos y Reyes, así como en la historia de las artes gráficas. Tanto así que aún, hoy en día, puede reconocerse su prolífico estilo tipográfico en toda clase de contextos. Bodoni, como fuente, ha sido utilizada principalmente por su capacidad de proporcionar clase y distinción a un nombre o título, sin mencionar su habilidad de crear reputación alrededor de aquello tipifique.
De ese orbe de tipos, laminas, alfabetos viñetas y ornamentos sobresale un nombre de finales del siglo XVIII que está relacionado con la realeza. No precisamente por su condición de noble, sino por su ejemplar trabajo de creación. Damas y caballeros, Giambattista Bodoni.
Extendiéndose desde los libros italianos de la época, pasando por los periódicos de los años 60, hasta los diseños editoriales de este siglo como revistas, marcas de casa de moda exclusivas y nombres de artistas, la familia tipográfica Bodoni hace el trabajo de cuidar la forma, la armonía y la expresividad de cualquier publicación. (Giorgio Armani, Valentino, Calvin Klein, Il Divo)
Grafema Inm
BODONI : Altura X Brazo Ápice
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Serifa Cuenca
Como buen exponente de los genios europeos de antaño, Giambattista Bodoni dedicó su vida a su obra y la inmortalizó con sus convicciones. En el año 1788 editó y publicó el tremendo Manuale Tipografico , la consumación editorial más extensa de su prolífico trabajo. El libro contiene: 600 láminas – 100 alfabetos romanos – 50 alfabetos itálicos – 28 alfabetos griegos y 1000 ornamentos y viñetas diseñados de su puño y letra. Así mismo estipulo los cuatro principios básicos de la belleza tipográfica: 1) Uniformidad. 2) Elegancia/Nitidez. 3) Buen Gusto. 4) Encanto. Estos fundamentos diagraman la personalidad que Bodoni quizo imprimir en su trabajo. Consisten en comprender que muchos de los caracteres tienen elementos en común que deben ser respetados.
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Radican en que al proporcionar un buen corte y meticuloso acabado a cada letra se produce un molde limpio y agradable. Exponen que una simplicidad nítida sintetiza el “buen gusto”. Y califican una tipografía según el resultado del trabajo hecho como “un acto de amor”.
La gran acogida que tuvieron las ediciones del maesto Bodoni, así como su trabajo para el ReyCarlos III, le proporcionaron el titulo de “ tipografo de reyes”. Recibió honores por parte de grandes personaes de la época como el Papa Pio VII, el Emperador Napoleón, y Benjamin Franklin. Bodoni fue un avezado admirador de la labor del impresor y miembro de la Soceidad Real de las Artes (Royal Society of Arts) John Baskerville y analizó con amplia voluntad y detalle los diseños de los tipografos franceces Pierre Simon Fournier y Firmin Didot, de quienes proviene la inspirción. No obstante, y aún cuando exista bastante similitu entre entre Didot y Bodoni, no cabe duda que el italiano encontró un estilo propio y singular. Si bien Bodoni ha sido influencia y fuente de trabajo de los últimos 232 años. Algunas inconsistencias y vulnerabilidades, sobre todo en su imitación y empleo, han sido el lado gris de su legado. Existen numerosas versiones e interpretaciones de la fuente Bodoni en todo el mundo; cada seguidor implementa su ‘propia estilo’, y los ejemplos están por doquier. Pero pueden patinar al encontrarse con una imperfección, y esto es: lo extremadamente contrastado que es el carácter. Es decir, que los delicados y finos trazos que definen la arquitectura del carácter tipográfico se pueden perder a la vista al ser expuestos en negativo (fondo negro, fuente blanca) y distorsionarse en la impresión de una superficie en positivo (fondo blanco, fuente negra). Sin mencionar la rigidez que denota en textos largos, lo cual dificulta un poco la versatilidad lectora de la letra si esta en un tamaño pequeño. Aún así, La eficacia y uso cultural de Bodoni en los medios escritos y digitales posee una fuerza inmarchitable. Bodoni es clave dentro del estilo moderno y la cúspide de la evolución tipográfica romana.
“Un nuevo tipo debe contener las cuatro virtudes del diseño tipográfico: regularidad, limpieza, gracia y buen gusto” Giambattista Bodoni
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«El altísimo valor artístico de las obras de Herb Lubalin se reconocerá todavía durante muchos años en el futuro… probablemente ha sido el mejor diseñador gráfico de todos los tiempos». (Lou Dorfsman, 1981)
Si usted, diseñador o no, hace parte del cada vez menos reducido grupo de personas que navegan en internet buscando tipografías para darle un toque extra a sus trabajos, seguramente sus resultados habrán coincidido con los múltiples estilos y familias de la Avant Garde. Esta tipografía geométrica sin serifas, formada a base de círculos y líneas rectas, corresponde a un hito en la innovación tipográfica en los años 60’s . Su apariencia sólida, fuerte y moderna está basada en el logo que Herb Lubalin diseñó para la revista Avant Garde Magazine en 1967. El Steve Jobs de los años 70 era Lubalin, un exitoso diseñador gráfico, fotógrafo y tipógrafo norteamericano. Cofundó la que llegaría a ser compañía tipográfica más dominante del mercado: ITC, International Typeface Corporation, una empresa dedicada tanto a la comercialización de alfabetos clásicos como a la de nuevos tipos. Bajo esta corporación lanzó a la venta Avant Garde, un alfabeto con un extenso juego de ligaduras y
“Lubalin influenció y cambió profundamente nuestra visión y percepción de la forma de las letras. Elevó la tipografía del nivel de oficio al de arte” (Dorfsman)
trazos capaces de soportar la composición apretada que rápidamente se convirtió en uno de los más utilizados en publicidad. Pero la mayor influencia en el diseño gráfico mundial la logró en 1973 con la difusión de su boletín Upper & lower case. Lanzar una revista propia fue uno de los mayores aciertos de Lubalin; a través de esta pudo aportar al mundo tipográfico nuevas ideas y reafirmar su prestigio internacional como dibujante. Además, como todo lo que emprendía, se posicionó como la publicación más influyente de la industria leída por un millón de personas. Todas las publicaciones de Lubalin sorprendían por su innovación, originalidad y distinción. Su brillante capacidad para crear íconos, utilizar juegos formales de naturaleza trivial y dominar las formas escritas, permitía que el texto adquiriera una exuberancia y vitalidad enormes. Por eso en 1964 creó un estudio que lo llevó a conquistar éxitos como ser incluido en el New York Art Directors Club Hall of Fame en 1977 y nombrado Director de Arte del Año en 1962 por la National Society of Art Directors. Su corriente a favor de la ironía visual rechazó la filosofía funcionalista de los europeos. Y ese es precisamente el espíritu que reflejan sus diseños, un ferviente deseo de romper con la tradición y explotar nuevas posibilidades. Fue su personalidad apasionada y trabajadora la que logró tal habilidad para transmitir ideas. Siempre daba lo mejor de sí mismo y
“Los caracteres deben hablar por sí mismos, como las imágenes. Hay que empezar a tratar los caracteres como elementos dotados de vida propia” (Lubalin) esperaba lo mejor de los demás. Gracias a su experiencia como director de arte publicitario, editorial, packaging y de proyección de la imagen coordinada para sociedades importantes, contribuyó a impulsar varios sectores del diseño. Sus trabajos han sido expuestos en los museos de todo el mundo, desde Tokio a Sao Paulo. Además de ser un gran artista, Lubalin fue también un célebre ejecutivo y excelente profesor. En las principales universidades de todo el mundo, donde ha dado numerosas conferencias, su aporte continúa vigente.