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“ME ENCANTA CONTAR HISTORIAS CON FINAL FELIZ”

TEXTO: GRISEL VACA • FOTOGRAFÍAS: OCTAVIO LAZCANO

La actriz colombiana Erika Fernández ha rescatado cientos de perritos; actualmente, un aproximado de 80 dependen de ella, y 25 viven en su casa. Su profundo amor por ellos la llevó a crear la fundación Amor sin Raza hace siete años, luego de haber rescatado al primer peludo que le cambió la vida por completo. En exclusiva, “La loca de los perros”, como se le conoce actualmente, nos recibió en su casa para contarnos cómo inició esta gran misión en su vida que, incluso, fue llevada a la pantalla por ViX+.

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“DONABA MI TIEMPO Y MI CARRITO”

¿Cómo surge tu inmenso amor por los animales?

Llevo siete años rescatando perritos en México; antes no era rescatista, ni siquiera me lo imaginaba, no me había topado con casos de animalitos en situaciones tan vulnerables. Yo crecí en Colombia y nunca tuve perros, y cuando fui a Estados Unidos tuve a mi primera perrita, ahí comenzó el amor, con la convivencia y la responsabilidad que implica; hace siete años me cambió la vida.

¿Cuál fue el primer perrito que rescataste?

Homero; cuando ya vivía en México llegó a mi trabajo, estaba enfermito, flaquito, tenía inflamada su cara y muchas heridas… Lo cuidé toda la noche, era la primera vez que me tocaba ver algo así; por ese perro comenzó todo, me lo llevé a mi casa, y desde ese momento quise dedicar mi vida a ayudar a los perritos y mejorar su calidad de vida.

Después de ayudar a Homero, ¿qué pasó?

Vinieron cientos de perritos más, me tuve que mudar de mi casa porque vivía en un departamento de la colonia Nápoles, en la Ciudad de México, y Homero se comió mi sofá y todo. Mi nueva casa comenzó a ser el hogar temporal de otros perritos y de rescatistas, donaba mi tiempo y mi carrito, salía de mi trabajo y me iba a Neza o a Chimalhuacán por perros que se iban a rescatar y necesitaban transportarlos; así empecé.

¡SU VIDA CAMBIÓ POR COMPLETO! Homero, el primer perrito al que cuidó en México hace siete años, fue el inicio de su historia como rescatista.

¿De qué forma solventabas los gastos que esto implica?

De mi propio bolsillo, lo que podía pagar, porque yo ya trabajaba como conductora y tenía un buen sueldo, incluso empecé a patrocinar a otras rescatistas, pero empecé a darme cuenta de que mucha gente lucraba; de repente yo preguntaba por un perrito y resulta que ya se había muerto, pero nadie me había avisado y me seguían pidiendo dinero, ahí fue cuando nació mi fundación Amor sin Raza, porque yo quería hacer las cosas diferentes, de manera profesional, que la gente tuviera la certeza de que la cuenta en la que depositan realmente es la cuenta de la fundación.

“EN MI CASA HE LLEGADO A TENER HASTA 45 PERRITOS”

¿Cuántos perritos has rescatado hasta el momento?

No tengo ni idea, sé que han sido cientos; tan sólo en mi casa he llegado a tener hasta 45 perritos. Ahora tengo 25.

¿Cómo le haces para atenderlos a todos? La verdad es que se portan muy bien, son 25 perros y no escuchas a ninguno ladrar, lo único que de repente me estresa un poco es cuando les doy de comer, porque en ese momento todos tienen hambre; a las 7:30 de la mañana me levanto y ya todos están esperando su comida, así que no puedo dormir más de esa hora si no les doy de comer. sabe perfectamente el nombre de cada uno de sus perritos y de las dolencias que los aquejan.

¿Tú solita te encargas de ellos?

¡Claro! Aunque vivo con una señora que me ayuda, y cuando ella se va viene su hija, entonces, siempre hay alguien aquí, y cuando me voy de rescate me llevo a uno, dos o tres perros; yo los saco a pasear de uno en uno o de dos en dos, y de repente un paseador se los lleva a caminar; tengo un jardín grande y juego con ellos, trato de que siempre me sientan presente.

VOCACIÓN. Después de estudiar Enfermería y Actuación en Miami, la influencer se dio cuenta de que su pasión era cuidar y rescatar perritos abandonados.

ENCANTA EN REDES. La excomentarista deportiva también impacta con su belleza a sus más de dos millones de seguidores en Instagram.

¿Cómo es un día de rescate?

Me reportan los casos en Instagram o Facebook, siempre estoy checando los mensajes; una vez que me contactan les doy mi número de WhatsApp para que me envíen la ubicación exacta (de donde se realizará el rescate), meto en mi camionetita comida, una correa, una cobija y me voy. La mayoría de los rescates son en el Estados de México, en colonias humildes. Cuando ya tengo al perrito (rescatado), lo primero que hago es llevarlo al veterinario, porque ningún perro entra a ninguna casa, hogar temporal o a mi casa hasta que no lo haya visto un especialista… Me encanta contar historias con final feliz, hago hasta lo último para poder lograrlo.

¿Qué caso te ha impactado más?

Uno en 2020, me enseñó mucho. Lo que pasa es que ayudo a un refugio que se llama Buenos Chicos, en Guadalajara. Un día me lleve seis perros para curarlos, pero había una perrita, Camila, que tenía un tumor enorme en la cara; yo nunca había visto algo así, era un tumor bastante grande que incluso ya le había cerrado su ojito, así que después de agotar todos los tratamientos, la doctora me dijo que ya no había nada qué hacer porque el tumor estaba por reventar, así que me preguntó si quería dormirla o darle calidad de vida. Esa decisión, de si vive o muere, fue muy dura.

¿Qué decidiste?

Miré a los ojos a Camila y le dije: “Vamos a hacer lo que nunca en tu vida has hecho”, y así fue, hicimos un picnic en Chapultepec, durmió en la cama, comió helado... y en mi cumpleaños la llevé a Acapulco; Camila era feliz en la playa, pero ahí me despedí de ella porque su tumor se comenzó a abrir… La miré, ella me miró y se le salió la lagrimita, en ese momento supe que Camila estaba lista, y ese fue mi regalo de cumpleaños, el poder acabar con su dolor

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