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Hacia otra mirada del espacio público
en los espacios públicos, ya que la idea de lo que es un espacio público está más referida a lo que debería ser un espacio público con base en el ideal de espacio público, que a lo que es el espacio público desde su experiencia cotidiana.
En este sentido, puede afirmarse que integrar, disuadir y excluir, son tres palabras que definen lo público, porque la definición de lo público deviene de la experiencia que de la ciudad y del otro se posea, y de la idea preestablecida e internalizada de lo que es un espacio público.
El estudio del espacio público desde el análisis de los modos de pensar, hacer y utilizar lo público de acuerdo a la edad, el género y el nivel socioeconómico de las personas, busca aportar una óptica que intenta enriquecer y/o contrastar las perspectivas actuales sobre lo público desde la realidad empírica. Construir una nueva mirada sobre el espacio público, como Charles Booth cuando perfecciona los mapas de la pobreza (1889), sobre los cuales Catz (3) señala: «no constituye un “avance” en el conocimiento positivo de la ciudad, sino una nueva, diferente tecnología de la mirada […] Una mirada sobre un territorio pero también crea al mismo tiempo un territorio mirable».
En el ámbito local de la ciudad de Maracaibo, busca ser un insumo para la comprensión de las dinámicas que se desarrollan en dos importantes espacios públicos de la ciudad: Plaza de la República y Parque Vereda del Lago, siendo un aporte significativo al conocimiento de lo público en una ciudad concreta.
En el ámbito del ejercicio profesional del diseño urbano y arquitectónico, se espera sirva para orientar el rediseño de espacios públicos existentes, así como el diseño de nuevos espacios públicos al considerar que lo público es una condición temporal del espacio, y es dentro de esa temporalidad que debe diseñarse y planificarse el espacio público como hecho físico y formal vinculado a la ciudad.
De este trabajo surgen nuevas inquietudes sobre el análisis del carácter público del espacio, que persiguen ahondar en los procesos de
construcción de los límites (tangibles e intangibles), buscando comprender la naturaleza de su performatividad:
1. ¿Hasta qué punto un espacio público calificado por la crítica arquitectónica y urbana como exitoso, es verdaderamente un espacio incluyente, ausente de límites para su apropiación y uso? 2. ¿Cómo desde la práctica profesional del diseño de espacios públicos se ha considerado el diseño de la temporalidad? 3. ¿Cuándo se puede hablar de calidad del espacio urbano de las ciudades? 4. Y consecuentemente, ¿cómo, desde la práctica profesional del diseño de espacios públicos, se aborda la calidad del espacio urbano?
Se finaliza con más preguntas que respuestas sobre los modos y medios de aproximación al conocimiento e interpretación del espacio público. Como dijo Jorge Liernur (1999) «la duda es la jactancia de los intelectuales», y es que si no existen dudas, cómo existirán preguntas, dónde estará el cuestionamiento de las cosas y dónde, por consiguiente, existirá nuestra verdad particular relacionada con el resto del mundo.
La interrogante ¿público para quién?, no se agota, permite seguir profundizando en la naturaleza de los límites que habitan en el espacio público y que continuamente se hacen y se deshacen, por lo que la respuesta a esta pregunta se modifica, abriendo posibilidades infinitas para abordarla nuevamente desde otro enfoque disciplinario, en otra realidad, con otros ojos, pues, como dijo Octavio Paz (236): «la realidad tiene siempre otra cara, la cara de todos los días, la que nunca vemos, la otra cara del tiempo».
226 Escuela de Artes y Humanidades