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Mi niñez a flor de Alma Elena Díaz Santana Licenciada en Filología Hispánica. Vocal de Comunicación y Difusión de la Asociación de Amigos de Unamuno en Salamanca

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l 23 de junio de 1910 D. Miguel de Unamuno llega a Gran Canaria, en calidad de mantenedor de los Juegos Florales de la ciudad, permaneciendo en ella hasta el 19 de julio. Su experiencia será narrada por el propio Unamuno en el prólogo del libro El lino de los sueños, de Alonso Quesada, donde dice: “No olvidaré tan aina mi viaje a las Islas afortunadas, ni aquella estancia en Gran Canaria, ni mi correría, caballero, por sus barrancas centrales en compañía del taciturno Manuel Macías Casanova…

El pretexto para aquel viaje inolvidable, grabado ya en la roca de mi espíritu, fueron unos Juegos Florales a que me llamaron de …mantenedor. Y yo, que no creo en eficacia alguna de semejante fiesta, sino que es, más bien, una profanación de la pura y libre poesía, y que he acudido a ella casi siempre con el deliberado propósito de alterar su índole y aprovecharla para otros fines, fui a los juegos florales de Las Palmas a decir lo que bien me pareciera y, sobre todo, a conocer aquello y los espíritus que allí, en aquel a-isla-miento alientan y ansían. Y no parece que me desempeñé tan mal de mí cometido. Más, sobre todo, traje afectos y dejé afectos allí, lo que bien vale un viaje”. (Quesada, 1915)

En “Por tierras de Portugal y España” Miguel de Unamuno, narra en el capítulo “La Gran Canaria”, el viaje realizado a la isla en 1910. Uno de sus párrafos dice: Me llevo de esta ciudad de Las Palmas y de la parte de toda la isla de Gran Canaria que me ha sido dable recorrer hartos recuerdos, recuerdos que confío en que florezcan en mi memoria. Y tal logre un día -¡Dios lo quiera!- dar forma duradera a alguno de ellos. (Unamuno, La Gran Canaria, 1911)

En el artículo: “Un recuerdo puro” escrito por D. Miguel a modo de despedida de Gran Canaria, y que recoge la prensa insular, plasma el maestro sus impresiones sobre el viaje que estaba a punto de concluir, recordando los lugares que conoció, las horas de la tarde que “mataba, mejor dicho que vivificaba en casa de Luis Millares”, donde Unamuno acudía a su tertulia, y donde pudo hacer amistad con no pocos intelectuales que le tenían verdadera admiración, como es el caso de Alonso Quesada, Manuel Macías Casanova, Domingo Doreste, etc. Ya está próxima la venida de D. Miguel a Salamanca, es entonces cuando tiene lugar el encuentro de Unamuno con los hermanos, José, León y Domingo Padrón en la habitación de su hotel, para solicitar ingenuamente poderse adiestrar en el arte de la

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