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¡Todo está carísimo! ¡A movilizarnos por aumento general de salarios! Si hay algo que hoy atormenta a los trabajadores y trabajadoras es el alto costo de la vida. El malestar del pueblo trabajador sigue creciendo. La crisis eléctrica continúa ocasionando apagones y deterioro de los electrodomésticos. La escasez de muchos productos esenciales no cede. Pero lo que realmente tiene atosigado a los trabajadores es lo caro que está todo. La destrucción de nuestros salarios es una verdad tan grande como el incremento acelerado de los precios de los productos de primera necesidad. En diciembre del año pasado el presidente Maduro afirmó entusiasta que los “precios bajos habían llegado para quedarse”. Esa frase famosa fue devorada por una inflación que el año pasado fue de 56,2%, y este año en los primeros 8 meses ya llega a 39%, y la de los alimentos en un año saltó un 91%. Todos los economistas coinciden en señalar que al cerrar el año esta estará por encima de 60%. Ante la proximidad de las fiestas navideñas y de fin de año, el gobierno se inventó un remedo del “dakazo” del 2013. Pero como ahora los anaqueles de las tiendas están vacíos, importó una gran cantidad de artefactos de China. Para estas jornadas la gente tiene que hacer largas colas desde la noche y la madrugada para ver si la registran y luego deben ir a otro sitio a pagar y a recibir su lavadora, nevera, licuadora o algunos electrodomésticos. Todo en aras de los “precios justos”. Es una verdadera vergüenza someter al pueblo a esta situación. La destrucción progresiva del salario de los trabajadores no se va a resolver con medidas efectistas. Recordemos: ¿qué quedó del dakazo? Nada. Hoy los precios están más elevados que hace un año, y los anaqueles siguen vacíos. Presionado por la realidad, el gobierno del presidente Maduro acaba de aumentar el salario mínimo un 15% a partir del 1 de diciembre. Antes se había aumentado el salario de los militares en un 45%, lo cual cayó como un balde de agua fría en el conjunto de los trabajadores y trabajadoras. Al día siguiente del anuncio realizado con bombos y platillos por el gobierno, con la presencia de toda la burocracia sindical roja, rojita, el ambiente no era precisamente de satisfacción, el comentario en el Metro, en los supermercados, en oficinas y empresas, era insistente: “A los militares les aumentan 45% y a los trabajadores sólo un 15%”; “ese aumento no alcanza para nada”, “cuando lo empiecen a pagar el 1 de diciembre, ya la inflación se lo comió”. Nadie estaba feliz por el pírrico aumento gubernamental. Mientras tanto la MUD y Fedecámaras comparten la política salarial del gobierno. El descontento no se puede ocultar, ni siquiera al interior de las bases del chavismo, donde las contradicciones son cada vez mayores. Por su parte los trabajadores siguen movilizándose por sus contratos, contra el cierre de empresas, contra los despidos, y en defensa de sus derechos. Algunos estados como Carabobo, Aragua, Lara, Zulia, son un hervidero de conflictos y movilizaciones. También las comunidades están hartas de pasar días sin luz ni agua, con pésimas vías. Todos los días en distintas localidades y pueblos, cierran vías exigiendo luz, agua y otros servicios. Esta situación es insostenible, y no se puede ocultar detrás de falsas “guerras económicas” o misteriosos planes desestabilizadores. En el país se están incubando luchas cada vez más generalizadas y radicalizadas. De allí que sea necesario unir a todos los que luchan. Por ello, desde el Partido Socialismo y Libertad venimos planteando la necesidad de realizar Encuentros Sindicales y Populares regionales que confluyan en un gran Encuentro Nacional de Luchadores para discutir un plan de lucha y movilización contra el ajuste de Maduro, Fedecámaras y Empreven. Por aumento general de salarios, por salario mínimo igual a la canasta básica que sea aumentado cada 3 meses de acuerdo a la inflación. En defensa de los contratos colectivos, contra los despidos y suspensiones, y contra la criminalización de la protesta.
Ante el falso socialismo de Maduro y la falsa democracia de la MUD
La crisis económica y social ha puesto al descubierto que tanto el gobierno y sus organizaciones políticas, como los partidos de la MUD, coinciden en cuanto a las fórmulas para enfrentar el desabastecimiento, la inflación y el estancamiento económico. Unos y otros promueven medidas como aumentar el precio de la gasolina, otorgar aumentos salariales por debajo de la inflación, devaluar la moneda e incrementar los precios de los productos y las tarifas de los servicios. Por ello es necesario construir una organización política que plantee con claridad que la crisis deben pagarla quienes la generaron, los capitalistas y los burócratas corruptos, los cuales se han apoderado de la renta petrolera y de las ganancias producidas por el esfuerzo de millones de trabajadores, tal y como ha ocurrido en este país durante el último siglo. Tenemos que organizar la resistencia al ajuste en cada fábrica, universidad, en cada barrio y campo en el que la gente sufre los embates de la crisis y la amenaza de nuevas medidas económicas antipopulares por parte del gobierno. No es suficiente quejarse con nuestros allegados sobre el hundimiento del país y la depauperación de los salarios, es necesario articular esfuerzos en una alternativa política, un partido verdaderamente revolucionario de trabajadores, estudiantes, campesinos, mujeres. Una organización sin líderes iluminados ni corruptos o burgueses, un partido que defienda transformaciones estructurales para que la industria petrolera sea 100% venezolana, sin transnacionales ni empresas mixtas, reforma agraria, educación y salud pública gratuita y de calidad, empleo y salarios dignos. El Partido Socialismo y Libertad constituye un esfuerzo en la dirección de construir esa alternativa política.