Cárcel de Bellavista oct. 13 de 2015.
SALUDO AL II SEMINARIO SOBRE DELITO POLÍTICO Y SITUACIÓN DE LOS PRESOS POLÍTICOS EN COLOMBIA Reciban un fraternal y caluroso saludo, cargado de afecto y reconocimiento a la labor que desarrollan en pro de las y los presos políticos del País. Es muy importante para nosotros, contar con el apoyo y acompañamiento que desde estos espacios se hace por esta población carcelaria que cada día crece más. La rebelión y el Delito político. Los delitos políticos consisten en el uso de la fuerza para derrocar al Gobierno, impedir que funcione, u obligarlo a tomar determinadas decisiones. A diferencia de otro tipo de delitos, éste busca un bien colectivo según su convicción ideológica o creencias de quienes asumen la acción. Es un delito que ha existido desde las guerras civiles en el siglo XIX y se fundamentaba en que no siempre los ganadores eran del mismo bando, los ganadores de hoy podían ser luego los perdedores por eso se consideraba una especie de pacto de caballeros entre los contendientes, más cuando se trataba de políticos de la misma clase alta enfrentados. Esta visión del delito político en Colombia dejo de existir cuando la lucha por el poder dejo de ser partidista y se convirtió en una lucha con una convicción política e ideológica de clase. Ahora bien, La Declaración de Derechos Humanos de los Pueblos de las Naciones Unidas estableció lo siguiente: “Los derechos humanos serán protegidos por un régimen de derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”; pocas Constituciones en el mundo han dejado consignado el Supremo Derecho a la Rebelión que le pertenece a los pueblos para liberarse del yugo de un gobierno tiránico y opresor. Por el contrario en países como Colombia esta declaración se convirtió no un derecho sino en un delito que es asociado a otros terminan en altísimas penas, que se convierten en cadenas perpetuas de facto para los guerrilleros y guerrilleras condenadas. En la Constitución de 1991, el término “delito político” aparece en el artículo 35, al mencionar que “la extradición no procederá para delitos políticos”; en el 150, donde se dice que el Congreso puede “conceder, por mayoría de los dos tercios de los votos de los miembros de una y otra cámara y por graves motivos de conveniencia pública, amnistías e indultos por delitos políticos”, y en el 179, donde se deja expreso que no podrán ser congresistas “quienes hayan sido privados de la libertad (...) excepto por delitos políticos”.
Es claro que al tipificar la Rebelión como delito se está dando paso para que se entienda que hay unas personas alzadas en armas en contra de un régimen y aunque no se realice de manera oficial su reconocimiento, de forma fáctica aquellas personas que son condenadas por esta conducta pueden ser tomadas como Presos Políticos. En los últimos periodos presidenciales donde arrecio la ofensiva contrainsurgente, se intentó desnaturalizar el delito político y desconocer la existencia de Presos Políticos en Colombia, fuimos tomados como terroristas y sometidos a tratos cueles e inhumanos y a todo tipo de vejámenes para ser ablandados y pretender someternos a las políticas de desmovilización que propone el gobierno, por medio de las cuales a través de beneficios jurídicos y económicos buscaban que traicionáramos nuestros principios y sirviéramos como testigos falsos y acusar así a otras personas para tratar de involucrarlas con la insurgencia y fabricar de esta forma los montajes judiciales. Teniendo presente que la categoría de “terrorista” se adopta desde 2001, es para conflcitos internacionales, más no para conflcitos internos. Los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez, se hacen evidentes las ejecuciones extrajudiciales, que junto a las cárceles se convirtieron en el destino permanente de la oposición, política y social al régimen colombiano. Capturas masivas y sentencias con testigos falsos, pagados con dineros de los contribuyentes, acusados vilmente de “terroristas, o auxiliadores del terrorismo.” Aprobando leyes que aumentan la pena máxima en 60 años, derogando los pocos beneficios logrados en los levantamientos carcelarios. Los presos políticos hemos tenido que afrontar por años, las consecuencias del conflicto y las de nuestro compromiso político e ideológico. Por ello, buena parte del código penal y del código penitenciario, es el resultado de una política criminal contra insurgente, legislación que imprime el sello de un régimen de dominación claramente anti popular, cuyo propósito ha sido castigar a los disidentes u opositores políticos y a los excluidos por su modelo. Hoy el nuevo momento político lleva a que para avanzar en el proceso de paz que se adelanta en el país, es necesario volver al reconocimiento del derecho a la rebelión y a la existencia del delito político. Ahora los mismos jurista que han producido jurisprudencia en las cortes colombianas como el exmagistrado de la Corte Constitucional Sergio Araujo hablan de dos teorías en torno a los delitos políticos: una que plantea que son los cometidos contra el régimen constitucional del Estado, como rebelión, sedición y asonada, y otra, en un espectro más amplio, que implica la conexidad con otros delitos cuyos fines tienen que ver con los propósitos de tomarse el poder y derrocar el Estado, como el secuestro cuyo fin es obtener los recursos económicos necesarios para el sostenimiento de un ejército, lo que ha generado una discusión más amplia es lo referido al narcotráfico considerado un delito trasnacional. Los presos políticos y la lucha por la paz Una de las reivindicaciones políticas de los presos políticos confinados en las cárceles del país, es la lucha por el reconocimiento político derivado de las causas y motivaciones de
nuestra acción como luchadores insurgentes y populares, somos rebeldes que optamos por la lucha armada como vía para enfrentar a un estado genocida que no ha sido capaz de resolver los problemas fundamentales de nuestra sociedad, para que transite por lo menos por las sendas de la democracia, el respeto y cumplimiento de los derechos fundamentales. En las dinámicas de la lucha por la paz, inscribimos los propósitos del movimiento de presos políticos, como la reivindicación superior de los revolucionarios; un país en paz con justicia social y bienestar para todos, esta lucha por la paz está inscrita hoy dentro de la búsqueda de la solución política al conflicto armado que padece Colombia. Esta reivindicación de la paz nos ubica dentro de todas las expresiones sociales y políticas y de los pueblos que luchan por las transformaciones necesarias del país, que nos allanen el camino por una paz duradera. Somos entonces una expresión del movimiento general de colombianos que lucha por la paz desde la perspectiva de la solución política al conflicto político social y armado. Las actividades que venimos desarrollando entorno a las reivindicaciones generales de todos los presos son importantes válidas y las debemos continuar desarrollando, son los elementos básicos de lucha por la dignidad y el bienestar de todos los presos del país, pero a la par debemos desarrollar las actividades propias de nuestra reivindicación política, inscritas hoy en la lucha por la solución política al conflicto. Nuestro quehacer al respecto debe estar dirigido en primer lugar a la lucha por la libertad de todos los presos políticos del país; la solidaridad con el movimiento social y popular en sus luchas por las transformaciones sociales y por la paz; el reconocimiento como actores políticos restituyéndonos la dignidad de luchadores insurgentes y populares, dentro de este último punto insistiremos en que se nos asignen patios específicos para los presos políticos y avanzar en la lucha por la regionalización, en la idea de estar colectivizados en pocas cárceles y no regados por todo el país y con dificultades para la atención e incluso el acompañamiento familiar. Consideramos de gran importancia para todas y todos los presos políticos del País esta conmemoración del día del preso político, en el que recordamos y honramos la memoria de muchos y muchas luchadoras y luchadores sociales populares e insurgentes, de la talla de Manuel Quintín Lame Chantre, Luis Carlos Cárdenas Arbeláez entre otros, que han pasado y aún están en las mazmorras del régimen resistiendo con dignidad y entereza los vejámenes de los cancerberos del sistema. Convencidos que su sacrificio no será en vano, porque desde esta trinchera de lucha temporal llamada cárcel aportaremos nuestro granito de arena para la edificación de un país con soberanía y autodeterminación. Queremos manifestar nuestro reconocimiento a la gran labor realizada por todas las organizaciones defensoras de derechos humanos, en especial las que han tomado como centro de su actividad la defensa de los detenidos y detenidas políticas; pues gracias a sus
denuncias y acompañamiento se han logrado evitar una buena cantidad de violaciones a los derechos humanos dentro de la prisiones colombianas. Sabemos que su labor es difícil y demasiado riesgosa, pues defender a un preso político, significa asumir consecuencias como la judicialización, el asesinato o la desaparición, para intimidar a quienes sigan pensando en solidarizarse con quienes, sobre todo, disentimos, somos objetores de conciencia o con el uso de las armas hemos enfrentado al establecimiento. Hacemos un fraternal llamado a todas y todos los participantes en este magno evento, para reflexionar, discutir u acordar acciones en torno a la gran necesidad que hay de unir esfuerzos para fortalecer un gran bloque de todas las ongs de asistencia jurídica y de derechos humanos, que se apersonen articuladamente de las difíciles situaciones, que viven las y los presos políticos. No importa cuántas organizaciones, iniciativas y personas existan y se interesen por la situación de las y los prisioneros políticos, sino cuanto se hace y se logra, no solo para aliviar su situación de prisionalización, sino para que la sociedad y el mundo se entere de nuestra existencia y de las razones de nuestra lucha; pero sobre todo, encaminar la mayor parte de los esfuerzos en el logro de nuestro retorno a la libertad. La solidaridad consiste en abrazar la causa del otro y para eso es necesaria la identificación con la misma, así se tengan diferencias en los métodos. La solidaridad no es compasión, ni lástima; es el esfuerzo conjunto de quienes nos sentimos comprometidos en la búsqueda de objetivos comunes, para lograr la consecución de los mismos, por encima de diferencias meramente ideológicas e incluso semánticas, que no ayudan mucho a solucionar la situación que afrontamos quienes estamos tras las rejas y los muros. La solidaridad no se produce en una sola vía, sino que la misma es reciproca; y en ese sentido, los presos también podemos solidarizarnos con quienes desde la libertad física siguen luchando por la construcción de la patria para todos, donde el centro de la actividad política sea la justicia social, única garantía de evitar la guerra como medio de hacer política. Este año 2015 como Colectivo de Presos Políticos Camilo Torres Restrepo, nos dimos a la tarea de elaborar tres ponencias: 1. La de reabaja del 20% para todas y todos los presos, 2. No a la extradición de nacionales y repatriación de las y los presos que están en otros países; ambas ponencias presentadas en debates del Congreso de la República y enviadas a las organizaciones sociales y 3. Críticas y aportes al sistema jurídico y penitenciario. Por eso, nuestra labor dentro de las prisiones ha sido la de difundir el pensamiento de nuestras organizaciones, de los movimientos sociales y organizaciones populares, para que quienes nos rodean entiendan cual es la motivación para sostener la lucha. Pero la mayor muestra de solidaridad que podemos dar los presos y presas políticas de Colombia, es la
dignidad con la que nos seguimos manteniendo después de tantos años de prisión, de vejámenes, de ofertas insultantes y de cierto aislamiento de la sociedad y en algunos caos de nuestras propias organizaciones y movimiento popular, ante lo que hemos sabido responder con entereza, convencidos de que no estamos equivocados en nuestros idearios y de que si la vida nos alcanza, dejaremos para las futuras generaciones una patria más justa; si no, por lo menos que se enteren que no fuimos indiferentes ante los desafíos que tuvimos que afrontar. DE PRESOS POLÍTICOS CAMILO TORRES RESTREPO