Una propuesta innovadora en la intersección entre derechos humanos, arte y convivencia Una sociedad basada en el respeto por los derechos humanos garantiza la paz y la convivencia. Sin embargo, en los últimos años, incluso en países con democracias consolidadas, hemos sido testigos de la aparición de nuevas fronteras invisibles, que dividen, estigmatizan e incluso criminalizan a grupos sociales por sus raíces culturales. Tomando a menudo como pretexto los tiempos de “crisis” y de “amenazas globales” en los que vivimos, muros que creíamos haber derribado por siempre se han vuelto a levantar. Sin duda, las sociedades que cuentan con grandes brechas de desigualdad socioeconómicas se suelen enfrentar a un estado de malestar general que impiden el desarrollo humano de sus ciudadanos y ciudadanas. Al mismo tiempo, los medios de comunicación masivos nos muestran un panorama internacional de estados fallidos, conflictos interétnicos por el poder y los recursos, grupos extremistas violentos y fundamentalismo religioso, “maras” que desestabilizan naciones enteras… A veces, las noticias nos hablan de una frontera internacional que advierte, bajo pena de sedición, que la persona que vive al otro lado del valle –aunque habla la misma lengua y comparte la misma cultura– es una extranjera de la que se debe desconfiar, e incluso aprender a odiar. En otras ocasiones, nuestro vecino se convierte en “persona non grata” sólo porque su familia es de otra raza, proviene de otro país o pertenece a otra religión. Es en este caldo de cultivo donde surge el racismo y la xenofobia hacia la población migrante, refugiada e incluso hacia grupos diferentes que llevan siendo parte de la sociedad desde hace siglos... pudiendo llevar a altos niveles de conflictividad cultural. Para conseguir una convivencia pacífica, los derechos culturales, como parte de los derechos fundamentales, de todos los grupos han de ser garantizados. Así lo especifica la Agenda 21 de la Cultura, cuando afirma que “las ciudades y los espacios locales son un marco privilegiado de la elaboración cultural en constante evolución y constituyen los ámbitos de la diversidad creativa, donde la perspectiva del encuentro de todo aquello que es diferente y distinto hace posible el desarrollo humano integral. El diálogo entre identidad y diversidad, individuo y colectividad, se revela como la herramienta necesaria para garantizar (…) una ciudadanía cultural planetaria”.
Mediante el ejercicio de los derechos culturales -a través de la participación en la vida artística y mediante la expresión de la identidad cultural en cualquier ámbito -, es posible avanzar en las demandas por el respeto de los derechos humanos de los colectivos en riesgo y así fomentar la creación de políticas públicas que promuevan la convivencia en sociedades multiculturales. Esto nos lleva a otro de los procesos más importantes de la construcción de sociedades basadas en la cultura de paz: la elasticidad identitaria, lo que se puede traducir en una posición flexible y tolerante con respecto a la diversidad. Las personas necesitamos crear significado, darle un sentido a nuestra realidad inmediata. Creando relatos, construimos las bases del entendimiento que moldea nuestra identidad colectiva y nos conecta con nuestro propósito como ser humano. Es decir, todas las expresiones culturales han de ser respetadas, promovidas y representadas en la vida cultural pública. Articulando así, lo que se podría definir como comunicación intercultural. La transversalización del uso de las nuevas tecnologías y su generalizada portabilidad han contribuído a que la denominada sociedad en red y, también, sociedad del conocimiento adquiera una forma poliédrica, donde los procesos creativos, los imaginarios culturales y los sistemas organizativos de nuestras sociedades, se articulan atendiendo a las diferentes dimensiones de una misma idea; asemejándose a la lógica interna de la inteligencia de enjambre. En este contexto altamente dinámico, la educación enfocada a la innovación social y las industrias creativas de base tecnológica son dos sectores que tienen ante sí a la vez un reto y una gran oportunidad para moldear una sociedad más justa, equitativa, tolerante e inclusiva. Favorecer el reconocimiento de la diversidad cultural como una fuente de riqueza y progreso, invita a que las personas sean más respetuosas con la diferencia; abriéndose a construir un medio de vida basado en valores como la convivencia. Por tanto, el objetivo de Fronteras Imaginarias es conectar a la juventud multicultural a través del arte colaborativo para que dialoguen entre sí y construyan relaciones basadas en el reconocimiento mutuo e intercambio positivo de valores culturales a favor de la convivencia. Nuestra meta es, en síntesis, fomentar la cultura de la paz a través de la creatividad y la colaboración.
Tendiendo puentes creativos para cruzar fronteras imaginarias
El arte une a las comunidades. Es capaz de romper barreras percibidas entre diferentes generaciones, clases sociales, imaginarios culturales y visiones del mundo. La cultura crea nuestros sistemas de valores y expresa lo que nos importa. El aprendizaje cultural canaliza el compromiso intelectual, emocional, moral y físico de la juventud: convirtiéndose así en agentes activxs que dan forma al mundo que les rodea. A medida que tomamos consciencia de esta riqueza de la diversidad, se puede ayudar a los diferentes grupos culturales que coexisten a hacer sus procesos discursivos más coincidentes entre sí. Los enfoques narrativos de resolución de conflictos ayudan a las sociedades multiculturales a abandonar su preocupación por “la verdad” de cada grupo, manteniéndose al margen de los prejuicios por un tiempo y volviendo su atención a cómo se conecta su historia con las historias de los demás. De este modo, el arte y la creatividad pueden verse como un instrumento de mediación de demandas culturalmente inclusivo. Una de las herramientas narrativa de resolución de conflictos es el arte digital colaborativo, como forma de expresar la identidad cultural, transmitir saberes y cambiar actitudes. Construyendo historias, imaginadas y desarrolladas colaborativamente, se genera un espacio de encuentro para múltiples puntos de vista dentro de ellas; sentando las bases de un entendimiento que moldea nuestra identidad colectiva y nos conecta. En la era de Internet, las narrativas transmedia ofrece una amplia gama de posibilidades para construir la estrategia correcta que favorezca la convivencia en sociedades multiculturales que experimentan conflictos culturales de diferente magnitud. Cuando combinamos esta fórmula de arte y cultura en la era digital con la comunicación intercultural entre juventud de diferentes orígenes que conviven en un mismo contexto, obtenemos el concepto metodológico de la iniciativa Fronteras Imaginarias. Por tanto, el objetivo de Fronteras Imaginarias es conectar a la juventud multicultural a través del arte colaborativo para que dialoguen entre sí y construyan relaciones basadas en el reconocimiento mutuo e intercambio positivo de valores culturales a favor de la convivencia. Para esta experiencia, se han diseñado 4 metodologías que articularán el viaje hacia el respeto a la diversidad, tanto entre los participantes, como dentro de las comunidades donde viven. Cabe decir que estas experiencias no serán estancas, sino que se articulan las unas con las otras, generando sinergias creativas que influirán recíprocamente en todas las comunidades participantes. A continuación, pasamos a describir de manera sistemática, paso a paso, la metodología específica para Fronteras Imaginarias:
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2.
Los grupos aprenden los básicos de la fotografía documental
Algo que ves tan a menudo que normalmente ya no le prestas atencion L@s participantes seleccionan y procesan las fotografías finales.
4.
Se imprimen y colocan las fotografías finales en forma de matriz, representando en el eje vertical a cada participante y en el horizontal las temáticas.
Cada participante, por relevos, sale a tomar 7 fotos, con temáticas predefinidas y que son progresivamente más subjetivas y abstractas en su concepción.
1.
3.
El grupo elige una temática, crea un micrometraje documental y se lo envía al siguiente grupo
4.
2. Al principio serán temáticas sencillas, que poco a poco irán tornándose más problemáticas, reflejando prejuícios e ideas falsas.
Al dar respuesta a una temática, se abre la posibilidad de iniciar una nueva cadena. El grupo elige otra temática intercultural.
El grupo siguiente da una respuesta con otro documental y le pasa la pelota al siguiente grupo
5.
A medida que los diferentes grupos interactúan a través de los microdocumentales, se genera un diálogo intercultural que favorece la convivencia
1.
Investigar y seleccionar una historia de tradición oral de cada una de las culturas participantes. Identificar y rodar a cuentacuentos contándolas.
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Construir una caja mágia: un artefacto de animación 2D con materiales accesibles en cualquier comunidad.
3.
Siguiendo el cuento narrado por nuestrxs cuentacuentxs, utilizaremos la caja mágica para hacer los dibujos animados que acompañen la historia. Al final, editando el cuento y los dibujos, habremos rescatado una tradición oral a través un medio digital... y en el camino, la juventud participante, habrá aprendido de los valores simbólicos de otras culturas.
1. 2.
De todo el debate, se genera una pista de audio combinada, con las partes más relevantes del mismo. Así se crea una banda sonora.
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Teniendo como referencia esa banda sonora, e inspiradxs por el debate generado, lxs participantes retornarán a sus comunidades para filmar con total libertad... traduciendo en imágenes todo lo debatido. De vuelta en el taller, se hará una edición participativa de un cortometraje experimental: Conversatod@s. Así, esta creación de videoarte funcionará a modo de conclusión de toda la experiencia. Una obra que nos une en la diversidad.
El primer paso consiste en un conversatorio entre participantes de diferentes orígenes culturales, seleccionadxs de todas las experiencias que se hayan celebrado. En este conversatorio, se debate sobre los prejuicios culturales de manera abierta, distendida y respetuosa. Toda la conversación se graba en audio.
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