Érase una vez, un pequeño indígena, llamado Purepecha, era el niño menor de la tribu Guaiquerí; su padre Iktán era el Cacique de la familia, todos le brindaban respeto, ya que era como el jefe mayor en su familia.. su madre, Mazakotu fue una mujer muy luchadora, pero al tener Purépecha solo tres años, su madre muere, y queda él, con sus dos hermanos mayores, y su padre. Los hermanos de Purepecha, Sikanom y Atinlon eran muy irrespetuosos con su hermano menor, lo trataban mal, le pegaban, y según dice Sikamon el hermano mayor, es “por su bien”. En esta pobre familia, hay muchas peleas, a raíz de la muerte de su madre, puesto que, era ella quien mantenía unida a la familia. El padre, Iktan los educaba con esa frase “es malo enamorarse, el amor destruye a la gente”, porque Iktan sufrió mucho con la muerte de Mazakotu, y desde ahí, jamás se volvió a enamorar. Todos en su familia creen que el amor es malo, pero en la mente de Purepecha hay algo que le decia que no. Purepecha, es un niño muy curioso, y siempre le decía a su padre que eso de que el amor duele es mentira, y he ahí la razón por la cual la familia siempre pelea. Al pobre niño, lo castigaban, y le pegaban con las ramas de palma, y lo dejaban marcado. Un día, castigan a Purepecha, él se escapa, y se le ocurre la idea de investigar, si es verdad que “enamorarse es malo” y “el amor duele” entonces va en busca de esa respuesta, decide ir a investigar a otras tribus, otras familias y otras culturas. Está claro, que otras tribus se asombran al ver al niño deambulando, ya que la cultura de los Guaiquerí es muy diferente a las demás. El indígena sigue investigando, y preguntando sobre que “ si el amor…” Y todos están de acuerdo con que es malo. Pero el sigue teniendo algo en la mente que le permite luchar, por ese amor que él cree.
Entonces, llega el día en que por fin alguien le da una respuesta diferente “No es que el amor sea malo, ni que está prohibido, solo que muchos dicen que uno se enamora una vez, y ya verás si te resulta bueno o malo. Pero yo no creo así, uno siente algo extraño en el cuerpo cuando se enamora. Las personas se enamoran más de una vez, y podrá haber buenos y malos amores, lo importante es saber aprender de cada uno de ellos. Te diré algo Purépecha, si te llegas a enamorar, no tengas miedo de amar, siempre tendremos buenos y malos amores, algunos duelen hasta morir, y hay otros que se superan rápido. La cuestión está en aprender de cada uno de ellos. Y saber seguir adelante.” Purepecha se queda asombrado por la gran reflexión que el señor le dijo, entonces le dice: -Gracias señor, no tiene idea de lo mucho que he buscado esta respuesta, todos me decían que era malo enamorarse, y ya llegaba a pensar que era yo el equivocado. A lo que el señor le responde: -Yo también pensaba lo mismo, pero al igual que tú, me puse a preguntar hasta que llegue a la conclusión de esto que te acabo de decir. Me he enamorado muchas veces, tal vez no sea amor como tal, pero sé que he llegado a querer tanto a una persona, que es difícil dejarla ir, y decirle adiós.
Purepecha, le da las gracias y se va, quiere seguir investigando, porque con una respuesta diferente no le basta, no le cambia nada. Y mientras sigue caminando, se pregunta si alguna vez ira a sentir esa sensación extraña en el cuerpo que aquel señor le relató. Pasaron los días, y el niño fue encontrando más respuestas a su pregunta, y sí, hay muchas personas que piensan que es malo enamorarse, solo por tener una mala experiencia la primera vez. Y encontró una linda niña que le dijo. - “Muchos dejan de amar, tienen miedo a volver a querer, solo porque le han herido el corazón una vez. Mientras que hay otras personas que viven felices de la vida, amando a todos. Pero lo que nadie sabe, es que los que tuvieron mal amor, algún día tendrán un buen amor que les haga sonreír. Y los que andan felices de la vida con el amor, algún día recibirán un golpe de amor. La cuestión está en aprender cada día, que a veces se gana, y a veces se pierde. A veces se quieren, a veces no. Todo es saber aprender de cada una de las cosas hermosas y malas que la vida nos da día a día. - Gracias, ese mensaje me llegó al corazón. Si supieras que de todos a los que he preguntado acerca del amor, solo tú y un señor, me parece que me han dado la respuesta correcta. - Si se sufre por amor, no nos vamos a mentir, pero también se es feliz con el amor. Hay días de llanto, y días de carcajadas. Lo mejor que hay en el mundo, es aprender a querer, y a valorar las cosas.
Purepecha aprendió, que en el amor a veces se gana y a veces se pierde, pero él sabe, que aprenderá de sus propios errores, y que algún día llorará por amor. Solo, quiere sentir esas mariposas que varias personas le dijeron, quiere saber más y más. Pasaron los días, los años, y Purepecha hizo muchos buenos amigos, y amigas. Se volvió más una persona urbana, que indígena. Pero el jamás olvidara sus hermosas costumbres. Purépecha ya no era un niño, era un adolescente, con todo y su carácter. Ya estaba aprendiendo, que era la edad en que el cuerpo empieza a tener cambios muy raros, se empieza a sentir diferente, ahora se preocupa por lucir bien, para las chicas, y el día en que los cambios de humores no eran del todo normal. Era un día común y corriente, un lunes si mal no recuerda, iba por la calle cuando de pronto su mirada se paralizó por segundos, y sonrió por primera vez, pero por amor. Él no sabía que se empezaba a enamorar de una linda chica que era indígena también, era de la etnia Warao. Desde entonces todos los días, Purepecha caminaba por esos lados, y la veía caminar, y le encantaba ver como su melena bailaba al son del viento. El caminaba sin noción del tiempo, cuando de repente ¡BOOM! Choca sin querer con la linda chica. -
Eh... perdón, no te había visto –le dice la chica. Hola –le dijo en voz entre cortada¿Cómo te llamas? Purepecha ¿y tú? Azkaton, mucho gusto.
Lo que Purépecha no sabía, es que Azkaton también se empezaba a enamorar.
Pasan los días, y Purépecha y Azkaton se hacen buenos amigos, comparten números, comida y hasta llegaron a salir juntos.. Los dos estaban comiendo en el patio del colegio, hablando de sus estudios, contando chistes, y riéndose de ellos mismos. Y Purepecha seguro de sí mismo, decide dar un paso en esa linda amistad con Azkaton. -Azkaton quiero decirte algo - ¿Qué pasó? ¿Por qué tan serio? -Azkaton he decidido dar este paso, porque ya se lo que es enamorarse, o eso creo; y tú eres la persona que me ha hecho sentir mariposas. Me pareces muy hermosa, y cada vez que te veo se me acelera el corazón. Azkaton se ruboriza, pero con seguridad le dice: - Tú también me pareces muy lindo, tú también me gustas, y me aceleras el corazón, eres la persona que me hace reír, y eres la persona con la que me gustaría estar. No te había dicho que me gustabas, por miedo a perder la amistad, no sabía si te parecía lo suficientemente linda, y por eso no te dije nada. - Mira Azkaton, todas las mujeres son hermosas, algunas por dentro, otras por fuera. Y tú tienes las dos bellezas. Eres perfecta. En estos días aprendí algo y es esta frase: “nadie es perfecto, hasta que el corazón se enamora” y me parece que tiene toda la razón. Azkaton y Purepecha se miran y se abrazan por primera vez, sienten una perfecta atracción en el ambiente, que no les permite separarse. Pero ya Purépecha sabe que puede perder su relación, si esto del amor no le va bien.
-Quería decirte, que si algún día sentimos que nuestro amor no nos permite ser felices para siempre, quiero que aprendamos a superar esto, seguir adelante, y no perder esta linda amistad que tenemos. Siguen corriendo los días, y los dos, enamorados, pensando en un futuro juntos, que no se sabe si podrá ser o no. Un día Purepecha se da cuenta que Azkaton no pasa por el colegio y se preocupa. Al finalizar el día recibe una llamada que le dice, que Azkaton sufrió un leve accidente, y que está en la clínica. Purepecha siente un gran vacío en el estómago, siente que algo le falta, corre a la clínica, y la ve, con muchos aparatos. Pero se alivia al ver que está bien, esta despierta. Purepecha pasa a la habitación y por primera vez, le dice algo que nunca se habían dicho: -Azkaton, te quiero, jamás te quiero perder. Eres muy especial para mí, te quiero mucho. Azkaton al oír esas palabras, sonríe y le dice: -Yo también te quiero mucho, significas mucho para mí, y eres… -Soy… -Eres mi vida Purepecha. Gracias por estar conmigo siempre, me cuidas y me consientes, cada día me doy cuenta de que no te quiero perder, cada día me doy cuenta, que tú me enseñas a querer, a amar. Te quiero demasiado. - Por un momento pensé que te perdía. - Jamás me perderás. Y fue ahí, cuando se dieron el primer beso de amor.