Bienestar Bovino - Capítulo 03

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Manejo del parto Jorge Ávila García | Georgina E. Cruz Hernández

Un parto normal en una vaca lechera supone siempre un riesgo tanto para la madre como para el becerro recién nacido. El dolor y el estrés del parto originan consecuencias productivas. Por ello, es fundamental el manejo integral del parto en el hato, con la finalidad de evitar pérdidas económicas y garantizar el bienestar animal.


1. Introducción La máxima eficiencia productiva de una unidad de producción de leche, se obtiene cuando se logra un manejo adecuado del ganado próximo a parir y una nueva concepción antes de los 85 días después del parto. Este período es económicamente el más importante para cualquier productor, ya que en última instancia es el que determina las ganancias o las pérdidas Dadas las condiciones físicas y ambientales en los hatos modernos, hoy en día se requiere del conocimiento y la amplia experiencia para tener un parto exitoso y proporcionar los cuidados necesarios que eviten complicaciones, así como disminuir la mortalidad de los becerros, las retenciones placentarias, las infecciones puerperales, los prolapsos uterinos e infecciones posparto, ya que éstas tienen efectos dañinos en la fertilidad y provocan el desecho temprano de animales en producción. El término «parto» describe aquellos sucesos que ocurren al final de una gestación de duración normal, la cual tiene como resultado la expulsión del feto y de sus membranas. Un parto fisiológicamente normal o eutocia (que significa parto fácil o fisiológico) culmina de manera espontánea y no está acompañado de complicaciones que puedan perjudicar la salud, viabilidad y producción subsecuente de la madre y la cría. Por ello, es importante conocer de primera instancia lo que sucede en un parto normal y el manejo o asistencia que el médico veterinario y el personal de apoyo, deben realizar ante esta situación con la finalidad de poder actuar de manera adecuada. El éxito de tener crías vivas y sanas depende de varios factores entre los que se destacan: a) Interés del ganadero o productor. b) Experiencia del técnico o médico veterinario. c) Manejo adecuado del ganado próximo al parto. d) Instalaciones adecuadas. e) Selección genética (ciertos animales del hato tienen mayor valor económico).

2. Etapas del parto 2.1 Etapa de preparación Comienza hacia el final de la gestación y puede durar unos cuantos días o varias semanas. En la vaca ocurren cambios que la preparan para el nacimiento de la cría y para su alimentación subsecuente. En este período, la proporción de crecimiento del feto se acelera y hay un marcado y rápido aumento en el aporte sanguíneo al tracto genital y órganos sexuales secundarios. La ubre de la vaca se torna firme, distendida e hinchada y existe cierta secreción (goteo) de calostro, leche o hemoláctea, lo que es normal (es más notorio en las vacas primerizas). En ocasiones puede existir edema, la abertura vulvar aumenta en tamaño y los labios vulvares se agrandan tornándose blandos, móviles y pendulosos. También se rompe el tapón de Wharton observándose un moco similar al que se presenta en el estro pero más espeso. Estos cambios pueden comenzar tres a cuatro días antes del parto. Al acercarse el parto, ocurre un relajamiento leve de los ligamentos pélvicos. Los cambios son más obvios en los ligamentos sacrociáticos de las vacas multíparas y pueden ocurrir hasta 10 días antes del parto. Todos estos cambios y síntomas producen un leve hundimiento de los músculos glúteos de la grupa y una elevación de la base de la cola (da la apariencia de que la sección lumbosacra de la columna vertebral forma una curva ventral), lo cual comúnmente se denomina «vaca quebrada». 62

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2.2 Etapa de dilatación cervical (contracciones de primera etapa) Esta etapa marca el comienzo del parto y se caracteriza por: relajación progresiva; dilatación del cérvix: inicio de las contracciones uterinas y orientación del feto para que tenga una menor resistencia a través del canal del parto. Una vez que la abertura cervical externa mide entre 8 y 15 cm de diámetro (y es posible la introducción de la mano), comienzan las contracciones uterinas que impulsarán al feto y sus membranas hacia y a través del cérvix parcialmente abierto. Cuando la abertura cervical alcanza de 15 a 18 cm de diámetro es posible observar entonces la membrana corioalantoidea, la cual está intacta pero flácida y se mueve hacia la parte posterior del canal del parto. La completa abertura cervical no ocurre hasta que la membrana corioalantoidea va a la mitad de la vagina, en ese momento la porción de presentación del feto entra y ejerce presión mecánica interna sobre el cérvix parcialmente dilatado.

2.3 Expulsión del feto (contracciones de segunda etapa) Esta etapa empieza con la entrada del feto en el conducto del parto (se reconoce por la sucesión rápida y regular de los dolores del parto) y termina con la expulsión del feto). Una vez que la dilatación cervical ha terminado se observa el alantoides (con forma de vejiga y color azul oscuro), el cual va apareciendo hasta que se rompe y elimina líquido en un chorro violento. En este momento comienza otro período con la salida del amnios (bolsa de las aguas) de color blanquecino y a través de éste se puede notar la pezuña o la región nasal del becerro. Al romperse esta segunda bolsa es visible un líquido amarillento de aspecto mucoso. Para llegar a este momento pueden pasar de 2 a 5 horas, siendo más largo este proceso en vaquillas primerizas. En los partos espontáneos y sin intervención, el feto es expulsado generalmente con la vaca echada. Sólo excepcionalmente en algunas ocasiones la vaca se levanta, aunque termina echada durante la expulsión.

2.4 Expulsión de membranas fetales (contracciones de tercera etapa) Durante esta etapa final del parto ocurre una separación rápida de los cotiledones y las carúnculas, lo que produce una expulsión eventual de las membranas fetales. La manera en que se expulsan las membranas fetales del útero, también puede variar dependiendo de la intensidad y duración de la contracción. En algunos casos la cabeza del becerro puede estar cubierta por el amnios, lo cual puede causar sofocación si no se retira a tiempo. La expulsión del corioalantoides y de las partes adheridas generalmente se lleva a cabo en dos fases: la primera inicia por las membranas del cuerno uterino no grávido (puede ser o no evertida), las cuales pueden aparecer antes o inmediatamente después del nacimiento y pueden permanecer colgadas de la vulva o separarse de la porción que permanece en el cuerno uterino grávido. Éste último se expulsa más tarde. A esto le sigue de inmediato la segunda fase que implica el lado no gestante, en el cual las superficies generalmente presentan los cotiledones en la parte externa.

3. Asistencia durante el parto normal En muchas ocasiones, la responsabilidad del manejo y cuidado de los bovinos en México está en manos de personal inexperto y no especializado. Por ello, es importante la implementación de buenas prácticas y de procedimientos de operación dirigidos por un médico veterinario, que permitan al grupo de trabajo del rancho b

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o de la unidad de producción, saber qué hacer ante la presentación de eventualidades que generen situaciones de riesgo a la salud del animal o un impacto negativo al sistema de producción. En particular y en lo relativo al parto, muchas veces el personal inexperto o poco capacitado se apresura a asistir al ganado una vez que se observa al becerro en el canal del parto, aplica medicamentos incorrectamente y saca al becerro con un mal procedimiento, lo cual causa muchas veces, laceraciones graves a la madre y lesiones a la cría, lo que genera un impacto negativo en la unidad de producción. Por lo tanto, en la asistencia al parto de la vaca es preciso tener una preparación completa y tomar en consideración las siguientes recomendaciones: a) Debe tenerse orden y paciencia al momento del parto. b) Debe existir el material necesario: guantes de palpación, lubricantes, anestésicos locales (Xilocaína al 2%) y desinfectantes (solución yodada o benzal). c) El médico veterinario y sus asistentes (el que asiste a la vaca y el que asiste al becerro) deben estar preparados ante cualquier situación. d) Es importante que sólo dos personas jalen (la fuerza equivalente a 500 kg de tracción), ya que pueden lesionar el aparato genital de la vaca así como provocar la muerte al becerro. Para manejar adecuadamente un parto y que todo resulte satisfactoriamente, es indispensable implementar procedimientos de operación estandarizados, con la finalidad de que todo el personal que labore en el sistema de producción, conozca las actividades a realizar. El personal que asiste un parto debe estar perfectamente capacitado, ser buen observador y tener amplia experiencia, para que sea capaz de seguir las distintas fases del parto y sobre todo, intervenir oportunamente y cuando el caso realmente lo amerite. Con estas medidas se logrará mantener la salud del hato, disminuir el número de animales enfermos y el ganado sano tendrá un mejor comportamiento reproductivo y productivo.

4. El ABC del parto Las siguientes reglas son indispensables y deben respetarse durante la asistencia a un parto normal de un bovino dentro de una unidad de producción: 1a Regla: Orden y paciencia. El orden, la calma y estar preparado para actuar en el momento oportuno, constituyen las acciones que el técnico o médico veterinario debe practicar durante el parto. Es importante tomar en cuenta el ritmo que requiera cada caso. Si se ejecuta cualquier maniobra antes de tiempo, o bien con retraso, además de resultar más difícil la labor del parto, puede ser perjudicial para la vaca o para el becerro. Al momento del parto existen ciertos signos que la vaca muestra y que el médico veterinario puede conocer por el continuo contacto con el animal. El más importante es la inquietud de la vaca (provocada por los dolores del parto). En ese momento, el médico veterinario deberá sólo observarla y dejarla tranquila para que el proceso se lleve a cabo con normalidad, ya que hasta ese momento, el animal puede hacerlo por sí mismo (ese escenario sería el ideal). Toda acción o intervención del técnico o médico veterinario, debe realizarse en el momento que sea necesario. 64

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2a Regla: Máxima limpieza. Es indispensable realizar una correcta examinación de la vaca por parir, tomando en cuenta la condición corporal, edad del animal y número de partos; recordando siempre que las vacas primerizas en su mayoría ameritan asistencia en comparación con las multíparas. La higiene es fundamental cuando se va a asistir un parto, ya que fácilmente pueden introducirse microorganismos al útero, lo cual provoca infecciones agudas que pueden afectar la fertilidad de la vaca y generar problemas reproductivos y productivos. Las principales medidas antisépticas que se deben efectuar de manera rutinaria durante el parto son las siguientes: lavar la vulva y la región perineal con algún antiséptico (yodo, hipoclorito o benzal) no irritante; el médico veterinario se deberá lavar profundamente las manos y brazos con jabón corriente y algún antiséptico (deberá ponerse un guante de palpación humedecido con antiséptico); y examinar con cuidado antes de intervenir, para no romper la bolsa de las aguas. 3a Regla: Sin acción brusca ni empleo de fuerza excesiva. Esta regla aplica para la fase del parto que corresponde a la expulsión del feto, ya que en algunos casos personal inexperto, rompe a propósito la bolsa de las aguas cuando el feto comienza a salir por el canal vaginal; pensando que con ello acelerará el parto. Pero esta acción es inadecuada y contraproducente pues la bolsa de las aguas sirve para dilatar el canal cervico-vaginal y lubricar al mismo, y cuando la ruptura es inducida, se detiene abruptamente el parto y se b

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vuelve más lento, seco, difícil y doloroso. Una vez rota por sí sola la bolsa de las aguas, el técnico o médico veterinario debe esperar unos momentos, entre 1 hora o 2 horas, para que salga de manera natural el becerro. En caso de que no salga después de una hora de espera, es necesario intervenir ya que puede ser una distocia y provocar que el aparato genital se reseque y sea difícil la extracción del feto. Es necesario e importante que antes de jalar al becerro se revise que las manos y la cabeza vengan en una presentación normal. Si por alguna circunstancia ajena al médico veterinario, la bolsa de las aguas se rompe antes de tiempo y el canal de parto se reseca, es necesario lubricar tanto la vagina como el útero. Se pueden administrar de 15 a 20 litros de agua jabonosa bien concentrada (jabón neutro), el cual es un muy buen lubricante y será de gran ayuda, pues el feto flotará y será más fácil manipularlo. Si el animal se ve agotado, es necesario que el médico veterinario brinde ayuda durante el parto normal, realizando una pequeña tracción de los miembros anteriores o posteriores del becerro. 4ª Regla: Nunca jalar un ternero si no está en posición correcta. El técnico o médico veterinario nunca deberá jalar un ternero, si no está bien lubricado y en la posición correcta en el canal del parto. 5ª Regla: Facilitar siempre el parto. Si se requiere la intervención del técnico o médico veterinario para extraer a la cría, será necesario entonces administrar 10 ml de Sensiblexmr (Hidrocloruro de denaverina) con la finalidad únicamente de dilatar el canal del parto sin inhibir las contracciones. O bien, se pueden administrar 20 ml de Clorhidrato de clembuterol o 20 ml de Clorhidrato de isoxuprina. Si lo que se requiere es detener contracciones para manipular y acomodar al becerro, entonces se deberán aplicar relajantes uterinos, al menos 20 minutos antes de iniciar con el procedimiento de extracción. Estos procedimientos son de gran ayuda para la vaca, el ternero y el médico veterinario, ya que el parto se facilita.

5. Distocia El término distocia significa parto difícil. Se refiere a la dificultad al momento del parto, por causas maternales o del becerro, que impiden el paso del feto a través del canal del parto. Esta condición representa un riesgo, no sólo para la cría sino también para la vaca, por lo que se requiere de la intervención inmediata del médico veterinario. La incidencia de esta condición en la ganadería mexicana es la siguiente: ganado lechero (7%–9%); ganado de carne (3%); novillas (18.2%); vacas adultas (5.9%). Las crías de sexo masculino incrementan 7.9% la incidencia de distocias (debido a que el tamaño de la cría suele ser mayor al del canal de parto) comparada con la de las crías de sexo femenino. Entre las causas más frecuentes de la distocia, encontramos la desproporción materno-fetal (principalmente en novillas); una mala presentación o posición del becerro; el tamaño del feto y diámetro de la pelvis; una torsión uterina o falla de dilatación cervical; la presencia de cuates o tripletes; hipocalcemia preparturienta y vaquillas gordas (en las cuales se reduce el tamaño del canal del parto). Para confirmar la condición de distocia, es necesario realizar una anamnesis y un examen físico general tomando en cuenta los siguientes aspectos: a) ¿Es un parto a término o se trata de un parto prematuro? b) ¿Qué edad tiene la vaca y cuántos partos ha tenido? c) ¿Cuánto hace que empezó el trabajo de parto? 66

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d) ¿Qué actitud tiene la vaca? (Tranquila o nerviosa). e) ¿Ya se rompió la primera o segunda bolsa? ¿Hace cuánto tiempo? f) ¿Se ha manipulado a la vaca para intentar la extracción del becerro? Asimismo, deben tomarse todos los parámetros fisiológicos (como son: temperatura, respiración, movimientos ruminales y mucosas) y realizar exámenes externo y obstétrico: a) Examen externo 1. Bajada de leche. ¿Está goteando leche? 2. Relajamiento de ligamentos pélvicos (la relajación corresponde al inicio del parto). 3. Relajación de la vulva. b) Examen obstétrico 1 1. Examen vaginal (higiénico y antiséptico). 2. Relajación y dilatación de la vagina y de la vulva. 3. Relajación y grado de dilatación del cérvix. 4. Tamaño del producto y de la pelvis. 5. Si el becerro está vivo. 6. Malformaciones del becerro. c) Examen obstétrico 2. La realización de este examen dependerá de los resultados de los dos primeros exámenes, con lo cual se determinará si es necesaria la realización de alguna de las siguientes maniobras obstétricas: 1. Manipulación del producto. 2. Extracción forzada. 3. Fetotomía. 4. Cesárea. En caso de que la extracción del feto sea extremadamente complicada y la salud de la vaca se vea comprometida, debe tomarse la decisión de realizar una técnica quirúrgica para la extracción del mismo. En este caso, debe evaluarse si es mejor realizar una fetotomía o una cesárea. Si la cría está muerta es preferible realizar una fetotomía parcial. La fetotomía está indicada para algunas presentaciones de difícil extracción, en las cuales el becerro ha muerto, por ejemplo: cabeza fuera y extremidades muy anchas a nivel de hombro, lo cual produce un atascamiento entre la pelvis de la madre y los hombros de la cría (entonces se realiza la amputación de uno o ambos miembros anteriores) o bien, la obstrucción de la pelvis de la madre con la pelvis del becerro. Si el problema requiere una fetotomía total es preferible realizar una cesárea, la cual está indicada normalmente cuando el producto está vivo y no puede salir por el canal de parto. En ambos casos, antes de realizar cualquiera de los procedimientos debe administrarse un relajante uterino y lubricar el canal de parto constantemente.

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5.1 Prevención de partos distócicos Los partos distócicos suelen prolongarse excesivamente o requieren una extracción asistida del feto. Por ello, es aconsejable prevenir los partos potencialmente problemáticos y seguir las siguientes recomendaciones: a) Brindar nutrición adecuada a la vaca antes del parto (evitar hipocalcemia y vacas con cc excesiva). b) Inseminar en tiempo adecuado a las vaquillas cuando alcancen su máximo peso (de 13 a 14 meses en raza Holstein y de 20 a 24 meses en razas cebuínas). c) En vaquillas, utilizar toros que den crías pequeñas. d) Supervisión oportuna de los partos. e) Contar con personal capacitado.

6. Cesárea La operación conocida como cesárea, es un procedimiento quirúrgico por medio del cual el feto es removido a través de una incisión uterina y abdominal de entre 20 y 30 cm de longitud. Está indicada cuando no es posible llevar a cabo el parto normal o no puede lograrse sin la pérdida del feto o debido a un daño irreparable del canal materno. En la actualidad, se realiza la cesárea cuando existe un producto vivo, muerto o en descomposición, el cual sólo es posible extraer a través de una fetotomía total. Las principales causas que originan esta complicación son: momificación fetal; hidropesía de los sacos fetales; inanición por cetosis; prolapso de la vagina o cérvix, reticuloperitonitis traumática y secuelas; vacas nulíparas o multíparas receptoras en la transferencia de embriones con crías muy grandes (por ejemplo las de raza Belgian blue), lo que origina una desproporción entre el feto y el canal materno; dilatación del cérvix, vagina o vulva incompleta; torsión uterina; así como una distocia imposible de corregir. Antes de realizar la operación, es importante considerar el riesgo de complicaciones posteriores debido a la incisión abdominal o uterina, y la posible formación de adherencias que se presentan entre 22% y 50% de los casos. Algunas consideraciones que deben tomarse en cuenta antes de realizar la cirugía son: a) La tasa de mortalidad en vacas es del 2% al 15%, si se realiza durante las primeras 18 horas. b) La tasa de mortalidad en vacas es del 18% al 38% o más, si se realiza después de 18 horas de iniciada la etapa de expulsión del feto (Masservy y cols. 1956; Vandeplassche y cols., 1967; Balazs y cols., 1968; Roberts, 1971; Top y Vendonck, 1971; Sloss, 1974). c) Del 52% al 75% del ganado al que se le practica una cesárea requiere de inseminación artificial. d) Del 60% al 80% del ganado al que se le practica una cesárea queda gestante nuevamente y sólo del 5% al 9% aborta. (Debackere y cols., 1959; Balazs y cols., 1968; Vandeplassche y cols.).

6.1 Clasificación de la cesárea La operación tiene tres maneras de efectuarse dependiendo de la circunstancia a la que se enfrente el técnico o médico veterinario: el abordaje por flanco izquierdo (la cirugía se efectúa con la vaca en pie), el cual es recomendable cuando hay presencia de fetos en descomposición; el abordaje ventro lateral (la cirugía se efectúa con la vaca en recumbencia lateral), el cual es recomendable para fetos pequeños, en descomposición 70

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GRÁFICO 1: CompARATIVO ABORDAJE CESÁREA Características

Flanco

Ventrolateral

Ventral por línea media

Características del sitio de operación

Densa capa de pelo

Capa de pelo más dispersa. Área limpia

Capa de pelo más dispersa. Área a menudo sucia

Uso general de narcosis o sedación

Innecesaria

En algún grado necesaria

En algún grado necesaria

Accesibilidad al útero

Difícil de exteriorizar

Fácil de exponer

Fácil de exteriorizar

Posibilidad de extensión de la incisión

No frecuente

Frecuente

Siempre

Posibilidad de contaminación en la incisión posoperatoria

Infrecuente

Frecuente

Siempre

Peligro de hernia posoperatoria

Mínimo

Considerable

Considerable

Peligro de eventración posoperatorio

Por descuido

Posible

Posible

Contaminación de la cavidad peritoneal con líquidos uterinos

Inevitable

Fácil de evitar

Fácil de evitar

FUENTE: Adaptación a partir de Oehme (1967).

o muertos; y el abordaje ventral por línea media (la cirugía se efectúa con la vaca en recumbencia dorsal), el cual es recomendable para fetos muy grandes, muertos, momificados o bien, partos dobles.

6.2 Fases de la cesárea a) Preparación. Tranquilización. Administración de Propionilpromacina al 1% (5-10 ml). Vía im o iv. Administración de droga espasmólitica: SensiblexMR de 5-10 ml dependiendo si es vaquilla o vaca. Vía im o iv. Se administra 15 minutos antes de iniciar la cesárea para reducir el tono miometral y facilitar la exteriorización del útero. b) Operación. Luego de administrar la droga espasmolítica, se realiza un bloqueo paravertebral proximal y distal a nivel de lumbares, o bien, un bloqueo epidural, dependiendo del tipo de cirugía que se elija. Es indispensable e importante mantener el área de incisión en total asepsia, totalmente rasurada y realizar una incisión pequeña (máximo de 30 cm), oblicua y con dirección craneal, de dorsal a ventral. La incisión se hace en dirección de los músculos oblicuos, separando con los dedos. El músculo transverso abdominal y el peritoneo se inciden con dos pinzas de Allis y se perfora con bisturí y tijeras (la salida del aire indica que estamos en la cavidad correcta). En ese momento debe desplazarse el omento y la porción caudal del rumen en dirección craneal. Enseguida debe ubicarse el útero y alinear al feto, acercándolo hacia la incisión. A continuación se realiza una incisión en el útero entre las pezuñas del becerro (de 30 a 35 cm de largo), procurando no lastimar los cotiledones. Se toma el útero con las pinzas de Allis y se empuja hacia los extremos de la incisión para jalar las extremidades del becerro (pudiendo utilizar para ello cadenas obstétricas). Otra persona debe estar preparada para atender adecuadamente al becerro, si es que se encuentra vivo. Recuerde que no se deben realizar intentos por extraer las membranas fetales, principalmente si se encuentran inflamadas. Es de suma importancia el manejo que se le da al útero de la vaca, ya que si es realizado de manera inadecuada puede traer consigo problemas secundarios como peritonitis y adherencias. Las suturas en el útero deben ser invaginantes y seguras, para evitar desgarres uterinos, ruptura del material de sutura y posibles b

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infecciones en el órgano y cavidad abdominal. Se pueden emplear Catgut crómico del número 3 o Dexón del número 2 o 3. Es importante introducir bolos antibióticos uterinos para la pronta involución del útero: por ejemplo se pueden aplicar 100 unidades de OxitodonMR directamente en el útero o suero salino fisiológico. Se deberá lavar perfectamente el útero y la cavidad abdominal. El peritoneo y el músculo transverso abdominal se deben cerrar con una línea de sutura continua. Asimismo, se deben cerrar con puntos en forma de “x”, los músculos oblicuos abdominales (evitando dejar puntos muertos). La piel se sutura con Nylon del número 50 o 40 con puntos en forma de “u”,”colchonero” o sutura continua encadenada. c) Posoperatorio. Después de efectuada la operación se deben aplicar antibióticos de amplio espectro por vía intramuscular o intravenosa. También se deberá tomar la temperatura a diario durante los siguiente ocho días: si es > 40°c conviene cambiar el antibiótico. Las suturas de piel se retiran a los 12 o 14 días después de efectuada la cesárea.

7. Conclusiones El dolor y el estrés causados por el parto (especialmente en vacas primíparas y/o en el caso de partos distócicos) son importantes, ya que pueden tener consecuencias productivas importantes, pues inhiben la liberación de oxitocina y disminuyen las contracciones, lo cual retrasa la eyección del calostro. Por ello, es fundamental conocer los comportamientos típicos de cada una de las fases del parto para identificar partos potencialmente problemáticos. Asimismo, es recomendable aumentar la supervisión y/o intervención del médico veterinario durante el proceso del parto, ya que siempre debe considerarse la posibilidad de un parto distócico, en especial si alguna fase del parto se alarga o surgen conductas que no son propias de la fase correspondiente. •

Conceptos Clave • Únicamente se debe intervenir en un parto normal, si alguna de las fases se alarga excesivamente y/o se observa algún comportamiento atípico. • El personal que asiste un parto debe estar capacitado, ser buen observador y ser capaz de seguir las distintas fases del parto, e intervenir oportunamente cuando el caso realmente lo amerite. • Es de suma importancia el manejo que se le da al útero de la vaca durante la cesárea, ya que si es realizado de manera inadecuada puede originar problemas secundarios como peritonitis y adherencias.

Literatura consultada Benesch f. (1950). Obstetricia de la vaca y la yegua. 2ª Ed. Labor S. A., Barcelona, España. ── f. (1963). Obstetricia y ginecología veterinarias. Labor S. A., Barcelona, España. Saharrea

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(1999). Mejoramiento animal y reproducción de bovinos. Capítulo

vi,

Fisiología del parto. Capítulo

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Distocia y

maniobras obstétricas. sua. 47-67. Sloss v, Dufty jh. (1986). Manual de obstetricia bovina. Compañía Editorial Continental, S. A. de C. V., México. Zemjanis r. (1962). Diagnostic and therapeutic techniques in animal reproduction. The Williams & Wilkins Company. Baltimore.

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