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Historia de Sevilla
Los Reales Alcázares El Alcázar de Sevilla, es uno de los palacios aún en uso más antiguos del mundo. Finalizada su construcción en el siglo XI; el Alcázar sevillano, ha sido testigo de la gran variedad de culturas y, por tanto, de la historia de nuestra ciudad. Ya que, en él se encuentra todas las influencias de las civilizaciones que desde aquella época han pasado por Sevilla y han contribuido por tanto a aumentar la belleza y la riqueza del mismo y por ende de la ciudad. El Alcázar, tuvo por tanto, varias fases dentro de su construcción. La primera fase, tiene lugar desde que se manda construir por Abderramán III
mandatario en aquel momento del califato de Córdoba, hasta el siglo XIi, ya que la última construcción musulmana data de este siglo con ampliaciones como la Casa de la Contratación. Esta es la fase musulmana del mismo. De hecho, incluso dentro de la etapa musulmana del Alcázar, hay varias ampliaciones del mismo que demuestran los distintos mandatarios que pasaron por la ciudad y quisieron poner su granito de arena en la construcción del hermoso palacio de nuestra ciudad; entre ellos, Abderramán III de la familia Omeya, Al-Murabak de los abbadíes o incluso miembros de los almorávides o almohades.
Una vez que la ciudad es conquistada por los Cristianos, el Alcázar se convierte en sede de la corona y ámbito del poder municipal de la ciudad lo cual sigue siendo hoy en día. A partir de este momento, el palacio pasa a mostrar la integración histórica de las culturas de la ciudad. Incluyendo a la construcción musulmana ampliaciones góticas como las de Alfonso X o mudéjares como las de Pedro I a mitad del siglo XIV, ya que aunque la ciudad ya era cristiana y totalmente del reino de Castilla, en el mediterráneo estaban reapareciendo concepciones del arte musulmán que llamaron la atención al rey.
A partir del siglo XV, el Alcázar se une aún más a la Corona española, debido a que cada vez es mayor la transformación del edificio para acomodarlo a la vida de los reyes que lo ocupaban en cada momento. Así se reformó entre otros el patio de las Doncellas para darle un gusto más renacentista italiano, aunque fue una transformación leve que mantuvo la personalidad del lugar. No obstante, otras partes del Alcázar como podría ser el Patio de las Muñecas, tan sólo conserva las columnas de sus orígenes, el resto ha sido modificado, y por tanto, ha perdido su esencia anterior.
Además, tras el terremoto de Sevilla, Carlos V dejó su aportación con espléndidos elementos renacentistas y barrocos. También los Borbones trajeron una rica variedad cultural con elementos decorativos como relojes o tapices que hoy lucen especialmente en las plantas altas del palacio. Por último, no olvidar las continuas renovaciones de los patios y jardines que favorecen que hoy el Alcázar nos ofrezca esa magia que le caracteriza.